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Quien juzga es un imitador de Satanás, que va detrás de las personas para acusarlas ante el

Padre" (S.S. Francisco)


Quien juzga a un hermano se equivoca y terminará por ser juzgado del mismo modo. Dios es "el
único juez" y quien es juzgado podrá contar siempre con la defensa de Jesús, su primer
defensor, y con la del Espíritu Santo. Lo afirmó el Papa Francisco en la homilía de la Misa de este
lunes por la mañana celebrada en la Casa Santa Marta.
Usurpador de un lugar y de un papel que no le pertenece es quien juzga al hermano y cosechará
una derrota, porque terminará como víctima de su misma falta de misericordia, dijo el Papa
Francisco al comentar la página del Evangelio sobre la paja y la viga en el ojo.
Y fue muy claro a la hora de distinguir: "La persona que juzga se equivoca, se confunde y sale
derrotada", porque "se pone en el lugar de Dios, que es el único juez".
Este apelativo de "hipócritas" que Jesús lanza más veces con respecto a los doctores de la ley está
realmente dirigido a todos, también porque, observó el Papa, quien juzga lo hace "enseguida",
mientras "que Dios para juzgar se toma su tiempo".
"Por esto, quien juzga se equivoca, simplemente porque toma un lugar que no le corresponde
-explicó-. Pero no sólo se equivoca, sino que se confunde".
"Está tan obsesionado por lo que quiere juzgar, por esa persona, ¡tan, tan obsesionado! que esa
paja no le deja dormir -continuó-. ‘Quiero quitarte esa paja'... Y no se da cuenta de la viga que
tiene él mismo"."Confunde, cree que la viga es la paja. Confunde la realidad. Es un fantasioso. Y
quien juzga se convierte en un perdedor, termina mal, porque la misma medida será usada para
jugarle a él", advirtió.
"El juez que se equivoca de lugar toma el lugar de Dios, soberbio, suficiente, apuesta en una
derrota. ¿Y cuál es la derrota? La de ser juzgado con la misma medida con la que él juzga",
destacó.
"El único que juzga es Dios y aquellos a los que Dios da la potestad para hacerlo", añadió el Papa
Francisco, que indicó en el comportamiento de Jesús el ejemplo a imitar, respecto a los que no
tienen escrúpulos a la hora de juzgar a los demás.
"Jesús, ante el Padre, ¡no acusa nunca! Al contrario: ¡defiende! Es el primer Paráclito. Después
nos envía el segundo, que es el Espíritu. Él es el defensor: está ante el Padre para defendernos de las
acusaciones", recordó.
"¿Quién es el acusador? -preguntó-. En la Biblia se llama "acusador" al demonio, Satanás. Jesús
juzgará, sí: al final del mundo, pero mientras tanto intercede, defiende...".
En definitiva quien juzga, afirmó el Papa Francisco, "es un imitador del príncipe de este mundo
que siempre va detrás de las personas para acusarlas ante el Padre".
Que el Señor "nos dé la gracia de imitar a Jesús intercesor, defensor, abogado, nuestro y de los
demás", pidió, y "no imitar al otro, que al final nos destruirá".
"Si queremos ir por el camino de Jesús, más que acusadores debemos ser defensores de los
demás ante el Padre", dijo el Papa.
"Cuando veo algo que no está bien en el otro ¿lo defiendo?¡No! ¡Pues entonces calla! Ve a rezar y
defiéndelo ante el Padre, como hace Jesús. Reza por él ¡pero no juzgues!", instó Francisco.
"Porque si lo haces, cuando tú hagas algo mal, serás juzgado -concluyó-. Recordemos bien esto, nos
hará bien en la vida de todos los días, cuando nos vienen las ganas de juzgar a los demás, de
murmurar de los demás, que es una forma de juzgar".

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