NIVEL 1 MOVIMIENTO DENTARIO
Dr. Fernando N. Ruiz Borsini
Dr. Sergio V. Gerbino
Dra. Noelia Rodriguez P.
MOVIMIENTO DENTÁRIO
La finalidad de todo tratamiento de
ortodoncia es mover los elementos
dentarios a una posición definitiva,
cuya consideración de “ideal” varía
según los distintos autores. Pero en
definitiva… ¿quién produce el
movimiento dentario en un tratamiento
de ortodoncia? No importa la técnica
o filosofía de ortodoncia que utilicemos,
si decidimos colocar brackets en
nuestro tratamiento, los encargados de
conseguir que se exprese la
información que se encuentra en ellos
son los arcos ortodoncicos.
En experiencia de los autores, el rol de
los arcos quedo relegado a
comparación de los brackets, que son
el centro de atención de las distintas
técnicas, lo que hace pasar a los
ortodoncistas muy malos ratos, con
cambios indeseados en el tratamiento
que podrían evitarse con la adecuada
selección de los arcos. El objetivo del
presente artículo es brindar al
profesional una reseña de lo que
consideramos importante saber sobre
el principio de los movimientos
dentarios inducidos por arcos en
ortodoncia.
TIPOS DE REABSORCÍON ÓSEA
En definitiva, el elemento dentario
podrá moverse si podemos conseguir
producir un proceso de reabsorción
ósea, seguido por un proceso de
neoformacíon de hueso, y para este fin
la ortodoncia se vale de fuerzas
producidas por distintos alambres, o
bien fuerzas producidas por placas
removibles que entran ajustadas en la
boca, con la forma prestablecida de la
boca (sistema invisalign, keepsmiling,
etc.), fuerzas tomadas por la
musculatura, y a través del aparato
1
transmitidas a la boca, en el caso de la
ortopedia funcional, o la utilización de
gomas (elásticos).
Cada uno de estos sistemas de
obtención de fuerzas tiene ventajas y
desventajas, y consideramos que es
muy importantes conocerlos, teniendo
siempre presente la cantidad de fuerza
que ejercen sobre el elemento
dentario, que la transmite al ligamento
periodontal y a través de este al hueso.
Describiremos una breve reseña de lo
que sucede cuando se aplica una
fuerza ortodoncica a un elemento
dentario.
Tenemos que conocer que ante una
fuerza en el elemento dentario se
produce una inflamación, la cual
desencadena una serie de sucesos que
describiremos. Básicamente y por
motivos didácticos, vamos a decir que
el sistema periodontal reacciona ante
una fuerza los suficientemente grande
de dos maneras: con una reabsorción
ósea envolvente o con una reabsorción
ósea frontal. Vamos a explicar
brevemente cada una de ellas. A
continuación, presentamos una
transcripción del libro “Interlandi”, del
capítulo “biología del movimiento
dentario inducido”, adaptado según
nuestra consideración, haciéndolo más
fácil de entender.
RE ABSORCIÓN OSE A ENVOLVENTE
Ya en 1942, NOYES Y BAURIND; BUCK
afirmaron que fuerzas mecánicas
aplicadas sobre el diente no son
usadas para producir movimiento
mecánico y si para un estímulo
biológico, capaz de promover
reacciones en los tejidos.
La aplicación de una fuerza sobre la
corona clínica de un diente, en el
movimiento de inclinación genera en el
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área periodontal una compresión
vascular, con la consecuente hipoxia
(disminución de oxigeno). Esto causa
un estrés funcional metabólico en las
células constituyentes del ligamento
periodontal - los fibroblastos,
osteoblastos, cementoblastos y clastos -
asociándose al estrés mecánico por
compresión celular directa. La
compresión de las fibras colágenas y la
modificación ambiental del área
promueven alteraciones bioquímicas
en el colágeno, llevándolo a adquirir
aspecto opaco, tipo vidrio despulido,
también denominado de hialino. De
esta forma, se establecen las áreas
genéricamente denominadas áreas de
hialinización (el ligamento periodontal
toma el aspecto de un vidrio hialino).
En las áreas de hipoxia o anoxia, las
células tienden a la fuga, migran para
las regiones vecinas, dejando un
espacio acelular que es ocupado por
una matriz extracelular colágena
alterada.
En consecuencia, por estrés mecánico
y funcional en el ligamento periodontal,
habrá aumento de la permeabilidad
vascular, con formación de exudado e
infiltrado inflamatorio. Aumentan las
cantidades de citoquinas, factores de
crecimiento y productos del ácido
araquidónico.
La cantidad de hialinización depende
del grado de hipoxia: por lo tanto, es
dependiente de la intensidad de la
fuerza. Las áreas hialinas corresponden
a locales acelulares de cúmulo
proteico, pues altos niveles de hipoxia
modifican bioquímicamente el
colágeno, además de inducir la
degeneración y necrosis de las células.
La presencia de áreas hialinas y células
degeneradas o necrosadas es
indeseable, pues atrasa el movimiento
dentario. Estos elementos necesitan ser
2
fagocitados, antes de presentarse la
reposición celular por células
migratorias de áreas vecinas del
ligamento periodontal. En esta fase se
observa un número de células
migratorias mayor en los jóvenes que
en los adultos. Entre las células del
ligamento periodontal, se incluyen los
restos epiteliales de la vaina de Hertwig.
La reorganización del ligamento
periodontal y de la superficie ósea
alveolar, está directamente
relacionada a la actividad de los
macrófagos durante la remoción del
exudado y de los restos proteicos y
celulares que se formaron en la región.
Durante la fagocitosis los macrófagos
liberan citoquinas y factores de
crecimiento, ejerciendo quimiotaxia y
efectuando estímulos para la
proliferación y síntesis por parte de
células mesenquimales, endoteliales,
fibroblastos y osteoblastos. Así, el local,
se va sometiendo a una reorganización
y una recolonización celular
La presencia de exudado caracteriza
un pH ácido, favoreciendo la llegada y
permanencia de los clastos. La
plasmina actúa sobre los osteoblastos
yuxtapuestos en la superficie ósea
alveolar, haciendo que ellos produzcan
colagenasa, digiriendo el osteoide. En
asociación, la prostaglandina E2 actúa
también sobre los osteoblastos,
haciendo que se presente una
contracción de estas células, creando
espacios o ventanas de exposición de
osteoíde para el compartimento
periodontal. La colagenasa1 originaria
del exudado inflamatorio, contribuye
con la digestión local del osteoide
micro expuesto. Esto acaba por
desproteger la parte ósea
mineralizada, inmediatamente
reconocida por los clastos, instalándose
en la superficie ósea desnuda.
Juntamente con los osteoblastos y
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macrófagos, los osteoclastos
constituyen las unidades de
reabsorción del tejido duro o unidades
osteoremodeladoras.
Si la fuerza aplicada al diente fuera de
magnitud intensa, puede haber
colapso de los vasos sanguíneos del
ligamento periodontal, con anoxia. Las
células se tornan inviables y necrosan;
extensas áreas de hialinización ocurren.
Los eventos inflamatorios comienzan a
ocurrir alrededor de estas áreas de
necrosis, en la periferia del área de
presión ejercida. Los fenómenos
anteriormente mencionados, cuando
se presenta una fuerza biológicamente
inaceptable para el ligamento
periodontal y el hueso alveolar, ocurren
también en los tejidos vecinos. Los
clastos inician la reabsorción ósea en la
superficie cortical, abajo del área de
presión y en las trabéculas subyacentes
a la cortical expuesta a las amplias
zonas de hialinización y necrosis. Con el
pasar de las horas o días, la cortical en
contacto con las áreas de hialinización
y necrosis pierde sus conexiones con las
áreas vecinas y trabéculas
subyacentes, sucumbiendo y
cediendo, a la fuerza aún activa, el
diente súbitamente sufre una intensa
movilidad. Este fenómeno
generalmente es identificado como
reabsorción ósea a distancia
Este tipo de reabsorción parece ser
indeseable, pues en la medida en que
se presenta, aproximándose a la
cortical, ocurre gran destrucción ósea,
muchas veces dejando secuelas, como
la disminución de la cresta ósea
alveolar. El movimiento dentario no
ocurre al principio, y después de un
determinado período de tiempo, se
presenta abrupto e intenso, como si el
diente cayese en un vacío óseo.
3
Clínicamente, la situación se
caracteriza por dolor e incomodidad.
Concomitantemente, a la reabsorción
ósea a distancia, hay reabsorciones
óseas dentarias asociadas. Muchos
cementoblastos sucumbieron frente a
la anoxia provocada por el colapso de
las paredes vasculares debido a la
fuerza excesiva. La muerte focal en el
"revestimiento" de cementoblastos en
la superficie radicular, cuando está
restringida a una pequeña área, puede
ser regenerada a costas de las células
cementoblásticas vecinas y pre-
cementoblastos. Pero cuando el área
de pérdida de cementoblastos fuera
mayor, unidades osteoremodeladoras
se instalarán en la superficie del
cemento y la reabsorción radicular se
hará presente como consecuencia de
una fuerza aplicada excesivamente.
RE ABSORCION OSE A FRONTAL
Esta acontece cuando la fuerza de
movimiento se mantiene en niveles
aceptables para el organismo. En este
sentido, desde el comienzo del siglo
pasado, hubo preocupación por parte
de los investigadores, en la tentativa de
cuantificarla para obtener una fuerza
óptima o ideal.
En este momento de la reabsorción
ósea frontal, asociada a las
alteraciones locales y momentáneas
del ligamento periodontal, no se
observan alteraciones significativas en
la organización de los cementoblastos,
cuya función y localización sobre la
superficie radicular continúa sin
exposición del cemento radicular. En el
tejido óseo, los cambios de las
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condiciones ambientales locales y la
acción de los mediadores acumulados,
estimulan los osteoblastos a despegarse
de la superficie ósea, llevando a la
pérdida del osteoide y exposición de la
matriz mineralizada con consecuente
atracción de los clastos y reabsorción
ósea. Algunas evidencias revelan que
los cementoblastos no presentan
receptores de superficie para estos
mediadores y, así, pasan a "revestir" la
superficie radicular, protegiéndola de
la reabsorción dentaria iatrogénica. Los
cementoblastos podrían ser llamados
por esto de "los guardianes de la
integridad de la raíz dentaria",
especialmente, durante un movimiento
dentario de grandes proporciones.
Schwarz, en 1932, desarrolló el
concepto de "fuerza óptima",
concluyendo que ella es comparable a
la fuerza que la sangre ejerce en las
paredes de los vasos de la
microcirculación, de 15 a 20 mmHg,
correspondiente a 20 a 26 gr/cm2 en la
superficie de la raíz, debiendo ser
apenas ligeramente mayor. Con esta
intensidad, se torna posible mover los
dientes, de tal manera que el
ligamento periodontal y el hueso
alveolar consigan reestablecer su
normalidad y clínicamente, se presente
una situación de dolor e incomodidad
soportables. Estudios más recientes
están siendo orientados para
correlacionar la magnitud y duración
de la fuerza en el movimiento
ortodóncico, con el flujo sanguíneo
gingival, usando aparatos de tipo laser
Doppler.
Entre estos dos extremos, dependiendo
de la intensidad y la naturaleza del
movimiento, se puede observar la
ocurrencia de más o menos áreas
hialinas. La ausencia de áreas de
hialinización parece ser apenas
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observada en condiciones
experimentalmente controladas.
Cuantas más áreas hialinas, ocurre más
atraso en el movimiento dentario, pues
se requiere ser eliminada para
conseguirlo. Se observó que, sobre
fuerzas leves, las áreas de hialinización
tienden a no sobrepasar 1 a 2 mm.
ARCOS ORTODONCICOS
Por lo anteriormente expuesto, el lector
pudo darse cuenta que aplicar la
fuerza correcta para cada elemento
dentario (que debido a que el área
radicular en cada diente es distinta,
hay dientes más grandes y más
pequeños) es muy difícil de realizar con
un solo arco, a pesar de los avances
que se consiguieron hoy en día. Cabe
destacar que la tecnología de
fabricación es el determinante entre un
tipo de reabsorción u otro. Por eso
siempre recomendamos la utilización
de arcos fabricados con la tecnología
adecuada. Con respecto a las
aleaciones con que son fabricados los
arcos, cabe destacar que es el niti
(níquel – Titanio) la más utilizada, por sus
características, de superelasticidad y
de memoria de forma. Describiremos
sencillamente cada una de ellas.
Lo primero que hay que entender, es
que el niti es una aleación muy
particular, ya que podríamos decir que
tiene dos estados sólidos, es decir que
en estado sólido presenta dos
comportamientos distintos.
Procederemos a explicar a
continuación. Cuando el metal se
calienta para formar el arco, la
configuración atómica de la aleación
a esas altas temperaturas se encuentra
ordenada, cada átomo se encuentra
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en una posición definida, por lo tanto,
cualquier modificación en el metal,
modifica la posición del átomo, lo que
hace que el metal se deforme
permanentemente. Cuando el metal se
enfría y se empaca, sus átomos
continúan ordenados a temperatura
ambiente. A esto se le llama que la
aleación está en fase austenita (en
honor al Dr. Austen que la descubrió).
Ahora bien, cuando el metal se enfría,
cambia su estado sólido, es decir, de
un estado sólido pasa a otro estado
sólido, que se caracteriza por una
configuración atómica desordenada
(recordemos que en el estado
austenita estaba ordenado), haciendo
que, si nosotros doblamos el metal
dentro de ciertos rangos, el átomo
cambia de posición, pero
inmediatamente otro vecino ocupa su
lugar. El arco ortodoncico se doblará,
pero la deformación no será
definitiva… si nosotros le damos energía
a ese arco (por ejemplo, calor) los
átomos que cambiaron de posición
recobran su posición original, volviendo
a la forma que tenían en el estado
austenita (es decir, que el arco de
ortodoncia vuelve a recuperar la forma
que tenía cuando lo habíamos sacado
del su empaque). Este estado sólido de
deformación no permanente, se llama
estado martensita (en honor al Dr
Martens que lo descubrió). Como
podremos comprender, solo con un
cambio de temperatura podemos
pasar de un estado a otro (austenita-
martensita), y ese paso de estado se da
a una temperatura específica, lo que
se llama RTT (rango de temperatura de
transición), es decir, a una temperatura
exacta pasamos de austenita (arco
con la forma original al sacarlo del
envase) a martensita (arco que permite
ser doblado de forma no permanente).
El estado martensita siempre es más frio
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que el estado austenita. A esta
capacidad de recobrar la forma
original se le llama memoria de forma.
Pero los más importante es destacar
otra propiedad, y no solo la
temperatura puede hacer cambiar de
estado el arco, sino también la presión,
es decir que yo al ejercerle presión
pasa automáticamente de fase
austenita a martensita, estado donde
permite ser doblado, y al dejar de
hacer presión, es el elemento dentario
a través del brackets quien tiene que
sostener la presión para que el cambio
de estado pueda mantenerse, dando
como resultado una leve presión en el
ligamento periodontal, garantizando
una reabsorción ósea frontal. A esta
capacidad de cambio de estados por
presión se le denomina
superelasticidad.
De mas esta decir que para poder
fabricar este tipo de arcos es necesaria
una tecnología de punta… los arcos
económicos no tienen la capacidad
de superelasticidad, ni un RTT
establecido por el fabricante, lo que da
deformaciones permanentes en los
arcos, que se quiebren por fatiga o que
no puedan realizar movimientos
pequeños, haciendo todo esto que el
tiempo de tratamiento se alargue
mucho, y ni hablar si el ortodoncista no
experto se queda esperando a que un
arco que ya se deformo actúe.
Cabe aclarar que lo expuesto recién es
una explicación de odontólogos para
odontólogos, que causaría risas a un
físico instruido en el tema, pero
creemos que es lo que se necesita
saber para poder elegir
adecuadamente los arcos para
ortodoncia.
Bibliografía
 NIVEL 1 MOVIMIENTO DENTARIO

Dr. Fernando N. Ruiz Borsini

Dr. Sergio V. Gerbino
Dra. Noelia Rodriguez P.

Interlandi, “ortodoncia, bases para la

iniciación”, pág. 55 - 66

Teramoto Ohara, Sentaloy, the inside

history of superelasticity