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Negara
E sa-a n Ba sg XIX
Título oriinal: Negara
ublicado en inglés por inceton University ess, Nueva Jersey
Traducción de lbet Roca Ávarez
Quedan rgurosamee prohibi, la auoizacin escri de los lare del cpht,
bajo la ancioes eblecidas en la leyes, la eproducción o al o par cial de eta obra
o cualquier edio o pocedimieo, compredidos la reproa y el raaieo
inrmático, y la disribucón de ejemplares d e ela mediante alquiler o présamo público
maestrs
SUMARIO
List e ilustrcioes
Prefcio 3
ntroucció. Bl y el métoo hstórico . 5
Notas 22
Notas 233
Bibliograa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249
Glosario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
Índice analítico y de nombres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277
LISTA DE ILUSTRACIONES
Mapas
. Bai 2
2 Casas reaes de Tabanan y casas aiadas e n a caita, arede dor
de 100 86
3 Casas reaes de Tabanan y casas aiadas e n e camo, ared edor
de 100 87
4 Puerto comercia de Kuta 123
Fguras
gan númeo
neses de deudas.
y mi gatitud Cito
paa con en es
ellos noas a mis pincipaes
inconmensu abe. De inmantes
aqueos quebai-
han
eído el manuscito, debo da as gacias esecícamente a Hided Gz ,
que también me ayudó a ecoge matea, James Boon, Shey Eingon,
F K Lehman y Pete Caey, aunque no sean más que una muesta signi
cativa de los muchos que me han ayudado y no asuman ninguna espnsa-
bilidad particula po el hecho de se nombados. La señoa Amy Jackson
me popocionó una asistencia secetaia de ua ampitud poco usua, o
la cua estoy muy agadecido. También me gusaría da as gacias a seño
Wiliam Hivey, de a Pinceton Univesity Pess, sus cnses y su
asistencia editoial.
Finalmente, divesas instituciones han cnbuido a a eización de
este tabajo en aspectos distintos: la Fundación Rckfee, e Cmité ara
el Estudio Compaativo de as Naciones Nuvas de a Univsidad de Chi-
cago, y el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.
NTRODUCCIÓN
-quizá la indonesia
vilización más importante- en elprácticamente
se encuentra modead o de ausente,
carácter bá sico de a ci
desvanecida de
una frma tan copleta que, en un sentido perverso, tal ausencia atesigua
su centraidad hisórica: el nega el Estado lásico precolonia en In
donesia.
Nega (nagar nagari negeri) un préstamo del sánscrito que ori
ginalmente signiaba «ciudad», se usa en las enguas indonesias para
denominar, de manera más o menos simultánea e intercambiabe, «pala
cio», «capital», «Esado», «reino» y también «iudad». En su sentido más
amplio, es el término para civiizción (cásica), para el mundo de la gran
ciudad tradicional, par a alta cutura que la gran ciudad abergaba, y para
el sistema
opuesto es de autoridad
desa tambiénpoítica jerarquizada
un préstamo que alídel
ingüísico tenía su centro.que,
sánscrito- Su
con una flexibilidd rerencia simiar, quiere decir «campo», «región»,
«pueblo», «lugar», e incluso, en ocasiones, «dependencia» o «área gober
nada». En su sentio más amplio, desa es e término para el mundo rural
rganizado de frma tan variada en os distintos rincones de archipié
lago-, para el mundo de los campesinos, de los arrendados, de os súbdi
tos, del «puebo», e la gente. Entre estos dos poos, nega y esa, 1 cada
uno denido e n contraste con e otro, y en e seno de un contexto gene r
de cosmología índia transpanada, a polit2 cásica se desarroló y tomó
su rma distintiva, por no decir pecuiar.3
ral del período índico. El soberbio drenaje naural de las ierras balinesas y
su clima -tal vez el más adecuado de oda Indonesia para el cultivo sawah
radicional- hicieron que el riego resulara menos problemáico técnica
mene y menos inciero esacionalmene que casi en cualquier otro lugar en
Java. Y, como ésas, mil. Los daos procedentes de Bali deben ser corregi
dos y contrasados no sólo en el tiempo, sino ambién en el espacio, antes
de que puedan ser usados como líneas maesras en la inerpretación de l
civilización índica en Indonesia y más allá.
del material
variedad balinés,
distinta uno puede
de orden construir
político, un modelo
un modelo del negara
que podrá como
ser usado una
consi
guientemente para extender nuestra comprensión sobre a historia proce
sual de la Indonesia índica (y también de Camboya, Tailandia, Birmania o
del resto del sureste asiático que, en mayor o menor medida, podríamos
considerar merecedor del adjetivo índico)
Un modelo tal es abstracto en sí mismo. unque se construya a partir
de datos empíricos, debe ser apicado experimental, qe no deductiva
mente, a la interpretación de otros datos empíricos. Es, por tanto, una en
tidad conceptual, no una entidad histórica. Por un lado, es una representa
ción simplicada necesariamente inel y teóricamente tendenciosa de
una institución
nés del sociocultural
siglo xrx. relativamente
Por otro lado, bien
es una guí, unaconocida: el Estado
especie de maquetabli
so
ciológica, para la constucción de representaciones -no necesariamente,
ni siquiera probablemente, idénticas a ella en s estructura de todo un
conjnto de instituciones similares peor conocidas, pero presumible
mente similares-: los Estados clásicos de sureste asiático índico de los
siglos v al xv. 14
NOAS
Sobre nega véanse Gonda 1952 págs 6 1 73 243 423 432; Juyngoll, 1923
pág 10; Pigeaud sf págs. 303 309 Sobre desa véanse Gonda 1952 págs 65 8 1 342;
Juynboll, 1923 pág 302; Pigeaud sf pág 66. n Bai e término desa ya se encuentra en
inscripciones de mediados del sigo x, y nega, al menos desde mediados e sigo XI (véa
se Goris, 1954 vol 1 págs 7 1 106). Ambos vocabos apecen repetidamente en los es
critos javaneses cláicos, paticuamente en el Nagarakrtagama (véase Pigeaud 1960-
1963 vol. 5 págs 144 205206)
El uso de desa en el sentido de «dependencia» «teitorio gobeado por un sultán»
(véase Gonda, 1952 pág 8 1) se halla en a lengua dyak, en a que e verbo mandesa signi
ca «someter», «pacicar» En algunas áreas -Sumatra occidental (Wilinck 1909) o Am
bon (Cooley 1962) por ejempl, prece haberse dado el reverso de este proceso de tal
rma que el érmino negeri es empleado para designa complejos de asentamienos ocaes
políticamente
(«palacio») se autónomos como expresión
usa más habitualmente dedesunega
que el independencia
como talEn Bali,
pero el término
tiene puri
esenciamente
el mismo signicado múltiple (Pigead 1960 1963 vol 3 págs 9 13). Deriva de sánscri
INTRODUCCÓN 23
to pura, que sgna «astlo», «udad» (Gonda, 95, pág. 19). Aunque hoy en día en
Ba, pu s der, on unaa nal en lugar de unai sgna «templo», no paree que,
en el pasado, se haya heho ta dstnón (Ko, 93, págs. 0).
En ndoneso odeo, negara quere der «Estado», y negeri, «país» o «regón», aun
que a vees se nteramban Sobre el uso de térno desa en Bal [y otros térmnos alter
natvos], véase apítulo 3, nota 0.
2. N. del t: La paabra -«rmaón poíta», «sstema de gobeo»- es un
neoogsmo no reonodo por la Real Aadema, pero tan empleado en enas soales,
pauarmente en antropología políta, que nos ha paredo más adeuado mantenerlo en
la traduón.
3. La denomnaón de «período áso» en a hstora de Indonesa ha sdo una
fuente ontnua de dutades. Muhos estudosos han usado «hndú» o «hndújava
nés», haendo notar smplemente que se pretendía que el térmno «hndú» reubrera
formas tanto de budsmo omo de brahmansmo (véanse Coeds, 1948; Krom, 93). En
un ntento de evtar e probema, Hason (954) ha utlzado «ndanzado» (ompárese
la traduón de Coeds, 1948; Coeds, 968); sn embargo, este térmno sugere un m
pato de la nda sobre Indonesa ás ampo y proundo de que paree haber tendo lu
gar. He eegdo «íno» [Jndc] (e «ndzado» [ndcized, Indczation]) para resatar la
naturaeza e a nfuena nda, predomnantemente estétoregosa, más que soal,
eonóma o poíta
del t: S a dstnón respeto a Hndu es ara, Geertz no aaba de justar por qué
elge ndic, en ugar de ndan. Una razón, que paree subyaer en otras eleones term
nológas de autor, podría ser a menor euena de uso de ndc -un utsmo sólo ut
lizado en ertos ontextos-, que personazaría a seleón. Tambén puede señalarse que
el sujo c es más genéro que e sujo -an, que tene a menudo una onnotaón loat
va, o que por ontraste podría querer justar a dudosa adsrpón de ndc a la esra
«estétoregosa» (más genéro, «ultura», no rzosamente ubado en a Inda, nlu
yendo a ésta pero tabén a otras soedades) y de indan la «soa, eonóma o poít
ca» (terrtorazado en el Indostán, on una arga geopolíta más onreta que podría
conrre onnotaones «oonaes» totamente desorentadoras) . En ual quer aso, esta
desón opoa seros probemas en la traduón, no tanto respeto a «índo», sno a s
teóros dervados, «ndzado» o «ndzaón» Mantener e rtero expíto del autor
upondría tener que usar paabras nuevas de dudosa aonía néta, que provoan una
ceta onusón on a paabra «índe», y uyo uso dlmente odría legar a genera
zarse. Por tanto, restando el rtero de autor respeto a la dstnón que onere a «Ín
do», se ha optado por susttur los dervaos de ta palabra («ndzado» o «ndza
cón» por períass o por e propo térno «índo» (omo tabén hae el autor, que no
vuelve a reurrr a os dervados que é msmo ha propuesto más aá de la ntroduón)
Véase ntroduón, nota 5.
4 Naturalmente, seejante uantaón depende en buena medda de o que uno
consdera oo un Estado propamente dho y de la vsón que ada uno tenga sobre a
naturaeza de a organzaón poíta lása. Así, Kro ( 193 ), on su vsón atamente
inegradora de a esttura del Estado tradona -«modeo Impero Roano»-, puede
redur e número de «renos» [ «kngdoms»] de la Java preolona a unas poas doenas
como uho, mentras que Shreke (1957, págs. 157), on una aproxmaón soo
lga ás reasta, puede lstar más de dosentos «renos» [«realms»], de varos tpos,
desrpones y grados de autonomía. Para e arhpéago en onjunto, Puad ( 196) se
ala que, a prnpos del sgo xx, todavía exstían por o menos tresentos nuenta
rinpados ndeendentes o semndependentes, vuamente todos uera de Java por
uel entones
24 NEGARA
del t: La dudosa distinción entre kingdom y realm utilizada por el autor, sin xplici
tar su naturaleza, es de dicil traducción en castellano y juega con rmas distintas debidas
a etimologías distintas, pero ambas relacionadas con el concepto de realeza. En too caso,
puede señalarse que el uso de realm en inglés suele ser más genérico, más ecuentment
asimilable n ciertos contextos a «ámbito, dominio, campo».
5 Sobre las inscripciones más antiguas, véanse Krom, 193 1, págs. 7 1-80; D Caspa
ris, 1956 Inrmes chinos sobre Estados índicos en el archipiélago aparecn algo más tem
prano, pero no son del todo seguros (véase Krom, 193 1, pág. 62) Además, hoy está era
de toda duda que el proceso de rmación de Estados ya estaba en marca cuando se inició
Ja «indicización» ([ del t] un proceso de inculturación/aculturación más o menos pro
nda, con co srcinal en la India y aplicación en el sureste asiático en sentido amplio, que
dará lugar al «universo índico» del que habla C. Geertz) (véase Van Leur, 1955, págs 92 y
sigs.) Para una revisión general de los problemas historiográcos indonesios, véase Soed
jatmoko y otros, 1965
6. Para una caracterización similar, véanse Stutterheim,1932 págs. 3 133; Weeim,
1965 La rerencia al «despotismo oriental» alude a las teorías del «Estado hidráulico» de
Wittgel ( 1957; para sus rerencias sobre Bali, véanse págs. 5354)
7 del t: En esta oración todos los entrecomillados son del traductor En el caso de
las distinciones en el tiempo generadas por ambas aproximaciones, las comillas rspondn
a un afán de claricar el texto para el lector. En el caso de la apelación de las aproxima
ciones -«priodizante» o «analística» y «procesual»-, las comillas quieren singulari
zar -únicamente en esta primera apar ición- el uso que de tales téinos hace el autor y
que puede no coincidir con otros a los que el lctor puede estar habituado El término «pro
cesual» es el que se utiliza correntemente en castellano para denominr lo que Geez lla
ma developmental el uso de «procesual» viene aconsejado además por la dicultad de
derivr adjetivos de la palabra «desaollo» y la consión que supondría utilizar un téi
no como «desarrollista» -término que ha adquirido un signifcado especial en el estudio
de las llamadas «sociedades en desaollo», y que deriva de «desarrollismo» más que de
«dsaollo»- Por lo que se reere a la expresión «analística», baste recordar que deriva
de «anales» -«crónicas, registros»-, y no de «análisis»
8 Para una explicación metodológica y una aplicación en el Nuvo Mundo de la apro
ximación «procesual» ([N del t] developmentalen el orginal) o «estctural», véanse Pi
llips y Willey, 1953; Willey y Phillips, 1955 Para una argumentación coactiva sobre la uti
lidad (prospectiva) de la aproximación anterior en el sureste asiático, junto con una multitud
de sugerencias
véase sobreCon
Benda, 1962 los problemas
mucho, lasque dicha«analísticas»
síntesis aproximacióndepodría em pezar
la historia del por conontar,
período índico
que resultan más comedidas, útiles y legibles son la de Coeds ( 1948) -traducción ingle
sa, Coeds, 1968, para un tratamiento global, y la de Krom ( 193 1 ), para un tratamiento
circunscrito a ndonesia. Hall ( 1955) contiene el mejor resumen en inglés. La abilidad
de las historias «analísticas» de Indonesia puede mjorar cuando se sondean sistemática
mente fuentes chinas y del sureste asiático continental, algo que raramente se ha hecho.
Para una revisión sobre los escasos intentos de escribir una historia procesual, véase Wert
heim, 1965 ue la denomina histora «sociológica»- Sobre mi propio intento, desde
una perspectiva local y reciente, véase C Geertz, 1965 (compárese con C. Geez, 1956)
Koentjaraningrat ( 1965) revisa las aproximacions «antropológicas» al estudio general de
la historia indonesia.
9 del t: El texto utiliza la xpresión sto «relato», «anécdota», «cuento». La dis
tinción grácaconceptuales
miten juegos unida a la relativa homonía
y de palabras y la etimología
de dicil traduccióncomún de stodada
al castellano, y histo per
la polise
mia de «historia».
INTRODUCCIÓN 2
10 Véase Beg 1961b El tabajo de Ko al que se eee es Ko 1931
11. Véanse Scheke195; Van Leu 1955; véase tabén Bosch1961b Tanto Bu
ge (1948-1950) coo Wehe (959) adoptan un enfoque geneal de la hstoa ndone
sa ás ben pocesual que analístco peo nnguno de ellos está nteesado en e odo
índco ás que de ra ncdenta
12. Véase Raes 1830, vol 2, pág cxl De todos odos lo que Raes djo eal
ente es que Ba confaba «una espece de coentao de las antguas condcones de
Java» una fulacón ucho ás aceptabe Coo ejeplo de este tpo de uso acítco
de a etnogaa balnesa en a econstuccón de a vda socal y elgosa de la Java índ
ca opletado po pntuas a cago de Walte Spes que se petendían ágenes de los
tepos de Majapaht o ncuso de los Shalenda- véanse los capítulos sobe «De Maat
schppj» y «De Godsdent» en Stuttehe 193
13. Pa un esuen geneal de la hstoa de Bal véanse Swellengebe1960; Hanna
976. Van Eck ( 878-1880) oece un exceente epaso esqueátco del cuso de los acon
tecentos hasta ceca de 1840, y Shast (1963) ofece un elato a odo de anales de pe
íodo peMahapajt basándose pncpaente en entes y tadcones balnesas Paa una
hstoa excelente de la confeccón de a hstoa balnesa véase Boon 1977, pate 1
E gobeo decto de Holanda en el coazón del su balnés sólo se ncó en la p
mea década de este sglo E Ba septentonal ue soetdo ente 1846 y 1849, nsta
lándose una adnstacón efectva en 1882. Las áeas balnesas de Lobok -paa su
hstora véase Van de Kaan 1973 eon puestas bajo contol adnstatvo en 1894
Natualente la «sobeanía ofcal» de Holanda sobe as Indas Holandesas en conjunto
así coo el contol holndés sobe as elacones ente as slas había tendo un acado
ecto sobe Bal ucho antes Las ntefeencas hoandesas sgnfcatvas en os asuntos
inteos de Ba datan de fnales del sglo XVIII, en elacón con el táco de escavos y en
839, vaos eyes y píncpes de Bal edonal faon os peos contatos que con
edían a sobeanía nonal a Holanda (véase Van Eck 878-1880) Paa una descpcón
del aspecto lta de la actvdad hoandesa en Bal duante el sglo XIX, véanse ypels
897, y Van Vjan 1875; paa una pespectva balnesa sobe el so tea véanse Ge
ia, 957; paa un tataento partcula del áea de Lobok véase Coo 1896 Beves
esúenes de la toa de Ba po los holandeses pueden encontase en Tate 1971,
ágs. 307-311; Hanna 1971 Pese a todo esto y al enos en copaacón con su pac
en Java e gobeo holandés no tuvo ás que un ecto agnal en la vda ntea de
ali hasta el pesente sgo
4 [lndic]
echo deEqueusolos
delEstados
térnopcados
«índco» estabanenconspcuaente
el pesente tabajo ete po
acados exclusvaente a
algunas deas
áctcas síboos e nsttucones pocedentes de la Inda; su uso no pca nngún juco
sbe a poanca elatva de las nfuencas de la Inda Chna u Oceanía (sobe todo de
a Polnesa) n en la fracón de Estados n en sus as deconóncas En partcula
se tata de una vsón «coonalstanda» y esuta equvalente a la denonacón de
lásco» téno con el que se ntecaba de ra ndstnta a lo lago del estudo
APfTULO 1
vida, el uno con veneno, el otro con un cuchillo.4 Dos años más tarde, en
1908, este extraño ritual se repitió en el más ilustre de los Estados, Kng
kng, la «capital» nominal del Bali tradicional. Nuevamente, en parte en
estado de trance, en parte aturdidos por el opio, el rey y su corte deslaron
desde el palacio hacia el ego renente de las tropas holandesas, qe por
aquel entonces se encontraban absolutamente perplejas.
Era, de rma totamente literal, la muerte del aniguo orden. xpiró tal
como había vivido: absorto en el espectáculo ceremonial.
uso aspiraron
hasa ciero a ello-,
puno la imagenpodía al menos
radiane inenar imiarla
de civilización y, sí,
que había recrear
encaado
e Esado clásico y que el Esado posclásico hbí oscurecido.
En ese senido, la políica balinesa en el siglo XIX se puede consider
mo una ensión enre dos uerzas que iran en direcciones opuesas: la
enrípea, propia del riual del Esado ejemplar, y l cenríga, propi
e la esrucura de dicho E sado. Por un lado, ex isía el eco unifc ador de
s ceremonias de masas, ba jo e l l iderzg o de uno u oro señor. Por oro, se
aa el carácer inrínsecamene dispersor y segmenrio de la polit con
sderda como una insiución social concrea o, si así se quiere, como un
ssema de poder compueso por docenas de dirigenes independienes o
semiindependienes en mayor o menor grado.
Como hemos viso, el primero, el elemeno culural, ib desde la cim
hcia abajo, y del cenro hacia aer. Como veremos, el segundo, el ele
eno de po der, crecía desd e el n do hacia arriba, y de sde l a peri a h
a adenro. A resulas de eso, cuano más amplio era el alcnce a que as
raba el li deraz go ejem plar, más ágil er la e srucur políica que debía
senerlo, ya que se veía más y más obligado a apoyarse en la lianza, la
triga, la adulación y el engaño, e l camelo y el arol . Los señor es, aiza dos
r el ideal culural de un Esado consumadamene expresivo, se esrz
n consanemene por exender su capacidad par movilizr genes y re
ursos a fn de poder auspicir ceremonis más grndes y espléndidas, y
nsruir emplos y palaci os más grandes y esplé ndidos que las lber grn.
Hciendo eso, sin embargo, rabajaban direcamene en conra del germen
e una organización políica cuya endencia naural era la agmenación
gresiva, sobre odo bajo la inensifcación de presiones unifcadoras.
ero, en conra de dicho germen o no, combaieron hasa el fnal conra
e ta paradoja enre megalomanía culural y pluralismo organizaivo, y no
epre sin algún grado de éxio pasajero. No hay duda de que, si el mun
modeo no hubiera acabado por alcanzarlos, odavía coninuaría lu
hando conra ella
36 NEGARA
Como en todas las laderas al pie de las montañas o en todos los litora
les, la rma en que contemples el paisaje del sur de Bali depende de si te
yergues en las pendientes volcánicas y m iras ha ci a el mar o si , desde la pla
ya, miras hacia dichas pendientes Si te colocas a medio camino, puedes,
des de muchos l ugares, mirar en lo s dos sentidos y ver, inme diatament e por
encima,
nubes , e,losinmediatament
conos que se alzan
e por de bajo
cinco, la
a diez
pla yamilnegra
pies, como
directos hacia las e que
el azabach
describe suavement e un arco, como el borde manchad o de holl ín de una gi
gantesca pava. 23
La escena, una cascada de arrozales en terraza y de repisas naturales
cubiertas de palmeras, resulta de una escala liliputiense: íntima, conrtable
mente envolvent e. No hay más que unas veinticinco m ill as desde el gra n lago
del cráter del Monte Batur hasta Gianyar, aproximadamente en el centro
de la región y unos tres mil pies por debajo del primero (véase mapa 1).
Desde la línea más alta de cultivo intensivo y regado de arroz (alrededor de
dos mil pies) hasta la costa sólo hay de quince a veinte millas en el oeste
(Tabanan),
ce en el estede veinte a veinticinc
(Klungkung) La carreterao en elconstruida
centr o (Den
porPasar), y de diezque
los holandeses a qui n
atraviesa la región desde Tabanan a Karengasem, pasando por Den Pa
sar, Gianyar y Kl ungkung- apenas rec orre unas sesenta mila s, pese a su
trazado serpenteante y pese al hecho que no evita las numerosas hondona
das del terreno; a vuelo de pájaro, la distancia se reduce a treinta y cinco
mi las . 24 Hoy en día ( 971 ), en esta área compacta e unas 1 .35 0 millas
cuadradas en conjunto-, se aprieta el 80 % de los 2. 1 00.0 00 habitantes de
Bali, arrojando una densidad de 15000 personas por milla cuadrada. Hay
pocas razones para creer que este patrón de concentración demográca
-naturalmente, no puede decirse lo mismo del nivel de poblamiento
uera signicativamente distinto en el siglo XIX o incluso durante la mayor
parte de la hi storia de Ba li 25 S i en algún momento hubo un escenario obli
gado para el crecimiento de una civilización singular, tuvo que ser este pe
queño y acogedor anteatro; y quizá no deberíamos sorprendeos si lo
que surgió resultó ser una orquídea más ben particular
No sólo la región en su conjunto tiene las dimensiones de una sombre
rera, sino que además está accionada por una serie de gargantas fluviales
muy proundas que, abriéndose paso desde las montañas hasta el mar, di
viden e l compl eto sistema de dr enaje 26 mer idional en al go así como una se
rie de poriones de tarta Y dado que los asentamientos se enristran en los
estrechos espolones de terreno que se extienden entre las gargantas, las co
municaciones esteoeste, transversales, resultan mucho más diciles que
las nortesur, longitudinales. Incluo hoy en día, un hombre que viva en
DE FINIC IÓN POLf TICA : LAS F UEN TES DEL ORDEN 37
uno de di chos ramales de terr eno pr erir á -sobre to do si , como suel e ser
el caso, está tran sportand o algo- descender hasta la ca rretera, via jar una
illa o dos bien hacia el este bien hacia el oeste , y entonces subir por el si
uiente espolón, antes que tratar de pasar directamente de la una a la otra.
Y esta prerencia se transfrmará en obligación si viaja en automóvil, bi
cic leta o carr o.
En el siglo XIX, cuando a carretera no existía, este movimiento trans
versal
Bangiera
de todavía másejemplo,
1 876, por arduo, aunque estaba
para viajar laslejos
ochodemilas
ser imposible. En e
hasta Klungkung
era necesario atra vesar no menos de siete pr ondos b arrancos y en ningu
o de ellos había un puente; era más cil exportar mercancías a través de
Bullg, unas setenta mill as al norte más a lá de las montañas, que a tra vés
de Karengas em, alrede dor de vei nte mil a s al este en línea recta. 27 Más al
ur, cerca de la costa, e terreno es menos accidentado, nivelándose en una
estrecha llaura, aunque ni siquiera allí es totalmente plano. Pero incluso
sí, un se ñor que se dispusiera a visi tar a un vecino , en lugar d e ir direc ta
ente, encontraba más sencilo viajar hasta la playa, piotar una barca pes
uera a lo largo de la costa hasta el lugar de atraque adecuado, y entonces
dirigirse de nu evo hacia e l i nteri or. Por o que respecta a a org anización es
tal, e ecto de este tipo de paisa je e e e stablecim iento de un campo de
erzas geopolíticas extremadamente intrincado y heterogéneo cuya ac
cón era cualquier cosa menos integradora
Simpicando este cuadro de una frma más bien drástica, existía una
ontinua uch a ongitudina entre os señores ubicados arri ba, hacia l a mon
, y os asentados abajo, hacia el mar, por e control de cualquier con
nto particular de ramaes de teeno; paraeamete, os participantes más
eitosos en estas contiendas locaes se enzarzaban en un conicto trans
ersal, compitiendo por la preeminencia en el sistema de drenaje en su in
erdad. Para complicar más as cosas, estos dos tipos de procesos
o primario, a pequeña escala y continuo, el otro, secundario, a gran es
l y espor ádico- no eran simpement e concur rentes, sino que se in
enciaban mutuamente. La política «inteacional» de combates interre
on les se superponía, y a menudo se ndía, a la política «doméstica» de
vali dad intrarregional; no se desarrollaban en el seno de una serie de Es
os encapsu lados, imp eri os en mini atura, si no más bien a tra vés de un red
nt errumpida de alianzas y oposiciones que se desplegaba irregularmen
e por todo el paisaje. Desde la base hasta el vértice del sistema, la política
ría en cuanto a la escaa, pero no en cuanto a su naturaleza. Incluso re
38 NEGARA
más obvia,
podían signifca
ser con sideradbaosque os reinos
como de sur
u nidades terridetoiae
Ba s,i, se
enorientaban
a medidasienempre
que
de nore a sur en ugar de hacero de este a oeste, o que es conría una
rma aargada, generamente más bien estrecha, simiar a tiras o anjas.
En segundo ugar, querí a decir que a atitud, es decir, a posi ción reativa a
o argo de as pendientes, era e ctor más signifcativo en e modeado de
as nociones señoriaes sobre o aproiado de una estrategia poítica deter-
min ada. Y en tercer ug a, sig nif caba que e ce ntro de gravedad po ítica de
caa región tendía a situarse arededor de punto en que as coinas empe-
zaban a transrmarse en anuras.
En esta dimensionaidad de arriba y abajo, a poítica consistía en un
esuerzo intigabe por parte de os señores situados hacia a costa para
contr oar domesticar p odría ser una paabra más adecuada a aque-
os situados más ariba, hacia as montañas, y en os iguamente inti-
gabes eserzos de aqueos situados en o ato, en as montañas, para
permanecer independientes y para recortar e poder de aquelos situados
por debajo de eos mismos Así, a corto pazo, e interés de os señores
de as tierras atas era siempre a agmentación, a menos de a región en
su conjunto; e de os de as tierras bajas era a integración. O, dicho de
otra rma, a preocupación por a unidad regiona y por su anverso a
independ encia oca o subre giona variab a a medida que o hacía a a-
28
tura r espect o a nive de mar. Con una posibe excepción, todas as cor-
tes verdaderamente importantes de Bai decimonónico se encontraban
en os extremos meridionaes de sus espoones o conjunto de espoones
particuares; y, aparte de Badung ue, un tanto en desventaja, se en-
contraba más hacia e mar, en as tierras bajas propiamente dichas, to-
das se locaizaban casi exactamente en a ínea de os 350 pies, es decir,
ju sto p or encima de os u gares en que se podía decir razonabemente que
empezaban as anuras.
E resutado era, por tanto, un conjunto de rmaciones obongas e inci-
nadas, paraeas as unas a as otras, cada una de as cuaes uctuaba cons-
tantemente entre un Estado de integración política caramente defnido
aunque, como veremos, extremadamente compejo, cuando los seño-
res de as tierras bajas tenían a situación bajo control, y un Estado cercano
a la anarquía, no menos compejo y a mens tan ecuente como e ante
DEF IN IC IÓ N POL ÍTICA : LAS FUENTES DE L ORD EN 39
or cuando dicha situación se les escapaba de las manos. El mayor poder
e las teas bajas no reposaba en ning ún gradiente acusado en el control de
os excedentes agrícolas. Aunque en los llanos había más bancales y más
ensdad demográfca las terrazas de las colnas estaban mucho mejor irri
das y eran más productivas. En el mejor de los casos la correlación en
e la riqueza de una región y el poder de su señor supremo siempre e
ja ; y como veremos la naturaleza de la organzacón política tendía a se-
arar
o cualla la«propedad»
corr elacó ndeentre
la terra de ylariqueza
poder «propedad»
en el sobre las de
nterior personas con
cada uno de lo s
enos no era habitualmente más alta que la que se podía observar compa-
ndo los unos con los otros. En realidad en una stuación que siempre e
y uida lo que otor gaba a los señ ores de las erras bajas una c ierta ven
ja era su ubicación crucial en las redes de comunicación.
Dada la topograa el borde de la llanura era el punto estratégico para
ontrolar el tráfco que circulaba en la drección esteoeste. La ventaja de
señore s tuados a l o largo del arco virtual descrito entre Tabanan Gian
y Klungkung era que podían establecer y mantener tanto lazos rans
esales como longitudinales y a través de la diplomacia o la guerra ari
lar las dos
poral. dmensiones
Como más arribaenenalgún tipo de unión
la pendente ágil y habitualmente
se encontrara la corte mayor
ía su aislamiento geográfco; como más abajo se situara más se desa
ollaían sus contactos transversales. En su nivel más general la política
n esa era más una c uestión de geome tría geome tría de sól idos que
aritmética.
En el combate por mantener la independencia - una ndepe ndencia
aria be s en puntos es tratégicos de paisa je y s e vueven a acara r, aca-
ando prácticamente por conectar, de rma maraviosamente enrevesada,
ada cosa con todas as demás. Aunque existían anjas onterizas entre a-
unos de os principados regionaes n ocasiones dejadas deiberada-
ente sin habitar, pero más a menudo inftradas de espías y agentes pro-
ocadores, as onteras no eran «íneas caramente defnidas, sino zonas
e mutuo interés», no eran «as precisas íneas MacMahon de a geograa
olítica
eas demodea»
transición,ue aísan
ecotonos un «país»
poíticos de Josdedemás,
a través Jos cuaessino que eran
sistemas de
od er vecinos se «interpenetraban dinámicamente». 3 2
En cada punto de este campo diverso y móvi, a ucha era más por Jos
ombres por su der enci a, su apoyo y su ea tad persona que por a
era. E poder poítico era menos inherente a a propiedad que a as per
onas; era un asunto de acumuación de prestigio, no de territorio. Regis-
aos en edictos, tratados y eyendas o ta como eran recordados por os
nrmantes, os desacuerdos entre os diversos principados prácticamente
nunca se ocupaban de probemas onterizos, sino que atañían a as deica
s cues tiones de estatus reativo, de a co rtesía mutua ad ecuada ( a causa
nediata de una
nsignifcante), guea
y de importante
os derechos e una carta
a moviizar descortés
grupos sobre un-
de gentes tema
incuso
nividuos con cretos par a rituaes estataes y para a gue a, o que venía
a ser una mi sma cosa.
V. E. Ko reata una anécdota sobre as Céebes meridionaes donde
a aicu ación poítica se a proximaba a a de Ba i que expre sa Ja situa
ón comentada con a grave ironía de ingenio tradiciona.33 Los hoande-
, debido a as habituaes razones administrativas, querían estabecer de
na vez por todas e ímite exacto entre dos pequeños principados. Así
ues, amaron a os príncipes invoucrados y es preguntaron dónde se si-
a verdadera mente a fon tera. Los do s acordaron que a fonte ra de
ncipad o A se situab a e n e punto más ejano d esde el cua u n hombre era
ún capaz de d ivis ar os pan tan os, y que a fontera de principado B se si-
aa en el punto más lejan o desde e l cual un h ombre aún podía div isar el
a. Así pue s, ¿ nunca hab ían luchado por la tier ra mediane ra, desde la cual
no no podía ver ni e mar ni e pantano? « Mijnheer», re spondió uno de os
os pncipes , «tenemo s razones m ucho mej ores para luchar el u no con-
el otro que esas gastadas coinas.»
NOAS
e n 1 88 1 , vé ase acob , 1 883 , pá gs 1 98 y sigs ; co mpárese co Van den Br oek , 1 834,
págs 1 78 1 80, que r ealizó una visita d e un día e Megwi, alre dedor de 1 820. La gue
rra de 1 89 1 es descrita b revem ent , desde el puto de vista de T aban an, e Tabanan , s. . ,
págs 104106.
2. N del t.: ombre que rec iben los m iembros de un pueblo de las is las Su lawesi (Cé-
ebes) y la legua que hablan
3. Tambi én existían otr os dos rein os im portat es , Bu l lng en el norte, y Jembrana
en el oeste, pero, por aquel entonces, ambos se encotraban ya bajo directo control ho
andés.
4. En Badung, al igu al que en Mengwi, el rey ue llevado a hombros por sus cria dos.
Las marchas suicidas puputan, litera lmente « n») so descrit as e Covabias, 1 956,
págs 3237 ; Haa, 1 976, págs . 74 75 Baum ( 1 936, págs 33 741 7) pre senta u rel ato no-
velado, pero convincente, de las mismas, y ieuwekamp (19061910, págs. 169176,
20103) proporciona agunas breves descripciones de testigos oculares. Van Geuns
( 1 906) descr ibe el aspecto d e Badu ng y Tab anan justo después de las marchas sui cidas.
Para algunas persp ectivas balinesas, véanse Sim pen, I 858b; Mishra, 19731976; Tabanan
s ., págs. 1 1 41 26
De hech o, en Badung hubo dos puputan separados, ya que había más de un rey; y aún
parece ser que u n tercer gobeante ue asesinado por su sacerdote suprem o mientras avan
zaban las tro pas hola ndesas. Mishra ( 973 ), a pai r de un manuscrito bainés, estima que
«no menos de» 3600 balineses muriero en los pupuan de Badung. Las bajas holandesas
(de u n ejército de 5. 000 hombres para aiba) son desconocid as, aunque co n segurdad ue-
ron muy escasas. El puputan es una vie ja tradición en Bali. Frieder ich ( 1 959, pág. 24) in
ma sobre u o en la parte bali nes a de Lombok dur ate la primera mi tad del s igl o x1x: el
rey y toda la milia real, exce pto dos iembros, se sui cidaro al ser de otados por un Es-
tado rival de la mis ma área balinesa de Lombok (M ataram) V éase Worsley, 1 972, pág. 23 1 ,
para u ejemplo en Bullng.
5. Aparte de la literat ura ci tada, a dscripción y el anális is que siguen se basa en una
prolongada sere de entrevistas, cocertadas principalmente con getes de edad avanzada,
ect uada s entre 1 957 y 1 958 . Los tr es princ ipales inrmant es eran 1 Wayan Gusti Pua de
Tabana, Ida Bagus Putu Maron de Ubud, y Cakorda Gdé Oka jeg (yeg) de Klungkug.
Gusti Pua, un wesia nacido alred edor de 1 880, era u ncionario d e bajo rago perbe-
kel) del Esado de Tabanan a principios de siglo, sucediendo a su padre que había luchado
en a s gueas d e Mengw i. Después de la conqui ta holandesa en 1 906, e nomb rado «j e
ofcial de que
posic ió pueblo» (bendesa)
de tentó hasta su de la ciudad
retiro en 1 93de7. Tabaan
Ida Bagusuna
Maronueva
n, u uidad administrativa,
brahm ana, ació en 1 88 5
e Meg wi, don de su padre era sace rdote de la corte Tr as la conq uista de Megw i por Ba-
dug y Tabanan, h uyó a Pl iatan, dond e su padr e vol vió a ser asociado a la cort e, m ientra el
propio Ida Bag us Maron se convirtió en recaudado r de impuestos e in spector de riego (se
dahan gdé) durante el período holadés. Fue uno de los irmantes de V. E. Ko sobre la
«ley adat» durante los años veinte y treinta (véase J Grader, s.., págs 29 y sigs.). Caorda
Gdé jeg, u satria, ació en 1 895 Miembro de rango de la mi li a real de Klu gk ung par -
ticipó e el puputan [sui cidi o ritual] de 1 908, siendo primero herido por ar ma de ego y, a
sobrevivir al disparo, apuñalado después por su madre. De todas maeras, se recobró y ue
exiliado por los holandeses a Lombok, durate veintidós años. Transcuido este tiempo,
e envi ado a buscar para encabez ar el departam ento de obras públ icas , resposabi li dad que
mantenía en 1958. Junto a estos individuos, otra treintena de personas me proporcionaron
in maciones
campo ha sid o de mayor
in clu o menorresultaba
ido cuando ex tesi reeva
ón ; naturalmente
te para la, descripc
material de
ió.miProbablemente
trab ajo generalé de
ste
es el lugar adecuado para reconocer que una buea parte del material sobre e que se basa
DE FIN ICIÓN POLf TICA : AS F UENTES D E ORDEN 43
ste estudio ue recogido por mi mujer y colaboradora, Hildred Geertz, como también otra
arte lo e por E. Rukasah, un asistente indonesio.
6. La cita ha sido extraída de HeineGelde, 1 942
7. La cita es de Swele ngrebel , 1 960. Véase más so bre el mi smo tema e n C. Geez,
J 68, l 973c, 973g, l 977a.
8. La cha de 1 343 procede de entes javanesas s decir, de l Negakertagama
ae Pigeaud, 1 960 1 963, vol. 3, pág. 54) y estas u entes s ugieren no uno, sino varios re-
balineses (véase Pigeaud, 19601963, vol. 4, pág 143) La tradición balinesa locaiza la
nquist a algo antes y relata dos expedic ione s (véase Swe llengrebel , 1 960, pág. 22).
9. En contra de o que se ha a frmado en ocasiones, no es sólo a case dirigente a que
lama ser won g Majapahit [«hombres de Mah apajit » , sino q ue toda la pobación o hace,
n echo que ya e percibido por Van Eck a mediados de sigo XIX (citad o en Ko, 1 932,
g 1 60) Lo s pocos hoy en día, pr obabemente menos del 1 %- que no o hacen, son
nominados Bal i Aga, un término generalme nte desdeñoso y burlón que vendría a sig nif-
r «baineses indígenas» (véase Goris, l 960c). Algunos pebeyos baineses se ven como
scendientes de los «pioneros» que inmigraron a Bai desde Java antes de a invasión de
apajit (véase Sugriwa, 1957b).
N delt.: La expr esión util izada por Ge ez es urBalinese, siendo ur - un prefjo de eti-
ología germánica que signifca «primitivo, temprao, anterior, srcinal». Más adeante
g 7 5) , Geertz habla de «indigenous urBalinese culture»; a períasis eegida en a tra-
ucción, «la más arcaica cultura balinesa indígena», pretende reejar esa connotación de
rioridad que alude a los tiempos previos a a invasión de Majapahit (s. XIV) y que se
en e texto de la idea de «autentic idad» , dando pie a una crtica posterior del auto r
O. La cita ha sido extraída de Swellengrebel, 1960, pág. 23. Los estudiosos saben
más. La primera inscripción datada sobre e estabecimiento de un monasterio y de
sidencia real de repos se remonta al fnal del siglo (véase Gors, 1 95, vol. 1 ,
6 ; vol. 2, pág s. 1 1 9 1 20; so bre inscripc iones bainesas, vé anse tambié n Stein C aen-
92 5; Stutterheim, 1 929; Dam ais, 1 95 1 1 99; De C asparis, 1 956); y las e ntes escri-
ás antiguas no van más allá de 6 dC (véase Goris, s., pág 25) A principios del
x1, aparece el primer rey del que se especifca e nombre, y e lenguaje de os edictos
ia del balinés ant iguo al javanés an tiguo (véa se Goris , 1 95, vo l 2, págs. 1 29 1 30)
rlaciones históricas con Java se conocen desde el siglo XI, y hay ines de expedi
ns javanesas contra Bai desde el sigo m (véanse Swelengrebel, 1960; pág 20; Pi-
d 1 9601 963, vol. 3, pág. 48). Pero, a pair de todo esto, poco de lo que em erge tien e
n «índica»
n substancia, exceptuando
antes e dato
de desaollar un inte resante
contacto d e que
intensivo conBai ya podía
Java, se r el
así como considera
hecho dedo una
lgunas costumbres actuales parecen muy atiguas (ciclos de tres días para los merca-
dos, sociedades de regantes, corbea ritua). Para una periodización mayormente arbitra
d la h istoria ba li nesa en cinco estadios prehistórico , indíge na antiguo, hi ndobalinés
uo, h indobalin s reciente, mode , véase Goris , s Para algunas espe cuaciones so -
l Bai ante rior a Majapahit, v éase Quarit chWae s, 1 974, págs. 1 05 1 1 5.
. o sól o práctic amente todos los nobl es y sacerdotes varones pueden rela tar la si
t lyenda, si no que qui zá la mayoría de l os plebeyos también puedan hacerl o. Como
con ds las leyendas, los detalles del reato varían signifcativamente de acuerdo con a
ón socia del naador, que se preocupa en justifcar o recotar este o aquel aspecto
eto de la variante que propone. En Bai, las principales versiones son regionaes, y la
n que aquí se oece sigue a la de mis inrmantes de Klungkung. Para una versión es-
kn957;
Njo lengua
paraindonesia), diseñada
una versión en enguapara la enseñanza
balinesa, Regeg,ens.las
(a);escuelas
para un primarias,
reumen envéase
ho-
landés, Kersten, 1 947, págs 99 1 0 1 ; para un tex to baliné s clásico pr ocedente de Gg l,
NEGARA
Berg, 1929; para textos primarios procedentes de otras egiones, Worsley, 1972; Tabanan,
s.. ; Berg, 1 922.
12. N delt El Dicciona rio de la Rea l Academia admite dos transcripciones castellanas
«brahmá» y «brahmín» para la palabra de srcen sánscrito que designa a los miembros
de la «primera de las cuatro castas tradicionales de la Idia»; también lo hace «cha-
tria» para los miembros de la segunda que cali fca de obles o guerreros, pero prescinde
de las dos últimas castas Podría propoerse una castellanización bastante aceptada: «Vai-
sia» y «s udra». Si embargo, el autor el ige una transcr ipció n que pre tende «bali nesa» su-
puestam ente distinguible de otra «hindi» con el fn de hace r not ar que pese a su comu
nidad etimo lógica e ideoló gica el uso de los té rminos en Bal i y las i ntituciones o
categorías a las que se referen no son exactamene las mismas que en la India; de hecho,
cuando el autor se refere al pensamieno indio en esa materia, así como al papel de los «sa-
cerdotes» e la Idia, habla de «brahminismo». Es por esto que, en la castellanización pro-
puesta, hemos respetado la transcripció elegida por el autor, auque también ella presente
algunas inc oherencias (como el uso de la angloindia «Vaa» en vez d e la balines a «waa» ,
únic a con entr ada propia en el glosario). Sobre las palabras «b rahmana», «satria», « wes ia» ,
«sudra» y «aa», véase el glosario.
1 3. Sobre la opinión según la cual los materiales literario s del período índico son más
útiles para com prende r los concepos políticor el igiosos indones ios que como regist ros his -
tóricos fables, v éanse Ber g, 1 927, 1 939, 95 l a, 96 a. A pesar de esta p ercepción y de l a
fabil idad su pecial de dichos material es, Berg ha inentado «reiner pretar los» ( 950,
195 b, 965) , aojando como resulado una his toria analísica hasta entonc es oculta, un es
uerzo algo criptográfco que no me siento inclinado a seguir. Para críticas a algunos de los
argumentos y conclusiones h istór icas más subst anciales de Berg, véanse Bosch, 956; De
Casparis, 1 96 1 ; Zoetmulder, 965.
1 4. El B ali de dicho tiemp o es i magina do como un Estado uniio involucr ado en
combaes casi perpetuo s con B lambagan en el oeste y Lombo k en el este, y, más al lá de és-
tos, y de rma menos continua , con Pasuruan, Makass ar y Su mbava. Tras la di solución de
Glgl h acia el mis mo momento en que el poder holand és empezab a a establece rse só li-
damente en el chipiéla g, la leyenda se concenra en eramene en conlictos restringi
dos al inerio r de Ba li , ete señores y entr e regiones.
15. N del t.: La palabra empleada por Geertz es «baiiwick» «jurisdicción o distrito
de un bail (bail designa a varios cargos menores denro de la monarquía inglesa y del
sistema de adminisración de tieas, compartiendo srcen etimológico laino con el case
llano «baile» o el catalán «b atlle» ; wick, palabra d e probable ogen latino, que designa «al-
dea, pequeña c iudad, di srito ... »). En diversas ocasiones, y para denominar a as socio-
políticas o administrativas balinesas, el autor recoe a términos propios del régimen
dominial o del sistema administraivo de las monarquías europeas (particularmente de In
glate a y Francia). Estas «traducciones» se deben considerar si n más como axament e il us-
tradoras, si o metaóricas, y nunca estrictamente analógicas ; de ah í que su «reraducción»
al castellao no tenga po r qué ser puntillosa (l o cuál resultía muy d ici l, da da la vari ación
en el tiempo y en el espacio del cont enido de esas catego rías, var iación qu e sólo podría res
tringirse haciedo rerencia a un contexto de uso concreto, algo que, naturalmente, Geertz
no meciona).
6. El extr aordi nariamente complejo y altamene ie gular sistema balinés de estra tif-
cación de prestigi o todavía no ha s ido adecuadamen te descrio, pes e a que Korn ( 932 ,
págs. 36 y si gs. ) oece ua gran cantidad d e datos út il es , aunque desorgani zados y exen -
tos el
tre densamiento
análi sis . Dado que, yenl elos
político presente tr abajo,
conceptos sob reyo meatifcació
estr upo únicamente
n, no hago de la relación
n ingún ende
intento
delinear el sistema como tal. Para algunos comentarios sobre la esratifcación, o la jer
DEF IN ICI ÓN PO LÍ TICA : LA S FUENTES DEL ORDEN 45
quía, en el ámbito de la aldea, coment arios que sugieren mi punto de vista general sobre su
aturaleza, aun sin des aollarlo, véans e Geertz, 1 959, I 963b, 1964; Geertz y Geez, 1975.
Compárese con Boon, 1977, págs. 145185 Boon, 1973, págs. 17326 Kersten, 1947,
ágs. 99 y sigs . Para alg una s perspectivas balinesas, véase Bag us, l 969b.
1 7. Así, de Ja mi sma rma que cada región en Ba li tiene una leyenda pa ra exp lic ar Ja
ramifcación espacial continua del poder real a partir de un centro único srcnal, virtual-
ente cada grupo de título posee una leyenda propia para da r cuenta de su presente rango ,
términos de genealogía y de undi miento de estatus. Para algu nos ejemplos publicados,
éanse Sugriwa, 197b, 1958; Regeg, s.. (b), s.. (c); Berg, 1922 Para ejemplos «reales»,
Jos que naturalmente convergen mitos «geográfcos» y mitos «genealógicos», véanse
egeg, s.. (a) y, especialmente, Worsley, 1972. Algunos otros ejemplos se conservan en
rma de manuscritos, como es el caso de Tabanan, s. .
1 8. En Bal i, l a doctrina de Ja reencaación onocida de una rma vaga, general y
ás bien id ios incrásica es relativamente poco impoante; por o tro lado, toda la doctrna
armakarmasamsaa está ausente en tanto que creenca ectiva socalmente. Compe-
con C. . Grader, s. ., págs. 6669.
1 9. La aplicaci ón de si stema de vaa [grandes «castas»] indio a Ja jerarquía de títulos
inesa es, y parece haber sido siempre, una materia i egular y muy laxa sobr e Ja que Jos
opios baineses no son siempre capaces de alcanzar un acuerdo. E concepto de vaa
-waa en balinés tiene sus uti li dades , tanto para Jos balineses como p ara Jos académi -
s, a J a ora de o ecer un esbozo muy gener al de la si tuación estratifca toria en la sl a. Sin
bargo, sólo se puede alcanzar un entendimiento circunstancial de nking de presti go
ainés mediante Ja relexión en too a Jos valores literales de todos Jos títulos reales, una
ateria de estudio ampia y diversa en Ja que Ja mayor parte de Ja investigación detallada
tá por hacer. Para un esquema completo del patrón de pensamiento sobre Jos waa entre
s i ntelectuale s bali neses ompletado con las subcategorías «alto», «medio» y «bajo» en
da una de las categorías generales, véase Ko, 1932, págs. 16 y sgs. El propo Ko
ntempla todo esto como «de alguna rma tifcial», guyendo que, a pir de Ja colo
ación, se abía producido una sistematización de dico patrón de pensamiento mayor
que Ja q ue abía existido en cualquier momento ant eror, s istematización gener ada por el
seo olan dés de pres ervar e s istema de castas como la « base ndamental de a sociedad
inesa» y de us alo con fnalidad es administr ativas y legale s (págs. 1 7 1 76).
Sobre la deifcación balinesa de sus antepasados de Majapait (Bata Maospait), véa-
Worsley, 1 972, págs. 54 , 96. Sobre camb ios reciente s en el ncionamen to del siste-
de 20títulos
N dely de waa,
t: La véanse
palabra Boon,
utilizada por1977, partees2; Boon,
Geert gent,1973, cap. 4; Bagus,
un téino 1969b.
un tanto ambiguo
ue viene a s igni fcar «de alto nacimi ento», pero que progres ivamente a pasado a design
inglés a la pequeña nobleza (a Ja que en castellano se designa a menudo como «idal-
) o a Ja alta burgu esía. Pe se a que, en el índ ice analítico, Geez distingue entre gent
y bili, Jos relaciona con un mismo término veáculo, triwangsa (véase glosaro), y, en
exto, no Jos utiliza para distinguir dos grados de noblez o de estatus (Geertz apenas uti-
el término gent, y prácticamente sólo en esta ocasi ón lo a ce en re rencia explícita a
pequeña nobleza»).
2 1 . Sob el sistem a de Maayuga, véase Basham, 1 952, págs. 32 1 322. Los nivees más
os del si stema l ciclo kalpa de cuatro mil millones de años o el ciclo manvantara de tres
ilon es de años no parecen tener ninguna impoancia en Ba li. Sobre la perceión bali-
s a del tiempo, vé anse Covarbias, 1 956, págs. 3 1 33 1 6; Goris, l 960b; Gee rtz, l 973h.
22. N.
23 Véanse
del t:Bateson, 1 937
La palab ra uti; ylizada
también
por Worsley,
el aut or es1 972 , págs.
ettle, que75designa
82. al apaato, extra-
i nariamen te común en las cocinas anglosa jonas, empleado pa ra heir el agua de las in
46 NEGARA
sion es y que di stinguen del util izado pa ra servirlas ha bitualmente tea-pot La traduc-
ción de «pava» es más específca, por tanto, que la de «ttera» y remite a esa miliaridad
doméstica que el autor util iza esti lísticamente pa con trastarla con un paisaje que resulta-
rá exótico para muchos de los lectores.
24 Karengasem, algo separado del corazón de la rgión por un área seca y plagada d
coli nas, rma un a especie de bolsa l igerame nte aparte en un lado, pro a distanci a de la l í-
nea de rizicultura iigada a a costa e más o menos la mism a que n Klun gkung. Sobre la
distribución de la rizicultura iigada en Ba i, véase Raka, 1 955 pág. 29.
25. Las cias sobre pobació n proce den de la Ocin a Indonesia del Censo. El por-
centaje total de a pobación que habita n el sur permanece prácticamente inalterado en
os censos de 1920 1930 1960 y 970. Aun siendo muy aproximativas y nada fables, las
estimaciones de Ras a principios del siglo XIX daban las mismas proporciones sobre
una población que s suponía me nos de la mitad de la ac tua (véase Rales, 1 830 vol. 2
pág. cxxx ii) . n 1 900 Van rde ( 1 9 1 0) estima la población d e Bali n uno s 750.000 aña-
diendo otros 20 0 en las área s de Lombok con asnta mintos ba ineses.
La anti güedad de a cntraidad meridional de la civi lización balinesa s revela también
por el hecho de que virtualmente todas as viejas inscripciones (Goris, 1954) proceden dl
sur de a isl a (u n c ieo núme ro se encontraba en la montañosa región cn tra, pero habí an
sido erigidas por sñores sureños), así como por el nombre tradicional que recibía el Esta-
do noe ño de Bull ng, Den Bu kit , que si gnif ca literalmen te «en el otr o lado d e la( s) mon
taña(s)».
26. N del t: La palabra driage hac e rerencia a la acci ón y s istemas de ev acuación
de tiea, tanto naturaes como a tifc iaes. En castell ano, «drenaj e» y de a aún más
específca «avenam iento» suee reri rse sobre todo a sistemas artifcial es, pero se man
tiene en la traducción, dado que su apicación a sistmas naturaes s comprensible y utili
zab e en geograía y geología , h a si do exp lícitamen te expli cada en el texto y las alteati vas
omo «cuencas hidrográfcas» no acaban de rsul tar fdedignas rspecto a l tipo de des-
cripción de reliev balin és oecida por Gee rtz.
27. Véase Lieinck, 877
28. Dicha posible e xcepción es B angli. Sin emba rgo, l a preeminencia de B angli u e
sóo un nómeno tmpora, un reejo de la prsencia holandesa en Bulng. De hecho, su
papl, que nunca e crucial en contexto panisleño, era más el de la más poderosa coe de
as tieas altas que e de la menos poderosa d las tieas bajas. De todas rmas, constitu
yó una especie de caso marginal durante unos pocos años hacia la mitad de siglo pasado
(véas29
e Lie rinck,algunos
Véanse 1 877; y ejemplos
l a pág. e2 n1 de la present
Ko, 932 páobra).
g. 40 1 ; Frie derich, 1 959 pá g. 1 23.
30 Para una divi si ón, dema si ado tajante y algo malin terpretada, entr «áras de appa
age» (es decir, regiones inuenciadas por los señores) y «áreas de los viejos bainses»,
véas Ko 1932 passim Lansing ( 1 977 ca p. 1 ) resum e la s teorías de Kor n y las aplica a
algunos jemplos contemporáneos. Para una crítica al modelo d Ko, véase C. Geertz,
1961
N del t.: Appaage o apaage, rma derivada del ancés apanage (con las rmas ar
caicas appaage o appeage). Designa la herencia o provisión n espcias, rentas, m
tálico, tieas ... hecha para l mantenim iento de los hijos menor es, hermanos o parien ts
del rey que no lo sucederán en su cargo. Geertz ue sóo recue a la xpresión n notas
e índice analítico, pero no n el text no le confere un signifcado tan preciso, sino que
se trata de un cali fcativo equivaente a « tieas con sñors» (proba blmn te «tierras seño
riaes o dominiales»
tanto de en de
Gee rtz como Ko).
otrosDe todas rmas,
autores la elección
no aparec concreta
de todo clara,de
nlapart
xpresión
porquno
e el autor
apenas s ocupa de las tiea de « o appaage». En vista de esto, se ha prerido mantnr l
DE FINICIÓ N POLÍ TICA : LAS F UENTES DEL ORDEN
téino srcinal en lugar de tenta una traducción al castellano, difcultosa de por sí y más
desorientadora que otra cosa.
3 1 . Véanse alg unos ejemplos en Gunnin g y Van der Heijde n, 1 926
32. Las reerencia s al «despotism o», y demás , se dirigen nuevamente contra Wittgel
( 195) y los trabajos que se han derivado de él (por ejemplo, Hunt y Hunt, 196). Sobre
el problema d e las ontera s en los Estados «índicos» , véase Leach, 1 960, del que he e xtraí-
do la cita sobre la «l ínea MacMah on». Su trab ajo es en Bi rmani a, pero, en este aspecto, se
corma precisamente con el caso balinés Sobre las «zonas neutrales» (kewalonan) en
Bali, véanse Ko, 1 932, pág. 437; De Ka t Angelino, 1 92 1 a. Paa una pequeña excepción a
a generalización según la cual las onteras no eran asuntos que conceieran a la política
«inter estatal» , véase Ko , 1 922, pág. 63. Sobre la base del Hadad Bullng, Worsley ( 195,
ág. 1 1 2) argumenta la exi stencia de lindes defni dos par a De n Bukit , pero parece tratarse
de una ilusión óptica literaria
33. Véase Ko, 1 932 , pág 0. Una descripción d e las principale s «mil ias princ i-
escas» en el sur de Bali alrededor de a mitad del siglo XIX puede encontase en Frede-
orden de su de
la creacón nacm ento
grupos . Es decr, su
nuevamente rango se «cor
derencados; ría» con
e estatus el tempo
reatvo y con
de los
bgrupos vejos se hundía a medda que aparecían otros nuevos. E resu-
ado era que os grupos de flacón se artculaban en una estructura jerár-
ca, muy lexble pero bastante sstemátca, sobre la cua podía descan-
ar la dstrbucón rea de autoridad polítca. E sstema de títuos conría
gtmdad; e sstema de parentesco confguraba las rmas socaes con-
etas
La unda básca de este sstema l «caslnaje» que los balneses
elen denomnar dadia-6 ncluye a todos aqueos ndvduos que su-
estamente son descendentes agnatcos de un ancestro común (en el
aso de la nobleza, uno u otro de os más lustres nmgrantes de Majapaht).
Sa pequeño como en e caso de los triwangsa sn poder o gra nde
omo en el caso de las íneas poítcamente pujantes, cada dadia es
na entdad corporatva autónoma. Los dadia nunca se reagrupan en un-
ades más grandes, n sobre la base de las «castas», n sobre la de paren-
sco o de la terrtoradad. Y pese a que, como veremos, están muy d-
rncadas nternamente, son ndvsbes en un sentdo undamental
nque, de to das r mas, teórico) : nunca se agment an en segmentos n-
endentes.
En cada regón, subregó n o loca dad concr eta y, por lo qu e respec-
este asunto, en Ba en su c onjunt , eran o s dadia menconados los
e competían por el poder y, una vez asegurado éste, os que se mpca-
n en la reclamacón rtua de la autordad egítma. Tanto s ncluían a
nte personas como a doscentas, eran a un tempo rreductbles e ndv-
les como undades de a organzacón estata. Podían expandrse o con-
e rse, crecer o menguar, conqustar o colapsarse, pero no podían fso-
r se n combnarse, excepto en alanzas ncertas. Así, la nclnacón del
ma de dadia era haca e partcularsmo polítco. Los msmo ctores
hacían ertes a los grupos ndogama, ndvsbldad, capacdad de
rrollo ntern hacían dcl su ntegracón hasta el límte de lo m-
ble, acconand o l a poli balnesa en una sere de ccones rvales de
nto tamaño, erza y complejdad estructural.
Intername nte, los dadia estaban modelados de una rma mucho menos
le y, era cual se la autordad polítca potencal del grupo en con
52 NEGARA
J :' ·( ·
·- - _
! Diunto
Vv
Sin ntinuida (masuln) l udada Susuadia
rango
aquel aldelquedadia. En todo
perteneca momento, elcontemporáneo
el descendiente sub-dadia dedemás alto rango
la lnea nu- era
clear; el sub-sub-daia de más alto ra ngo era esencialmente su a mi lia ex-
tensa patrilateral; y él mismo era el candidato del dadia para la realeza
ejemplar.
Entonces, ya que en cada generación sola haber un cierto número de
hermanos menores del señor supremo, además de la perpetuación de la l-
nea nuclear, tena lugar la génesis de un cierto número de lneas periéri-
cas o cadet es , cada una ndada por alguno de dichos hermanos m enores .
Estas lneas eran continuadas en lo sucesivo según patrones de primoge-
nitura propios, rmando dierentes sub-dadia, pero su estatus relativo
respecto
que pasaba a lael lnea nuclear
tiempo. declinaba
As, en frme
la primera y automáticamente
generación, a medida
se consideraba que
las lneas cadetes haban cado un «punto» respecto a la lnea nuclear, en
virtud simplemente de su rmación; luego, si debiéramos conceder un
«valor de estatus» arbitrario de, digamos, diez a la lnea nuclear, las l-
neas periéricas rmadas por los hermanos menores del señor de la lnea
nuclear tendran un valor de nueve. Sin embargo, en la siguiente genera-
ción, se repetira el mismo proceso. La lnea nuclear continuara teniendo
un valor de diez; las nuevas lneas rmados por los hermanos menores del
señor supremo de la segunda genera ción p rimogénito y hered ero del se-
ñor su premo de la pr imera gener ación tendrían un valor de nueve; las l-
neas cadetes que se hubieran rmado en la generación previa se hundira
hasta un valor de ocho, siendo superados en rango por las lneas cadetes re-
cién nacidas y los sub-dadia que creceran a partir de ellas. Y as sucesiva-
mente en la tercera, en la cuarta y, en teora, en la enésima generación1 0
(véase fgura 2)
Naturalmente, esta descripción es un modelo ideal muy esquematizado
(un ejemplo concreto es desarrollado más adelante, en el captulo 3). El
punto más importante es: a proximidad respecto a señ or supremo reinan
te e cabeza de la í nea nu cear contemporánea determinaba e estatus re
ativo en e seno de os dadia gbeantes. Cuanto «más vieja» era la lnea
de la que brotó un sub-dadia, más atrás en el tiempo habra cristalizado en
tanto que entidad socia l y, consecuentemente, más bajo sera el e status r-
mal de sus miembros. Era este principio general, y no ningún proceso ge
LA ORGANZAC ÓN NTERNA DE LA CLASE DIRGENTE 55
,
Hermno
el Rey
.
" A
1
el Ry
B
1
1
'
reals 1 I 1
ss 1
Hermano Cas Cs
Rey
I D"
del ReyV nble nble
onthm·les "B" A
Sub-ddi Esttus
-
real A lto Bajo
Subd
nobl
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nealó aó , l q a p a, ya q
ma pl baad la laó- la ala pda aip
ar l bj d alza aldad d pd d hh, y d ji
ar la pd vda d p, al q haa d
o ni.
Ea la ó d hd d a la q aba a
me l dadia ppad la a al a avé d
as cal xpaba la da adad; dha ó
tía e a laó pva l a y la pxdad al abza v
e d la la, a laó pla a l da
plby, dd vaba la ala daba
erárqae l sub-dadia. S eba, la vdada azo d la
f ra audad d d l dadia ble o eda an la
g ica dl pa c l aj d la plia.
El rlad o d l a paó i ulána d d pi
o s zado d l gp d laó a pud llaa
56 NEGARA
LasLa
rango. dierentes
casa de acasas eran
ínea denominadas
nucear puri o«e
se conocía como je,
grandependendo
puri» de su
(uri
gdé); las casas nobes «más cercanas», «más recientes», se denominaban
«puri ta» o «puri cua», siendo e mismo nombre más o menos arbitrario;
as casas más distantes geneaógicamente se amaban <ero ta» o <ero
cua». Se utlizaban muchos otros símboos de estatus reativo para dotar
de una expresión cutura expícita a esta estructura rma: direncas su-
ties en os títuos de os jees y de os miembros de as dstintas casas; una
elaborada etiqueta que prescribía costumbres de deerencia entre as dis-
tinta s casas, incuyendo usos dierenciaes de engua je atam ente desar ro-
ados; regas precisas respecto a matrimonio, os ugares ocupados dur an-
te unaaciones
regu comidasuntuaias
o a ordenacón
enormedemente
los asientos en cuaquier
detaadas, reridasacto
a apúbico;
disposició n,
tipo y decoracón de os «paacios» de cada casa, así como respecto a as
vestimentas adecuadas para sus habitantes; derechos y obigaciones ritua-
es meticuosamente defnidas siendo ta vez as más notabes as que
atañían a as cremaciones y a a muerte. Y as hasta acanzar un grado
pasmoso de distnciones individuaes. En esto, como en todo os demás, a
erza rectora de a vda púbica era e ceremonia de estatus. Se reafrma,
pues, a idea de que e rituaismo asidu o de a cu tura de a cort e no era me-
ramente e ropaje de orden poítico, sino que era su substancia .
Luego, en términos estructuraes, os dadia triwangsa -, más preci-
samente, os dadia wesia y satr ia eran, en sí mismos y pa ra sí mismos,
Estados o, a menos, candidatos a Estados. Naturalmente, os ímites de
dadia no marcaban os ímites de as reaciones poíticas propiamente di-
chas, pero sí e de aqueas reaciones poíticas que se conrm aban pr inci-
palmente sobre as conexiones de as insttuciones agnaticias. Entre os da-
dia, se daba a intr iga , a erza y e regat eo artístico; en e in terio r de e os,
se daba a i ntriga, a erza, e regateo artístico y e poder modea dor de as
eata des m iares. Ascend encia agnati cia, endogamia p reerencia , inhi-
bición de a segmentación y jerarquización de os subgrupos se combi-
naban para hacer de un dadia un boque de poder integral y, de hecho, e
único bl oque com o ta en to do e cosmos poít ico. Las un idades que com-
petían ongitudina y transversamente sobre e paisaje arrugado y estira-
do de Bai no eran simpemente os señores y as cortes: eran os dadia,
LA ORGAN IZACIÓN I NTERNA DE L A CLAS E DI RI GENTE 57
CLIENTELAS
ba inteamente
con maba y caaacteizab
la nobleza,
a a existía todavía
l a política una tecera
«naciona» : el c institución
ienteismo.que
Aun
que obaba en el interior del contexto establecido por las «castas» y el pa-
entesco, el c lientel s mo dieía de ambos po e l hecho de no ser adscripti -
vo sino cont ractua , no diso s ino específco, no jurídico sino inmal , no
sstemático sino iregular. El clientelismo poporcionaba una manea de
rjar lazos que atravesaran los límites fjados de estatus y consanguinidad,
a tiempo que pemitía ealinear as elaciones y gupos defnidos po di
chos criteios; pr esuponía dicho agupamientos más ndamentales y ope-
aba con elos como unidades. E clienteismo oecía un escape ente a la
rigidez del estatus basado en la ascendencia; sin dicho escape, a organiza
ción poítica en Bali dicimente podía habese desaoado más aá del
nivel de un tibalismo disyuntivo.
La primer a esea en a cual actuaba el c lientei smo ea el propio dadia.
Como hemos visto, e cecimiento y la dierenciación intea de un dadia
mayor conducía al desaolo, eativamente bien odenado, de una seie de
eaciones ente sus subpartes, as divesas casas eales y nobles. Si esta es
tratifcación jeá quica basada en la f iación hubiese sido la única relación
posible entre las casas, e dadia había resutado una es peci de buoc acia
en min iatur a: su rma haba venido dada di ectamen te po e presunto pa-
tón de vínculos parentales, y la posición política se había convetido en
un mero eejo, eal o imaginado, de la historia geneaógica. Peo, de he-
cho, pese a os vectores de deeecia y a graduación de pestigio, seguían
bastante exactamente semejante modeo, y el ujo de poder e inluencia
sólo lo seguían de una ma muy genera. Las dierentes casas aban
camaillas on un grupo de ango más bajo aceptando el lideazgo de
oto de ango más alto y pactica ban una realpolitik más opotunista.
Así, se edifcaba un si stem a de cciones en el seno de dadia que, aunque
manten ía una conguencia laxa con a estruc tua de aut oidad ofcia , poseía
sus mas y dinámic as p opias. Dento de marco establecido po el patrón
jerarquizado núcleoperieia quedaba un campo fme paa las maniobas
políticas independientes: pocos señoes omitían o dudaban en expota este
campo, y aún menos deploaban dicha explotación.
LA ORGANIZACIÓN INTERNA DE LA CLASE DIR IGENTE 59
ypoíticos», y
grupos minori tariosbrahmana, «sacerdotaes»;
, especiamente y c) entre
os comerciantes . Enpoderosos
chinos estos ca-
sos, a menos en teoría, las unidades de afiación no eran as casas, sino e
en su conjunto (o todo e grupo minoritario desde a perspectiva de
hinos, bugis o javaneses). Por tanto, e cienteismo producía una tearaña
de ataduras dispersas irreguaente sobre toda a región, un tejido mucho
más ági que aque que sostenía juntos a os distintos individuaes,
pero o sucientemente erte, a menos en ocasiones, como para otorgar
na ciea rma poítica a área.
Natur amente, os víncuos de c ientea entr e dia de más y menos po
der eran casi puramente poíticos, ncionamente hablando; los segundos
rn
poragentes de osLaprimeros
describir. amenazadentro
miitar,del
la sistema
presión rea de dominación,
económica, toda-
a amistad per
onal, e soboo, o e mero interés mutuo: todos eos jugaban un pape en
rja de dichos víncuos. Pero ta vez su principa apoyo instituciona
r a práctica de matrimonio poigínico a gran escaa en que se enzarza
on as casas regias y nobes.12
Aun s i e matr imonio era preerenciamente endógamo r espect o a d-
, estaba permitida a hipergamia respecto a grupo de títuo es de-
ir, la unión entre una mujer de título inerior con un hombre de títuo
uperior. En consecuencia, y desde e punto de vista de as mujeres de
n dia cuanto más arriba se encontraba una en a esca era d e tít uo s,
l m enos e ntre a n obe za gobe rnant e, ma yor era a prob abi idad teó rica
que concertara un matrimonio endógamo; por contra, desde el pun
de vista mascuino y, particuarmente de señor, cuanto más arri
más ampli a y diversa era a gama de uniones posi be s, endógamas o
érgamas. El grado en el que un podía conservar a sus mujeres,
Y u n ser capaz de atraer a otras de exterior, era una medida casi cuan-
iva de su estatus. Los i más bajos, o menos poderosos, se veían
ig ados a enviar a sus mujeres a os más atos para poder asegurarse
u gar en a polty. La reación que así se establecía era lamada wr-
gi, s decir, que e i más bajo era wrg respecto l más alto, en vir-
de haberle dado una mujer en matrimonio, o que suponía recono-
su inrioridad y procamar su eatad respecto a segundo.13 Las
eres eran orecidas como un orma de tributo, un acto de homenaje
60 NEGARA
wargi
blar dcon un grupo
ansiedad máseminnte, hasta Por
qu d deso. el punto
otro de quelos
lado, se podría dadia
llegar ad
ha-estatus
suprior simpre estaban soñando con minar a posición de sus rivales,
llgando así un día a conseguir ascendncia sobr eos; consecuent-
mnt, n la mdida que les era tible , rsi stía n l as dmanda s de mu j-
res qu es dirigía n los má s po derosos (a veces , in clu so escondiendo a las
más lindas de sus mujeres cuando agentes de os dadia más prominents
rondaban su residencia) intentaban mantenerse o más ndógamos po-
sib, al mnos por lo qu rspecta a sus propias mujeres, mientras quizá
trataban d reunir agunas wargi. Dado que, u na vez in sta urados, los l a-
zos wargi tendían a rerzarse a través de matrimonios subsecuentes, os
dadia nobles n ascnso acumuaban a su arededor un grupo razona-
blemnt bien defnido d dadia clients, con os qu s vincuaban ma-
trilateralmnt; estos dadia clientes, de importancia y rango diversos,
actuaban como agnts a través d los cuales os grupos nobes ejercían
su auto ridad so br la población genera . A igua que otras estruc turas so-
cia s, estos l azos stab an bin le jos de ser irr ompib s. En l a poí ica ma-
trimonia, los cambios y os reordenamientos tenían ugar casi continua-
mente, con una sutieza y una astucia que hubieran sido a envidia de os
Habsburgo. Mujeres prometidas pero no entregadas, pedidas pero no con-
cedidas, o recibidas pero no hon radas, eran agun as de las principaes pro-
vocaciones instigadoras de subversiones o guerras. Pero e sistema wargi
un producto de un delicado equiibrio entre a endogamia, a hiperga-
mia y a poiginia permitía e de sar ro o de una re d de eatades inter-
grup as que v incuaba a los dadia poderosos en alianzas a distintos nive-
ls; éstas, sin egar a ser unidads rigurosamente soidarias, constituían
conderaciones regionals.
nu so se -una
wesia) es negó e poder
cuestión queeconómico. Así,cona más
será discutida reación brahpoterior
detaes manasat ria
nte - siempr e era particu armente incómoda. En e terreno reigioso,
J brahmana se sentían superiores a os señores, una superioridad que
ntenían a través de monopoio de a tradición escrita y de conoci
ento ritua esoté rico. En e tereno poítico, os señor es s e sentían supe
es a os brahmana, una superioridad que mantenían a través de mono
o de os instrumentos de gobierno. Aunque cada uno desconfaba de
o, también o neceitaba. Los brahmana necesitaban e favor y a pro
ción poítica de os señores para mantener su estatus epecia; os se
e necesitaban a perici a i túrgica de os brahmana pa ra monta r as ex
vgancias
lineses rituaes gobernante
de derecho, e Estadoteatro. Como
y sacerdote erandicen
e unoos antiguos
a otro o queibros
un
ío es a su timone . 15 Sin e otro, ning uno de eos podía acanzar su des
n ompartido, a creación de nega, un Estado cuya ejemparidad se
nta ba cosmoógicamente.
Había dos tipos rmaes de reaciones entre sacerdotes y señores. La
mera era que, ta como hacían todos os baineses, cada casa rea o no
tenía un azo de maestrodiscípuo (siwa-sisia) con una casa sacerd ota
rminada; os sacerdotes padanda) de esta casa sacerdota actuaban
mo conse jeros principae s en as cuestiones rituae s q ue atañí an a a casa
o nobe. Cuando una casa rea era a prime ra de una región, a casa sa
dota adjunta era conocida habituamente como bagawanta o purohita
y unque meramente en cu anto a su prestigio era con siderada a casa
h mana de superior rango de a región. 16 En reaidad, cuando un señor
ortante ceebraba un ritua mayor -un kaa, «trabajo», ta como
udament e se denominaban tae s evento s-, no era soamente su pro
iwa (o bagawanta) quien asistía y dirigía su desarroo, sino que tam
n o hacían os de as casas menores de dadia de señor, o incuso en
io nes os de as casas de dadia dependientes . E segundo tipo de r ea
n rma entre señores y sacerdotes consistía en que, habitua aunque
ne vitabemente, eran brahmana quienes se encargaban de evar os tri
aes señoriaes; esta atribución se ndamentaba en a suposición, más
0 nos precisa, según a ca os brahmaas estbn instruidos en dere
ndico.
62 NEGARA
gara, cualquier tráfco comercial que iba seriamente más allá de sus lími-
es se encontraba bajo el control de los mayoristas chinos on la ex-
epción de algún inglés o algún danés descariados, a los que los seño-
s balineses garantizaban patentes comerciales a cambio de tributos en
bienes y en metálico. Cuando estos mercaderes chinos estaban ligados
ontractualmente a poderosos señores supremos, podían convertirse en f-
uras locales más bien espléndidas, que vivían en grandes casas parecidas
umulaban
palacios, adoptaban el estilo de vida
harenes considerables de las castas
de esposas superiores
indígenas. Estos balinesas y
chinos diri-
an las actividades de un notable número de agentes y subagentes hi-
os , <avaneses» y, en el nivel má s local, bali neses distribuidos a través de
odo el país. En los reinos meno integrados, casi cada pequeño señor tenía
u propio chino. En aquellos más integrados, el chino del señor supremo
dignifcado a veces con el cargo de subandar, literalmente «amo del co-
ercio» gozaba de un monopolio casi completo, organizando a todo s los
omerciantes ráneos en un elaborado sindicato que se centraba en su per-
ona. Dichos individuos a menudo también involucrados en la tenencia
de tierr as a gra n esca la, sobre to do cultivo s de caé y tierras de pastos po-
an ganar una i nluenci a inrm al sign ifcativa n tanto que conse jeros en-
ubiertos de sus patrones
Así como los negocios espirit uales del reino se contr ataban c on u no o
ás bramanas, los comerciales se contrataban con caballeros chinos de-
ados al comercio. Este segundo con trato se e stablecí a sobre una base es-
asamente menos tra dicional que l a del primer tipo d e arreglo: en un caso,
os señores trocaban vor político por prestigio; en el otro, lo hacían por
u eza.
L INZAS
t»
ss rsularon
-afanzados vacídsd
as. 19 Inc1849
ls on
nt a la pr són
Sinaraja-, lascrcin
aniobrasd ncainadas
os holand
hacia una unidad políica nuina acabaron n nada, y no u porq dicha
unidad no ra sufcinnt pro pusa.
D hcho, o qu arcó l principio d in d odo l sisa, n
89 9, u a ptición d ayuda iliar a os hoandss por par d la
casa d Gianyar. Ubicada n picntro políico d la isla y acosjada
por dos hranos sudra xraordinariant astutos (coo obsrvó uno
d is inrans, «podían capurar un publo inras dorían»),
sta casa stu vo a v z ás cr ca qu i nuna or a d consuir na h
mona obal hacia a sunda iad d sio x1x; aun así, sta
«ás
didacrca»
qu sunourza
sinica qu odos
crcía, suvira «uy crca».
sus vcinos Natra,
s voviron a
conra a,
cada uno rcluido n sus propios clos y vidias. Cuando tabién co
nzó a dbili ars dsd in trior, toó una dci sión qu dbía rsu l
tar al: la d pdir ayda ura d l si sa. Faa porqu d a anr a
una lu cha po lítica oca s vía p roycad a sobr un cop ljo d urzas
ucho ás aplio , un cop jo par a l qu dich o c obat o nía sn
ido y sobr l qu no tuvo ninún co. El Esado baliés s había
construido dsd a bas hacia arriba. S drrubó dsd a cubr ha
cia abajo .
los tratados.
Una cosa que los tratados sí hacían era deinir en términos públicos
quiénes eran lo s jugador es o fcial es en este juego superior y , co nsig uiente
mente, cuáles eran las subclasifcaciones políticas más amplias y generales
LA ORGA NIZACIÓN INTERNA DE LA CLASE DIR IGENTE ó7
Raj7 de Kl ung kun g. Anque demas ados estudiosos han aceptado tal es-
ema como real, la imagen que oece apenas permite una descipción
ínmamente precs a tanto de las realdades es tructurales como de los pro-
os uncionales del período precolonia Pero ello no lo hace menos
otante, ya que, en Bali como en cualquer otro sitio, las ieas tienen
ctos.
Un hecho apare ce claramen te de lo s tratados por sí msmos : en s u nivel
general, este cuadro de la realiad polítca balinesa como na «mi-
e naciones» es un puro estereotipo; la política en este nivel sólo iería
a de otros inriores en que era bastante más luida y algo más volenta
ue, anque los señores de los na «ofciales» eran los signatarios
m nales de os pactos, no actuaban como soberanos, sino como cabezas e
eeraciones o, incluso, como su delegaos En un tratao e 1734 en
Bullng» y «Tabanan», tres señores se veían involucrados por el lado
ulng y seis por el de Tabanan; en otro posterior entre «Baung» y
b anan», se istaban treinta y ocho por caa bano; «Mengw» consstía
68 NEGARA
pitaYituar
por lode
quetodo
se refere a atanto
Bai, en preeminencia
que negarde Kunkung
ucear,enatanto que ca
reaidad a vez
queda ufcientemente caracterizada con e reato según el cua os cose
jeros sudras de prí ncipe de Gianyar cogaron ua efgi e de paja de rey de
Kungkung descedient e directo del isísio Kepakisan en a
plaza púbica de Gianyar, invitado a todos os que pasaban a pegae una
patada29
atacar
egwi, a Bg. Tabaa
aiado co combaió
Kgkg, atacócora Badg
a Badg e arededor
83. de 1808; y
E semejate coexo de perfdia isticioaizada, os traados, como
ualqier otra expresió de aiazas rasversaes, cioaba de rma
negativa, casi perversa. Más qe crear idad poítica, proporioaba
co dicioa rio de «razoes» deicado is to, a egigecia de a
obse rvaia rital, prese e iadeca do o a vaa coscada por
as caes se poda eeder y jstifcar a asecia asi complea de ta
nida. As, e caa mometo, os tratados maea a sesació e qe
e sisema perco de iegració se haaba a acace de a mao, ya
ue sólo a dpicidad de a señor o a obsiació de ta otro impeda s
ulmi ació. S cotr bció a eqi ibro baié s distaba m cho de ser i-
gicae, dao qe cosista e hacer qe a cosió iveterada o
areciera si o apso r eciee e or de, des iz s iempr e a pto de ser
orregido
NOAS
N del t.: Geertz utiliza la expresión ruling class, que se puede traducir por «clase
nante gobeante , d irigente», un poco en nción de las connotaciones que requie ra el
exto. sta primera posición en el título cuadra bastante bien con el carácter general y
ndefni do de «c ase dirigente».
2 del t La expresión descent groups, utilizada por los antropólogos, se suele
cir como «gupos de fl iación» H acen re rencia a gupos rm ados de acu erdo a los
ntos criteros sob re la «ascendencia» de parenteco -y, por tant o, la «desce ndencia»,
cir, aquellos vínculos entre parientes que no se trazan a partir de alianzas atrimonia
s m il ares- qe lo s estudiosos han creí do reconocer; Geer tz no aplica, coo tampoc o
ele hacer en castellano, la dstinción habital de los antropólogos socale brtáncos
descent («fación», relacones de flación más allá de dos generaciones) y fliation
s cendenca», relaciones de fliación dentro de la mlia nuclear)
El principio ordenador ndamental del sstea de prestigio balinés es denominado por
tz «sinking status» que ha sido traducido como «hundimiento de estatus». La palabra
tus» es un neologsmo latino de importacón relaivamnte reciente en castellano (al
s hasta hace ben poco no era reconocda por la Real Acadea), pero de n uso muy
do, paticularent
4 e srcen probablementeen germánco
las cienciasen
sociales
lugar deUnalatino)
alteativa con mayor solera
y no rzosament (aun
excluyente
«rango».
NEGARA
3 Va Eede ( 1 9 1 0, pág 5) dice que, e las áeas bal iesas d e Lom bok, de u a pobla-
ció de ceca de 20 000 habitates, os 60 ea triwangsa. Esto epese ta u 30 % , u
pocetaje qe eslt a mcho más alto que el a ge del 7 al 10 % que se cita habital
mete paa el Bali popiamete dicho, e geeal si apota evidecias de los datos; los
ú meos de a Eede, aú u poqito al tos, podía esta más ceca de la ealidad que los
otos (Gedi [ 1977 estia e 20 % la cia de riwana e el Lombok cotempoá-
eo). De los 6000 2 ea ba hmaas (de los que 1 75 ea acedotes pedanda),
y 4 ea satias y wesias (de los cu ales , e ua estimac ió aú meos peci sa que la a-
teio, uos 2 podía tee algua sigifcació política).
4 Paa la histoia de ua casa suda podeosa, véase Boo, 1975 cap. 2; 1977,
cap 4
5 Paa cometai o cítico s obe este tem a y ua descipci ó completa del si stema
de paetesco baliés, véase Geetz y Geetz, 195 Compáese co Boo, 1973, 1976,
1977; Belo, 1936
6 Dadia es ealmete u témio pleb eyo util izado paa omb a a dic hos gupos
e la egió de Klug kug, y es u til izado e el pesete t abajo m eamet e paa simpl if -
ca. De hecho, los témios vaía ampliamete (véase Geetz y Geetz, 975; Gedi,
197; Lasi, 197) obableete, el témio más comú paa los dadia obles sea
batur. Los dadia de obles y pebeyos difee algo e estuctua y modo de cioa-
mieto (véa se Geetz y Geetz, 1 95 ), y lo que se dice e el texto s e aplica a los dadia de
a oblez a
. del t. La expesió «ajas cias» o es comú e castellao, que suele utiliza
co u siicado simi la capsuamietos sucesivos idefidame te el modismo
«muñecas sas» Se matiee de todas mas la expesió utilizada po Geez, debido a
que las «cajas se acueda icoogáfcamete mejo que las «muñecas» al diagama al que
se ef ee el ato.
8. del t.: Como ecuso estilístico de auto y dadas las cootacioes que peseta,
se espet a el oigi al e acés.
9 La piogeitua como ma de sucesió o ea uivesal , peo ea muy peida.
Cuado las cicstacias zaba ua desviació, la icosistecia ea siempe ápida-
mete acioalizada e iteto po evita los coictos de legitimidad que tedía a se
guila (aluas veces el hemao mayo desplazad o ea si mplemete «eco dado como u
hemao meo po las geeaciones sucesivas y dispuesto de ta maea e las geealo
gías), y, my a meudo, se poducía u et oo a la líea uclea e la si guiete geeació.
La aiplació
gías, geealógica
ls idividuos se veía
o apaecía cilitada
po s ombe,po el hecho
sio po su de que,geeal
título e las popias geealo-
Sobe todas es-
tas cestio es, véase Geetz y Geetz, 1 975
1 0 Coo u subdadia ([N del t.] e cot a de lo qu e es habitua l e castellao, se ma-
tiee el ió paa ecoda que ésta es ua pejació o idígea de u téio baliés)
siempe peecía e el iteio de u dadia detemiado, este hecho liitaba ss posi-
bil idade s e d imieto, po at ás qe se emo taa los oígees de su líea uc lea No
se ecueta datos sobe ua hipotética degadació del ago de oble al de simple ple-
beyo e o tos sistemas de l sueste asiático (paa los Th ai, po ejemplo , véase Joes, 1 97 1 )
El más isiifcate d e los subdadia compa tía todav ía el estat us al cazado po el dadia
e cojuto e el s istema pol ítico mayo De hecho, po lo qu e hace eeci a al ago, se
tedía a ejta aqellos sub-dadia que se ha bía sepa ado bas tate del úcl eo; la sutil e-
za de la disciiació tedía a su vez a di smi ui a medida que los gupos se ale jaba
más y1 1más
del
delceto
t.: El ato utiliza a palab a house, «casa», paa eise tato a os edif-
cios y s s depedecias tambié palace, «pala cio, o household, «hogar, « casa como
LA OR GANIZACIÓN I NTERNA DE LA CLAS E DIRIG ENTE 1
pocions d linaj, más o mnos aociadas a unos difcios y dpndncias; sta dobl
nifcació n también s aplica a los té mino s balinss puri, je, griya, tc.. En l pi
sntdo, podía ntnds como «moada», incluyndo a vcs implícitamnt las ti
s adycnts; s l sntido qu apac n l losaio, d una ma nañosamnt x-
usiva, paa los téminos balinss. En l sundo sntido, tn un sinifcado amplio
cid o al qu s atibu y n castllano a l a «casa al» o a la «casa» como uni dad nda-
ntal d c itas socidads uals.
1 2 El tamaño d los «ha ns» n Bal dua nt l s lo XIX (ntoncs, como ahoa,
l tnía una noma d sidncia viilocal) s dicil d dtmina con aluna pcisión.
Cvabias ( 1 956, pá. 1 5 ) habla d «vjos istos», mnci onando a ys ha sta con
oscintas sposas, po sin oc ni una ncia. Ko ( 1932, pá. 469) dic qu «l
y» tnía d ochnt a a más d cin sposas a p incip ios d silo, y calca qu «l tmpo
los píncips con q uin intas muj s qud ó muy atás» D hcho, podía s qu hubi-
qudado tan at á como l «éas una vz».
La psncia d sposas d dint status n l haén dl sño condujo a avs
mpliccio ns n l modlo d sucsión d linado algo nts. Rsu ltan dmasiado intin-
as paa ocupas d llas aquí, salvo paa d ci qu, al mnos n toa, sólo los h ijos d
ls sposas ndóamas (admi, pameswari) tnían plnos dchos sucsoios; los d las
sposas hipémas (enawing) s adaban d acudo con l oin d sus mads. Véan
Gtz y Gtz, 1975; Boon, 197.
1 3. Paa una discu sión sob un modl o con implicacion s simi las n Bimania , véa-
Lach, 1954, pás. 215219. La lación wargi no a xcluyent. Un dadia inio po-
tn tals lazos con vaios dadia supio s. Ps a qu l témino wargi sinifca «pa
nt a tav és d la muj» (y peargian dsina a todo l grupo d tals paints), no s
lizaba paa dsigna vínculos matilatals o afns nt status iuals, y, n cons
uncia, nunca s mplaba para dnomina a los paints cospondints a tal tipo d
ncuo cuando la mad d uno ptncía a su mismo dadia
14 N del t.: El auto h ac una distin ción dudosa nt la supusta tanscipción in dia
y ainsa dl témino paa la casta sacdotal «bahmin» y «bahmana», spctiva-
nt, a pati d un téino sánscito cuya tanscipción latina s asmjaría más a la
unda qu a la pima. En alidad, n la Ind ia pacn convivi las dos tanscipcions-
onunciacions sin qu s puda stablc nt llas una claa y homoéna distinción
iosmánica. El Diccionaio d la Ral Acadmia quipara smánticamnt la castlla
cón d ambas tanscipcions «b ahmín» y «bahmán» Sob l contnido d l a
se 1á7. adlant
na dscipción
n l txtomás complta
d la psntdoba
la vida com
(véas cial n3, «Las
capítulo l negara
maspud consul ta
dl com-
ci » ), ncontándos allí las ncias documntals opotunas.
72 NEGARA
8. N del t Casba o kasba so alguas de la posibles trascrpcioes de u térmio
utiizado e las variates magrebíes del árabe para desigar las ciudadelas rtifcadas y lo
baos que las rodea Dichos barros preseta habitualmete ua disposició labeítica
de sus callejuelas, a meudo estrechas y empiadas
9 Las citas etre com ill as ha sido ex traídas de u tratado etre Giayar y Badu g
(además de T abaa), acordado o mucho ates de que dichos reio s vo lviera a covei-
se e eemigos mortales; véase Ko, 922, pág. 99
20. A este ivel, el matimoio político era más raro que e el iel itegioal;
cuado se daba, estaba equilibrado más simétricamete, de a que al meos matuvie-
ra la apariecia de iguadad de estatus, y uca se llamaba wargi De hecho, la delicadeza
de los aeglos y a combustibiidad de los setimietos ea ta que, probablemete, a e-
gociació de matimonios iteegioales coducía al coicto al meos ta a meudo
como lo hacía a la soli dardad .
2 Sobre los Sa d Kahyaga , véase Gader, l 960b; s .., págs 202 8; Gois, l 960a.
Las listas de los Sad Kahyaga, tato procedetes de imates como de documetos,
o sieme cosiste precisamete e seis templos, sio que a veces icuye ocho o ue-
ve Kahyangan, «luga de los dioses» (hyang, «dios» , «espí itu»), es u voca blo ele vado
pra desigr pura, «templo». Sad sigifca «seis».
22. La cogr uec ia et e impot aci a política r elativa y escal a relati va de e xpesió
e Besakih disaba de ser exacta. Aguos negara muy poderosos (Giayar, Badug) o
teía más que u a e esetació i mitada, mietras que otros meos tr ascedetes du-
rante el siglo XIX (Kaba Kaba, Sukawati, Blahbatuh) teía asociadas seccioes eteras
de templo Pero esto parece se meramete el resultado de a mayor apidez de cambio
de as tuas políticas respecto a las rmas ceremoiaes De todas maeras, la osi-
ción simbólica preemiete de Kugkug estaba expresada bastate claramete expe-
sada a t avés de u «osesió » del patio cetra. Para u elato circu stacia sobre Besa-
kih como paradigma espiritual de las elacioes políticas pabaliesas, éase Goris,
93. Compá rese co Hooyk aas, l 964a , págs 2 8 ; C G rade, s ., págs. , 26
2, 46 .
23. Véase e jemplo s de tales t atados, alguos de os cuale s dat a de iici os del si -
glo xvm, e Ko r, 922; Li erin ck, 9 ; 92 , pá gs 30 46 ; com párese co Ut rech t,
962
24 Véase Ko, 922, págs. 90 l o está cl aro si todos lo s tatados se rmaliza-
ba de maea ceremoial, ya que la mayoía o oece igua idicació sobre el co-
texto25
e el
que
del uero f rmadosBook es u regist o de tie as ig esas recogido e 086 por
t.: E Domesday
orde de Guilemo el Coquistador; es uo de los más atiguos de su tipo e la Europa
medieval
26 as ases he chas de los tra tados que ea util izadas para rerirse a est os <<nega-
r certifcados» habla alteativamete de «siete» itung), «ocho» (akutus) o icluso
uado sólo se cosiderab a la reg ió orietal y ombo k «cuatro» (petang) negara,
auque los Estados verdaderamete listados e dichas rúbricas o so siempre exactame-
te los mismos (véase Ko, 922, pág. 0)
27 del t La exr esió utilizada por el autor es « Klugkug raj» . a es ua p ala-
ba hidi , derivada a su vez del sáscito (m is ma raíz que «rajá ») , que si gi fca «soberaía»
y que se aplicó paricu larmete para desigar el gobieo bit áico sobr e la Idia, el Britis h
Raj, o el Raj a secas
28 miúsculo
tamaño Véase Ko, 1 922 , págs.
de muchas 67etidades
de estas , 9, 83.políticas
uevamete, se h ace
para tomarle ecesaio recodar el
verdaderamete
el pulo a Ja cuestió .
LA ORGAN ZACIÓN INTERNA DE L A CLAS E DRIG ENTE 3
A POLITY PUBLERINA
La baliesas
etes eermedadlaestructural
tedecia que matuvo agmetadas
al predomiio a lasdeclases
del ecto divisor diri-
las is-
tucoes sociales sobre el poder uifcador de las istitucioes cultura-
es se vio ag ravada por los mecaismo s a través de los cuales dichas
lases itetaro gobear ectivaete. Los laos etre los gobeates
y os gobeados, al igual que los que exista etre goberates, era dis-
regadores, mado e su ra misma los ideales autocráticos hacia los
ue estaba ostesiblemete dirigidos. Pocas elites polticas puede haber
uscado ta itesaete la lealtad a través de medios ta igeosamete
señados para producir la traició como lo hiciero las baliesas.
Este hecho se ha visto paticularmete oscurecido o sólo por la a-
en de «despoismo oietal» del Estado baliés (ua image que atecede
argamete las teoras de Wittgel sobre la sociedad hidráulica), sio
ambié por ua image apareteete cotradictoria y s ebargo
omplemetar ia de la a terior del pueblo, de la aldea balies a, como ua
dorpsrepubliek, 2 ua «república aldeaa» completamete autóoma, auto-
fciete y bie deli mtada. El E stado arbitra rio, cruel, rgidamete je-
ruico pe ro eseci alete supeuo cabalgar ía sobre el «com uis o
ariarcal» de la sociedad puebleria, alimetádose de ella, dañádola de
ez e cuado, pero si jamás peetrarla realete 3 El pueblo, so-
edad campesia, sera ua uidad orgáica autosufciete, udae-
a a cosmológicamete, cerrada sobre s, creciedo de la tierra misma de
a más arcaca cutura balesa idgea. El Esado, el negar, sera ua
portació extranjera y u rrate exteo, siempre tratado de absorber
a puebo, pero s teer oro éxto ue la opresó de ése Pese a ue di
76 NEGARA
aldeaa
u nto con e ll a, vdorpsrepubliek
coo a una teo ría histseórica
planta-
en, edio
ejor,de nuestro
cuasih istócaio. Pus,
rica de a d-
geeració proresia de pueblo, de a aldea balinesa, desde su rma or
ánica prístia supuestaente rep resentada or alunas de las pobacio -
nes actales ás eoráfcaente periéricas has ta s p resente Estado
copesto co o resl tado de la in tererenc ia de las cl ases dirientes en os
sutos propios de los peblos.6 A pesar de a postulada autonoa d a
couida d capesina, se dic e qu e las eacciones de lo s señores t edían a
esaar ls lazos «atrales» entre pueblos. La unidad adeana aboien
había sido seriaete erosioada, al enos e las reions centrales, por
a iposició proresiva del poder estatal. Y así sucesiamente.
adaUaparacrítica
salarsisteática
el conceptodedeesta dorpsrepubliek
teoría ue, coo he dicho,
ente ue dse
a la area de datos
tno áfcos recalcitrates nos l levaría hasta a seri e de cuesti oes so-
bre hechos, étodos coceptos que estarían bstante uera de luar en el
presete conteto. Todo lo que e preocupa deja claro es que, si presento
una i só de «e l pueblo blin és tra dicion al» e abr pta rpt ura co los su-
puest os de la teoría de ivasióydisolu ció, o es porqu e i nor e s u eis -
tncia o porque sea iconsciente de su iluecia. Sipleete, leo la
idecia, tanto histórica coo etnoráfca, de ra harto distinta. En
mi peseto, no son los peblos del cetro los que parece haber
iido dr ate si los l a ayo ría de la poblac ón los que son atí picos,
rsultados excéntricos de la acció de circustancias especiales; los atípi
cos so los ás reotos, los dispersos a lo laro de los árenes de a
zo na cetral No sé cóo era la counidad baliesa «oriinal», «arcaica»
«prehidú» . De todas ras, ad ie ás lo sabe, y pa ece sencil aent e
traño conteplar el torr ete pricipal del desarr ol lo social aldeano coo
na perurbación de los torbellinos que se arreolian a lo largo de sus
rias.
Había tres esras pricipales en as que las ras políticas basadas lo-
c a ete r epresentaba un pape predoinate: a) l a ordenación de os as
78 NEGARA
aria» ya que la alea, como prácticament e toda ntit ución e eta o-
ea ritualita, etaba pronmente involucrada en aunto religio-
o ni, n atralmente, «urbania d» 9 Lo que quie re ecir e «v irtu pú-
ica», lo que lo balinee llaman rukun: la creacón y el manteni iento
el oren, e la buena relacione y el apoyo muto en el interio e un
e cin ario El propóito e la alea como cuerpo poítco era c vic en s
entio má amplio : la pr oviión e lo requi ito legale, materiale y mo
aeLanecear
alea eraio para una viae
reponable comú n ana público ontruccón
lo ervicio y
mantenimiento e camno, contrucción y mantenimiento de la caa de
eunión, lo granero, la gallera, el lugar el mercao y lo cementero
e la alea, e la egurida local vgilancia noctua, etención ji-
o y cati go de l arone, upreión e l a violencia y el arbitrio e d-
ta civ il e on licto de herencia, icu ione obre iver o tpo de
erecho y oblgacione traicionale, eacuero contractuale.
epto po r lo que repecta a l o arrozale, regul aba el trapao e pro piea d
eronal y, aemá, controlaba el acceo al uelo eifcale, uelo que en
mcho cao poea corporativaente Legitimaba los matrimonio y -
orcio,
nía, hacatomaba jurameto,
cumplir conerae
un cierto número y retiraba lo derecho
leye untuaria e ciuaa-
eignaa para
arar el oren ebo en la relacione e etau, y organizaba ivero
o e aciviae e trabajo colectivo, tanto religioo como eculare,
onc ebio co mo e g nifcación gene ral má qu e implemente iniviual
atrocinaba alguno ejo público, promocionaba cierta meta etéti-
a comune, llevaba a cabo alguno rto, particularmente e carácter
ifcaor Poa imponer y cobrar multa e impueto, poda tener pro-
eae y poda invertir en operacone comerciale En breve, i no re-
ngimo a la re gul acione aut oriza a e la via ocial , qui zá el grueo
e gobieo baliné aunque bien lejo de la totalida, como veremo
era getionao por la alea, ejano libre al Etao para ramatizar e po-
er má que para aminitrarlo
La expreión concrea de eta rmiable corporación era e kma
É
hjar. te e un términ o extr emaament e ici l e tr aucir L teralmen -
te, kma un prétam o lingütico el áncri to ignifca «maner a»,
métoo», «camino», o incluo «etilo» Pero aqu tiene el entio e
mebro» o «ci uaano» ; 10 a pue, kma banjar e refere no ól o a la
stumbre de la alea, ino tambén a la maa real e hombre que, en
aquier momento, etán invetio con la reponabilia e mantener
ha cotumbre, la ciuaana. 11
En mucha alea, un hombre e convertía en miembro el kma ban-
Jar al caare o tra el nacimiento e u primer hijo, y, a vece, e retiraba
de é a la muerte e u muje o cuano todo u hijo haban ingreado a
80 NEGARA
pectoNos ás
obstante, pee atestoo
iportan e laelvpoer
ia ely el acanceno
capesi e baliés
la aea,caía
unovirtuaent
e os as- e
era e su jurisicción: el cultivo irrigao e arro En este ábito, otra
corporacin pública era oberana, la subak, habitualete traucio, ás
bie poco convincenteente, coo «sociea e regates».12 En u cierto
sentio, la subk era una especie e alea agcola y, en reaia, os bali-
neses toavía se referen a ela en ocasones coo a «alea e aua»
(bnjr ) 13 Los miebro s e la o rporación (los krm subk) o era
sin embargo corresietes, sino copropietario: eran os poseeores e a
terrazas regaa por un iso curso artifcia e agua aletao ese
uno u otro punto e uno u otro e os cietos e arroyo que pueblan a
gargantas que graban el inclinao paisaje e Bai
También estructur almente, las si ili tues con l a aea e ran gr ane .
Había reuniones peióicas e l os km subk; había lí eres ofci aes el e
gios de entre ellos (klin subk); y había «constituciones» específca
(wigwi g subk), a menuo escrit as, que isponían las norma básica s,
las obligaone e trabajo coectivas, los rituales counes y eás cues
tiones similares Coo a alea, la soiea e regantes poía recauar
ultas, imponer castigos, arbitrar isputas, etentar propieaes, y eter
inar sus propias políticas inepenienteente e cuaquier otra autori
a externa o jerárquicamente superior E o que irían eran en los co
teios e estos erechos y obiaciones, en el oinio social obre el que
actuaban, y en los objetivos hacia los cuaes estaban encainaas. La al
ea confguraba la interacciones sociales cotiianas e un conjunto e
ANAT OM ÍA POLTICA : EL PUE BLO Y EL ESTADO 81
divina» (hukum) tal como lo hace en las artes musulmanas del archiié-
lag, sino más bien el maco comleto de acción social en el ue tanto
hombres como dioses están englobados.17 No es más ue otro nombre ara
oden, udiéndose rerir igualmente a mas de etiueta, reglas de heren-
cia, métodos agícolas, estilo atístico y itos de invocación.
D todas mas, y como cualuier otra cosa en Bali, el adat vaía. Las
vaiaciones son iempe en detalles eueños, incluso a veces trviales: en
a designación
roiedad de ladel consejo1
tiea resi8dencial
de la aldea;
; en een la selección
l baemo de sus
de ina cargos;
ccione sym enultas
la ; en
la ácticas nerar as ; en el ael u e juegan las gent es de la « casta sue-
» (es decir, os triwansa) en los asuntos sociaes; en ué artesanías se
eden racti car y ué animales criar ; y en una aml ia multitud de detalles
técnicos.19 A vueo de ájao, desde la ersectiva ue confere un sondeo
etnográfco, estas direncias, reamente bastante marginales, no aarecen
sino como incidentes secundios en lo ue es un atrón de costumbre gene-
ralente homogéneo ue seara con marcada caridad a Bali de sus vecinos
Java, las Sondas Menores o Is as Menores d e a Sonda, las Céebes y de-
más. Pero, aa los aldeanos, estas variaciones son mucho más rominentes,
ya que las
cuaes defnen las onteras
costumbres de la sonpemaksan,
de adat invariableselhasta
gruo de esonas
el último de susara
deta-los
es. Lego, en sus ndamenos, la pemaksan es una comunidad moral ue
se yerge junto a la comunidad civi, ue es la adea, y la comunidad eco-
nómica, ue es la sociedad de regantes. Mientras éstas reosan sobre un
conjunto común de instiuciones de gobieo o de acuerdos de roducción,
auélla des cans a sobre un juego compart ido de nora socia es ndamen -
tadas en la religión, un conjunto común de cosumbres santicadas.
La comoición de una pemaksan uede inclui desde una a al vez
nueve o diez aldeas, aunque tres o cuatro es lo más comn, al menos hoy
en día. Estas aldeas son habitual, ue no rzosamente, contiguas y, en
cuant o a su ceta esa cia l, la pemaksan es denominada desa adat, e «ue
bl de la costumbre».2º En esenia, y de acuerdo con la creencia balinesa
según la cual el mundo y todo lo ue coniene «la tierra con odo lo ue
sobre ella crece, el agua ue a través de ella ye, el aire ue la envuelve,
la ro ca ue la sostiene en su vie ntre mate o» etenece a os dioses,2 1 el
desa adat no es en absoluto un sistea social, sino un edazo de esacio
sacro. Peo es un edazo de esacio sacro del cual un gruo socia deter-
minado, la pemaksan, es humanamene resonsable, resonsabe de seguir
as e yes moa les las co stumb res adat, disuestas or los dioses ara di-
cho eacio, y resonsable de rendir culo a los mismos dioses.22 Es esa
úima obligación, la más imer ativa e cuan tas tienen lo s balinese s, l a ue
origina l a rincial exr esión institucional izad a de este «ueblo de l a cos
tumbre» : los Kahyanan Tiga, o «Tes Gandes Temlos».
ANATOMIA POLITICA: EL PUEBLO Y L ESTADO 83
e ordedenpueblo
ema que se pone d eelrelieve
más que es más
sistema debien
st elado
l ocal que el casos,
En ambos transloca, e l jun-
e l con sis
o de templos como tal simboiza y celebra un tipo particular de poli: el
ga, e Estado e jem plar, por un lado, 3 e l dsa, la amalgama pueblerina,
r el otro Juntas, marcan as antípodas de la vida políica tradicional en
ali, los límites institucionales entre los que ésta discurría durane los
empos clásicos
Los nombres de los Kahyagan Tiga son: Templo de Origen o del Om-
igo -Pu Push-, dedicado a conmemorar el establecimiento huma-
del área; Templo de a Muere o del Otro Mu ndo, 24 dedicado a apaciguar
a os muero que todavía no han sido incinerados y que, consecuenemen-
e, so peligrosos;
nque y e de
algo engañosa Templo
Pudel GranAgung
Balai Consejo (una traducción
), dedicado literal
a asegurar la erti-
ad del área desa adat, tanto de sus campos como de sus mujeres Na-
uralmente, como en el caso de los templos esatales Sad Kahyangan, no
ay una única tea de dichos templos, sino cientos de ellas: aproximada-
ente una por cada media docena de aldeas Por anto, la pemaksan carga
n la obligación de mantener los tres templos asociados con su desa adat,
eplos en los que e le ha cocedi do el privi legio de pode r rendir cu lto 25
No es necesario descrbir aquí as rmas de culto concretas llevadas a
o en cada uno de os templos Basta decir que tano el trabajo seglar ne-
esario para mantener os templos como las ceremonias concretas son a la
ez elaboradas y muy ecuentes Así pues, requieren una gran producción26
de esuerzo por parte de la pemaksan que, como resul tado, es u na unidad so
a marcadamente prominente en la vida de los baineses individuales27
mo la aldea o la sociedad de regantes, la pemaksan es corporativa; como
a, está específcamente dirigida hacia unas ciertas metas, bien enidas
y imitadas; y, como ellas, es esencialmente autónoma Su importancia po-
c a deriva d e su papel como grupo p roductivo o gubea mental
coinciden ; más ben s e solapan y s e cru zan.28 Prácti caent e toda socie dad
de regantes tene miembros de muchas aldeas y congregaciones distintas
Los miembros de prácticamene todas las congregaciones proceden de va
ias aldeas y sociedades de regantes Los miebros de prácicamen odas
las adas pertenecen a dstintas socedades de regans Y, aunque odos
os mbros de una aldea peenecen casi siepre a una isa congre
gación, pertenecen a ea conjunamene con membros de oras adas y se
organizan
la bnjar. iJuntas,
ntean e de acuerdo
sa íada con los térinos
de corporacones ra y de la pemaksan,
siepe a ado no de
al menos si nos rmotamos tan atrás coo nos pemiten los datos fa
ble de que disponemos e corazó n polí c dl s stema desa. Es el núcleo
alrededo dl cul se agtnan el esto d coponntes (grupos de pien
tes, asociacones voluntias . ), igualmete dscoordnados, dl «colect-
vismo plurali sta» Er con esta es pecie de s isea polí tico con l qu tenía
que rconars la xplosión de privilegos, ceonia y prtensiones que
heos venido llamndo Esado, con ese ensabaje pacialmene odena
do d lo que los bainss an seka(), con stos gupos raivan
inconexos y co n unciones dvr genes, y no co n uno s «pu ebos pca »
ngraes
E SISTEMA PRBKL
E do centra paa dicha relacón ent desa y nega ea e ssa
perbekl Un perbekel a un nciono esaa ra triwangsa o s
dra q concta ba al habitan e i ndvida d pbo con el sño n a n
o que ndividuo Todos os sños de alguna poanca poítica eían
varos de dcos perbekel, y os gands tenín docns, cada no d os
cuales ra responsabe d un cieo úmeo d súbdos de seño. En B
en su conjuno, debe abe habdo ies de stos supeinendns polí
cos durant el sigo XIX. Ligado hacia aba con su señor gande o p
queñ y haca abajo con los adeanos «posídos» po ese seño, que s
taban confados a s aoid ad ndata, e l perbekel era el mayodoo,
alguacl y snes ca de Ba ra dic ona . 29
Hasta aquí, e sisea perbekel paece haber sdo unire a o lago
ancho de la isl Cualquier otro aspeco rdo a él incluyendo la me
cl de estructuas admnsrativas coaterales con as cuales se enteejía
vaba ampliaene, alcanzando nivees de copejidad extraodnaios.
Po razones expositivas, descibié el sistema tal como exisía en Tabanan
l principado siuado inmediataente al oeste de la acua capita de
Bli, Den Pasar (véase apa l ) ju so antes y después de l fna d siglo
pasado Aunque a versión de Tabanan de ssma perbekel no sa más í
AN ATOMÍA POLÍTICA: EL PUEBLO Y EL ESTADO 85
Desde 189 hasta 1906, haba en Taaan de treita a treinta y cinco ca
astres
nobles y polticaene
grupos, sigcativas.
coo así sucedía: Estas liaje
a) el propio casas pueden ser clasicadas
real de Taanan; b) u
naje periérico indepediete o seiindependiete, el de Kraitan; c) dos
inajes expulsados ilitete de la esra de iuencia de Mengwi, uno
ás tde de 820, y el otro en el ecuentro culinante de 891. Las lo
lizaciones aproxiadas de estas casas se uestra e los apas 2 y .1
Todas las casas perteecietes al liaje real de Tabana s decir, al
dia regio, auque el térino realente epleado en Tabana uera ba
tur dalem- se cosideaa descendietes agaticios de Batara Hario
aar, o de los ariscales de capo de Gaja Mada e la Coquista de
ajapait.32 De acuerdo co los geealogistas del liaje, el señor supreo
cakoda o, si as se quier e, « rey»- vigente en el oeto de la invasió
l andesa -aquel que se s uic idó ientr as estab a bajo custodia - era el
cioctavo descendiente de Batara Hario Daar, en ua sucesión ininte
pida de padre a hijo varó priogénito. El decioctavo cakorda ha
sido coronado en 903. Su hijo «cosuicida», el prcipe heredero, hubie
sido el decionoveno, pero la líea directa expir ó co su uerte. 3 C ada
a de las deás casas era considerada coo una lnea directa de desce
ntes de algún herano o edio herao34 de algún rey; cuanto ás a
o era el reiado de este últio, ás bajo sera el estatus de los des
ndientes col aterales, de acuer do con el patrón de hundi iento de estatus
se ha descrito anterorente.
En cuato a las casas Krabitan, se consideraban a s isas, y era
s ideradas, coo relacionadas de algna ra con la línea prncipal de
88 NEGARA
Tal como hacen los balineses, es mejor ver el inaje real de abana
como una serie de crculos concéntricos, una estucura de enclasramien
tos sucesivos de leas nucleares y peiféricas ordenados de acuerdo a su
presumda distcia respecto al núcleo de los núclos en la Puri Gdé -gdé,
«grand», «amplio», al que, de hecho, se reran a menudo simplemen
te como Dalem, «dentro».37 La gura 3 muestra un diagrama simplicado
de la gnealogía implicada.38
Pmero, había las nuv casas primaras,puri, que iban desde a propia
Pur Gd pasando a través de las undadas por los hermanos del decimo
séptimo sñor Gdé -quien los rzó uera del alem al acceder a la dig
nidad d cakorda (Dangin, Mecutan, Den Pasar y Taman)- hasa aquellas
de las qu s creía que aban sido ndadas por los hermaos del padre de
dicho cakorda en el momento de su respectiva coronación (Kalran, Kedi
ri, Oka, Anom y Anya). Contiguas a este amplio núcleo de casas prima
rias, se aglutinaban a su vez las casas secundarias,je ro gdé, supuesame
undadas por los ermanos del abuelo y del bisabuelo del soberano rena
90 NEGARA
te. Y, fnaente, haía catorce casas terciarias o un vocalo ue,
coo he indicado antes, taién signica «dentro», «en el interior de»,
de cuyos ndadores se pensaba ue haían «saido -jaba- del Dale»
en distintos estadios ás tepranos de a historia de a ínea y, consecuen
teee, ue se haían dispersado ás ejo de ella.
Así pues, se daba una estructura de cuatro pisos, un producto del mo-
delo de hundiiento de estatus, ue se extendía desde la Puri Gdé o Dale
en la cia
ords, o en el
pasando cetro
a través hasta
de las as
y lasarsecas en
gdé. 39 Pero,elalndo o e
mismo los
tie-
po, «inaje» tomado coo un todo cormaa una unidad. La ás in-
signifcante de las casas nobles en e ás apatado de los puelos, la línea
ás periérica podía remontarse -, a menos, así lo pensaba hasta el
Dale, el isísimo corazón del núceo.40 Luego, la ás baja de las
compatía, aunue débimente, el poder, e prestigio y a uerza carsáti-
ca ue otorgaa el Dalem en tanto ue centro ejeplar.
Ésa era, a eos, la teoría. Dada a naturaleza de la poítica balinesa
o uizá de a política a secas, la práctica, la estuctura adiistrativa
tal como operaba realente, era bastante ás complicada y ni ucho e-
os En
taprier
regular.lugar, los trazos divisorios exactos entre Daem, ,
gdé y eran enos claros d lo ue sugiere la gura 3, y se pensaba ue
su adecuada posición tendía a depender de uien los estaba dibujando.
Los ieros de las cinco prieras casas Gdé, Dangi, Mecuta,
Den Pasar y Taan tendía a reerse al de las casas coo <»,
al eos cuando pensaban ue se lo podían permitir sin consecuecias.
Naturalente, las casas que estaban una muesca por «debajo», o por
«detrás» o por «uera», (Kalran, Kediri, Oka, Ao y Anyar) se resistía
a este trato, pero, a seejanza de las cinco primeras respecto a ellas, tam
ién se resistían a reerirse al gupo de las casas Beng, Kompiang, Tegeh y
Peneble como gdé, prefriedo llaarlas simplemete <». Tam-
ién ocurría lo cotrario, a autopromoción. Los hermanos del rey trataba
de presentar sus casas como si todavía raran parte del Dale, coo si
todavía no huieran «salido» realente; incluso e grupo de Kalra inte
tó o iso cuando se le presentó la ocasión, a enos de cara a casas de
estatus ás ajo; la gente del grupo de Bang trataba de llamar «» a sus
casas, as ás aejada trataan de laarse <gdé» o incluso, de
cara a os rasteros, «»; y así sucesivaente.41 El dadia en su conju
to y cuauiera de las casas ue incuía eran denominados «Dale» por los
pleeyos, por a gente coriente. Sin eargo, la distinción del «Dale de
Dals» Puri Gdé respecto a resto, así coo a existente entre casas
mayores y enores, resutaa astante clara hasta para e ás sipe de
os capesinos.
ANAOMfA POLÍICA: EL PUEBLO
Y EL ESTADO 91
Finalmente,
banan, al menoslaent ercera
cuanoirregularidad en elera
a la legitimidad, sistema
que nogubeamenal
todas las casasdeque
Tare-
pesentaban papeles signifcativos en dicho sistema se hallaban realmente
conectadas por sus genealogías, ni siquiera en eoría, a la línea gobeante:
es decir, no era «nobles» en el sentido genuino de la palabra. De hecho,
unas cuantas eran sudras. De éstas, una e paricular Dangin Peken, una
casa sudra muy grande ubicada en la misma capital (véase mapa 2)- tenía
tal imporancia que debe ser contada enre las casas puneras del reino, ri-
valizando en poder e inuencia con cualquier otra, excepuado las mis-
ísias Gdé y Kalra. Conocida a enudo como la mano deecha del
rey», estaba frmemene ligada a la casa nuclear, Gdé, a la cual servía como
«secretaria»
e -penyarikan; como su posición dependía de esta vinculació
lugar de hacerlo de su ascendencia, era cosiderada junto con Suba-
mia, una casa bastante periérica transportada abién al centro de la vida
política por el vor de Gdé, la más incuestioablemene leal46
En niveles menos elevados, oras casas sudras, así como casas satras y
wesias o nobles es decir, casas no conecadas genealógicamente con
ninguna de las líneas imporantes de la región, abié tuvieron su rol
en el sisema, un rol equivalente al de las casas erciarias las jero de la
propia líea real.47 Si, por decirlo así, Dangi Peken y, de ra algo dis-
tinta, Subamia eran <ero » por designación de la core, quizá podíaos
enconrar de veinticinco a treia casas meos poderosas, catalogables como
<ero» desigados, aunque no todos por la misma cote48
A fnales del siglo XIX, este centenar aproximado de casas las sub-
partes jearquizadas y rivales del linaje gobernante; las principales cortes-
cliente, sólo supeditadas muy a regañadienes; y las líneas sin relaciones
co las anteriores, semiindependientes, leales cuando era necesaro, rebel-
des cuando era posible rmaban la pirámide del poder en el área de Ta-
banan, un área, se debe recordar, de unas trescientas millas cuadradas, ha-
bitada por ochenta o noventa mil personas49 Y era en esta pirámide de
poder trémula, en reajuste constante e intrincadamente equilibrada, no, hay
ANATOMA POLT
ICA: EL PUEBLO Y EL ESTADO 93
ralSidefnida
uno contempla el Esado
por el cenro clásico
ejemplar y elenhundimieno
Tabanan como una jerarquía
de estaus cul-
como ima-
n de la aoridad gubeamenal, es decir, si uno lo considera en términos
e legiimidad políica, aparece organizado de arrba a abajo: descediendo
sde el señor supremo o rey, a ravés de varios escalones de señores meno-
s, relacionados enre ellos o o, hasa el aldeano, el desvenurado objeo
e sus arbirarias exaciones Pero, si uno lo examina como un sema de
ominación, una esrcura de mando y cumplimieno, en absoluo iene ese
seco El poder, más que luir haca abajo desde u pináculo de aordad
o radirse desde un cenro generador, parece ser empujado cuesa arriba
cia dicho pináculo o ser atraído hacia dicho cenro El derecho a mandar
o era delegado por el rey en el señor, ni por ése, a ravés de los menores de
o señores,51 en el súbdio; más bien el súbdio lo rendía al señor a ravés
todos los inermediarios que hiciesen la, y el señor al rey El poder
o se asignaba desde arriba, sino que se acumulaba desde abajo Eso o
ere decir que el sisema era democráico, que cieramene no lo era, ni
e era libeario, que odavía lo era menos Eso quiere decir que era ra
al, peerante e inveeradamene conderado
como mercancía,
trabajo con el señor ni
si se es podía
podían prohibir legalmente
arreglárselas para hacerloque abandonaran
y vestirse, su
alimen-
tase y alojarse por sí mismos. Pero era lo más cercano a un esclavo: un sir-
viente sin ningún tipo de recurso.53
Los kawua eran con mucho los más numerosos de los balineses, tota-
lizado quizás el 90 % de la población. U kawula era un hombre que no
pereecía a Ja elite gobeante, que poseía tierra o practicaba un ofcio o
haca ambas cosas, y que estaba obligado a levar a cabo algunos servicios,
cuidadosamente defidos y estrictamente imitados, para algún señor: en
una palabra, un súbdito.
n perbekel era, tal como ya se ha mencioado, un hombre con un nú-
mero pequeño o grande
del cumplimiento de kawula
de los deberes directamee
de éstos en tato sujetos a él, responsable
que súbditos: u capataz
políico.
Y, falmente, un punggawa era, tal como también se ha mencionado,
un señor del reino, en tanto que había un reino, al cual estaba sujeto un nú-
mero más o menos grande de perbekel y, a través de ellos, desde unos cien-
tos a varios miles de kawula. Aunque no era denominado corrientemente
punggawa excepto cuando se tenía en mente su relación con Klung-
kung, el señor supremo, el «rey», no era de hecho sino un punggawa en-
tre otros: uno con un prestigio más alo, pero no ecesariamente co una
posición de poder más ere. De hecho, durante el período de 1891 a 1906
los cabezas de Kalran, Subamia, Kediri, Anom y, tal vez, Beng «poseían»
más súbditos kawula que el de Gdé.54
Desde el punto de vista de la estructura política (en breve pasaremos a
mateas incluso más interesantes), Ja clave sobre las «propiedades» o <u-
risdiccones»55 en kawula de los perbeke, y las de los punggawa a los que
servían los perbekel, es que no estaban concentradas territorialmente. Es
decir, un perbekel determinado no tenía a sus sujetos kawula en una aldea
determnada, ni siquiera en un grupo de aldeas adyacentes, sno más bien
en un conjunto de aldeas dispesas y sin relación entre ellas: unos pocos
aquí, unos pocos allí, unos pocos en un tercer ugar, y así sucesivamente.
Po ejemplo, uno de mis inrmantes, que había sido perbekel bajo u
punggawa de ero Subamia, tenía cuatro hogares (la unidad local de acuer-
do con Ja cual se asignaban los kawula) en una aldea situada en lo alto de
ANATOM!A POTCA:EL PUEBLO Y EL ESTADO 95
n
eauna aldea de
general emplazada ende
inuencia el sureste
Tabananhacia Kediri;
era casi la dispersión por toda
perecta.56
Como los otros perbekel bajo Subamia, tal vez quince o veinte, tenan
us jurisdicciones igualmente dispersas, los súbditos del punggawa no r
aban un grupo concentrado en ningún sentido. Y lo mismo era cierto de
dos y cada uno de los restantes punggawa, incluyendo los de Puri Gdé,
los que se dice que tenían las jurisdicciones más amplia y homogéea-
nte desperdigadas que nadie: dos o tres hogares en todas las aldeas, pero
unca mucos en ninguna de ellas. Ni los perbekel ni los punggawa, ni si-
uiera el rey, eran titulares de territorios ni de unidades políticas de los
uebos aldeas, sociedades de regantes o congregaciones del templo,
especto a las titulares,
ñres 7 Eran cuales notenían
teían-
ninguna
,
relación
tal como ellos, n
defnida
decían tanto que se
«poseían» el
edadero recurso político del Bali clásico: a gente.
Si miramos la cuestión desde el lado del pueblo, este sistema signifca
a que, por lo que se reería a obligaciones políticas supralocales, la po
ación de cada aldea - sociedad de regantes o congregación del tem
estaba distribuida entre varios punggawa y, habitualmente, un
mero todavía más elevao de perbekel. La unidad política ocal básica
en lo que hacía reerencia al negara, ya que carecía competamente de
gnifcado en el sistema desa- era el bkelan todos aquelos que «per
necían» a un perbekel Y como la adscripción al bekelan no era por
po de ascendencia, sino por hoga, incluso las relaciones de parentesco
ano podían estar cruzadas, y ecuentemente lo estaban. 58 De hecho,
nguna de las divisiones estructurales de importancia en el sistema desa
a alguna realidad en lo concerniente a los alineamientos de las lealtades
ticas supralocales.
En algunos casos, un aldeano podía incuso tener dos lealtades a dos
hekel, y, en consecuencia aunque no necesariamente, a dospunggawa,
a uno de los cuales le reclamaría un ervicio ligeramente dirente. Así,
n señala que, de unos mil quinientos hogares sujetos a alguno de los
gawa de rambitan, setecientos también estaban sujetos a alguno de
unggawa de Tabanan, en ambos casos a través de los adecuadosper
hekel. ara con los señores de Tabanan tenían las obigaciones usuaes (que
n descritas má adelante) para con los señoes de Krambitan, sólo te
96 N EGARA
nían que tabajar de vez en cuando en Jos muos exteos de los puri seño-
iale Los etantes ochociento hogaes estaban sujetos, de la manea más
noal, únicamente a Kambitan59
Desde el punto de vista del campeino, u obligación hacia el Estado
ea na cuestión ente é -, más exactamente, ente Jos miembos de
ho y su seño vía perbekel- no ente ningún gupo desa al que
peneciea y una adminitación estatal superpuesta, del cual el grupo lo-
cal había
zaban a Jo esultado unaditinta
lago d ína parte coaptada. E negara
y se diigían y el desa
a distintos fne.eNo
ogani-
esta-
ban unidos ni po na etuctua común ni po un popósito común, sino
po el simpe hcho d que cada peona qu perenecía a uno, también pe-
tenecía al oto.6
ma
igualsociedad de regantes,
que el señor, y porsiendo así miembros
su reputación de derecho
de vrtud agraria: de a msma,
habdad al
agrí-
cola, laboriosidad, honestidad. Una vez estabecidos como arrendatarios
tendían a continuar siéndolo permanentemene, siendo ecuente que los
hijos heredaran os derechos del padre siempre que actuasen satscto-
ramente, incluso si la tierra cambiaba de manos, de un señor a otro.
Por lo que he poddo descubrir, no se hacía nngún eserzo por elegr
a s kawula propis como arrendatarios. Por otro lado, tampoco se reai-
zaba nngún esuerzo para traar de evitaros. Simpemente, os criteros de
aendo y los de someimieno eran distintos; aparentemente apenas se
concebía que ambas materias tuvieran algo que ver. A resultas de eo, la
mayor
dadores,parte
y lacon mucho
mayor paedeconos mucho
aendataros
de as no eran kawula
kawula de sus arren-
de un arrendador no
ern sus arrendatarios. De hecho, como os terrenos eran pequeños, y como,
durane ese período caractezado todavía por un poblaiento relativamen-
te hogado, los buenos granjeros sin sufcientes tierras propias eran más bien
pocos, muchos arrendataros trabajaban a tierra para ás de un arrenda-
dor, y tal vez también para uno o dos habitantes de pueblo.
En resumen, no había una congruencia sistemátca aunque aquí y
alá se deran solapamienos más o menos accidenales entre la estructu-
ra de la autrdad política, la estrucura de la tenencia5 de la tierra y su ds-
tribución.66
to. Sea lo que sea lo que se pueda deci sobre Bali desde un punto de vis
ta marxista, lo que no se puede deci es que hubiea una alienación de Jos
edios de poducción. Malamente se podría considea el esultado cmo
omunismo pimitivo, peo tampoco ea pmitivo capitalismo de tado
(teor total, sumisión total, soledad total»).75
En tanto que unidad poductiva, una subak se puede defni y as a
efnen los balineses como el conjunto de tdas las teraza s de azas
tebih- regadas
gdé) Este canal, con el de
popiedad agua procedente
la subak del canal pncipal
como corpoación, (telabh
luía cuesta aba
jo desde una única presa de piedra y bao (émpelan). En el caso de as su
más gandes, esta pesa también pertenecía completamente a la suba
A menudo, sin embago, ea propiedad conjunta de vaas sociedades, cada
na de las cuales habiendo paticipado pesumiblemente en su construc
ón, en algún momento de un pasado más o menos dstante tenía ahora un
anal pncipal que salía de ella. En tales casos, la esponsabilidad del man
nimiento de la presa se aignaba po un equema simple de rotación en
as subak actadas, mientas que la parte del suministo total de agua
ue le coespondía a cada una �s deci, el tamaño relativo de los canales
ncipales e fjaba
Como la pesa, easegún la costumbre.76
de propedad indivisa o compatida, se enconta
a inevitablemente a una buena distancia cuesta aba de las terazas a las
ue sevía n algunos casos, a diez o quince klómetos, el canal prn-
al dscuría, a menudo con la ayuda de acueductos y túneles constuidos
uy ingenisamente, por encima, a tavés, por debajo y alededor de un
uena porción de tetorio «extranjero» intermedio. En subak muy peque
ñas, este canal podía fuir directamente de la pesa a las teazas, pero, en
a aplatante mayoría de los casos, en la cercanía de las teazas, intevenía
n epaido pncipal de agua (temuku aya) que dividía el caudal en dos
anales más pequeños (también llamados telabah). Habitualmente, si-
guiendo corriente abajo, estos canales menoes se volvían a dividi en mi
as o tecios a tavés de un repatid secundaio (también llamado te-
mku), poceso que en ocasiones aún se repetía otra vez. El esultado fnal
sta distribución de agua pelimina, antes de las terazas, ea la crea-
ón de una a quizás doce entadas a las terazas popiamente dichas. Cada
na de estas entadas defnía una subsección distinta de la subak, llamada
tempk. La cantidad de amifcaciones del caudal completo del cana prin-
al y, consecuentemente, el gado de división intea de la subak en sub-
cciones, dependían prmaiamente del tamaño del canal pincipal y, se-
ndariamente, de la topograa del áea, más, hasta cierto punto, de lo que
odía llama simples accidentes histócos.
En la fgua 4 se oece un esumen esquemátco de las instalaciones de
o previas al tereno aterazado paa una subak más o menos típica.77
1- Ro
2 Presa en el río (emplan)
\
3 Brazo de ro aifcial que roda la prea
(varante o bypass
4 Repidor princpal de aguatuku aa)
10 5- Rpaidore de agua
Á
6 Canal princpal 1lbah gd'
Canal 1lbah
8.-Túnel
9. Acueducto
10 «Tmplo de la abetura» ura uka
1 «Tmplo de la prea» ura u/un uwi
12 «Templo de la ubak» ura uun carik
3 «Tmplo del arozal uul; cau
1 Subeccón de l uak tk
15 Teaza (ih)
-7
r, no tení socido ningún rupo corportivo, te como e equ ipo de
u o smbe de os miembros de subak. No existín más que co
ección , y descrit , de recuddor es de impue stos y perceptor es de rents,
edahan y edahan-agung, con etd es hcia die rentes señores y su s do
inios dispersos irre gu rmente po e pisaje . En segundo ugar, me
os prcimente como resutdo de est dispersión, este nivel no hbí
niddes genui nment e i mitd s o cohesionds, sino o mente un sen
iento
ío gene r por e
se enentbn cu ls subak
necesidd de unque comprt ínmínim
coordinción e guadedesus
uncti
mismo
iddes. Y en tercer ugr, prte de guns excepciones que tocemos
ás dente, este nive no hbí tres técnics estbecids, bien org
ds y epetitivs. Si rededor de 90 % de trbjo en e si stem de rie
o blinés o evbn cbo lo s equi pos de gua, probbe mente otro 9 %
relido por os miembros de subak como un orgnismo, dejando,
digmos q ue u n 1 %, e intermitentemente, par ser levdo cabo p r un
ur id concertd de subak. 2
Resumiendo, o que se encontrb en e nive pic de sistema er el
onjunto de gentes recuddores de Estdo -os sedahan, ordinarios y
dé y un sistem ritu region, ebordo y mayoritrimente utopro
u sdo, un c ulto de rro l tment e trdicionl ido, cuyo s íderes
mes er n, de mner más bien s imbó ic y casi rtuit, o s mencionados
ent es o «nci onrios».
En e Tabnn de cimo nón ico -y, con ciertos re justes todví hoy-,
te cuto de rroa constb de nueve estdios myores, t como se os
onocí , que se seguín uno otro en un orde n fjo y con u n cadenci ge
ermente determind, un ve inicido e primer estdio, de cuerdo
on e ritmo ecoógico de cecimiento de rro. Este culto er unirme
n todo Tbnn s decir, un irme en s u estructu, unque vriar so
emner, como siempre, e conten ido ritual- y se rectab todos los
ive es del s istem, desd e te rr cuenc hi drográfc. Los nueve es
dios ern: ) Abe tur de Agu ; b) Aber tura d e s Terrs; c) Pnt
do; d) Purifcción de as Agus; e) Aimentación de os Dioses, un cee
ción mensu (mes binés), en cu cd propietrio evb gu
endit3 desde e tempo de l subak, el Pur Uun Carik, hst sus cam
os, reaindo diverss ots con ores y comid (ddo que est ceremo
se repetí cd treint y cinco dís durnte todo el cico de cutivo, t
e no se trtr propimente de un se separd) ; ) B rot de A rro, que
e ní lugr unos cien dís después de p ntdo; g ) Amari eo de Arroz, se
ndo cercní de uctifcción; h) Cosech; i) Coocción del
o Co sechdo en e Grnero. 4
El dí de Abertur de Agu pr ls ditints subak de un cuenc
es decir, e dí ue se empeb desvir agu de pres en e cn
112 NEGARA
principal de un subak- estaba escalonado de tal manera que cuanto más
alta se situara la subak en el g radiente entre el mar y la montaña, antes se-
ría su día de abert ur Así pues, las subak situadas en la cima del sistema
empezaban el cico ceremonial y, con él, la secuencia de cultivo en di-
ciembre; as subak ituadas en la base, cerca de la costa, l o hacía n en abr il ;
y l as que s e encontr aban s itadas en medio empezab an tabién en u n mo-
mento interme dio 95 El resltado e ra que, en todo momento, l a cuenca mos-
traba l secuencia
desplaaba a iba completa
y aba jo dedelascultivo paso a paso,
pendientes. Candoa medida qe uno
una subak altasee staba
inundndo sus teazas preparatorias, una más baja estaba despejando los
terrenos ; cu ando una ba ja estaba haciend o entrar agua, una m ás alta estaba
plantando ; cu ando una baja estaba celebrando el Amarill eo del Aoz y,
por tanto, la promesa de la cosecha para un mes más tarde, na más alta
ya estaba transportando las gavillas a os cobertizos; y así sucesivamente.
De eta manera, la progresión temporal edifcada en el ciclo ceremonia
también se disponía sobre e suelo: además de marcar las dis tintas caden-
ci as de la secuencia de cultivo en cada una de las subak, también engrana-
ba estas secuencias separadas de tal manera que proporcionaba una se-
cencia global para
E principal todaecológico,
ecto a reg ión.el 96
principal objetivo ecoógico de este
sistema ue, pese a todo, debe haber evolucionado, como la cidad nor-
teamecana o el derecho común británico, de una manera bastante incons-
ciente, rea justándose caso a cas era estabiliz ar las demandas sobr e e
recurso central, el agua, durante la temporada de cltivo, en lugar de per-
mitir que s u uso uctase ampli amente, como habrí a hech o en ausenci a de
dicho sistema. Simplifcando un poco, el cultivo iigado del aoz en te-
azas requiere una ent rada máxima de agua a l ini cio del ci clo , o un poco
despés, y, a par tir de ese momento y a medida que el ci clo avanza, una dis-
minuci ón con stant e de dicha entra da has ta llegar a la cosecha qe se lleva
a cbo con los campos secos, tota lmente d renados . Si los ciclo s de la s dis -
tintas subak de una misma cuenca -, aún peor, de un mism o río coin-
cid ieran, el res ultado sería que la s reservas d e agua serían enormemente
sobree xplotadas en las ses tempranas del ciclo y enormemente inautili-
zadas duran te las tardí a, sobre todo tenie ndo en cuent a que, si mplifc ando
nuevament e un poco, el caudal naturl de las cue ncas no varía demasiado a
lo largo del año, sobre todo durante la mitad del año en la que crece el
aoz. En realidad, como el agua es el ctor lim itante central en el ecosis-
tema de la subak si los ciclos de éstas no hubieran estado escalonados, el
cltivo de regadío del arro en Bali no habría podido alcanzar ni una ac-
ción de la extensión que presentaba en el siglo XIX 97
Todo el c ic lo com enaba co n un r itual de Abertura de l Ag ua para todo
Tabanan, un ritual celebrado en el más importante templo panbalinés de la
ANATOM Í A POLÍ TICA: EL PUEBLO Y EL ESTADO 113
egión, en clava do bie n arri ba en las bo scosa s lade ras de la montañ a sag ra-
da que d omina ba, s ica y espiritu almen te, el á rea de Tabanan: Ba tu Kau.98
Bajo el liderazg o sim bólico del sedahan gdé de Pur Gdé -es deci r, del
sedahan de mayor rang o de la casa de mayor r ango-, se lleva ba a cabo
na cere monia destin ada a asegur ar, para toda s las t eaza s del r ei no du-
ante la t e mporada en trant e, la c antida d su cient e de ag ua y su «efectv
dad». A la cere monia asis tían todos los se dahan , todo s los íderes de las
ubak, subak
ro de todo s loslas
una de sa suba
cerdot es defera
k que los tem pos d enteme
lo sucie las nte piyadoso
cualq uier
como miem
para
hacer por su cuent a el ar duo camino monta ña arriba, as í como, natu ral-
mente, e l dios y la dio sa apro piado s, que e ran inv itados a desce nder d esde
cieo para la ocasión . Con esta «Abertu ra de Aberturas », natur almente
mbién deter minada me diante el c alendario , se ponía en marcha el ciclo
de toda la región ; en cuanto a los temp los de «Ab ertura del Ag ua» de ada
ubak, os Pura Ulun Suwi, procedían entonces, siguiendo los interva-
os adecuaos, a llevar a cabo sus pro pias ceremoni as, m uy par ecidas a la
rimera. Así pues, los sedahan en tanto que grupo laxo, no corporati-
vo y cr uzado, de hecho, por ri validades inter nas ponían en mar cha la
secuencia
agración.del u so
Pero, delvez
una a gu a paraent oda
puesto la re gión
marcha, a través
el sistema del acto de
continuaba su con-
mo-
véndo se por sí mismo, con s u velocidad pr opia, y produciendo sus pro-
as réplicas de la ceremon ia de consagra ció n, basante loca les y bastante
ndependientes.
En suma, si un o adoptara, den tro del si stema, l a perspec iva de n dios
alinés es decir, desde algún lugar por encima del cráter del Monte
gung, donde viven los dioses, vería un conjunto de secuencias rituales
strucuralmente similares de hecho, idénticas, salvo por agunas varia
ones de conenid o que procedían sim ultáneamente en distintos puntos
d paisaje y en varios nivees de organización, desde la cuenca de drenaje
sta la terraza individual.
Pero, aunque toda s estas secu encias se irían r ealiz ando con una caden
a aproxi madamente igual y a través d e los mis mos es tadios, no estar ían
ncronizadas, «en se».99 En el nivel por encima de la subak, se escalo-
ían temporalmente, desde la cúspide de la cuenca de drenae hasta el
ndo. En el nivel de la subak y por debajo, se coordinarían temporal
nte: cu ando lo sacerdotes d e la subak ce lebrasen la Brota de Arroz en
e mplo de la subak, también l a celebr arían lo s equipos de agua en los a l-
s de los tmpk y de lo s kecorn, y los propiet arios indivi duales en s us
s ectivos campos. Así pues , el c uadro resul tante rev elar ía una colección
i clo s agrícola s dividi dos loc almente en f ses y tra bados en un ciclo re
onal superpuesto. En el Pura atu Kau, situado por encima de la línea
crecimiento del arroz, sin conexión con ninguna subak particuar ni,
114 NEGARA
con siguientem ente, con ningún ci co de cutivo co ncreto, se cee brarí a e
ciclo puramente ceremonia, paradigmático y egitmado por e Estado,
para todo Taba nan. 1 Y en cada subak, todos sus nivees, y en e mo
ment o adecuado , se daría la répca del cco ceremonia de este «centro
ejemplar» , v ncuada aho ra a un c co de cul tivo conc reto. De ta manera,
un orden ecoógco complejo se veí refejado en un orden ritual igua-
mente compejo y, a mismo tiempo, era moldeado por este útimo, que
había surgido
Regst chinode
del primero
rituales yde
se había
sgo impues to sobre
, «los ritos é. Ee desorden
obvian comentaro de
como
o dques previ enen as nundaciones» , encuentra en B a un a aplcación
exacta.'º
Así, como polit o como pt e de un polit, e sitem de subak er
J que os ntropóogos hn ddo en mr céo, «in cbez» º8 Más
e centrrse en un de poder y utoidd concentrdo que seí
ez su eje y su ncje, consistí en un serie de cp socies equ iibr
, en cd nive y en cd dimensión, un contr otr. L más im
rtnte de dichs cps
rzs individu, soci es , odenive
s subsecciones es ,subak,
ern te subak
rrz opropimente
e com pejo di
de
, y o que quedb por encim o entre s subak individues. A medid
e uno se moví de sde e fndo de sistem hst cúspi de, u no e tr s
db de un gm má estrech de reevncia poític un más nch,
d una concentr ción de interé s en os pectos más técnicos de cu tivo o
l riego un gutinción más integrdor en too suntos que ean e
es y rituaes más que burocráticos o dministrtivos, y e uns fms
ci es ben equi ibrda s y sóids otr s más ágies y expos ivs.
E centro d e grvedd poític se sen tb muy b jo en e s istem, t
mo ocu rre en todos os si stems de ese tipo , y t co mo ocu rrí en e Est
d b inés en gener . Así como e er tensdo por ue rzas opuestas
e tirbn en su interior -por un do, s erzs centrípets de ritu
tt, por e otro, as erzs centríugs de estructur estt-, sí
mbién e sistem de subak -un de s bses sobre s q ue reposab e
negar- se veí pretadmente ceñido por presiones igumente ouest :
r un do, su prticu r nturez segment y di spersiv en an to ue
titución socioeconómic concret; por e otro, s demnds integrdo
que sobre é se ejercín trvés de cuto de rroz. En est instna,
evmente cu tur vení de rr ib bjo ad oc izció n de B tu
Ku, este descenso er itermente sico-, mientrs que e poder mn
hci rrib desde e fndo.
En tb 1 , he intentd o esquemtizar e s istem en un digrm , re
miendo de est mner os comentrios precedentes. 09
18 NEGARA
Tabla l.
E l sistema d e a sociedad d e regantes (subak).
Nivel estructural
(Pu Batu
Kau) de riego
(bedugulcatu)
* Sólo se dan los término s veáculos más comunes de Tabanan Si n o se dan téino s, bie n
se usa u n término específco, bien el us o es demaiado variado y complicado para po der
er sintetizado ci lmente.
** Muy esporádicamente, dos o tres subak concertadas emprendían trabajos conjtos en
rvicios conju ntos T ambién muy de vez en cuando, se rmaban uniones estables de va-
as subak.
*** Tebih es el téino literal p ra tea. Tenah se fere a la unidad nal de rpao del agua
e riego, y puede in clu ir una o vaias teazas, o, mu y rmente, un solo agmento de teaza.
Sindok,sobre
cado en elsueste de Ja va
capacidad eran Estaydosbazar
para deender «tadichos
administrar lasocrpuertos.
áticos», edif-
El coercio de larga distancia, con altos márgenes, es «una constante
hist órica» en Indones ia, tal coo ha demost rado J. C. van Leur; la explo
sión del tr áfco de especias en los siglos XVI y XVII, que desembocó fnal-
ente en el gobierno colonial , es sencill amen te la repr esenta ción más v i-
sibl e y dr aática de esa «con stante» . Desde casi los tiempos de Cristo
hasta casi los nuestros, el tipo de ercadeo de aventureros que Gibbon
caracte rizó coo «esplénd ido y t rivial » confri ó al a rchipié lago una uni-
dad co mercial qu e ltaba en c uant o a la lengua, la cultura, la polí tica, la
raza o la r elig ión. 4
hacaPor lo que
dicho trá conciee a Bali,
co . Miraba ha cilaaclave
el sur,eshacia
que en buena edida
el Océano no donde,
Índico, miraba da-
dos los puertos pobres y los mares encrespados, apenas había movimiento
comercial , en lu gar de mirar hacia el norte, hacia el M ar de Java, el Medi
terráne asiático dond e merc aderes chi nos , ind io árab es , javanese s, bugi s,
alayo europeos iban y venían como hacen tantos vendedores ambu-
lantes po r las calle s. Buena parte de la repu tacón de aislamiento y en si-
mismamiento de Bali proviene de este hecho: casi parece no existir en un
universo cosmopolita de trotamundos marineros, donde los grandes nom-
bres on Malacca, Jamb i, Palembang, B antam, B anjermasin, Japara, T uban
y Makassar. 5
Pero, aunqu e el pto de Sin garaja era el únic o cent ro com ercial de
una im potancia en B ali a través de la mayo r pate de su histo ria y
s no era mucho en el con texto d e las econo mías d e los E stado sbaz ar in-
nes ios-, despué s de q ue lo s hola ndes es se estableci esen alí hacia la
d del siglo X IX, el mund o del comer cio int ernaci onal e mpezó fnal-
e nte a pe netrar en el corazó n del p aís, en el sur , y em pezó a hacer lo con
uerza cre ciente . Hacia 1 87 6, se dic e que Bangl i, un l ugar q ue «ha ce
nta años era el más pobre de la isl a», alc anzab a un volume n de nego-
cio nual que rondaba los 300.000 florines Un cuar to de sigl o más tar -
en 1900, Kareng asem t enía un cente nar de chinos impot ando op io 2 3
122 NEGARA
caé,
de habiéndoselas comprado drectamente a los señores, en calidad
«yermos»
ero de todos lo s desar ollos de puerto s comercial exis tentes durante el
siglo IX, el más signi fcativo, el má s dramático y, ar tunadamente, el más
vívidament e descrito es el ue tuvo lu gar en Kuta, sobre la costa sur de Ba-
dung , entre 39 y 1 56, ba jo el liderazgo d el mercad er aventurero danés
Mads Lange
Lange, ue partió por primera vez hacia las Indias a los diecisiete años
y pasó allí el rest o de su vida, empezó r ealmente su s operaciones en l a isl a
vecina de Lombok , dominad a por balineses. Designado subandar de uno
de los dos señore s import antes del lug ar en 34 espl azó a un chino, lo
que
to seeraencontró
por sí mismo un signoade
conrapuesto unue las cosas inglés,
euivalente e stabanuncambian do,
tal George pr on-
King,
que e nombrad o ese mi smo año por el ot ro señor. Cuando los dos s eño-
res, urgidos por sus dos «rajás blancos», se sumergieron en una guera el
uno contra el otr o, los europeos des arroll aron su s carrer as consi guie ndo -
mas paa sus patr ones hasta que, derrotado su hombre, Lange huyó a Ba li ,
estableció una ctoía en Kuta en 1839 y la mantuvo hasa su muete, en
56, a los cuarenta y nueve años. Durante uince años su prosperidad
no sobrevivió a Lange, Kuta se convirtió en el primer puerto comercial
verdaderamente signi fc atvo del B al i meidional , llegando a ri valizar con
Si ngaraja, donde, en ese mism o período, l os holand eses se estaban estable
ciendo sólidamente. 2
Kuta esaba situada a cinco millas al ur de Badung la ue, durante
este período, era probablemente la corte má grande de Bali, y, con seguri-
dad, la más extravagante, en el escaso hilo de tiera por el cual Bukit, la
desolada meseta ue rm a la extremidad meridional de la is la, cuelg a de
alguna manera, con su rma de pie derme, del resto de la isla (véas e
map 4 ) Había dos puertos, cada uno a una milla del cuartel general de
.
Lange, y cada uno a un lado del hilo, puertos que el dané utilizaba alter -
nativamene de acudo con el cambio de los monzones. Para 143, ten ía
ui nce barcos pro pios , algunos de hasta 1 5 00 toneladas, que mantení a en
continuo movimie nto por el ar chip iélago oriental, comprand o auí y ve n
diendo allí Y, aún más importante, «apenas pasaba un día [escribe Helm s,
el joven ayudant e de Lange] sin ue apar eciese alguna nave extranjera ]
ANATOM ÍA POL fTI C A : EL PU EBLO Y E L ES TADO 123
GIANYAR
TNAN
BADUG
Puri Den Pasar
Kuta
•
OCÉO ÍCO
Bu ki
Mapa 4. Pueo comercial de Kuta (según Nieuwenka mp, 1 906- 1 9 1 O, pág. 169).
124 NEGARA
Lasun
ce con monedas las
agu jero en ya mencionadas
el centr o eran kepengs,
la mone da pequeños discodes de
in mediata todbron-
o el
coecio oca y su tráco y man ipu ació n era una d e las activi dades má
impotantes laborosas y provecosas del puerto. Se compraban en Chi-
na, a peso, de 200 o 1 400 por un dóla r oland és. Transp ortadas a Kuta
en navíos ci no s, cientos de bosas a a vez» a leg ar mujeres balin esas
las tenían que contar nuevamente y colocar en cordeles, a razón de dos-
cientas por corde . Reagrupadas d e ta guisa , se ut ili zaban como medio de
pago, al cambio de setecientas por dóar (he ahí el proveco), en un sis-
tema de equivaencias ndamentamente jas: «Tantas medidas, tantos
pais». 8 Vadría a pena mencion ar» dice H elm s, quien sabe muy bien l o
que realmen
cibí an a un prteecio
valeuni
l a pena
rmemencionar queprecio
( . . . ) y que este las gran des ristravariaba,
raramente s ( . . . )ue-
se re-
ra e que uera e estado de os mercados europeos o la luctuación de los
precios en otros ugares .» 9
En consecuenc ia además de los rasgos gener ales más recac ados de los
enc aves e puert o comercia aisl amiento político, orienta ción interna -
cional y dominación del comercio por «minorías» o «extranjeros», mar-
chands protégés130 de os poderes locaes, Kuta tam bién poseía los ras
gos menos r ecalcados pero igualmente diagnóstico s de equivalencias
consuetudinarias, precios administrados y dinero interiozado. Las equi
vaencias con suetudinarias, en tanto que valores r elativos de las principales
mercancías aé y arroz bueyes y opio se acordab an según as expec
tatvas establecidas ocamente que, una vez generadas no se alteraban
cmente por los cambios globales del mercado. 3 Los precios admi
nistrados, en tanto que expresiones monetarias de dicas equivalen
cias (tantas medidas, tanta s pai s» ), eran simplemente decret ados por La n
ge, en nció n de s u estimació n de cuánto e costaba sumi ni strar monedas
al puesto y de qué benefcio podía obtener aciéndolo (en paabras de
Polanyi os precios eran las precondiciones del comercio no su resulta
do). 3 Y e dine ro interiorizado en tant o que kp ngs , aun que se compra
ba en e exterior y se encon traba en todo el sureste asiát ico nc ionaba com o
e me dio de pago en este puert o comercia co ncreto i ndependienteme n te
de cuá era su ncionamiento (o e de cuaquier otra moneda) en ot ros
ugares. 33
ANATOM A POL T I CA: EL PUEBLO Y EL ESTADO 125
Kuta, con tod as sus con exiones cosmo poitas y todas sus depen dencas
) aes, era un cosmos económico por sí mismo . Las gentes iban aí n
cos desde e extranjero, desde utramar, a pie o a cabao desd e cua
er punto d e a is a para procura rse bienes , y Lange, e dobemen te
tégé (tanto e gobieo de as Indias Orientaes Hoandesas como los se
es de Badung se rerían a é como a «nuestro subandar>> ) , tataba de
egaro todo par a que así pudieran hacero . Cuando e capaz, el puerto
speró; c uando no o ue, anguideció, y o m ismo e ocu rrió a é .
5
De todas rmas, mentras a prosperdad de Kuta duró, ue un ee
nto más t a vez e más diná mic o duran te unos poco s años en l a ex
sión genera de la vida comerca que, mucho más tarde que en a
ayor pae de archipiélago, sacó a Bai de sigo x v y de negara y o
todujo en e sig o xx y e Binnenlandsch Bestuur. Sin duda, Hems es
y peciso cuando dice: «Tenía mos pocas eaciones sociaes con os
neses
n aentar; en visitas».
reaidad, 1 3vi4 vían
Perodeeuna rmadetanKuta
impacto pobry de
e que
a d cmente
expansión copo
ecial en genera en as v idas de todas estas multitudes no vsitadas no
ó de ser pr ondo y, medio sgo más tarde, con e l fna de puputan,
oucionario.
Para los señores que l o «protegían» , Kuta er a un a uente de tribut os, de
s paa decorar e Estadoteatro. Para os mercaderes que la visitaban
e pezón por e que se podía succionar a substancia de país ta
o, en e sigo xvr, un navegante portugués poco ceremonioso descr
os p uertos de comercio de Java, comparand o a s a con una cerda .
A ange, que tenía «en su naturaeza más de audaz vkingo que del pru-
te comer ci ante» , 13 le confrió a opotundad de jugar a Lord Jim más
n tarde especto a a mayo pa rte de resto de archip iél ago . Pero, para e
negar como ta, era e pincipio, o mejor dicho, a mitad de fna. Como
araja y, como en mucha menor medda, Kasumba, Kuta ea e
ngenioso voorloper (el que a an a e terreno, e que prepara e cami-
de a erza poí tica a Eur opa disraeana 1 36 a la cua se iba a ren-
Viejo Orden, después de haber resistido ante e Isam, a Co mpañía
ndias Orien taes y e colon iai smo de pantación .
mpacto de Kuta sobre a pobación genera tuvo ugar tanto a través
mpicación de os nativos en e msmo trabajo de puerto como a
s de a propagación por todo e Bai meridona de o que sóo se pue-
amar, para evit ar otros tér min os más cooquia es, «e Espíritu de Co
co».
1 26 NEGARA
cuente de o habitual:
Mientas [es decir, durante l desayuno de Helms, ya que está describien
o una jornada completa] retahílas de ponis han ido convergiendo hacia
nestra fctoría desde distintos puntos del país, tansportando cada uno de
elos cuatro cstos llenos de poductos de la isla. Cada pequeña caavana es
taba a cargo del propietaio, habitualmente una mujer, y entonces ya se podía
dar por empezado el trabajo diario; hacia las siete todos estaban tabaando.
Medir, pesar y empaqueta ean actividades que se sucedían con apidez, y
largas hileras de caros transportaban bolsas, frdos y barriles hasta Ja orila
del mar.
Pero na rama más excitante de nuestro comercio era el tato con carg
mentos vivos( ...)Cuando se dba Ja orden de caga uno de estos navíos b
cos anceses de animales procedentes de isa Mauicio, «vedadeas acas de
Noé»], sólo se necesitaa envia, con unos pocos días de antelación, alededo
de ua docna de damas balinesas -ue actuaan como nuestas agents e
tales suntos- y, en el día acodado, Ja playa cercan a al Jugar donde pe
maneía el bco apaecía abarotada de un númeo de animales que supera
n vas veces la cantidad deseada, de ma que entonces se ectuase a se
leccn.
E potagonismo de las mujees en todas estas tansacciones ea un rasgo
peculiar de Ja vida balinesa; pero sus capacidades en los negocios justicaban
Ja conanza de sus señoes y de sus patones( . )y cuando se tenían que pe
parar emarques de animales vivos, se requera cieta discecin para disti
bui las partidas ente nuestros amigos a su satisfcción
Cuando llegaan media docen de mujees, cada una con un séquito de es
clavos ue en tales ocasiones llevarían oendas popiciatoias sobre sus ca
bezas, en Ja rma de cestos de deliciosa uta, resultaba dicil guarda las
oporciones d ma que todas quedaran satischas Aquí, po eemplo, está
na pequeña uje, goda e insinuante, a la qe solemos llama Anak Agun g,
iatura del Grande» [de hecho, es n título noble qe quiee dcir litera
mt «Gan Personaje»] s la esposa de Gusti Mate coectamente, «Mad »;
«Gsti es también n títlo triwangsa]. n noble de rango Ha hecho mchas
milas esta mañana con sus ponis y sus sirvientes, y quiere contrata Ja ntreg a
de un cieto nmero de bueyes y cerdos, por no mencionar innumerabls gn
sos, patos y aves de coal. ¿Cómo se pueden resistir sus ruegos? Pero, por otro
lado, está eme Kingtang, una muer delgada y alta, qe, lamento decir, es
adicta al opio, po qe deende con energía ss lagas relaciones de neocios
ANATOMA POL TICA: E L PUEBLO Y EL ESTADO 127
mientras una tercera grita que la última vez sus bueyes fueron rechazados en
vor de los mercaderes de su hermana.Y de esta manera, a discusión sigue y
gue.
Posiblemente, en esta coyuntura el señor Lange haga u aparición cuando
odas ellas, a coro, apelen a él, quien, lo más probable e que, con su brusque
dad habitua, conienta en quedárseo odo, con gran embarao del desartu-
nado empleado que, cuando llegue e da del embarque, se encontrará con que
iene en su manos dos o tres vece más animales de los que el barco puede
aguantar, y sin aber qué
irones. Naturamente, hacerestá
la playa conrepleta,
el reto.y Con este día
el mugido delllega la guerra
ganado, de los
los chilli-
dos de los puercos y el cacareo de los gallos, mezclados con los gritos de o
nativos, componen una escena en verdad muy animada.138
ea una cia precisa, dado que era el resultado vaiabe de cicunstancias
políti cas y come rcia es i ntercone ctadas. 1 4 1
Esto no sólo era ve rdad respecto al tamaño del pago, si no también res -
pecto a su destinac ión. Aun que e n teoría e pago se hac ía a Gdé y Kara n
en tanto que «propietarios» del reino comercia, de hecho, se distbuía en-
tre las casas de la línea re al e inc us o, en oc asion es, entre casa s cl ientes. Y
esto no se hacía de acuedo con algún sistema fjo y reguar de divisiones,
transpotar primero a ero Cong. Sólo después de que Cong lo insp ecco
ra, Jo pesara, Jo registraa y Je cargara los impuestos previtos, po día el
aé transpo do a pie por cul íes que lo l levaban en cesto s equ il ibrados
sbre Jos extremos de una v ara apoya d en los hombro ini ciar su cami
o hacia Ja costa, directamente al sur de la capital. Desde allí s decr,
esde Ja playa , ya que a llí no había ningú n pueo, se tra nspoab a en pe
ueños botes, bien las diez millas dirección sureste hasta Kuta, o bien, más
menudo,
el mapalas1 ),treinta dirección noroeste
para embarcarlo hacia e hasta embrana
l extranjero. 43 (es decir,
Para Negara
el opo, el ro
eso er a el mi smo, pero inve tido. Fuera quien ese q uien l o import se, se
trasladaban las cajas desde Ja playa a ero Cong, donde se pesaban y de
ás, paa que luego sus propietarios se la s ll evaan con el ob jeto de vend er
u contenido al detall e. 4
As í pue s, a pesar de su loc aliz ació n tiera adentro, y a pesar de ls pro
ndasenimplicaciones
eba de ero
de edor suyo, su director en el tráfco
Cong tambié ambulante
n era un que remoli
pueo comer cial : un Ju
ar dejado aparte, a través del cual se bombeaban los atículos valiosos,
cia dentro y hacia era del país, permitiendo a los señores pa icipar en
s benefcios del comercio sin tener que practicarlo personalmente. Lo
ue Lange hizo pa ra Jos señor es de B adung los hizo mercantiles s in ha
rlos mercaderes, Cong lo hiz o para Jos de T abanan .
La princ ipal dier enc ia era que, en los tie mpos de Cong, el «Espírtu del
mercio » había penetrado tanto en el sur de B ali , que co nfnarlo en Jo s l í
tes de un enclave extranjero se había conveido en crecientemente di
l . Para el cam bio de si glo , había vended ores ambulantes de oio mu-
s d e ellos balineses en tod os los pueblo s del reino, y en las área s
eteras creció la concentración de compradores y el tráfco se volvó -
l . Tejer, en tiem pos una artesanía especia li zada, se convrtió en u cti
d muy extendida ; e l algodó n necesario para p roveer a los telr m
ó a ser cultivado en Krambitan; y varias aldeas pobres e tir del
este de Tabanan se transrmaron cas por entero en vendedor mbu
tes de ropa. 45 El mercado de la cpital se transrmó en un sunto co
a no. Y aunque las m ujeres bal inesas c ontinuaban esando en l a plaza,
p ezó a ser dominada por bugis y javneses que se grupron en una
u nidad r eside ncial la Kampong Jawa mencionada anteriormente,
da justo por d ebajo de el la . Algun os de los ch ino s, a los que ronto se
eron un árabe y un «bombay» s decir, un ndio musulmán, leva n
n tiendas permanentes entr e el área del mercdo y Ja «aldea javanes a»,
130 NEGARA
NOTAS
ació n entre negara y desa, pero tergiversan do un tanto sus trmins que su uso dbe
esurarse, complementándose con los derivados de «aldea», aparntemente más neutros
y n cierta rma más de acuerdo con el texto de Geertz curioamente, en inglés, resuta
i íci l derivar ad jetivos de la p alabra amet, o cual podría fundamentar rmalmente a
i tinción semántica estricta establecida por Gee rtz -viage por dea, amlet por ban
jr , pero de ninguna rma puede justificara ni imponera n una traducci ón a oro
io ma El dilema de traducción no tiene ouciones evidentes y se hac necesa rio jgar
n as extenines de ignicado, connotaciones, polisemias y homonimias propias del
ellano, aclarando cuando sea necesario a opción escogida, sin dejar de respetar as
ci iones de Geer tz
2. Dorpsrepubiek signica simplemente «repúbica aldeana», «pueblorepúbica»
e el texto extremadamen te influyente d e Goi ( l 960a) en Te Reigious Chacter f
the Viage Communi ; este te xto es el resumen clásico de la visi ón sobre los pueb ba i
es seg ún la cual «puede asumirse como gener alment e conocido e hecho que e pueblo
ma una unidad ceada y autosuciente una república, tal como la ha lamado apro
damente Ko» De todas rmas, el tema e puede hallar en prácicamente todo s
abajos del per íodo colonia sobre la vida en Bal i Vanse especialmente Ko rn 93 3; 1 92 ,
gs 75 y si gs Lase una visión alt eativa del pueblo bali nés e n Geertz, C , 959; 1 964;
y. en el prese te texto, en la pág 75
del t: El término Dorpsrepubiek, «república aldeana» o «pueborepública» al
o de la expresión más empleada de «iudadEstado», ha sido tomado por Geertz del
oandés Má generamene, la palabra dorp (que existía en ings antiguo en la rma
r) ha sido adoptada en ingls, particuarmente para designar os pubo hoandeses y
pequeñas ciudades en Suráica
La expre ión «comunismo patr arcal» ha sido to mada de Covarrubia, 1 956 pág 5 7
uri osamen te, e udalismo de la arist ocracia hindú só lo se super puso sobre el comunis
o patr arcal ba lins, y s iglo de gobierno f eudal no han podid o dehacer la independe ncia
rada de las com unidades de los pueblos » La suya es l a exposició n más decada de la
ía de la dorsrepubiek; para un vívido tratamiento novelístico, basado en ntes acad-
ias holandesas, de las relaciones desanega en estos términos, vas e Baum, 937 ; so
una visión de la organización estatal balinesa (paiculente de Lombok) como un
potismo «de conquista», «no hidráulico» aunque la tesis no resulta mucho más per-
iva qu e la de e te últi mo, véas e Van der Kraan, 1 97 .
4. La prncipal excep ción , y bastante parcia , era Singara ja, en el nor te de Bal i Pero
í, el desarrollo urbano era un relejo de desarrollo de la economía comercial del Mar de
Jva y era protagonizado sobre todo por no balineses: bugis, chinos, árabes, javaneses, ma-
o y otr os (véase la pág 1 20 del present e texto)
5 N de t. La pala bra «provincias» es una tra ducción li bre de outlier, literamnte «o
está, permanece, yace fera»
Nuevamente, el principal arquitecto de esta teoría es Korn vase, por jempo,
n, 1 93 2, págs 78 , 93, que par aaseo en mi br eve resume n Tambin otra v Gors
a) la uti liz a de rma l ibre y, otra vez, muc ho meno sut il, como i ura un he-
etab ecido en l ugar de una hipótesi s altamente especul ativa y, por lo que y puedo ver ,
no emasiado bien apuntalada En el resumen de Swelengrebe ( 1 960 pág 2 sobre la
ura bali nesa , nuevamente es prese ntada con el m is mo aire de ce rteza y con a m is ma l-
e evidencias que la sost engan Vase Van Stein Ca enfel , 1 947 1 94 para un ejemplo
iculente vívido de un intento deses perado por cua drar os hech os conocidos de
xvm XX
ona a
ción conocidos de invocan
de dorpsrepubiek, la estr uctur
do ea políti ca de Ba
imperialism i duran
o javan éstecomo
los iuerza
gos re constructo
y con
ra de manera haro sim ila a có mo Krom ( 1 9 1 i nvocó en su momento un im erialism o
132 NEGARA
ind ara Jaa a oneión a modo de apanage de la organizaión ocial rural en
a rego nes de iera baja» ambin e alla r eumid a en Laning , 1 977 , a 2. Así ues,
no on sólo lo ainees uienes surben e mio de Majaai»
7 Véae C eez, l 96 3b , págs 8590 La neeidad d e una des rición esuemáia
en el rsene eo e imoib le haer juiia , siu iera a roimadamene, a los dealles
de la org nizaión de o ueb los balin ese, y ariu larmen te a u ariedad. Pa de ri-
ciones y análii m eensos, vane eez, 1 959, 1 962, l 963b, 1 964; H Geez , 1 959;
eerz y eez , 975 ; Hobar, 1 975 Nueamene la erminol ogía aría amlamene y
nueamene e empeado la ue es habiual en Klungkung
8 diereni a del si ema nega aerado radialmene or la inurión direa de
o olandese d esde 1 906 (ase onlu ión, noa 2 1 ), el ssema desa no ha ca mbiado
uo ded e el iglo XIX aa el día de oy, al menos en relaci ón on auel lo aeco ue
auí e diuen Así ues, el uso del iemo rero no debe ser nerreado omo un in-
diado de ue lo enómenos menionado b en han deaarei do o bien e han ran r-
mado coniderablemene, algo ue rosso modo sí uede hacere con mi descción del
ado balné
9 N del . reciamene esa aceión de «civilidad» como urbandad» es la ue
eoge la Rea l ademia (juno con ora en desuso ue sign ica miseria, mezquindad,
groería») l uo ue ae Geerz uadra m on la exresión caráer cvil», pero
oneramo e rmin o ue él ei ge, ya que alara u se mánica eseí ca en el roo
eo.
10 e l Ciize n «ciudadano», de donde «iudadanía» n el sendo de «su-
jeo de dere o y obligaci ones debi do a su inegrac ión en una u nidad olíia» , concepcón
esablei da modernamene a arir de las eperien ia de las revolucion es americana y an-
esa del iglo xv111.
1 1 Un uso imil ar de kma arece enconrare en el viejo exo javans, Kidung Sun-
da en la a balakma (bala, «ejrcio»), on el signfcado evidente de «soldado»,
guardias» (véas e onda, 1 952, ág 305 ) Lo am esnos ja aneses mode os uil zan a
menudo la labra e n di o senid o, y, al vez en re ello s, «Pak Kama» ea el vocablo más
omn equable al Jon Doe» de los noreamericanos
del . «Jon Doe» u inveroímil raduón leral es «Juan Cierva» o «Juan Co-
neja» es un esereoip o reri do al noreameri ano medio com o lo e «John Bu ll » ene
lo inglees
12 La subak e diuida in exenso más adelane (ase apíulo 3, «La olíica del
reo» ), do nde se deal lan las re erenca aroia da
del t : Se prefere «soiedad de regane» a «soedad de iigacón» or irrigaion
siey ano or razone eia omo or lo omn y ajusado del uo de la rimera x-
reión en asellano En razón de esta raduón, se onede un anto arbirariament
un ero emenino a la ereión ernáula subak, emleada a menudo en el exo
del . Ea expr eió n, banjar yh o «aldea del agua», reuerza la imreión de
ue duió n de aldea» or bajares n sufiene y ue semejane é rmino n luye ac
ione e en asel lano reui eren o ra al abra omo «one jo» o «om ún»
N dl La ereión oadía de amesino s» se a ree rido a su oibl e aler
naiva ompañía de ameino s» ara raduir company ofpea san s Una de las aepcion
de la rimea e refere ecamene al sgnfcado en el eo, mejor ue el más genro
«omañía» o inluo «emrea» muy enrado eonómiamene Aun así, e eide n
ue oda ea palabra oada», omañía», emrea» ) ienen aepones y on
noaelione
ara aodiina
de «oradedía»)
u muyue
comn omo
ueden a nto la de «ermandad
oure er la radu on movo
i ón, omo cireligiosos»
li ar el n
erambio de exreiones en ano ue inónimo
ANATOMIA POL T CA : EL PUEBLO Y EL ESTA DO 133
1 5 Los ocablos a lic ados a la congrega ción del emlo e ran, y son, más ados qu e
alicados a la aldea o a la sociedad de reganes En algunos caos, pemaksan indica un
ruo de algn io de culo olunario, más bien que el de io obligaorio que se discue
quí. Sin embargo, enre los muchos rminos emleados ara la congregación no oluna
a de los «resemlos» que aquí nos ocua, quizá pemaksan sea el más com ún, siendo
demás muy a mliamene usado como «gru o de culo» uro y si mle ara esa últi ma de
nció, ase Kusuma, l 956a
16. N. del t : A arir de aquí, se roduce un cambio l lama io en el iemo ver bal . Ée
de mayor duración que algunas aleancias aneriores. Cabe recordar que odos esas
b igüedades, que he reseado, habían sido anun ciadas de alguna rma or el auor cuan
do comenaba al rinci io del caíulo la eriencia y l a acualidad del «s isema dea» en
ara ción con el « s sema negar».
1 7. Ha habido algunos inenos (or ejemlo , Goris, l 960a) de emlear agama «ex
reli goso» como el equialene ncional en Bali de hukun (es deci r, «ley musul mana »)
o, n cl uso, del derecho canónico medieal en Euroa. Pero se mejane uno de visa no ie-
Y pe m aksan aparece l a m isma g ran varied ad e n asu ntos , co o el tiemp o que se debe es -
r para enter rar a las personas tras su m uerte, el tiempo q ue los m iembros de un p e
an permane cen polu tos -sebe/ - tras u na muerte (as í c omo las i mplic ac iones de
14 NEGARA
d a oluón en as atvi dades so ial es; en algu nos asos también exste un erí odo se
be/ tras el matrmono véase Ko, 1932, pág 1 8) o lo días de trabajo que deben
aortar los membros de la aldea ua ndo uno eva a a bo un esetáuo de in neraón
En algunos uebo o triwangsa deben audr a las stv dades d el templo, m entras qu
en otros s les pro íbe aerlo; n otros, se s entan en los o nsejos de l a ald ea; en algunos ,
e les de n ex gr oblg aiones r elaonadas on trab ajos úblo s; en otros, n o; y en al
gunos sitios se es reonoen varios dereos suntuaro la onstruón de determ
nados stilos de ver ja el enteamento en un ementero dife rente et qu e en otros s
le s niega n En al gunos ueblos no deben aers e vasijas, en otros se pro íbe teñr de azul,
en otros no se uede ha er vino de aoz; en a gun os, e onsdera que e mar o o onta
mna a a pemaksan, y, al menos en un ueblo, no se ueden rar abras (Korn, 192
págs 882). Y or lo que re eta a lo «ten smos rituales », l as dif eren as son
inaabables, yendo desde rátas dvergentes o oasón del namiento de gemelo
(Beo, l 970; H Geertz, 1959), asando por la frma y la duraió n de los stejo de tem
lo (Belo, 195) asta la li sa y l lana r ohb ó n de erto s rituale (en una aldea qu e estu
dé la mosa danza d ramáta Rang daBar ong [ Belo, 1949] estaba robda omo orta
dora d mala suerte; y or lo que die n, en alg unas aldeas no ueden toar ni las orque stas
gaman ([N del t Préstamo lngüístio del javanés al nglés gamel, «manejar, mani
ula> que desgna a unas or questas r n ialmente de erus ón y a un n strumento pa
reido al xilófno) De toda s rmas, la l ave es que, aunque ada pemaksan diere de to
dos los demá , a meos, d e todos sus veinos en algún as eto del adat, en l
interior de un msmo pmaksan existe un omleto onseso, indendientemete de lo
grande o lo ontreñdo que sea
Para ejemplos de onstituoes esrtas de desa adat aw ig awg desa ada véanse
Geert y Grtz 1975 ágs 182-195 (n ejem lo de onsttu ón real, verdadera); Sudha
na, 1972 (ua re omos ión modea)
20 Realmente, exsten más términos ndígenas utlizados omo equvalentes de desa
adat, indicando todos de una u otra frma la idea de esaio santado: perbuman we
wenkan ds bum um pe/asan paya kuhum (véase Ko 1932, ág. 8 véase tambié
Ko, 193 ág 26 ) Como se ha señalado anteror mente, el roo térmno desa, n adje
tivaón, se reserva para todo el omplejo de agruamientos loales y, de eo, es utlza-
do de manera más ben vaga y diversa ( [N del t ] la traduión rouesta or el autor de
dsa or «ubl» omarar on la idea de banjar y on la alternatva de «aldea del
agua» of eida a ra denominar a soiedad de re gantes no le aree satisfa tora ni al
ropio autor y de aí los omentaros sobre esta vaguedades y dudas que aen ráti
amente mosible una traduión unívoa). Sobre este roblema, véase C. Geertz,
1959 Extraolar stuaiones resentes al asado, nluso a un asado reente, es una
empresa traionera, ero no veo nnguna razón ara reer que el ontorno báso del
sstema pueblerino del sglo XIX fuese dstint o del d e medados del sg lo xx y todas las
evdenas fra gmentarias que tenemos sobr e a organzaión de los uelo durante el
sgo pado areen aoyar eta opnón (véanse, or ejemlo, Van Sten Calenfels,
19478 Van B loemen Waanders 1859).
21 L ta, u na rmula balnesa estandar zad a, a s do ext raída de Lenk, 1927
ág 230. «ertenee» no es la mejor traduión en este ont exto, dado que no se trata real
mente del neto de «roedad» en el sentdo odental (véase más adelante ág 223)
22. Habtuamente exste un unonario je ([N del t traduón de la expresió n
rouesta or Geertz, ofcial head, ese a que sus omentaros posteriores tiendan a de
sautorizaradat
bendesa su proa
no eseeón) de toda
de ninguna de lasamaneras
undad un
Este«jefe
ombre llamado
de ueblo», sino muy a menudo
el rnpal e
erto en uestones del adat, la persona a la que se drgen as preguntas sobre el proed
ANATOMIA POL TICA: EL PUEBLO Y EL ES TADO 15
iento adeuado ua ndo exis te alguna duda. A demás, ada uno de os tre s temp los tien e
rito un saerdote propio -pemangku- que es responsab e de dir igir las actvi dades
eremoniales pr esritas p ara ada templo Este saerdote de templo n o debe ser c fndido
o n el sum o sacerd ote brahma na (padanda, pandita) m en c ionado ante riormen te ; de h echo,
ual mente es un sudra y nuna es un brahmana
23. Para el nega omo una «omunidad onsuetudinaria» at véase m adelante
g . 225
24 N. del t : «Otro Mundo» es Ja expresión que pretende reproduir e Underl
il izado por el autor literalmente «mundo subteáneo», pero reerido en onextos omo
te a los muertos Traduiones reuentes omo «averno« o «infeo» pareen inadeua
a a menos que se matien m uho las onnotaione que han ido adquiriendo de ritia
imo.
25. En lo asos en los que l as tres on grega iones de los templos no oiniden total
ente asos má euente de l o que en oasiones se ha preentad , es la pemaksan
el Pura Balai Agung la que se toma para defnir las onteras del desa adat Pra un ebo
o gene ral, aunque un tanto exeivamen te regu larizado, del s istema de templo balinés, é
e Gor is, 198. Para una rítia breve pero pene trante del conepto de desa ada de su re
aión on el bajar, véase Hunger, 1932
26. del t: La palabra empleada por Geertz es outpu «saida», «produc cn»
y util zada, inl uso en ast ell ano, en estudios de ujos ener gétio o de inrm ai, así
omo por eonomistas, i nrmátios y no poos ientí fos soal e
27. Para una desripión ompleta de tal tipo de eremonias, lamadas odalan, véase
o, 1953 Compárese on H Hookyaas [ -Van Leeuwen B oomkamp 1961; C. Hook
aas, 1977.
Típiamente a da templo elebra una eremonia de tres días ada 21 O (o, en el aso
Pura Balai Agung, que sigue el alendario ombinado solar y lunar, ada 355 días).
o signi a qu e asi un día de ada veinte se dedia solment e al ritual. Además, se
esita al menos una semana de preparaión para ada eremonia. Luego, los balineses
oupan de una u otra rma de asuntos del Kahyangan Tiga uno de ad siete días,
nque es eidente que el reparto del trabajo dentro de la pemaksan redue onsi dera
emente la arg a de ada indiv idu o o mil ia partiular Para algu nos aspectos de la in
en sa antidad de «trabajo» (kaa) desa rrollada en los stejos d e los tempos, véanse
nuevo Belo, 1953; . H. Hookyaas [Van Leeuwen Boomkamp], 1961; C. Grader,
9
28. Para un ejemplo onreto de estas di spersin y oini denia par iales d e la s ads
iiones de los miembros de grupos orporati vos simu ltáneos, sekas, en un desa balinés,
ae C Geertz 1964. Sin embargo, inluso puede apreiarse en un pueblo tan anormal
(IN. del t ] srci nal, deviant, «desv iado» , «anorma l» ) omo el Tngana n de Ko éase Ko ,
3), el locus classicus de la teorizaión sobre la dorpsrepublek Sobre el «prinipio
.1 a » (seka sign iia literalmen te «ser omo uno») , la i gualdad de los miembro en el on
xo del grupo del ual son miembro, la irrelevania de esta adsripin respeto a otros
os a los que puedan perteneer, y la preedenia legal de grupos de srcen obre gru
derivados, éase Geertz y Geertz 1975, págs. 165-166; omprese on pg. 3031,
-16 6 .
29. N. del t Geez utiliza a modo de ilustraión omparativa los término steward,
hai/ y senescha/, propios de la organizaión administrativa de la monarquía inglesa no
xesivamente bien diereniados, partiularmente e primero y el último, amén de «haber
rrollado» s igni fados apliado uer a del onte xto monárqui y que han sdo ra
dos respet ivamente por algu nos de s us equivalentes en astellano también disut i
y variables
136 NEGARA
30 En iero enido, Taban an s f ) es realmene algo así omo una ersión esria de
diha «ns iui ón Compleada en su rma a ua algo después d e la inrusión holande-
sa de 1906 en Tabanan, no esá laro si es la obra d e un solo auor, que habría exraído y re-
frmula s onenidos de ma nuscrios aneriores esrios sbre hojas de palmera, o si es
una aumaión n reoar de dih ipo de manusrios para el prmer puno de isa,
éase Wey, 1972 pág 85, noa 241 ) Consi e en una genealogía dinásia presenada en
rma de ds urso, en el senid amplio de hisora mil iar, del dadia di rigene de Tabanan
batur, el éino eleado para dadia- y de algunos de sus dadia aliados o lenes,
además de ser la róni a de diersos eenos oneados on varos punos de la genea logía
Aunque lejos de ser sisemáio, e orden general sigue los reinados de los reyes de la l ínea
nu lear: allí do nde resu la apropiado se les adhie ren los disti nos aoneimienos y aque llo
que e ree re a las l íneas aliadas
Las seiones más iejas remonab an hasa Jaa los orígenes del primer re y de la ínea
nu lear de Tabanan, es deir, hasa Airla ngga, rey de Daha en 1037 Se remonan hasa él
los marisale s de ampo ([N. t.] expresión u iosa e mpleada por el auor, ,
que reuea al marshal «marisal de ampo», hoy asimilado en oasiones bien al
je supm de ejério en agunos países, bien al general de disión del ejério espa-
ñol, pr que no se uili za ni en inglés ni en español) de la inasión de Bali por Maj apahi
en 1 334 os llamados «Arya» ([N. t.] el apelatio no puede dejar de evoar la rai-
gamb ulura india de Majapaht una leura biológia, o inluso énia, pareería
bien desaerada, aunque la eimología podría ser más engañosa de lo qu paree a
prmea visa ; ale la pen a ecor dar, de o dos modos, q ue, dejando aparte e pos ble si g
ncado pr imige nio o no om enónimo, «ario» ha sig nifiado en la Ind ia «noble , «de
bue na una») , as omo se desri be la nasión y la ad jud iaión de las d isin tas p aes
de la sla entre ellos au nque el los en persona mantuieran su residenia en Sampr agan
omo «misros del inerior») Arya Keneng, a quien se le asigna Tabanan, es por lo
ano onerado el undador de su línea real A ees, omo en la geneaogía de Den
Banas oecida más adelane, se onsidera «iniiador» de Tabanan a oro de los maris-
ales de campo, Arya Damar Otras eces, se represena a Damar y Keneng omo una
soa persoa Las res ersiones se encuentran en el Tabanan aual, pero, apare de a-
gunas diencias en uano a las preensiones de estaus en el ámbio paninsular, la
uesión no par ee ene r mucha i mporan ia En ual quie r cas o, se estableen di ers os
derehos sunuarios para la línea real, espeialmene los reaios a la inineraión, así
omo el esa us relai d e la l ínea en Bal i
Las secciones siguienes desriben a su ez la ndaión loal de la línea y el esable-
im ieno del puri de Tabanan propiame ne diho bajo un a Raja S ingasana Se menionan
arios di rigenes aneriores, habiuamene on el íulo de kai, así omo algunas diren
iai ones loales omple jas , rmaiones de nuea s asas, e Se desriben alguna s gueas
empranas, espealmente on Mengwi y Penebel, omo en el aso de la rmaión de la
asa Krambian, prm ero mo un pemadé un «rey segund ón , éase la noa siguiene ,
y má arde omo una línea independiente, aunque aliada
La eio nes nal es uena n a su ez ómo el Esa d de Tabanan reibió su rma «
nal , in l uyendo ómo se esableó la asa de Kalra n omo segunda a sa dirigene, ómo
se frmó e abanico ompleo de asas onoido en e si glo XIX, y óm o ouió odo eso a
ravés de un amplio s urtido de inrigas, marimoni os, aro idades, asesin aos, gueas, er e
monias de paz, n i neraiones y demás Se desribe on dealle la inurs ión holandesa y lo
sucdios en auiidad del rey y del prínipe heredero, así omo el esableimiento del ar
go de direor hoandés «al ene de Puri Kalran» y l erdader «n al el marim o
nio que romp ía on el sisema de «asas , en 1912 de una mujer de una de las asas sup e
rore on un adminsrador risiano menadoné ([N t.] naural de Menado, ud ad
ANATOMÍ A POL TICA : EL PUEBLO Y EL EST ADO 13
comercial del noe de las Célebes que ha sido la caital administatia de la rovcia in
donesa de Su lawesi) llamado Kame r, que a la sazón ocua ba ta cg o. E l maucito se
acaba desués de uno s ocas notas, ob iamente añaddas , que se ocupan de a ación de
gunas de las casa s más re cientes.
31 Estos maas eron dibujados a arti de a memoria de lo inrmant e el esbozo
de Tabanan al rededor de 19 es oecido en Schwartz ( 1 90 1 ) ([N del t ] éase maa d e a
caital» -maa 2-) y l a existente cas a de Den B atas si gue en osesión de a geneao
a, muy elaboradamet e escrita y anotada (éase maa 3, del «teitoio», y gua 3).
ecen dscreanci as, aunque ni ngun a de elas crít ica, cuando se coteja e mateial oceden
e de las tres uentes muchas de ellas aecen deriar sea del uso de dientes nombres
paa di rentes casas -muchos nombres de casas, esecia lmente de las más eriféicas, so
agún tio de toóimos, aunque las casas no se ubiquen necesaamente en los lugaes or
o que eciben su nombre-, sea de direncias de oinión sobe si ciertas casa distantes
etán realmente relacionadas a la línea nuclear. En cualquie caso, la lista de casas es able
paa las casas mayo es, constituyéndose como rincia l osib ilidad de e o la osibi idad
de que dos o tres casa menoes hayan sido omitidas o mal ubicadas sicame Para to
aas de alguno s de los puri y je de Tabaan, éase Moojen, 1926, láminas 1 33 , 34, 38
45 46
Naturalmente, las chas del eríodo que estoy utilizando aa Tabaan so la eota
de Mengwi a manos de Tabana y de Badun s como el a quo y el saqueo de Tabanan or lo s
olandeses como el ad quem l último florecimieto del Estado cáic. De nueo, el
émio «linaje» se utiliza ara simlicar, en el sentido cooquial, no en el técnico. Así
pues, o hay un témino técico establecido a a el ti o de gos de paien tes que so los
adia bali neses, aun que estoy ensando en rom over bien «indrids» bien «kineages» .. . ¡es
chiste! Véase Geertz y Geertz, 1975
de t En su recurso al humor ara exresar la dicultad de tiicar y traducir la
emi ología de aret esco balie sa, Geez « inenta» un as alabras híbridas a artir de dos
ocetos dis tntos y un tato ouestos de los estudi os de aren tesco: lineage «la je», que
upone ua li ación mil iar rígida, bi en denida y tíica o, al meos, redom antemente
anática; y kindred «ml iares» , térmio que no conlea un tio d e l iación cocret a, sin o
e exresa ua rma de clasica o ercibir a distintas ersonas como ietes en un
etido muy laxo
32 Sobre la cuestión de quién debe se contemlado como el étice ancestral, si
aio (Arya) Dama o Har io Kenceng, éase dos notas ante s ( [N del t ] sobre las expe
ones «mariscal de camo» y «general de camo», éase el comentario del taductor
eado en esa misma nota de Gee rtz). Ya que Bata -término alicado a los c inco pi
eos reyes de Tabanan- sig nifica «D ios», la cuestión esulta bastan te teóica e cual
ie caso.
33. Con el suici dio de estos dos hombe s (Cakord a Gusti Nguah Rai Pean g y us ti
uah Gdé), la uina de su alacio y el exilio a Lombok de todos sus arientes cecanos
e decir, de las getes de las casas de Gdé, Dangin, Ecutan, Den Pasar y Tama éase
apa 3), el seño de Kalan, el «rey segudón» de Tabanan, que, or razones inteas, ha
a esultado más cooerador, e coneido en el más alto ncionaio indígena del área
gawa gdé). Sobe la historia reciente de la nobleza de Tabanan e geneal, éanse C.
eetz, 1963 y l as nota s de la ág. 245
4 N de t : La expesión utilizada o Geertz es habther que e puede traduci
por medo hemano» o o «hem anast o» Si n embag o, en castellano, es te últim o oca
b lo
iene connotacion
a eación es eyoratias,
sanguínea o bien se eee
entre ellos quialentes al a hijos de cónyuges
stepbther que no
inglés-, tienen
o n nse
lo que
e ee la pimea posi bi i dad de taducc ión, en tanto que tér mi no general neuto oueto a
138 NEGARA
«erma caal» n cualquier cas, ésa, cmo ora raduccines de érmins de aren
eco, n acaba de er del d saisc ra, dado ue el «cr sanguíne», an imran
e is ór amene en la denici ón jurídica del parene c en la mayr a re de las scieda-
des occid ntale en e un ael muy variad llegando a estar ausne en las cncecines
del aret c de oras mucas cu luras
35. n el Taban actual ay, al men, do leyendas d rigen que se cuan de ls
orígenes de amban n una, ls ndadre de Badung, Tabanan y rambian eran me-
dio ermans el ltim era el de saus má alo, er arió ara esablecerse en rambi-
an rq ue le gus taba la vi sta En la ora, el undadr de Krambian era el ijo del rey de T a
banan con un a mujer de al satus , er e delazad en la suces ión r r ij a bdo
de una mujer de esaus baj a caua e un juramen ecuad r el rey (véase Geerz y
Geerz, 1975, págs 132-133) o ( 1932 ág 303) señala que, en e l siglo XIX, un escrir
javané que escrib ía sbre Bali Raden Sas rowidjj reendía que la madre del rín-
cie ereder de Tabanan debía rceder de ambitan; er nunca e íd a nadie decir
alg semjate y amc las genealgías ayan tal inión Scwarz ( 1901) dice que la
leyenda uba el alaci de Hari Damar en ambian er, al igual que en la armación
anerir he oído nunca a l versió n, ni s iquira que uvira un ala ci local en ab slu
las genlgías onrbuyen a ralecer esas dudas, dad que asocian la fundación del puri
de Taban cn el sex rey d la l ínea nuclear, y l a searació n de la casa de Kambian cn
el sétm. Se debe recrdar que, e n das esa s maer ias , las istrias, genealgí a y si mi la-
res s inev iablemene al gacins d saus denr del s ise ma en cnsecuencia, es na-
tural qu varíen de ua a ra ene n nción de ls inereses ar ic ulares en jueg Aí
u, las nroversi as las investigacine acad émicas n s de la «verdad au énica» r-
ulan mayrmene infrucusas y dslcadas L que s scilógicamene crític es la
trucura dl sema, y n qué enidads pariculares aarecn en su inerir y qué lugars
icul ar cuan É se es r de ss uns en ls cuales ls inenos de escribir lo que
n ued r escrio, una isria analítica, de jar detalles injables, sól uden gn-
rar il usin.
6 Tmbién e ignorad tan en ls maas 1 y 2 cm en m i tal de treinta y trs
casas r eal y nbles las casas secundaras je gdé y jer de ls dadia de ambi-
an, abaKaba y Perean, cn la xceción de Marga y Blayu, rerids a este úlim r
ejeml, slamene rambian, dnde abía res puri, eía asciads uns veine je r de
variado satus Tamc s an listad ni cargraad las casas muy riféricas y la lí-
neas menres indeendienes raridas pr el erriri, dad que resulaba imsible re-
cnsir un censo que las inc luyra a das Si se ubi era did ace r, el nú mer de casas
triwangsa del área de Tabanan acia el nal del sigl a sad abría c recid asa acercar -
se al cenenar
37 La casa real nuclear, Puri Gdé, es llamada en casiones Puri Agung, siend agung
una rma nríca halus de gdé, cn el mis m sign icad, tal com sucede cn da
lem u résam ling üísic javanés) resec a
3 Para cnsrvar raznablemene claras las líneas básicas esrucurales de l que es
en cualu ier cas un iema muy cmlic ad, e r educid al m ínim ls dealles de la r -
ganización del arnesc entre la nbleza Alguns de ess dealles se ueden encntra r
n el caí ulo 4 «EI aren esc n el dmini úblico: e l dadia nble», ágs 1 17 -1 52
d Geerz y eerz, 1975, y se acnseja al lecr ineresad en l que dría llamarse «m i-
cranato mía» de la plítica balinesa tradic inal que Je eche un vi staz. La genealgía de Ja
fgura 3 ue btenida -junt cn las claves leyendas antada que a acmpañan- del
Jr De Banta s, cmple tán a
dse con
coegido a lg unos errores menores (Geaerz
ayuda dertz,
y Ge vari
1 97i nrmantes
5 , fgura 1 5 de la casa
pág. 1 26),real.
descSeubhie r-
tos al relaborar l marial org in al .
ANATOMÍA POLITCA: EL PUEBLO Y EL ESTADO 139
Se debe insisir una vez más en que ales genealogías no son ano regisros hisóricos
como documenos que explican y jusican las relaciones de ea us exi sns Aunque
el orden general de rango en el inerior de la casa real de Tabanan parece haber sido am
liamene consensuado, pueden enconrarse cilmen direncias menores direncias
reeridas a quin «sal ió», quien se desgajó exacam ene y en qu mome no pre cso deermi-
nando consec unemene quin sobrepasa en rango a qui én Sobre lapsos de impo más lar-
os, han s ido muy ecuenes las aleraciones del rango a ra vs de la recompos cón genea
ógica. De hecho, en mi maerial sobre Gianyar ue e más bien menos ineamene
esable que Tabana duran el siglo XX-, dichos reues del dgrí suln bastane obvios
La simp licación con sise prncipalme ne en la el imi nación de as casas per ifricas, «ca-
ees» y a desaparecida s ([ N. del t ] «desaparecidas del inerio r, del Dale m» «sali das») en el
erodo de 1891 a 1906 y sumando alrededor de rein a y de odas las mujeres unas
cincuena, la gran mayoría de las cuales o bien se casaron en el in erior del dadia real o
bien no se casaron en absoluo, un desino coiene para las mujeres de esus muy alo.
Finalmene debido a la suación anómala creada por los suicidios de los dos limos
escendienes de la línea nuclear, mi discusión oma el puno de visa del dcmospimo
rey, que accedió al ron o en 1868 Eso se acuerda con l a prácica d e los propis tban eses,
ara lo s cu�l es se ue el l imo rey vrda dero.
39 La escura de la casa real ambin puede rprsenarse en los rminos del mo
elo d dirnciación de parensco discuido anriormene; en al caso aparece como
na serie de sub-dadia reals, jerarquizados de acuerdo con su orden de crisalizacón y
eresados a ravs de la imaginería denro/uera e/jaba), omnipresene en la simbolo-
a jerárquica balinesa (vase pág. 186. Así, cualquira a u derecha en esa serie es
«ero» y, por ano, s uperior en saus respco a i m ienra s que cualquiera a u iz-
ierda es <aba» y por an o, de esa us i nrior , sin que dos casa s sa n igua les la
na a la ora ni lo puedan ser dada la nura leza de dc ho or dena mieno, que hace de d -
ca imp osib il idad de igual dad un o de los principio s más bsoluamene gene rales de la es -
rucura social bali nesa Aunque lo s micronkings d l inter ior de lo s sub-dadia sean al
como los represenaron mis inrmanes, resulan menos consensuados incluso que los
macro», y, con segur idad, deben ser obje o de f recue ntes di spuas nr uo u oro de
los miembros de las casas implicadas. Nauralmene, cada casa iene un núclo y una pe-
riria, una gnealoga propia con un «inerior» y un «exeror», dibujando los escalones
e u rplica desde su undación ; para un e jemp lo parcial omado de B eng, vse Geerz y
eerz, 1975, pág. 150
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140 NEGARA
Puri Gd é no es inc luid a en ni ngún subdadia ya ue naturalmente era el m iembro cen
tral de cada uno de ellos en cada una de su etapas La representación simbólica de la casa
nuclear y del rey como una entidad esencialmente in mutable - replicabl e es di scutid a
más adelte (véase captulo 4 este mismo princ ipio se aplica de nuevo mutati s mutandis,
en el inter or de cada una de las casas
40 Cmo el érmino dadia, el término apropiado para su equivalente como lnea real
batur daem, también se usa para refrirse al templo ancestral de grupo ubicado en la
esuina nordeste de la casa nuclear «madre» véase mapa 2 l derecho y la obiga-
ción a parti cipar en l as ceremonias dedicadas a deicar a los ascendientes de a línea cada
2 1 O da era la marca de l pertenencia a la ca a gobeante por periférica ue resul tase la
adscripción
La palabras «ine», «house» y demás ([N del t.]) traducidas respectivamente por <<lí
nea» y «casa» ue me he visto frado a utiliar en inglés son en realidad torpes y poco
elegantes traducciones porque pueden rerirse a cualuier cosa desde el conjunto de la
di nast a de T banan a una de su s subdiv isi ones direncia d a los enques más amp lios
o má estos a un núcleo o a un grupo cadete. Mi experiencia dce ue «líne» es un
término usado po r los balneses ue se lim itan a hablr de «Tabanan» «K ungkung
«Kalr « Penebel» o cua uier otro. Y , ta l como conf ío ue el texto haya dej ado cl-
ro exte un vocable genérico vcío de estatus pra «casa» sino simplemente daem,
pu ri, je ro, griya, umah y pekangan, por eje mplo -umah era empleado para las cass
sudrs prominentes mietras ue pekarangan se utiliaba pa las ordinarias Para el
leguje que uti lian de eho os baeses al habar d e l o que nosotros on eptuali-
mos omo asu nto de « aón egua je ue recue a expresiones y onceptos com
«punto de orgen» «estación prda e el ca mino» o vehículo de «títuos v éase Gee rtz
y Geert 1975; compárese con Boon 1977.
de : Lo s problem as de tradución a l os u e alude el autor se mantiene n si no se
agravan a generar una versión en stelano. n primer ugr omo conseuencia lóg
de doblar e proeso tr aductor. n segundo lugar debd o a alguna s características propia s de
la lengua teana. ntre éstas resátese la asignación de género a los objetos y concep
tos una uetó bien arbitraria que se ve dcutada por polisemia de muchos coneptos
pol isem que puede r eclamr disti ntas tr aducciones con d isti tos géne ros así om
por l conserv ión en el texto de los térmio s bali neses vtando ñad re a d iren
de o que e Geert cualqu ier tpo de mo rfema de númer acompa ñds po r mod-
cadores li ngüístcos d e géero divers o ago u e no ocu e en i glés. En general la s-
lución es ue estos modicadores adopten e género correspondiente a la traducción del
entido determinado de cada palabra en cada contexto concre to Por ejemp lo: dadia siem-
pre se acompaña de «el» o «los» debido a su tra ducción por algo sim ilar a «l inaje »; sin em-
bargo je ro o daem pueden «resultar» meninos o mascu in os dependiendo s se reeren
a las «caas» al conce pto «dentr o interior» al «palacio» . . .
41 l mi smo tipo de juegos s e daba con los títulos detentados por los miem bros de
las diversas casas. Para un hombre de Subamia pongamo todos en la gran fmilia eran
cakora para el rey só lo él era cakorda y todos los demás eran guti nguh , o inclu so me
nos elevdo gusti, reservan do el ngurah «gobeante» para sus propios hi jos y ui á
tan sólo para el príncipe heredero. Agunos iban tan lejos ue distinguan entre: cakorda
déwa (déwa, «dios») el señor supremo propiamente dicho; cakorda rau (u, «rey )
membros del subdadia real; tu, miembros del nivel de Kalran Kedri Oka; y gu si
ngurah, el resto de los pertenecentes al dadia Los títulos meninos los términos de pa
abble refiega por e l esus S n embargo, nadie arece ha be ds puado n i la pos ón
elaiv ni el orden de rango general, al menos durne los quine años ubieros aquí:
eng nuna pre endió supear Kalra n, n i Ked ri a Mecu an l patrón er más bien ta
tar de rep resenarse uno mi sm o la propa asa, n cercno al entro omo er posible
para minimizar ls diferencias enre ada uno el señor supremo a otra c e la o
ned era inenar repr esenar a odos los de un ran go i nrior al propo an lej o del entro
omo u era posibl e, pra mxim iza las di enias respeco a aq uel os má s perifé ricos que
uno msmo
42 Sobre ese si sem dubbl ebestuur ([N del t ] lierlmene «gobierno doble» en
olandés, expresin emlead por los esudiosos colo nil es) en el con ju no d e a li , véa
se Korn, 1932, págs 287292. Sin embargo, la inursin de Korn en la hsoa espeu
aiva l eoría según l ul e l s isema iene su s orígenes en la conversión e eñores
hindoblneses» reles en señores que eran «hermanos pequeños» de los conqusado
es «h indojavaneses» de Ma japah no debe ser enid en cuen serimene Y u afr
aión según l ual habí un división clara del erriorio enre ls líneas senor y ju
or ([N. del t. ] respeco esas plbras, véa se el oentrio del raduc r en l a noa
guiene) es cieramene incorreca por lo que respec Tabanan, generlmene no
e por lo que llego a ver Rales 1 830, péndice K) meniona ree ules en
ul ng p rincipos del siglo XIX su exisenc uee ser inrda a prir de la des
rpcin de Friederich 1959, págs 123136) sobre Bung unas pocs décads más
tade
43. Vn Eck 87 8 880 ) inrm e que es a divi si n Gdé-Kran a existía en 1857.
Shwrz 9 01 ) lo onrm pr a el ambio d e sigl o, reclc ndo qu e el re upremo de Puri
dé, unqu e cerca no los oche n ños (m is i nrmnes dice n que hasta ¡ eno veini n
o !) , er mu vigoroso, no umb a opio, apareí d í en el p io de su palao para re
br cu lquier que dese r verle que él ms mo s lía al cmpo a ae ner ualquier pro
lem más serio, mienras que el re segundón de Klrn esaba gordo, gusaba de ls
mujeres era un adico ls peles de gllos
N del t: Las albrs senor junior on las que e l uor design respec ivamene al
ey supreo al posible re « ubsupremo» o «segund n» de un nega reenn ieros
oble ms de radución Aunque ess exr esiones no ha n ido cepad s pr l Real Aca
em no son de uso oie ne en cs ellno oloq uia l, sí hn tenido una cier exensó n
en el m po de l nropol ogí la an roponim ia, priu larmene en inoméria ; de ah
u ae cin «sénior», <jún ior» en lgunos icc ionrios Sin nega r l validez d e dicha
eundrio»
44. Al menos una de la s rzones del poder de Klran, Kediri Ano m después e 189
ece hber sdo ue dic hs ss se quedaro n on la re del león en e l reparto de las
1 N EGARA
ieas aoceas omadas a Menwi después de la uea ue enentó a este úlimo nega
con Tabanan y adun véase e Ka Aneli no, 1 1 a) La eza de Subamia po cedía
pinc ipal mene de s i nlue nci a en la eió n nooeste del rein o, donde se concenba la ma
yo pate de los caaes exploados po chinos paa la expotación.
5. Pa una h soria de una de ls cas as de Tabanan, eo Gdé en , esc ia po uno
de sus memb os 4 una c conía de secue sos, asesinat os, ejecuciones, l itiios,
matimonios y adociones, más una ciea canidad de soile ios, incendios prov ocdos e
inri as de la reina ma de véase Geez y G eez, 1 75 , pás. 1 73 1 8 1 Com páese con
a l ínea como un odo en Ta banan, s .f
Una vez más la iua 3 no es más ue eoía balines, y eoría balinesa discuible,
aceca de as conexones enealó icas El hecho de ue Fi ederich ( 1 59, pá. 1 6) señale
a Kedi c mo una cas a de Tabanan muy podeosa hace aún más i mpobable ue, po ejem
plo, no se aa antes de 1 844, momeno en el ue paec e ue ascendió al tono el deci
moseo cakorda (véa se Van Eck, 1 878 1 880)
4 P una hisoia y una desc ipción de esta cas a llamad el «Mec ado del ese»,
ue es o que snica dangin peken, en el senido de «lu g en el ue se celeba el meca -
do», vé se oon, 1 77, pá s. 708; 1 973, pás. 1 9 1 02. Como el sisema de dos eyes,
e papel cental de as randes casas sudas ea coiente en todo a (vése Ko, 193,
pá. 28 8) . Pa un ejem plo picul aente vívido, véase Van Eede, 1 9 1
47. Ente las más impotntes de dichas casas (vése mapa 3) , pueden se mencio-
nadas alunas alka nin una casa sudra siuada a uns dos m ill as de la ca pial, len-
u de tie a aiba tenía c on Kalan el m ism o tipo de elción penyarikan, «secea-
ia», ue unía a anin Peken con Gdé. Kebayan Wanyu Gdé (a no confundi cn l
jero insalada en Tabanan) ea una cas suda cuyos miembos eran esponsbles del
templo Sad Kahyanan panblinés sito en las ladeas del Mone au Kau y, en conse
cuencia, de lunos impoa ntes ituales eionales véase Pe ddlemas, 1 932 ) eo Sam-
sam ea una csa saa supuestamente oiinada en la cas e al de lun kun, ue h-
bía pa ido paa esaecerse en el tenuemente pobado oes te de la eión , dond e, aunue
vamente lido con Taba nan (a ui en supea ba fmalmente en ano) , t enía un cie-
o ado de ode local independient e Y Pupuan ea una casa sud de las tieas alts, es
taécamente situada ene las esas de inuencia de Taban an y dun (tal como s e
enconab a Smsam en e Tabanan y e mbrana), u e, a unue supuestamente estb su
pediada a Jeo Su bami a ue se había ubicdo en esa egin ante s de mudase a Ta b-
nn, eueda po G dé) , paece hab e pemane cido en un es tado de di si dencia casi pe-
peua
48 El ali neamiento ccioso de N eaa Tabann haca nal del s ilo XIX puede esu-
mie como siue:
Crda Pemadé
Gdé alan
Patih Patih
Sua ma Ben
Punggw Punggawa
Dan in Kediri
Mecutan Kompian
en Pasar Teeh
Ta an
ANATOM Í A POLÍ T CA: EL PUEBL Y E ESTADO 4
Oka
Anom
Anya
Penyarkan Penyarkan
Dngin Peken Malgankin
Bagawanta Baawanta
Giya Pasekan Giya Jambé
Las otas catoce casas estaban vinculadas a alguno de los punggawa (patih, pmadé o
akorda) como perbekel Peo es i mposible econstui co n seguidad tales lazos, dado que
los vínculos podían se múltiples y, además ex istían muchos otos perbeke
Seía bastant e eóneo toma en cua lqu ie sent ido esta estuctu a como un uocacia
un sistema 'de «cagos públicos», incluso a nivel embrionao. Ea una división olítica en
ccione s, a menudo muy aguda y si empe lej os de es ta est abil izada odenada, como cual
quie ot a cosa en Bali, en catego ías de «títulos» jeá qu icos e lo elegante haus, a lo
goseo kasar- que n o eflejaban de masiado bien las ealidades del pode las espona-
bil idades políticas o las espec ial izaciones técn ica ejando l igeamente d e lado el ol del
acedote bagawanta de la corte. Po lo que se eee a la especialización comecial
del «patón chino del come cio » -subandar- Singkeh Con g véa se pág 1 27 ; especto a
los ju eces del Estado -kerta gdé- de Giya Jaksa, véase conclusión, nota 9. Sobe los con-
ceptos haus y kasar en geneal, véase una e encia javanesa peo esencia lmente aplica
le al con texto aquí tatado en Geet z 1 960 pá gs. 23 1 234
Final mente, se debe esalta que los témino s pungawa y perbekel se aplic aban tanto
a las casas como a los in dividu os vaone adultos que las integaban; así, podía habe vaio s
«punggawa>> en un a casa g ande como Kedii o Subami a. La lta en lengua blinesa de al
gún tipo de mofema o macado lin gü ístico obligado de nú meo, ju nto con l tendenc ia de
los hablantes a utilizar la metonimia con dichos vocablos, simplemente contbuían a aña
di ambigüedad a unos términos de e encia tan flexible s y elativos.
XIX
49. Estima
culativa. la población
Sin embargo, de Tabanan
la estimación en el siVan
hecha po glo den Boek
es obviamente una 1empesa
( 1 83, pág. epe
80) ale dedo
de 1820 eca de 1 8000 0 habitante seguament e es, con mucho demasi ado alta
50 N del t: «Casa» en e l giego o iginal, tal como la ut iliza Geetz .
51. N del t : El auto utili za una gua inteedi a concet a ente el seño y el súbdito:
rdng Este devado de lord «seño >> viene a signi car «seño feudal d e impotanci
elativa meno», «seño pequeño o enclenque o lastimoso», a menudo con una cieta cga
desctiva; semeja nte deni ció n no nos da ningún téino genéic o equivalente en castellno
y í muchos téino más especcos que en ella podían englobase De ahí que sin dema
iados citeios comparativos paa elegi entre estos últimos se optara po la pe ías is.
52. Como siempe había una mult ipli cidad de nombes pa a estos divess estados de
condició n política algun os de los cual es denotaba n mas o subtipos ligeamente di stinto s.
unto con parekan, se encuentan té minos co mo pekandelan, ba n, abd ju nto co n wu
a que
cas devaGonda,
a»; véase de una1 palab a sánscta
973, ág s. 1 22, pa
150,a 43,
«mil iatéinos
» «gu po de lipanjak
como ación dedrué
pae ntesco»
o penga
ah; unto con perbeke mantr junto con punggawa, manca o gust También como iem
1 44 NEGARA
pe los éinos ean epleados de a ás bien flex ble i ncl uso pese a que las catego-
as en s i sas esaban del ii adas bastane ta jane ente As Jos señoes ás bajos ean
llaados pareka de lo ayoes o sólo los señoes vedadeaene poinentes e
Kalan Ke dii en g o Ano ean llaados puggawa, ienas los oos ean deno-
inados simpleene maca. o exise la posi bil dad de ino duci un oden einológi
co si ple en el si sea n un a apli caci ón estca aunqu e las caegoías peane zcan distin
as las llan coo las llaaan e independieneene de las subcategoías secundaias
que se concibiesen en u neio e independieneene d e su ubicación especiva en el s is-
ea geneal de esaicación de tulos Paa un alo gado de dienciación dento de la
caegoía geneal de pareka véase De Kat Angelino 1 92 1 b; deno de Ja ca egoía kawu
la, véanse De Kat Angelino 1 92 1 a y Hooke 1 978 la intepe tación de este últi o a pa-
i de un xo edieval javanés coo «pate del ey en el epato » paece el esultado de to-
a una etáa po una descipción lieal); dento de las categoías de perbekel y
pgaa vése Kon 1932 págs 286306
53 Qué es exac aent e un «esclavo» en la Indonesia ta dic ional es un poblea que
no está tol ene esuel o Yo i so engo dudas sobe si alguna vez hubo uchos escla-
vos n el entido occidental d e l a palaba en el popio Bal i en anto que ou estos a los
balineses npoados po los euopeos y otos a aavia y a oas destinaciones en las is-
las Schi eke 1 955 pág 8 1 ) dice que a nales de l siglo XVI, el ejécio del eino javanés de
la cost noe Deak cons isía en «esclavos bugis balines es o de Macassa copa dos»
Wehei 1 959 pág 239 ) petende que duante los últ io s año s del gobieo de la Co-
pañí Oienal d e I ndias «ás de l a itad de la población [de B atavi] se coponía de es-
clavos» y que los sivientes oésticos ean «todos esclavos hobes o ujees pinci
palmente poc edens de ali Tio y ot s paes de achipi élago» Van Eck l 8781880)
da el núe o de bali neses t anspodos aavia hacia 1 778 , unos 1 3 000, y añade que
Raes que ue gobenado de las Indis Oienales duante el iterrego bitánico de
1 8 1 1 1 8 1 6, c abó con Ja tata Sin e bgo Van den oek ( l 834 pág 224) odavía seña-
la algunos ha cia 1 820 y ei lsen 1 928 págs 5556 ) dice que u na pequeña sali da de esc la-
vos de Ja isla continu ó hasta 1 830 a anos pinci palente de chinos bu gis y gentes de Ma
cassa Los chinos pueden habe poseí do veces v edadeos esclavos : Lieinck 1 877 )
apuna que chinos d e ang li poseían alede do de veinte los cuales habín copado a los
señoes según decían
En el inteio de ali e l hecho de si esás inc li nado a ll aa o no esclav os a Jos parekan
ás bajos y s in ecuos pisioneos de guea ci inal es y deuoes conve ios en peo -
nes es de una i porancia secundaia pa a la pie a inc lin ación véanse De Ka Angeli -
no l 92 b y Lieinck 1 877; paa Ja s egunda véase Ko 1 932, pág 1 73) Lo que es de p-
ea iporancia es enende las elaciones ente las cegoías políticas del Bali clásico
lo divesos tipos de parek, kawula , perbekel y puggawa- en sus popios é ino s un
eseo en el que categoías euopeas ales coo «esclavo» «sieo» «ayodoo» [N
del t ] oiginal steward, «adinistado capataz ayoal ayodoo ayodoo el
senes al ») y «bón» inclu so debo a ditilo «ey» «noble» «seño » pueden tan -
o se auda co o enta la con usió n En cualqu ie caso la esclaviu d en el sentido
de la ple de libead pesonal y si ealene exisió coo una insiución do-
éstica no pa ece habe enido nunca una i po ancia cent al véase Ko n 1 932 págs .
172173 ) abendo desape cido de a li paa el igl o x1x. Ota cosa que no fe el egara
balinés es un Esado esclavista»
54 Es ipoib le deeina exactamene cuántos ás Cualqui e aación cuanita -
iv
sigueo cuasicuanaiva
se debe enendesobe pareka, kawula
coo estiaciones uy , vagas
perbekel y punggawa
de is quequienes
inanes se hagadejan
en J o que-
do apae los eos pobleas de eoia podan no habe sabido nunca deas iado bien
ANATOMÍ A POL TIC A : EL PUEBLO Y EL ES TADO 14
na gene contolaba un seño en paicu la in clu so él [el seño] no s olía esa oal
ene segu o de ello
Sin embago, pa a da una idea gen eal de las dim ensione s global es del s ise ma, y so-
e la base de od os los da os fagmentaios que pos eo y de una buena cani dad de azona-
eno ceteris paribus ([N del t ] que los «otos» daos desconocidos pemaneciean
gu ales», equivalen es, pemisa nece saia p aa esimaciones y exa polaciones), imagina-
que había unos 0 puggawa odos los vaones adul os de las pimeas cat ce casas
el li naje eal, de las es casas mayoes de Kambitan y de las es casas del dadia de Pe
enBl ayuM aga, al vez de 50 a 200 perbekel uya lealtad se epaía desigual
ene ent e los puggawa y que, como ésos, incl uían algunos suda s, y ene 7000 y
8000 kawula s deci, I 0.000 o 2000 hogaes, epaidos t odavía más desig ualmen -
e ene los perbekel- Po lo que se efee a los pareka, la cifa de 2000 epartidos
e e todas as casas, aunque la mitad de el os en Gdé es un cácu lo tan az onable como
lquie oto
. N del t : La expesión uilizada po Geez es «holdings», susantivo que suele e
ese a disintos tipos de popiedad, incluyendo tiea y paticipaciones divesas en nego-
os peo que se deiv a del vebo to ho/d, cuyo signi cado es mucho más ampo y diveso
e el del casell ano «posee>> Ene esta s posibi lidades ( «aga o sujea>>, «detene», «sos
eer>>, «mantee», «eseva» , «gu ada», «aguana », «esisi », «eleba », «psee » ),
e pueden eniquece connotaivamente cualquie uso de la paaba, puede desacase una
i la a s igni cado más ampio del casel ano «ene» y que en el co nexo de a oba se
lg así como «se titul a» Todo el lo daía una t aducción apo xi mada de «ju isdicció n»
¡no e ioial ! paa holding, ecodand que el ampl ísimo u so de la voz pasiva en in-
lés ha mentado la génesis de algunos susaivos no existenes en cast el lano Aun así, vale
pen a acompaña dicha taducción de la de «popieda des» paa esalta una connoación
pot nte ano de la aducción popuesa po Geetz como del senido que a la conduca
y esucua aducida quieen da en ocasiones las el ites aine sas
6 En ealidad, este e cuento es incompleto, ya que mi inane ya n podí a eco-
odas sus «posesiones», aunque decía que el eso, al vez otos teina hogaes, esaban
galente despaamados, agunos de ellos en «pacelas» de un hoga en una adea Como
e ha mencionado, las posesio nes de los perbekel vaiaban en canidad ene veinticuato y
enos de hogaes (tan sólo dos perbekel, uno de Dangin Peken y oto de Malgankin, de-
eaban la úlima cifa), aunque el númeo ideal ea de unos doscienos y se manenía
el ecus de a menos un perbekel que detenaba un único hoga, y vais otos con sólo
edia docena o así
También debe hacese nota que una casa, anto una je ro peiféica como una casa
e ne, podí a inc lui vaios perbekel dependiendo de su númeo de vaones adulos
y esos perbekel podían esta vinculados a vais punggawa. Po ejemplo, Diod Ruug,
de las casas peiféicas de Tabann, enía asignaciones perbekel cn los puggawa
e Anya, Kalan y Gdé, mi enas qu e una casa cliene s in eación con l a ane io las e-
on Gdé, Subamia y Anom Pasado ano iempo, es simpemente imposible desenma-
oda la ed de lazos di speso es, tano ene kawula y perbekel como ene prbeke
Y ggawa.
7 Paa una con ación contempoánea de l mo delo de gobieo de Tabn n y, en
e aspeco, de odo el su de Bali, no eioial, sino asenado sobe las genes, véase
hw az, 90 Había, sin embag o, unas poc as excepciones, especialmene ceca de los
des pemea bles del «eino» os «ecotono s políicos », al como los he denomin ado an-
e ,
e omene
comple (véase capíulosobe
a, o al menos )su en lo s cuales
mayo la seguida
pare, po pate ded dicaba el conol
un perbeke sobe
La ju una al
isdicció n de
enta hogaes l grueso, aunque no l oalidad, de la población de la aldea de i
146 NEGARA
inmante ceca de la fontea con Jem bana ea u ee mpl o de esto Peo tales ca sos ean
poco comunes, se consideaban anomales y, apaentemente, no ean muy duadeos. Opues-
tamente, en el ceto, Ta banan popia mente dicho nsi deado como un puebl e
ui zás el á ea má altame nte dividid a: cada pugawa tenía algunos kawula e cada una de
la ui nce aldeas i cl uyendo Tabanan sin ue nin gu o ea claamente domi nante en
ni ngun de ellas E geneal, vale la egla según la cual «cuanto más gan de es la ceca nía
especto a la cote más gande es la di speión de los vínculos »; peo, en conta de lo ue
han deducido en ocsio nes los teóicos de la «ley adat» peocupados po desa ol la un co -
taste nítido ente las llamadas áeas de appaage y de no appaage en la Indone sia índica
(véase, p ejemplo , Van Vol lenhoven, 1 1 8 1 3 3) la dispesión e a la noma po todo el
eino y o simp lemente en las cecaní a de la cote
58 Un hog a balins -pekaga- consi stía c asi sie mpe sea en una mili a nu-
clea se en un gupo de mi lias nucleaes elacionadas po vía agna tici a; peo sólo aa
mte todos los miembos de un linae viven en un mismo hoga (vase Geetz y Geetz,
97 5) . Po tanto, la costu mbe de asigna lealt ades a los señoes po hogaes segegaba e-
cuentemente a paientes cecanos ente distintos bekelan, tal como puede obsevase en l
di stibución de siia de sacedotes bahmana po hoga, una distibución ue ha subsistido
y en la que he manos canales tienen a menudo lealtades dientes
Tmbin existían excepciones a este pató dispeso, elacionadas en este caso con
algunos gupos atesanos paticulamente con los heeos; vase De Kat Angelino,
121 c y con exta neos hinos , bu gis. Ade más, en oca sion es, l os lin jes sacedota-
les ean signados en bloque a un úni co perbekel ecuentemente elegido ente ell os m is-
mos y, a t avs de l, a un único pungawa Peo estos aeglos tamb in ean poco co
ientes y se los veía como algo especial. Los distintos bekelan de una alde estabn
hbitualmente e cabezados po uno de su s miembos llam ado juru ah «healdo», un té
mino también aplicado a un cieto númeo de oto tipo de «pegoneos» Su unción e
tansmiti los meses del perbekel y oganiza a los miembos del bekelan local con es
pecto a sus debees paa con el egara, peo pácticamente no tenía ningún pode indepen-
diente.
5 Vése Ko, 1 93 2 Ko n dice ue el conjunto de se tecientos estaba sueto al <� e
de los señoes» en Tabaan, peo las evidencias ue he podido ecoge apoyan esta afirma-
ción. En geneal, los balineses tienden a hablar de todo como «perteneciente» al ey, de l
misma ma ue hablan de todo como «peeneciente» a los dioses. Peo el pime uso es
tan guado como el segundo, y, de hecho, idntico en sentido, sin ue deba se tomado
como un intento de descibi la ealidad política o económica, sino metasica. Volveé so
be este punto una de las uentes más fértiles de malintepetaciones académicas sobe la
ntualeza de las polities clásicas indon esias en la conclusión.
60. Quizás el indicio má chocante de es te hecho s ea la completa ausencia d e sig ni
cc ión estuctua l del hoga e n el s istema desa, la unidad de acued o con la cua l se asi g
aa las lealtades políticas, y eligiosas, supalocales. La adscipción a la aldea, l so
ciedad de e gantes o la congega ción de l templ o no se hacía po hogaes , sino po mi li as
nucleaes, y, si los gupos de ascendencia epesentaban algún papel en el sistema políti
co lo l slo ea en la medi da en ue iban más allá de la escala del hoga, y, en cualuie
caso, sus unidades elementales ean tambin las milias nucleaes, no los hogaes (vé n
se C Geetz , 1 95 ; Geetz y Geertz, 1 975) . En el sistema desa, el hoga ea como máxi
mo una unidad esidencial , con sólo u nas pocas f unciones económicas y ituales, bast n
te ma ginales po lo demás. El infme enciclopdico de Ko ( 1 32 ), estando t n
centado so be la
bla en absoluto delog anizac
hoga. iónota
Po de los pu en
pate, eblos como está , nega,
el sistema apenas encuenta necesaio
el hoga ea la pin c
pl
unidad de peenencia local, de hec ho, la úni ca. Si n emba go, i nclu so entonces no
ANATOMÍ A PL T I CA: EL PUE BLO Y EL ESTADO 47
una unidad corporativa. Aunque los kawula eran asignados por hogares, los deberes
plicados reca ían sobre los ind ividuo en ellos i nteg rado. S i hbí cinco hom bres en el
ogar, todos tenían que luchar en las guer ras de su señ or; s i hab seis mujeres, todas te
n que cocinar en las stiv idades del señor inclu so los niñ tenn sus taras -traer
gua, l levar reca dos . . . - El hogar era el modo de penetración del ea no n la polity
a, con la cual e guardaban las distancis más bien cuidadoente, sino en la po-
bación desa
6 . N del t.: Geert hace un juego de palabras difícil de traducir lizmnte entre
main -«dominio en el sentido d e camp o esra , ámbito»- domiion -«doinio en
entido de dominación, d territorio sujeto a un poder»
62. Los señores ad qui ran tiea a través de la herencia agnaticia , de la comra de l
tora mi lit sobre ot ros señores, de presen tes políticos, de dtes -llamadas taadan,
e noalmente acompañaban matrimonios tipo wri que funcionaban a modo de tribu
- de la ocupació n o compra pre rente ([N del ] la expresión inglesa es prempion
e no equivle en absoluto a la conscación, aunque puede asociarse a ésta) de las tierrs
uetos sin herederos o de crminale; pero un señor no tenía ningún deo legl so
la tiea de sus kawula La tea procedente de una ocupación o de una omra pre
nte pasaba al linaje gobeante en su conjunto, no al señor del propietario de la te in
lucrada; entonces, era distribuida entre lo pungawa de acuerdo con prncipios de
rentescoconpolítica. De eho, la ocupación preencial de tie no parece habr sido
n fuente importante d e la propiedad nobl e Los señore s también podí n enajenar tie a, no
óo el uno al otro, sino a plebeyos, a través de compras, presntes por algunos servic ios es
iales -habitualmente per sonales, tales como el amamantamiento de su hijos por ama s
e cría, l trabajo de mensajero en un matri monio co n una chica su dra . . -, como recom
na por una traición o como prev ención contra ella , etc .
Si n embargo, la ti a sin c ultivar era otra cues tió n, gobeada por otros prin cip ios Los
ores reivindicaban dicha tiea «ea» si se extendía ra de las ronteras de ningún
a adat (véase pág. 223 ), s us propieda des de dicho tipo de tiea pod ían ser ex tensas
n tin uas . En 860, un euro po alqui ló 6. 000 acres de dich a tierr de un señor d e Jebra
plantó algod ón, cacao, cocos tabaco, en uno de los ocos e em plos -aarentement e
mu xitoso - de plantaciones de explotación en Bali (véae Korn, 932 pág. 547 )
todas maneras, Jembrana estaba scasamente habitada el acceso de otros sñores a se
antes tie rras, inc ultas peo la brables, era mucho más li mi tado Con l a excción i mpor
te de las cesione s de tieas de catal a chin os hacia el nal del sig lo XIX (véase pág 127),
tierras «ermas» no repres entaban un a fuente sign icativa de ganancias para lo s señores
Tbanan.
63 Aun admitie ndo que es especulativo un poco drástico dados los hechos c onoi
, el co nsenso genera l ente mi s inrmantes sobr e l a riqueza relat iva en tieas el pder
litar elativo de las seis csas reals principales del Bali meridional alrededor del abio
sigl o, resulta sugerente -si no del estado real de la cuestión, si de la impresión que so
ella tenían algunos de los personajes directamente involucrados- Al eno en sus
ntes, la conexión e ra bastante débil :
Badung
5 Tabanan
5. Bangli
Klu ngk ung
Bangli 6 Karengase
148 NEGARA
gunas acepciones
identicar tenuede abas
con palabras
«sistea Aparenteente,
de propiedad» en algunas
y tenancy ocasiones,
con «acción el autordeparece
y ecto un aen
dar», pero en ot ros casos no lo hace y la dis tinci ón di sta de ser diána.
El razonaiento argu mentado en el texto no es ue el si stea de pro piedad o l s
ras de aendaiento carecieran de signifcación política Eso sería absurdo. La ar
g ación es que su significación no surgía de la fusión institucional de dichos od os
y sis as con la organización autoriz ada de la do inación política. Es a organización er
ucho á copleja e iegular, y no era fácilente predecible a partir de los rasgos su
pec ae de la propiedad d e la tierra, el traba jo del capo y la agricult ura técnica s de
cir, el l laado odo d e producción asiá tico.
El hech o de ue hubiera escasez de arre ndatarios reducía la influencia ( [N. del t. ] la ex
presión del autor es levege, «acción de eplear la palanca» ) política de los señ ores ue
es inherente al arrendaien t, tal c oo tabién hacía la gran erza de la estructura i n
titucional loca,
los dos tipos de plaoder
divera poli desa.
riueza En algu
en tieas nos casopolítica
y a utoridad s, los señores trat
e inst ituaron
ir underégi
consol
en idr
ge
nuina ente patrion ial poniendo a trab ajar a algunos de sus parekan ue, natural en te
ANATOMI A POL I T I CA : L PUE BLO Y EL ESTADO 9
aban uera del sistea desa- en algunas de sus tieas. Pero ese odelo no ue nunca
u y lejos en ningún lugar de Bali, en parte porque los parekan no eran granjeros uy e
entes, en parte porq ue el nú ero de parekan nunca ue uy alto, y, epeciale nte, porque
a coundades locales seejantes inentos les olestaban y e resistían cti vaene
ontra ellos (vé ase De Kat Angelino, 1 92 1 b)
Unos pocos de los Estados á s grandes pecialente B adung y Gianyar tabién
raaron de establecer un control adin israti vo burocráti co sobre algunas cuesti ones agrí
ola, particularente al nal del siglo x1x, cuando la aenaza holandesa se ceía cada
z con ás inten sidad sobre Bal i, y sobre to do en las tie as ii gadas y ributarias pero sus
uerzos ue ron extreadaente eeos (véas e Happ é 1 9 1 9, au nque exa gera ucho el
unto ; para una aguda crítica, véas e Ko, 1 932, págs. 272 y sigs )
Finalente, por lo que respecta al «udaliso», algunos señores (incluyendo al
nos d e Tabanan) sí di eron e l derecho a trab ajar algunos d e s us terrenos a ca pesnos
o, a veces, a grupos or ganizados de capesinos, a cab io de cierto servicio espe
alizados: frja, ensajería, etc. Pero esto tapoco se desarrolló deasido en nin
n sitio.
Si n ebar go, en relación con e ste últi o punto, se deb e decir alg o del ll amado sis e
a pecatu �e catu, «ituallas», «víveres», «una ración de coida y bebida»; tabién
ado pra designar el altar de of endas de u n aozal; sobre este ea fue cr eciendo u na
eratua en holandés , pequeña y ás bien peculi ar, a edida que al recién instalada ad
inistrción civil de las Indias Orientales Holandesas buscaban legiiarse en el sur de
Bali, deslegitiando a sus redecesores (véanse Gunning y Van der Heijden 1926;
De Ka t Ang elino, 1 92 l a; Ko 1 932, pá gs. 227-228, 33 1 , 538, 5 85; pa ra una crítica, v éa
Boon, 1 977 , págs . 54-5 8). En algunas partes de Bali muy e special ent e en Gian
ar, Ba ngli , Men gwi y, has ta cier to punto, Klungkung, se consider aba que la poses ión o
usufruct o de ciertas tieas, pecatu, obligaba a sus poseedores o usuuctuaios a deter
nados servicios reales, pengayah dalem; otras, bukti coportaban servicios para el
ueblo» es decir, del desa aat pengayah desa; y otras, faba, los designarían para
servici o del teplo, pengayah pura. Si n entrar en todos los intentos de interpret ar esta
dv isi ón en té rminos de udal iso uy a enudo utumente incoherentes y siepre
ndenciosos, dendería que e ra un étodo pa ra clasi ficar los tipos de obli gciones de
rabajo a las cu ales estaban sujetos los puebler inos a un señor, u n pueblo, un teplo,
no un si stea de leyes sobre la tiea. Las tierr as pecatu no eran tierras reales «poseí
das» y endadas pa el servicio de los plebeyos, ni tampoco eran tierras «poseídas por
la colectividad del pueblo y distribuidas ente los miembros del pueblo a cabio de su
onribución al cu pli iento de la s ob ligaciones colectivas del pueblo para con el señor»
ara la p iera opi nión , véase De Kat Ange lino , 1 92 1 a; para la segunda, Gun ning y V an
dr Heijden, 1 926; par a abas, Ko , 1 932 , pág 575 ; la noción d e Covrubias ( 956,
59) que preten día que pecatu se rería a «salvaje», es decir, a las tierra incua de
pueblo, es una consi ón. Las tie as pecatu era n propie dad de los que las traba aba n o
quienes las abían aendado paa que otros las trabajasen; y su rendiieno era on
plado coo el aoyo productivo que hacía posible el cupliento de lo deberes po
cos -, ás ex actaente, polí tico-r eligi osos de sus dueños. Toda la cueón de la
opiedad en Bali es uy contovertida, tal coo ya se ha señalado y tal coo se discuti
ás adelante (véase pág. 22 3) ; s in ebrgo, lo que no contribuye en absoluo a acla rar
l a e conundir las pr etensiones y reivi ndicac iones i perat ivas, ritu ales, de la propiedad o
d usuuctuaro, o asu ir que los ba lineses las confunden. La sup esión del tipo de vín
o perbekel n
los deberes porque los
aúnholandeses tras la
quedaban para conconquista
el negad e a1 906-
través1 908 co ndujodea tenencia
del sistea la iposidecióla
ra y, consecuenteente, la cea cin de una especie de «peudofeudalis o» , que no ca
150 NEGARA
de egantes coinci dieran -p obando q ui zás, que los balinese s no eran i ncapaes de acio
liza r las institu cion es, sino que simplemente se sentían tem peramenta lmente poco inc li-
ados a hacelo
Aunque ecaudados en espece (con algunas excepcones los mpuesos eran calula
dos y aqulaad os en kpngs (v éanse pág. 24 y capíulo 3 noa 3 unas mo nedas ch
de bronce con un agujeo en el ceno. Dez ml kpngs equvalan a un imbag 0
eo». S el mpueso de un hombe ea pongamos dos mbang enía que paga u
ene aoz descasc arl lado paa e qul ba 20.0 kpn g en una balaza de acuerdo on
a sere de escalas smples. En lugar de moneda popamene dchas el sedaha ulzaba
nas pedas esandarzadas ambén llamadas mbang (o medo o un mban y medo
t cal bradas pevamen e con kpngs y guardad as como posesón po la socedad de e
es En Tabanan un mbang equvalía a 28 cattys del t ] medda de peso h na en
.
ma pae del icul), alededo de 38 l bas (véase Van Bl oemen Waandes 9 S n
ebago su peso no ea el msmo por odo Bal. En Bullng po ejemplo pesaba e do
le 55 catys, alededo de 7 l bas (véa se Lenc k 1 886 887 aunque Lenc k no lo
e allí un m bang evdenemene n o equvalía a 0000 kpngs sn o a 20.000.
El ag ua se ds rb uía en lo s campos a ravés d e una cuadícul a ja de cana e rego y
eaao res de agua (véanse pág. 70 y gua ) ; así pues el mpueso se calcul aba d acue
do con la am p l ud de la coene de riego s dec de acuerdo con la anchura del paso a
avés del cual el agua uía a una eaza o a un complejo de eaa-. O, dcho de ora
anea se calculaba de acuerdo con el oal de agua enane en la oedad de eganes
ea el qu e uese y q ue luego era desv ada a cada ea za o agrupameno de eaas pa
tula nuevamene las dvesa deermnacones se hacían a parr de la anchua de la co
ene med da según el amaño de la compuera de enrada de agua.
Aquí se pueden pasa por alo las complejdades de odo eso que son basanes. Los
ntos cl ave son: pmeo l a undad scal denro de la soceda d de egantes (no con cden
te necesaamene con la undad de propedad) ea la eaza o erazas egaas desde un
co canal e n al segundo como una vez consrudas e l esquema básco de las cu adí
las o red es de eg o ea jo ambén lo ean as u ndades scales y cons guenemene
tambén l o era la ca rga scal elava de cada un dad auq ue só lo det de cada sociedad
e reganes deermiada No me esula cl aro cómo se deenaba la carga ca l glo bal de
na socead de reganes -es decr de la undad scal básca o áea scal por lo que se
eere al negara, dado que ése no enía nada que decr sobre l frma en la que se dsr
bua el agua deno de la soc edad de reganes- y cons gu enemene cómo se derivaba la
aga absoluta de cada undad scal en el neo de la subak. Tampoco les esulaba lao
a ms nfrmanes que decían que era smplemene una cuesón de adat, «cosumbr e» y
e en pnc po -pe o no en la pá cca como nclus o ellos econocían- nunca cam
baba aunque varase de socedad de reganes a socedad de eganes y a menudo lo he
e muy amplamene Las oblgacones scales eran egsradas undad scal po undad
al en unos manuscros cas sagaos de hoj a de palmer a ll amados ipil, que ea eco
ados peódcamene y en lo que se escb ía el m pues e n un lado y en el o la ub
aón d e la pro pedad y del popeao o popea o s su [s ] nombre[s ] y aldea s l seda-
a el cabeza de la socedad de reganes y el dueño consevaban copas una pátca que
ebó nhb r los cambos.
Sobe la base de lo que oyó de labo del enonces sedaha gdé de Pu Gdé de Tabanan
hwa z ( 1 90 ) dce que el mpueso se elevaba hasa una décma pa e del o al de la co
eha e cualque campo que debera bua; luego a pesar de la eo ía egún la cua el
una vez a qui laada la pr oducividad, no cambiara demasiado o lo hi ciese muy lenamene.
Las sociedades de reganes recién consuidas aparición muy inecuene dado el rabajo
que suponía no debían pagar nin gún i mpueso dura ne sus res primeros año s de uncio-
namieno, aunqu e a veces se conced ía una de sus parcelas a algún señor. En r esumen, las va-
riacion es e los cálulos de los impuesos, a ravés del iempo y del espacio, era más un re-
flejo de las vriacnes relaivas del pode r de los disi nos señores que recaudaba di chos
impuests y de las soiedades de rega nes que los pagaban que una consecuencia del sis e-
ma ecológico, eremadamee esable y elaboradamene organizado, sobre el que se gra-
vaban. Los dealles de los procesos especícos involucrados s decir, hisoa analísi-
ca vuelven a ser may ormee ire cuperables Pero los daos agmenari os que pude
recoger, más de Gianyar que de abanan, indican claramene que, e el Bali clásico, la po-
líica sal no era una cuesió n meos eplosiva de lo que ha sido e cualqu ier oro lugar
del mundo
72 Habiualmen e, sin embargo ([N del .]la siuación de un plebeyo «sirviedo» a
varios señres, a ravés de redes disinas) no sobre las mismas ieras, ya que los seño-
res no solía recaudar impueso en los campos de oo señor. De odas maeras, icluso
eso podr llgar a ocuir , ya que, nomalmene, la iea ras pasada d e un pleb eyo a un se-
ñor coiuaba siendo objeo de gravamen scal al como la iea ransrida e di-
recció ctraria solía coninuar exena En la prácica, había muchas excepcioes al
sistema e impuesos: en caso de malas cosechas, los impuesos o se recaudaba; nor-
mal mee, las ieras pe teeciees a em plo , sacer does, di versos ip os de aesanos, pa -
rie es anes del s eñor y or os, o esab an suje as a i muesos. A sí que resula ií ci l e-
eina r el gra do de ec aci a y l a presecia del sis ema.
Schwarz ( 1 90 dice que le dij eon nuevamee e el sedahan gdé de Pu Gdé Ta-
baan, de quie n es esperable qu e inavalrara los i ngresos reales e e ne de u nc ionaio
holadés de visi a que sólo ua c ua pare de los aozales es aba sue os a i mpuesos.
Uno de m is inrman es que era un sedahan de Jero Suba mia recauda ba anualmen te
90 imbag d e impuesos a e s sociedade s de regaes dispersas, siedo s u comis ió 1 5 im-
bang (otros inrmanes decía que el esándar para la parte del sedahan era un sexo)
También calculaba soy seguro que muy a gsso modo- que u Gd é recababa 2.
imbang anua les s decir , alrededor de veine veces la esi mación de un m il lón de kpngs
dada a Schwz por el odo menos esineresado sedahn gdé de Puri Gdé y ambi a
5. I nclu so en el in erior del l inaje real, los ingresos scales de Gdé no eran los más gra-
des: algunas de las oras casas, paicu lmene Kalran, ambién se acercaba n apaenemen
5.0
e a los kawula
ciones 4. oo la propiedad
imbangdeEn
la cualquier caso, los
iera, variaban ingresos
mucho entescales, como las
unos señores jurisdic-
y oros Por
medio de una serie de inrencias, suposicioes y adivinanzas puras y duras seie que o
voy a dell por la sencil la razón de que no resisir ía demasia das in scciones , m i propia
esaión sobre la pae del total de producción de aroz irrigado que era omado en r-
ma i mpues os por los señores de abanan alrededor de 1 9 esaría ente el 3 y el 5 %
7 Véase Ko, 1 932 , pág 307.
7 4 ara la primera opinió, véase Happé, 1919; para la segunda, así como para una
dem ol ón deni iva de la a gumenación de Happé ue Ko deno mina «relao a la me
dida», gpantaseerde wordingsgeschiedenis ([N del t ] raduc ido por Ge erz como justso
sto) , vase Ko, 1 932, págs 270 273
Al ser una g eneralización, la sigui ene desc ripción de l a subak y de la relación enre
subak denro de las áreas de drenaje es i evi ablemene sim pl icada y regul arizada, pero
creo que
«puebl o»,sin
el llegar
uso dela preério
conndirnoo se
desorienar. Como como
debe inerprear en el aerior
un sigo comenario sobre el
de que el ómeno
descrio ya no eise: la abrumadora mayoría de ellas coinua haciéndolo. De nuevo, la
ANATOMÍ A POL TICA: EL UEBLO Y EL ESTADO 15
8 %subak
50 en Tbnn
ocupbn menos dcubendo unscd
50 hectáes 15000
unhectáres. De estse n subak,
repesentndo lrededo
conunto el 40 odedeunl
ier y lededo del 98 % estban po r debo de ls 1 50 suponiend o en conun t c
154 NEGARA
ca del 85 % de la tea Po tanto el tamaño medo de una subak debía est en too
las 35 hectáeas el odal en too a las 1 5, dento de un nte valo qu iba desde 1 o 2 hec-
táeas hasta casi 300 El tamaño de una subak y s u topogaa tendían a esta altamente co-
elacionados: la uhak más altas y menos planas tendían a se pequeñas las más bajas y
más panas e an má and es (véanse guas 0)
78 . Dado qe Ja teah es la un idad estánda dent o de cualquie subak aunque va-
íe de subak a subak-, no es sólo una medda de agua sno también una medida de tie
a de smente y e aoz. Una tenah de tea es aquella tiea egada po una tenah de
agua (los popietaos de tiea balineses todavía tienden a expesa la cantidad de tiea
que pose en en tenah, que es una me dida elatva en luga d e en hectáeas que es una me-
dida absoluta) Una tenah de si ie nte es sufcie nte pa a pl anta una tenah de tiera Un
tnah de aroz se poduce en una tenah de terra sembada con una tenah de simiente y
egada con una tenah de agua. Natualmente exi sten va iaciones ecológcas en el inteio
de la subak, el contol del agua está leos de se absolutamente pe cis o y las cu adícula s de
ego no son tan egulaes como su epesentación conceptual. Todo esto povoca vaia-
ci ones en el tamaño de las tenah en s us acepcione s eidas al agua a la tie a a la si-
mente o l gano así como inconguencias ent e el las y se emplean dives os tipos de
métodos ad hoc paa coegilas También la popocón ente teazas y tenah es exte-
madamente vaable nclu so en el i nteio d e un kecorn A veces una tenah de agua pue-
de ega una teaa (tebih), peo más a menudo egaá vaias que pueden petenece o
no a un únc o pop eta io. En el últ imo caso se hacen necesaios algunos a juste s de pe
sona a peona De todas fmas todas estas compleidades coresponden a la micoes-
tuctua de la subak, aunque paa se ealstas e debeían tene en mente no tenían e-
lacón con la oanización estatal y no necesitamos peocupanos más de ellas en el
pesente estudo
79 El diag aa que esu lta al go más g ande qu e la subak media ha sido sim plicado
mostando la cua dícula completa de un solo ker, Aa. Los otos most ía el m sm o pa
tón geneal peo sendo difeentes su topogaa y la histoa de su desaollo vaiarían
acusadamente en cuanto a las secuencias pecisas de divisiones que condujean a las tenah
nales.
80. Los llamados cultvos de secano (maí tubé culos veduas) e an poducidos a ve
ces en tea zas duante una parte del año aunque en ni ngún s tio con la extensión que hoy
ocupan Como mucos de el los también eque ían iego la oganización de la subak se im-
plicaba aunque d e ma lmitada en su cultivo V éase Lief inck 1 886 1 887 .
8 1 Debe hacese n ota qu e el ga do de subdivisión de la subak vaiaba ampl iaente
En pequeñas subak, en su mayo pate de las tieas altas a veces no existían las div si one s
korn y tmpk, en cuyo caso el « equ po de agua» venía a componese de tod os los m iem-
o de la subak más que de una pae de ell os La delegaci ón de tabao del conunto de los
bos en una pate de ellos se ha nceentado duante los úl timos tiempos con el avan
ce e la monetaización la supepoblación la particón de la tiera el aendaiento y el
abe o de los popietaos Aun así la liteatu a dea cla o que el modelo del seka yh
ha el p edominante du ante un tiempo ás bien lago: Ko 1 932 , pág. 252; Lieinck
88 87; Happé 1 91 9.
82 E gueo d e este ta bao cons istía en li mpia los pequeñ os canales ab y cera
las competas de paso que ecanalizaban el agua mantene en pe diques y sendeos
hace epaacones enoes en todos estos elementos un tabao continuo y oneoso
peo que no el tipo de taea paa la que se necesita un contingente laboal masivo e
hecho el típico ho as
cumplid os po dos aeglo o que
hombes unosedeocupaban
lo s típcos
dea eglos
todo supon
el tabao delía tunos de do
tmpk ce vez al
Una
mes ba lin és el equip o enteo se eun ía paa lleva a c abo las enas l igeamente ayo es
ANATOM A POL TICA: EL PUEBLO Y EL ESTADO 55
fuese necsa o hace l mpeza del c anal p ncipa l, epa acón d la pesa del ío,
tea.
El témino usual paa un m iembo de l «equ po de agua» e a el de pekasih. Sin emba
go, ste témno vaaba d e s gn c ado a tavs de Bal i En algunas áeas denot aba al líd
l quipo del agua ue ea llamado más ecuentemente klian seka yk- más que a sus
mbos. En otas, dentaba al dgnte de toda la subak l klian subak- o incluso a
cago po encim a de la subak, el sedahan. Los miembos del equpo d agua ean llama
n ocasones Sinoman o pengayah subak.
83 . Como la sc ald ad del Esta do (véase capítulo 3, not as 70 y 7 1 ) la sca ldad d e la
ak ea al mismo tiempo complicada y divesa en oganzación, siendo la lteatua que
cupa de ella todavía más consa y más contadictoria de lo nomal. Se puedn ncn-
a d scusion es sobe el patcula en Kon , 1 932 págs. 292300; Van Bl oemen Waandes,
9; S chwa tz, 1 90 Liein ck, 1 886 887; y Van Eck , 878 1 880
En geneal, se distnguían dos tipos pincipales de impuestos: los esencalment secu
as y los esenci almente elg ioso s am bos se gavab an n función del pocentje de agu a
la subak ut li zada po un homb e y, consecuentemente , en nc ión de las cntd ads
v as de tiea que poseía, de simiente que plantaba y de aoz que osechaba. De todas
mas, se ebe ecoda que «ecula» es un témno muy elatvo po lo que especta a
·
al: no hay páctcamente nada completamente despovisto de signcación eligiosa. El
me tipo de i mpuesto denom nado usualmente pajeg, como la cat goí a gen eal ba
part e, tal como ya se ha e xplicado (v éase p ág. 1 O ), al seño e n cuya «áea scal» se ub
aa la suak, m entas que el esto ea etenido po la suak paa costea sus gas tos de ges-
Aunque el klian bak ea también esponsable de ecauda la pate del paje paa el
o y de entegala al sedahan, los membos de la subak sólo tenían un vdadeo con-
l, tanto esp ecto a la magnitud c omo espe cto a su gasto, de la pae de la suak El se-
ndo tipo de i mpuesto onocido habitualmente como suwinih o upeti toya- s destina-
a a suaga el compleo sistema itual, co n múl tples niveles, elac onado con el cultivo de
adío del aoz, sistema que seá ab odado más adelant (vé se pág 1 06)
Las multas se t pcaban en la constitucón de la suak a wigawig subak kertasima )
y establecí an po cualquie cosa ent e no asis t a una eunión de l a subak y oba agua
mo la pate del pajeg coespondiente a la ubak, pasaban a ntega el eao de la
ak
Las disputas concenient es a los l ímtes, los deech os sob e el agua y cuestion es s mi
as se solían esolve «ea de la cote». Peo en casos seios o petinaces, ea el kma
ak el que uzgaba di ectamen te y sus decs iones ean vnc ulantes, ajo la amnaza de l
te de l agua, es deci, de la expulsión de la ubak.
La expes ón «tansenci as de tiera» se li m ta natualmente a las teaza s de la subak
a tansaccione s en sí mi smas ean pvadas. E l ol copoatvo de la subak se educía a las
cones de testmon o colectvo y, e n el caso de disputas, de «mmoa» colectva e
«elaciones extenas» ([ N. del t ] el auto utiliza la e x pesón /o reign relatio ase
s adelante.
84 Corentemente, ls klian ubak ean elegidos, peo en algunas ocasn an
ptados po sus pedecesoes en algunos casos, el cago pae habe d al menos
miheedtao, mentas que, en unos pocos ejemplos depedig ados nnguno de
l ls en T abanan po lo que yo sé, el seño los des gnaba a pa ti de una l ta de ca n -
datos pevamente pesentada p los miembos de la suak Los klian n cobaban
l eaio de la subak, ben ecibían una tiea popedad de la subak paa ue la taba-
n tiea
n no compada
cobaban a menudo
en absoluto. con ndos dl
Habtualmente, el eaio,
klianbn las dosdecosas
dsponía a la vez ocom-
un pesonal
sto o los klian d los dvesos tmpk ncluso a veces, de los kecorn a ls
1 56 NEGARA
que se añadía n ens ajeos, «poli cías» , etc. Noalente, ea é l qu ien design aba a todos
estos hobes, aunque los iebos de la ubak debían apobalos. En algunas subak
poco dienciadas intenaente, los niveles de oganización técnica y política podían
coincidi. Peo, de hecho, y en conta de lo que paece sugei la liteatua ás esteeo-
tipad a (véase, po ejeplo , Cova ubias, 1 956, págs . 72 y sig s. ), esto ea la excepci ón
ás que la egla.
En el inteio del kma subak, las decisiones se toab an po «consenso del gupo» .
Teóicaente odos tenían la isa voz: las diencias en la cantidad de tieas poseídas,
en el estaus ( «casta» ), en e l sexo, o en cual quie oto cto «extínseco», no actaban a ste
princ ipio de igualdad. Natualente, en la páctica, dichas di encias ope aban, tal co o l
hacen en cualquie sistea político. Peo, si juzgaos desde las condiciones pesentes, el
gado de cupliiento de esta igualdad ideal ea paece habe sido notable. Hoy, las di-
encia de iqueza y estatus ente los iebos de la subak son ayoes que nunca, peo el
pinci pio de igual dad de voz contin úa siend o exteadaent e vigooso. Paa un estudi o e-
ciente que apoya esta opini ón, véase Bi kelbach, 1 973 ; paa una discu sió n odea e incis i-
va sobe el proceso d e toa de d ecis iones de l os gupos bal ineses en geneal , véase Hob rt,
97.
85 Paa una pa noáica gen eal del «c ulto del aoz » en B ali en sí i so, nada
ás que una odicaci ón, una elaboación y una e mulación índica del odelo panin-
done sio de «l a ade del oz » o «la bod a del a oz» ( véase Wilken, 19 l 2b ), véase Wir z,
1 927 . U na beve descipción de u n veda deo itual de cosecha, cop letado con l a fao-
sa uñeca de la «ade del aroz» (Dewi Sri) puede encontase en Covaubias, 1956,
págs. 799 ; véase ta bi én L iein ck, 1 886 1 887.
Vuelve a se necesario entiza la enoe viedad en los detalles itual, oganiz-
ción, teinología, a pesa de las d ien iones de sob erero de la isl a, o tal vez a cau sa
de ella s; nuevaente el cuadro que se ofece ha sido si pl icado en aa s a l a claridad. P
algunos de os aspectos del gado de vaiación de los sisteas ituales paticulres de cada
subak, dentro de un patón gene al, véase C. J Gade, l 960a, aunque tr abaja con atea-
les de l sig lo xx, no del XIX.
86. La noción en juego es que los bedugul a enudo ll aados tugu tmpk o catu
son lugaes en los que los dioses «paan» o «descansan» cuando viajan po el capo E
concepto de «paa da o estación del caino» es geneal al si stea de teplos bali nés , e n -
cl us o tep los pincipales y lo s alt ares d e su inte io so n conside ados coo esta cio-
nes en el c a in o espe cto a teplos tod avía á s i portan tes. Todo esto f a pate de a
vi si ón gene al de los bali neses sobe el cent o ejep la y sus éplic as, y aún tiene que ser
adecuada ente t atado en el aco de la extensa liteatu a sobe la eli gió n bal inesa, pese
a que, en i op inió n, se encuenta en el coazón de su estructua. Para el ol de este co n-
cepto en elación con los teplos de paientes, véase Geetz y Geetz, 1975, sobe todo
pg 60.
Respecto a lo dicho, se debeía señala que, adeás de otos téinos altenativo s
(M.1ei, Pu Subk), el Pua Ulun Caik es llaado en cietas ocasiones Pura Bedu-
gul coo opuesto a bedugul sin pu, «teplo». Una de las pinci pales azones d e
la enoe vaiedad teinológica en Bali (otas azones incluyen el ogullo de estatus ,
envidias y celos en te gupos, endoga ia y algo que sólo se puede llaa ju guetonerí a
obsesiva e justaente este odelo d e cento ejep laás éplic as, ya qu e es p osible
util iza cai cua lquie téin en todo el tayecto, hacia aiba o hacia aba jo , de la escala
que dene. ual quie teplo, gu po de paiente s, oganización, títul o o lo que sea que est é
s
lejos del cento cuando
esplandeciente es una éplica, una iagen
se encuenta en el debilitada de la isa
cento o ceca cosa,tanto,
de él. Po billando
un téin áo
coo bedugul se puede aplica a todo aquello que vaya desde el eno de lo altaes de
ANATOMÍ A POL Í TICA : EL PUEBLO Y EL ESTADO 57
dra hasta un im porta nte templo agrí cola regiona l ; un tér min o cmo pekasih se puede
l car a to da aquella persona comprendida desde un mie mbro del equipo de agua hasta
n recaudador de im puestos real. Gran part d e las d isputas sobr l a rela ción del sitma
atal balinés con el sistema pueblerino -nega y desa, ambos tér min os también a j us
bls, así como los enfques extrmos obre ella «pueblorepública» o «despo
mo oriental», brot an de la insuficient e apre ciación de et hecho, de la incapacdad
ra atravesar la extraordinaria pantalla terminológica que han construido los balin
para las realidades sociológicas que dich a terminología denota . No tiene mucho sen-
do discutir sobe si los pesakih eran funci onarios estatales, funci onario de la subak o
¡ rbajadores del riego !, hasta que uno decide de qué tipo de pesaki etá habln do. El
mo criterio impera a través del tablero: ded la conducta ritua l, la stratificación so-
l o la estructura política hata la tenencia de la tierra, la organización del prentsco
o l ly.
87 No todos los miembros de la subak asistían a toda las ceremonias; a mnudo,
mpleme nte enviaban or enda s, dejando que el sacerdote y el equipo del ag ua prepararan
l mpl o y llevaran a cabo ' la verdader as plegarias y demás ritos A direnc ia de los i m
ustos, las oendas las fa�_sas banten (véas e Belo, 1 93 ) no se relaciona ban con
l amaño de la tierra o el gasto e agua, sino que eran iguales para todos los miembro
la subak efejand o otra vez la igu ldad d e estatus leg al de todos el lo s Estas oenda
nten eran absolutamente obligatorias. Un hombre podía intentar ludir, y a veces con
ito, un i mpuesto u n trabajo comunal o una multa , pero nunca el requerimiento de una
rnda.
88 . Véase pág 83 A direncia de lo demá s temp los mencionados, tanto para la aldea
mo para la subak, el Pura Balai Agung no estaba ligado al «calendario permutacional»,
u operaba auto máti camen te ( véane C Geertz, l 97 3h Goris, l 960b), s in o al calendario
nar, que , en contraste con el permutacional, está coelacionado con la ronda natural de las
aciones. Siendo uno de los Kahyangan Tga (véase pág. 83), el ura Balai Agung no se
ncon traba en la subak, sino en e l borde algo más allá del bord e de una área habi ta
cercana. Un arreglo bastante común era que los m iembros de una «aldea de costumbre»
s decir, la pemaksan del desa adat- celebraban los rtuales en el Pura Balai Agung,
ro las oendas u otros materiales era n provistos por los miembros de l a subak o las subak
ociadas como en el caso de los banjar, más de una subak podía asociarse al mi smo tem-
lo. El Pura Balai Agung es uno de los más interesantes, pero menos entendidos, d los
mplos balineses; para algunos comentarios más bien especulativos, véanse Goris, 1938 y
l
0a;89 Ko,
Otra 1932, págs. 83
vez dier en ylosigs.
tér minos. El Pura Ulun Suwi (o Siwi) es llamado a veces
ra Kayhan, «temp lo del agua» o de manera más sencil la, Pu Émpelan, «templo de
resa».
90. Por mor de ser cl aro, los diagr amas ue es tán basados sobr e los mapas d la -
na de Rieg o Bali nesa están simpl icadas en cuanto que subak que consi stían en aes
continuas s han dibuj ado como continuas, subak colindantes se han dibujado con un p-
o espacio entre el las, y los contornos ontrizos ha n sido suavi zados Sin mbargo, tal
mo se indica , los di agramas están dibujad os a esca la.
Está claro que los diagramas r epre sentan situaciones contemp orán eas ( 97 1 98 ). A
dda que tuvo lugar la consolidación y expansión de subak bajo el gobirno holandés,
cieron hasta el punto de que las subak contemporáneas son alrededor d dos veces más
ndes (promedio de 77 hectáreas versus 3) que al fnal dl siglo XX y su número totl
di
astorsión
reducidoesenmucho
un 40 %mayor(326en versus 40).
las tierras ba Esto es verd
ja s que en laads altas,
par a los
yacque
incoudiagrama, pero e
e en las prim
ra s en la s qu e la s mencionad as consolidación y expansión tuvieron mayor impacto D to
NEGARA
das mane a el at ítio es que aunque en el ad o de 1 957 1 958 se haya exage a
do el ontaste de tamaño ente las subak de las tieas aas y las de las tiera altas la
gadaión geneal otenida en el siglo XIX y ietamente tam ién antes ea en eali
dad incluso más ave (siendo las subak aas gande y onentadas y las altas peque -
ñas y dispesas)
9 1 . Véanse p g 98 y apít ulo 3 nota 69 Tas la llegada de los holandeses e aio-
nalizó el istema edahan se onvitió a los sedahan en funionaios nativos y se les
coniie on «egone s del agua» deinida s in talando a un únio edahan gdé po en ima
de tod os ello s en ad a una de dihas e gione s (Taanan B adung et . Véase onclu sión
nota
N. de t : a expesión «dominio» eida a los sedahan- vuelve una ta ducción
muy o l iteal de bailiwik, el teitoio ao la uisdición de un bai antiguo ago de
admn tado de la coona itánia; véase apí tulo 1 , nota 29
92 Debeía queda lao que no petendo que estos «pocenta es » sean ias eales
ino sencillamente una manea de expesa mis estimaciones ualitativas y más ien a la
ligea de las popoiones geneales de invesión en taao po pate de ada uno de los
niveles del sistema Se dee añadi que ocasionalmente dos o tes subak, o más usual-
mente ss equipo del agua coopeaan en algnas faenas que los eneiciaan olecti-
vament e. De todas maneas esto ea a pequeña escala e ineuente. En l a medida en que
fuesen capae los mi emos d e los dis tintos equipo del agua o de las dis tintas subak pe-
ían t aaa en taea s omun es de m a otat oia ms que col ectiv a. En c al qui e aso
todas esta ativi dades ente ubak e negoiaan según iteios ad hc ente lo diecta-
mente impl iados sin se coo dinadas desde a ia
93. . de t: Geertz utiliza la expesión hoy water, que puede taducise po «agua
endita santifiada» o «agua sagada santa» Pese a una posile consión on onceptos
istianos la pimea taducción es la peida haitualmente dado que la santidad del
agua no es intínsea sino se onsigue a tavés de un itual. Inluso en el cao de aguas de
uentes y manantia le que tamién son con sideadas holy water (asos en que la tadución
de «agua sagada» pae e más apo piada ) dic has aguas han adquiido su santidad deido a
la aión de alguna deidad Véa se capítulo 4 not a 1 8.
94 La cadeni a etaa «genealmente deteminada» poque los estadios se detemina-
an a pati de cál ulos del calen daio n o de la ose vación e interpetaión de la natuale-
za. Natualmente etos álulos del alendaio etaan pepaados de tal manea que se
apoximaan a los cilos ecológios lo suciente paa que el sistema unionase peo si
po alguna azón en un momento dado est o deaa de oui haía ma s paa «ea ju s-
talos». En tod o lo qe si gue se dee e coda que los alin eses no son víctimas de su sis
tema itual: lo usan Su misma apaid ad de se usado da testimonio de este hech y a que
my diil mente se podía hae desa oll ado tanto si no ue a a tav és de un l ent o poceso
de enayoy eo atento a los de talles de la agiultua Los estadios espeícos de u evo-
ló están más allá de nuesta capaidad de ecupeaión salvo a tavés del tipo de taa-
o eológico uidadoso y ien asteado que los aquelogos paeen esistise a pac ti-
a e mateiales «históios»
omes alineses paa las eemonias son: a) Amapeg Toya; ) Nyamu Nge
pei ) Mubuhn d) Toya Suci; e) Ngerstiti (o más oloquialmente Nghinin) ; f
Memb Kung os estadios séptim o octavo y noven o e enue ntan tod os ao el epí -
ga geneal de Ngusaba más los caliativos apopiados onstituyendo en ealidad fa
ses de n no etadio. a p inial ust iica ción de una mulaión en nueve esta di os
(en luga de iete o seis si se elimin a Ngeestiti o mo un elemento e petitivo y li c o) es
que ésa ea la manea en que la onceptalizaan mis inmantes Una vez el estadio p
meo se ha ía ll evado a ao en u alq uie aso atiula en un día deteminado en el a
ANATOMIA POLITICA : EL PUEBLO Y EL ESTADO 1 59
ario, se fjaba autom áticamente , a través el calenari o permutaci onal, el momeno
a los e tadio egun o, terc ero y c uato; los et adio s exto, éptimo , octav o y no veno e
e rmina ban por una combinació n e uo e l calendario lunar -, más ex acta mente o-
/lunar y e oberva ción del est ado real e l os campos ( y dicho eta o real de los cam-
venía a l men os apro xima amente eter minado por la cha el et adio te rcero, el plan -
; una con cepción del itema má s elegane, p ero no bali ne a ólo h abría nece sitao
estadios prm ero y terce ro, en tanto que etaban unidos el u no al otro y ligados al año
lar ; lo otro se d erivan de ésto s). El quinto estad io e f ijaba n epen iente mente para
a Pura Ulun Carik , siendo el í a ([N del t. ] ¿e nicio el cicl o de 3 5 ía?) aqu el en
e caía e l odalan el pu r , cada 2 1 0 ía (véase capítu lo 3, nota 2 7). El primer etadio,
el nivel de la subak , se co ordinaba co n el ía dalan el Pur a lun Suw ; lo eta i os
s épimo, oc tavo y noven o, co n la cele brac ión anual del relevante Pura Balai A gung , e-
mi nada po r el calendario mi xto, solar y lunar
Para dejar claro cómo uncionaba todo esto en ealle, se necesitaría una extena i
eón sobr e lo sitemas bal nee de cálcu lo el emp o Dentro e éstos, y ta l como ya
e ha indicado, exi sten os sólo para el istema de calendario: uno e permut acional e ine
eniente de las estaciones naturales el otro está anclado en dichas estacione, sin ejar
e ser básicaente combinatorio en u aplicación. Lo dos funcionaban interrelaciona-
También se haría necesaria una invetigación sobre las nociones metaica de días
l leno s» y «vacíos» , algo t otalmente fuer a de lugar aqu í. Para alguna s e esta cuesti ones ,
an se C. Geertz, l 973 h; Gori l 960b Para el s imi lar i stema javanés, véa se Riclef, 1 978 ,
g . 2232 38 . La curio sa noci ón e salón e Bloch ( 1 977) , e un marxismo r ecalenta-
, según la cual los sistemas de cálculo del tempo balinese e divien en contextos
ual es» y «prácticos» on el método permu tacional y la concepción el tempo que en
erra connado al primer tip es senci llamente lsa, como l o son las infer enci as que de
la extrae. Pa otras crít icas sobre este tema, algunas más s istemáticas que las otra, véan
e C. Geertz, l 972a (done e hace una comparación con un sitema noteaicano batan-
e stinto de meir el tiempo co n agua) C. J Gra er, l 9 60a; Soeka wati, 1 924 Wirz, 1 927
Van Geuns, 1906, pág 5659.
95 La «cima » el si stema, el punto más alt o en el cual e cultivaba a rroz de regadío en
a l , se situaba a unos 3 500 pies pero el grueso co n mucho de la tea el padi ([N del t. ]
rroz»), en Tabanan como en el resto e la ila, se extendía por ebajo de los 2000
e . El «fono», la base del si stema, estaba, natur almente, al n vel el mar o casi .
96. A lo larg de una ga rganta fluvi al determinada (véase pág 6), las Abe turas de
gua estaban calibradas con bastante precisión Sin embargo, enre gargantas, las ecuen
a no se coelaconaban exactamente, dado que tampoco eran iénticas las circunstancia
uántas subak estaban implicadas, topografía, caudal e la corriente). Pero había una am
l a coordinación, de tal manera que, en un momento eterminao y a una altitud de termi
aa, to a la subak e l área se encontr abn apr oximaamente en el m is mo estao ge
l e cultivo
Tal vez también e ebería ejar clar o que el ciclo ceremonial no sólo jaba l em
o de la tareas que clbraba explícitamente (inundación, plantao, coecha e, sino
ue también toa la secuencia e cultivo (arar , qui tar la hierbas, depeja r, ec ) e rienta-
ba, al menos e una manera gen eral y eriv ada, en rer enci a a dicho cic lo.
97 . Los aspectos técnicos y ecológicos de la agricultura d e regaío el ar oz son mu-
ho más complejos de lo que auí se puee decribir. Sobre ete tema en general, véase
rst, 1 959 para la ituaci ón particul ar en Indonesia, véase C. Geertz, 963a para Ba li, Ra
enholt, 1973.
El régimen cl imático balinés es monznico, pero sól o presenta una estación seca p ro
unciaa en los perímetros eptentrnal, ccidental y oriental (en el nordeste y en el no
1 60 NEGARA
roeste el clima llega a ser demasiado seco para poder pacticar el cultivo de regadío del
arroz). El inteio meidional goza de una pluvioidad significativa a lo largo de todo el
año (entr e 1 5 00 y 2000 metros cúbicos en las zonas aoceras), que permite, durante la
estació n seca, el cre ci miento de cult ivos egados d isti ntos del aoz (maíz, cacahuet es, etc.)
y, en algunas zonas vor ecidas, un a segunda cosecha arro cera. S in embargo , ta l co mo se
ha resaltado anteiormente, el plantado de cultivos de (más) secano está hoy mucho más
extendido que duante el siglo XIX, como lo está el cul tivo en gener al sobre campos de se
cano. En 948 alededor del 80 % de la tiera arrocera de egadío en Bali se encontraba
en el in terio sueño teniend o en cuent a que el note y el oeste se han beneci ado más de
la ado pcón de técnicas europea s que, en cu alquier caso, no están muy extendidas en
B ali paa expan dir sus tieas d e regadío, pue de inrirse que en el sigl o XIX el porcen
taje meidional debió ser aún algo más alto. De todas rmas, en general, y a diferencia
de Java, la distibución del cultivo i rrigado del aoz en los período s pecolonial y posco
lonial es más o menos la mi sma. Para una excelente pa norámica de la agr icul tura baline -
sa, véase Raka, 955.
Sobre el concepto de «ctor limitante», el ctor que en primer lugar ena la expan
sión de un ecosistema, véase Clrke, 1 954 Naturalmente, en ciertas circuns tancias, l os sue-
los apropiados, y especialmente la temperatua, son y han sido ctores lim itantes en Bal i.
Pero, en genera l, ninguno ha s id o ta n impoante com o el agua. La distribución del aoz d e
egadío viene determinada, a grosso modo, por la disonibilidad de agua mucho más que
por la cualidad del suelo, la temperatura xcepto en las cumbres y en las cúspides geo-
gráca s del sistema o incluso, qui zá, la dispo nibil idad de luz solar el desa oll o por los
balineses, a diferencia de la myor pae del resto de Asia, de variedades de aoz no to-
sensibles ha permitido plantar y cosechar a lo largo de todo el año, lo que parece haber eli-
mi nado, o r educido muc ho, la mencio nada di sponib ili dad de luz solar como ctor li mitan-
te (véase Ravenholt, 1973) La escasa evidencia existente (véase Ko, 1932 págs. 102 y
si gs. ) parece indica qu e la expansión del si stema d e subak se produjo desde las tieas al
tas hacia el ma, en sentido de scendente, tal como sugiere es te si stema r tual . Sin embargo ,
como en otros aspecto ya tratados, este tipo de trabajo etnohistórico trabajo que requie-
re una combinación in usual de compet encia arqueológica, antrop ológicocul tual, ecológi
ca, histórica y lingüística, que podría realmente sancionar o desautorizar esta opinión,
si mplemente no se ha hech o.
98. El B atu Kau «cásc ara de coco» da nomb e también al templo, que e conoce
como Pura Batu Kau . Por «templ o panbali nés » se quiere decir uno de los «seis grandes tem-
plos
sakih»,l lo s Sad
másKahyangan , yaSad
grande de los come ntados (véase
Kahyangan en laspág. 65 ; capítulo
laderas del Monte3 Agung,
nota 2 la
). Como
más saBe-
grada de la montañas balinesas, Pura Batu Kau es realmente un complejo de templos, un
conjunt o de lugare s de culto si mból icamente disti ntos y sicamente separad os. En e l i nte
io e este complejo, la veneación po los recursos hidráulicos no era más que una pae
d un si stema mucho más amplio de ceemonias «estatales», egionalmente centrada s, so-
be el que volveré más adelante.
En cualquier caso, como los otos Sad Kahyangan, Pua Batu Kau estaba asociado
exptamente con dicha veneación por los recursos hidráulicos (lagos, fuentes ,
ríos . . ) y eicado a aseguar las ben dici ones di vin as sobre el agua de riego. En uno de
los subtemplos, en el llamado Pura Sasah («templo de la siembra de semillas»), habí a
alta res paa los dioses de los lagos de montaña más importantes de Bali, así como una
especie de lago «mic ocósmico» en la frma d e un estanque ar ic ial . Era en este sub -
templo en el
los líderes que eubak
de la celebaban losedotes,
y los sac ritos delos la klian
Abetua
y losd el Agua e gi recibía
pemangku, ona l. Cada uno deo
un pequeñ
ecip iente de agua bendita duant e la ce emo nia. Al volver a su s espectivas subak, lle
ANATOM Í A POL TICA: EL PUEBLO Y EL ES TADO 161
aan consigo este agua que se uti li zaba all í en unos itos si mi laes, l levado s a cao en
l ua Ul un Suwi, paa p oduci un agua tamién s im ila paa cada cabeza de tmpk
o de kecoran, que a su vez la llevaan a su bedugu/, paa unos itos similaes y una dis-
iución si mi la, y nal , a lo s popiet aios de las te razas; e a una especie de « eplicación
el agua sagada» que coía desde la ms emota de las entes hasta la última de sus
alicaciones.
Los ito s conc etos, así como el mantenimiento cotidiano, del ua Batu Kau los lle -
aa a cabo una casa casi sacedotal, peo suda, de un pu elo cecano, Kebayan, W ong,
Aya Gdé ( véase map a 3) . Se cons idea a que el popio Haio Dama haí a asign ado esta
aea a dic ha casa, y que ésta la ealizaa «en nombe de todas las gentes de T aanan» y,
una fma concebida como ms vaga, en nombe de todas las gentes de Bali. Des-
ués de la ceemonia pin cipal de Aertu a del Agua a la que podían asis ti el cakorda
y los punggawa, particulamente cuando había habido dicultades el año anteio, el
upo de pleeyos continuaan llevando a ca o los si guientes ocho pasos de la secuencia
n l a pesencia ni de los sedahan ni de los klian subak. En situaciones esp ecales pé
ida de la cosecha o lo que fue a, los campes ino s a veces inc lus o no poc edentes del
áea de Tab anan habían hecho el peeginaje ind ividua l paa asi sti en alguno de esto s
ituales, como también lo habí an hech o uando la ocasión lo exigiese el ey, los se-
oes y los edahan.
Paa un conjunto limitado y ms bien poco peciso de datos soe el Pua Batu Kau,
véanse C. J. G ade, 1 960b, pgs. 7 , 2 1 , 26; Hookya as, 1 946a, pg 1 87; Pe ddlema s, 1 932 .
stoy paiculamente en deuda con mi investigado asociado indonesio R. Rukasah, que
vivió duante va ias semanas en un puelo vecino de Pua Batu Kau.
99 El sistema no ea tan nítidament e jequico como puede sugei el texto En cada
esta dio conceto l pl antado, po e jem pl , las c eemonias se celeaían al mism o
tempo en el templo, en lo s divesos alt aes , en los tmpk y kecon y en las teazas; y los
asistentes se solaparían. Los miembos eciiían agua bendita de manos del sacedote del
templo d e la subak harían oen das en los altaes bedugul y, si multneamente, dispondía n
omida paa los espíritus en los diques de las teazas. La asignación de esponsabilidades
al klian y a su plantil la incluyen do los pemangku- en el nivel de la subak, al equipo de
agua en los niveles inteos de la subak, y al popietaro en el nvel de las teazas, ea sim-
plemente paa estar seguos de que al menos al guie n haría lo que se tenía que hace, so pena
de catst ofes natual es (teemotos, plagas de atas, ep ciones volcnica s, enrmedades de
los cul tivo s) Ya que, cada subak deeminada, cada se conceta del ciclo, tamién podía
setemplo
el vi sta ci lment
de la e, y así
subak, lo ea,
otas como
en los unadegan
altares las s ceemonia en sí
ubsecc iones mi sma,
y otas en launas celebatan
s teazas, dasf
en-
ci lmente como todas ellas podían se vistas de la rma e n que, en n ció n de ojetivos ana-
líticos, las he descito en el texto
1 No había una taazón de cic los egion ales ms ampli a, panisl eña o siq uiea me-
idional , sin duda poque no haía espondido a una necesidad pctica. De todas mas,
los ituales de Besakih inc luían súpl icas de agua d e iego suciente y til izadoa paa to do
Bal i, en una especi e de Abetua del Agua de alcan ce in su la.
1 O 1 . Cita do en Wheatley, 1 97 1 , pg 457.
1 02. El s is tema ceemonia l estaa fuetemente efzado po sanc ones tanstem
poales léase «eligiosas» En el pesente texto es imposile entan en el pode de
lo que nosot os peo no los al iness ll ama íamos sancione s so enat uales. Baste
deci que, en B ali , tenían y continúan teniendo una ueza extaodinaia, inclu so dent o
del
ga contexto de las que ssesaca
con las necesidade han svenido l lamando
tal como soc iedades
se expesa a en l ta adici
mayoíonaa les
de .loLas casos
pena po
en se-
ju -
ies de obliaciones ituales maavill osamen te det alladas, e lao adas y expl ícita s ea
162 N EGARA
instántanea, segua y teible. Yo, particulamente, nunca he conocido un balinés que to-
maa los equeimiento ituales, ni siquiea equeimientos nimios, a la ligea. Incluso
gentes que, hoy en día, no pae cen cee en los dios es n el sent ido de no c ee sus mi tos
o in c uso no dando c édito a su «existen cia» eal continúan haciendo, en fm a de de-
bee s ituales, lo que esto s dioses «i nexistentes» e quieen, y, consi guientemente, conti -
núan evitando la catást o.
La liteatua obe la eligión balinesa es vasta, peo casi toda se compone de descip -
ciones de costumbes, análi si s lo lógicos de tex tos y si stematizaciones espe cul ativas sobe
la «cosm ologa balinesa ». Paa int oducciones gene ales a la eligi ón bali nesa, aunque nin-
guna del todo satisctoia, véanse Swellengebel, 1960; 1948; Covarubias, 1956; Sth y
Zoetmuld e, 1 968, pá gs. 346374; Ke sten 1 947, págs. 1 25 1 70; Go is, s.f. ; Mesh on,
1 97 1 Hookyaas, l 964a; l 973a; Gonda , 1 975, par te 2. Paa una codicació n balinesa, mo-
deniante y algo desvirtuada po valoaciones éticas, véase Sugiwa, sf. El mejo libo
paa enti genuinamente lo que es la «elig iosidad» bal inesa es Be lo ( 1 960), peo , desa-
tunadamene, sólo se centa en uno de sus aspectos . A escala mucho má s modesta, he tata -
do de describi pate de las actitudes eligiosas balinesas en C. Geetz, l 973c; l 973e. Paa
inc usio nes menoes, pero m uy peceptivas, en este áea, véanse Bateson y Mead, 1 942 ; Ba-
teson 1937; Belo, 1949; 1953; Meshon, 1970. Sin embago, todavía etá po escibi un
tabajo sobre la eligión balinesa vedadeamente integal, desde el punto de vista antopo-
lógico modeno, verstehen.
1 03 . Paa un pano ama gene al de la «ley de agu as» bali nesa, en la cua l egulaciones
intenas de la subak y egulaciones ente subak se mezclan caótica e ind iscim inadamente ,
véase K o, 1 932 , págs. 6046 1 . Véase también la se gunda colección de tatado s de Lie-
inck ( 1 92 1 ).
Etas eglas se incooaban a menudo, como otas «leyes conuetudinaias», en los
tatados de «al ianza» ente negara (véase pág. 66) ; peo, tal como se h a exp licado, esto s ta-
ados no ean cuepos de legislaciones egias, ni tampoco esultados de negociaciones
diplomáticas en el sentido modeno de la palaba. Son afimaciones políticas de pácti-
cas lagamente establecidas (en este caso, establecidas po campesinos). La eglas tam-
bién se escribieon en las constituciones individuales (véase pág. 80) de las subak impli-
cadas
Se debera hace nta que haba todo tipo de ae gl os es pecia les ente subak local-
mente elacionada, incluyendo uniones ocasionale ente ella. Las uniones confo-
maban un nivel de oganización débilmente corpoaiva, intemedia, en este sentido,
ente las inten samente copoati vas subak y la egiones sin ningún tipo de copoación
asociada. Todavía más ocasionalmente, había eglas de pecedencia, según las cuales
subak secundarias tenían deechos que se consideaban deivados de aquellos disfua-
dos po otas subak Lo intincado de todo esto ivalizaba tanto con el paisaje balinés
co con l a mente balines a; esta ú ltima, como ya he apunta do en oto luga (C. Geez,
1 9 no contempla la simplicidad, la claidad, la egulaidad o la consistencia como
viu es.
14. Rukun es el sustanti vo, luego signica «aoní a», «paz», «conco dia», «unidad» ,
aunq s de hecho invocado paa sugei el poceso a tavés de cual se alcanzan estos es
tados ies. Paa un comentaio incisivo sobe el concepto de rukun en u n contex to social ,
véase o enjaaningat, 1 96 1 ; se tata de un estudio javanés, peo, espeto al rukun, la
si tuación bal inesa es fundamentalmente idéntica a la ja vanesa, de jando ap ate los detalles
instituc iona le. Y o mis mo he comentad o los po cess rukun javaneses en el apéndice a
C. Geetz, 1965.el kma banjar (véase pág. 79), el krama ubak pohibía explícitamente ,
105. Como
en su «constituci ón» , la i nterfeencia de cualquie o to oganismo o i nstituc ión, incl uyendo
ANATOM A POL Í TICA : EL PUEBLO Y EL ES TADO 163
nico
nivel (intumentos
de desa ollode
máinspección, de peitaje,
s bie n impesi onante etc)
Los de estos epecialistas
detalle alcanzó
de la «inge nieía deun
iigación »
bal ine sa, un a mateia f ascinant e, no se pueden aboda en ete tabajo, peo, pa a al u
1 NEGARA
nas indicac ones s ugeren tes relativas a la construcción de túneles algunos de el los te-
nían tres kil ómetros de l argo y se encon traban a cu arenta metros de prof und idad, véa-
se Korn, 92 7 De toda s rmas , está por hacerse un estud io comp leto sobre el tema, des -
de un punto d e vista écnc o.
Resumiendo, las subak balinesas se co nstruy eron de la m is ma rma que se mantienen:
localmente y pea a piea. En realidad, es d icil tra ar la l ínea div sora en tre ambos tpos
de actividad En a literatura preholandesa, no he encontrado n una sola descripción de la
construcción ex ih lo de una subak, ni tampoco ni nguno de ms inrmantes pudo re cordar
algo parecdo, aunque recordaban con cierto detalle toda una serie de extensiones, reduc-
ciones , d vs iones o reo rganizaciones de las subak ya existentes.
O Resulta obv ia la deuda de est a cla scación y de tod a la línea de análisi s que si-
gue para con el marco analíti co constr uido por Ka rl Polany (véanse Polanyi y otros, 957 ;
Polany 1 977 ) Quizás porque su tono er a ta n a menu do polémico , alrede dor de l trabajo
de Polany ha crecido un debate persistente, extrañamente amargo y no teiblemente in-
is ivo entre las aproximaciones al anális s de las economías «premo deas», conidas co mo
sustantivista y rmalista (para algunos resúmenes sobre la cuestión, véanse Dalton,
97 1 ; LeCair y Schneid er, 968), debat e en el que d ebo consar que me resulta difícil
encontra al gún in terés. Mi propia opinión es qu e modelos maxi miadores, min imi zadores
o minimaximizadores pueden tener un enorme poder exlicativo cuando imperan las con-
diciones para s aplcac ión, que pueden ser poder osamente deso rientadoras si se aplican a
situaciones don de dichas cond icones no impera n, y que dichas condiciones a veces imp-
ran, pero más ec uentemente no lo hacen, en la s economías «prmitivas », «arcaicas» o como
se quiera llamar a economías sin bancos centrales, sin comisiones estatales de planicación
y sin escuelas de negocios. Como la ancianta que escribió a Bertrand Russell acerca del
soip ssm o, no pedo entender por qué no todo el mund o sostiene esta posición sumamen-
te sensata.
El sistema de mercado en el Bai clásico se lmitaba a un omercio al detalle y de esca-
la muy pequeña de artí culos de consum o d iario, tales como ali mentos, in strumento s senci
llos y combust ibles, un a activida d protagoniz ada casi e xclus ivamente por muje res ta nto
sudra como riwagsa que traían sus productos de casa paa venderlos. Tales mercaos
(tn-t) se celebraban por las mañanas y rotaban en un ciclo de tres días, una especie de
«semana de mrcado», que denía a su vez un área de mercado que solía englobar siete u
ocho desa ada. A jugar por las inscripciones muchas de las cales estaban chadas
acuerdo al día de la semana de mercado y fecuentemente dirigidas a los desa adat del áea
de mercado
algún tipo decomo
signis cación
rmaran una menor
política entidad, el siáea
en el de mercado
stema era una
ega; pero unidadsiendo
continúa que tenía
oscu-
ro cuál pudo ser exa ctamente (véase Goris, 954; la primera rerencia a mer cados y a se
manas de mercados es del siglo 1x: vol. 2, p ágs 9 1 20). Los lugaes o «pl azas» de mer
cado se situaban habitualmente en el espaco ente a la casa de algún señor (en Tabanan,
esa asa era Puri Anom; véase mapa 3). Y como cualqui er otra cosa tea, agua, gentes
y des, el lengua je quería qu e el señor «posey era» el mercado. En cualquier caso, im
pona puestos r elativos a él tal como ha cía con las peleas de gallos, que, las tardes de
los días de mercado, se celebraban e cuentemente en la gal era (wantilan), cerca del lugar
de mercado sobre las peleas de gallos y los mercados, que estaban íntimamente relac io
nados en el Bal cl ásico, véans e Liefrinck, 877 ; Van Bl oeme n Waand ers, 859 ; y C.
Geert, l 97 nota 8) a moneda util izada en las transacc iones del merca do y en las
apuestas de las peleas de gallos era el kpng, la pieza china de bronce ya mencionada en
ero, en general, son muy raros, rareza que sugiere que la regulación de los mercados a
diferencia de la mera legitimación de su existencia, como en las incripciones no parece
aber sido una preocupación importante de los señores. Para una breve descripción de un
ercado de proporcione s aparentemente cons iderables en Bad ung, alrededor de 1 8 1 2, véa
e Van den Broek, 1 834 , págs 228 229 (aunque el autor tie nde a exagerar la escala de las
cosas en Bali ).
En cuanto a las relacione s de intercambio jadas tr adici onal mente, im peraban entre ar
te anos especialzados herreros, tejedores, techadre músico, bailarines, actore,
etc. o ciert os especiali stas ritua les y los campesinos or dinao s. U na ve z establecidas, ha
bitualmente entre grupos más que entre individuos, tales relaciones tendían a ser perma
nentes much as de el las continúan intactas e i mplicaban inter cambios recír ocos de
arroz y de otros productos a cambio del servicio o de la manuctura requerida Más aún,
los señore más prominentes establecían lo que anteriormente he llamado «relacione clen
tel ist as» (véase pág. 58) con al guno s de los grupos más destac ados de artistas y a rteano, en
las que estos ú ltimos aportaban sus productos o sus habili dades y los primeros su patronaz
go político, eximiendo a artesanos o artista de ciertos impuetos, servicios rituales o debe
res de guarda, y permitiéndoles ciertos privilegios suntuarios, títulos y demás omo a los
brahmana, amenudo se permitía a dichos grupos elegir a sus perbekl, más que estar bajo
los asignados por las puri y je. En Tabanan, había grupos plebeyos de tejedores, hee
ros, orfebres y plateros, y músicos con semejante estatus de «clientes» «pordesignación
real» ([N del t] Geertz par ece jugar con la rmul a de las licencias comerciales inglesas
«by appointment of her Majesty. . » y con el sig ni cado distinto que se suele dar hoy a la
.
palabra «cl iente») de media docena de casas punter as; se rec uerdan sus posiciones privi le
giadas, actando a sus relaciones sociales omo e l matrimonio, por ejempl ha sta el
día de hoy. Para un comentario general sobre dichos grupos, véanse De Kat Angelino,
92c; 1922; compárese con Goris, 1960c; C Geez, 1963b, págs 9397; Moojen, 1920,
ágs 1 1 1 6.
1 1 N del t : La expresión ut ili zada por Geertz es tde port, traducibl e po r «puerto
comercial ». Sin embargo, no se tra ta de un puerto comercial habi tual, como el autor s e en
carga de especifcar. Algunas alteativas de traducción no acaban de cuaja, pero puede
valer la pena mencionarlas para en tender la peculiaridad de la ex pres ón exami nada en el
contexto de la presente obra «puertofctoría» (aunque recuerda demasiado a las instala
ciones europeas d e tendencia monopoli sta en las costas aoasiáticas, mdelo que ca be en
el concepto uti lizado por Ge ertz, pero no lo agota) o «puerto de trata» (ex presión que se
ría tal vez la más adecuada si no era porque en castellano el significado de la palabra
«trata» ha acabado restringiéndose al «tráfco de seres humanos y, particularmente, de es
clavos ne gros» ).
1 2 Sobre la « tala socracia» en el anti guo mundo malayo, v éase Wheatley, 1 96 1 so
bre los «Estadobazar» javaneses, véase C. Geez, 1956 Sobre los primeros Estado in
donesios en general, véanse Coeds, 1948; Hall, 1955, cap. 3; y sobre Srvijaya, véanse
Wolters 967; 1970.
El trabajo clásico sobre el comercio indonesio temprano de Van Ler ( 955) pro
porciona el cua dro de Java entre 1 300 y 1 700, aunque nece sita el suplemento d e Me il ink-
Roelof sz, 1 962 (véase tambié n Brissenden, 1 976, para un bre ve resumen gener al) . Por lo
que se reere al siglo XX, la descripción de Resink ( 1968, pág. 322) del «archipiélago
bajo la m irada de Conrad» de mestra que el patrón gener al no resultó en abs olu to tan al
terado, al menos inicialmente, or la llegada de los barcos de vapor y la abertura del Ca
nal de Suez:
66 NEGARA
Sobre puertos d e comerc o en general, véanse Polany, 963 ; 966; para un crítca de a
dscusón subguente, véase Daton 1978.
1 3 Para a c ta, véase Van Leur, 1 95 5, pág 86 Sobre el tráco de especas eu ropeo
y, partcuarme nte, holandé s, vé ane Glamann, 958 Maelman, 963
1 4 La cta de Gbb on es oecda en Van Leur, 1 955 , pág 8 5
1 5. Tal vez el mej or nd c o del rela tvo aslamento come rcal de Bal sea el hech o
de que el número de r es dente s ch no sempre haya sdo bajo, en relacón con el resto de
ndones . In clu o en 920, qunce años después de que la nstaua cón del goberno ho-
landés aumentaa as oportundades de los mercaderes extranjeros en la sla, sólo había
unos 7 .000 (o e 0,4 % de to a la pob lacó n de B al , fente a 1 ,65 % para e conjunto de
Indon es a, el porcenta je más ba jo de todo e arch pél ago exceptuando Tmo r y Tapanu l ).
Para algunas etmac ones sob e la poblacón ch n a en varos Etado de l Bal merd onal
alededo r de 1 900, véase Schwartz, 1 90 l . Para una v só n gen era sobr e su papel en el
conju nto de las ndas Orentales Holandesas, véase Van Ve mn g, 1 92 5.
1 6 Véae De Gaaf, 949, págs. 2452 46, 27 2. Blambagan , el últmo nega javanés
en ress tr tanto a lo holan eses como a la s lam zacón, e den ddo hasta el nal ( 777 )
po topas balnesa s
1 7. Véase Sc hiekem 955, págs. 2 1 , 29, 3 2, 227 V éase tambén MelnkRo elofsz,
962 , págs . 02, 43
1 8. Véase Tarlng, 1 962, pág. 70.
1 9 . Véase De Graaf, 1 949, ágs. 432434.
20. del t. : Pa o phu, embarcacón m alaya o ndone sa, prov sta de balancín y
vela tangular.
1 2 1 Véase Van B oemen Waande rs, 1 859 (véase u n resumen pa rcal en nglés en
Hanna, 976, págs 6465). No se explcaba cómo se enjugaba el déct en el baance,
pero, en cualquer cao, todas estas cas no se deben tomar demasado al pe de la letra.
No
zabasólo son meras
a través del s estmacones,
tema oc al.no quedec
Y aún una vo,
buena e nporcón
tant o qdel comerco
ue el noásse mporta
puerto m canal nte d e
Ba l en re al dad, s u ún co puert o mportante, S ngaraja era, sob e too despué de la
década de 850, parte de un s stema d e comer c o adm n tad o, señor a señor o chno a
chno, por toda la sla; por o tanto, no se puede entender asadamente Van Bloemen
Waanders estma que del total anual de 30 .000 picu (medda de peso chna equvalente a
una 33 ,3 3 l bras ngles as; en Malasa e ndonesa de donde podría ser org nara la
paaba, un pikul equvaía un tanto vagamente a peo de un hombre, aunque tambén
se ut aba a exact a medda chna; en las F l p nas, a palab ra e transmaba en «p co»
(. del t ] en castellano, equvaente a ch nanta o 63 kg y 262 g) del prnc pa pro
ducto de exportacón, el aoz, cerca de 20.000 provenían del sur de Bal; y de 300 caja
el prncpa producto de mportacón, el opo, arededor de la mtad e ban al Bal me
donal.
que uesen territoria les. D ifrían m ucho en rentabilida d, los dos más valio sos rendían
I 300 flor ins a nual s, mie ntras que los do men os va lioso s sólo llega ban a 120; el total de
tas s umab a 4.28 5 flor ines, aunu aparntm ente cada renta iba a parar a un seño r dis-
n to de quien e dcí a que «po eía» e l kebndar n . Los seño res a ñadían diversa s entradas
a las «renta o alqu iler s del comercio » pro piamente dicha s: co braban peajes or trans por-
ar las m ercanc ía ha cia o desde l su r, el o este y el es te; im ponía n imp uesto s a los merca-
dos, a las peleas de gallos, a las bail arinas y a la produ cción de sal; vnd ían cas sel ladas
cialmnte ; y grava ban con multas l comrcio ilegal.
Pa una serie de edictos estatales de l a parte balines a de Lombok, que exonían l a po
ición de monopolio de un subandar y las rgulaciones que gobeaban el comercio exter
o, v éase Liei ck, 1 9 1 5, vol. 2, págs 1 -25, sob re todo ágs 1 3- 1 9 Pa ra Bali pro piamente
lunkung y a rengaem, véase Korn, 1 922, págs. 55- 56
1 22. Véae Lieinck 8 . Se dic e u las import aciones, mayorita riament a través
d Singaraja, rondaban los 100000 florines, siendo otra ve el opio el principal producto
iportado (alrededor del 50 % del valor tot al , seguido de los tejidos y ropas de algodón
35 %) y completando el conjunto con algunas de la «eslén didas ni miedades» e Gibbon,
ales como orfebrería y porcelana. Las xportaciones ue seguían vías un tanto má dis
rsas, pero también con Singar aja en el lugar pre rente totaliaban cerc de 2000
florines, incuyendo café (60 %) , ganado (20 %), ao ( 1 0 %) , pile s y maíz (un 5 % cada
no. También auí el tráco estaba en mano de di ez subandar chinos arrendados (se dice
ue el total de l a población china en este área basta nte interior ascendía a «alrededor de una
docena» , que aendar on sus «reino comer ciales » a no menos de tre c eñor es ; los rendi
intos sumaban unos 400 0 fori ne anuals, aunue Liefrinck resa lta secam ente que «de
en cuando, e preionaba [a los chinos ] para que rea lizara n otras contribuciones». Lie
inck no dice cómo se repa rtían esto 4000 florines entre los distintos señ ores o reinos co
rciale, pero, rcuiendo al patrón gener al, se puede asumi r que dicho rearto debía ser
bastante d esigual
De cualquier manera, y aunque tampoco estas cif as haya u tomarlas al pie de la
ra, la rentas comerciales de los señores representaban unos ingresos conjuntos casi
tan alto s como los que se habían seña lado diecisi ete años antes par a el área coster a de
S ngar aja , m uch o mayor, mi entra s que el porcentaje sobre el comercio bruto que repre
sntaba n dichas rnta s e había incrementad o desde un 0, 5 hasta 1 o 1 ,5 ; too ello par e
ce indicar una rápida expansión del comercio y, paralelamente, una intensificación del
interé s de los señores en él Lief rinck prop orciona otro indicios de lo mismo. Los pre
cios en Si ngaraja del ganado de Bagli se había n doblado en die años; hab a «entonces»
cinco «pasos » de pea je poseí dos por señor es entre Sing araja y B angl i; en dos décadas,
l importaciones de opio habían subido de dos cajas anuales a treinta Y todavía hay
más: a pesa r del sistema de monopoli o, ex istía una dura compet encia entre los compra
dores chinos de café y mucho contraban do La mu ltip licación de lo s subandar chino in
dpendientes dat aba sólo de unos pocos año s, mientras ue, anteriormente , había sido un
«cl iente» chino del s eñor uien había mo nopoli ado un tr áfico mucho más peueño Ha
cia 1 876, casi todos los co merciantes chinos había n nacido e n China y no n Bali, tal
como era habitual prviament Paralelamente a los indicadores económico balineses,
las peleas de gallo parecen haber crecido dramáticamente, en ecala y en frecuencia,
hasta l punto de ue «en e l área comer cial de la capital , casi cada día» haba una de las
grands
Por lo ue respec ta a lo u e stab a sucediendo al mi smo tiempo en la propia Si ngaraja
u continuaba
ta u el siendo
año anterior unaseldos
principal cntro de
mil personas almacenaj
habían y distribución,
emigrado Lieick
allí desde Bangli, resal
para traba
jar como jo aleros un nómeno notable y sin precedentes
168 NEGARA
1 2 . Véase Schwartz, 1 90 l . Está cl aro que para las regione s que se mencionan, des-
pués de 1 80, el opi o era el principal imp ulsor de l comer cio balinés, tal como lo había sido
la tr ata de esclavos hast a 1 8 1 5, cuando Rales acabó con ella o al menos la debilitó muy
seriamente (véase capítulo , nota 5) Los señores de Klungkung estaban cobrando no
menos de 1 000 orines al mes en rentas comerciales por pe rmiti r dic ho tráfico ; os seño -
res de Kren gasem estaba n cobrando 2.5 00; y Schwaz enc ontró vend edores ambulantes
ch inos oe ciéndo lo en algunos de los pueblo s más oscuros de la is la just o después de a
conquista holandesa Van Geuns ( 1 906, pá g 28) da una consu mición de «casi media t one-
lada por año» para Badung. Sin duda alguna, estas cias vuelven a ser estimaciones y,
como los holandeses contemplaban el comercio del opio como un mal soc ia mayor ( para
un comentario general sobre el im pacto del opio en Bal i, véase Jacobs, 1 83 ; compáre se
con ol, 91 ) , posiblemente las exageraran Pero mis infrmantes confirman que el opio
era my ampiamente consumido, apuntando que, hacia naes del sigo pasado, casi to
dos los adultos, hombres y mujeres, eran adictos; en Klungkung, un infrmante de la casa
real ue er a un niño en aquella época recuer da que, en el pala cio, el humo llegaba a
ser tan denso que los lagartos, presos de un sopor irresistibe, se caían de las paredes. Sin
embago, e efecto en la economía era cuaquier cosa menos soporíro La demanda de
opio parece haber sid o e principal motivo, para la expansió n práctica mente pa ra su i ni -
ci de la ex portación de bienes : café, ganado, ta baco, derivados de l coco, azúcar y de
más. Con una ironía apropia da para un pueblo introvertido, e mercado d e os balines es tra-
dicionales re cibió su estímulo más erte de un narc ótico Korn ( 1 92 , pág 53 8) señala
la ase «Que no caigas en la venta ambulante de opio como una bendición paterna en
Bai, e n 1 844
124 del t : Material parecido a agodón que envuelve as semias de un árbol tro -
pica del que toma su nombre malayo, Ceiba pentand o C casearia, y que se utiliza pra
rellenar colchones, cojine s, juguetes d e «p eluche» . . .
1 25 Las dos uen tes principales sobre Lan ge y sobre las descripciones del pu eo
comercial de Kuta que siguen son: Niel sen, 1 928 (una biogr aa danesa traducida al ho-
land és); y, más impo rtante, Hems, 1 882, págs. 1 7 1 , 1 9620 0 (una historia de vida detalla-
da y vivaz, recogida en el lugar don de se desarr ol la la acci ón y sus alrededores en tre 1 847
y 1 849, períod o en el que Hel ms, q ue también era d anés, e asi stente de Lange) V éase
también Hovel , 1 849 1 854, qu e hizo su m oso reis ([. de t. ] «raid, expedición») a Bai
en uno de l os barcos de Lange. Un breve resume n popul ar de a carr era de Lange se puede
encon trar en Hanna, 1 976, págs . 50 59. A lgunas caas intere santes escritas y recibidas por
Lange sus coesponsales son su esposa balinesa, los señores de Kesiman (una impoan-
te casa de Badung), señores de Tabanan y Meng wi ; y diversos contacto s bali neses se pue-
den encontrar en Van Naerssen, Pigeaud y Voorhoeve, 1 977 , págs. 1 46 1 55
1 26. Ya alr eded or d e 1 820, había a lí [en Kuta un pequeño f nde adero con una
trei ntena de merca deres chinos residen tes y ot ro tant o de «mu su lma nes», que l os eu-
roeos visi taban esp orádicamente En 1 840, coincidiendo más o menos on la lega da
de ane , y tal vez estimu lado po r ella, la semiofcial comp añía comer cia holandesa,
Nedelandsche Handemaatschappij (N.HM.), arrendó allí derechos comerciales ex-
cl us ivs or parte de un seño r, el de Kasima n, por 1 .000 gu ilders ( [ de t. ] unidad mo-
netaria holandesa). Los holandeses consideraba a Lange como un intruso. Pero, des -
pués de acosarle durante un tiempo, el gobierno colonial simplemente decidió que era
mejor conve tirlo en su agen te comer cia l en lugar de la N H. M , cuyo s esf uerz os nunca
legaro n realmen te a despe gar; y así lo hi zo en 1 844, después de capacitarlo como ciu-
dadano holandés.Holandesa
Indias Orientales Si tenemos enN.H.M
a la cuenta a el preciodeque
cambio s tuvo que pagar
renuncia el gobieo
a los derechos a de l asd-
qui ridos 1 75 000 guil ders , resulta evident e que, para en tonce s, el sitio no e ra un a
ANATOMÍ A PO TICA: E P UEBLO Y EL ES TADO 169
ro posición de 1 000 guild ers Final mente, cuando los holandeses, visto su éxito mili
r en el nor te, ata caron el sur de Bali en 1 848 1 849 perdien do a su coma ndante en
e un gran númer de hombr es, y vién dose diezmados por las enf ermed aes an
e negoció un tratado de paz recibiendo, según Helms, a «todos los príncipes con un
quito de cer ca de 40.0 00 hombr es [ las fuentes holandesas dicen «s ólo 20 .000»] ( . . )
e nombre d el raj á de Badong» que permit ió que los holandee e reti raran si n más
daños. Sin embargo, la incursión se acompañó de un bloqueo que al parece, resultó
an per turbado r que inició el declive de Kuta (vé ase capí tulo 3 nota 1 35 ). Cuando an
e murió en 1 856 (según Hel ms , de un co razón eco nómico ro to mientras que ot ros in
núan el veneno), Kuta volvía a ser una pequeña factoría, bastante periférica y sólo ti
iamente activa, llevada, a su vez, primero por el hermano de ange y luego por su
obr ino, que fnalmente lquid ó la empr esa y vendió sus der echos a un chino ( els en,
928, págs 6 2-7 6, 1 491 77 Helms 1 882 pá g. 66 7 1 , 1 98) Cua ndo Sc hwa rtz (véae
chw artz, 1 90 1 ; compá rese cn Van Geuns 1 906), el resi dente holandés de Bul ng
sitó nal mente Badung en el cambi o de siglo, e l establecimiento de Kuta ha bía pe r
ddo su i mportancia en vor de Kasum a que era el flo reciente puert o comercial de lo s
eñores de Klunkung, al este, y en fvor del también floreciente enclave e Singaraja
hacia el nor e po r tier ra vía Bangli (véase capítulo 3, nota 1 22 ) en realidad, dice,
as condi cione s se habían deteri orado tant o que «l os seño res » retiraron el arrendamien
o al suces or chino de Lange y tra taron de llevar personalmente el puesto, lo que sól o sir
ió para consumar el desast re.
1 27. Helms ( 1 982) sí menciona «biene s de Manch ester» (pág. 4 0); así pues, pr obable
ente la ro pa y los tej idos tamb ién eran important es , como sin duda lo eran las armas pese
a que no las mencione en absoluto en su descr ipción de la guea de 1 848- 1 849. Nie lsen
( 1 928 ) ue, como Helms, pr esenta a Lange como densor e la libert ad balinesa como
romotor de a paz y como leal representante de los intereses holandes es, todo a l a vez sí
menciona que, por aquel entonc es, los bal ineses poseían un mil lar de rifles y veinticinco ca
ñones; pero no entra en l a delicada cuestión que se contesta a sí mis ma de cómo llega
ron a obtener dichas armas y las municiones necesarias para dispararlas, si no era a través
de la s ocinas del agen te comer cial de las N .E .I I ndias Orientales Holanesas par a el
ur de Bal i. Hanna ( 1 976, pág. 5 5) dice que «en la cúspie d e su carrera, a me diados de la
década de 1 840», Lange esta ba hacie ndo nego cios por valor d e un m il lón de guil ders al año
ólo con Java, y hay que tener en cuenta que «el comercio con Singapur y China debía ha
ber sido inc luso más productiv o»
Para una rer encia de paso al co mercio de armas de La nge, véase la cata qu e le envía
el señor de Mengw i en Van aerssen, Pigea ud y Voorhoeve 1 977 pág. 1 53 .
128 N del t : «Pas», castellanización de la palabra utilizada para desgnar una pe
queña moneda de cob re empleada en las Indias Orientale s que equivale a l a cuarta parte de
un anna (die cise isava parte de una upia) ; adaptación de la palab ra paisa, moneda india em
leada en diversos países, que hoy en día equivale a la centésima part e de la rupa Geertz
utili za la transcripción inglesa pice.
1 29. Para las citas, vé ase Helm s, 1 882 , pág. 40. Como sólo estuvo en Kua dos añ os
y medio no estaba realmente en posición de observar el movimiento de os precios a
argo plazo Pero la cuestión es que los precios se establecían deiberadamene, sin ser
manipulados aparentemente, y se aislaban en la medida de lo posible; y esto se hacía en
rminos de monedas compradas en el extranjero como mercancías y vendd as loc almen
te como tales, y no en términos de moneda «estatal» evaluada de frma general de as
«e n vano» combatir la expo rtación d e monedas « mediante medidas drásticas» ; Van Leur
( 1 95 5) está salpicado de angustiosas citas de gent es de la Compañía d e las Indias Orien-
tales sobre la f lta simp le, ísica, de moneda ci tas como l a que sigue de Jan Piete rszoo n
Coen, el gran pionero como gobernador general de la compañía dirigiéndose al Hee
ren xvn, su cuadro eecutivo:
Los cabaleros entender án [co n l o que quiere decir que n o entenderán que nin-
gún puesto de las Ind ias está adec uadamen te su mini stra do sin dinero en moneda , in-
clus o si se de cupl ica el carg amento de mer cancías de su sumi nis tro; aún es más, hay
muchos puestos en los cuales, cuantas más mercancías se les suministran, más serio
es ([N. del . El problema, si carecen adem ás de moneda, ya que e n todas las I n-
dias no puede haber más f actura ción q ue lo q ue se vende cada día a l detalle [ )
(pág 220)
que compra,
Po r otraesperando
pae, todovenes toder
nomás caro».
quiere deci r qu e los precios de un puerto car ecieran de i n-
ue nci a sobre los pr ecios en otro , in cluso en los tiempos cás icos , ya que Meili nkRoel ofs
ANATOM A POL T J CA : EL PU EBLO Y EL ES TADO 7
Tal como apunt a Van Leur ( 1 955 pág. 1 36) una vari edad de pesos y medidas de una
ampl itud semejante tambi én contribu ía a la agmentació n de a economía de puert os co-
merciales en unidaes discontinuas , aunque intensamente inte ractivas (en Kuta, os kpngs
tambié n se usaban co mo a princip al medida de peso, y lo s pesos balinese p r ejempl o,
de aoz sin descascrillar aún hoy continúan expre sándos e a menudo e tal manera).
Para una descripción si milar de di nero mú ltiple aho ra, dóares de Singapur, gui ders ho-
landeses y de más en el «Archipié lago de Conra» (es dec ir, a na les el siglo XIX), véa
se Resink, 968 pág. 320. Sobre las tasas de cambio de kpngs por moneda hoandesa,
véase Van Geuns, 906, págs. 8. Finalmente, se debe señalar que incluso en Bali había
más de un tipo de kpng en circuación.
34. Véae Helms, 1 892 pág. 45 Naturalmente, quiere decir «baline ses ordina rios»
No sólo Lange y H elms eran invitados ecue ntemente a las ceremonias re ales, s in o que lo
señores punteros, ataviados con sus sarongs y trasadándose bajo sus prasoles, aparecían
con cierta ecuencia en la «hospitaaria mesa del señor Lange», y o hacían junto a «capi-
tanes de arco, comerciant es, savans [ic] ([. del t ] «sabios» en ancés err óneo en el ori-
gina de Helms) ( .. ) funcio naros de Ja va ( .. . ) ociaes d e la marin a hola ndesa ( . . . ) hombres
de elevada cultura y socialmente poderosos» (pág. ) . « Realment e maravil loso» , prosigue
Helm , para el cual la vida en Kuta er a una mar avill a continua:
(.. ) solían
que los cuento
eguirse
enconta an posterior,
una se alrede doreran
de lalamesa
causa; pero, ju las
de que ntamen te de
tardes conestas
l as canciones
etas
cosmopolitas transcuieran armoniosa y placenteramente. Para mí, el canto era una
172 NEGARA
fuente de diversión in nit a De alguna manera, er a obli gado que cada uno oe ciese su
canción El jefe de los escribientes y administradores del señor Lange, un inglés, que
tomó lugar en el ndo de la mesa, tenía un gran talento con las canciones cómicas y
hacía cumplir sin piedad la regla de las canciones a todos los demás Así pues, las can
ciones giraban y giraban con sones cómicos, alegres y plañideros, en la mitad de las
lenguas de Europa aparentemente se exceptuaba a los balineses] Un juego de billar
solía poner n a la velada vespertina
El bloqueo prolong ado que los holandeses] habían mantenido durant e su lánguid a
operación 848- 849] contra los bali nese s había destruido el comer cio de la i sla y le
causar on a Lange] pérdidas de las que nunca se recobró No pudo adapt arse a las ci r
cunstancias alteradas en que lo dejaron las expediciones holandesas; y no era un hom
bre hecho para rec uperar su posic ión parti endo del ahoo y de la pdenci a Había en
su naturaleza más del audaz vik ingo que del pdente comerciante Le encan taba da
bandazos en medio de un temporal en su pequeño yate, e l Venu s, al que amaba como si
ese algo viv o Conocía ca da maroma y cada pal o de su consi derable flo ta y ni ngún
capitán reza gado vol vería impunemente de un viaje prolongado si n necesidad L e en
cantaba superar todas las di cultades, excepto las de l a vid a comer ci al N era un j ine
e hábil , pero sí tan valiente que le he vi sto domar caballos obsti nados y vic iosos con la
ferza desnuda de su voluntad
36 N del t: Del primer mi ni stro ing lés Di sraeli , que le s irve a Geertz para dar nom
bre a un ipo de política que caracterizó el siglo XIX, período que a menudo ha recibido las
djetivaciones de «imperialista» o «protcolonial»
1 3 La principal ex cepción er a el negoc io de l ganado «aunq ue incl uso en é ste, las
mujeres tenían más p arte de la que les era habitual» (véase Helms 1 882 pág 42) El
comercio
comerciados de en
ga nado
Kuta era
se muy a mpliosem
mantenían y los bueyes en
is alvajes y vacas
B ukibali
t lanees muy codici
ya menci ados Los
onada meseta ca
liza situada al sur de Kuta (véase mapa 4), donde deambulaban en grandes rebaños ,
ANATOMIA POLITICA: EL PUEBLO Y EL ESTADO 1 73
nto con búflos de aga «que eran particularmente salvajes», lo que hacía del lugar
na par te del país cuy a vi sita e ra peligroa» (véase Helm s, 1 882 pág 4 3) . La tier ra, al
ratarse de «y ermos» es decir, de tierra no cul tivada, estaba bajo el control de los se-
ores, que también pos eían los re baños Helms ( 1 882 , pág 44) maniesta esta r atónito
ante la lta de h ierr os u otras marcas, ya que los señore s podían decir qué animales eran
s suyos «Existía una buena cantidad de conflictos sobre este punto, aunqe no tantos
mo se podría haber esperado, ya que en tales d isp utas el rango y el pod er soían r es ol
ver el asunto»
Este tipo d e ganadería comercial era claamente basta nte reciente, y había sido est im
ado por las activida des de Lange (también tenía dos matder os en Kuta, dond e e abatían los
animales necesrios pra proporci onar bey seco paa las tropas holandesas en Java y, apa
rentemente, ése era el puntal d e comerci o) Pero no he sido capaz de determinar cuándo em
pezó, a qué escala se practicaba exactamente y, más decisivo de cara a mis propósito, cómo
e organizaba asi con segurdad a través de vínculos m últi ples y especi ali zaos, s im il ares
a los que ya se han descrito respecto al servicio en la coe, los impuestos, el aendamiento
de las tieas, etc Van Blmen Waanders ( 1 859 ) también señala la pre emine ncia de las
mujeres por el lado balinés del comercio repentinamente expandido de Singraja; allí, casi
odas l as am as de casa paecen haber probado el pequeño comercio con los subandar chinos
1 38 . Véas e He m, 1 882 , págs 4243 He alter ado la estruc tura de los páas De
nuevo attendants ( [N. del t ] traducido en f unción del contexto como «sir vientes» ) es un
término más exacto que «es clavos» para denominar a los miembros de la comiti va de es
as mujer es, gentes que sin duda eran parekan o, incluso, asaa riado s ( véase capítulo 3,
nota 53) .
1 39 . Mi material sobre Tabanan vuelve a proceder sobre todo d e las entes orales que
describí en la nota 5 del capí tulo 1 pero, ade más de los inante s alí mencionados, tam-
bién comenté estos mate riales con e hijo ueño del saón de cine local del úl timo y
más impoante subanr de Tabanan l «Singkh Cong» descrito más adeante Hay
una pocas rer encias al comer cio precolon ial en Tabanan en la li teratura, in cdent ales pero
valiosas; l a más impo rtante es Schwa rtz, 1 90 1 . Véanse tambi én Liefrinck, 1 92 1 , págs 78 5
Peddem rs, 1 93 2 Van de r Broek, 1 834 ( la rerencia europea má s temprana qu e he visto,
que menciona a chinos comerciando «domésticamente», aoz, ropa, algodón y actuando
como «con trabandistas» esclavos) ; y lo s agmentos l íticos de hech os dispersos, caótica
mente y sin índice, a través todo de Ko, 1932.
140. Singkeh es a alabra para designar a un ch in o indonesio nacido en China, en tan-
to opuesto al nacido en Indonesia, llamado penakan. Cong es l a versión balinesa del ape
ll ido que se transc ribe habitualment e en i nglés como « Chung » Para la erz a del término
jero véase pá g 49 .
1 4 1 . A menos, la renta era p agada anualmen te Como se explic a más adel ante, se p a-
gaban cantidade s disti ntas a distintos señores, en ocasiones cer emoniales : en consecen ia,
iegularmente Además, aunque la renta se calculaba en kpngs, se pagaba habituamente
en especie: aoz, café, cerdo, opio, porcelana, joyas Por parte de nega, las caa de es
cribientes sudras los Penyarikans, Dangin Pek en y Malgan kin llevaban la tenedría de
libros implicada en todo esto (véase capítulo 3, notas 46 y 47)
Schwartz ( 1 90 1 ) dice que, al nal de l sigo , las ent radas com erciales er an un elemen to
más importante en os i ngresos del señor que los impuestos sobre a tie a; y estima los ú l-
timo s en un mil lón de kpng s (e n equiva lencia s de aoz), con lo cual ta l vez sent ó algunas
bases de la cuestión, aunqe la cia en sí mism a no pede ser má s que una estimación , tal
vez exagerada, tal vez minimizada
El sistema de «reinos comerciales» o kebandan (véa se capítulo 3, no ta 1 2 1 ) impe
raba tambi én aquí, con varios señore s «pos eyendo» lo s derechos comer ciale s en vario
1 74 NEGARA
gares y arendándol os a un chino en partic ula r Como con los perbekelan, no se puede ha
cer ninguna reconstrcción exacta de estas unidades. Lo único que está claro es que no
eran simplemente nidades teritoriales, no había muchos, y las principales regiones en
que eran impotantes eran dos áre as cateras -Marga, en el nor deste, y Pup uan, e n el no
oeste (véas e mapa 3- y la región de la capita l con sus alrededores inmed iatos . Las tie
as cateas del nordeste po encima de Marga estaban mayoitariamente bajo la égida
del rey «segundón» , Pemadé Kalra n ( véase pá g. 9 1 ), mientas que las del noroeste, en P u
puan, estaban bao a de Gdé, a través de Subamia, el principal poder noble de la región
(véase capítulo 3, nota 44) Cerca de la capital impe aba la habitual comple jidad de cuces
e intesecciones.
12 Otras importaciones incluían, sobe todo, ropa de algodón, porcelana china, va
rias espe cias y, de nuevo, kpngs y armas . Otas expotaciones in cl uían pulpa seca de coco,
aúcar de palma, cieto tipo de trabajo de metales tabajados, y bueye -aunque este últi
mo comercio par ece haber sido mucho menos impotante que en Badung y, de hecho, ba s
tante trivial-. Estos atículos no tenían que pasa a través del establecimiento de Cong,
pero probablemente la mayo parte de ellos lo hacía. Por otra parte, había una cieta canti
dad de cn tabando de café y opio. Si n embargo, y dados los problemas e transporte y las
duras penas con qe e castigaba -sin exclui la muert e-, el contrabandism ea dicil de
practi car a gran es cala
13 Jembrana, que es el pueto balinés más cercan a Java, había sido ami nista o
por los holandeses desde mediados de siglo, aunque los comeciantes eran sobe todo chi
nos, java neses, bugis y, en a lgunos casos, bali neses islamizados.
Los botes balineses, jukung, eran esencial mente botes de pesca util iados como tans
poe. De unos d ie pies de largo, constuidos ocalmente, y conducidos por main eros n
demas iado hábile (a lo s balines es no les gu sta el mar ), no pían a ventuarse a más de uns
pocos miles de yarda de la orilla Muchos de ellos parecían se propiedad de sus constuc
toes, bali neses de lo p ueblos de pescadores a lo larg o de la costa; pero algunos estaban
nanciados po los chi nos, y el cakorda poseía dos -la «am ada rea l» que util iaba pr in
cipal mente paa vis itar Badung.
Finalmente, alguna mercancías ean llevadas a pie (el transporte a caballo ea ao en
Tabanan) hacia el note, vía Batuiti y Kintam ani , paa ser expotadas des de Sin garaja (véa
se mapa 1 ) Pero esta rut a ea adua, así como extremadamente peli gosa bajo las c ondici
nes más o menos permanentes de desacuerdo político, y era mucho menos importante qe
las rutas costeas meridionales (la uta por tiea hasta Kuta estuvo completamente ceaa
hasta 1891, cuando se abri ó com resu ltado de la guea de Mengw i, aunque ni siq uiera en
tonces resultaba demasiado segura).
144 Cl aramente, una proporción impotante de l comercio se ectuaba compl etamen
te dentro jero, que, además de administrar el comercio, servía como emporo y meca
do Pero respecto a e sto, com o respect o a las operaciones i nternas del je como tal, no hay
ning n Helms al que dirigirse: sólo te ngo inrma ciones del tipo más gene al.
5. Schwat (1901) se encontró con dos vendedores de opio chino en un uga
tan remoto que apenas estaba habitado; y todos mis inmantes dicen que los vendedo
e ambla ntes de opio bali neses era n legión, l a mayorí a de ell os, una ve más, mujees ;
los vendedoes chinos instalaon «antros» de opio por todo el país, pero mucha gente
también fmaba en casa. En Pupuan, Schwat encontró quince chinos compadoes de
café en un peueño pueblo y diecisé is en otro. T ambién inrma sobre el cu ltivo del al
godón
La espe cia iación de una aldea -o de un grupo d e pariente s en art esanías y en
pequeños artículo de mercado tiene una larga historia en Bali. Además de especialida
des artesanales como el trabajo de los hereros, de los talladores o de los tejedores, otra
ANATOM Í A PO L TICA : EL PU EBLO Y EL ESTADO 75
Mie ntas
cifcios estaba
El ajá [He lmsvecino
del Estado ] en B almuió
i, tuvoelluga
20 deuno de esosde
diciembe espant
1847osos
su sa
cuepo e incineado con gan pompa, sacifcándose tes de sus concubi
nas en las ll amas. Fue un gan día para los balin ese s. Hacía v arios años que
no tenían la opotunidad de se testigos de uno de estos hoibles espec-
áculos, un espectáculo que para ellos signifcaba una festa envuelta en
olo a santidad; y todos los ajás einantes de Bali se peocupaon sobre
manera po esta pesentes personalmente o mediante algún epesen-
ante, acudie ndo con gandes séqui tos
Era un dí a pecioso , y a l o ago de los sende os blandos y resbaladizos
del teraplén que dividía las terrazas ue, con su aspecto de césped, se
extendían
de balinesesen una sucesión
ataviados inacabable
de festa que sedeponían
aozales,
en caminose podía
haci vera elgrupos
lu gar de
la crem ació n. Sus aleges vestidos resaltaban b il lantement e sobre el ieo
vede del suelo por el que pasaban . Pocos veían en ellos un grupo d e sal
vaje s, sino más bie n una m ultitud gentil mente estiva concentrad a en a u
na placentera excursión . Todo en derredor daba una impresión de pleni ud,
de paz y de lic idad, y, en cie ta medida, de civ il ización . Era di ci l creer
que a unas poca s m illa s de tal escena, tres mu jeres , sin ser culpables de nin
gún c imen , en razón de su aec to [por el mueto] y en nombre de la r el i-
gió n, iban a suir la más hor ible de l as muet es, bajo la m irada de miles
de sus pais anos.
Pero ya están a la vi sta los m uos que rod ean el palacio de l rey de Gian
yar S ubiendo po la ate azada colina, ectas av enidas conducen ( .. . ) al pa
lacio y aún más aiba, en el centro d e un espacio abieto, rodea do por una
178 NEGA RA
ta
paramanera que seTodo
ncneraro. puedeel abrr, está
edfco estádestnada a recbr
vugarmente el cuerpo
decorado del rey
con espejos,
pato de porceana y dorados.
Inmediatamente j unto a a estructura, hay un cuadrad o rodea do de un
muro de cuat ro pes de atura, estando tod o e e spaco ocupado por un e
go brl ante ero, e ue go ta que va a consu mr a as v íct mas . Una
gera plata rma de bambú, sobre un a eev acón de un os ve nte pes, está
conectada con este ugar, pro tegd a contra e uego por ta os de pátano s
grandes. 1 E centro de e ste puente aguanta un pequeño pabelón, pensado
para ao j ar a s víct mas men tras se preparan para e sato ta.
Los espectadores que, posiblemente, no eran menos de 40000 o
50 000 ocuaban el espaco entr e estas estruct uras y e muro ex teror ,
espaco en e que se habí a ergd o un c erto número de p equeños pabe o
nes para e us o de las mu jeres . D cho espa o se es taba len ando r ápda-
mente, y todos os ojos se dirgían haca krton 2 de donde iba a venr la
procesión nera . Aunq ue par ece ext raño, e re mue rto no de ja su paa-
co por útima vez hacendo uso de os medos ordnaros, dado que un
cadáve r es cons derado impuro, y nada mpur o debe pasar por a pueta .
Así pues, se ha cons trudo un artecto par ecdo a un pue nte por enc ma
de los muros, hasta alí se ha subido el cueo. Este pu ente con duce al
piso superor de una nmens a torre con rma de pag oda, donde se colo-
ca el cuer po.
Esta tore, amada e «bad» [badé], e transpotada por qunentos
hombr es . Se componía d e once pisos, además de tres pata rmas nro-
res, estando todo e conjunto belamente oamentado. En e pso supeior,
reosaba el cuepo, cubeto de un enzo banco guardado por hombres
con bancos.
La proces ón que des faba deante de bad co ns istía en prmer u gar de
os uertes cuerpos de anceros ntercalados con músca [orquestas game-
lan]; segudamente, un gran número de hombres y mujeres evando las
oendas, que cons stían en armas, ves tdos oament os, recpent es de or o
y plata con agua bendta, cajas de bete, utas, patos de cae, aoz her-
vido de muchos coores y, fnamente, e cabalo de dunto aegremente
engualdra pado; entonces, más lanceros y mús cos . A ést os los seguía e jo -
ven re [recén nstaado], e Dewa Pahang, con un gran séquto de prínc
LA AF IRMACI ÓN POLÍ T I CA : ESP ECTÁCU Y CE REMONI A 1 79
Sguiendo
éndidos, a gran badi
conteniendo cadadeluno
reyuna
muerto,
jovenvenían tres menores
preparada y menosen
para convertrse es
arte de un sacrifcio, o «be a» . Las víc tmas de esta crue s upers tción no
ostraban n ingú n s igno de miedo de ter rible destino , entonces ya tan cer
ano. V estidas de ba nco, parci almente ocultas por su argo pelo negro, con
un espe jo en una mano y un pene en a otra, parecían in tenta r simpemen
e ponerse guapas, como si se tratara de agu na aegr e stivida d. El vaor
que as sostenía en tan horrible situacón era sin duda extraordinario, pero
nacía de esperanza de licidad en un mundo uturo. Creían que, en e
otro mundo, se convertirían, de siervas, en esposas voritas y reinas de su
diunto marido. Estaban seguras de que a predisposición a seguiro al
mundo uturo, con alegría y en medio de la pompa y del espendor, agra-
daría a os poderes nvisibes e induciría al gran dios Siva a admitiras sn
retraso en e Swerga Surya, e cielo de Indra.
Alrededor de las engañadas mujeres, estaban de pe sus parientes y
amigo s. Ni siq uiera é stos contempaban con desmayo los horr endos pre-
parativos, ni trataban de savar a sus ineices hijas y hermanas de la te-
rrible muerte que les esperaba. Su deber no era savaras, sino actuar
como e jecutor es, puesto que se es co nfaban las ú timas hoibes prepa
raciones, y, fnamente, eran ellos quienes enviaban a as víctimas a su
destino.
Mientras tanto, a procesión avanzaba entamente, pero antes de que
legara a su destinación, debía representarse un extraño acto que rmaba
parte de gran drama. Había que matar a a serpiente y qu emara con e ca
dáver E sumo sacerdote descendió de su sla, tomo un arco y, desde os
cu atro puntos cardin ae s, d escargó cu atro lechas de made ra sobre a cabe-
za de a serpiente. Sn embargo, no era a echa, sino una lor cam
paka a que gopeaba a a ser piente. Se había inser tado a lor en e ex-
tremo empu mado d e a echa, de cu a se desenganchaba durant e u vueo
y, gracias a una extraña destreza, e sacerdote se las arregaba par que la
lor gopease en cada ocasión s u ban co, a sabe r, a cabeza d e a serpiente.
Se suponía entonces que a besta había sido muerta y su cuerpo que a
gunos hombr es habían evado hast a entonces, enro ado ared edor de a s i-
a de sacer dote pasar ía a envolve r la imagen del e ón de mad era en a
que se iba a quem ar e cadáve
1 80 NEGARA
que contenían
estacas agua dora
a anjas bendita.
das,Hech
negras est,
y ba sencas
coocaban
bajs
e haces de pront
eón, que eñ o es-
taba envuet en lam as. Ac abada esta p arte de a extraña escena , empeza -
ba a más terbe.
as mujeres eran evadas en prcesión, dando tres vueltas a ugar, y
entnces se as zaba hasta e puente ta. Alí, en e pabelón que ya ha
sd mencinado, esperaban hasta que as amas hubieran consumdo l
magen y su cntendo. Todavía entnces no mostraban miedo, todavía su
princpa precupación parecí a ser e adoo de su cuerpo, como si se est u-
ve sen pre parand para a vda en vez de para a m uerte. Mientras, os a mi-
gs a sistentes se prepa raban para e horribe cl ímax. Se abía la baran dil a
del ext rem de puente y se empu jaba una plancha por encima de las la-
mas, mientras s asistentes vetían aceite en el eg, produciendo bri-
llantes y regentes amas que se dsparaban a gran altura. E momento
cumnante había egado. Con pass frmes y mesurados, las víctmas ca-
m naron por a pancha ta ; por t res veces un ieron sus manos y a s evan-
tarn por encma de su s cabezas, e n cada una de as cuales se había puesto
una tórto la, y, entnces, co n el c uerp erecto, se zambul eron en el l amean-
te mar de más abaj, mentras as tórtolas voaban hacia arba, simboli-
zand os espír itus que se escapaba n.
Ds de as mujeres no mostraron nngún signo de miedo, ni siquiera en
e msmísm fna; se miraron la una a a otra, para ver si ambas estaban
preparadas, y entonces, sin encorvarse, saltaron en picado. La tercera pare-
có dudar, y dsponerse para e sato con menos resoucón; por un mo-
ment, titubeó y lueg sguó a as otras, desapareciendo as tres sin proe-
un sondo.
ste t erribe espectácu n parecó pr oducir n ngun a emocón sbre la
vast muttud, y a esce na se cer ó cn mú sica bárbar a y disp aros de armas
de eg. Fue una vsón que jamás ovdarían os que a presencaron, y
que e taía a uno un extrañ sentimento de gratitud por petenecer a una
cvizacn que, pese a tdas sus tas, es piadosa, y tiende más y más a
emanc par a as mujeres de engaño y a cruedad. Se debe a gbie bri
tánic e qu e se haya extrp ad esta ca paga de suttee 3 de a India, y, sin
duda, ya en ests mments, s hoandeses han hech mucho po r Ba en
este sentd. T areas cm éstas sn as cred encaes pr as cuaes a cv ii
LA A FIRMACIÓN POL TICA : ESPECTÁ CULO Y CEREMONIA 181
comoLaJovida de devoción,delunanegara
era ceremonial clásico
afrmación era tnto
ostentosa un rmdedepoder
y recrgda retórica
espiritual Saltar viva a ls l lamas y, tal como se pensb, direct mente a
l condición de dios era sólo una de ls más grandes frm ciones de un a
roposición que también hacían, de manera no menos cteg órica, los em-
stes dentles reales, las dedicaciones templos reales, ls ordenaciones
reles y n J os puputan- los suicidios rea les ; exi ste una conexión i nter-
n irrompible entr e e rngo social y Ja condición religi os El cu lto estatal
no era un cu lto del Estado Era una ar gumentció n, repetid un y otra vez
en el insistente lenguaje del ritual, según Ja cual el estatus mundano tenía
un base cósmica, la jerarquía era el principio que gobeaba el universo,
yproximciones
los planes, ls disposiciones
más o meno y loss cercanas
apaños de ladevida
Jos human
arr eglosno
de er
los sino
seres di-
vinos. 5
Otros aspectos de l vid ritual blines comportaban otrs irma-
ciones, alguns de ellas parcialmente en conlicto con el mensaje pro-
puesto por las ceremoni as es tatales : el estatus es todo 6 As í como el ne
ga er una en tre muchas in stituc iones sociales del B li cl ásico, así su
obsesión por el rang o era una de ta ntas obsesiones Pero esta obsesión ,
y la aglutinación de creencias y actitudes que crecía su alrededor, era
tan omnipresente entr e Ja po blación general como en l pequeñ a parte de
ella que estaba inmediatmente absorbida por los suntos del negar
como tl Cora du Bois h escrito en general sobre los monrcs del su-
reste asiático índico q ue «el rey era el símbolo de l grande za de l cmpe-
sindo»; 7 y, aseada algo más cuidadosamente, el comentario se puede
plicr con especial vigor Ba li Las extr vagncis ritules del Estdo-
teatro su semidivino señor inmóvil, muerto o en trance, en el cenro
de las mis ms ern l expr esió n simb óli c no t anto de J grndez del
campesindo como de su noción de l o que er J grand ez Lo que hcía
el Estado balinés por la sociedad balinesa er cuajar en un rm s e "-
3
ble un concepción de lo que e supon ía que , todos juntos , debí n hacer
de sí mismos una il ustr ción del pode r de J grandeur pra orga ni z e
mundo
1 82 N EGARA
Los ba ne ses n o sóo en rtuaes d e a co rte, sino en gener a va
cían, modean sus d eas más ntegrado ras sobr e a rma en que son a s co
sas en su naturaeza útma , y, en consecuenci a, as rma s en que os hom
bres deberían actuar, en símboos nmedatamente aprehensbes por os
sentdos en un exicón de ta as, ores , danzas, meodías, gestos, cantos,
oamentos,
denao con jutempos , posturas
nto de «cr y máscaras
eenca s» , en ugar de ds
ex píctas, aprehenddas hac curs
ero en un ore.
vament
Estos medio de expresión converten cuaquer intento de resumr esas
deas en una empresa dudosa. Ta como pasa con a poesía que es o que
está reamente invoucrado en este anás s , en s u sentdo ampi o de poiesis
(«construccón», «hacer»), e mensaje está tan prondamente hunddo
en e medio qu e transr maro en una red de pr oposci ones es arriesgar se a
dos de os crímenes característcos de a exégess: ver más en las cosas de
o que reamente hay; y reducir un a riqueza de si gn fcados par ticu ares a
un gris desfe de gener aidades.
Pero ean cuae s ere n s us pe gros y di fcu tades, se debe emp render
una tarea
nacón anteexegética si uno quiere
o maravioso quedarse
que despega H con agoomo
ems más queuna
a mera sci- do
vaca mran
una orquesta gamelan, ta como o enuncan os baneses, pese a todos
sus poderes descrptvos y pese a su receptvdad. E rtua bainés, y muy
patcuarmente e rtua estata, sí ncorpora doctrna en e sentido teral
de «enseñanzas», por muy concretamente que se smbocen, y por muy
rrelexivamente que se aprehendan . 8 Excavar par a presentaras de un a r-
ma explícita no es una tarea en que os baneses hayan manistado nunca
e menor inter és, con a excepcón de aguno s modestas actuaes . Y a se-
mejanza de o q ue sente cua qu er poe ta traducdo , tampoco sentirán que
nn guna de e sas presentacones c onsig ue verdaderamente egar a coraz ón
de a cuestón, dar en e cavo. Las glosas sobre a experiencia y, sobre
todo, sobre a exper enc a de otros nunca as re empazan . En e mejor de
os cas os, son senderos, más bien to rcdo s, hac a su compr ens ón .
En a práctca,9 dos aproxmacones, dos rmas de entender, deben
cverger, si se quiere interpretar a cutura: una descrpcón de as rma s
s cas par tic uares (un gesto rtua , un a estatua herátca) en tan to que
exeones defnidas; y una contextuaizacón de taes rmas en e nte -
ror e toda a estructura de sgnfcado de a que rman parte y en ree -
renc a a cua se cons guen defni r Natur amente, esto no es otr a cosa qu e
la ya m ar trayectora d e círcu o hermenéutc o: un h ván daéct co en -
tre a paes comp rendida s por e todo y el todo que mot va a a s partes , de
ta manera que artes y todo saten a a vsta smutáneamente En e cas o
que nos ocupa, con estos hvanes se trat de asar os eementos esenca
LA A F IRMA I ÓN POL Í I CA: ESPE CTÁCU LO Y CEREMONI A 1 83
cesi tadeserropa,
ntes capazecha
de segmentar e tore
s que se convi nteen
eten deores,
imágen es que genera
éretros - ser
con rma de
ón, pagodas en i teras, tórt oa s eevándose desde as ce jas de muje res s ui
cdas- en los e ementos sign ifcativos que a componen; y, paa empeza r,
necesita entender e objeto de toda a empresa. Los dos tipos de compren
ón son inseparabemente dependientes el uno de otro, y emergen si
ul táneame nte. No puedes saber qué es u na torre omo ve emos, es
un - sin sa ber qué es un a cremación, co mo no puedes sabe
ué es una chiena sin saber que es e tbo.
Lo s cer emoniaes estat aes de l Ba i c ásico ean te atro me taísico , tea
ro designado para expresar una visión sobre a natuaeza útima de a
aidad, y, a mismo tiempo, para modear as condiciones de vida exis
entes de tal maner a que esutasen conso nante s con d ic a reaidad; es d e
cir, teatro para presentar una ontoogía, y, a presentara, hacer que ocu
rra, conve rtira en rea. L os escenar ios , e atrezzo, o s actores , os actos que
dichos actores r epesentan, a tra yecto ria gene ra de a reigio sa que des
criben dichos actos : todo necesita disponerse sobr e e ndo de «q ué di a
bo s estaba ocuriend o» . Y este ndo sóo se puede pe rcib ir, y per cib ir en
a mism a medida, de a misma rma que se per ciben esos componen tes
teatraes. Ni a descripción precisa de objetos y conductas que se asocia
con a etnograa tradiciona, ni e trazado cuidadoso de os motivos esti
ísticos que constituye a iconog aía tradiciona ni a deli cada disección
de signifcados textuaes que hace a a foogía tradiciona, son sucien
tes en sí mis mos . Se es debe hacer conver ger de a mi sma r ma que la
inmediatez concreta de teatro representado aoja la e que en é s en
ciera.
del gobernante. Segunda: buwana agung, el reino de ser, y buwana alit, e
reino de a conscencia perceptiva; 1 2 el «gan mu ndo» de o que es y el «pe
queño mundo» del pensamiento y de sentimiento. 1 3
Rodeadas de un enjambe de ideas reacionadas y secundarias, igual
mente hundidas en la pompa y e oamento que H ems des crbe, estos dos
paquet es de símbolos rman e contenido de lo que habitua lmente se co
noce, demasad o inmalmente, como « ealeza divina» en Ba li . El me nsa
negar,
je paa cuya transmsión
ectivamente a tavés desesuhabía dseñado
vida itual, el pobrementeydescrito
queda que se transmtía
con a
simple afrmación, sufci entemen te cor ecta en sí mis ma, de que el rey ea
una especie de dos corpóreo. En el gado que se puede abstae de todos
os vehículo s de su expresión , e mensaje ea que se suponía que el rey, la
corte en su derre dor, y, alrededo de la cote, e país en s u conju nto, debían
conver tise a s í msmo s en csímil es del oden que defn ía su im aginería.
Como los símbolos de los sueños, los símboos eligosos son de una
rica polsemia es decr, pr esen tan sentdos múlt ples dspesá ndos e
prosamente su sig nfca ción en una con usó n de direccion es. 1 4 Y esto es
tan cieto para los símbolos egosos de Bai como paa los de cualque
otroLtealmente,
en el mundo. Exhalan,
padmasana tanspian, cas«asie
signifca apestan, signifcado.
nto de loto». Se usa paa r ee
se al tono del dios supemo, Sva - Surya, el Sol, que se senta
completamente inmóvl en el cento del loto padma-, rodeado sobe
cuat o pétalos drgdo s hac a el not e, el este, e l oeste y el sur po Vsnú ,
Iswara, Mahadewa y Bahma, cada uno de los cuales es asocado con un
col or paticul ar, un día de la semana, una pa te del cuerpo, un ama, un me -
ta , un a s aba mágca y una rma de poder sobrenatural . S e us a para ree-
irse a la pequeña columna de piedra, coronada por una silla de respaldo
alto tambén de pieda, dispuesta en diagonal en los ugares más sa-
gados d e o s templos balinese s; sobre ela se coocan las oenda s para el
dios supemo durant e las ceremonias del templo, cuando vien e a sentarse
aí, en gatusado por sus adorado res danzante s para que pase de una ver són
de cielo a otra. Se usa paa r erirse a la postua que se adopta cuando se
dita sobre o divino algo paecido a dobarse en cuclillas hacia den-
. Se usa para re rirse al acto y a la experiencia de la popa medta-
c n s una postura de coito, es la base de un lingga, es uno de los muchos
nomb s del dios s upremo, es un icon o del cosmos, es el rece ptácuo sob e
el que se depostan los restos de sumo sacerdote paa conducirlo haca la
incinerac n. Y es e l educ to más inteo del cor azón humano . 1 5
Lingga e un símbolo no menos ramifcado. Estrictamente, caro está,
se refere a o de Siva l «maravilloso e inteminable», con el que es-
tableció su superior dad sobre Brahma y Visn. Más a llá, se refere a las
representaciones en piedra toscamente tallada de ese lo simples rocas
LA AF IRM ACI ÓN POLÍ T I CA : ESPECTÁCULO Y CEREMONA 1 85
natural », pero u n poder obrenatural ue crece y brota del acto de poner en
imagen a verdad, no de creerla, obedecera, poeerla, organizarla, utiizar
la o, incluo, entenderla. 1 9
e a estuctura
obes triwangsasocia
sonba ine sa Los
lamados jero.pebeyos sudras
La casas sonson
nobes lamados jaba,
jero. Las os
íneas
e hermanos menores, en razón de «hundimiento de estatus», «saen»
aba) de la ínea nucear, que «permanece» ero) en e centr o de dadia. Y
ay otros muchos usos que todavía no se han apuntado E patio delanteo
e tempo, donde tocan as gamelan y actúan os danzarnes, es (e) jaba;
e patio trasero, donde se ubican os atares y se rinde homenaje [a os dio-
e] , es (jero. E mi smo patr ón se encuentra en las residen cias reales o
nobes: uego, as estancias más inteas del señor de a casa son un je
entro de otro jero y él en persona, un tecer je en e interior de os
tros dos E resto de mundo es jaba para e je de Bai, y muy espe-
ciamente o es Java, de a que se ha tomado con entusi asmo tanto d e lo que
es índico, y de a que se ha r echazado con r esou ción tanto d e o que e s is-
ámico Lo mismo es e cuerpo respecto a a mente, e campo respecto a
pobado, a circun erenci a respecto a (i nteror de) cír cu o, a paabra a sig-
nifcado, e gesto a sentimient o, e sonido a a músic a, a cáscar a de coco
a su jug o, y mucho más impor tante en e l presente context , l os péta-
os de oto sobre os que se sientan as mani estaciones de S iva al corazó n
de oto donde se sienta e propi o Siva (o su lingga). 2º
Así pues, a sión simbóica del buwana agung y de buwana alit a a
que se educen tod as as ceremonias reales sig ni fc a a armación de una rei-
vindicació n metapoít ica radica : as rmas cuturaes que e negara ceebra
en os rituaes y as as institucionaes que toma en a sociedad son as
mismas. Lingga y reaeza, realeza y señorío, señorío y pebe; padma y paa-
cio, paacio y r eino , reino y puebo; ekti y estatus, estatus y autoridad, auto-
rdad y derencia Todos están representados a través de os itos estataes,
como tanto s binomios d e je y jaba. odo e enorme precio sismo er a un n-
tento de estabecer, en término s de drama y decoración , un patrón autoriad o
de anaogía poítica Como Siva era a os dioses, os dioses eran a os reyes,
os reyes eran a o nobes, os nobe eran a os erbekel, y os perbekel a a
gente: «dentro» y «era», «pequeño mundo» y «gran mundo», o mui a
sekti, todas estas oposiciones eran versiones de una misma reaidad
Tanto si estaba centrada en quemar un cadáver, como en empastar una
hiera de dientes, co nsagrar un tempo de paacio , un a ceremonia estata
transrmaba en un icono a eñor cuyo cadáver dientes o templo se esta
1 88 NEGARA
oto; en erepresentaban
manera, sentido e xteo h acia el
a señor e stado
como unae nimagen
so ciedad
de Ypoder
combnados de ta
s deci,
como murti- y (o, más bien, en consecuencia) a a vez como un caso par
ticu ar de dicho poder n tant o ue sekti. E idi oma básico vo lvía a se
emuatvo Vendo a Siva como a rma ejempar y a rey como su acti
vacón, las gentes veían a rey como rm a ejempar y a Estad o como su
activ ación, e Estado como su r ma ejemp lar y a so ciedad como su acti-
vacón, a soc iedad como rma ejemplar y a personaldad ser ndivi -
dua, el yo como su act ivación 2 1
n entre dentro y er; entre ls d reccon es crdn les y el centro s n d
ccón que los condensaba tod s ell as ; entre ls rms r emots de ls
ules mnb el poder y l as cercns en ls cul es se mn stb. En to
s partes se encuentrn ests dstncones, moldeds en un vocbularo
e muros, ver js , ps llo s, cobertzos y muebles . Lo que el padmasana ex
esaba escultórcamente, el lingga metórcamente, y l ncnercón
etralment e, el puri lo hací ar qu tectóncmente: el a sento del rey er el
S uno mr l fgura 1 1 , un plano smp lf cado del plco de l rey de
Klungkung alreded or de 1 905 es decr, j usto ntes de l ll egda de los
oland eses y del su cd o de la cor te en el puputan que quéll ocas onó,
l smboloía a la que se había aluddo se puede ver en una rma con
eta. 24
Aparte de su dsposcón aproxmadamente cudrada (mdendo apro
madamente 500 pes por lado), el rasgo más obvo del puri, ndtecdo po r
os sombreado s del d gram a, es qu e está dvd do cua l tatvmen en va-
os grandes bloques. Hay áres sgrdas: el templo y los lugres ceremo-
nles, donde, en los momentos decuados, se nducí a los doses a que
descendern. Hay áres públcas, donde, tmbén en los momentos de-
cuados en general, los msmos que los nteriores, ls gentes se reu
nín en asmblea par r econocer y encr r lo que el plco sg n fca . Hy
cámars reles, donde el rey trataba con los notables del reno y con otrs
gentes : los l ugares donde se faron todos aquel lo s trtdos , se arregl ron
aquellos matrmonos, y se urderon quells consprcones. Están ls es
tncas d el rey, de su rece ntemente llec do padre, de su hermno y de v
ros de su primos (patrlneles). Tambén está el serrllo rel, donde se
confnan s us esposas plebeyas . Y, fn almente, hay un área mpur, donde,
durante la menstruacón , la s mujeres se re cl uye n por sí m sma s, y donde se
guardan los cerdos y otros anmales, se encuentra l letrn y se amonton
l basura.
Cd uno de estos bloques e s l vez una un dd e n s í msmo, un co
puesto de pequeñs u n ddes, y un componente de un un dd myo r. Des-
de l dspos cón de lo s altare s en el templo del dadia, o de los pbell ones
en el pto de ent rd, hst l org nzc ón de los espco s unco nles en
el nteror de to do el plco, y hst la r elac ón del plco en su conjunto
con el reno que le rode, un ptrón estructural s e rep te con stntemente : lo
más sgr ado / cent rl / nteror / prvdo / rml / elev do / prmro / her
métc o / ms tero so ( . . . ) cont r lo menos ; el punto en el que los sg n cdos
1 90 NEGARA
21
verja cuberta
aduraksa)
_ caino de paso aberto emeda)
1 92 NEGARA
son recoi dos y conc entrados po r el tip o de afrmació n aseada como mur
ti, y el plano sobre e que se desparraman por el tipo de actuació n conden
sado como sekti la imaen c ontra e e je mpo de poder .
En estos términos (y haciendo rerencia al diarama), el padmasan
2 5
(1) en el templo de dadia real se sitúa en reación a todo e templo (2)
tanto como tod o el templo se sit úa en rel ación a l a totali dad de la s reione s
saradas del palacio ( 1 1 6) como la totalidad de las reiones sagradas s
sitúan
de en reación
se asienta, y laalplaza
palacio,
públyca
el enpalacio en al
relación r elació
campon que
a la lo
plaza
rod públ ca don
ea. De ma
nera simi lar, e patrón se aplica a otra s sec cione s y comple jo s del palacio :
el asiento público del rey (9) al patio de entrada exteo ( 1 7); el patio d
entrada inteo ( 1 8) a a totalidad de las áreas de asamblea públ ca ( 1 72 1 );
lo s pab ellones nerarios (3) al patio de entr ada inteo en el q ue s e en
cuentran; e patio del rey (24) a su «casa» inme diata (2426); la casa n me
diata del rey a a de la ínea nuclear real en general (24-34); la casa de la lí
nea nuclear real en eneral a sus ramas periécas que todavía contnúan
en el palacio (3537); todas las casa s todavía en palac io a aquel las que «han
salido» y se ubic an en distintos puntos a su alrededor, sea en la capital pr o
piamente dicha, ivament
sea espar cidas estratéicamente a trav és del reino 26 las
Y así suces e. El detal ado isomorfsmo alcanza haci a abajo
más ú tiles n imiedades de la decora ción y e l mobi liao, y, hacia ar riba, en
última instancia , todo el u niverso. La reexp resión intermnable de un con
junto fjado de relaciones simbóicas creaba, en el palacio clásico, una co
lección de escenarios mayores y menores en los cuales se podían llevar a
cabo apropiadamente celebraciones mayores y menores de la jerarquía.
Desde una pequeña oenda llevada a cabo on ocasión de una pequeña
estividad por el sacerdote encara do del templo r eal en su padmasana
un esto ritua desnudo observado rutinariamente, a las stividades
de masas en ocasiones mayores dentro y uera del palacio como un todo
randes empresas públicas que implicaban a toda la sociedad, en el
ndo, e l atrezzo y los decor ados del Estadoteat ro, a sí como lo s dramas re-
presentados, siempre eran los msmos. Lo que variaba era el número de
personas capturadas por la representación, el rado de elaboración con el
cua se desar rollaban os in mutables temas. y el i mpact o práctico de acon
tecimiento sobre el curso eneral d e la vida bai nesa .
a ascenden ci a y de la subodi naci ón : po qué los lug aes más sagrados se
encontaban hacia el note y el este, en diección a las montañas, y los
más ponos hacia el su y el oeste, en diección al ma; po qué las
áreas menos pestigiosas bod eaba n a la s más pestigi osas ; po qué había
un gadiente de público a pivado desde la pate delantea a la parte ta-
sea del palaci o. También cl aifca los si gni fcados específcos de va ios
tipos de espacios y de las elaciones que impean ente ellos. Los cinco
tipos de esp
(2223), acio pincipales
esidencial (2437)
y pono (116), defne
eligioso (38)- cívico (1721),
n tanto camea!
un con junto
de contastes que los distinguen como un patón de similitudes que los
conectan.
De los espacios sacos, los más signifcativos ean el templo de la línea
nuc lea ea l (2), el asiento público del ey (9) lo s pabell ones paa dispone
los cadávees eales (13) y el eje el mund o ( 1 2) . 7
El templo de la l ínea nu cle a ea el templo mil ia de todo el grupo go-
beante de Klungkung; 8 su econsagación des pués de cada acceso al to
no, después de ectua epaaciones o alteacioes, o después de que al
guna desgacia natu al hubie se caíd o sobe el eino ( una plag a de atas, una
erupción svolcánica,
empaste dentales unauna
epidemia), ea junto
de las ocasion es mása las
coincineaciones
ientes p aa lay celeba-
los
ción en el palaci o de las más gandes ce emonia s, con pa ticipaciones ma-
sivas y actando a to do el ámbito del eino. El a siento público del ey ea
una platama de pieda elevada, cubieta con un tech o, donde s e sentaba
paa obseva y se observado duante las estividades (danzas, damas y
demás) que acompa ñaban a las gandes ceemonia s, así como p a ecib i,
en ocas ion es fjas y tualiza das, a gentes odinaas que queí an pedile al-
guna co sa. Los pabellone s neaos ean pa a disponer los cadáv ees ea
les antes de la cema ció n; debió se en ellos donde se oigin ó la pocesión
que Helms vio emege po encima de los muos, a tavés de un puente,
paa evit a contamin a la veja . Peo, de lejo s, el más i ntigante, así como
el más oscuo, e los espacios sagados del palacio ea lo que chando
mano de la teminología del estudio compaado de las eligiones, peo no
de todas las teoí as que la acomp añan he llamado el e je del mundo el
uin. Incluso más que en el templo de la línea nuclea es en el ukin
donde se concent a la seti del puri, su eza mimética para poner en má-
genes la vedad.
Uiran sig nif ca litealmente «monta ña », o, más exactamente, «lugar d e
la montaña». También se efere a gabados y tallas sobe madea o metal
que actúan co mo tali smanes, especialmente en amas. Y fnal mente tal
vez po de ivación de conteni dos , tal vez n , e s una de las treina se
manas de siete días -wuu-, que compo nen el año balin és de 2 O días. 30
La inteacción, la mezcla de estos signifcados iconográfco, má g co Y
1 94 NEGARA
conluyen
través d el el
cuacielo, la ,tier
l dio ses ra y el yinf
hombres eo,
dem oniouna especievde
s pueden puente
iajar de ati otr
de uno erra a
o de
los principales r einos del ser. En Indones ia, este tema no e s menos co nspi
cuo , pudiéndose encontra r representaciones iconográfcas extraordin aria
mente variadas, desde fguras del teatro de sombras, hasta oendas de ali
mentos. Y en Bali, donde se considera que el imponente volcán sito en el
cent ro de la isla, Monte Agung, es Meru l lugar donde mora n los dio
ses, do nde se sitúa el templo s upremo, con respec to al cual todo el país se
dispone direccionalmen te-, el motivo de la montaña es casi o mnipresen
te. J unto con el Agua y con el Sol, es un o de los tres grandes símb olos de
la natura leza en l a vida religiosa. 1
ukin- que poseen una erza transordinaria, las armas se asocian con
e aboradas leyendas de oigen di vino (habi tualmen te, por haber sdo rja-
das por alg ún dios en las pr ondida des de un volc án) , con mis terios as apa
riciones del tipo más ntástico, y con mil agros mil itare s en los que s ava
an a la dinastía de sus enemigos Son la potentia de rey, que, sin ella
om o sin el lo, qu e vienen a sign icar de manera más bien explícita ,
sea incapaz. 3 2
Una vez
lamada al año,
ukiran, en saca
el rey el últestas
imo amas
día antes
paadeque
entrar
el en la «sacerdote
sumo semana» las
también
ben-
diga con agua sagada; y se adoa a Siva en la rma de Pasupat, «cuyo
nomb e es ta mbién la mejo de todas las amas, la epada que ecibió Ar -
juna, después de rendi homene a Siva, paa que la usara en la batalla
contra Niwatakawasa» Al ía siguiente, el primer día de ukin propia-
mente dicho , se adora nuevamente a S iva, pero en la ma de Batara Guru
y en el templo de la línea nu clea, «porque en Guru uno ve a su propio gu rú
o pae, y así, a través e él, rinde homenaje al srcen de la propia mi-
lia» 33 Llam ada tump landp literalmente, el «cierre de lo aflado, de
lo puntiagudo» (durante ese día, no se eberá usar ningún objeto aflado,
puntiagudo,
mo que conecta en todo el eino), de
los instmentos estaviolencia,
estividad
las se celebradecon
energías u n si mbol is-
la virilidad,
los emblemas de la autoda y los vehícul os del caism a Proporciona un
bello cuaro sinóptico e lo que signicaba la soberanía si ésta es una
palabr a si quiera ap oxi maamen te corecta en la po lítica metar ica de l
Bali clásico 3 4
estoDe
n otodas maneas,
ea más en l a medida en
que miseenscne: eaque
en conciee al deEstadoteato,
los itual es la cot e en lostodo
que
el nega cobaba vida. En las consagaciones del templo, los empastes
dentales, o las in cineaciones, l as ideas talladas en lo s elieves del padma
sana o desplegadas en la estuctua de los complejos eales se convetan
en gandes gesticulaciones colectivas, en epesentaciones masivas de las
vedades de la elite. Las muchedumbes de miones y paticipantes, que
tansmab an la me no de las ceemonia s estatales en u na especie de es-
cena coeogafada de multitudes, conean al nega un pode expesivo
que ni lo palacio s como cop ias del cosmos n i los e yes como iconos de la
autoidad divina podan poduci po s mismos. «Con un poco de imagi-
nación », hauna
cineación escito G egoy
maaña Bateson hojas,
de cuepos, sobe toes
una pintua balin«podamos
y oendas, esa de una in-
ve la pintua c omo una e pesentació n si mbóli ca de la oga ni zación social
balines a, cuya s suaves elaciones de etiqueta y egocijo cuban meta i-
camen te la tu bulencia de la pasión. »36
Aunque también ea p acticad a po sace dotes y plebeyos , la i ncinea-
ción -ngabn- ea, de hecho, la quintaesencia de la ceemonia e al 37 No
ea únicam ente la más d amática, esp lénd ida, co nsi deable y caa de las ce-
emoni as : ea la que se dedicaba más die ctament e a la afmación agesi -
va de l estat us L o que, desde un punt o de vista, no ea más que u n ito sos-
pechosamente inlado po el mueto, desde oto, ea un ataque ontal en
una guea po el pestigio La sugeencia de Gois de que podía tatase
de una supevivencia, pasada po el tamiz cultual ndico, de un potlatch
pehindú, poda esulta poco aceptable etnológicamente, peo capta bas-
ante bie n el esp itu de la cuestión : co nsumi ción consp icua al estilo ba-
lnés 38
mpezando con la muete del ey, alagándose a tavés de la vedade a
ncnea ción , y conti nuando en una ist a de cuiosas m ani stacione s ps-
ceemonales, el itual ea un asunto polongado, que tomaba vaios meses
paa ealiz ase Su coazón lo maban los te s gandes d as santo s: La Pu-
ifcación (Pabersihan); El Homenaje (Pabaktian); La Aniquilación (Pa
basmian). Peo, com o co n muchos ituales balineses, estos acont ecimien
tos cent ales se s ituaban en una especie de pa réntesis li mitado, po un lado ,
o un lago crescendo de pepaativos, y, po el oto, po una agonizante
LA A FIRM ACIÓN POL Í TICA : ESPECT ÁULO Y CEREMONIA 1 97
adoración.
agtada enes,alos
danzain base y os bodes
potado A a cabeza
es de sándao, machabandeasosoquestas,
o s potadoes ataúdes enos
ma de anma Detás de eos estaban os anceos y os potadoes de as
e qu a s; y entonces , en e cp entes y bande jas equl bad as sobe la cabe
za, venían las mujees con e agua bendta; as seguían as efgie s -pae
c das a muñec as- del mueto, as oendas a los demon os y al seño del
nfeo, y as insgnias eales -opas, joyas, cajitas de betel, paasoles-
A contnuacón, medo en tance, samodando mantas, venía en andas e
sumo sacedote, tanspotado en ato sobe el padmasana que ea su silla
descubieta Tas é, peo agaada a él po a sepiente de opa que tanto
mpesonó a Hems y que los paentes inmedatos del mueto, también
algo ateados, levaban despegada encma de los hombos-, venía la to
e ne aia, evan tándos e imponente po enc ma de toda a con sión Y
fnamente, a a zaga, como una somba, venía el séquto neao de las
esposas sacifc aes , las mujee s sin expesón en su s toes , como los ca
dávees que ya ean; as seguían los sudas, a menudo cientos de elos, do
cenas en u na so a toe, a quienes s us ml as habían desent eado paa in
c nealos con su seño La escena que, po o que se ef ee a aspecto
gene a , no ha cambado ta nto hasta a actua dad ea un poco como una
eyeta juguetona: una volenca delibeadamente dseñada, incluso estu
dada, paa eaza una quietud no men os de ibeada, y aun más es tudiaa ,
de los divesamente mpetubabes sacedotes, agnatos, viudas y muetos
tibutaios que se as ingenaban paa agutinase alededo de a toe
cental
La tore en sí msma, e ojo dento del ojo de este huacán manuctu
rado, vovía a se una magen cósmica. En su base, el mundo de os demo
nos se invocaba a tavés de as usuaes sepentes aadas y totugas apas
tadas E mundo del hombe se epesentaba en el medio a tavés de una
potuberante plata ma, modeada como un pabe ón domésti co y am a
da de hecho «a casa», donde yacía e cuepo En a cúspde, apaecía el
mundo de os dioses, simbolizado po los miiaes tejados de Meu su
pepuestos, ndcando su númeo e nivel de cieo a que aspaba el a a
que patía: un únco aa e pebeyo, sufcentemente atunado de pode
squ iea ascende; tes o cinco paa a pequeña nobleza; siete o nueve pa a
o señoes odnaos; y once, coonados en a cúspide po un lingga es
LA A FIRMACIÓN POL TICA: ES PECTÁ CULO Y CEREMONIA 1 99
NOAS
. del t. : «Plátano grande, buo o macho» lanta n en ing lés para cocin ar, a di-
frencia de las «bananas» o « plátanos» a secas, cons umidos sobre todo c udos.
N del t : Krton, «palacio real» en Java y distintas partes de I ndonesia.
3 N d el t. : Suttee es la transcripción habitual inglesa la transcrpción castellana,
tambén l ada en inglés, aunque más raramente, es «sati» de una palabra hndi y urdu,
de orgen sánscrito, qu e designa en la Ind ia a la «v iuda» que se autonmo la en la pir a ne -
raria de mardo así como la propia costumbre.
4. Véase Hem 88 , pág 5966. He citado anteriormente este pasaje en C. Geer tz ,
l 977b, donde e peden encontrar algnos comentaros generales sobre las incineracio
págs 377 38 3 (comp árese con Van Geuns, 1 906 págs 657 1 ); véase tambi én Anónimo,
849. De acue rdo con Van Eerde ( 1 9 1 0) u n relato chino men ciona una cremaci ón de una
viuda en Java en 46. La incursión holandesa puso n a las cremaciones de viudas (aun
que no a las cremaciones nerarias, que continúan celebrándose hoy en día), aunque dis
tintos inrmantes pretenden que se produjeron algunas secretamente bien entrados os
años veinte del p resente siglo S obre el suicidio ati de dos esposas del cakorda de Tabanan
(XVI en l a gura 3 ), a a muerte de éste en 903 un acontecim iento que paece haber in
fluido en la decisión hoandesa de interven ir en el Bal i meridional ( véase Hanna, 1 976 pág
74) véase Tabanan, s. f., pág 1 1
La cara cteriz ación de Helms de las mujeres como «escl avas» ( [ del t] en el texto de
Hems c itdo por Geez se uti liza a expresión bondswomen, que designa a «sierv as», «es-
cavas», mientras que, en a nota, Gee rtz especica el estado «bond lave s», aunque pierde
precisión respecto al género. En cualquier caso, esto no acta a comentario del autor.) es
seguramente lsa. Mujeres parekan eran sacricadas ocasionalmente en la cremación de
sus señores, pero se las apuñalaba hasta morir antes de tirarlas a a pira; sóo las esposas
propimente dichas de señor tenían el estatus suciente para saltar vivas a as llamas, a ve
ces apñaándose elas m ismas a la vez. La identicación qu e hace Helm s de «S urya» «el
So» con « n<ra» ue sí es en ve rdad «El Señor del Cielo» también es incoecta: de-
bería ser «Siva» , a quien os balineses identi can con el so Sobre el l amado culto balinés
de a muerte, véanse Wirz, 1 928 ; Cruc q, 1 928 ; Covarbias, 1 956 págs. 35 7 388 ; Kersten,
1 947 págs. 1 55 1 70; La mster, 1 933 págs 52 65; y la pág 1 96 del presente texto. P ara una
buena se rie de tograas de una incineración, véase Gor is , s f. , panchas 4 .804 9 3; com-
prese con Bateson y Mead, 1 942 pl anchas 9496; un graba do (teór ico) ale mán, datad o en
620 de una incineración balinesa ha sido reproducido en el ontispicio de Boon, 1977.
5. La erte insistencia de los estud iosos en el lado de las «reencias» de las religión
bainesa osmoogía, teología, iterat ura sacra, nociones sobre el espíritu, brujería y de
ms han prov ocado la ta de descripc iones de talladas y c uidadosas de bena pa rte de la
vida ritual bainesa y, especialmente, de as ceremonias reaes. No existe todavía ninguna
reación del to do adecua da técnicamente de una inci neración real (ngabn) para un a cre-
mación no regia, recien te ( 949) y más bien especia, véase F ranken, 96; compáre se con
Mershon, 1 97 1 págs. 202 y sigs.; y, sobre el emp aste dental -metatah-, apenas exis-
ten ni siquiera reatos popuares (para una relación muy breve del empaste dental de un tri
wangsa, véase Vroklage, 937; compárese con Bateson y Mead, 942 plancha 86; Mers-
hon, 1 97 págs 1 47 y sigs., incluye ndo una ilustr ación en pág. 1 49) Me rshon (1 97 págs
257 368 ) también inc uy e una extensa descri pción narrada de un ritual de la corte de Ka
rengasem en 1 937 un rito d e puricación del r eno l lamado Baligia. Swellengrebel (1947;
compárese con 1 960 págs. 4750) proporciona un relato útil , aunque agmentario , de un a
ordenación, basado en un i nrme re aizado por Schwa rtz en 903 no ha y que conndir,
como se ha hecho a v eces, l a ordenación con un a «co ronación» que los balin eses no tenían
se santicaba a l rey, no se le instaaba (compá rese co n Gonda, 1 952 págs. 236 25 2).
Un anáis is textual del ritual, Sivatri, se puede encontrar en Hookyaas, l 964a pág 1 93
236 y C. J. Grader (l 960b) da algunas inrmaciones dispersa sobre los rituales en los
templos estatales en gener a. De todas maneras, los «testimonios di rectos» más valiosos de
las ceremonias reales en la I ndonesia índica continúan siendo los de Prapan ca sobre los ri
tuales del Shraddha (memorial real) y del PhalgunaCait (corte anual) en Majapahit, en
1 362 (véa se Pig eaud, 1 960 1 963 caps. 9 4). Para reren cias generales a la r eligión bai-
nesa, véase capítulo 3 nota 02.
6. Entre
distintos e stánlasasmás importa ntes
ce remonias detemplos
e n los la s rmas
de ceremoniales qu Bateson
pu eblo (v éanse e llevaban «mensa
, 1 937 jes »1 953
; Belo, algo
Hookyaas, 1977) las mosa repreentacones dramáticas de sombra (véanse McPhee,
0 NEGARA
1970; Hookyaas, 1960 1973c); las aún más mosas danzas de bruja y dragón (véanse
Belo , 949; B ateson y Mead, 1 942; De Zoet e y Spies, 938 ; C. Gee rtz, 1 973c ; Rickne r,
1 972 ); el Día de Si lencio, de limpiez a de de monios (vé anse Cova ubias, 1 956, págs. 72
282; Sugriwa, 1 957a, pá gs 425 1 ; Sudha rsan a, 1 967) ; los cántio s gesti culados del sumo
sacerdote pa atraer a Siva y que lo posea (véase Ko, 1 960; De Ka t Angein o y De Kl een,
1 93 ; Hoo kyaas, 1 966; Gouria an y Hookyaa, 97 1 ); los ri tos de pasaje M ershon, 1 97 );
as festividades regul adoras del ritmo de las tareas del cicl o agrícola (véas e la nota 72 del
cap. 3 Para más comentarios sobre la varie dad en cómo direntes a s cu lturales bali-
nesas «dicen», y, en consecuen cia, la imposibilidad de conden sar la cul tura balinesa en un
solo tema, véase C . Geetz, I 977b; l 973 h. El acaso en apreci ar el grado en que in stitucio-
nes cul turales «arman» proposiciones distintas, incluso conflictivas, sobre la natu raez a e
la «realidad», social y de otros tipos, estropea, a mi modo de ver, el comentario general-
mente bri lante de Dumont ( 970a ) sobre el «pri ncipio de je rarquía», un comenta rio que ha
esti mulado el mío pr opio.
7. Véase Du Bois, 1 959, pág. 3 1 .
8 . Para un excelente ejemplo e «lectura» de un ritual de Esta do (nerales rea es en la
Francia de los siglos x v y XVI) en busca de signicado político, véase Giesey ( 1 960) que se-
ñala en su pre cio :
Si ex istiese una historia analísti ca accesible de la ceremonia d e las coes bainesas, si
duda emerge ría un cuadro sim ilar de evolución iegular (creo que « casualida» no es exac-
tamente la palabra coecta), reguarizada por interpretaciones y ajustes post hoc. Así, las
concepcione s político religiosas altamente inte gradas de os b alineses durante e sigl o XIX
o se heredaban como un patrón jo que era a la derva a través de las eaes, sin co-
taco alguno con los procesos hi stóricos, sino que más bien era n el producto e u proceso
conn uo de cambi o tato en las rmas conc retas del ritual como en el sign icado si mbóli-
co que se les otor ga, en gran medida, ota vez, de rma impl ícita.
Sobre el problema de los rituales reales como afiaciones políticas en general (en
este caso sob re los «progr esos» inglés, javanés y mao quí) , véase Geetz, l 977 a. Para n
cometario general sobre el problema de la interpretación cultural en los términos aqu í
empleaos, véanse C. Geetz; 1973b; 1973c; 1973f; 1973h; 1973i; 1975; 1976a; 1976b .
Sobre las
véanse aproxmaciones
Radn itsk y, 1 970; Gihermenéuticas a las
ddens, 1 976; Be ciencias
rstein, 1 976;sociaes
Taylo r,de1 97
manera más genera
1 ; Ric oeur, 1 970; G a- ,
damer, 1976.
LA AFIRMACIÓN POL TICA: E S P E CTÁCULO Y CEREMONIA 203
9. Fragmentos e nteros del as aje que si gu e ha n aarecido en una f rma aroximada
mente igual en C. Geertz, 1 976a.
10. del t. La trad ucción de esta oración es una adatación li bre del texto de Ge ertz
ara hacer más omrensible la analogía utilizada or el autor a la mayor arte de los lec
tores hisanohabla ntes . Donde Gee rtz hablaba de «béi sbol » ( y de bat hit inning left jel
de squeeze play hanging curve tightened ineld o, más adelante, catcher's mitt, literal
mente «bate», «go» , «entrad a», <�ugad or de camo izquierdo», <�uego exrmid o o coo»,
«cua colgante», «camo interior aretujado» o «guante de recetor»), se habla de útbol
lo que evita, al menos en muchos casos, que e lector tenga que enterase de que un squee
ze play es un juego corto d e bate ara e rmitir avanzar a os hombres colocados en bae, de
qué es un jugador d e base . .. Se ha rerido e sta estra tegia de «tra ducción c ultural» a la al
teativa, también ecaz, de ilustrar la analogía de Geertz a artir del desconocimiento de
ls aes ouesto a un resunto conocimiento básico del todo, a mantener la terminoogía
beisboística (lo que acentuaía el araelismo momentáneo con la imresión que ueda
causa la descrició n de la in cineración del r ey balinés) .
1 1. . del t.: Tanto «trma» como plot (l a aab ra elegida or Gee rtz) sig nican tanto
«argumento» como «consiración», riqueza de matices que uede ser conveniente tener en
cuenta.
12. del t.: «Consciencia erce tiva» es un intent o de traducir la alabra inglesa sen
tience, que se reere tanto a la cacidad de sentir, de er cib ir a través de los sentidos, como
a a consciencia de ichas erceciones y del roceso intelect ivo consi guiente.
1 3 Pa una investiga ción general de tio ológico-textual de estas ideasimágenes,
ivestigación con l a que estoy en deua, véase Hookyaas, l 964a. Sobre el conceto de sek
ti, véase tambié n Gond a, 1 92, ág. 1 34. Sobre el con ceto de padmasana, véase Gonda,
1 92, á gs. 1 3- 1 96. So bre e c onceto de lingga, véanse Gond a, 1 9, á gs. , 1 96; Stu t
terheim, 1929; Bosch, 1924 (aunque resecto a Java). Para buwana (bhuwana, bhuvana)
agung I buwana alit, véanse Gonda, 1 92, ág s. 1 1 - 1 1 ; Hookyaas, 1 966, ágs. 9 30, 33,
73 -7 y lancha 7 . Exceto en extra ctos tex tuales, he transcri to la s alab ras sánscritas de
cuerdo con la ronunciación y la tra nscrición baline sas; la util ización de «dios » en el tex
to odría ser iguaente «dioses », dada a ci altea ncia b ainesa entr e conceciones mo
oteísta, ante ísta y oliteísta de lo divino (en cuaquier caso, las categorizaciones anterio
res son occidentaes); y, naturalmente, el lingga es visto como de Siva on lo que sería
más exacto decir Sivalingga-, más que de un «dios» genéri co. Para una lita de los rin
ciaes dioses ín dicos reconoc idos en Bali, véase Covaubias, 1 96, á gs. 3 1 6-3 1 8 ; com
áese con Sugriwa, s.f. ágs. 1 7-2 1 .
1 4. Sobre el roblema de l a olis emia de los símbolos reigios os en gener a, véase Tur
ner, 1967.
1. Padmasana. El sistema de diosdirección vientocoloretc. es extre madamente com
ejo y no absoutamen te i nvariable, n i siqu iera comlet amente consi tente inteamene
Para la ve rsión si me oe cida en el texto, y l a que conocen la mayoría d e los sacerdote
e os temlos baineses, véanse Swel egrebel, 1 960, á g. 47; Belo, 1 9 3, ág. 7. Otra ver
sión, más imortante en diversos asectos, es la de los «ocho étalos», con nueve dioses y
ocho dir ecciones (N, NE, E, S E, S . . . ) alrede dor del centro (véase G onda, 1 95 , pág. 1 3
Hookyaas, 1 964a, ág. ; Moo jen, 1 96, á g. 8 V an Eerde, 1 9 1 0; y Swelle ngrebel, 1 947,
cuya versión es aticul mente comleta , incl uyendo co elaciones de lan tas, flores, ár
boes, an imales sacrc iales . . . ). El atró n índico de múltiles nombres ara un mism o dios,
múltile s identi caciones de dioses denominados de distintas manera, y us iones direct as
de los dioses,
mente en Baisimbolizando
y comica aaúnnoción
más adesuercie
que dios esdel
uno y muchos
atrón (véasea laGonda,
vez, se 1da
9lena
, ág. 1 3 ;
Hooyaas, 964a, á g. 8 ). Pero la imagen básica del má s alto de lo s dioses rinciales en
204 NEGARA
el corazn del loo con los menores desplegados alrededor es an ja como jo puede ser
algo en al
Como odos los alares de los emplos en ali -e los cuales al vez sea e más im
poane, el admasana varía muc ho en el grado de elabora ci n de su ornamenación gra
bada de acuerdo con a i mporancia general y l a eeganci a de emplo, sien do los más ela
borados, claro esá, los conecados con la realeza. En la base del pilar suele haber una
represenacin de la ouga sobre la que reposa el cos mos. Arede dor de cuerpo de la co
lumn a se encue nran enrol adas, a veces, u na o dos sepiene s nási cas, símb olos de car
naidad, viali dad y violenci a animal Por encim a de las serpienes, se pueden enc onrar mo
ivos de monañas, represenando el reino humano de la vida en a ierra. Finalmene, e
rono propiamene dicho nomalmene a seis pies sobre el suelo, de manera que es más
alo que la cabeza d e u n adorado r de pie, per o no an alo como para que dich o adorador no
pueda alcanzarlo (versiones más elaboradas pueden ser más alas, incluyendo escaones
para ciiar e acc eso), es una si mple s il la de pied ra, descubiea bajo el Sol y mirando
al cenro del emplo Así pues, iconográcamene, odo el alar es una represenacin de
cosmos, desde a oruga subacuáica h asa e Dios S upremo, «que es puro, sin mancha ( .. . )
e inimaginabe» (Hooky as, 1 964a, pág 1 40; Covaubias, 1 956, págs. 6-7; Arda na, 1 97 1 ,
págs. 19-0). En los emplos más imporanes, ese simbolismo de la imagen del mundo
pudo ser mucho más deall ado de o que aquí se ha descrio.
Un esbozo de un empo ípico mosrand o la ubicacin d e admasana (kaja-kangin : a
esquina de nordes e en el emplo de l a cote de Bali merdi onal, la esquina suroese en e
Bal i sepenr ional ; es decir, hacia e Mone Agung, p or encima de cua Siva / Surya presi
de sobre swerga, e reino de os dioses) se pued e enconrar en Covabias , 1 956, pág. 265,
con una rep resenación de un aisa en a página siguiene. Un esbozo sim i ar, con un ex
o más abe, aparece en Belo, 1953, pág. 15; el empazamieno de admasana enre e
despliegue de los alare s de emplo s es ra ado ambién por Van de Kaaden, 1 93 7. Paa u
esbozo de un emplo de l noe de Bai, con e padmasana hacia el suroese , véas e Lamsr,
1933, pág. 33 Se pueden enconrar ograas de padmasana en Gors, s.f, plancha 4.28;
Moojen, 1 926, pla nchas 1 9, 1 41 28, 1 62, 1 77, 1 85; H ookyaas, l 964a, gur as 71 1 , una de
as cuaes (gura 9) es un buen ejemplo de l grado de ea boracin que pueden acanz os
empos esaales, y ora (gura 1 0) que muesra un e jempl o con res sil as, para Siva, Vis
nú y rahma, en e emplo panbalinés de Besakih Para ese úlimo, véase Moojen, 196,
plancha s 203-04 ; indica que e s «nue vo», habiéndose consru ido en 1 9 1 7. Uno od avía s
nuevo (ar ededor de 1 960) y más especa cular, hecho en cora banco, mid iendo r eina o
cuarena
ido porpies de alura, yrcon
e moviieno un relieve
eligioso de oroP de
re isa Siva en
isada la espada
(véase de a
C. Geez , 1 silla,
972b;e1 973e;
cons Ba
gus, s.f., Asawa, 1970; Parisada, 1970) y hoy linda con la plaza principa de Den Pasar, a
capial d e Bali.
Por o que s é, no exise ninguna descripci n sisemáic a de l as oen das ac cesible (ban
ten una a elevada del sánscrio bali que signica «ribu o», «presene», «oblació n »
vase Hookyaas, l 964a, pág 08) ; s i n embargo, se pued e enconra r alguna inrmación en
diversos punos d e e o, 1 953 , y Ho okyaa s Van Leeuwe n Boomka mp, 1 96 1 ; compese
con ers hon, 1 97 1 , págs. 34 y sigs ., o Sua Fox, 1 974. El principal r abajo sobre icono
graa en Indonesia es Bosch, 1 948 (para el si bolism o del oo, vé anse págs . 35 -40, 1 33
1 44, p lanchas 1 3 1 6)
Postu de loto. Para una descripcin (ogi nalmene de un raado de prosa en aniguo
javanés del siglo xv1; compáre se con Van der Tuuk, 1 897 1 9 1 2, bajo la úbrica de «adma
sana»
llo ) : las planas
derechos, los ojosdejado
lo s pies sobre
s en los mus
la puna de lalosnariz,
, las palmas haci adeaiba,
los dienes a espalda
a mandbula y el
y del cue
ma
xi lar supe rior se parados por la pu na de la lengua ( . . ) véase Hookyaas, l 964a, pág 98 (en
LA AFIRM ACIÓN POLÍ TICA: E S PE CTÁCULO Y CERE MONIA 205
la India , aparente mente, la postur a de lot o era el signi cado amplio de admasana; véase
Zim merm 1 955, v ol 1 , págs 1 43, 3 7 1 )
El acto y la exeriencia de la meditación Véase Hookyaas, l 964a, págs 9899 Otro
pasaje del text o del s igl o XVI mencionado anteriormente, dice:
Debuteja signic a estar dot ado de erza; dibya cak�u quiere d ecir esta r dotado
con poderes extraor din aios ; dibyabala sig nic a esta do tado con nu merosos paien tes
y ser un regio pa a las gentes ; dibyadarnad es la cultad de ver cer ca lo que
está lejos y de conocer el corazón de otra ge nte ( éste es el fruto d e l a práctica del ad-
masana la fer za es su futo)
Aunque el Di os Supremo es en principio i nimaginable, la icono graa del admasana
touga, serpientes, tron se puede visualiza como una ayuda en las prácticas de yoga
(Hkyaas, I 964a, pág 1 72 ), como también se puede h acer con la gura de Siva sob re el loto
Tú (el adorador) deberías imaginarlo, vis ual izalo como pose edor de un esp lendor
extraordinaio y caacterizado por el color rojo, sentado en la flor de loto, perfecta
mente bll o y completamente provis to de oame ntos ; tiene dos brazos y una cara y Su
aspecto e benevolente, s ituado en medio del hueco del loto con un disc o radiante, con
un jín y ua ca roja e esta ma debe uno visualizar al Dios Siva-Sol
É sta es una traducción de un mant sacerdo tal titu lado «Ri tual des tinado al adorador
del So l» (e s decir, al sivaíta}, oecid o e Hookyaas, l 964a, pág 161
Posición del coito. Véase Hookyas, 1964a, pág 102 Base del lingga Véase Hookyaas,
1 964a, pá g 2 1 3 Nombre del Dios Supremo. Véase Hookyaas, 1 964a, pág 202; el nombre
es de nuevo Siva o el Sol, algunas veces es Brahma u otro de los dioses importantes;
Goris ( 1 93 1 ) ha dendido, más bie n esp eculativa ment e a pair de «pe rvivencias cultura
les», q ue la sivaización más o menos co mple ja de Bali en el siglo XX es u n desa rollo hi s
tórico de un patrón ant eior multi sectaio en el que diversos diose s Visnú , B uda y otros
eran centrales paa diversos grupos Imagen del cosmos. Véase la primera sección de esta
nota Féretro pa a cremación del sumo sacerdote. Véase Hookyaas, 964a; Goris, sf ,
pág 1 98, nota a planca 4 28 ; Cova ubias , 1 956, p ág 38 7 Reducto más inteo del cora
zn humano. Hookyaas, 1 964a, pág 2 1 7; Ho okyaas, 1 966, pág 7 1
En la India c lásica, padm on una larga de su jo i ndi cador de menin o en sáns
cit
Zimm er,es1 un
955,símbolo
vol 1 ,femenino
págs 1 5 8yysesigs
reere
) EnaBali,
la diosa Lak�m,
la mujer la mujer
pincipal dede
unViU
señ or(véase
se llama,
en el lenguaje más elegante, padmi, aparentemen te una mez cla del sánscito atnf, «espo
sa», y padm, «cons ote de (véas e Gonda, 1 952, pág 370). dma también aparece
como la i magen de una diosa en la gura d e la diosa del aoz, Dew i Sr i, qu izás l a más po
pula de las deidades balinesas (véase capítulo 3, nota 85)
16 N del t.: «Paladión», «talismán», palabra derivada del Paladio, la célebre statua
con cua lidades sobrenaturales de la dio sa giega P alas
17 N del t.: Vestimenta típi ca del sureste asiát ico consi stente en una larga tira de ropa
que ambos sexos llevan aollada alrededor de la cintura o bajo los sobacos
18 Lingga. La leyenda del lingga de Siva es citada por Hoo kyaas ( 964a, pág 1 94), a
pair de Wilson ( 1 892), tal como sigue
festóFue
poren eseera
pim díavez
[el como
decimocuato
el maravildelloso
meselunar de Phálguna]
i teinable Li ngcuando
a, paa Siva se mani
connd ir las pre
tensiones tanto de Brahma com o de Vis nú, ue estaban di sputando cuál era la div inidad
06 NEGARA
má grand e Para decid ir l a dicus ión, acordaron que s e debería recono cer como más
grande a aquel que era el rimero en etablecer los límites del objeto extraorinario
que haba aarecido de reente ante elo. Partiendo en distintas direcciones, Visnú se
rou o alcanzar la ba e, B rahma a cim a; ero, deués de algunos m iles de año i n
vertido en el intento, el na l arecía ta n remoto com o siemre, y ambos vovieron des
concerado y hum ill ado, y conar on a vata suerioridad de Siva.
Para tograa de balinese de iedra, véase Hookyaas, l 964a, guras 6-0.
Los ueden ambién re reentare en intura s (véase Hookya as, 964a, gura 5) ,
junto con dioe rereentados iconográcamente, mantras escritos y demás. Sobre los
en Bali, véae también Stt utterheim, 99; sob re e « cul to l » en a Java tem
rana, véase Bosch, 94.
«Sobre la tierra, el gobeante actu aba en nombre de S iva . . » está en Hookyas, 964,
ág. 1 43, citand o a Kom ( 1 93 , ág. 4). La « ronda conexió n esiritua» t mbién se
odría otular como imerante entre el orden divino, la dintía reinante y e scerdocio
brahmana. Eta argume ntació n ue avanzada en rmer lugr or Bosch ( 94), rncia
mente a a rtir de material ca mboyano. Para el rey b inés amdo « de muno» ,
véae Gonda, 95 , ág. 96; Grader, l 960b.
Sobre e hioo c omo , véase Hooky aas, l 964a, ágs. 43, 48- 50. Sobre el hi
o o o ae rsorio ( ) y sobre la acción de aserjr ( , es decir, «uricció n») , véase
Hookya aVan Leewen Boomkam , 96 1 . E rito cometo inc uye: rimero, a sers ión
de lo altare ara que los dioe uedan entse en elos; entonce, a resentación de s
oenda a lo dioe desués de que se hayan sentado en ichos atres, así como la asr
ión de los roio adoradores, inclinados haciendo una reverenci mientras se evan as
mano a la ent e en eñal de homenaje () delnte e os d iose s sentos ; esta reve
rencia comleta la «comunión ». Para una breve decrición, véase Belo, 953 , ágs. 47- 5;
ara un intento de reflón de describir algo de su signifcado y de su tmósfera, véase C.
Geertz. El agua bendita ued e e r rodu cida ráct icamente or to do el m un do (o in c us o re
cogida de cietos manantiaes y lagos agrados), ero sóo la que rocee de os sumos
acerdote tiene otencia uciente ara ser utilizada en as ceremonias rees Para es
cricione del comlejo ritual mediante el cual el sumo sacerdote reara e agu benit
deué de conducir el alma de S iva dentro de u cuer o y de uni rla con l a suya roia, véan
se Hookyaa, 1966, ág 354; Gonda, 95, ágs. 167-68; comárese con Goris, 926.
Sobre el agua bendita como «el mi terio central de la r elig ión h indú balin esa ( . . . ) maa
Á
da,gama
975Trta, l a Relig
. De nuevo , elión del AguaoBendit
imbolim a», véae Hook
del en-el -loto eyaas, l 964a;
s también unacom ese
unica conicono
ción Gon
gráca de lo rinciios maculino y menino. Para el ndo inoógico, en el cua icha
uni cción a arece como la , véase Zimmer, 955 , vo. , ágs. 68 y sigs .
omáree con Boch, 948, ág. 1 96- 99).
Sobre el (ero co n recauci ones ), véase Raser, 959b . Sobre e toc ao scerdota,
ve Gonda, 95, ág. 196; Stutterheim, 199. Sobre el alm que va l cieo, véase Swe
l engeel, 1 960. El en el cual monta el ama es una transrmción de la «enorme
erene p ntada a anj a blanca, negra y dorada» que Helms, en su reato (véase l a nota
1 0 del 3), uone que e muerta or los disaros de echa-o res ectuados or e
sumo acer doe durante la c remación (véas e Covaubias , 1 956, ág. 387). Sobre la cim a de
la torre de cre mación de un nobl e, véase Co vaubia , 956, ág. 369. Sobre el andami je,
véae Gonda, 1 95 Gonda ( 1 95 , ág. 369) también me nciona «una ee cie de íolo, re
reentad o en
era aelado la moneda
en Ba li, alo
, e incldeuo
ándalo o ate
ug iere del
que lo ueden
volcane [un a cl ae de almera]
ervir » queo
como ímb
lo (véae también Covaubia, 1956, ág. 90). Motivo de aarecen en di
LA AF IRMA CI ÓN PO L( TI CA : E SP ECTÁCU LO Y CE REMO NIA 207
versos tpo s e eco rcón r qui tectónca, e inven l i mginerí e los mntrs. Ntural
mente, l conexón entre cul to l re y ivno y cul to l lingga es generl en el sureste siáti
co; tl vez el mtel más rico veng e Cmboy; pra una r evisión generl, véase S her
mn, s.f.; pra un crítc e ich conexón leyeno en términos nios l evienci de
Angkor, véase Kulke, 1978.
19. Sekti. Como ls nocones más o menos sinónimas cits (mana, baka, orenda,
kmat o crsm , e orgen respectvm ente pol nes io, árbe, mericno «in ios », ma
lyo y grego), sekti no es un ea general bstrct, un pezo e teoría prmtva fácil
mente resumble en lg un ul cs er y escolo ra co mo «electric espitul» . M ás
b en, co mo ls otr s noc ones, es un símbolo r elgio so specí cmen te na o, oni
zo y elc mente mtz que, como semp re semej ntes símbo los, extr e y absorbe
su sgnco el muno rtul inmeto que lo roe. Pr un crític esaoll e las
proximacones tipologsts l enicón e conceptos religosos, vése C. Geez, 968,
cap. 2. Sobre l proxmción generl l nálisis e l religión utiliza aquí, vanse C.
Geez, 1968, cp. 4; I 97 3c . L encón e crsm h sio toma e l Americn Hert
ge, 1969.
Sobre mürta vése Gon a, 1 952, págs. 1 34, 357. El uso r eligoso más cor ente en Bali
e l ríz murti es trimurti («q ue tiene tr es rm s o moles» ), que in ic l trni ínic
tres en un , e Brhma, Vsnú y Sv, sí como el ltr con tres compr tmentos a e ll
eic o (vése Gon, 1 952 , pág. 1 34) . Tmbén p rece en mntrs com o un se el
culto que Hookys ( 1 966, pág. 1 73 ; com árese con p ágs. 1 26 y 1 38) enonim « prición
opción e l el Dos ». S obre sakti vése Bon , 1 952, pá gs. 1 34-1 35 ; pra su
plccón en rit ules p opulres, vése M ershon, 1 97 1 .
Sobre Brm y Vsnú como sekti e Sv, vés e Gonm 1 952 , pág. 1 34; Gour an y
Hookys, 1 97 1 , pág. 607. Par un rmulación pop ul r e l trni co mo «B rhm
Sw (Brhm), Si Siw (Vsnu) y Prm Siwa (Iswar)», vése Covrrubs, 1956,
pág. 290 , qe contnú señln o que «c on l típic compr esón ectu os blnes, nc lu
so est trni se conviee en un e en sí mism Sanghyang [«l a ivin, vése
Gon, 1 952, pág. 1 35] Trimurti o Sanggah ga ["tres santu ros] Sakti» Nturalmente,
l «típc compr ensión ectuos» - , más bien, l inc omprensi ón no es tá en los bli
neses, sno en el pens ment o e Cov bs.
Pr n ntere snte coment o, centro en l polític in ones i recente, sobre el cer
cno concepto jvns e p oer, constrstánolo emás con el recibio oncepto ho món
mo occe ntl, vése Ane rson, 1 972.
o,20.1960.
PrNturlmente,
l truccónencomo «mcrocosmos
ls sociees / mcrocosmos»,
trconles complejs vése,
hna, porBbilon,
ejemplo,
Mesomérc, el ntiguo Isrel o l In, se encuentrn muy extenis ulciones
e ls relcones el muno e l os hombres y el muno e los oses en tnto que mcro
cosmos y microcosmos . Pr un resumen gen erl que ins ste en ls s im ltues e estos dis
tintos m oelos, u n tnto expe nss e su iver si , vé se Whetley, 1 97 1 , págs . 436-5 .
Pr l trcción «mno mterl / muno nmter », vése, por ejemp lo, Hookyaas, 966,
págs. 29, 33.
Pr lo s ejemplos textule s el us o e jaba /je r vése Hookyas, 1966, págs 33, 70-
78. «Alm» no es l mejor trccón pr el vocblo blnés ji wa (que eriv el sánsc ri
to jiva, «via» ) ; pero el eserzo pr rehur tos ls connotc iones occientles en la tr
ucción e térmnos blneses puee conucr fáclmente un retroceso innto. Si uno
quiere ser cuoso hst el extremo e lo incómoo y poco práctco, algo sí como «c
pc e l
Sob tener exr
cs encels»
nobles, s e (un poco)
hunimento mejo r.«sl», y emás, vése cp. 2 y pág. 5 8.
e estus,
l com o se h e xplic o (pág. 58) , al gul q ue uno se encuen tr con puri en l ugr e jero
208 NEGARA
para casas de m uy alto estatus, también apare ce dalem n préstamo lin güístico de javané s
que también signi ca «dentro» para personas y subdadia de muy ato estatus, «regio ». De
hecho, Dalem es quizá la manera más coiente de r eferirse a rey, s u m iia inmei ata y s
resiencia Para la imaginería jaba /e en el Estado tra ici ona javanés, donde, s i acaso, er
todavía más omnipres ente, véanse Rouaer, 1 93 1 ; Moeono , 1 968, pág. 27; C. Geertz,
1 956, págs. 47-56 Para su uso en e nsamiento r eligioso ja vanés ue, como lahir y ba
tin, ha sobrevivido a la traducción a términos isámicos, véase C. Geez, 1960, pae 3.
Sobre los pura (donde a iv isió n es ecuentemente triáica, con n patio e era y o o
de « medio uera» -jaba tengah-opuesto s a uno e entro ), véase Arana, 1 97 1 , págs . 1 6
1 8 Sob re o je o los puri, véanse Van er Kaaen, 1 937 ; Moojen, 1 926, pá gs. 7 1 -78
panchas 2359 (com párese para Java con Stutt erheim, 1 948; Pigea, 1 960- 1 963, cap . 2 ,
«La Capi tal» ). Sobre e oto, véa se Hookyaas, 964a, pág. 1 59. L os otros ejempos ero
oecidos espontáneamente por div ersos in antes.
2 1 . Para un análi sis e las conc epciones e i entia persona en tant o que tipicacio
nes culturales que as enen, véanse C. Geez, I 963b; I 976a.
22. Los términos puri, «paacio», y pura, «templo», erivan e una misma paabra
sánscrita puri) que sigi ca «ci ua rtica a»; , de hec o, en textos antigos, puri se
utiizab a pra ambos signica os (v éase Gon a, 1 952, págs. 1 96- 1 97, 2 1 9; véase también ,
en l a prese nte obra, intro cción, nota 1 ). Compárese con e mana jav anés Nawanataya
para a a ecuaa conducta e os uncio nrio s e la coe:
¿A qué se la ma e nagara? A toos aqueos sitios a os que no pee ir (era e
compl ejo ), sin pasar a través de aozaes. ¿ Qué es el pura? Dento e Pabeón Rojo.
¿Cuál es la esenc ia e puri? Dentro ( ... ) d el patio principa e Compejo Rea (Pig e
ad, 1 960-1 963, vo. 3, pág. 1 2 1 ).
1 5, 1 6). El 5 er a ua pa taa de piedra, e vatada y cubiea, dode se r euía os jueces
reales para decidir os casos (véa se cocusió, ota 9) El 1 0, tal como se ha señalado, e ra
u tempo de sub-dadia supuestamete dado por el heao del abuelo pateo del rey
reiate cuado, a su vez, era rey reia te, mietras que el 1 4 era el templo de srce de la
líea r eal de Megwi, c uy o a se ha descrito (véa se pág. 27) o i capaz de determ iar
por qué ese tempo se haaba alí i cuá l pudiera se r su ció e 1 905.
28. Auque e e diagrama sólo se idica el padmasana, e tempo de a l íea uclear
coteía u gra úmero de at ares, pabel loes y demás, cada uo co su s ig icació pro
pia. Para diagramas compl etos de templo s reales , véase Va der Kaade, 1 93 7 Mo oje ,
1 926, pág. 72.
29. Más precisamete, el t empo es el asiet o (expresió , ecaa ció , locus) del ca
risma I sekti de a diastía; el ukiran es el asie to (exp resió, etc. ) de carsma I sekti del pa
lacio y, más ampiamete, de nega como u todo (di astía-p alacio-capital-r eio) . Sobre
el eje de mudo (is mundi) como ua categoría reigiosa geera, véase Eiade, 1963,
págs . 374-37 9, auque su rmuació o es o su cietemet e reativi sta co mo para ec a
jar co os datos baieses , dode taes ej e o so estra ticados, sio comptitivos.
30. Estas «semaas» y «años» , repito, o so semaas y años e el setido occidetal,
sio productos de as maqui acioes de u complejo cae daro per mutacioal que dee
categoras c aitativas de tiempo e téios de a iteracció de cicos, de disti ta dura
ció , de días co ombre (véa se capí tulo 3 , ota 94). Para las wuku y el caedaro de sti
vidades baiesas, véase Go rs , 960b para los sig icados de ukiran, véase Va Eck,
1 876m, p ág. 1 2, que trascbe hoekir.
Auque el cometario e e texto versa sobre las casas reaes (es decir, las «íeas u
cleares» de os señore s supremos) e tato que rmas pa radigmáticas , el patró es e m is
mo, e ua versió red ucida, e lo s iveles obles, secudario, tercia rio y dem ás ( «perfé
rcos»), y e las casas de ramas meores impicadas e). E muchas de éstas, puede o
haber u patio del ukin como u a etidad separ ada, ubicádose , sea e la cámara iter ior,
sea e las estacias de residecia de señor, o e e ímite etre elas (véase, por ejemplo,
Mooje , 1 926, pág. 70, gura 1 3 si embarg o, o tra duce icoe ctamete como «reside
cia» [woning] del <e residete» [hoofdbewoner]).
3 1 . Sobre la co cepció ídica de Mote Me ru (Sume , Mahame u) « a mot aña
cuadragula r cet ral de uive rso ( . . . ) que se eleva desde e puto medio de a supecie de
la tiea, ago a ort e de los coes del Hi maaya , como el eje vertica del cosmos co r
ma de huevo . . . », véase Zimmer, 1 955 , vo. 1 , págs . 47-48, 24 5 Para sus expresioes i
doesias (y u 1 926
Stutterheim, iteto de asociarlas
Sthr co e1 talo
y Zoetmuder, 968, del
p ágs.loto ), véase
308-3 Bosch, 1 1 975.
1 2 Goda, 948 compárese co
La «g ura de l teatro de sombras» es l a l amada gunungan («motaña») o yon ( «bos
ques»), casi u tráguo de piel trasúcida, pitado para asemejarse a los bosques de as
tieas altas, que cioa com o ua especie de cortia e la obra (véase, auque co pre
caució, com o siempre, Ra ssers, 959a, pá gs. 1 68- 1 86). Sobre las «o edas de comid a»,
eormes motoe s de aoz oa metal, véase G roema, 1 896 Tir toksoemo, 1 93 1
Sobre la sig icació del Mote Agug (reamete se supoe que los dioses moran por
ecima de él más que sobre él) y el sistema direccioal a que se asocia, véase Swele
grebe, 1960 Covaubias, 1956, págs. 410 Hookyaas-Va Leeuwe Bmkamp, 1956.
Com o se ha idicado at es, agung sig ica «gra de», «pricip a», etc. Ademá s de altar de
Mote Agug, se ecuetra a menudo otros ates parecidos, represetado otros voca
os del iterior de la isla: Guung Batur o Guug Batu Kau (véase capítulo 3, ota 98).
Pararma
co alguos
dedibujos
pagoda,devéase
estos Covaubias,
atares, pequeñas estcturas
1 956, opuesto ade
a madera
pág. 266.y Sobre
piedraelco tejados
templo su
premo, Besakih, véas e pág. 65.
210 NEGARA
Para altares de Meru como tales, véanse Moojen , l 926m , págs. 85 -96 (aunqu e no tod o
lo que ahí se dce puede ser tomado sn crí tcas), y panchas 74, 79, 84, 1 48, 1 83 , 1 84, 1 98 ,
2-202; Gors, 1938; Gors, s.f., planchas 431, 434, 445; Covabas, 1956, pág. 268;
Van Eerde, 191 O El n úmero de t ejados de Me ru que se mpre es mpar refleja al dos
y el estatus del dos a quen se dedca la estr uctura: once pa ra Sva, nuev e para Brah
ma o Vsnú , y aí ucesvamente (véase Van Eerde, 1 9 1 0). Tambén re eja el estatus de los
prope taros del tempo (véase capítulo 4, nota 40) Pu eden haber mútples altaes de Meru
en un templ o, y el centro de un Me rma un paso [un a espece d e «chmenea cósmca»]
abert o por el cua l os d oses descenden a temp o Paa una pntura de un atar de Me en
un te mplo rea (Bang l), véa se Lamster, 1 933 , pág. 3 1 .
Sobre el aspecto de « símboo de la naturaleza» de Me, véanse, para a Inda , Zm mer
1 955 , vol 1 , pág. 48; p ara Java, Rassers, l 959a, págs 1 73 y sgs ; par a Bal , Moojen, 1 926,
págs. 90-92, y Van der Hoop (ctado en Gors, s.f., pág. 29). Todos estos estudosos con
templan el motvo de la montaña como «prendo» o, ncluso, «prearo»; pae de un com
pejo smbólco arcaco re ejado tambén en las prámdes egpcas, os z gurat s abonos ,
la Toe de Babel , etc (comp árese con Eade, 1 954; Whe atey, 1 97 1 , págs 4 1 441 9. Per o
todo esto, además de ser atamente especuatvo, es de un uso muy nceo para nterpreta
as concepco nes balnesas de s glo XIX . Paa una nterpretacón del gran monumento java
nés, Bo robudur, como una mag en de Mer u, véas e Mu s, 1 935 , vol 1 , págs. 3 5 y sgs .; com
pese con Beet Kempe rs, 1 959 ; 1 976 Sobre Angkor desde est e punto de v sta uno que
conecta toda la cuestón con las deas tántrcas re rentes a mandala, véanse Mus, 1 936 ;
1 937 . Para un mto javanés da tado entre los sg los y XVI, que reata e transpor te de M on
te Meru desde la Ind a a Java paa dar esta b dad a a s a de Ba �s decr, paa que de
jase de tembla r de ta rm a que los hombres puderan h abtara, véase Pgeaud, 1 924
Sobre a conogra a balnes a de verjas e dos aas o cu beas, véase Moo jen , 1 926,
págs . 96-1 03, planchas 2, 1 7, 1 8, 35, 37 , 43 , 45 , 47, 5 1 , 75, 76 , 87 , 97, 98 , 10 9, 1 10 , 1 14, 1 15,
1 1 8, 1 20, 1 40- 142, 1 50, 1 5 1 , 1 56, 1 58, 1 59, 168, 173, 1 74, 1 9 1 , 192, 1 95 Compáese con
Covaubas, 1 956, págs. 266-267. Para buenas tografías de la ver ja de aas de Be sakh,
véase Gors, s .f., planchas 4 1 9, 4.20; véas e tamb én 4.2 1 , y pa a un vea cubea, 4.22 Pn
turas sobre veas, de dos alas o cubeas, s e repoducen en Lamst er, 1 933 , pág 2 1 . La re a
cón entre estos dos tps de veas de magen de montaña ha sdo má s dsc utda que aca
da. Se ha mantendo que a vea exteor de dos batentes representa las dos mtades de
Monte Meu, eparadas por Sva p a nvt a paso; sobre a ver ja ntror cub a, y hab
tuamente superpuesta con tejados de Meru en pedra, se ha dc ho que represe nta su reun ón,
paa sgn car la cu m nacón del pas o. Se ha mantendo que l a verja de dos aa s prese nta
a separac ón de o mascu no y o menn o; a cube a, s u dentdad. S e ha mante ndo qe
a verja de dos alas representa a dversd ad de Dos, y la cuberta, S u un cdad. Y así suc s
vamente Estas nterp retacones dver sas no son ncompatbes, caro est á, dada a po sema
y la hpr determnacón del s mbos mo baln és, pero la cuestón contnúa s endo consa. Y
la etmología no ayuda mucho. Candi que derva de un nombre de Durga, es un antgo
nombre javanés para un monu mento sepulcra, un sgn cado que pare ce haber rd do n
Bali, mentras que bentar sgnca «alto», «el más ato» Por lo que respecta a padaksa,
sgnca «casa de guarda», «guardán», «enclave ee» (véase Gonda, 1952, págs. 196 ,
1 98 ; Van Eck, 1 876, págs. 40, 1 94). La monogra a sobre aqutec tura banes a ue reem
pazaía a Moojen ( 1 926) , út l, ro no muy ben nada podría empza con una n
vestgacón sobre as entradas balnesas, doméstcas, palacegas y de tempos.
32 . Sobre el krs y el d seño de ks rma del mang o y de a ho ja, damasquna
para un ejemplo bali nés, véase De Zoete y Spies , 1 938 , págs 2993; compáre se con
Worsley, 1 972, ág 2 Sobre r eliquias en general, véase, para Java (d onde son l amadas
usaka ), Kal, 1 923 ; para Bal i, véase Swl lengrebel, 1 947 y, especialmente, Wo rsey, 1 972,
págs 2 , 52 53 , 2 1 82 1 9, dond e hay un c omentaio desarrol lado sobre el pa pel de las r eli-
quias, s es, vestid uras o cualquier o tra cosa implicada en l a legitimidad re al Las waris (o
usaka; otro téino bainé s ecuente es kaliliran) no son ún icamente ar mas, naturalmen-
te, sino que incluyen cualquier cosa transmitida de generación en generación a la que se
atribu ye si gnifcación religiosa y poder, englobando la ra dición como un tod o (por ejem-
plo, c omo en Ra wi, 1 958)
33 Las citas han sido extraídas de Goris, 1960b Niwatakawasa es un rey demonio
contra e cua lucha Arjuna ( [N del t.] uno de los hermanos Padava, rotagonista principal
junto con KrisnaVis nú, de célebre poema éico indio Mahabata) en la eope ya medie-
val javan esa conocida como A rjuna Wiwaha . Sobre la i moancia de la noción de «ogen»
y de «punto de srcen» -kawitan- en Bali, véas e Geetz y Geerz, 1 975
34 Tumpek designa verda deramente a l a jornada qu e señala e f n de ci nc o wuku, es
decir, cada treinta y cinco días Todos los tumek ue «ciean» alguna cosa y, consi-
guientemente, anuncia n a «abe tura» de oa son stividades en l as que se celebra aque-
llo con lo que se identifca su wuku campos secos, cría d e anim ales, teatro de somb ras, etc ;
Tumpek Kunigan está en e as celebra ciones poulaes más i motantes de B ali , co nme-
morando el retoo al cielo vaios d ías antes de los ancestros in cinerado s que han des-
cendido a l a tiea durante la semana ante or Sobre toda s estas cues tiones, véanse Gors,
1 960b; Sugriwa, 1 957a, pá gs 29 y sig s Tal como indica Sugriwa (pág 3 0), hoy en día, el
Tumek Lnde asociado con las vieja casas reales y con sus digentes, ha rdido im-
potancia, pero se cont inúa observando Pa un e quivalente javanés del Tumek Lndep
llamado Nyim, de «l av», «bañar», «purif car», véase Groneman, 905
del t.: Geez utiliza diversas exresiones pa rerirse a «festas» o «stividades»
Un a de ella s es holiday, que tiene diversos signifcados relacionados, aunque se tiende a
identifc, un tanto abusivamente, desde el castellano, con «vacaciones» (más exactamen-
te vacation); la palab ra tiene la ventaja d e que s u etimol ogía evidente («d ía santo, sacr o» )
coincide con el tip o de stivi dad balinesa Ora palabra utili zada por Gee z y cuya traduc-
ción uede no acabar de satiscer es festival, rerido a las «grandes stividades o cele-
braciones» , a menudo de ca ácter reli gioso ero no restr ingidamente l itúrgico, lo cua l en-
caja bien con lo s casos balineses
35 Los espac ios cívicos (in cuyendo la paza pública también lamada bancingah
de lael cual
bre cual dichos esacios
se juntaban, máseran, en cieto que
íntimamente sentido, una extensión)
en ningún oo siti rmaban el terreno
o, los de «era» delso-
paacio
los kawula, los sú bditos del reino , convocados al tañido del gong ra jad, y los de «den-
o» de paacio los punggawa, los señores del r ein De nuevo, esto oc uría princial-
mente con ocasi ón de las grandes cer emonia s Pero también ocuía en las asamblea s para
la guera, en los días de audiencia del rey, y en relación con las deliberaciones del tribunal
real
Los espacios camerales ncio naban tanto como estancias privad as del rey como en c a-
idad de ofcina y despac ho del soberano Era en ello s donde el cadáv er del rey d e cua l-
quier mi embro d e l a m ili a real era lavado , amortajado, salmodiado, objeto de cualquie r
otr o tio de re aración ritua an tes de ser trasladad o a los pabellones nerarios para su ex-
posición pública En ellos dormía el rey cuan do no yacía con una de sus mujer es. Y en ellos
se rjaban y se quebra ban los ví nculos de ali anza, cl ientelism o y depen dencia ya descritos,
es decir,
Lo s se «politiqueaba»
espacios residenciales pivota ndo si mbólicamente alred edor de l os templos mi-
li ares se modulaban muy c uidadosame nte de acuerdo con la cot esía imp erante, cali
NEGARA
brando las complejas diferencias e n rango entre las di stinta s vaiedades d e esposa s regias y
su progenie y las no menos complejas direncias generadas por el modelo de «hundi-
miento de e status»
Finalmente en los espacios impuros hombre s y demonios se ponía n en contacto a m -
bién aquí la ceremoni a era omni presente sól o que en este caso se inveía su rma de o pe-
rar En lugar d e i ntentar atraer lo inahumano hacia lo suprahumano mi nim izando o incl u-
so boando el contrase entre el primero y lo propiamente humano se pretendía mantener
a raya lo animal y lo in ahumano maxi miz ando su contra ste con lo humano De hecho toda
la dinám ica de la jerarq uía balines a imp lica el intento d e acercarse por imi tación a los
rangos más altos y de distanci arse por difere nciación consciente «desimi tación» o imit
ció n negativa de los más bajos ( véase más adelante l a conclu si ón ) Sobre la bia bali nesa
respecto a la animalidad v isa de sde este punto de visa véase Bateson y Mead 94 S o-
bre las creencias balinesas en d emonios véanse M ershon 970; Bel o 949; Cov aubias
956 págs 3203 58 aunque es te último connde completame ne demonios y bruj as (com-
párese con De Kat Angelino 92 d)
36 Véae Bateso n 972b
37 Cuántos plebeyo so n inci nerados es algo muy dicil de es ablecer incluso para el
resente siglo por no decir nada del pasado Hookyaas (sf) dice que «quizá sólo se inci-
nere a una décima pe d e la oblación bal inesa» ; S wellengrebel ( 960 citando a Bhadra
s ) dice que un 30 %. Como la cre mación es obli gada para todos los triwangsa y la am-
plia mayoría d e ello s la l eva a cab l a proporción de sudras in ci nerados no puede haber
ido nunca muy alta aunque eniendo en cuenta su pobl ación el n úmero [absouto] sí ha-
ba ido si gnicativo Los sudras y muchos triwangsa, eran enteados habituamente por
un lgo período de tiemo (a veces veinticinco o reinta año) anes de ser exhumados
para a cremación Pero a los grandes eñore se lo embalsamaba y se guardaban a ve-
ces también por largos períodos de tiemp en la cote privada de su puri o jero (véase
nº 23 en gu ra 1 ) antes de inc inerarlos No se podía entear a lo s sacerdote s brahmana y
se los incineraba tan rápido como ese poible idealmente en el transcurso de ocho días
desde su muerte En el otro extremo una pequeña p e de la oblación los l lam ados Bal i
Aga ( [ del t ] supuestos autó ctonos p reMajapahit) no practicab a en absoluto la inc ine-
ración (véase Baeson y Mead 942 pá gs 46 32) En gener al cuanto más alto er a el es-
tatus de l a milia más l e incu mbía la inci neración y más rápidamente se deb ía celeb rar al
menos en eoría existiendo períodos especícos recomendados para los disinos vas
(véase Friederich l 959m pág 84) E l momento de la cremació n también dependí a de con-
si deraciones sob re el calendario ( de los 2 1 0 día del año balinés solo doce e ran conv enien-
es; véase Kere n 947 pág 1 59) y sob re todo claro esá de o tras de índole prá ctica
38 Véase Goris s f pág 26 Casi odos los ob servadores han resalado la enorme di-
menión y e l enorme gast o de las inci neraciones balines as Covar ubias ( 956 pág 359) las
calica de «loco[s] dehe[s] de exravagancia» y alude vagamente a «las cremaciones
de prín cipes ( ) que cuestan alrededor de veinticinco mil dólares» (pág 36) Bateson y
Mead ( 94 pág 46) hablan de ge nte «vendie ndo todo lo q ue tiene» para poder celebr -
la s Gor is (s f pág 1 8 ) escribe que en una ocas ión «toda la parte más grande de una he-
rencia de muchos mile s de guilders» e co nsumid a con este ecto Sw ellengrebel ( 1 960
ciando a Badjra sf) inrma de una cremación entonce reciente en Tabanan que había
costad o seis o siete mil dólares Y, hacia 850 ap roximadame nte Fried erich ( 859 pág 99 )
ecibe:
los cuerpos
rane quince muertos
o veint een
( [el rey de]de]
) [elnega den Pasar
Kassiman ( )casa
[una ya habían yacido su
rival] impide [sicremación
n quemar]por
du
razones políicas ya que puede privarle de su prestigio; ora razón es la proiedad del
A AFIRMACIÓN POÍTICA: ESPECTÁCULO Y CEREMONIA 3
príncipe de Den Passaruyos ingresos se h visto muy dis minuidos por Kassiman-,
que tardará años en amasar la s uma requerida para una in cineración tan gande
ballo
poderdel rey «alegreme
sacro nte engualdra
de las reliquias wais; elpado»
número quedHe lms ambién
e orquestas menciona)
y demás .. todolacreputació
laro est ánva-
de
riaba y todo cons titu ía un índice de pr esti gi como también lo hacía dento de una es
4 NEGARA
tructura general, la comosición del cortejo en su conjunto. Sobre estas cuestiones y sobre
el orden de marcha, véanse Crucq, 1 928, ág. 64; Frie derch, 1 959, á gs. 899 ; Covau
bias, 1956, pág 374; Lamster, 933, ágs 5557 Comárese con Franken, 1960
Es osible, aunque no existe ninguna evidencia ara robarlo, que la cremación de los
cadáveres de sudras era una transrmació n s imb oli zadora de una cost umbre anterior, por
la cual, y al igual que las v iudas, se habrían sa cricado súbditos plebe yos. Indeendient e-
mente de que esto udiera ser cierto, roorc ionar a un señor un séqui to de almas de sú bdi-
tos que se ani quil aran con él era una costumbre imoan te, y, durant e el s iglo XIX, roba-
blemente constituía la rin cial manera en que acced ían a la i nci neración los lebeyos s
decir, aquellos de entre ellos que así lo hacían. En los años treinta, Covaubias ( 956,
pág. 36 3) v io un a cremación de un se ñor menor ac omañado de al men os 50 de sudr as, y
yo mi smo asistí, en 957 , a una enorme inc ineración de un sumo sacerd ote, en la cual ha-
bía 460 cueros sisia (véase á g. 6 1 ) de la casa brahma na, agruad os en veinte t oes.
El simbol ismo de lo s dis tintos nú meros de tejados tio Meru se exti ende tamb ién a l os
altares de los templos mi li ares mencionados an teriormente (véase ca ítulo 4, nota 3 ). Las
controversias sobre el número de tejados a los que se tenía derecho en el altar de la toe de
cremación eran una causa ecue nte de disput as, y a vece s inc lus o de gueas, ent re los señ
res del Bali clásico Un esbozo sim licado de una t oe crematoria de un «n oble» se uede
encontr en Covabias, 956, ág 369; comárese su nota en las ágs. 3 637 . Para una
i ntura de un ataúd en rma de toro , véase Cov ubias, 1 956, opuesta a ág. 324 Eseci a-
listas esanos construía en madera tnto la toe como los féretros los sundos, ahue-
cando el tronco de un ábol, que desués se decoraban con telas, hojas de almera, ese-
jos, orcelana y láminas de metal, transortándose sobre unas andas, a la manera de un
enor me marco de liter a, ortad as, a vece s, hasta po r cuatrocie ntos o quin ientos hombres .
4 . Uno de los asp ectos más l lamat ivos d e la in cinera ción era realmente la ause ncia de
cualqui er ape l esecial , imorta nte, del sucesor del rey muerto. Se suonía que el n uevo
rey no debí a ocuar el a lacio hasta que s u redecesor hubiera sido inc inerado, ero, or lo
demás, en el negara, no existía en absoluto una ceremonia de coronación realmente imor-
tante ejando de lado u n ar de actos menores. Lo que a veces se ha ll amado corona-
ción es en realidad una ceremonia de ordenación de un señor como un clase especial de
sacerdote (rei; véanse capítulo 4, nota 5, en relación con Sivatri; Friederich, 1959,
págs. 8 1 82; o, 1 93, ág . 1 44); en cualquier caso, sólo una m inoría de reyes, y bien en-
trado su reinado, emrendió ta l tio de ceremonia.
Existían todo un número de rituales osceremoniales o equeñas osceremonias que
seguían a la cremación
más imortate de ellas ropiam ente dichamemukur,
la ngrosin (ara unaolinjekah
sta, véas(véas
e Crucq, 1 928, 928;
e Crucq, pág.Cova
68).
Lau-
bias, 956, ágs 384385 ; C J . Grader, s.f., ágs. 1 4, 3 1 35) tení a luga r doce días (a v e-
ces cure nta y dos) después d e la muerte [sic ]. Esenci almente consistía en la mism a cosa re-
petida a menor escala con una flor puspa) representando al dinto Reetía el mismo
tema, la indestructibilidad del rango, entonces en una rma más clara, orque daba mayor
énsis a las actividades del sacerdote y a la milia real que a la muchedumbre asistente,
que generalmente era menor
os aspect os de la inci neración reren tes al estatus se reejan tamb ién en l as nociones
bali nesas sobre la vi da desués de la muer te. Los muertos sin inci nerar eanecen como
almas i ndividuales distintas -pirata- y se las considera altamente peligrosas, demandan -
do ecuentemente q ue se las aplaque mediante oendas sobr e las tumbas en las que viven ,
sin oder liberarse de su cuero. Opuestamente, se considera que los muetos incinerados
gendarios de Ba li s decir, los reyes del per íodo de Glg! y poco despué s habían «de
saparecido» tras su muete, ascendiendo directamente al cielo, sin deja un cadáver y, con-
secuente mente, s in necesitar cr emación un proceso conocido como moksa, del sánscrito
moksa «l iberación nal, emancipación de toda existencia cor pórea» (véase Gon da, 952 ,
págs 1 57, 24025 1 ).
Por lo que se reere a los cadáveres de sudras en la ceremonia real, se incineraban en
piras sepaadas, de su propiedad, más pequeñas que la del señor, a la que rodeaban, y ar
diendo s im ultáneamente a esta úl tim a Para to grafías de teeno cremat orio (sera), véase
Bateson y Mead, 942, plancha 96
42. N. del t. : La palabra utilizada por el autor es pageant, que conlle va los dos si gni-
cados de «espect áculo» y «ceremoni a», amé n de otros más paiculares
ONCLUSIÓN
ner la
trol at enc óndel
ritualzado enagua,
el decl el
vecomerc
del rango, las prerro
o maneja gatvas
do por dspersas,
extranjeros y l ae inl cine
con
ración e jempl ar. Semejante estudo restaura nuestra per cepció n de l a ea
ordenadora de la exhib ición , l a contempla c ón y el drama.
Cada una de las noc ones punteras desar rolladas en Oc cdente desde el
siglo XVI sobre lo que «es» el Estado monopolo de la violenca dentro
de un territorio, c om sión e jecu tiva de la cl ase gobeante, agent e delega
do de la voluntad popular, nvento pragmátco para conclar intereses
tene su propia espece de dfcultades en asim lar el hecho de que la men-
c onada u erza exista. Nn guna h a producdo u na explicación trabaj able de
su naturaleza. Las dimensiones de la atoridad que no son áclmente re-
ducbles a una concepcón de l a vida polítca del tpo mandoy obedenca,
han sdo de jadas a la der va en un mundo nde fndo de excre cen cas , m s-
teros, f cco nes y decora cones . Y sistemátcamente se ha maln terpretado
la conexión entre lo que Bahegot llamaba las pates dgnifcadas del go
bieo y las efcentes.
Est a malnte rpretacón, puesta de man era más smple, es que la un
ción, el ofco de las partes dgnfcadas es servr a las efcentes, que las
prm eras son ar tfci os, más o men os astu tos, más o meno s lu sorios, dse-
ñados para cil tar los ob jetvos má s prosaico s del goberno. La s mbolo-
gía p olítc a esde el mito, la nsg nia y la etquet a, hasta los pala co s, los
títulos y la s ceremonias no es más que el ins tumento d e propóstos ocul
tos, ocultos debajo de ella o por encima. Su relación con los verdaderos
asuntos polítcos ominacón social son to dos extr ínsecos : «Dvn
dad estata l que obedece a los actos de la s personas ». 2
Para las vsones del Estado como la «gran besta» omo el Leva-
than de Hobbes o el M notauro de Jouven el, que local zan su poder en s
amenaza de producir daño, la unción de la paraalia y de la ceremonia
de la v da públc a es nundir el terr or en l a mente d e los que conontan tal
amenaza Como una car raca australiana o como la máqun a del mago de
Oz, es un ruido oscuro que impresiona a los impresonables y los induce a
tembl de sobrecogimiento. Para las vsones tipo «gran aude» Ma rx
a la izquierda, Paret o a la derec ha, donde se i ns iste en la capacdad de la s
el tes para ex traer excede ntes de lo s meno s vorec dos y para tr ansrirlo s
a sí mism os, la concepcón del ceremonal estatal e s más la de na mst f
BALI Y LA TEOR(A POLÍTICA 219
tas
siónl
de equili brio de i ntereses
sus su cesores, delealia
la para liber alismo
e statalc es
lásico
un yvaiado
los gupos
ingenid oe pre-
paa
revestir d e leg itimidad mora l l o que son procedimientos ecibido s. La polí-
tica es una continua competencia por ventajas maginales bajo eglas del
juego establecidas «constitucionales», y el papel de las togas y pelu-
cas que e n todas par tes acompañan di ch a competencia es hace que las re-
glas parezcan verdaderamente establecidas, elevarlas por encima - in-
setarlas por debajo de la luc ha partid ista que debería n regul a. Peo en
todas estas visiones, los aspectos semióticos del Estado (si, pefgurando
una aproxima ción alteativa a los temas ente manos, pode mos empezar a
ll amalos de tal manera) quedan educi dos a lclo es en el sentido más pe-
yoativo que hse inchan
explotación, le pueda dar a la
l a autori palaba.3
dad Exagera
o moralizan n el poderío,
el proce escLo
dimi ento. onden la
que no
hacen es actuar, hacer.
No es dicil e hecho , es talmente ácil encaj ar el Es tado bali-
né s en uno de estos mod elos miliar es, o en todos a la vez . Nadie que pe r-
manezca políticamente do minante puede ev ita de algu na manea pom eter
violencia a los recalcitrantes, arancar apoyo a los productores, retrata sus
acciones como sentimiento colectivo, o justifca sus decisiones como
páctica ratifcada. Sin embargo, reduci el neara a tan cansinos lugares
comunes, la ajada moneda del debate ideológico europeo, sería deja que
se escapara d e nue stra vi sta lo más in teresante que nos puede aporta r. Y sea
cual sea dicha apo rtación sobe la naturaleza d e la política, d icilmente se -
ría una tal apo rtación si se l imitase a ep etir que el pez gordo se come al pez
chico o que los andra jo s de la vi rtud enmascaran los moto res del pivilegio .
para
go noelab
sóloorar una poétic
conmó a del poder,
el contexto en elno un cistalizaron
cual a mecánica n. El lengua
majeydel
sigran
ni fc ad las relacion es práctic as de los tipos princip ales de actor político
punggawa, perbekel, kawula y parekan-; también permitió l os dramas
que montaron conjuntamente, el décor thétral en medio del cual los mon
taron , y lo s objetivos mayores para los que los mo ntaron . E l Estado extraía
su uerza, que era bien real, de sus energías imaginativas, de su capacidad
semiótica para ha cer que la desigu aldad cautivas e.
Antes que nada de esto, el Estado balinés era una representación de
cómo se or gan izaba la rea lidad : una vasta fgura , en el interior de la cua l te
nían la potencia que tenían objetos como los kises, estucturas como los
palacios, prácticas como la incineración, ideas como «dentro» y actos
como el sui cidi o dinástico . La noción de que la política es una re present a
ción invariable de pasiones naturales siendo las instituciones de domi-
nación p aicu lares inventos paa explot arla es eq uivocada en todas par -
tes; en B ali, su absurdid ad es pat ente. Las pasiones son tan culturales com o
los inventos; y la oentación mental jerárquica, sensorial, simbolista y
teatral que inrma de una s, in an también de los otr os .
Esto es clar o aquí y allá en Bali . Pero ta l vez es má s clar o en lo que,
después de todo, era la i magen maestra de la vida polít ic a: la rea leza. El ne
gara en s u tota lidad l a vida en la coe, las tra diciones que la or ganiz a-
ban, las exaccio nes sobre las que se sostenía, y los privilegios que l a acom -
pañaban estaba di igi do ndamentalmente hac ia l a defnición de l o que
era el poder: y l o que era el poder era lo que eran los reyes . Los reyes par -
tic ulares «iban y venían» , «pobres hechos pasa jeros» , conveidos en anó-
nimos en s us tít ulos, inmovilizados en el ritual, y aniqui lados en la hogue-
ra. Pero lo que representaban, la concepción del orden como modelo y
copi a, es o pemanec ía ina lterado, al menos du rante el período d el que m ás
sabemos. La meta principal de la más alta política era construir un Estado
mediante la constucción de un rey. Cuanto más consumado resultaba el
rey, más ejempla era el centro. Cuanto más ejemplar era el centro, m ás
verdadero e ra el rein o.
Inevitablement e s e reit era que el rasgo di stintivo de la realeza índica en
el sureste asiático es su «carácter divi no» , un a ulación bumosa, com o
ya se ha apuntado. Auí, los reyes tienen un cuero y no dos. No eran De
BALI Y LA TEORA POLTICA 22 1
ruecos es de
contenido un autócra ta. Es senc
ese «c arácter il lamente
divino » - de insuf cien te. Lopopular»
ese «carácter que import
o dea es
eseel
«autocra tism o». O incluso m ás, l o que import a es cómo se cr eó, cómo se
materializó . Si c onstruyendo un rey se constuyó un Esta do, con struyend o
un dios se cons truyó un re y.
Todo esto tiene un cierto número de implicaciones respecto a la rma
de la pol ítica, pero e ntre las má s importantes se encuen tra el que la sobera-
nía, como la divinidad, era, a la vez, una y muchas. Durante por lo menos
quin ientos años, e l paisa je de todo el sureste asiático, y no sólo de Bal i, es-
tuvo salpicado de monarcas universales, cada uno de ellos representado
como el núcleo y el pivote del universo en las declamaciones de su culto,
aunque cada
representa cióuno bien c elonsc
n. Desde másiente
i nsi de
gnique no estaba
fcante ra j á de en
las abso luto osolo
Célebes enpe-
de la tal
nínsul a malaya a los más grandes de los soberanos de Ja va o Camboya, to-
dos se autoafrmaban con declara cione s totales de señ orío supremo; lo que
varia ba era la esc ala a l a que se podía poner en esce na tales decl aracio nes .
Todos los Reyes eran Incomparables, pero algunos eran más Incompara-
bles que otros, y eran las dimensiones de sus respectivos cultos las que
marcaban l a direncia. 5
elaco nes de los e yes co n los sacedotes, de lo s eyes con el mun do mate
al y de los e yes cons go m smos
El pa complementao de rey y sacedote l Peecto Satia y Pe
ecto Bahmana suspenddos en peanente antnía en el ápce de la so
cedad- , es, al m smo tempo, la n sttucón polítca balnesa más caac te
ísticamente nda -a paecía ya en la s Leyes de Manu- y el ejempl o m ás
consp cuo del cambo que su eon tales nsttu cones en sus taves ías ma
es
unaunencaación
simple adoo real,e un
de part de símbolo de ad,
es a autorid la autoidad real, de
un a extensión sinol amás
persbien
ona of
cial del rey».8
Resumiendo, aunque en Bali, tal como lo hace en la India, el sacerdote
signifca el dharma -una palabra igualmente bien que mal tra ducid a como
«ley», «norma», «deber», «derecho», «virtud», «méito», «buenas accio
nes», «obsevancia de la costumbre», «religión», «orden» y «justicia»-, 9
su relación con el rey no es tanto una entre puro e impuro, ni siquiera entre
recto y pr áctco, s ino entre excelent e y su perexcelent e. La dignidad, el lu s
tre del s acerdot e releja e l del propio rey, es parte de él y con tribuye a él ; y
el inconmovible lazo de lealtad que los ata -un lazo demostrado en todas
y cadaWorsley
cribe una de ,las maneras
« una imagenposib les-des,eotra
especular vez, un l ideal
una relación azo ejempl ar. Es,
( . . . ) En estaes
re
lación tan especial ( . . . ) se releja la relación ideal entre el gobeante y el
súbdito , ya que dicha r elaci ón es contemplada ( . . . ) como un modelo para
todo el mundo». Como paradigma social, rey y sacerdote muestran cómo
servir a un señor era converti rse en un aspecto del señor, tal c omo el se
ñor, sirviendo a Dios, se transrmaba en un aspecto de Dios; y también
mostrab a n el más alto mimetis m qué era dicho servic io. 1 0
«posesión»
una defnición es ufa
n asunto de banco
y unime, queo supone
nego, que,
de todo o nada,
aunque de sí o no, con
los popietarios
puedan se pesonas, grupos de pesonas o incuso instituciones vistas
coo pesonas, fnamente no puede habe más que una eivindicación ,
una afrmación o un a ecama ción egítima pa a cada de echo particua so-
be cada popiedad particula. Cuando uno cae en a cuenta de que, en e
discuso bai nés, no sóo «eyes», sino ta mbién «dioses», «pueblos», «-
mi ias » e «indivi duos» poseían «todo » mis mo «todo» , se hace apa-
ente a necesidad de una visión menos eementa del concepto de «pose-
sión ». En par ticu a, si se quiee entende adecadamente la elació n ente
e obeante y el eino, se debe aband ona a noción según a cual duwé
independien emente
de o s ecusos , es d eci,decon
cóm
su oapopiación
s e taduzca
y s utenía ag o Tenía
di sute. que veque
conve
el us
cono
e pape de dich os ecusos en a s imboo gía de pode . 1 2
Vista así, a cuestión de quién «poseía» Bali toma una ma menos
ockeana 1 3 y v olvem os a esta ene a una soci edad tens ada po concepcio-
nes opuestas sobe e oigen social de o s paadigmas c utuaes , supue sta-
mente descendentes, y de los a ego s páctico s, supuestamente ascenden-
tes. Ya hemos obsevado que as egas que gobeaban a disponib ili dad y
e conto inme diatos de os ecusos ea n com pejas e i egulaes, una ma-
aña de particuaridades entecruzadas. Y también hemos observado que
ean más e poducto de a adea, de a soci edad d e ega ntes y de o s hoga-
es que de negar, dejando de ado ciertos aspectos cuidadosamente espe-
cifcados. 1 4 Peo, a ca idad y a abundancia de dichos ecuso s, y, po tan-
to, a pospeida d de mund o, botaban de entes menos m undanas; y ea
a éstas a as q ue apuntaba e co ncepto de duwé. Indic aba ota jeaquía más
de ejemparidades, modeadas esta vez sobe paámetos de popiedad :
nuevamente, as instancias elativamente más bajas ean vesiones vuga-
es, si no goseas, de as eativamente más atas, mientas que as más a -
tas ean efnamientos, mejoas, de as más bajas. El ey se apoximaba en
a medida en que ea capaz a a [ma idea de] «posesión» del eino po
os dio ses ; e seño a a de ey; e campesin o a a de se ño. Dich as «pose -
siones» no sóo podían convivi, sino que tenían que haceo paa ten e
sentido. E ey poseía e país de a misma ma que o gobeaba, mim é
ticamente, componiendo y constuyendo aqueo mismo que imitaba.
BALI Y LA TEOR Í A POLf TICA 225
una ra diación
son más deexpr
que dos dichaesio
dispersión hacia
nes de una mera
isma de sdecomo
realidad, u núceo div ino.
l a atura No
de una
torre y a ongitud de su sombra Pero, mie ntras la relación entre e rey y el
sacer dote serví a de mod elo a a primera, a asce ndencia en sí mism a, la re-
ación ente el rey y el rein o servía de modelo para a segunda, e l alcance de
dich a ascende ncia.
Más aá de a mutitud de «comunidades consuetudinarias» -desa
adat- el reino en su con ju nto era considera do como una de esas com uni
dades consuetudinar ias, como un negaa adat. Como e desa adat, el n e
ar adat era una an ja de esp aci o sagr ado: «La tier ra con todo o que so-
bre ella crece, el agua que a tr avés de ella uye, el aire que l a envuelve, y
la roca qu e la sostiene en su vientre mateo» . Com o en el desa adat, todos
aquelos que vivían dentro de sus ímites, benefciándose por consiguiente
de sus energías, eran coectivamente responsables de seguir los rituales y
obligaciones moraes que dichas energías acarreaban. Y, como e desa
adat, e sus cimientos, e negaa adat no era una unida d social , económi-
ca o poítica, sino una religiosa, u na asambea d e ceebra ntes . De a mis ma
rma que as pobaciones locae s ase gura ban e bienestar loca l, las poba-
ciones regionales aseguraban el regiona y, alí donde era posible, las po-
blacion es suprarregionaes asegura ban el supra rregiona , a través de cere
monias co ectivas montadas a lo gra nde. 1 5
Era precisament e e n calidad d e cabeza de negar adat que el rey «po
seía» e reino. Como os dioses , y en tanto que uno de e os, garantiza ba su
prosperidad: la pro ductividad de su tierra; la ertil idad de sus mujeres ; la
salud de sus habitantes; la ausencia de sequías, terremotos, inundaciones,
gorgojos y eru pciones vocánicas ; la tra nquiidad social ; e, inclu so, su be-
leza sic a, domesticada como estaba en un vasto parque cu idado con gran
esmero, con sus senderos angulados, sus patios rectanguares y sus terrazas
cuadradas. Ya ese en las ceremonias de Abertura de Agua en los agos
sagrados, en los ritos de primicias en los templos de la montaña, en os
exorcismos de demonios sobre la playa, o en las celebraciones reaes den-
tro de su propio palacio , el rey se repr esentaba como el primer «guardián»,
«custodio» y «protector», el ngurh de l a tier ra y de su vida, protegiéndo
la como el parasol real lo prote gía a él y como la «bóveda celeste» lo hacía
con un os y otros Era en esta dimensión tutelar, no de tenencia de a tierra,
226 NEGARA
La e ación del ey cons igo mi smo es t al como su gie e a popia -
mul ación pa adóji ca del tema el más el usivo de os pa adigmas socia les
de la autoidad eal, e más dicil de taduci en modos de expesión dis-
tintos de aquelos en que está incu stado. Es más dicil po lo que po día
mos ve como su extaña natualeza despesonalizada: el apaente abando-
no de la identidad y a voluntad individuales en vo de la existencia de
una especie de ideogama humano. La ceemonia que plasmaba al sace
dote como a joy a del ey, y al eino como el paque el ey, dibu jaba al ey
como el icono de l ey: un símil sagad o de, bueno , ¡ de a ealeza!
Al lucha paa caacteiza e o del ey desde esta pespectiva, la a-
se que acude inmediatament e a la cabeza es aquel a de T S. EJi ot, «pun
to fjo en un mundo que no de ja de gira », y a que, en a medida en que ea
un acto en las ceemonias de a cote, su tabajo consistía en poyectar
una inmensa calma en el cento de una enome actividad pemaneciendo
palpablemente inmóvi. Sentado duante lagas hoas seguidas en una
pose estictamente malizada, su caa en blanco, sus oos todavía más
en blanco , removiéndose cuando t enía que hacelo con una mai
dad lenta que poseía la gacia de ballet, y hablando también cuando
tenía que hacerlo en un mu mullo de ases et icentes, mi entas t odo a
su alededor estaba lleno de gentes tabajando paa constui una exta -
vagancia en su hono, el ey ea e Gan Impetubabe, el silencio divino
en e l cent o de las cosas : «El AutoV acío ( . . . ) ina ctivo (. . . ) despovisto de
ma». 1 8
BALI Y LA TEORA PO Í TI C A 227
un trance
des reexivo,
imágenes intenso
exactas y sostenido,
y eaboradas y para
de os rmar
dioses. en tales
La larga prondida-
y reiterativa ca
dena d e exhibi ción ejempar que li gaba al « Brahmán Su premo encaad o
en e sonido primigenio» con «el con junto de ( .. . ) país ( .. ) indeenso, en
corvado, postrado» atravesaba en e rey un punto de unió n decis ivo entre lo
que los hombres podían concebir, y lo que, concibiéndolo, podían ser.1 9
Centro ejempar dentro del centro ejemplar, el rey icono representa
ba hacia aue ra para sus sbditos lo m ismo q ue rep resenta ba hacia adentro
para sí mis mo la belleza ecuánime de la divinida d. Dicho así suena a pres
tidigitación , una man o de S teinbe rg dibujándose a sí misma. Pero a los ba
i neses no se o parecía, dado que, para ell os , i maginación no era un mod o
de
mantasía para losdebalrepresentación
de percepción, ine ses , de un y«hdeacer creer» conceptual
actuaización. , sino
Visuaizar era una
ver, r-
ver imitar, e imitar encaar. Sea cua sea a vaidez objetiva de esta con-
cepci ón segn a cua a realidad consiste en una jerar quía estética de tipo-
yrepresentación, compuesta por expresiones sensuales en a cual las más
bajas no son menos reales, sino menos exquisitas, menos deslumbrantes y
menos potentes ¿y quién se va a pronunciar sobre esto?, en Bali, es
una ver dad como una pied ra. Como un signo en un sitema d e sign os, una
imagen en un campo de imágenes, que era en l o que se transrmab a enér
gicamente durant e la s ceremonias de la corte, e rey er a distinto por e he
cho de que, «sentándose» en e l punto por encima del cua la jerarquí a era
incorpó rea, seña aba el umbra del ideal puro.
Pero la paradoja de una pasividad activa e un permanecer sentado,
sin moverse, pero pleno de erza se extendí a aún más, ya que el re y,
como sig no, no transmi tía simpemente a amabi idad ca ada de un espír i-
tu tranquio, sino también la severidad sin rostro de uno justo. La benevo-
lencia impasible hacia la bondad se conjuntaba con la vioencia impasible
hacia e mal; y la guerra - menos g randioso, el castigo r eal era, a su
,
manera, un a actividad ritual como podía sero la Abe rtura del Agua. De he-
cho, la rma a jedre cística de l levar la guerra ue ya hemos visto en a
caída de Mengwi y en los «nales» puputan ante los holand eses seguí a
el mismo modelo del centro quieto el rey emergía del palacio para encon
trarse con su destino sólo desps de que sus peones kawula, sus piezas
menores perbekel y, fnalmente, ss piezas mayores punggawa cada
228 NEGARA
ban
comopode, el ey se pesentaba
una fguación en os gandes
fa de a autoidad, damas abstacto
«un [hombe] de Estadoteato
y anóni-
mo que se compotaba de manea totamente pedecible dento de a ógi-
ca de la imagen en que se había mado». Junto con e agua bendita, los
himno s, el asiento de oto y las dagas, ea un obe to itual. 20
cía una parado ja en a po ítica de nega, una para doja que ni as artes de
gobieo ni sus practicante podían resover de todo, a resutas de o cua
se convirtió e n a di námic a poítica centra: cuanto más cerca se estaba de
encarnar a imagen de poder, más grande tend ía a ser a distanc ia respecto
a la maquinaria que controaba ese poder.
Esto no era simpe mente « a soedad en a cu mbre» que quiz á caracte
riza a todos os s istemas po íticos compe jo s, y cie tament e a todos os au
tocráticos
an Porque
a verdad e probema
a rey, por miedoaquí no prudencia:
o por era que oscomo
uncionaios escondie
prácticamente no
había panti a, tampoc o había uncio narios. Tampoco o era que la s direc
trices poíticas reaes tuvieran que expresarse en términos tan generaes
que e rey perdier a contacto con a reai dad: a no habe r prácticamente ad
min istra ció n, no había p rácticamente directr ices p oíticas. E probema era
que e nega cambiaba de carácter desde su s extremos más bajos a os má s
atos. En os más bajos, comprometía a os cientos de polities pueberinas
entrecruzadas de as que extraía -a través de una nube de perbekel, se
dahan y subandar- os c uerpo s y recursos necesarios paa poner en esce
na as óperas e a cote. En e más ato, progres ivament e separad o de co n
tacto conasunto
hacia e taes centra
polities y as vugaidades con eas asociadas, se vovía
de a mím es is eje mpar, hacia a puesta en esce na de
as óperas. Funciona o, como diría n os baine ses, «vu gar» hacia e ndo,
e nega era estét ico, «refna do» hacia a cima, un modeo en sí mismo de
a naturae za de a jerar quía.
E resutado era que, en cuaquier punto de a jerarquía, pero muco
más intensament e -sin eva sión posibe- cerca de a cima onde «e
gor de ma je stad que enviaba tan e jo s s us rayos» con sumía también ta
to combustibe-, a necesidad de demostrar e estatu bataaba con a
necesidad de reunir e apoyo sufciente para hacer posibe a demostra
ci ón. En paticu ar, os asociados más i nmediatos de re y, os otros grandes
punggawa -parentes ceosos, tenientes reunuñones, casi iguaes e im
plícitamente r ivaes- estaban ocupado s en que a desact ivación ritua del
rey también uese iter a, en que e r ey queda a tan apsionado po r a cere
monia de gobieo que se maxim izase s u depend enci a práctica respect o a
e os , con lo que se acentuar ían su s posibi idades de excis ión particuar La
poítica de espectácu o competitivo e ra de una turb ue ncia crónica, porque
e éxito de un señor era a oportunidad de otro; pero también era básica
mente estabe, porque e sa opor tunidad era a su vez autolim itador a.
Ahora que, primero a burocracia coonial y, tras ella, a repubicana
an ence rado e negara en l a jaul a de hiero de W eber,2 1 es d ici recobrar
e carácter de a reiega política cuyas energías eran provincianas y sus
ambiciones cósmicas; pero parece caro que era una maraviosa mixtura
de movimiento y quietud. Cada eor, a cuaquier nivel y en cuaquier es
230 NEGARA
el pestigio
aspectos el que
esuidentifc
ltado noanmal
a laesociedad baline sa
a la conmoción locpác
al yticament e enmiento
el manteni todos sus
de
las dist ancias u na continu idad global de las elaciones de estatus en medio
de los esezos epetidos y a menudo vigoosos paa altealas. La esea
en la que un seño dete min ado po día ju ga ealmente al juego del ey d i
vino estaba cicunscita po los puntos en los que iba pediendo contacto
con s u base social a medida que cecía s gand eza ; así pues la amenaza de
ezaga se en la cae a del espectácul o -si ll aba en el intento de mante
nese lo sufc ientemente g ande paa sus p etensiones- evitaba que conti
nuase empujando conta dichos límites. Como su tama y su escenaio el
epato del Estadoteat o no camb iaba ácil mente. Aunqu e el sigl o XIX es
tuvo impegnado de continuas intigas disputas violencia y una enome
cantidad de micoalzamientos el patón global de pecedencia y eputa
ció n la estructua de la con side ación elativa ea en muy buena medida la
mi sma al fnal q ue al pincipio de la centuia. Po vastas qe ean las as
piaciones había much o que co e. 2
Po tanto la situación que hemos visto en Tabanan ea caacteística:
un señ o sup emo con un subsupe mo en su s talones; subsubsupem os en
los de este segundo; señoes punteos en los de los subsbsupemos; seño
es menoes en los de los punteos; y así hacia abajo a tavés de las más
delic adas distincion es ente las dientes casas intentando cada aspian te
educi el espacio po el lado de a iba y agan dalo po el lado de abajo .
Debido a que el contol social sobe hombes y ecusos se asentaba muy
abajo en el si stema l cento de ga vedad político po así de cil o- y de
bido a qu e las adscipcione s y conexiones e an múltip les ágil es y peso
nales -amén de supepone se ecuentemente - n comple jo y cambian
te sistema de alianzas y oposiciones emegía a medida que los señoes
intentaban inmov ili za a su inmediato ival po a iba - haciéndolo depen
diente - y mantene el apoyo de sus inmediatos ivales po a bajo -man
tenién dolo s deentes-. Y, aunque de vez en cu ando se podían oí etes
uidos aquí o allí el pincipal sonido ea el sodo mumullo de la intiga
constan te diso y sin diección.
Natualmente duante peíodos de tiempo lagos o en tias de teen o
amplias podían dase y se daban cabios ayoes de rtna política :
Majapahit d ejó pa so Glgl apaeci ó; Glgl de jó paso Kl ngk ung apae
BALI Y LA TEORA POLÍTICA 23 1
ció. Pero a pesar de todo eso a rma característica parece haberse re
con truido una y otra vez ta como la teor ía balin esa pre tende; nuevas cor
tes se modearon a partir de otras desaparecidas reemergiendo con nom
bres distintos y en distintos lugares como nuevas transcipciones de un
ideal fjo. Como los reyes concretos los Estados concretos eran motaes;
pero como los reyes su mortalidad no parece haber generado verdaderas
direncias . La escaa d e las cosas var iaba y s u bril o así co mo os detaes
de su expresión
desde inmediata.
1343 a 1906, o quePero por loera
no varió queaqueo
yo acanzo
de o aque
ververdaderamente
y digamos,
2
se trataba. 3
E poder def nido como la capacidad d e tomar deci sio nes que ob igu en
a oros, con a coerción com o expresión l a violen cia como ndamento, y l a
domin ación como ob jetivo, es la roca a a que se aa la mayo pte de
la teoría polític a modea heredera a su p esar del siglo xv1. É sa es l a gan
simpicidad
que que peanece
todo razonam a través
iento -sea sobrede
a todo
justicitipo delibeta
a a sofsticaciones y aoae or
d la vi rtud
den- debe vover . Este cicl o de términos -y de téinos relacionados
com o con trol mando erza y sometimie nto- defne a poí tica como un
ámbito de acción socia. La política fnalmente es una cuestión de domi
nio: «Cabalos y Mujeres y Guea y Poder». 24
Esta opinión es apenas er róne a in cu so en aquelos sitios donde os
cabaos son dócile s. Pero como sugiere a evoca ción de Kipling es una
opinión y com o todas las opiniones es parcial y surge y se nutre de una tra
dición específca de in terpretación de a experiencia his tórica. No viene
dada en a naturaeza pura de las cosa s -sea lo que sea seme jante cosa-,
no es un hecho en brut o brutalmente apr ehendido sino que es una go
sa construida socialmente en el tiempo una representación coectiva.
Otra s tradicion es de interpr etación ha bitua mente menos consci entes de
sí mismas producen otras glosas, interpretaciones dierentes. La argu
mentación ce ntral de ese trab ajo -expuesta en toda s y cada una de as
divisiones de su contenido y ínea directriz a través de su completo de
sarrolo- ha sido que a vida que se ar remoinaba alr eded or de pung-
gawa, perbekel, puri y jero del Bali clásico comprendía una de esas
concepciones alteat ivas o di rentes acerc a de lo que es a p oítica y
de qué trata el poder. Una esructura de acción ora sangrienta oa cere
moniosa e nega era también y como a una estrucura de pensa
mieno. Describirlo es describir una conseación de ideas consagra das
preservadas.
232 NEGARA
mediat a como la propia isl a. L os hombres (y, como consort es , i ntrg antes y
marcadores posic ion ales , las mujeres) que se abrieron paso a t ravés de esta
realidad onstruyendo palacios, redactando borradores de tratados, re
caudando rentas, arr endando el comercio, concertando ma trimonio s, despa
chando enemigos, erigiendo piras, consagrando templos, dando festas, y
poniendo en imágenes a lo s dioses- perseg uían unos fnes que podían con
cebir a través de los medios que tenían. Los dramas del Estadoteatro, mi
méticosn de
tación sí mismo
i camelo s, no
Eran era n,había
lo que al f n,
ni ilu siones ni mentir as, n i prestidigi
NOAS
Las citas inteas son de Shi rley, Pop e y Swi ft, extraída s de la extensa entrada para
Estado -state- en The Oxford English DictionaNaturalmente, la misma compresión
de sig nicads se a a medida que la palabr a cuaja con rmas dist intas -état, staat, sta
to- en otras lenguas eurpeas Para un comentario integral de la emergencia del sentido
occidenta de la palabra «Estado» como « una rma de pod er público sepaa do al m ism o
tiem po del gobe ante y del gobeado, y constituyendo l a autor idad política suprema e n el
interior de un terrtoro denido», véase Q Skinner, 978 sobre todo, págs 349358 (cita
en pág 35 3) El grado en que el concepto del Estado co mo «poder público» es tá presente en
Maquiavelo no es una cuestión u era de debate: yo mi smo sigo la opi nió n de Hexter ( 957 )
que lo consider a ause nte de la obr a del italiano; Skinner ve la transición ccial, po r lo que
se reere a la teo ría política, en l a obra del huma nista ancés Gui llaume Budé, Education
ofthe Prince, 547 ( véase Q Skinne r, 978 p ágs 354355 )
Cita de Donne, extraída de la entrada «Estado» -state- en The Oxford English
Dictiona.
3 . del t: Geertz utiliza la palabra mumme, que designa al teatro popular de tipo
traicio nal, generalmente poco t rascendental, si no innti loide La palabra ta mbién indi ca,
probablemente por derivación, un ceremonial ridículo, particularmente de tipo religioso
La palabra coincide etimológicamente y semánticamente de manera parcial con la castella-
na «momer ía», pero se ha prerido la t raducción li bre por «lc lore en el peor sentid o de la
palabra»
de l buenode
las connotaciones no«lclore»
i nteresa aq uí por
y «lc reejar
lórico» mejor
en cast ell la idea de l autor, dadas algun as
ano
4 Para comentarios generales de la «realeza divina» en el sureste asiático, véase
Coeds, 968; 9 ; Ma bbet, 969; S her man , sf Para Bali, vé ase Worsl ey, 975 Raja
«rajá », derivado del sánsci t, en s us diversas as , es el térmi no genérico más co
rriente para denominar al rey en el sure ste asiático índico (véase Gonda, 973 págs 0
224 228) pero, naturalmente, había muchos otros -prabu, patih , etc, siendo quizás el
más impotante en Indonesia el término tu, del malayopolinesio datu, datuk «je»
La «realeza divina» también se perpetuó, aunque en una rma ligeramente revisada, en los
reinos mus ulmanes véanse, por ejemplo, Moet ono, 968; B rakel, 975 La r erencia a
los «dos cuerpos » remite, c laro está, al gran li bro de Kantorowicz 95 7) sobre Ja «teología
política medieval» en Occidente, una obra que ha sido u na in uencia mayor en la d irección
del presente tra bajo Para un estudio a mi parece r, frzado , poco persuasivo e hi perindo ló-
gico) de un
«realeza hi storia
divina» dorsureste
en el de la Indi a, cueionando
asiático, la realidad,
véase Kulke, o al menos
1978; compárese, conl las naturaleza,
mismas re de la
servas, con Fill ozat, 966
3 NEGARA
ga («diosleón»)
tiea») WisnuwardSareswara («el señor
ana (« men tandodea Visnú»
todo») )Sang Amurwabumi
Nasaringa («hombr(«quien gobiea
eleón» la de
un nombre
Visnú ) Bum i Nata («señortie a») Cakaranegara («rueda del Estad o» ) Suryadira ja ( «rey
sol sure mo») y así su cesia mente casi sin fnal (éase Go nda 1 73 ágs 33 1 33 7; he
adatado los nombres a la transcrición indonesia). Los primeros reyes de Bali de los que
se conoce el nombre s decir de mediados del siglo x- tienen nombres acabados en
varmadeva, aroximadamente «dios armado» (éase Coeds 1968 ág. 169) e incluso
en el siglo XIX, desués de tanto «hundim iento de es tatus» el rey de Klu ngkung era cono
cid o como Dewa Agung «gr an dio s» el de Gianyar como Dewa Manggis «di os dul -
ce» y así suces iament e Para una af mación odero sa en el s iglo XV de la conceción
de rey di in o y gobeante del mu ndo en Java onde el rey ll amado dewa pbhü («dios
monarca») es exlícitamente designado como una materialiación de Sia (bhafa giri
nntha saa), éaseCanto 1 del Negakertaga en Pigeaud 1 9601 963 v ol ! ág 3 ;
ol 3Quizás
ágs és
34.te sea también el momento a ra reca lcar que or ra ones obias en est e li
br sólo se han introducido materiales comarativo ocasionalmente cuando arecí deman
BALI Y LA TEORÍA POLTICA 35
darlo l a necesidad; tampo co s e ha intentado un sondeo sistemático de otra s polities del sureste
asiátic o Estudios sobre tales poliies incluyen Lea ch, 954; Tambiah 976; Vella, 957; Qua-
ritchWales, 934; R abibhadana, 960; Briggs, 1 95 ; Masp ero, 928; W oodside, 97 ;
Gullick, 958; Reid y Castl es, 975; Lom bard, 967; S iddi que , 977; Sc hri eke , 957; Pi-
geaud, 960 963; Ro uaer, 93 ; Mrtono, 968; Ri cklefs, 974; Andaya, 975; Ke r,
972 ; Hal l y Whitmor e, 976 Están en pre paración estudios impoante s de Michael Aung
Thwin sobr e B irmania y de She lly Errington , Jan Wiss eman y Anthon y Day sobre Indonesia
6 La caracter ización de las r elaciones de los reyes indios y los brahmines que aquí se
oece y, de hecho, toda la l ínea de pensami ento desaollada al respect se deriva de l
trabajo seminal de Dumon t ( l 970a, pá gs 7279, 68 70; l 970c; l 970d; compárese con
Hocart, 936, y Dumé zil , 948) Dumont es cribe como sigue:
Com o vivimos en una siedad igualitaria, tendemos a concebir la j erquía como una
escala de poderes de mando omo en el ejércit, en lug de como una gradación de
estatus. Uno puede señalar en passant que la combinación de estos dos asctos pece ha-
ber sido cual quier cosa menos cil en un cieo número de sociedades, dado qu hay mu-
chos ejemp los de soberanos cuya em inente dignida d se aparejaba con l a iosidad El caso
indio es uno en que estos dos asctos se mantienen absolumente sepado s .
En el caso indio] el rey depende del sacerdote para sus nciones religiosas, no
puede ser su propio sacricador o sacric ante, en vez de eso, «pone en ente» suyo un
sacerdote ( . . . ) y entonces, pierde l a preeminencia jerá rquica en vor de los sacerdotes,
reteniendo únicamente el poder .
A tra vés de esta disociación, s e ha secularizado la nción del re y en l a India Des-
de este punto, se ha prod ucido una difer enciació n, la separación en el i nterior del un i-
verso religioso de una esra o reino opuesto a lo religioso, correspondiendo aproxi-
madamente a lo que llamamos político En tanto que opuesto al reino de las normas y
de los valores, es el reino de la uerza. Opuesto al dharma o orden universal del brah-
man, es el reino del interés, de la venta ja, el arha (Dumont, l 960d, págs 6768 ; la cur-
siva es del autor; sobre el dharma y el artha en l a India, véase Dumont, l 960c )
Para un coment ario sobre la rma bastante distinta en que se c oncibe «el reino del in-
terés o de la ventaja » (al lí l lamado pamrih, «bjetivo», «diseño», «propósito oculto», más
bien que artha, que allí só lo s ignica « riqueza », «propiedad») , respcto al papel real e n Java
(distintos principalmente en su equilibrio interior, luego en su sacralidad, luego en su po-
der), véase Anderson, 972. Sobre dharma y realeza en Bal i, véase Worsley, 97, pág. 7
De nuevo resul ta dis cutibl e zanjar la ca us a de es te marcado contraste e ntre los conce p-
tos indio e indonesio sobre cómo se relacionan las nciones imperial y sacerdotal. Se po-
dría deber al hecho de que la principal «difusión» de ideas e instituciones índicas a Indo-
nesia tuviera lugar antes de que el hinduismo de casta brahmínica hubiera cristalizado
completamente en la India; también se podría deber al desaollo históricamente separado
de dos civilizaciones después de esta disión. Mis nociones sobre el cambio social me
llevan a colocar más peso en el segun do de los ctores, per o se ha real izado muy poc o de
trabajo necesario para poder decidir o al menos modular en grado la influencia relativa de
ambos tipos de proceso. Algunas especulaciones interesantes, aunque desigualmente per-
suasivas sobre el pap el del bra hmín y de l brahmi nis mo en la « llegada de la civil ización
india» a Indonesia (« el curso de los acontecimientos se reduce u ndamen talmente a la ll a-
mada a ndones ia de sacerd otes brahman [ .] El sacerdocio indio ue llamado desde el este
.
. ] por
Leur, el in, págs
955 terés dinástic
96 04oPara
en lalalegit imncia
evide aciónque
sagrada,
apoyamág ica» )nsedepueden
la opinió que la encontrar
rea leza diven
inaVan
se
desarolló sobre todo en ndonesia paado ya el contacto intenso con la India, véase Van
26 NEGARA
Naerssen, 1 976 Sobre la evoluci ón del b rahmin ismo en la India y su absor ción de los valo
res de «r enuncia» del budismo y del jai nis mo, véase Dumont, l 970a, págs 146151
7 a cita es de Dumo nt ( l 970d), donde des arroll a la d ist inción entre tipos de realeza
oriental
La supecie ndica de las instituciones polticas balinesas ha inhibido rerencias
comparativa s l ocali zadas hacia el este (y, q uizás hacia el norte), hacia el Pacfco en l ugar
de hacia el oeste, hacia lo que los holandeses han llamado de rma reveladora Voorndi
Una i nvestigación semejante aojara mucha luz sobre las conc epciones básica s de rango y
autoridad que animaban a organización poltica balinesa; y aunque aqu no haya sido evo-
cada explcitament e, u n conocimiento general d e la naturaleza de dichos s istemas ha i nui
do feemente en mi s rmulaci ones Paa un repaso de la s as políticas pol inesi as véa-
e Goldman, 1 970; sobr e el emperador japonés, véase Jansen, 1 977
del t: a palabra latina regalia es ut ili zada en ingl és tanto p a ind ic una serie de
privilegios reales s decir, derechos y similares disposiciones no objetos materiales pr
piamente dichos como paa desi gnar las «i ns ignias reales» s decir, o bjeos mateales
cargados de s imbol is m En el texto, el autor se reere rep etidamente al segundo sentido
lo que ha provocado diversas t raducciones, un poco en nción el contexto aunque bascu
lado sobre la expresi ón «in signias reales » No se ha empleado el término castell ano «regala»
on el mi smo srcen etimo lóg icpor cecer de este segundo tipo de sign icados
8 a ci ta ue refleja un poco la presunc ión occidental do minante por la cual ll amar
a algo ad oo, oam ento supo ne decir que es pu ro oropel es de Worsley ( 1 975 pág 1 1 1 )
Para la sección releva nte incluyendo el pasaj e de la «primera de las joyas» del texto d e
la crónica (la Babad Bule leng), véase Worsle y 972 pá gs 1 52 1 57 Lo s com enta rios
de Worsley so bre la relación en tre rey y sa cerdote ( 1 972 págs 5, 1 4 4243 4647, 5 1 52
73 , 77 8 1 ) cuadr con os mejos comentarios sobre la cuest ión Pa oros comenrios véan
se Friederich, 1 959, págs 1 05 1 07; Ko , 1 932 p ágs 1 40 y sigs 369 y sigs ; 960, pág 1 50;
Swllengrebel, 1960, págs 6465; Covaubias 1956, pág 55; véase también pág 60 del pre-
sente texto El elente era un presene del rey de Solo la más ejemplar de las cortes java-
nesas en el siglo XIX (véase Worsley 1972, pág 29) La idenicación del sacerdote con la
orquesta gamelan del rey l rey también se identi caba con ell a era a través de los so-
nidos que producan los instrumentos mayoritariamente metalónos ( [N del t. ] especie
de xi lónos metálico s) de uno u otro tip , es decir, a trav és de los ectos ps icol ógicos de
estos sonidos (causaba n «angustia» en os corazones de las gentes malvadas) más que a tr a-
vés de su naturaleza sica (véa se Worsley 1 972, pág 3 1 ) La habi lidad en la rja de amas
sagradas no eraSinuna
sido coiente capacidad
embargo s seuniversal
esperabadeque
loslos
sacerdotes deeran
sacerdotes la corte, aunque parece
competentes en el haber
co
nocim iento numerológico de la adivinación, mediant e el compl ejo esquema del calendio
balinés (véase C Geertz, l 973h; compárese con Worsley 1 972, pág 8 1 , donde el sacerdo
te determina un da para la guea) os dependientes no eran kawula, «súbditos» (véase
pág 93), sino sisia, «discpulo s» (véase p ág 6 ) os sacerd otes no tenan kawula, y nin-
gún brahmana (salvo m itológicamente en los primer os reye s de Majapahit, anes del decl i-
ve a la condición de satrias) paece haber tenido jamás poder político por s mi smo en Ba li ;
desde luego ninguno lo tuvo dur ante el si gl o XIX. Para los fundamentos conceptuales de la
identicación y-lingga / (ks)sacerdo te véase pá g 1 84 y cap tulo 4 nota 1 8 Worsl ey
( 975, pá g 1 1 1 ) tam bién señala que al relación r eysacerdote en el Balad Buleleng no era
un vínculo individual, sino «entre clanes» s decir dadia y consiguientemente, una
frma d e «c lienteli smo» tal como ha sido consi derada ant eriorment e ( «Su acuerdo inclu a
amios hijos
smos a yptir
los nie
deltos », di sco ue
ejempl el exto,
de sus «de tal man
antepasados», en era que conti
W orsley nuaran
1 975 págs.modelándose a se
1 55 1 57 ) Qu
semejantes relacion es eran verdad eramente duraderas se puee com probar por el h echo de
BALI Y LA TEORA POLÍTICA 237
qu e Ja «asa» d el sacerdot e de Ja cort e de Tabanan Gri ya Pas ekan era la misma alre
dedor de 1 847 (véase Frederi ch, 1 959, pág. 1 07) que ho y en día. Por Jo que res pecta a Jos
títulos, el del rey era Ki Gusti Ngurah Panji Sakti; el del sacerdote, Sri Bagawanta Sakti
Ngurah (vé ase Worsley, 1 972, págs. 1 54 1 56; para «Ngu rah», véas e más adel ante con clu-
sión, nota 16). Como se ha señalado anteriormente (pág. 61), los términos para el sacer-
dote de Ja corte eran purohita, «el hombre puesto al fente» (véa se Dumont , 1 970d,
pág. 54); bagawanta, «Un hombre v enerable, santo» (vé ase Gonda, 1 973, pág 42 1 ); y guru
loka, «maestro del mundo» (véase Friederich, 1959, pág. 106). Finalmente, se debe hacer
notar que podía h aber, y a menudo había, más de uno de tales sacerdote s cotesanos en una
corte dteminada.
Se debe recordar que todas las rerencias del texto son a sacerdotes brahmana pa-
danda), aunque existen otros tipos de sacerdotes en Bali, notablemente Jos ociantes del
templo no brahmanas llamados pemangku (véase capítulo 3, nota 22). Para un inr-
me, véase Hookyaas, 1 973a, pá gs. 1 1 8; com párese con Ho okyaas, 1 960 y 964b. Ade
más, conviene recordar que, de Ja misma manera que sólo una minoría de los sacerdotes
brahmana son bagawanta, aí sólo una mi noría de Jos brahma na son sacerd otes; Hookyaas
( 964a, pág. 9) estima su número actual e n «sólo unos pocos cientos», una cia con segu-
ridad muy a Ja baja respecto al siglo x1x; los sacerdotes necesi taban el permis o del ey para
ser consagraos, y sus esposas ue, como sus mados, transcendían las direncias de
género, según a consider ación de Jos bal ineses les servía n como coa dju toras, sucedié n-
doles a veces en el papel de sacerdote [sacerdo tisas ] propiamente dicho. La actividad ritual
cenral de Jos padanda es prepar agua bendita, tirta un ele mento clav e en todas las cere-
monias importantes (véase ca pítulo 4, not a 1 8) . Para los ritos (maveda) que implicaban
«puric[arse] y vaci[arse] a sí mismo para oecer una morada al Dios del Sol [es decir,
Siva] » (véase Ho okyaas, 1 973a , pág. 1 4), a tra vés de una serie de fórmulas o encantamien-
tos (mantra) y gestos (mudra) sagrados, inc luyendo el control de Ja respi ración, Ja concen-
tración mental y demás, véase Covabias, 1956, págs. 300304. Compárese con Ko,
960; Hookyaas, 966; 973b; G oudriaan y Hookyaas, 1 97 1 ; Gonda, 1 975.
Finalment e, hay en Ba li , y siempr e ha habido, una peq ueña minorí a de padanda budis-
tas n tanto que opuestos a Jos brahmana o sivaítas, que a veces han represenado al-
gún papel en las cer emonias de l a co e. Véase Hook yaas, 973b ; Van Eerde m 1 9 O; Regeg,
s f. ( d) . Para un breve y buen resumen histórco de las relaciones entre budismo y sivaísmo
en a Indonesia índica, vé ase Gonda, 975 (para Bali en pa ticula , págs. 4042).
9. Para las dive rsas tr aducciones d e Ja palab ra dharma, véase Gonda ( 1 973, págs. 27,
1 57, 304, 4 1 0, 53 7), qu e cali ca el té rmino de «i ntratable».
El papel de sacerdo te brahmana en la admi ni stración de ju sti cia del negara, una cuestión
de ciea impoancia, está insucientemente clicado. Paa un resumen de Jo po que se
encuenra en Ja l iteratura, véase Ko , 1 932 , págs. 37037 5, así como las re rencias que all í
se oec en, aunque Ja amación de que Jos brahmanas er an ins igni cantes en el sistema ju-
dic ial de Ta banan (pá g. 37 4) es incoecto; com párese , con preca ución, co n Fraser, 1 9 1 0.
En gran pat e, Ja osc urdad y Ja con si ón resul tante derivan del hecho de que, una vez
más, e l si stema reposa ba sobre un si stema de desig nacio nes de rang o e halus a kasar, de
«elegante» a «grosero, vulgar» y no en una pirámide de cargos ncional es, es decir, en
una jerarquía y no en una buroc racia. De estas desi gnaciones ue, como si empre, vara-
ban algo de lugar a Jugar, y se aplicaban flexiblemente, las cuatro más impoantes eran:
kerta, jaksa, kanca y jejeneng. Kerta que deriva del lexema sánscrito para «buen orden»,
«tranquil idd», «segu ridad » (véa e Gonda, 1 973, págs. 228, 5 1 5) signicaba, tal como
Gondadehaantiguos
pree especicado
textos, cuidadosamente
cons ultado po r(vloséase Gonda,y sus
príncipes 973jueces»
, pág. 280), «consejero
. Jaksa e intér
que deriva de
una raíz que signic a «superinte ndente» (véase Gonda, 973, pág. 3 87) ha sido traduci
38 NEGARA
El afecto de Padand a Sakti Nguah e l ey] ea t gande poque ecod aba e pa-
sado, cuando había estado en la isla de Java, y no había habido nadie más con quien dis-
uta de una amist ad íntima Aí que hubo un entendimiento íntimo ente los dos en [el Gi-
ya de Romsana, d e tal mane a que, en continua amistad, c uidon e un o del ot, en la
buena y en la ma la una, y juntos supeo n sus d icultades; la buena tuna de uno ea
la buena una de todos; la desgacia de un o ea la degacia de todos, de tal manea que
se compoaban como si ean heanos y ean así un ejemplo paa todo el mundo
Sobe druwé o dué, de la aíz sánscita para «popiedad», «objeto de valo», «i
que za», «bi en», v éanse Gonda, 1 973 p ágs 89 2 29 47 Kon, 932 p ágs 2 22 7
229 30 304 564 569. El uso más co iente de druwé, especia mente en l a fase druwé da-
lem se eía a las l lama das tieas ecatu a las que se asociaban cietas obigaciones ha-
cia a co te (véas e capítulo 3 nota 6) y los «ye os» s deci , tieas no cul tivadas
(véase Liefick, 886 887 ). Peo e témino se utilizaba paa la eación del ey con el
agua
ales de iego,como
tales los mecados
lagos y ymon
los einos
tañacome cia les ,
o cultuales y súbd
taesitos,
comoasí o
como eementos
questas, natu- o
máscaas
templos ndependientm ente de cualquie enci a a ey , se util izaba pa a desi gna la
240 NEGARA
propiedad colectiva de la aldea, la sociedad de regantes o del pueblo de costumbre la «o-
muni dad consuetudinaria», así como las tieas de jadas apae para sostener a los templos
y, claro está, la propiedad privada individual como tal (a menudo, recuiendo a la variante
«vu lgar» de l vocablo, ge/ah).
1 2. El ejempl o más fm oso de la visi ón dom inia l, aunqu e se reera a Java, es d e Raf-
es «El derecho de propiedad sobre el suelo en Java revierte universalmente en el gobier-
no (... ) [y] son desconocidos aquellos derechos individuales a la propiedad que son creados
por la ley y protegidos por el gob ieo» ( 1 830, vol. 1 , pág. 1 37 ; compárese con p ág. 1 39).
Un bue n ejemplo de un a interp retación inversa es ésta de Lief rck: «Los derecho s de los in-
div idu os ( ... ) estaban tan fer temente desa oll ados que la situación es apenas dis tinguib le
de una gobea da por las idea s de la ley de prop iedad euroa» (ci tado en , 1 932 , pág.
542, siendo mi inglés una traducción más bien libre de parte de una oración imposiblemen-
te holandesa: «Der rec hten der individuen hebben zich zóó sterk g eprononceerd dat ( . . . ) zij
evenwel in den grond der zaak slechts weinig zijn onderscheiden van de eigendomsrechten
volgens Europeesche begrippen» ). Para «los dioses poseen todo», véase Goris , 060a; para
«el pueblo », véase Van der Heijden, 1 924 1 925 . Para diversos aspec tos del deb ate sob re la
«posesión», véanse Ko, 1932, págs. 53069; Happé, 99; Lieinck, 1877; Van Stein
Callenls, 1 9471 948. Las vi siones distint as y el deb ate mism o era como el d e «pueblo re-
pública» versus «despotism o oriental» (véase pág 75), en buena medida un reejo de en-
ques d irent es de cómo debe ría ser la política colonial («di recta» versus «indirecta» o «li-
beral» versus «conservadora»; véase Fuivall, 1944 y 948).
Se debe ins istir (porque hay quie n continu ará pensan do de otr o modo) que nada de l o
que se ha dicho n i de o que s igue sign ica que se deenda que no existiese apropiación su-
cientemente bsca a menud o que el poder político, incluso la fuerza, no representa-
ran ningún papel en dicho proceso. Vist a la cuestió n así, en esta a, a úl tima palabra a
tiene probablemente el proverbio javanés: «Durante el día, todo lo que tenemos pertenece
al rey; durante a noche, todo lo que tenemos peenece a los ladrones».
3. del t. : Adjetivo derivado ad hoc del nombre de Jo hn Locke, cél ebre lóso i n-
glés del siglo xv11.
14 . Sobre recursos en tie as, véans e págs . 97 y sig s. y capítulo 3, notas , 65 y 66 ;
sobre recursos hidrá ul icos, agua, véanse págs . 00 y si gs. y capítulo 3, notas 76 y si gs. No
se ha dich o gran cos a sobre os aspectos de la propiedad doméstica, del hogar, de la propie-
dad miliar, ya que, aunque su importancia genérica es evidente, su relevancia respecto a
a organizac ión del Estad o era margi na l; véase Geertz y Geertz, 97 5. Sobre el término más
coiente en Bali para designar la posesión en el sentido d e «u suucto», bukti, véase Gon-
da, 1973, pág. 282.
1 5 . Sobre el «espa cio sag rado» a un nivel local, vé ase pág. 8 1 y capítulo 3, nota 20 .
Para la fó rmula «la tiea con todo o que sobre ella crece .. . », véanse capítulo 3, nota 2 1 .
1 6. La palabra ngurah (que, c omo Hookyaas ha apuntado, se traduj o demasiado sur -
cialmente como «puro» en Geertz y Geertz, 1 975 , pág. 29) se reere a menudo a una deidad
cuya nción es «p roteger el suelo» (véase G rader, 1 939; l 960b; Swellengrel, 960; Gors,
1 938 ). A plicada a un señ or, indica s us pales de «guar dián» , «protector>> del reino (materal)
como Nguh Gumi (Gumi, «tiea», «mundo»), o más corrientemente, Ngurah Adat. Pa
nguh como « algo que da sombra o regio alindongan), un parasol ayong) y a bóveda
celeste (.. . ) Los pr íncipes ( . . ) casi todos llevaban este título; protegían la tiea y e daban som
bra», véase Friederch, 1 959 , pág. 23 , nota 86; dich o autor también dice que es una marca de
la «Taza wesyan », ro eo es incoecto. U n ejem plo eluente de la imagen de parque m-
nipresente en las representaciones balinesas del medio humano, así como de su supuesto mo-
delo a imitar , el medio divino o «cielo» se puede encontr de nuevo en el Negarakeaga-
m de Majapahit: «Las tieas cultivadas, hecha lices y calmas / del ascto de parques
BAL Y LA TEORIA PO L fT C A 24
(uyna), enonces, esá n los bosques y las monañas, todos ellos hollados por É l [el rey sin
[que na die ... ?] senir siedad» (Pig eaud, l 960 1 963, vol l pág 4, vol 3, pág. 21 ).
Para un comenario excelen e sobre el papel de re y como «guadián» riual de l reino en
relación con los desasres naurales ena, epidemias, plagas sobre las cosechas, terre-
moos, eupciones volcánicas, inundaciones, huracanes, ec., véase C J. Grader, sf Los
maeria les del es udio de Grader ue eon recogidos por V E. Ko, pero que rmane-
cieron sin p ubl icar ras su muee se ocupan del papel de los señores en unas curiosas cr e-
maciones burlescas de raones (abnan bikul), que se celebraban ara poner n a dichos de
sases o aa evenirlos (la úlima de esas exrañas ceremonias egisrada en el maeria de
Ko daa de l 93 7, peo he oío dec ir que hubo oras después de las masacres de 1 965 , qu
habían sido peced idas a su vez po un a gran epción volcánic a). Se cons idera que las cau-
sas úlimas de dichas caásos residían en la exensión de «acciones incoecas» (apah-
krama) que conaminaban el reino relaciones sexuales enre miembros de casas que no
ebían manenerlas, besialismo, inceso, la realización de nciones saceroales por rs
nas de casas inaecuadas, mienas que las causas inmediaas serían las acciones de los
espírius de aquellos mueos que no hab ían sido in cineados ita, ouesos a los pita,
mueos «libeaos» mediane la cemación (véase capíulo 4 noa 41 ). Los espíus in-
capaces de ascender a los cielos y unir se a los dioses , meodeaban por los aseni mienos hu-
manos y acosaban a los viv os. Las abnan bikul remedaban las «veaderas» incineaciones
reales «con el máximo dealle posible» al como expresa el Jamatata, el manuscrio en
hoja de alma done se re cogen las i nsccion es necesarias para su realización. Había dos
cadávees d e raones uno de el los preenemene albi n, vesidos como e l rey y la rei-
na, y denominado s «Jero Gilin g», «Señor Remolineane , que gira, desorie nado» Se coloc a-
ban en oes cemaoas (de es ejados) y un gan número de cadáveres de raones acom-
añanes (o simplemene sus colas o pieles) eran colocados en oes más pequeñas. Todos
eran quemaos en los aecuados féreos con ma aimal, y se llevaba a cabo la habiual
pocesión masiva con los sacedoes brahmana represenando sus papeles habiuales; am
bién se realizaba la see habiual de posceremonias, los homenajes llevándose las manos
a la ene, y demás (véase pág. 1 97) . Todo el acone cim ieno era llevado a cabo bajo la
égia del ey y a su cos a, a avés de los medio s habiuale s de movil ización de rquez a; el rey
ea esi mon io del eveno esde el Balai Tegeh, el «Asieno Público del Rey» enente del pa-
lacio ( gura l l ) y su presencia e a esencial La li beación de las almas de los raones c orre-
gía el esaus oluo el negara adat ane bumi, «muno caliene», comparable al ebe/ en
el nivel del desa adat; véase capíulo 3, noa 1 9) al mismo iempo que a placaba a los muer-
os no li berados Así pues, era consideado como una responsabi liad prnc ipal del ey, en su
calidad de nguh, juno con los más desacados punggawa y los padanda puneros Aunque
probablemene se rcurría al abnan bikul paa responder a las plagas de roedores l con-
exto en que se podran haber srcinad con más ecuenci a que en cual quie oro caso, en
el siglo XX, se podían emplear , y así se hacía, en respuesa a cualquier ipo de cal amidad que
abacase el ámbio del nega l caso más compleo epo ado por Ko es el de un terre
mo , e in cluso como respuesa a una mera amenaza de ca ásrofe, seña lada por malo s au-
gurios ales como el nacimiento de rillizos, o nacimienos monsosos de humanos o ani-
males. El rey, como líder del nega adat, diri gía oros iuales explíciamene dedicados a la
pucaci ón del reino, generalmene en el Pura Pena aran (véase más adelane en esa mis ma
noa y C. J. Grader, s .f., págs. 1 7, 25 , 43, donde ambi én se seña lan algun os de alcanc e pan-
balinés celeb rados en Besakih, págs. 46, 48, 49, 5 l ; rese co a estos úlimos, véase ambién,
en la prese ne oba, pá g. 64 y capíu lo 2, noas 2 1 y 22). Mienra s se mantenía el esado de
(linggih)
polución,eslos
asion dioses noelodían
adecuadas; descende
propósio a sus
del ritual «asienos»por ano, pengentig
se concebía, en los emlos,
linggih, en las
«hacer
seguros los asienos», y, consiguientemen te, la jeraquía (véa se pág 2 1 9) .
242 NEGARA
Para una teoía especulativa (y, a mi paece, implausible), según la cual la ceta de
«guadianes de la tiea » de los señoes «h indojavaneses» seía una eli qui a de la «invasión
de Majapahit», en la cual desplazon a la anteio y autóctona clase gobenante balinesa
que haba endid o culto a la tiea, véase Kon, 932 pág 1 53 ; comp áese con Fied eich,
1959, págs 142-43. La expesión drwé ja (o drwé dalem) se util izaba en entido es
tricto paa designa las tieas poseí das por el seño como tales (véase Ko, 1 932, págs 229,
30 1 , 564, 659), peo se aplicab a con la m isma ecuencia paa designa su ela ción espiitual
con el eino como un todo; y si alguno de es tos usos es «metaico», seá el pmeo, no el
último (véase conclusión, no ta 1 ). Paa el papel del ey en las Abetuas del Agua, véase
pág 1 2 y capítulo 3, nota 98; pa a los templ os estatale s en genea l, véase pág. 64
De la mi sm a ma que había un templ o de pueblo, el Pua Balai Agung, dedicado a ce
leba el desa adat (véase p ág 8 1 y capít ulo 3 , nota 22), así también ha bía un templo pa
tocnado po el seño a nivel estatal, el Pua Panataran, dedicado a celeba el nega adat
(«En el p penatan se conmemoaba, se mantenía y se confmaba po medios eligio
sos la unidad vida del eino . ) El p penatan eal sevía paa la veneación del señor
del suelo y, al mismo tiempo, paa las euni ones elig iosas del Estado », Gois, l 960a)
Debido a la pes encia en su inteio r de un lingga de pieda que conmemoraba a los ances
tos del seño, Gois cont empla el Pura P anataan como «contenie ndo a la vez en su inteo
lo que, al nivel del pueblo, epesentan el pu pseh y el pra bale agng». Peo junt o
con el Pura Balai Agung, el «Templo del Gan Consejo» el Pua Panataran el «Templo
de la Cabeza del Estado», es todavía uno de los santuaos menos completamente entendi
dos de B al i, sobre todo porq ue tampoco se entienden bien las concepciones asociadas de
desa adat y nega adat en la ansiedad po separa elementos «hindojavaneses» y elemen
tos «indígenas» en la cultua balinesa
1 7 . En téinos económic os, las ceemonias de la coe ean ampli amente sistemas d e in
tebio edistibutivo, en el sentido de Polanyi (véase Polanyi y otos, 1 957 ), porque los bie
nes movi lizado s, bie n ean consumidos sob el teno el conjunto de los celebantes, bien
dicho s celebantes se los llevab a casa lo que se da ba en una porción apeciable Na
turalmente, no exist en desciones eales de este ascto, o, a juzgar po las práctias e
cientes y, más importante, las opinio nes de antiguos picipantes en ceemonias, podemos
contempla que el excedente económco no uía hacia palacio a tavés del sistema ceemonial ,
al menos e n cantdades signi cativas De hecho, parece se que los señoes inveían en dichas
ceemonias más de lo que obtení de ellas Las epaciones de palacios o, más espoádic
mente, la constccin de templos estatales sí hacían uso de la movilización política de bienes
y mano de oba ese tipo de actividad no dejaba de se en buena medida una actividad ri
tual omo el empaste dental o la incineación, centa da habitualmente en la ceemonia de
dedicacin (mlaspas) La constucción y el mantenimiento de sendeos, camino y demás ea
un asunto lal, como lo eran los seicio de ego o los templos del pueblo
Esto no quiee deci que los señores no obtuviesen apoyo mateial de sus súbditos, ni
signi fca que dicha exacci ón no ese oneosa pe o quiee decir que lo conseguían pinci
palmente a tavés de los impuestos, los aendamientos a pates y los distintos aeglos e
dos a la tiea que han sido descitos anteomente (véase pág 98), y sólo maginal
mente , si en absolu to, a ta vés del sistema ceem onia l, cuya nción ea exhibi ique za, no
apropiase de ella Para un cuadro modelo de un patrón de distibución, véase en C Geez
( 960, págs 1 1 - 1 6) la descipción del slametan javanés, especto al cual las ceemonias
descitas no ean más que versiones enomemente ma gnifc adas y elaboad as
1 8 La cita es de un manta ecogido en Goudiaa n y Hookyaas, 1 97 1 , págs 78-7 9 La
palaba
y, menostraducida
convincentemente ( [N del
po «auto» , como t ] ío-M
«Vac Void-Se también
ism o») traducibl atm
es el sánscito e comotaducido
«Vacío-Popi o»
tan e
cuenteme nte com o «alma » o « mente» aquí ma un compuesto co n sny, «acío» (vé a-
BALI Y LA TEOR Í A POL T I CA 43
se Gon da, 1 973, pgs. 420, 1 02), como p ae a su vez de una compl eja i magen d el cuerp o
como una composici ón de deidades (Visnú en el corazón, I swara en la garganta), de las cua
les ésta e la que r esume e integra a las dems, «el Brahmn Supremo» en l a cabez a o en la
ntanela Para la imagen de «si lenc io en el centropice, conmoción en la peri riando» ,
en las cer emonias de incinera ción, véase pg 1 97; en pi ntura, vé ase Bateso n, l 972 b La
«pose rmal» es, claro est , la postu ra de lot o o padmaana ya comentada (véase capítulo
4, nota 15) Sobre la interconexión entre rango, maneras y «anonimación» individual en
Bali, véase C. Geez, l 973h Se debe insi stir nuevamente en que el nombre genérico para
una ceremonia o rtual es kaa, «[ un] trabajo» , mientras que par a una ceremonia de la cor-
te es kaa gdé, «[un] gran trabajo».
1 9 La cita del « Brahm n Su premo» es de l mantra rer enciado en la nota pr evia; la de
«indefenso, encorvado, postrado» es del Negakertagama (véase Pugeaud, 19601963,
vol. 1 pg 3, vol. 3 pg. 4 ; la rerenc ia a «el conj unto del país» remit e en esta cas o a Java
[sayawabhümi], claro est, pero, por razones que ahora se aclararn, es no tiene importan
cia ) La palabra ms co rrient e paa «trance» en Ba li, nadi, signi ca «conve rtirse», «e xistir»,
«representar como», « ser o estar po seído», «crear» (véa nse Belo, l 960b, pgs 20 1 254 ;
Van Eck, 1976 [como dadi]; Kusuma, 1 956a, cmpr ese con P igeaud, 1 960 1 963, vol. 5
pg. 04 [como dadi]).
La puesta en imagen de lo s dioses en medi tación, asociad a con parte s de l cuerp o, colo-
res, direcci ones y dems es om nipres ente en los rituales ba lineses pero alcanza un desao-
llo particuar en los ritos de la corte. La típica fó rmula (s nscrita) es bay� abdajdep, tra-
ducida habitualmente, a lta de algo mejor, como «acciónpalabrapensamiento» (véase
Hookyaas, 1 964a, pgs 2 6 y sigs., 1 58 y sigs. , 204, 1 3, 3; G onda, 1 973, p gs 1 02. 384,
5 1 8) . Para el pap el de la rmula en el teatro de sombra s balinés , tod o un tema en sí mis mo
aunque en absoluto desconectado del que aquí se trata, véase Hookyaas, l 973c, pgs 19,
9, 3 1 , 33, 3 6, 57, 9 9, 1 25) Bay ue signica srcinalmente «viento» o «aliento», y en
baliné s hablado «uerza», sica o genérica se reere a lo qu e e J mediador debe «hacer»
hacer gestos mud, traer oendas, controla r l a respiración. Sbda -s uara en balinés
hablad o; sign ica srcinament e «sonido», «ton o», «OZ», «habla » y «nombre», así como
«palabra» se reere a lo que el mediador deb e «dec ir» plegari as, canc ione s, manras.
E i, el ms dií ci l y el m s im potante de los tr es vocablos signic a algo así com o « i -
sualizar», «endovisión», «poner en imgenes», «pintar», podríamos decir que se reere
a lo que el mediador debe «hacer venir a su mente, a su consciencia» una riqueza de sen-
sib ilidad interna que sólo se puede evocar a través de un e jempl o, un a in stucci ón ritua ba s-
tante típica rerida a la celebración del lingga de Siva como emblema de la realeza (véase
capítulo 4, nota 18).
El c ulto en rma concisa es como sig ue. Control de la respir ación prme ro. A con
tinuación puricar tus pensamientos. Pon al Dios Siva en tu entrecejo, utilizando el
mantra [omitido, intrad ucible ]. Imagina que el Dios Siva tiene cinco cabezas y car as,
tres ojos en cada una, y diez brazos; que É l est completamente engalanado con pen-
dientes, gag antil las, u n vestido estam pado, [un] oamento del cuello en rma de ser
piente, un vestido d e manuf ctura india, aros en los brazos, muñecas y tobil los ; [q ue É l]
mira benevo lente ment e, con todas s u s ara s, n o mayor es que un pulgar , d e un a apa
riencia pura, radiante, iluminando los tres mundos, mirando hacia el este A continua-
ció n, imag ina que tu persona es t sentada en un trono de loto d orado U til iza el mantra
[omitid o] . Luego, im agina que el S anto Anantabhoga [un dios serpiente rodea el tro no
con su cola,
[omitido]. que suque
Imagina cabeza,
el lotobenevente [en] apariencia,
está lreciendo Cola lassobresale Utiliza elSagradas,
Catorce Sílabas mantra a
saber: [oitidas Luego ejecuta Bahmga y Sivaa [mud en el corazón del loto,
2 NEGARA
Éste es literlmente uno de un centenr de ejempos que se podrían dr, y dist muco
de ser el má compe jo. Pra algunos o tros, vé se Ho oky as, 966, á gs. 6 1 y sig s. , 85 y
sig s. , 90 y sig s. y 1 25 y si gs. El hecho de que Hooky as, en distints ocsiones, rduzc el
término idep como «pensr», «imaginr», «concebir», «concentrase», «sr ser cos
cie nte de», e incluso «creer», sí como el que en blinés bldo sigique «dseo», testi
c la dic utad dl cocepto. A l o mejor tmbié hbrí qu hcr o t q, se os
ronombr es msc uli nos empledos aquí y e e text , ecen teet s i mgi
os dioses como dró gios «I magina l uidd de Dios S iva y d l Dios U» (vése
Hookyas, 1 966, ág. 85 ); « Imgin que Deidad es Mitd Sñ orSeñor I i I Prvti»
(vés e Hooky aas, 1 966, ág. 9 1 ; comárese con 1 964, ágs. 1 40 1 68), c omo tbié se
imgina, co está, como mujeres: U, Savsti, Durg, S. Todo esto cocta co
imgen del hund im iento d e esttus que empiez d sde e drógio sxu, gmelos de
sexo ouesto, a hermanos de sexo ouesto y sí sucsivmete a mdid qu e s s de dio
ses hombres y más allá de éstos l sexuidd i, rdicmete oizd (ése
Beom, l 970b; Mersho, 97 1 , ágs. 293 1 ; Gz y Grtz, 1 975, unqe este tem , clv
pr la comr ensió n de a cu ltura baies, h si do i suc ietemet e eo rdo); todo lo
es exres do en e ri tul de a cote por e c ho que ry s com ñ bitut r
su spos a princi , roded de tod s ls espo ss mors. obre s esoss de os scr-
dotes, con un sim boli smo s im il r, véase teriormete coclusió n, ot 8. obre ls mu
res de Si como «activciones» Suyas y, sí, copias Sys coo s esss de señor o
son del se ñor, v ése pág 85 Sobre la unicación icoográc de mscu ino y i
no en el rtual balin és, véase capítuo 4, ots 1 5 y 1 8
20 Las citas so n de Worsley ( 972, págs . 46, 80), como o es l tro del so y l lu
(pág. 45) . Las buenas descripciones de batlls bai ness son rá cticnte inexistentes
en el sentido de opuestas a los relto s de estio épico sobre ellas; si embgo, juzgr
por lo que dice n los i nrman tes que part icipr on e algun de eas , cos istí básicmen
te en una serie de breves escaramuzas a cuchillo y lanz, retirándose l e vencid des
pués de unas pocs bjas Se puede ctar lgún aoma de los sectos cereonies de
l prácti ca de la guer a en los textos de s crónicas (por ejeplo , Worsley, 1 972, ágs 1 5 6
159, 16365, 168173, 77181, 228230, 231), en las rms de las dnzs gueeras
como las moss baris (véanse Covubias, 56, págs 226, 230232; De Zte y Spies ,
1 938 ; págs.
(véase 5664, l19
ookyaas, 653c)1 74, y plansechas
, aunque 1 322,
echan en 476), y, clr sio stemáticos
la estudios está, e n el teatro de osombrs
y nuestr conoci
miento sobre as tácticas concre tas en el campo de bata ll es m uy esquemático, sustentá n
BALI Y LA TEOR(A POLÍICA 245
Cu ndo había guea e l rey [cakorda ll amaba a odo el m undo a l a baalla a rav és
de sus punggawas y sus perbekeles Todo el mundo se reunía cerca del campo de baa
lla cada uno alineado con su perbekel paiculr agrupándose los perbekeles de acuer
dos a sus punggawas . Por ejem plo odos los kawulas de Jero Subamia [ el punggawa del
inrmane] esaban junos y peleaban junos. Cada jero [es decir cada punggawa enía
un hombre ll amado pecalan uno de sus perbekeles a crgo de las ropas. La perso-
na que ocupaba al posición en el palacio real Puri Gdé era el pecalan gdé y esaba al
cargo de odas la s ropas; pero no er a un general en e l seni do de un estra ega global.
El cakorda hacía plane s generales es ablecía la esraegia globa l al menos e n eo-
ría; pero de acuerdo con la experiencia del inrmane las gurras eran an breves y
empezaban an súbiamene que nunca enían demasiado de planicación. Las princi
pal es armas e ran lanzas [ ] y cuchi llos [ . La s armas de eg o eran muy raras
No habí rcos y flechas [aunque se empleaban en ocasiones y los caballos no se usa-
ban en la baalla ( si un punggawa monaba a c aballo hasa una baalla desmonaba pa ra
luch). Cada soldado portaba una lanza y un kis que le pertenecían pero [general-
mene] no enían escudo. La l ucha era desordenada y cada hombre pe leaba más o me-
nos según s u valor el más valiene yendo nauralmene hacia adela ne el mnos vale-
roso remolonea ndo por arás.
Muchas de las luchas se realizaban en oneras naurales habiualmene un río.
Ambos lados raarán de vader el río y a menudo l a baalla enía lu gr en medio de la
corriene. Señores y plebeyos iban vesidos igual aunque los punggawas solían ir de
camino a la baalla proegidos bajo parasoles. Todo el mundo vesía un srong blanco
precido al que hoy ll evan los sacerdoes de pueblo habiualmen s in l da. Los ple-
beyos y desp ués de ellos los perb ekeles eran quienes llevaban el peso del combae.
Los punggawas raramene enían que luchar y simplemene recibían noicias de
los perbekeles sobre quién era valeroso y quién no lo era. Una vez c uando [ su casa es-
aba en una baall a conra Mengwi odos los cam pesinos eron mueros o huyeron así
que los punggawas uvieron que luchar. Luchon conra campesinos de Mengwi; la
casa no conab. Había gene que iba por dela ne en pís enem igo pra explorar la si -
uació n pero las embos cadas eran raras Los exploradores (etelik) sim plemene aver i-
guaban dónde se esaba desplegando el adversio y cuános de ellos había allí yendo
enonces a inrmr al punggawa. El «rey segundón» ampoco iba a luchar hasa que
las cosas se ponían muy as. Durane la exper iencia del inrmane el cakor da sólo sa-
lió una vez cuando Mrga e capu rada po r Mengwi pero sólo l legó a Tunju k [un pue
blo a miad de camino enre Mrg a y al capial y la gene no le hubiera d ejado ir más
lejos pues decían que no era neces rio.
Había algunos especialisas Uuru bedi) que empuñaban las pocas aras de ego
que había y que eran colocados en primera línea. Las genes que luchaban en primera
línea esaban moivadas por el hecho de que si no los maaban serían los primeros en
acceder al boín de cualquier erriorio cap urado y as í consegui rían más oro más ga
nado ec. Cuando Badung luchó conra Kapal [los de Badung] enían algunos sile
ros
odobug is. apa
aquello l perdióEny Tabaa
de valor. los bugis algunos
ueron los primero
de los s enambién
sileros enrr en el áea
eran bugisyycogieron
esa
ban areados direcamene a ui Gdé. En cualquier caso eran los kawulas quienes
2 4ó NEGARA
verdadeamente llevaban a cabo la guea (nayah la m is ma pala bra util izada para las
contribuciones rituales a las ceremonias del puri)
Pregunt sobre la d uración d e la guea, y dijo que la batalla entre Mengwi y Ta-
banan en la que pati cipó d uró dos días y que se macharon cuando mataon a una o dos
ersonas Pensó que debía haber un acuerdo entre los dos reyes para no pelear dema-
si ado duro, ya que ni ngu no de lo s dos bandos i ntentó r ealmente avan zar sobre el otro.
Dijo que el rey de Ta banan d ijo d espus de que hubiera acabad o que la batalla había
sido un sacricio ritual (caru), como el que se hace a lo demonios en «el Día del Si-
lencio» (nyepi). Qu iz ás es ta renuencia a luchr má s se debía a qu e ambos bandos sabí an
que el enemigo tenía demasiadas uerzas y que había demasiada oposición. Cuando
engwi caturó Marga, la guerra duró un mes y al menos murieron cincuenta perso-
nas. Esto era lo máximo que había oído. Todos aquellos que cayeron en combate e-
ron inc inerado s a expensas del rey, del pu nggawa de la v íctima y de s u perbe kel .
El asec to doble de los di oses índicos, apacible y roz, Siva / Kala, Ua / Durga
es bien con ocido. P ara Bali, véanse Covaubias, 1 956, pá gs . 3 1 63 1 8; Hookyaa s, l 964a,
pág s. 4392; Belo, 1949. Sobre los aspectos rituales de justicia en la core, vase anterior-
men te conclusión, nota 9.
2 1 . El principal ecto del gobieo holandés, po r lo que concie e al nega, e iró-
ni ca mente, convertirl o en una especie de estu ctura udal o seudoudal que reviamente
no había sido La eli min ación , ediante el exi lio, de aquellos m iembros d e la cúspide d e la
elite indígena que consiguieron sobrevivir a los puputan los reyes supremos y sus pa-
rientes próximo s en la línea nucea dejó a sus invet erados rival es los mi embros del si -
gu iente nivel, es decir, los r eyes « segundones» y sus pa rientes ce rcanos (véase pág. 9 1 )
com o los señores locales de mayor ran go. Los holandeses, que necesitaban algunos señores
de ata alcuia para gobear a travs de ellos, los transraron en los uncionarios loca-
les de mayor r ango, lo s l lamado s regen tes (en T abanan, se as ign ó al señor de Kalran a t al
pueso. Más tade, ha cia mediados de los años veinte, cuando la ebre de la conquista se ha-
bía enf ado y se estaba calentando la del nacionali smo , lo s ho landeses tra jeron de vuelt a a
los herederos exiliados en Tabanan, un joven señor de Puri Mecutan, el pariente más
cercano del rey y del príncipe ueros y lo s restauraron en el puesto de regentes como
un movimi ento hacia l o que piadosamente llamaro n «autogobieo» zelbbestuur). Como los
holandeses disolvieron inmediatamente el sistema perbekel al tomar el control directo,
los nuevos señores buro cratizados se encon traron en la posic ión de continuar esper ando c e
lebrar los rituales del Estadoteatro (algo que tambin la población esperaba de ello s), pero
sin las instituciones olíticas que anteriormente los habían permitido. En su mayor parte,
los señores resolvieron la situación gravando a us arrendatarios con partes de las obliga-
ciones rituales (aunque no las ilitares) que anteriormente habían recaído en sus kawula;
así, por primera vez, servicio y tenencia de la tierra estuvieron conectados.
Algunos costes de los ituaes, especi alment e de aquellos que tenían que ver con las «pu -
ricacion es del reino» (v ase conclusió n, nota 6), se impo nín so bre las subak a travs de los
sedahan (véase C. J Grader, s f. , ágs 8 9, 1 5, 20, 22, 26, 575 8; vase l a próxima nota). En
ocasiones , el gobieo holands ta mbi n concedía subv enc e a l os señores p ra dic has ac-
tividades, especialmente a los que había designado como egentes (vase C. J Grader, sf,
ág s. 0, 27 , 4 , 60) Incluso, a veces , s e lle gó a g avar a vendedores de opio (v ase C J. Gra-
der, s .f. , pág. 1 2) y a orgnizadore s de peleas de gallos (vase C. J. Grader, s f. , pág 42) .
De a simila, se transó a los sedahan dé (vase pág. 98) en ncionario del
sevici o de rie go y en inspector es de impuestos, uno par a cada uno de lo s se is pincipales ne-
gara sureños, converidos claramente en regencas cn onteras bien delimitadas (Karenga-
sem, lungkung , Bang li , Gianyar, B adung y Tabanan l os dos del noe, Bu llng y Jem bra
BALI Y LA TEOR A POL TICA 47
na, ya haían s frdo tal transacón anterormente; véase ntrodccón , nota 13 ). Los se-
dahan ordnaros eron colocados ajo la atordad de los anteores como snspectore
de «dstrtos» sre gonales ; las subak eron algo reglarzadas, pr nc palmente a travé s de
consoldacones; y se realzaron nas pocas oras modeas (presas, pantanos) con na pla
nicacón centralzada. Así, tamén por prmera vez, se prodjo na «rocraca hdrál-
ca» ( no m y poderos a) presdda por nconaros del aga (ta mpoco dema sado ert es)
Respecto al comerco, al prohrse los pertos comerciales y el comerco endado,
los ch nos se expand eron a travs de tendas, de almacenes y de s pr esen ca en los azar es
Tamén algnos señores entra ron en el comerco en cal dad de empresao s s emoc ales
de algún pes o, anq e e sore todo despés de l a ndependenc a, c ando no pare cía se-
gro qe la propedad de teas pdiera sosten er las actvd ades del negara (para n comen-
taro más completo, véase C Geertz, 1 960 )
Tamén se deron otro s camos nd cdos por la llegada nal del colonia l smo en s r
ma completa: la soldcacón de los títlos de rango y la mpoanca crecente de las ds
tncones de vaa; la agrpacón ncional de pelos, convertidos en pelos tertorales
geamentales (encaezados por nconaros natvos desgnados por los holandeses, ma
yortariamente sdras, y llamados perbekel) qe, a s vez, se agpaban en dstrtos terrto
rales (encaezados por nconarios nativos desgnados por los holandeses, llamados pung-
gawa, y cas todos triwangsa); el establecim ento de tbn ales de jst ca la cos; y, clao es tá,
la completa elmnacón de la guea. Como resltado, haca el nal del período colonial, la
organzación del negara se haía racionalizado algo, en el sentdo weerano, mantenendo al
msmo tempo na ena cantidad de s actvidad eremonal ejemplar, de na a más o
menos tradconal. Con la nvasión japonesa, la ndependenca y la mposición de n gober
no miltar centralzado, se pso más presón todavía sore el aspecto ejemplar del nega
Pero la revist a ndones ia Tempo, en s número del 3 de o ctre de 1 977, na de qe na
oda real en Ganyar, qe dró catro días, ren ó a 1 5 .000 personas y costó var os centos
de miles de dólares; y el nteational He d Tribunc (París), en s edcó n del 1 de re-
o de 979, descre na nc neracón, cele rada ese msm o año, del señor de Ud, e indca
qe atrajo a 1 . persona s ( 3. de las cales eran trstas qe pa gaon ventic nco dóla
res por aa por «as entos de palco ») y lc endo na to e de cremacón de sesenta y tres pes
de altra El Estadoteatro está lejos de haer desapacdo completamente, ncl so ahora
22 Sore l a «asen ca de cl ímax» com o n tema omnprese nte en la vda al nesa,
véas e Bateson y Mead, 1 94; compáres e con C. Geet z, l 973c y 973h
23 S n dd a, si se pudera r ecperar más de la hstora analístca de Bal , l a mage n de
contndad resultaía algo menos unrme y estados endógenos de desarrollo reemplaza-
rían la smple mpresón de jeza. Pero la argmentación no es qe nnca camaa nada o
qe los camo s carecían de sig nc acón propa, sn o qe el t po de transrmacón pr on-
da qe tuvo lugar en mchos otros pntos del sreste asátco a resltas de extensos y exten-
didos contactos exteos muy patclamente con occdentales, pero no exclsvamen-
te no se do ante s de prnc pios de este sglo en el sr d e Bal, donde peaneceron etales
los parám etos cl trale s de la vda polítca, e s decir, el marco del d scrso dentro del cal
dcha v da se movía No mpo rta cá ntas con vl siones tv eron l gar dentro de dicho marco ,
s a gloal varó en poco. Paa n uen comen taro, c on relacón a Tail andia onde
tal contacto exteo e muy anterior, más pr ondo y más contin ad, de la cantdad de p-
lemas m pl cados en es te tpo de an ál s s y e lo s pel gros d e na v són h peres tátca de
la h stora del Estado «índico» en e l sreste asát co, véase Keyes, 1 978
La s chas qe se pretenden elemát cas son l as de la «nvasón» d e Maja paht ( véa
se pág.
24. 30
) ydel
la de
t.: la holande verso
Conocdo sa véase pág 27)Rdyad
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Hasta 1 972 , las palabr as e lega doesa (y por tat o las bale -
sas) se escrbía de acerdo co a ortograa tato drete de la
qe hoy es ofcal; aú ates drate el período coloial los estdosos
holadeses tlzaba a medo ortograas spestamete «étcas» y
más be dvdalzadas. Los vocablos dígeas especfcados e este
libroaparece
qe y e el glosaro
co asge
rma algo
el estlo o fca
dstta a lal e
qev es
gorhabtal
a ctalmete por l o
e la gra
mayoría de la lteratra sobre legua y cltra doesas co la exce-
có de las obras más recetes. Las prcpales derecas de la ortogra
a actal respecto a la orma ateror clye: e por (manca e lgar
H US Ta mbén alus elatvam ente renado c v lzado edcado graco-
so save v éase KSR)
LNA Imagen á lic a; símbolo de Siva, realeza divina, potenci a sacra etc
LH Literalmente «asiento ». Generalmente utilizado pa ra indicar ran-
go, estamento, posición, lugar, título «casta» También indica el al
tar/es sobre los cu ales se sienta un dios cu ando él o ella desciende a los
templos (véanse DAA ADAAA)
LNAR Tambi én rontal. n manu scito co de hoja de palma.
GLO S ARIO L /I
MAJAAH eino jaanés del siglo XIV, considerado por los balineses
como l a ent e de su cu ltura y d e s u orga nización política estata l éa
se , ARA).
MA A Lt eral ment e «ma nos» más literalm ente «cinco ») tilizado p ara
rerirse a un señor principal éanse UAWA, ARK).
MARA F órmu la sagra da pronunciada en los rituales vé ase U RA) .
MRAA Desastre natural con causas sobrenaturales véase AAHKRAA,
AAS U , AÉ KU) .
MRU Montaña sagrada y is mundi del hindu ismo ; mora da de los dose s
dentifc ado en Bali co n el volcán sagra do, Monte gung ; también uti
lzado para reri rse al te jado del temp lo y a la s réplicas de éste hec has
en las torres crematorias véanse SAKH, AÉ).
MAAH Empaste [relleno] dental; ceremonia de empaste dental
MKSA «Desencaación»; ascenso al reino de los dioses tras la muerte,
sn dejar un cadáer véase ARA).
MRA Gestos sagrado s ectuados con l as manos durante los rituales éa
se ARA).
MR Fora, confg uración , mater ial izaci ón ; empleado para des ign ar lo s
aspectos perdurables y de sostén ente a aquellos dinámicos éase
SK).
NARA Estado, r ein o, ca pital, corte, c iudad Término general ara la auo
ridad política superpuesta y t ranslo cal , y par a aquellas rmas social es
y cu lturales que se le asoc ian éanse SA , ARA AA).
NARA A A na c omun idad re gional o suprarregional que def ne u n e s-
pac io sag rado y se rige por un con j unto d e leyes consuetudinarias éan-
se AA, S A AA, URA H, SA K AHYAA ) .
NURAH Guardián, custodio, protector El señor principal en cuanto a su
papel de líder ceremonial de una comunidad consuetudnara regional
éa nse ARA A A, URA AARA , SA AA) .
SEMBAH Ges to de omena je ha a os doses, o s señor es, o s sue ro re '
et
SINGKH Cino nado en Cna y resdente en Indonesa (en oos ón
peranakan, no nado en Indonesa) .
S1s1A «Dscíuo o dscíua» de un saerdote brahmana, de ua reibe
agua bendta (véase IWA, TRTA, PADANDA).
SIWA Sva, e más mo rta nte de os doses ndúes en B a i, denta-
do
na on e So
de ua uno; tambén emeado
recbe agua ar
bendta a desgnar URYA,
(véanse a saerdo
IA,tePADADA,
bra hma -
TIRTA).
SUAK Una soeda d de rega ntes ; a un dad oa bása de u tvo (véanse
BANJAR, PMAKAN, EKA YH, TENAH, TEBIH, TMPK, PURA ULUN CA
RK).
SUBANDAR Arrendataro omera (véase KBANDARA).
SuDRA La más ba ja de a s uat ro «astas» de B a (véanse BRAHMANA, A
TRA, WEA, JABA, W ARNA).
SURYA E So, de nt fa do on e d os Sv a (véa se WA).
ARGI Reaión oíta ent re dos gruos de pa entes de rango des gua ,
estabeida or a entrega de un a esosa del gruo de estatus más bajo
a de más ato (véans e PENAWING).
AI Tmbén pukana, kalilir an . Reiquis agradas (vé ase UKIRAN).
GLOSARIO 275
Sociedad de regates 77-78, 80 -81 , 1- Templo del Orige o del Ombligo 83.
1 9, 1 50, 5 2- 53, 55- 56, 246-247. Véase también Kahyaga Tiga
Véanse también Agua ; Riego; Costi- Templo véanse Pur; Cogregació del
tució de l a sociedad de ( egates; Dis- templo; Fiestas del templo; Sacerdo
tribució de la siedad de regates; tes del templ o; Kahyaga T iga; Tem
Líderes de la socieda de regates; plo de la Muerte; T emplo de la Cabe
Ritual de riego; Tenah; Teaza ao- za de la Aguas; Templo de la Cabeza
cera del Aozal; Teplo de la Cabeza del
Sociead hidráulica véase Despotismo Estado; Templo del Gra Consejo;
orietal Templo e l Orige; Besakh; Pura Batu
So el véase Surya Kau; Sa Kahyaga; Lingitth; Pad
Spies 25 masana; Al tar del arrozal
Stutterheim W 25 Tenah, 53 - 54
Subak, véase Sociedad e regates Teeci a de l a tie 97-98, 47, 148, 153
Subanda, 63, 12, 125, 27, 28-29, Teiología vaiable 56
66. Véase también Comercio Tiea véanse Agricultura; Impuestos so-
Súbito véase Kawula bre la tiea; Retas de la tiea; Te-
Sucesió 214 ecia de la tiea; Aedamieto;
Sura 49, 50, 42, 2 2, 2 4-2 5 . Véanse Sistema pecatu
también caas suras ,jaba I j Tieas baldías véas Yermo
Sukawati 72 ta, véase Agua bedita
Surya 7 , 84, 99 , 20 , 205, 23 7. Véan Títuos 1 36, 37, 39 4 , 43, 233- 234,
s también Siva; Dioses 23 7- 23 8. Véase también Si stema d e tí
«Sustativismo» vesus «frmalio» tulos
1 64 Toe crematoria 178, 83, 198, 24
Swellegr ebe J. L . 31,22 Véanse también Axis mundi; Mote
meru
Tabaa 27, 3-32, 36, 39, 40, 42, 67, Trabajo agrícola véanse Sociead de re
72, 84- 9, 22 , 127- 29, 36, 37, gates; Teecia de l a tiea; Aenda-
38-39, 4, 42, 73, 208, 212, taio
23 7, 23 8, 245, 246 Trace véase Meditació
Tailadia 70 Tratado 66-69, 72, 162. anse también
Teatro e sombras chiescas 20, 209, Aiazas; Ley
244245 Tres Grades Templo los véase Ka-
Templo e a Cbeza de las Aguas 07- yaga Tiga
08, 3, 57. Véae también Pura Twngs, 49, 50, 5 , 70, 2 2, 238. V éa
Ulu Suwi se también Nobleza
Teplo de la Cabeza el Aozal 06- Troo de dios véase Padmasana
07, 1 58 . Véase también Pra Subak o Tumpek, 2 1 . Véase también Wuku
Pura Ulu Carik
Tempo de a Cabeza del Estado 24- Ukirn, 1 93 - 95 , 209. Véanse también
242, véase Pura Paataa Axis Mundi; Pui
Templo de la Muete o del Iterior véase Umah, 140
Pura Dalem
Templo de la muerte 83. ase también Van BloemeWaaders P. L 12 , 16 6
Kahyaga tiga Van Eck R, 68
Templo de la presa véase Templo de la Van Leur J C 18, 120, 69170, 71,
cabeza de ls aguas 235
Templo del Gra Cosejo 83, 107, 134- Van aerse H 234
1 35 , 242, v éase Pura Balai Agug Van Stei Caleel P. V. 133
Vrja de dos hoja 20 Wong jaba 49
Visnu véase Dios Wong jer, 49
Wong Majapahit 43
Wrgi, 5 9-60 7 72 88. Véanse también orsly P. J, 223 228 236-237 239
Matrimonio; Hiprga mia 244-245
Waris 1 94- 95 2 Wuku 209 2 . Véase también Caln-
a véase Sistma d vaa dario
br M 9 50 93 229 247
him W. , 24 Yo 239-240
sia 49 50 70
ittfgl K. 24 75 153 Zimmr H 209
ittgenstin L , 232 «Zonas neutrals» véase Frontras