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Yo nací junto conmigo el 2 de noviembre de 1935, en una ciudad que se llama Esperanza y
que está en la provincia de Santa Fe, República Argentina.
Como te iba diciendo: yo nací junto conmigo. Somos algo así como gemelos. Aunque te
confieso que yo no siempre me llevo demasiado bien conmigo, y conmigo no siempre se lleva
demasiado bien con yo. ¡Qué lío! ¿Pero acaso tú estás siempre de acuerdo contigo? ¿No se te ocurre
una cosa por un lado y exactamente lo contrario por otro? En fin, estas preguntas hay que hacérselas
frente al espejo, porque conmigo (o contigo) es el que está del otro lado.
De todos modos, yo y conmigo coincidimos en muchas cosas. Por ejemplo: en el color del
nombre de la ciudad donde nacimos. Esperanza. Es verde como los campos que la rodean, y en
ciertas épocas dorado como los campos que la rodean. Y huele como los campos que la rodean. El
papá y la mamá de yo y conmigo eran maestros de escuela. Los trasladaban a distintos lugares de la
provincia. Así, además de Esperanza, vivimos en Centeno, en San Jerónimo Norte, en Villa Ocampo
y en Reconquista.
Yo y conmigo también armonizamos en el hermoso recuerdo de las maestras que nos
aguantaron en la escuela primaria; la señora Herminda Bouvier de Ciribé, la señora Juanita del Valle,
la (entonces) señorita Beatriz Paravano Bielsa y la señora Isabel Heer de Beaugé. A todas las
quisimos montones, y todas tienen la culpa de que yo y conmigo seamos escritores (3). Porque
en lugar de decirnos “hay que dedicarse a una profesión lucrativa”, se dedicaron a fomentarnos el
amor por las palabras, por la belleza, por la lectura, por los mitos y las leyendas, por la historia. Sí,
ellas tienen la culpa. Y por eso tenemos que darles las gracias.
Pero también tienen la culpa nuestros padres que nos enseñaron que nada hay más lindo que
leer y que poder expresarse escribiendo. Y esas adoradas tías, en cuya biblioteca descubrimos, a
través de libros y libros, lo que un poeta francés llamado Paul Éluard resume en una sola frase: "Hay
otros mundos, pero están en éste".
Yo y conmigo somos el mayor; después están mi hermana Marita que vive en Estados
Unidos, Blanquita que vive en Santa Fe, Aixa que vive en Zapala (Neuquén) y Cristina que vive en
Buenos Aires. Las nombramos porque yo estoy celoso de conmigo cuando pienso en ellas, y
conmigo está celoso de yo cuando las recuerda. Aunque estamos separados, somos una familia. No
hay distancias para los lazos de la sangre.
Hicimos el secundario en el Liceo Militar General Belgrano de Santa Fe. ¡Uy, ahí sí que nos
peleamos! Yo quería irme, conmigo quería quedarse. Al final ganó él: cumplimos los cinco años y
egresamos con el título de bachiller y subteniente de reserva (lo pongo en singular porque nos dieron
un solo diploma para los dos).
Empezamos a estudiar derecho de mutuo acuerdo. A ninguno de los dos nos entusiasmaba
demasiado, pero como se decía en ese entonces: “serás lo que debas ser o si no serás abogado”.
Logramos recibirnos después de innumerables bostezos. Para entonces ya habíamos escrito entre
ambos un poema a la madre. Pobre mamá, siempre creyó que tenía un solo hijo. No sé si alguna vez
se dio cuenta de que había dos adentro de un solo cuerpo.
Por suerte yo y conmigo no tuvimos problemas sentimentales: nos enamoramos muchas
veces de mentira y una sola de verdad. Nos casamos los dos con la misma chica y tenemos ahora
tres muchachitos: Florencio, Nicolás y Agustín. Cuando los miro me pregunto: ¿serán tres o serán
seis? Porque si en cada uno hay dos...
Después de vivir un tiempo en París decidimos no quedarnos en Santa Fe y venir a Buenos
Aires. Y aquí la vocación literaria empezó a convertirse en carrera. En 1968 se publicó Para comerte
mejor, un libro que trata de un tipo que tiene también a un yo y a un conmigo adentro, pero los llama
de una manera que no te voy a contar ahora. En 1969 salió Fabulario, en 1970 Carta abierta a Buenos
Aires violento, en 1972 Guía de Pecadores, en 1975 La hora de María y el Pájaro de Oro y Será por
eso que la quiero tanto, en 1976 Kokah de lujo y en 1979 Medidas negras, peluca rubia. ¿Quién los
escribió? ¿Yo o conmigo? Para ser sincero, creo que fueron obras en colaboración. (...) Lo que yo
quería contarte aquí es quién soy. Ya ves: no estoy muy seguro. ¡Ni siquiera sé si esta autobiografía
la escribe yo o si la escribe conmigo!.
1.- De acuerdo con la lectura del texto, ¿Cuál es el conflicto o interrogante que el autor plantea
al lector?.
2.- Cuando el autor señala "Logramos recibirnos después de innumerables bostezos", ¿qué es lo que
quiere expresar?
3.- ¿Cuál es la actitud del autor cuando dice "A todas (sus maestras) las quisimos montones, y todas
tienen la culpa de que yo y conmigo seamos escritores"?
a) Gratitud.
b) Rabia.
c) Resentimiento.
d) Sorpresa.
6.- ¿Qué trascendencia tiene la anécdota que relata el autor con sus maestras de escuela?.
7.- Según el texto, ¿Qué es lo que hay que hacer para poder hablar "conmigo"?
a) Un yo indeciso y temeroso
b) Un yo autónomo y autosuficiente.
c) Un yo egoísta.
d) Un yo desinteresado.
9.- ¿Cuál de las alternativas contiene la interpretación más pertinente del texto de la imagen?.
Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro,
acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo
noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico.
Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, las etimologías, el sabor del
café y la prosa de Stevenson; el otro comparte esas preferencias, pero de un modo vanidoso que
las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo
vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada
me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar,
quizá porque lo bueno ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por
lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mi podrá
sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre
de falsear y magnificar. Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la
piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges, no en mí (si
es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros que en muchos otros o que en el
laborioso rasgueo de una guitarra. Hace años yo traté de librarme de él y pasé de las mitologías
del arrabal a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y
tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del
otro.
a) Que hay un "otro" del que ha tratado de desprenderse y que se apodera de él.
b) Que hay un "yo" que vive gracias a un "otro.
c) Que el escritor Borges se adueña de la vida del "yo persona".
d) Todas las anteriores.
13.- En la fragmento "... yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura
me justifica", ¿qué significa la palabra "tramar"?
a) Improvisar.
b) Enredar.
c) Planear.
d) Maniobrar.
14.- ¿Cuál de las imágenes grafica de mejor manera la relación entre "Borges y yo", descrita
en el texto?
15.- ¿Cuál de las opciones contiene un nuevo título adecuado para el texto leído?
a) "Enemigos íntimos".
b) "Los otros".
c) "Más que dos".
d) "El otro Borges".
16.- ¿A través de qué señales es que el narrador ("yo") se entera de la presencia de Borges ("el otro")?
a) Un cuento.
b) Una Autobiografía.
c) Una leyenda.
d) Una novela.
a) Al pasado.
b) Al futuro.
c) Fuerza interior.
d) Fe.
a) Intrascendente.
b) Significativo.
c) Inconsistente.
d) Inservible.