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UNIVERSIDAD HISPANO GUARANI

CARRERA: DERECHO

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

TEMA: RÉGIMEN DE LAS AGUAS PÚBLICAS

SAN JUAN BAUTISTA 2016


INTRODUCCIÓN

El Derecho Agrario constituye el orden jurídico que regula los


problemas de la tenencia de la tierra, así como de sus diversas
formas de propiedad y la actividad agraria que se realiza sobre
ella.

El Derecho de las Aguas o Régimen de las aguas constituye


un capítulo de los Derechos Reales, que está constituido por
aquellas normas que perteneciendo al derecho público y al
privado, tienen por objeto regular todo lo concerniente al
dominio de las aguas, a su aprovechamiento, así como a las
defensas con las consecuencias dañosas.

En nuestro país son muchas las disposiciones legales que se


han dictado para regular el régimen de las aguas públicas. En
este trabajo de investigación realizamos un análisis de estas
disposiciones legales, que como podrán leer son varias y de
diversas índoles.
1. CONCEPTO JURÍDICO DEL AGUA

El agua es un bien jurídico de utilidad pública. Es un bien de la naturaleza no


susceptible de apropiación exclusiva, cuyo uso y goce , regulados por norma
jurídica, constituyen derechos que no pueden librarse al arbitrio individual, sin
antes el estado también pueda ser asequible de él, reglando mediante principios y
condiciones, la naturaleza jurídica del mismo respecto del aprovechamiento que
estima conveniente para la economía social.

2. PRESCIPCION CONSTITUCIONAL ART.: 7° DEL DERECHO A UN


AMBIENTE SALUDABLE

Toda persona tiene derecho a habitar en un ambiente saludable y ecológicamente


equilibrado. Constituyen objetivos prioritarios de interés social la preservación, la
conservación, la recomposición y el mejoramiento del ambiente, así como su
conciliación con el desarrollo humano integral. Estos propósitos orientarán la
legislación y la política gubernamental pertinente.

3. PROPIEDAD DEL AGUA: PÚBLICA Y PRIVADA


3.1 Aguas Públicas: las que nacen en terrenos particulares y salen del
predio donde nacieren y todas las demás que corran por cauces
naturales.
3.2 Aguas Privadas: las que pertenecen a los propietarios de las
heredades donde cayesen o donde entrasen y puedan disponer
libremente de ellas. Es decir aquellas que nacen y mueren en la misma
heredad.

4. LEY N° 3239/07 DE LOS RECURSOS HÍDRICOS DEL PARAGUAY

Esta Ley regula la gestión sustentable e integral de todas las aguas y los territorios
que la producen, cualquiera sea su ubicación, estado físico o su ocurrencia natural
dentro del territorio paraguayo, con el fin de hacerla social, económica y
ambientalmente sustentable para las personas que habitan el territorio de la
República del Paraguay.

Todas las relaciones jurídico-administrativas y la planificación en torno a la gestión


del agua y las actividades conexas a ella serán interpretadas y, eventualmente,
integradas en función a la Política Nacional de los Recursos Hídricos y a la Política
Ambiental Nacional.

La gestión integral y sustentable de los recursos hídricos del Paraguay se regirá por
los siguientes Principios:
a. Las aguas, superficiales y subterráneas, son propiedad de dominio público
del Estado y su dominio es inalienable e imprescriptible.
b. El acceso al agua para la satisfacción de las necesidades básicas es un
derecho humano y debe ser garantizado por el Estado, en cantidad y calidad
adecuada.
c. Los recursos hídricos poseen usos y funciones múltiples y tal característica
deberá ser adecuadamente atendida, respetando el ciclo hidrológico, y
favoreciendo siempre en primera instancia el uso para consumo de la
población humana.
d. La cuenca hidrográfica es la unidad básica de gestión de los recursos
hídricos.
e. El agua es un bien natural condicionante de la supervivencia de todo ser vivo
y los ecosistemas que los acogen.
f. Los recursos hídricos son un bien finito y vulnerable.
g. Los recursos hídricos poseen un valor social, ambiental y económico.
h. La gestión de los recursos hídricos debe darse en el marco del desarrollo
sustentable, debe ser descentralizada, participativa y con perspectiva de
género.
i. El Estado paraguayo posee la función intransferible e indelegable de la
propiedad y guarda de los recursos hídricos nacionales.

La Política Nacional de los Recursos Hídricos se abocará a los siguientes objetivos


básicos:

a. Impulsar el uso sustentable, racional e integral de los recursos hídricos,


como elemento condicionante de la supervivencia del género humano y de
todo el sistema ecológico, promoviendo con amplio sentido proteccionista su
mejor disfrute, el de los otros recursos naturales y del ambiente. Para ello,
deberá tenerse en cuenta la unidad del recurso en cualquiera de las etapas
del ciclo hidrológico, la interdependencia entre los distintos recursos
naturales y entre los distintos usos del agua, el condicionamiento del
ambiente, la protección, conservación y restauración de territorios
productores de agua controlando y manejando las influencias que es capaz
de producir la acción humana.
b. Garantizar el acceso de todos los habitantes al agua potable, dado que es un
derecho humano.
c. Impulsar y mantener un adecuado conocimiento integral de los recursos
hídricos en cuanto a cantidad, calidad y oportunidad en su aprovechamiento,
así como de su carácter condicionante de las actividades humanas,
dinamizando la investigación científica, sistemática, operativa y tecnológica,
a través o en colaboración con los organismos competentes.
d. Instrumentar el aprovechamiento de los recursos hídricos a través de la
unidad de gestión de cuenca, como elemento de integración territorial de la
República y de imposición de una justa orientación del desarrollo social,
económico, cultural y demográfico acorde con las respectivas políticas
generales, coordinando la actividad de los distintos sectores, procurando un
grado de equilibrio armónico entre los intereses privados y el interés público.
e. Desarrollar un sistema de planificación del conocimiento y aprovechamiento
de los recursos hídricos y promover su coordinación con la planificación
general del país.
f. Impulsar el aprovechamiento de los recursos hídricos en forma racional y
conforme a un adecuado ordenamiento jerárquico de los valores, usos
esenciales, socioeconómicos e individuales a satisfacer. Para ello es
conveniente fijar las prioridades vitales y aquellos criterios que han de
aplicarse para definir un orden objetivo para jerarquizar los otros usos,
según las circunstancias que determinen la selección de las respectivas
demandas, evaluadas por las características regionales y dentro del complejo
de las políticas contenidas en esta Ley y la política general.
g. Propender al uso múltiple de los recursos hídricos y a la integración
coordinada desde el punto de vista funcional entre todos ellos mediante el
manejo racional y administración común a toda manifestación hídrica,
asignando valor prioritario a los proyectos de usos múltiples sobre los de uso
singular, siempre que ello esté justificando técnica, social y económicamente
y minimicen los efectos o daños al ambiente.
h. Tender a la economía en el uso de los recursos hídricos, a través de su
utilización racional y eficiente, posibilitando, así la disponibilidad para otros
usos, previendo sobre su derroche, contaminación y degradación.
i. Exigir la preservación integral de los recursos hídricos, actuando
fundamentalmente sobre las causas de contaminación o degradación y, en
forma consecuente, sobre sus efectos, con un enfoque sistémico en las
cuencas hídricas, las áreas de recarga de los acuíferos, y los humedales.
j. Gestionar los territorios productores de agua en forma ambiental y
culturalmente adecuada, a través de autoridades integradas en cada caso
por gobiernos locales representantes de comunidades locales y técnicos, con
facultades de investigación, planificación, coordinación y resolución de
conflictos extrajudiciales, que asegure la sustentabilidad del agua.
k. Promover en el seno de la sociedad el conocimiento de los métodos y
tecnologías necesarias para el adecuado manejo, uso y conservación de los
recursos hídricos, en atención a que ellos, más que cualquier otro recurso
natural, están destinados al uso de todos.
l. Coordinar, promover y definir las acciones de los organismos públicos,
incluidos los descentralizados, y privados que tengan como objeto la defensa
de los predios y del ambiente contra los efectos del cambio climático sobre
las aguas, en especial las inundaciones y salinización.
m. Disponer la revisión integral de la legislación y las reglamentaciones
existentes y mantener su permanente actualidad, con el fin de armonizarlas
con los tratados y convenios internacionales ratificados por nuestro país,
adecuar su comprensión, mejorar su alcance y simplificar su aplicación, ello
fundamentalmente, en cuanto al conocimiento y aprovechamiento de los
recursos hídricos a través de la aplicación de la ciencia, la técnica y la
tecnología que resulten apropiadas, para promover e impulsar un
conveniente desarrollo del sector.
n. Disponer la ejecución y la permanente actualización de un inventario de los
recursos hídricos disponibles y potenciales y la organización de un banco de
información que disponga de un método ágil de almacenamiento,
procesamiento y consulta de datos, a tal fin deberá establecerse un
conveniente grado de coordinación y complementación recíproca entre los
distintos organismos nacionales que, según el caso y oportunidad, tengan
competencia o injerencia sobre el particular.
o. Promover en forma gradual el desarrollo y operatividad del gobierno y
administración de los recursos hídricos a través de unidades de gestión de
cuencas, dentro del concepto y marco de la unidad jerárquico-funcional
superior que ejerza la autoridad política y ejecutiva en forma orgánica y
coordinada con otros sectores igualmente involucrados; dentro de tal unidad,
promover el desarrollo de la autoridad y del sistema de planificación hídrica
nacional, coordinándolos en los distintos niveles locales, municipales,
regionales, nacional y con los países limítrofes, contemplando el
cumplimiento de todas las obligaciones que el Estado paraguayo ha asumido
con la Comunidad Internacional a través de los tratados y convenios que ha
ratificado o a los que se ha adherido.
p. Propiciar y desarrollar, gradual pero activamente, la participación de los
usuarios, a través de las organizaciones propias de las comunidades o las
que se creen y se reconozcan como tales dentro del marco de esta Ley, tanto
en la programación del desarrollo de los recursos hídricos, como en la misma
administración y control de las utilizaciones.

En la República del Paraguay los recursos hídricos superficiales y subterráneos son


bienes del dominio público del Estado.

El uso y el aprovechamiento de los recursos hídricos serán regulados por el Estado,


dentro del marco de la Ley, en función de la soberanía de la Nación y atendiendo
los intereses sanitarios, sociales, ambientales y económicos del país, privilegiando
la sustentabilidad de los recursos y respetando la prelación de usos de los mismos.

La gestión de los recursos hídricos compartidos con otros países, se regirá y/o
normará por los tratados, convenios y acuerdos internacionales aprobados y
ratificados por el Congreso Nacional y que se encuentren en vigencia.

La gestión de los recursos hídricos dentro del territorio nacional debe contemplar el
cumplimiento de todas las obligaciones que el Estado paraguayo ha asumido con
la comunidad internacional a través de los tratados y convenios que ha ratificado o
a los que se ha adherido; en particular, los de derechos humanos.

El manejo de los recursos hídricos en el Paraguay contará con un Plan Nacional de


Recursos Hídricos, que será elaborado con base en la Política Nacional de los
recursos hídricos. El Plan Nacional de Recursos Hídricos será actualizado
permanente y sistemáticamente.

La autoridad de los recursos hídricos elaborará un Inventario Nacional del agua,


que permitirá generar el balance hídrico nacional, que será la herramienta
fundamental del Plan Nacional de Recursos Hídricos. El balance permitirá conocer
la disponibilidad de los recursos hídricos con la que cuenta el país para determinar
la factibilidad de otorgar permisos y concesiones de usos y aprovechamientos. Estos
usos y aprovechamientos estarán permitidos en función del caudal ambiental, y la
capacidad de recarga de los acuíferos.

La autoridad de los recursos hídricos establecerá el Registro Nacional de Recursos


Hídricos a fin de conocer y administrar la demanda de recursos hídricos en el
territorio nacional. En el Registro deberán inscribirse todas las personas físicas y
jurídicas, de derecho público y privado, que se encuentren en posesión de recursos
hídricos, o con derechos de uso y aprovechamiento o que realicen actividades
conexas a los recursos hídricos.

La autoridad de los recursos hídricos arbitrará los medios necesarios para elaborar
e implementar el Plan Nacional de Recursos Hídricos, para calcular y actualizar
permanente y sistemáticamente el Balance Hídrico Nacional, y para establecer y
administrar el Registro Nacional de los Recursos Hídricos.

Todo habitante de la República del Paraguay es sujeto de derecho de uso y


aprovechamiento de los recursos hídricos con diversos fines, en armonía con las
normas, prioridades y limitaciones establecidas en la presente Ley, con excepción a
lo establecido en la Ley N° 1614/00 “GENERAL DEL MARCO REGULATORIO Y
TARIFARIO DEL SERVICIO PUBLICO DE PROVISION DE AGUA POTABLE Y
ALCANTARILLADO SANITARIO PARA LA REPUBLICA DEL PARAGUAY”.
El derecho de uso y aprovechamiento de los recursos hídricos, no podrá ser
otorgado ni transferido a un Estado extranjero o sus representantes.

Los recursos hídricos superficiales y subterráneos de uso para fines domésticos y


de producción familiar básica que sean utilizados de manera directa por el usuario,
sin intermediación de ningún tipo, son de libre disponibilidad, no están sujetos a
permisos ni concesiones ni impuestos de ningún tipo y deberán estar inscriptos en
el Registro Nacional de Uso y Aprovechamiento de los Recursos Hídricos, al solo fin
de su contabilización en el Balance Hídrico Nacional. Se reglamentará el control de
este tipo de uso. Toda persona física tiene derecho a acceder a una cantidad mínima
de agua potable por día, suficiente para satisfacer sus necesidades elementales. La
cantidad mínima de agua potable por día, por persona, será establecida por vía
reglamentaria por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.

El derecho de uso y aprovechamiento de los recursos hídricos está sujeto a las


evaluaciones técnicas que realice la autoridad de los recursos hídricos, conforme al
Plan Nacional de Recursos Hídricos.

Será prioritario el uso y aprovechamiento de los recursos hídricos superficiales y


subterráneos para consumo humano. Los demás usos y aprovechamiento seguirán
el siguiente orden de prioridad:

a. Satisfacción de las necesidades de los ecosistemas acuáticos.


b. Uso social en el ambiente del hogar.
c. Uso y aprovechamiento para actividades agropecuarias, incluida la
acuacultura.
d. Uso y aprovechamiento para generación de energía.
e. Uso y aprovechamiento para actividades industriales.
f. Uso y aprovechamiento para otros tipos de actividades.

Cada tipo de uso y aprovechamiento demandará un tipo de calidad de agua


diferente.

El derecho de acceso al uso y aprovechamiento de los recursos hídricos solo podrá


ser modificado, suspendido, o revocado conforme a las disposiciones de la presente
Ley y sus reglamentaciones.

Se podrá modificar un derecho de uso y aprovechamiento de los recursos hídricos,


por causa de utilidad pública.

El titular de un derecho modificado, tiene derecho a beneficiarse de una fuente


alternativa de recursos hídricos, a una reposición o a una indemnización, según
prelación de usos.
El titular de un derecho de uso y aprovechamiento de los recursos hídricos podrá
en todo momento solicitar la reconsideración de las condiciones de utilización
concedida, presentando un nuevo pedido a la autoridad de los recursos hídricos.

Los permisos y concesiones otorgados a personas físicas o jurídicas extranjeras


llevan implícita la renuncia del beneficiario a toda reclamación por vía diplomática.

En casos de emergencia, desastre natural o catástrofe nacional, declaradas por el


Poder Ejecutivo, se podrá suspender, por resolución debidamente fundamentada de
las autoridades competentes, los derechos de uso y aprovechamiento de los
recursos hídricos. La duración de la suspensión debe estar en relación con las
condiciones que la causaron. El respeto y la preservación de los derechos
consuetudinarios de uso, aprovechamiento y conservación de los recursos hídricos
por parte de las comunidades indígenas tienen prioridad sobre cualquier otra
utilización de los mismos.

Las márgenes bajo dominio privado adyacentes a los cauces hídricos estarán
sujetas, en toda su extensión, a las siguientes restricciones:

a. Una zona de uso público con un ancho de cinco metros para zonas urbanas
y de diez metros para zonas rurales. Dentro de las actividades que la
reglamentación defina como de uso público, no podrá imponerse los usos
recreativos, derecho reservado al propietario. Quedará a cargo de las
municipalidades definir y reglamentar los alcances de la zona de uso público
sin perjuicio de las competencias que puedan ejercer las demás autoridades
públicas en ejercicio de sus atribuciones.
b. Una zona de protección de fuentes de agua de un ancho de cien metros a
ambas márgenes, en la que se condicionará el uso del suelo y las actividades
que allí se realicen, conforme a lo que establezcan las normas jurídicas
ambientales. La zona de policía no incluirá a la zona de uso público y estará
adyacente a ésta.
c. A los efectos del inciso “b”, los propietarios ribereños cuyos inmuebles
hubieran tenido o hubieran debido tener bosques protectores deberán
restablecerlos o reforestar la superficie necesaria para recuperarlos y
conservarlos.

Las normas legales que prevengan o tiendan a prevenir la ocurrencia de daños al


ambiente prevalecerán sobre las normas de la presente Ley, y sobre las normas
legales referidas al ordenamiento del territorio.

Se privilegiará la declaración de áreas protegidas en: las zonas de nacientes o


manantiales de agua, los ecosistemas de humedales, las zonas de recarga de
acuíferos y las zonas necesarias para la regulación del caudal ambiental de las
aguas.

Corresponderá a la Secretaría del Ambiente (SEAM) la determinación del caudal


ambiental de todos los cursos hídricos del país, así como la delimitación de las
zonas de recarga de los acuíferos. También corresponderá a la Secretaría del
Ambiente (SEAM) el establecimiento de áreas restringidas a la utilización de las
aguas subterráneas. Las Resoluciones que establezcan las medidas precedentes
deberán estar fundadas en estudios técnicos previos.

Corresponderá a la Secretaría del Ambiente (SEAM) en coordinación con el


Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social la determinación de los niveles de
calidad que deberán tener las aguas superficiales, subterráneas y atmosféricas,
según las distintas clasificaciones que al efecto realice.

También corresponderá a la Secretaría del Ambiente (SEAM) en coordinación con el


Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social la determinación de los niveles de
calidad, a los que deberán ajustarse los vertidos que se realicen desde fuentes
móviles o fijas a cuerpos receptores de agua. Para ello, se tendrá en cuenta los
niveles de calidad que deberán tener las aguas, la capacidad de dilución de las
aguas, la sustentabilidad de la biodiversidad y los potenciales usos que se pueda
hacer de estos cuerpos receptores de agua.

Previo a su realización, todas las obras o actividades relacionadas con la utilización


de los recursos hídricos deberán someterse al procedimiento de Evaluación de
Impacto Ambiental previsto en la Ley Nº 294/93 “EVALUACION DE IMPACTO
AMBIENTAL” y sus reglamentaciones. Quedan exceptuados de esta obligación los
usos relacionados con el ejercicio del derecho previsto en el Artículo 15 de la
presente Ley.

El Estado reconocerá a los humedales como ecosistemas de gran importancia para


la sociedad, para los procesos hidrológicos y ecológicos que en ellos ocurren y la
diversidad biológica que sustentan, y que proporcionan, mantienen y depuran las
aguas, siendo el agua el factor fundamental que controla el ambiente. Por lo tanto,
su conservación y manejo sustentable posibilitará el adecuado funcionamiento de
los recursos hídricos en general. La conservación y manejo de los humedales
requerirá de los conceptos siguientes:

a. La necesidad de desarrollar su uso sustentable.


b. Bajo la perspectiva de un enfoque integrado.
c. El desarrollo de Planes de Manejo.
Serán reconocidas las funciones de los humedales relacionadas con el ciclo
hidrológico las siguientes:

a. El almacenamiento de agua: retención de aguas superficiales, regulación de


caudales, mitigación de las inundaciones, recarga de aguas subterráneas y
descarga de aguas subterráneas.
b. El control de la calidad del agua: purificación del agua, retención de
nutrientes, retención de sedimentos y retención de agentes contaminantes.
c. La regulación del clima local: estabilización del clima local, regulación de las
precipitaciones y la temperatura y la reducción de la evapotranspiración.

La protección y, en caso necesario, la restauración de los humedales será uno de


los medios de mantener el suministro de agua para diversos usos del ser humano.

El uso de los recursos hídricos o sus cauces sólo podrá otorgarse mediante un
permiso o una concesión. El permiso y la concesión serán los únicos títulos idóneos
para el uso de los recursos hídricos regulados por esta Ley, así como sus cauces.
Por lo tanto, queda prohibida la utilización de los cauces hídricos y/o el vertido a
estos sin contar con permiso o concesión.

La utilización de los recursos hídricos para la prestación de los servicios de agua


potable y alcantarillado sanitario se regirá por las normas de la Ley Nº 1614/00
“GENERAL DEL MARCO REGULATORIO Y TARIFARIO DEL SERVICIO PUBLICO
DE PROVISION DE AGUA POTABLE Y ALCANTARILLADO SANITARIO PARA LA
REPUBLICA DEL PARAGUAY”.

Sólo podrá otorgarse concesiones y permisos para la prestación de los servicios de


agua potable y alcantarillado sanitario en función de la disponibilidad del recurso
determinado por el Balance Hídrico Nacional y el cupo que le asigne la autoridad
de los recursos hídricos.

La utilización de las aguas para los fines previstos en el Artículo 15 de la presente


Ley no estará sujeta a ningún permiso o concesión.

Los permisos y concesiones se emitirán tomando en consideración:

a. La disponibilidad y la demanda existente en la cuenca hidrográfica o


subterránea en cuestión.
b. El caudal ambiental de la fuente de agua a ser utilizada, y la cantidad y la
calidad del recurso hídrico disponible; deberán limitarse al volumen del
recurso hídrico y a la fuente de agua para la cual se ha otorgado el permiso,
atendiendo la permanencia del caudal ambiental y la capacidad de recarga
de los acuíferos.
c. Seguridad de que no causarán contaminación o derroche de agua.
d. El orden de prioridad de uso y aprovechamiento previsto en la presente Ley.
e. El tipo de uso y aprovechamiento solicitado.
f. Los esfuerzos previos del solicitante de utilizar con suma eficiencia el agua
que ya dispone y las necesidades reales de la ampliación de su uso.

Para solicitar o modificar un derecho de permiso o una concesión de uso y


aprovechamiento de recursos hídricos se deberá realizar el pedido ante la autoridad
de los recursos hídricos.

Previo al otorgamiento de la Declaración de Impacto Ambiental emitida por la


Secretaría del Ambiente (SEAM), la autoridad de los recursos hídricos emitirá un
certificado de disponibilidad de recursos hídricos, en la calidad y la cantidad
requerida por la actividad y en la zona de emplazamiento del proyecto.

Previo al otorgamiento de las Concesiones y los Permisos de uso y aprovechamiento


de los recursos hídricos se deberá estar en posesión de la Declaración de Impacto
Ambiental.

Se podrá otorgar permiso de uso de los recursos hídricos para:

a. Pequeñas utilizaciones de agua.


b. Usos de carácter transitorio.
c. Vertidos de efluentes.

Las utilizaciones pequeñas o transitorias son las que no implican la derivación de


agua por canales u otras obras fijas o las que no son superiores a lo que por vía
reglamentaria determine la autoridad competente.

Los permisos para uso de los recursos hídricos estarán sujetos a las siguientes
reglas básicas:

a. Deberán limitarse al volumen del recurso hídrico y a la fuente de agua para


la cual se ha otorgado el permiso, atendiendo a la permanencia del caudal
ambiental y la capacidad de recarga de los acuíferos.
b. La duración del permiso se determinará teniendo en cuenta la naturaleza de
la inversión, el impacto sobre el recurso hídrico utilizado y la utilidad social
del emprendimiento.
c. Por el otorgamiento del permiso se abonará un canon que será establecido
sobre la base de la naturaleza de la inversión, el impacto sobre el recurso
hídrico utilizado y la utilidad social del emprendimiento.
d. Son personales e intransferibles, salvo lo previsto en el Artículo 43 de la
presente Ley.
e. La presente Ley y sus reglamentaciones, y a los términos y condiciones
previstos en la respectiva resolución administrativa que lo otorgare.
El titular de un permiso adquiere un derecho precario de carácter público al uso
del agua, aunque no el dominio ni ningún otro derecho de propiedad sobre las
mismas.

El permiso es revocable. Su suspensión o revocación no dará lugar a indemnización


alguna cuando fuere por causa justificada.

Los permisos se otorgarán a través de Resolución en un plazo de 180 (ciento


ochenta) días, se reputará denegado el permiso que no obtuviese respuesta en dicho
plazo. La Resolución será el título que otorgará el derecho de uso y aprovechamiento
de las aguas y deberá anotarse en el Registro Nacional de Recursos Hídricos a cargo
de la autoridad de los recursos hídricos.

El permiso se extingue por:

a. Caducidad, la que se configurará una vez transcurridos tres meses sin que
el titular haga uso de los derechos que le otorga el permiso.
b. Falta de cumplimiento de alguna de las obligaciones esenciales inherentes al
permiso que sea imputable al permisionario.
c. Incumplimiento grave o reiterado de las normas sobre preservación de las
aguas.
d. Vencimiento del plazo.
e. Rescisión, quiebra, concurso de acreedores, disolución y liquidación de la
persona física o jurídica titular del permiso, y por los demás hechos y
circunstancias previstas en la resolución administrativa que lo otorgue.
f. Renuncia del titular del permiso, notificada a la autoridad concedente en
debida forma.

En el caso de permisos concedidos para el provecho de inmuebles rurales, la


traslación de dominio de éstos o la constitución de usufructo sin limitación sobre
los mismos, implicará la cesión de los derechos que surjan del permiso a favor del
nuevo titular de dominio o del usufructuario. Esa cesión deberá ser comunicada
por el Escribano autorizante a la autoridad concedente dentro de los 30 (treinta)
días hábiles de producida; a tal fin, el Escribano expedirá testimonio de la escritura
respectiva para que se tome razón en el Registro Nacional de Recursos Hídricos.

Se podrá otorgar concesión de uso de los recursos hídricos para todos aquellos usos
que no deban ser otorgados mediante permiso.

Las concesiones para uso de los recursos hídricos con fines de utilización en el país,
serán otorgadas a través de un contrato, previa licitación pública, por tiempo
determinado. Toda concesión de uso de los recursos hídricos deberá estar basada
en el Plan Nacional de Recursos Hídricos y será inscripta en el Registro Nacional de
Recursos Hídricos. Las concesiones para uso de los recursos hídricos con fines
comerciales de exportación en cualquiera de sus formas, serán autorizadas por Ley.

Las concesiones de uso de los recursos hídricos estarán sujetas a las siguientes
reglas básicas:

a. Deberán limitarse al volumen del recurso hídrico y a la fuente de agua para


la cual se ha otorgado el permiso, atendiendo la permanencia del caudal
ambiental y la capacidad de recarga de los acuíferos.
b. Las aguas no podrán ser utilizadas para fines distintos a los previstos en los
pliegos de licitación y en el contrato de concesión.
c. La duración de la concesión se determinará teniendo en cuenta, la naturaleza
de la inversión, el impacto sobre el recurso hídrico utilizado y la utilidad
social del emprendimiento.
d. Por el otorgamiento de la concesión se abonará un canon que será
establecido sobre la base de la naturaleza de la inversión, el impacto sobre
el recurso hídrico utilizado y la utilidad social del emprendimiento.
e. Las concesiones pueden ser cedidas a terceros previa autorización por
Decreto del Poder Ejecutivo en la forma establecida en la reglamentación de
esta Ley; y a los términos y condiciones previstos en el respectivo contrato
de concesión.

El titular de la concesión adquiere un derecho subjetivo de carácter público al uso


del agua, aunque no el dominio ni ningún otro derecho de propiedad sobre las
mismas.

Una concesión podrá expropiarse por causa de utilidad pública, calificada en cada
caso, y a favor de otro uso que le preceda, según el orden de prioridad establecido
en el Artículo 18 de la presente Ley.

La concesión se extingue por:

a. Caducidad, la que se configurará una vez transcurridos dos años sin que el
titular haga uso de los derechos que le otorga la concesión.
b. Falta de cumplimiento de alguna de las obligaciones esenciales inherentes a
la concesión que sea imputable al concesionario.
c. Vencimiento del plazo contractual.
d. Los hechos o circunstancias previstos en el Pliego de Bases y Condiciones,
en el Contrato de Concesión y en el Código Civil.
e. Incumplimiento grave o reiterado de las normas sobre preservación de las
aguas.
f. Renuncia del titular de la concesión, notificada a la autoridad concedente en
debida forma.
En caso de extinción anticipada, por cualquier causa, el titular de la concesión no
tendrá derecho a indemnización del lucro cesante.

En los casos de estado de emergencia declarada por Ley, y en tanto dure la misma,
la autoridad de los recursos hídricos se encuentra habilitada a disponer de manera
temporal y para usos humanos, de aquellos cuerpos de agua provenientes de
recursos hídricos atmosféricos, independientemente del dominio de los mismos.

La infracción o incumplimiento de cualquiera de las obligaciones establecidas en la


presente Ley, así como de cualquiera de las normas técnicas de calidad que se
emitan, será sancionada por las autoridades que resulten competentes, previa
instrucción administrativa que garantizará al presunto infractor el derecho de
defensa.

La autoridad competente para sancionar la infracción o incumplimiento de


cualquiera de las obligaciones establecidas en la presente Ley será la Autoridad
concedente o la Secretaría del Ambiente (SEAM), según el tipo de infracción de que
se trate.

Las sanciones que podrán aplicarse serán: apercibimiento, suspensión o revocación


de permisos o concesiones, decomiso y/o multa de hasta cuarenta mil jornales
mínimos para actividades no especificadas en la Capital.

El procedimiento para la aplicación de estas sanciones, las circunstancias de la


comisión de los hechos y/o conductas que las generen, su gravedad y el monto
máximo que corresponda aplicar por multa para cada infracción, dentro del límite
fijado en el punto 3 de este Artículo, así como la procedencia de las demás
sanciones, será reglamentado por el Poder Ejecutivo. Dicha reglamentación deberá
incluir un plazo no inferior a 5 (cinco) días hábiles para recurrir las sanciones ante
el Tribunal de Cuentas.

La aplicación de cualquiera de estas sanciones será independiente de las demás


sanciones administrativas, civiles y/o penales que pudieran corresponder.
Asimismo, serán independientes de la eventual cancelación de la Declaración de
Impacto Ambiental que pudiera disponer la Secretaría del Ambiente (SEAM) en uso
de sus facultades.

La Secretaría del Ambiente (SEAM) será la Autoridad de Aplicación de la presente


Ley, hasta tanto se defina el marco institucional que se encargará de aplicar todas
las disposiciones de la presente Ley. El Plan Nacional de los Recursos Hídricos, el
Inventario Nacional del Agua y el Balance Hídrico Nacional deberá realizarse en un
plazo no mayor a los cinco años de la entrada en vigencia de la presente Ley.
La determinación del caudal ambiental de todos los cursos hídricos del país, así
como la delimitación de las zonas de recarga de los acuíferos deberá ser llevada a
cabo en un plazo no mayor a los tres años de la entrada en vigencia de la presente
Ley.

5. LEY 1248/31 CÓDIGO RURAL “AGUAS PÚBLICAS”

Las aguas que nacen en terrenos particulares y que salgan del predio donde
nacieren, son públicas siempre que los propietarios de aquéllos no las utilicen.

Dichas aguas no podrán ser desviadas de sus cursos naturales, ni aun por los
propietarios de los predios en que nacieren, cuando fuese el alimento principal de
otra corriente o necesarias para algún pueblo o caserío pero en estos casos, el dueño
podrá reclamar una indemnización por los perjuicios que reciba, o exigir que dichas
aguas sean debidamente canalizadas.

Los dueños de terrenos inferiores y de los de terrenos colindantes, en su caso,


adquieren el derecho de aprovechar definitivamente las aguas de los manantiales y
arroyos, cuando las hubieren aprovechado sin interrupción durante diez años.

Si el dueño del predio donde manan o se originan las aguas no las hubiere
aprovechado, en todo o en parte, en el transcurso de diez años, a contar desde la
promulgación de este Código, perderá todo derecho a interrumpir los usos y
aprovechamientos inferiores de las mismas aguas que se hubieren ejercitado
durante más de un año.

El Poder Ejecutivo, previo informe del Departamento Nacional de Higiene, podrá


expropiar las aguas minero-medicinales que los particulares no explotaren, dentro
de los dos años siguientes a la notificación correspondiente.

Los que quisieren hacer pozos en terrenos fiscales, solicitarán permiso de la


municipalidad respectiva; y el que lo obtuviere adquirirá la plena propiedad sobre
las aguas que encontrare con las limitaciones que establecen el Código Civil y los
arts.348, 349 y 350 de este capítulo.

Dicha propiedad podrá ser expropiada en cualquier tiempo, y en caso de


arrendamiento o venta, del terreno, el adquirente deberá pagar al que hubiere hecho
el pozo el importe de lo que hubiese costado, más un veinte por ciento.

Corresponde a las juntas municipales y en donde no las haya a los juzgados de paz,
otorgar permisos, previa consulta del Departamento de Obras Públicas, para
levantar agua de las corrientes, depósitos lacustres del dominio público.
La solicitud para obtener permiso deberá contener:

1. El nombre del propietario de la tierra, determinación de la extensión de ésta,


su ubicación y enunciación de la parte que se calcula irrigar
2. La determinación de la corriente o depósito lacustre en que se pretenda
construir la toma
3. El detalle de las obras, canales, boca-toma o marco de sección que se
proyecten
4. La enunciación de las propiedades que haya de atravesar el canal ;
5. La mención de la cantidad de litros de agua que se proyecte tomar por
segundo
6. En caso de que el aprovechamiento del agua no fuera la irrigación, se
expresará la determinación clara del destino que se proyecte dar a aquélla.
Deberá acompañarse, además, un plano o croquis que presente las
designaciones exigidas.

Presentada la solicitud a la municipalidad, ésta citará a los ribereños y a los demás


que se consideren con derechos a oponerse por el término de treinta días, para que
hagan su presentación o reclamo. El edicto se publicará en un períodico local si lo
hubiere, o en su defecto, en uno de la capital, durante ocho días y se fijará en
parajes públicos del lugar todo a costa del solicitante.

Atendidas las oposiciones que pudieron deducirse, y si se tratase de


establecimientos industriales que puedan afectar la higiene pública, oído el Consejo
del ramo, se resolverá la solicitud.

Para otorgar el aprovechamiento de agua, se tendrá presente:

1. Si el curso de agua o depósito en donde ha de hacerse la toma fuera


abundante, se acordará el aprovechamiento que se solicite, siempre que no
perjudique a terceros
2. Si el curso de agua o depósito no fuera abundante, podrá acordarse el uso
de un volumen limitado, por segundos y por hectáreas, y aun podrá
prorratearse el agua
3. Si aún esta distribución fuera inconveniente, podrá establecerse el turno
entre los ribereños.

Las aguas conseguidas para un aprovechamiento determinado no podrán aplicarse


a otro diverso, sin formar previamente el expediente respectivo, como se tratare de
una nueva concesión.
La institución otorgante no será responsable de la falta o disminución que pueda
resultar en el cauce expresado en la concesión, sea que ello proceda de error o de
cualquier otra causa.

Las concesiones de aprovechamiento de agua caducan por no haberse cumplido las


condiciones y plazos con arreglo a los cuales hubieren sido otorgadas.

El derecho al aprovechamiento del agua se pierde por el abandono de su ejercicio


durante más de tres años.

Siempre que en las concesiones de cantidades determinadas de agua por espacio


fijo de tiempo o se exprese otra cosa, el uso continuo se entenderá por todos los
instantes ; si fuese por día, por cada veinticuatro horas contadas desde media
noche ; si fuese durante el día o la noche, entre la salida y la puesta del sol ; si
fuese por semana, desde media noche del día domingo ; si fuese por días festivos o
con exclusión de ellos, se considerarán tales, únicamente los que el Gobierno haya
reconocido o declarado en la época de la concesión.

En ningún caso podrá hacerse concesión para el aprovechamiento de un manantial,


corriente a depósito de que se abastezca una población si por causa de ese
aprovechamiento debiera reducirse el de la población a menos de un caudal normal
de doscientos litros diarios por habitante.

En la concesión de aprovechamientos especiales se observará el siguiente orden de


preferencia:

1. Abastecimiento de poblaciones
2. Abastecimiento de ferrocarriles
3. Irrigación
4. Abrevaderos para ganados
5. Usos industriales
6. Estanques para víveres o criaderos de peces
7. Canales de navegación.

El Poder Ejecutivo, en época de extraordinarias sequías, podrá resolver la


apropiación temporal del agua necesaria para el abastecimiento de una población.

Podrá negarse permiso para levantar agua cuando se demuestre por los dueños de
acequias inferiores, que no hay ningún sobrante después de satisfechas sus
concesiones.

No podrá negarse el permiso que se solicite para levantar agua, tan solo en los casos
de creciente o de gran abundancia. Las acequias no registradas no serán tomas en
consideración al otorgarse nuevos permisos.
Todos los permisos para levantar agua se entenderán otorgados con sujeción a los
reglamentos generales que se dicten en adelante con arreglo a la ley.

Los permisos, una vez concedidos, no podrán ser retirados; pero podrán ser
restringidos y reglamentados por disposiciones generales.

La restricción a que se refiere el artículo anterior, tendrá lugar solamente en los


casos de gran escasez de agua, y al solo objeto del servicio de poblaciones o
protección de los cereales.

La restricción se hará únicamente estableciendo entre los agricultores turnos


proporcionales durante el tiempo indispensable para salvar las cementeras.

De acuerdo con los artículos anteriores, la municipalidad tendrá facultad de


prohibir que se levante agua para el riego de pastos artificiales, o para
establecimientos industriales que no la devuelvan a los ríos o arroyos; o que la
devuelvan en un punto en que el agricultor no pueda utilizarla.

Con excepción del caso previsto en el artículo anterior, los establecimientos


industriales que devuelvan el agua a los ríos o arroyos serán objetos de restricciones
solamente en favor del servicio de poblaciones situadas en la parte superior del
punto de desagüe.

En el servicio de poblaciones no se comprende el riego de quintas, huertas u


hortalizas. Podrá concederse el aprovechamiento de aguas públicas para
abrevaderos de ganados, siempre que se trate de abrevaderos artificiales y que el
predio en cuyo favor se solicita no tenga concesión para otro destino.

La concesión para abrevadero se entenderá hecha en tanto que exista ganadería en


el predio para que sea pedida.

Cuando el agua pública escaseara y no fuera posible proveer suficientemente a


todos los abrevaderos que de ellas se surten, se hará una reparación especial
tendiente a conservar el ganado de mejor calidad. En tal caso, el concesionario que
resulte perjudicado por dicha repartición será indemnizado por el que resulte
beneficiario; la indemnización será determinada por peritos.

Con excepción de los casos determinados anteriormente regirá, entre los que
levanten, el agua, el principio de preferencia establecida por la prioridad de fechas
en los permisos o en la construcción de las acequias.

La antigüedad de las acequias construidas y registradas antes de este Código será


la de la construcción. En los demás casos, la antigüedad será siempre la de la fecha
del permiso.
Nadie podrá levantar más de la mitad del agua que lleve el río o arroyo a la altura
de su toma a menos que se lo permita una ley especial.

Queda prohibido levantar más agua que la necesaria al objeto expresado en el


permiso.

Todo propietario de acequias tiene permiso para exigir que los de las parte superior
de la corriente cumplan con lo prescripto en los artículos anteriores. Los permisos
para levantar agua se considerarán caducos si transcurriese seis meses sin que se
hubiesen iniciado los trabajos necesarios para ponerlos en ejecución.

El derecho de acueducto comprende el de llevarlo por un rumbo que permite libre


descenso de las aguas, y que por la naturaleza del suelo no haga excesivamente
dispendiosa la obra. Verificadas estas condiciones, se llevará el acueducto por el
sitio que menos perjuicio ocasione el predio sirviente.

Acordada la concesión de acueductos y antes de dar comienzo a las obras, el


propietario de la heredad dominante abonará al dueño del predio sirviente un precio
por la ocupación del terreno con el acueducto y el de un espacio a cada uno de los
costados; que no bajará de un metro de anchura en toda la extensión de su curso,
y podrá ser mayor por convenio de parte, más un diez por ciento sobre el valor en
que se haya apreciado la ocupación. En los acueductos subterráneos solo se
abonará este diez por ciento.

El propietario de la heredad sirviente, tendrá también derecho para que se le


indemnice de todo perjuicio ocasionado por defectuosa construcción del acueducto.

Las indemnizaciones a que se refiere el artículo anterior serán fijadas por peritos
nombrados por las partes. En caso necesario el juez nombrará el tercero.

Ningún propietario limítrofe con causes públicos podrá ser privado del derecho de
defender su predio contra los avances de las aguas, mientras no ocasione perjuicios
con sus defensas. Cuando las obras de defensa hubieran de invadir el cauce
público, no podrá ejecutarse sin previa autorización de la municipalidad.

El permiso para levantar aguas del dominio público lleva implícito el de cruzar
totalmente el cauce, en los casos que fuere necesario hacerlo.

De las aguas que corren por acequias o acueductos particulares, podrá extraerse
las que se necesitaren para usos domésticos y riego de plantas aisladas, con tal que
no se emplee para la extracción del agua, máquina u otro aparato que no sean
simples vasijas de mano, ni se detenga un momento el curso, ni se deterioren las
márgenes del canal o acequia. Siempre que más de tres personas aprovecharen el
agua de un mismo cauce, elegirán los regantes, por mayoría de votos, un juez de
aguas, quien decidirá ex aquo et bono todas las cuestiones que se susciten entre
aquéllos, con apelación ante el juez de paz.

El juez de aguas durará un año en sus funciones y puede ser reelecto. El primero
de marzo de cada año, el juez de paz abrirá un registro en el que se inscribirán los
regantes mayores de 18 años, sin distinción de nacionalidad, y lo cerrará el diez del
mismo mes.

El registro estará a la vista de cualquier interesado que deseare examinarlo, y podrá


tacharse ante el mismo juez de paz a cualquier persona mal inscripta. Las tachas
podrán deducirse hasta el 20 de marzo y deberán ser resueltas antes del 1° de abril
siguiente.

El segundo domingo de abril de cada año se hará la elección; dentro de los diez días
siguientes, el juez de paz en acto público hará el escrutinio y comunicará su
nombramiento al electo. Este se hará cargo de su puesto el 1 de mayo.

El juez de paz y dos inscriptos sacados a la suerte, compondrán la mesa receptora


de votos, que funcionará con simple mayoría.

En lo que no esté previsto en los artículos precedentes se aplicará por analogía la


ley de elecciones vigentes.

El juez de aguas es el jefe inmediato del canal y la policía le debe su concurso; podrá
aplicar multas que no excedan de quinientos pesos a los que violen los reglamentos.
Toda resolución del juez de aguas es apelable ante el juzgado de paz.

6. LEY N° 898/96 ORGÁNICA MUNICIPAL “DE LOS BIENES DE DOMINIO


PÚBLICO

Son bienes del dominio público los que en cada Municipio están destinados al uso
y goce de todos sus habitantes, tales como:

a. Las calles, avenidas, caminos, puentes, pasajes, y demás vías de


comunicación que no pertenezcan a otra administración
b. Las plazas, parques y demás espacios destinados a recreación y los edificios
públicos
c. Las aceras y los accesos de las vías de comunicación o de espacios públicos
a los que se refieren los incisos a) y b)
d. Los ríos, lagos y arroyos de su territorio que sirven al uso público, y sus
lechos ; y
e. Los que el Estado ponga bajo el dominio municipal.

Los bienes del dominio público son inalienables, inembargables e imprescriptibles.


Por su naturaleza, no tendrán una estimación monetaria y, consecuentemente, no
figurarán en el activo contable municipal, aunque deben ser objeto de
documentación y registro en la Municipalidad.

La ley podrá establecer que un bien del dominio público municipal pase a ser un
bien del dominio privado cuando así lo exija el interés de la comunidad.

7. LEY N° 1183/85 CÓDIGO CIVIL LIBRO IV “DE LAS AGUAS”

Las aguas pluviales pertenecen a los dueños de las heredades donde cayesen, o
donde entrasen, y pueden disponer libremente de ellas, o desviarlas, en detrimento
de los terrenos inferiores, si no hay derecho adquirido en contrario.

Los dueños de terrenos en los cuales surjan manantiales, podrán usar libremente
de ellos y cambiar su dirección natural, sin que el hecho de correr sobre los fundos
inferiores conceda derecho alguno a sus propietarios.

Cuando sean aguas que corran naturalmente, pertenecen al dominio público, y el


dueño del terreno sobre el cual corran no podrá cambiar su dirección. Le será
permitido, sin embargo, usar de tales aguas para las necesidades de su heredad.

Los terrenos inferiores están sujetos a recibir las aguas que naturalmente
descienden de los terrenos superiores, sin que para eso hubiese contribuido el
trabajo del hombre. No pueden ser ellas empleadas en forma que perjudique a las
heredades inferiores. El propietario superior no puede hacer acto alguno que agrave
la sujeción del fundo inferior.

Lo dispuesto en el primer párrafo del artículo anterior no comprende las aguas


subterráneas que salen al exterior por obra del hombre, ni las pluviales caídas de
los techos o de los depósitos en que hubiesen sido recogidas, ni las aguas servidas
que se hubiesen empleado en la limpieza doméstica o en trabajos de fábrica. El
dueño del predio inferior puede demandar que estas aguas sean desviadas, o que
se le indemnice el perjuicio que sufriere.

Están igualmente obligados los dueños de terrenos inferiores, a recibir las arenas y
piedras que las aguas pluviales arrastren en su curso, y no podrán reclamarlas los
propietarios de los terrenos superiores.

El dueño del terreno inferior no puede hacer dique alguno que contenga o haga
refluir sobre el terreno superior, las aguas, arenas o piedras que naturalmente
desciendan a él, y aunque la obra haya sido vista y conocida por el dueño del terreno
superior, puede éste pedir que el dique sea destruido, si no hubiese comprendido
el perjuicio que sufriría, y si la obra no tuviese veinte años de existencia.
El que hiciere obras para impedir la entrada de aguas que no está obligado a recibir
en su terreno, no responderá por el daño que tales obras pudieren causar.

Las riberas de los ríos o lagos navegables, aunque pertenezcan a propiedades


privadas, estarán sujetas a una restricción de dominio de interés público de la
navegación, en una extensión de diez metros, conforme a las disposiciones de las
leyes especiales.

Se prohíbe a los ribereños alterar la corriente natural o el cauce, o efectuar


derivaciones sin permiso de la autoridad. En los ríos navegables que da vedado el
uso de las aguas que estorbe o perjudique el tránsito fluvial.

Si las aguas se estancasen, corriesen más lentas o impetuosas, o torciesen su curso


natural, los ribereños a quienes tales alteraciones perjudiquen, podrán remover los
obstáculos, construir obras defensivas, o reparar las destruidas, con el fin que el
curso de las aguas se restituya a su estado anterior.

Si tales alteraciones fueren causadas por caso fortuito o fuerza mayor,


corresponden al Estado los gastos necesarios para volver las aguas a su estado
anterior. Si fueren motivadas por culpa de alguno de los ribereños, que hiciese obre
perjudicial, o destruye se las obras defensivas, los gastos serán pagados por él, a
más de la indemnización del daño.

Ni con licencia del Estado podrán los ribereños extender sus diques de represas,
más allá del medio del río o del arroyo. Tampoco les será permitido, sin el
consentimiento de los otros ribereños, represar las aguas de los ríos o arroyos, de
manera que las alcen fuera de los límites de su propiedad, hagan más profundo el
cauce en el curso superior, inunde los terrenos inferiores o priven a los vecinos del
uso de ellas.

8. APROVECHAMIENTO INDUSTRIAL COMO ENERGÍA HIDROELÉCTRICA

El agua por su poder de fecundación sirve para la agricultura, por su fuerza motriz
a la industria, por sus facultades nutritivas y propiedades físicas sirven a variados
fines de la vida personal y económica, pudiendo decirse que hoy es uno de los
primeros bienes.

Aspectos que hacen al uso del agua y sus implicancias para el derecho:

a. El agua como medio para la navegación: el agua se constituye como vía de


comunicación entre los pueblos.
b. El agua para las necesidades domésticas y riego: el agua es indispensable
para la vida humana, sobre todo el agua potable.
c. La fuerza hidráulica. Energía hidroeléctrica: en nuestro país tenemos las
represas ITAIPÚ y YACYRETÃ que son representativas de la aludida fuerza
hidráulica del agua, que además de ser la más económica de las distintas
formas de generación, no genera residuos poluyentes para el medio
ambiente.

CLASIFICACIÓN LEGAL DE LAS AGUAS

1. Mar territorial
2. Interiores – Mares interiores, Bahías, Ensenadas, Puertos
y Ancladeros, Playas de Mar.
3. Corrientes – por cauces naturales (ríos, arroyos, continuos
DEL DOMINIO
o intermitentes, superficiales o subterráneos, manantiales,
PÚBLICO
aguas termales)
4. La custres – navegables por barcos de más 100 toneladas –
no navegables por barcos de más de 100 toneladas (uso y
goce doméstico de los rivereños)
1. Vertientes que nacen y mueren dentro de una misma
heredad.
DEL DOMINIO
2. Subterráneas (No corrientes por álveos naturales).
PRIVADO
3. De fuente
4. Pluviales aprehendidas.
RES NULLIUS Aguas pluviales no aprehendidas
RES COMMUNES Aguas marítimas de la zona contigua o de alta mar

9. EL DERECHO AMBIENTAL Y LOS RECURSOS NATURALES

La relación DEGRADACIÓN AMBIENTAL – DESARROLLO ECONÓMICO no ha sido


debidamente analizada por el Paraguay, hablando de sostenibilidad, de manera tal
que la importancia de los recursos naturales como instrumento para impulsar el
mismo en los últimos años, no fue ni es debidamente apreciada por quienes se
deben para ello.

Es importante contar con una regulación clara, efectiva y concluyente, de lo


contrario seguirían ocurriendo casos de: vertidos indiscriminados de residuos
tóxicos, la falta de aplicación de tecnologías de gestión ambiental de las industrias,
la degradación de los ríos y arroyos por sedimentación y derrame de pesticidas y
agroquímicos, la caza y pesca indiscriminada, la deforestación de la Región Oriental
sólo para habilitar tierras, la destrucción de hábitats naturales, entre tantos otros
motivos que profundizan la preocupación y complican nuestro futuro.
10. DERECHO DE MINERIA PRESCRIPCIÓN CONSTITUCIONAL
10.1. ART. 112° DEL DOMINIO DEL ESTADO

Corresponde al Estado el dominio de los hidrocarburos, minerales sólidos, líquidos


y gaseosos que se encuentre en estado natural en el territorio de la República, con
excepción de las sustancias pétreas, terrosas y calcáreas.

El Estado podrá otorgar concesiones a personas o empresas públicas o privadas,


mixtas, nacionales o extranjeras, para la prospección, la exploración, la
investigación, el cateo o la explotación de yacimientos, por tiempo limitado. La ley
regulará el régimen económico que contemple los intereses del Estado, los de los
concesionarios y los de los propietarios que pudieran resultar afectados.

10.2. ART. 202° INC. 11 DE LOS DEBERES Y ATRIBUCIONES DEL


CONGRESO

Autorizar, por tiempo determinado, concesiones para la explotación de servicios


públicos nacionales, multinacionales o de bienes del Estado, así como para la
extracción y transformación de minerales sólidos, líquidos y gaseosos.

11. LEY N° 93/14 DE MINAS

La Ley de minería es la que regula los derechos, obligaciones y procedimientos


referentes a la adquisición, explotación y aprovechamiento de las substancias
minerales.

La minería, a los efectos de esta Ley, comprende:

a. Las minas de las que el suelo es un accesorio y que solo pueden explotarse
en virtud de concesión por parte del Estado, y
b. Las minas que son consideradas como pertenecientes a los propietarios del
suelo cuyo laboreo nadie puede emprenderlo sin la autorización de dichos
propietarios.

El Estado, es el titular de todas las minas, excepción hecha de las de naturaleza


calcárea, pétrea y terrosa, y en general, todas las que sirven para materiales de
construcción y ornamento.

Son de libre aprovechamiento y pertenecen al primer ocupante todos los minerales,


de cualquier naturaleza que sean, que se encuentren aislados en la superficie del
suelo, en los ríos, arroyos y placeres, no siendo dentro de una propiedad cercada o
de los límites de una concesión minera.

Concédase a los particulares la facultad de buscar minas, de poseerlas,


aprovecharlas y disponer de ellas, como dueños con arreglos a las prescripciones
previstas en esta Ley.
Las minas, forman un inmueble distinto y separado del terreno o fondo superficial
aunque aquellas y éste pertenezcan a un mismo dueño.

Se reputan inmuebles accesorios de las minas, las cosas u objetos destinados con
el carácter de perpetuidad, como las construcciones, máquinas, aparatos,
instrumentos, animales y vehículos empleados en el servicio interior y de la
concesión, sea superficial o subterránea. Igual carácter afecta a las provisiones
necesarias para la continuación de los trabajos que se ejecuten en la mina por el
término de ciento veinte días.

La posesión, uso, goce y disposición de las minas se ejercerá con sujeción al derecho
común y a las disposiciones de esta Ley, sobreentendido que aquel es sujetorio de
ésta, pero la tradición no se considerará hecha sino mediante la inscripción del
contrato en el Registro de Minas, que constituirá una sección del Registro General
de la Propiedad.

Las minas no son susceptible de división material. Tampoco es permitido a los


socios de una mina el apropiarse exclusivamente de una o muchas labores
determinadas.

No obstante lo dispuesto en el artículo precedente, cuando las minas consten de


dos o más pertenencias, la autoridad permitirá a solicitud de las partes, que se haga
la separación siempre que a juicio pericial no resulte explotación independiente de
cada una de ellas.

Hecha la separación, las diligencias deberán inscribirse en el Registro de Minas y


las nuevas pertenencias quedarán sujetas a las prescripciones que rigen las
pertenencias ordinarias.

Toda persona capaz de adquirir y poseer legalmente bienes raíces puede adquirir y
poseer minas, salvo las excepciones del artículo siguiente. No pueden adquirir
minas, ni tener parte, interés ni derecho alguno de ellas:

a. Los jueces, cualquiera que fuese su jerarquía, siempre que tengan


jurisdicción en el ramo de minería.
b. Los Ingenieros de Minas rentados por el Estado y que ejerzan funciones
administrativas en el ramo de su profesión.
c. Los notarios de minas y sus oficiales, los actuarios de los juzgados de minas
y sus dependientes dentro del territorio de sus oficios.
d. Todos los funcionarios que en el ejercicio de sus funciones algo tengan que
ver con las tramitaciones de adquisición minera, y
e. Las mujeres no divorciadas y los hijos bajo patria potestad de los
funcionarios y empleados enumerados.
La prohibición no comprende las minas adquiridas antes del nombramiento de los
funcionarios, ni las que durante ejercicio de sus funciones adquieran por sí, o sus
mujeres o hijos a título de herencia o legado.

Los contraventores a lo dispuesto en el Art.12, perderán todos los derechos


obtenidos, pudiendo ser adjudicadas las minas al primero que las solicite o
denuncie.

Ninguna persona que hubiere tenido participación directa o indirecta


manifiestamente interesada en la contravención, podrá ser solicitante o
denunciante al tenor del artículo precedente.

Toda persona capaz de poseer y adquirir minas, es hábil para investigarlas o


explotarlas en terreno de cualquier dominio previo permiso otorgado por la
autoridad competente.

El permiso será recabado del P.E. por órgano del Ministerio del Interior, debiendo
contener la solicitud las señales claras y precisas del terreno cuya explotación se
trata, así como el objeto de esa explotación, el nombre, residencia y profesión del
solicitante, y el nombre y residencia del propietario del fundo superficial
correspondiente.

Presentada la solicitud y previa la anotación del día y hora de su presentación, se


notificará al propietario del terreno, y mandará publicar un edicto por la prensa,
para que dentro de treinta días comparezcan todos los que se crean con algún
derecho relativo a la solicitud.

No resultando oposición en el término señalado, con intervención del Ministerio

Fiscal, se otorgará inmediatamente el permiso y se ordenará su inscripción en el

Registro de Explotaciones.

El permiso concedido conforme a lo dispuesto en los dos artículos precedentes,


fijará el número de personas que pueden emplearse en la investigación y se
entenderá siempre en las condiciones siguientes:

a. Que la investigación se practique necesariamente cuando no hubiere puntos


pendientes en terreno,
b. Que el tiempo de la investigación no exceda de tres meses, contado desde la
fecha en que se otorgue el permiso, y
c. Que el solicitante preste previamente fianza, si lo exigiere el dueño del
terreno, para responder por los daños y perjuicios que con el cateo o con
ocasión de él se causare al propietario.

Si durante el término de publicación del edicto alguien trabase oposición, por


creerse lesionado en su derecho, se pasará el expediente al Juzgado en lo Civil de
turno para que allí la reclamación se substancie y se resuelva sumariamente, previa
audiencia verbal de las partes.

Una vez resuelta la reclamación promovida, el interesado pedirá una copia


testimoniada de la resolución y de los antecedentes, para presentarse nuevamente
ante el P.E. y recabar de él la concesión del permiso y su anotación en el Registro
correspondiente. La unidad de extensión de terreno para un permiso de cateo no
podrá exceder de 500 has. El que hubiese obtenido permiso para practicar
investigación en un terreno y no lo hiciere no tendrá derecho a solicitar nuevo
permiso con referencia a ese mismo terreno, salvo caso de fuerza mayor,
debidamente justificada.

Desde el día de la anotación del permiso en el Registro, nadie podrá hacer calicatas
ni cualquier otra labor minera dentro de los límites del terreno solicitado.

No podrá concederse permiso para cateos en casas, jardines, huertas ni en ninguna


otra clase de regadío, ni en terrenos cercanos que contengan arboleda o viñedos,
siempre que estén murados o sólidamente empalizados y no estando así la
prohibición se limita a una hectárea en los jardines y de cuatro hectáreas en huertos
y viñedos.

No podrán hacerse cateos, ni otras labores mineras a menor distancia de cuarenta


metros de un edificio de hierro ni sobre un terreno en declive superior o inferior a
un camino o canal cualquiera, sin el permiso especial de la autoridad competente,
quien lo concederá mediante un informe técnico, prescribiendo al mismo tiempo las
medidas de seguridad que el caso exija.

Igual procedimiento se observará cuando hubiere de emprenderse los trabajos de


cateo a una distancia menor de sesenta metros de los canales, acueductos,
abrevaderos o cualquier clase de vertientes.

Tampoco podrán emprenderse cateos o cualquier trabajo minero en el recinto de los


cementerios, calles y sitios públicos, en los límites de minas concedidas, y a menos
distancia de un kilómetro de los terrenos.

Ningún explotador podrá establecer una explotación formal, ni hacer extracción de


minerales antes de la concesión legal de lámina, pero hace suyo y podrá disponer
de lo que extraiga y se encuentre en la superficie. En caso de contravención perderá
los minerales extraídos y se declarará inmediatamente caduco el permiso otorgado.

El propietario del terreno es el único que podrá hacer cateos o investigaciones en el


suyo sin permiso, pero sin tener derecho a ningún reclamo, ni poder invocar el de
propietario siquiera, en caso de presentarse un tercero a solicitar dicho terreno.
Se le da el nombre de concesión minera al derecho otorgado por la autoridad
competente a una o varias personas para explotar una o más pertenencia minera,
con arreglo a las disposiciones de esta Ley.

Es llamado pertenencia minera a la extensión del terreno dentro de cuyos límites


podrá el minero explotar su concesión.

El terreno correspondiente a cada pertenencia se determina por un sólido que tiene


por base un rectángulo de 300 mts. de longitud y 200 de latitud y de profundidad
indefinida dentro de los planos verticales que los limitan.

Las causas de concesión de las minas son:

a. Los descubrimientos de minas nuevas, y


b. Las denuncias de minas caducas.

Ningún concesionario podrá adquirir a título de descubridor o de denunciante más


de cinco pertenencias mineras en un mismo criadero mineral. No obstante,
tratándose de minas de hierro y de carbón, turba u otra substancia combustible, la
concesión podrá comprender hasta diez pertenencias.

El concesionario de una mina, so pena de declararse caduco su derecho, está


obligado:

a. Abrir dentro de cinco meses un pozo o boca-mina de diez metros de extensión


vertical, o inclinada, según el caso, sobre el cuerpo del criadero para hacer
constar la existencia.
b. A gestionar dentro del mismo término la mensura, deslinde y amojonamiento
periciales de la concesión y anotación consiguiente del título definitivo de la
mina en el Registro.

Hay descubrimiento cuando, mediante una exploración autorizada o a


consecuencia de un accidente se encuentra una mina nueva en cerro virgen o en
cerro conocido.

Llámase descubridor en cerro virgen al descubridor de minas donde no se haya


adquirido otra dentro del radio de 5 kms. Y descubridor en cerro conocido cuando
el hallazgo tiene lugar al lado de otra ya conocida dentro del radio de la misma
extensión.

Se tendrá por descubridor de una mina nueva la que primero se hubiere presentado
a solicitarla en concesión, salvo el caso en que se pruebe que hubo dolo para
anticiparse a hacer la manifestación o para retardar la del que realmente descubrió
primero.

No se tendrá por descubridor al que descubriese mina ejecutando trabajo de


minería por orden y encargo de otro, sino aquel en cuyo nombre se ejecutan los
trabajos, más si los trabajos no son mineros el derecho de descubridor corresponde
a ambos por mitad.

Si se presentasen al mismo tiempo dos o más pedimentos de una mina, aquel que
determine con más precisión la situación del cerro y la naturaleza y condiciones del
criadero, tendrá prelación a ser preferido.

El descubridor deberá hacer la manifestación de su hallazgo al P.E., por intermedio


del Ministerio del Interior, a la que acompañará una muestra de mineral con
atestación jurada de dos testigos hábiles de haber sido extraído de la mina
descubierta. Expresará, además, los siguientes datos:

a. Su nombre, estado y domicilio, así como los de sus compañeros si los tuviere
y el nombre que ha de llevar la mina;
b. Señales fijas, claras y precisas del terreno donde se encuentra el criadero y
del sitio de donde se ha extraído el mineral, así como el número de
pertenencias que desea adquirirse;
c. Designación del terreno si es particular, municipal o fiscal y en el primer
caso, el nombre y domicilio del propietario, y
d. Si el descubrimiento es en cerro conocido, a más de las indicaciones
precedentes, habrá que expresar el nombre de los dueños de las minas
colindantes.

Presentada la manifestación o petición y anotado el día y la hora de ello, se ordenará


la publicación de edicto en dos diarios, uno oficial y otro particular, durante sesenta
días para que dentro de dicho término comparezcan todos los que se crean con
derecho a deducir algún reclamo.

Transcurrido el término sin que nadie se haya presentado a observar la petición, el

P.E. previo dictamen del Fiscal General del Estado, ordenará al Escribano Mayor
del Gobierno la extensión de la escritura concesionaria.

Si algún tercero se presentare a deducir algún derecho, se pasarán todos los


antecedentes de la petición, y del reclamo al Juzgado de lo Civil de Turno, para que
allí se substancie y se resuelva sumariamente la reclamación con audiencia verbal
de las partes y con intervención del agente fiscal.

La resolución que recaiga será apelable en relación y en ambos efectos dentro de 24


horas. El Tribunal de Apelación dentro de diez días deberá dictar sentencia, la que
no admitirá ya ningún recurso. Terminada la tramitación del reclamo, el interesado
con la copia testimoniada de los antecedentes se presentará nuevamente al P.E.
para los efectos previstos en el Art. 45.
Cualquier representación o reclamo hecho fuera del término de la Ley será
desechado sin más trámite y sin que haya mérito para considerarse de carácter
contencioso la gestión concesionaria.

Hay denuncias de minas cuando la concesión que se solicita se refiere a mina ya


conocida pero ya caducada, pero con arreglo a las disposiciones de esta Ley.

En el denuncio, a más de los datos exigidos por el Art. 43, se designará el nombre
del último concesionario. Se justificará, por otra parte, que la mina ha sido
abandonada o despoblada, o caducada por cualquiera de los medios previstos por
la Ley.

La instrucción del denuncio deberá seguir el mismo proceso que el de los


descubrimientos, pero habiendo reclamo, no se oirá al reclamante en cuanto a la
simple posesión, sino en la causa de propiedad.

Habiendo concurrencia entre dos o más denunciantes, tendrá prioridad el que se


hubiere presentado primero. El concesionario que hubiese abandonado o
despoblado su mina sin causa de fuerza mayor debidamente justificada, no tendrá
derecho a que se le considere denunciante de la mina.

El denunciante de una mina abandonada o despoblada está obligado a elección del


último poseedor, a entregar a éste o pagarle a justa tasación pericial las máquinas,
herramientas, utensilios, provisiones y demás objetos y obras que dicho poseedor
hubiese dejado en la mina y que puedan separarse sin detrimento. Los objetos y
obras que no se hallen en este caso, quedan perteneciendo a la mina sin ninguna
responsabilidad para el denunciante.

Se procede a la demarcación y mensura de las pertenencias mediante petición


escrita presentada al Juez en lo Civil de turno por el concesionario, con expresión
de los linderos y puntos de partidas de las líneas de longitud y latitud, de modo que
puedan conocerse la situación de las pertenencias y del terreno que den ocupar.

La petición de mensura y su proveído se notificarán a los dueños de las minas


colindantes si fueren conocidos, o residieren en el mineral o departamento o al
administrador de la misma cuyo dueño viviese en otra parte. En caso contrario,
dicha notificación se hará por edicto publicado durante quince días en los diarios.

Los reclamos podrán deducirse dentro de los quince días mencionados o en el acto
de la comisión de la diligencia. Los que fueran presentados fuera de estas
oportunidades, no serán tomados en consideración. Tampoco será tomado en
consideración aunque fuese dentro del término ningún reclamo que no diese base
a una confusión de límites entre las minas colindantes.
Para los efectos de las diligencias solicitadas, el interesado propondrá
oportunamente un Ingeniero de Minas o un perito minero en su defecto, que
procederá en compañía del Juez en comisión, el actuario y las partes linderas.

Los colindantes que hubieren presentado su reclamo o que tuvieren algo que
observar tendrán también derecho para hacerse representar en la operación por un
solo perito, con facultad de observar los procedimientos, datos y operaciones
periciales.

La operación empezará por el reconocimiento de la mina, y resultando haber


minerales o criadero y que se halla en regla de labor legal, se procederá a la
demarcación de la pertenencia o pertenencias con arreglo a lo solicitado y los
términos del título provisorio, debiendo quedar siempre el pozo dentro de la mina.

Las pertenencias deberán ser siempre continuas. Si resultase no haber terreno


bastantes para la medida que les corresponde por la interposición de otras
pertenencias quedarán aquellas restringidas al terreno que hubiere estado libre
hasta la interposición.

La mina concedida a continuación de la otra ya conocida deberá demarcarse de


manera que no quede espacio franco entre una y otra.

Los ingenieros o peritos se valdrán del norte magnético para la fijación de los
rumbos y siempre que sea posible, determinarán la posición de la labor legal que
les hubiese servido de base para la operación, con respecto a objetos fijos y
perceptibles del terreno, anotando la distancia. En los lugares donde estuviere fijado
el meridiano astronómico, cuidarán de anotar el ángulo de declinación magnética.

Una vez conclusa la diligencia el acta con el informe técnico firmada por las
personas que intervinieron, será elevada al Juez en lo Civil para que le preste su
aprobación y ordene la inscripción del título en el Registro, previa vista al fiscal y
de minas.

Si se suscitase divergencia entre el ingeniero operante y el perito de los colindantes


sobre puntos periciales, el Juez nombrará otro ingeniero para que como tercero
proceda en común acuerdo con los divergentes y la opinión de la mayoría es la que
servirá de base para la aprobación de la diligencia.

La mensura judicial practicada de conformidad a lo dispuesto por los artículos


anteriores, perfeccionando la escritura concesionaria, constituirá el título definitivo
de propiedad de la mina, el que no podrá ser impugnado más que error pericial
constante de la misma acta en que se consagre o por razón de fraude o dolo.

El minero está obligado a mantener y conservar en pie los mojones de su


pertenencia, y no podrá alterarlos so pena de incurrir en responsabilidad criminal
si hubiese procedido maliciosamente. Cuando por accidente o caso fortuitito se
derribare algún lindero, el minero deberá hacerlo presente inmediatamente al Juez
para que lo mande reponer en su lugar debido, con citación de los colindantes.

El concesionario de minas es dueño exclusivo dentro de los límites de su


pertenencia y en toda su profundidad, no solo de la veta o criadero registrado siendo
de todas las substancias minerales que existiere o encontrare en ellas, así como de
las aguas procedentes de los trabajos subterráneos. Así como ningún minero podrá
introducirse en concesión salvo amigable convenio con el vecino, tampoco podrá
acusar en su mina si ella no estuviese demarcada y con todos los mojones visibles.

Los mineros colindantes tienen derecho para visitar las minas vecinas
personalmente o por medio de un ingeniero o perito nombrado por ellos mismos o
por Juez en caso de oposición, siempre que sospechasen haberse producido
intervención o que estuviese próximo a efectuarse, o temiese inundación u otro
perjuicio de esta especie; o cuando de la inspección geológica creyeran poder
obtener observaciones útiles para sus explotaciones respectivas.

Cuando la visita se haya solicitado por motivo de internación que se sospechan o


por temor de inundación, el interesado podrá gestionar y obtener la rectificación de
la mensura de las labores inmediatas a su mina.

Cualquier minero que creyera de buena fe trabajar en su concesión, llegare a la


ajena colindante en seguimiento del criadero o descubrimiento otro nuevo antes de
que lo conociese el dueño de la concesión vecina, está obligado a dar a éste
inmediata noticia del hecho y hacer la entrega de los minerales explotados, previo
pago de los gastos.

La negativa infundada, la ocultación de labores internadas o cualesquiera


dificultades opuestas para la inspección o examen solicitado, harán presumir falta
de buena fe en la internación.

Si de la mensura practicada de conformidad con el Art.73, resultase comprobado


con el hecho de una internación el Juez ordenará la suspensión provisoria de los
trabajos en las labores internadas, hasta tanto que los interesados ventilasen sus
derechos cuestionados en el juicio respectivo.

Toda internación sujeta al que la efectúe a la restitución del valor que hubiese
sacado de ella a base de tasación pericial sin perjuicio de incurrir en
responsabilidad criminal por hurto si se le probase mala fe.

Se presume mala fe en el caso del Art.75, como también en todos aquellos en que
exceda de diez metros la internación.

Los mineros deberán explotar sus minas con sujeción a las reglas del arte y las
prescripciones relativas a la policía y seguridad prevista por esta Ley y su
reglamentación.
Para los efectos de precedente artículo, las minas están sometidas a la inspección
y vigilancia de la autoridad administrativa, la cual determinará el modo y los
períodos que les parezca conveniente para hacer efectiva dicha inspección.

Las labores de las minas se mantendrán en completo estado de seguridad, y si por


poca consistencia del terreno, o por cualquier otra causa, haya riesgo de un
desplome o de un derrumbamiento, los dueños deberán fortificarlas
convenientemente, dando oportuno aviso a la autoridad.

No podrán sacarse ni rebajarse los pilares, puentes o macizos sin el permiso de la


autoridad competente, que lo otorgará previo el reconocimiento en informe técnico
de un ingeniero. Los dueños o administradores de minas están obligados a tener
bien ventiladas las labores, de manera que los operarios no se sofoquen por la
aglomeración, o retención de gases o mismas por la infiltración de aguas.

Los mineros están obligados, además a asegurar los cielos, paredes o costados y
pisos de las labores en tránsito y de arranque, por medio de enmaderaciones, de
obras de mampostería, de muros, etc., según los exijan la blandura o consistencia
de la roca o la naturaleza del criadero. Las escaleras, aparatos y labores destinados
al tránsito o descanso de los operarios y demás empleados en la mina, deben ser
cómodos y seguros, so pena de suspenderse los trabajos mientras no se construyan
o no se reparen dichos medios de comunicación.

Si un minero, por no mantener debidamente habilitados sus trabajos de desagüe,


ocasionare perjuicio a alguna mina inferior, estará obligado a indemnizarlos a
tasación de peritos. No deberá emplearse en la mina niños menores de diez años,
ni ocuparse de trabajos internos los menores de catorce años.

Si por accidente ocurrido en una mina se hubiese causado la muerte o heridas


graves a uno o más individuos, o si solamente hubiese temor fundado de ocurrir un
accidente grave, los dueños y directores o encargados darán aviso al Juez más
inmediato, quién adoptará las medidas de seguridad necesarias para hacer
desaparecer todo peligro, sin perjuicio de instruir al mismo tiempo una información
sumaria de los hechos y causas.

El minero puede explorar su mina por medio de socavones iniciados fuera de su


pertenencia en terreno no ocupado por otras minas. Si para ejecutar estos trabajos
tuviere que iniciarlos en pertenencias ajenas o atravesarlas con ella en toda su
extensión, o solo en parte, y no pudiere llegar a un avenimiento con su dueño deberá
solicitar permiso al Juez respectivo. El Juez concederá este permiso previo informe
técnico y notificación de los propietarios afectados, si resultasen acreditadas las
circunstancias siguientes:

a. Que la obra es posible y útil;


b. Que no se puede dirigir la labor por otros puntos sin incurrir en gastos
excesivamente mayores; y
c. Que no se inhabilita o dificulta considerablemente la explotación de la mina
por donde atraviesa el socavón.

Las dos partes podrán nombrar sus respectivos peritos que proceden en común con
el designado por el Juez; para lo cual este deberá señalarles con anticipación el día
y la hora en que haya de verificarse el examen del terreno. Si se suscitase
divergencia entre los ingenieros o peritos, la opinión o dictamen de la mayoría es la
que servirá de base al Juez para su resolución.

El Juez al conceder la licencia, señalará el rumbo que debe seguir el socavón o labor
y el máximum de la amplitud que puede dársele en la pertenencia ajena. El
socavonero, por su parte no podrá variar dicho rumbo o amplitud en el curso de la
obra, salvo que proceda con nueva licencia la cual no deberá concedérselo sin
opinión técnica.

Antes de dar principio a la obra del socavón o labor, el que la emprende deberá
reunir fianza suficiente a satisfacción del Juez para responder a la indemnización
de los daños y perjuicios que causare en la mina por donde intenta pasar.

El dueño de la mina atravesada debe respetar el pozo o galería que la atraviesa, no


tocar sus fortificaciones y abstenerse de arrancar minerales en términos de que
queden sus paredes con menos de tres metros de espesor, a no ser que la fortifique
en toda regla. Pero el socavonero abonará los daños y perjuicios que el
cumplimiento de esta obligación irrogue al minero.

Si el socavonero encontrase alguna veta en concesión ajena, no podrá explotarla,


sino se limitará a seguir su socavón y entregar a su dueño los minerales que se
extrajeran, deduciendo los gastos hechos en la extracción.

Los dueños de las minas que desaguaren por el socavón, o cuya explotación por el
se facilitare, deberán abonar al empresario de dicho socavón a tasación de peritos,
o el valor del beneficio que reciben en el costo que les demandaría obtener esos
beneficios por otros medios.

Las minas están sujetas a facilitar la ventilación de las que lo necesitan y a permitir
el paso subterráneo de las aguas con dirección al desagüe general. Así mismo no
podrán negar la ocupación de las superficies como el interior para todos aquellos
servicios o unos que sin dificultar su explotación sea necesaria para el provecho de
las otras.

Hecho el registro en una mina, los fundos superficiales y los inmediatos en un caso,
previa indemnización, quedan sujetos a la servidumbre siguiente:
a. Su ocupación en el extensión conveniente con las habilitaciones, oficina,
depósitos, horno de fundición, máquina de extracción, máquina de beneficios
para productos de la mina, canchas, terrenos y escoriales;
b. De su ocupación con la apertura de vías de comunicación y transporte sea
por medios ordinarios, sea por tranvías, ferrocarriles, canales, etc., hasta
arribar a las estaciones, embarcaderos, depósitos, caminos públicos o partes
y a los abrevaderos, aguadas y pastos;
c. El uso de las aguas naturales para la bebida de las personas y animales
ocupados en la faena, o para el movimiento y servicio de las máquinas. Este
derecho comprende también el de practicar los trabajos necesarios para la
provisión y conducción de las aguas; y
d. El uso de los pastos naturales en terreno no cercados.

Si la conducción de las aguas corrientes perjudica seriamente al cultivo del fundo


o a establecimientos industriales ya instalados o en estado de construcción, la
servidumbre se limitará a lo que sea indispensable para la bebida de los animales
y acarreo para las necesidades de la mina.

Los caminos abiertos por una mina aprovecharán a los demás que se encuentren
en el mismo destino, y en tal sentido los costos de las obras y gastos de conservación
se repartirán entre los mineros a prorrata del uso que de ellos hicieren.

Las servidumbres referentes a los fundos extraños, sólo tendrán lugar cuando no
puede constituirse dentro de la concesión. Los hornos de fundición y máquinas de
beneficio no podrán instalarse más que en el fundo del concesionario.

El concesionario de una mina es responsable de los daños y perjuicios causados a


terceros, tanto por los trabajos superficiales como por los subterráneos, aunque
ellos provengan de accidentes o casos fortuitos.

La responsabilidad del concesionario de la mina, cesa:

a. Cuando los trabajos perjudiciales han sido emprendidos con posterioridad a


la concesión sobre lugares explotados o simplemente sobre el criadero
manifestado o reconocido;
b. Cuando después de la concesión se haya emprendido cualquier trabajo sin
previa citación del concesionario de la mina; y
c. Cuando el peligro de los trabajos que se han emprendido existía ya antes o
era consiguiente a la nueva explotación.

El propietario del fundo es responsable a su vez por la indemnización de los daños


y perjuicios causados a la explotación del concesionario de la mina en cualquiera
de los casos enumerados en los artículos precedentes.
Las servidumbres deberán constituirse previo justiprecio y pago de la
indemnización que corresponda a todos no solo por el valor del terreno ocupado,
sino de todos los perjuicios consiguientes e inmediatos a la ocupación.

La indemnización se avaluará por convenios de partes, o por peritos designados


por ellas debiendo en este último caso nombrarse un terreno para el caso de
discordia. Si no se aviniesen el Juez procederá de oficio. Si los interesados
conviniesen en la indemnización, deberán manifestarlos al Juez para que les preste
aprobación. Mediando intereses fiscales o de menores comprometidos, es esencial
la intervención del Ministerio Fiscal y Pupilar.

El concesionario de una mina no podrá oponerse al establecimiento de camino,


canales y otras vías públicas de circulación cuando las obras deban ejecutarse por
el Estado y motivadas por causa de utilidad pública.

Toda concesión posterior a la autorización de una vía pública no tendrá derecho


exigir, indemnización alguna por las restricciones y gravámenes a que diese lugar
la construcción de la obra.

Caduca y es denunciable una concesión minera, sea quien fuere su titular actual:

a. Por abandono: cuando los dueños por un acto directo y espontáneo,


manifiestan a la autoridad la resolución de no continuar los trabajos; y
b. Por despueble: cuando por un acto voluntario expresamente determinado por
la Ley, se presume verificado el abandono.

Los derechos y obligaciones del dueño de una concesión subsisten mientras la


autoridad competente no admita el abandono o declare el despueble.

El concesionario de una mina que quiera abandonarla lo hará declarando por un


escrito ante la autoridad competente, detallando todo lo relativo al nombre de la
mina, al del mineral en que se encuentra, la clase de substancia que se explota y el
estado de las labores.

Presentado el escrito al P.E. por intermedio del Ministerio del Interior, ordenará la
publicación de edictos por la prensa durante treinta días y el reconocimiento de la
mina por un Ingeniero. Este informe técnico servirá de base para la declaración de
abandono.

Si durante la publicación del edicto, alguien dedujese algún reclamo se procederá


de conformidad con los Arts. 46 y 47 de la Ley.

El concesionario de una mina que no diere aviso de abandono, perderá el derecho


de retirar o cobrar el valor de las máquinas, útiles y demás objetos destinados a la
explotación, una vez que se denuncie la mina y se declare el despueble. Art. 118°
La declaración de abandono solicitada después que la mina ha sido denunciada por
despueble, no produce otro efecto que el reconocimiento del hecho de favor del
denunciante.

Se considera despoblada una concesión minera cuando no ha sido trabajada


durante 230 días en un año, con el correspondiente número de operarios que nunca
deberán bajar de tres por cada pertenencia. El término deberá contarse desde el día
siguiente al de la mensura y demarcación, y los operarios a que se refiere el artículo
anterior serán los que tengan ocupación en alguna obra interior o exterior pero
directamente conducente a la explotación. No se consideran como operarios, los
administradores, peritos, industriales, sirvientes, proveedores y acarreadores.

El concesionario de una mina puede dividir los 135 días en diferentes períodos en
el curso de un año, siempre que se avise a quien corresponda por cada interrupción
y reposición de los trabajos.

El concesionario que ha tenido poblada su mina durante dos años sin interrupción
ninguna, podrá suspender los trabajos por un año, previo aviso correspondiente.

La falta de aviso prevenida en los dos artículos precedentes, así como el no


restablecimiento de los trabajos una vez vencida la suspensión, son motivos legales
para declararse despoblada una mina.

Se equipará igualmente a los efectos de las denuncias de minas los casos previstos
en los Art. 15 y 37 de la Ley.

12. LEY N° 628/24 QUE MODIFICA LA LEY DE MINAS N° 93/14

Modifica en los siguientes términos:

Las investigaciones o cateo de minas podrán hacerse con la sola autorización de


propietario del terreno o del Ministerio del Interior, previa anotación del día y la
hora de la solicitud.

Descubiertas una o varias minas de naturaleza no exceptuada, el descubridor podrá


solicitar y adquirir una o más concesiones mineras de una extensión de terreno,
comprendidas dentro de un perímetro cuyo radio será de 2 km. Cada uno,
refiriéndose o no a un mismo criadero de mina.

Durante el término de 5 (cinco) años a contar desde el día de una concesión minera,
el concesionario no quedará sometido a las obligaciones establecidas a los efectos
de la caducidad de las concesiones mineras. Vencido este plazo podrá declararse
despoblada una concesión minera otorgada en virtud de esta Ley, a los efectos de
la caducidad, cuando no ha sido trabajado con el correspondiente número de
operarios, que nunca deberá bajar de 5 (cinco) por cada concesión.
El concesionario entregará al Fisco, como único impuesto el 5% del producto bruto
de los minerales explotados.

13. DECRETO N° 98/56 POR EL CUAL SE ESTABLECEN NORMAS


PARA EL FOMENTO DE LA EXPLOTACIÓN MINERA

Se pueden acoger a los beneficios del presente Decreto - Ley, las personas naturales
o jurídicas, nacionales o extranjeras de derecho privado que hayan obtenido una
concesión minera y hayan dado cumplimiento a todas las formalidades exigidas por
las Leyes N° 93 y 698 de Minas.

Los beneficios acordados por el presente Decreto-Ley son:

a. La liberación de las tasas consulares, derechos aduaneros, sus adicionales,


cualquier otro impuesto que pese sobre la importación de maquinarias y
equipos, los accesorios y piezas de repuestos, herramientas y explosivos
siempre que sean necesarios para la instalación y funciona- miento de la
explotación minera y fueran afectados de un modo exclusivo a ella.
b. Los equipos y elementos de transportes, vías de cauville y camiones
necesarios para la conducción de los minerales a las plantas de beneficios o
puertos de embarque, serán determinados una vez comenzadas las labores,
de acuerdo con el volumen de explotación y distancia de acarreo.
c. De la misma liberación gozarán por el término de un año a contar de la fecha
de su llegada al país, la introducción de los efectos personales e instrumentos
científicos apropiados a la actividad profesional de los técnicos contratados
en el exterior por los beneficiarios del presente Decreto-Ley. El Departamento
de Geología del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones controlará el
empleo de las maquinarias, útiles, herramientas, equipos y explosivos
empleados en la explotación.
d. Liberación de derechos aduaneros, sus adicionales y cualquier otro impuesto
que pese sobre la exportación de los minerales y sus productos.
e. Retención y libre disponibilidad del 50% de las divisas provenientes de las
exportaciones mencionadas en el inc. anterior.
f. Podrán retirar del país libre de todo gravamen y de derecho de exportación,
las máquinas, herramientas y útiles especializados que hubiesen importado,
para la ejecución de trabajos de prospección e investigación siempre que no
adeudaren impuesto alguno al Estado y hayan entregado el detalle y
resultado de los estudios efectuados.

El plazo de duración de los beneficios, no podrá en ningún caso exceder de 10 años.


14. LEY N° 779/95 QUE MODIFICA LA LEY 675 DE HIDROCARBUROS
DE LA REPUBLICA DEL PARAGUAY

Los yacimientos de hidrocarburos sólidos, líquidos y gaseosos que se encuentran


en estado natural en el territorio de la República, son bienes de dominio del Estado
y son inalienables, inembargables e imprescriptibles.

El Estado podrá conceder la prospección, exploración y explotación de los


yacimientos de hidrocarburos por tiempo limitado.

Prospección o reconocimiento superficial: El conjunto de técnicas de superficie


destinadas a localizar depósitos de hidrocarburos.

Exploración: La perforación de pozos y cualquier otro trabajo tendiente a determinar


las posibilidades petrolíferas de un área determinada, incluyendo la perforación de
pozos estratigráficos.

Explotación: La perforación de pozos de desarrollo, tendido de líneas de recolección,


construcción de playas de almacenaje, plantas y facilidades de separación de
fluidos, de recuperación primaria, de recuperación mejorada y en general, toda
actividad en la superficie y en el subsuelo dedicada a la producción, recolección,
separación y almacenaje de hidrocarburos para lograr su aprovechamiento

La prospección, la exploración y subsiguiente explotación de yacimientos de


hidrocarburos podrá hacerse, directamente por el Estado o la entidad que a tal
efecto y bajo su dependencia se creare, o por los permisionarios o concesionarios
mediante permisos o concesiones otorgadas por el Estado a personas físicas o
jurídicas, nacionales o extranjeras, privadas o públicas, de acuerdo con las
disposiciones de la presente Ley.

15. LEY N° 1248/31 CÓDIGO RURAL CAPÍTULO IV “CAMINOS”

VIABILIDAD. SU IMPORTANCIA: La viabilidad es el conjunto integrado de vías o


caminos públicos. La viabilidad es importante porque trae consigo:

a. Incidencia en el precio de los frutos


b. Favorecimiento del turismo
c. Difusión reciproca de culturas, costumbres, y folklore
d. Facilidad en el intercambio comercial y tecnológico
e. Incremento del medio de transporte
f. La creación de riquezas por sobre todos los beneficios

Son CAMINOS NACIONALES, los que partiendo de la Capital de la República cruzan


en todo o una parte de la campaña; los que unen entre sí dos o más ciudades o
pueblos, o los que atravesando dos o más departamentos conducen a una estación
de ferrocarril o puerto habilitado. Su ancho uniforme será de cuarenta metros.
Son CAMINOS DEPARTAMENTALES los que recorren todo un departamento o la
mayor parte de él, lo une con otro, pone en comunicación un departamento con un
camino nacional, una estación de ferrocarril o puerto habilitado, o liga dos caminos
nacionales. El ancho será de veinticinco metros.

Son CAMINOS VECINALES, los que dentro de un departamento ligan al pueblo con
las compañías o dos compañías entre sí, o ligan dos caminos departamentales. Su
ancho será de diez metros.

El camino público que llegue a un pueblo o ciudad o a un centro agrícola,


desaparecerá para seguir el trazado que tenga el ejido.

Los caminos nacionales, departamentales y vecinales, cuya apertura se autorice y


que crucen propiedades particulares, se harán previa indemnización, quedando
declaradas de utilidad pública las fracciones de terreno utilizadas al efecto.

Serán trazados los caminos en la trayectoria más recta, teniendo en cuenta


especialmente, la naturaleza del terreno, el punto a que se dirigen, el paso de los
arroyos u otros obstáculos y consultando el menor perjuicio para las propiedades
que crucen.

Los que desearen abrir, desviar o cerrar un camino vecinal o construir en él una
obra de arte, presentarán una solicitud a la municipalidad respectiva, la que
concederá o negará el permiso previo las investigaciones del caso y después de
fijados anuncios en los sitios públicos de la localidad. Si el camino es departamental
la solicitud se presentará al Ministerio del Interior el que, previo informe de las
municipalidades respectivas resolverá el permiso solicitado.

No se tramitarán solicitudes sobre apertura, desviación o clausura de caminos, si


no son acompañados de un plano que especifiquen los caminos existentes, las
modificaciones proyectadas y una relación de los propietarios cuyos terrenos
quedarán afectados.

Deberán estos propietarios ser notificados y oídos, fijándoseles el plazo de tres


meses para presentar sus observaciones.

Siempre que se desvíe o clausure un camino, el terreno que resulte desocupado,


volverá a su dueño si fuese propiedad particular. Si hubiese sido de propiedad fiscal,
cada lindero podrá adquirir una parte proporcional, solicitando dentro de los tres
meses y abonando el precio de tasación.

El ancho del terreno destinado para camino es del dominio público y en cualquier
tiempo que se justifique haberse cerrado, desviado, destruido o estrechado un
camino sin la debida autorización, el autor, aunque alegue algún derecho o alguna
ventaja o comodidad para el público, lo reabrirá a su costa o repondrá las cosas en
el estado en que estaban anteriormente y además pagará una multa de cien a
quinientos pesos. En caso de resistencia, sufrirá el triple de la multa establecida y
el Departamento de Obras Públicas si el camino es nacional o la municipalidad
respectiva si el camino es departamental o vecinal, procederá a la inmediata
reposición del camino en el estado primitivo por cuenta del contraventor y con
intervención de la fuerza pública, si fuere necesario.

Las medidas a que se refiere el artículo anterior y cualquier otra que se dictaren
para la conservación y libre uso de los caminos públicos, no pueden dejarse sin
efecto en virtud de acciones accesorias o interdictos.

Los propietarios colindantes con los caminos quedan obligados:

a. A no oponerse a la salida de sus predios de las aguas provenientes de lluvia


o filtraciones colectadas en las cunetas.
b. A permitir el tránsito o acarreo de los materiales necesarios para la
construcción o conservación de las obras de vialidad.
c. A permitir por sus predios, por resolución de la autoridad competente, la
desviación del tráfico libremente y por el término necesario para el
restablecimiento, cuando se haya destruido o obstruido por causa de fuerza
mayor, debiendo dichas autoridades reponer en su estado anterior las cercas
abiertas por el tránsito accidental. Las municipalidades vecinas al camino
destruido, indemnizarán a los propietarios de fundos sirvientes, en caso de
que no se hubiese reparado el camino en el término de dos meses, salvo
causa justificada.
d. A permitir el paso de las comisiones técnicas en misión de estudio, de
ubicación o trazado de caminos.

El uso de los caminos públicos en general es libre y común a todos los habitantes
de la República, con las restricciones establecidas en este Código. Toda persona que
transite por caminos abiertos en propiedades particulares, sea que conduzca o no
ganados, carros o cualquier vehículo, deberá seguir la trayectoria establecida y no
podrá hacer parada alguna fuera de ella, sin consentimiento del propietario, salvo
lo prescrito en el art.176.

Cuando dos vehículos se encuentran en un camino en dirección opuesta, deberá


seguir cada uno por su izquierda, correspondiendo a cada uno la mitad del camino.

Los conductores de tropas de ganados de cualquier especie, podrán exigir que se


aparte del camino todo transeúnte o vehículo que encuentren o los alcancen cuando
teman fundamentalmente que la tropa pueda dispersarse.

El tránsito de tropas de ganados, carros con arria, será libre por los caminos
públicos durante la noche. Pero al penetrar en un campo cerrado cuando el camino
no lo estuviese, los conductores darán aviso al propietario o poblador más cercano,
para que durante el trayecto pueda observar si se agregan a la tropa animales de
su propiedad. Si esto sucediera el dueño del campo podrá exigir que la tropa no
salga de él hasta que llegado el día pueda hacerse el aparte, sin que el conductor
tenga que pagar por pastoreo y aguada.

Si el conductor siguiese su camino sin dar aparte, sufrirá una multa de mil pesos
sin perjuicio de ser sumariado por abigeato, si se denunciase que lleva ganado
ilegítimamente.

Queda exceptuado de la servidumbre de tránsito, el terreno ocupado por las casas


y sus dependencias, galpones, corrales, sementeras y plantaciones.

Queda igualmente exceptuados de la misma servidumbre los propietarios, cuya


extensión superficial no sea mayor de cien hectáreas. Las infracciones a los
preceptos de este capítulo que no tengan sanción especial, serán castigadas con
cincuenta a trescientos pesos de multa.

16. SERVIDUMBRES Y RESTRICCIONES DEL DOMINIO. LEGISLACIÓN


VIGENTE.

Nuestra legislación no contempla normas sobre servidumbres ecológicas, pero si


reglamenta las servidumbres de tránsito y acueducto, ambas constituyentes de las
servidumbres legales, que se encuentran instituidas en la LEY N° 1183/85 CÓDIGO
CIVIL, TÍTULO IX “DE LOS DERECHOS REALES SOBRE COSAS AJENAS”.
CAPÍTULO I: “DE LAS SERVIDUMBRES PREDIALES”.

Conceptos conjugados sobre servidumbres ecológicas:

a. SERVIDUMBRES ECOLÓGICAS: Acuerdo entre dos o más propietarios,


donde al menos uno de ellos acuerda voluntariamente, planificar el uso
futuro de su propiedad para conservar los recursos existentes.
b. CORREDORES BIOLÓGICOS: Son mecanismos que permiten conectar dos
Parques Nacionales o un Parque nacional a una Reserva Biológica, para que
especies animales transiten de un lugar a otro.
c. QUINTAS ECOLÓGICAS: Fincas donde existen recursos naturales que en su
totalidad dan belleza al sitio, para beneficio de los parajes que las rodean.
d. FINCAS CINEGÉTICAS: Sitios donde la caza es permitida baja determinadas
condiciones.
e. FIDEICOMISOS DE CONSERVACIÓN: Organizaciones conservacionistas sin
fines de lucro, de carácter local, regional o estatal.

Debemos aclarar que éstas son figuras mundialmente operadas, pero que nuestro
país aún no las promovió.

El Capítulo VI: “DE LOS CERCOS Y TRANQUERAS” DE LA LEY N° 1248/31


CÓDIGO RURAL, contiene información relacionada con la restricción del dominio,
apoyada a las siguientes disposiciones:
Todo propietario tiene derecho a cercar su propiedad de acuerdo a las disposiciones
de este Código sin menoscabo de las servidumbres y siempre que no perjudique el
tránsito público.

Cuando un propietario de más de cien hectáreas de fundos ubicados sobre la vía


pública quiera cercar su propiedad, deberá presentar una solicitud a la
municipalidad local, acompañando un plano en el que se determine la cerca a
construir, las tranqueras que se proyecta dejar y el trazado de los caminos que
cruzan la propiedad. La municipalidad deberá pronunciarse dentro de los treinta
días de presentada la solicitud, vencidos los cuales, el propietario podrá hacerlo sin
permiso.

Se exceptúan de la obligación establecida por el presente artículo, los propietarios


cuyos fundos, que siendo menores de cien hectáreas, no se hallan sobre la vía
pública.

Todo permiso para cercar se entenderá llevar implícita la condición de abrir en


adelante, no obstante el cercado existente, nuevos caminos que demanden las
necesidades o el aumento de población.

Los propietarios de los cercos están obligados a permitir en ellos la apertura de


pequeñas puertas por parte de las empresas de telégrafos y teléfonos por cuenta de
éstas, para uso de los empleados de la conservación de la línea, siendo obligatorio
el mantener cerradas con llave dichas puertas.

Las cercas medianeras y su conservación se harán en comunidad de gastos y


pueden ser construidas por cualquiera de los propietarios.

Para los fines anteriores, se reputará cercas todo límite natural que haga
innecesario el cercado.

Cuando sea necesario determinar el valor de una cerca medianera, su valuación se


hará por peritos nombrados uno por cada parte, quienes nombrarán un tercero en
caso de discordia, y su fallo será inapelable.

Queda prohibidas las cercas de ramas sobre los caminos públicos y en el deslinde
de las propiedades.

Los propietarios de fundos que tengan más de cinco kilómetros de frente sobre los
caminos y cuya superficie sea mayor de un mil hectáreas, están obligados a dejar
por cada cinco kilómetros un portón o tranquera que permita fácilmente el acceso
de las tropas de ganados y carro en tránsito, a los efectos de su pastoreo y brebaje.

Quedan exceptuados de esta obligación los dueños de campos con pastos


artificiales.
Podrá exonerarse al propietario de establecer alguna tranquera cuando el camino
público suple el servicio que aquélla debía prestar, o cuando el tránsito ocasionado
por la apertura de la tranquera perjudica algún establecimiento industrial, cabaña
o chacra.

Toda persona que utilice una tranquera para el tránsito, debe cerrarla
inmediatamente de pasar bajo multa de veinte pesos.

Cuando por los accidentes del camino o por circunstancias supervivientes fuese
necesario cambiar la situación de una tranquera, se obtendrá previamente
autorización de la autoridad.

Podrán llavearse las tranqueras libradas al servicio público y las mencionadas en


el art.95 pero es forzoso tener un portero permanente que las abra a los
transeúntes.

Todo propietario o arrendatario de inmuebles que quiera alambrarlo o reponer lo


existente, deberá solicitar permiso de la municipalidad respectiva y justificar
debidamente el origen de alambre a emplear.
CONCLUSIÓN

El agua es un elemento vital para la vida, es por ello que aún


al ser un recurso renovable, su uso debe estar tutelado por el
derecho, para evitar su abuso. En nuestro país existen varias
normas regulatorias que solo cumplirán sus objetivos cuando
las autoridades de aplicación las haga cumplir sin discriminar
a ricos y pobres, es decir, su deber de protección debe estar
por encima de sus interés económicos y políticos. Solo así se
logrará preservar y conservar este líquido vital para nuestras
vidas.
INTEGRANTES

 LOURDES CARDOZO
 DARIO GATTI
 GLORIA MEDINA

CRITERIOS

 ENTREGA EN FECHA 1P.


 RIQUEZA DE CONTENIDO 2P.
 EXPOSICIÓN EN CLASE 2P.

TOTAL: 5P

P.C.______

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