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Serie Geográfica

Núm,9 - 2000:11-15 ISSN; 1136-5277

LAS INUNDACIONES EN ESPAÑA EN LOS ÚLTIMOS


VEINTE AÑOS. UNA PERSPECTIVA GEOGRÁFICA.
Juan F. Mateu Beliés
Departamento de Geografía. Universidad de Valencia.
Avda. Blasco Ibañez, 28. 46010 Valencia. Tf: 96.386.42.37
Ana M. Camarasa Belmente
Departamento de Geografía. Universidad de Alcalá.
C/ Colegios, 2. 28801 Alcalá de Henares (Madrid)
Tf: 91.885.44.78 e-mail: ggamcb0geogra.alcala.es

Resumen
En España, las inundaciones constituyen el mayor riesgo natural. Durante los años 80 una
sucesión de episodios catastróficos propició la implantación de un sistema moderno contra aveni-
das. Los geógrafos también se han implicado en el análisis de un fenómeno hidrológico con una
fuerte componente territorial.

1. INTRODUCCIÓN: MAGNITUD Y NATURA- se ha agravado. El número de víctimas y de


LEZA DE UN PROBLEMA TERRITORIAL pérdidas materiales es cada vez mayor debido
a una ocupación antrópica intensiva e indiscri-
El fenómeno de las inundaciones en minada de abanicos, terrazas y llanuras alu-
España es muy actual, aunque nada reciente. viales. A diferencia de otros riegos naturales,
Un estudio de la Dirección General de Obras el de inundación aparece íntimamente ligado
Hidráulicas (MOPU, 1990) ha referenciado al de escasez hídrica. Las inundaciones resul-
más de 2.400 episodios catastróficos durante tan necesarias para el correcto funcionamien-
los últimos 500 años, lo que significa una me- to de muchos ecosistemas fluviales, porque el
dia de 4.9 inundaciones por cada 1.000 km' desbordamiento asegura abastecimiento
(Baltanás, 1999). Su distribución territorial es hídrico suficiente a las zonas húmedas adya-
muy heterogénea. Un repaso somero a las centes. También las comunidades humanas
cifras desagregadas por cuencas hidrográfi- buscan los beneficios de la accesibilidad y de
cas revela la gran vulnerabilidad histórica de la proximidad de ríos y manantiales. El agua
la fachada mediterránea (la cuenca del Segu- presenta, por tanto, dos facetsts íntimEunente
ra presenta una media de 11.2 inundaciones ligadas: la de recurso y la de riesgo. La fronte-
por 1.000 km', las cuencas internas catalanas ra entre ambas constituye un umbral frágil,
rondan los 9.8 y la del Sur alcanza los 9 epi- particular para cada comunidad, en función de
sodios), frente a la franja norte o centro penin- su adaptación al medio, y cambiante a lo largo
sular (2.4 en la cuenca del Guadiana, 2.7 en del tiempo.
la del Tajo y 2.8 en la del Norte). Tampoco la
distribución temporal de estos episodios es Así, la naturaleza del riesgo de inunda-
pareja para todo el territorio. Durante los cinco ción en nuestro país ha sufrido variaciones
siglos de referencia, las cuencas del Ebro y cuantitativas y cualitativas. Un riesgo incluye
del Guadalquivir presentan una frecuencia de peligrosidad (probabilidad de que el evento
1 inundación por año, las del Duero, Segura y físico alcance valores extremos) y vulrierabili-
Júcar en torno a 0.5 y el resto de cuencas dad (capacidad de respuesta de la población
ronda las 0.3 (Baltanás, 1999). susceptible de ser afectada). El incremento
del riesgo en España obedece, fundamental-
A pesar de la constancia histórica de mente a un aumento de la vulnerabilidad. En
las inundaciones en todo el territorio español, efecto, a pesar de los trastornos hidrológicos
el problema, lejos de mitigarse con el tiempo. imputables a la propia dinámica fluvial o al so-

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corrido cambio climático, la ocupación, cada
vez más intensiva, de las zonas inundables 2. LA FRONTERA DE LOS AÑOS 80
viene sucediéndose desde fines del s. XIX. De
la mano del desan-ollo económico y de la in- El planteamiento de las inundaciones
dustrialización, las áreas urisanas se extien- en España ha cambiado de enfoque en los
den por las vegas de los ríos. El hombre ejer- últimos veinte años. A pesar de que aún sigue
ce un doble papel, como sujeto pasivo, en reservándose una cantidad importante de re-
tanto aumenta su exposición al peligro, y co- cursos para la ejecución de obras de tipo es-
mo agente activo, en cuanto ínten/iene en la tructural, nuevas iniciativas orientadas hacia la
dinámica fluvial, modificando sus pautas natu- planificación territorial y la prevención del ries-
rales. go, de mayor integración medioambiental, co-
mienzan a sustituir el exceso de honnigón en
El esfuerzo de hidrólogos, ingenieros, nuestros ríos. . Existe, pues, un antes y un
planificadores y políticos para proteger las zo- después, claramente diferenciados, fruto de la
nas afectadas no siempre ha obtenido resulta- coincidencia de circunstancias naturales y so-
dos satisfactorios. A menudo se han arbitrado cioeconómicas, que afectaron al país durante
medidas puntuales, de tipo estructural que, estos años.
lejos de mitigar las pérdidas, acan'ean dificul-
tades añadidas. Por una parte suele desenca- Desde el punto de vista hidrológico des-
denarse un sentimiento de lalsa seguridad" taca una menor recurrencia de crecidas catas-
que contribuye a intensificar la ocupación del tróficas a partir de mediados de los 60 y du-
suelo, al abrigo de obras de defensa. Por otra rante los 70. No obstante, el fenómeno per-
parte, la interferencia de las mismas en la di- manece latente. Simultáneamente se produjo
námica fluvial no siempre ha sido suficiente- una enorme expansión urtiana e industrial,
mente prevista y, en muchas ocasiones, ha fruto de una desarrollismo caótico y escasa-
incrementado las catástrofes en las propias mente planificado. Las áreas metropolitanas
llanuras o en otros sectores de la cuenca. de la mayor parte de nuestreis ciudades cons-
tituyen un claro ejemplo de la invasión indiscri-
Recientemente se han catalogado 1036 minada de vegas y llanuras fluviales (Mateu,
áreas deriesgo,a nivel nacional (Libro Blanco 1989; Rosselló, 1989), como sucede en el
del Agua, 1998). El mayor número de zonas Gran Bilbao (Basas, 1983) o en la Cuenca de
referenciadas se encuentra en la cuenca del Pamplona (Béseos y Camarasa, 1998).
Ebro (828), seguida de la del Júcar (132), la
del Norte (123) y la del Guadalquivir (104). Si Esta ocupación de las vegas fluviales
distinguimos entre diferentes grados de ries- apenéis tuvo en cuenta el riesgo de inunda-
go, las cuencas con mayor proporción de zo- ción, y cuando to hizo se limitó a un interven-
nas de riesgo alto son las del Ebro (26.5%), ciones estructurales sobre los cauces, para la
Norte (23%) y Júcar (19.1%). En el lado con- defensa de emplazamientos inundables. Sir-
trarío destaca la cuenca del Tajo que no pre- va de ejemplo el Plan de Defensa de Aveni-
senta esta categoría. El riesgo medio se hace das en la Cuenca del Segura (1977), basado
más patente en la cuenca del Ebro (18.9%), en el de 1886 y centrado en la defensa de ciu-
seguida de la del Norte (16.4%) y la del Gua- dades y vegas mediante encauzamientos,
dalquivir (12.2%). El riesgo mínimo también trasvases y presas de laminación. También se
tiene presencia importante en las cuencas del pueden citar encauzamientos urbanos, desví-
Ebro y Júcar, det)ido al gran número total de os (Plan de Sur de Valencia), etc. Estas ac-
zonas inundables, y en la cuenca del Tajó, tuaciones distorsionaban la percepción secu-
donde refleja su escasa importancia. lar del riesgo. Un sentimiento falso de seguri-
dad, amparado en la técnica, relajaba la con-
Entre las 46 áreas inundables de primer ciencia del peligro y animaba a seguir ocupan-
orden se encuentran 25 capitales de provincia do las llanuras aluviales.
(incluidas todas las mediteráneas), las áreas
metropolitanas de las siete ciudades de mayor La labor de alerta, predicción y preven-
población, gran parte de las ciudades medite- ción contra avenidas era muy rudimentaria. A
n-áneas y sus zonas turísticas y los valles in- ello contribuía una deficiente red de registro
dustriales del norte de España. El costo de las pluviométrico y una carencia endémica de in-
actuaciones previstas para estas áreas as- formación hidrológica. El Instituto Nacional de
ciende al medio tallón de pesetas en los próxi- Meteorología carecía de un sistema de vigi-
mos veinte años (Plan Hidrológico, 1988). lancia permanente y la previsión de sucesos
extremos se basaba en métodos genéricos de

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Las Inundaciones en España en los últimos veinte años. Una perspectiva geográfica.
interpretación a partir de información sinóptica una nueva concepción del problema de las
ordinaria y sondeos aerológicos. Por su parte, inundaciones.
las redes pluviométríca y foronómica ofrecían
datos diarios (salvo observatorios de primer Como fruto del ineludible reto político y
orden) de unos episodios que oríginat)an social de dotar al país de un sistema moderno
grandes catástrofes en apenas unas horas. de previsión y alerta se crea la red SAIH
(Sistema Automático de Información Hidrológi-
También la gestión post-evento era di- ca), paralelamente a la renovación tecnológica
ferente y la emergencia era directamerrte del Instituto Nacional de Meteorología y a la
atendida por los efectivos militares. No existí- articulación del sencido de Protección Civil.
an los planes de coordinación para la Protec- El SAIH consiste en una red de sensores que
ción Civil, porque aunque la Dirección General proporciona información sobre las principales
de la Protección Civil de creó en España en variables hidrológicas, entre otras: intensidad
1960, no se dotó de corrtenido hasta 1985 (ley de precipitación, caudal en los cauces y cana-
2/85 del 21 de enero). En cuanto a la recupe- les, y estado de las presas (caudales de en-
ración económica de la zona afectada, el Es- trada y salida, niveles, agua embalsada, aper-
tado se hacía cargo del pago de indemniza- tura de los órganos de desagüe, etc.). Esta
ciones a través del Consorcio de Compensa- red está gestionada desde las Confederacio-
ción de Seguros del Ministerio de Eonomía y nes Hidrográficas, en cuya sede se encuentra
Hacienda. el Centro de Proceso de Cuenca (CPC), que
recibe los datos cada cinco minutos
En definitiva, durante las décadas de (Camarasa, 1988).
los años 60 y 70, mientras la expansión urba-
nística ocupaba las vegas b£yas de la mayor El SAIH constituye un valioso instru-
parte de ríos españoles, el sistema de protec- mento para la previsión del riesgo, porque
ción contra avenidas presentaba una estructu- hace posible el seguimiento en tiempo real,'
ra arcaica. El número de episodios catastrófi- tanto del episodio de lluvia, como de la res-
cos enmascaró, en parte, carerK:ias, hasta puesta de las cuencas afectadas. Además,
que el desastre del Júcar de 1982 disparó la mediante la aplicación de modelos Ndrológi-
alarma social y política. El desmoronamiento eos, es posible hacer predicciones a corto
de la presa de Tous puso de manifiesto varías plazo de los hidrogreunas de avenida
cosas, desde la falta de una renovada política (Camarasa, 1995). La integración de tos da-
contra inundaciones, heista las limitaciones de tos que proporciona el SAIH y la cartografía
las obras ingeníenles einte sucesos extremos. detallada de zonas inundables, gestionada
Las inundaciones posteriores contribuyeron a mediante un sistema de información geográfi-
dimensionar la magnitud territorial y adminis- ca (SIG), supone un potente instrumento para
trativa de dichas carencias. Cabe citar, entre la predicción, estudio y gestión del riesgo en
otras, las que afectaron al País Vasco en cada episodio.
1983; la cuenca del Júcar en 1987 y 1997; la
cuenca del Ebro en 1982,1983 y 1996; la del En la Confederación Hidrográfica del
Guadalquivir en 1997 o Galicia en 1987 y Júcar se instaló la primera red SAIH, que co-
1989. menzó a funcionar en 1988. Desde entonces
su eficacia se ha demostrado crucial para la
El problema era general y la reacción gestión y seguimiento de los episodios de crer
no se hizo esperar. Se elaboraron nuevos pla- cida. Actualmente está funcionando, total o
nes de defensa contra avenidas que, junto a parcialmente, en las cuencas hidrográficas
las necesarias obras estructurales, incorporan del Júcar, Segura, Sur, Ebro, Cataluña y Gua-
actuaciones no estructurales, orientadas a re- dalquivir. Se encuentra en fase de implanta-
ducir la vulnerabilidad de la población. Orde- ción en las cuencas del Tajo, Guadiana, Norte
nación territorial, planificación hidrológica y y Duero.
modernos sistemas de previsión y alerta cons-
tituyen los pilares de la nueva política contra Por su parte, el INM se ha ido dotando
inundaciones. La nueva Ley de Aguas (1985), también de modernos sistemas de previsión.
los sucesivos bon^dores del Plan Hidrológico Una red de estaciones automáticas, si bien
Nacionstl, los programas de previsión meteo- poco densa, proporciona datos en tiempo real
rológica (Previmet), los planes de actuación y cada diez minutos. También comenzaron a
en caso de emergencia o la eleüsoración de funcionar los radares meteorológicos
cartografía de riesgo detallada constituyen, (aunque, aún con graves problemas técrñcos)
entre otras, manifestaciones fehacientes de y se cuenta con imágenes de satélite

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(fundamentalmente de Meteosat) para las ta- El panorama empieza a cambiar desde
reas de predicción y vigilancia meteorológi- finales de los años 70. Bajo la influencia de la
cas. Asimismo, se desarrollan modelos mate- escuela anglosajona se tiende hacia un enfo-
máticos que facilitan la integración de toda que más cuantitativo (Whíte, 1974). Una nue-
esta infonnación. Paralelamente, en 1987 se va perspectiva ambientalista de la Geografía
crean los Grupos de Predicción y VigilarKia impulsa el estudio detosriesgosnaturales y el
(GPVs) permanentes para llevar un segui- análisis conceptual de las relaciones hombre-
miento de los fenómenos susceptibles de pro- medio (Calvo, 1984). Comienzan a cobrar im-
vocar riesgo. A partir de 1996 entre en funcio- portancia temas como el estudio de los proce-
namiento el Plan de Avisos de Fenómenos sos hidrogeomorfológícos, las cuencas fluvia-
Meteorológicos Adversos, que contempla la les como sistemas abiertos, la gestión integral
definición de umbrales de riesgo y protocolos de cuencas, la modelización matemática, etc.
de actuación para cada Comunidad Autóno- Aunque la labor de investigación de base si-
ma. gue siendo importante, los enfoques aplicados
adquieren protagonismo, por cuanto la socie-
Ahora, el Sen^icio de Protección Civil dad demanda respuestas concretas para las
ejerce un importante papel de coordinación inundadones.
entre los distintos agentes que intencionen en
momentos críticos. Cada vez va adquiriendo A medida que avanzan los años setenta
mayor experiencia y va definiendo mejor su y, sobre todo, a lo largo de los ochenta, la so-
fundón, sobre todo, a partir de 1992, con la ciedad española culmina una etapa de profun-
elaboración de la Norma Básica de Protección dos cambios políticos, económicos y cultura-
Civil, donde se recogen las directrices esen- les. Una manifiestación de las nueveis sensibi-
ciales de planificación en caso de emergencia lidades sedales, la preocupación de los suce-
por riesgos naturales. sos geofísicos extremos, se atiende desde la
geografía de los riesgos. Los años ochenta
En definitiva, a partir de los años 80 la son una década fructífera y renovadora. Por
gestión de las inundaciones adquiere nuevas una parte, los avances en geomorfología diná-
dimensiones. Se ponen en marcha acciones mica, climatología analítica o hidrología pemni-
de tipo integral que abarcan protección, previ- ten diagnosticar con mayor predsión la feno-
sión y alerta, planificación hidrológica, ordena- menología de dertos sucesos geofísicos ex-
ción territorial, inforniadón, divulgación y con- tremos. De otra parte, se incorporan herra-
densación de la pot>lación. La percepción se- mientas conceptuales desarrolladas por la
dal del riesgo es mayor, en consonanda con geografía americana en el campo de tos ries-
las directrices intemacioncües que han decla- gos naturales (Mateu, 1992).
rado los aftos 90 como la Década Intemacio-
nal para la Reducción de los Desastres Natu- Los geógrafos van adentrándose, cada
rales. Al mismo tiempo se comienza a exten- vez con mayor contundenda, en el campo de
der la práctica de contratadón de seguros pri- la Hidrología y colaboran sin complejos con
vados. La inversión pública va trasladando geólogos, ingenieros y planificadores. Desde
recursos desde la fase del post-evento hacia departamentos de Geografía, institutos univer-
la del pre-evento, siguiendo pautas propias de sitarios y otros centros de investigadón se
un país desarrollado. abordan estudios sobre creddas que van más
allá del caso concreto, para afrontar el proble-
ma en sus múltiptos dimensiones. Singan co-
3. EL PAPEL DEL GEÓGRAFO mo ejempto, entre otros, tos trabajos desan-o-
llados por los departamentos de Geografía de
Los geógrafos no han quedado atrás en las universidades de Vatoncia, Murcia, Alican-
esta evolución. Por motivos obvios el agua ha te, Sevilla, Barcetona, País Vasco o Santiago.
constituido una temática convergente para la
Geografía. Sin embargo, durante décadas las
inundadones se han tratado bajo un enfoque 4. PERSPECTIVAS DE FUTURO
descriptivo, nada analítico y para nada territo-
rial. Las creddas se planteaban, bien de un Sin duda la mayor disponibilidad de in-
modo genérico, como breves capítulos dentro formación de calidad y el desarrollo las nue-
de los regímenes fluviales de nuestros ríos, vas tecnologías han contribuido, junto con el
bien como estudios particulares, muy puntua- trabajo de campo, a un renovado conocimien-
les (Pardé, Massachs). to de las inundaciones en España. Sobre es-
tos pilares se sisientan leis perspectivsis de fu-

14 Serle Geosfi-áflea
LMS Inundadones en España en los Mimos veinte años. Una perspecüva geográñca.
turo. Las nueveis redes de adquisición de da- REFERENCIAS
tos hidrológicos en tiempo real procuran infor-
mación detallada, tanto en el espacio como en Baltanás García, A. (1999): "Plan Andaluz de
el tiempo, de las principales variables que in- Prevención de Inundaciones", en Previsión y
tervienen en todas las fases de la crecida. Mitigación de Avenidas: Nuevas Técnicas de
Además, avanzados sistemas de teledetec- Planificación y Gestión, Tetuán 26-28 octubre,
ción procuran datos básicos sobre las cuen- 1999.
cas de drenaje y el estado de la atmósfera.
Basas, M. (1983). La larga serie de las inun-
La enorme proliferación de ínfomnación daciones bilbaínas. Información. Revista Eco-
supera la capacidad de interpretación manual nómica del País Vasco, 1388: 25-27,
y requiere la asistencia de métodos automáti-
cos de análisis. Por ello, resulta cada vez más Béseos, A. y Camarasa, A.M. (1998):
frecuente el uso de sistemas de información "Car£K:terízación hidrológica del Río Arga
geográfica, modelos hidrológicos avanzados o (Navarra): el agua como recurso y como riesgo".
sistemas expertos para la detenninación del Estudios Geográficos, Tomo LIX, n° 232, julio-
riesgo de inundación. Sin embargo, la investi- septiembre, pp. 389-422.
gación de campo supone una fuente impres-
cindible de estudio y contraste de resultados. Calvo, F. (1984): "La Geografía de los Ries-
gos", Geocrítica, 54, 737 p.
Estas páginas no pretenden un segui-
miento exhaustivo de los avances de la Geo- Camarasa, A. M. (1995). Génesis de crecidas
grafía Física en el tema de crecidas. De en pequeñas cuencas semiáridas: Ban-anc del
hecho, este número monográfico de Serie Carraixet y Rambla de Poyo. MOPT-
Geográfica sólo tata su desarrollo en departa- Confederación Hidrográfica del Júcar, 252 pp.
mentos universitarios y otros organismos de
investigación, durante los últimos 20 años, Camarasa, A.M. (1988): "El SAIH en la Cuen-
desde la perspectiva ambiental y aplicada. El ca Hidrográfica del Júcar", Cuadernos de
balance es postivio, pero queda mucho por Geografía, Universidad de Valencia, n° 44, pp
hacer. Siguen siendo necesarios estudios a 235-240.
escala de cuenca que analicen los procesos
de conversión lluvia-caudal, la responsabilidad Mateu, J.F. (1989): "Crecidas e Inundaciones",
de los diferentes componentes de la cuenca Guía de la Naturaleza de la Comunidad Va-
en la formación del flujo de avenida, la influen- lenciana, pp. 565-608.
cia de los cambios antrópicos en la respuesta
fluvial, la vulnerabilidad de la sociedad frente Mateu, J.F. (1992): "La Geografía de los Ries-
al riesgo de inundación, etc. Asimismo, en el gos en España", en V.V. A.A. La Geografía en
campo de la simulación resulta evidente la ne- España (1970-1990), Madrid, Real Sociedad
cesidad de desarrollar instrumentos adapta- Geográfica y Asociación de Geógrafos Espa-
dos a la realidad hidrogeomorfológica de ñoles, pp. 241-245.
nuestras cuencas. A menudo importamos mo-
delos que responden a contextos morfoclimá- Ministerio de Medio Ambiente (1998): Libro
ticos diferentes y que no constituyen una solu- Blanco del Agua en Esparta, 855 p
ción viable a nuestros problemas. Los estu- Quereda Sala, J. (1976): El clima en la provin-
dios de ordenación y planificación territorial y cia de Castellón, Excma. Diputación Provin-
la cartografía de riesgos siguen abiertos a las cial, 134 pp.
aportaciones de los geógrafos. La colabora-
ción interuniversitaría y con las administracio- Rosselló, V.M. (1989): "Los Llanos de Inunda-
nes públicas es imprescindible para rentabili- ción", en Avenidas Fluviaes e Inundaciones
zar los nuevos recursos disponibles para la en la Cuerpea del Mediterráneo, Alicante, pp
gestión de las inundaciones. 249-283.

White, G.F. (1974). Natural Hazards. Local,


National, Global. New York, Oxford University
Press

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