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CARRERA: DERECHO
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Esta Ley regula la gestión sustentable e integral de todas las aguas y los territorios
que la producen, cualquiera sea su ubicación, estado físico o su ocurrencia natural
dentro del territorio paraguayo, con el fin de hacerla social, económica y
ambientalmente sustentable para las personas que habitan el territorio de la
República del Paraguay.
La gestión integral y sustentable de los recursos hídricos del Paraguay se regirá por
los siguientes Principios:
a. Las aguas, superficiales y subterráneas, son propiedad de dominio público
del Estado y su dominio es inalienable e imprescriptible.
b. El acceso al agua para la satisfacción de las necesidades básicas es un
derecho humano y debe ser garantizado por el Estado, en cantidad y calidad
adecuada.
c. Los recursos hídricos poseen usos y funciones múltiples y tal característica
deberá ser adecuadamente atendida, respetando el ciclo hidrológico, y
favoreciendo siempre en primera instancia el uso para consumo de la
población humana.
d. La cuenca hidrográfica es la unidad básica de gestión de los recursos
hídricos.
e. El agua es un bien natural condicionante de la supervivencia de todo ser vivo
y los ecosistemas que los acogen.
f. Los recursos hídricos son un bien finito y vulnerable.
g. Los recursos hídricos poseen un valor social, ambiental y económico.
h. La gestión de los recursos hídricos debe darse en el marco del desarrollo
sustentable, debe ser descentralizada, participativa y con perspectiva de
género.
i. El Estado paraguayo posee la función intransferible e indelegable de la
propiedad y guarda de los recursos hídricos nacionales.
La gestión de los recursos hídricos compartidos con otros países, se regirá y/o
normará por los tratados, convenios y acuerdos internacionales aprobados y
ratificados por el Congreso Nacional y que se encuentren en vigencia.
La gestión de los recursos hídricos dentro del territorio nacional debe contemplar el
cumplimiento de todas las obligaciones que el Estado paraguayo ha asumido con
la comunidad internacional a través de los tratados y convenios que ha ratificado o
a los que se ha adherido; en particular, los de derechos humanos.
La autoridad de los recursos hídricos arbitrará los medios necesarios para elaborar
e implementar el Plan Nacional de Recursos Hídricos, para calcular y actualizar
permanente y sistemáticamente el Balance Hídrico Nacional, y para establecer y
administrar el Registro Nacional de los Recursos Hídricos.
Las márgenes bajo dominio privado adyacentes a los cauces hídricos estarán
sujetas, en toda su extensión, a las siguientes restricciones:
a. Una zona de uso público con un ancho de cinco metros para zonas urbanas
y de diez metros para zonas rurales. Dentro de las actividades que la
reglamentación defina como de uso público, no podrá imponerse los usos
recreativos, derecho reservado al propietario. Quedará a cargo de las
municipalidades definir y reglamentar los alcances de la zona de uso público
sin perjuicio de las competencias que puedan ejercer las demás autoridades
públicas en ejercicio de sus atribuciones.
b. Una zona de protección de fuentes de agua de un ancho de cien metros a
ambas márgenes, en la que se condicionará el uso del suelo y las actividades
que allí se realicen, conforme a lo que establezcan las normas jurídicas
ambientales. La zona de policía no incluirá a la zona de uso público y estará
adyacente a ésta.
c. A los efectos del inciso “b”, los propietarios ribereños cuyos inmuebles
hubieran tenido o hubieran debido tener bosques protectores deberán
restablecerlos o reforestar la superficie necesaria para recuperarlos y
conservarlos.
El uso de los recursos hídricos o sus cauces sólo podrá otorgarse mediante un
permiso o una concesión. El permiso y la concesión serán los únicos títulos idóneos
para el uso de los recursos hídricos regulados por esta Ley, así como sus cauces.
Por lo tanto, queda prohibida la utilización de los cauces hídricos y/o el vertido a
estos sin contar con permiso o concesión.
Los permisos para uso de los recursos hídricos estarán sujetos a las siguientes
reglas básicas:
a. Caducidad, la que se configurará una vez transcurridos tres meses sin que
el titular haga uso de los derechos que le otorga el permiso.
b. Falta de cumplimiento de alguna de las obligaciones esenciales inherentes al
permiso que sea imputable al permisionario.
c. Incumplimiento grave o reiterado de las normas sobre preservación de las
aguas.
d. Vencimiento del plazo.
e. Rescisión, quiebra, concurso de acreedores, disolución y liquidación de la
persona física o jurídica titular del permiso, y por los demás hechos y
circunstancias previstas en la resolución administrativa que lo otorgue.
f. Renuncia del titular del permiso, notificada a la autoridad concedente en
debida forma.
Se podrá otorgar concesión de uso de los recursos hídricos para todos aquellos usos
que no deban ser otorgados mediante permiso.
Las concesiones para uso de los recursos hídricos con fines de utilización en el país,
serán otorgadas a través de un contrato, previa licitación pública, por tiempo
determinado. Toda concesión de uso de los recursos hídricos deberá estar basada
en el Plan Nacional de Recursos Hídricos y será inscripta en el Registro Nacional de
Recursos Hídricos. Las concesiones para uso de los recursos hídricos con fines
comerciales de exportación en cualquiera de sus formas, serán autorizadas por Ley.
Las concesiones de uso de los recursos hídricos estarán sujetas a las siguientes
reglas básicas:
Una concesión podrá expropiarse por causa de utilidad pública, calificada en cada
caso, y a favor de otro uso que le preceda, según el orden de prioridad establecido
en el Artículo 18 de la presente Ley.
a. Caducidad, la que se configurará una vez transcurridos dos años sin que el
titular haga uso de los derechos que le otorga la concesión.
b. Falta de cumplimiento de alguna de las obligaciones esenciales inherentes a
la concesión que sea imputable al concesionario.
c. Vencimiento del plazo contractual.
d. Los hechos o circunstancias previstos en el Pliego de Bases y Condiciones,
en el Contrato de Concesión y en el Código Civil.
e. Incumplimiento grave o reiterado de las normas sobre preservación de las
aguas.
f. Renuncia del titular de la concesión, notificada a la autoridad concedente en
debida forma.
En caso de extinción anticipada, por cualquier causa, el titular de la concesión no
tendrá derecho a indemnización del lucro cesante.
En los casos de estado de emergencia declarada por Ley, y en tanto dure la misma,
la autoridad de los recursos hídricos se encuentra habilitada a disponer de manera
temporal y para usos humanos, de aquellos cuerpos de agua provenientes de
recursos hídricos atmosféricos, independientemente del dominio de los mismos.
Las aguas que nacen en terrenos particulares y que salgan del predio donde
nacieren, son públicas siempre que los propietarios de aquéllos no las utilicen.
Dichas aguas no podrán ser desviadas de sus cursos naturales, ni aun por los
propietarios de los predios en que nacieren, cuando fuese el alimento principal de
otra corriente o necesarias para algún pueblo o caserío pero en estos casos, el dueño
podrá reclamar una indemnización por los perjuicios que reciba, o exigir que dichas
aguas sean debidamente canalizadas.
Si el dueño del predio donde manan o se originan las aguas no las hubiere
aprovechado, en todo o en parte, en el transcurso de diez años, a contar desde la
promulgación de este Código, perderá todo derecho a interrumpir los usos y
aprovechamientos inferiores de las mismas aguas que se hubieren ejercitado
durante más de un año.
Corresponde a las juntas municipales y en donde no las haya a los juzgados de paz,
otorgar permisos, previa consulta del Departamento de Obras Públicas, para
levantar agua de las corrientes, depósitos lacustres del dominio público.
La solicitud para obtener permiso deberá contener:
1. Abastecimiento de poblaciones
2. Abastecimiento de ferrocarriles
3. Irrigación
4. Abrevaderos para ganados
5. Usos industriales
6. Estanques para víveres o criaderos de peces
7. Canales de navegación.
Podrá negarse permiso para levantar agua cuando se demuestre por los dueños de
acequias inferiores, que no hay ningún sobrante después de satisfechas sus
concesiones.
No podrá negarse el permiso que se solicite para levantar agua, tan solo en los casos
de creciente o de gran abundancia. Las acequias no registradas no serán tomas en
consideración al otorgarse nuevos permisos.
Todos los permisos para levantar agua se entenderán otorgados con sujeción a los
reglamentos generales que se dicten en adelante con arreglo a la ley.
Los permisos, una vez concedidos, no podrán ser retirados; pero podrán ser
restringidos y reglamentados por disposiciones generales.
Con excepción de los casos determinados anteriormente regirá, entre los que
levanten, el agua, el principio de preferencia establecida por la prioridad de fechas
en los permisos o en la construcción de las acequias.
Todo propietario de acequias tiene permiso para exigir que los de las parte superior
de la corriente cumplan con lo prescripto en los artículos anteriores. Los permisos
para levantar agua se considerarán caducos si transcurriese seis meses sin que se
hubiesen iniciado los trabajos necesarios para ponerlos en ejecución.
Las indemnizaciones a que se refiere el artículo anterior serán fijadas por peritos
nombrados por las partes. En caso necesario el juez nombrará el tercero.
Ningún propietario limítrofe con causes públicos podrá ser privado del derecho de
defender su predio contra los avances de las aguas, mientras no ocasione perjuicios
con sus defensas. Cuando las obras de defensa hubieran de invadir el cauce
público, no podrá ejecutarse sin previa autorización de la municipalidad.
El permiso para levantar aguas del dominio público lleva implícito el de cruzar
totalmente el cauce, en los casos que fuere necesario hacerlo.
De las aguas que corren por acequias o acueductos particulares, podrá extraerse
las que se necesitaren para usos domésticos y riego de plantas aisladas, con tal que
no se emplee para la extracción del agua, máquina u otro aparato que no sean
simples vasijas de mano, ni se detenga un momento el curso, ni se deterioren las
márgenes del canal o acequia. Siempre que más de tres personas aprovecharen el
agua de un mismo cauce, elegirán los regantes, por mayoría de votos, un juez de
aguas, quien decidirá ex aquo et bono todas las cuestiones que se susciten entre
aquéllos, con apelación ante el juez de paz.
El juez de aguas durará un año en sus funciones y puede ser reelecto. El primero
de marzo de cada año, el juez de paz abrirá un registro en el que se inscribirán los
regantes mayores de 18 años, sin distinción de nacionalidad, y lo cerrará el diez del
mismo mes.
El segundo domingo de abril de cada año se hará la elección; dentro de los diez días
siguientes, el juez de paz en acto público hará el escrutinio y comunicará su
nombramiento al electo. Este se hará cargo de su puesto el 1 de mayo.
El juez de aguas es el jefe inmediato del canal y la policía le debe su concurso; podrá
aplicar multas que no excedan de quinientos pesos a los que violen los reglamentos.
Toda resolución del juez de aguas es apelable ante el juzgado de paz.
Son bienes del dominio público los que en cada Municipio están destinados al uso
y goce de todos sus habitantes, tales como:
La ley podrá establecer que un bien del dominio público municipal pase a ser un
bien del dominio privado cuando así lo exija el interés de la comunidad.
Las aguas pluviales pertenecen a los dueños de las heredades donde cayesen, o
donde entrasen, y pueden disponer libremente de ellas, o desviarlas, en detrimento
de los terrenos inferiores, si no hay derecho adquirido en contrario.
Los dueños de terrenos en los cuales surjan manantiales, podrán usar libremente
de ellos y cambiar su dirección natural, sin que el hecho de correr sobre los fundos
inferiores conceda derecho alguno a sus propietarios.
Los terrenos inferiores están sujetos a recibir las aguas que naturalmente
descienden de los terrenos superiores, sin que para eso hubiese contribuido el
trabajo del hombre. No pueden ser ellas empleadas en forma que perjudique a las
heredades inferiores. El propietario superior no puede hacer acto alguno que agrave
la sujeción del fundo inferior.
Están igualmente obligados los dueños de terrenos inferiores, a recibir las arenas y
piedras que las aguas pluviales arrastren en su curso, y no podrán reclamarlas los
propietarios de los terrenos superiores.
El dueño del terreno inferior no puede hacer dique alguno que contenga o haga
refluir sobre el terreno superior, las aguas, arenas o piedras que naturalmente
desciendan a él, y aunque la obra haya sido vista y conocida por el dueño del terreno
superior, puede éste pedir que el dique sea destruido, si no hubiese comprendido
el perjuicio que sufriría, y si la obra no tuviese veinte años de existencia.
El que hiciere obras para impedir la entrada de aguas que no está obligado a recibir
en su terreno, no responderá por el daño que tales obras pudieren causar.
Ni con licencia del Estado podrán los ribereños extender sus diques de represas,
más allá del medio del río o del arroyo. Tampoco les será permitido, sin el
consentimiento de los otros ribereños, represar las aguas de los ríos o arroyos, de
manera que las alcen fuera de los límites de su propiedad, hagan más profundo el
cauce en el curso superior, inunde los terrenos inferiores o priven a los vecinos del
uso de ellas.
El agua por su poder de fecundación sirve para la agricultura, por su fuerza motriz
a la industria, por sus facultades nutritivas y propiedades físicas sirven a variados
fines de la vida personal y económica, pudiendo decirse que hoy es uno de los
primeros bienes.
Aspectos que hacen al uso del agua y sus implicancias para el derecho:
1. Mar territorial
2. Interiores – Mares interiores, Bahías, Ensenadas, Puertos
y Ancladeros, Playas de Mar.
3. Corrientes – por cauces naturales (ríos, arroyos, continuos
DEL DOMINIO
o intermitentes, superficiales o subterráneos, manantiales,
PÚBLICO
aguas termales)
4. La custres – navegables por barcos de más 100 toneladas –
no navegables por barcos de más de 100 toneladas (uso y
goce doméstico de los rivereños)
1. Vertientes que nacen y mueren dentro de una misma
heredad.
DEL DOMINIO
2. Subterráneas (No corrientes por álveos naturales).
PRIVADO
3. De fuente
4. Pluviales aprehendidas.
RES NULLIUS Aguas pluviales no aprehendidas
RES COMMUNES Aguas marítimas de la zona contigua o de alta mar
a. Las minas de las que el suelo es un accesorio y que solo pueden explotarse
en virtud de concesión por parte del Estado, y
b. Las minas que son consideradas como pertenecientes a los propietarios del
suelo cuyo laboreo nadie puede emprenderlo sin la autorización de dichos
propietarios.
Se reputan inmuebles accesorios de las minas, las cosas u objetos destinados con
el carácter de perpetuidad, como las construcciones, máquinas, aparatos,
instrumentos, animales y vehículos empleados en el servicio interior y de la
concesión, sea superficial o subterránea. Igual carácter afecta a las provisiones
necesarias para la continuación de los trabajos que se ejecuten en la mina por el
término de ciento veinte días.
La posesión, uso, goce y disposición de las minas se ejercerá con sujeción al derecho
común y a las disposiciones de esta Ley, sobreentendido que aquel es sujetorio de
ésta, pero la tradición no se considerará hecha sino mediante la inscripción del
contrato en el Registro de Minas, que constituirá una sección del Registro General
de la Propiedad.
Toda persona capaz de adquirir y poseer legalmente bienes raíces puede adquirir y
poseer minas, salvo las excepciones del artículo siguiente. No pueden adquirir
minas, ni tener parte, interés ni derecho alguno de ellas:
El permiso será recabado del P.E. por órgano del Ministerio del Interior, debiendo
contener la solicitud las señales claras y precisas del terreno cuya explotación se
trata, así como el objeto de esa explotación, el nombre, residencia y profesión del
solicitante, y el nombre y residencia del propietario del fundo superficial
correspondiente.
Registro de Explotaciones.
Desde el día de la anotación del permiso en el Registro, nadie podrá hacer calicatas
ni cualquier otra labor minera dentro de los límites del terreno solicitado.
Se tendrá por descubridor de una mina nueva la que primero se hubiere presentado
a solicitarla en concesión, salvo el caso en que se pruebe que hubo dolo para
anticiparse a hacer la manifestación o para retardar la del que realmente descubrió
primero.
Si se presentasen al mismo tiempo dos o más pedimentos de una mina, aquel que
determine con más precisión la situación del cerro y la naturaleza y condiciones del
criadero, tendrá prelación a ser preferido.
a. Su nombre, estado y domicilio, así como los de sus compañeros si los tuviere
y el nombre que ha de llevar la mina;
b. Señales fijas, claras y precisas del terreno donde se encuentra el criadero y
del sitio de donde se ha extraído el mineral, así como el número de
pertenencias que desea adquirirse;
c. Designación del terreno si es particular, municipal o fiscal y en el primer
caso, el nombre y domicilio del propietario, y
d. Si el descubrimiento es en cerro conocido, a más de las indicaciones
precedentes, habrá que expresar el nombre de los dueños de las minas
colindantes.
P.E. previo dictamen del Fiscal General del Estado, ordenará al Escribano Mayor
del Gobierno la extensión de la escritura concesionaria.
En el denuncio, a más de los datos exigidos por el Art. 43, se designará el nombre
del último concesionario. Se justificará, por otra parte, que la mina ha sido
abandonada o despoblada, o caducada por cualquiera de los medios previstos por
la Ley.
Los reclamos podrán deducirse dentro de los quince días mencionados o en el acto
de la comisión de la diligencia. Los que fueran presentados fuera de estas
oportunidades, no serán tomados en consideración. Tampoco será tomado en
consideración aunque fuese dentro del término ningún reclamo que no diese base
a una confusión de límites entre las minas colindantes.
Para los efectos de las diligencias solicitadas, el interesado propondrá
oportunamente un Ingeniero de Minas o un perito minero en su defecto, que
procederá en compañía del Juez en comisión, el actuario y las partes linderas.
Los colindantes que hubieren presentado su reclamo o que tuvieren algo que
observar tendrán también derecho para hacerse representar en la operación por un
solo perito, con facultad de observar los procedimientos, datos y operaciones
periciales.
Los ingenieros o peritos se valdrán del norte magnético para la fijación de los
rumbos y siempre que sea posible, determinarán la posición de la labor legal que
les hubiese servido de base para la operación, con respecto a objetos fijos y
perceptibles del terreno, anotando la distancia. En los lugares donde estuviere fijado
el meridiano astronómico, cuidarán de anotar el ángulo de declinación magnética.
Una vez conclusa la diligencia el acta con el informe técnico firmada por las
personas que intervinieron, será elevada al Juez en lo Civil para que le preste su
aprobación y ordene la inscripción del título en el Registro, previa vista al fiscal y
de minas.
Los mineros colindantes tienen derecho para visitar las minas vecinas
personalmente o por medio de un ingeniero o perito nombrado por ellos mismos o
por Juez en caso de oposición, siempre que sospechasen haberse producido
intervención o que estuviese próximo a efectuarse, o temiese inundación u otro
perjuicio de esta especie; o cuando de la inspección geológica creyeran poder
obtener observaciones útiles para sus explotaciones respectivas.
Toda internación sujeta al que la efectúe a la restitución del valor que hubiese
sacado de ella a base de tasación pericial sin perjuicio de incurrir en
responsabilidad criminal por hurto si se le probase mala fe.
Se presume mala fe en el caso del Art.75, como también en todos aquellos en que
exceda de diez metros la internación.
Los mineros deberán explotar sus minas con sujeción a las reglas del arte y las
prescripciones relativas a la policía y seguridad prevista por esta Ley y su
reglamentación.
Para los efectos de precedente artículo, las minas están sometidas a la inspección
y vigilancia de la autoridad administrativa, la cual determinará el modo y los
períodos que les parezca conveniente para hacer efectiva dicha inspección.
Los mineros están obligados, además a asegurar los cielos, paredes o costados y
pisos de las labores en tránsito y de arranque, por medio de enmaderaciones, de
obras de mampostería, de muros, etc., según los exijan la blandura o consistencia
de la roca o la naturaleza del criadero. Las escaleras, aparatos y labores destinados
al tránsito o descanso de los operarios y demás empleados en la mina, deben ser
cómodos y seguros, so pena de suspenderse los trabajos mientras no se construyan
o no se reparen dichos medios de comunicación.
Las dos partes podrán nombrar sus respectivos peritos que proceden en común con
el designado por el Juez; para lo cual este deberá señalarles con anticipación el día
y la hora en que haya de verificarse el examen del terreno. Si se suscitase
divergencia entre los ingenieros o peritos, la opinión o dictamen de la mayoría es la
que servirá de base al Juez para su resolución.
El Juez al conceder la licencia, señalará el rumbo que debe seguir el socavón o labor
y el máximum de la amplitud que puede dársele en la pertenencia ajena. El
socavonero, por su parte no podrá variar dicho rumbo o amplitud en el curso de la
obra, salvo que proceda con nueva licencia la cual no deberá concedérselo sin
opinión técnica.
Antes de dar principio a la obra del socavón o labor, el que la emprende deberá
reunir fianza suficiente a satisfacción del Juez para responder a la indemnización
de los daños y perjuicios que causare en la mina por donde intenta pasar.
Los dueños de las minas que desaguaren por el socavón, o cuya explotación por el
se facilitare, deberán abonar al empresario de dicho socavón a tasación de peritos,
o el valor del beneficio que reciben en el costo que les demandaría obtener esos
beneficios por otros medios.
Las minas están sujetas a facilitar la ventilación de las que lo necesitan y a permitir
el paso subterráneo de las aguas con dirección al desagüe general. Así mismo no
podrán negar la ocupación de las superficies como el interior para todos aquellos
servicios o unos que sin dificultar su explotación sea necesaria para el provecho de
las otras.
Hecho el registro en una mina, los fundos superficiales y los inmediatos en un caso,
previa indemnización, quedan sujetos a la servidumbre siguiente:
a. Su ocupación en el extensión conveniente con las habilitaciones, oficina,
depósitos, horno de fundición, máquina de extracción, máquina de beneficios
para productos de la mina, canchas, terrenos y escoriales;
b. De su ocupación con la apertura de vías de comunicación y transporte sea
por medios ordinarios, sea por tranvías, ferrocarriles, canales, etc., hasta
arribar a las estaciones, embarcaderos, depósitos, caminos públicos o partes
y a los abrevaderos, aguadas y pastos;
c. El uso de las aguas naturales para la bebida de las personas y animales
ocupados en la faena, o para el movimiento y servicio de las máquinas. Este
derecho comprende también el de practicar los trabajos necesarios para la
provisión y conducción de las aguas; y
d. El uso de los pastos naturales en terreno no cercados.
Los caminos abiertos por una mina aprovecharán a los demás que se encuentren
en el mismo destino, y en tal sentido los costos de las obras y gastos de conservación
se repartirán entre los mineros a prorrata del uso que de ellos hicieren.
Las servidumbres referentes a los fundos extraños, sólo tendrán lugar cuando no
puede constituirse dentro de la concesión. Los hornos de fundición y máquinas de
beneficio no podrán instalarse más que en el fundo del concesionario.
Caduca y es denunciable una concesión minera, sea quien fuere su titular actual:
Presentado el escrito al P.E. por intermedio del Ministerio del Interior, ordenará la
publicación de edictos por la prensa durante treinta días y el reconocimiento de la
mina por un Ingeniero. Este informe técnico servirá de base para la declaración de
abandono.
El concesionario de una mina puede dividir los 135 días en diferentes períodos en
el curso de un año, siempre que se avise a quien corresponda por cada interrupción
y reposición de los trabajos.
El concesionario que ha tenido poblada su mina durante dos años sin interrupción
ninguna, podrá suspender los trabajos por un año, previo aviso correspondiente.
Se equipará igualmente a los efectos de las denuncias de minas los casos previstos
en los Art. 15 y 37 de la Ley.
Durante el término de 5 (cinco) años a contar desde el día de una concesión minera,
el concesionario no quedará sometido a las obligaciones establecidas a los efectos
de la caducidad de las concesiones mineras. Vencido este plazo podrá declararse
despoblada una concesión minera otorgada en virtud de esta Ley, a los efectos de
la caducidad, cuando no ha sido trabajado con el correspondiente número de
operarios, que nunca deberá bajar de 5 (cinco) por cada concesión.
El concesionario entregará al Fisco, como único impuesto el 5% del producto bruto
de los minerales explotados.
Se pueden acoger a los beneficios del presente Decreto - Ley, las personas naturales
o jurídicas, nacionales o extranjeras de derecho privado que hayan obtenido una
concesión minera y hayan dado cumplimiento a todas las formalidades exigidas por
las Leyes N° 93 y 698 de Minas.
Son CAMINOS VECINALES, los que dentro de un departamento ligan al pueblo con
las compañías o dos compañías entre sí, o ligan dos caminos departamentales. Su
ancho será de diez metros.
Los que desearen abrir, desviar o cerrar un camino vecinal o construir en él una
obra de arte, presentarán una solicitud a la municipalidad respectiva, la que
concederá o negará el permiso previo las investigaciones del caso y después de
fijados anuncios en los sitios públicos de la localidad. Si el camino es departamental
la solicitud se presentará al Ministerio del Interior el que, previo informe de las
municipalidades respectivas resolverá el permiso solicitado.
El ancho del terreno destinado para camino es del dominio público y en cualquier
tiempo que se justifique haberse cerrado, desviado, destruido o estrechado un
camino sin la debida autorización, el autor, aunque alegue algún derecho o alguna
ventaja o comodidad para el público, lo reabrirá a su costa o repondrá las cosas en
el estado en que estaban anteriormente y además pagará una multa de cien a
quinientos pesos. En caso de resistencia, sufrirá el triple de la multa establecida y
el Departamento de Obras Públicas si el camino es nacional o la municipalidad
respectiva si el camino es departamental o vecinal, procederá a la inmediata
reposición del camino en el estado primitivo por cuenta del contraventor y con
intervención de la fuerza pública, si fuere necesario.
Las medidas a que se refiere el artículo anterior y cualquier otra que se dictaren
para la conservación y libre uso de los caminos públicos, no pueden dejarse sin
efecto en virtud de acciones accesorias o interdictos.
El uso de los caminos públicos en general es libre y común a todos los habitantes
de la República, con las restricciones establecidas en este Código. Toda persona que
transite por caminos abiertos en propiedades particulares, sea que conduzca o no
ganados, carros o cualquier vehículo, deberá seguir la trayectoria establecida y no
podrá hacer parada alguna fuera de ella, sin consentimiento del propietario, salvo
lo prescrito en el art.176.
El tránsito de tropas de ganados, carros con arria, será libre por los caminos
públicos durante la noche. Pero al penetrar en un campo cerrado cuando el camino
no lo estuviese, los conductores darán aviso al propietario o poblador más cercano,
para que durante el trayecto pueda observar si se agregan a la tropa animales de
su propiedad. Si esto sucediera el dueño del campo podrá exigir que la tropa no
salga de él hasta que llegado el día pueda hacerse el aparte, sin que el conductor
tenga que pagar por pastoreo y aguada.
Si el conductor siguiese su camino sin dar aparte, sufrirá una multa de mil pesos
sin perjuicio de ser sumariado por abigeato, si se denunciase que lleva ganado
ilegítimamente.
Debemos aclarar que éstas son figuras mundialmente operadas, pero que nuestro
país aún no las promovió.
Para los fines anteriores, se reputará cercas todo límite natural que haga
innecesario el cercado.
Queda prohibidas las cercas de ramas sobre los caminos públicos y en el deslinde
de las propiedades.
Los propietarios de fundos que tengan más de cinco kilómetros de frente sobre los
caminos y cuya superficie sea mayor de un mil hectáreas, están obligados a dejar
por cada cinco kilómetros un portón o tranquera que permita fácilmente el acceso
de las tropas de ganados y carro en tránsito, a los efectos de su pastoreo y brebaje.
Toda persona que utilice una tranquera para el tránsito, debe cerrarla
inmediatamente de pasar bajo multa de veinte pesos.
Cuando por los accidentes del camino o por circunstancias supervivientes fuese
necesario cambiar la situación de una tranquera, se obtendrá previamente
autorización de la autoridad.
LOURDES CARDOZO
DARIO GATTI
GLORIA MEDINA
CRITERIOS
TOTAL: 5P
P.C.______