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LOS ORÍGENES DE LOS INCAS

Los documentos de los siglos XVI y XVII, unos publicados y otros inéditos dejan ver que la etnia
Inca era una caravana de emigrantes escapados de la ciudad de Taipicala (ahora Tiahunaco)
que, aproximadamente a fines del siglo XII de la era actual, lograron evadirse en busca de
refugio en tierras ubicadas al norte de su espacio habitual. El estado de habla puquina,
denominado comúnmente Tiahuanaco, fue invadido por los aimaras procedentes del sur, de
forma tan repentina que no les dejaron tiempo para armar la resistencia.

La invasión aimara ocasiono que los dirigentes de la etnia puquina (Taipicala) fueran
perseguidos y aniquilados. Algunos jefes junto a varios ayllus con la finalidad de salvarse
fugaron y se refugiaron en la isla del lago Puquinacocha (o lago Titicaca)

Años más tarde los aimaras comenzaron a expandir sus dominios invadiendo en el lago
Puquinacocha, situación que obligó a los puquinas, liderados por su jefe Apotambo, a huir
navegando hasta las playas de puno, y de ahí continuar una larga, penosa y sacrificada
peregrinación hacia el noroeste en busca de abrigo para sobrevivir y proteger la tradición
cultural. De puno prosiguieron el éxodo hasta el país de los mascas (hoy provincia de Paruro),
deteniéndose en Pacarictampu o Tambotoco

Pacarictampu, lugar de albergue de los expulsados puquinas, resultaba insuficiente en tierras


fértiles para los ayllus. Por eso dirigieron sus miradas hacia los valles amplios y fértiles de
Acamana de Urubamba-Vilcamayo (Cusco), para alcanzarlo estaban decididos a protagonizar
invasiones y guerras de conquista si la toma de posición resultaba imposible por las vías
pacíficas.

Manco Cápac, hijo de Apotambo, lidera los ayllus puquinas y en etapas sucesivas comienzan
tomas posesión de los valles de Acamana y Urubamba. De Pacarictampu pasaron a
Huanacancha, permaneciendo allí un tiempo bastante largo, pues incluso sembraron y
cosecharon en las chacras. Luego se lanzaron a la captura de Huanacauri y de Matagua desde
donde avanzaron al valle del Acamana. Pero como Acamana estaba habitada por varias etnias:
huallas, sahuaseras y antasayas, aparte de los ayaruchos, Manco Cápac tuvo que planear
algunas estrategias para establecer alianzas con estas etnias: matrimonios entre las hijos de los
jefes de las etnias, ritos religiosos, etc.

Producida la invasión y el triunfo de Manco, al ver que despojó de tierras y aguas a los huallas,
los poques, sahuaseras, los ayaruchos, le cedieron voluntariamente algunas parcelas más,
aunque Manco porfiaba de apoderarse de todas, e incluso de sus propias viviendas. La decisión
de la valerosa Mama Huaco determinó que los invasores tomaran la integridad de las aguas
(manantes y canales) privándoles de riego, con la finalidad de presionar a los ayaruchos o
alcahuisas para la entrega de sus tierras. Las etnias que más resistencia ofrecieron a los
puquinas (llamados luego incas) fueron los ayarmacas, los alcahuisas y los sahuaseras.

Adaptado de Waldemar Espinoza Soriano, 19

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