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Manejo Integrado de Arvenses: Práctica

más eficiente para prevenir la erosión


de los suelos de la región cafetera
colombiana
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En Colombia se estima que las pérdidas totales anuales de suelo son mayores a
486 millones de toneladas, de las cuales los cultivos limpios (sin ningún tipo de
cobertura) son responsables del 80% (FAO 1954) citado por Lal (1981), por
tanto, es totalmente ilógico e insostenible continuar realizando este tipo de
agricultura en la zona cafetera colombiana.

Por Luis Fernando Salazar G

En Colombia se estima que las pérdidas totales anuales de suelo son mayores
a 486 millones de toneladas, de las cuales los cultivos limpios (sin ningún tipo
de cobertura) son responsables del 80% (FAO 1954) citado por Lal (1981),
por tanto, es totalmente ilógico e insostenible continuar realizando este tipo de
agricultura en la zona cafetera colombiana.

Resumen

Se expone la importancia del Manejo Integrado de Arvenses como práctica


primordial de conservación de suelos en cultivos de zonas de ladera colombiana
especialmente en cultivos de café, además la conveniencia de conocer el grado
de interferencia cuantitativo de las diferentes especies de arvenses que
acompañan los cultivos y determinar la relación costo beneficio de su manejo.
Se hace énfasis en la definición de umbral económico para el Manejo Integrado
de Arvenses y las bases principales para su estudio. En general se muestra
como desde sus inicios el gremio cafetero colombiano se ha preocupado por
entender e investigar las relaciones existentes entre el manejo de arvenses, el
cultivo y la conservación de los recursos suelos y aguas.

Introducción

En Colombia se estima que las pérdidas totales anuales de suelo son mayores a
486 millones de toneladas, de las cuales los cultivos limpios (sin ningún tipo de
cobertura) son responsables del 80% (FAO 1954) citado por Lal (1981), por
tanto, es totalmente ilógico e insostenible continuar realizando este tipo de
agricultura en la zona cafetera colombiana.
La reducción en el rendimiento del cultivo del café debido a la interferencia que
sobre él ejercen las arvenses se estima actualmente en un 10% y de manera
potencial entre 30 y 35% (Oerke et al.,1994). A nivel mundial el control de las
arvenses se constituye en la labor más costosa de manejo del cultivo del café
(30 a 40% de los costos de producción) (Oerke et al.,1994). Gómez et al.,
(1985) reportan que en Colombia el control de arvenses en el cultivo de café
con azadón y machete constituye una inversión dentro de los costos de
producción entre el 17 y 22 %, considerados muy altos en relación con éstos.

En los últimos años el manejo de arvenses en los agroecosistemas cafeteros


colombianos ha cambiado su rumbo con respecto al manejo tradicional, al
adoptar la estrategia del Manejo Integrado de Arvenses, donde se involucran
factores como el manejo selectivo, oportuno, racional y económico de las
arvenses. Este cambio radical obedece a presiones de tipo político, económico y
ambiental fundamentados en criterios de competitividad, sostenibilidad y
sustentabilidad, bajo los cuales apunta el desarrollo de la caficultura
colombiana.

El manejo convencional de las arvenses (desnudando el suelo totalmente)


mediante el uso del azadón y aplicación indiscriminada de herbicidas en la zona
cafetera se ha considerado como el mayor obstáculo al desarrollo sostenible y
sustentable de la caficultura colombiana, debido a la erosión de los suelos ante
el poder erosivo de las lluvias, lo cual conlleva a la disminución de su fertilidad
natural (horizonte orgánico) y en consecuencia a tener suelos cada vez menos
productivos. Por otro lado, se asumen costos elevados en la producción del café
como consecuencia de la frecuencia alta en las desyerbas, incremento sucesivo
de las necesidades de fertilización, y uso irracional y exagerado de herbicidas
químicos.

Desde la creación de la Campaña de Defensa y Restauración de los Suelos por


el XV Congreso Nacional de Cafeteros de Colombia en 1945, se entendió la
necesidad de realizar desyerbas selectivas con el fin de proteger los suelos
contra la erosión causada por el impacto y arrastre de las lluvias; es así como la
disciplina de Conservación de Suelos de Cenicafé ha venido desarrollando
ininterrumpidamente tecnologías económicas y prácticas para el manejo
integrado de arvenses en plantaciones de café que conllevan a disminuir las
pérdidas de suelo entre 95 y 97% y a reducir los costos de las desyerbas hasta
en un 85% con respecto al manejo tradicional, teniendo en cuenta como
criterio principal el manejo selectivo de arvenses permitiendo el establecimiento
natural de las coberturas nobles que protegen el suelo contra la erosión y no
perjudican el desarrollo y la producción del cultivo. Sin embargo hasta el
momento no se conoce el grado de interferencia cuantitativo de las diferentes
especies de arvenses que acompañan el cultivo del café, ni la relación costo
beneficio de su manejo.

Definición De Arvense
El valor de una arvense está determinado incuestionablemente por la
percepción de su observador, estas percepciones tienen gran influencia sobre
las actividades humanas dirigidas hacia su manejo (Radosevich, et al, 1997).
Desde el punto de vista antropocéntrico las arvenses se consideran como
plantas que interfieren de una u otra forma con las actividades del hombre, sin
embargo biológicamente éstas tienen un valor incalculable por constituirse en el
eslabón fundamental de todo ecosistema (Radosevich, et al, 1997). Dentro de
la vegetación silvestre o nativa se considera maleza (arvense) a aquella planta
que en un momento dado puede interferir ya sea alelopáticamente o por
competencia por agua, nutrientes, CO2, O2 y espacio, con un cultivo, afectando
económicamente el sistema productivo (Gómez y Rivera 1994).

Interferencia De Las Arvenses Con El Cultivo

Cultivos y arvenses viven en un mismo ambiente y su capacidad productiva es


limitada por factores como, humedad, luz, nutrientes y espacio disponible; cada
grupo de planta hace una demanda especifica sobre el poder productivo del
campo, sin embargo las pérdidas del cultivo debidas a la interferencia entre
ellas, no son muy obvias para el observador casual y por lo tanto son
fácilmente pasadas por alto (Pavlychenko y Harrington, 1934). La Interferencia
es el resultado de la suma de factores detrimentales (competencia +
alelopatía).

Pavlychenko y Harrington (1934) reportan como cada cultivo y especie de


arvense tiene sus propias características de adaptación competitiva y reacciones
propias con respecto a sus rivales, concluyendo, que diferentes hábitos de
crecimiento de las arvenses dan como resultado diferente habilidad competitiva.

Los estudios de interferencia, actualmente se enfocan hacia la búsqueda del


período crítico de competencia de las arvenses con el cultivo, con el fin de
detectar las pérdidas de éste en condiciones análogas, otorgando como
resultado la época más adecuada para el manejo de éstas, pero sin tener en
cuenta la capacidad de interferencia de cada especie de arvense en particular
(FAO, 1987, citado por Montaño y Torres, 1994). Las investigaciones sobre
interferencia arvense-cultivo han sido enfocadas principalmente sobre los
efectos de la asociación más que sobre sus procesos. El control de arvenses
generalmente se ha basado en el tratamiento de síntomas (presencia anticipada
o actual de las arvenses) más que sobre la observación de la dinámica de
población arvense-cultivo, y el impacto potencial sobre el rendimiento del
cultivo. Una vez, sean entendidos los factores que influencian los procesos de
interferencia, el manejo de arvenses podrá ser determinado con mayor acierto
(Radosevich, 1987).

Las Coberturas Vegetales Y El Manejo Integrado De Arvenses En


Zonas De Ladera Colombiana

Wyse (1994) Sugiere, que bajo los actuales sistemas de producción,


acompañados por el gran auge de la aplicación indiscriminada de herbicidas no
se pueden resolver problemas asociados con la erosión de los suelos, calidad
del agua y calidad de la vida rural, por ende el manejo actual de las arvenses es
considerado como el mayor limitante al desarrollo sostenible de la agricultura
mundial.

En cuanto al manejo de arvenses en el cultivo del café en Colombia, Gallo et al,


citados por Mestre (1979), reportan que las arvenses son más eficientes en
cuanto al consumo de nutrientes que el cultivo de café; lo cual coincide con lo
expuesto por Gómez, et al., (1985), al afirmar que el mayor consumo de
nutrientes por parte de las arvenses ocurre en la época en que el café más lo
necesita. Mestre (1979) encontró, que la mayor ventaja económica de las
desyerbas sin selectividad de arvenses, se consigue cuando en un período de
tres años se desyerba el cafetal 16 veces, efectuando ocho desyerbas en el
primer año y cuatro en cada uno de los años siguientes. Salazar (1975)
haciendo control generalizado de arvenses en cafetales, con machete y azadón
encontró las producciones máximas cuando desyerbó con machete cada 35 días
en la etapa de crecimiento y cada 70 días en la de producción.

En general, anteriormente se consideraba indeseable todo tipo de vegetación


arvense asociado con los cultivos, hoy día, con mayor conciencia de los
problemas de erosión especialmente en zonas de ladera, se ha comenzado a
proteger el suelo mediante el establecimiento de arvenses que no interfieren
económicamente con el crecimiento y el desarrollo del cultivo (Arvenses
"nobles"), (Gómez, et al, 1985; Koch y García, 1989; Gómez 1990a; Gómez,
1990b; Gómez y Rivera, 1993; Rivera y Gómez, 1992; Gómez y Rivera, 1994;
Rivera, 1996; Rivera, 1997a; Rivera 1997b.).

En cuanto a estudios de manejo de arvenses y conservación de suelos en la


zona cafetera colombiana, Suárez de Castro y Rodríguez (1962) reportan, que
una buena cubierta vegetal, y la utilización del machete o desyerbe selectivo
son sistemas que deben servir de base a todo programa de conservación en los
terrenos sembrados con café.

Los mismos autores reportan, que las pérdidas de nutrientes por escorrentía en
un suelo desnudo son similares a las cantidades extraídas por el cultivo para
producir la cosecha, un suelo desnudo pierde por percolación hasta cinco veces
su fertilidad natural comparado con un suelo protegido con cobertura viva de
añil forrajero.

Suárez y Rodríguez (1962) recomiendan que se debe evitar, mantener por


períodos largos, terrenos sin protección vegetal; la realización de labores
culturales que conduzcan a este efecto, son perjudiciales para la fertilidad de
dichos suelos desde el punto de vista de la escorrentía y la percolación. Tales
autores sugieren, que en plantaciones de café se deben establecer plantas
rastreras entre las calles, como cobertura viva, con el fin de proteger el suelo
contra el impacto directo de la lluvia y permitir la retención de elementos
nutritivos, señalando además, que debido al incremento de las pérdidas de
agua por evapotranspiración en suelos con cobertura vegetal ésta debe ser
manejada con gran precaución en zonas con épocas de déficit hídrico.

Uribe (1966) comparó tres sistemas de manejo del suelo en una plantación de
café al sol, consistente en suelo desnudo, barreras vivas y cobertura vegetal.
Las pérdidas de suelo fueron menores para cobertura vegetal que para las
barreras vivas y suelo desnudo. Dentro de las coberturas vivas la pérdida
menor de suelo correspondió al pasto micay (Axonopus micay) 326 kg.ha-1 de
suelo. El terreno con barreras vivas perdió menos suelo que el desnudo, 1.664
kg.ha-1 y 4.349 kg.ha-1, respectivamente. Igualmente las coberturas vivas
retuvieron más el agua que las barreras vivas y que el suelo desnudo.

De acuerdo con el mismo autor, las coberturas vegetales en cafetales al sol son
una buena práctica de conservación de suelos. El sombrío en los cafetales no
sirve por sí solo para la conservación de suelos, es necesario establecer
coberturas en el suelo e impedir el arrastre del material orgánico que se
desprende de los árboles de sombra.

Uribe (1971) midió las pérdidas de suelo y agua de escorrentía en 6 predios de


tamaño variable y se compararon a través de varios años en cultivos de maíz,
yuca, pastos y café con diferentes modalidades de manejo y sistemas de
defensa de suelos. Las pérdidas mayores de suelo se presentaron en cafetales
al sol sin prácticas de conservación de suelos y desyerbas no selectivas con
azadón (4.882 kg.ha-1).

En otro experimento Gómez (1978) evaluó la relación entre la densidad de


siembra del café al sol, el manejo y la erosión de los suelos. Las pérdidas
mayores de suelo se presentaron en el cultivo de café sembrado a 2 x 2 m
(2,25 t.ha-1.año-1) y las menores en el café sembrado a 1,5 x 1,5 m. Lo
anterior debido a que cuando se siembra a distancias amplias es necesario
realizar una cantidad mayor de desyerbas al año y a una distancia de siembra
de 1,5 x 1,5 m permite mantener una cobertura noble en el suelo.

Los experimentos en cafetales a plena exposición solar muestran como el


manejo de las plantas, la densidad de siembra, el método de desyerba
empleado, la intensidad y frecuencia de la desyerba, la presencia y
mantenimiento de una cobertura noble del suelo, la eliminación de gramíneas,
ciperaceas, plantas enredadoras y trepadoras y de otras arvenses agresivas al
cultivo del café mediante desyerbas selectivas y parcheos están muy
relacionados con la intensidad de la erosión de los suelos y la producción de
café (Cenicafé, 1982).

Primavesi, (1984); reporta el término "La Invasora Seleccionada o Escogida"


para referirse a aquellas arvenses que deben permitirse en asocio con los
cultivos para así proteger los suelos contra la erosión, anota además que éstas
deben ser un ecotopo, es decir, deben adaptare a las condiciones ambientales
de su medio para así poder sustituir a las arvenses agresivas "Invasora
Indiscriminada". Gómez et al.,(1985); Gómez (1990a) definen el término
"Arvenses nobles" como plantas de porte bajo, de crecimiento rastrero o
decumbente, con raíz fasciculada rala superficial o pivotante rala, con
cubrimiento denso del suelo; las cuales protegen el suelo de la energía erosiva
de la lluvia, no interfieren el cafeto en la producción si no están presentes en la
zona de raíces; el mismo autor considera que su establecimiento es la práctica
preventiva de la erosión que ofrece más eficiencia y factibilidad económica y
puede ser implementado mediante el Manejo Integrado de Arvenses.

A partir de 1982, a consecuencia de la alta degradación de los suelos por


erosión, contaminación y del detrimento causado a la biodiversidad por el uso
inadecuado de herbicidas en el cultivo de café y en otros cultivos de la zona
cafetera, la disciplina de Conservación de Suelos de Cenicafé inicio el proyecto
Manejo Integrado de Arvenses, comenzando investigaciones en parcelas de
escorrentía, sobre el uso oportuno y conveniente de los métodos de desyerba,
con machete, guadaña, en forma manual y con la aplicación racional de
herbicidas, con el fin de disminuir el costo de las desyerbas, seleccionar y
establecer arvenses nobles protectoras del suelo contra la erosión, y disminuir
la contaminación ambiental por el uso indebido de herbicidas (Gómez et al.,
1985, Gómez 1990b).

Gómez (1990b) midió la erosión como efecto de la desyerba de cafetales con


azadón, machete y herbicidas bajo la modalidad de manejo integrado de
arvenses; a partir del tercer año el cafetal prácticamente se cerró; después de
esta época se requirieron solamente parcheos esporádicos para controlar
algunas arvenses; se observaron producciones altas y pérdidas bajas de suelo
por erosión, por debajo del nivel de tolerancia (1 t.ha.año-1).

En general, de acuerdo con Gómez et al.(1985); Gómez (1990b), las


experiencias del Manejo Integrado de Arvenses en parcelas de escorrentía
permiten concluir principalmente lo siguiente:

Los dos primeros años de un cafetal son críticos desde el punto de vista de
control de arvenses, para el desarrollo normal del cafeto, y para la erosión de
los suelos debido a que se incurre en un control más frecuente de arvenses.

Cuando se realizan desyerbas selectivas en ésta etapa del cultivo, las pérdidas
de suelo por erosión se reducen considerablemente (95-97%) debido a la
presencia de "coberturas nobles".

Las arvenses nobles no deben invadir la zona de raíces del árbol (plato), ésta
debe permanecer limpia para que no haya interferencia de las arvenses con el
cultivo.

Posteriormente, al observar que la tecnología utilizada, hasta ese entonces, no


garantizaba el establecimiento adecuado y oportuno de "coberturas nobles",
debido al uso de equipos de aspersión de herbicidas, Rivera (1994; 1997)
reunió las ventajas y evitó las desventajas de los equipos de aspersión
tradicionales con el desarrollo del equipo Selector de Coberturas Nobles,
haciendo del manejo de arvenses en cafetales una práctica más eficiente,
sencilla, práctica y económica, al facilitar el establecimiento de coberturas
"nobles", disminuir los costos de las desyerbas entre 85 y 95% y proteger los
suelos contra la erosión con una eficiencia entre el 95 y 97% con relación a la
desyerba convencional (con azadón y machete). (Rivera, 1997).

Por otro lado, se ha profundizado en el estudio de las arvenses más


frecuentemente asociadas al cultivo del café en Colombia, diferenciándolas
descriptivamente según su grado de interferencia con el cultivo, hábitat y
utilidad. De este modo, Gómez y Rivera (1987) identificaron 170 especies de
arvenses de ocurrencia frecuente en plantaciones de café, localizadas a
altitudes entre 1000 y 1800 m.s.n.m, con temperaturas entre 17,5 y 23,0 ºC,
encontrando que todas ellas prestan algún tipo de beneficio al hombre, donde,
el 45 % interfiere en alto grado al cafeto, el 35% en grado medio, el 5 % en
grado bajo y el 15% (25 especies) en grado muy bajo (coberturas nobles)
Basado en la clasificación anterior y los excelentes resultados del
establecimiento de coberturas nobles, Rivera (1997) propone que el Manejo
Integrado de Arvenses debe realizarse aún más detalladamente, observando
que población de arvenses realmente requiere ser controlada según su grado
de interferencia con el cultivo, y sobre cual no es necesario realizarlo. En el
mismo sentido (Smith, 1990) explica, que el conocimiento de los umbrales de
interferencia, al igual que la biología y hábitos de crecimiento de las arvenses,
es esencial para implementar de manera eficiente oportuna y económica el
Manejo Integrado de Arvenses, con el fin optimizar la rentabilidad de los
cultivos.

Chee et al., (1992), sugiere, que es necesario clasificar las arvenses de acuerdo
a su agresividad con respecto a la plantación con el fin de realizar un manejo
de arvenses eficiente y selectivo; el mismo autor propone un ejemplo de
clasificación de las arvenses: Clase A: Plantas como Centrocema pubescens,
Desmodium ovalifolium, y Pueraria phaseoloides, las cuales son plantas
benéficas que deben ser explotadas para suprimir arvenses agresivas,
conservar el suelo contra la erosión, y disminuir los costos de las desyerbas.
Clase B: Plantas como Axonopus compresus, Borreria latifolia y Paspalum
conjugatum, las cuales son aceptables en la plantación, pero requieren ser
manejadas cuando sea necesario. Clase C: Plantas como Asystasia gangetica,
Imperata cylindrica, Mikania micranta, las cuales interfieren en alto grado con
los cultivos

Las coberturas vegetales actualmente están siendo incluidas en sistemas


agrícolas con el motivo de incrementar la fertilidad del suelo y el
funcionamiento del cultivo a largo plazo, a partir del control de erosión,
incremento de la materia orgánica y mejoramiento de las propiedades físicas
del suelo, y a corto plazo, afectando el balance de radiación, temperatura y
humedad del suelo, disponibilidad de nutrientes, relación escorrentía
/infiltración y el establecimiento del cultivo (Chee et al., 1992; Bradshaw et al.,
1995; Teasdale, 1998; Engles, 1998; Garwwod et al, 1999; Boyer et al., 1999;
Tian et al.,1999).
El propósito más importante de utilizar las coberturas vegetales es reemplazar
poblaciones de arvenses inmanejables por plantas de cobertura de más fácil
manejo con capacidad para apropiarse de nichos ocupados por poblaciones de
arvenses que interfieren económicamente con el cultivo; y de proteger los
suelos contra la erosión. Debe existir un balance entre los recursos que necesita
la cobertura vegetal para su establecimiento y los que utiliza el cultivo para su
producción (Teasdale, 1998).

Bradshaw y Rice (1998), en experimentos realizados en Nicaragua, compararon


el efecto sobre el recurso agua en el suelo de dos tipos de coberturas vivas
perennes (Arachis pintoi CIAT18744 y 18748) y Desmodium ovalifolium
CIAT350), del crecimiento de arvenses espontáneas y de parcelas libres de
arvenses en café (Coffea arabica cv. Catuai Amarillo) transplantadas a 3,5 m x
0,5 m. Cada parcela consistió de dos entre calles rodeando una calle de café de
8 m de largo, de la que se usaron 14 a 18 plantas para tomar mediciones. A
pesar de que el café libre de arvenses presentó la humedad del suelo más baja
durante dos veranos consecutivos sufrió menos estrés hídrico debido a que
presentó una densidad de raíces más alta que los otros tratamientos; además,
el crecimiento de las ramas fue mayor en el tratamiento sin arvenses durante el
inicio de la época lluviosa y la tasa de aborto de frutas menor durante el
siguiente año, sin embargo no fueron encontradas otras diferencias
significativas entre tratamientos. Aunque la diferencia en rendimientos de "café
oro" durante cuatro años no fue estadísticamente significativa, hubo una
tendencia a obtener rendimientos menores con los tratamientos sin
desyerbar.184, 188, 106 y 213 g /árbol para los tratamientos Arachis,
Desmodium, testigo sin desyerbar y testigo del productor, respectivamente.

Los mismos autores concluyen que en la época seca cuando otras plantas están
presentes en la entre calle, los árboles de café tienen menor densidad de raíces
para extraer el agua con relación a aquellos donde se desyerbó el terreno
durante esta época. Por lo tanto recomiendan cortar las coberturas al comienzo
de la época seca con el fin de contrarrestar éste efecto.

Oladokun (1980) en Nigeria, estudió el comportamiento de cuatro coberturas


vegetales (Pueraria phaseoloides, Calopogonium mucunoides Centrosema
pubescens Vigna unguiculata) y dos tipos de residuos vegetales (mulch de
pasto y de plátano) sobre Coffea canephora Pierre var. canephora Haarer
encontrando que el mulch tiene la propiedad de retener mayor cantidad de
agua en el suelo que las coberturas vegetales y el cultivo totalmente limpio, sin
embargo no se presentaron diferencias estadísticamente significativas entre el
contenido de humedad del suelo de los tratamientos de coberturas y el
tratamiento libre de arvenses, lo que significa que existió baja competencia por
agua entre las coberturas y el café.

Otros estudios, realizados en Centro América sobre el manejo selectivo de


arvenses y el comportamiento de diferentes coberturas vegetales en cultivos de
café, concluyen lo siguiente: El rendimiento del cafeto con presencia
permanente de arvenses durante los primeros tres años de edad del cultivo
presentó una disminución de 40%, 27% y 18% en la primera, segunda y
tercera cosecha respectivamente con respecto a la no presencia de arvenses
durante el mismo período. De acuerdo con los rendimientos obtenidos en éste
período la mayor interferencia entre las arvenses y el cultivo se encuentra
comprendida en la época seca afectando la floración y formación de frutos. El
manejo convencional de arvenses (uso de herbicidas y machete sin selectividad
de arvenses desnudando totalmente el suelo) brinda menor cobertura del suelo,
con más del 50% del área desnuda en su tercer año con éste manejo el área
desprotegida puede superar los 60 días entre una y otra aplicación durante la
época más lluviosa del año. El manejo de coberturas naturales durante tres
años logró un cambio significativo en el banco de semillas de arvenses
agresivas. Los tratamientos con cobertura vegetal no mostraron diferencias
significativas sobre altura, diámetro y número de ramas de los cafetos. Los
tratamientos que incluyeron la siembra de Arachis pintoi a pesar de otorgar
excelente cubrimiento al suelo aumentaron la relación costo beneficio debido a
los costos altos de su establecimiento. Los rendimientos del cultivo en
kilogramos por parcela presentan diferencias significativas entre el tratamiento
convencional y el selectivo, obteniendo mayor rendimiento bajo el primer
tratamiento (Aguilar et al 1996; Bradshaw et al 1995; Merino y Ramírez, 1996)

Friessleben et al., (1991), reportan que la variable diámetro de tallo principal


durante el período de crecimiento y longitud de ramas plagiotrópicas en la fase
de producción presentaron la mayor susceptibilidad a los efectos de
competencia sobre el cultivo del café.

Relova et al., (1989), en un estudio realizado en Cuba sobre café variedad


caturra a distancias de siembra de 2 m x 1 m, encontraron que después de dos
años de establecido el cultivo, la incidencia de las arvenses se ve fuertemente
reprimida por el vigor los cafetos.

Según Sakson (1995), una cubierta vegetal bien distribuida que cubra el suelo
alrededor de 50% puede reducir las pérdidas de suelo por salpique hasta en un
en un 90%.

Toma De Decisiones Para El Manejo Integrado De Arvenses

En los sistemas tradicionales las decisiones de un posible programa de control


de arvenses son normalmente bastante subjetivas y su valor está ligado
directamente a una experiencia en años; con los métodos de producción
modernos se tiende cada vez más hacia la obtención de tales pronósticos con la
ayuda de modelos matemáticos y económicos que conlleven al desarrollo de la
agricultura de "precisión", sin embargo se requiere de mayor trabajo y
experiencia con estos modelos, ya que hasta la fecha solo en raras excepciones
han resultado ser mejores que aquellos realizados con base en la experiencia
(Koch y García, 1989).
Mortensen y Coble (1997) hacen un repaso general sobre las estrategias más
importantes sobre el manejo de arvenses, analizando en ellas su factibilidad
ambiental y económica, así:

Erradicación: Es la eliminación total de arvenses en el campo, convirtiéndose en


una práctica costosa y benéfica sólo a corto plazo.

Profilaxis: Es una estrategia segura, que envuelve la aplicación de herbicidas


preemergentes al suelo, este manejo puede resultar en detrimento de la calidad
ambiental, desprotección total de los suelos, además de desperdicio de
herbicida y dinero.

Remedial o de contención: Esta estrategia es usada para mantener la población


de arvenses en un nivel específico bajo, tolerando la presencia de alguna
población de arvenses en el cultivo, siempre y cuando las pérdidas económicas
en los rendimientos del cultivo sean iguales o menores que los costos de
control, lo cual resulta en el manejo de arvenses basado en el conocimiento
"umbral" de las poblaciones de arvenses presentes. Las prácticas remediales
son de gran valor potencial por presentar el menor costo y ser ambientalmente
sano.

Según Marra y Carlson (1983); Mortensen y Coble (1997) y Higley y Pedigo


(1997) el desarrollo de tecnologías que proporcionen alto grado de selectividad
sobre las arvenses permite al agricultor realizar tratamientos remediales a sitios
que excedan económicamente los niveles de daño, por tal razón la aplicación
exitosa de los umbrales está ligada a la disponibilidad de esta tecnología.

Un umbral es definido como el punto en el cual un estimulo es lo


suficientemente fuerte como para producir una reacción (Coble y Mortensen,
1992).

El concepto de los umbrales tiene muchas aplicaciones en la ciencia de las


arvenses, dependiendo sobre la respuesta a ser medida. Los adjetivos más
comúnmente usados para describir la palabra umbral son "daño, económico,
período y acción" (Coble y Mortensen, 1992).

El principio de estimar la población y el tipo de arvenses antes de tomar alguna


acción de manejo es una premisa básica para cualquier programa de manejo
integrado de arvenses por lo tanto la aplicación de la teoría de umbral
económico es aceptada como una filosofía de manejo (Higley, y Pedigo, 1997)

El manejo integrado de todo tipo de peste en la agricultura, incluidas las


arvenses, se fundamenta en que no todas ellas requieren control, debido a que
algunos niveles de la peste en un momento dado pueden llegar a ser tolerados
por el cultivo (Higley, y Pedigo, 1997).

El umbral de daño es el término usado para definir la población de arvenses en


la cual es detectada una respuesta negativa del rendimiento del cultivo. El
umbral económico es la población de arvense en la cual la el costo del control
es igual al incremento del valor del cultivo atribuido al control de las arvenses
presentes. El umbral económico puede ser usado para describir los efectos a
corto plazo de la interferencia de las arvenses, o a largo plazo (más de un año,
cultivos perennes) al incluir los costos asociados a la producción de semillas por
plantas no controladas (umbral económico óptimo). El término umbral de
período implica que existen algunas épocas durante el ciclo del cultivo en los
cuales las arvenses son más o menos dañinas que en otras. Umbral de acción
es el punto en el cual alguna acción de control es iniciada, y usualmente incluye
consideraciones económicas y factores menos tangibles como la estética del
cultivo y/o presiones sociológicas (Coble y Mortensen, 1992).

El umbral de competencia o umbral biológico es definido como la densidad de


la arvense y duración de la interferencia, por encima de los cuales los
rendimientos de los cultivos se reducen significativamente en general de 10 a
30% (Oliver 1990).

La determinación del nivel de daño económico es básica para el manejo de


pestes ya que éste define el máximo nivel de daño que puede ser tolerado por
el cultivo, incorporando los criterios biológicos (relación peste – hospedero), y
económicos (relación valor del hospedero y costo de manejo); el nivel de daño
económico es un concepto práctico operacional y fundamental para la
determinación de umbrales económicos y la realización o no del manejo de
cierta peste, (Higley, y Pedigo, 1997).

Según Smith (1990) el desarrollo de programas efectivos de manejo de


arvenses en cultivos de arroz, las medidas de control deben ser aplicadas sólo
después que las arvenses alcancen el umbral que causa pérdidas económicas al
cultivo.

El estimulo puede ser la presencia de arvenses, medida como la densidad, la


biomasa y el porcentaje de cubrimiento (Coble y Mortensen, 1992; Mortensen y
Coble 1997). El término umbral hace referencia a la densidad de la población de
arvenses por encima de la cual es conveniente aplicar medidas de manejo.

El uso del umbral económico para las arvenses no es enteramente consistente


con el concepto original que de él se tiene, pues en éste, el punto donde los
costos de la disminución del rendimiento y los del control son iguales es
denominado como nivel de daño económico, y el umbral económico es definido
como el nivel de población de la peste basado sobre el nivel de daño económico
en el cual la acción de manejo debe ser iniciada, los científicos sobre arvenses
consideran que para el caso el nivel de daño económico y el umbral económico
son equivalentes debido a que las poblaciones de arvenses son esencialmente
constantes a través de un lapso de considerable de tiempo. (Mortensen y
Coble, 1997).

Matemáticamente, Coble y Mortensen (1992) y Mortensen y Coble (1997),


definen el umbral económico de la siguiente manera:
tE = C/B (Relación costo beneficio) ((1))
Donde:
tE = Población de arvenses donde se alcanza el umbral económico.
C = Costo atribuido al control de las arvenses.
B = Beneficios atribuidos a tal control.

Según King et al.,1998 el beneficio por hectárea ( ) es definido como:

= Ingreso – costos relacionados con el control de arvenses – costos del manejo


del cultivo libre de arvenses.

Según Marra y Carlson (1983); Coble y Mortensen (1992) y Mortensen y Coble


(1997), el umbral económico en forma más especifica se define como:

((2))
Donde:
tE = Población de arvenses donde se alcanza el umbral económico.
Ch = Costo del herbicida.
Ca = Costo de la aplicación.
Y = Rendimiento del cultivo libre de arvenses.
P = Valor del cultivo por unidad cosechada.
L = Perdidas proporcionales por unidad de densidad de arvenses.
HE = Reducción proporcional de la densidad de arvenses como resultado del
tratamiento de control (químico, mecánico, biológico, cultural, etc.).

Incrementos del costo del herbicida o aplicación, incrementarán el umbral


económico (tE); inversamente, incrementos en el rendimiento del cultivo, valor,
eficacia del tratamiento o pérdidas de cultivo por unidad de densidad de
arvense disminuirán los umbrales económicos. Tanto el costo del herbicida y de
la aplicación como el valor del cultivo pueden ser estimados; en tanto que, el
potencial de rendimiento del cultivo, pérdidas proporcionales por unidad de
densidad de arvenses y la eficacia del tratamiento son más difíciles de estimar
debido a la variación de factores como el tiempo, composición de especies de
arvenses, tamaño de la arvense y sistemas de cosecha, entre otras variables.
(Coble y Mortensen, 1992).

Según Coble y Mortensen (1992) el principio de estimar la población de


arvenses antes de realizar alguna acción de manejo es una premisa
fundamental para cualquier programa de Manejo Integrado de Arvenses.
Pudiera ser engañosa la posición que el manejo de umbrales económicos es
una panacea, sin embargo, el umbral económico representa una adecuada
estrategia de manejo y debe ser visto como un componente más dentro del
Manejo Integrado. El manejo del umbral económico es muy sensible para
muchas especies de arvenses por ello existirán instancias donde arvenses de
difícil control, infestaciones recientemente establecidas o poblaciones
resistentes a herbicidas requieran otras estrategias. En el presente, los modelos
de umbrales económicos están basados en cultivos anuales y no incluyen los
costos asociados con incrementos en el banco de semillas el cual resulta de
plantas no controladas o toleradas por el cultivo.

Cousens et al., (1986) citados por Mortensen y Coble (1997); aplicaron el


termino Umbral Económico Optimo, para incluir el impacto de la dinámica del
banco de semillas a largo plazo haciendo más benéficas las decisiones del
manejo de arvenses. La inclusión del banco de semillas modifica los costos
incluyendo el costo proporcional del banco de semillas (HSB)

((3))

El costo del banco de semillas es alto para especies con semillas de vida larga,
grandes distancias de dispersión y gran producción de semillas por planta.

El manejo de arvenses ha venido cambiando desde la aplicación general de


herbicidas químicos, tratamientos mecánicos y culturales, por manejo de
arvenses basado en la solución de situaciones especificas y puntuales. En
general no es óptimo el control de todas las arvenses y la decisión de no
controlarlas debe ser tomada sí la utilidad adicional asociada con el rendimiento
más alto es menor que el costo del control (King et al.,1998).

Las relaciones básicas entre germinación, crecimiento e interferencia, tanto


físicas como bioquímicas deben ser determinadas para cada combinación
específica cultivo – arvense, con el fin de poder predecir con mayor certeza los
umbrales económicos y las épocas de control; así como la influencia a corto,
mediano y largo plazo sobre el agroecosistema con el cual se trabaja (Koch y
García, 1989).

Según De la Cruz (1989), los conceptos de umbral económico y umbral de


interferencia requieren información de los siguientes factores y de su precisión
dependerá el valor significativo del umbral.

El efecto que las arvenses tengan en el cultivo (directo, por competencia, e


indirecto por asociación con otros elementos benéficos o perjudiciales).
La producción del cultivo con una producción mínima de arvenses.
La eficacia de los métodos de control disponibles.
El costo del método de control escogido

De la Cruz (1989), comenta también, que muy frecuentemente la competencia


se ha medido en condiciones ideales y extremas comparando el rendimiento de
los cultivos totalmente enmalezados con el rendimiento de cultivos totalmente
limpios, condiciones que en realidad casi nunca se dan en la vida práctica.

Según De la Cruz (1989), los ensayos para evaluar las pérdidas causadas por
las arvenses en los cultivos deben perseguir objetivos claros como:

Determinar el grado de agresividad de una especie dada. Esta información es


útil cuando se necesita clasificar las arvenses por su nocividad.
Establecer épocas críticas de interacción entre los cultivos y arvenses y la
programación oportuna de prácticas de control y manejo.
Determinar umbrales económicos.
Definición del balance entre beneficio y daño causado por las arvenses
dependiendo del tipo de cultivo.

Según De la Cruz (1989), en términos agronómicos, los estudios más relevantes


sobre la importancia económica de una población de arvenses analizan los
conceptos de:

Densidad de la arvense con respecto al rendimiento del cultivo.


Umbrales económicos, de competencia, periodo.

Según Smith (1990) para determinar los efectos de la interferencia Arvense –


Cultivo, se requiere información en los siguientes aspectos:

a) ¿ Qué densidad tanto del cultivo como de las arvenses, es requerida para
reducir los rendimientos de los cultivos?.
b) ¿Cuáles son los estados de desarrollo tanto del cultivo como de las arvenses
en los que no ocurre interferencia?.
c) ¿Cuál es la influencia de la fertilidad y humedad del suelo en las relaciones
de competencia cultivo – arvense?.
d) ¿Cómo comparar la capacidad de competencia de diferentes especies de
arvenses con el cultivo?.

Estudios Básicos Sobre Interferencia De Las Arvenses Con Los Cultivos.

Donald (1963) fue pionero en discutir sobre el efecto de la densidad de


comunidades de arvenses sobre el rendimiento biológico (materia seca) de
varios cultivos, sin embargo en sus estudios no incluyó un amplio rango de
densidades de arvenses que permitieran definir la relación entre esta y el
rendimiento.

El estudio de la interferencia de las arvenses con el cultivo desde el punto de


vista de competencia, permite medir el impacto de las arvenses sobre el
potencial de producción del cultivo y de este modo detectar cuales
componentes del rendimiento están siendo afectados o pueden serlo en un
momento dado (Zimdahl, 1980).

Según Zimdahl (1980) son pocas las arvenses que usualmente no afectan el
rendimiento de los cultivos, sin embargo existen densidades de población de
arvenses que pueden ser toleradas por los cultivos sin disminuir
significativamente los rendimientos.

La densidad o numero de plantas por unidad de área es importante para llevar


a cabo estudios de interferencia debido a la relación existente entre el
rendimiento de las plantas, el número de individuos y los recursos presentes en
el área, sin embargo la densidad no explica por si sola el comportamiento de los
rendimientos totales, debido a que el crecimiento de la planta responde de una
manera plástica a la cantidad de recursos disponibles (Radosevich, 1987).

Zimdahl (1980) destaca la importancia que tiene la densidad de arvenses sobre


la disminución de rendimientos de los cultivos, además cita numerosos
experimentos que comprueban la relación inversa entre la acumulación de
biomasa del cultivo y la de las arvenses. Koch y Walter (1983) citados por De la
Cruz (1989) esquematizan la respuesta del cultivo al incremento en la densidad
de las arvenses (Figura 2).

Dew (1972) fue el primero en introducir el concepto de clasificación de las


arvenses según su competitividad, sin embargo el término índice de
competitividad fue usado por Grime (1973) en comunidades de plantas
silvestres para calificar el éxito de varias especies de plantas cuando crecen
compitiendo una con otra.

Dew (1972), introdujo al término índice de competencia una metodología que


permite la estimación de pérdidas del cultivo debidas a las arvenses a partir de
estudios de densidad de arvenses.

Dew (1972), definió el índice de competencia como

b’ = b/a ((4))
Donde:

b’: Indice de competencia.


b: Es el coeficiente de regresión de la densidad de arvenses sobre el
rendimiento.
a: Es el rendimiento del cultivo libre de arvenses.

En este trabajo Dew (1972) propuso el modelo de raíz cuadrada como el mejor
ajuste de la ecuación de regresión.

La habilidad competitiva de las arvenses varia con relación a las condiciones


ambientales, por consiguiente tanto los resultados obtenidos a partir de
estudios de interferencia como los de umbrales económicos varían a través del
tiempo por efecto de las condiciones ambientales, por lo tanto estos estudios
deben llevarse a cabo en ambientes o localidades contrastantes y por varios
períodos de tiempo (Staniforth, 1958; Shoemaker, 1974; Marra y Carlson 1983;
Radosevich, 1987; Mortensen y Coble, 1989; Bauer et at.,1991).

Zimdahl (1980) y Aldrich (1987) reportan que la interferencia (relación


disminución del rendimiento y densidad de arvenses) puede ser representada
por medio de una curva sigmoidal, asumiendo que el cultivo tolera cierta
población de arvenses sin que sus rendimientos sean afectados (Figura 3a).

Cousens (1985) rechaza los modelos existentes por considerarlos


biológicamente irrazonables, al encontrar que muchos modelos presentan
pendiente infinita a densidades bajas y rendimientos con limite superior infinito
a densidades altas, lo cual conlleva a restringir los modelos de predicción de
pérdidas de rendimiento sólo a cierto rango de densidad de arvenses, por otro
lado, analiza que los modelos lineales (Figura 3c), sólo se ajustan cuando se
realizan experimentos con densidades bajas de arvenses; además menciona
que los modelos sigmoidales propuestos por Zimdahl (1980) están basados
sobre la observación,. que a densidades de arvenses muy bajas no se pueden
demostrar reducciones estadísticamente significativas en el rendimiento

Cousens (1985) al observar el comportamiento lineal del rendimiento del cultivo


a densidades de arvenses bajas y el comportamiento curvilineal a densidades
altas, propone el modelo hiperbólico rectangular (Figura 3b.), el cual se adapta
para trabajar con densidades de arvenses altas y bajas, el modelo obliga a la
curva a pasar por el origen cuando la densidad de arvenses es cero (0) e
induce a que el limite superior del porcentaje de disminución del rendimiento
del cultivo no sobrepase el 100%.

El modelo es explicado biológicamente por Cousens (1985) al reportar que el


aumento de la densidad de arvenses reduce el espacio existente entre ellas y
por lo tanto se incrementa la competencia entre las mismas arvenses; por lo
cual el efecto competitivo de cada planta arvense decrece con cada aumento de
la densidad población.

Cousens (1985), Explica el modelo hiperbólico rectangular de la siguiente


manera:

((5))

Donde:
YL: Porcentaje de reducción del rendimiento debido a la interferencia de las
arvenses.
d: Densidad de arvenses.
I: Porcentaje de reducción del rendimiento del cultivo por unidad de
densidad de arvenses cuando d tiende a cero (d 0).
A: Porcentaje de reducción del rendimiento del cultivo por unidad de
densidad de arvense cuando d tiende a infinito (d ).

Existen cuatro modalidades básicas para estudiar la interferencia entre plantas,


que son, la modalidad aditiva, sustitutiva sistemática y de vecindad, las cuales
pueden basarse en la densidad, proporción y arreglo espacial de las especies,
estas metodologías deben ser escogidas según los objetivos del estudio. La
modalidad aditiva es la de mayor aplicabilidad en experimentos agronómicos,
las tres modalidades restantes son utilizadas para experimentos de interferencia
desde el punto de vista de biología y ecología de plantas (Radosevich, 1987;
Cousens, 1991; Radosevich et al.,1997).

Experimento aditivo: Según Cousens (1991), éste método es el más útil cuando
se trata de dar solución a las siguientes preguntas:
¿Cuáles son las perdidas de los rendimientos del cultivo que puede causar cierta
densidad de arvenses?.
¿Cuál es el umbral económico para iniciar el manejo de arvenses?
¿Cuáles especies de arvenses son probablemente las que causan las mayores
disminuciones del rendimiento?.

El diseño aditivo ha sido el más comúnmente utilizado para llevar a cabo


estudios de interferencia cultivo – arvense y determinar umbrales económicos
de arvenses; este tipo de experimentos puede ser realizado con más de dos
especies de plantas, sin embargo la mayoría de estudios son conducidos con
sólo dos especies (un cultivo y una especie de arvense), siendo generalmente la
densidad de población del cultivo siempre constante, mientras que la densidad
de la arvense es variable (Figura 4), en esta propuesta el rendimiento del
cultivo mejora marcadamente cuando la densidad de población de la arvense
disminuye, hasta el punto en que el aumento de la densidad de la arvense no
disminuye significativamente la producción del cultivo. La mayor ventaja de
este diseño es que simula exactamente la condición real de campo (una
densidad uniforme del cultivo infestado por una densidad variable arvenses)
(Cousens, 1991; Radosevich et al.,1997).

El diseño aditivo ha sido criticado por Ratkowssky (1983) citado por Cousens
(1991) y Radosevich (1987) en los siguientes aspectos:

Figura 4. Esquema de experimento aditivo. a) y b): representan la Densidad y


ubicación constante del cultivo (x) y Densidad y ubicación variable de las
arvenses (o) (Spitters y Van den Bergh, 1982) citados por Radosevich et
al.,(1997)). c) Combinaciones de densidad de población en un experimento
aditivo (Cousens, 1991).

Sus resultados dependen de la densidad del cultivo, por tanto la influencia de la


competencia intraespecifica del mismo se asume constante.
En el experimento varían dos factores, uno es la densidad de arvenses y otro es
la proporción de especies, haciéndose difícil interpretar los efectos individuales
de cada factor.

No permite separar los efectos de la competencia inter e intraespecífica.

Es incierto el factor de proximidad de la arvense con respecto al cultivo.

Cousens (1991) reporta, que para objetivos de tipo agronómico como la


determinación de umbrales, las desventajas anteriormente citadas no son
obstáculo alguno para la adecuada interpretación de los datos, por referirse a
factores de tipo ecológico y biológico

Cuando una especie de arvense se establece en los surcos del cultivo ocupa
dentro del dosel del mismo un espacio horizontal y vertical delimitado. El
espacio afectado por la arvense es llamado "área de influencia". A medida que
el área de influencia se incrementa, las arvenses se tornan potencialmente más
competidoras (Oliver, 1990)

Según Cousens (1991) para el desarrollo general de experimentos de


interferencia entre plantas, existen dos niveles o escalas de densidad de
arvenses con los cuales se debe trabajar. El más común es la serie geométrica
de densidad (2,4,8,16,32 plantas m-2) con esta escala se tiene mayor
seguridad de comprender un amplio rango de datos que reflejen la respuesta
del cultivo; cuando se requiere trabajar con densidades bajas podría ser mejor
la serie aritmética de densidad (2,4,6,8,10 plantas m-2).

Cousens (1985) encontró que las mejores escalas de densidad deben ser una
combinación entre las dos series donde el incremento de la densidad primero
sea geométrico y finalmente llegue a ser aritmético. Las densidades de
arvenses pueden ser extremadamente variables y difíciles de manejar.

En general numerosos estudios de interferencia entre poblaciones de arvenses


y diferentes cultivos como soya (Glycine max L) (Zimdahl, 1980; Bloomberg et
al.,1982; Munguer et al.,1987; McWhorter y Anderson,1979; Marra y Carlson
1983; Bauer y Mortensen, 1992; Coble y Ritter, 1981; Mortensen y Coble
1989).; Maíz (Zea mays L) (Zimdahl, 1980; Beckett et al.,1988; Staniforth,
1957; Laverde y Rodríguez, 1989; Bridgemohan y McDavid, 1993.; algodón
(Gossypium hirsutum) (Zimdahl, 1980; Snipes et al., 1982; Buchanan et al.,
1980; Patterson et al., 1980; Rushing et al., 1985), y arroz (Oryza sativa)
(Zimdahl, 1980; Smith; 1983; 1989), demuestran como la densidad de
arvenses, la época de emergencia de las arvenses con respecto al cultivo, el
índice de área foliar de las arvenses, porcentaje de cubrimiento del suelo,
proporción de especies arvense – cultivo y la acumulación de biomasa de las
arvenses son factores que tienen relación altamente significativa con el
porcentaje de reducción del rendimiento de los cultivos.

Segunda Parte

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