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Sujetos, subjetividad y tecnología

Por Susana Leliwa


(susanaleliwa@gmail.com)

“Somos todos portadores de un nombre, de una historia singular (biográfica) ubicada en


la Historia de un país, de una región, de una civilización. Somos sus depositarios y sus
transmisores. Somos sus pasadores. Que seamos rebeldes o escépticos frente a lo
que nos ha sido legado y en lo que estamos inscriptos, que adhiramos o no a esos
valores, no excluye que nuestra vida sea más o menos deudora de eso, de ese
conjunto que se extiende desde los hábitos alimentarios a los ideales más elevados, los
más sublimes, y que han constituido el patrimonio de quienes nos han precedido. Ahora
bien, es evidente que, salvo excepción, lo que hemos heredado es constantemente
modificado de acuerdo a las vicisitudes de nuestra vida, de nuestros exilios, de
nuestros deseos”.
Hassoun, J. (1996)1

El presente artículo tiene como objetivo considerar algunas cuestiones acerca de una
preocupación personal con relación de cómo la tecnología es una dimensión más a
considerar en la construcción de la subjetividad. Construcción de la subjetividad,
constitución del sujeto, en un contexto mediado siempre por la tecnología. Tecnología
inmersa tan naturalmente en nuestra vida que ciertamente pasa casi desapercibida
ante nuestros ojos, y sin embargo está presente en cada uno de nuestros actos
cotidianos, aún en los más íntimos de nuestra vida.

Esto sucede porque la tecnología es una producción del sujeto humano por excelencia
y su producción está en relación con las condiciones de vida y es también el modo en el
cual las sociedades determinan las formas por las que se constituyen sus sujetos;
sujetos plausibles de integrarse a sistemas que le otorgan un lugar. En la sociedad
contemporánea, hay que re-visitar estas producciones a la luz de contextos diferentes
donde han cambiado, entre otras, la concepción del tiempo, del espacio, y del propio
cuerpo. Se habla de un tiempo atemporal, de un tiempo sin tiempo, de la sociedad de la
información, como nuevos modos de nominar a esta época. En esta época también
esta presente la exigencia de una formación permanente, exigencia provocada por una
de las más relevantes de las tecnologías y que algunos ya se refieren a ella como la
"revolución de la información". Este contexto debe ser considerado para re-pensar la
construcción de nuevas subjetividades.

Pensar en tecnología es pensar en un campo de conocimiento tan amplio y tan


complejo, que resulta difícil dimensionarlo. Sin embargo, creo que es imprescindible
definirla, pensarla en el proceso de formación de todo sujeto, independientemente de la
edad, del sexo, del nivel de instrucción o de pertenencia a algún sector social. Esto es
insoslayable, a fin de formar ciudadanos concientes, reflexivos y críticos para sostener
una sociedad que se precie de democrática.
1
Hassoun, Jacques (1996) Los contrabandistas de la memoria. Buenos Aires, Ediciones de la Flor. Introducción. (Pág.15-16)

1
Es indispensable, al referirse a la tecnología, definirla desde una perspectiva social, con
un componente ético y moral, y por ende ideológico y político. Desde ésta concepción
nos interesa más el proceso social y técnico por lo cual se constituyen las tecnologías,
que abordar a éstas en sí mismas y que en consecuencia, nos interesan más las
acciones que los producen que los artefactos o productos en sí mismos. La tecnología
como construcción, como producción social no se reduce sólo a artefactos u objetos
materiales, o a comprarlos para consumirlos, sino que lo tecnológico se constituye
como parte de lo cotidiano, como actividad humana que produce y consume con mayor
o menor grado de conciencia.

En cada época, en cada momento histórico es interesante y necesario considerar cómo


los cambios producidos promueven un nuevo paradigma tecnológico y cómo ellos
impactan en los sujetos y en la sociedad misma. Recordemos para ello los cambios
producidos por la revolución del neolítico o la revolución industrial, entre otros, que
dieron origen no solo a nuevas formas de organización social, estructuración del
trabajo, sino que modificaron los modos de habitar de cada sujeto, dando lugar a
nuevas subjetividades. Consecuentemente, interesa cómo estas producciones
impactan en el sujeto en la constitución de su subjetividad.

En lo tecnológico siempre se expresa una determinada manera de ver el mundo. Esta


mirada al mundo y a la sociedad, exige deconstruir los conceptos de forma y de
formación, de cuerpo, de tiempo, de espacio, de lugar. Tiempo que hoy se vive tan
fugazmente, que se desarrolla en un espacio cambiante, donde se transita, donde se
vive, en donde todo transcurre, casi sin que tomemos conciencia.

En el devenir de las actividades humanas, en el contexto social y natural, la tecnología


interactúa, interacciona y se integra con otras acciones, otras herramientas, otros
lenguajes, tanto icónicos, gestuales o gráficos, lenguajes digitales y audiovisuales. Es
en este devenir en el que el hombre conoce, explora, produce y transforma su medio
(tanto natural como social) configurando nuevas redes de intercambio social, de idas y
vueltas de significados, vinculando a la tecnología con otros ámbitos del conocimiento,
reconociendo también que la diversidad de tecnologías se generan según las
situaciones y los contextos culturales y socioeconómicos. Así, la tecnología conforma
una parte importantísima de la cultura general, como la cultura de lo artificial, de lo
creado por el hombre para el hombre. Esto es lo que denominamos cultura tecnológica.
Es en este sentido que la tecnología es una dimensión a considerar en la construcción
de la subjetividad.

2
Es en el contacto con parte de esta cultura tecnológica, las tecnologías de la
comunicación y la información, desde donde, particularmente en nuestra época, es
cuando emerge una nueva subjetividad, denominada subjetividad mediática. ¿Cómo
impactan estas tecnologías en el espacio del aula, en el tiempo escolar, en la escuela?
Como hemos dicho, estas tecnologías han modificado sustancialmente el tiempo y el
espacio, desde un tiempo lineal a un tiempo de gran velocidad y de un espacio material
a un espacio virtual o espacio de los flujos (Castells, 1996).

La autoridad docente, entonces, se pone en tensión frente al impacto de estas nuevas


tecnologías en el aula, en la escuela. A esto se agrega el hecho de que las instituciones
ya no responden al ejercicio del control, propio de la modernidad.

Construcción de la subjetividad
El concepto de producción, de construcción o de constitución de subjetividad no es tan
solo un concepto psicoanalítico, sino sociológico, y así lo estamos considerano. La
producción de subjetividad hace al modo en el cual las sociedades determinan las
formas por las que se constituyen en sujetos; sujetos plausibles de integrarse a
sistemas que le otorgan un lugar.
La producción de subjetividad hace a un conjunto de elementos que van a devenir en
un sujeto histórico, social. Por esto, la producción de subjetividad es del orden político e
histórico al decir de Bleichmar, S (2005)

Hay un proyecto de producción de subjetividad en cada sociedad que tienen ciertas


características, según su particular momento socio-histórico. Esto significa que la
constitución de subjetividad se enlaza al momento histórico y a las producciones que
aparecen. Estas producciones, entre otras, son de naturaleza tecnológica.

La tecnología en la historia de los sujetos y de la sociedad

La tecnología es omnipresente en nuestras vidas y paradójicamente, pocas veces


reflexionamos acerca de ella. Ella está tan naturalizada que pasa, muchas veces,
desapercibida ante nuestros ojos. Nos damos cuenta de su existencia cuándo algo deja
de funcionar o está obsoleto…qué mejor ejemplo que el de las tecnologías de la
información o la comunicación. (Celulares, Internet, TV por cable, entre otros), que cada
vez duran menos o su uso se vuelve más superficial. Esto no ocurre porque no cumplan
con sus funciones, sino porque éstas se diversificaron o son cada vez más sofisticadas,
y muchas veces, nos parecen como productos de la ciencia ficción. En el aula o en el
mismo vivir cotidiano pensamos que son los niños y los jóvenes los que están
creciendo con esta tecnología y los mayores no, porque no fuimos modelados por ella.
Pero todos, sin duda, estamos inmersos en un mundo tecnológico.
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Con respecto a la tecnología en el aula y su incidencia en el sujeto adulto-docente y el
sujeto –niño-adolescente-alumno-, es posible que tradiciones y obsesiones nos impidan
comprender e incorporar la cultura mediática y obstaculicen nuestra tarea de educar,
contribuyendo en alguna medida, a estructurar un conformismo, aunque a veces
parezca oposición.

Para los adultos-docentes que fueron constituidos en otra época, en otra subjetividad
pedagógica, resulta complejo producir una activación interna cognitiva y afectiva que
mueva hacia otros caminos a los sujetos–alumnos. Las nuevas generaciones formadas
en la subjetividad mediática, privilegian la percepción sobre la conciencia. Su interés se
activa por otros estímulos sensoriales. Es desde aquí desde donde hay que repensar
estas nuevas subjetividades, las denominadas subjetividades mediáticas. Estas están
construidas sobre la base de una nueva concepción del espacio y del tiempo, de una
jerarquización del cuerpo, de lo estético sobre lo ético; de la velocidad de la mirada
sobre la escritura. Se trata de una construcción donde las sensaciones, las
percepciones, las imágenes se anticipan antes que la lenta tarea de la conciencia
reflexiva. Esas subjetividades parecen estar más propensas a los juegos2 que a otro
tipo de actividades, pensamientos o conocimientos.

Lasch, S. (2005), respecto a las tecnologías de la información en el marco de la cultura


tecnológica se pregunta ¿en qué sentido es la información una cultura tecnológica? En
su respuesta intenta explicar como es el pasaje de una cultura representacional a una
cultura tecnológica. El autor nos acerca una idea interesante para continuar pensando,
y se refiere a que en la cultura representacional el sujeto está en un mundo diferente al
de las cosas, y en cambio, en una cultura tecnológica, el sujeto está en el mundo con
las cosas. En la cultura representacional las relaciones entre sujeto-objeto cultural y
objeto real, están distanciados, pero en cambio, en la cultura tecnológica, los tres
actores comparten el mismo mundo.

¿Qué pasará entonces en el aula? No se si puede aportar muchas respuestas… tal vez
cada uno podrá armar su propia receta, incluyendo nuevos ingredientes, nuevos modos
de emplatar la comida (es decir, el conocimiento) para que el deseo de alimentarse sea
provocado por la imagen que estimula el manjar construido con diferentes alimentos,
colores y sabores (conocimientos, actividades, interrogantes, medios tecnológicos,
entre otros ingredientes). ¿Y si pensamos recetas nuevas con nuevos medios
tecnológicos y nuevos modos de promover el aprendizaje? ¿Qué pasará si a la receta
la imaginamos, no como algo que deba ser aplicado de igual modo ante todos los
comensales-alumnos, sino para agradar de manera particular a cada uno de los que se
sienten en la mesa-pupitre? ¿Qué sucederá si la miramos desde otra perspectiva?

La relación entre el sujeto y el objeto del conocimiento

Es la actividad cognoscitiva del sujeto -a través de instrumentos mediadores- la que


provoca el proceso de transformación del objeto, del medio. Durante el transcurso de
este proceso del conocimiento podemos distinguir, siguiendo el pensamiento
vigotskiano, dos tipos de instrumentos mediadores: 1) las herramientas y 2) los signos y
símbolos. A su vez, ambos son mediados por el lenguaje y es en el mundo social y
cultural donde se adquieren y portan las herramientas, los signos y símbolos. Es allí
donde el hombre las utiliza para transformar a esa misma realidad. El hombre como

2
Lash, S. (2005) Crítica de la información. Ed. Amorrortu. Capítulo 12, tercera parte.
4
parte de la cultura debe aprender a utilizar esos instrumentos mediadores que no sólo
se tomarán del entorno, sino que deben ser interiorizados por él. Dichos instrumentos
exigen el desarrollo de una serie de procesos psicológicos tales como el pensamiento
crítico, la reflexión y la contrastación, entre otros. De este modo cada uno va
construyendo su subjetividad, su singularidad, va tomando conciencia de si mismo.

leer
escribir
pensar
proponer

En esta línea de pensamiento, la cultura tecnológica es un instrumento mediador, ya


que se trata de una cultura presente en los artefactos y procesos generados por los
seres humanos, y que tienen profundas consecuencias en el campo educativo. Sin
duda, estamos mediados por un entorno tecnológico. Pero es dable aclarar que no son
los objetos tecnológicos en sí mismos los que forman, in-forman a los hombres, sino
que es el uso que intelectualmente se hace con ellos, de la información y de los medios
técnicos que lo vinculan con el mundo social, quienes verdaderamente inciden en los
sujetos. Esta idea, la del valor de los medios técnicos, parece subsistir a pesar de los
aportes de Gilbert Simondon, quien a fines de los `50 intentó dar a conocer sus trabajos
acerca de los objetos tecnológicos cuando la filosofía europea tendía a la tecnofobia.

Los seres humanos vivimos en un entorno transformado por nosotros mismos y por los
artefactos que fueron producidos por generaciones anteriores. La función básica de
esos artefactos es la de relacionar a los seres humanos con el mundo físico, natural y
con los demás seres humanos (mundo socio-cultural). Como consecuencia de ello, los
seres humanos viven simultáneamente en el doble mundo natural y artificial.

La cultura, en este sentido, debe ser considerada como el más importante medio de la
existencia humana. En la sociedad contemporánea, no podemos negar la incidencia de
la cultura tecnológica, y en concreto, al gran avance de las tecnologías de la
información y la comunicación. Éstas han generado diversas herramientas, que lenta
pero firmemente avanzan y se entretejen con nuestras vidas. En consecuencia,
constituye un verdadero desafío enseñar tecnología a través de la tecnología. Será
necesario entonces pensar cómo utilizar los entornos virtuales o los diferentes modos
de conectividad, por ejemplo, sin dejar de reflexionar acerca de su incidencia en los
vínculos humanos, en las interacciones, en los intercambios, en los afectos, en el
propio desarrollo del pensamiento. Las tecnologías digitales y los medios audiovisuales
ofrecen nuevas e infinitas potencialidades para la transmisión de saberes. Igualmente,
es necesario aprender a superar los temores que ellas provocan, las resistencias al
cambio dentro de la comunidad escolar y reconocer así que es importante una
transformación radical, desde las formas de representación y percepción de lenguajes,
hasta los modos y medios de información que se utilizan.

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Sin embargo, uno de los problemas más difíciles con el que nos enfrentamos frente a
estas tecnologías, es determinar acerca de cuál es el impacto de estas tecnologías en
la familia, en la escuela, y, -como consecuencia ineludible- en los sistemas políticos,
económicos y científicos. Para ello, pensemos en el cambio de algunos rituales o
actividades sociales significativas que adquirieron relevancia en estos últimos años: el
amigo era la persona con la que compartíamos una salida, el estudio, una conversación
cara a cara. Hoy, se puede tener “un millón de amigos” con los que intercambiar
impresiones acerca de una película, el comentario de un artículo, una noticia, en el
Twiter o en Facebook, sentado frente a la computadora. Las actividades sociales, las
actividades que hacíamos frente a otros, actividades del ámbito de lo público, hoy
podemos concretarlas en la privacidad del hogar. Lo que antes era privado, ahora lo
podemos ver, conocer y hasta participar virtualmente en la computadora, en las redes
sociales, en la televisión. Los reality shows son la más clara expresión de lo que
expongo.

A partir de la aparición del cine y la televisión, la cultura de la palabra escrita perdió su


monopolio frente al imperio de la imagen. Esta transformación básica en los modos de
receptar información recibe todo tipo de valoraciones. Consecuentemente, no podemos
negar estas nuevas prácticas sociales y considerar, como consecuencia, los beneficios
que la tecnología ofrece en la transformación educativa cuando es bien utilizada como
recurso y herramienta pedagógica. Por lo tanto, hay que considerar que los diferentes
lenguajes, desde todas sus variables, pueden ser un instrumento exquisito a la hora de
aprender y resignificar los contenidos de la enseñanza, en especial de la propia
tecnología.

Leer a través de la tecnología


En el contexto de este texto ¿Qué quiere decir aprender a leer?

Nos referiremos ahora no sólo a leer los procesos del percibir y comprender la
escritura; a interpretar lo impreso o lo escrito a través del conocimiento de los signos; o
interpretar y comprender algo que está oculto dentro del propio texto. Leer es
comprender la totalidad de lo que se percibe, de lo que pasa a nuestro alrededor, de lo
que le pasa a otro, de lo que me pasa a mí, de lo que hago y de lo que hacen los otros,
es decir la realidad, la vida. Leer y escribir son modos de comunicación social, porque
tienen que ver con la conformación de los sujetos. Leer y escribir no son sólo actos
individuales, sino el componente clave de la comunicación social. Actualmente no sólo
leemos y escribimos textos sino también música, graffiti, imágenes, mensajes de texto,
información en distintos medios, utilizando Internet, etc. Leer implica prácticas muy
diferentes, según lo que se lea, para qué se lea y donde se lo haga. Generalmente leer
se asocia a una función instrumental ligada a la tarea escolar o laboral. Hay aquí una
sola perspectiva sobre la lectura. Para la tradición educativa, leer es sólo leer un texto,
leer es fundamentalmente leer en la escuela.

Un sujeto, como sujeto social, también debe saber leer en esas múltiples dimensiones
para interpretar una información, un hecho o un suceso. Debe saber leer para
participar, para criticar, para proponer, para tener palabra, para tener un lugar como
ciudadano. Pero no sólo hay que saber leer, sino también escribir desde esta
perspectiva. Esto es la posibilidad para tener voz y voto en las decisiones personales o
colectivas.

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Sin la escritura no hay lectura, y recíprocamente. Sin leer ni escribir será más difícil
decodificar la realidad, para conocerla, comprenderla y transformarla. Esta realidad
ante la cual cada día nos formulamos interrogantes, en donde lo simple se transforma
en complejo al acercarnos a ella. Para vivir plenamente en la sociedad contemporánea,
hay que saber no sólo leer, sino también escribir. Si no leemos o escribimos no nos
podremos integrar socialmente. El conocimiento es la posibilidad de crecimiento
individual y social, y, desde luego, la tecnología posee un lenguaje inherente, que hay
que conocer y manejar. Apropiarse de la lectura es hacer de la palabra
multidimensional un modo de presencia real, un modo de intercambio activo y de
interacción social. Aprender a leer y escribir hoy día es aprender a construir una
escucha y a tener una palabra propia.

En esta singular y plural lectura, ¿Puede leerse también un objeto/artefacto


tecnológico? ¿Cómo se lo lee? ¿Es posible leer, por ejemplo una cuchara, un lápiz o un
proceso y sus implicancias socio-productivas? Sí, claro que es posible, es tan posible
como leer un cuento, una fábula o cualquier otro texto. Pero se necesita poseer ciertas
habilidades de lecto-comprensión para acercarnos a ese maravilloso mundo
tecnológico. Habilidades que requieren de un lenguaje y de sistemas decodificadores
para pensar, para expresarse, para confrontar, interpelar, criticar o producir.

Un artefacto o un objeto es como un texto que se puede leer, es como pasar la vista por
lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados; pero
también es como comprender el sentido de cualquier otro tipo de representación
simbólica. Leer el mundo tecnológico es como un proceso detectivesco…se entiende a
través de indicios, de pistas, el proceso creativo de alguien, sus intuiciones, o algo
oculto que le ha sucedido. Leer de esta manera, implica analizar, desagregar para
comprender: se trata de una operación cognitiva frente a un objeto o un proceso o un
sistema; saber leer, interpretar y comprender no solo objetos y procesos, sino todo tipo
de información que se transmite por los distintos tipos de canales informativos, la TV, la
radio, los periódicos, Facebook, Internet y las publicidades, entre otros.

Saber leer un objeto, proceso o sistema tecnológico, implica un nuevo posicionamiento


frente al concepto del leer. Hoy la lectura no se refiere tan sólo, como ya expresé, a leer
un texto escrito. Es preciso saber leer otros signos, símbolos, lenguajes, hechos,
acontecimientos, objetos, vínculos, a través de los múltiples medios técnicos, de sus
códigos. Ellos inciden en la concepción global acerca del mundo, de la vida y del
conocimiento acerca del hombre como sujeto social y político.

Considerar a estos medios cómo tecnologías provocadoras de subjetividades


mediáticas pone nuevamente en tensión los conceptos de tiempo-espacio-cuerpo,
conciencia- percepción, escritura-imagen. Esta caracterización de subjetividades como
mediáticas obliga a repensar las condiciones de existencia de la educación tal como fue
pensada en la modernidad e imaginarla como será en un futuro no demasiado lejano.
7
Asimismo, es indispensable pensar en el término mediático. Lo mediático alude a
tecnologías en plural, a un conjunto de tecnologías, en las que se entremezclan los
medios masivos de comunicación con las tecnologías de información. Lo mediático
refiere entonces a las tecnologías de mediación, o al decir de Vigotski, a los
instrumentos mediadores entre el sujeto y el objeto de conocimiento.

En este nuevo tiempo-espacio, se conforma un universo informacional que nos obliga a


pensar lo educativo a partir de las tecnologías y no dirimiendo si estamos a favor o en
contra ellas. Las tecnologías son constitutivas de la especie humana y son tan viejas en
este universo como lo es el propio ser humano.

Algunas reflexiones a modo de cierre provisorio

La construcción de las nuevas subjetividades nos obliga a pensar acerca del sentido
que tiene la tecnología, y más específicamente las tecnologías de la información y la
comunicación, en la formación de los sujetos.

En principio, es preciso reconocer que la tecnología no es un instrumento neutral y


aséptico, y requiere ser ponderada desde lo ético y lo político y que por ende, que
incide en el ambiente y la vida de los sujetos. Así como es preciso entender que el uso
de las nuevas tecnologías no implica necesariamente una "mejor calidad de vida”.

La tecnología cambia el significado de nuestro mundo; las tecnologías de la


comunicación, por ejemplo, han cambiado el concepto del espacio, del tiempo, del
cuerpo. La oficina se instala en casa y la vida privada se hace pública. En esto
pareciera que desaparece el límite entre la esfera de lo público y lo privado. Parece ser
fácil culpar de ello a determinada tecnología (celulares, Twiter, Facebook). Pero no es
sólo por las “tecnologías de acción a distancia” la causa de que estas fronteras se han
borrado. Las otras tecnologías, las tradicionales, también han realizado su aporte a la
construcción de nuevas subjetividades. Debo decir que esta afirmación personal
deviene de pensar en cómo ciertas producciones tecnológicas generan subjetividades y
no justamente por las de “acción a distancia”. Por ejemplo, ¿pensamos cómo la
presencia o ausencia del agua potable, producto tecnológico, conforma o no
subjetividad? Tal vez debamos expresar que existen entonces nuevos modos de
pensar estos conceptos.

Hoy no sólo se es lo que se hace, sino aún, dicho más enfáticamente, se es lo que se
usa. Esto contribuye a la constitución de la subjetividad. Se trata entonces de una
cuestión que debe ser considerada en la escuela.

La presencia del pasado en el presente tecnológico pasa casi inadvertido: las


tecnologías parecen desconectadas de su pasado; el perfeccionamiento del objeto
técnico borra las huellas de la mano de obra usada en su proceso productivo, así como
las fuerzas sociales que estaban en juego cuando se diseñó. Esta discontinuidad
quizás tenga que ver con el cambio en el concepto del tiempo…

A veces nuestro sentido común nos engaña al hacernos imaginar que las tecnologías
pueden ser independientes de las otras variables que conforman nuestro ser. Lo obvio

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se esconde ante nuestros ojos, y, al decir de Andrew Feenberg3, los peces no saben
que están mojados. De igual manera, nosotros no advertimos la dependencia que
tenemos acerca de la tecnología.

3
“Las diez paradojas de la tecnología”. Feenberg es Dr. En Filosofía de la Tecnología en la universidad Simon Fraser de Canadá.
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Bibliografía
-BLEICHMAR, SILVIA (2009) El desmantelamiento de la subjetividad-estallido del yo.
Colección Psicoanálisis, Sociedad y Cultura. Topía. Bs. As.
- HASSOUN, JACQUES (1996) Los contrabandistas de la memoria. Buenos Aires,
Ediciones de la Flor.
- LELIWA, SUSANA (2008) Enseñar Educación Tecnológica en los escenarios actuales.
Ed. Comunicarte. Córdoba.
-LELIWA, SUSANA (2010) La tecnología una dimensión más a considerar en la
construcción de la subjetividad. VI Congreso de Educación Tecnológica. Instituto
Superior del Profesorado Tecnológico. Córdoba. 14-15 Junio (Memorias).
-LELIWA, S. SCANGARELLO, I (2011) Psicología y Educación. Una relación
indiscutible. Ed. Brujas. Córdoba.
-RODRIGUEZ, PABLO. (2008) De hombres, bestias y máquinas. Revista Ñ. Revista de
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-FEENBERG, A. 2009. Las diez paradojas de la tecnología. Conferencia dictada en la
Fac. de Cs. Físicas y Naturales de la UNC. Córdoba.

Fuentes electrónicas
- ARCHUF, LEONOR La imagen: Poderes y violencias
http://tramas.flacso.org.ar/articulos/la-imagen-poderes-y-violencias (Consulta 26/03/12).
- DELEUZE, GILLES. Conversaciones. Cap 5. Política 17. Post-Scriptum sobre las
sociedades de control. www.philosophia.cl/ (Consulta: 29/09/2010)
- CASTELL, MANUEL (1996). La era de la información. Vol.1. Alianza Editorial.
Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales.
www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/castells/cap5.pdf (Consulta: 23/10/2010)
- BERARDI, FRANCO. Mediamutación. Capítulo: Cultura de los medios y crisis de los
valores humanistas. Revista la Biblioteca.
www.bn.gov.ar/imagenes/revistas/anx9 (Consulta: 10/10/2010).
-LASH, SCOTT. Crítica de la información. Capítulo 12, tercera parte.
www.bahiapsicosocial.com.ar/scott-lash-critica-de-la-informacion/ (Consulta:
09/09/2011).

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Susana Leliwa

Profesora y Licenciada en Ciencias de la Educación de la Univ. Nac. Córdoba y


Postgrado en Análisis Institucional de la Univ. Nac. Salta. Se dedica a la formación de
formadores, actividad que ha desarrollado en diferentes ámbitos, en particular en el
Instituto Superior del Profesorado Tecnológico de la capital cordobesa. En él,
actualmente, cumple funciones de coordinación del Departamento de Capacitación
Docente.

Publicó numerosos artículos, así como el libro Enseñar Educación Tecnológica en los
escenarios actuales, (2008) Ed. ComunicArte. Córdoba.

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