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secretaria Jane Welsh. Ella era una mujer muy inteligente y atractiva, y
después del matrimonio continuó trabajando para él.
Después de dos años así, un día Jane murió. El día de su entierro fue
tempestuoso, transportaron el cuerpo hasta el cementerio en medio de una
fuerte lluvia.
Una realidad que de alguna forma era triste recordar. Estaba demasiado
ocupado para notar cuánto significaba para Jane. En ese momento pensó en
todas las veces que estaba preocupado por su trabajo y dejaba de darle
atención. No la vio sufrir, no la vio amar.
Thomas volteó la página del diario, y leyó las palabras que le despedazaron el
corazón: “Pasé el día entero de oídos atentos, procurando escuchar los pasos
en el corredor, pero ya es tarde y creo que hoy él no vendrá”.
Después de la muerte de su esposa Thomas vivió quince años más, pero vivió
amargado, frustrado y casi recluso.
Quien juega puede perder, pero quien nunca juega, está claro que jamás
ganará.
Dijo Jesús a sus discípulos: “Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de
aquel por quien vienen!” Lucas 17:1
• Es más fácil no hacer nada que hacer un culto familiar todos los días.
• Es más fácil levantarse un poco más tarde que madrugar para
encontrarse con Dios.
• Es más fácil evitar comprar la lección de Escuela Sabática, que
pagar un precio todos los años.
• Es más fácil llegar tarde a la iglesia que llegar temprano con toda la familia.
A veces nos preguntamos por qué a esa familia le fue tan bien, todos fieles y
firmes en la fe.
Por detrás de todas esas conquistas, hay personas que renuncian, que
prefieren sufrir un poco ahora, para tener felicidad en el futuro. El camino de la
felicidad no siempre es el más fácil, pero es el mejor.
En la experiencia de personajes y familias victoriosas, notamos que el camino
no fue llano, no fue fácil. Pero hay una promesa: “Yo estaré contigo”.
Parece que Dios quiere ayudarnos a crecer, que seamos fuertes, sabios y
valientes.
LA RESPUESTA HUMANA
Siempre que Dios nos llama para cumplir una misión, hay cierto miedo. Pero la
promesa está presente: “YO ESTARÉ CONTIGO”.
Hay algunos hábitos que deben ser adquiridos con mucha paciencia y
sabiduría en la casa:
• Laboriosidad: no hacerles la vida fácil. “Yo pasé, no quiero que ellos pasen”
• Responsabilidad: niño del sándwich
• Iniciativa propia: alguien lo va a hacer.
• Levantarse temprano
• Comer cosas saludables
• Perseverancia
Conclusión:
“Mientras tanto, José y sus amos iban en camino a Egipto. Cuando la caravana
marchaba hacia el sur, hacia las fronteras de Canaán, el joven pudo divisar a lo
lejos las colinas entre las cuales se hallaban las tiendas de su padre. Lloró
amargamente al pensar en la soledad y el dolor de aquel padre amoroso.
Nuevamente recordó la escena de Dotan. Vió a sus airados hermanos y sintió
sus miradas furiosas dirigidas hacia él. Las punzantes e injuriosas pala-bras
con que habían contestado a sus súplicas angustiosas resonaban aún en sus
oídos. Con el corazón palpitante pensaba en qué le reservaría el porvenir. ¡Qué
cambio de condición! ¡De hijo tiernamente querido había pasado a ser esclavo
menospreciado y desamparado! Solo y sin amigos, ¿cuál sería su suerte en la
extraña tierra a dónde iba? Durante algún tiempo José se entregó al terror y al
dolor sin poder dominarse. Patriarcas y Profetas 214
BUENOS EJEMPLOS
MALOS EJEMPLOS
NADAB Y ABIU
Eran dos de los hijos de Aarón, y por lo tanto sobrinos de Moisés. Después de
Moisés y Aarón ocupaban los puestos más elevados en Israel y tenían muchas
ventajas y privilegios. Habían oído la voz de Dios; habían estado con Moisés y
Aarón en el monte de Dios; habían visto al Dios de Israel, y "comieron y
bebieron" (Exo. 24: 9-11). Habían recibido grandes favores; pero no habían
aprovechado esas oportunidades. Poco antes de que ocurriese lo registrado en
este capítulo, habían pasado toda una semana de estudio y meditación,
preparándose para el día en que habrían de comenzar a oficiar en el santuario.
Habían ayudado a su padre a ofrecer los sacrificios, y le habían llevado la
sangre de las víctimas (Lev. 9: 9). Habían presenciado el solemne servicio de
la dedicación y ellos mismos habían sido rociados con la sangre del sacrificio.
Habían sido completamente adoctrinados y conocían cabalmente la santidad
de la obra de Dios. Todo esto sirvió solamente para hacer más grave su
pecado. No tenían excusa. Cuando les tocó oficiar, hicieron lo que Dios "nunca
les mandó".
OFNI Y FINESS
La esposa de Lot