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CAPITULO 2

EL ENCARGO DE SUFRIR POR EL EVANGELIO

Transmitiendo la verdad (2 Timoteo 2:1-2)

El capítulo uno termina con el triste comentario de Pablo a la amplia deserción de los creyentes
de Asia (1:15). Sólo Onesíforo y su familia fueron la excepción. Pablo ahora exhorta a Timoteo
a que él también, en medio del desmoronamiento general, se mantenga firme. Es como si Pablo
le dijera: “No importa lo que otras personas digan o piensen. No importa cuán débil y tímido te
sientas. Tú, pues, hijo mío, ¡esfuérzate!”. (La V.P. traduce: “recibe fuerzas de la bendición que
tenemos de estar unidos a Cristo Jesús”)

Pero debe hacer algo más que preservar la verdad, debe también transmitirla. Este es el
ministerio para el cual Pablo le dice que debe fortalecerse en la gracia de Cristo. En esta
transmisión de la verdad Pablo considera cuatro etapas:

1º)- La fe confiada a Pablo por Cristo; por ello la llama “mi depósito” (1:12). Es suya por
depósito y no por invento suyo; él insiste en que su evangelio “no es según hombre” ni se apoya
en la tradición humana (leer Gál. 1:11-12).

2º)- Lo que le fue confiado a Pablo, él a su vez lo encomienda a Timoteo. Así “mi depósito” se
transforma en “tu depósito”, y lo que se me ha confiado a mí (1:12) es ahora la verdad que se te
ha sido encomendada a ti (1:14).

3º)- Lo que Timoteo ha oído de Pablo debe ahora “encargar a hombres fieles”, de los cuales
evidentemente quedaban algunos entre los muchos desertores de Asia.

4º)- Tales hombres deben tener idoneidad “para enseñar también a otros”. La habilidad que
debía buscar Timoteo en estos hombres era en parte integridad de carácter y por otra parte
habilidad para enseñar.

Así funciona la Visión G12, según el modelo que Pablo indicó a Timoteo:
Características del ministerio de liderazgo al cual Timoteo ha sido llamado.

Pablo lo ilustra vivamente usando seis metáforas. Todas ellas enfatizan que la labor de Timoteo
ha de ser esforzada, involucrando trabajo y sufrimiento.

1º) Primera metáfora: EL SOLDADO DEDICADO (v. 3-4)

Las experiencias de Pablo en la prisión le habían dado muchas oportunidades de observar a los
soldados romanos y meditar en los paralelos que existen entre el soldado y el cristiano. Pero
Pablo lo distingue como “buen soldado de Jesucristo”, porque es un hombre dedicado, que
demuestra su disposición y voluntad para sufrir y concentrarse.

a- El soldado en servicio activo no espera un tiempo fácil y seguro. Asume el riesgo, la


adversidad y el sufrimiento como asuntos de rutina. La vida no será fácil. Si somos leales
al evangelio vamos a experimentar oposición y burla. Compartimos estos sufrimientos
con nuestros compañeros de milicia cristiana.

b- es soldado debe estar dispuesto a concentrarse, además de sufrir. El soldado se desliga


de asuntos seculares para dedicarse a la milicia y así para satisfacer a su superior o estar
bajo las órdenes de su comandante. Vivimos en el mundo y no podemos escapar de las
responsabilidades que tenemos (hogar, trabajo, comunidad). Debemos cumplirlas. Lo
Pablo dice no “te enredes” al punto de distraerte de tu misión.

2º)- Segunda metáfora: EL ATLETA QUE LUCHA LEGITIMAMENTE (v. 5).

Usa la imagen de los competidores griegos. Nadie es coronado sino compite conforme a las
reglas. La vida cristiana se compara en el NT con una carrera, no en el sentido de competir
entre nosotros, sino en la autodisciplina del entrenamiento. Hemos de correr la carrera
“legalmente”, no siendo tramposos moralmente. Hemos de obedecer la Ley de Dios, no es a
nuestra manera. De lo contrario no hay corona. Y no sólo en el aspecto moral sino en el servicio
cristiano.

3º)- Tercera metáfora: EL LABRADOR TRABAJADOR (v.6)

Si el atleta debe actuar legítimamente, el labrador debe trabajar intensamente. El trabajo


esforzado es indispensable para una buena cosecha. El éxito depende tanto de la transpiración
como de la habilidad y conocimiento. Aunque la tierra sea mala, el tiempo inclemente y el
ánimo poco, el labrador debe perseverar en su trabajo. Habiendo puesto sus manos en el arado
no debe mirar atrás.

Diferente al caso del soldado y el atleta, la vida del labrador “está totalmente exenta de
excitación y lejos de toda emoción, ya sea por peligros o de aplausos”. No obstante, las
primicias de la cosecha son para el labrador esforzado. El las merece. Es por eso que un
perezoso nunca puede ser un buen labrador (Prov 10:5; 20:4; 24:30-31).
¿A qué clase de cosecha se refiere Pablo? Hay dos que son obvias:

a- Una cosecha de santidad, el fruto del Espíritu (Gál. 5:16; 6:8). Muchos cristianos se
sorprenden que no crecen en santidad ¿No será que estamos descuidando cultivar el
terreno de nuestro carácter? (Gál. 6:7). No hay crecimiento espiritual sin sufrimiento.
Dios obra a través de las pruebas y tribulaciones.

b- Una cosecha de almas por medio de sembrar y regar la semilla del Evangelio (Mt.
9:37, Jn 4:35, Rom. 1:13, 1 Cor. 3:6-7). Las almas no son ganadas por medio de fórmulas
automáticas, sino de trabajo, sudor y lágrimas. Oración y sacrificio personal para
dedicarnos a otros.

El “labrador que trabaja” es el que puede esperar resultados. Trabajar implica “empeño, fatiga y
cansancio”. Para Pablo el trabajo espiritual también involucraba esfuerzo, no sólo el que se
hace con las manos (Rom. 16:6, 12b; 2 Cor. 6:5; 1 Cor 15:10).

Si le pidiéramos a Pablo que nos dijera en qué consistían sus trabajos, creo que contestaría en
términos apostólicos refiriéndose a dos prioridades: la oración y el ministerio de la Palabra
(Hch 6:4). Pablo se refiere a, los ancianos “que trabajan en predicar y enseñar” (1 Tim 5:17).
Pablo describe a los colosenses su “trabajo, luchando según la potencia de Dios, la cual actúa
poderosamente en mí” (Col 1:29 y 2:1, compare con 1 Tim 4:10), se refería a batallar en
oración a favor de la iglesia.

Sin duda que la bendición de Dios reposó sobre las labores de Pablo de manera muy especial.
Obtuvo una buena cosecha.

4º)- Cuarta metáfora: EL OBRERO QUE NO SE AVERGUENZA (v. 14-19)

De esta exhortación surgen varios hechos:

a- El trabajo del obrero cristiano es un trabajo de enseñanza. Es llamado a usar “bien la


palabra de verdad”.

b- Hay dos clases de obreros: los “aprobados” (probados y hallados verdaderos), como se
ensayan los metales y son reconocidos como genuinos. Los “no aprobados”, porque
fracasaron cuando fueron probados. Los primeros “no tienen de qué avergonzarse”,
mientras que los otros tienen motivo de profunda vergüenza.

c- La diferencia entre estas dos categorías de maestros (líderes) tiene relación con el trato
o uso de “la palabra de verdad”, el buen depósito. Ej: Timoteo debe ser buen obrero,
aprobado y no avergonzado (v.15); por el contrario, Himeneo y Fileto (v.17), son ejemplo
de malos obreros que han perdido el derecho a la aprobación de Dios (no importa cuánto
los hayan aprobados los hombres) y tienen muchos motivos para estar avergonzados.

Pablo le dice a Timoteo que los evite (v.14, 16-17a). Porque el daño causado por estos falsos
maestros; es “impío”: aleja a las almas de Dios, y “gangrenoso”: diseminan su infección en los
creyentes (V.P. v.17 “sus enseñanzas se extenderán como el cáncer”), “trastornan la fe de
algunos” (v.18b).

Pero aunque la fe de los hombres pueda ser trastornada el fundamento de Dios permanece
firme, y tiene un doble sello (v.19), posiblemente recordando la historia del A.T. sobre la
rebelión de Coré, Datán y Abiram (Num 16:5, 26). Solo Dios ve el corazón, pero nosotros
podemos ver la vida y conducta de ellos, que son evidencia de lo que hay en su corazón. Los
dos sellos son necesarios: el divino y el humano, el invisible y el visible.

5º)- Quinta metáfora: EL UTENSILLO LIMPIO (v. 20-22)

El cuadro que Pablo usa es claro. Toda casa está equipada con vasos, cacharros y cubiertos de
diferente clase. En una “casa grande” o mansión hay de todo: los de “oro y plata” para
ocasiones especiales; y otros de uso personal del dueño de casa (de madera, de lata, etc), son de
calidad inferior y para “usos viles” en la cocina o el lavadero.

¿Qué quiere decir Pablo? La “casa grande” es la Casa de Dios, la Iglesia.

Pero ¿los vasos que representan? A los maestros (líderes). Ej: Jesús le dijo a Ananías acerca del
recién convertido Pablo “Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi
nombre…” (Hch. 9:15). En otro lado, Pablo se refiere a él y sus colegas como teniendo “este
tesoro en vaso de barro” (2 Coe. 4:7).

Entonces Pablo está hablando de dos clases de maestros (ministros, líderes), los auténticos
como Timoteo y los falsos como Himeneo y Alejandro.

La condición para ser “vasos de honra”: santificados (limpios: moralmente; y “de estas cosas”:
del error y maldad de ellos).

La promesa de Dios: ser útil al Señor (al servicio del duelo de la casa) y dispuesto para toda
buena obra.

6º)- Sexta metáfora: EL SIERVO DEL SEÑOR (v.23-26).

La metáfora vuelve a cambiarse. El vaso en la casa ahora se transforma en un esclavo de la


familia (en el contexto de los “debates de palabras, v14 y las “profanas y vanas palabrerías”
v.16).

¿Qué es lo que Timoteo, como esclavo de la familia, debe desechar? Las controversias “necias e
insensatas” y que sólo generan contiendas. Hay controversias legítimas, pero otras son meras
“especulaciones contenciosas, son tontas, vanas, sin sentido, indisciplinadas, sin instrucción”
porque van más allá de las Escrituras y no se someten a ellas como autoridad final.

La característica principal del “siervo del Señor” debe der la amabilidad y mansedumbre:
sufriendo el mal, la falta de bondad, soportar las insensateces, y siendo tolerantes con las
reacciones infantiles, sin resentimientos. Pero a todos enseñándoles la verdad y corregir el error,
escuchen o dejen de escuchar.

La verdad enseñada con esta clase de conducta puede producir una notable obra de salvación y
liberación (v.25b-26). Pero queda en claro que la obra la debe hacer el Señor al “concederles
arrepentimiento para el reconocimiento de la verdad”

El lazo del diablo

Esta expresión nos permite ver detrás dele escenario en cada ministerio de evangelización y
enseñanza. Detrás se está desarrollando una batalla espiritual. El diablo es comparado con un
astuto cazador que captura viva a su presa por medio de un lazo o trampa. También los droga o
embriaga, pues la palabra utilizada para el escape de sus cautivos significa literalmente “volver
a la sobriedad” o “volver a a sensatez” después de un período de embriaguez diabólica. Solo
Dios puede libertarlos de tal cautividad, en que los hombres están atrapados y drogados por el
diablo, y concederles arrepentimiento y el reconocimiento de la verdad. Pero Dios obra el
rescate por medio del siervo que evita contender y enseña con bondad, paciencia y
mansedumbre.

REPASANDO: podemos ver claramente el cuadro del obrero cristiano ideal que Pablo pinta
con palabras e imágenes:

Debemos dedicarnos totalmente a nuestra obra como buenos soldados, atletas que actúan
legítimamente y labradores que trabajan con esfuerzo. Como obreros sin vergüenza debemos
ser claros y exactos en nuestra predicación. Como vasos para usos de honra debemos ser justos
en nuestro carácter y conducta. Finalmente, el siervo del Señor debe ser cortes y amable.

Cada metáfora se concentra en una característica que contribuye a presentar un cuadro


completo, estableciendo en cada caso la condición para ser útiles.

Solamente si nos entregamos sin reservas a la pelea, la carrera y la labranza, podremos esperar
buenos resultados. Sólo si trazamos la verdad en forma recta y no nos desviamos, seremos
aprobados por Dios y no habrá motivos de vergüenza. Únicamente si nos purificamos de lo vil,
de todo pecado y error, seremos vasos para honra, útiles para el amo de la casa. Solamente si
somos afables y no contenciosos, como siervos verdaderos del Señor, Dios dará arrepentimiento
a nuestros adversarios, conocimiento de la verdad y liberación del mal.

Tal es nuestra pesada responsabilidad de trabajar y sufrir por el evangelio. No sorprende que el
capítulo haya comenzado con una exhortación a “esforzarnos en la gracia que es en Cristo
Jesús”.

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