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Nombre: Luis Alejandro Zambrano Silva Código: 2171055

AGUIRRE, Carlos Antonio. Anti manual del mal historiador o cómo hacer una
buena historia crítica. Capitulo IV: "Por los caminos de la buena historia
antipositivista “México: Ediciones desde abajo, 2002.

CAPITULO II
LOS SIETES (Y MÁS) PECADOS CAPITALES DEL MAL HISTORIADOR
La mala historia es mil veces más fácil de hacer y de enseñar que la buena
historia o historia crítica. Es justamente el fruto de esos libros aburridos y pesados
que nadie lee y no toman en cuenta. Son historias que repiten las anécdotas
locales y los sucesos pintorescos de una cierta población, localidad, región
cualquiera del mundo, personajes, etc. Son resúmenes ya dichos por otros autores
que no tienen orden ni sentido, carecen de definiciones históricas específicas y de
datos y hechos históricos que sean realmente los hechos significativos.
El primer pecado del mal historiador actual es el del positivismo, que creen que
hacer historia es lo mismo que llevar a cabo el trabajo de investigación y de
compilación del erudito limitando el trabajo del historiador, exclusivamente al
trabajo de las fuentes escritas y de los documentos, se reduce a las operaciones
de la critica interna y externa de los textos, clasificación y ordenación de los textos.
La verdadera historia sólo se construye cuando, apoyados en esos resultados del
trabajo erudito, accedemos al nivel de la interpretación histórica, a la explicación
razonada y sistemática de los hechos, fenómenos, procesos y situaciones
históricas que estudiamos.
El segundo pecado es del anacronismo en historia, la falta de sensibilidad hacia el
cambio histórico, que asume consciente e inconscientemente que los hombres y
las sociedades del pasado eran iguales a los de ahora, que pensaban, sentían,
actuaban y reaccionaban de la misma manera que en la actualidad. Se cancela
una de las tareas primordiales de la historia que es la de mostrar, primero a los
historiadores y después a toda la gente, en qué ha consistido precisamente el
cambio histórico, qué cosas se han modificado al paso de los siglos y cuáles se
han mantenido, y también cuáles han sido las diversas direcciones o sentidos de
esas múltiples mutaciones históricas.
El tercer pecado es el de la noción del tiempo. Una idea del tiempo que se concibe
como una dimensión única y homogénea, que se despliega linealmente en un solo
sentido y que está compuesto por unidades y subunidades perfectamente
divididas y siempre idénticas, de segundos, minutos, horas, días, semanas,
meses, años, décadas, siglos y milenios. El tiempo newtoniano de los físicos,
medido por los calendarios y relojes, no es nunca el verdadero tiempo histórico de
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las sociedades, es más bien un tiempo social e histórico, que no es único sino
múltiple, y que además es heterogéneo y variable, haciéndose más denso y más
laxo, más corto o más amplio, y siempre diferente, según los acontecimientos,
coyunturas, estructuras históricas a las que se refiera
El cuarto pecado es el de la idea limitada del progreso. Es también la de una
ineluctable acumulación de avances y conquistas determinadas fatalmente por el
simple transcurrir temporal que parece afirmar que inevitablemente, todo hoy es
mejor que cualquier ayer, y todo mañana será obligatoriamente mejor que el de
hoy. Esta es una idea afirmada por los apologistas del capitalismo. El buen
historiador crítico restituye a la noción de progreso como una multiplicidad de
líneas y de trayectorias diversas que lo integran, que acometen muchas veces un
problema hasta encontrar su solución, ensayando y equivocándose, explorando y
avanzando.
El quinto pecado capital es el de la actitud profundamente acrítica hacia los
hechos del presente y del pasado, y hacia las diferentes versiones que las
diversas generaciones han ido construyendo de ese mismo pasado/presente. Es
la típica actitud pasiva que los historiadores positivistas mantienen siempre a los
testimonios y a los documentos tal y como han acontecido.
El sexto pecado es del mito repetido de su búsqueda de una objetividad y
neutralidad absoluta frente a su objeto de estudio, la pretensión de tomar partido,
no juzgar, no apasionarse y no involucrarse para nada con los personajes o con
las situaciones que se investigan. Es imposible una historia que sea realmente
neutral y que sea objetiva. Toda historia reflejará necesariamente las elecciones y
el punto de vista del propio historiador, los que se proyectan incluso desde la
elección de los hechos que son investigados y los que no, hasta el modo de
organizarlo, clasificarlos, interpretarlos y ensamblarlos dentro de un modelo más
comprehensivo que les da su sentido y significación particulares.
Finalmente, el séptimo pecado es el posmodernismo en historia haciéndose eco
de algunas posturas que se han desarrollado recientemente en las ciencias
sociales norteamericanas y también en la historiografía. Han comenzado a
proliferar en algunos países ciertos historiadores que intentan reducir a la historia
a su sola dimensión narrativa o discursiva, evacuando por completo al referente
esencial de los propios hechos históricos reales. Los historiadores hacemos
historia con el objetivo de conocer, comprender y luego explicar la historia real,
convencidos de que somos capaces de establecer, cada vez más, verdades
históricas científicas, verdades cada vez más precisas y capaces de dar cuenta
real de los problemas concretos históricos que investigamos.
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Capitulo IV: "Por los caminos de la buena historia antipositivista


El autor comienza su apartado exponiendo el hecho intelectual a su modo de vista
del siglo XIX el cual fue la aparición y el desarrollo del Marxismo, el cual tuvo tal
relevancia que sus impactos crecen y se expanden a lo largo del siglo XX, para
seguir hasta nuestros días, y también se puede ver su influencia en las ciencias
sociales y en la historia como historiografía contemporánea y como la versión
fundadora y primera de toda historia critica aun posible.
Con el nacimiento de esta nueva historia el autor menciona que no tiene nada de
lineal de ni simple luego de su nacimiento, no será hasta después de la segunda
guerra mundial cuando el marxismo penetre dentro de la academia y de las
universidades de todo el mundo.
Se puede ver una desigualdad en el impacto y en la presencia del marxismo
dentro de las distintas historiografías nacionales de todo el orbe, lo que puede
explicar como otras cosas los caminos que han recorrido los estudios históricos
mundiales durante el siglo XX y esto se puede explicar debido a su desarrollo e
influencia en el mundo.
Su etapa fundacional fue de 1848 a 1870.
Mientras que, por otro lado, se ha desarrollado una segunda etapa que va desde
1870 hasta 1929, donde la nota dominante de la historiografía mundial será la
consolidación y afirmación del modelo de la historiografía positivista, donde sus
rasgos generales será una mala historia, oficial, plana y acomodaticia, que es el
extremo de la verdadera historia critica. Esto significa una regresión frente a lo que
había significado el marxismo para los estudios históricos contemporáneos
Las diversas ramas o autores de los múltiples “Marxismos” del siglo XX dónde
prácticamente todos los proyectos historiográficos innovadores se han definido en
oposición critica y posiciones contrapuesta a esta estéril historiografía positivista.
La escuela de los Annales a lo largo del siglo XX se ha ido descubriendo y luego
elaborando su propio camino, otra vertiente de la historia igualmente critica que a
la vez coincide con varios puntos esenciales con los aportes del proyecto marxista
antes referidos.
El primer ciclo de vida de esta corriente francesa de los Annales va abarcar los
años de 1929 hasta 1968, consolidando el proyecto antipositivista de una historia
critica e innovadora que ha sido la que ha construido su fama, como su presencia
en el mundo aún en la actualidad.
Aportes de la escuela de los Annales:
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Su primer aporte desarrollado es la reivindicación e incorporación dentro de la


historia del método comparativo, porque para los primeros Annales desarrollados
entre 1929 y 1941 no hay historia científica posible, que no sea al mismo tiempo
una historia comparatista, March Bloch define la comparación histórica con los
siguientes términos “¿Que es para comenzar, comprar dentro de nuestro dominio
de historiadores?” siendo la respuesta elegir dentro de uno o varios medios
sociales diferentes, dos o más fenómenos que aparenten a primera vista mostrar
entre ellos ciertas analogías, luego describir las curvas de su evolución,
comprobar similitudes y diferencias en la medida de lo posible y explicar tanto
unas como las otras. Comparar implica eludir la “Falsa comparación” que el
menciona donde se intentan confrontar fenómenos que no poseen entre si
ninguna analogía o similitud evidente, lo que implica que no todo es comparable
con todo. Por lo que hacer historia de este modo será posible con el apoyo de ese
método comparativo.
Siendo solo a partir de la repetición de procesos eficaces y comparables de
casualidad o de determinación histórica, que será posible detectar tendencias y
postular posibles leyes del acontecer histórico, acotando al mismo tiempo la
vigencia de su curva evolutiva en general, comparar en historia entonces es
proyectar siempre una nueva luz sobre la realidad histórica estudiada.
Una segunda contribución metodológica de los Annales, se conecta con los
desarrollos de la historiografía contenidos en el proyecto de Marx, que es la del
horizonte de la historia concebida como historia global o total, historia globalizante
o totalizante, que ha sido muchas veces mal interpretada, como si fuese
equivalente a la historia general, o a la historia universal.
Esto es el análisis al inmenso conjunto de todo aquello que ha sido transformado,
resignificado, producido o con debido por los hombres, hasta el más inmediato y
actual presente, la historia global nos dice que todo lo humano y todo lo que a eso
humano conecta es un objeto pertinente y posible de análisis histórico, y ello en
cualquier época que haya acontecido, pero más sin embargo no significa que todo
eso humano sea igualmente relevante ni explicativo de los grandes procesos
evolutivos de las sociedades y de los hombres porque la historia global no es igual
a la universal, ya que ese termino descriptivo solo engloba al conjunto de historias
de todos los pueblos, razas, imperios, naciones y grupos humanos que han
existido hasta hoy. Ni tampoco a la historia general.
Dicho esto la historia global es más bien un concepto complejo que se refiere a
esa totalidad articulada y jerarquizada dotada de sentido que es precisamente esa
obra de los hombres en el tiempo, su derivación epistemológica como exigencia es
la de situar permanentemente al tema al problema o tema estudiado dentro de las
sucesivas totalidades que lo enmarcan, siendo así capaz de sobrepasar
sistemáticamente los limites como expone Fernand Braudel, explicando sus
vínculos y sus puentes con las totalidades diversas que le corresponden, en el
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sentido de reconstruir la historia desde el punto de vista de la totalidad, como


afirma Marx.
Un tercer aporte que será desarrollado por los primeros y los segundos Annales es
el de la historia interpretativa, siendo concebida como el punto de partida mismo
de la investigación histórica, esta tesis implica que la historia parte de problemas
Una cuarta aportación es de esta corriente es la reivindicación del paradigma de la
historia abierta o en construcción, porque este tipo de nueva historia critica es
también una historia joven, en construcción que se encuentra a la búsqueda de la
definición de sus perfiles más definitivos y fundamentales.
Un quinto y último aporte de la escuela de los Annales del periodo de 1929 a 1968
es el de la perspectiva de análisis derivada de la teoría de los diferentes tiempos
históricos de la larga duración en la historia, desarrollada básicamente por
Fernand Braudel, una teoría que comenzará por criticar y deconstruir radicalmente
la nación modelo burguesa de la temporalidad que adoptando sin critica al
concepto newtoniano de tiempo físico, afirma que existe un solo tiempo
homogéneo y compuesto de fragmentos idénticos entre sí, que avanza de manera
independiente e irreversible frente a los hechos y procesos humanos, a los que
incluso regula, controla y subordina. Frente a ello está la teoría braudeliana que va
a afirmar la existencia de múltiples tiempos, que no son los tiempos del reloj o los
del calendario, sino que son temporalidades histórico-sociales tan múltiples,
diversas y heterogéneas como las realidades históricas mismas, en consecuencia
tiempos variables más o menos densos y más o menos disímiles que al hallarse
directamente vinculados a esos acontecimientos, fenómenos, y procesos sociales-
humanos van a expresarse como las muchas duraciones históricas a investigar y a
utilizar por parte de los historiadores.
Tiempos diferenciados que Fernand Braudel va a resumir en su triple tipología del
nivel de los acontecimientos o hechos del tiempo corto, el nivel de las coyunturas
o fenómenos del tiempo medio y el plano de las estructuras de los procesos del
tiempo largo o larga duración histórica. Donde se ubican inicialmente aquellos
hechos inmediatos, de segundo se ubican los fenómenos de coyunturas, esos
datos repetidos y reiterados durante años o décadas sean culturales, sociales,
económicas, o políticas, y por ultimo se ubican las estructuras de la larga duración
histórica lo cual corresponden a los procesos seculares, y a veces hasta
milenarios de las realidades más duraderas, más elementales y más profundas de
esa misma vida histórica de las sociedades, como pueden ser las jerarquizas
sociales, mentalidades respecto a la vida, muerte, trabajo, etc. Que pueden ser
coordenadas que persisten y sobreviven a lo largo de los siglos.
Por lo que se trata entonces de proponer para la histórica critica una nueva visión
de temporalidad, visión radicalmente distinta de los fenómenos temporales que
frente al tiempo lineal y cronológico que se fragmenta, en días, meses, semanas,
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proponiendo en cambio una idea más compleja de las múltiples duraciones


concebidas más bien como espacios fluidos y densos.
Por lo que se debe comenzar a estudiar los fenómenos históricos dentro de los
diversos y múltiples flujos, siempre variables, pero siempre convergentes, de sus
respectivas duraciones históricas.
Estos son los 5 aportes principales desarrollados por la escuela de los Annales, la
cual se ha encargado del proceso más global de construcción de una historia
critica.

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