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DOCUMENTOS

Maniobra de
distracción
Por Gustavo Esteva

Idioma Español

País México
21 agosto 2019

"Bajo la sombrilla celebratoria de los derechos a la libre


determinación y la autonomía se reduce de nuevo el ejercicio
a las comunidades indígenas, a los municipios indígenas y a
las asociaciones entre ellos. Una vez más, junto con la jerga
económica dominante en las reformas, está el sesgo
individualizante, la reducción de todos los derechos a su
ejercicio individual".

Llega en estos días a su fin la primera fase del amplio espectáculo que se montó
en torno a los derechos de los pueblos originarios. Pero no está claro para quién
se organizó.

Se informará al Presidente y al país entero que se realizó una amplia consulta


previa, libre e informada, apegada a normas nacionales e internacionales, y que
será al fin posible legislar para reconocer plenamente los derechos de los
pueblos indígenas y así cumplir con los acuerdos de San Andrés y con deudas
que el país tiene con ellos desde que nació.

Se han multiplicado las críticas sobre el ejercicio. Por ejemplo, tiene razón el
reconocido abogado mixteco Francisco López Bárcenas cuando sostiene que el
derecho a la consulta se ha trivializado. Para él, lo que se ha estado haciendo
no ha sido una consulta, sino una forma de recoger opiniones para legitimar lo
que de antemano se ha decidido.
Más que analizar la calidad del espectáculo, cuestionado con muy buenos
argumentos, importa preguntarse por lo que se habría decidido, lo que se querría
encubrir con él. Se ha denunciado que, lejos de proteger a los pueblos, las
reformas propuestas preparan nuevas vías al despojo. Como señala Francisco,
una cuestión central es la de los recursos, a la forma en que se les aborda, en
particular cuando se les considera estratégicos.

La palabra recurso significaba originalmente vida. Su raíz evocaba la imagen de


una fuente que continuamente surgía del suelo. Aludía al poder de
autoregeneración de la naturaleza y a su prodigiosa creatividad. Como ha
explicado Vandana Shiva, aludía también a una antigua relación entre los seres
humanos y la naturaleza, que sugería reciprocidad. Con el industrialismo y el
colonialismo se produjo un quiebre conceptual. Hacia finales del siglo XIX se
había despojado ya a la naturaleza de su poder generador, para verla solamente
como un depósito de materias primas que han de ser transformadas en insumos
para la producción de mercancías. Para la década de 1960, Naciones Unidas
llamaba ya recurso a cualquier material o condición existente en la naturaleza
que puede estar sujeto a la explotación económica. Los seres humanos
quedaron en la misma condición que la naturaleza. Se hablaba ya, normalmente,
de recursos naturales y de recursos humanos. Nos definía la explotación.

Vandana describió también el proceso patriarcal de desacralización de la


naturaleza, desde Bacon, y cómo, en forma paralela, se desmanteló la idea de
la realidad natural como un ámbito de comunidad, un bien común al que todos y
todas han de tener acceso y por el que son responsables.

Entre nuestros pueblos persiste la forma antigua de percibir a la Madre Tierra y


de relacionarse con ella con respeto y reciprocidad. Reducir a lo económico sus
tierras y territorios y a las relaciones que con ellos se tienen, tratándolos como
meros recursos, niega a los pueblos el derecho a ser lo que son y sienta bases
para el despojo.

Multitud de pueblos expresan hoy, en el país entero, su resistencia a las


concesiones mineras que se otorgaron sin su consentimiento y que amenazan
sus tierras o ya las ocuparon. El nuevo gobierno no piensa dar más
concesiones…pero afirma que tendrá que respetar las existentes, que son
precisamente las que son motivo de conflicto y abarcan una enorme porción del
país.

Los límites y sentido de lo que hace el gobierno se muestran aún más claramente
en otra cuestión. Toda la propaganda sobre el asunto se refiere continuamente
a los derechos de los pueblos y se proclama con exaltación que las reformas
cumplirán al fin los acuerdos de San Andrés, al reconocerlos como sujetos de
derecho público.

No es así. Bajo la sombrilla celebratoria de los derechos a la libre determinación


y la autonomía se reduce de nuevo el ejercicio a las comunidades indígenas, a
los municipios indígenas y a las asociaciones entre ellos. Una vez más, junto con
la jerga económica dominante en las reformas, está el sesgo individualizante, la
reducción de todos los derechos a su ejercicio individual. Se entrega la
primogenitura por un plato de lentejas que puede estar envenenado: el del
acceso directo a recursos públicos por las comunidades.

Es cierto que reconocer realmente a quienes mantienen hasta ahora su


condición comunal, que se admite desde la Constitución de 1917 pero no se
quiere aceptar, exigiría una transformación profunda del Estado mexicano,
concebido desde que nació como un pacto social entre individuos. Es esa
transformación la que se acordó en San Andrés.

Por lo que se tiene a la vista, en consecuencia, no es exagerado sostener que el


interlocutor real de todo el espectáculo es el capital, las corporaciones privadas.
Se trata de que sepan que el nuevo gobierno sigue dispuesto a poner a su
disposición tierras y territorios que los pueblos están decididos a defender.
Tendrán ahora esos pueblos nuevos obstáculos legales en su lucha.

Fuente: La Jornada
http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Maniobra-de-distraccion

El modelo es talarnos
la memoria
Por Maria ángeles Guerrero

Idioma Español

País Argentina
21 agosto 2019

El sol refleja manchones blancos sobre el pavimento de la ruta


11, camino a Desvío Arijón. Las casitas bajas de colores
claros, al otro lado de la vía que corre paralela al asfalto,
parecen esconder secretos de otras épocas. A 40 kilómetros
al sur de Santa Fe, un cielo azul de agosto se recorta entre los
árboles. El verde de las plantas desdibuja la certeza del
invierno. Jeremías Chauque nos recibe en su casa con su
familia. Un cartelito en la entrada: “Desvío a la Raíz.
Agricultura Ancestral”.
Desvío a la Raíz-Agricultura Ancestral: cultivar en los patios, en familia y
sin agrotóxicos.

“Somos parte de los pueblos fumigados. Organizarnos era un objetivo urgente,


plantearnos como familias agricultoras: rebrotar el campo, lo que implica la
palabra campo, donde no solamente es hablar de producción, sino de cultura, de
identidad, de memoria” dice Jeremías. Hace 13 años, él y su familia comenzaron
con el proyecto Desvío a la Raíz – Agricultura Ancestral en Desvío Arijón. Hoy
son 30 familias que producen de manera comunitaria, en sus casas y sin las
sustancias extorsivas del agronegocio.

“Agricultura es la palabra que nos permite reconectarnos con abuelos sabios,


campesinos, abuelas que todavía viven en nuestro pueblo. La ancestralidad es
la base desde donde nos propusimos trabajar. Es un viaje a la memoria. Labrar
respuestas antiguas para estos tiempos nuevos. Así nos encontramos con
historias con un poder germinativo fundamental. Hablamos de ancestralidad
porque nos permite regresar, marcar hacia dónde nosotros pretendemos ir”
afirma Jeremías.

El poder de las palabras

No se puede hablar de agricultura sin hablar de cultura, de palabras, de


identidad: “La agroecología en nuestro proceso local no es una palabra que nos
represente. Porque si un abuelo campesino no sabe lo que es la palabra
agroecología, estamos dejando afuera la memoria. Hay que replantearse si los
que tienen que aprender son ellos, a ver qué significa la agroecología, o si
realmente como nuevas generaciones tenemos que respetar el legado antiguo,
el legado ancestral”.

“El mercado lo tiene más claro. Sabe el poder político, social, cultural de una
palabra. Entonces nos roban los conceptos. Resulta que el agronegocio es la
agricultura, y que ellos son el campo. Si el agronegocio transgénico, saqueador,
de monocultivo, enfermador de pueblos es el campo, qué somos las familias
campesinas. La pelea es conceptual. Comprendimos que teníamos que
recuperar esa palabra maravillosa que es agricultura” explica.

Jeremías nos presenta a Ángel, vecino de Desvío Arijón, que tiene 80 años y
hace poco se animó a armar su propia huerta. Los brotes de lechuga buscan la
luz del sol, verdes, pequeños, brillantes: “Monsanto, ¿cómo le dicen?, no
funciona, te mata las plantas”, dice Ángel, y nos muestra orgulloso su siembra.
Olores y sabores subversivos

“En temporada de frutilla el pueblo se inundaba de olor a frutilla”, dicen los que
recuerdan el pueblo viejo, las épocas de las farras y de los buenos pagos.
Frutillas rebosantes de sabor que anunciaban la fiesta colectiva de la cosecha.
Historias, personajes que ya no están pero que vuelven en un perfume.

“Hoy eso no existe más. Hay cuatro o cinco variedades de frutillas nativas que
desaparecieron. El agronegocio tiene claro el poder de la memoria, porque ese
olor a frutilla es la posibilidad para que viajes hacia atrás, hacia un momento en
donde compartías con tu familia, con tus abuelos. El sabor a frutilla nativa, para
este modelo del agronegocio, es subversivo. Necesitamos volver a ese momento
mágico en donde ese olor a frutilla invadía nuestros pueblos” advierte Jeremías.

Su compañera, Aluminé Martínez, mate en mano, nos trae el pasado:


“Culturalmente este es un pueblo frutillero. Antes iba todo el mundo, era común
ver a los guachines de ocho o diez años juntando frutilla. Como es algo cultural,
no se veía mal que vaya la familia entera a trabajar. Porque era todo un
acontecimiento. Ahora ya es otra cosa, están todo el tiempo fumigando. Ahora
es terrible. Por la forma, y por lo poco que se les paga”. “Este modelo productivo
se basa en talarnos la memoria. El éxito se basa en enfermar los suelos, en
enfermar nuestro alimento, en enfermar nuestras familias”, agrega Jeremías.

“Remedios”
Los actuales recolectores, los verdaderos trabajadores de la frutilla, dicen que
esas sustancias que le ponen a la planta son “remedios”. Eso les explicaron los
patrones. Cuentan que sólo en barrio Papeleras, donde viven Jeremías y
Aluminé, y donde hay 15 o 20 casas, hay cuatro casos de cáncer, dos de
leucemia, abortos espontáneos, eclampsia.

“Y es difícil hacerles entender: ‘por qué, si toda la vida, mi papá, mi abuelo, todos
juntamos frutilla y nunca nos pasó nada, por qué ahora sí nos va a pasar. Si lo
que le estamos echando es un remedio’ cuenta Aluminé. “Hay generaciones de
pibas que vieron a su mamá, a su papá, marchar a estos campos de
concentración de frutilla. Son generaciones que no conciben otro campo, porque
se pierde la noción de la relación con la tierra, con tu alimento, con tu entorno,
con tu vecino. Se pierde la relación del campo con la ciudad, porque mientras en
la ciudad se plantea no comer carne, la gente que produce la comida para la
gente de la ciudad, no come verduras. Come arroz, fideos. La gente de acá está
empobrecida. No puede comer carne porque no puede acceder” comparan.

“Es muy efectiva esta invasión. Para nosotros es la Campaña del Desierto. Son
los mismos apellidos, la misma forma de avance sobre los territorios. Nos
fumigaron la cultura, la memoria, la identidad. Un pueblo sin eso es un pueblo de
rodillas. Sos una maleza más, como lo llaman ellos”. Las palabras de Jeremías
reivindican su identidad mapuche.

Junto a la misma ruta que nos vio llegar, Marilin con su hijo Brandon en brazos
nos muestra los cultivos que tiene en la banquina. Rabanitos, lechuga, acelga,
cebolla. Todo crece perfectamente ordenado en los surcos que hicieron ella y su
esposo. Nada saben esas plantas de los productos que vende Monsanto con la
excusa de garantizar la producción, la fertilidad de la tierra, la protección ante los
bichos.

Conectar
A cada recolector y recolectora de frutilla las empresas frutilleras hoy les pagan
dos pesos con cincuenta, a lo sumo tres, por cada kilo. “Hay sectores que somos
compañeros, que están planteando la cuestión de la fumigación y de los
agrotóxicos desde la ciudad y con una cabeza urbana. Plantean fumigación cero
en los pueblos, con lo cual estamos de acuerdo y estamos trabajando. Pero qué
pasa cuando no hay conexión con el campo. No nos sirve que este frutillero que
explota, que humilla, haga una ecoexplotación agroecológica. Tenemos un
desafío grande, que es recuperar el campo, rebrotarlo. Que nuestros
compañeros vuelvan a ser protagonistas”.

Desvío a la Raíz-Agricultura Ancestral vende lo que los vecinos producen en las


ferias campesinas. Todas las semanas venden frutas, verduras, semillas, miel,
huevos, en el local de la CTA. “No somos una verdulería orgánica, no nos
interesa tener clientes: queremos recuperar el campo”, aclara Jeremías.

La rebelión contra el agronegocio se hace volviendo atrás, reconectando “con lo


que pasa en la Patagonia, con la sangre de Rafael Nahuel, de Santiago
Maldonado. Tenemos una raíz adonde aferrarnos. Es esa identidad de arcilla,
esa sangre de savia que permitió a los antiguos comprender la naturaleza”. “Por
qué nuestras cabezas colonizadas, por qué nuestros días en carabelas. Cómo
hacemos para reconectar con ese saber que nos están desmontando” se
pregunta Jeremías.

Entre los eucaliptus, Jeremías toma un poco de tierra. La memoria es una


decisión política que fluye por donde pisamos. “Un suelo fértil nos permite
pensarnos como sociedad: más sanos, más fraternos. Planteamos modelos
productivos soberanos para nuestros pueblos. También nos vamos replanteando
qué lugar queremos ocupar dentro de esos modelos. Y para eso la memoria es
la herramienta”.

Fuente: Periodismo Digital Pausa


Temas: Saberes tradicionales, Soberanía alimentaria
http://www.biodiversidadla.org/Documentos/El-modelo-es-talarnos-la-memoria

Mario Mejía el Gran


Maestro
Por Germán Vélez

Idioma Español

País Colombia
17 agosto 2019

La enorme sabiduría del Maestro Mario Mejía le permitió


entender la complejidad, belleza, potencialidad y limitaciones
de nuestros ecosistemas tropicales, la diversidad biológica y
cultural, la sacralidad de los bienes comunes, las energías
sutiles, los flujos y equilibrios energéticos que rigen a los
seres vivos, los suelos y los agroecosistemas. También su
aguda sensibilidad social le permitió identificar las diversas
estrategias que han implementado los pueblos para cuidar
y utilizar los bienes e implementar las diversas formas de
agriculturas alternativas para producir alimentos y de los
medios de sustento.
Mario permanentemente nos mostró los caminos alternativos que debemos
tomar para volver a nuestras raíces, a nuestra esencia, para alcanzar una
convivencia armónica y espiritual con la naturaleza y con nuestros territorios,
mediante las múltiples formas de agriculturas alternativas de los pueblos y
comunidades rurales, basadas en la ecología política con justicia social, en
contraposición a los modelos de desarrollo y de producción insostenibles que
nos ha impuesto el mundo global.

A numerosas generaciones de hombres y mujeres del campo colombiano y


ambientalistas, Mario nos brindo una amplia fuente de sus conocimientos y de
saberes populares y de las ciencias, traduciendo su complejidad y rigor a
conceptos sencillos entendibles por todas las personas, fundamentado en la
valoración y el respeto de las diversas expresiones culturales del mundo étnico
y campesino, en la espiritualidad y en la sacralidad de nuestros alimentos.

Su compromiso con la sociedad y con el mundo rural fue consecuente con su


forma de vida, siempre estuvo al lado de las comunidades y de quien estuviera
atento a sus enseñanzas, basadas en el respeto por el otro. Mario fue
absolutamente irreverente, intolerante y contestatario ante la injusticia, las
inequidades generadas por la economía global, la concentración del poder y la
riqueza y frente a las políticas publicas que legalizan el despojo de los bienes
comunes. Permanentemente señaló a los responsables de los conflictos socio
ambientales y de las profundas crisis que enfrentamos en el mundo actual.

Mario insistió que las soluciones políticas para la construcción de una sociedad
mas justa y sostenible debe abordar integralmente la ecología política, la
espiritualidad y la convicción. El conocimiento debe permear todas las acciones
de nuestra vida en armonía con la naturaleza, Para ello debemos tener un
profundo respeto por todas las formas de vida, producir con espiritualidad y
cambiar nuestros hábitos de consumo.

Permanentemente en sus enseñanzas insistió que para solucionar nuestros


problemas y para alcanzar la soberanía y autonomía alimentaria, debemos
transitar por nuestros propios caminos, muchas veces a oscuras, y debemos
potenciar nuestros conocimientos con un estricto rigor, compromiso, disciplina,
investigación propia, sentido común y humildad, pero también debemos vencer
nuestros miedos, inseguridad y desinterés. Las respuestas a nuestras preguntas
y las soluciones podemos alcanzarlas si vamos al fondo del como y porque
funcionan las cosas, a partir del hacer, mediante el ensayo y error. Mario planteó
que no debemos matricularnos con una sola escuela de pensamiento y forma de
hacer agricultura, debemos abrir nuestra mente y recurrir a diversas fuentes de
conocimientos, enfoques y propuestas alternativas desarrolladas para diferentes
entornos, por diversas culturas, pueblos y sociedades.

La cantera de sabiduría que nos deja el Maestro Mario a través de sus


numerosos libros y escritos, se constituyen en un tesoro para quienes
continuamos trabajando por un mundo posible y justo, pero estamos seguros
que será una luz que guiara a muchas nuevas generaciones que les tocara
transitar por caminos aun mas difíciles, pero que afortunadamente podrán contar
con las enseñanzas de Mario, que estarán vigentes por muchos años.

Evocamos algunos de los Epigramas de la autoría de Mario Mejía incluidos en


los numerosos escritos que por muchos años nos regalo:

“Con equivocaciones, pero también con aciertos, los agricultores hemos hecho
la agricultura. No los Ministerios y corporaciones”.

“Tal vez algún día, resolvamos ser nosotros mismos”.

“Toda doctrina con pretensiones globalizantes es excluyente”.


“Si te desconoces a ti mismo, quedas condenado a ser dominado por otros”.

“Se construyen sociedades libertarias creando simultáneamente alternativas


hacia autonomías”.

“Semilla es vida, libertad, poder, cultura, milagro”

“Las semillas ancestrales son resultado milenario de sabiduría campesina”

“Escuchar con humildad puede ser manera de conocer tan efectiva como el
método científico”

“En la medida que tú no seas, yo tal vez pueda ser”

“Hemos degradado a mercancía el derecho a la comida”

“Cuatro modos de conocer, mítico, metafísico, científico, poscientífico”

“Mantengámonos permanentemente en reeducación”

“La ciencia ha sido nihilista: le niega validez a cualquier otra forma de conocer”

“Hemos llegado a tal extremo de degradación por el embeleso tecnológico, que


llamamos fábricas de agua a los páramos”

“Función del maestro es atreverse a caminar en lo oscuro, promover la


iluminación de otros caminos”

Fuente: Grupo Semillas


Temas: Ecología política, Saberes tradicionales
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