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EL LENGUAJE DEL COLOR EN NUESTRAS CULTURAS

El color es la impresión que los rayos de luz reflejados por un cuerpo producen en la
retina del ojo. También podríamos definir el color como la propiedad de un objeto de
producir diferentes sensaciones en el ojo por el modo en que ese objeto refleja o emite
la luz.
A parte de la música y el lenguaje corporal, el color es la única forma de expresión que
no requiere palabras. El color es EMOCIONAL, afecta cada momento de nuestras
vidas, tiene un profundo efecto en quien lo lleva y en quien lo percibe. Y sus efectos
actúan tanto en nuestro cuerpo como en nuestra mente. Los colores que nos rodean
pueden influir en nuestro estado anímico, nuestro humor, provocar hambre o inhibirlo,
ponernos nerviosos o tranquilizarnos, ser más energéticos o más pasivos, más sexies
o más recatados … Y aún así, la mayoría de las veces, la elección del color suele ser
un acto completamente inconsciente. Y no debiera serlo!
Cómo me siento hoy? Los colores cálidos y brillantes son edificantes, activan las
emociones y la energía.
Quiero impresionar a hombres o a mujeres? Las mujeres tienden a reaccionar
positivamente a los colores fríos, colores cuya composición tiene mayor cantidad de
azul (rojos frambuesa, la mayoría de azules, rosas y verdes azulados).

Quién es mi público? El público de un nivel socioeconómico medio o inferior prefiere


los colores primarios y secundarios cálidos y brillantes (rojos, amarillos, naranjas …),
mientras que los niveles culturales y socioeconómicos superiores se decantan por
colores más mates.
Que no sabes cuál es tu agenda del día? Azul, turquesa, verde, rojo, negro, blanco,
camel y gris son colores universales que no te fallarán en ningún evento, momento o
contexto (salvo valores culturales).

Qué mensaje quiero lanzar?

– Confianza y credibilidad.

– Cercano y amigable.

– Asertivo y percibido. cansado.

– Neutral e imperceptible.

– Profesional y con autoridad.

El rostro en el arte
Hola de nuevo, mis queridos amantes del arte, en esta ocasión nos vamos a adentrar en la
fantástica visión de la representación pictórica y escultórica a través del análisis del rostro
humano. Casi desde los orígenes de la historia del arte su representación ha sido permanente
y ha servido para el estudio de la trayectoria y la evolución de los cánones y la estética de los
distintos períodos de la historia, desde la prehistoria en la que nos podemos encontrar desde
la venus de Wilendorf en la que el rostro apenas existe hasta una pieza en la que éste es su
aspecto mas importante como más adelante veremos, la originalidad del rostro de perfil
egipcio, la belleza en los rostros griegos y romanos y así hasta la actualidad. En tan pocas
líneas resulta imposible hacer un estudio detallado del tema, pero como suelo hacer me
centraré en algunos de los rostros mas significativos que han llegado hasta nuestros días y
veremos como partiendo de un mismo tema podemos tener representaciones tan
distintas.......o tan parecidas en algunos casos. Vamos allá, para empezar fijémonos en esta
pieza cilíndrica de alabastro que presenta tallados unos grandes ojos, podríamos creer que se
trata de una pieza contemporánea de algún autor de nuestra época que ha pretendido
representar una figura que pudiera rozar el minimalismo unido también al expresionismo en
alguno de sus aspectos, pues no amigos míos se trata de una escultura mucho mas antigua,
nada menos que del Neolítico hacia el 10000 a.C. Esta magnífica pieza procede de Morón de
la Fontera (Sevilla) y se encuentra expuesta en el museo arqueológico de Sevilla.
Pasemos a analizar ahora otro de mis rostros preferidos, tanto es así que lo pinté hace unos
años; se trata del “Hypnos”de Almedinilla (Córdoba), hallado en la Villa romana de El
Ruedo,entre 1988 y 1989. Representa a Hypnos, personificación del sueño en la mitología
griega, es hijo de la Noche y de Érebo. Conducía a las almas, mediante el sueño, al mundo de
la muerte. Es representado a menudo como un ser alado que porta como atributos un cuerno
y un ramo de adormideras. . Está realizada en bronce y es una obra anónima (siglo II d. C.).
En esta magnífica obra podemos apreciar una suavidad en las líneas y una elegancia en las
formas característica de la época a la que pertenece.Como veréis en estos tres ejemplos el
concepto que se tiene de la representación del rostro en la escultura es muy distinto, desde
una representación puramente esquemática como en el primer caso, pasando por otra que sin
llegar a ese sintetismo está aún muy lejos del naturalismo de la representación griega del
Hypnos, fiel reflejo del clasicismo escultórico de su época.

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