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Tipología de los Participantes 1

El que participa demasiado


Esta conducta es considerada positiva, pues generalmente aporta información productiva
y útil para el desarrollo del tema y bien canalizada puede enriquecer el aprendizaje del
grupo. Sin embargo, las frecuentes intervenciones de este personaje, puede desligar la
continuidad de la exposición, y por lo tanto, el instructor debe saber cómo controlar esta
situación para que no se convierta en un factor negativo, en el desarrollo del tema.

Las recomendaciones para enfrentarse ante esta situación son las siguientes:

 En vista de que intervienen más mientras más preguntas se formulan, dirija


preguntas directas o cerradas a otros participantes.
 Emplee frases como: “si, en un momento más le escucharemos pero antes vamos
conocer la opinión de otras personas”, o “nos estamos extendiendo demasiado en
este tema, si al final nos sobra tiempo con gusto analizaremos con profundidad
este punto”.
 Ubiquemos en donde pueda intervenir menos, en una esquina cerca del instructor
o bien, colóquese de ves en cuando a sus espaldas.
 Asígnale tareas especiales para mantenerlo ocupado o dele responsabilidades
específicas dentro del grupo (convertirlo en secretario).
 Solicítele que observe con cuidado el desarrollo de la sesión, para que al final sea
el quien haga un resumen.

El Dormilón
Este es un caso grave, pues es un indicio de que el participante está agotado, que como
instructores no somos dinámicos, o las sesiones han sido muy extensas o teóricas. Lo
recomendable para solucionar este caso es lo siguiente:

 Eleve la voz y acérquese a él al mismo tiempo.


 Cambie de técnica inmediatamente.
 Realice una dinámica o ejercicio de relajamiento cuando está actitud sea general
en todo el grupo.
 Asígnele una tarea concreta.
 Haga un receso.
 En caso extremo, invítelo cortésmente a “estirar las piernas”.

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Fuente: http://biblioteca.itson.mx/oa/educacion/oa47/imparticion_cursos_capacitacion/p11.htm

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El aliado
Es aquel participante que es afín con nuestra manera de pensar y desde el inicio se
manifiesta de forma directa o indirecta de acuerdo con el instructor. El aliado puede ser de
dos tipos, es preparado y espontáneo.

Con el participante preparado se debe platicar previamente con él, solicitando su


intervención en algún momento especial o pidiéndole que apoye con su experiencia el
tema expuesto para darle mayor peso y validez a nuestra intervención.

El participante espontáneo se le identifica entre e grupo por la comunicación que expresa


apoyando al instructor y por el interés que demuestra en el curso.

El novato
Se refiere al participante que no reúne los requisitos en cuanto a conocimientos y
experiencias para asistir al curso, fue mal seleccionado o muchas veces se encuentra
presente porque no tiene otra cosa que hacer o está en situación de titular, quien por
estar “ocupado” no puede asistir al evento. Este personaje interviene torpemente o
contesta inadecuadamente cuando se le pregunta y en general se siente des ubicado.
Este tipo de participante puede ser pasivo o activo.

• Pasivo
o Facilita su integración al grupo, propiciando que forme parte de algún
corrillo conformado con personas que muestren simpatía con él.
o Asígnele tareas sencillas que pueda resolver con facilidad.
o Para protegerlo de que quede en ridículo, diríjale preguntas inducidas o
que lleven implícita la respuesta.
o Dele la oportunidad para despejar sus dudas.
o Solicite su ayuda para que sienta aceptación y refuerce su seguridad.
• Activo
o Motívelo para que no quede en ridículo, pues interviene torpemente.
o Evite que sea el punto de atención para diversión de los asistentes y se
convierta en un elemento de burla.
o Oriéntelo sobre los puntos específicos del tema tratado, preferentemente
entre una y otra sesión.
o Si su intervención se aleja del tema concédale la razón y regréselo con
todo tacto.
o En ocasiones hay que interpretarlo, ya que su bajo dominio de vocabulario
le impide estructurar sus ideas y expresarse con claridad.

El Platicador
Es la persona que constantemente interrumpe, ya sea charlando con sus vecinos o por
medio de expresiones o ruidos que distraen la atención del grupo, por lo que se puede
proceder en la siguiente forma:

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• Solicite que lo que murmura o platique lo comparta con todo el grupo, ya que
puede ser de valor lo que está diciendo.
• Interrumpa de improvisto la exposición para que dentro del silencio que marca esta
acción quede en evidencia su conducta.
• Sorpréndalo con una pregunta directa sobre el tema que se está desarrollando y
ante su sorpresa continúe con el desarrollo del mismo.
• Tome el objeto, motivo de la distracción, para usarlo como señalador y
devuélvaselo, dándole las gracias.
• Colóquelo hasta delante, inmediatamente al lado del instructor.
• Colóquese detrás de él y siga en esta postura, dirigiéndose al grupo por un rato.
• Recurra a la técnica “reglas del juego”, induciéndolo a la regla de poner atención
mientras otro habla.

El Distraído
Para ubicarlo hay que estar muy atento en todos los detalles, ya que esta conducta se
puede esconder cuando aparentemente esta persona está atenta tomando nota, pero su
atención está en otro asunto distinto al tema tratado. Para integrarlo se puede proceder de
la siguiente forma:

• Eleve el volumen de voz.


• Hacer silencio total, dirigiendo su mirada hacia él, sin agresividad.
• Pregúntele directamente y de inmediato indúzcale a la respuesta para no dejarlo
abiertamente en evidencia.
• Dele alguna tarea como observador o formulados de conclusiones.
• Solicite su opinión: “¿Qué opina sobre este punto señor García?”.
• Colóquese detrás de él y haga contacto físico con una mano sobre el hombro.

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