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lLa cuestión ¡regional elrllea ¡ ,


proceso de gestación del Estado l'
I
¡
f,
nacional argentino. Algunos
1
problemas de interpretación *
:ra
Luego de proclamada la Independencia en 1816. cuando la
:1
guerra coorra España entra en su última fase y se traslada le-
jos del Río dc la Plata, parecía llegada la hora de afronIar la
constitución defm.itiva de una nueva nación. La realidad, en
\I
cambio. fue el fracaso, por largo tiempo iJTevcn;ible, de aquel !1
I
1
propósito. Los años 1820 Y 1826 dawon su impracticabili-
da~ Yhasta la Caída de Juan Manuel de Rosas en 1852 la or- I
ganización estaIa1 quedó reducida al mínimo y la nación con- i
I
tinuó constilliYendo un enigmático proyecto. Para una visión'
retrospectiva., que pudiese ser realizada a fmes dcl siglo XIX I
o en algún momento del act.ua1,la historia de ese anárquico y
1
despiadado siglo XIX pudo parecer la de una nación que de-
mora en fraguar por resistencias internas. de variadanatura-
lez.a según quien la jUzgara, pero indudablemente existente,
aun enlos peores monrvntos de aquella -anarquía- de lapci- ;:'1
11" .

mera mitad del siglo. Sin embargo. si consideramos mcjor las :I¡"
cosas, un tal punto de vista podría consistir en un anacronis- :¡",
mo: ei anacronismo de dar por existente. en aquel lapso que
se cierra a mediados de la centuria. lo queenconuamos reali-
zado al culminar la segunda parte del siglo. ¿Existía n::a1mCll- [11
1
• Artículo incluido cnMarco PUacios (compilador). La unidad nacional
en América L.ati:u- De! tqionalismo a la nacionalicbd. El Colegio de Méxi-
co.MéxicoD.F~ 1983.w-S1-&5.
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~.Ex. investigador del lnstinno de Invcstigaóones ~ de 11Univcr-
.idad ~aciona1 Awóoama de México (UNAM:). Ac:nalmcnu: (1987). Direc-
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lor del lnstiwto de· InYeSrigacione:olHiAórica.s IX. Emilio ~vign.ani-.
Univenidad de Buenos Aires.. :¡a!
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I.C una nxión, impedida de organizarse en una estructura es- ción del hecho de la independencia. Se trata del criterio según
~ por remanClltes aciagos del pasado colonial? ¿O lo ocu- el cual la independencia de las ex colonias ibéricas habría si-
rndo fue, por el contrario, la manifestación de una realidad do fruto de la maduración de una clase social, generalmente
social ajena a ese supuesto?
d:.?nominadaburguesía a lo largo del período colonial tardío.
Lo que sigue se guía por la segunda perspectiva, entendien- !>1aduración que, !IDa vez llegada a Ciertopunlo, habría de-
do que cOnviene para una mejor comprensión de lo ocurrido terminado qúe esa clase no pudiera ya encontrar cabida a su
no poncr en los comienzos del proceso lo que habrá de ser su desarrollo en el seno de la vieja sociedad y necesitara romper
resultado; proceso en el quc, si existían factores de unión en- las estructuras coloniales, tomar el poder y dar lugar al nue-
~ los pueblos riopJ.:.u.cnscsque cmergicron d:::!d~sp¡ome del vo período hisLÓrico que posibilitaría su desarrollo y con él
~mpcrio español, también es cicno que ellosno al::anz..aban 3 el de una sociedad nueya. Según esta perspectiva, las bur-
conformar el fenómeno de una nación. Por ese, si al intcnt.:rr guesías i1x:roamericanas habrían echado abajo, así, el ,,-¡ejo
como neccsitaI"'...rnoshacerla, un análisis de los diversos fac- edificio colonial, aprovechando la coyuntura abierta pgr las
lores que tendían a la unificación nacional o que apuntaban a guerras napolcónicas, y habrían iniciado una nueva etapa
I~ con~o, quisiéiamos distinguir cn ellos lo que nos pare- hisLóricadurante la cual deberían aún pagar tributo a los re-
cJe~ mas~evanlCpar.1explicarnoslasiluación de las ex pro- sabios del pasado colonial, antes de poder lograr su gran ea-
vmclaS urudas durante el período que concluye en 1852-53. metidohisLórieo: constimir las nuevas naciones.
que se prolonga en paru: hasta 1880; si repasáramos el con- Esta forma de concebir el fenómeno de la independencia,
junto de fenómenos atinente a producciones, comercio local, una especie de traducción iberoameriCana del proceso de las
inLcrregional y CAlCrior,tendencias políticas., doctrinas cons- revoluciones burguesas europeas, encontró sinnúmero de es-
tiwcionales, cmeJ'"gencia del caudillismo. y otras tantas cir- collos para sostenerse, cuya consideración excede ioslimites
cunstancias del período; entendemos que entre todos ellos el de nuestra ponencia. De acuerdo con ella, la imerpre¡a.:ión
rasgo más decisivo de la estructura social rioplaLcnse en ·10 de lo ocurrido despu~ a lo largo de la primera mirad del si-
que respecta al problema nacional fue la inexistencia de una glo XIX, quedaría reducida a una hislDria de tropiezos, ~
clase social dirigente de amplitud nacional -areniéndonos a a\'ances y rerrocesos, en el desarrollo de algo que ya esta
los límircs de la futura nación- capaz de ser el sujeto hisLóri- puesto desde el comienzo: la nación y la clase nacional que
co de ese proceso. habría de construirla.
La incxiSlCnl'ia de una nación en el Rio de la Plata de la Sin embargo, un punlD de vista más verosímil que surge
prim<:ra mitad del siglo XIX es simplemente eso, si se nos de los trabajos históricos de los últimos úempos es SUSlaIl-
perrmte una aparente tautología: la inexisrcncia de una na- cialmente distinto: la independencia de las ex colonias ibéri-
ción; revelada fundamentalmente para el análisis hislórico, cas habría sido más bien efeclo conjugado del derrumbe de
en lo que consLiwye el rasgo que consideramos más sirnifi- los imperios ibéricos, de la presión, acrecida a LOdolo largo
caú:,o ~l prcx:es:o: ~ inexistencia de una clase dirig~te en del siglo XVIII, de la nueva potencia dominanle en la arena
el n~veJmtcrprovmcíal, la sola cxistencia cc clasCs -o grupos- mundial. Inglaterra, y de los faclores de resenúmienLO y dis-
sociales de alcances locales. conformidad existentes en casi Lodaslas capas sociales ame-
El significado de CSID q~ apuntamos ~y que entre otros raS- ricanas hacia el dominio colonial (1). Factores eslDS últimos.
gos olDrga al proceso que culmina.hacia 1880 el carácLec de que si bien pesaron decisivamente en la emancipación. DO al-
~ hislDria de la cm crgencia de una clase social dirigente na- canzan a dar cuenta del proceso de independencia estallado
CIOnal?os rc:velará mejor su senúdo, y su valor como punto en aquella coyuntura.. La independencia, etllDnces, sobrevie-
de paruda, SI CApoocmos de inmediato la necesidad de revi- ne cuando el grado de maduración de los principales sectO-
sar unsupUCSlQ bas1ante difu,ndido respcclD a la interpreta- res sociales de las colonias estaba aún muy lejos de permitir
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L\ CCESTIOC\" REGIOS AL El" EL PROc-tSO DE GESTAOOC\" _

trascender los parricularismos regionales o locales, fenÓIDe- Por lotanto, nos parece más fructífero considerar distintas
~o que se.habría hecho patente en esa primera etapa de vida siruaciones que puedan ser abordadas con la infoITrUlCiónque
Independiente que, con di verso cierre, recorren casi todos los disponemos., sin dar por supuesto lo que no exisúa y muando
países hispanoamericanos en la primera mitad del siglo. en cambio de estableca las tendencias nacionales y las opues-
Lo que acabamos de apuntar en esta breve justificación in- tas que se gestaban al mismo tiempo y frecuentemcn~ en
trod~Ctoria entraña un criterio básico de nuestro trabajo que unos mismos grupos sociales. En efecto, ambas tendencIaS se
conYlene tornar más expUcitn. En un examen de la cuestión generaban, clara o confusamente según las circunstancias, en
regional en Argentina como cuestión nacional, consideramos ~l seno de las fuerzas sociales que contendían en el agitado
que el centro del problema está en el análisis de la estructura panorama interregional de la prime~ mitad del sig~o; lo
social Fundamentalmente, en el intentn de aclaramos los su- común era, n.ar.uralmeme, que la necesiClad de consuunr una
j~ sociales ~ue configuran el panorama regional de cada Il3Ciónse entreviese bajo la forma de la satisfacción de los in-
penodo y que Juegan en el proceso que culmina en la orl!<!- tereses locales sin mengua alguna Y de haber tenido alguna
nización del estado nacional Si bien ello mismo nos oblil!<! de las provincias la fu~ suficiente para 10grarIo hubiese :,i-
a analizar la información procedente de ám bitos como los de do ese posiblemente el camino seguido. Por lo menos, los m-
la ~istoriaeconómica o la historia política del periodo, nues- tentos no faltaron aunque terminaron en el fracaso. La cues-
tro mterés fundamental será intentar una evaluación de las re- tión regional como OJestión nacional será entonces la histo-
laciones sociales caracteristicas y de sus transformaciones, ria de un largo proceso en el que las distintas fuerzas contra-
que pueda dar cuenta de los conflictos interregionales. puestas, las fuerzas provinciales, deberán camb.ia:rpara que
de ese cambio surjan las posibilidades de negocJ.af una solu-
ción, un compromiso, que dé lugar a la Il3Ción constiUlida.
La cuestión regional ha sido considerada tradicionalmen-
te com? la cuestión de los obstáculos que se interpusieron en La región - pro\incia
el camm.0 de la organ~ión nacional. Desde esta perspecti-
va, habna desde un conuenzo quienes tendían a la unidad na- La afrrmación de que la misión histórica de la burguesía ha
cior:al y quienes se oponían a ella; quienes representaban -el
sido la formación de las naciones modernas es demasiado ge-
parudo de la nación" y quienes representaban "al partido de
la fragmentación". Habrían existido así fuerzas nacionalistas neral y a medida que avanza la historiografía de la edad mo-
y fuerzas antinacionales desde el momento mismo de la in- derna surge un panorama en que las cosas no rranseurren tan
dependencia., .división qu~ obliga entonces a postular pani_ claramente corríO el.la lo hacía suponer. Sin embargo, en la
do~ de lo nacIOnal y parudos de la disolución y, por consi- medida en que por lo menos en cieno momento del proceso
gwente, a suponer una fuerza social, que encarnaría los inte- las burguesías de los países europeos se convirtieron en por-
res~ nacionales. Es dudoso que tal puntO de vista pueda ser tadoras de la ideología nacionalista, la analogía histórica
Yerifi~o,salvo que adoptemos el criterio equivocado de implícita en aquella interpretación de la historia latinoameri-
cre.o- SIempre a Jos hombres cuando hablan de sí mismos y cana obliga a suponer la existencia de burguesías como cla-
tomar como representantes de la nación a quienes se mani- ses sociales dominantes., O con volimtad de serio, en el IDO-
festaban por ella en periódicos o reUniones políticas olvidan- mento de la indepmdencia Yen.las décadas posteriores a ella.
do que SUS acciones concretas podrían estar en colisión con Comencemos entonces por tratar de establecer la naturaleza
esos ()bj~vos -aunque fuesen sinceros en proclamarlos- al histórica de las clases pDSloles de ser consideradas como bur-
ad1l0r a mtereses parciales -de localidad, de ocupación, de guesías nacionalistas en la Argentina de la primera m~tad del
faco.ón- que no favorecían naturalmente tal objetivo. siglo XIX. Este, propósito claro está, se encuentra ceñIdo por
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JOSE CARLOS CffiARA.v¡O:--1E

los límites que le impone la insuficiencia de la información


disponible. Sí, como ver'"JTI0S, la historia económica re~onal
..'r' '-:::=:~R:::~LE::~~:~::::ESTACIO""
Estas unidades polilic.as resisten muy poco tiempo. ~qlJle
serán definiti vamente las unidades menores -provmclas- que
arge~~~ padece una sensible escasez de trabajos de utÜidad,
recorrerán el largo proccs.o hasta la unidad nacio~al, se van
el análiSIS de la e.structura social es aún más deficiente defi-
separandopaulatinamente:Saltaen 1815; Tu~an en 1819;
ciencia ag:ra~-ada.por las dificultades que son propias ~ ge-
Córdoba, La Rioja, San Juan, San LUIS,Sanuago del Esre:ro,
neral, de la histo~ de las clases sociales. Nuestro trabajo no
Entre Ríos y Catamar...a en 1820; Corrientes en 1821. (JuJuy
podrá ofrecer, nI ffilk:ho menos. un panorama de la confor-
se reuasa y sólo en 1834 se separa en Salta). En~ 1814 Y
~aci~n regional de las fuerzas sociales que protagonizan 12
1820 Corrientes \' Entre Ríos formaron pancdc la Liga dclos
hlStona argentina del siglo XIX. Intentaremos. en cambio. un
Pueblos Libres baio el dominio aniguista; en 1820 integran
análisis de las situaciones para las que disponemos de infor-
la República Entrérriaro que proclama Fra~cisco ~amírcz al
mación adecuada y algunas inferencias sobre el conjunto a
partir de tal análisis. Para eUo. deberemos enfrentaTrÍos con separarse de Artigas y que incluye tambl?1 a MISiones; en
1821 Corrientes ~ rebela conua el dominIO enuemano. <1: la
la u~i~d sociopolíti:::a de mayor vigencia en el período. la
muerte de Raro írez, Y ~ con viertc en provincia a ulónoma, m-
provrnC13.cuyo espacio define gran pane de los del con jun_
to de problemas económicos. sociales y políticos de la épo- corporando en 1827 e!lCITilorio de las Misiones. Po~ su par-
ea. te, SantaFepcrman~ió bajo el dominio de Bucnos AlI"CShas-
Luego de la independencia. el escenario en que se desen- ta 1815 en que impuso su autonomía (2). . ..
Esta unidad de análisis, la provincia, es en rcdhdad una di-
v:uelven los fenómenos regiOnales está condicionado por una
mensión la más sólida, de lo que podemos llamar región en
ClfCunstanC¡afundamental: el derrumbe de las vieias autori-
dades - Virrey, Audiencia. Imend~ntes-,el declive procresi- la Argentina de la primera mitad del. siglo XIX. P~vinc~-re-
vo hasta su exunción dc la del Cabildo \" el deterioro -de la gión, sólo en la medida en que conslderem.os la cXlSte~c~adc
Iglcsi? que pcrd~rá por mucho tiempo la función que tuvo en un espacio mayor que la cngloba. el defimdo po~ ~a débil re-
e~penodo colOnial. En este vacío de poder que caracteriza 12 lación que aun en los momentos de ma):or fragilidad <:lel.os
VIda SOCialde las pro\'incias re be ladas contra el estado es- lazos que las unían, cOntinuaron mantemendo las provmc~
pañol, dado el fracaso de las nuevas aUtoridades sur~das a que integrarían la Rq"íblica Argentina Pero la ~Isma debi-
partir de mayo de 1810 en la mayor parte de su cometido. el lidad de ese nexo, contrapartida de la cmergencla de las so-
res~tado ~rá la fragmentación política expresada en la exis- beranías provinciales, es lo que otorga a la pro\~nc.ia un ~~a-
tencia hac¡a 1826 de catorce provincias autónomas. tus distinto y más complejo que el regional. ProvincIa/re glOn.
Sin embargo. el proceso no condujo direct.,1.mentea esa unidad sociopolítiC3, primer frulo estable del derrumbe ??l
fragmentación. Hay un breve lapso en que las u;¡idades políti- imperio español que representa el grado máximo d~ co~esl?n
~ que.suced~n ~ dominio español son más amplias y refle- social que ofreció la cx' colonia al dcsap~r las mSUlUCIO-
Jan la diferencLaClón política del ex YÍrreinato. En el Interior nes anteriores. Ant ella, el problema se escmdc. P~r un la-
una medida tomada por el débil poder central, en 1814, c~ do, se trata de explicar por qué la disolución de ~ anug~ es-
cuatro intendencias -Salta comprende la provincia homóni- tructura virreinal criStaliza en unidades de esas dimenslon~,
ma, ~ujuy y Orán; Tucumán incluye Tucumán, Catamarca y de esa natW"aleza. Por Otro lado, el porqué de la no desapan-
Sanu~o de: Estero; Cuyo lo integran Mendoza, San Juan y ción de todo tipo de vínculo entre ellas, de manc~ que a lo
~anLU1S;Cardaba, la provincia del mismo nombre y La Rio- largo deí siglo el proyecto de nación logró sobreVIVIr hasta
ja y hacia 1815 el triunfo artiguista se lIaduce en la COflSti- llegar a tiempos más propicios. .
tuc.ión de la Liga de los Pueblós Libres que une a la Banda En el primer problema, se trata de adverur, ante todo, ~l
Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba. hecho de que las estructuras más res~tenles ,al.proceso de di-
solución que siguió a la independencia, las unlcas que logra-
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JOSE CARLOS ClILARAMO~TE LA CUESTIO~ REGIOC'AL~:" EL PROCESO DE GESTAClO~_


. ' 1
,?n afirmar co~dicionc$ para conúnuar los procesos produc- bido a que no existía contacto entre las respccti\'as zonas de
Uvas y comercmles, las únicas capaces de eSUlblccer un rudi- influencia, de manera tal que las jCrnn.¡uías establecidas por
mento ~e organiz2.ción social para manlCncr el orden, fueron la a<.iministrnción coloncl no tenían expresión en Larealidad.
esas umdades que llamainos provincias. ¿En qué consi.siían? El supuesto fundamental de esta concepción reposa en el con-
La prcgunlaproccdc .. p~es, en realidad, por detrás de la apa- cepto de localismo: no había relaciones continuas entre las
~u: extcnSlOn -lCm.lonal y política- a que parece aludir ese ciudadesscparadas por las distancias,la diversidad económi-
lcrmmo. ~os cncontramos por 10 común con algo más sim- ca)' otros factores: de manera que, libradas a sus propias fuec-
ple: ~ CIUdadY el área rural cercana que domina Esto es, zas y recursos. sin podcr contar con auxiliosexteriorcs, se de-
una cIUdad dc clcna Iffiponnnci.:l por su pasado colonial co- sarrolló. coincidiendo con ese aislamiento. el espíritu localis-
~o centro comercial o politico, o ambas cosas a la vcz.; una la "hostil a todo lo ajeno, complacido cnla propia suficiencia
clu~d de concentración, aunque sea mínima, dc elementos y habituado a su sobiacl, soponando con d~ro la pob~
soc.iales capaces de afrontar una adminiStración; con vincu- y alimentando con orgullo el recuerdo de una IIUSlTC pfOS:l~kl
laciones con la campaña que por tradicionales a la vez que y unaasccndencia hidalga".(3) Según el mismo punto de VIS-
es~has -dc~tro de las diliculLades que las disUlnCias im- ta, el localismo municipal. nacido así del aislarhienLO, con-
po~ cn la epoca tanto al corncreio como a las relaciones vertirá a las ciVdadcs en provincias )' luego de la inde-
poUlJcas~ permitían su control por cl centro dc residencia de pendencia logrará suprimir el engranaje de las intendencias
la au~nciad política. Si vemos bien las cosas, es casi como para borrar todo rastro de subordinación de unas ciudacks res-
adverur que la disolución de la vicja maquinaria dcl est2do pecto de otras. Ese localismo limitó laslCndencias a unicia.des
~ol cn las Indias se tradujo por una reversión al mínimo regionales mayorcs. imponicndo la división del fuLuro~ís en
p?Sl?le de cohes~ón política. Un mínimo que, según las pro- ciudades-provincias.
vm~IaS. pue~c. aun eslICCharsc algo más: cuando los grupos Con los mismos fundamentos, se explicaría también la pe-
sociales lr..ldlclonales fracasan en su inlCnto de mantener una culiar relación ciudadhona rural depcndienlC, en la que el
es~etura políti~ es dccir,~uando se les hace imposible ga_ núcleo urbano domina a la zona circundanlC y extiende su
ranl1Z.arun espacio para el Juego de los inlCreses sociales nombre al conjunto; conjunto que, en definitiva, constituirá
cuando su aUlorida<:!es impolente ante los conflictos socia~ la sustanCia de la futura provincia. En el tcrrilorio colonial de
les, los [u?damentos de la cohesión se estrech2n aún más -no lo que será la Argentina había treCe ciudades cuyos nombres,
~ elsenudo espacial sino político- y un régiJ"l..;ndc instiw- con una sola excepción, serán los de otras tantas futuras pro-
clOn~ rcP~Ultivas. por más menguada que fuera su real vincias (la excepción la constituyó la provincia de EnlTCRíos
efica~ra, dCJara lugar al dominio de una figura individual. el con su capital enlonces llamada Bajada dcl Paraná).(4)
caudillo, o subsisúrá subordiruldo a él. Pese a lo atraetÍyo de un clásico enfoque como este de Zo-
Urta explicación tradicional de esle fcnómeno remitirá, a rraqUÚ1Bccú, el desarrollo dc la hisioria social y económica
la vez, al papd Cla~e dclos núcleos urbanos surgidos en el argentina ha mostrado que, a la medida dela época, fuenes y
proceso de la conqwsla y asentamiento españoles, a los efcx:- perdurablcsOujos comerciales las unían con mayor ~tensi-
~ en ellos del aislamicnto debido a las distancias, dentro del dad de lo que se creyó tradicionalmenlC, La observaCión "a-
n~~el de las co~unicacion~ ?el periodo colonial, ya la de- le también para el período posterior a la independencia, cuan-
bihda~ de los VInculas adrnmlstrativos del eSlado español en do los efe6.os de guerra y luchas civiles nos muesucn, en el
las Indias -en buena parte [unción de aquellos facl.OreS-.Des- intemiinable coro de los afectados, la inlCnsidad e importan-
de tal punto de ~ista, no ex.istióen la organización política de cia de aquellos vínculos. Sin embargo, el espírilU localista fue
la éJxx:a ~l~nial u~ cohesión suficiente para generar una una realidad y lo será todavía a lo largo del siglo XIX; la re-
subordinaclon efecova de W1aS ciudades respecto de otras de- alidad, última y primaria. de las unidades económicas, socia-
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les y políticas ciudad/pru';;incia, también sed. ras~o camc- PARTICULARISi\W PROVINCIAL Y DOMINIO
lCrislico del siglo XIX. herCdado de la hisLOriacolo';lÍal y del DEL CAPITA.L CO:\,1ERCIA.1L
proceso de la indcp.::ndcncia. Se rquiere. emonces una ex-
plicación q~giobc a la vez los rcsulwdos deaquelios avan- La ima!:en de aisbmienlO local tiene. pese a lo que hcmos
ecs del conoclmlcnLode.lo qu:: [uc la sociedad colonial y pos- aco¡¡¡do. fuenes asideros en la rcalid;:¡d. Por lo m,'nos. en las
colonial ..y la d1sgr~f:~Jon. a J.:¡ vez económica y política. que apariencias de esa realidad (entendiendo lo de aparic.nc¡a co-
~ostrara el SIglo XIX. al mismo tiempo y sin perjuicio de los mo algO no arbitrario ni incsenciaI); particularmente. en la
vmculos comcremJcs que. con [Uc."lCS flucluaciones. seruiráJ¡ confiiUración del csp.:¡cio colonial. Como será obser.ado
desarrollándose dur.mle el pcricxio. -
much'Omás tarde, rcspcclO del conjunto de las provincias in-
Al filo dei des-plomc del poder cs-pañol. "los pueblos rcasu- tegrantes de la Confederación. los límites dc1tcrritorio efec-
men la sobc.rania" ~de hecho o dc~ho no imponaaquI. y llc- tivamente ocupado distaban mucho d.:-.los hipotéLicos de las
van al [rdCaso los Internos de nu::va cenLralizacióndel poder. jurisdicciones políticas. Es que'. "hacia la época de su crea-
fr.JCaso definluvamenLC hecho r"••.:úicbd al f(;Chaursc los in- ción. los tcrritorios quc abarcaba el VirrcinalO del.Río de b.
lemas de organización consulUcional posleriores a la indc- Plat:l (1776) no eran orra cosa que un extenso desIerto. con
pcndencia. En un primcr momcmo las entidades convocadas islas de poblnción diseminada en tomo de diversos ccnlrOS
porcl Reglamento dc 1815 fueron ias ciudades. Pese a que el productivos o defensivos. unidos intermitentemente por las
Eswtuto dc 1815 prcscribcla rcprcscmacion por provincias. caravanas de carreteras aue movilizaba el comercio o barri-
hasw el C~:>ngrcsodc Tucumán que declara la independencia dos por los m:l!ones indígenas que pracüeaban aquella otra
en 1816 -lomwdo por rcpres.;:nLanlCsde ciudades-o se va con- forma del mismo basada en el robo de ganados" .(7)
ecdlendo a la ciudad el C:lr.lClCrdc realidad política funciJ- El fundamento de esa configuración lo COnstituía el domi-
men.~ del posible nuevo país.(S¡ Ciudad. -o provincia. ex- nio del sector mercantil sobre la vida económica colonial. Es-
lensJOn del pa¡:d de Urul ciudad- consliLuyen así los nuevos c:llonado en esas ciudades. centros productivos)' comcrcia-
p~owgoniSlaS de las primeras eLapas de vida indcpendiente. 1izadores, el capital comercial cumplC las funciones de mo-
1 SI con el correr del tiempo la entidad provincia se desarro- vilizar las producciones requeridas por el tráfico interrcgio-
lla y lOma más compleja. la perduración de su cuasi-auto- nal v colocar las mercancías que rec:ibc de Olfas regiones o
nomía a lo largo de gran pane del siglo XIX remite al mismo de l~ metrópoli. Si bien los met.alcs allOpeiuanos siguen cons-
problema que consideramos. Probi:ima en c1que incide fun- tituyendo el objetivo primordial del orden econó~ico cok>-
darnenw.Jmeme una caraclcrísLica dc la estructw:l social de la nial. Olfas producciones van perfilando su futura unportan-
ex colonia que rcfleja un r.JSgo fundarnenwl de su confoflTL1- cia. como ocurre con los cueros del litoral. Tanto para la IDO-
ción económica El h.xhodequc. denlrodecsa crccienLcmer. vilización de esos productos. como de OlrOSnecesarios a la
cantilización de la vida económica colonial. tanto la existen- economías locales, el ~LOr mercantil dcs;;u-rollaUna flIDción
cia de vínculos reales entre aquclias ciudades provincias. tan- dominante, al amparo del sistema de monopolio (8). Esa flID-
lOla no existencia de vínculos suficientes para funclar un es- ción consiste tanlO en proporcionar la estructura necesaria pa-
lado lu~go de la. independencia, secorrcsponden con el ra la circulación mercanLil como el financiamienlo de las pro-
p!'cdOlrumo de un LIpode capi¡¡¡l. el capital comerCial (comer- ducciones locales, bajo las formas Lípicas de la época: crédi-
cla~ )' usuniHO) que en el siglo XVIII había desarrollado su lOS."habilitaciones-, préstamos propiamente dichos. .. En el
dominio sobcc la producción y Su papel primordial en la vida primer caso. el ínterearnblo de produCl?S metropolitanos ~
económica coJonial.(6)
la plata a1lOpe~ al amparo del SIstema de. monopoho.
constituye la pfir¡cipal función, como hemos dicho. del sec-
tor mercantil rioplatense. En el OlrOaspccLO.el eapit.al comcr-
169
JOSE CARLOS CllIARA ..\10!\TE

~l cwnplc las fw:~ones ck ~romover y sustentar la expan- dominando a la población indígena en condiciones serviles.
SIÓ? de.la producclon mcrcanul en las condiciones históricas el grupo dominante se habia transformado. a tnlvés de los
dc mCJUstenciadc un capital industrial indcpendiente. El cen- vínculos de parentesco, en un grupo a la vez mercantil y ru-
tro de esta red dc funciones lo consúwye la ciudad: mercado ral que dominaba el comercio y la producción ganadera y
para, ~l intercambio de los productos mctropolitanos por el agrícola: fusión que con rasgos distinLOs,también se dará en
mcta!I::o o.por aquellos productos quc poseían demanda fuc- Buenos Aires luego de la independencia y será característica
~ dcl ambIlo local: mcrcado para las producciones rurales in- de la burguesia mendocina, comprobada, por lo menos, en las
cI.G.-PCnsablesa la subsistencia de la población ur~ merca- primeras décadas dc la segunda mitad de la centuria (11).
do dc crúiito para esoS intercambios y -fucra en metálico o Ese dominio del C30ital comercial-sobre la producción ge-
por lo general, en mercancÍas- para los productos rurales ~ nerará. como vcrcmo; más adelante, pautas caractcrísticas en
uroanos. .. De tal manera, las habilitaciones de los artesanos las sociedades provinciales, uno de cuyos rasgos más sobre-
urbanos, el trabajo a domicilio para producciones rurales o salientes, y más significativos para la hiSlOriarioplatenSe, será
~, ~osprestamos en metálico para operaciones mercan- el particularismo regí anaL S in cm bargo,las transf ormaciOncs
tiles de diverso .Lipoy otras formas dcl crédiLO,tenían en los d~vadasde la independencia nos proponen el problema de
grupos mercanules su fuente por excelencia: erane1Jos -fue- hasta qué punto I3les rasgos de la vida económica colonial
se por cuenta propia o por la de sus comitemes dcl centro ma- p"'J"duranen la primera mi tad del siglo. Porque, si bien es cier-
yor. en este caso ~uenos Aires para el interior o España pa_ to que el particularismo provincial seguirá carncteriz.ando la
ra lo~ponci\os- qUienes disponían de la liquidez o de las mer- vida económica y política rioplatense. con mayor vitalidad
canclas nccesanas para tales propósitos (9). En W10S casos, aún que en tiempos anteriores, también es cieno que, de
grupos de m,cn:aderes urbanos ejercían su hegemonía sobre acuerdo con los dalOSdisponibles y con las más recientes in-
una ecO?OffiJade pequeños producLOres (pequeña producción terpretaeioncs, el proceso de la independencia habría ido
campesma.y artesana1). Tal es el caso de los labradores que acompañado por una crisis de los viejos sectores mercantiles
cuh~van tngo en zona. cercana 3 Buenos Aires, de los pe_ y un reemplazo de ellos en su función dirigente, en la eco-
quen<;>sganaderos-eurudores de Tucwnán y de Corrientes, de nomía y en la política, por los productores rurales, cuyo as-
las lCJedoras dc lana de Santiago del Estero y Córdoba. dc los censo se habría expresado políticamente en la figUra del cau-
p~uctorcs de tabaco COITenlÍnos... Las informaciones dis- dillo (12).
porubles corresponden en un~ casos a años anlCriores a la Pero ames de abordar este problema, conc1uyanlos con el
independencia y en otros al período posterior. Pero la exís- análisis que habíamos emprendido. En la medida en que el
~CI3 dcl fenómeno en am has etapas. como en el caso de Co- papel dominante del capital comercial pueda haberse prolon-
mentcs.córdo~ SanLi¿¡godel Estero o Tucumán. que mues- gado a lo largo de la primera etapa de vida independiente, po-
tr:an los dalOs disponibles, indica que esta forma de relacio- demos preguntamos por sus efectos sobre la conformidad re-
nes de p~ucción persiste por 10 menos a lo largo de la pri- gional del posible nuevo país. Entre esos efectos destacan,
mera ~Itad del SIglo (IO). En otros casos. el dominio por su trascendencia en el proceso histórico estudiado, la pre-
c:omereial opera a través de la propiedad de la unidad produe- eminencia económiCa y social de las burguesías mercantiles
Uva, COmoen las manufacturas de curtido con mane>de obra caraCterísticas de aquellos centroS urbanos frente a los pro-
esc:Ja~ de Corrientes entre. aprorimadamente, 1815 y 1840. diletores. rurales o mbanos, y su tendencia a la autonomía
~o,los grupos mercantiles locales controlaban el ne- política local.
g?Oo dc la eX~ión de ganado en pie a Chile y la vitivi- RespectO del primero de ellos. conviene observar en el
DJC~tura m~.ma o el ~~de mulas de Salta. Solo que núcleo de esa relación meccader productor la incidencia del
aqUl, donde CXIStiauna tradiCIón de gran propiedad señorial i.n1cn::ambiono-equivalente. En efccLO.el dominio del capi-
170
.. ~.

~·'·~··~·:·:':·~:~;fjJ~2~{~}·~

tal comereial sobrc la produ;:cián se funda en el intercambio favorable dclmercado_." .(13) Similar situación se repite en
no-equi"alenLc, caraCterisúco ~ las rransacciones en las que, la producción industrial ~n la que baj?:,ariadas formas ?e lIa-
sobre la base dc no cxislcncia de un mercado iI1lcrior, unifi- bajo a domicilio, el comerciante h.abIlltabala producclooar-
cado en los limilCSde un espacio dado -en nuesLrOcaso la pro- tesanal, fenómeno mejor conocido que el referente a la pro-
yectada nación argcnüna o de los espacios rcgionales que se ducción rural. ES13forma de "habiliLar" al produclor, muy ex-
esbozan a .fmes del período-, de inGxiSlencia, emonces, de un ccpcionalmenle realizada en metálico, funda ~I ~nlercambio
mercado en el que prevalecerían precios equi\'a1emes, el ea- no equivalente tanto en el morneniD del anuclpo de m?"-
rriercianle funda una parte SUSl3Ilcíal dc su ganancia en cl cancías, acenllilldo por el precio abultado de las mcrcaJl-:¡3S
efecto dc su po:>iciónmonopolísüea, monopolísúca dc hecho, rioplalcnses y europeas quc entrega el comerciante; ~mo en
en ~I mercado de eslC periodo (posición monopolistica que el momento dc1arcccpción del producto (cuyo preciO fijado
deriva de su cx.c1usividad en el acceso al mercado, en el ea- en el momenlO anterior no proviene tampoco de una hipotéti-
nocimienLO de las condiciones Ín::.r...antilesde su lo.:aIidad v ca comparación del conjunLOde las mercancías que,circ~an
de las localidades lejanas y de otros fac LOrcs, ernergenlcs mu"'. en el espacio consiclcrado, según el "tiempo de u:'l.baJo~-
chos de ellos dc su posición en la eslruCUIra social). Para Lo- mente necesario" que conlcndrían). La opcraClQn refleja la
mar un ejemplo. por su expresividád, de una silll3ción que se venlajosa posición del comercianle que conoce las condi.cio-
repite con fre;:uencia a lo l.a.rgodel Río dc I.aPlata, veamos nes del mercado y que al mismo tiempo posee la capaCidad
cómo reOcj:l eSlOun Vj¡ljCrofran::;¿s en la tercera d5cacta del de habiliLaral productor. Tal habilitación es un forma.. en de-
siglo: . [miúva, de financiamiento de esa producción, que el produc-
"..Jogré presenciar -dice Alcic(:S D'Orbigny rcfuiéndose tor no está en condiciones de buscar en otra fuente, dada su
a la producción de tabaco corrcriLino- las con"Cncioncs sin- situación de relativo aislamiento a que lo condena el sislcrna
gulares a que da lugar la recolección dcltabaco. MulúLUdde de comunicacion.es de la época. Aún más: si quisiéramos
pequeños comercianles recorren el campo cuando se aproxi- ahondar en la significación de este tipo clcrelaciones de pro-
ma la temporada, ofreciendo sus rn~crias a los agriculLo- ducción, las que se establecen entre comerciante habilitador
res. Como cuentan sobre el tabaco para sus compras del año, v el producLOrdirecto, relaciones de prodt:r--eión que COITCS-
éstos les efcctúan adquisiciones a crédiLO,que luego tienen Ponden a un proceso de ampliación de la produ~ión mcr..an-
quc pagar con tabaco. Los vcnd6dores ponen su mcrcadería til, pero no a una producción caplt;>ll~. podríamos afumar
a un precio rrúnimo que les asegura un beneficio dcl ciento también que revela en todaS sus coridiClones -forma de la
por cieoLO;así la van adelantando a los compradores, en razón transacción, tipo de precios, posibilidades de acceso al mer-
del mayor o menor rendimicnlode las cosechas vistas, por- cado por el productor directo ... -la no existc~ia de un ~er-
que con cualquier pretexLO nunca omilCn pedir que se les cado interior en el que se elaborasen los preciOS correlauvos
muesue el tabacal o campo de tabaco. Varias veces asistí a al supuesto intercambio c:quivaicn,te, en el ~ue las me~cías
tales transacciones sin morieda. en las cuales todo está con- se cambiasen por su valor proporcIOnal, e~ado en el uem-
venido por adelantadoentre comerciante y comprador. El pri- po dc trabajo n6ccsario"; COllCcplOque rcnute a ~u ve:z.a otro
mero empieza por dobiar el precio de su mercadería y con- elemenlb del mercado in:crior caPltalJSta no eXistente en el
viene recibir. antes de que se haya establecido el precio de la Río de la PIa13, ci mercado de trabajo.
cosecha del año. por ejemplo, cada mazo de venta es decir de En las condiciones deiliquidez generalizada, característi-
~ calibre conocido en el paí~ a razón de un peso, o sea de ca dc la economía rioplatense de la época, las variadas for-
~ fr.m~. seguro de ganar bastante sobre el precio. pues mas del crédito mercantil sirven de vehículo al dominio del
VI ~erc:J.aIltes de esos que vendían tabaco a doce reales, va- comerciante sobre el productor y formalizan el intercambio
le decir SIete francos y medio, el mazo, en el momenLOmás no-cquivalente, fundamento de la ganancia comereial carne-
173
172
u\. ITES110:" REGI01'AL El" EL PROCESO DE GESTACIO:" ...

lCfÍS~ca de esa fonna de capital cpre-capitalista". Seria por que también es cieno que algún trabajo recicn~ corrija con
demas extenso dar cuenta aquí de esa varic:daddc fonnas, en razón unjuicio dcmasiadorotundo sobrecsc fenomcno). (16)
las que se incluye el crédito en mercancías o el préstamo a Pero aún así, considerando que los ingleses desplazan a los
interés quc pmcticab:m las más fuenes casas comerciales de nativos de la mayoría de las posiciones en el comercio exte-
la época. rior rioplatense, 10 eieno es que no por eso dejan de integ~
Observa Sercni quc la relación ciudad-Clmpo propia d~1 el sector mercantil de esa economía que controla el comercIO
corpor.lllvlSmO comcrcial.la cara::terísLi-=.ahistárico-cconó- exterior. Si consideramos que la presencia de los mcrtadc:rcs
mica del tipo de intercambios comerciales que "condicionan inr:lescs es uno de los más imponanlCS factores de la cnSlS
sus límücs panicularistas y cosmopolitaS" es ese inter..ambio del sector mercantil rioplatenSC, cswmos ante un cql,lívoco:
no-cquivalcnte, "secrcto de la cxistencia misma del capital crisis, sí, de los mercaderes tradicionales hispanos o criollos.
com~cial".(14) Cuandocl intcrcambio no-cquivalcntcse ge- Pero no tanto crisis del sector mercantil, en la medida que ese
ncraliza como forma decisiva dc los intercambios, añade, $,e sector se integra con esos más afonunados competidores de
oricnta necesariamcntc hacia cl ámbito municipal, dentro del sus colc~as hispanopa.rlantes. Por consiguiente, del hecho de
cual el poder político puede intervenir para imponer este ti- que rcs~ita problemático, por ejemplo in~lui~os d.:ntrO del
po ~e in~rcambio, y ~acia los tr.ificos más lejanos en los que conecpto de "clase dirigente de Buenos AlfCS , por su c?ndi-
la diversidad de precIOSlocales es máüma y en los que por ci.Ónextranjera y su relativo distanciamiento de la ~~c.dad
lo tanto se prevé como máxima la ganancia. Estas observa- criolla, no se sigue que haya que olvidarlos en el anáhsLS del
ciones dc Sercni, cfectu¡¡das para un tiempo y lugar distinto sectOr dominante de la economía. Si consideramos las cosas,
del que consideramos. tienen sustancial .•aiidcz para la situa- entonces, desde la perspectiva del análisis de los grupos so-
ción de la economía y sOciedad rioplatense en el pCríodo que ciales comprobamos qued principal de ellos en aque~ pro-
nos ocupa. Sin embargo, como apunLáramos más arriba. si la vinci.:!es un conjunto de fucrtCSmcrc;.lderes YpropletanOS de
expansión de la producción pecuaria para él mercado exte- tierra, criollos o ingleses. .
rior; que comicnza y continuará desarrollándose vinculada al De manera que, si nos ubicamos en el plano del funCJ<?~-
papel dcl capital comcrcial, propone el problema de estimar miento de esa economía, encontramOS todavía el prcdomlruo
en qué medida y en qué momentos los carnctercs peculiares del capital comercial, entre OtroSmoLÍvos, por la pcrsistenc~
de eSa expansión pueden ir generando QlfaS. condIciones, p<r de una situación en la que el crédiLo mercantil es resorte VI-
demos señalar, por lo pronto, quc un íaeta característico del tal del sistema, dada la inexistencia de un sector ban~o mo-
pcríodocontinuará siendo, pese a los efcclOs sociales que la derno como el que surgirá en Lasegunda mitad del slgl~.(17)
nmúización de las bases del poder lleven consigo en muchos Aunque por otro lado, el peso creciente de la granp:OPlcdad
espacios provinciales, incluso en Buenos ..!Urcs, la posición ~uaria en los patrimonios familiares genere condiclonc:s pa-
privilegiada dclcapital comercial en el comercio de exporta- ra la rransfonnación de esa situaCión, cosa que ocumra con
ción e importación realizado a través del pucno. el pleno acoplamiento al mercado mundial capitalista que ea-
~ respecto, es necesario aclarar una curiosa con[ usión quc . menzará a cumplirse con el carríbio de coyun\Ura. externa e
deriva de los avances de la historiografia reciente, unidos a interna, de la segunda mitad del siglo.
un inconseiente efecto ideológico. Sabemos que la indc-
pendencia hace entrar en crisis al sector mercantil ponciio y
también al del interior. Que en gran parte la presencia de es-
pañoles y criollos en ese sector es sustiwida por la de losco-
merciantes ingleses, afincados en Buenos Aires yextendien- Hemos visto que los intentoS de constituir unidades políti-
do sus operaciones al intcrior del Río de la Plata (15) (aun- cas con cierta extensión ccrcan.a a la que corresponde a la con-
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formación política del virrcinálO fracas:m r.ipidamcnlc. En su pendencia y de las luchas civiles que la acompañan o prolon-
lugar, surgirán en forma eStablc, pese a la agitada vida políu- gan, las provincias litorales padccen los gm ..•. cs efectos do
ca de la época, las unidades menores provin::iales. La nalUra- aquellos conOiclOs. Santa Fe y Entre Ríos se enéuentr.m con
lcza de su éxito como forma estatal elemental pelo perdura- su producción ganadera dramáticamente disminuida y con su
ble; la de las contradictorias relacioncs de cada una con las com:::.rciodcbilitado y sin perspectivas. Corrienles. que ha su-
demás., afumando la autonomía ¡xro Sln llegar a disoh-cr ID- frido similares efeclos en la gan:ldería -casi ex.clusiva produc-
talmcmc un vínculo que, posteriormenlc. servirá de base ala ción mercantil del sur de la provincia-, imenta apoyar las dis-
unicta:dnadonal; la dc su compleja realidad. cocxisLicnda. en timas producciones mercanLi les de su más di versificado
cieno momento, junlo a otra, que llarnarnos región -que ]Xl- triángulo noroesle, cercano a la capital. dondc la ganadería
rcccri.a tener una fisonomía más clara y una unid3d más ¡us- mayor y menor alternan con el :llgodón. maíz., caña. -Ulbaco.
t.iílcabk. en términos gcográficos, y que. sin emtargo, ~ub- fru~es. y en l:l que Ulffibiéndestae:ll1 la producción de IDa-
yace dcsdibujadamente rojo el p:-occso social y económico - d.::rasde construcción y algunas industrias urbanas. como la
del período-; lodos éSLOssonaspccLOSsustanciales de un pro- d.::los cueros curtidos y la naval (de nivel artcsanal)_ Pese a
ceso que culminará, muy tardíamente, con la formación del i:l política fuenemente protcccionist:J del estado corrcnUno.
CSl:.1donacional argentino. las perspectivas- del dominante SCCLOr comercial no son pro-
Es de nOLaraquí un equívoco de lenguaje: solemos referir- miserias cuando llegue la horade enfremar nuevamente la
nos. por ejemplo. a las "economías rc~ionJ.les" cU3ndo en rec ~ucrra civil a fines de 1:1 d~da d.::los treinta.
alidad tratamos de economías provinciales. Eslc equívoco re- - Mientras SanUl Fe v Entre Ríos mardlan a la monoproduc-
cubre, oscureciéndolo. el meollo ti;;l probL::ma que afronta- ción ganadera (la ho~ de bs colonias agrícolas aúnesLá le-
mo,; cuando nos proponemos esludiar la cueslión regional en jos) yCorrienles inlenUl dekndcr sin mayores logros las po.:
13. primera m iUlddel siglo: el hecho el: que, al no existir b. na- sibiJidades de expandir su más di\-crsificada cconomía. Bue-
ción, las unidades políti::as rcaJ::is son las provlncias. y lo re- nos Aires vive la mejor conocida historia de b conjunción de
giorial, por lo tanID, más que ser eXpr"vSiónde difcrencia::io- sus seclores comereial y ganadero en una nol:lble expansión
nes lnternas a una unidad casi inexislente~ es cauce de hi- p.::cuaria que sirve tan LOal mercado externo (cueros, carne sa-
potéúca imegración de las unidades menores, las provincias. lada y otros producLOsganaderos) como al mcrcadolocal de
Integración fracasada en el primer momenLOposlerior a la ln- carne para consumo. Esa expansión, a la vez lerritorial y pro-
dependencia al diluirse las provin::ias mayores. Es así que el ductiva. compensa en cuanLOconcierne al mercado eXlerno.
ordcnamienLO regional colonial. una vez hecho trizas sus fune el dCclivc dc las zonas que se habían expandido a fines del
darnenlOS por la segregación del AlLOPerú y la desaparición período colonial (el sur co rren Lino, Entre Ríos. la Banda
<k: la unidad políúca colonial. va dcsdibuiándose mientras se Oriental) (IS).
["..fuerzan los rasgos del mundo ccooómiéo y social emergen- En cuan LOal interior, señala Halpcrín. las consecuencias
ti de la independencia: la desaparición de un Estado. la emer- del proceso de la independencia son menores de lo esperado.
gencia de los estados-provincias ..Es decir que asistimos a la Mejor preservado el orden interno que en elliLOral por la ine-
pécd.ida de significación de cierlO ordenamienlo regional, a la xis~nci:l hasta 1820 de gucrrascivilcs prolongadas y por la
emergencia. en su lugar, de las soberanías provinciales y al menor incidencia bélica de la disolución del poder n:lCionai
proceso hacia un nuevo ordenamienLO regional en función del en ese :liio, pudieron comenzar a corrcgirsclas consecuen-
mundo exterior: el vuelco hacia el Pacífico. hacia Boli\;a y cias de las guerras de la independencia anlCS que en el lito:-
Pero, hacia Uruguay y Brasil... ral. Si bien la guerra aisló al interior, que había funcion:ldo
~Cuálcs eran la economías corrcspondienlCS a esa configu- como inlermediario mercanúl entre Buenos Aires y el AllO
raclón regiónal-pro ..•.incial? I..uego de la guerra de inde- Pero y Chile, desde 1817 la liberación de Chile y la rccupe-
LA CLjESTIO;,\ REGIONAL E}; EL PROCESO D.E GESTACrOl'L ..

r.J:Ciónde la cconomía chilena le abre nuevamente el acceso nos y con ello pierde el interior su papel de intermediario y
al mCfCldo lrasandino. En el transcurso de los 20's rcsurge el pasa a convcnirse en el principal sostén de ese sector.
comercIO de exponación hacia el oeste de los Andes (mulas La decadencia de las anesanías fue menos rápida que la dcl
~ la minería, ganados vacunos para abasto y saladeros, comercio; la textil recibió algunos golpes de la apcrtura del
JunLOa productos como el jabón curano y las frutas secas de comercio libre con la Emopa industrial -especialmente el ale
toda la zon¡¡ andina). La rcapcnura de cste mCíGado lIel!a godón eatamarqueño, ya agoniz.;mte, quc aún cn la época co-
oport.urulmenle, pues, al mismo tiempo, comenzaba a debili- lonial compeúa mal con la producción peruana. y quitC- M-.
tarse el merc<JdodellilorJ.l y Buenos Aires para la viticullu- Pero sus productos de lana resisten LOdavíala competencia
ra cuyam debido a II compclencí.1 europea. La vid entra noe- del extranjero, más caro y de menor calidad. Y aún compiten
vamente en crisis y rctroce<:leanl~ los avar¡,-cs de la clfalfa bien en el mercado del litoral.
para el ganado de exporución y el trigo, que tiene mer.:ado De tal manera el interior afronta los cambios posrevolucio-
mcluso en Buenos Aires dcbido a la prolCcción que ésta im- nanos con menos perjuicios que los que cra dable esperar. Sin
P~Il!;.J.para su propia agricullura frente a la compelencia ex- embargo, el futuro no parece propicio: ~_lo que lc permite
t-:r10r. Las provincias de la "rul<!chilcna~ rccuperJ.n así una sobrevivir es la adhesión sucesiva a soluciones económicas
(I-:na prosperidad -especialmente Mendoz.a- sin l!c"ar cm- de efímera vigencia"; ~...la vasta zona cnla quc una vez es-
p.:ro,;'¡ los niveles prcrrcvolucionarios. <= ' tUYOel núcleo económico del futuro país es mcapaz de incor-
w r,'(uperación se da, pero más limitada l<!mbién en el porarse de modo estable a la nUCY3economía marcada por la
Nortc. La estirriulab indcpendencia del Allo'Perú, transfor- relación másíntirna con las mctrópolis industriales y finan-
m:luo en b República de Bolivia (1825), aunque se trate d(,; cicras de Europa". (19)
~ mcr.:?do muy disminuido y que se provee de productos Por su parte, durante el reStOdel período que se cierra ha-
illten:acl?n¡¡les a través del Pacífico. En compensación, los cia comienzos de la segunda mitad del siglo, la economía bo-
saltcnos Intentan desarrollar la gan¡¡dcría y la a¡:ricullura y n.aerense manticne los rasgos fundamentales de la estructura
hasl<!busca: la salida a través de la navegación del Bermej; productiva y comercial de la década inicial de su expansión
y del Parani, con escasas perspectivas. ganadera. La expansión continuará como fruto de la pcrsis~
Las provincias del interior mediterránco -Córdoba, Sanlia- tcncia del proceso de ocupación de nuevas tierras; aunque su
go del Estero, Tucumán-sienten mejor los efeclos de la ex- riuno habrá de decaer a mediados de los años cuarenta como
pansión ck las exponaciones. Lac:aÑidería se extiende en las resultado, entre otros factores, dc! desarrollo ganadero meso-
tres provincias y aun en Tucumá; deja de orientarse exclusi- potárnico y oriental, Yinculado a los saladcros de Rio Grande
yamcnte al mercado lor..al.Además la cría de gan;¡do -vacu- do Sul y competidor, con prcciosmás bajos, de la ganadetía
no y .m~lar- para el trJfico hacia Chile, se eXp3nde en estas bonaerense. Sin embargo,csta ganadería continúa con bue-
proVInCias co.mo, asimismo, en los lbnos de w Rioja, desde nas perspectivas el reemplazo de la explotación vacuna por
donde las amas de mulas cruzan San Juan Mcia los Andcs. la ovina, ayudada por una importante inmigración de mano
fu· csta c;r.pansión ganaderJ., esl<! zona se vincula con la de obra europea (irlandeses, Yascos, gallegos) que, al mismo
-fr.mja de oasis" al pie de la cordillera donde se eXlienden los tiempo, proveerá buena parte de los propietarios de estancias
potrcros de alfalfa destin:ldos al deSC<lI1sov rehahililación del ovinas de Buenos Aires o de los aparccros en ticrras más ale-
ganado en tr5.nsito. - jadas.
De tallTl:lI1cra,la producci~n primaria del interior se recu- Las provincias del litoral argentino muestran en este
pera de los efectos de la revolución -pese a los qllcbrJ.ntos de periodo un desarrollo no homogéneo, pese a lo que se acos-
su sector comercial, pucsto que BuC'nos AtrC.';ha ¡x~nlidosu tumbra considerar. Por un lado, Santa Fe y Entre Ríos mar-
mercado altoperuano y chileno para los productos ultramari- chan también hacia el predominio de la produeción·ganadc-

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ra para la exponación, pero co~ ~o )' mayores dificulta- .orientación hacia el litoral atlántico con la del Pacífico. El
des que Buenos Aires, por los cfcctos de su peculiar historia área del norte (Salta) se inclina hacia el mercado alto y bajo
post-independencia. Este proceso de desarrollo ganadero las peruano, aunque también se vincula con Chile. Mienuas el
conviene en dependientes de la más poderosa vecina. a cuya área andina -Mcndoza. !a provincia de San Juan, el oeste río-
políuca r.crminarán secundando luego de un comienzo rcti~ jano y Catarnarca y las zonas de San Luis, Córdoba, SanlÍa-
ccnte durante el inicio dc las negociaciones dc la Lil!a del Li- go del Estero Ylos llanosriojanos, que producen ganado pa-
tornl (1831). En ellas, eldebilitamiento de su vieja ~pa mer- ra Oüle - se vuelca a la producción para el mercado chileno.
cantil durante e! proceso posterior a la indepcnJcncia ar...cntúa En efecto, el renacimiento de la producción minera chilena a
la rurali.z.ación de la vida económi;;a y social, en la que parti_ panir de l831, primero con la plata Ymás tarde con el cobre,
cipan ahord propietarios de BuenoS Aires. ••.que esúrnula el desarrollo de la agricultura chilena. prod'=.lce
La provincia de Corrientes uene, en cambio, una historia también efectos similares en el interior anilino argentino. Es-
económica y social distinta. Si la característica cel proceso ta cierta prosperidad de las provincias andinas, señala Hal-
¡JOSrevolucionario cn la mayoría dc los espacios provincialcs perin, se refleja en gobiernos consagrados a la reconstrucción
consisl.c en cl debilitamiento dcl viejo grupo mcrcantil y el económica con amplio apoyo de la población. Pero sc acom-
ascenso dc los productofCS rurales que, en algunos casos, pa_ paña de tensiones socj.ales, que estallarán en las décadas si-
recen tornar en sus maríos cl proceso dc comcrciali.z2ción, la . guiemes, derivadas del despojo de ucITas o aguas a poblacio-
provincia dc CorricnteS muestra otras facetas. Como hemos nes antiguas, mucho más densas que en cllil.Oral. Allá, el pro-
vÍS1O,la economia de la provincia dc Corrien tcs , devastado el blema es poblar la tierra; aquí, el problema es vaciarla de
sur ganadero durante las luchas civiles, siguió conservando aquella población innecesaria para !a coyuntura
el predominio del triángulo noroeste caracterizado por un;¡ Las provincias centrales del interior companen!a orienta-
cicna diversificación productiva En cSta provincia. también ción hacia el Pacífico, con sus vínculos mayores con el mer-
a diferencia de sus vecinas y de buena pane dcl ~Sto dcl in- cado litoral. Córdoba y SanlÍago del.Est.ero mantienen esa do-
terior, !a ciudad capital conservaba el predominio social y ble orientación hasta el final del periodo -para su ganadería
político sobre !a campaña. característico de la etL:pafinal de vacuna y mular. Tucumán, con una gana<ieria de pequeñas
la colonia. El grupo sOcial dominarite consisúa en una fusión explotaciones y abundantes artcsanías de cuero y madera. de-
de mercaderes y productofCS mercantiles divCfSQs,con una pende más aún del consumo delliLOral. El resurgimiento del
fisonomía mucho más próxima también al pasado colonial interior vinculado con la expansión de sus producciones pri-
que !a de las otras provincias dcl-litoral marcadas por la cre- marias arnaga convenir a algunas de esas proVincias en ·una
ciente ruralizacíón de su vida económica Pese a estos desa- dependencia económica del país tra:sandin<>•. Pues no sólo
rrollos, hacia cl finai del período. el sur corrcnlino participará. exportan a Chile !a mayor pane de sus frutos: también pre-
junto a la garuJdería de Santa Fe, Entre Ríos y a la del Uru- fieren imponar de alli los productos ultramarinos que consu-
~y, en 4 creciente vinculación a la economía ganadera de men, pese a la infructífera acci'ón de Buenos Aires para im-
Rio Grande do SuJ, generandO en el ámbito lil.Orall.astendcn- pedirlo, dada su incapacidad de absorber toda la producción
cias regionales "centrífugas" que afcctarOn también a otras del interior y el rechazo allí de su papel moneda El retorno
provincias. . de la prosperidad apenas insinuado, "parece amenazar en el
Nosrcferimos a algo que, eIl cierta medida, consiste en un Interior las bases económicas del sistema político que las vic-
esbozo de nuevas regiones que'sc manifiesta en la rcorienta- torias militareS de Buenos Aires en 1840-41 han íÍnpuesto en
ción económica que exhiben muchas de las provincias argen- esas provincias". (20)
Linas.El área central del interior (Córdoba., Santiago del Es- Análogos problemas, agudizados por el mayorpcsO de es-
lC.rO, Tucumán) compane, cada una en distinta medida. la tas provincias, emergían del renacimiento económico delli-
180 181
tOrd!. A medida que avanza la década dc los 40 se atenúan piensa'l que para afrontarlo es necesario reemplazar el siste-
allí las conseCuencias de lás guerras frecuentes; el esfucrzo ma que se asienta sobre In hegemonía porteña por otro que
se concentra pro~sivamente en las operaciones que lranS- signifique una real unificación políúca, suprima las barreras
currcn fuera de la reeión. Y aun estas mismas se aminoran. anteriores y elimine las ventajas que Buenos Aires ha conser-
Se acentúa entonces -en la Me~potamia una reconstrucción vado celosamente.
que ya venía dc antes. En ella panicipan sobre todo las ti~-
rrasubicadas sobre el Uruguay, que se h.'m beneficiado en
periodos dc conllíctós con accesos a mercados no obligados EL CAPITAL CO;\1ERCIAL Ef': LA EXPA..l\'SION
a la intCrnlcdiación de Buenos Aires. Las rutas de Rio Gran- GAl"ADERA
de do Sul y de Montevidco, ya-mencionadas, escapan al con-
trol pon::-ño y el ga:1ado en pie de Corrientes y nordeste de Detrás de esta sumaria deseripción del panoramn económi-
Entrc Ríos se.exporta a través de üruguay hacia los salade- co argentino posterior a la independencia. podemos ver dibu-
ros riogr,lOdcscs. Los puenos entrerrianos sol:>rcel UrugU¡¡y j:ldas las distintas.línca.s de tensión que deciden cn la conu-
envían a Montcvideo cueros. tasajo v sebo. Aun dur.lI1te el gur¡¡ción regional en desenvolvimiento en el nuevo y dcsor-
~gundo bloqueo de Buenos AireS b hostilidad política no ganiudo país. Por un lado, debemos explicamos los elemen-
impide a l.Jrquiza I;¡ relación comercial. IX${\e Concepción tos que agluúnan a las poblaciones dentro del cauce
del Uruguay hasta Gualcguaychú, el sudcst.C enlrCrriano co- provin::ial. Desplomado el viejo organismo estatal, temimos
noce urta súbita prosperidad. La prosperidad se difunde v fa- oponuriidad de observar los factores de org:ani=ción social.
vorece i:l vÍda urbana; en los pucrws se afIncan los co~cr- en su d~bilidad, al punto de no generar más que cswdos- pro-
ciantes, casi todos extranjeros que se lY.lI1dedicado previa- vincias, fra~dos los intentos de organiznción nacional o los
mente al cabotaje nuvia!. de estados regionales calcados sobre las viejas intendencias,
El resto del litoral se recupcr3 con más lentitud: la I1Jlanu- como en su vigor, al constiwir la base <k los remanentes es-
vial del Pamná puede ser mejor controlada por Buenos Aires tados-provincias. ¿Cuál es el fundamento deloseslados pro-
y no hay salidas alternativas como las que brindan las tierras vinciales'! Señalamos la incidencia del binomio ciudad..:cam-
contiguas del Uruguay. Más lentamente aún, se in~rpora a paful que, corl cscnsas variantes, funda la existencia de los es-
la recuperaciÓn Santa Fe; en el sur de la provincia propieta- tados p,oYinciales. Detrás de él, encontramos una estruetura
rios locales y también poneños (·omicnzan la explotación de económica caracteriznda por la coexistencia de un conjunto
estancias en terrenos baldíos. LJ expansión del litoral no sig- de pobla.:ioncs que viven en una economía oc autosubsistcn-
nifica riesgo para la economía p.lneña: arites de 1852, en los ci:l con cventuales accesos al mercado, productores mercan-
mejores años, las exportaciones de tasajo emrcrriano alcan- tiles de nivel aflesanal, urbanos y rurJ.les, y un sector mercan-
un al lOC¡c de las poneñas. Pero es indudable que esa limita- til dominante en el que junto a mereaderesquecontrolan co-
da prospericbd se debe a las zonas que pueden escapar al con- mcrcio y producciones se id desta:::ando la producción p;::-
trol de Buenos Aires. cuaria para el mercado externo de grJ.npane de las provinciaS.
A raíz. cntonces, de los avances de la paz y la prosperidad De allí que el papel primordial de la ciutlad a la vez mercado
que brinda la etapa final del período, (21) se agrava In tradi- productor, cosumidor y financiero y ccntro político-adminis-
cional inccnidumbre sobre la posible unidad nacional por la trativo -función heredada del pasado colonial-, pueda verse
disgregación en cierne de su débil-base económica.. Tanto en debilitado, según los Casos, por el ascenso de la campaña,
el interior como en el litord.!, los avances económicos son Pero si, como decíamos más arriba, el proceso pudo ser

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~ién los de los nexos con áreas limíuofes cxtranjeras. El dcscriLOcn pane como de ascenso de los productOres frente
peligro es muy real y son muchos. comenta Halpcrin. los que a los comcrcializadorcs, la cxpresión roy que entenderla co-
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mo el paso de un dominio ind.i~Ulido del comerciante urba- ( nos en un momento intermedio en el q~ si bien se \'aJ) d~-
no sobre las producciones de nivel arlcsa.naJ. SC<lllurbanas o rrollando una canLÍdad de rasgos que ~figuran la estanóa
rurales, a un;}situación en la que se van desarrollando unida- de la secunda miLaddel siglo, sobre todo en b cría de O\~inos,
des product.Ív:lSmen:a!1úles de mayor envc'':;::ldura. funda- las unicLdes económicas más [ucrtes son una conjunción de
menulmenle ¡x:cuarias y en b que por lo unto el grupo so- actividades mcreantiles y pccll:J.riasen b.s qu~ predomina aún
cial más [ucne se \·3 tr;,¡nsCormando por la asociación de co- el control mercanúl. En efccto, em frccu~me entonces Ufl2.ar-
mcrei;.¡ntes y produGlo,es mercantiles. ~ quo::esa \'incula- ticulación de las distinLaSaCLÍvidades r.:x¡ucridas por la pro-
ción cobre Corma de empresas uniwrias ~Cr~uentcmente ducción de bienes pecuarios para el mer..ado externo, en la
LlIniliares- o no. S;.¡kmos que el p::lpcld.::lcavi:.al comcrci::ll que la base conLÍnuaba siendo la casa cornCI'Cialinstalada en
dcc,Iina clWIldQde.í;.¡de somete. al capital inct:.:s:rial: la pre- Buenos Aires, dentro de una conformación f:uniliar de la em-
eminenCia de éste convi.::rte al capital comercial en parte in- presa: por ejemplo, en los primeros tiempos, alrededor delos
to::gr.mtcd.::l sistema capiwlisu. r~ucido a captar el bcnefi~ años 1820-30, el viejo mercader pon.ciio o uno de sus hiJOS.
cio com.::rci;,¡1como una pane del producto e~cedenle de la continuaba al frentc de la casa de comercio. mientraS OtrOde
producción wpit..alisLa.¿Es esto lo que sucede ahora? A falta los hijos o algún otrO miembro de la familia organizaba y di-
d~ uro in::it.L'-triacapit.aIisLadomin;lI1te. ¿estamos ame un ca- rigía la estancia y, al mismo tiempo fu~ .e~ sus manos. o en
plt.aIlsmo a;r:uio que ha subordin:luo al S:..---.:torcomercial? No la de otros familiares. se desarrollaban acuvICiades de comer-
parece s;;r cso lo sucedido en el Río de la Plata de la primera cio y acopio en la cainpaña. se poseianmcdios de tJ<IDSPOrtC
miwd dd si!,:lo XIX. L2 posición dominante. en los disúntos propios -teITCStres,fluviales O marítimos (costcros)-, se po-
espacios ~onómicos region;.¡]cs (regioncs/provincias), del $Cían barracas sobre el riachuelo y un puesLOencl mcr..ado
capit.a1comerci;.¡l es herencia del pa$<ldocolonial en el que ganadero dc la ciudad. además de ÜcnJ.Js. Sin que faltasen.
cumplía la [unción de imermediario entre las colonias v las en ocasiones. habilitación de aetivi(LKi~ a.r~s:llulcs y ea-
c.::onomias m.::tropolitanas -que, en el conjunto del mund; co- mc.rciales a cargo dc tcrceros. (24) lnc 1usi ve los s:tIad.cros, las
loniaL eran el r.::.aly último facLO,de dominación económica. urúdadcs económicas más identillcabl:s.. en el caso de las de
En el int.::rregno ahierto pOr la independencia y que hahr.i mavor envergadura, como empresas canitalistas -constituían.
d.::dcs;;moo;:;rr en un::lnueva forma de dominaCión económi- en ~l caso de los de mayor desarrollo. manufacuiras con cli-
ca externa. g.::ncrJlmenle dcnomin:lda dependencia, el p:lpcl visión del trabajo y mano de obra iib.rc-. suelcncsta.r integra-
del capiwl comercial s;; prolonga con las come nUlOasinno\'a- dos en la empresa mercantil "En las f¡unilias que poseían~:
cio~~ que lb'a consigo la paulatina pero aún débil incorpo- laderos o estaneias ovinas. el mercad:;r-csLanClero cambIO
rJ-elon al m;:r.;;}do ÍTlundial. (22) claramente hacia el tipo de gran fficroeer" .(25)
1'05 p:.m::.:cqu.::en este puino pu.::dc ser útil advertir que la Olbe considerar. entonces, que el grupo económico que
consider.l;;iún de la exp~silÍn d~ la gan3d.::rí3 bonaerense en predominaba en el negocio de la g.ar-.:ldcriade exportación
~a pri~crJ. miL:lddel siglo, luego de la indepcnd.::ncia. suele era el de meread..:res, extranjeros Y ru;:ionalcs. que en una
lI1CUm.ren c.lan:lcronismo de Olorgarle a csé pr~so históri- buena porción 0.:1mismo puede ser ll::un:lcto~ercader-cstan-
co las caracterísúcas que revestir..i en la scgunda mitad de la ciero,(26) JunLUa él e:r:.isúa.es claro. un amplio sectOr de ga-
ccnlU.ria,cuando la propiedad de la tierra sea el rasgO funda- naderos que, en su mayor parte. poseían el carácter de pe-
ment.al de LJ clase clirigenle, En cambio. si bico eltema re- queños y medianos productores. subordinados., a través de los
quiere aún m:ís conocimiento que el existente respcclO de la . mecanismos de fmanciamiemo. acopio y comcrcialización.
eslrUCWr.lde las empresas productoras v comcrcializadoras al otro sector. Posiblemente, oUO factor que ha facilitado
d~ los pfOÓU.:tospccu:lrios. (23) hay en I~ información dispo- aquel anacronismo a que aludimos m:!.sarriba, consista en .
I1IblesuficJ.:mcs datos parJ. considerar que est¡L"nospor lo me- juzgar la envergadu.a de la propiedad ganadera por la CXlCll-
185
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sión de la Lierra ocupada -en propiedad o en cnIilCUsis- v no económicos que aquella disfrulaba. Redistribución de los in-
por el precio de mercado de la misma que, aunque en~- gresos aduaneros y aranceles prolCCLOresexpresaban lo sus-
so, c.ra aún accmuadarneme bajo, al pUnLodc lucer conside- tancial de es:¡ tendencia en el plano de la política económica,
r.lr la in:versión en tierras, en los comienzos de la etapa, casi mienLr.lSel fedcralismo parecía definir su programa de orga-
despreciable dentro de la inversión inicial. niz..ación~tal.(28)
Un aspecto que Lainpoco ha sido puesto en claro escl del D~e CSL:l perspectiva Bucnos Aires era un mal iflevilable
fi.nanciam iemo de aquella expansión ganadera que~si bien fa- que era p~iso controlar ya quc no podi¡¡:-.;::rsuprimido. Fun-
cIlItada por la escasa incidencia del gas LOen tierra rcqucri:l d;¡men·taImcnLe,respccLO dc un problema considerado genc-
otrás rubros de inversión -compra de ganado, por ejemplo- r.llmcnte como cl meollo del asunLO,el problema de la adua-
para los cuales la gmn cantidad de pequeños v medianos ga_ na. En lOmo a ella, han sido subrayados divcrsos asPCCLOS. En
naderos no tendrían otro recurso que lahabili~iónu otra f7>r- primer lugar, el hecho de constituir la fuente por excelencia
ma de crédiLOmercantil.(27) de los rccu..'"SOS de la provincia de Buenos Aires y, por lo tan-
De tal manera., la antigua y poco frucúfcra discusión sobre to, del posible Estado nacional. Entre 18:::2 Y 1829 los ingre-
el carácler feudal o capitalista, de. la esLanCiaareentina dc la sos aduaneros repre~nLaron alrededor del 80% d.: las rentas
primen mitad del siglo, es obviada llcvandc el problema dc de aquella provincia.
la nalumlc7..a hisLÓricade aquella economía al ámbilo dc uro El monopolio dc esos ingresos por una de las provincias
[onna de empresa, mercaI1ljl~garkidera, que conlinuaría aún porúa en sus manos una enormc e insalvablc distancia en
revelando una prolong:lción, pronta a dcsaparcccr, del domi- CU.1J1LO a b. posibilidad de montar un :lp;1ralOde Estado y, por
nio del capiL:l1comen.:ial en la economía rioplatense. consecuencia. de costear los recursos necesarios para impo-
ner por la fuerza sus intereses. Por Otr.l parte, la cuestión de
los ar:lOCcles resumía también la SUSLal1cia dcl conOicto entre
bs parteS en pugna La economía pecuaria bonaerense-csLO
wmbién concernía a provincias que. como Santa Fe y Entre
Rios. poseían ifllcrcscs similares a la d~ Buenos Aires- pro-
Sin emb:.u-go, pese al fracaso de las tempranas lcntativas pugnaba por ellibrccambio en cuanLObvorecía el imercam-
de organizar la nación, lasLCndenci:lSa b. unidad nacional no bio con el cxterior y posibilitaba reducir los .::osLOS de la ex-
dejaron de persislir yun mínimo 1am formal -la delegación, ploLXión ganadera por sus efeclOS sobre el consumo de la po-
a.ra:ur de 1826- dc.las relaciones con elexlcrior en la pro- blación, e[ccLO que, además, contribuí;¡ a reducir tensiones
vmCI:lde ~uenos Aires. cxpresaba a la vez quc subrayaba el sociales que podían emerger de la población urbana. Por el
papel partJcul:.u-deaquclla provincia. Precisamente, si hay al- contrario. provincias del interior o, en elliloraJ,ladc Corrien-
go quc pcmlil:l el acceso al nudo dc la cuestión nacio~1 en les, eran acérrimas proteccionistas en defensa dc sus produc-
csl:l etapa de la hisloria argenLina es la lI:lffiada "cuestión de ciones agrícolas y ancsanales, tan LOpor lo que las mercancías
Buenos Aires". Si por diversos motivos ocupaba un lugar tan exuanjcraspudicran afectar los mercados locales,lcx±1vía de-
primordial en la definición de lacuestión nacional rioplaten- fendidos por la protección namral de las distancias expresa-
se, unO de ellos, quizá el fundamental, era el de coIlStiLuirel da en alLOsCOSLOS de transpone, como por el efecto mucho
p~nto de encuemro dc las dos grandes lendencias que condi- más tea! para l:t época que la compctenci:l del exterior ejercía
cIOnaban. contradicLOriameIlle; las políticas provinciales. Por en el sentido dc comprimir o vedar el mercado delli LOralpa-
una.parte. la lógica de la cco1!0mía mercantil proveniente del 6. sus mercancías. EfeclO particularm en tc sensible, por ejem-
penado colonial lendía a ver la cuestión de Buenos Aires ex>- plo. para los prodUCLOSde la vitiviniculLurn cuyana o de las
mo la de la necesaria eliminación dc los privilegios políticos- anesanías texúles deCárdoba y otras pro·';ncias.

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LA ITES1JO~ REGIO~AL EJ'< EL PROCESO DE GESTACIOK. ..

Sin emb3rgo. el problcm:J. de b aduana cr.I aún más com-


plejo. Las~-pír.K:iones pro!'inciales de nacionaliz.arla, prorra-
i I:J.Sque exisúan condiciones de rentabilidad llevó consigo la
i necesidad y posibilidad de un contacto sin rest:Iicciones con
~?o sus ingTCSOsy mancj:J.ndo las tarifas con fines prOlec- ! el mercado externo por parte de provincias como las del lito-
ClQnlSL:lS, poseían obstáculos mucho más profundos que b ral, Córdoba y aun otras del interior. Para estas provincias,
re~istcocia de Buenos Aires a resignar su priyilcgiado monop- Buenos Aires era una fuente de perjuicios a la ,,'ez que una
olIO aduan~. En la renuncia a resol ycr por la fuer/.,¡}b cucs- pieza imprescindible en la integración a la economía mun-
ti?n, y hubo momcnLOs en que las provinci:J.Sco:Jlig:J.d:J.s pu- dial, de necesario control, además, por la concilia:::ión del ea-
dIeron haocrlo imcnwdo, no debió conWr solamenle el cálcu- mercio importador con los intereses vinculados a las produc-
lo sobre bs posibilid;.¡des d~ conyerur en definitiva una mo- ciones locales. Lo mismo vale para otras provin...--iasque aun-
mentánea derrot.:1 ponc¡j;.¡, sino t:1mbi¿n el de 1:J.Sesc:JSaS que no tuviesen prod,uctos a colocar en el m~o europeo,
p?sibilicbdcs de concili:.lf los interescs panicularislas proyin- o no les fUera posible colocarlos en las condiciones cr...adas
c¡ales, cuyas producciones y comercio ef:J.n n:llur..llmem~ por 13sdisL3.I1ciasy las ca..<lctcrísticas del rranspone de la épo-
competidores mutuos y cuya división del L-abaio era muy li- ca, jXlI1.Ícipabanempero de los beneficios de las otras en vir-
mi wda con excc¡y.:ión dc cierLOSa~-pcctosdc las'relacionés d.;:: lud de J.aampliación de mercados que ellas significab:J.n pa-
Bu~nos Air;:s cun cl imcrior.(29) El problcm:J. de la aJu:ln:J. ra SO.5 producciones: como era el caso de las de Cuyo. En fun-
no podía ni pu.:-d,·formu!;.¡rse como el del dominio físico del ción entooces, del desarrollo de esos Yíncu1oscconómicos
pucno, pues cun:'lilUb un asp;:clo de b C,StI1JClu,'";) mer.:amil con el mercado exterior atlántico, se fueron dibujando rasgos
no-capil;l]ist:1 tkl Río d~ la Pbla, PUCSt:1enCOnt:1cLOcon el de diferenciación regional, unidos a los que go...nerabanlas
mCfC:ldomunJi:.li cn de:;arrollo. La nacionalización dcb ciu. \'Ínc~laciones con las economías de países lirnitrofes. La ex-
dad de Bucno:-. Aircs, o dc la provincia, proycclO imentado presión litoral se fuc cargando así de un conter.J.do económi-
por los riya±lyunos, constituía. en este aspecto. un:Jsolución co significativo, desarrollándose en su interior la oposición
simplist::!..La nacionalización de b Aduana de Buenos Air--s Buenos Aires - resto dellilOral por los factOres ya comenta-
no era función de unamcdida administratiya fruto de una oca- dos. M.ientras que el interior dibujaba diferenciaciones en las
sional tran~cción políLica. La naciollalización dc la aduana que Se unían antigUas características emergemes de las con-
sólo podía rcsull:.lf de la nacionalá...acián de b economía ar- diciones naurrales o de la estructura social coo las derivadas
gentina, esto es, dc b formación de un mercado nacional. del tipo de vinculación a la .economía mundial a través de la
Pero, por otra p:Jrte, una segunda L::ndcncia modific;:¡ba rut:1del Atlántico o del Pacífico.
SUSLancialmente la cuestión dc Buenos Aires. Era la quc dc-
riyaba dd progresivo acceso al mercado mundial a través dc
la producción pecuaria para la exportación y el dCSarrollo de
la produ:x:ión ganadcrJ momentáneamente intc!::"racb.una in-
tegración no neceSariamcnte armónica, con los Sectores mer- Si utilizamos cierta forma de expresión de propósitos ate-
canLilcs de cada provincia. Es CiCflOquc el periodo vÍITeinal nuantes, como la de -dibujar". es porque si b~ este proceso
se había d::sarrollado wmb:6n económicamente, en función va diferenciando las provincias argentinas en conjuntos de
d~.una gran producción para el mercado curoJ.'~, la produc- características diversas, no estamos toda ••ia ante Uná real in-
C:lOn de pbul allOpcruana. Pero cra una producción monopo- tegración regional Si asistimos ya a un proceso dc cierta di-
lIZada por el Estado, quien reglab:J, Lambién, las característi- visión del trabajo, como la señalada por Burgin. entre ellito-
cas rncceantilistas del comercio rioplatense. En las condicio- mI y el interior, no puede decirse lo mismo dentro de cada
nes abi~ por cllibrecambio posterior a la independcncia, conjunto regional. salvo en la reducida escala de cienos in-
la CXpansJón de la producción g:Jn;¡dcra a toclas las áreas en tercambios tradlCÍonales.(30) En la ~ fonna en que no
188
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LA CCESTIO;-'; REGIONAL E..'\ EL PROCESO DE GESTAOO!'\ ...

podemos hablar de la existencia dc un mercad? nacional, cantiles.. En este sentido, es útil comparar la fonnación del es-
tampoco"parece posible hacerla de mercados regIOnales. tado corremino con el de las provincias vecinas del lilOral.
Al promediar el siglo, una econOl?ía progresiv~ente Mientras en Corrientes el dominio del grupo mercantil, pro-
orientada al mercado exterior, bosqueja -un bosqueJO cuya lon~ado a través de las luchas abiertas por la independencia,
se ~pres.1en un relativamente organizado aparato estatal,
percepción es facilitada en nosotros po!"el co~oc~enlO de
dentro <k i.a.scondiciones del período. en Santa Fe )' Entre
la historia posterior- las regiones que caractenzaran al futu-
Ríos el dt:bilitamiento del sector de mercade,res )' la mayor
ro del país. Sin embargo, dijimos, estamos lejos de pod~r ha-
incidencia de la propiedad rural se corresponde con el clási-
blar de una real integración regional. Esas presuntas repones
co podcr C3Udillista, común a otras provincias argentinas. En
son más bien conjuntos escindidos por las d.i\·isiones p..rovin-
ciales; divisiones administrativas, reo tísticas, mcr-....an
tilcs, Corrientes asisúrnos a unatcmprana formulación constiwcio-
nal con un régimen representativo funcioname. con una or-
militares ... De la misma manera que el país en bosque.io. las
ganiza~ió.-. r~~ústica, administrati va y militar máscfcctiva de
funrras regiones son aún esbozos, en los que parte ck la eco-
lo que es común advertir en el período, y con gobc.ma?ores
nomía fuerza en una dirección y la esnucrcra social en otra.
que se ~.:icn en el poder según las normas eonsutuClorul-
Porque el nudo dcla cuestión consiste en que son la estruc-
les, al pmno de lograr encauzar legalmente las rival id: les
tura social y sus expresiones políticas las qUe impone.n. a
políticas ac--ud.iz.adasal comienzo de los años 30. S~ m¡Í);ima
través del fuene panicularismo pro ..•. inciaL otra realidad
firur<l poli¡j~, Pedro Ferré -ex anesana naval-, dIfiere sus-
ceñida a los límites de los estados provinciales. aunque la
w"OCialrnemcde las características de los caudillos de la épo-
confonnación económica que le dio origen esOlviese en pro-
ca, no en ••inud de. su personalidad sino por su inserción en
ceso de transformación.
un eslad0 pro\·incial mejor controlado por la élite dirigente.
Aquella vieja estrucwra económica en la que nue ..•. os pro-
El peso en el estado corren tino de los sectores urbanos, inclu-
Cesos de producción mercantil se desarrollan con disuntas ca-
sive popul3.rcs. como el batallón deanesanos orga:nizados por
racterísticas según los casos, se corresponde con los rasgos
Ferré para ¡os combates en los que la provincia re~tó su au-
de la vida política argentinade la primera mitad del siglo. El
LOnomiaen 1821, es notoriamente mayor.
Carácter arcaico del capital comercial es acompañado de pau-
tas de vida social y política no menos ar...aicas. La ,,;da pro- Esta d.isti.l1laconformación sociocconómica se tradujo en
una dislinw. política [rente al problema de la organización na-
vinciana rioplatense, incluida la de la propia Buenos Aires. cional, q~ hizo de Corrientes la piedra fundame~ta.l de las
(31) fue modelada en esos cauces y ellos mosuaron prolon- políticas amirrosistas durante el pc~odo. Compnmldas las
gado vigor. La ruralización de la vida social ri.oplateru:e mo- posibilicL">desde expansión me~ul por los efectos de la
difica algunas de esas pautas, con manifestacIOnes mP...ciIt.<lS' política lit-ru.ambista y de la hegemonía 1x?nacrense sobr:: la
corno lo fue la presencia armada de masas rurales en las dis- navega~iÓ!1 de los ríos y la aduana, Comentes enfrento la
putas en lOmo .0. la cosa pública:, pero sin var:w les ~lOS políti-ca ~ Rosas en c1proceso de constitución de la .Li~a del
SUStaílciales de esa sociedad: la preemmenCIa de los grupos Litoral con una irritante demanda de protccclOTIlsmo
propietarios. no comprometida por la acciÓi 1 de los caudill<:'5' económico ..•.de urgente unificación nacional, e inrcntó orga-
la hegemonía sobre los sectores populares q U~ asegura el miS- nizar tras sú liderazgo a las provincias del 1,ilOral)' del inte-
mo caudillo, el fuene particularismo provincial, que compar- rior. Fmalrnente derrotada, hubo de resignarse a suscribir el
ten los nuevos sectores movijizados en el omdillismo, la.pre- PaClO Federal que dilataba indefinidamente la 0IJ:"a~ización
eminencia de las solidaridades personales o familiares sobre nacional.. luego de haberse retirado de las negoclaClOnes en
las programáticas, entre arras. . .. señal de protesta (32)
La presencia de la gran propiedad rural no deja de,trastor- En cambio es posible inferir que la resigrración de las ten-
nar expresiones políticas tradicionales de las burgues13.Smer- tativas de hacer funcionar rcgúnenes representativos real-
~en~ válidos porlas élÍles mer-..antiles de casilodas las pro- para que esos intentos culminen en el éxito_ Lo que existe son
vmcIaS, ante el poder personal de los caudillos, apoyados en grupos dominantes locales, burguesías mer-...anúles o mer-...an-
la movilización de las masas rurales, rcOeje en el nivel políti- til/rurales. si Se nos perro ite la expresión.. que controlan la pro-
co esa relación nueva y contradictDria entre los grupos mer- ducción y comercio locales, en las que los lazos de parentes-
cantiles y el crecimiento de la importancia de la propiedad ru- co predominan en 13 constitución de las empresas. y cuyo
raL Dado que lo común en la histDria del capital comercial. espíriUl panicularista predomina en los hechos sobre los po-
en cuanto atañe a sus avances sobre la producción. es el de sibles conatos nacionalistas. (34)
vincular:>c con productores directDs, generalmente pe.qucñ:l Los límites que la naturaJeza mercanúl precapitalista de las
propiedad aru:sanal. urbana o rural; mientras que en esta eta- burguesías provinciales imponían a sus re13ciooc$ recíprocas
'pa del dcsarrolio de. la economía rioplatense, en CU;l.'1to eco- explican la dificultad de su fusión en una clase rwcional.. Las
nomía orientada al mercado pero aún no capitalist:l. la rela- lcndcnci.3.snacionalistas existentes en todo el ámbito riopla-
ción con la gran propiedad rural lo pone en contacto con un;:¡ tense, apoyadas, entre otras rawnes. sobre la necesidad de or-
situación social más compleja; 13expresada en la relación so- ganizarlos \incuJos con el exterior, no al~ban a superar
cial propietario-pcón (33) y, por añadidura, en un momento tampoco aquellos límites.
histórico en que las masas ruraJes, en toda Hispanoam¿rica. El proceso de expansión económica bonacrensc,porejem-
habían sido recientemente sustraídas a 13disciplina del traba- plo, es usufructuado por una clase dirigente m=úl-estan-
jo en aras de las luchas por la independencia, movilización ciera cuya tendencia más notDria no es hacia la unificación
efectuada por lo general mediante programas de naturaleza nacional sino hacia la preservación del statu quo: un mínimo
i¡;ualitaria que ca.1aron hondo en 13conciencia popular e hi- de vincu13ción con el restD de las provincias que a la vez que
cieron más que difícil la necesaria tarea de reinsenarlos en el permita el mantenimiento dejos lazos económicos vareferi-
mundo productivo. El fenómeno de la ruralización de las ba- dos y una mayor fuerza en las negociaciones con el exterior,
ses del poder y de la emergencia de regímenes dccaudillo ex- haga también posible la exclusividad del aprovechamientD de
presa CS3 nueva situación social e indica. en el p13no políti- las ventajas naturaJcs de 13provincia, expresadas en el con-
co, uno de losefedos más difíciles de controlar que en una trol de la navegación de los ríos y en el del come.rcio exterior
economía todavía tributaria del capital comercial, emerge de a través de la aduana El panicúlarisrno de esa burguesía mer-
la vinculación, por más débil que sea en esta primera mitad cantil, fracasado en años anteriores, en los intentos de unifi-
del siglo, al mercado rnundial capitalista en desarrollo. cación nacional bajo su hegemonía. al par que exitDSOen im-
Por otra parte, pese a las innovaciones de importancia que pedir la unidad a costa de sus privilegios. tendeci tanto bajo
se han ido produciendo en la sociedad argentina, lo que no el período rosista como posteriormente durante el predomi~
existe al filo de la caida de Rosas es una clase social dirigen, nio de la política mitrist.a, a obstruir toda política de organi-
te que pueda llamarse nacional. si no en el sentido de corres- zación nacional que implique el sacrificio de aquellos intere-
ponder a una Nación, aún sin cuajar, al menos en el de poseer ses panicularist3S. En este cometido, la al.i.anza con pane de
una solidaridad y fusión de intereses en el ámbitode lo que las provincias dellitDraJ será vital para el dominio de lapolíti-
se concebía CQmobase de la nacian posible. Han surgido ya ca de no organización nacional durante el periodo.
nuevas realidades, sea en el terreno de los intereses materia- Por eso, como señalamos, la más imponante de esascues-
les, sea en el de las experiencias políticas, producto de 13his- tiones,que afectaba al conjuntD de las provincias. la llamada
toria lraIlSCurrida desde !a independencia, que harán recrude- "cucsúón de Buenos Aires", se veía magilificada. al prome-
cer yaparcntemcnte con mayores posibiud.ades de éxito, los diar el siglo. por las nuevas perspectivas del JDel"Cadomun-
intentos de organización nacional. aunque toda\ia falüm al- dial. La e:x.istenciade una provincia del litoral maritimo y flu-
gunas décad.1s de intensas transiormaciones y agudas luchas vial, con el gran puerto del comercio exterior y con las carnc-

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JOSE CARLos CHIARAMONTE

~cas culturales y políticas de su centro urbano fu~ tradi el sur brasileño)' el Uruguay de las del litoral. Es así que se
Clonalmente el gnm mqtivo de escándalo y d' rilia ~ - van peñllando, entonces, esbozos de nuevas regiones con el
resto de las provincias argentinas. Sin emb ISCQ ~ el
consiguiente riesgo de disgregación que entrañan para el no
~~ne~~~ también el gran factor de uni6n,~~~I~~ concretado proyecto de naci6n argentina y que urge la pues-
to en que se ~poyaban las tendencias nacionalis- ta en práctica del llamado proceso de organización nacional
tas ~ pleno proceso de disgregación polftica Y no ucre subsiguiente a la caída de Rosas.
~fenmos con esto a los efectos de la POlíticaton q mas
diente tanto a' pedir la " . aerense. ten- Tenemos entonces que al producirse la independencia, los
un m' ' un, orgaruz.aclOnnacional, a conservar intentos de conformar nuevas enúdades políticas sobre la ba-
~uno ~ urudad en cu:mto ella era factor ftmdamemal se de cierta uniformidad regional. según el patrón de las vie-
p~ su propIO desarrollo, SinOa los efectos de la existenc' jas intenden:::ias, fracasan, La configuración regional que esos
mIsma de Buenos Aires df¿1trodel resto de las : _. ,la proyectos dibujaban tenía cierto asidero en la realidad.., fun-
hecho. d~ que la ~~aceión de ':l~tiples jntere1:~~-~~'ia~ dado en motivos de orden geográfico y económico, de .•incu-
les ex~g¡a la anulaclOn de los pnvilegios que disfrutaba B los históricos debidos a la proximidad espacial o a otras ra-
nos ~ .):de q~e ello sólo fuera posible en el cauce de :;;. zones, como las derivadas del ordenamiento adnúnistrativo
orgamz.aclOn naetonal que la englobara y que arb"trase I . hispanocoloniaL Pero esta configuración regional era por
tereses encon......,,~ e ', I os In- demás débil si traSCendemos al punto de vista geográfico. Y
o ~<ZUU;>. ompoSlclón de lugar que sólo paree"
atenuarse ~ las zonas limítrofes del área andina, r - 'f 10 las razones de esto se encuentran, como .•imos, en el úpo de
de otras regJüne5 extran' sal' unltro es estructura econá.mica y social que no generaba más vínculos
d . " ~~ con Ida al exterior. atenuan- económicos entre las provincias que los de la circulación mer-
o aparentemente el sentunlento nacional en forro
cho más se::~uaba en la propia Buenos'Aires a ~~ mu- cantil del tipo ya descripto más arriba Estas configura:::iones
regionales tuvieron alguna. proyección en las luchas sociales
yo ~tor dirigente vi vió si empre oscilante ante~nap3rt.edo' bl~ecu-
racIOno la de 'al" den- y Políticas del período. En unos casos -Liga del Interior, lide-
. . org:aruz.ar ~ baJo su dominio de tal manera rada por el general Paz-, se trataba de una unión transitoria
que n~ fCSlgnase las venta;as de Suprivileciada sirua~' _ derivada predominantemente de la estrategia militar y ten-
geográfica o la de separarse deél, afectando los'~. ~,lOn diendo a apoyarse en la más genérica oposición interior-Bue-
culadas al tráIi . ,Intereses vill-
l;;()mterprovincial pero asegurando los d . nos Aires. En otro caso -Liga del Litoral-las mismas razones
dos de su posición. en va- se unieron a la emergencia de reivindicaciones regionales
, De tal ~ ~ CÓ':l?observando el proceso desde el más definidas que, sin embargo, no mostraron el vigor sufi-
an~~ c:e su ~clOn política, lo más llamativo del ciente para asegurar su perduración. (35)
~ _o constuuy~ la e.merg~ncla del estado pro"incial al Por otra pane, aliado de la unidad pro .•incia de sólida es-
nusmo uempo es poSIble ~ ~dvm.iendo los cambios que.a I~_ trucurración económica, social y política, la historia de 12.pri-
go plazo el proceso economICOv social va N'V" •
mera mitad del siglo aptmta a la confonnaciónde regiones
.d d " p. ,r"uclendo en el económicas más amplias que engloban a conjuntos de pro-
senu o ~ promover una configuración regioilal más am lía
Hemos VIStO que, al amparo de la inexistencia de un ~er vincias argentinas con pane de los países vecinos. Ante la ine-
central y ante las exigencias de una economía debil'tada xistencia del Estado nacional, esos vínculos económicos pue-
las lu~has armadas. y comp~mida en sus posibilidad~ de :~ den amenazar con desarrollar una solidez mayor que los que
sarro .0 por el penado de dificultades que Vive la economía unen a esas provincias con lo que sigue siendo el centro vi.si-
blede la posible nación: Buenos Aires. No se ha intentado
~unsidia1gI0enlastreel ~ .de las ~rras napoleónicas y la mitad
. .' provmc¡as se vuelcan a las posibilidades una evaluación precisa del peso de unos y otroS nexos; que
Ub1C3CIón geográfica les brinda Es el ,..,,~ d las' permita estimar hasta qué punto era el peligro, pero basta sa-
I"'l.:. _ ·.....,0 e vmcuque.su laclO- ber que en la conciencia política de la época constimyó una
nes con ~UJC de una parte de ellas con Boli . de
• ""la otras, con Preocupación que estimliló en parte a los protagonistas la ten-

r'-"- --.' _- '.,.


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LA C¡;ESTIO~ REGIO~AL E."\ EL PROCESO DE GESTAClO~-.

dencia a la unificacion nacional. Si bienes cierro que, pese a to bonaerenses como del interior. Porque. a dif~ren~~ de lo
los elementos de comunidad de lengua -con excepción del sur que se suele interpretar, en el proceso de O~Clon defi-
de Brasil-. cultura., tradiciones J otros, que también podían niúva de la nación, que va desde la COnstItuCIO;: ~el 53 ~
consútuir factores de unificación para cualquiera de esas re- ajuste dcliniúvo del 80, el triunfo no es d.e esa . O~~arqwa
giones inrranacionales, las provincias de la Confederación porteña", que con expresión de escasa realidad hiSlOnca de-
Argentina tenían OtrOacervo común que las diferenciaba de fmiría lID mismo grupo social desde 1820 en adelan,te y C?n
los países linúrrofes, también es cieno que las exigencias de la que se quiere designar a una clase q~e representana los m-
las penosas condiciones económicas del período podían con- tereses porteños y que habría co~gwdo derro~ a los pro-
vertirse en fuenes razones para las ten dencias centrífugas que vincianos luego de una serie de vicisitudes no siempre favo-
amenazaban el proyecto de nación argentina. Para una pers- rables. Por el ~ontrario. lo demtado en el 80 son los sectores
pectiva, insistimos, en la que la nación existente a fines del políúcos, incluido el más ~cional de ~tienos Aires. q~
siglo XIX fue un fruto del proceSo histórico y no la tardía for- expresaban aquellos panicularismos pronnciales gest:ados a
m.a.lizaci6n de una realidad ya existente al filo de la inde- fmes del período colonial y fonaJecidos durante las pnmeras
penden¿ii, impona saber que estos distintos esbows de soli- etapas de vida independiente,' Es d~ir. ~queIlos grupos.~
daridades fundadas en nexos económico~, nexos políticos, ciales dirigentes de cada provmcla, mclwda la de Buenos Al-
tradiciones de di\-erso tipo -entrelazados en una compleja su- f"'--5, que U;tentaron encajar sus inte~~?lcio~es en ~
perposición cuya coexistencia proviene, justamente. de la de- hipotética y siempre fracasada or~aru~clon ~clOnal. "1 lo
bilidad aun de los vínculos que harían posible la nue\'a na- que triunfa y hace realidad la orgarnzaclO,n nacIOnal es la con-
ción- consutu)-eron facLOresde peso en las tenSiones políti- junción de parte de los viejos pro:agomstaS: tranSformados
cas rioplatenses. en el proceso de paulatina integraCión del pats en el.~ercado
Los cambios internos y la percepción de una nueva coyun- mundial. que conciliaron sus intereses er. pos ~eI obJCuvo que
tura internacional posterior al promediar del siglo renovarán les pcrmiúa disfrutar de la:sbrillanteS pcrspccU\:~ que al pro-
las nUnca extinguidas tendencias hacia la unificación nacio- mediar el siglo ya se habían advertido en la p?SIb,l~lcbdde tal
nal. Sin embargo. la nueva siruación política existente en integración. Y es ese mismo proceso de conJunclO~ q~e cul-
Buenos Aires al caer Rosas no bastará, ni mucho menos, pa- mina en el 80 favoreciendo ciertos intereses proVInciales y
ra asegurarla. De todas las provincias era en ésl2. en la que a dejando en el ~ino a otros, el que mar...a. LaITI bién la crista-
la vez que persisúa el in terés en unificar al país, dada la irn- lización de una clase social nacional, disún.t.a de los ~s
portaneía que ello tenía sobre el desarrollo de la propia pro- particularistas que habían caracterizado la .hístorul anaf:Iw:;
vincia. existió siempre la máS fuene tendencia a la segrega- argenúna de la mayor parte del Siglo XIX, con ex~Sl~es
ción, en la medida, además, en que enl la única que contaba P;líticas que, como el partido mitrista de~uenos Aires., vie-
con elementos materiales y políticos en grado :.aide tomar re- ron desaparecer la:srazones de su eXIStencia..
almente posible su existencia independiente. Lacoalición del
resto de la:sprovincias no bastaría al logro de la unificación
nacional. como se comprobó en la segregación de Buenos Ai-
res en 1852. Serían necesarias transformaciones más profun-
das, emergentes de los cambios económicos y sociales que se
irán dando en la segunda mitad de siglo para producir la fu·
sión de intereses de varios de los principales grupos provin-
ciales CQll parte de los de la misma Buenos Aires, dejando en
el camino. derrotados. los viejos intereses particularistas, tan-
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