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Silvia Galvis Alberto Donadío

COLOMBIA NAZI
1939 - 1945
Espionaje alemán. La cacería del FBI.
Santos, López y los pactos secretos.
PLANETA

Colombia Nazi

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Carta credencial de embajador del Reich ante Colombia a nombre


de Wolfgang Dittler, Berlín, 14 de mayo de 1936, y firma de Adolf
Hitler en el mismo documento. Archivo de la Cancillería, Bogotá.
COLOMBIA
NAZI
1939-1945

Espionaje alemán
La cacería del FBI
Santos López
y los pactos secretos

SILVIA GALVIS
ALBERTO DONADIO

PLANETA
Silvia (¡alvis
Alberto Donadío

Planeta C olom bian a Editorial S.A .


1986 ^

Diseño gráfico
Diego Tenorio

ISBN 958-614-174-8
2a. Edición, octubre de 1.986

PRINTED IN COLOMBIA

Está penada por la Ley 23 de 1982 en


Colombia la reproducción total o parcial
de la presente obra por cualquier medio
de duplicación presente o futuro que no
acredite la autorización de Planeta Co­
lombiana Editorial. S.A. Calle 22 No. 6-
27. Piso 3o. Bogotá, D.E.
Contenido

Introducción ............................................................................................ 9

1. Un vspía que no vino del frío .................................................. 13


2. V ogel, N ik olaus, R ullhusen y com pañía ............................. 29
3. El contraespionaje del FBI ......................................................... 39
4. Espía a la colom b ian a .................................................................. 55
5. Los pactos secretos ....................................................................... 61
6. La lista negra ................................................................................... 101
7. El fideicom iso ................................................................................... 141
8. El banquero de D ios .................................................................... 157
9. La Scadta: peligro para el Canal ............................................. 165
10. La guerra de la propaganda ...................................................... 177
11. Subm arinos nazis vs. goletas colom b ian as .......................... 213
12. López de M esa y el antisem itism o ........................................ 235
13. ¿La am enaza amarilla? ................................................................ 257
14. Los nazis tras las revueltas ......................................................... 285
15. El golpe de Pasto ............................................................................ 315
Postdata ..................................................................................................... 341
A nexos ........................................................................................................ 347
Bibliografía .............................................................................................. 359
Indice A nalítico ....................................................................................... 361
A Kai y Alexandra
S.G.

A papá y mamá
A.D.
Introducción

E ste libro no se habría podido escribir de no ser por los miles


de documentos sobre la historia de Colombia que reposan
—literalmente, pues son prácticamente inéditos y descono­
cidos— en los Archivos Nacionales de Washington, D.C.,
un edificio de diez y ocho pisos que guarda los papeles, ma­
pas, fotografías y cintas magnetofónicas de casi todas las
dependencias del gobierno norteamericano. Esos documentos,
aún los más secretos, pasan al dominio público generalmente
al cabo de treinta años.
Para esta investigación los autores consultaron en el ar­
chivo del Departamento de Estado la correspondencia entre
Washington y la embajada en Bogotá, los memorandos inter­
nos del Departamento sobre Colombia, y los informes envia­
dos por los consulados norteamericanos, que durante la segun­
da Guerra Mundial cumplían funciones de inteligencia. Esa
documentación revela que dos presidentes colombianos auto­
rizaron secreta e inconstitucionalmente a las fuerzas militares
norteamericanas para que invadieran Colombia, sin previo
permiso especial, cuando lo consideraran necesario para hacer
frente a una amenaza contra el Canal de Panamá.
También examinamos los informes del agregado militar,
del agregado naval y particularmente los del FBI. Entre 1940 y
1945 los agentes del FBI desarrollaron en Colombia y en los
demás países de América del Sur una vasta misión de contraes­
pionaje para detectar y desarticular la red de espías nazis.
Sobre la existencia de esta misión, única en los anales del FBI,
circularon en Colombia algunos rumores durante la guerra,
pero creemos que nunca antes había sido demostrada y deta­
llada.
Los Archivos Nacionales nos permitieron asimismo en­
contrar, con muy probable certeza, la clave del hundimiento de
la goleta Resolute, un acontecimiento que en 1942 pareció
acercar a las costas colombianas el fragor de la guerra lejana, y
que desde entonces originó polémicas entre quienes afirmaban
que el naufragio había sido causado por un submarino nazi y
los que creían que se trataba de un montaje propiciado por los
Estados Unidos.
El libro precisa la intervención directa de los Estados
Unidos en la imposición de la Lista Negra, a la cual fueron
relegados extranjeros y colombianos por reales o presuntas
simpatías hacia el Eje. La posición manifiestamente antisemita
del Canciller Luis López de Mesa y la innegable identidad de
Laureano Gómez con el ideario derechista de la Europa totali­
taria, son otros de los episodios poco conocidos de este perío­
do de la vida colombiana.
El hilo conductor de esta historia es, como lo proclama el
título, la presencia nazi en Colombia, representada en los
espías y otros agentes que aquí operaron, en el Partido Nacio­
nal Socialista de los Trabajadores, en la difusión ideológica y
en la influencia económica y social de muchos miembros de la
colonia alemana en el país, en esa época la más numerosa.
La investigación fue complementada con la consulta de
los archivos en Colombia. A ese efecto fue particularmente
favorable la expedición de la ley 57 de 1985 sobre publicidad de
actos y documentos oficiales, la cual en su artículo 13 dispone
lo siguiente:

La reserva legal sobre cualquier documento cesará a


los treinta (30) años de su expedición. Cumplidos éstos el
documento adquiere carácter histórico y podrá ser con-
sultado por cualquier ciudadano y la autoridad que esté
en su posesión adquiere la obligación de expedir a quien
lo demande copias o fotocopias del mismo.

El archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores conde­


ne muy interesante documentación. Su directora durante va­
rios años. Luz Beatriz Pedraza, logró convertir un montón de
expedientes empolvados en una fuente que permite el trabajo
de investigación. El archivo carece, no obstante, de una sede
adecuada y de ayudas que faciliten la identificación exacta de
los documentos. También se consultaron los archivos del Mi­
nisterio de Defensa Nacional v de la Presidencia de la Repú­
blica.
Agradecemos la ayuda que nos prestaron la abogada
Pedraza y su asistente, Ana Isabel Rubio; el coronel (r) Eze-
quiel Rojas Casadiego y Campo Elias Gordon del archivo del
Ministerio de Defensa; Henry Velandia y Susana Mcjía del
archivo de la Presidencia de la República; Sally Marks y John
Taylor, de la rama diplomática y militar, respectivamente, de
los Archivos Nacionales de Washington. Un agradecimiento
especial a Mary Hickey y Ered Strasser por su cálido apoyo
logístico.
Abreviaturas

ACSJ Archivo de la Corte Suprema de Justicia.


AMDN Archivo del Ministerio de Defensa Nacional.
AMRE Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores.
APR Archivo de la Presidencia de la República.
DE Departamento de Estado.
EEU Embajada de los Estados Unidos.
EW European War
FBI Federal Bureau of Investigation.
FRC Federal Records Center, Suitland, Maryland.
MRE Ministerio de Relaciones Exteriores.
NA National Archives (Archivos Nacionales).
oss Office of Strategic Services (Oficina de Servicios
Estratégicos).
RG Record Group (Grupo de documentos).
SE Secretario de Estado.
1. El espía que no vino del frío

E n 1920, cuando tenía tres años de edad, Heriberto Schwar-


tau Eskildsen hizo su primer viaje a Alemania. Sus padres, que
entonces residían en Barranquilla, loenviaronalcuidadodesu
abuela. El niño permaneció en Alemania durante cinco años y
de regreso a Colombia un tutor se encargó de su educación en
Manizales, nuevo lugar de residencia de la familia. Al cumplir
los once años viajó de nuevo a Alemania con el fin de ingresar
al colegio. Las ideas de Adolf Hitler ganaban terreno mientras
el estudiante barranquillero cursaba los estudios secundarios y
Heriberto Schwartau terminó siendo un nazi convencido1.
De vuelta en Colombia una vez más, administró la finca
cafetera de su padre en el norte del departamento del Valle del1

1. A menos que se indique otra cosa, este capítulo está basado en las
siguientes fuentes: FBI, «Germán Espionage in Latín America», junio de
1946, pp. 188-9, box 484, NM-3 L82, RG 319, FRC; Informe del agregado
militar, preparado por Edwin McKee, División de Inteligencia Militar,junio
22 de 1943, SI-334; Informe del agregado militar, preparado por Harold K.
Milks, abril 13 de 1943, S1-283, RG 165, FRC; resolución del director de la
Policía Nacional, abril 10 de 1943, folios 38-44, expediente 103,S-6No. 107,
ACSJ. Existen pequeñas discrepancias entre las fuentes citadas en cuanto a
ciertas fechas y detalles. Por ejemplo, el informe de abril 13 de 1943 indica
que Schwartau viajó a Alemania cuando tenía cuatro años, en tanto que el
del FBI menciona que sólo tenia tres. En estos casos de duda se ha seguido el
informe del FBI pues fue preparado después de la guerra y ello hace suponer
mayor precisión.
14 Colombia Nazi

Cauca, aunque por corto tiempo, dado que en 1937 viajó a


Alemania con el fin de estudiar agricultura. No residió por
mucho tiempo en la patria de sus padres pues al año siguiente
estaba de regreso en Colombia y retomó la administración de
la finca. En 1938, al cumplir los 21 años de edad, obtuvo la
cédula de ciudadanía y el pasaporte colombianos.
Sus inclinaciones nazis provocaron serias discrepancias
con su padre, al punto que el joven decidió romper con su
familia. En 1940 vendió todo lo que tenía, convirtió el produci­
do en seis mil quinientos dólares norteamericanos y el 22 de
enero de 1941 partió hacia Alemania vía Japón y Rusia. Con el
inicio de las hostilidades esa era la ruta más segura, si no la
única, para viajar a Alemania. Portaba el pasaporte colombia­
no número 433, expedido en Manizales. El 10 de marzo entró a
la Unión Soviética con una visa que le fue concedida en Tokyo
sobre un pasaporte también expedido en Manizales, pero no
por las autoridades colombianas sino por el cónsul alemán.
Schwartau despachó a Hamburgo por correo su pasaporte
colombiano y probablemente atravesó la URSS en el ferroca­
rril trans-siberiano. Catorce días más tarde salió de territorio
soviético y en Elamburgo visitó a su madre Mary, que estaba
enferma, y realizó algunos viajes dentro de Alemania y a
Polonia, nación que Hitler había invadido el primero de sep­
tiembre de 1939. En el verano de 1941 estuvo viviendo en
Elamburgo con su madre.
Las autoridades militares le ordenaron enrolarse en el
batallón de ingenieros y Schwartau adujo que era ciudadano
colombiano para eludir el servicio militar, pero sus razones no
fueron escuchadas. Una vez en el ejército hizo saber a sus
superiores que hablaba español, alemán e inglés, por lo cual
fue trasladado a Berlín. En ese momento, a los 24 años, comen­
zó su carrera como el principal espía nazi en Colombia durante
la segunda Guerra Mundial.
En Berlín se le prometió un estipendio mensual a favorde
su madre si aceptaba convertirse en espía. Schwartau se inscri-
El espía que no vino del frío 15

bió en un curso de espionaje para aprender el código Morse, el


uso de claves secretas y el empleo de la tinta invisible. El
primero de septiembre de 1941 su hermana Ilse escribía desde
Hamburgo a su padre Juan, radicado en Colombia, que Heri-
berto se iría de viaje en una semana. «No sabemos, por supues­
to, a dónde va ni por cuanto tiempo, pero de otra parte es
lógico que también él deba marcharse», señalaba Ilse. El 12 de
septiembre Mary Eskildsen escribía a su marido: «Herbert
[Heriberto] partió de Hamburgo y debo pedirte que no seas
agresivo con él en tus cartas, ahora que el muchacho está
haciendo todo lo que puede por la Patria».
Existe constancia que un día después de la carta de Mary,
Heriberto se presentó a la legación colombiana en Madrid
para revalidar su pasaporte número 433. Estaba en Madrid por
órdenes superiores, en espera de viajar a América del Sur, pero
como no le alcanzó el dinero se dirigió a la embajada alemana.
Esta no tenía conocimiento de la importancia que Schwartau
asignaba a su misión, por lo que se le ordenó regresar a
Alemania. En diciembre estuvo de nuevo en Madrid, donde la
embajada, informada del motivo de su presencia, le entregó
seis mil dólares.
Hasta bien entrada la guerra Lati (Linee Aeree Trasconti-
nentali Italiane) prestó el único servicio aéreo comercial entre
Europa y el hemisferio occidental. Fue un vuelo de Lati el que
Schwartau abordó en Sevilla, España, con destino a Recife,
Brasil, donde desembarcó el 19 de diciembre de 1941. Su
llegada fue informada a Alemania ese mismo día en una trans­
misión clandestina. El mensaje indicaba que «Enrique» había
llegado al Brasil. Heriberto se había convertido en «Enrique»,
alias que seguiría utilizando en todas sus actividades de espio­
naje.
En barco el espía alemán viajó a Rio de Janeiro. Se
estaban adelantando por esa fecha en la entonces capital del
Brasil los preparativos para la reunión de consulta de los
cancilleres americanos, organizada por los Estados Unidos
16 Colombia Nazi

para convocar la solidaridad continental ante el ataque japo­


nés a Pearl Harborel 7 de diciembre de 1941, que significó la
entrada de los Estados Unidos a la guerra. Schwartau hizo
amigos entre algunas personas relacionadas con la conferen­
cia, que se reunió en la segunda mitad de enero de 1942.
En febrero, la embajada colombiana en Rio le expidió un
nuevo pasaporte, hecho que quedó registrado en los libros de
la misión, así como en una transmisión clandestina a Alema­
nia. Según el mensaje, «Enrique» contaba con un nuevo pasa­
porte y es probable que lo hubiera solicitado debido a que el
anterior contenía pruebas de su viaje al Japón. El espía barran-
quillero viajó a Buenos Aires con el supuesto propósito de
gestionar la representación de firmas comerciales en otros
países del continente. En Buenos Aires, el consulado venezola­
no le otorgó una visa de tránsito y por la misma fecha un
mensaje clandestino indicó que «Enrique» había adquirido la
visa venezolana.
Desde la capital argentina «Enrique» envió una comuni­
cación en tinta invisible para establecer contacto con otros
representantes de la red de espías alemanes en América Latina.
La escritura invisible es un antiguo sistema. Los nazis tenían
tres métodos de fabricación de la tinta, pero el más común
consistía en disolver en alcohol una tableta analgésica llama­
da pyramidon2.
El 23 de febrero «Enrique» viajó a Santiago en un vuelo de
Panagra. Allí entró en contactocon un miembro de «Cóndor»,
el grupo de espías alemanes que operaba en Chile bajo la
supervisión de «Bach» (Ludwig von Bohlen), agregado aéreo
de la embajada alemana, y del gerente de una compañía na­
viera germana en Valparaíso. El grupo mantenía un transmi­
sor de radio identificado con la sigla PYL, que servía para

2. Stanley E. Hilton, Hitler’s Secrei War irt South America 19.19-1945


(New York: Ballantine Books. 1982), p. 17.
R E P U B L IC A DE C O L O M B IA
M I N IS T E R I O D E R E L A C I O N E S E X T E R IO R E S TRADUCCION RUTERO: 1 5 8 1 -A

________ d e l ALEMAN________

TRAD: I IT/

V ice-C onaulado de España


_________ B a r r a n q u i l l a _______

B arran q u illa, O ctubre 4 de 1943.

E s f i e l c o p i a d e l a p a r t i d a de n a c i m i e n t o o r i g i n a l d e K a r l
A d o lf H e r b e r t S c h w a r t a u E s k i l d s e n , que a p a r e c e en e l a r c h i ­
vo d e l C o n s u l a d o A l e m á n d e B a r r a n q u i l l a . -

Consulado Alemán I m p e r i a l - B a rra n q u illa - .

E x p e d id o en B a r r a n q u i l l a a 5 de N oviem bre
d e 1919 ( m i l n o v e c i e n t o s d i e c i n u e v e )
Por u n te e l s u s c r i t o fu n c io n a rio com pare­
c ie r o n hoy lo s s i g u i e n t e s s e ñ o r e s , a q u i e n e s c o n o zco , há
b ile 3 para a c tu a r : -
1) F r i e d r i c h B e l li n g r c d t , ciudadano pru -
sia n o , c o m e rc ia n te, d o m i c i l i a d o en B a r r a n q u i l l a ,
2 ) A u g u s t A l b e r t J o h a n n e s Ltthr, c i u d a d a -
no p r u s i a n o , c o m e r c i a n t e , d o m i c i l i a d o en B a r r a n q u i l l a ,
quienes d eclararo n :
Es c i e r t o que e l 15 d e A g o s t o de 1917 a l a s 3 de l a m añana
n a c i ó K a r l A d o l f H e r b e r t , h i ^ o d e H a n s N i c o l a u s SCHWARTAU,
c iu d a d a n o de H am burgo, c o m e r c i a n t e , d o m i c i l i a d o en B a r r a n -
q u i l l a , y d e s u l e g i t i m a e s p o s a M ary C a t h e r i n a E s k i l d s e n d e
S c h w u r t a u , a n t e r i o r m e n t e c i u d a d a n a de H am burgo . -

El niño se en cu en tra vivo.


M. G. u.
(firm ado): F rie d ric h B e llin g ro d t
(firm ado): A u g u s t , A l b e r t , J o h a n n e s LU.hr
(firm ad o ): K rack er von S c h w a r tz e n f e ld t,
M i n i s t r o Alemán

(En E s p a ñ o l d i c e ) : " E l i n f r a s c r i t o V i c e - C ó n s u l de E s p a ñ a
en B a r r a n q u i l l a , R e p ú b l ic a de Colom bia,
C E R T I F I C A
q u e e s f i e l c o p i a d e l a p a r t i d a de n a c i m i e n t o d e l s e ñ o r
K a r l A d o lf H e r b e r t S c h w a r ta u E s k i l d s e n , que s e e n c u e n t r a
en l o s a r c h i v o s d e l 2 x - C o n s u l a d o de A l e m a n i a en B a r r a n q u i ­
lla .
B a r r a n q u i l l a , 4 de O c t u b r e de 1943»
E l V ice-C ói^tíir~ de^E sj)aña , E n ca rg a o de l o s In te rese s de A le-
m ania, / '' /n \ % T ,
(F irm ad o ): Juan S a rasu a ."

(SELL O) / V i s t o ' - e'ti e s í a L e g a c i ó n - B u e n o p a r a l e g a l i z a r l a


f i r m a d e "^ Siras n í o a n S a f q s u a - V i c e - C ó n s u l d e E s p a ñ a e n B a r r a n -
q u i l l a - • 'B o g o tá , 6 d e / O c t u b r e de 1 943.
M i n i s t r o de España
f i r m a d o ) : G. d e O j e d a (SELLOS) .

Heriberto Schwartau Eskildsen, nacido en 1917, fue inscrito por


sus padres ante el consulado en Barranquilla.
REPUBLICA DE C O L O M B IA
r~ ;CEDpLA DE CIUDADANIA No...8.r?10.».641....
M adollín
A P I L I ID O S SCHVfARTAU ESKniQEN
noiI h u : .Ho.ribert.O.................................
f' NACi|o •• 1 5 -A c t-1 9 I7 -3 a rr* n q u ill«
L•
r . .•

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ti.
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K
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p- r

Cédula de ciudadanía de Heriberto Schwartau Eskildsen, el principal espía


alemán que operó en Colombia durante la segunda Guerra Mundial.
|CLNü,Jli.V»jAfj¡¡i...[
-..,=..,15 o« «o,.5
' BUÍNOS *IRI<
D ic ie m b r e 12 d e 1 9 4 2 .

S eñ ores
H e r i b e r t o S c h w a r t a u - E s k ild s e n
A p a r ta d o N a o io n a l 5 9 9

BARANQtJXLLA (C o lo m b ia )

Muy s e ñ o r n u e s t r o :

Aauaamoa r e c i b o d e s u a t t a . f e o h a lf i
d e l m es p p d o ., d e cu y o c o n t e n id o q uedam os d e b id a m e n te
im p u e s t o s . - ’

ARTICULO 04 .5 8 1 Como h a p a sa d o t a n t o tie m jíti r e c ib ir


n o t i c i a s s u y a s a l r e s p e c t o , m a n if e s t á r n o s le q u * n / o f e r t a
p a r a 3 5 0 / 5 0 0 d o c e n a s d e l - l a r t f c u l o a r r i b a m e n c io n a d o ha
s i d o r e t i r a d a p o r c o m p l e t o .-

En. c u a n to a l e s dem ás m u e s t r a s ni. ras


q ue ob ra n en su p o d e r , s í r v a s e to m a r n o t a d e n o o f r
l a s , p uéa ^a m a y o r ía d e l a s m ism as h an s i d o cam b iad a
m uohas e s t á n r e t i r a d a s de l a v e n t a . -

En c a s o de h a b e r a lg o n u e v o p a ra com
c a r i e l o h a rem o s en c u a n to te n e m o s a l g o p e r a o f r e c e r l e .

Con t a l m o tiv o a p ro v ec h a m o s l a o p o r tu ­
n id a d p a r a s a l u d a r l e muy a t t e . -

VTA AEREA
c o p ia p o r c o r r e o común
:s c h

Carta en clave recibida por el espía Heriberto Schwartau Eskildsen de


Salzmann y Cía., una firma de Buenos Aires que se encargaba de paggr los
sueldos de los espías alemanes en América del Sur. El sobre en que fue
enviada esta carta aparece en la página anterior.
(
rRrsE>^ 10üX"lii'
ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA.-E5TADO TACHIRA

Jefatura Civil del (1) D ISTRITO ' 3AIÍ1 CRISTOBAL

(2). S an C r is tó b a l r 25 de m ayo de .J 9 ¿ t2
13 o. y 8 O.

P e r m is q de T r á n s ito N o ._ _ 8 9 5 . —

E l s u s c r ito . P r im e r a A u to r id a d C iv il d e l ( 3 )........ •

........... ...................... ........... v is ta la - s o lic itu d (A ) de fe c h a i.............d e . h o y . . ....... _____________ t . i . . in ­

tr o d u c id a a este D e s p a c h o p o r e l S r . _S C íW A R T A U E S í^ L D S E N H E R I B E R T O ____ | de- n a c io n a ­

lid a d .. C o l O C l b i f i j l a . . . . . . . . . . ....... . . . . . . . . ... ...r e s id e n c ia d o en . . . B o g o t á . .

* < « ..C o l o m b i a . . , ■ f i n de q u e s e le c o n c e d a p e r m is o p a ra tr a s la d a r s e de esta p o b la c ió n a la

c iu d a d d i _ . . . . C a í a c a s . ____ ______________________ en v ia je d e ( 5 ) . . p a s e o . . . ( T u r i s m o } . . ....................... ...

e x tie n d e la p re s e n te lic e n c ia de t r á n s it o , d e c o n fo r m id a d c o n lo d is p u e s to en e l D e c r e to d e l E je c u tiv o F e­

d e r a l de fe che . ü l M i e e n e ro de 1 9 A 2 , y la c u a l e s v á lid a por ( 6 ) .......e l tr a s la d o . . . . d ía s ,

p u d ie n d o u t iliz a r la , p r e v io e l V is to B u e n o de la A u to r id a d C iv il a d o n d e se d ir ig e , p a r a s u r e g r e s o a e sta

lo c a lid a d . E l p o r ta d o r de e s te p e r m is o 'q u e d a s o m e tid o a la s d is p o s ic io n e s q u e ju z g u e n c o n v e n ie n te d ic ­

t a r la s a u to rid a d e s de tr á n s ito . El S r . . . _ S c h e a r t a .U E s k ild s e n . H e r ib e r t o P B S K C Jcít

jiH to T tto tfe l u j f t e c x x í x x x x x x x i n a t a d a : « i a a t t ; t t K x x x x m x d * y ftc b *-x~x t t x t x y y v x t y y y - c t t y t t

P e r m is o C o n s u la r d e f e c h a ...................... ...................................................

C á d u la d e l C en so N a c io n a l N o ............................. i

N O T A :(7)..L 1..5.r;-\-Scbv/arteu..E sX ildseb. H .e r ib e r to ..p o s.e e ..u n .j^ rm i.so ..d x p e d i-


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Con este permiso Heriberto Schwartau viajó en mayo de 1942 a Caracas,
donde permaneció hasta octubre del mismo año.
El espía que no vino del frío 21

transmitir a Alemania la información recogida por los espías


alemanes que actuaban en los países andinos3.
Después de un breve viaje a Buenos Aires a comienzos de
marzo de 1942, Schwartau regresó a Santiago, solicitó una visa
de tránsito en el consulado ecuatoriano y el día 20 se embarcó
en Valparaíso en la nave Maipo. Días antes del viaje, PYL
captó un mensaje de su madre desde Alemania, dirigido obvia­
mente a « Enrique», en que decía que estaba contenta de haber
recibido noticias suyas y que todos estaban bien. Al desembar­
car en Guayaquil, Ecuador, el 4 de abril, manifestó a la inmi­
gración que durante los cinco años precedentes había estado
en Colombia, Brasil, Argentina y Chile, pero omitió referirse a
su permanencia en Alemania. El 10 de abril entró a Colombia
por Ipiales y al llegar a Cali se alojó durante unos días en el
Hotel Majestic. La inteligencia naval alemana lo había desti­
nado a Cali para que informara sobre asuntos militares, sobre
la producción de materiales estratégicos utilizados por los
aliados en la guerra y sobre los buques que zarpaban de
Buenaventura. Para los submarinos alemanes que iniciaron
sus ataques en el Caribe durante el primer semestre de 1942, las
noticias sobre zarpe de buques eran esenciales porque les
servían para localizar sus blancos. Schwartau remitía los men­
sajes en tinta invisible a sus colegas en Chile. En una de sus
comunicaciones afirmó que las guarniciones de BaTranquilla y
Cartagena habían sido relevadas por tropas «yanquis» perte­
necientes al cuerpo anti-aéreo y que se estaban realizando
mejoras en la carretera entre ambas ciudades con fines estraté­
gicos.
A finales de mayo tramitó en San Cristóbal, Venezuela,
un permiso para dirigirse a Caracas, donde residió en la calle
Los Jabillos 33. Desde Caracas envió al administrador de
correos nacionales en BaTranquilla un cheque por cinco pesos,

3. ¡bul. p. 47.
22 Colombia Nazi

girado contra su cuenta en el Banco de Bogotá de Barranqui-


11a, solicitándole que le fuera remitida la correspondencia
dirigida a su apartado nacional 599. Aparentemente la presen­
cia de Schwartau en Caracas era imprevista y seguramente las
cartas de otros espías nazis le estaban llegando a su dirección
en Barranquilla. En Venezuela aparentaba ser representante
de Salzmann y Cía., empresa fabricante de medias con sede en
Buenos Aires, la cual se encargaba de pagar los sueldos a los
espías nazis en América del Sur. Schwartau envió una carta a
un tal Luis A. Vergara, casilla 628, Valparaíso, Chile, escrita
con tinta invisible y del siguiente tenor: «Inmigración aprobó
depósito contra pago. Hoy estoy citado a una entrevista. El
propósito todavía no se conoce. Aún sin dirección. Final».
Firmaba la misiva Enrique Fanalba, pero la letra era de Heri-
berto Schwartau.
Todo indica que el espía permaneció en Venezuela varios
meses, pues su retorno a Colombia se produjo sólo a comien­
zos de octubre de 1942. Entró por Cúcuta, pero esta vez venía
acompañado. Había contraído matrimonio en San Antonio
del Táchira con Nicolasa Abreu y Jiménezde Pruna, una viuda
cubana llegada a Venezuela un año antes. De acuerdo con los
agentes de la inteligencia militar norteamericana adscritos a la
oficina del agregado militar en Bogotá, Nicolasa Abreu era
una «mujer superficial de escasa virtud», atractiva y muy
inteligente, vendedora de cosméticos y madre de un niño de
diez años habido en su anterior matrimonio.
A la policía colombiana habían llegado informes sobre la
muerte de Schwartau en el frente ruso pero, una vez compro­
bada su presencia en Colombia, se interpretó que los informes
probablemente fueron propalados por Alemania y por el mis­
mo agente con el fin de facilitar su labor de espionaje. La
policía colombiana y el contraespionaje norteamericano em­
pezaron a seguir de cerca los pasos de Schwartau y de su esposa
desde cuando viajaron de Cúcuta a Barranquilla. Como las
instrucciones de Alemania indicaban que «Enrique» no debía
El espía que no vino del frío 23

s¿r visto en compañía de otros alemanes para no despertar


sospechas, Schwartau y Nicolasa Abreu recurrían a un truco
sencillo. Entraban a la función nocturna de un teatro en Ba-
rranquilla y luego de iniciada la proyección él abandonaba
solo la sala por una de las puertas laterales para ponerse en
contacto con alemanes, italianos y colombianos. Otras reunio­
nes se hacían en lugares distintos. En una ocasión, mientras
tomaba un baño en las playas de Puerto Colombia, caminó
hacia Puerto Salgar hasta encontrarse con dos extranjeros no
identificados con los cuales conversó por espacio de una hora.
Ea policía también fue hasta la hacienda Calamar cnel munici­
pio de Ulloa, al norte del Valle, donde Juan Schwartau tenía
una finca cafetera, y en el sótano de la casa encontró compo­
nentes de aparatos de radio de marcas alemanas y norteameri­
canas para la fabricación de transmisores y receptores que
permitían la comunicación por onda corta y onda ultra-corta
con cualquier parte del mundo. También se hallaron libros
sobre transmisores.
No duraron mucho tiempo las actividades de espionaje de
Heriberto Schwartau en Barranquilla. Arthur Bliss Eane, em­
bajador de los Estados EInidosen Colombia, remitió al Minis­
terio de Relaciones Exteriores una relación de las pruebas
recogidas por los servicios de inteligencia norteamericanos
sobre «Enrique», incluyendo las transmisiones clandestinas
interceptadas y el recuento de los pasaportes y visas que obtu­
vo. Esta información fue transmitida a la Policía Nacional, que
el 20 de noviembre de 1942 detuvo a Schwartau y a su esposa en
Bocas del Rosario, una inspección de policía situada 60 kiló­
metros al norte de Puerto Wilches, Santander. Se habían em­
barcado en Barranquilla tres días antes para viajar por el río
Magdalena hasta el interior del país.
La Policía los trasladó a Bogotá, puso en libertad a Nico­
lasa Abreu y comenzó a interrogar a Schwartau. Este afirmó
que no había estado en Alemania despuésde 1937,conelfinde
desvirtuar las acusaciones. Solamente reconoció que en 1941
24 Colombia Nazi

estuvo en España y dijo desconocer las cartas enviadas por su


madre y su hermana a su padre residente en Colombia, cartas
que señalaban que él se encontraba en 1941 en Alemania. Pero
su defensa principal giró alrededor de la nacionalidad. Si era
considerado ciudadano colombiano, su situación sería menos
gravosa que si era tratado como alemán, pues en este último
caso podría ser juzgado como espía y expulsado del país.
Gilberto Alzate Avendaño, político y parlamentario conserva­
dor de Caldas, se hizo cargo de su defensa por unos honorarios
iniciales de 2.000 pesos (1.140 dólares), pagados por Nicolasa
Abreu y Juan Schwartau, y desde un principio fundó su estra­
tegia jurídica en que su cliente era colombiano.
La estrategia, sin embargo, no dio frutos, porque el 10 de
abril de 1943 José María Barrios Trujilio,director general de la
Policía, dictaminó que Schwartau era alemán y no colombiano
y ordenó su expulsión del territorio nacional en el término de
diez días. La Constitución considera colombianos a los naci­
dos en Colombia que siendo hijos de extranjeros se hallen
domiciliados en el país y el detenido cumplía los dos primeros
requisitos pero no el tercero, porque no estaba domiciliado en
Colombia, razonaba la resolución dictada por Barrios Truji-
11o. Su domicilio era Caracas, había viajado con pasaporte
alemán, perteneció al ejército alemán, no estudió en planteles
colombianos, su propio padre lo definió como «fanático parti­
dario del régimen alemán», y al nacer fue inscrito en el consula­
do alemán en Barranquilla. Schwartau conoció la orden de
expulsión en la VIH División de Policía, donde estaba recluido
desde que fue apresado, y sus esperanzas quedaron cifradas en
un recurso en apariencia perjudicial que su abogado había
puesto en marcha dos semanas atrás. Alfonso Cifuentes y
Gutiérrez, abogado que asistía a Alzate Avendaño en el caso,
presentó una demanda ante la Corte Suprema de Justicia para
que se declarara que Schwartau había perdido la calidad de
ciudadano colombiano por abandono de su domicilio en Co­
lombia. A primera vista esa era exactamente la misma posición
El espía que no vino del frío 25

de la Policía y no se entendería que la compartieran los apode­


rados del detenido. La verdadera intención se puso de presente
cuando Alzate Avendaño, una vez dictada la orden de expul­
sión, pidió a la Corte Suprema que certificara que la nacionali­
dad colombiana de Schwartau era objeto de discusión en un
proceso judicial. Si esa nacionalidad estaba demandada, la
deducción obvia indicaba que el barranquillero sí era colom­
biano, pues sería imposible pedir a la Corte Suprema que
declarara que una persona ha perdido una nacionalidad que
nunca tuvo. La Procuraduría General de la Nación, que estaba
de parte de la Policía, afirmó que se trataba de una demanda
simulada, pero el abogado Cifuentes y Gutiérrez la calificó
simplemente de demanda negativa4.
Alzate Avendaño enfiló baterías contra la Policía en otro
estrado. Pidió al juez. 4o. superior de Bogotá que solicitara al
director general de la Policía el informativo levantado contra
su cliente por espionaje y que el juzgado le siguiera juicio, por
ser un delito de su competencia. El juez Rito Quintero Díaz
concluyó que «por aptitud intrínseca el señor Schwartau no
puede ser sino alemán nazista» y se declaró partidario del fallo
emitido por la Policía, respecto al cual dijo carecer de atribu­
ciones para revisarlo5.
De acuerdo con Alzate Avendaño, ante la orden de expul­
sión su defendido intentó salir de Colombia, pero en los consu­
lados de Ecuador y Perú le negaron la visa debido a los infor­
mes hostiles que distribuyó la Policía. Diez días después de
firmada la resolución de expulsión, Schwartau fue detenido de
nuevo y el 29 de abril de 1943 el juez segundo de policía de
Bogotá, Estanislao Ferro, lo condenó a dos años de colonia pe­
nal por violar la orden de expulsión6. Alzate Avendaño no se

4. Expediente 103, S-6 No. 107. folio 58. ACSJ.


5. Ibid., folios 36-7.
6. Ibid., folios 94, 102 y 103.
26 Colombia Nazi

dio por vencido. Tocó a las puertas del juzgado cuarto superior
de Bogotá y logró que el i'iscal pidiera a la Policía que le fuera
remitido el expediente y que pusiera el reo a su disposición.
Barrios Trujillo se negó explicando que se trataba de diligen­
cias reservadas que no tenían por objeto establecer responsabi­
lidades ni imponer penas sino expulsara Schwartau por la vía
administrativa7. Alzate Avendaño denunció entonces al direc­
tor de la Policía ante la Corte Suprema de Justicia por prevari­
cato, abuso de autoridad y detención arbitraria8, pero no logró
variar una suerte que ya estaba echada. Los Estados Unidos
pensaron inicialmente que Schwartau sería deportado a la isla
de Trinidad, donde las autoridades británicas y norteamerica­
nos podrían detenerlo. Sin embargo, a comienzos de junio de
1943, el Procurador General de la Nación, Rafael Escallón,
informó a la embajada norteamericana que el Presidente Al­
fonso López Pumarejo, el ministro de Gobierno Darío Echan-
día y el-director de la Policía habían determinado.que el espía
sería entregado a los Estados Unidos. Barrios Trujillo manifes­
tó que el gobierno deseaba que la entrega se hiciera rápida y
calladamente. Se planeó que el 6 de junio el detenido fuera
sacado del Panóptico (más tarde sede del Museo Nacional) y
llevado en avión a Medellín para hacer conexión el mismo día
con un vuelo de Unica (Urabá-Medellín Central Airways, Inc.)
con destino a Balboa. Antes de salir de la cárcel, los policías
purgaron a Heriberto Schwartau, lo desnudaron, lo bañaron
con manguera y luego le pusieron un overol9. En la base de
Madrid, Cundinamarca, Schwartau gritó que no permitiría
que lo entregaran a los yanquis, opuso resistencia en el mo­
mento de abordar el avión militar y fue necesario esposarlo.

7. Ibid., folio 110.


8. Ibid.. folios 85-92.
9. Entrevista con Felipe González Toledo, julio 23 de 1985. González
era redactor judicial en l l Liberal y conoció estos detalles de sus fuentes
policiales.
El espía que no vino de! frío 21

Como el avión salió a las 3:20 p.m. no fue posible hacer la


conexión con el vuelo de Unica, y el día 7 un avión militar
norteamericano estacionado en Bogotá voló a Medellín para
recoger al barranquillero y llevarlo a Balboa, Zona del Canal,
en compañía de dos detectives colombianos, el agregado jurí­
dico de la embajada norteamericana y el asistente del cónsul de
los Estados Unidos en Medellín. Ese mismo 7 de junioel diario
El LiberaI informaba, equivocadamente, que el expulsado
había sido transportado a la colonia penal de Araracijara.
En los Estados Unidos, Schwartau fue interrogado por el
FBI. Sus inclinaciones nazis no disminuyeron, pero sí suminis­
tró informes que hicieron posible la identificación de otros
agentes alemanes en América del Sur. Cuando se enteró que la
Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos
había interceptado los mensajes de y para «Enrique» transmi­
tidos por estaciones clandestinas, dijo de algunos de sus cola­
boradores: «Esos tontos debían haber usado una clave que no
se pudiera descifrar»101. Nicolasa Abreu logró unírsele poco
después de su partida de Bogotá y en noviembre de 1945, más
de seis meses después de la terminación de la guerra, ambos
estaban todavía en un campo de detención para extranjeros en
Crystal City, Texas, donde también estuvieron recluidas otras
personas provenientes de América del Sur, especialmente ale­
manes, japoneses y unos cuantos italianos. Por esa época,
Schwartau y su esposa se dedicaban a escribirá Carlos Sanzde
Santamaría, embajador colombiano en Washington, al Minis­
terio de Relaciones Exteriores y a la Corte Suprema de Justicia
para que los ayudaran a regresar a Colombia". Paradójica­
mente Schwartau ganó la demanda ante la Corte, pero sólo en
1946, cuando la sentencia apenas tenía valor simbólico. La

10. FBI, -Germán Espionage ¡n Latín America», p. 1X9.


11. Schwartau a Sanz de Santamaría, noviembre 13 de 1945; Schwartau
a Presidente de la Corte Suprema de Justicia, agosto 2X de 1945; Vargas
Nariño a MRE, junio 7 de 1945, No. 270, AMRE.
28 Colombia Nazi

Corte señaló que no bastaba el cambio de domicilio para


perder la nacionalidad colombiana, sino que era necesario que
el ciudadano se nacionalizara en otro país para dejar de ser
colombiano12. En cambio, el Consejo de Estado, al resolver,
también en 1946, la demanda de Alzate Avendaño contra la
resolución de la Policía que ordenó la expulsión, acogió la tesis
contraria y sentenció que quien no tuviera domicilio en Co­
lombia perdía la nacionalidad colombiana13.
El rastro de Schwartau reaparece en Medellín en 1961,
cuando la Registraduría Nacional del Estado Civil le expide la
cédula de ciudadanía laminada. En Medellín se dedicó durante
varios años a negocios de importación de maquinaria. Interna­
cional Comercial Colombiana Limitada, «Incocol», la firma
que gerenciaba, entró en concordato en 1980 y fue posterior­
mente embargada por la Administración de Impuestos Nacio­
nales por deudas fiscales14.
Cuando uno de los autores se puso en contacto con él en
Medellín, Schwartau manifestó que se trataba de hechos ocu­
rridos mucho tiempo atrás y que no era necesario revivirlos.

12. Expediente 103, S-6 No. 107, folios 169-72, ACSJ.


13. Ibid., folios 173-82.
14. Juzgado 13 civil del circuito de Medellín, providencia de abril 30de
1980. Oficio 001447, marzo 16 de 1982, Cobranzas, Administración Regio­
nal de Impuestos Nacionales, Medellín.
2. Vogel, Nikolaus, Rullhusen y compañía

El barón Karl von Schleebrügge vivió en Ciudad de México


hasta 1938 como representante de una firma sueca fabricante
de tanques. Se ausentó del país por un tiempo y cuando regresó
en 1939 —el año en que Hitler anexionó a Polonia desencade­
nando la segunda Guerra Mundial— lo hizo como jefe del espio­
naje alemán. Era coronel del ejército de Hitler, usaba monóculo
y polainas, y sus gestos marciales llamaban la atención. Franz
von Papen, embajador alemán en Viena durante la anexión de
Austria, era primo suyo. Con lá ayuda de un hermano que re­
sidía en México, von Schleebrügge consiguió que el gobierno
mexicano le expidiera un documento en que constaba que
había sido comisionado oficialmente para realizar experimen­
tos con aparatos de radio inalámbricos. En 1940.se leunióGeorg
Nikolaus, mayor del ejército y veterano de la primera Guerra
Mundial, y con él creó una red de informantes y observadores,
organizó el contrabando de petróleo mexicano hacia Alemania
rompiendo el bloqueo económico británico y estableció trans­
misores clandestinos en todo el país. En poco tiempo, Nikolaus
llegó a ser la mano derecha de von Schleebrügge. En una oca­
sión en que ambos fueron detenidos en la península de Yucatán
mientras realizaban mediciones marítimas, el documento oficial
que portaba el bafón les permitió quedar en libertad. El buen
éxito de sus actividades sólo se vio afectado por la falta de
dos para pagar a los agentes y para el sostenimiento de le ;/
jefes espías. Nikolaus entró a México con diez mil dólares
30 Colombia Nazi

saquillo de cuero colgado del cuello, pero unos meses más


tarde, agotado el dinero, se requerían nuevas sumas1.
La embajada italiana en Washington tenía en octubre de
1940 casi cuatro millones de dólares en varias cuentas banca-
rías. Berlín pidió a Roma autorización para disponer de esos
fondos en América del Sur. Un millón cuatro cientos mil
dólares debían destinarse a los agentes con sede en Ciudad de
México. Con ese fin el secretario de la embajada italiana viajó a
la frontera mexicana llevando el dinero en efectivo. Entró a
México y tomó el tren, pero no pudo entregar los fondos,
porque el F BI en los Estados Unidos, atento a los retiros tan
cuantiosos de las cuentas de la embajada, había alertado a las
autoridades mexicanas, que detuvieron al funcionario,desesti­
maron su investidura diplomática y decomisaron el dinero12.
Georg Nikolaus trabajó diez años en Colombia con el
Banco Alemán Antioqueño, que durante la guerra se transfor­
mó en el Banco Comercial Antioqueño. Estando de vacaciones
en Berlín en 1938 recibió una carta de su banco donde le
comunicaban que sus servicios ya no eran requeridos. En
enero de 1939, a instancias de un antiguo camarada del ejérci­
to, se presentó a las fuerzas armadas y fue asignado a la
división económica del servicio de inteligencia con sede en
Hanover. Allí estuvo a cargo de actividades de inteligencia en

1. I ISI, «Germán Lspionage in Latín America», pp. 22-23; Ladislas


barago, The Carne o f ¡he Foses (New York: David McKay, 1971), p. 307;
Hilion, llillcr's Seeret llar in South America, p. 33.
2. Otros dos correos italianos corrieron con mejor suerte. Se embarca­
ron en New Orleans con destino a Rio de Janeiro, en tanto que dos agentes
británicos habían sido estacionados en Recite (entonces llamada Pernambu-
co) con órdenes de abordar el buque y robarse el dinero antes de llegara Rio.
Pero el gobierno brasileño, que había prometido ayudar a incautar la reme­
sa, traicionó a los dos agentes británicos y dispuso que el barco no hiciera la
escala anunciada en Recite, por lo que el dinero finalmente llegó a la
embajada italiana en Rio. William Stevenson, A Man Cal/cd hurepid (New
York: Ballantine Books, 1976), pp. 301-3.
Vogel, Nikolaus, Rullhusen y Compañía 31

¡•'rancia, Holanda e Inglaterra. Cuando a finales del año se le


ordenó trasladarse a México, tomó un curso de sabotaje en el
instituto técnico de Plótzensee, cerca de Berlín, y recibió ense­
ñanza en transmisiones radiales cifradas. Partió hacia América
del Sur vía Moscú y Japón, desembarcó en Balboa y se dirigió a
Colombia. Se reunió en Bogotá con su amigo Max Vogel,
quien a partir de ese encuentro comenzó a prestar servicios a la
red de inteligencia alemana en el continente1.
Max Vogel y Georg Nikolaus se conocieron en Bucara-
manga en 1936. Como ambos eran alemanes y ambos solteros,
se hicieron buenos amigos. Nikolaus era gerente del Banco
Alemán Antioqueño en Bucaramanga y Vogel manejaba en
esa ciudad y en la vecina población de Rionegro los negocios
de la casa Breuer-Moller & Cía. Sucesores, una firma que
también operaba en Cúcuta y en Maracaibo, Venezuela, y que
se dedicaba a la exportación de café y a la importación de todo
tipo de mercancías que vendía en sus propios almacenes y
distribuía en el interior del país. Los dos amigos volvieron a
encontrarse de nuevo en la Semana Santa de 1940, cuando
Nikolaus llegó de Panamá y le comunicó a Vogel los detalles de
la misión que debia cumplir en México. Vogel aceptó conver­
tirse en remitente de la correspondencia que Nikolaus enviaría
a Alemania a través de varios intermediarios en América del
Sur''. Por esa razón, cuando la policía colombiana allanó el 12
de diciembre de 1942 la oficina de Vogel en la calle 12 No.
10-43 de Bogotá encontró un buen número de comunicaciones
con Nikolaus.
Vogel fue detenido el 9 de febrero de 1943 y sometido a
cinco interrogatorios por Luis A. Hernández Ruiz,directordel
departamento de investigación e identificación de la Policía
Nacional. Negó toda vinculación con el espionaje nazi y dio34

3. FBI, «Germán Espionage in Latin America», pp. 23-26.


4. Agregado militar, Bogotá,abril 5 de 1943, No. AIS-286,1.G. 5940,41,
pp. 4-5, RG 165, NA.
32 Colombia Nazi

larguísimas explicaciones tendientes a demostrar que los pecu­


liares métodos que empleaba para recibir y despachar corres­
pondencia eran simples precauciones motivadas por la guerra.
Vogel, que era miembro de la Bolsa de Bogotá v representante
de una firma ferretera alemana, se inventó el nombre Manuel
Villar F. para recibir en sus apartados nacional y aéreo cartas
de sus padres y de la compañía que representaba. Eludía así la
censura, que fácilmente habría detectado correspondencia di­
rigida a un destinatario con nombre alemán. Otra precaución
consistió en no enviar las cartas directamente de Alemania a
Colombia, pues en ese caso habrían pasado por la censura
británica que operaba en Jamaica y en Trinidad, sino a direc­
ciones en Brasil, de donde eran remitidas a Perú, luego a
Ecuador y finalmente a Colombia. Adicionalmente, lascarías
que Vogel ponía al correo en Bogotá eran enviadas por tripli­
cado a través de rutas distintas5.
No era cierto, sin embargo, que esas precauciones se
aplicaran únicamente a la correspondencia personal y comer­
cial de Vogel, que en el momento de la detención tenía 18 años
de vivir en Colombia y 38 de edad. La policía descubrió que
Vogel recibía cartas de Nikolaus desde México, las abría, les
agregaba palabras como «Pensamiento» o «Besos, Gertrude»,
cambiaba el sobre y luego las redespachaba a nombres ficticios
como Alvaro Reis, apartado postal 690 o J. Leonard, apartado
184, ambas direcciones en Rio de Janeiro6. Vogel también
suministraba información a Nikolaus sobre las exportaciones
de petróleo de Colombia y Venezuela, con base en datos
tomados de la Revista del Banco de la República y otras publica­
ciones; sobre la inconveniencia de utilizar para misiones secre­
tas a Plans J. Harders, propietario de la Ferretería Industrial
de Bogotá y considerado Verlrauensmann (hombre de confian-

5. ¡bul., pp. 6-7, 10.


6. Ibid.. pp. 9, 13.
Vogel, Nikolaus. Rullhusen y Compañía 33

/a) por los jefes del espionaje en Alemania, debido a que su


esposa era mitad aria y mitad judía; sobre el hotel de Cali
donde debería haberse hospedado von Schleebrügge en octu­
bre de 1940 de paso para Lima,en un viaje que finalmente no se
realizó; sobre los nombres, los sueldos y la capacidad técnica
de los nuevos pilotos que nombró Avianca al dejar de ser
Scadta; sobre la Fuerza Aérea Colombiana; sobre la apertura
de una cuenta en dólares en Nueva York a nombre de un
mexicano inexistente para que Nikolaus pudiera manejar fon­
dos no susceptibles de congelación por parte de las autoridades
norteamericanas; y sobre la fabricación de material de guerra
en Denver, Colorado, con base en artículos aparecidos en la
prensa colombiana7. Vogel alegó que Nikolaus sólo le mandó
siete pesos colombianos para cubrir los gastos de correo, pero
tu policía encontró que en una carta a su amigo en México
acusó recibo.de un giro de al menos mil dólares, suma eviden­
temente exagerada si se tratara sólo del pago de estampillas, y
que en verdad estaba destinada a reconocer los buenos servi­
cios que Vogel prestaba como eslabón entre los agentes nazis
que operaban en Norte y Centro América y aquellos que
minaban en América del Sur8.
Los servicios de Max Vogel se iniciaron durante su en­
cuentro de dos días con Nikolaus en Bogotá en la Semana
Santa de 1940 y se prolongaron hasta marzo de 1942, cuando
las autoridades mexicanas detuvieron a Nikolaus y lo entrega-
ion al FBI. La detención de Nikolaus comenzó a gestarse
ilesile mediados de 1941, cuando el FBI descubrió a un agente
nti/i llamado William Sebold, alemán nacionalizado en los
I stados Unidos, encargado de un transmisor clandestino de
t,idio que mantenía contacto con la red alemana en México.

7. ¡bul., pp. 5-6, 14-15, 20, 31, 11; FBI, «Germán Espionage in Latin
America», p. 38.
8. //)/(/., p. 8.
34 Colombia Nazi

Sebold siguió operando el transmisor como agente doble, lo


que permitió al FBI identificar la red nazi en México y llevar a
juicio a espías localizados dentro de los Estados Unidos1*.
En marzo de 1943 Max Vogel fue deportado de Colombia.
Previo acuerdo con la legación española en Bogotá,encargada
de los asuntos alemanes, se dispuso su envío al puerto de La
Guaira, Venezuela, donde abordó un barco español. Estaba
previsto desde un principio que Vogel sería detenido en Trini­
dad cuando el barco tocara puerto. Fue luego llevado a los
Estados Unidos e internado durante el resto de la guerra. En
1946 su caso fue examinado por una junta creada para resolver
los casos de los extranjeros enemigos que se encontraban en los
Estados Unidos. La junta recomendó a la sección de control de
extranjeros enemigos (Alien Enemy Control Section) del De­
partamento de Justicia la deportación de Vogel. Este causó
muy mala impresión a la junta por su renuencia a contestar
preguntas y por sus falsedades deliberadas; Vogel dijo ignorar
que Nikolaus participaba en actividades de espionaje, aunque
reconoció que sabía que su amigo mantenía contacto con
organismos oficiales en Alemania. Su intento de explicar sus
transacciones financieras con Nikolaus se caracterizó por lar­
gas pausas y en ocasiones por una ausencia total de respuestas.
Del interrogatorio de 102 páginas que le hizo el FBI la junta
dedujo que Vogel no estaba dispuesto a confesar todo lo que
sabía. Vogel alegó que las informaciones dadas a Nikolaus
fueron suministradas de buena fe y únicamente para el bienes­
tar de Colombia y Alemania, pero la junta no creyó en sus
palabras910.

9. Hilton, Hiller'x Secret War in South America, pp. 242, 213.


10. Enemy Aliens from the Other American Republics, Office of Intelli-
gence Research, División of Research f'or the American Republics, box 14,
State Department «lot liles», RG 59, NA.
Coge!, Nikolaus, Rullhusen y Compañía 35

11na señal muy débil

Otro espía soltero nazi en Colombia fue Hermann Hein-


rich Rullhusen. Nacido en Hamburgo en 1912, partió muy
joven hacia Nicaragua para dedicarse a los negocios de algo­
dón y de allí pasó a Colombia, donde se aplicó al comercio de
pieles. En 1939 fue a Alemania por pocos meses con la esperan­
za de regresar a Colombia, pero el estallido de las hostilidades
lo obligó a permanecer en su tierra natal y la escasez de dinero
10 forzó a aceptar la sugerencia de un amigo de ingresar al
cuerpo de espías nazis en América Latina. Recibió instrucción
en materias como escritura invisible, códigos y comunicacio­
nes radiales. Como Rullhusen mencionara que en Colombia
podría ponerse en contacto con un operador de radio de su
confianza, se decidió que su misión primordiahsería trasmitir
toda clase de información de interés para el Reich. Antes de
partir le fueron entregados quinientos dólares, un microfilm
del tamaño de una estampilla con instrucciones y diagramas
para construir un transmisor de radio, y un pasaporte costarri-
i cuse falsificado a nombre de Enrique Acosta S., pero con su
Vciiladera fotografía y su fecha real de nacimiento. El pasapor­
te contenía una visa colombiana, también falsificada, réplica
de la visa legítima que aparecía en su pasaporte alemán. En
utilizo de 1940, antes de embarcarse en Génova, Italia, con
destino a La Guaira, Venezuela, obtuvo una visa venezolana.
Inglesó a Colombia con su pasaporte alemán auténtico, que­
mó el falso que ya no necesitaba, y en Bogotá hizo contacto
11 >n su antiguo compañero de colegio Karl Heyck, quien aceptó
iivudarlo en su misión clandestina".
( 'liando Rullhusen se dio a la tarea de montar el transmi-
•iiii ile radio se enfrentó a mil obstáculos. El operador de
nuil lanza que tenía en mente contratar había regresado a
Al nnania, por lo que tuvo que bandearse solo.

II ll'iil.. F B I , « G e r m á n E s p i o n a g e in L a t í n A m e r i c a » , p p . 1 8 9 - 9 0 .
36 Colombia Nazi

Un hermano de Johannes Bischoff, su jefe en el servicio de


inteligencia, le envió desde Dallas, Estados Unidos, un aparato
de radio. Para septiembre de 1940 Rullhusen cablegrafió en
código a Bremen que estaba listo para recibir mensajes. Un
cable de respuesta le indicó pocos días después que Alemania
comenzaría a transmitir. Sin embargo, la señal que el agente
escuchaba era muy débil, nunca pudo recibir un mensaje com­
pleto y además no lograba descifrar íntegramente el texto en
clave. Después de otros intentos infructuosos, Rullhusen se
desanimó e hizo saber a sus jefes que abandonaba el transmi­
sor y que utilizaría la escritura secreta para reportar los movi­
mientos de naves marítimas en los puertos colombianos. Fue
precisamente una de sus cartas, interceptada por la contrainte­
ligencia aliada, la que proporcionó la primera pista acerca de
sus actividades. La condena a veinte años de cárcel impuesta
en los Estados Unidos a Waldemar Othmer, un espía nazi
estacionado en el estado de New Jersey, fue atribuida por el
FBI a los informes de Rullhusen, condiscípulo de Othmer
durante un curso de radio en Bremen. En 1942 Rullhusen dejó
de ser espía al cesar los pagos de Alemania y en 1944 fue
deportado a los Estados Unidos. En su lugar de reclusión en
Camp Kenedy, Texas, confesó y colaboró con el FBI suminis­
trando los nombres de otros agentes. Esta actitud preocupó a
Rullhusen en 1946, cuando se estudió su deportación de los
Estados Unidos a Alemania. El temía que de regreso a su país
podría ser acusado por traidor, pero la junta que examinaba
los casos de los llamados enemigos extranjeros, si bien simpati­
zó con Rullhusen y destacó su comportamiento honesto, deter­
minó que las autoridades militares aliadas que detentaban el
poder en Alemania estaban en capacidad de proteger a los
colaboradores de los Estados Unidos y que además el deporta­
do no correría un riesgo mayor que los muchos alemanes que
estaban colaborando con los aliados desde la ocupación'2.12

12. Enetny Aliens from the Other American Republics.


I oge/, Niko/aus, Rullhusen y Compañía 37

La red de sabotaje

Oscar Poensgen también era soltero y también perteneció


al espionaje alemán en Colombia, pero su misión no fue la
usual de enviar informaciones a través de transmisores clan­
destinos o utilizando tinta invisible. A partir de 1940 aceptó
hacer parte de una red nazi dedicada al sabotaje en América
I atina. Los saboteadores eran dirigidos por Albert Julius von
Appen, alias «Apfel», empleado de una compañía marítima en
( hile, y entre los cabecillas de la red se contaban Boris Dreher,
radicado en Rio de Janeiro, y el Dr. Georg Blass, alias
«Dr.Braun», un ingeniero de 52 años enviado especialmente
desde Alemania en 1940. Dreher vivió en Colombia desde 1932
hasta 1934 como empleado de una firma aseguradora alema­
na, pasó luego a Chile y más tarde se radicó en el Brasil. Un
i i-presentante comercial suyo en Colombia le notificó a finales
de julio de 1940 que se requería su presencia en vista de
problemas causados por decretos del gobierno, y Dreher deci­
dió hacerse acompañar en este viaje de negocios por el «Dr.
Mraun» con el fin de organizar en Colombia una filial del grupo
tic sabotaje. Entraron en contacto con Oscar Poensgen, em­
pleado de la agencia marítima Transmares en Cali. Poensgen
aceptó realizar labores de sabotaje en Cali v Buenaventura,
lomó el juramento acostumbrado, recibió 500 dólares y las
humillas químicas para preparar explosivos y asumió el alias
•'( 'tul Wehrt». A su vez, Poensgen reclutó a Bruno Johannsen,
im/i convencido, miembro de las SS (Schutzstaffel, unidad
militar del partido nazi que actuaba como guardia de Hitler y
luei/a especial) y empleado de Transmares. Durante su viaje a
< olombia, Dreher y el «Dr. Braun» matricularon a otros
.di inanes en el círculo de saboteadores, concretamente a He-
lald von Krogh, empleado de una firma cafetera en Bogotá;
IIhiin I ahrius, empleado de la Hamburg-American Line en
llui maquilla; y al gerente del Banco Alemán Antioqueño en
» macas, Karl Roggeman, con quien se reunieron en Bogotá.
38 Colombia Nazi

La sección colombiana, no obstante las instrucciones y el


dinero recibidos por sus miembros, nunca llevó a cabo actos de
sabotaje. Roggeman debía colocar explosivos en barcos, pero
la orden definitiva de hacerlo no le fue dada jamás. Poensgen
reconoció cuando estuvo detenido en los Estados Unidos que
hizo parte de la banda y que de habérsele ordenado realizar
actos de sabotaje habría ejecutado fielmente la orden, pero
insistió en que en la práctica no colocó una sola bomba y que
no entendía las fórmulas químicas y por ende le habría sido
imposible alistar explosivos. Explicó que, en su opinión, un
alemán leal a su patria no podía dejar de cumplir la misión que
le asignaron Dreher y el «Dr. Braun». Las autoridades nortea­
mericanas de todas maneras lo consideraron peligroso y lo
deportaron a Alemania13.

13. F B I , « G e r m á n E s p i o n a g e in L a t i n A m e r i c a » , p p . 1 9 7 - 2 0 2 .
3. El contraespionaje del FBI

I) urante la segunda Guerra Mundial se creyó que los agentes


nazis que operaban en el hemisferio occidental pertenecían a la
Geheime Staatspolizei o Gestapo, la temible policía secreta
del período de Hitler. En verdad, la Gestapo no extendió sus
tentáculos a ningún país americano.
Los espías nazis que actuaron en Colombia y en otros
países del continente hacían parte de la inteligencia militar
alemana y dependían del OKW (Oberkommando der Wehr-
macht) o Comando Supremo de las Fuerzas Armadas. Uno de
los cinco departamentos del OKW tenía a su cargo las funcio­
nes de inteligencia: el Amt Auslandsnachrichten und Abwehr
u oficina de inteligencia exterior y defensa, más conocida como
Abwehr1.
Los distintos distritos militares en que estaba dividida
Alemania contaban con su propia Abwehr, y fue especialmen­
te la Abwehr de Hamburgo la encargada de las operaciones en
América del Sur. El comandante supremo de la inteligencia
militar en el exterior fue el almirante Wilhelm Canaris, un
nacionalista de origen griego, enigmático, de baja estatura,
¡mticomunista aunque no nazi.
Adolf Hitler no preparó nunca planes precisos sobre el
subcontinente latinoamericano, pero ello no tranquilizó a los

I F B I , « G e r m á n E s p i o n a g e in L a t í n A m e r i c a » , p. 12.
40 Colombia Nazi

aliados durante la guerra. En un discurso radial en octubre de


1938, Winston Churchill advirtió que aún en Brasil Hitler
buscaba socavar los fundamentos de la sociedad2. Tres años
más tarde Franklin D. Roosevelt mostró en público un mapa
secreto alemán de rutas aéreas suramericanas y lo presentó
como prueba de la intención de Hitler de apoderarse de la
región después de la guerra3. Roosevelt tomó en serio la posibi­
lidad de una conquista nazi en el continente, y en su gobierno
ordenó la preparación de planes de contingencia en caso de un
ataque a Brasil desde bases situadas en Africa occidental. Si la
agresión ocurría, los Estados Unidos podían transportar por
avión diez mil soldados al Brasil y cien mil más por mar4.
En realidad la importancia de América del Sur para el
régimen nazi radicaba en la información que a través de sus
países podía obtener acerca de las actividades militares de los
Estados Unidos. México, Brasil, Argentina y Chile se convir­
tieron en los principales trampolines utilizados por los espías
nazis para hacer llegar a Alemania la información proveniente
de los Estados Unidos. Además, de esos países y desde otros de
América del Sur era relativamente fácil recopilar información
de tipo económico, militar y político sobre el enemigo. En
tiempo de guerra aun la información de los periódicos se torna
casi secreta. Si bien en la era nazi los diarios extranjeros
estaban prohibidos en Alemania, la prohibición no se aplicaba
a los organismos oficiales, que compraban las publicaciones
inglesas y norteamericanas a pescadores portugueses y holan­
deses, que a su vez las adquirían en alta mar a pescadores
ingleses. Los diarios de los Estados Unidos también llegaban a
Alemania por otra ruta. La embajada norteamericana en Lis­
boa los recibía regularmente del Departamento de Estado por

2. Hilton, Hitler’s Sccrct War in South America, p. 3.


3. Ibid., p. 199.
4. Ibid., p. 190.
El contraespionaje del F.B.I. 41

vía aérea en microfilm para ocupar el mínimo espacio en el


Clipper. Un fotógrafo en Lisboa se encargaba de ampliar luego
el microfilm. Pero el fotógrafo no sólo recibía sueldo de la
embajada sino también de agentes alemanes que le compraban
una copia adicional de las ampliaciones5.
En América del Sur no era necesario recurrirá pescadores
y fotógrafos. Los diarios norteamericanos, las revistas y otras
publicaciones especializadas circulaban libremente y podían
ser adquiridas sin mayores restricciones. Los agentes alemanes
remitían recortes de Life, Look, Time, Fortune, Iron Age y el
Hender’s Digesi, extractaban datos que transmitían por radio,
0 enviaban fotografías de aviones militares de los Estados
1Inidos aparecidas en periódicos latinoamericanos. Adicional­
mente, América Latina ofrecía una tribuna inigualable para
observar el movimiento marítimo y militar. De fundamental
importancia para la Abwehr eran los informes detallados so-
lue los barcos que zarpaban de puertos suramericanos, pues la
Ilota de submarinos alemanes, que nunca fue excesivamente
numerosa, podía con base en esa información planear sus
ataques a los convoyes aliados. Los vuelosdeavionesmilitares
norteamericanos entre Brasil y el Africa merecían igualmente
la atención de la inteligencia militar alemana. La hora exacta
del decolaje o aterrizaje, el número de aviones, el modelo, el
Itinerario, eran todos detalles apreciados6.
Las principales redes del espionaje alemán en Sudamérica
Inerón organizadas en Brasil. Contribuían a ello varias razo­
nes. Antes de la guerra, casi 900.000 alemanes o descendientes
de alemanes vivían en los estados sureños de Paraná, Santa
<'alalina y Rio Grande do Sul, donde su presencia económica
i'tti notable7. Berlín concedía importancia a su misión diplo-V

V David Kalin, l/it/er’s Spies (New York: Macmillan, 1978), pp. 160-
M
6, 11ilion, Hitler's Secret IVar in South America, pp. 55, 89, 131, 97.
I ihui, p. 25.
40 Colombia Nazi

aliados durante la guerra. En un discurso radial en octubre de


1938, Winston Churchill advirtió que aún en Brasil Hitler
buscaba socavar los fundamentos de la sociedad2. Tres años
más tarde Franklin D. Roosevelt mostró en público un mapa
secreto alemán de rutas aéreas suramericanas y lo presentó
como prueba de la intención de Hitler de apoderarse de la
región después de la guerra3. Roosevelt tomó en serio la posibi­
lidad de una conquista nazi en el continente, y en su gobierno
ordenó la preparación de planes de contingencia en caso de un
ataque a Brasil desde bases situadas en Africa occidental. Si la
agresión ocurría, los Estados Unidos podían transportar por
avión diez mil soldados al Brasil y cien mil más por mar4.
En realidad la importancia de América del Sur para el
régimen nazi radicaba en la información que a través de sus
países podía obtener acerca de las actividades militares de los
Estados Unidos. México, Brasil, Argentina y Chile se convir­
tieron en los principales trampolines utilizados por los espías
nazis para hacer llegar a Alemania la información proveniente
de los Estados Unidos. Además, de esos países y desde otros de
América del Sur era relativamente fácil recopilar información
de tipo económico, militar y político sobre el enemigo. En
tiempo de guerra aun la información de los periódicos se torna
casi secreta. Si bien en la era nazi los diarios extranjeros
estaban prohibidos en Alemania, la prohibición no se aplicaba
a los organismos oficiales, que compraban las publicaciones
inglesas y norteamericanas a pescadores portugueses y holan­
deses, que a su vez las adquirían en alta mar a pescadores
ingleses. Los diarios de los Estados Unidos también llegaban a
Alemania por otra ruta. La embajada norteamericana en Lis­
boa los recibía regularmente del Departamento de Estado por

2. Hilton, Hitler's Secret War in South America, p. 3.


3. Ibid., p. 199.
4. Ibid., p. 190.
F! contraespionaje del F B I. 41

vía aérea en microfilm para ocupar el mínimo espacio en el


Clipper. Un fotógrafo en Lisboa se encargaba de ampliar luego
el microfilm. Pero el fotógrafo no sólo recibía sueldo de la
embajada sino también de agentes alemanes que le compraban
una copia adicional de las ampliaciones5.
En América del Sur no era necesario recurrirá pescadores
V fotógrafos. Los diarios norteamericanos, las revistas y otras
publicaciones especializadas circulaban libremente y podían
ser adquiridas sin mayores restricciones. Losagentesalemanes
remitían recortes de Life, Look, Time, Fot lime, Iron Age y el
Hender’s Digest, extractaban datos que transmitían por radio,
0 enviaban fotograbas de aviones militares de los Estados
1Inidos aparecidas en periódicos latinoamericanos. Adicional-
menle, América Latina ofrecía una tribuna inigualable para
observar el movimiento marítimo y militar. De fundamental
importancia para la Abwehr eran los informes detallados so-
lue los barcos que zarpaban de puertos suramericanos, pues la
Ilota de submarinos alemanes, que nunca fue excesivamente
numerosa, podía con base en esa información planear sus
Hinques a los convoyes aliados. Los vuelos de aviones militares
uníleamericanos entre Brasil y el Africa merecían igualmente
la atención de la inteligencia militar alemana. La hora exacta
del decolaje o aterrizaje, el número de aviones, el modelo, el
Hiñera rio, eran todos detalles apreciados6.
I as principales redes del espionaje alemán en Sudamérica
Inerón organizadas en Brasil. Contribuían a ello vari&s razo­
nes Antes de la guerra, casi 900.000 alemanes o descendientes
dt alemanes vivían en los estados sureños de Paraná, Santa
l al o ma y Rio Grande do Sul, donde su presencia económica
t ía notable7. Berlín concedía importancia a su misión diplo-

' I>avid Kahn, llltler's Spies (New York: Macmillan, 1978), pp. 160-
fil
6 llillo n , llltler's Secret llar in South America, pp. 55, 89, 131, 97.
I ihíil.. p. 25.
42 Colombia Nazi

mática en Rio con el fin de cultivar el comercio con el Brasil y


fomentar el sentimiento anti-norteamericano. En 1940 y 1941
los vuelos de la empresa italiana Lati al Brasil constituían el
único medio de transporte regular entre Europa y el hemisferio
occidental8.
Los espías nazis en el Brasil fueron reclutados entre co­
merciantes alemanes establecidos allí o llegaron de Alemania
con identidades y documentos falsos. Ellos, así como los espías
asignados a Colombia o a otros países sudamericanos, mante­
nían comunicación con la Abwehr por medio de transmisores
clandestinos o por correo. A fuer de la escritura invisible, los
alemanes desarrollaron durante la guerra un ingenioso y mi­
croscópico sistema postal llamado Micropunkt o micropunto.
Una hoja de papel era fotografiada y reducida al tamaño de
una estampilla y luego, con un microscopio especial, la estam­
pilla era fotografiada de nuevo hasta que su tamaño disminuía
al de un punto sobre la letra /'. De esa manera los micropuntos
eran incluidos en cartas personales o comerciales, a veces en el
texto de la misiva, a veces en el sobre como parte de la direc­
ción o escondidos debajo de las estampillas9. Como medida
ulterior de protección de los mensajes secretos, las cartas no
eran despachadas directamente al destinatario, sino que pasa­
ban por varios intermediarios en más de un país sudamerica­
no, usualmente alemanes que con nombres ficticios recibían la
correspondencia en una casilla postal.
En septiembre de 1941 el Presidente Roosevelt afirmó en
un discurso por radio que en Colombia existían campos de

8. Stanley E. Hilton, «Latin America and Western Europe, 1880-1945:


The Poli tica 1 Dimensión», en: Wolf Grabendorff y Riordan Roett, eds..
Latín America Western Europe and the U.S. (New York: Praeger, 1985), pp.
16, 18.
9. Hilton, Hitler's Secret War in South America, p. 17; Ralph de Tole­
dano, ./. Edgar lloovcr (New Rochelle, N.Y.: Arlington House, 1973), pp.
188-90.
El contraespionaje de! F. III. 43

aterrizaje clandestinos que podrían poner en peligro la seguri­


dad del Canal de Panamá. El Congreso de Colombia realizó
inmediatamente un debate con citación a los ministros de
Relaciones Exteriores y de Guerra. Aunque la afirmación del
Presidente de los Estados Unidos acaparó la discusión, el
representante a la Cámara Fernando Londoño y Londoño
tocó un tema distinto. Preguntó al ministro de Guerra José Joa­
quín Castro Martínez si era ciertoque la policía norteamericana
operaba en Colombia. El ministro respondió con un no cate­
górico. Cuando el representante conservador José de la Vega
preguntó acerca de la existencia de la policía secreta norteame­
ricana en Colombia, el ministro contestó: «...en el servicio de
Colombia no hay elementos extranjeros». Simultáneamente
I .uis López de Mesa, ministro de Relaciones Exteriores, afron­
taba un debate en el Senado. Preguntado si la declaración de
Roosevelt estaba fundamentada en informes de «la policía
secreta america (sicj que se dice actúa en nuestro país», López
de Mesa replicó tajantemente: «...nuestro gobierno no podía
reconocer aquí la existencia de una autoridad extraña sin faltar
a sus deberes»10.
La sospecha de los congresistas era fundada. La policía
secreta norteamericana, concretamente el Buró Federal de
Investigaciones (Federal Bureau of Investigation) o FBI, sí
operaba en Colombia desde varios meses atrás. En febrero de
1941, ocho meses antes del debate, J. Edgar Eloover, el legen­
dario director del FBI, informaba al Departamento de Estado
que se habían dado los pasos necesarios para que sus agentes
realizaran actividades de inteligencia en los siguientes países
sud y centroamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Co­
lombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
I londuras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uru­

10. El Tiempo, septiembre 13 de 1941.


44 Colombia Nazi

guay y Venezuela. Sólo quedaban por fuera Haití, la República


Dominicana y varias colonias europeas11.
La presencia del FBI se remonta a 1940, cuando el Presi­
dente Roosevelt distribuyó las tareas de inteligencia entre tres
dependencias. Al FBI correspondieron los países del hemisfe­
rio occidental, en tanto que la División de Inteligencia Militar
(G-2) y la Oficina de Inteligencia Naval se ocuparían del resto
del mundo*12.
En ese mismo año se produjeron dos hechos que habrían
de tener hondas repercusiones en materia de inteligencia du­
rante la guerra. En la primavera el primer ministro inglés
Winston Churchill, preocupado por los informes secretos so­
bre el interés de los alemanes por las reservas de aguas duras de
Noruega, susceptibles de ser empleadas en la fabricación de la
bomba atómica, encomendó una misión confidencial a Wi-
lliam Stephenson. Este canadiense había sido un famoso piloto
durante la primera Guerra Mundial y su interés por las aplica­
ciones comerciales de la tecnología lo habían puesto en contac­
to con científicos europeos y norteamericanos. Ahora debía
viajar en un avión militar para comunicar a Roosevelt los
avances de los alemanes en cuanto a la nueva arma atómica.
Los ingleses por esa época descifraron las claves secretas ale­
manas pudiendo así conocer aun las órdenes impartidas a los
comandantes militares en el campo de batalla. Ultra fue el
nombre dado a las comunicaciones descifradas con la ayuda de
una máquina codificadora Enigma sustraída a los alemanes
poco antes del inicio de las hostilidadesen 1939. Enigma no era
más que una compleja máquina de escribir con una pequeña y
fundamental diferencia: por ejemplo, al teclear la A, la máqui­
na imprimía una letra distinta, que podía ser cambiada según

I I. Hoover a Borle, lebrero 26 de 1941, 811.20210/29, RG 59, NA.


12. Tilomas F. Troy, Donovan and Ihe CIA (Central Intelligen
Ageney: Center Cor the Sttidy of Intelligence, 1981), p. 17.
El contraespionaje del F.B.I. 45

las circunstancias. En larreunión entre Stephenson y Roosevelt


se acordó que el servicio secreto inglés y el FBI trabajarían en
colaboración para intercambiar informaciones, sin que se en­
terara siquiera el Departamento de Estado debido a la política
oficial de neutralidad de los Estados Unidos, y se aceptó la
propuesta inglesa de establecer un centro de operaciones de la
inteligencia británica en Nueva York, a suficiente distancia de
los peligros que se corrían en Londres y con un nombre inofen­
sivo, British Security Coordination (BSC) o Coordinación
Británica de Seguridad1’.
El otro hecho fundamental de 1940 lo constituyó el papel
que empezó a jugar el millonario católico neoyorquino Wi-
lliam Donovan, coronel en la Gran Guerra, abogado, alto
luncionario del Departamento de Justicia y allegado a Roose­
velt. Este le encomendó que viajara a Europa como represen­
tante secreto y personal suyo para examinar los planes ingleses
contra la Quinta Columna alemana. En sus encuentros con
Churchill, la reina, el rey y otras personalidades importantes,
Donovan se informó además acerca de otros aspectos, desde
los destructores de la marina, el reclutamiento, la producción
de alimentos, hasta la moral del pueblo británico. Donovan,
que luchó contra Pancho Villa, se convirtió en enviado secreto
de Roosevelt del mismo modo que Stephenson lo era de Chur­
chill . En 1941 Donovan sería nombrado Coordinador de
Información y luego jefe de la Oficina de Servicios Estratégicos
con la misión de coordinar toda la información de inteligencia
recibida por el gobierno norteamericano. Su oficina fue el
licrmen de la Agencia Central de Inteligencia creada después
de la guerra y, aunque no podía operar en América Latina
debido a la jurisdicción exclusiva asignada al FBI, su función
coordinadora le permitió conocer la información recopilada134

13. William Stevenson, A Man Called Intrcpid (New York: Ballantine


llnoks, 1982), pp. 82-4.
14. Troy, Donovan and the CIA, pp. 2, 24, 31-32, 34.
46 Colombia Nazi

por los agentes de Hoover. Por su parte, Stephenson, como jefe


del espionaje británico en Nueva York, mantuvo una amplia
red de agentes en América Latina, paralela a la del FBI.
Los funcionarios del FBI que vinieron a Colombia en la
guerra no fueron, cronológicamente, los primeros en llegar al
país. En 1939 el Presidente Eduardo Santos, ante una ola
delictiva, solicitó la presencia de un experto del Buró como
asesor de la escuela de detectives. En julio de ese año el agente
especial Edgar K. Thompson desembarcó en Bogotá, pero sólo
alcanzó a prestar su asesoría durante seis semanas, pues fue
trasladado de urgencia a Puerto Rico, por razones del servicio,
según una versión, o para contraer matrimonio, según otra.
Thompson, aficionado al jiu-jitsu, volvió a Colombia a finales
de 1940, no como asesor de la policía colombiana, sino como
uno de los primeros agentes del contraespionaje organizado
por Hoover. En esta ocasión su permanencia tampoco fue
fructífera, de conformidad con las quejas que Spruille Braden,
el embajador norteamericano, consignó ante el Departamento
de Estado. Thompson se limitaba a copiar los informes de
inteligencia preparados por la embajada y luego los remitía al
FBI como propios. En Washington el FBI distribuía copias al
Departamento de Estado, al Departamento de Guerra y al
Departamento de Marina, que a su vez los remitían a Bogotá
para conocimiento de la embajada. Cuando llegaban a la
embajada después de circular por muchos escritorios en Was­
hington conservaban sin embargo la redacción original de los
textos que la propia misión guardaba en sus archivos. Braden
proclamaba que Thompson poseía mayores capacidades para
el trabajo detectivesco que para el de inteligencia y que lo hacía
mejor resolviendo un delito que descubriendo actos subversi­
vos15.

15. Duggan a Wellcs, mayo 26 de 1939 y memorando de Braden. m


5 de 1941. Records of the Office of American Republic Affairs 1918-1947,
box 33, State Department «lot liles», RG 59, NA.
El contraespionaje del F. B. 1. 47

¿Cuántos agentes^envió el FBI a Colombia? Es difícil


precisarlo, por el secreto que sigue rodeando una misión única
en los anales del Buró. Para comenzar, el FBI es una de las
pocas dependencias del gobierno norteamericano que se abs-
liene de transferir su archivo histórico a los Archivos Naciona­
les de Washington, por lo cual es imposible examinar directa­
mente la documentación correspondiente a sus actividades en
Colombia durante la guerra. Existe, no obstante, muy amplia
información en los informes y en la correspondencia, que el
FBI dirigía a otras entidades oficiales que sí trasladan sus
papeles históricos a los Archivos Nacionales, y este libro se
basa en buena parte en ese material. Además, parece que
muchos agentes del FBI en América Latina destruyeron sus
papeles con tal de no entregarlos a la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) cuando al terminar la guerra el FBI perdió
toda jurisdicción en materia de inteligencia fuera del territorio
ile los Estados Unidos16. Por otra parte, entre los libros que se
han publicado sobre el FBI o sobre J. Edgar Hoover, algunos
dedican unas pocas líneas o al máximo unas páginas al Servicio
I special de Inteligencia (Special Intelligence Service, SIS), el
nombre oficial de la rama latinoamericana del Buró. No se ha
escrito aún en los Estados Unidos la historia detallada del SIS.
}Cuando en 1960 la sección de historia militar del ejército
de los Estados Unidos publicó un libro muy útil sobre los
antecedentes de la defensa hemisférica, la «cooperación» nor­
teamericana a los países latinoamericanos para extirpar los
agentes del Eje fue mencionada en tres líneas, con la adverten­
cia de que no se profundizaba en el tema por «razones de
seguridad»17.

16. R. Harris Smith, OSS (Berkeley: University of California Press,


1473), p. 366.
17. Stetson Conn y Byron Fairchild, The Framework o f Hemisphere
¡Ufense (Washington, D.C.: U.S. Government Printing Office, 1960), p. 206.
48 Colombia Nazi

Un libro más reciente indica que el SIS tuvo 360 agentes


en América Latina, concentrados especialmente en México,
Argentina y Brasil. Los agentes se hacían pasar por vendedo­
res, corredores de bolsa o periodistas, y además de identificar
transmisores secretos alemanes o de perseguirá los contraban­
distas de platino, también infiltraban el sistema de correos nazi
que operaba en Sudamérica18.
La documentación disponible hacer pensar que en Co­
lombia los agentes no suplantaban a vendedores ni a periodis­
tas, sino que gozaban de una fachada especial, en cuanto
oficialmente se desempeñaban como «asistentes de cónsul» en
los diferentes consulados norteamericanos. En enero de 1943,
por ejemplo, el consulado norteamericano en Cúcuta fue tras­
ladado a Bucaramanga y, tres días después de inaugurado,
Washington informó que S. A. Amdur había sido asignado a la
capital de Santander como «asistente de cónsul», aunque su
sueldo lo seguiría pagando el FBI19. En agosto de 1943, Amdur
fue llamado a otro cargo, y en su lugar fue asignado a Bucara-
manga el agente Thomas V. Pittman, «asistente de cónsul» en
Guayaquil, Ecuador20.
A comienzos de 1943 fueron enviados, como instructores
de la Policía Nacional, dos agentes, los cuales también realiza­
ron actividades de inteligencia. Eran Harían Danner y Quen-
ton Plunkett. Este último, nacido en el remoto pueblo de
Unadilla, en el estado de Georgia, fue escogido para el SIS por
sus conocimientos de español. Estuvo en Colombia durante
casi un año, hasta su muerte en febrero de 1944, en un acciden-

18. Sanford .!. Ungar, FBI (Boston: Little. Brown, 1976), p. 225.
19. DE, Foreign Activity Correlation, enero 23 de 1943. 125.239/7A,
RC. 59, NA.
20. EEUa DE,agosto 27 de 1943, 125.239/8; DEa EEU,octubre28de
1943, 125.239/8A, RG 59, NA.
£7 contraespionaje del F.B.l. 49

le sufrido por un pequeño avión que volaba entre Honda y


Cartago21.
Una fachada especial de vendedor o periodista no era
necesaria en Colombia debido a la solícita colaboración que
los agentes norteamericanos recibieron de las autoridades co­
lombianas. El FBI tenía acceso en todo momento a los archi­
vos secretos de la policía colombiana, y cualquier información
llegada al conocimiento del gobierno era puesta a disposición
de los norteamericanos22.
La correspondencia entre el FBI y el Departamento de
Estado permite pensar, en total, en la existencia de no más de
una docena de agentes del SIS en Colombia. Los capítulos
posteriores de este libro mostrarán las variadas actividades
que realizaban. Una de las fundamentales consistía, evidente­
mente, en seguirle los pasosa los alemanes considerados sospe-
i liosos por sus simpatías nazis, en Barranquilla, Bogotá, Me-
dellín, Bucaramanga y Cali, las ciudades con mayores núcleos
germanos. Menos obvias, aunque no menos útiles, eran otras
lineas del FBI, como la preparación de planes de emergencia
pura prevenir el sabotaje en los puertos y en las instalaciones
Industriales, función que el organismo desarrolló con mucha
pericia no sólo en América Latina sino en los Estados Unidos,
donde en este frente la segunda Guerra Mundial transcurrió en
mima casi absoluta pues no se presentaron los frecuentes casos
de sabotaje ocurridos durante la Gran Guerra23.

.’ I D Ea Lañe, marzo 31 de 1943, 821.105A/3; Lanca DE,abril 19 de


|U I ». H2I.I05A/5, RG 59, NA.
22. Informe del agregado naval, septiembre 22 de 1943, R—391-43, en:
Un I tnergeney Advisory Committee for Political Dcfcnse (CPD). 1942-47,
Iim I Suite Department «loi files», RG 43, NA.
.’ L lloover a Biddle, agosto 3 de 1943, en: The Emergency Advisory
I uiiiiiiiltee for Political Dcfcnse (CPD), 1942-47, box 6, State Department
luí I lies», RG 43, NA.
50 Colombia Nazi

En ocasiones el FBI causó dolores de cabeza al Departa­


mento de Estado. En Uruguay y en otros dos países latinoame­
ricanos no identificados, el FBI interceptó la correspondencia
diplomática remitida por los embajadores de esas tres nacio­
nes. El Departamento de Estado dudó del valor que pudiera
tener la información y sostuvo que si los gobiernos se entera­
ban podrían considerar que los Estados Unidos estaban exce­
diendo la misión de proteger el hemisferio contra el espionaje
extranjero24.
Temores parecidos expresó el Departamento de Estado
cuando la embajada en Bogotá comunicó la propuesta de la
Singer. La fábrica de máquinas de coser se ofreció voluntaria­
mente a nombrar a un agente de inteligencia como asistente del
gerente de la compañía en Colombia para que aprovechara la
red de vendedores y distribuidores, que llegaba a los más
remotos lugares del país, con el fin de obtener informaciones
de interés para la embajada norteamericana25. El Departamen­
to de Estado agradeció la buena intención de la Singer pero
decidió no aceptar su propuesta. El Departamento consideró
que si la fórmula se pusiera en práctica y luego fuera conocida
por el gobierno colombiano, podría producirse una reacción
contra todas las compañías norteamericanas, pues la sospecha
de espionaje recaería sobre todos sus funcionarios. Además, de
divulgarse la operación, la sospecha cobijaría también a la
embajada, que automáticamente sería vista como un gran
centro de inteligencia. Y hubo otra razón para decirle «no,
gracias» a la Singer. Sería necesario informar al ministro de
Guerra, y esto presentaba riesgos adicionales. Según un fun­
cionario del Departamento de Estado, en Colombia «los mi­
nistros se emborrachan a veces (según me cuentan), o en

24. Donovan a Daniels. Notter y Bonsal, DE, marzo 17 de 1941,


81 1.20210/29, RG 59, NA.
25. Braden a DE, julio 29 de 1940, 821.105/87, RG 59, NA.
El contraespionaje deI F.B.I. 51

ocasiones abandonan repentinamente el cargo, y es difícil


mantener el secreto bajo cualquiera de esas circunstancias»26.
Entre el primero de enero de 1940 y el 31 de diciembre de
1945, el FBI identificó en América Latina un total de 832
espías del Eje, de los cuales 336 fueron detenidos y, de este
número, 105 fueron juzgados y condenados a un total de 1.340
años de prisión, en tanto que de 30 expertos en sabotaje 20
fueron aprehendidos. Fueron confiscados 30 transmisores
clandestinos27.
En la persecución contra los agentes del Eje, el FBI no
actuó solo. Paralelamente a los «asistentes de cónsul», la inteli­
gencia militar norteamericana mantuvo una presencia en las
embajadas. Empero, la información sobre actividades nazis
provino también de los agentes destacados en América Latina
por British Security Coordination (BSC), la central de inteli­
gencia británica que operaba clandestinamente desde un edifi­
cio en Rockefeller Center en la ciudad de Nueva York, y que
llegó a contar con una nómina de mil personas28.
El jefe de BSC en Colombia era un británico de apellido
Stagg; en Bogotá se hacía pasar por un playboy que junto con
su atractiva esposa jugaba polo y tenis, bailaba, tomaba y
asistía a todas las fiestas. De sus andanzas sólo queda el
testimonio que el embajador norteamericano Spruille Braden
i onsignó en sus memorias, pues los archivos de BSC sólo han

26. Notler a Duggan, septiembre 14 de 1940. 821.105/96. RG 59, NA.


I ii>i compañías petroleras Richmond Oil y Texas Oil, a solicitud del embaja-
iloi norteamericano en Bogotá, Spruille Braden. pusieron en su nómina a
•lo* personas que realizaban misiones especiales de inteligencia para Braden.
I lilo de ellos fue Trie Ruth, un sacerdote católico alemán exiliadoen Colom­
bia, v el otro, aunque no identificado por su nombre, fue un antiguo jefe de la
l'oliila Nacional con experiencia en detectar espías peruanos en territorio
i olmnbiano. Ver Spruille Braden, Diplomáis and Demagogues (New Roche-
Ib', N Y.: Arlington House, 1971). pp. 245-44.
27. I Bl, «Germán Espionage in Iuitin America», prefacio.
78. 1111ton, Hitler's Secret War in South America, p. 192.
SiMwtoc» ¿4 cesM*® !* R*¡üá!ti¿
I S A G U5
52 ' Colombia Nazi

sido conocidos por un puñado de especialistas. BSC era una


organización desconocida para el servicio diplomático británi­
co, creada por orden de Churchill y establecida en Nueva York
con autorización de Roosevelt, que oficialmente cumplía fun­
ciones de oficina de control de pasaportes y cuya existencia no
fue conocida públicamente durante la guerra. BSC estaba
dirigida por«Intrepid», la clave de William Stephenson, sobre
el cual se escribió luego el libro Un hombre llamado Intrépido y
se filmó la película del mismo nombre. Braden conoció a
«Intrepid» en Nueva York, en 1941. Como la legación británi­
ca en Bogotá desconocía las actividades de BSC y del mismo
Stagg, y como Braden andaba muy preocupado por la presen­
cia nazi en Colombia, «Intrepid» ordenó a su agente en Bogotá
que entrara en contacto con el embajador norteamericano. Se
conocieron y se hicieron amigos.
Un día, Stagg le mostró a Braden la transcripción de una
carta en que el mayor Elias Belmonte Pabón, agregado militar
boliviano en Berlín, comunicaba al ministro alemán en La Paz
los planes de un complot para derrocar al gobierno de Bolivia y
establecer en su lugar un régimen favorable a la causa del Eje.
Stagg consultó a Braden si sería posible que los agentes nor­
teamericanos interceptaran entre Brasil y Bolivia la valija
diplomática boliviana para obtener el original de la carta.
Braden respondió que indiscutiblemente el Departamento de
Estado no daría su autorización, y a pesar de ello formuló la
consulta a Washington. La contestación fue negativa y por un
tiempo el asunto parecía destinado al olvido. Pero una mañana
Braden escuchó por la radio que el gobierno boliviano poseía
la carta original en que el mayor Belmonte Pabón precisaba los
particulares del golpe nazi en su país. El oficial fue destituido
de su cargo y por supuesto los aliados ganaron una batalla en
la guerra de la propaganda. Naturalmente, Braden preguntó a
Stagg cómo hizo BSC para conseguir la carta. «La falsifica­
mos», confesó Stagg. Belmonte Pabón declaró que él nunca
escribió la carta, y decía la verdad. Pero sí estaba involucrado
El contraespionaje del F.B.I. 53

en la agitación pro-nazi en Bolivia y fue a raíz de esa participa­


ción y del peligro de un golpe de estado que BSC decidió
falsificar el documento.
La falsificación no era la misión más difícil, pues en
Canadá BSC estableció el Campamento M con ese propósito y
contrató al efecto a especialistas de varias disciplinas, entre
ellos falsificadores profesionales que habían pasado por la
cárcel y ahora eran llamados a servir la causa de los aliados.
I Ina vez falsificada la carta, era indispensable darle apariencia
de autenticidad. De allí la consulta de Stagg a Braden para que
solicitara a Washington el permiso de interceptar la valija
diplomática boliviana. Stagg sabía de sobra que el permiso no
sería concedido, pero lo que en verdad buscaba era que el
Departamento de Estado se enterara de la carta, por boca de
uno de sus embajadores, como si existiera en realidad. Luego el
LUI comunicó al Departamento de Estado que uno de sus
agentes había logrado sustraer el original de la carta del male­
tín de un correo nazi en un atestado ascensor del edificio de un
banco alemán en Buenos Aires. Con esta historia el documen­
to adquiría absoluta autenticidad. Fue puesto en conocimien­
to del gobierno boliviano con los resultados propagandísticos
que BSC venía maquinando en secreto: el mayor Elias Bel-
monte Pabón fue destituido del cargo de agregado militar en
Berlín, y el ministro alemán en La Paz fue obligado a salir de
Bolivia ante el rompimiento de relaciones diplomáticas decre­
tado por el gobierno2g.

29. Spruille Braden, Diplomáis and Demagogues, pp. 247-52.


4. Espía a la colombiana

E s un contraste cómico. Al FBI se debe el descubrimiento de


los espías nazis que operaban en Colombia, los cuales fueron
detenidos y deportados. Al F'Bl se deben muchas informacio­
nes sobre las actividades de los alemanes simpatizantes de
I litler. Gracias al FBI la Lista Negra se nutría con los nombres
de losciudadanos originarios de países del Eje. El contrabando
de platino, material estratégico apetecido por el Eje y por los
«liados, fue detectado en parte gracias a la labor del FBI.
Erente a esta hoja de méritos en el campo de la inteligen-
t la, Rafael Espinosa V. parece un pobre espía solitario. Espi­
nosa era un civil que cumplía la función de espía colombiano
en Panamá, con un sueldo que nunca le alcanzaba y sin poder
siquiera comprar un archivador de 35 dólares para guardar las
ludias de espionaje porque el gobierno no autorizaba la parti­
da1. Durante la segunda Guerra Mundial su misión consistía
naturalmente en informar al Ministerio de Guerra en Bogotá
Milite la posibles amenazas a la defensa nacional de Colombia.
N evidentemente Espinosa solicitaba las fichas que tuviera la
Policía Nacional sobre los japoneses residentes en Colombia,
pedia a sus amigos militares en la Zona del Canal de Panamá
que tradujeran cables en japonés interceptados en Colombia y

I. Espinosa a Castro Martínez, octubre 21 de 1938, fotograma 434, rc


t, iol|o 2953, microfilm, AMDN.
56 Colombia Nazi

relacionados con la compra de tierras en el río San Juan, vigiló


a Laureano Gómez cuando hizo una visita a Panamá en 1939,
reportaba sobre el tráfico de armas, averiguaba qué tipo de
armamentos adquirían los países limítrofes a Colombia, y
además enviaba amplia información política, económica y aun
deportiva sobre la República de Panamá, el Canal de Panamá
y Costa Rica2.
Rafael Espinosa era un espía prolífico. Fue enviado a
Panamá en 1932 como «agente confidencial», aunque no se
sabe con qué misión específica o a raíz de qué acontecimiento.
Entre 1932 y 1940 había remitido a Bogotá 3014 informes de
inteligencia3, aunque no siempre con las precauciones necesa­
rias. Espinosa tenía instrucciones de comunicarse con Bogotá
a través de un apartado postal privado donde el ministro de
Guerra recibía la correspondencia confidencial. El número de
ese apartado era el 3751. Pues bien, en una ocasión el Ministe­
rio de Guerra advirtió a Espinosa que tuviera «cuidado sumo»
al dirigir sus cartas. Una misiva de mayo de 1940 le fue entrega­
da al ministro de Guerra, José Joaquín Castro Martínez,
abierta y probablemente leída. Espinosa, en lugar de anotar el
apartado correcto escribió el número 3871, ¡casilla que infor­
tunadamente correspondía a un ciudadano alemán! El agente
confidencial se preocupó por su error, no logró explicar cómo
pudo haberlo cometido y para evitar su repetición mandó a
hacer un sello con el número del apartado del ministro. Des­
pués de introducir la siguiente carta para Castro Martínez,
puso un cable a la Scadta rogando que la misiva que llevaba el

2. Osorio a Espinosa, octubre 27 de 1938, fotograma 438; Osorio a


Espinosa, noviembre 17 de 1938. fotograma 444; Espinosa a Castro Martí­
nez, julio 4 de 1939. fotograma 513; Espinosa a Castro Martínez, febrero 11
de 1939, fotograma 470; Herrera a Espinosa, octubre 24 de 1940, fotograma
386, ref. 3, rollo 2953. microfilm, AMDN.
3. Junio 18 de 1940, fotograma 351, ref. 3, rollo 2953, microfilm,
AMDN.
Espía a la colombiana 57

torreo para el ministro fuera colocada en el apartado 3751


«por si hubiera vuelto a cometer inconscientemente el error
anterior»4.
Espinosa utilizaba una clave secreta en sus comunicacio­
nes con Bogotá. Para cifrar la palabra «ministro», por ejem­
plo, se procedía así. Cada una de las letras de la palabra
correspondía a la siguiente clave:
M: F-H-A-M-F
I: E-D-T-W-K
N: G-J-C-D-B
S: R-P-E-X-C
T: Q-W-l-U-Y
R: M-X-U-Z-D
O: H-F-G-B-P
Se toma la primera letra de la M, es decir, la F; luego la
«•(tunda letra de la I, es decir, la D; luego la tercera letra de la
N, o sea, la C, y así sucesivamente. Ministro se escribe:
I DCWCQXG5.
Espinosa no empleaba la clave secreta para la mayor parte
de sus informes y mucho menos para algunos que eran franca­
mente peculiares. En 1940 reportó que se encontraba en Pana­
má un tal Enrique Cárdenas, de Bogotá, el cual meses atrás
había llevado un lote de cerámica imitación chibcha que ven­
dió allí. Cárdenas, en su segunda visita, había estado hablando
i on la oficina de inteligencia del Estado Mayor de la Zona del
< anal para ofrecer en venta al gobierno de los Estados Unidos
tm invento en el cual el ejército colombiano no había manifes­
tado interés. Se trataba del «Rayo de la Muerte», un aparato
«que tunde motores y mata perros a una distancia de 30

•I. Herrera a Espinosa, mayo 15 de 1940, fotogramas 330-31; Espinosa a


t iiMio Martínez mayo 18 de 1940, fotograma 332, ref. 3, rollo 2953, micro-
llllli, AMDN.
5. Octubre 5 de 1938, fotogramas 422-23, ref. 3, rollo 2953, microfilm,
AMI >N.
58 Colombia Nazi

metros». Los oficiales norteamericanos sí expresaron interés,


pero Cárdenas infortunadamente no pudo hacerles una de­
mostración práctica de letalidad canina porque sus instrumen­
tos los había dejado en Bogotá, pero sus anfitriones ofrecieron
darle una carta de presentación para el agregado militar en
Bogotá6.
Rafael Espinosa era liberal. En algún despacho dijo que si
elementos conservadores acudían a Panamá a comprar arma­
mento él los vigilaría permanentemente. «De todos modos yo
no los descuidaré si viene por aquí algún (sic) pajaro (sic) de
esos». Además lamentó despectivamente que la mayoría de los
conservadores que viajaban a Panamá lo hacía para llevar
esmeraldas o billetes colombianos (?) y comprar perfumería,
sedas y otras mercancías. Relató el caso del general Carlos
Jaramillo Isaza, conservador y ex-ministro de Guerra, el cual
fue a Panamá con algunas esmeraldas. Entre ellas una de 16
kilates que según Espinosa debió pertenecer a algún obispo
colombiano y que el general vendió en 1.200 dólares, destina­
dos a la compra de perfumes y telas para llevar de regreso a
Bogotá78.
Empero, Espinosa no veía la viga en el ojo propio. A su
copartidario Alfonso López Pumarejo le envió en 1938 una
vajilla de porcelana y como hicieran falta una docena de platos
cuadrados y una docena de tacitas para café tinto, las despachó
meses después con un capitán del ejército norteamericano*.
López Pumarejo no sólo encargaba vajillasa Panamá. Cuando

6. Espinosa, junio 15 de 1940, fotograma 342. reí . 3, rol lo 2953, micro­


film, AMDN.
7. Espinosa a Osorio. octubre 11 de 1938, fotograma 426, ref. 3. rollo
2953, microfilm. AMDN.
8. Espinosa a Castro Martínez, junio 3 de 1939, fotograma 501, ref. 3.
rollo 2953. microfilm. AMDN.
Espía a la colombiana 59

fue Presidente por segunda vez, la legación colombiana lo


surtía de camisas, cigarrillos y cigarros habanos9.
Los informes que Espinosa no enviaba directamente al
ministro de Guerra los dirigía a su contacto en el Ministerio.
Por un tiempo, esa persona fue J. A. Osorio Liza razo, escritor,
periodista de El Tiempo y hombre cuya vida personal estuvo
rodeada de misterio10. En un despacho de 1938, Espinosa le
hizo llegar a Osorio un ejemplar del proyecto de Constitución
tic Panamá y a renglón seguido le reiteró su ofrecimiento de
comprarle cualquier clase de encargos. «Para Navidad han
llegado cosas muy bonitas. Especialmente en ropa interior
pura señoras hay cosas lindas que tal vez le interesen»11.

Rocha Schlossa López, febrero 27 de 1943,caja 503, tomofebrerode


IW-M, AI’R.
10. Lecturas Dominicales, El Tiempo, mayo 27 de 1979.
I I. Espinosa a Osorio, octubre 8 de 1938, fotograma 425, ref. 3, rollo
" t ' f microfilm, AMDN.
5. Los pactos secretos

Ll 7 de agosto de 1938 Eduardo Santos asumió la Presidencia


ríe la República apenas a tiempo para comenzar a recibir las
peticiones y exigencias del Buen Vecino marcadas por los días
de la guerra. Unas y otras fueron transmitidasal Presidente y a
su Canciller a través de Spruille Braden, primer embajador de
los Estados Unidos en Colombia1.
Braden, nacido en un ignoto pueblo minero del estado de
Montana, era hijo de un geólogo norteamericano que a co­
mienzos de siglo inició la explotación en Chile de El Teniente,
lamoso yacimiento de cobre nacionalizado en el gobierno de
Salvador Allende. Estudió ingeniería de minas, trabajó en
< hile y Bolivia con las compañías de su padre y contrajo
matrimonio con la chilena María Humeres Solar. Entre 1935 y
1938 asistió a la conferencia de paz de El Chaco boreal como
presidente de la delegación norteamericana, intervención que
en 1971 le hizo afirmar en la introducción a su autobiografía
que él era «el único ciudadano vivo de los Estados Unidos que
ha negociado y firmado un tratado de paz que ha perdurado
por más de 32 años». La autobiografía muestra a un Braden
engreído, autosuficiente, muy seguro de sí mismoI,23. En enero

I, Spruille Braden fue el primer embajador enviado a Colombia.


Aillo. de 1939 la misión de los Estados Unidos tenía el rango de legación.
3. Spruille Braden, Diplomáis and Demagogues (New Roclielle, N.Y.:
Aillnglon House, 1971), pp. 4, 13-14, 38-40.
62 Colombia Nazi

de 1939 fue nombrado embajador en Colombia por el Presi­


dente Roosevelt.
Ya para ese año, el Departamento de listado, convencido
de que el nacionalsocialismo se regaba como hierba mala por
toda América Latina, había decidido aumentar su presencia
militar en estos países. Se asignaron agregados militares a las
embajadas en las capitales sudamericanas, al tiempo que se
inauguró la modalidad de invitar a la alta oficialidad de los
ejércitos latinoamericanos a Estados Unidos por cuenta del
Pentágono3.
Un año más tarde, en 1940, se había duplicado el número
de agregados militares en esta América de abajo, ardiente y
revoltosa. En mayo de ese mismo año, el Departamento de
Estado quiso ir más allá de la vigilancia establecida mediante
sus agregados militares y también asegurarse de que las gene­
rosas invitaciones a los oficiales latinoamericanos daban el
fruto esperado. Con ese fin, el Secretario de Estado Cordell
Elull envió un memorándum a los cancilleres de las repúblicas
americanas, en el cual los prevenía sobre una posible agresión
nazi y sugería la necesidad de establecer una cooperación
militar y naval.
Simultáneamente anunció a sus embajadores en las capi­
tales suramericanas que enviaría agentes vestidos de civil y en
aerolíneas comerciales, sin publicidad ni recibimientos, con el
fin de sostener conversaciones privadas con funcionarios de
los gobiernos y sondear sus posiciones. El Departamento de
Estado urgía una pronta respuesta4.
Uno de los primeros en responder fue Gerald Keith,
encargado de negocios de la embajada en Bogotá. Keith habló

3. Las consecuencias de las invitaciones a las altas jerarquías militares


latinoamericanas por parte del Pentágono, están narradas en el libro Cry of
the People de Penny Lernoux.
4. Foreign Relalions o f the United States, 1940, (Washington, D.C.: U.S.
Government Printing Office, 1961), V, p. 16.
Los pactos secretos 63

personalmente con el Canciller López de Mesa en su casa. El


Ministro compartió la preocupación norteamericana5, pero
aclaró posteriormente, que la sugerencia del Departamento de
Estado en cuanto a una alianza de ejércitos latinoamericanos
debía dejarse al arbitrio de los comandantes militares6.
Mientras tanto, algunos civiles norteamericanos en mi­
sión especial recorrían estos países y llevaban su versión de las
cosas a Washington. William S. Paley, director de la CBS
(Columbia Broadcasting System), a su regreso de América
I atina, informó al Presidente Roosevelt:

Aunque el sentimiento de simpatía hacia el Eje no es


suficientemente fuerte en ninguna parte para encabezar
un movimiento popular, la inestabilidad política y econó­
mica de algunas de estas naciones permite suponer que
existe el peligro de que surjan revoluciones inspiradas en
el nazismo que podrían conducir a la instauración de
gobiernos inamistosos hacia los Estados Unidos. Es con­
cepto de varios observadores calificados que una revolu­
ción bien planeada, aun sin suficientes armas y con pocos
aviones, puede tener éxito en algunos de los países más
débiles, países que, desde nuestro punto de vista, desafor­
tunadamente, son vecinos al Canal de Panamá.

Como Colombia. Fue pues la seguridad del Canal de


Panamá la causa de la vigilancia, el desvelo, y sobre todo, de la
Intervención de Washington en los asuntos internos de las
tuiciones vecinas al Istmo. Las medidas de seguridad compren-
illeron desde la implantación de la Lista Negra hasta los planes
de invasión del ejército norteamericano a territorio colombia­
no, en caso de emergencia.V

V //«</.. pp. 57-58.


ti ll’itl., pp. 60-64.
64 Colombia Nazi

Bases militares
Además de la cooperación militar, el gobierno norteame­
ricano encontró otras formas más específicas de fortalecer el
control militar sobre la zona del Canal. Las noticias sobre la
búsqueda de lugares estratégicos para aumentar la vigilancia
de ese punto neurálgico ocuparon las primeras planas de los
principales diarios. El New York Herald Tribuno, por ejemplo,
dijo que la visita del Presidente Roosevelt a Panamá en 1940
había tenido como finalidad iniciar conversaciones con los
gobiernos vecinos al Canal para la adquisición de tierras o islas
estratégicamente situadas para acondicionarlas como bases
aéreas7.
El New York Times aseguró que Roosevelt había asistido a
un encuentro privado con el presidente Santos, no para arre­
glar la compra de territorio colombiano, sino para «convenir
las condiciones del uso de las bases aéreas [de Colombia] por
parte de unidades de defensa del Canal»89.Roosevelt desmintió
el rumor y lo calificó de «completamente necio»1'.
Pero, si de momento el uso de bases militares y navales no
se había plasmado en un arreglo concreto, el acuerdo de
cooperación militar propuesto por Hull se hizo efectivo. El 10
de septiembre de 1940 llegó a Bogotá una misión norteameri­
cana integrada por el capitán de la marina F. C. Riefkohl v el
teniente coronel del ejército N. Randolph. La propuesta de que
eran portadores los dos agentes incluía términos tan excesivos
que el propio Braden se mostró francamente preocupado:

La misión norteamericana enviada para conversar


con el gobierno colombiano trajo e hizo traducir una

7. New York Herald Tribuno, marzo 6 de 1940.


8. New York lim es, marzo 4 de 1940.
9. Turbay a López de Mesa, marzo 7 de 1940, envío 197, AMRE.
Los pactos secretos 65

propuesta de acuerdo diseñada por los Departamentos


de Estado, Guerra y Marina, que seguramente no podrá
ser aceptada por Colombia. Sugiero que si se presenta,
lo sea en privado ya que expresa sólo los puntos de vista
norteamericanos; decididamente recomiendo que no sea
difundida entre los colombianos10.

Nada de lo que Braden predecía ocurrió. Sin recuperarse


tilín de la sorpresa causada por la actitud de los funcionarios
del gobierno colombiano encargados de estudiar los términos
tlel acuerdo, Braden envió las siguientes líneas: «...Riefkohl y
Kimdolph (...) consideraron la actitud de los funcionarios
colombianos tan cooperativa que les entregaron la propuesta
en español, sobre la cual los colombianos sólo efectuaron
pequeños cambios de redacción»".
Braden personalmente llevó una copia de la propuesta, en
Inglés, al Presidente12. Por las objeciones que expresó Santos,
puede deducirse el contenido total del acuerdo titulado «Reco­
mendaciones que los Estados Mayores hacen a sus respectivos
tn iliicrnos».
En primer lugar, el Presidente manifestó cierta reserva
i un respecto a varios puntos del acuerdo, como los siguientes:
mi i uso de emergencia, si no fuera posible consultar al gobier-
iiiu nlombiano, los Estados Unidos podrán utilizar sus fuerzas
Vi n lodos los casos la decisión la tomarán los Estados Unidos.
Igualmente, estuvo en desacuerdo en cuanto al acápite
wgnu el cual si los Estados Unidos enviaban sus fuerzas milita-
M'», ( olombia se comprometía a movilizar favorablemente la
iiplmón nacional y a frenar toda propaganda contra los Esta­
dos I luidos. A esta imposición, el Presidente Santos respondió
qiii' si la situación se producía, él comprometería el apoyo del

lll litrvign Relations o f the United States, 1940. pp. 77-80.


II //>/</.. p. 78.
I 1 Ibúlvm.
El embajador de los Estados Unidos, Spruille Braden (con guantes en la
mano), presentó credenciales en Bogotá el 15 de febrero de 1939.

Spruille Braden fue embajador de los Estados Unidos en Colombia desde


1939 hasta 1942. Aquí aparece con el Presidente Eduardo Santos.
Los pactos secretos 67

su gobierno a la acción norteamericana, pero jamás restringi­


da el derecho a la libertad de prensa yde expresión. Otro de los
puntos objetados fue el referente a las medidas a tomar si el
gobierno fuera derrocado por golpe de Estado. En ese aspecto,
Santos insistió en que Colombia había tomado todas las pre­
cauciones posibles para su propia defensa, para impedir las
actividades subversivas, y para patrullar sus aguas costeras
con el fin de evitar que se lanzara un ataque contra el Canal de
l’unamá. Sin embargo, reiteró que para hacer efectivos estos
esfuerzos necesitaba la aprobación del préstamo para mejorar
ln institución militar13.
Riefkhol y Randolph modificaron gustosamente la redac-
i ion del documento. El 26 de septiembre de 1940, después de
consultar con su gabinete, el Presidente Santos firmó las «Re-
comendaciones»14.

In v a s ió n in c o n s u lt a

Casi simultáneamente con la aprobación de las «Reco­


mendaciones», el general Daniel Van Voorhis, comandante
general del Departamento del Canal de Panamá, esbozaba un
|*l.in de invasión a los países vecinos al Istmo, en caso de
Hinque enemigo. El 15 de enero de 1941, la idea de Van Voorhis
lúe aprobada como una medida de alta prioridad para pro te -
II»'i el Canal. Incluía planes separados para Ecuador, Colom­
bia, Venezuela y Centro América con la participación del
llnlnllón 550 de Ingeniería radicado en Panamá. El proyecto
11 insistía en la entrada oportuna de 300 hombres por mar y 300
más por aire —paracaidistas— que se desplazarían a las capi­
tales V otros lugares estratégicos de cada uno de los países

D. Ihicl.. p. 79.
M. I'oreign Relalions o f the United States. ¡940. pp. 82-83.
68 Colombia Nazi

citados. Una vez desembarcadas y llegadas a su destino, las


tropas quedarían al mando del respectivo Presidente de la
República, y no de la embajada de los listados Unidos. Sin
embargo, el Presidente debía declarar oficialmente que la pre­
sencia de los soldados se debía a una solicitud suya y que por lo
tanto los ciudadanos debían obedecer órdenes del personal
militar y naval norteamericano15.
El plan de invasión fue aprobado unilateralmente por
Washington y todo indica que nunca le fue comunicado oficial
o informalmente a Colombia.
Santos no ocultaba sus temores ante la posibilidad de que
las negociaciones que mantenía con el embajador llegaran a ser
conocidas públicamente. Aun sin conocerlas, López Puma rejo
venía acusando al gobierno por “ entregarse a los Estados
Unidos” . El Presidente pidió a Braden que todos los asuntos
relacionados con la defensa fueran «discutidos íntima y exclusi­
vamente» entre él y el embajador y como amigos. Pocos días
después Santos reiteraba la solicitud: esos asuntos debían
tratarse «personal y verbalmente» entre el Presidente y el
embajador, para evitar la existencia de memorandos y otros
documentos16.

E l te s ta fe rro

Ni la existencia del plan Van Voorhis, ni la firma de las


«Recomendaciones» hicieron que Washington se olvidara de
las bases. A mediados de 1941, el Departamento de Estado dio

15. Stetson Conn y Byron Fairchild, The Framework o f Hemispherc


Defense (Washington, D .C.: U.S. Government Printing Office, 1960), pp.
170 y ss.
16. Foreign Relations o f the United States, 1941 (Washington, D .C.:
U.S. Government Printing Office, 1962), pp. 2-3.
Los pactos secretos 69

instrucciones al embajador Braden para que comenzara a


sondear la docilidad del gobierno en cuanto a la autorización
<le uso de las bases de Barranquilla y Cartagena. La dificultad
inmediata surgía de las reglas de juego que enmarcaban la
política del Buen Vecino —contrarias a las del Gran Garrote—
que no permitían a Braden entrar con pasos de animal grande
al palacio presidencial. Su táctica fue otra, como que recurrió a
un intermediario local para que sigilosamente le allanara el
camino. El nombre del testaferro y las intenciones que venían
detrás, las reveló Braden a Washington a finales de junio de
1941:
Por razones de posición e influencia notables y por
haber colaborado en los gobiernos de Olaya Herrera,
López y Santos y por ser un líder conservador influyente,
he cultivado de tiempo atrás la amistad de [Roberto]
Urdaneta Arbeláez y le he sugerido la idea de que Colom­
bia en especial debe imitarnos poniendo a disposición de
las otras Repúblicas Americanas las bases aéreas y nava­
les [...]

[Urdaneta] se ofreció a discutir el asunto detallada­


mente con Santos, ante lo cual le manifesté que no tenía
objeciones de mi parte, siempre y cuando él presentara
lodo el plan como enteramente suyo y que mi papel fuera
exclusivamente el de un oyente, porque yo no estaba
autorizado ni siquiera para discutir el asunto informal­
mente.
Durante una cena íntima, Urdaneta, informó al embaja-
ilni que había conversado con Santos. El Presidente consideró
que sería fructífera una reunión de cancilleres latinoamerica­
nos para formalizar acuerdos multilaterales sobre el uso recí-
pioiu de bases, pues de esa manera se facilitaría la aceptación
•le esos pactos en los congresos y en la opinión pública de otros
pulses. Santos agregó que él personalmente se ocuparía del
70 Colombia Nazi

asunto y que prefería que no le fuera tratado a nadie más, ni


siquiera a su propio canciller, hasta que avanzaran las negocia­
ciones.

Sin embargo—continuó Braden— mis conversacio­


nes con Urdaneta son tan confidenciales que puedo fácil­
mente despachar el asunto como una charla informal
entre amigos, sin causar perjuicio a nadie, o puedo con
igual facilidad seguir adelante con la intensidad que lo
desee el Departamento17.

Braden siguió con el plan inicial de hacer aparecer la


propuesta como iniciativa de Urdaneta. Así lo comunicó a
Cordell Hull días más tarde:

Me reuní con el Presidente Santos. Aunque dijo


haber tratado el tema con Urdaneta, no admitió haberlo
aceptado. Le expliqué que traía a cuento lo de las bases
por ser iniciativa de Urdaneta. Santos dijo que había
leído los periódicos norteamericanos y según ellos Esta­
dos Unidos sólo quería una base en Martinica. Le argu­
menté la tesis del general Van Voorhis sobre la necesidad
de una base en Barranquilla. Santos respondió que era
imposible considerar el asunto de las bases, porque susci­
taría violentos ataques de la oposición, especialmente de
Alfonso López. Aceptó la conveniencia de las bases como
un aspecto de la defensa común y dijo que al terminar su
mandato defendería la idea desde su periódico, pero
como todavía le falta un año de gobierno, estas son
palabras huecas18.

17. F o reig n R c la tio n s o f 1h e U n ite d S ta te s . 1 9 4 ! (Washington, D .C.:


U.S. Government Printing Office, 1962) V il, pp. 8-10.
18. Ib id .. pp. 11-12.
Los pactos secretos 71

Pero ni el temor que sentía Santos por los ataques políti­


cos de López sirvió para echar atrás el proyecto. Por lo demás,
de acallar definitivamente los reparos del Presidente, se encar­
dó el préstamo de los 16 millones de dólares. El telegrama
enviado por la legación colombiana en Berlín a la Cancillería
en Bogotá, dejó en claro hasta qué punto la aceptación del plan
estuvo directamente relacionada con la aprobación del crédito
para compra de armas y equipo militar:

Noticias oficiales privadas de origen americano re­


producen informaciones originadas prensa bogotana in­
dicando Embajador Turbay llevó propuestas de Was­
hington referentes a cesión bases aéreas y navales
colombianas para uso Norte América a cambio facilida­
des créditos otorgáranse nuestro país como recompensa.
Hasta ahora no hácele dado aquí ninguna publicidad19.

En julio de 1941, en documento clasificado como ‘secreto’,


H Departamento de Marina anunció al Departamento de Esta­
do que los trámites habían tocado a su fin, ya que «Santos
aceptó la interpretación del Departamento de Guerra sobre el
acuerdo... En vista de lo anterior, el Departamento de Marina
da por entendido que el gobierno colombiano aprueba los
acuerdos, pero como una medida política desea que solamente
sean mencionadas las características esenciales del mismo»20.
Ni siquiera ‘las características esenciales’ se dieron a co­
nocer. El acuerdo permaneció en secreto21. No fue consultado

19. Legación colombiana en Alemania al M R L, mavo 9 de 1941, AM-


Itl.
20. Departamento de Marina a D E , julio IX de 1941, 821.24/1.19, RG
V), NA.
21. Tampoco se hizo pública la autorización de Santos para que fotó-
inalos norteamericanos, acreditados como asesores técnicos, tomaran foto-
Itiatias aéreas de puntos estratégicos del país. F o re ig n R e la tio n s o f th e U n ite d
S ta te s. 1941, p. 27.
72 Colombia Nazi

por Santos al Congreso. Es más, dos días después de que el


Departamento de Marina informara a su homólogo de Estado
que el Presidente colombiano había dado el visto bueno a las
bases, Santos, en su mensaje de inauguración de las sesiones
del Congreso el 20 de julio de 1941, sin que le temblara la voz,
proclamó lo siguiente:

No se ha planteado a mi Gobierno en forma ninguna


la cuestión de bases navales, militares o aéreas para la
colaboración de fuerzas nacionales y extranjeras en la
persecución del interés común. La marcha de los sucesos
no parece presagiar la necesidad de tales bases, y si algún
día la cuestión se planteara, que no se ha planteado, por
grande que fuera el sacrificio, Colombia tendría que
resolverla con sus propios recursos y bajo su propia
autoridad. Porque no otra cosa permitiría el cuidado de
nuestra soberanía22.

B a s e e n B a r r a n q u i l la

En 1942 se empezó a construiren Barranquilla una peque­


ña base naval norteamericana que sirvió de apoyo a aviones e
hidroaviones. Desde Barranquilla, estos aviones patrullaban
las rutas marítimas que conducían al Canal de Panamá y que
eran utilizadas por los petroleros norteamericanos para trans­
portar combustible desde las refinerías del Golfo de México y
la Costa Este de los Estados Unidos hasta la Costa Pacífica. El
patrullaje era indispensable porque los submarinos alemanes
atacaban frecuentemente a los buques petroleros. La base
naval en Barranquilla, propiedad de Avianca, era compartida
por la Marina de los Estados Unidos y por Pan American

22. M e m o r ia P r e s id e n c ia l a l C o n g re so d e 1 9 4 ! (Bogotá: Imprenta N


cional. M CM XL1), p. 13.
Los pactos secretos 73

Airways y era contigua al aeropuerto de Soledad, luego rebau­


tizado Ernesto Cortissoz. La base consistía en 15 cabañas de
madera con techo de lona, construidas bajo contrato por
Avianca. También contaba con una unidad de abastecimiento
de combustible. La ampliación para permitir la operación de
bombarderos y de un dirigible se efectuó en mayo de 1944.
bl patrullaje naval en el Caribe se redujo en noviembre de
1944 y la base fue suprimida en marzo de 19452’.

A s is te n te s d e c ó n s u l

Las presiones de Washington no cesaron con los acuerdos


ile cooperación militar, ni con la concesión de las bases, ni con
las actividades de fotógrafos clandestinos. En febrero de 1942,
Braden transmitió al Presidente Santos una nueva solicitud
que el Departamento de Guerra hacía a través del Secretario
tic Estado: la presencia de observadores militares en los consu­
lados norteamericanos de Barranquilla, Medellín y Cúcuta. La
operación sería secreta y los hombres de Washington llegarían
a Colombia en calidad de «asistentes de cónsul», no utilizarían
sus grados militares y vestirían de civil2324.
El Presidente Santos aceptó los observadores militares
vestidos de paisano, siempre y cuando la embajada y los
consulados se hicieran responsables de su conducta. En cuanto
a la labor de estos supuestos «asistentes de cónsul», en la
misma nota en que comunicaba al Secretario de Estado la
respuesta presidencial, Braden agregó de su propia cosecha:
«Como el presidente entiende perfectamente la situación y los

23. United States Navy, Bureau of Yards and Docks, B iiild in p ¡he
N tiv y 's B a se s in W o r ld W a r // (Washington, D .C.: U S. Government Printing
<>Hke. 1947) pp. 2, 19, 42, 43.
24. Hull a Braden, lebrero 19 de 1942, 740.00118 EW 1939/1080a, RG
VI, NA.
74 Colombia Nazi

objetivos que perseguimos, para que el I Apartamento no sufra


demoras en sus preparativos, considero preferible no consul­
tarle si este programa es aceptable, sino simplemente infor­
marle en la primera oportunidad sobre las medidas que se
están tomando»25.
La operación se concretó cuando 1lull avisó a Braden que
los oficiales nombrados para la misión no habían objetado la
condición de vestir de civil, aunque para casos de emergencia
deberían tener una muda de uniforme. L1 Departamento de
Guerra sugirió enviar los uniformes para que los guardara el
agregado militar. Las circunstancias de cuándo y dónde debe­
rían usarlos, quedaban a discreción del embajador26.
Simultáneamente con la intervención de los militaresasig-
nados a los consulados, Braden logró que el presidente Santos
autorizara la vigilancia aérea extranjera sobre los Llanos
Orientales. Con ese fin, tres aviones camuflados bajo los dis­
tintivos de la Socony Vacuum y la Tropical Oil Company,
compañías petroleras que operaban en esa región del país,
fueron asignados a la misión2728.
En su determinación de que estos acuerdos no trascendie­
ran al conocimiento público, el Presidente Santos puso una
condición: el plan debía mantenerse en secreto, es decir, que
los 9 oficiales y los 3 soldados de a bordo no utilizarían
uniforme, ni los aviones ostentarían señal alguna que pudiera
indicar que los vuelos no eran comerciales. Según disposicio­
nes del Departamento de Guerra, el Departamento de Estado
debía informar a su embajador en Bogotá cuando las aerona­
ves entraran a territorio colombiano2*.

25. Braden a Hull. lebrero 19 de 1942, 740.00118 F.W 1959/1075, R(¡


59, NA.
26. Ib id c m .
27. Braden a Hull, febrero 20 de 1942. 821.20/190, RG 59. NA.
28. SH a Braden, febrero 18 de 1942,-821.20/189a, RG 59, NA.
Los pactos secretos 75

Un enlace en Panamá

La cadena de peticiones de un lado y de concesiom del


otro continuó mientras los Estados Unidos consideraron que
el Canal estaba en peligro. El 30 de abril de 1942, el nuevo
embajador Arthur Bliss Lañe inauguró su cargo insistiendo
ante el Presidente Santos para que accediera al nuevo plan de
defensa del Canal, el cual Braden ya había planteado antes de
su traslado a Cuba. De acuerdo con la propuesta norteameri­
cana, el gobierno colombiano debía nombrar un agregado
militar en su legación en Panamá, investido de plena autono­
mía para tomar decisiones en caso de emergencias nombre de
( 'olombia, y en cooperación con el general Frank M. Andrews.
Para la misión fue nombrado el general Pablo Emilio
I ópez. «El general López debe tener autonomía para decidir
en el momento del ataque —escribía Lañe a Hull—. De otra
manera, el plan no tiene sentido. El Presidente debe otorgarle
toda su confianza. Sobre todo, en caso de que las Fuerzas
Armadas norteamericanas tengan que entrar en territorio co­
lombiano, o sobrevolarlo, o navegaren aguas colombianas»29.
La exigencia de otorgar plena autonomía al general López
causó cierto escozor al Presidente Santos por los notorios visos
tic inconstitucionalidad que encerraba, en cuanto el Presidente
no podía delegar funciones tan ampliamente al agregado mili-
tai en Panamá. Sin embargo, en fin de cuentas, Santos aceptó
que el general López no tendría que solicitar permiso previo a
Bogotá en caso de invasión. Las tropas de los Estados Unidos
podrían desembarcar en cualquier lugar de la costa o del
Interior del país —aun en los Llanos Orientales— y navegar
lihiemente en las aguas territoriales colombianas. El general
I ópez simplemente le informaría a Santos o al ministro de
I Hierra sobre la llegada de las fuerzas norteamericanas. Ell

l añe a Hull, abril 50 de 1942, 810.20 Delense/2581, RG 59, NA.


76 Colombia Nazi

general se comunicaría por radio con Bogotá, para lo cual


entre la sala de radio del ejército colombiano y las residencias
de Santos y de su ministro se instalarían líneas telefónicas
privadas que operarían las 24 horas del día. Se estimaba que un
mensaje transmitido por radio desde Panamá tardaría de 2 a 5
minutos en ser recibido en Bogotá30.
A finales de mayo de 1942, el Secretario de Estado comu­
nicó a Henry L. Stimson, Secretario de Guerra, la existencia
del acuerdo que se había logrado al cabo de las conversaciones
sostenidas entre el embajador en Bogotá y el Presidente Santos
y su ministro de Guerra. Stimson, que fue Secretariode Guerra
antes de la primera Guerra Mundial y Secretario de Estado
durante la Depresión, contestó a Hull en términos que no
dejan dudas acerca de los privilegios conseguidos por Was­
hington:

...Entiendo que su Departamento está satisfecho con


el «acuerdo de caballeros» que existe actualmente entre
los Estados Unidos y Colombia en el sentido de que las
fuerzas terrestres, aéreas y navales del Ejército y de la
Marina de los Estados Unidos poseen facultades genera­
les para operar en o sobre territorio colombiano y en o
sobre aguas territoriales colombianas sin previo permiso
especial, en caso de urgencia, siempre y cuando el general
Andrews notifique inmediatamente cualquier acción al
general Eópez en Panamá31.

La seguridad que sentían las autoridades militares nortea­


mericanas de haber logrado muy favorables concesiones de
parte del Presidente Santos, no se reflejó en las instrucciones

30. Braden a Hull,-febrero 21 de 1942, 810.20 Defense/2103, RG 59,


NA.
31. Stimson a S E, junio 9 de 1942, 821.20/209, RG 59, NA.
El general Frank Andrews,
comandante de las fuerzas
norteamericanas estacionadas en el
Canal de Panamá, insistió en la
urgencia de contar con un permiso
unilateral de invasión a Colombia
en caso de presentarse un ataque
militar de los países del Eje contra
el Canal o contra otros objetivos
hemisféricos.

I;ii |ulio de 1942 el Presidente electo Alfonso López Pumarejo fue invitado
tui Iranklin Delano Roosevelt a la Casa Blanca. Durante ese viaje López
I'lunarejo aceptó que continuara en vigencia el pacto secreto de invasión a
I ulombia que había autorizado el Presidente Santos.
78 Colombia Nazi

que el general Pablo Emilio López recibió del ministro de


Guerra, Gonzalo Restrepo, antes de viajar a Panamá. Es más,
las instrucciones del ministro contradicen fundamentalmente
la interpretación norteamericana del acuerdo. Gonzalo Res­
trepo advirtió al hombre que debía servir de enlace entre las
autoridades de la Zona del Canal y el gobierno de Colombia
que, de presentarse posibles ataques en aguas o puertos colom­
bianos, correspondería al gobierno de Colombia solicitar el
concurso militar de los Estados EInidos. Según Restrepo, en
cuanto a ese concurso, el gobierno de Colombia «no cree
conveniente que se le preste sin previa solicitud de su parte».
Además, el ministro Restrepo dejó en claro que la coope­
ración de las tropas norteamericanas sólo sería admisible por
solicitud del gobierno colombiano, en tanto que la cúpula
militar norteamericana consideraba que las tropas de su país
podían desembarcar en Colombia con la sola previa notifica­
ción al general López32.
¿Por qué la contradicción? Desde finales de febrero de
1942, el embajador norteamericano había consignado en tele­
grama a Washington la aceptación de la invasión unilateral,
por lo que las instrucciones impartidas al general López a
comienzos del mes siguiente eran sencillamente incomprensi­
bles. No cabe pensar que el ministro de Guerra ignorara el
asunto, pues participó junto con Santos en las conversaciones.
¿Acaso Restrepo confirió atribuciones más limitadas al agre­
gado militar por insinuación de Santos?¿Por iniciativa propia?
El hecho es que el Departamento de Estado consideraba que el
Presidente de Colombia había otorgado de palabra un permiso
incondicional de invasión. Esa era la convicción que tenían el
embajador, el Secretario y el Sub-secretario de Estado y las
altas jerarquías militares en Panamá, y ninguno de ellos habría

32. Restrepo al general López, marzo 6 de 1942, rollo 2954, ref. 2, fo


gramas 851-2, microfilm, AM DN.
Los pactos secretos 79

lindado en invadir a Colombia de haberse presentado una


emergencia. No existe prueba de que el embajador norteameri­
cano hubiera conocido las contradictorias órdenes que se le
impartieron al general López, pues si así hubiera sucedido,
indudablemente el embajador habría hecho gala de sus ya
probadas dotes de negociador para que el Presidente Santos le
Hiuantizara que el «pacto de caballeros» no había sido que-
hrantado por el ministro de Guerra.
L1 general López permaneció en Panamá desde comien­
zos ile marzo hasta principios de agosto de 1942, y estuvo
«lujado en una casa en Fort Clavton que el Comando de la
Zona puso a disposición suya y de dos oficiales más que lo
acompañaban. Los tres contaban con un automóvil que les fue
nliecido por ios anfitriones militares, loscuales tambiénsufra-
liaban los gastos de alimentación de los invitados colombia­
nos". A poco de su arribo, el comando naval de la Zona le
pulió una serie de autorizaciones, que el general consultó con
Hngotá y que el ministro resolvió mostrando de nuevo que,
puní él, los acuerdos secretos no eran tan amplios:

—Colombia podría conceder un permiso, con carác­


ter provisional, para fondear en la bahía de Utría un
barco que sirviera de base a 4 ó 5 botes torpedos o lanchas
mosquito si la autorización se solicitaba por el conducto
diplomático regular. Los Estados Unidos pretendían que
el permiso fuera permanente.
—Colombia aceptaría que la vigilancia de las aguas
ild golfo del Darién y de La Guajira fuera complementa­
da por unidades norteamericanas. La Marina de la Zona
quería que el permiso de vigilancia se le concediera para
sustituir a la Marina colombiana cuando ésta no pudiera
lealizar el patrullaje de esa área.

I ' Memorándum del general López, septiembre 1 de 1942, rollo 2954,


o 1 I. loiogramas 807/10, microfilm, AMDN.
80 Colombia Nazi

—Colombia no consideraba aceptable el estaciona­


miento permanente de soldados norteamericanos en los
aeropuertos de Turbo, Coveñas y Tumaco, y sólo permi­
tiría la utilización eventual de esos aeródromos cuando
fuera necesario repeler un ataque contra el Canal.

Los Estados Unidos buscaban, en cambio, que se autori­


zara la presencia de hasta 15 elementos uniformados, pero no
de combate, en esos aeropuertos, con el fin de atender aviones
norteamericanos de características especiales que sólo ellos
conocían. El general López advirtió a sus colegas norteameri­
canos que la sensibilidad del pueblo colombiano era «delica­
da» y que este podría resentir los uniformes. Por su parte, los
militares de los Estados Unidos insistían en que los pequeños
destacamentos debían vestir uniforme, pues en caso de que los
colombianos descubrieran que eran soldados, podrían pensar
que su intención era la de engañar al pueblo de Colombia con
una especie de quinta columna34.

L ó p e z a c e p ta lo s p a c to s

El Presidente temía la oposición de la bancada conserva­


dora en el Congreso, pero más aún a su copartidario y crítico
de cabecera, Alfonso López Pumarejo. Fue tal vez la razón
primordial que lo indujo a no llevar los acuerdos a debate en el
Senado. El Presidente ratificó al embajador que era partidario
de que no se firmara un acuerdo escrito porque los instrumen­
tos diplomáticos generalmente eran malinterpretados por los

34. Restrepo a López, abril 9 de 1942, rollo 2953, ref. 3, fotograma


0003; Restrepo a López, marzo 6 de 1942, fotograma 0006; López a Restre­
po, abril 4 de 1942, fotogramas 0008-10; López a Restrepo, abril 1 de 1942,
ref. 4, fotograma 0396; I.ópez a Restrepo, marzo 30 de 1942, ref. 4, fotogra­
ma 0398, microfilm, AM DN.
El Presidente Eduardo Santos y Alfonso López Pumarejo asisten en 1938 a un desfile militar en
Bogotá. En esa ocasión un avión militar se estrelló contra la tribuna donde estaban los espectadores.
80 Colombia Nazi

—Colombia no consideraba aceptable el estaciona­


miento permanente de soldados norteamericanos en los
aeropuertos de Turbo, Coveñas y Tumaco, y sólo permi­
tiría la utilización eventual de esos aeródromos cuando
fuera necesario repeler un ataque contra el Canal.

Los Estados Unidos buscaban, en cambio, que se autori­


zara la presencia de hasta 15 elementos uniformados, pero no
de combate, en esos aeropuertos, con el fin de atender aviones
norteamericanos de características especiales que sólo ellos
conocían. El general López advirtió a sus colegas norteameri­
canos que la sensibilidad del pueblo colombiano era «delica­
da» y que este podría resentir los uniformes. Por su parte, los
militares de los Estados Unidos insistían en que los pequeños
destacamentos debían vestir uniforme, pues en caso de que los
colombianos descubrieran que eran soldados, podrían pensar
que su intención era la de engañar al pueblo de Colombia con
una especie de quinta columna34.

L ó p e z a c e p ta lo s p a c to s

El Presidente temía la oposición de la bancada conserva­


dora en el Congreso, pero más aún a su copartidario y crítico
de cabecera, Alfonso López Pumarejo. Fue tal vez la razón
primordial que lo indu jo a no llevar los acuerdos a debate en el
Senado. El Presidente ratificó al embajador que era partidario
de que no se firmara un acuerdo escrito porque los instrumen­
tos diplomáticos generalmente eran malinterpretados por los

34. Restrepo a López, abril 9 de 1942, rollo 2953, ref. 3, fotograma


0003; Restrepo a López, marzo 6 de 1942, fotograma 0006; López a Restre­
po, abril 4 de 1942, fotogramas 0008-10; López a Restrepo, abril 1 de 1942,
ref. 4, fotograma 0396; López u Restrepo, marzo 30 de 1942, ref. 4, fotogra­
ma 0398, microfilm, AM DN.
82 Colombia Nazi

funcionarios; consideró que era suficiente con el acuerdo de


caballeros existente, ante lo cual. Lañe preguntó si el pacto
verbal y secreto comprometería también a López, que días
atrás había sido elegido Presidente de la República. Santos
señaló que López seguiría su misma política internacional,
pero sugirió que antes de su posesión, López, Santos y el
embajador deberían reunirse para confirmar todos los acuer­
dos personales celebrados entre Santos y la embajada35.
Cuando el embajador fue a comunicarle a López Pumare-
jo el «pacto de caballeros» entre los dos gobiernos, el Presiden­
te electo dijo que Santos ya le había revelado sus términos36. Y
cuando Lañe quiso saber su opinión, la respuesta de López fue
cordial pero enfática: estaba de acuerdo con el plan, pero creía
que el Congreso debía conocerlo; por lo tanto, prefería esperar
la aprobación parlamentaria37.
Paradójicamente, o probablemente en aras del prestigio
del partido liberal, el Presidente electo enfatizó al embajador
norteamericano la necesidad de que «el Senado no sepa (repite,
no sepa) de la... ‘acción inconstitucional de Santos’»38.
El Presidente Roosevelt invitó a López Pumarejo a la
Casa Blanca antes de tomar posesión de la Presidencia de la
República el 7 de agosto de 1942. La Corte Electoral debía
entregarle la credencial el 29 de junio a las 2 de la tarde y
López, aunque ya estaba elegido, pidió sin embargo a la emba­
jada norteamericana en Bogotá que indagara si sería posible
que el anuncio de su visita fuera hecho en Washington antes de
esa hora para aplacar cualquier amago de oposición conserva­
dora39.

35. Lañe a Hull, mayo 22 de 1942, 810.20 Defense/2706, RG 59, NA


36. E E U e n Panamá al S E, julio 3 de 1942,821.001 López/159, RG 59.
NA.
37. Lañe a Hull, agosto 14 de 1942, 810.20 Defen.se/3I48. RG 59, NA
38. Lañe a Welles, agosto 19 de 1942, 821.20/213, RC, 59, NA.
39. Lañe a SE, junio 29 de 1942, 821.001 López, Alfonso/140, RC. 59,
NA.
Los pactos secretos 83

López partió de Bogotá el 2 de julio con destino a Balboa,


Zona del Canal, en un avión militar, acompañado por su hijo
Pedro López Michelsen, así como por el ex-ministro y diplo­
mático Jorge Soto del Corral y por dos futuros ministros
suyos: Alfonso Araújo y Alberto Jaramillo Sánchez. Ese mis­
mo día, al final de la tarde, López se reunió con el general
William E. Shedd, sub-comandante del Departamento del
Canal de Panamá, para tratar sobre el «acuerdo verbal existen­
te con el Presidente Santos sobre la entrada de fuerzas armadas
norteamericanas a territorio colombiano en caso de emergen­
cia». Del lado colombiano Soto del Corral acompañó a López
ti la reunión. Y junto con el general Shedd asistieron el general
I I.C. Ingles, jefe de estado mayor del Comandode Defensa del
Caribe, el embajador Arthur Bliss Lañe, John J. Muccio,
encargado de negocios de los Estados Unidos ante el gobierno
de la República de Panamá, y un coronel de apellido
Montesino.
López y Soto del Corral mencionaron la conveniencia de
explicar la existencia del pacto al Congreso colombiano, para
que no se produjera una conmoción tan fuerte si las fuerzas
norteamericanas llegaran a desembarcaren Colombia. El Pre­
sidente electo convino en que el pacto era indispensable y
políticamente necesario y que sólo le quedaba la duda de cómo
debía manejarse el asunto. Dio a entender que lo mejor sería
llimar un canje de notas que pudiera presentarse ante el Con­
fieso en sesión secreta para que éste le diera su previa aproba-
i lón.
I I embajador norteamericano en Bogotá planteó la con­
vela ¡encia de mantener o noel subterfugio de los observadores
il< I ejército y de la marina de los Estados Unidos que operaban
tomo asistentes de cónsul. López afirmó que sería preferible
que los observadores actuaran a plena luz del día39a.

I')' M u c c i o a U I 3 , j u l i o 3 d e 1 9 4 2 , 8 2 1 . 0 0 1 L ó p e z / 1 5 9 , R G 5 9 , N A .
84 Colombia Nazi

López y su comitiva siguieron viaje a Miami en el avión


del general Andrews. Al aterrizar en el aeropuerto, vivieron un
anticipo de lo que décadas más tarde no sorprendería a los
pasajeros dotados de pasaporte colombiano. Un funcionario,
tal vez de salud pública, subió al avión y pidió a los invitados
oficiales que desembarcaran primero, y al efecto comenzó a
leer de la lista de pasajeros: López, Araújo, etc., sin otorgar el
mistar y ni siquiera el nombre40. No se permitió a dos funciona­
rios del Departamento de Estado, enviados especialmente pa­
ra la ocasión, que recibieran a López antes de pasar por
inmigración y sanidad portuaria, por lo cual el Presidente
electo desembarcó como cualquier hijo de vecino. Los funcio­
narios pidieron que los dejaran realizar las gestiones de pasa­
porte para el invitado del Presidente Roosevelt, pero sólo
lograron que Alfonso López Pumarejo fuera colocado en el
primer puesto de la fila. Un inspector de inmigración replicó
que cualquier pasajero, por importante que fuera, debía pre­
sentar personalmente su pasaporte ante el empleado de inmi­
gración y agregó que aun el Duque de Windsor rechazaba las
atenciones que se le ofrecían y que él mismo llevaba el pasapor­
te en la mano como los demás mortales. El inspector no se
inmutó cuando los funcionarios del Departamento de Estado
le manifestaron que nadie esperaba que al Presidente de los
Estados Unidos lo llevaran en manada cuando estuviera de
visita en el exterior41.

E n el W a ld o r f A s to ria

López Pumarejo continuó viaje a Washington por ferro­


carril, sin que se sepa de ningún otro contratiempo. Se reunió

40. Memorándum de W.N. Walmsley, D E , julio 7 de 1942, 821.001


López Alfonso/182, R G 59, NA.
41. Welles a Francis Biddle, Attorney General (Ministro de Justicia),
sin fecha, 821.001 López, Alfonso/169B, R G 59, NA.
SEGÜBT
WAR DEPARTMENT
W A SH IN G T O N

lili 336 Colombia ( 6 -5 -6 2)


'JUN 9- 1942

Tbe Ho norable, .
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The S e c r e t a r y o f S t a t e . Dof«
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I have no t e d wit h I n t e r e s t y ou r l e t t e r o f May 28) p e r t a i n - o
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In g t o t h e r e c e n t c on v o rs a t io n s which have been h e l d between the
W
U. S. Ambassador a t Bogotá, and t h e P r e a i d e n t o f Colombia and h i a
O
MiniBter o f >7ar. Frora an exami na tio n o f your l e t t e r and t h e s e t o f
pa ra p h r a a es o f t el eg ram a exchanged between you r Department and t h e
CD
Ambassador t o Colombia, i t i a my u n d e rs t a n d in g t h a t you r Departmont
i s s a t i s f i e d t h a t a "ge ntlem en 1s agreement" now e x i s t e between th e
Uni ted S t a t e s and Colombia, t h e ee ns e o f which i s t h a t United S t a t e s
Army and líavy f o r c e a , l a n d , eea o r a i r , have bl&nket a u t h o r i t y t o
o p é r a t e i n and ove r Colombian t e r r i t o r y and t e r r i t o r i a l wat era wi th -
o u t p r i o r s p e c i a l p e rm is s io n, i n case t h e u r g e n t n e c e s s i t y a r i 6 e s ,
pr o v id e d t h a t immediate n o t i f i c a t i o n o f such a c t i o n i s given by
Ge neral Andrews t o General López i n Panama.

Such an agreement i s c o n s id e r ad e n t í r e l y s a t i s f a c t o r y as
a f orm ula t o f a c i l í t a t e prompt a c t i o n by General Andrews should t h e
noed a r i s e . Ge neral Andrews w i l l be n o t i f i e d t o t h i s o f f e c t . ^
f~
S in cerely yours, y-

U
(J)

SEORBT

I I Secretario de Guerra de los Estados Unidos consideró satisfactorio el


"(Hielo de caballeros” existente entre el Departamento de Estado y el Presi­
ente Santos para permitir el ingreso de tropas norteamericanas a territorio
culombiano sin necesidad de autorización especial (Ver traducción en el
Anexo 1).

qí LA
iANCO
A LUIÍ.
PARK A ND lEX ING TON 1 V I N U Ü / 4 0 '” AND 5 0 ’" S ’ « ! E T S / N E W Y O R K

Memorándum o f c o n v e r s a c i ó n b e t v / e e n P r e s i d e n t - e l e c t L c p e z
o f C o l o .ib la a n d U n d e r s e c r e t a r y o f S t a t e W e l l e s a t t h e a b o v e

os * o i st
a d d r e o s on J u l y 2 4 , 1 9 4 2 , f r o n 6 t o 7 p . ra . A m bassador Lañe
web a l s o p r e s e n t a t t h e i n t e r v i e w .

1 . M r. W e l l e s r e f e " r e d t o t h e o r a l u n a e r s t a n d l n g w l c h
me now h a v e v / i t h P r e l d e n t S a n t o s t o p e i ’m l t , l n t h e e v e n t o f an
e m e r g e n c y , U n i t e d S t a t e s f o r c e s t o e n t e r C o lo m b la n t e r r l t o r y and
Colom blan t e r r i t o r i a l w a t e r s and e x p r e s s e d t h e hope t h a t t h i s

-r- ' R s o s / s s ? M ? a ^ n
a r r a n t f - e n t c c u l d b e c o n t i n u e d w l t h t h e G o v e r n m e n t c f D r . Ló p e z .^
M r. W e l l e s e a l d t h a t M r. L a ñ e h a d f u l l y e x p l a i n e d t o h l m D r . L ó p e z '
v l e v / s a n d a d d e d t h a t we w l e h e d t o f o l l o w t h e P r e s l d e n t - e l e c t 1s
w l s h e s a s to th e inanner i n w h lc h th e a rr a n g e m e n t s h o u ld be worked
out. D r . Lo'pez t h e n e x p l a i n e d t h a t , u n l i k e P r e s i d e n t e O l a y a H e r r e r a
an d S a n t o s , he p r e f e r r e d t e t a k e C o n g r e s s and t h e n a t l c n i " t o h i s
c o n f l d e n c e so t h a t l n c e s e t h e n e c e s r i t . v s h o u l d a r l s e he c c u ld
e t a t e t h a t h e h a d c o n s u l t e n C o n g r e s s , o r ? t l e a s t t h e C o m m i ^ te e
on F o r e lg n R e l a t i o n s . He e x p r e e s e d t h e c c n v l t t l c n t h a t t h e C o l -
o m blan p e o p l e , r e g a r d l e s s o f p a r t y a f : l l i a t l o n s , e n t l u s l a e t i c a l l y
eu p o r t s th e p r e s e n t p c l l c y o f c o l l a b o r a t i o n w lth th e U n ite d
S t a t e s b u t l n o r l e r to a v o ld p o e s lb l e f u t u r e c r i t i c l s m o f h lo gov-
e r n m e n t and o f t h e U n i t e d S * a t e a he would p r e f e r t o h a v e e l t h e r
a u t h o r l t y f r o m C o n g r e s s t e teJc e e m e r g e n c y m e a s u r e s o r e n i n f o r m a l
u n d e r s t a n d l n g w l t h t h e F o r e l g n A f f a l r s C ornm lttee t o t a k e t h e a c t i o n
whlch P r e s l d e n t S a n t o s had t a k e n a t o u r r e q u e s t . M r. W e l l e s e n -
q u lre d w h e th e r the p r e s e n t a rra n tfn e n t w ith P r e s l d e n t S a n to s c o u ld
b e c o n s l d e . e d t o b e i n e f f e c t u n t l l e u c h t i m e a s a new a r r a n g j h e n t
w e r e m ade w l t h t h e g o v e r n m e n t o f D r . L ó p e z . Th e P r e s l d e n t - e l e c t
re n lie d ln the a ff irm a tiv e .

2. D r . L ó o e z e a l d t h a t h e h a d b e e n s o ra e w h a t w o r r i e d b y
t h e s t a t u s o f m i l i t f r y a n d n a v a l o b s e r v e r s a t t a c h e d t e acmé o f
th e Am erican C c n s u l a t e s ln C o lom bia. T h e s e o b s e r v e r s w e r e known
o f f l c l a l l y a s a s s i s t n n t s t e t h e c o n s u l a b u t t h i s s u b t e r f u g e was
g e n e r e l l y p u b l i c k r.cw ledge. M r. L a ñ e s a l e , t h a t t h e Artny a n d N av y —-
v /c ul d p r e f e r t e come o u t l n o t h e o o e n 1-. a n y way d e s i r e d b y t h e \
Government o f C o lom bia. Th e p r e s e n t ' r r a n p e m e n t h a d b e e n made
b e t w e e n P r e s l d e n t S a n t o s a nd Á m b a s s a d o r B r a d e n . M r. W e l l e s t h e n
wiai / q j

em phaslzed t h a t th e < c t l v l t l e s o f a l l r e p r e s e n t a t i v o s o f o t h e r -*
U n i t e d S t e t e s G o v e r n m e n t d e p a r t m e n t s s h o u l d b e knov/n t o t h e A m e r- 3
l e a n A m b a s s a d o r a n d s h o u l d be e n f l r e l y u n d e r t h e l a t t e r ' s c o n t r o l ;
f u r t h e r m o r e t h a t M r. L a ñ e s h o u l d k e e p t h e C o l o m b l a n G o v e r n m e n t ;y
c o m p le te ly lnform ed r e r a r d ln g such a c t l v l t i e s . M r. W e l l e s a l e o L.
e p eclfled t h e t a l l t h e I n f o r m a t i o n o b t a l n e d b y o u r n> e n t e s h o u l d
be p u t a t th e d l s o s l t i o n o f t h e Colom blan G overnm ent; t h a t th e

FOR AI R M AIl OR FORtIGN MAM. USE

occv.ASSint° ,

En el hotel Waldorf Astoriade NuevaYorkel Presidente electo Alfon­


so López Pumarejo autorizó la continuación del pacto secreto de
l o o o o oo

p. R K AND
í
lt»INGTON
WALDORF ASTORIA
AVCNUtS ✓ 4»»" AND 50'" S T R C E T S / N E W Y o R K

n rimes o f a l l a g e n t e w o u l d b e f u r n l e h e d t o D r . L ó p e z a f t e r h l e
l n a u g u r a t l o n ; and t h a t a l l a g e n ta w ould c c o p e r a t e w l t h th e
C o lo n b la n a u t h o r l t l e s i n such manner as D r. López m lg h t I n ­
d ícate. M r. W e l l e s a s s u r e d D r . L ó p e z t h a t o u r a c t l t l t l e s
had o n ly ene alm : t h e d e fe n s e c f th e h e a i s o h e c e .

3. l l r . W e l l e s s a l d t h a t we h a d J u s t r e c e l v e d a r e q u e a t
fro:.; G e n e r a l A n d r e w s t e e n d e a v o r t e o b t a l n p e r m l s s l c n f r e m t h e
G o lo .ib ian G ov ern m en t t e e s t a b l l s h a b a s e l n C o 'o ra b la , on t h e
C a r l b b e a n , f o r t h e p u r p o s e o f r e f u e l l n g a n d e e r v l c l n g PBY ¿ o a t s T
Mr. L e n e s a l d t h a t h e h a d r e c o m m e n d e d t e M r. S o n s a ] , t h a t no —-'
a c t l e n . e t r í c e n on t h l s r e q u e s t u n t l l a f t e r D r . L o ' p e z 1 l n a u g u ­
r a t l o n , a s a n u n i o r t u n a t e l m p r e s s l c n m l r h t be c r e a t e d l f
a c t l o n v.-ere t e k e n d u r i n g t h e l a s t f ew r e n a l n l n g d a y s o f t h e
adm inls t ra tlo n o f P r e s lá e n t S a n to s. !.Ir. W e l l e s t h e n r e a u e s t e d
t o a s c e r t a l n f ro r a Gener&L A n d r e w s , o n h l s way t h r o u g h P a n ama ,
t h e d e t r - l l s o f t h e p r o j e c t n n d d l s c u s s ther a w l t h D r . L ó p e z
a f te r h ls ln au g u ratlo n . D r . Lo'nez s a l d t h a t a p r o j e c t o f
t h l s l x p o r t a n c e s h o u l d be d l s c u s s e d w l t h C o n g r e s s s o a s t o
nllay p o sslb le c rltlc is m . He a g a l n p o l n t e a o u t h l e c o m ü l e t e
s u -port o f o u r o b j e c t l v e s b u t l n o r d e r t h a t h l s e u p p o r t ' c o u l d
be c f t h e n o s t p r a c t l c a l t y p e , h e ’. v lsh e . l t t o b e e n t l r e l y
c o n s t i t u c i o n a l a nd w l t h t h e a d v l c e r n d c o n s e n t o f t h e r e p r e ­
s e n t a t i v o s o f the p e o o l e . M r. W e l l e s c c s e r v e d t h a t s u c h
n r o c e d u r e would be e n t l ' - e l y c o n s l s t e n t w l t h d e m o c r a tl c p r i n ­
c i p i e s and t h a t he c o u l d w e l l a n p r e c l a t e *h e vrlsdora o f D r .
López1 p o l n t o f vlew .

A. B. L.

New Y o r k , J u l y 2 5 , 1942.

rOR AIR MAIL OR rORlIGN MAIl USE

Invasión hasta que él como Presidente en ejercicio pudiera someterlo a


consideración del Congreso (Ver traducción en el Anexo 2).
nt S U l A
DEPARTJV.t-NT^qfj S TA TE n y ¿. ;s-ia
t ^y^w-s0''*' .t %h
Memprandi^mof Ccnvenotion

1VAJOUVN
DATE:
subject: S e ñ o r L ó p e z 1* l e c t u r q to u r l n t h e U n i t e d S t a t e s l' AR ( 7 y

S e ñ o r A l f o n s o L o o e z N l c h e l s o n ( b y l o n g - d l e t a n c e ' ^ * - —>—
part ici pants: t e l e o h o n e frora t h e D r a k e
H o te l, C hicago)

Mr. C h a r l e o A. T ho m s o n, RC

c o p ie s TO: Am basoador Lañe a t B o g o t á J c*t'Ax'

A f t e r a t t e m p t l n g u n s u c c e s s í u l l y t o r e s c h Mr. L ó p e z
. :i S a t u r d & y , I made c o n n e c t l o n v l t h h i a a t 1 0 : 3 0 S u n d a y
aornlng.

I r e f e r r e d t o t h e t e l e g r a m v h l c h Mr. V’e l l e s h a d
a d a r e e s e d t o hlra a n d e x o r e s s e d t h e r e g r e t t o t h o f
K r . V ' e l l e e a nd m y s e l f f o r a n v m i s u n d e r s t a n d l n g w h l c h
m lght heve a r l e e n l n c o n n e c tlo n v l t h h i e t r i o to t h e
U nited S ta te s . I e t a t e d t h a t K r . ’. é l l e s h a d i n s i s t e d t h a t
h e s h o u l d t e o f f e r e d t h e same f a c i l l t l e e f o r h l s v l e i t
a e had b een r e c e l v e d by o t h e r d i s t i n g u l e h e d C olom blans,
o a r t l c u l a r l y J o r g e Zalam ea. I n e n tlo n e á Señor L o o ez1
o r e s t l g e s e e n i n t e l l e c t u a l , t h e e a c r l f l c e e h e h a d niade
l n o r d e r t o c e .r ry o u t t h e t r i o and t h e l m o o r t a n t e e r v l c e
v h l c h h e wa6 r e n d e r l r . g t o I r . t e r - A m e r l c a n u n d e r e t e n d l n g .
I a d d e d t h a t v e h a d r e c e l v e d f v o r r t l e r e c o r t e or. t h e
l e c t u r e e h e ha d d e l l v e r e c f r c c v e r i o u s u n l v e r t l i l e s . I
a l e o e a l d t h a t Mr. ' ' . ' e l l e e h a d b e e n l n c o m m u n l c a t l o r i v l t h
h l s f a t h e r on t h e v h o l e m a t t e r . é»

Mr. l .o p e z a r . a v e r e d t ' a t t h e f l n a n c i e l q u e a t l o n v a s
~-oc
c 6 u t e l d l e r y o n e v l t h hlrr.: a n d ’-’e n t or. t o i n d í c a t e t h a t
v h e t h a d l r k e d him h a d b e e n ( 1 ) h l a e o o a r e r . t l y c e l n g xí
c l s c e d l n t h e o o e l t l o n o f a o ro fe e e lo n a .l l e c t u r e r vho f
vae exoected t o d le c u s e f ln a r .c l a l term e f o r h i e l e c t o r a

v lth

Resumen de la conversación telefónica entre un funcionario del Departa­


mento de Estado y Alfonso López Michelsen sobre el malentendido que se
THE HOLDINGS
P E P n o o u c c o FHOM
•n

S3AIHOHV n VN O Il X " 3M1


-2-

w lth t h e u n l v e r s l t l e s ; and (2 ) t h a t t h e r e h a d b e e n d e la y
In r e c e l v l n g v o r d frora t h e ú n l v e r 6 l t l e s ( I u n d e r e t a n d t h a t
h l e f l r e t o o l n t l e b a e e d on a q u e r y h e r e c e l v e d f ro r a
Rrown U n i v e r s i t y ; a r. d t h e R e c o n d on a d e l a y l n w o r d f r o m
the U n l v e r s l ty o f C a l i f o r n i a e ln c e th e D e p a rtm e n t'e l e t t e r
h a d b e e n a d d r e e s e d t o D r . F r l e e t l e y who w a s s e r l o u s l y 1 1 1 . )
Mr. L ó p e z a l e o r e p o r t e d t h a t h e h a d q u e s t l o n e d t h e p r o c e d u r e
by w h lc h t h e r a l l r o a d " p r l o r l t l e s " f o r h l e t r l p had b em
r p o u e 8 t e d b y t h e C o l o m b l a n E r a b a s s y r e t h e r t h a n t h e De­
partm ent. I a s k e d hlm h l e o l a n s f o r t h e r e m a l n l n g p o r t l o n
o f h l e t r l p a n d he e a l d he v a e l e a v l n g C h i c a g o f o r San
F r a n c i s c o on U e d n e s d a y , F e b r u a r y 2 4 a n d t h a t a r r a n g e m e n t s
fo r t h a t le g had been e a t l e f a c t o r l l y co n clu d ed . He v a s
n o t f u r e w h e t h e r he w o u ld r.eed o u r a e s l e t a n c e l n t h e
r a l l r o a d t r l p frora San F r a n c i s c o t o Loe A n g e l e s b u t w o u ld

flV 4W /S c l
l e t u s kno w l f h e d e s l r e d t h a t a s s l s t a n c e .

W lth r e g ? r d t o f l n a n c e s he e a ld t h = t h e had t s l k e d
w lth H erechel B r l c k e l l co n cern lr.g h le t r i o . He r e l t e r a t e d
t h e 6 t a t e m e n t t h a t !•>. B r l c k e l l h a d l n v l t e d t h e N a t i o n a l
U n l v e r e l t y t o ña me a p r o f e s e o r who w o u l d b e s e n t t o t h e
U nited S ta te s . When t h e c h o l e e carne t o h l s own ñ a m e , h e
u n i d l t h a d b e e n h l s u n d e r s t a n d l n g v i t h Mr. B r l c k e l l t h a t
t h l s G overnment w ould n o t c a r r y t h e e x r e n s e s o f h l s
w l r o l a n e t r l p t o a n d f ro m t h e U n i t e d S t a t e s , ñ o r h! s
ex p en ses d u rln g th e tim e vhen he v as r e c e l v ln g m edical
treetraen t but o nly f o r the o e rlo d c o v e rln g h ls le c t u r e
t r l p ln the u .n lv e rs iti e s. I t o l d h l m t h a t v e w o u l d malte
Our f l n a n c l a l e r r a n g e m e n t s l n e n t l r e a g r e e m e n t w l t h h l 6
u n d e r s t a n d l n g an d t h a t I w o u ld v r l t e hlm e t Sen F r a n c i s c o
oo r.flitD ln g t h e d e t a l l s o f o u r c o r . v e r s a t l o n .

Mr. L o o e z c e r r l e d on t h e f l r e t o a r t o f t h e c o n v e r s e -
tlo n w lth a c e r ta ln degree o f lm o re rslv e d lg n lty but h ls
t o n e b e c a r a e s o m e v h a t m o re c o r d i a l t o w e r d t h e e n d o f o u r
tn lk .

l i a CAThomsonl MC"

iHUcnló durante una gira del hijo del Presidente por los Estados Unidos.
Vn traducción en el Anexo 4).
REPRODUCED FROM THE HOLDIN09

L .
PREPAKINO cm TO Bt TRANSHITTTD
W1LL INDICATE V
» kcrett
Telegram S ent CONfTDENTlAL
C « lle ? fjD » í l4,lef RESTRICTO)
(Nlght lítter CLEAR
Ch.rge D e pirtm ent^
U r j j n r t m r n t o f s á fa te PARTAIR
Full n t e " ''^
D*y letter
Nlght letter W ashin & lo n ,

Cherge to
F ebruary 19, 1943.

n . S . URGENT

DR. ALFONSO LOPEZ M.

HOTEL DRAKE,

CHICAGO.

I have J u a t le a rn e d w lth very deep r e g r e t of the

m la u n d e rs ta n d in g w hlch haa occurred ln connectlon v l t h


CO
your v i s l t to th e U nited S t a te s . I have d le c u s s e d th la ro
m a t t e r w lth D r. C h a r le a Thomson, C h l e f o f t h e D e p a r tm e n t ' s
o
D ivisión of C u ltu ra l R e la tlc n s, who waa a b s e n t a t the o
tim e o f yo u r a r r l v a l ln W ashington and have a s c e r t a l n e d
\
th at form al arrangem ente a h o u l d h a v e b e e n mad® t o h a n d l e
oj
your v la lt ln e x a c tly the eame m a n n e r a s th at of o th er

d l a t l n g u l a n e d C o l o m b i a n a who h a v e v l a l t e d the U nited

S tates a t the ln v lta tlo n o f th e D ep artm en t. D r . Thom aon

w lll t e l e p h o n e y o u t o m o r r o w o n my b e h a l f . I an ln d eed

eorry that th la m la u n d e ra ta n d ln g aho u ld have o c c u rr e d .

W l t h my k l n d e a t p e r s o n a l r e g a r d a ,

SUMNER WELLES
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£
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B:GH
FntlfJtifJ í y _____
03

.W iy « f x r a t n _________________ Jtf.,
PuJOu
19_______________

Un malentendido entre Alfonso López Michelsen, hijo del Presidente López


Pumarejo, y un funcionario del Departamento de Estado, originó un inciden­
te diplomático entre Colombia y los Estados Unidos. Para calmar el enfado
de López Michelsen y del Presidente, el subsecretario de Estado envió un
telegrama de excusas (Ver traducción en el Anexo 3).
Los pactos secretos 91

con su anfitrión en la Casa Blanca y partió luego para Nueva


York. Estaba alojado en el apartamento 28-C de las torres del
I lotel Waldorf Astoria el día en que el diario El Tiempo publicó
en su primera página un brevísimo despacho de la agencia
United Press. Se informaba que el sub-secretario de Estado
Sumner Welles estaba en Nueva York para asistir al matrimo­
nio de un hijo suyo, y que aprovecharía la ocasión para hacer
una visita de despedida al Presidente electo de Colombia42.
En realidad, el encuentro no obedeció a que Welle.s tuvie­
ra tiempo de sobra antes de la ceremonia nupcial. La reunión
en el apartamento 28-C tenía por objeto conseguir que López
Pumarejo ratificara los acuerdos militares secretos. Lañe ha­
bía advertido a Welles con anterioridad que la preocupación
del futuro mandatario colombiano radicaba no en el pacto
Nccrcto, sino en las actividades de inteligencia que el FBI y los
agregados militar y naval ejecutaban en Colombia. López
temía que la oposición aprovechara políticamente los acuer­
dos, con base en que lesionaban la soberanía colombiana.
Ante estos temores, el embajador en Bogotá recomendó que el
«aib-secretario de Estado ofreciera poner a disposición de Lo­
pe/ Pumarejo la información recogida por los servicios de
Inteligencia norteamericanos. Además le comunicarían al Pre­
sidente «verbal y confidencialmente» los nombres de los agen­
tes de inteligencia norteamericanos debidamente acreditados
en Colombia, los cuales desarrollarían su trabajo tal como el
Presidente lo deseara y en colaboración con los funcionarios
colombianos que él indicara. López Pumarejo podría, según
I une, explicar al Congreso que esas actividades de inteligencia
rían esenciales para defender la economía colombiana en vista
riel peligro que representaban los submarinos del Eje.
En cuanto al plan de invasión. Lañe recordó a Welles que
cu Panamá López Pumarejo dijo que confiaba en que no*

*12. I I Tiempo, julio 25 de 1942.


92 Colombia Nazi

encontraría tropiezo alguno para que el Congreso le concedie­


ra poderes generales que justificaran el pacto secreto y que,
una vez concedidas esas atribuciones, el pacto entraría en
vigencia en su gobierno por medio de una canje de notas que
podría mantenerse en reserva si así lo deseaba el gobierno de
los Estados Unidos43.
En la reunión en el Waldorf Astoria, Welles consiguió que
el futuro Presidente diera el visto bueno a las solicitudes de los
Estados Unidos.

L ó p e z c a lla a n t e e l S e n a d o

Después de la posesión de López el 7 de agosto de 1942,


ocurrió una transformación extraordinaria en la posición del
Presidente ante los acuerdos secretos. Sólo había ejercido la
Primera Magistratura durante setenta y dos horas cuando
manifestó al embajador Lañe que en dos o tres días el gobierno
celebraría una conversación de tipo general con los miembros
de las comisiones de Relaciones Exteriores del Senado y de la
Cámara para sondear sus opiniones en cuanto al pacto secreto
ratificado con Welles en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva
York. Darío Echandía, el recién nombrado ministro de Go­
bierno, compartía la importancia de reunirse con los congre­
sistas44.
El 21 de agosto la Comisión de Relaciones Exteriores del
Senado «en esencia aprobó» la creación de una base naval
norteamericana en Cartagena y la permanencia de los observa­
dores militares y navales de los Estados Unidos, según refirió el
Presidente a Lañe. López no sólo se abstuvo de comunicar a la

43. Lañe a Welles, julio 22 de 1942. 821.001 López, Alfonzo (sic) 183,
R G 59. N A.
44. Lañe a H ull, agosto 10 de 1942, 821.00/1434, R G 59. N A.
Los pactos secretos 93

( 'omisión la existencia del pacto secreto de invasión, sino que


inlormó a los senadores que el gobierno de los Estados Unidos
■•no había formulado sugerencia alguna sobre las medidas que
él debía tomar, que no le había hecho ninguna solicitud, y que
t i piopósito de su viaje [a los Estados Unidos el mes anterior]
lúe el de discutir asuntos de interés mutuo. El Presidente
•t Haló que la comisión se mostró satisfecha por esa declara -
t ion y por la actitud [de los Estados Unidos] de no tratar de
obligar a Colombia a actuar de acuerdo con los deseos [de
Washington]45.
En cuestión de pocos días López olvidó, pues, que en
Panamá había señalado la necesidad de consultar al Senado
solue el «pacto de caballeros» para que, de producirse la
invasión, el gobierno no cargara con toda la responsabilidad
«obie sus hombros. Olvidó además que él mismo había insi­
nuado que sería recomendable plasmar el pacto en un canje de
liólas que el Senado aprobaría confidencialmente. Esas ideas
lio Inerón tenidas en cuenta en el momento en que el Presidente
mintió informar a la Comisión del Senado sobre lo que meses
antes calificaba de acto inconstitucional de Santos. Y no sólo
lio dio cabal cuenta de los acuerdos, sino que al afirmar que no
Mlslla solicitud alguna de los Estados Unidos vino en esencia
a entender lo que Santos descubrió desde un primer momento:
el -pació de caballeros» era tan intrínsecamente inconstitucio­
nal que sólo podía existir amparado en el secreto. Comunicar­
lo .i! Senado habría sido una acción suicida del gobierno.

I a i u n c ie n c ia j u r í d i c a d e l r é g im e n

I I H de septiembre de 1942 la Comisión de Relaciones


I Menores aprobó formalmente el establecimiento de la base

n l añe a H ull, agosto 21 de 1942, 821.20/214, R G 59, N A.


94 Colombia Nazi

naval en Cartagena y autorizó al Presidente para adoptar


todas las medidas necesarias en materia de defensa continen­
tal, de conformidad con las resoluciones aprobadas en 1940 en
la Conferencia Interamericana de La I labana. Sin embargo, la
Comisión no fue informada sobre el «pacto de caballeros»46.
López reconoció a Lañe cuatro días después de la sesión de la
Comisión que prefería esperar la llegada de Gabriel Turbay,
que había sido nombrado Canciller, para que fuera él. como
funcionario competente, quien explicara al Senado el acuerdo
de invasión. Entre tanto el acuerdo estaba en vigencia, pues así
se había pactado verbalmente en Nueva York47.
A mediados de septiembre, López sostuvo que su inten­
ción era contar con el consentimiento del Senado para que,
llegado el caso, las fuerzas armadas norteamericanas pudieran
perseguir al enemigo en territorio colombiano. Echandía creía
que no se presentarían objeciones constitucionales ni políticas,
pues la defensa nacional colombiana saldría beneficiada con
los acuerdos. Si no fuera así, sostenía el ministro, las resolucio­
nes de La Habana y de la Conferencia de cancilleres de Rio de
Janeiro en enero de 1942 serían simples pedazos de papel48.
En realidad, Echandía interpretaba a su acomodo los
acuerdos logrados en ambas capitales. No se aprobó nunca
que los países americanos aceptarían el ingreso irrestricto de-
tropas norteamericanas a sus territorios. La Conferencia de
Rio se reunió por iniciativa de Cordell Hull, que además de ser
Secretario de Estado de los Estados Unidos, ejercía el cargo de-
secretario de la Unión Panamericana. La idea de Hull nació a
raíz del ataque a Pearl Harbor, cuando los Estados Unidos
necesitaron convocar la solidaridad interamericana frente a la
agresión nipona. Los cancilleres americanos no se congrega

46. Lañe a H ull, septiembre 9 de 1942, 81 1.34521/13, R G 59. NA.


47. Lañe a H ull. septiembre 12 de 1942, 811.34521/15, R G 59. NA.
48. Lañe a H ull. septiembre 15 de 1942, 811.34521/16, R G 59. NA.
Los pactos secretos 95

ron en la entonces capital brasilera por iniciativa de Colombia,


ni de Venezuela, ni de Uruguay, sino de Washington.
En Río se recomendó a los gobiernos que adoptaran medi­
das como la interrupción de todo intercambio comercial entre
el hemisferio occidental y las naciones signatarias del Pacto
I ripartito; el control a asociaciones dirigidas o sostenidas por
I stados extracontinentales en guerra con países americanos; la
Vigilancia a los extranjeros peligrosos; el control a los aeropla­
nos, las armas de fuego, los explosivos y las radiotransmisio­
nes; y la restricción a la diseminación de propaganda. Se creó
un Comité Consultivo de Emergencia para la Defensa Política,
encabezado por Alberto Guani, antiguo Canciller y vicepresi­
dente uruguayo, con el fin de verificar, país por país, la adop-
i ión de las medidas acordadas.
Pero sostener, como tan descuidadamente lo hizo Echan-
din, que La Habana y Rio facultaban al Presidente López para
Mtceder a las propuestas norteamericanas, era desconocer que
en Rio los Estados Unidos no salieron victoriosos. Argentina
ne encargó de aguar la fiesta con su oposición a algunas de las
lesoluciones sometidas a discusión, como la referente al con-
111 >1de tirmas comerciales que negociaran con el Eje. Y fue la
posición argentina la que impidió que se aprobara unánime­
mente una declaración que recomendaba el rompimiento de
•«'Iliciones diplomáticas con Alemania, Japón e Italia. Si los
pl.mes de invasión a los países cercanos al Canal de Panamá se
lilibieran mencionado en Rio, Argentina habría lanzado rayos
Vcentellas49.
En fin de cuentas, la Comisión del Senado no fue informa­
da López y Echandía pidieron a Lañe que formulara por

■19, Third Mecting ol the Ministers of Foreign Affairs of the American


Mi |iultlics. Rio de Janeiro, 1942. Box I . State Department «lot files», R G 43;
\ Win I listory Branch Study, Box I , p. 61, State Department «lot files», R G
Vi NA.
96 Colombia Nazi

escrito la solicitud encaminada a que las fuerzas militares de


los Estados Unidos pudieran ingresar a territorio colombiano
sin previo permiso especial. El embajador así lo hizo, pues se le
había prometido una respuesta favorable, como en efecto se le
dio. Sólo un cambio sugirió Echandía al borrador de la nota
diplomática que le hizo conocer Lañe. El documento no debía
mencionar «las fuerzas armadas de los Estados Unidos» sino
las «fuerzas aéreas y navales de los Estados Unidos». La
diferencia, que el general Andrews en Panamá no objetó, tenía
por finalidad evitar una violación semántica a la Constitución.
Esta prohíbe en su artículo 98 el tránsito de tropas extranjeras
por el territorio nacional sin permiso del Senado. Si el gobier­
no sólo permitía el tránsito de fuerzas aéreas y navales, y no de
tropas, se salvaba la integridad de la Constitución. O por lo
menos así pensaba Echandía, que en esa época era considerado
la conciencia jurídica del régimen50.
Durante el gobierno de López, las funciones de oficial de
enlace en la Zona del Canal las cumplió el coronel Eurípides
Márquez, agregado militar colombiano ante el gobierno de
Panamá. Las instrucciones que el ministro de Guerra Domin­
go Espinel remitió a Márquez poco antes de que culminara, en
mayo de 1944, la comisión conferida al oficial, son asazparcas
en comparación con los pactos secretos vigentes, y quien las lea
sin conocer estos últimos podría permanecer en el limbo.
La principal función de enlace consistía, según el ministro
Espinel, en atender las «relaciones necesarias en los propósitos
acordados de actividades militares conjuntas para la protec­
ción de las costas colombianas y vigilancia de las aguas de
interés común». Además, el coronel Márquez estaba facultado
para ultimar los detalles para la ejecución de proyectos especi
ficos acordados por el general George El. Brett con el Presiden-1

50. Lañe a H ull, septiembre 25 de 1942. 811.5452!/19, R G 59. NA


Los pactos secretos 97

le López, el ministro de Guerra y el jefe del Estado Mayor


<icneral51.

••S a n d in o d e S a c o le v a »

La actuación de Alfonso López Puma rejo en el caso de los


pactos secretos con los Estados Unidos no parece ajustada a
los derroteros que, en su concepto, debían gobernar las rela-
i iones bilaterales entre los dos países. Esos derroteros fueron
i apuestos durante un discurso que pronunció a comienzos de
l‘MI y que le valió el remoquete de «Sandino de sacoleva» por
parle del periódico La Razón:- 2

Yo no creo que debiera producirnos alarma el reco­


nocimiento de que la política de los Estados Unidos tiene
en mira el beneficio de los Estados Unidos, y no para hoy,
ni para mañana, sino para siglos enteros. Ello es lícito y
no choca con nuestros intereses, sino en cuanto Colom­
bia deje de pensar que sus actos deben ser medidos porsu
propia conveniencia, la de hoy, la de mañana, la de siglos
enteros. Pero estimo pueril suponer que porque la políti­
ca de los Estados Unidos se hace para beneficio del
pueblo de los Estados Unidos, debe constituir un peligro
para nuestra nación o no nos ofrezca oportunidad de
proteger nuestros intereses.

\ iipiegó:

La iniciativa de las relaciones de los dos países no ha


de partir siempre de los Estados Unidos, porque las

' I I spincl a Márquez, febrero 9 de 1944, Rollo 2954. Ref. 3 ,fotograma


t ' I uili lolilm, AMDN.
G Iti Razón, enero 31 de 1941.
98 Colombia Nazi

conveniencias nacionales que accidentalmente puedan


ser favorecidas no se hallarán siempre en el primer plano
de las preocupaciones de Washington. Si nosotros no
presentamos nuestros puntos de vista, si no tratamos de
realizar nuestras aspiraciones, o de crearlas cuando no
existan, otra oportunidad histórica se habrá deslizado
tangencialmente a nuestro destino53-

« Un acto de caridad»

El cumplimiento estricto de la Constitución no inspiró en


López Pumarejo una posición firme frente a las concesiones
solicitadas por los Estados Unidos. Esa firmeza, sin embargo,
no estaba ausente del carácter de Alfonso López Pumarejo,
pero ante Washington sólo vino a manifestarse en un incidente
de tipo familiar.
Su hijo Alfonso López Michelsen viajó a los Estados
Unidos como invitado oficial del Departamento de Estado
para dictar conferencias sobre temas jurídicos en algunas uni­
versidades. Según la versión del hijo del Presidente, Gerald
Keith, antiguo encargado de negocios de la embajada en Bogo­
tá y que por entonces había sido transferido a Washington, le
manifestó que tal vez no sería factible programar las conferen­
cias pero que el gobierno norteamericano, de todas maneras,
cubriría sus gastos de viaje.
Fue esa la nuez del conflicto que, según informó el embaja­
dor Lañe, casi pone en dificultades el hasta entonces fácil
entendimiento entre los dos gobiernos. López Michelsen inter­
pretó las palabras de Keith como una impertinencia y así lo
comunicó a su padre, el Presidente. Según López Michelsen,
Keith le había dicho que su gobierno pagaría losgastos«como

53. El Tiempo, enero 25 de 1941.


Los pactos secretos 99

un acto de caridad». Fd Presidente López Pumarejo se enfure­


ció y cuando el emba jador Lañe fue a visitarlo, lo primero que
hizo fue informarle que tenía la intención de mandarlo a
llamar para manifestarle que su hijo estaba muy disgustado
por la falta de consideración con que lo había tratado el
Departamento de Estado. El embajador respondió que el jo­
ven López, que a la sazón contaba 29 años, se había pegado de
esa frase y había malinterpretado el sentido general de las
palabras de Keith. Lañe intentó ofrecer otras explicaciones
pero se dio cuenta de que no lograría menguar la irritación del
Presidente quien, con marcado énfasis, dijo en inglés: «...and /
watt! yon lo know ihat / a/.so am very upset» («y quiero que usted
sepa que yo también estoy muy disgustado»).
Para evitar que el problema pasara a mayores y pusiera en
peligro las relaciones bilaterales. Lañe sugirió al Departamen­
to de Estado que enviara una nota lamentando cualquier
malentendido que hubiera podido presentarse durante el viaje
del joven López. También dejó en claro Lañe que la embajada
había explicado al hijo del Presidente cuáles eran los planes de
mi viaje a los Estados Unidos, pero que no valía la pena
averiguar de quién era la culpa, porque ya había susceptibili­
dades heridas y porque así lo aconsejaba el interés mutuo de
ambos países54.
En menos de 48 horas, el embajador Lañe regresó a
Palacio con un mensaje del sub-secretario de Estado Summer
Wdles en el cual lamentaba el incidente55. Simultáneamente,
Alfonso López Michelsen recibió, en el hotel Drake donde se
alojaba en Chicago, un mensaje redactado en los mismos
lói minos55.

54. Lañe a DE, febrero IX de 1943, 821.0011/13, RG 59, NA.


55. Welles a Lañe, lebrero 19 de 1943, 821.0011/13A, RG 59. NA.
6. La Lista Negra

Domingo Derungs nació en 1916 en una pequeña aldea cam­


pesina del cantón de los Grisones, en los Alpes suizos, donde
«demás del alemán se habla el romanche o rético, una lengua
lie origen latino que, después del alemán, el francés y el italia­
no, constituye el cuarto idioma nacional de Suiza.
En 1938 Derungs desembarcó en Buenaventura en bús­
queda de trabajo y mejores oportunidades. Se dirigió a Bogo­
tá, donde durante algunos meses fue empleado de la panadería
de un connacional. A comienzos de 1940 viajó a Cúcuta con el
Im de seguir viaje hacia Venezuela. Como sus medios eran
escasos, habló con Johnny Spitzer, austríaco, administrador
del Hotel Palace, donde se hospedaba. Este le informó que
I tuesto Otto Faber, copropietario del Almacén Telefoto, si­
tuado en el mismo edificio del hotel, estaba por casarse y
buscaba a alguien que le atendiera el negocio. Derungs llegó a
un rápido acuerdo con Faber y de ese modo abandonó su
piopósito de seguir viaje a Venezuela y empezó a trabajar en
( úcuta. Los principales clientes del almacén de fotografía eran
noileamericanos que trabajaban en los campos de la Colom-
1*111n Petroleum Company en Petrólea y Tibú, los cuales llega-
Ihiii a Cúcuta los sábados con «los bolsillos llenos de películas
pitra revelar y (con) ganas de emborracharse»1.

I. D o m i n g o D e r u n g s , c o m u n i c a c i ó n p e r s o n a l , f e b r e r o 2 0 d e 1 9 8 5 .
1 02 Colombia Nazi

En febrero de 1943, el consulado de los Estados Unidosen


Bucaramanga recomendó que Derungs fuera incluido en la
Lista Negra:

Derungs es ampliamente conocido en Cúcuta como


simpatizante nazi, y muchas fuentes informan que en
1939 y 1940 distribuyó propaganda oficial nazi. Un infor­
me no confirmado indica que Ernest Otto Faber... despi­
dió a Derungs de su empleo porque temía que las activi­
dades de Derungs le causaran las sanciones previstas para
las personas incluidas en la Lista Proclamada. Es cierto al
menos que inmediatamente después de su salida del al­
macén de Faber, Derungs se empleó con Tito Abbo, Si.,
que era entonces el cónsul italiano en Cúcuta.
El expediente de Derungs en la Policía Nacional de
Cúcuta registra la siguiente anotación: «Este extranjero,
que dice ser de nacionalidad suiza y que está registrado en
este expediente, es persona sospechosa. De acuerdo con
informantes confiables es un quinta columnista, por lo
cual esta Oficina lo ha estado vigilando de cerca».
Un empleado danés de una compañía petrolera noi
teamericana con sede en Cúcuta, que ha demostrado sel
informante confiable y cauteloso, afirma que antes v
durante los primeros años de la guerra tuvo frecuentes
discusiones políticas con Derungs, quien siempre en cual
quier asunto tomaba partido por los nazis2.

En 1957, años después de la guerra, Domingo Derungs se


radicó en Maracaibo, Venezuela, donde se dedicó al comercio,
y al jubilarse regresó a Suiza, a su pueblo natal, Surcasti, una
localidad de menos de cien habitantes. No conocía la carta en

2. Zengotita a DE, febrero 20 de 1943, 740.00112A EW 1979/270IÓ


RG 59. NA.
La Lisia Negra 103

i|iieel vice-cónsul norteamericano en Bucaramanga había su­


gerido su inclusión en la Lista Negra. Los autores de este libro
le hicimos llegar la fotocopia del original que reposa en los
Archivos Nacionales de Washington y le pedimos que nos
enviara sus comentarios detallados. Derungs recordó que du­
rante la guerra, en el café Rialto de Cúcuta:

...Se congregaban por las noches grupos de simpati­


zantes de uno y otro bando, y se comentaban los sucesos
del día llegados por las ondas de la radio. Y allí nació tal
vez mi fama de nazista. Hablaba alemán, tenía simpatías
por los alemanes, trabajaba con un alemán, además salía
los domingos a tomar fotografías. Unas fotos del puente
San Rafael me fueron decomisadas junto con los negati­
vos en una de las requisas que más tarde me hicieron
empleados de la extranjería. (También se dejaron ir con­
sigo un corte de paño que me había comprado para
mandarme (a) hacer un vestido).
E.O. Faber vino un día como al año de haber traba­
jado con él y me dijo que su inclusión en la lista negra
sería cosa de poco tiempo y que él tendría que cerrar el
negocio o vender su parte a un socio. Me tendría que
despedir, pero no sin antes buscar un puesto para mí. Y
asi lo hizo. Al día siguiente vino al negocio y me dijo de
ponerme el saco (en ese entonces se vestía generalmente
de dril o de lino blanco en Cúcuta), y (que) me presentara
donde Tito Abbo, que allá me esperaba el Sr. Torre para
hablar conmigo. Así hice y a los pocos días, el 1 de abril
ile 1941, comencé a trabajar allá3 [...]
Dice el informe (del consulado) que durante 1939 y
1940 yo estuve distribuyendo propaganda nazi. En pri-

\ Ik-rungs, comunicación personal, febrero 20 de 1985.


Colombia Nazi

mer lugar en 1939 yo estaba aún en Bogotá y fuera de les


compañeros de trabajo, colombianos, no conocía más
que algunos miembros de la colonia suiza. Y francamente
ni tenia conexiones ni tiempo para hacerlo. Y que yo haya
distribuido propaganda en Cúcuta es tan mentiroso co­
mo pretender que Faber me haya despedido por miedo a
ser perjudicado por mis simpatías nazistas.
En cuanto al prontuario de la Policía Nacional no
tengo comentarios que hacer. Lo que entonces pudo
haberse anotado allí tenía que estar de acuerdo con la
mentalidad de la gente que allí trabajaba. Me pude dar
cuenta de ello durante las requisas que me hicieron.
Comentarios sobran. Que me vigilaban muy de cerca y a
toda hora lo (pude) observar, sobre todo durante unas
temporadas cortas que pasé en Bogotá en los años 43 y
44..
El empleado danés de la compañía americana que se
ha comprobado como informador confiable y cauteloso
debe haber sido Pete Overgaard (q.e.p.d.), a quien yo
apenas conocí muy avanzada la guerra, tal vez alrededor
de 1941/42, así que «antes y durante los primeros años de
la guerra» no me parece una información muy cautelosa.
Sí discutí con él en más de una oportunidad diciendo que
los americanos debían dejar que los alemanes y los rusos
se dieran palo unos a otros, y cuando estuvieran termina­
dos deberían entrar los americanos a terminar con ambos
y luego seguir con los alemanes que quedaban hasta los
Urales. No sabía yo entonces que el General G. Patton y
aun W. Churchill tiempos después llegarían a tener pen­
samientos similares. No quiero hablar mal de los muer­
tos, pero P. Overgaard era un magnífico cliente del Bar
del Hotel Palace4.

4. Ibídem.
La Lista Negra 105

Fuera de sus simpatías nazis, que fueron la causa de su


inclusión en la Lista Negra y por ende de apuros económicos,
Derungs, que era en esa época un empleado que vivía de su
sueldo, señala que «nunca llegué a tener conocimiento de
reuniones, planes, proyectos, discusiones ni intervenciones
subversivas, ni tuve conocimiento de llegadas de material de
propaganda, ni participé a (sic) su distribución, ni en Cúcuta ni
en Bogotá»5.
Como Domingo Derungs hubo centenares de extranjeros
cuyos nombres fueron incluidos en la Lista Negra, algunos por
sus simpatías hacia los gobiernos que estaban en el poder en
sus países de origen, otros por el simple hecho de ser nacionales
de esos países, y los menos por realizar actividades de propa­
ganda o de espionaje a favor de Alemania, Italia o el Japón.

C ó m o n a c ió la L i s t a

Los Estados Unidos no habían entrado aún a la guerra


i liando decidieron imponer el bloqueo económico a las nacio­
nes del Eje. El anuncio lo hizo Sumner Welles, sub-secretario
de Estado, el 17 de julio de 1941: «El Presidente de los Estados
Unidos expidió hoy una proclama por la cual se autoriza
pleparar una lista de personas que el Gobierno de los Estados
Unidos considera que actúan en beneficio de Alemania, de
Italia o de sus nacionales, o a las cuales se considera (perjudi-
t lides) a los intereses de la defensa nacional»6. Se refería Welles
a la «Lista Proclamada de Nacionales Bloqueados» que al sur
ilil Kío Grande fue rebautizada como «Lista Negra».
El objetivo de la medida era impedirque firmas y ciudada­
nos ile los Estados Unidos tomaran parte en transacciones

5. Ibídem.
i., DE a MRE, julio 17 de 1941, AMRE.
1 06 Colombia Nazi

comerciales con personas consideradas contrarias a la política


de defensa nacional de los Estados Unidos y a la política de
defensa hemisférica7.
El propósito inmediato de Washington era evitar que la
ayuda financiera que los Estados Unidos prestaban a los países
latinoamericanos cayera en manos alemanas e italianas. En
palabras de Welles, la Lista Proclamada estaba destinada a
«negar el beneficio del comercio interamericano a personas
que hasta ahora han venido utilizando grandes utilidades para
financiar actividades subversivas destinadas a minar la paz y la
independencia del hemisferio occidental»89. Efectivamente Jos
alemanes adquirían materiales de guerra en América Latina y
para evadir el bloqueo británico en el Atlántico los transporta­
ban en buques japoneses hasta los puertos soviéticos en el
Pacífico, y de allí hasta Alemania a través de la URSS''.
En teoría la Lista Negra debía servir principalmente como
guía a los ciudadanos y firmas de los Estados Unidos para que
se abstuvieran de sostener relaciones comerciales con las per­
sonas y compañías incluidas en ella. Para las personas sujetas a
la jurisdicción de los Estados Unidos, la violación de la prohi
bición podía tener consecuencias penales10. Pero, con excep­
ción de Argentina, que se negó a aplicar el veto, la prohibición,
en la práctica, no encontró limites geográficos entre el Río
Grande y el Cabo de Hornos. Sin embargo, la medida no causó
tanto perjuicio a los productores de los Estados Unidos, en la
medida en que su país se venía preparando para entrar en el
conflicto mundial y había adoptado ya una economía de gue­
rra. En cambio, el bloqueo inherente a la Lista significaba el

7. EEU a MRE, octubre 9 de 1941, memorándum 977B, AMRE.


8. DE, julio 29 de 1941, memorándum No. 363, AMRE.
9. Frank Gervasi, ¡he Real Rockefeiier (New York: Atheneum, 1964),
p. 77.
10. EEU a MRE, octubre 9 de 1941, memorándum 977B, AMRI
La Lista Negra 107

aislamiento y la ruina económica para las compañías colom­


bianas. Naciie en Colombia, fuera colombiano o extranjero,
podía comerciar con quienes figuraran en la Lista, a riesgo de
correr la misma suerte.
En realidad, la Lista Negra existía desde aproximadamen-
Ic seis meses antes de su oficialización. Entre septiembre y
diciembre de 1940 el Departamento de Estado, el FBI y el
Coordinador de Asuntos Interamericanos (cargo que ejercía
Nclson A. Rockefeller), realizaron un estudio" sobre las «fir­
mas indeseables» que tenían la representación de compañías
norteamericanas en América del Sur12. El 8 de enero de 1941,
Kockefeller anunció en un comunicado de prensa los resulta­
dos del estudio. Según sus conclusiones, los representantes de
compañías norteamericanas no siempre defendían los intere-
ws hemisféricos; a veces utilizaban los presupuestos de publici­
dad de compañías norteamericanas para obligara periódicos y
emisoras de radio a adoptar posiciones editoriales anti-
liniteamericanas; transmitían información comercial confi­
dencial a las potencias anti-norteamericanas; y desde sus pro­
pias oficinas distribuían propaganda contra los Estados
I luidos13.
Se lanzó entonces un programa voluntario para que las
compañías norteamericanas les retiraran la representación aI

II 1.1 estudio constituyó el primer proyecto de la oficina del Coordina-


lint , i irada por Roosevelt el 16 de agosto de 1940 con base en una propuesta
I* Itm kel'eller sobre el peligro nazi que en su opinión se estaba gestando en
Aun i na Latina. Ver Paul Kramer, «Nelson Rockefeller and British Security
I mndiliation», Journal o) Contemporary History, Vol. 16 (1981), pp. 73-88.
I V Circular a los funcionarios y consulares norteamericanos en las
l*<l'iibln as Americanas, agosto 28 de 1941. 740.IX)112A European War
pj W-966A, en: War History Branch Study, box 46, State Department «lot
III. * . IUÍ 59, NA.
I I Paul Kramer, «Nclson Rockefeller and British Security Coordina-
ili'lK Itnirnal o f Contemporary History, Vol. 16 (1981), pp. 80-81.
1 08 Colombia Nazi

tales firmas. Hasta junio de 1941 se había logrado la cance­


lación de más de mil representaciones1415.
El 17 de julio de 1941, cuando la Lista Negra adquirió
obligatoriedad, el Departamento de Estado dispuso que en ella
se incluyeran las personas y firmas consideradas contrarias a la
política de defensa continental y norteamericana. La naciona­
lidad alemana o italiana no era el único criterio de inclusión,
pero evidentemente era tomada muy en cuenta. Una persona o
firma de mucha importancia para la economía del respectivo
país podía permanecer por fuera de la Lista desprendiéndose
de los elementos o influencias indeseables o controlándolos1'.
Los renglones sobrantes en la Lista estaban destinados a los
latinoamericanos que tuvieran algún nexo comercial con los
países del Pacto Tripartito16. Los suramericanos incluidos en la
Lista serían tratados «como si fueran nacionales de Alemania o
de Italia»17.
Para la confección de la Lista, que era revisada mesa mes,
el gobierno de los Estados Unidos encargó a su cuerpo diplo­
mático y a unos treinta agentes especiales enviados a América
Latina con ese fin exclusivo. Estos últimos realizaban un tra­
bajo policial para obtener información sobre personas y com­
pañías y preparar informes que servían de base para adicionar
nombres a la Lista o sustraerlos de ella18.

14. Circular, cit. nota 12.


15. EEU a MRE, octubre 9 de 1941, memorándum 977B, AMRE.
16. El Pacto Tripartito de septiembre de 1940 fue uno de los acuerdos
que afianzaron la alianza constituida por las potencias del Eje (Alemania
Italia y sus aliados). Mussolini proclamó en Milán el primero de noviemhn
de 1936 que «la línea Berlín-Roma no es un diafragma, sino más bien un
eje..., el eje vertical de Europa».
17. DE a MRE, julio 17 de 1941. AMRE.
18. .lean E. Fassnacht. The Impact of the War on the Foreign Fumh
and Financial División and on the Eoreign Fund Control División, División
of Research and Publication, War Records File.mayode 1944, pp. 40-41.en
War History Branch Study, box 14, State Deparment «lot files», RCi 59, NA
La Lista Negra 109

Cuatro días después de la proclamación de la Lista Negra


se creó en el Departamento de Estado la División de Inteligen­
cia sobre el Comercio Mundial (División of World Trade
Intelligcnce), encargada de la elaboración de la Lista, y que de
30 empleados en su inicio llegó a tener 116 y a acumular
información sobre 45.000 individuos y compañías19. Los nom­
bres de los candidatos a la Lista eran enviados al Departamen­
to de Estado, donde también se analizaban los argumentos de
quienes solicitaban e imploraban su exclusión.

I />pez d e M e s a d e fie n d e a lo s c o lo m b ia n o s

El 31 de octubre de 1941 Luis López de Mesa, ministro de


Relaciones Exteriores, hizo pública ante el Senado20, que venía
protestando por la aceptación incondicional de la Lista, la
posición del gobierno del Presidente Eduardo Santos:

Colombia coopera lealmente en la tarea de evitar


que en su patria se organicen movimientos peligrosos
contra la seguridad del Continente y en este sentido su
Gobierno está alerta, sin vacilación alguna.
Este gobierno desea, sin embargo, que las denomi­
nadas «Listas Negras» no afecten, por exageración inútil,
el orden jurídico de la Nación Colombiana atacando la

19, Action Taken bv the United States Government in the Economic


llilil tu □¡mínate Axis Influente from the other American Republics —
Ib liilmn of the Department of State Thereto, mimeografiado, sin fecha, p. 5,
i n Wiii I listorv Branch Studv, box 39. State Department «lot files», RG t>9,
NA
.'II l .os debates contra la Lista Negra fueron iniciativa principalmente
I Hinca no Gómez y José de la Vega. El Senado nombró una comisión para
m Mii I ihi los efectos de la Lista. En sus conclusiones la comisión se identificó
ii la posición del gobierno.
110 Colombia Nazi

opinión inocente de los ciudadanos, pues la imposición


coercitiva de un solo criterio es la esencia misma de los
regímenes totalitarios y la suprema negación de las insti­
tuciones democráticas que América ama y protege.
El castigar la opinión inocente de un ciudadano con
la excomunión económica que implica su inclusión en la
«Lista Negra», equivale a recluirlo en un campo de con­
centración penal, sistema reprobado también por la con­
ciencia democrática de América, e impracticable en el
seno de las mismas naciones que confeccionan tales «Lis­
tas Negras».
Con la exageración de este sistema se produce un
resentimiento social que será más dañoso, inmensamente
más dañoso, que la opinión inocente de unos cuantos
ciudadanos mal informados...

La declaración terminaba con una advertencia a quienes,


abusando de la libertad de expresión, pretendieran «organizar
sus opiniones políticas en alguna forma agresiva contra la
defensa del Continente». Ellos tendrían que «padecer, ipso
fa d o , las legítimas consecuencias»21.
La «excomunión económica» significaba que la persona
perdía su trabajo o que su empresa no podía comprar o vender
mercancías ni llevar a cabo las actividades comerciales corrien­
tes; que nadie podía comprar ningún artículo de esa persona o
vendérselo; que nadie podía sostener relación comercial, con­
tractual, laboral ni social con el individuo que virtualmente
quedaba recluido «en un campo de concentración penal».
Adicionalmente, los nacionales de los países latinoamerica­
nos, si estaban en la Lista, no podían recibir préstamos de los
bancos norteamericanos; comprar artículos a empresas nor­
teamericanas; utilizar los servicios de agua, luz, teléfono, telé­

21. MRIi, memorándum CM-2513, AMRE.


La Lista Negra 111

grafo, gas o transporte aéreo, marítimo o por ferrocarril,


cuando se tratara de servicios prestados por empresas nortea­
mericanas; ni dar en arriendo casas, apartamentos u oficinas a
empresas norteamericanas22.
Pese a la sincera oposición del gobierno colombiano y del
Congreso a la aplicación de la medida, en junio de 1942, once
meses después de proclamada, 630 personas y firmas aparecían
rn orden alfabético en el acápite de la Lista Negra reservado a
Colombia23. La primera Lista expedida el 17 de julio de -1941
contenía en total 1.800 nombres; el 2 de mayo de 1942 el
número había aumentado a 8.241, de los cuales 5.972 corres­
pondían a los países americanos y 2.269 a países no hemisféri­
cos, como Suecia, España y Turquía. Desde enero de 1942 la
I ista cobijó también a Europa24.

« ¡ Ile il H it le r! »

Laboratorios Román de Cartagena fue la primera empre-


vi cuya inclusión en la Lista Negra originó un debate en el
Senado colombiano. Y se trató de un caso que aglutinó ruidosa
opinión adversa a los Estados Unidos.
La empresa había sido fundada en 1835 por Manuel
Román, un español radicado en el país, y la habían heredado
sus descendientes Henrique y Rafael Román Vélez. Ambos
eran colombianos y además de ser los propietarios ocupaban
los cargos directivos.

22. Application of Proclaimed List of Certain Blocked Nationals, cir-


i lililí de Dean Acheson a los agentes diplomáticos y consulares de los E.U. en
Améiica Latina, febrero 25 de 1442. 740.00112A European War
|4 I9/7879A, en: War History Branch Study, box 46, State Department «lot
lilis... RG 59, NA.
25. Proclaimed List of Certain Blocked Nationals, Colombia, junio de
MM2, 16 pp., sin pie de imprenta, AMRE.
24. Action Taken, cit. nota 19.
K in d e rm a n n . O p tic a O r t o . — Progreso, S a n Blas, Paseo Bolívar, Ba-
rr anquil la . V - 1
K ir sc hkc & C o , A -— A p a r ta d o 1369, B ogotá . 1.
K it a m ik a d o , A r a t a . — C o rin to , 111 4.
K it a m ik a d o , S a k i y o . — C o rin to . I I 1-4.
K lm g , F r i t z . — C a r r e r a 7 N o . 21-46, B ogotá . I V -6.
K loctz nc r. G e o r g e . — Medellín . V I - 6
Klose, Alfredo.— Pe re ir a IV -6 .
» K l o t z , H a n s H e l m u t h . — Bogotá 1 IV -3.
Kniess. E r w in . — Edificio M edin a , oficina 36, B ogotá . ! I - 2 .
K nie ss y O 'a , L t d a . , E r w in . - Edificio M ed in a, oficina 36, B o­
gotá. 11-2.
K nigge , J o s e f C ez a r — Calle 13 N o. 6 -42, Bogotá IV'-5.
Krtoll, A. G . — Edificio G uti é rr e z , C al le 13 N o. 9-5 1 , Bo gotá. IV -5 .
K oc h, Adolf.— B a r ra nquil la . I .
K oc h, Alfredo.— P a s to , N a ri ño. 1-1 .
Kochcr, A lfo n s o .— M an iz ale s. V-3.
Koenig, L udw ig ---Bogotá. 1
Koe.-.tncr, G e o r g e .- P a s to , N a r i ñ o . 1.
Koga , M i n o b u . —C o rin to . I I 1-4
Kollrack, E u g e n . — E s q u in a Felicida d y O la y a H e rr e ra . B a r r a n q u i­
lla a n d B o g o tá . IV - 2 , V-2.
K oop, A le xande r. —C al le 42 No. 8-47, Bo gotá. I V - 5.
K o r e s k a . —Calle 17 No. 9 - 4 0 (A pa rt a do, 869), Bogotá I.
K o tta n i, J o r g e . — Armero, Tolima. V l-3 .
Kowoll, R o b e r t o . — C a r r e r a 4 No. 16-67, Bogotá, \ - 4 .
K ra c kow , Félix, Medellín. 1
K ra u s, E r w in . — Calle 12 No. 7-4 9, Bogotá. V-6.
K r a u s , G u n t h e r — Calle 12 N o 7-4 9, Bogotá V -6 .
K ra u s e Hijos, A n to nio — Calle 12 No. 7-49, Bogotá . V-6.
K rausc, Egon A.— Bo go tá . I
Kreie, H — Bo go tá I
K re u tz , A lb c rt .— Pa sto, N a r i ñ o . I
K n c k , M a r t í n . —C a r r e r a 7 No. 12-47, Bo gotá. I 1.
K rick & C u e p p e r s . —C a r re ro 7 No. 12-47, Bogotá . IV-5
K ro p p , G uillerm o. — Calles 49 y 50 e n C ar re ra 26a, M anizales, C a l­
das. V I -1.
K ru se, & C o., C . E n r i q u e . — A p a rta d o 175, C a l i. 1
K u b o - K u b o , H iros hi. - Cal i. 11! —4
K u b o y a m a , A k e . — Flo rida, II 1-4.
K u b o y a m a , To kuji - F'lorida. I I 1-4
K uebler , R u p e r t o . — Edificio del B an co de Bo gotá, C ali. I.
K u c h n , R o c h E w a l d . —B oq uerón , M ede llín. I V - 2 .
K u h lm a n n , G u s t a v o . - A p a r t a d o 119, Cal i. 1.
K u k a t , \Vi 11i.— A p a r t a d o 175, Cali 1
K unzel , J u a n J o r g e ( J r . ) .— Eiarrancaberm cja, V - l .
K unzel , W c r n e r . — B a r ra n e a b e rm e ja . V - l .
K u ra to m i, H a t s u k a —C o rin to . I I 1-4
K u ra to m i, H iy o s h i. —C o r in to . III 4
K u ra to m i, Isoji . C o r in to . III 4

17

La Lista Proclamada o Lista Negra se publicaba mensualmente con los


nombres que se iban adicionando y excluyendo. La de marzo de 1944
incluía 1.149 nombres de personas y sociedades comerciales.
I ' HOU. UMKI )
L I S T OI CKKTAIN
ELOCKKI) NATIONALS
(LISTA PROCLAMAOS I '(. LOS
Kuratoini, Sadami.— Corinto III-4 nos
esta liM iia ii
Kuratomi, -Tokio.— Corinto. 111—4
Kurk, Karl fheodor.— Medellín. I.

• La Blanca» —Carrera 4a, Calles 13 y 14 COl . t l MI l l A


La Casa de las Medias.—Cartagena, ¡V-t
• La Cascada»,—Ba Tranquilla . 1-3.
• La Esmeralda», S. A., Ganadería.—-Momt
Bolívar YI-3,
• La Favorita».—Montería, Bolívar V-4
•La Luz X » . —Barranquilla. 1-3. MARCH, 1 9 4 4
• La Niña María».—Territorio Nacional di
Ln Proveedora. —San Blas y 20 de Julio, MAWZ O. 1*44
La Química Bayer-Wcskott y Cía.—Apartado 301’, Bogotá I.
• La Riohachcra» — Ríohacha . 1-3.
I .11 Unión Nacional de Química Industrial Ltda., <Induquímica» —
Medellín. I
Laboratorios Enka Standard.-—Medellín, I,
Lilkroratotios «Riosol».—-Jesús, 23) de Julio, Cuartel, Barranquilla.
• Laboratorios Román, S A , —Universidad 108 (Apartado Nacional
84 y Apartado Aéreo 150), Cartagena. I.
Liicorazza, José.—Plaza de San Nicolás, Barranquilla. 11-4
I itcorazza, Romualdo.—Plaza de San Nicolás, Barranquilla; 11-4.
I.ncorazza Hermanos.—Plaza de San Nicolás, Barranquilla, and
Santa Marta. 11-4;, IV-o.
rtfiiurie, Gregorio —Barranquilla. Y o .
Í uigatta, Juan. —Vi lleta V-4. '

ugatta, Rodolfo.—Carrera 8 No 12 -49, Bogotá | \ -5


Lnhrius, Hans Hermann —Avenida Chile 13-38. Bogotá. V-4.
I unge, Hans.—Cali. 1
I,Misen, Fritz.-—Carrera 5 No. 89, Cúcuta 11-2.
I,Misen, H. H . —Barranquilla. 1-1 ,
Í.Mtimayer, Alfredo.—Edificio Leoclosio Moreno, Medellín and alí
branchcs in Colombia. I
Liluinayer, Fritz. —1rdiíicio feodosio Moreno. Medellín and alí
branchcs iri Colombia . 1 .
uiimayer y Cía., A. — Medellín. I
rlider, Guillermo. -Armenia, Caldas Y -5.
.iliinann, Karl.—Popayán. 1.
rlitnann, O tto .—Barranquilla. I.
1 ib, Carlos.—Cali. I,
• ihbrand, Erwin.—Cali. 1
•inckc, Herber.—Barrancabermcjn 1. 1-4
1 nnigs, O t t o —Bogotá. I
• nnigs & Hergett.— Bogotá I.
Ibiería Cervantes.—San Blas y 20 de Julio (Apartado 233). Ba­
rranquilla I.
Librería Rodríguez—Maracaibo 47-32, Medellín. 1V-5.
18
11 4 Colombia Nazi

Desde su fundación, Laboratorios Román se dedicó a la


fabricación de gaseosas y productos farmacéuticos, entre los
que se contaba la Curarina Román, usada contra enfermeda­
des tropicales. Más de cincuenta obreros colombianos trabaja­
ban en la planta y los dueños de la compañía gozaban de
prestigio social en Cartagena. Sin embargo, prestigio ni in­
fluencias sirvieron para evitar su ingreso a la Lista Negra. Ni
siquiera la intervención del propio Presidente Santos logró su
retiro.
Según R. Kenneth Oakley, cónsul de los Estados Unidos
en Cartagena, el 18 de abril de 1941 Henrique y Rafael Antonio
Román Vélez, acompañados por otros jóvenes, llegaron al
Club La Popa «en estado de embriaguez y destruyeron el
retrato del Presidente Roosevelt y el de un expresidente colom­
biano que pendían de la pared del club y gritaron: ‘Al diablo
con las democracias ¡Viva Hitler!’». En el informe, Oakley
añadió que Henrique Román había ofrecido públicamente
afiliarse a la-Quinta Columna y que una persona lo escuchó
cuando dijo «estoy listo a dar no solamente mi fortuna, sino
hasta mi vida por una victoria nazi». El cónsul recomendaba
incluir a los Román Vélez en la Lista Negra juntocon Raimun­
do Emiliani Román y Eduardo Lemaitre Román25, a quienes
Oakley también consideraba pro-alemanes, simpatizantes del
Eje y anti-americanos26.
Los Román Vélez enviaron su versión de los hechos al
embajador Braden después de ser incluidos en la Lista Negra.
Sostenían que el incidente no había pasado «del desprendí
miento del lugar en que estaba, de una pequeña fotografía de
‘amateur’ en la que aparecía el Presidente Roosevelt con perso

25. Raimundo Emiliani Román ha sido senador por Bolívar en varios


periodos. Eduardo Lemaitre Román ha sido historiador y columnista de II
7lempo.
26. Memorándum a Braden, presumiblemente enviado por Oakley,sep
tiembre 7 de 1941, AMRE.
La Lista Negra 1 15

najes colombianos y de la sociedad de Cartagena... Nunca


tuvimos la intención de ofender la persona del señor Presidente
de los Estados Unidos y deploramos que así haya sido interpre­
tado un incidente baladí que se ha desmesuramente agran­
dado», concluían los acusados27.
Las excusas y las protestas no sirvieron para excluirá los
Román Vélez y a Laboratorios Román de la Lista Negra. No
surtió efecto la mediación ante la embajada de los Estados
l Inidos de los senadores Laureano Gómez Castro y José de la
Vega, amigos personales de los Román Vélez. Tampoco fue
eficaz la intervención del Presidente Santos, que entregó perso­
nalmente al embajador Braden la carta de ellos. Laboratorios
Román permaneció en la Lista Negra hasta el final de la
guerra, y sus propietarios quedaron registrados como nazis y
iinti-americanos en el Departamento de Estado28. Es más, en
un informe interno sobre la aplicación de la Lista Negra, el
I Apartamento de Estado anotó que Laboratorios Román fue
el caso que más presiones provocó en Colombia, pese a lo cual
hc consideraba que se podría resistir a esas presiones pues la
I isla, en concepto del Departamento, «no había sido debilita­
da por compromisos políticos ni por acuerdos caprichosos»29.
La intervención del Presidente de la República a favor de
los Román no fue excepcional. Eduardo Santos tuvo en su
timndato una actitud benévola hacia los alemanes residentes
i u <’olombia, a algunos de los cuales conocía personalmente.
I n abril de 1941, Harold Callender, un periodista del New
I kiA limes, entregó a la embajada de los Estados Unidos en
Bogotá unos apuntes sobre la entrevista que le concedió San-I.

II. Román y A. Emilia ni a Braden, octubre 8 de 1941, AM RE. Al pie


di lii i arla se lee: ><La caria anteriorlueentregadaal Excmo. Sñorf'í/cjSpruille
Molden por S.E. el doctor Eduardo Santos, Presidente de la República».
•’K Memorándum a Braden, cit. nota 26.
29, Action Taken. p. 13. cit. nota 19.
116 Colombia Nazi

tos, donde anotaba que el Presidente había minimizado el


peligro que representaban los alemanes que vivían en Colom­
bia y aún las fuerzas militares alemanas. Santos dijo al perio­
dista que los cuatro mil alemanes radicados en el país estaban
dispersos, que la policía los vigilaba y que muchos de ellos eran
«antiguos residentes que no despertaban sospechas»30.
El bloqueo afectó igualmente a las personas que trataron
de celebrar negociaciones comerciales a favor de los Román.
Leónidas Lotero de Pereira fue agregado a la Lista Negra por
prestar su nombre para embarques enviados por Laboratorios
Román a sus clientes31; Marco Bonfante Pupo, de Cartagena
fue incluido por servir de intermediario en la compra de bote­
llas de dos onzas entre la Industria Colombiana de Vidrio y
Laboratorios Román32; y Pacífico Ocampo Negrete, de Cali,
vio su nombre en la Lista por comerciar clandestinamente con
los Román33.
Henrique Román Vélez, gerente de Laboratorios Román,
afirmó en carta dirigida al Presidente Santos.que el cónsul
Oakley tenía establecida en Cartagena una especie de policía
secreta con la cual entraba a los almacenes para exigir a los
comerciantes que le mostraran sus libros v facturas y le expli­
caran el destino de las mercancías vendidas. Oakley «ataca e
irrespeta la soberanía de Colombia al tomar injerencia directa
y activa en asuntos que sólo son privativos de las autoridades
colombianas», sostenía la carta34.

30. Keith a State, abril 18 de 1941, 821.00/1324, RG 59, NA.


31. Leónidas Lotero, dueño de la Cacharrería Ben-Mur de Peral»
Informe de junio 7 ele 1941. sin firma, AMRE.
32. Marco Bonfante Pupo, informe llegado a la EEU el 7 de junio ili>
1944, AMRE.
33. Pacífico Ocampo Negrete, recomendación de inclusión fechada H
11 de mayo de 1944, AMRE.
34. H. Román a Santos, archivada el 5 de marzo de 1943 con el No. 929,
AMRE.
La Lista Negra 117

Román Vélez afirmaba que el cónsul norteamericano


perseguía de modo particular a la sociedad que él administra-
lm'\
Pero el cónsul no medía todos los casos con la misma
Vltra. Oakley había recomendado que Manuel Vicente Peña
I '.pinosa fuera incluido en la Lista Negra por proveer de
Imlellas a Laboratorios Román, pero luego reconsideró su
decisión porque Peña Espinosa era demasiado importante en
fl comercio de Cartagena36 y en su lugar sugirió que se le
obligara a firmar el «standard undertaking»37.

I'ln m e s a d e b u e n a c o n d u c ta

No tuvo traducción oficial el término «standard underta-


Aoig". f ue una especie de trato por escrito entre el sospechoso
di mantener actividades comerciales con el Eje y el gobierno de
lo*. I stados Unidos. Era una especie de alternativa que se
t utu odia a algunos candidatos a la Lista Negra. Los firmantes
>li la promesa se comprometían, en presencia de dos testigos,
Mi

—No participar en ninguna transacción comercial o


financiera, directa o indirectamente, con personas o fir­
mas incluidas en la Lista Negra.
—No realizar transacciones en territorios del Eje u
ocupados por el Eje.
—Abrir sus libros de contabilidad, registros y cuen­
tas para ser examinados por auditores aprobados por la
embajada, a costa del firmante.1

11 llihlent.
Ui t >nkle y a Lañe, noviembre 27 de 1943. 740.21112A/283, RG 59,

' 1 Ibhli'ilt.
1 18 Colombia Nazi

—Despedir a empleados considerados indeseables


por la embajada debido a sus actividades a favor del Eje.
—No participar en actividades perjudiciales a la
defensa del hemisferio, a no favorecer las actividades del
Eje y a no diseminar propaganda a favor del Eje™.

La alternativa no se les ofrecía a todos; sólo a quienes


cometían un pecado venial. El mortal era castigado ipso tacto
con la inclusión en la Lista Negra. Y los funcionarios nortea­
mericanos eran autónomos para calificar la gravedad de la
falta.
La Lista Negra no cobijaba exclusivamente a quienes se
dedicaban a actividades comerciales. También afectó a aboga
dos de firmas de ciudadanos del Eje, como le sucedió a José
Arturo Andrade, que había sido secretario general del Ministe
rio de Hacienda, representante a la Cámara, senador, micm
bro de la junta directiva del Banco de la República y magistra
do de la Corte Suprema de Justicia. Andrade ingresó a la Lista
en septiembre de 1943 por recomendación del embajador I a
ne, por ser accionista de Casa Helda y Anilinas Alemanas
Ltda., dos compañías de capital alemán, y por actuar comn
abogado del Banco Alemán Antioqueño3839.

E l p r e s t ig io c o n ta b a

Al igual que con la Lista Negra, con el “ stantard undci


taking” la embajada practicaba una especie de “ laissez passn
cuando el personaje era muy importante.
Lúe así como Laureano Gómez y José de la Vega ja mili
firmaron la promesa de buena conducta ni ocuparon un mt

38. EEU a DE, marzo 8 de 1943, 740.00112a European \S.h


1939/27072, RG 59, NA.
39. Lañe a SE, septiembre 20 de 1943, 740.21112A/108, RG 59, NA
¡.a Lista Negra 119

glón en la Lista Proclamada, pese a que «no encuentran buena


ninguna acción tomada por el gobierno norteamericano»40.
El político caldense Gilberto Alzate Avendaño era consi­
derado por un informante del consulado norteamericano en
Cali como «uno de nuestros más peligrosos enemigos», y
además había actuado como abogado de alemanes incluidos
en la Lista, así como del espía Heriberto Schwartau41.
Un informe del agregado comercial de la embajada de los
Estados Unidos, en que aconseja discreción en el caso de
Alzate Avendaño, ilustra sobre el criterio variable aplicado
por la embajada:

Gilberto Alzate Avendaño es íntimo amigo personal


y político de Fernando Londoño y Londoño y Silvio
Villegas, dos congresistas líderes de la oposición conser­
vadora y los críticos más fuertes del gobierno colombia­
no. Se sabe que hace un año Silvio Villegas abrió un
debate en la Cámara sobre la Lista Negra y criticó ácida-
mente a la administración por tolerarla.
Por tanto, es opinión de la Embajada que mientras el
Congreso se encuentre en sesiones, no es del todo impro­
bable que cualquiera de los dos, Villegas o Londoño y
Londoño, inicien de nuevo el debate contra la Lista si su
amigo Alzate Avendaño es incluido en ella. Aunque los
conservadores son minoría... no por eso una discusión de
esta naturaleza dejaría de crear innecesaria mala volun­
tad contra los Estados Unidos42.

En cambio, al comerciante Miguel A. Buitrago no le


Mivieron los amigos, pese a los cargos influyentes que ocupa-

41). Braden a SE, noviembre 14 de 1941, 821.911/183, RG 59, NA.


41. Benson a SE, octubre 27 de 1943, 740.21 112A/199. RG 59, NA.
42. Ibidem.
1 20 Colombia Nazi

ban. Buitrago fue anotado en la Lista Negra por comprarle el


Restaurante Tropical Bar de Barranquilla a su cuñado Kurt
Richels, un alemán que figuró en la Lista. Buitrago presentó
una certificación en que el gobernador del Atlántico, el alcalde
de Barranquilla, el cónsul de Holanda y el director de El
Heraldo, entre otros, elogiaban su «buen carácter, sus ideas
americanas, y su sincera simpatía por la causa de las Naciones
Unidas». Enrique Santos Montejo, «Calibán», periodista de El
Tiempo y hermano del ex-presidente de la República, escribió
a! embajador norteamericano en favor de Buitrago. La emba­
jada investigó quién era quién entre los firmantes, determinó
que algunos eran «pro-alemanes» y se opuso a retirara Buitra­
go de la Lista Negra43.
Las delaciones hicieron aumentar el trabajo en los consu­
lados norteamericanos. En enero de 1943, Juan de Zengotita,
vice-cónsul en Bucaramanga, pidió ayuda al Departamento de
Estado porque la «investigación de las actividades subversi­
vas» no le dejaba tiempo para otras tareas44. Ese mismo mes el
Departamento le informó que el 16 de febrero saldría de
Miami S.A. Amdur, agente del FBI, que tendría el cargo de
«asistente del cónsul» y que se ocuparía de actividades subver­
sivas45.
Convencidos de que en Colombia se tejía la urdimbre
nazi-fascista, los cónsules norteamericanos pagaban infor­
mantes a lo largo y ancho del país. Con ese fin el embajador
Braden solicitó en 1941 un presupuesto de quinientos dólares
al mes, que debería ser aumentado a dos mil dólares mensuales
en caso de que tres firmas norteamericanas que hasta entonces
pagaban informantes descontinuaran ese servicio que le pres-

43. Dunn a SE, diciembre 16 de 1943, 740.211 12A/341, RG 59, NA.


Miguel A. Buitrago apareció aún en la Lista Proclamada de marzo de 1944
44. Zengotita a DE, enero 9 de 1943, 125,2396 Organization Reports,
RG 59, NA.
45. DE a Zengotita, enero 23 de 1943, 125.239/7A, RG 59, NA.
La Lista Negra 121

taban a la embajada. Esta recibía de los informantes datos


sobre personas o firmas comerciales y sobre organizaciones y
actividades consideradas subversivas por el gobierno nortea­
mericano. En abril de 1941 la embajada contaba con un fichero
ile treinta mil tarjetas que contenían diez mil nombres de
personas, firmas y organizaciones sospechosas46.
Víctima inocente de los informantes fue Elisayoshi Enchi­
ma Yusamaga, inmigrante japonés que vivía en Guaduas
(Cundinamarca) con su esposa colombiana, y entre ambos
cultivaban una pequeña parcela. Fue denunciado por recibir
200 pesos de la Embajada Española en Bogotá, que representa­
ba los intereses alemanes y japoneses. Pero los 200 pesos le
lueron enviados únicamente debido a las lesiones causadas por
una caída, y no obedecían al pago de actividades subversivas.
Sin embargo, un informante lo delató por recibir el dinero y
Yusamaga ingresó a la Lista Negra, aunque se reconoció que
no había sospechas contra él, fuera del dinero recibido. Sin
embargo, debe ser incluido «ya que no hay prueba de informa­
ción a su favor»47.
Eduardo Restrepo, agente de Fabricatoen Bello (Antio-
quia), educado en los Estados Unidos y yerno del gerente de
tu Compañía Colombiana de Tabaco, disfrutaba contradicien­
do a su padre. En discusiones familiares, cada vez que el padre
elogiaba la causa de las Naciones Unidas, Eduardo Restrepo se
pronunciaba a favor del Eje. El padre echaba chispas y Eduar­
do seguía provocándolo, sólo por diversión. Tal vez un visitan­
te de la oficina presenció alguna de esas escenas y denunció a
I duardo Restrepo, que en febrero de 1942 fue incluido en la
I isla Negra48.

46. Braden, memorándum sobre necesidades de inteligencia de la cnt-


1....ida en Bogotá, abril 17 de 1941, 862.20221/269, RG 59; NA.
47. Lañe a DE. diciembre 4 de 1943, 740.21112A/312, RG 59, NA.
48. Enrique Moreno Quevedo a López de Mesa, marzo 12 de 1942,
AMUE.
12 2 Colombia Nazi

Christian Siegcrt fue incluido en la Lista presuntamente


por desarrollar actividades de propaganda nazi desde su cargo
como empleado del Banco Comercial Antioqueño (antes Ban­
co Alemán Antioqueño)49. Siegert era nieto de otro Christian
Siegert que llegó a Colombia en 1872 contratado como educa­
dor por Pedro Justo Berrío, Presidente del Estado de Ando-
quia. Su origen alemán y su empleo debieron contribuir a su
inclusión en la Lista Negra, a pesar de que su padre y su abuela
eran colombianos. Siegert, nacido en La Ceja, Antioquia, negó
toda participación en actividades de propaganda y logró que
su nombre fuera borrado de la lista50.
Zengotita abogó por la exclusión de un suizo con base en
que era dueño de un hotel estratégicamente situado y además
amigo de un obispo. José Ebneter Muellerera en 1943eldueño
del Elotel Edén de San Gil, el único aceptable de la ciudad
santandereana y en el cual se alojaban los viajeros que llegaban
de Bogotá al atardecer y no querían continuar el viaje de
cuatro horas más a Bucaramanga por una carretera peligrosa,
El suizo teníq un único amigo: el obispo de San Gil, que a sil
vez era propietario del edificio donde funcionaba el hotel. 1,i
clientela del hotel disminuyó desde que el establecimiento
entró a la Lista Negra. Aunque no se había comprobado que
Ebneter no fuera pro-nazi —razonó Zengotita— su amistad
con el obispo y los inconvenientes que sufrían los viajeros jus­
tificaban la exclusión de la Lista Negra51.
Pero algunas veces los argumentos no eran suficientes,]
Servían también las palancas, que si bien no movían el mundo,
por lo menos dictaban ciertas decisiones de conveniencia en U
relación entre los dos países.

49. Christian Siegert a MRE, registrada el 20demarzode 1942 con el Ntij


14/425, AMRE.
50. Ibidem.
51. Zengotita a DE. abril 30 de 1943, sin número, RG 59. NA.
La Lista Negra 123

Domingo Trillos, de Bucaramanga, fue incluidoen la Lista


ii finales de marzo de 1942 debido a su sociedad con Bernhard
Wessels, también en la Lista desde diciembre de 1941. El caso
fue denunciado por Zengotita.
Trillos fue borrado de la Lista a finales de 1943 no sólo
porque su asociación con un súbdito del Eje no era ilegal sino
porque tuvo de su lado la suerte y a Gabriel Turbay, Miguel
l/)pez Pumarejo y Pedro A. Gómez Naranjo «conocidos como
ninceros amigos de los Estados Unidos». El agregado comer-
nal de la embajada norteamericana en Bogotá aconsejó al
Departamento de Estado que «se ganaría mucho más exclu­
yendo a Trillos de la lista, puesto que así se obtiene el favor de
(Mas personalidades»52.
Pedro Julio Flórez, de Bucaramanga, fue incluido en la
I isla Negra porque «según coinciden en informar media doce-
lia de comerciantes honorables, Flórez es empleado de la ‘Casa
Wessels’ » y «es a través de Flórez que Bernhard Wessels y su
Hilministrador Carlos Mayer, hacen los negocios». Tanto Wes-
■*'Is como Mayer estaban ya en la Lista51.
Varios colombianos pusieron su granito de arena en la
montaña de denuncias, movidos por el dinero de la recompen-
sti, la enemistad personal, la competencia comercial y el deseo
•Ir granjearse la confianza de los cónsules norteamericanos54.
Indos estos factores convirtieron la larga y triste historia de la
I IMii Negra en una «verdadera inquisición»55.

VV lk-nson a SE, octubre 29 de 1943, 740.21112A/2I5, RG 59, NA.


' I Zengotita a SE, febrero 25 de 1943, 740.211 I2A/339. RG 59, NA.
'•I Lurte a SE, enero 1 de 1943, 740.00112A European War/23188,RG
*1 NA.
" Entrevista con Julio Ospina Gaviria, marzo 25 de 1984. Ospina fue
mliitiln en la Lista Negra por ser el gerente de Casa Helda en Bucaramanga
i |tni un artículo que escribió en la revista de la Cámara de Comercio de
tLiMliiinanga. En el artículo, publicado en junio de 1940, llamó a Ltitler
«Hililii de probidad, de caballerosidad y de hidalguía» y predijo que ante
1 24 Colombia Nazi

l:.n agosto de 1943 llegó al Ministerio de Relaciones Exte­


riores un anónimo firmado «Símbolo P», en el cual se denun­
ciaba a Walter Pilgrim como jefe de la propaganda nazi y
miembro del Partido Nacional Socialista en Colombia. Pil­
grim figuraba en la Lista Negra, lo cual no le parecía suficiente
al delator, que suministró informes sobre el ciudadano alemán
con el fin de que los «considerables bienes de este nazi» pasa­
ran a la administración fiduciaria del gobierno colombiano*56.
Pilgrim fue enviado al campo de confinamiento de Fusagasu-
gá.
Otra denuncia voluntaria llegó de Cúcuta. Carlos Luis
García L. escribió a Arturo Vallejo Sánchez, jefe del Departa­
mento de Investigaciones de la Policía Nacional, con el fin de
describirle a un yugoeslavo, agrónomo de profesión, de quien
desconocía aún el nombre, pero que le parecía que era un
espía, pues presuntamente se encontraba en San Gil en mo­
mentos en que se realizaban maniobras del ejército. «Creo que
debe vivir con una muchacha de nombre Ida —yo la
conozco— de Cúcuta, la cual se encuentra desde hace tiempo
en Bogotá; la citada Ida es mona, de pelo amarillo, regulardc
estatura y delgada; es de nombre Ida Andrade, y ha vivido una
vida de aventura, y es seguro que es la amante del yugoesla­
vo...»57. Ll corresponsal afirmaba haberse enterado de estos
detalles por la conversación que les escuchó a dos personasen
el baño de un restaurante de Cúcuta.
Otras personas cayeron en la Lista como consecuencia tic
las denuncias de funcionarios oficiales norteamericanos y co­
lombianos. Domingo Giasi, italiano residente en Cartagena,

un triunfo alemán los candidatos presidenciales colombianos no tendrían


que viajar a Washington a recibir lecciones de comportamiento sino que
«beberán en el corazón de Berlín la savia purificadora de un pueblo organiza
do. sano, robusto». Ver Park a IM-.julio8 de 1940,821.00-N/96, R(¡ 59, NA,
56. Carta fechada el 27 de agosto de 1947, AMRE.
57. Carta a Arturo Vallejo Sánchez, noviembre 4 de 1940, AMR1
La Lisia Negra 125

ingresó a la Lista porque algún empleado del consulado nor­


teamericano lo escuchó decir en un restaurante que era parti­
dario del fascismo y de la próxima victoria del Eje5*.
Francesco Brando, negociante en espejos y vidrios, resi­
dente en Bogotá, vio su nombre en la Lista por un hecho
ocurrido dos años antes del inicio de la guerra: en 1937 asistió
al funeral del Presidente Enrique Olaya Herrera vistiendo la
«camisa negra del fascismo»5859.
Otro italiano, Ermenegildo Bibolotti, propietario de la
Marmolería Italiana en Medellín, fue añadido a la Lista por
esculpir un busto de Benito Mussolini, según información
suministrada por el secretario del gobernador de Antioquia al
consulado norteamericano60*. Después de la guerra, Bibolotti
ocupó el cargo de cónsul de Italia en Medellín, donde aún
reside su familia.
Rodrigo Prieto, dueño de la Droguería Alemana, de Buca-
lamanga, entró a la fila de sospechosos solamente por la razón
social de su negocio. Fue obligadoa firmarel «standard under-
laking», pese a que explicó que la Droguería Alemana se
llamaba así desde hacía muchos años y que el nombre nada
tenía que ver con sus simpatías políticas"1.
A Abraham George Andón, de nacionalidad siria y resi­
dente en Barranquilla, se le incluyó en la Lista Negra porque
compró 1.764 pesos en tela para camisas a un comisionista que
lopresen taba a Caputo & Cía., firma que estaba en la Lista. El
Cónsul norteamericano en Barranquilla informó que Andón
fia apolítico y que no tenía simpatías por el Eje pero agregó
que «entre los sirios de Barranquilla ya corrió el rumor de la

58. Consulado de los EU en Cartagena a DE. sin fecha, 740.00112a


lampean War 1939/27092, RG 59. NA.
59. Sin fecha, 740.001 I2A European War/27120, RG 59, NA.
(>(). Consulado de los EU en Medellín a DE, febrero 20 de 1943,
Mil 00112A European War/27130, RG 59. NA.
M. Lañe a SE, noviembre 17 de 1943. 740.21112A/278, RG 59, NA.
1 26 Colombia Nazi

compra de la tela, si no se incluye en la Lista, ésta perderá


efectividad»62.
La embajada de los Estados Unidos también recibió otros
ofrecimientos de colaboración espontánea. Uno de ellos provi­
no de Guillermo Piedrahita M., administrador de la agencia de
aduanas Roldán, Calle & Cía. de Medellín. En carta al cónsul
norteamericano en la capital de Antioquia, Piedrahita solicitó
un ejemplar de la Lista Negra «con el objeto de rehusar nues­
tros servicios a todas las personas y entidades que figuren» en
ella63.

C o n t r a lo s n a c io n a le s n o

El ministro de Relaciones Exteriores, Luis López de Mesa


no se cruzó de brazos. Por el contrario, intentó oponerse a que
la Lista fuera utilizada en contra de los colombianos. Fue
iniciativa del canciller despertar la solidaridad de las naciones
latinoamericanas para oponerse a la política unilateral de los
Estados Unidos, que decidió manejar autónomamente la Lis­
ta. El propósito de López de Mesa era lograr, cuando menos,
que los Estados Unidos escucharan la vozdel gobierno de cada
país en el momento de considerar las actividades de sus nacio­
nales.
Con la invitación a limitar la interferencia norteamerica­
na en esta parte del continente, López de Mesa envió un

62. Consulado de los EU en Barranquilla a SE, abril 27 de 1943, sin


número, RG 59, NA.
63. Carta D-4354-Gpm de Roldán Calle & Cía. Ltda.,a MRE.diciem
bre 15de 1941, AMRE. Otro caso fue el del litógrafo Rufino Guzmán, que a
raíz del hundimiento de la goleta Resolute se negó a entregar a la casa Bavcr
el remanente de un pedido de sobres para empacar medicamentos. Guzmán
retuvo 168.200 sobres de un pedido total de 300.000. Ver EEU a DE, marzo H
de 1943, 740.00112a European War/27073, RG 59, NA.
Luis López de Mesa (de lado), ministro de Relaciones Exteriores, con el embajador norteamericano
Spruille Braden y con el embajador de Argentina. López de Mesa se opuso a la inclusión inconsulta de
nacionales suramericanos en la Lista Negra y al efecto buscó la solidaridad de varios gobiernos, pero en
última instancia el Departamento de Estado se salió con la suya.
12 8 Colombia Nazi

memorando a cada uno de sus colegas latinoamericanos, desde


México hasta Paraguay. Más aún, el propio López de Mesa
emprendió una gira por los países del sur para promover su
iniciativa65.
La campaña colombiana tuvo manifiesta acogida entre
los gobiernos afectados por la imposición de la Lista, que lo
eran todos los latinoamericanos, con excepción, como ya se
dijo, de Argentina, que rotundamente rechazó el mecanismo.
La prensa venezolana aplaudió la campaña de López de Mesa.
La Esfera de Caracas expresó en página editorial que era
«preferible que el gobierno de Estados Unidos conozca todas
las reacciones de todos los veinte países americanos que están
en la misma situación que nosotros en vez de ir a hacer una
definición parcial o veinte definiciones parciales»66. El Diario
de Cosía Rica se refirió al tema en varias ediciones con titulares
como «Colombia Censura la Práctica de Establecer Sanciones
por Medio de las Listas Negras Internacionales»; igual hizo La
Tribuna de San José con titulares como «Colombia quiere qui­
la confección de las Listas Negras no pueda hacerse sin l,i
intervención directa de las autoridades colombianas»6768.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México, pm
conducto del embajador de Colombia en México, Jorge /a
wadzky, expresó que hallaba «muy juiciosas las opiniones del
gobierno de Colombia en relación con las ‘Listas Negras’

65. Acta I, octubre 15 de 1941. reunión en el despacho del seciel.iilil


encargado del MR E con la comisión del Senado nombrada el 9 de octubi ni»
1941, AMRE.
66. L a E s fe r a , Caracas, octubre 11 de 1941, AMRE.
67. Diario de Costa Rica. San José, noviembre 21 de 1941; La TnbiUM
San José, noviembre 22 de 1941, AMRE.
68. Zawadzky a López de Mesa, noviembre 28 de 1941, expediculi M
No. 534, AMRE. La respuesta solidaria de Venezuela a la campaña de I ú|*l
de Mesa llegó a la embajada de Colombia en Caracas el 28 de julio de l’HI
La Lisia Negra 129

El ministro López de Mesa fue profeta en su tierra, por lo


menos en esa ocasión. El 7 de noviembre de 1941, el Senado
por unanimidad aprobó una proposición con relación a la
I ista Negra, en la cual declaraba: «No es aceptable que en ellas
se incluyan individuos o sociedades de las Repúblicas iberoa­
mericanas sin que los respectivos gobiernos sean previamente
consultados, de acuerdo con el espíritu y la letra de los actos y
( (invenciones de solidaridad, (firmados) en Lima, Panamá y
l a Habana...»69.
Fuera o no aceptable para el Congreso, los nombres de
personas y firmas colombianas seguían engrosando la Lista
Negra.
La respuesta del Departamento de Estado a la iniciativa
•leí canciller colombiano se hizo esperar. Ni el Presidente
Nimios ni su ministro López de Mesa estaban en sus cargos
t ikimío el Departamento de Estado accedió a crear, en marzo
di I94370, el «Comité de Consulta», una especie de mesa
liulnnda en la que tenían asiento dos representantes de la
mulla jada de los Estados Unidos, uno de la Legación Británi-
Hl, uno del Ministerio de Relaciones Exteriores, el jefe del
Departamento de Control de Bienes de Extranjeros del Minis-
Uun de Hacienda y el secretario del Fondo de Estabilización
di I Banco de ¡a República71. Los miembros del Comité cono-
>lan de las denuncias, analizaban los argumentos, examinaban
Id* pinchas, sopesaban los descargos y luego recomendaban la
lia lusión o exclusión de personas y compañías en la Lista
Ni-yni,

Jorge N. Soto, secretario del Senado, a MRE, noviembre 12 de


ItMI, AMRtí.
'II I ane informa que Gabriel Turbay, ministro de Relaciones Exterio-
i" lia seguido insistiendo en la participación de las autoridades colombia-
n i ii' I asunto de la Lista Negra y en la creación de un Comité de Consulta.
1 | lime a Hull, diciembre 22 de 1942. 740.000112A European War
Ww Jl.M.S, RG 59, NA.
'I Septiembre 2 de 1943, documento CM-1293, AMRE.
1 30 Colombia Nazi

Sin embargo, el papel del Comité no fue más allá de tratar


de mitigar, en alguna medida, la política intransigente del
Departamento de Estado. En marzo de 1944, diez meses des­
pués de creado el Comité de Consulta, habia 1.150 nombres en
la Lista Proclamada de los Estados Unidos72.
Washington quería otra vuelta de tuerca. A finales de
septiembre de 1943, el embajador Lañe se quejó ante el Secre­
tario de Estado: el Comité de Consulta ha fracasado en su
función específica de advertir a los colombianos candidatos a
la Lista que suspendan sus actividades censurables7’.
La verdad fue que el Comité hizo cuanto pudo por defen­
der a los sospechosos y librarlos de la Lista. Alberto González
Lernández, secretario general de la Cancillería, desafió al em­
bajador Lañe con su oposición reiterada a que las empresas
excluidas de la Lista Negra siguieran obligadas a mostrar sus
libros de contabilidad a los agentes norteamericanos7475. Igual
posición sostuvo un funcionario de apellido Gaviria, jefe de la
sección comercial de la Cancillería, quien, según Lañe, no
cumplió con el proceso de consulta con la embajada, por lo
que, desde julio de 1942, ningún caso relacionado con naciona­
les colombianos había sido incluido en la Lista Proclamada7'.

72. Proclaimed List of Certain Blocked Nationals, Colombia, marzo de


1944. 32 pp., sin pie de imprenta. La Lista era publicada por el DE todos los
meses con adiciones y exclusiones de nombres de todas las repúblicas amen
canas.
73. Lañe a SE, septiembre 27 de 1943. 740.21112A/83, RG 59. NA
74. «Tenemos razones para creer que [Alberto] González Fernández es
el principal responsable de esta conducta». González, secretario general drl
MRE y miembro del Comité de Consulta, estuvo a punto de ser incluido en ln
Lista Negra por oponerse a que los agentes norteamericanos tuvieran accésit
a los libros contables de las empresas colombianas excluidas de la Lista. Vet
septiembre 30 de 1943, 740.21112A/97, RG 59, NA.
75. Lañe a SE, diciembre 22 de 1942, 740.00112A European W.u
1939/23235, RG 59, NA.
La Lista Negra 131

Además de razones legales —disposiciones del ejecutivo y


del legislativo— , de razones de solidaridad ciudadana76, tam­
bién hubo motivos políticos que explican el rechazo del gobierT
no colombiano a permitir la inclusión de sus nacionales en la
Lista. Gabriel Turbay, ministro de Relaciones Exteriores del
Presidente Alfonso López Pumarejo, las expresó directamente
al embajador Lañe: «En los casos relacionados con firmas
colombianas o ciudadanos colombianos, el gobierno por razo­
nes políticas que a ustedes deberían resultarles evidentes, no
puede acceder a la inclusión de colombianos en la Lista porque
despertaría ataques contra el gobierno en el Congreso y causa­
da al gobierno un terrible bochorno. Aprobar la Lista Negra
para los colombianos se interpretaría como una sujeción de la
soberanía nacional y una incompetencia del gobierno colom­
biano para proteger a sus nacionales»77.
Pero de poco sirvieron la campaña de López de Mesa, la
Hela ración de Turbay y la enfática declaración del Senado. La
líulidad mostró que la Lista Negra era imbatible y que hasta
1946, aun después de terminada la guerra, tendría su cuartel
lime ral en la embajada norteamericana en Bogotá y sus briga­
das en los consulados de Medellín, Cali, Barranquilla, Carta-
yt'nj, Bucaramanga y Cúcuta. La Legación Británica se con-
loimó con el papel de informante del embajador norteame-
llt ttno y como instancia ratificadora de los casos que el emba­
ladla de los Estados Unidos remitía al Departamento de Es-
lado.

Ihídem. Lañe informa que Turbay le dijo que «la actitud de Gaviria
■‘••ulm r al rechazo que siente cualquier funcionario colombiano a aprobar la
i » huilón de un compatriota en la Lista».
f I Ihldem.
1 32 Colombia Nazi

O ríg e n e s

No había sido así 25 años antes. En 1916, en medio de la


primera Guerra Mundial, Gran Bretaña, inventora del sistema
de la Lista Negra, lo impuso indiscriminadamente a las perso­
nas, casas de comercio y sociedades «cuyos negocios estén
controlados en todo o en parte por súbditos enemigos o some­
tidas a influencia del enemigo y las cuales serán inscritas en una
lista especial»’8.
Entonces los países neutrales, con Estados Unidos a la
vanguardia y algunas naciones latinoamericanas en la reta­
guardia, protestaron por lo que consideraron una medida
perjudicial para sus economías. De hecho, «el gobierno de
Washington condenó explícitamente el sistema de las Listas
Negras como abusivo y contrario a los principios del derecho
internacional y sostuvo la facultad de sus nacionales de nego­
ciar con los gobiernos y súbditos de cualquier nación com­
prometida en la guerra»7879. Posteriormente, los Estados Unidos
no sólo aceptaron la tesis británica, sino que proclamaron
durante la primera Guerra Mundial su propia lista, al abando­
nar el grupo de países neutrales para ingresar al de los beligc
rantes.
¿Cómo se explica que siendo los Estados Unidos un país
neutral en 1941 no sólo resucitaran el viejo fantasma británico
sino que lo impusieran en un vecindario igualmente neutral’1
La síntesis de la que podría ser la respuesta, la recoge el
embajador de Colombia en Washington, Gabriel Turbay,en
carta al Presidente Santos fechada el 12 de noviembre de 1941.
casi un mes antes del ataque japonés a Pearl Harbor:

78. Apartes del texto del informe aprobado por el Senado en la sesión
del 7 de noviembre de 1941. Ver 7.7 Siglo, noviembre 9 de 1941.
79. lbídem.
La Lista Negra i 33

El ambiente que aquí se respira es el de una nación en


guerra; el hundimiento de catorce buques americanos en
los últimos meses; la derogatoria de las disposiciones
restrictivas de la Ley de Neutralidad80 que acaba de san­
cionar el Senado; el gigantesco programa armamentista
cuyo costo alcanza a cifras astronómicas; el nuevo crédi­
to de seis mil millones autorizado recientemente por el
Congreso para financiar las compras de armamentos
destinados a las Naciones que luchan contra Alemania; el
préstamo de mil millones a Rusia; el aumento del pie de
fuerza del ejército, cuyo prospecto para 1942 es de cuatro
millones de hombres; la creación de una Fuerza Aérea
que aspira a superar en dos años a la más poderosa del
mundo; el programa naval —en activa construcción—
para la Flota de los dos Océanos capaz de enfrentarse a
cualquier coalición de fuerzas enemigas; la determina­
ción del Gobierno de combatir abiertamente a las poten­
cias del Eje, proclamada sin ambages en los dos últimos
discursos del Presidente Roosevelt; la orden de hundir a
la vista las naves de guerra de Alemania e Italia... son
hechos que revelan cuál es la situación que se confronta
actualmente en los Estados Unidos81.

Párrafo de por medio concluye el embajador Turbay sus


nlmervaciones: «La participación de este país en el conflicto
mundial puede pues considerarse en la práctica como absolu-
HI-'L

Hll. |.a Ley de Neutralidad de 1939 prohibió todo tipo de comercio con
uní iones en guerra, al punto que los barcos norteamericanos no podían
«ti'ii ni en puertos de países en conflicto. Turbay a López de Mesa, enero 26
ih l'i-lll, AMRL.
H| I urbay a Santos y López de Mesa, noviembre 12 de 1942. No. 78,
«MltlVmla con el No. 76/2651, AMRE.
H Ibídem.
134 Colombia Nazi

En efecto, los Estados Unidos, que desde 1940 desarrolla­


ban una economía de guerra, tenían un argumento concreto
para imponer sus propias medidas en las repúblicas america­
nas. Pero, ¿qué poderosos motivos obligaron a estas naciones
no beligerantes a aceptar la «tutela de un Estado sobre
otro»?83.
Había razones específicas que no por tácitas dejaron de
ser menos persuasivas y que sirvieron para apretar discreta
pero firmemente las tuercas de la dependencia. El crédito
norteamericano de 16 millones de dólares solicitado por el
Presidente Santos para la compra de armas y equipo militar
fue una de esas razones84 y aunque los botones no faltan el
siguiente muestra la presión del vecino rico del norte sobre el
pobre del sur.
El 29 de mayo de 1942, el embajador Turba y firmó el
convenio que reanudaba por cuatro años más la Misión Mili­
tar Norteamericana en Colombia, que había iniciado labores
en 19388S. El convenio estatuía una remuneración mensual en
dólares a cargo del gobierno colombiano para los miembros de
la misión y sus familias, además del pago de los pasajes en
primera clase, el transporte de los efectos domésticos, equipaje
y automóvil y la atención médica; la muerte también corría por
cuenta del erario colombiano, el cual se comprometía a enviar
al finado donde lo indicaran sus deudos.
Los miembros de la misión eran 17 en total y los sueldos
oscilaban entre los 600 dólares mensuales que cobraba el jefe
de la Misión Terrestre y Aérea y los 245 dólares asignados a los

83. Discurso de José de la Vega en el Senado. Ver/;'/ Tiempo, octubre 10


de 1941.
84. 1:1 crédito fue aprobado finalmente el 17 de marzo de 1942. Ver nota
ND-1024, junio 18 de 1942. AMRE. 1.a nota remitente del convenio,enviada
por el Ministerio de Guerra al MRE recomienda que el asunto se mantenga
en «forma estrictamente Confidencial».
85. Turbay a SE. mayo 14 de 1942, 821.20/200-1/2, RG 59, NA.
La Lista Negra 135

oficiales v al resto del personal, sumas que contrastaban con


los 250 pesos mensuales que devengaba el director de la Escue­
la de Policía General Santander o los 150 pesos que ganaban
sus subalternos hasta el grado de capitán, sin servicio médico
ni automóvil86.
Como jele de la Misión Militar, el Departamento de
Estado, co-firmante del convenio, envió al coronel Charles F.
Densford, quien llegó al aeropuerto de Techo en Bogotá poco
antes de la navidad de 1942. La misión del coronel Densford
era la de «cooperar con el ministro de Guerra y con el Jefe del
Estado Mayor en el propósito de aumentar la eficiencia del
ejército y la aviación militar de Colombia»87. Pero la eficiencia
del coronel Densford superó inclusive las expectativas del
embajador. Fue tal que el coronel terminó reclamándole al
ministro de Guerra por «la falta de cooperación del gobierno
colombiano incapaz de controlar el contrabando de platino y
de deportar eficazmente a los extranjeros enemigos», por lo
cual él, Charles F. Densford, «desaprobará futuras solicitudes
de préstamo del Lend-Lease, a menos que obtenga mejor
colaboración del gobierno en estas dos tareas»88.
El embajador Lañe, quien informó del incidente, hizo
su propio comentario: «Se nota que el coronel desconoce los
muchos asuntos en que el gobierno colombiano ha colaborado
con la causa de las Naciones Unidas»89.
Ayudó también como instrumento de presión de Was­
hington sobre Bogotá, la restricción de exportaciones que
implantó la administración Roosevelt en septiembre de 1939,
cuando se «inició con algunos países el sistema de otorgarles

86. Sueldo del director de la Escuela de Policía General Santander,


bienio Oficial, mayo 17 de 1943.
87. Turbay a SE, mayo 14 de 1942, 821.20/200-1/2, RG 59. NA.
88. Lauca SE,julio 13 de 1944,821.001 Latín Amcrica/7-2944. RG 59,
NA.
89. Ihíclem.
1 36 Colombia Nazi

unas licencias de carácter general sobre determinados artículos


... (era) un nuevo plan de establecimiento de un régimen de
cuotas para cada país y para cada artículo»90.
La cuota cafetera, que dependía enteramente del mercado
norteamericano, fue otro as en la partida contra Colombia.
Como era de esperarse, los compradores de café, que eran
europeos en su mayoría, yacían en la Lista Negra, que también
incluyó a los nacionales de los países invadidos por el Eje. Pol­
lo demás, las precarias economías de los países europeos no les
permitían el lujo del café, como lo dejó saber en 1940 el cónsul
general de Colombia en Berlín, Joaquín Quijano Mantilla:
«Han publicado por carteles y en la prensa que el próximo mes
de octubre se considera como una gracia especial que cada
alemán mayor de 1Xaños que sea de pura raza tiene derecho a
comprar por una sola vez 75 gramos de café, cosa que ha sido
recibida por todos con un júbilo excepcional»9192(subrayamos).
Sin embargo, exceptuando incidentes como el anotado
por el coronel Densford, surgidos más de la ineficiencia que de
la mala voluntad, Colombia jamás dio motivos serios para que
el “ Buen Vecino” se incomodara. En cambio, Argentina, que
se negó a elaborar su Lista Negra y a romper relaciones con el
Eje, sufrió las consecuencias de su desacato. El 26 de septiem­
bre de 1941 el Departamento de Estado prohibió a los barcos
norteamericanos tocar puertos argentinos e impartió instruc­
ciones para reducir a un mínimo las licencias de exportación a
Argentina9;. Públicamente dijo el Departamento de Estado
que la medida, que bien parecería como un retroceso a la

90. Turbay a López de Mesa, diciembre 5 de 1941. No. 2553/702,


AMRE.
91. Consulado de Colombia en Berlín a MRE, septiembre 16 de 1940,
No. «2/3135, AMRE.
92. Embajada de Colombia en Washington a MRE. septiembre 27 de
1944, No. 433, AMRE.
La Lista Negra 137

política del Gran Garrote, fue un cambio de ruta de los barcos


norteamericanos, atribuido a las necesidades militares9’.
El embajador Turbay consideró que: «Con o sin licencias
generales Colombia está recibiendo un tratamiento muy
favorable en comparación a los demás países»9394. Pero Colom­
bia pagaba ese trato a un alto costo, en la medida en que
accedía, cuando no podía evitarlo, a las reiteradas exigencias
del embajador en relación con el control de bienes extranjeros,
deportación de ciudadanos del Eje y manejo de la Lis'ta Ne­
gra95.
De hecho, los reclamos de esta naturaleza efectuados por
el Secretario de Estado Hull a sus embajadores en Bogotá,
fueron abundantes. A comienzos de octubre de 1943, por
ejemplo, en nota estrictamente confidencial, Hull reclamó al
embajador Lañe la razón por la cual los Almacenes Helda
continuaban operando y «considera este hecho una de las
derrotas más notorias de la política de los aliados en Colombia
ya que se trata de la firma nazi más peligrosa del país»96.
La insatisfacción de Washington con Bogotá en esta ma­
teria era grande pero secreta. 1.a condena de la Oficina de
Servicios Estratégicos (OSS), precursora de la CIA, a fines de
marzo de 1942, al Presidente Santos, se mantuvo confidencial
hasta nuestros días:

Aunque Colombia fue de los países que más rápido


expulsó a ios diplomáticos del Eje, ciertas acciones del
Presidente disgustan a los amigos de la democracia. Has­

93. Ibídvm.
94. Turbay a López de Mesa, diciembre 5 de 1941. No. 2553/702,
AMRE.
95. No es objetivo de este libro establecer en qué medida y forma la
i'i onomía colombiana se vio mermada por las disposiciones norteamerica­
nas y por la guerra.
96. Hull a Lañe, octubre 6 de 1943, 740.21 I 12A/ 176, RG 59, NA.
138 Colombia Nazi

ta el 10 de enero se informó que la situación en Colombia


era altamente insatisfactoria porque el Presidente Santos
y su ministro de Relaciones, López de Mesa, que tiene
simpatías nazis, eran responsables de bloquear cualquier
acción iniciada por el director de investigaciones contra
ciudadanos del Eje... [Por esa razón] los Estados Unidos
se han visto obligados a poner en la lista proclamada a
más compañías del Eje en Colombia que en cualquier
otra parte de América Latina, excepto México1'7.
Y un informe de la OSS fechado en septiembre de 1944,
señalaba que los abogados que representaban a las firmas
enemigas permanecían «relativamente inmunes debido a sus
conexiones con políticos liberales como Darío Echandía y el
ex-presidente Santos. (Con su ayuda) pudieron (los abogados)
arreglar las cosas de tal forma que las firmas del Eje pudieran
seguir como antes en los negocios y conservarse suficientemen­
te líquidas para apoyar las empresas subversivas...»1'8.
Sin embargo, la insatisfacción no era sólo de Washington.
En Bogotá, el Comité América Libre se quejó ante el Departa­
mento de Estado por la exclusión de la Lista Negra de Emilio
Royo, propietario de la Librería Cervantes de Barranquilla.
En opinión de América Libre, Royo, un nazi furibundo, v su
esposa, miembro de la Gestapo, fueron borrados de la Lista
debido «a la fuerte suma invertida en influencias profesionales
y políticas, suma que en ningún caso baja de los $50.000, (y)a
la inescrupulosidad de abogados nacionales quienes no repa
ran en vender sus influencias oficiales a fin de sacara enemigos
de la democracia de la Lista Negra»49.978

97. Coordinator of Information, Latín America Section, marzo 2 / di


1942. Report No. 34, R & A Report 2367, microfilm, RG 59, NA.
98. OSS. Research and Analysis Branch, septiembre 7 de 1941. R A A
Report No. 2381, microfilm, RG 59, NA.
99. Circular del Comité Seccional Colombiano de América Libre a I >1
enero 21 de 1944, 740.21 112a, RG 59, NA.
La Lista Negra 139

Evidentemente, la Lista Negra como mecanismo de blo­


queo y aislamiento económico no producía suficientes frutos
para el gusto de algunos colombianos ni del Departamento de
Estado. Así que se hizo imperativo aumentar los instrumentos
para obtener mejores resultados en materia de bloqueo econó­
mico. Pearl Harbor suministró la ocasión.
7. El fideicomiso

E i 8 de diciembre de 1941, cuando Colombia rompió rela­


ciones diplomáticas con las naciones del Eje a causa del bom­
bardeo japonés a Pearl Harbor, quedó preparado el terre­
no para la implantación del control y de la administración de
bienes extranjeros. En enero de 1942, el Instituto de Fomento
Industrial y la Federación Nacional de Cafeteros, por decreto
59, fueron designados administradores fiduciarios de todos los
bienes y empresas de propiedad de alemanes, italianos y japo­
neses. Poco después, mediante decreto 99, esta función le fue
transferida al Fondo de Estabilización del Banco de la Repú­
blica. Desde ese momento y durante cinco años, el Fondo
manejó más de 2.500 propiedades de alemanes, 1.500 de italia­
nos y unas cuantas de japoneses, y quedó facultado también
para administrar los bienes de personas naturales y jurídicas de
los países ocupados por Hitler y sus aliados1.
¿Cómo operaba la administración fiduciaria?
Para comenzar, los extranjeros cobijados por la norma
tenían la obligación de presentarse en la oficina de extranjería
de cada capital de departamento, y si no lo hacían el Fondo los
buscaba. Acto seguido, el Fondo enviaba un visitador con el
Im de efectuar una evaluación de la propiedad y de los bienes.
Una vez registrada la empresa, la junta directiva del Fondo

I. F a b i o G ó m e z A r r u b l a , Historia del llanca de la República (B o g o tá:


I i l i c i o n e s d e l B a n c o d e la R e p ú b l i c a , 19X3), p p . 100 a 102.
142 Colombia Nazi

designaba un administrador. Automáticamente, el propietario


o el gerente quedaba bajo la vigilancia del administrador, el
cual debía acudir diariamente a la empresa y disfrutaba de
acceso absoluto a los libros contables. Algunas veces la junta
designó como administradores fiduciarios a personas que se
candidatizaban para ese cargo, pero en general los administra­
dores eran empleados escogidos de la nómina de cerca de 60
funcionarios que tenía el Fondo23.
Las utilidades de las empresas en fideicomiso ingresaban
a la tesorería del Fondo. Sin embargo, «el Estado colombiano
no sacó ningún provecho puesto que lo que recaudó, así mismo
lo gastó en burocracia. Había que pagarles a los administrado­
res, a los visitadores, a la Superintendencia Bancaria que
vigilaba las operaciones del Fondo y las indemnizaciones de
guerra»1.
El sistema de fideicomiso, paralelo al de la Lista Negra,
propició la confusión. A pesar del acuerdo entre el ministro de
Hacienda, Alfonso Araújo, y el embajador Lañe en cuanto a
que las firmas bajo fideicomiso quedarían automáticamente
por fuera de la Lista Negra, en la práctica no se respetó el
compromiso4. Y las medidas propias de ambos sistemas co­
menzaron a operar en contravía. El desconcierto lo describió
específicamente el gerente del Banco Comercial Antioqueño
(antiguo Banco Alemán Antioqueño) en Bogotá, cuando le
consultó a la embajada de los Estados Unidos si el banco, que
se hallaba en fideicomiso, podía aprobar cartas de crédito a
firmas incluidas en la Lista Negra y que a su vez estaban
sometidas a control fiduciario. Expresó el gerente: Si extiendo
la carta de crédito, entonces violo las disposiciones impuestas
para ser excluido de la Lista; pero si la niego, entonces me

2. Entren isla con Daniel León, ex-funcionario del Fondo de Estabiliza­


ción, noviembre 26 de 10X4.
3. Ihielan.
4. l añe a SE, enero 23 de 1943, 740.00112A EW/23S85, RG 59, NA
El fideicomiso 143

aparto de la disposición según la cual las firmas bajo adminis­


tración fiduciaria son entidades oficiales y tienen derecho a
operar sin ninguna restricción ya que están bajo el control
guberna mental5.

E l c a s o d e la T r i l l a d o r a d e l T o l i m a

Una de las empresas que figuraron en la Lista Negra y


simultáneamente estuvieron bajo régimen de fideicomiso fue
la Trilladora del Tolima, un caso muy conocido por las reper­
cusiones de escándalo político que tuvo en la época. De la
I Hiladora era accionista Alfonso López Michelsen, hijo de
Alfonso López Pumarejo, entonces una de las dos figuras
liberales más importantes del país.
Hans von Mellenthin, súbdito alemán, fue el socio funda­
dor y el principal accionista de la Trilladora, empresa que
desde julio de 1941 figuraba en la Lista Negra.
El barón Von Mellenthin, comandante de la marina ale­
mana durante la primera Guerra Mundial y ex-gobcrnador de
la provincia de Poznan en Polonia, llegó a Colombia en forma
accidental, en 1928. Se dirigía a Chile como representante de
cusas alemanas, pero al llegara Puerto Colombia se le notificó
que si cruzaba el Canal de Panamá sería detenido por funcio­
narios norteamericanos. Decidió entonces radicarse en Co­
lombia y durante cerca de doce años amasó una considerable
Inrtuna con el cultivo y la exportación de café. Su patrimonio,
ni el momento del fideicomiso, se estimó en un millón de
pesos, equivalentes a seiscientos mil dólares. Sus bienes los
constituían varias plantaciones de café en el Huila, una planta
aleccionadora y procesadora de grano en Girardot y una casa

5. Lañe a Hull, mayo 21 de 1943, 740.00112A EW 1939/31416, RG 59,


Na .
1 44 Colombia Nazi

en Bogotá. Von Mellenthin, ai parecer, estaba casado con una


hermana del general nazi Fedor von Bock, perteneciente a la
plana mayor del Führer.
En agosto de 1939, Von Mellenthin recibió la orden del
Reich de reincorporarse a la armada con el tin de prestar
servicio al mando de un submarino. Von Mellenthin reunió
suficiente dinero, nombró administrador de sus bienes a su
compatriota Hans Klotz y regresó a Alemania6.
Por su parte, Hans Klotz, aunque tildado de nazi y consi
derado miembro del Partido Nacional Socialista de los Traba­
jadores, «se esforzó por hacer creer a todo el mundo que no
tenía conexiones [con el nazismo]. Por ejemplo, después del
hundimiento de! navio colombiano Rcsolute... en protesta | poi
ese hecho] entregó su pasaporte alemán a la legación española.
Esta idea, supuestamente se la dio Alfonso López. M., su
abogado. Con esta acción, se supone, convenció aun al Presi
dente de Colombia de que él en realidad era anti-nazi»7.
Desde entonces, el objetivo de Klotz fue hacer borrar su
nombre y el de la Trilladora de la Lista Negra, para lo cual
contó con los buenos oficios de Alfonso López Michelsen.
Pero Klotz no logró su exclusión de la Lista, aunque
oportunidades y recursos no le faltaron, como lo ilustra un
informe del FBI. En el intento de superar ciertas restricciones
que pesaban sobre sus negocios, Klotz. se encontró con que el
principal obstáculo era el informe desfavorable que reposaba
en la Policía Nacional en relación con sus actividades.
En ese momento, Alfonso López, que figuraba coma
gerente de Plantex S.A. (la misma Trilladora del Tolima que
había cambiado su razón social), visitó a Luis Hernández
Ruiz, jefe del departamento de investigación e i d e n t i f i c a c i ó n

6. Special War Problems División a Lafoon, septiembre 7 de l'M


862.20221/9-745, RG 59, NA.
7. Hoover a Berie, agosto 27 de 1944, 862.20221/8-2744, RG 59, N \
El fideicomiso 145

de la Policía Nacional colombiana. La visita de López tenía el


propósito expreso de conocer la naturaleza de los cargos con­
tra Klotz. Se convino efectuar una requisa a la casa de Klotz y
no se halló nada sospechoso. Luego, el departamento de inves-
ligación informó que no había nada contra Klotz y que los
inlormes anteriores eran infundados. López, supuestamente,
habló con el detective Barbosa que participó en la requisa y le
hizo saber que Klotz era una buena persona8.
Tampoco fue borrada de la Lista Negra la Trilladora del
Iolima a pesar de que cambió su nombre por el de Casa
lidiadora y Exportadora de Café Plantex. Klotz era motivo
inficiente para que el Departamento de Estado desatendiera
lin luso las solicitudes del joven abogado hijo del Presidente de
In República. Ni siquiera accedió el embajador norteamerica­
no a excluir la empresa de la Lista cuando Plantex entró en
llileicomiso bajo la vigilancia de la Federación Nacional de
<iiletcros. Fue entonces cuando, por unanimidad4,la asamblea
Mineral de accionistas de la compañía decidió la liquidación de
In linna, con grave perjuicio para esa rama de la economía
mu lonal9.
La situación de parálisis de Plantex llevó al ministro de
llHbajo, José Joaquín Caicedo, a escribirá su colega de Rela­
jones Exteriores, Luis López de Mesa, solicitando su inter-
Vmn lón ante el embajador Braden para que permitiera el
íltlciulo de Plantex a otra firma nacional o norteamericana, o
L ilrjnra liquidar el café que tenía almacenado en sus bodegas.
• II In solicitud, el ministro Caicedo hacía discreta referencia al
M í o de que la casa era gerenciada por «un ciudadano ale­
mán, pero parece que la mayoría de las acciones pertenecen a

' Ihidcm.
•I lose Joaquín Caicedo Castilla, ministro de Trabajo, I ligiene y Previ-
*
i lim lid. il ministro de Relaciones Exteriores, oficio 31583, octubre 30 de
mi

HUI AMKE.
1 46 Colombia Nazi

elementos colombianos. Entre ellos se cuenta el doctor Allon-


so López Michelsen»10.
López Michelsen finalmente compró Plantex en 1943,
negocio que suscitó uno de los mayores escándalos nacionales
de la época, y que dos años más tarde sería mencionado como
uno de los causantes de la renuncia del Presidente Alfonso
López Pumarejo.
La marea de comentarios que levantó el negocio de la
Trilladora cubrió al país y llegó a Washington. Así lo vio J.
Edgar Hoover, director del Buró Lederal de Investigaciones
(LBI) de los Estados Unidos:

...Plantex y sus fundadores fueron colocados en la


Lista Negra y la firma fue liquidada en julio de 1941 [...]
además se informó que Klotz transfirió 300 acciones de
Plantex S.A. a Alfonso López M., su abogado, en un
esfuerzo por evitar ser incluido en la Lista.
La fuente E reveló que Patrick von Loewis, ex­
director de Plantex S.A. afirmó que | KlotzJ de manera
fraudulenta había intentado vender su negocio a Alfonso
López con el propósito de evadir la Lista Negra. Por esa
época, López estaba corto de dinero, pero dijo que podía
conseguirlo de un tío de apellido Michelsen que tenía
conexiones con el Banco de la República [...] Una vez
López compró las acciones se esperaba que Klotz fuera
retirado de la Lista y contratado como gerente [...]
Con relación a las maniobras de Klotz para proteger
los intereses de Von Mellenthin, la fuente A señaló que en
septiembre de 1942 Klotz vendió la planta de Girardot a
Alfonso López, su abogado, por $ 100.000 pesos [60.000
dólares). Realmente la venta fue ficticia y se cree que los

10. José Joaquín Caicedo a Luis López de Mesa, octubre 30 de 1941,


documento No. 31583, AMRE.
El fideicomiso 147

compradores fueron otros parientes del Presidente de la


República. Según afirmaciones de López Michelsen se
estableció que él esperaba poner a Klotz a cargo de la
planta después de comprarla. En el momento de esta
negociación, algunas personas tenían dudas acerca de si
el producto de la venta debió o no ser entregado al
gobierno en administración fiduciaria [...]
Consciente de las ventajas de estar representado por
un hombre importante, Klotz contrató los servicios de
Alfonso López [...]
« La fuente G informó que Klotz llamó a la emba jada
de los Estados Unidos en Bogotá el 12 de agosto de 1942
para plantear la posibilidad de que su nombre fuera
excluido de la Lista Negra ya que la Federación Nacional
de Cafeteros de Colombia había tomado el control de
todas las inversiones de Von Mellenthin. Esta situación lo
relevaba de toda responsabilidad ya que él deseaba can­
celar el poder general que (Von Mellenthin] le había
concedido.
L.a fuente H avisó que en diciembre de 1941 se sabía
con certeza que Klotz era miembro del Partido Nacional
Socialista | ...| y que posteriormente intentó ingresara los
círculos anti-nazis cuando se volvió inconveniente ser
considerado pro-nazi".

El embajador Lañe tampoco se mostró benévolo en sus


Comentarios a Washington cuando López Michelsen tácita­
mente pidió su aprobación al negocio de la Trilladora: «El
Inven López estuvo en la embajada. Le dije que a la opinión
pública no le había quedado clara su actuación en el caso de la
halladora del Tolima.que la transacción, según se denunció alI.

II. Hoover a B ale, agosto 27 de 1944. 862.20221/8-2744, RG 59. NA.


148 Colombia Nazi

Congreso, no se hizo de acuerdo con las disposiciones del


gobierno. López afirmó que sí se había hecho de acuerdo con
ellas y que él no había tenido ningún privilegio. En cuanto al
precio que pagó a Von Mellenthin [...] la oposición asegura que
estuvo por debajo del precio establecido en el mercado»'1.

L a e m b a ja d a p re s io n a la liq u id a c ió n d e f i r m a s a le m a n a s

En junio de 1943, mediante el decreto 1207, el gobierno


colombiano ordenó la liquidación y expropiación de las em­
presas del Eje que estuvieran bajo fideicomiso. Según la dispo­
sición, las firmas que por su importancia para la economía
nacional no podían ser liquidadas serían entonces expropia­
das, previo el juicio promovido por el Procurador General
ante los tribunales. De esa manera empezaron a sentirse las
primeras presiones de la embajada de los Estados Unidos
sobre el gobierno para que agilizara la eliminación de las
firmas consideradas la punta de lanza de la presencia económi­
ca alemana. Casi todas ellas eran productoras de medicamen­
tos, como la Sociedad Química Schering Colombiana, la Quí­
mica Bayer Weskott y Cía., el Instituto Behring de Terapéutica
Experimental Ltda., la Industria Química Colombiana (Anili­
nas Alemanas) y la Compañía Colombiana de Colorantes.
La exigencia del Departamento de Estado se originaba en
la creencia de que mientras más rápidamente se eliminaran las
firmas alemanas, más eficazmente se controlaría la influencia
del Reich en el país. A esa se sumaba otra razón. Los Estados
Unidos consideraban que la existencia del sistema de fideico­
miso socavaba la vigencia de la Lista Negra. ¿Por qué? Porque
los diplomáticos norteamericanos pensaban que el fideicomiso
era utilizado como una excusa por parte de firmas nacionales12

12. Lañe a SE, octubre 29 de 1943, 821.00/1600, RG 59, NA.


El fideicomiso 1 49

para poder seguir negociando con la empresa sometida a la


administración del Fondo de Estabilización13.
Esa exigencia de naturaleza política prevaleció hasta que
la Sterling Products Inc., de New Jersey, solicitó la coopera­
ción del gobierno norteamericano para solidificar sus intereses
en Colombia. De esa manera, la razón política que animaba al
Departamento de Estado fue aprovechada con fines económi­
cos por una casa farmacéutica norteamericana.
La Sterling operaba en Colombia desde años atrás y
vendía sus productos, en competencia con los alemanes, en los
pueblos más ignotos; sus agentes recorrían el país de la Guaji­
ra hasta Leticia, pero la empresa no tenía laboratorios estable­
cidos aquí14. Desde 1943 la Sterling propuso al gobierno co­
lombiano que nacionalizara la Bayer y el Instituto Behring y
que creara una nueva compañía que sería administrada por la
casa norteamericana. La nueva compañía concedería a la Ster­
ling la distribución nacional e internacional exclusiva de medi­
camentos y la empresa de New Jersey tomaría en arriendo por
90 años las patentes alemanas, previa garantía del gobierno
colombiano de que esas patentes no revertirían a manos ale­
manas o extranjeras. La Sterling quena, además, queel Depar­
tamento de Estado interviniera a su favoranteel gobierno para
que este aceptara la propuesta, pero la embajada norteameri­
cana en Bogotá ni siquiera accedió por entonces a transmitirá
Washington la solicitud de intervención15.
Fue entonces cuando el Departamento de Estado decidió
Implantar el Programa de Sustitución de firmas que constituían
la punta de lanza de la presencia del Eje en América del Sur. En

13. SE a Lañe, marzo 31 de 1943, 740.00112 EW 1939/23233, RG 59,


NA.
14. Office of Interamerican Affairs, febrero 16 de 1943, Box No. 645,
Ni i 229, WF RC.
15. EEU a DE, marzo 12de 1943, 740.00112a EW 1939/26867, RG 59,
NA.
150 Colombia Nazi

Colombia esas firmas eran primordialmente las industrias


farmacéuticas y químicas alemanas. Se buscaba la liquidación,
la expropiación o el traspaso de las acciones a accionistas
pro-aliados.
El Departamento de Estado fijó detalladamente su po­
sición en cuanto al cambio de los accionistas de las firmas
químicas y farmacéuticas alemanas. En dichas empresas la
administración debería pasar a manos colombianas, en el caso
de las empresas nacionalizadas. El Departamento insistía en
que las compañías norteamericanas gozaran del derecho de
negociar contratos para el suministro de drogas y produc­
tos químicos y para la administración de otras firmas del
Eje que, no pudiendo ser liquidadas, serían expropiadas poi
el gobierno.
El Programa de Sustitución a través de la nacionalización
implicaba, además, que la compañía nacionalizada no podría
comerciar con otras incluidas en la Lista Negra; que se cancela
rían las patentes del Eje; que se suprimiría al personal alemán y
que el gobierno colombiano impediría que los alemanes, direc­
ta o indirectamente, readquirieran el control16.
La sustitución de firmas enemigas por otras que fueran
aceptables a Washington experimentó un sinnúmero de t r a b a »
y demoras, originadas por el frecuente cambio de ministros en
la cartera de Hacienda, por el desinterés del gobierno en lii
materia, o por inconvenientes jurídicos. Estos factores se e»
presaban, de parte de los ministros, en el recurso a la C o l o m b i a
na de dilatar las decisiones que Ies solicitaban los enviada»
diplomáticos norteamericanos.
Por ejemplo, a comienzos de 1944, el ministro de I Iaen a
da Carlos Lleras Restrepo manifestó que él no quería apaint‘1
como el responsable de la nacionalización de la indtisliK

16. Acheson a Lañe, septiembre 7 de 1943, 740.21 I 12 RP/6a, K< i


NA.
El fideicomiso 151

farmacéutica porque en años anteriores había asesorado a


Sydney Ross Co., una filial de la Sterling, y no deseaba que
alguien interpretara que en una decisión suya pudieran haber
influido razones personales. Al declararse impedido Lleras
Restrepo, el Presidente encargado, que lo era Darío Echandía,
puso el problema de la nacionalización en manos de Antonio
Rocha, titular del ministerio de Educación. Rocha no tardó en
informar al embajador de los Estados Unidos que ante el retiro
del ministro de Salud Pública, Jorge E. Gaitán, y del de
Hacienda, la nacionalización sufriría un retraso17.
La rivalidad entre López Pumarejo y Eduardo Santos
también determinó un aplazamiento adicional. Santos se opo­
nía a la expropiación y su hermano Enrique Santos Montejo
(( a libán) atacó desde las páginas de /:'/ Tiempo la expropiación
de pequeñas firmas alemanas. López Pumarejo prometía al
embajador que firmaría los decretos de expropiación, pero se
quejaba con a-margura de que el ex-presidente Santos anduvie-
m causando dificultades18.

U lt im á t u m d e l s e c r e t a r io d e E s t a d o

La puesta en marcha del Programa de Sustitución se


dilató tanto, que el propio Secretario de Estado Cordell Hull
anticipó a su embajador en Bogotá que si el gobierno colom­
biano no actuaba en un plazo razonable habría que alentar a
la’»compañías norteamericanas para que fueran ellas, di recta -
mh 11 te, las que negociaran los acuerdos que permitieran dimi­
nuí la influencia alemana en importantes firmas químicas y
lilimacéuticas19.

I /. l.une a SE, febrero 26 de 1944, 740.21 112 RP/49 y marzo 3 de 1944,


Mil MI 12 RP/48, RG 59. NA.
!K. l añe a SE, septiembre 18 de 1944, 740.211 12 RP/9-1844, RG 59,
M
19 llull a Lañe, enero 29 de 1944, 740.21 112 RP/4I, RG 59. NA.

e«! Bases <3* !»


15 2 Colombia Nazi

En enero de 1945, Washington hizo saber al nuevo emba­


jador John C. Wiley el método de presión más eficaz para
lograr su objetivo: la Lista Negra no sería eliminada en Colom­
bia ni en las otras repúblicas americanas, como acostumbraba
a llamarlas el Departamento de Estado, sino cuando culmina
ra el Programa de Sustitución. Así lo precisó el Secretario de
Estado al embajador Wiley: «Actualmente el propósito supre­
mo de la Lista Proclamada es la rápida eliminación de las
[mencionadas] firmas a través de la aplicación de controles
internos [...] La Lista Proclamada en Colombia es excesiva
mente larga, pero no se autorizará su eliminación porque el
gobierno colombiano podría interpretar que existe satisfac
ción con el avance logrado en la supresión de firmas del Eje». V
los norteamericanos no estaban satisfechos. Consideraban que
la administración fiduciaria se había convertido en un sistema
benévolo destinado a preservar las empresas del Eje en lugar de
eliminar su influencia en la economía colombiana.
Adicionalmente, no compartían la posición del gobierno
colombiano, que permitía celebrar todo tipo de negocios con
firmas sometidas a fideicomiso en cuanto se trataba de negó
cios con el gobierno. En opinión del Departamento de Estado
esta interpretación anulaba los efectos de la Lista Negra. 1¡i
Lista Negra continuaría vigente hasta que Bogotá hubieia
concluido la expropiación de estas importantes firmas20.
Pese a la larga Lista Negra que el Departamento de Esla
do se empeñaba en conservar, la administración López no
podía ceder a la presión. Washington obtuvo información en el
sentido de que, aunque el gobierno deseaba llevara término el
Programa, era incapaz de hacerlo y además, las circunstancia*
políticas no se lo permitían21. El propio López Pumarejo lo

20. DE a Wilcv, enero 27 de 1945, 740.21 I 12A /1-2745, RG 59. NA


21. Alwood a McC'lintock, DE, marzo 23 de 1945, 740.21112 l<l*(t
2345, RG 59. NA.
/:/ fideicomiso 153

admitió así ante Wilev cuando éste le mencionó las demoras


mostradas en la liquidación de las empresas alemanas. El
Presidente, que estaba bastante deprimido, le respondió al
embajador que después del golpe de Pasto, cualquier progra­
ma de sustitución podría ser utilizado por los enemigos del
gobierno como prueba de la «corrupción» del régimen22.
Si bien eran ciertas las dificultades políticas, la demora en
inhumar el programa de sustitución estuvo acompañada del
Vil citado recurso a la colombiana de resistir a la presión por la
Via agotadora pero efectiva de la evasiva, la postergación y el
upla/amiento de los asuntos en los cuales el gobierno no tenía
Itllención de actuar.
Wiley, ajeno a la mecánica del pretexto pero convencido
ilc que se trataba de ineptitud de los funcionarios, insistía ante
lliiiis y otros sobre la urgencia de cumplir el Programa. Con­
tri só con Alberto Lleras Camargo, ministro de Relaciones
I Menores, sobre el lento avance en la expropiación de cinco
•ninas alemanas contra las cuales se habían dictado resolucio-
lii'n ile expropiación. El ministro le manifestó que no estaba
Inhumado, pero que estudiaría el asunto21.
I n mayo la situación no presentaba variaciones y Wiley
Inhumaba al Departamento de Estado que el Presidente lo
•tfihlii invitadoa tomar el té junto con el Procurador General a
lln de discutir los asuntos relacionados con las firmas extranje-
l*it en Colombia. Dos meses después, el Procurador encontró
"h|n iones jurídicas a la ejecución de las resoluciones de expro-
Mliiilóir4. Wiley sostuvo una entrevista con Carlos Sanz de
‘tiiiihimaría, ministro de Hacienda, el cual, como si el gobierno
llllili il hubiera oído hablar del asunto, le solicitó una lista
ti liliili/ada de las firmas que la embajada consideraba que

' ' Wilev a SH, mayo 4 de 1945, 740.21 I2A RIV5-445. RG 59, NA.
’> Wiley a SH, abril 25 de 1945, 740.21 I 12 RP/4-2545, RG 59, NA.
‘I Wilev a SH. mayo 4 de 1945, 740.21112 RP/5-445 y julio 7 de 1945.
*u MICA RP/7-745, RG 59. NA.
1 54 Colombia Nazi

debían ser expropiadas. Sanz de Santamaría afirmó que la


única empresa vital para Colombia, cuya expropiación veía
difícil ante la ausencia de una firma norteamericana que loma­
ra su lugar, era el Instituto Behring de Terapéutica Experimen­
tal, Ltda., fabricante de sueros para ganado25.
Mas el Departamento de Estado no daba descanso al
desorientado Wiley: la Lista Proclamada se abolirá sólo en
aquellos países donde se cumpla con efectividad el programa
de eliminación de firmas del Eje y Colombia no está entre ellos,
reiteraba el mensaje26. Y el embajador volvía a la carga con el
mismo resultado. Lleras Camargo sostenía que el gobierno
había perdido las facultades de expropiación en tanto que
Wiley opinaba que la legislación de estado de beligerancia
daba plenos poderes al ejecutivo para expropiar firmas del Eje.
Escribía Wiley a Washington: «Sospecho que existe una re­
nuencia fundamental de la administración López a ejecutar el
programa de expropiación. De hecho, en una ocasión López
me dijo con toda sinceridad que los colombianos apreciaban a
la mayor parte de los alemanes radicados en el país. Habían
sido buenos ciudadanos, habían trabajado duro y al casarse
con colombianas habían ingresado a formar parte de familias
colombianas»27.
Simpatía por los alemanes o dificultades políticas o cierto
desgano en ceder a todas las exigencias del «Buen Vecino», el
hecho fue que el asunto se diluyó y desapareció de la corres­
pondencia entre la embajada y Washington en diciembre de
1946. Los laboratorios de drogas y productos químicos de
patente alemana no fueron adquiridos por la Sterling Products
Inc. de New Jersey, sino por el gobierno nacional. Entre ellos
se contaban la Química Schering, Merck Colombia S.A., Quí-

25. Ibídcm.
26. SI-: a Wiley, mayo 1 de 1945, 740.21 112 RP/4-2545, RG 59, NA
27. Wiley a ‘Si;, abril 25 de 1945, 740.21 I 12 RP/4-2545. RG 59. NA
El fideicomiso 155

mica Baver Weskott y Cía., el Instituto Behring y la Compañía


Colombiana de Máquinas Pfaff28.
Al menos eso fue lo que el ministro de Hacienda informó
al Congreso en 1948. Pero esas empresas no fueron administra­
das por el gobierno, y luego revirtieron a manos particulares.
La Lista Negra fue finalmente suprimida por el Presidente
I larry Truman el 9 de julio de 1946, más de un año después de
la capitulación de Alemania. La Lista Negra británica había
desaparecido el 8 de mayo por decisión de Su Majestad y
contra la voluntad del gobierno norteamericano que insistía en
prolongarla en razón de sus intereses.
Los Estados Unidos, sin embargo, no perdieron la espe­
ranza de lograr su propósito: «...El retirode la l.ista Proclama­
da no deberá ser interpretado como pérdida de interés en el
control de los Programas de Sustitución en los distintos países
ni como una última determinación en cuanto a los negocios del
Eje. Estos programas continuarán sobre la base de obligacio­
nes interamericanas y de la mejor conveniencia para cada país
americano»29.
Pese a que la l ista Negra no fue suprimida sino en julio de
1946 y a que antes de hacerlo el Departamento de Estado había
dejado en claro que su desaparición no significaba la pérdida
ile interés en las firmas, el gobierno colombiano ya había
expedido desde el 28 de febrero de ese año la Resolución 37
mediante la cual daba por terminada la administración fidu­
ciaria de las firmas del Eje.
Las demandas de nacionalescolombianos por perjuicios y
reparaciones de guerra, originadas, por ejemplo, en el hundi­
miento de los navios Resolute, Racimar y Ruby, obligaron al
gobierno a adoptar otras medidas con respecto a los bienesdel

2X. .losó María BernaI. Memoria de Hacienda. I94S (Bogotá: Imprenta


Banco de la República, sin lecha), p. 90.
29. S I: a los Representantes Diplomáticos de las Repúblicas America­
nas, junio 5 de 1946. 740.00112 A I W/0-546, RG 59. NA.
1 56 Colombia Nazi

Estado alemán y de sus súbditos y, por lo tanto, a prolongar el


régimen de administración fiduciaria hasta tanto se pagaran
las indemnizaciones y otros gastos ocasionados por la guerra.
Finalmente, en la administración del Presidente Guiller­
mo León Valencia, el gobierno devolvió un total de 16 millones
de pesos, si bien los bienes en fideicomiso se habían estimado
en 45 millones. El Banco de la República depositó el dinero en
el Banco de Bogotá, el cual efectuó los pagos30.
El recaudo por indemnizaciones de guerra ascendió a
$13.656.004, que fueron abonados a la Tesorería General de la
República. Una parte correspondía a las cuotas que los nacio­
nales del Eje debían pagar como reparaciones de guerra. El
saldo era el valor de las firmas que en un 100 por ciento
pasaron a ser propiedad del gobierno31.

30. I-.ntrevisia con Gustavo Hollinan Restrepo, noviembre 14 de 19X4


31. José María Pernal, Memoria de Hacienda. IV4X. pp. 89-90.
8. El banquero de Dios

E l 18 de junio de 1982 un hombre amaneció colgado del


puente Blackfriars sobre el Támesis. Tenía varios kilos de
piedras y pedazos de ladrillo en los bolsillos del traje y como
portaba un pasaporte falsificado, la policía londinense tardó
algunas horas en determinar que el muerto era Roberto Calvi.
1.1 banquero italiano había llegado a Londres sólo tres días
antes. Venía huyendo de las autoridades de su país y había
dejado en la quiebra el Banco Ambrosiano, que él presidía,
considerado el principal banco privado de la península.
Calvi desempeñaba además un cargo para el cual son muy
pocos los escogidos. Era el banquero del Vaticano, pero inevi­
tablemente se le conocía más como el banquero de Dios. El
banco del Vaticano, en cuyas ventanillas cambian el cheque del
sueldo los empleados de la Ciudad del Vaticano, se llama
Klituto per le Opere di Religione (Instituto para las obras
Religiosas), o simplemente IOR.
Valiéndose de la condición de asesor financiero del Vati­
cano, y contando con la confianza del arzobispo norteamerica­
no Paul C. Marcinkus, presidente del IOR, Calvi obtuvo prés­
tamos bancarios por más de 1.200 millones de dólares con el
Im de adquirir acciones del Ambrosiano y de otras institucio­
nes financieras e industriales en Italia y en el exterior. La
obligación de pagar los créditos quedó en cabeza de un puñado
ile compañías de papel creadas por Calvi en Panamá y en
I uxemburgo. «// signar Ambrosiano», como se le conocía, se
158 Colombia Nazi

ideó ciertas maniobras para que las acciones de esas compa­


ñías pertenecieran al Vaticano. Después de la quiebra, la Santa
Sede proclamó que desconocía los trucos de Calvi, pero de
todas formas tuvo que cubrir una parte no despreciable de la
deuda a los bancos prestamistas1.
La historia del antecesor de Calvi en el empleo de banque­
ro de Dios no es más edificante. En 1969 el siciliano Michele
Sindona fue ungido en esa posición por Paulo VI, que lo
conocía desde Milán, donde el prelado fue arzobispo y el
banquero jugaba a la bolsa. Sindona llegó adominar un banco
privado en Italia y luego trasladó sus ambiciones al otro lado
del Atlántico. Adquirió el control del Franklin National Bank
de Nueva York, vigésimo en tamaño en los Estados Unidos. En
1974 lo condujo a la quiebra fraudulenta, y en los años siguien­
tes fue encausado, fingió con la ayuda de la mafia que había
sido secuestrado, se le sentenció a una larga condena en una
prisión federal norteamericana y más tarde fue extraditado a
Italia12. Allí se le juzgó y condenó por ordenar el asesinato de un
abogado que actuaba como liquidador de su banco italiano.
En marzo de 1986, dos días después de dictada la sentencia
condenatoria, Sindona murió envenenado en su celda de pri­
sión. Las autoridades dictaminaron que se había suicidado.
Las pérdidas económicas sufridas por el Vaticano y el
escándalo en que se vio involucrado se debieron a la compla­
cencia negligente de Marcinkus, aunque otras personas em­
plean expresiones menos piadosas para referirse al presidente
del IOR. Y se debieron también a la extrema confianza que el
Vaticano deposita en los banqueros de Dios.

1. Gianf raneo Piazzesi y Sandra Bonfánti, 1.a Simia di Robalo Calvi


(Milano: Longancsi & C., 1983) pp. 21 1-12. 139-40. Traducción castellana
La historia del banquero Roba lo Calvi (Barcelona: Planeta, 1984).
2. Penny Lernoux, In Banks II’c Trust (Carden City, N.Y.: Anehoi
Press/Doubleday, 1984). pp. 179. 186-87. Ver también: Luigi DiFon/o,
Michele Sindona, el banquero de San Redro (Barcelona: Planeta. 1984).
El banquero de Dios 1 59

N o g a r a fu e e l p r i m e r o

Esa extrema confianza data de la época de Bernardino


Nogara, el primer asesor financiero de la Santa Sede y el más
antiguo antecesor de Sindona y Calvi. Nogara fue llamado por
Pío XI para administrar un fondo de unos 90 millones de
dólares correspondiente a las indemnizaciones pagadas por
Mussolini al Vaticano de acuerdo con el Tratado de Letra n de
1929, que zanjó la cuestión de la confiscación de las propieda­
des pontificias en Italia.
Desde 1929 hasta 1954, Nogara dirigió la Amministrazio-
nc Speciale del la Santa Sede, encargada de la administración
del patrimonio de la Iglesia. Lo hizo con carta blanca. A su
muerte en 195S, el cardenal neoyorquino Lrancis Spellman
acuñó el siguiente epitafio para el banquero: «Junto a Jesucris­
to lo más grande que le ha ocurrido a la Iglesia católica es
Bernardino Nogara»1.
Este personaje esquivo y taciturno realizó inversiones en
lodo el mundo, adquirió acciones en multitud de empresas
Italianas y cambió oro en lingotes por monedas de oro y
viceversa, sin que los Papas tuvieran conocimiento de las
transacciones. Sólo tenían fe en él34.
Lúe esa fe la que le permitió a Nogara valerse de sus
atribuciones en el Vaticano para intentar neutralizar los efec­
tos del bloqueo económico impuesto por las listas negras
británica v norteamericana en perjuicio de un banco franco-
italiano que él había ayudado a fundar y que operaba en Co­
lombia.
En 1911 Bernardino Nogara participó en la fundación del
Banco Francés e Italiano para la América del Sur, con sede

3. David A. Yaltop, In (íod's Ñame (New York: Bantam Books, 1985),


|i 102.
4. Niño Lo Bello. The Valican Empire (New York: Trident Press, 1968)
|!|t 2 I-22. 25-30. 71-72.
160 Colombia Nazi

social en París. Durante la segunda Guerra Mundial el banco


ingresó a la Lista Proclamada de los Estados Unidos y a la lista
similar promulgada por Inglaterra. Los accionistas de la casa
de crédito, que tenía sucursales en Argentina, Brasil, Chile,
Colombia y Uruguay, eran italianos y franceses, razón sufi­
ciente, en concepto de Washington y Londres, para merecer el
bloqueo. En Colombia el banco contaba entre sus clientes a
personas y firmas del Eje que tampoco pudieron escapara las
garras de la Lista Negra.
Desde mediados de 1940 todos los fondos franceses depo­
sitados en los Estados Unidos fueron congelados por orden
oficial. La sucursal colombiana del Banco Francés e Italiano
(llamado Banco Sudameris desde 1975) intentó posteriormen
te y a lo largo de varios meses que algo más de un cuarto de
millón de dólares consignados a su nombre en dos bancos de
Nueva York fueran liberados con el fin de destinarlos a la
apertura de una oficina en Manizales. La Cancillería colom
biana se puso de parte del banco y solicitó a la embajada en
Washington que intercediera ante el Departamento de Estado
para liberar el dinero. La embajada así lo hizo, y no sólo ante el
Departamento de Estado sino también ante el del Tesoro. Al
cabo de múltiples visitas y de continuos requerimientos de
Bogotá, ante la demora de las autoridades norteamericanas en
resolver favorablemente, el embajador Gabriel Turbay intuí
mó a la Cancillería que los funcionarios del Tesoro no habían
accedido al pedido, pues la transacción se traduciría en la
expansión de un banco cuyo capital pertenecía a países consi
derados hostiles a los Estados Unidos.
Los funcionarios del Tesoro, en cuyos escritorios reposa
ban mil quinientas solicitudes similares a la que el gobierna
colombiano coadyuvaba, no querían además tomar una dril
sión que pudiera invocarse como precedente. Y el representan
te diplomático colombiano consideraba que no sería discii'in
dar la impresión de un excesivo interés de parte de la Caín ill«
El banquero de Dios 161

ría en favor de una entidad privada no grata a los Estados


Unidos5.
A los pocos días de conocerse en Bogotá, enjuniode 1941,
la negativa del Departamento del Tesoro, se promulgó la
primera Lista Negra, que vino a hacer más difíciles los nego­
cios del Banco Francés e Italiano.
Menos de seis meses después, Nogara ejecutó una manio­
bra destinada a preparar el terreno para solicitar la exclusión
del Banco Francés e Italiano del elenco de firmas sometidas al
bloqueo. El principal accionista del banco era la Banca Com-
merciale Italiana, con el 60 por ciento. Nogara dispuso que
Profima S.A. Societé lmmobiliere et des Participations, una
firma de Lausana que actuaba como representante comercial
del Vaticano en Suiza, comprara la mitad de las acciones de la
Banca Commerciale en el Banco Francés e Italiano. De esta
manera el Vaticano, un Estado neutral e insospechado, pasó a
dominar el mismo porcentaje de acciones que poseía la Banca
( ommerciale Italiana, con la cual Profima firmó un convenio
i on el fin de que ninguna de las dos partes tomara decisiones
unilaterales6.
El convenio hacía pensar a los británicos que lo que
buscaba Nogara era hacer aparecer al Vaticano como propic­
ia l io del Banco Francés e Italiano para defender los derechos
de la Banca Commerciale Italiana y de la Banque de París et
des Pays Bas, titular de un 20 por ciento del capital, y que la
venia de las acciones tenía carácter transitorio7.

' Turbay a MREi, noviembre 29 de 1940. No. 1024; febrero 28 de 1941,


Nms 176 y 177; m ar/o 20 de 1941, No. 236; junio 10 de 1941, No. 415,
\MI0 . DE a Embajada de Colombia en Washington, junio 9 de 1940,
«liiM I ro/en Credits/1836, RG 59, NA.
fi Memorándum entregado al Ministerio de Hacienda, julio 19 de
l'H t ligura como anexo de: Lañe a DE, septiembre 20 de 1943,
Mil '1 113A / 109, RCi 59. NA.
7 K.V. Palin a Oscar Schachter, DE, febrero 3 de 1943. 840.51 Erozen
I fa llís/10352, RG 59. NA.
162 Colombia Nazi

El Ministerio de Guerra Económica de la Gran Bretaña


fue el primero en enterarse de la maniobra, el que la puso en
conocimiento de Washington con evidente desagrado y el que
la objetó, por la vía diplomática, ante el Vaticano, que dijo
desconocerla.
A comienzos de 1943 la embajada británica en Washing­
ton hizo saber al Departamento de Estado y al del Tesoro que
los representantes del Vaticano en Washington estaban solici­
tando que la sucursal del banco en Bogotá fuera borrada de la
Lista en cuanto la entidad era dominada por una compañía del
Vaticano. Además, informaba la embajada británica, el Nun­
cio papal en Bogotá había conferenciado con el Presidente y
con el Canciller colombianos para que ellos.se manifestaran en
idéntico sentido ante el gobierno de los Estados Unidos. El 8 de
enero, de acuerdo con los informantes británicos, Bernardino
Nogara, de la firma romana de abogados Nogara y Lento, se
comunicó con la dirección general del banco en Buenos Aires.
Nogara se identificó como residente de la Ciudad del Vaticano
y declaró que en su condición de apoderado general de Profi-
ma había nombrado a la firma Malagodi y Cavin como aboga­
dos suyos con plenos poderes para representar a la compañía
suiza en Argentina, Brasil y Chile8.
Las informaciones provenientes del Ministerio de Guerra
Económica de Gran Bretaña, llevaron al Departamento de
Estado a advertir a las misiones norteamericanas en Bogotá,
Buenos Aires, Montevideo, Santiago y Rio que el Departa
mentó no tenía intenciones de autorizar la exclusión del Banco
Francés e Italiano únicamente con fundamento en la adquisi
ción de acciones realizada por el Vaticano9. Adicionalmente, a

8. R.V. Palin a DF, marzo 20 de 1943, 840.51 Frozen C redits/10355


RG 59, NA.
9. D1-: a embajadas, abril 22 de 1943, 840.51 Frozen Credits/9'M')
PS/CR, RG 59, NA.
El banquero de Dios 163

11aves de su legación en Berna, el Departamento hizo conocer


mi punto de vista a la Santa Sede. Según la legación parecía que

Nogara «tenía un interés personal y sentimental en impedir la


liquidación del banco porque ha sido uno de sus directores
desde su fundación en 1911»10
El representante diplomático británico en Berna notificó
ni Secretario de Estado del Vaticano que Inglaterra no recono-
tlu como válida la transferencia de acciones. El Secretario,
Cardenal Luigi Maglione, respondió que la negociación se
lllibia efectuado sin su conocimiento y que de haberla conoci­
do no la habría aprobado, y agregó que no comprendía con
qué fundamento jurídico el gobierno británico se había intere-
Wilo en el asunto".
Para el gobierno británico la adquisición por parte de
pulses neutrales de acciones en firmas enemigas era aceptable
«Mt> si el pago se efectuaba, no a los vendedores, sino a una
menta bloqueada12. La única alternativa para lograr la exclu-
Mún de la Lista Negra consistía en liquidar el banco, como se
lll/o con la sucursal brasileña del Banco Erancés e Italiano
inua la América del Sur13.
fracasó, pues, el efecto que perseguía Bernardino Nogara
•un su maniobra. Y fracasaron las gestiones de Giovanni
iventi, gerente del Banco Francés e Italiano en Colombia,
pul salir de la Lista Negra. Serventi, que vivió en Colombia
MH'tlio siglo hasta su muerte en 1984, reconoció durante laI.

III. I egación de los E.U. en Berna a DE, mayo 3 de 1943,840.5 I Frozen


• (Mills/10285, RG 59, NA.
II I.egación de los E.U. en Berna a DE, abril 2 de 1943. 840.51 Frozen
I | h | i| s/9 9 4 9 PS/MR, RG 59, NA.
I.'. DE a Embajadas, abril 22 de 1943, 840.51 Frozen Credits/9949
I 1' i U, RCi 59, NA.
I I Memorándum entregado al Ministerio de Hacienda, julio 19 de
l'HI. Iigura como anexo de Lañe a DE, septiembre 20 de 1943,
'lo ' I II2A/109, RCi 59. NA.
164 Colombia Nazi

guerra que con él trabajaban en el banco algunos fascistas,


pero que no tenía atribuciones para destituirlos, cosa que poi
lo demás le parecía innecesaria. Reconoció también que antes
de ser intervenido, el banco realizó negocios a favor de perso­
nas incluidas en la Lista Negra, hasta que la junta y el auditor
nombrados por el gobierno vetaron esos negocios. El nombic
de Serventi no fue retirado de la Lista. De nada valieron sus
solicitudes y visitas a la embajada norteamericana, ni su paren
tesco con el hermano del Presidente, Miguel López Pumarejo,
de quien era cuñado14.

14. L a ñ e a D L , s e p t i e m b r e 2 0 d e 1 9 4 3 , 7 4 0 . 2 1 1 I 2 A / 1 0 9 , R G 5 9 , N A
9. La Scadta: peligro para el Canal

El 5 de diciembre de 1919 se constituyó en Barranquilla la


Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (Scadta)
con un capital de 100.000 pesos aportado por sus socios funda­
dores Alberto Tietjen, Ernesto Cortissoz, Rafael Palacios,
Werner Krammer, Stuart Hosie, Jacobo Correa y Aristides
Noguera. Muy pronto se sumaron a la empresa de sobrevolar
el territorio colombiano otros capitalistas como Adolf Held,
Iandador del Banco Alemán Antioqueño, y Luis Gieseken,
quienes financiaron la traída de los primeros aviones Junkers
importados de Europa. A ellos les siguieron técnicos y pilotos
lilcmanes residenciados en Colombia. La mayoría eran ex­
combatientes de la primera Guerra Mundial, como el autor del
libro Una historia con alas, coronel Herbert Boy, condecorado
por el Presidente Olaya Herrera con la Cruz de Boyacá por su
lictuación en la guerra contra el Perú.
Empero, Peter Paul von Bauer fue desde el principio la
espina dorsal de la Scadta y el promotor principal de la expan­
sión de sus rutas a lo largo y ancho del país. Posiblemente por
ese motivo v porque era hombre adinerado, muy pronto se
convirtió en el principal accionista. Von Bauer, geógrafo,
naturalista v filósofo, había llegado a Colombia en 1911 con
lina expedición científica que se internó en el Amazonas. Por
su participación en la expedición fue nombrado miembro
vitalicio de la Real Sociedad Geográfica de Londres. Viajó a
Austria donde quiso ejercer alguna de sus profesiones, pero la
1 66 Colombia Nazi

inestabilidad política de su país de origen lo decidió a probar


suerte como agente viajero de algunas compañías europeas en
América del Sur. Finalmente se estableció en Barranquilla en
1920.
Otros alemanes residenciados en el país acogieron con
entusiasmo la idea de apoyar la primera línea aérea latinoame ­
ricana. Alberto Tietjen, socio fundador, se ocupó de la parte
administrativa; Guillermo Schnurbusch se hizo cargo del man
tenimiento técnico de la flotilla de aviones; Hermann Kuelil
desarrolló los trabajos aerofotográficos que permitieron tra­
zar las rutas.
No obstante la organización interna de la Scadta, las
dificultades económicas se presentaron con más frecuencia de
lo que sus fundadores estaban en capacidad de subsanar. I I
endeudamiento llegó al extremo de forzar a Von Bauer a
pignorar su paquete de acciones de la Scadta a la Pan Amen
can Airways a cambio de un crédito suficiente que permitiera a
la compañía continuar sus operaciones1.
En 1928 y 1929 la Scadta había ampliado sus servicios a
Ecuador, Venezuela y Panamá, pero las nuevas rutas no pro
dujeron los ingresos necesarios para cubrir los gastos. I a
compañía entró en una situación fiscal «muy débil y peligro
sa». En búsqueda de capital, Von Bauer viajó a Nueva York y
alcanzó a obtener la promesa de algunos banqueros que esta
ban dispuestos a financiar a la Scadta. La suerte no loacompa
ñó ya que poco después sobrevino el «viernes negro» en la
bolsa de Nueva York, con la subsiguiente quiebra bancaria y el
comienzo de la Depresión.
Para hacer aún más grave la situación, la Pan American
Airways quería competir con la Scadta. Von Bauer considció
que esa intención de la compañía más grande de las Américas

1. Herbcrl Hoy, Una historia con alus (Madrid: Ediciones Ciliada riani.t
1955). pp. 61, 101, 147.
La Scadta: peligro para el canal 167

planteaba 3 caminos. Si la Scadta competía con la Pan Ameri­


tan entraría en quiebra casi segura en menos de un año. Si
vendía a la Pan American sus acciones, ello implicaría el retiro
tic Von Bauer. Este determinó entonces aceptar las condiciones
impuestas por la PAA, que implicaban la venta de la mayoría
ilc las acciones, pero sin que la Scadta perdiera su autonomía.
Se llegó a un acuerdo que fue def inido unas veces como
«nodación, otras como sindicato y otras más como «pool».
Von Bauer aportó a la asociación el 50 por ciento de las
«liciones que poseía en la Scadta, y la PAA el equivalente en
«liciones propias. Von Bauer quedó como poseedor de las
(liciones y la PAA como propietaria. La Pan American se
obligó a no competir con la Scadta, y la aerolínea colombiana
« mi vez suspendió las operaciones a otros países. Como admi-
tiltlrudor de la asociación, sindicato o «pool» fue nombrado
Von Bauer.
La Pan American exigió que el convenio fuera reservado.
Lomo garantía de que Von Bauer guardaría el secreto, sus
«telones quedaron comprometidas y, si violaba la reserva,
lindería su aporte. Sólo conocían el pacto unas pocas perso­
nan, entre las cuales no se contaban ni siquiera los principales
«tlltunistradores de la Scadta, que eran compatriotas y colegas
di1Von Bauer.

I'in las b u e n a s o p o r la s m a la s

Pero no fueron las dificultades económicas las únicas que


dibió afrontar Von Bauer. También las tuvo, y más graves, en
►I plano político. El coronel Boy da cuenta de esas tribulacio-
W»nl tiempo que narra cómo llegó él a tener conocimiento del

1 Acia 154. diciembre 4 de 1939, junta administrativa de la Scadta,


•"líos 110-43, Tomo 1942-2, Secretaría General y Privada, Presidencia de la
• l|itlltlua, caja No. 491. APR.
1 68 Colombia Nazi

acuerdo entre Von Bauer y Juan Trippe, presidente de lii


aerolínea norteamericana:

Yo había vuelto a Alemania en virtud de un llam;i


miento que el gobierno del Reich me hizo por medio de !;i
Legación Alemana en Bogotá a fin de que me presentam
para arreglar mi situación militar en el término de la
distancia. Al llegar a Berlín, los altos funcionarios del
Ministerio [de Aviación] me informaron que el gobierno
alemán tenía el deseo de adquirir la mayoría de las
acciones de la Scadta y en consecuencia me encargaba a
mí de notificar de tales pretensiones al doctor Von Bauer,
a la sazón en su castillo de Austria. Me trasladé inmedia
tamente a Klagenfurth (sic) y sostuve una larga conversa
ción con el antiguo director de la Scadta. Le expliqué que
el Ministerio de Aviación de Alemania no veía con buo
nos ojos que una empresa de aviación en Colombia, cuyo '
accionista mayoritario era ahora ciudadano alemán, peí
maneciera ajena a su control. Le repetí textualmente ln i
frase que me habían dicho los funcionarios del
Ministerio:
Si el doctor Von Bauer no accede a nuestros deseos,
tendremos que hablar fraktur.
Este término era frecuentemente empleado por I lil
ler, y carece de traducción precisa en castellano, pao
significa más o menos el conversar con alguien por Lio
buenas o por las malas, castigándole en caso de que su
confesión no satisfaga las exigencias de quien la solicita
Tengo que advertir que yo entonces estaba plena
mente convencido de que Von Bauer disponía libremenli'
de la mayoría de las acciones de la Scadta, pues ¡gnorahii
los términos del pacto de caballeros que éste había conve
nido con el gerente de la Pan American Airways unos
cuantos años atrás. Por eso no le oculté a Von Bauer mi
preocupación por las medidas que el gobierno alemán
La Scadta: peligro para el cana! 169

parecía decidido a tomar contra él si no ponía a su


disposición el paquete de sus acciones de la Scadta. Von
Bauer tenía posesiones en Austria que le eran muy queri­
das, como su castillo de Klagenfurth (¿7c), y ellas estaban
ahora en territorios de Alemania [...]
Von Bauer luchaba en su interior por hallar una
solución al problema que yo no conocía en sus términos
exactos, puesto que ignoraba su pacto secreto con Trip-
pe. Consideraba Von Bauer que el pacto de caballeros lo
comprometía con la Pan American Airways, y, por lo
tanto, aunque en apariencia él fuera dueño de la mayoría
de las acciones de la Scadta, en realidad éstas estaban
pignoradas a la compañía americana... No podía, pues,
en el caso de que se hubiera visto obligado a hacerlo,
entregar al gobierno alemán unas acciones sobre las cua­
les existían un pacto y un compromiso anteriores. El
asunto se complicaba porque nadie en Colombia, fuera
del ex-presidente Olaya Herrera, y nadie en los Estados
Unidos, fuera del señor Kellog [ex-subsecretario de Esta­
do] y el señor Trippe, tenían conocimiento exacto de esta
situación.
En síntesis, me dio la comisión de manifestar a los
funcionarios del Ministerio de Aviación de Berlín que sus
compromisos como accionista de una compañía colom­
biana le impedían por el momento dar una respuesta
concreta a las solicitudes del gobierno alemán. Lo que
por el momento necesitaba Von Bauerera ganar tiempo y
salir de Europa lo más pronto posible3.

Ambos,Boyy Von Bauer, pordistinto camino ycadacual


mino pudo, salieron de la Alemania nazi y regresaron a Co-
lumbia, donde ya comenzaban a sentirse las presiones del

3. Herbcrt Boy, Una historia con alas. pp. 238-41.


170 Colombia Nazi

Departamento de Estado norteamericano para que el gobierno


colombiano accediera a la desalemanización de las compañías
aéreas Scadta, Saco y Arco.
Pero remontémonos un par de años atrás, a 1938, cuando
bajo la primera administración del Presidente Alfonso López
Pumarejo se promulgó la ley 89, por medio de la cual se
nacionalizaban las compañías de aviación. La ley exigía que el
51 por ciento del capital de tales empresas debía estar en manos
de socios colombianos. Von Bauer, a quien la decisión oficial
de nacionalizar la empresa le caía del cielo, logró que Trippc,
presidente de la Pan American, estuviera de acuerdo con la
nacionalización de la Scadta. Para cumplir con los requisitos
de la ley el socio mayoritario de la Scadta debía ser colombia­
no, de manera que la nacionalización de Von Bauer tomó un
carácter urgente v a principios de 1939 el Presidente Eduardo
Santos le otorgó la ciudadanía colombiana en virtud de una
cláusula de la ley 89 que autorizaba al ejecutivo a concederla
casi automáticamente a quienes hubieran prestado servicios
eminentes a la República; y el director de la Scadta había
combatido exitosamente en la guerra contra el Perú.
Asi, el problema aparentemente se resolvía ya que, según
interpretación de Santos, si el accionista mayoritario de la
empresa era colombiano, la Scadta también lo era. Con lo que
no contaba el Presidente era con las eficaces presiones del
«Buen Vecino» para que Colombia eliminara, sin excepciones,
la influencia alemana de la aviación nacional. El Presídeme
Santos vio la salida al problema en la fusión de la Scadta con Li
Saco. La Saco, también conformada por personal alemán, se
hallaba en serias dificultades económicas, con el agravante de
que el 75 por ciento del capital pertenecía al gobierno colom
biano. Al decidir la fusión de las dos aerolíneas, el propósito de
Santos no era otro que salvar la inversión del gobierno v
legitimar la nacionalización de la Scadta.
Tampoco contaba Santos con el hecho de que la mayoil»
de las acciones de la aerolínea no era de Von Bauer, sino que
La Scadta: peligro para el canaI 171

éste las había pignorado a la Pan American Airways. Lo


ignoraba, porque ni Olaya Herrera ni el propio Von Bauer se
lo habían informado. Esa realidad desconocida produjo un
fuerte disgusto al Presidente, especialmente porque todas las
gestiones para la nacionalización de la Scadta y su fusión con
la Saco las había planeado ignorando el pacto secreto entre
Von Bauer y Trippe.
De conformidad con el embajador Braden, la ley 89 se
había aprobado debido a la presión ejercida sobre el primer
gobierno de López Pumarejo por Von Bauer, Boy, Schnur-
busch y Kuehl, puesto que su interés era evitar que el gobierno
del Reich o Lufthansa se apoderaran de sus acciones en la
Scadta4.
Para completar el disgusto del Presidente Santos, la na­
cionalización de Von Bauer, en lugar de facilitarle las cosas al
gobierno, se las hizo más difíciles. Efectivamente, el Departa­
mento de Estado, meses después, pretendió que el gobierno
colombiano revocara la nacionalización de Von Bauer a fin de
expropiarle sus acciones.
De momento, las exigencias para la desalemanización
total de la aviación comercial colombiana no menguaban. Al
tiempo que el embajador Braden urgía la remoción del perso­
nal alemán de la línea aérea en aras de la seguridad del Canal,
la Panamerican hizo saber al Presidente que reclamaba para sí
el derecho de voto que le concedía el paquete de acciones que
desde 1930 Von Bauer había depositado en un banco como
garantía del «pacto de caballeros» mediante el cual la empresa
disponía de crédito y dinero5.
En enero de 1940 la Pan American Airways anunció que
«sumiría la administración de la Scadta y que comenzaría a

•4. Braden a DL, marzo 20 de 1940, 821 .OON/55, RG 59, NA.


5. Herberl Boy, Una historia con alas, pp. 244-245; Stetson Comí y
I t v i o n Fairchild, The I ramework oj Hetnispherc De/ense (Washington D.C.:
ll S, Government Printing Office, 1960), pp. 241-43.
1 72 Colombia Nazi

sustituir el personal alemán, inclusive antes de llegar a un


acuerdo con el gobierno colombiano. El Presidente Santos
reaccionó categóricamente al comunicado de la Pan Ameri­
can, exigiendo que antes de proceder a asumir la administra­
ción debía definirse la participación del gobierno colombiano,
por lo menos en el 51 por ciento de las acciones. Santos
deseaba que la Scadta fusionada con la Saco conformaran una
compañía de aviación que fuera mayoritariamente colombia­
na. No podía permitir que la única aerolínea que operaba en el
país estuviera totalmente en manos extranjeras.
Así surgió Avianca, no sin antes salvar otros obstáculos
que interpuso la compañía norteamericana. Juan Trippe y
Thomas Morgan de la Pan American —presionados por el
Departamento de Estado— se negaban a permitir la entrada
del gobierno colombiano a la nueva empresa, a menos que este
accediera a prescindir de los servicios de los alemanes, técnicos
y pilotos de la Scadta y la Saco. Igualmente exigían al Presiden­
te Santos que después de la eliminación de la influencia alema­
na, Avianca habría de quedar bajo el control de la Pan Ameri­
can por un período transitorio, durante el cual se vigilaría el
despido efectivo de los alemanes. Para el Departamento de
Estado, la seguridad del Canal estaba por encima de la política
del Buen Vecino, y la prevención de un posible ataque aéreo de
los pilotos alemanes en Colombia era elemento imprescindible
en los planes de defensa de Cordell Hull6.
Sin embargo, el Presidente Santos, que estimaba sincera
mente a los antiguos miembros de la colonia alemana funda
dores de la Scadta y la Saco, se opuso a su despido inmediato
de las dos compañías, pero prometió que si los Estados Unidos
entraban a la guerra, quince minutos después él ordenaría el
retiro de los pilotos alemanes, eso sí, bajo el entendimiento de

6. I'oreiftn Relativas of the United States, 1940. (Washington D.C.: I I.S


Government Printing Office, l% l). V, pp. 723 y ss.
La Scadta: peligro para el cana! 173

que la Pan American los sustituiría por norteamericanos, para


evitar la paralización de la empresa.
De nada sirvieron negativas ni promesas. El Departamen­
to de Estado a través de la Pan American arrancó al Presidente
la aprobación de despido de los héroes de la guerra contra el
Perú a cambio de adquirir el 51 por ciento de las acciones de
Avianca. Uno por uno los pioneros de la aviación colombiana
abandonaron sus aviones o dejaron sus escritorios. Von Bauer
se fue a vivir a Chile donde, por segunda vez, fue incluido en la
Pista Negra; Kuehl adquirió una finca en la costa colombiana;
Tietjen fue primero internado en Fusagasugá y después se
interesó en negocios particulares; Herbert Boy renunció a su
cargo de jefe de operaciones y se dédicó al igual que Schnur-
busch y el resto de ellos —varios nacionalizados— a esperar a
que pasara la guerra y a que el Departamento de Estado
eliminara sus nombres de la sombría Lista Proclamada7.
Finalmente, la creación de Aerovías Nacionales de Co­
lombia —Avianca— se concretó el 14 de junio de 1940, cuando
Pan American Airways anunció oficialmente que Avianca
quedaba conformada por la Scadta y la Saco y que el gobierno
colombiano recibía el control de la compañía y la opción para
comprar la mayoría de las acciones. Pan American se reducía a
un papel de socia minoritaria, pero conservaba la organización
in nica8.
Aún así, el Departamento de Estado no recuperó la cal­
ina: temía que el personal alemán despedido de Avianca se
lengiupara de nuevo en Arco (Aerovías Remales Colombia­
nas) fundada por Hans Eloffman, antiguo piloto de la Scadta
que había renunciado a la compañía por diferencias con Von
Mniier. Hoffman, nacionalizado en Colombia, buen amigo del
Pnsidente Santos, casado con colombiana, constituyó la so-

/. Herbert Boy, Una historia con alas, p. 247-4K.


N New York Times, junio 12 de 1940.
174 Colombia Nazi

ciedad Arco con su suegro, que le suministró el dinero para


operar la línea.
Para prevenir cualquier intento de reorganización de los
pilotos alemanes, el embajador Braden pidió a Washington
que prohibiera la venta de aviones y repuestos a firmas o
individuos en Colombia sin previa aprobación de la embajada,
Y con el fin de suprimir definitivamente las presiones del
Departamento de Estado, Avianca compró y absorbió a Arco,
La negociación final se firmó el 26 de abril de 19419.
Las cosas no resultaron como el Presidente Santos las
había deseado ni tampoco como el Departamento de Estado
las había ofrecido. Los escasos fondos del erario público co­
lombiano no permitieron la transacción. En febrero de 1944,
las acciones de Avianca aún estaban distribuidas así:

Pan American 64%


Gobierno colombiano 6%
Von Bauer 10%
Otros colombianos 20%

Entonces, el abogado Martín del Corral, represéntame


del gobierno en la junta directiva de la Saco, realizó para la Pan
American un estudio de la situación. Según Del Corral, la
presencia de Von Bauer en Avianca era suficiente para asegurat
el retorno de otros alemanes a la aerolínea. Por tal razón, el
abogado sugería que, para garantizar los intereses de los Esta
dos Unidos y de Colombia, se obligara a Von Bauer a vendei
sus acciones; en caso de que opusiera resistencia, debía revo
cúrsele la nacionalidad. Del Corral indicaba que si la embajada
norteamericana sugería tal solución, el gobierno colombiana
tomaría las medidas en esa dirección. De hecho, si Von Batid

9. Foreign Relations o f ¡he United Suites. !94t) V, pp. 723 y ss.


La Scadta: peligro para el canal 175

perdía la ciudadanía, sus bienes entrarían inmediatamente al


fideicomiso101.
El gobierno colombiano no revocó la nacionalidad de Von
liauer. La Pan American Airways conservó por muchos años
algunas acciones en Avianca. Y el Departamento de Guerra
pagó a la aerolínea norteamericana cerca de un millón de
dólares por la desalemanización de Avianca11.

10. Lañe a SEL febrero 25 de 1944, 740.21 112A/516, RG 59, NA.


11. Conn y Fairchild, The Iiam euvrk oj' Llcnuspliere Defense. p. 242.
10. La guerra de la propaganda

Las restricciones económicas derivadas de la Lista Negra


lio fueron suficientes. Era necesario coartar con igual eficien­
cia las actividades políticas: la difusión ideológica nazi-
lascista, la organización del partido nacional socialista, las
alianzas entre súbditos del Eje y simpatizantes colombianos,
las conjuras de inspiración totalitaria; en síntesis, cualquier
actitud o conducta que el Departamento de Estado considéra­
la contraria a los intereses políticos del hemisferio occidental y
de los Estados Unidos, en particular.
En esa área las exigencias escritas y verbales al gobierno
culombiano por parte del Departamento de Estado a través de
Mi embajada en Bogotá hacían parte de la cotidianidad, inclu-
iive desde 1940, cuando los Estados Unidos declaraban públi-
Citmente su neutralidad.
A partir de ese año, Colombia fue escenario donde los
bandos, el nazi-fascista con ayuda de la Falange española y el
de los Estados Unidos con la cooperación de Gran Bretaña,
compitieron en materia de proselitismo y espionaje. El gobier­
no colombiano, hasta 1941, no intervino a favor de ninguno de
los dos. De un lado, porque el Presidente Santos personalmen­
te apreciaba la contribución económica y social de la colonia
alemana en el país; de otro, porque la dependencia de Colom­
bia respecto del «Buen Vecino» creaba ataduras insuperables.
Uno de los primeros combates se libró en el terreno de la
divulgación ideológica. Las acusaciones de la embajada ñor-
178 Colombia Nazi

teamcricana contra la legación alemana y de ésta contra aque­


lla corrían parejas con las protestas de ambas misiones diplo­
máticas ante el gobierno colombiano que no quería intervenir.
I.a correspondencia que diariamente llegaba til Ministerio
de Relaciones Exteriores y a la Presidencia de la República
cubría desde reclamos por la proyección de películas hasta
quejas por la infiltración de la ideología nazi en el ejército
colombiano.
En enero de 1940, el ministro alemán Wolfgang Dittler
envió su protesta al Canciller I ópez de Mesa por la exhibición
de la película Después de Mein Kampf... Mis crímenes, por
Adolfo lliilcr, cinta francesa que Dittler consideró hostil a su
país y para la cual pidió censura1.
Notas de esta índole abundaron en la correspondencia de
la legación con la Cancillería.
Por su parte, la legación Británica encontró ofensivo el
hecho de que un abogado del Ministerio de Minas, de apellido
Navia Cajiao, abucheara las escenas de alguna película donde
aparecía Winston Churchill. «Creo que este doctor vive en la
misma pensión que el doctor Guillermo Ecón Videncia v no
hay duda de que este caballero, | Cajiao] ha adquirido sus ideas
nazis», agregaba indignado el ministro inglés12.
La respuesta de la Cancillería no iba más allá de transcri­
bir los reclamos a la jefatura de policía3.
En mayo, de nuevo el ministro Dittler urgió al Canciller
para que frenara las «publicaciones absolutamente falsas e
inconvenientes que vienen haciendo los órganos periodísticos
del país, en relación con la existencia de una supuesta «Quinta
Columna», que no es otra cosa que una fantástica invención de

1. Dittler a López de Mesa, enero 20 de 1940, folio 5, anotado en el No.


95, sección S, AMRL.
2. Legación Británica en Bogotá a Alberto González Fernández, MRL.
octubre 30 de 1940. AMRL.
3. MRL a Policía Nacional. P.G. Pol. V 7/XI, AMRL.
La guerra Je la propaganda 179

quienes están dispuestos a atentar contra las buenas relaciones


entre nuestros dos países». A manera de prueba irrefutable de
la inexistencia de la «Quinta Columna», Dittler citaba el decre­
to del 30 de marzo de 1930 en el cual Adolf Hitler prescribía
dos mandamientos para los alemanes en el exterior: « 1) Obede­
ce las leyes del país del cual eres huésped; 2) La política interior
de un país extranjero no debe interesarte. Nunca te mezcles en
ella aun en conversaciones. La guerra actual no ha modificado
estos mandatos del Führer», concluía el ministro alemán4.
Sin embargo, en julio de 1940, el embajador Spruille
Braden, en extenso informe al Departamento de Estado, insis­
tía en la «bien organizada red de nazis que opera en Colom­
bia». Repetía que el partido nazi mantenía apretados nexos
con la legación Alemana en Bogotá. «La propaganda se hace a
gran escala y hay mucho proselitismo entre los colombianos,
en especial dentro del ejército. Es imposible diferenciar entre
las actividades de la Legación, los consulados alemanes y el
partido nazi», aseveraba Braden5.
El informe hacía cargos más graves como que el ministro
Dittler actuaba bajo la vigilancia de Jurgen Schlubach, para­
dójicamente representante de la compañía petrolera nortea­
mericana Penn/oil y presunto agente de la Gestapo, con escri­
torio propio en las instalaciones de la legación. La embajada
aseguraba que la red nazi tenía agentes estratégicamente ubi­
cados en cargos claves que iban desde las oficinas del gobierno
hasta las casas de mala reputación. Braden persistía en la idea
de que la Bayer, la Casa Helda y la Fábrica de Máquinas de
Coser Pfaff servían de centros de distribución de propaganda
nazi en el país6.
Pero si las fuentes del embajador describían el escenario
como infestado de simpatizantes de la causa totalitaria, las

4. Dittler a MRL. muyo 22 de 1940, AMRL.


5. Braden a SL, agosto 10 de 1940, 821.105/95, RG 59. NA.
6. I b íd e m .
18 0 Colombia Nazi

manifestaciones públicas contra la presencia del Eje parecían


demostrar lo contrario. El 10 de junio de 1940, fecha en quf
Italia entró a la guerra, fue un día particularmente agitad#
para las colonias alemana e italiana en Bogotá. El ministro
Dittler protestó por esa causa ante el Canciller Lópezde Mcmii
«Después de haber desfilado por cuarta vez por la carrera 7ii
en la cual ya habían apedreado las ventanas de la Legación, ho
dejó pasar [a] las (sic) manifestantes todavía una quinta vez,ni
la cual repitieron sus actos de violencia. Además de estos acto*
de agresión contra la Legación, los manifestantes dañaron mu
chos almacenes pertenecientes a ciudadanos alemanes causan
do graves perjuicios, sin que la policía hubiera mostrado sufi
cíente energía para impedir la c.omisión de esos actos alvajes»’,
Algunos días después, el Ministerio de Relaciones Exte­
riores recibió, con precisión germana, la nota de cobro v el
inventario de los daños y perjuicios causados por los manilev
tantes, tanto a la Legación como a otras propiedades de alema
nesK.
Dittler insistió en la indemnización para todos los negó*
cios perjudicados por los manifestantes, pero el ministro Ló­
pez de Mesa se negó a reconocerla, aunque naturalmente
deploró y condenó los hechos del 10 de junio y aceptó repara»
los daños causados por los revoltosos a las instalaciones de la
legación9.

L a q u in t a c o lu m n a

¿Existió realmente la Quinta Columna nazi en Colombia?


Los rumores, los informantes y el embajador Braden, quien

7. Dittler a López de Mesa, junio I 1 de 1940, AMRE.


8. Dittler a López de Mesa, junio 24 de 1940, AMRE.
9. Ibídem .
La guerra de la propaganda 181

ni upó el cargo hasta marzo de 1942, afirmaron que sí; que en


t nlombia se fraguaba un golpe de Estado de inspiración nazi
mui el fin inmediato de derrocar el gobierno liberal y estable-

H'i uno conservador; y después recuperar el Canal de Panamá


l»iiia Colombia o para Alemania, según diferentes versiones.
I acuerdo con Braden, había una alianza tácita entre el par-
Itilo Nacional Socialista y el partido Conservador, o por lo
lucilos, la fracción orientada por Laurano Gómez.
Para el Presidente Santos y el ministro Dittlcr el asunto no
(timaba de habladurías de mentes calenturientas; sin embargo,
iiflginó abundante correspondencia entre los interesados, e
Inclusive dio pie a frecuentes titulares en la prensa local y
mu leamericana.
En mayo de 1940, Dittler protestó vehementemente por la
iimsación del periódico liberal 1.a Razón tpie tildaba a los
empleados de la legación de «quintacolumnistas»101.
El propio New York Times hizo eco a la noticia: «Los
Nii/i s en Colombia toman posiciones más intrépidas». En el
ntibtitulo anunciaba la aparición de un nuevo periódico pro-
i i í i / i en Bogotá". Noticia más bien premonitoria, puesto que
lile sólo tres meses después, en septiembre de 1940, que los
bogotanos vieron el primer número de I.a Nueva Colombia.
I lectivamente, sus páginas no escatimaban elogios para Eran-
iii , llitler y Mussolini, con despliegue fotográfico en poses
i físicas12.
Ese mismo mes, el New York Herald Tribune lanzaba el
siguiente titular: «Colombia pone en peligro la democracia
meando los ojos a la amenaza nazi». El texto informaba que,
*1 bien los colombianos eran amigos sinceros de los Estados
Buidos, no aceptaban la existencia de la Quinta Columna.
•4 ticen que es producto de una imaginación romántica»,escri­

to. Di11 ler a López de Mesa, mayo 25 de 1940, AMRh.


11. The New York limes, junio 23 de 1940.
12. I.a Nueva Colombia. No. I. septiembre de 1940. AMRL.
182 Colombia Nazi

bió el corresponsal del Heraki Tribune de regreso a Nueva


York13.
Por su parte, Laureano Gómez desde El Siglo ridiculizaba
la historia de la Quinta Columna y alegaba que el peligro real
radicaba en los Estados Unidos «verdadera amenaza para la
soberanía nacional»14.
La guerra de información había sido declarada. Braden,
convencido de la vulnerabilidad del Canal de Panamá y del
avance de la ideología nazi, urgía a las firmas norteamericanas
a que retiraran sus anuncios de publicaciones anti-americanas
o pro-nazis y a que anunciaran en periódicos amigos15. Inclusí
ve intervino para que la publicidad se destinara a Estampa y
Esfera, semanarios pro-norteamericanos fervientes...16.
El otro bando no sólo negaba toda actividad, sino tañí
bien la existencia de una organización activa y beligerante. I I
Presidente Santos lo creía y garantizaba personalmente !;i
idoneidad de los viejos alemanes venidos a Colombia hacia
muchos años, con lazos afectivos y familiares sólidos17.
Así lo sostuvo hasta finales de 1940, cuando el embajadoi
Braden informó a Cordell Hull, su superior en Washington,
que la situación había cambiado y que ahora había consenso
en la prensa nacional de que la existencia de la Quinta Coluni
na era un hecho indiscutible.
De acuerdo con Braden, El Tiempo —que antes pedía
mesura en el tratamiento del problema—, /;/ Lib e ra l \ I I
Espectador no sólo comenzaron a publicar los casos de alema
nes y colombianos arrestados por distribuir propaganda na/i,

13. New York Herald Tribune, septiembre 16 ríe 1940.


14. Keith.a SE, mayo 31 de 1940, 821 OON/63, RG 59, NA.
15. Braden a SE, agosto 17 de 1940. 821.00N/I37, RG 59, NA.
16. Braden a SE, septiembre 2 de 1940, 821.917/4, RG 59, NA.
17. Foreign Retaiions of ¡he United States, 1940, (Washington, E>.(
U.S. Government Printing Office, 1961), V, p. 69.
La guerra de la propaganda 183

«ino que editorializaron sobre la existencia de la Quinta Co­


lumna en Colombia.
El siguiente episodio dejó entrever que también el Presi­
dente Santos comenzaba a modificar sus opiniones. En no­
viembre de ese año remitió al ministro López de Mesa un
Informe sobre actividades nazis elaborado por el Jefe de Inves­
tigaciones de la Policía Nacional, Arturo Vallejo Sánchez. El
Intorme, de 6 páginas tamaño oficio, describía las actividades
de 30 personas, entre colombianos, alemanes e italianos, sos­
pechosos de simpatizar con el Eje. En la nota remisoria, el
Presidente Santos escribió al ministro López de Mesa, que se
hallaba enfermo:

Mi querido Ministro:
Te incluyo, con la esperanza de que no te haga subir
la fiebre, un informe de la Policía sobre actividades nazis
en Medellín. Aun cuando creo que hay un poco de litera­
tura también creo que hay algo de cierto [...]
Que te mejores pronto. Tuyo afectísimo...
Eduardo18.

Pero una noticia de esa naturaleza ciertamente no hubiera


rmpeorado la salud del ministro. Por el contrario, según la
opinión de la Oficina del Coordinador de Información, antece­
sora de la OSS, habría ayudado a su recuperación: «El doctor
I tiis López de Mesa, ministro de Relaciones Exteriores repeti-
ilumente ha tomado decisiones a favor de los nazis en Colom-
Itla...», señalaba el informe de este organismo, precursor de la
CIA, al Departamento de Estado19.

18. Vallejo Sánchez a Santos, noviembre 20 de 1940, AMRE. I.a nota


tlinisoria está fechada el 22 de noviembre de 1940.
19. Coordinator of Information, R & A Report 156, diciembre 1 de
1941. microfilm. RG 59, NA.
1 84 Colombia Nazi

Una serie de artículos del periodista Russell Porter del


New York Times, donde denunciaba la subversión nazi en
Colombia, corroboró el cambio de actitud que ocurrió a fina­
les de 1940. El Presidente Santos le manifestó al embajador
Braden acerca de las crónicas de Porter: «Por supuesto, son
ciertas pero hubiera sido mejor no publicarlas»20.
También el ministro de Guerra, José Joaquín Castro
Martínez, admitió la existencia de la Quinta Columna. Asi
narró Braden a Cordell Hull los secretos de gobierno confia­
dos a él durante una reunión social:

La noche del 22 de noviembre se ofreció una comida


en honor de los oficiales militares norteamericanos en
Colombia v de mi persona por el jefe del Estado Mayor,
Allí tuve la ocasión de preguntar al ministro de Guerra
por qué su colega de gabinete |ministro de Gobierno|
había declarado ante el Senado que los nazis no tenían
organización militar, cuando todos sabemos que si la
tienen. El ministro de Guerra respondió: «Esta interpela
ción del Senado coloca al gobierno en una difícil posi
ción, ya que debemos suministrar suficiente información
para demostrar que sí existe una Quinta Columna, y al
mismo tiempo queremos dar la menor información posi­
ble puesto que indudablemente algunos conservadores
están a la expectativa de saber cuánto sabemos nosotros,
Por esa razón, el Presidente decidió que fuera el ministro
de Gobierno y no yo, quien respondiera a nombre de la
administración, pese a que yo conozco mucho mejor el
asunto. De hecho, el Presidente definió su política ante
nosotros citando el.viejo adagio «yo no creo en brujas,
pero que las hay, las hay»21.

20. Braden a SI-, diciembre 4 de 1940, 800.20221/5. RC¡ 59. NA.


21. Ihidem.
La guerra de la propaganda 185

¿Qué provocó el cambio de opinión del Presidente


Simios? De un lado, el torrente de información acerca de las
iit lividades nazis en el país, que en muchas ocasiones no era
llllormación fundamentada en documentos probatorios, pero
»l suficiente para crear la duda.
Desde Berlín, Ernesto Caro, encargado de negocios de la
traición colombiana, había advertido al ministro López de
Mesa:

Es absolutamente cierto que la propaganda nazi en


el exterior, y especialmente en nuestros países, es dirigida
y sostenida económicamente por las casas industriales
alemanas establecidas en ellos. Entre dichas casas, la I.G.
barben Industrie de Frankfurt (la Bayer en Colombia) y
una de las más poderosas en este país, es reconocida
como agente del Ministerio de Propaganda en el exterior.
Se dice que, no solamente la Bayer atiende a todos los
gastos de las campañas de propaganda en favor de Ale­
mania, sino que en muchísimos casos paga los sueldos de
los funcionarios diplomáticos y consulares del Reich. En
Colombia, por ejemplo, el gerente de la Bayer es también
Cónsul General de su país. Posición admirable para el
desarrollo de toda clase de actividades22.

M ousevelt y la s p is ta s c la n d e s tin a s

l'.n septiembre de 1941 se presentó un incidente que debió


lirtti'i más difícil para Eduardo Santos negar la existencia de
■uliMilades subversivas. A raíz del hundimiento de varios
•«Micos mercantes v de guerra norteamericanos por submari-

Caro a I ópez de Mesa, febrero 15 de 1940. registrado en el folio 22


N m t'l número 576 de la sección I), AMRb.
18 6 Colombia Nazi

nos alemanes, el 11 de ese mes, el Presidente Franklin Delano


Roosevelt, en un discurso por radio, además de protestar por
las agresiones contra su país, mencionó el reciente descubri­
miento de campos de aterrizaje secretos en Colombia, en
cercanías al Canal de Panamá. Al día siguiente, el Senado citó
telefónicamente al ministro de Relaciones Exteriores, López de
Mesa. El debate, propiciado por la bancada conservadora, fue
muy agitado. El Canciller hizo una intervención inicial en la
cual manifestó que el gobierno estaba vigilante y que si «supie­
ra de la existencia de esos campos de aterrizaje y lo ocultara,
cometería una felonía».
El senador Laureano Gómez enfatizó que se trataba de
una especie recogida en los mentideros o corrillos tic la calle y
pidió al ministro que indicara rotundamente si existían o no las
pistas. López de Mesa señaló entonces: «Dije y repito que el
gobierno, después de una prolija investigación, no tiene cono
cimiento de la existencia de esos campos». Sobre esa base el
Senado aprobó una resolución proclamando su certeza de que
en Colombia no existían pistas clandestinas.
Entre tanto, el mismo día, la Cámara de Representantes
escuchó al ministro de Guerra José Joaquín Castro Martínez,
quien sostuvo que su despacho había tenido noticia sobre
aeropuertos clandestinos y que estos eran objeto de investiga
ción23. Pero no negó la existencia de los aeródromos. Según
apreciación del embajador Braden, Laureano Gómez manipu
ló a López de Mesa y logró que el Canciller negara la existencia
de pistas secretas en el país. Acto seguido, el embajador infoi
mó a Washington que los ataques al gobierno en el Congreso
fueron inspirados por elementos nazis que se valían de amigo»
colombianos. Pero reconoció que la única prueba de ello
consistía en que un capitán Concha, piloto militar que trabaja
ba en Avianca, había suministrado informaciones al Conga-

23. /:/ Tiempo, septiembre 13 de 1941.


La guerra de la propaganda 187

so24. El capitán Concha mantenía contactos con el coronel


llerbert Boy, que según la embajada era nazi25. De ambos
hechos el embajador dedujo la presencia del nacional socialis­
mo en el trasfondo del debate. En cuanto a la derrota que
sufrió el gobierno en el Congreso, Braden dijo a Washington:
«Una posición clara y firme de la administración habría podi­
do detener los ataques. Pero en este caso, como en todos los
demás, Santos carece del coraje necesario para enfrentar el
problema»26.
Ni siquiera los golpes cáusticos que dejó escuchar la pren­
sa conservadora lograron que el Presidente colombiano res­
pondiera con firmeza a las acusaciones del Buen Vecino. El
diario La Patria de Manizales, a la derecha del laureanismo, no
desaprovechó la oportunidad para fustigara los dos presiden-
les Santos y Roosevclt: «¿Es inexacto que existan los campos
de aterrizaje? Bien, entonces el presidente de los Estados Uni­
dos ha calumniado a Colombia. Y, se podría argüir, ¿con­
que objeto? Al más tonto se le ocurre la respuesta: para inva­
dirnos. Es así que en Colombia existen campos de aterrizaje
secretos y que el ministro Castro Martínez sofoca una conspi-
fiición nazi cada dos semanas, entonces hay razón suficiente
pura ocupar el territorio peligroso»27.

" N os to c a c o n s e g u ir la s p ru e b a s »

De ese tamaño quedó el incidente por la época. Treinta


liños después, Spruille Braden escribió su autobiografía. En
rila reconoce que realmente no había pruebas fehacientes de la
existencia de los campos de aterrizaje, pero como era imposi­
ble desmentir a Roosevclt, reunió a los funcionarios de la

24. Braden a Welles, septiembre 29 de 1941,821.7962/31, RG 59. NA.


25. Iloover a Berle. octubre 17 de 1944, 862.20221/637, RG 59. NA.
26. Braden a Welles, septiembre 29 de 1941, cir.
27. la P a m a , septiembre 13 de 1941.
1 88 Colombia Nazi

embajada y les dijo: «Muchachos, el presidente ha hecho una


afirmación que lo coloca en posición vulnerable. Ahora nos
toca a nosotros conseguir las pruebas de que él está en lo
cierto»28. En efecto, Braden y sus muchachos lograron recogei
ciertos indicios «en apoyo de la afirmación inoportuna e innc
cesaría del presidente»29.
Las pruebas principales encaminadas a sostener las teme
rarias afirmaciones de Roosevelt fueron enviadas desde Esta
dos Unidos por J. Edgar Hoover, director del E.B.l. Se trataba
de unos mapas. Copia de ellos, que reposan en los archivos de
la OSS, identifican algunas fincas de alemanes en la Costa
Altántica que hubieran podido ser acondicionadas para cam
pos de aterrizaje30. Sin embargo, ni durante ni después ele la
guerra pudo probarse que alguno de los terrenos de estas fincas
hubiera sido utilizado para actividades subversivas. Lo que si
quedó en claro fue que ante el clima de sospechas alimentado
por los Estados Unidos, el gobierno colombiano perdió la
autonomía y la iniciativa necesarias para enfrentar una sitúa
ción que en primera instancia representaba un problema de
seguridad interna.

E s p ia n d o la p a p e le ra

No por el incidente de las pistas el embajador Braden


abandonó su misión de combatir las actividades nazis y and
americanas en el país. Asi, basado en su red de informante*,
llamaba insistentemente a las puertas del gobierno para uqtil
la represión de dichas actividades: de distribución de propa
ganda, de transmisiones clandestinas de radio y de cuoi.i»
obligatorias al partido. A comienzos de octubre de 1941 ln

28. Spruille Braden, Diplomái s a n d Demagogues {New Rochellc, N )


Arlington House, 1971), p. 240.
29. Ibid., p. 241.
30. OSS Report 18259, RG 226. NA.
-m C T LY ro m 2 -= **T T _ « .-

El 15 de marzo de 1942 el FBI elaboró un mapa del norte de Colombia para localizar los
que consideraba puntos de mayor actividad nazi en cuatro departamentos.
1 90 Colombia Nazi

embajada transmitió al Departamento de Estado que la cen­


tral de distribución de propaganda seguía siendo la legación
alemana «donde uno puede obtener toda la que quiera en uno
de los salones de la Legación. De allí se distribuye al resto del
país, donde cuenta con personas para redistribuirla. La laboi
la cumplen los nazis afiliados, algunos judíos, familias necesi
tadas y personas pagadas por la Legación»3132.
Ni corto ni perezoso, el servicio de inteligencia norteame­
ricano se ingenió la manera de espiar en la legación alemana, o
por lo menos en sus papeleras. Veamos, por informes de la
Oficina de Inteligencia Naval encargada de vigilar la penetra
ción extranjera en Colombia, el aj'fair de las papeleras. I I
agregado militar escribió al Departamento de Estado: «la
inspección de una papelera de la Legación Alemana en Bogolá
el 3 de enero reveló muy pocas cosas de interés. Varios sobien
provenientes de otras legaciones de Centro y Sur América y di'
los consulados en el país muestran que la Legación utiliza lo*
servicios de ‘Expreso Ribón’ en lugar del correo regular»1',
No satisfecho con los resultados, el propio agregado,
coronel Cari Strong, se ofreció voluntariamente para examh
nar el material encontrado en la papelera. «El Coronel luí
dedicado muchas horas a seleccionar el material y transmiliM
lo...», anotó la Oficina de Inteligencia Naval (O.N.I)11.
El último capítulo del afftiir reveló que la aseadora-esplu
encargada de entregar el contenido de las papeleras había sido
despedida de la legación. Sin embargo, «nuestros infórmame*
tienen la esperanza de que les confíen la papelera conlidcfM
cial...»34.

31. Strong a Dli, octubre 2 de 1941, 862.20221/409. RG 59. NA


32. Informe de Inteligencia del Agregado Naval, enero 6 de l'fllj
862.20221/211, RG 59, NA.
33. Informe de Inteligencia del agregado naval, enero 25 de l‘M|
862.20221/220, RG 59, NA.
34. Informe de Inteligencia del agregado naval, febrero 29 de l'Ml
862.20221/224, RG 59, NA.
La guerra de ¡a propaganda 191

Las papeleras no dieron muchos frutos de inteligencia. No


obstante, el FBI averiguó que el capitán Fritz Hertzhauser
había sido encargado de las «operaciones militares especiales»
en Colombia desde enero de 1941 y que obedecía órdenes de
I lans E. Riegner, secretario de la legación alemana en Bogotá.
Se indicó que Riegner era el jefe de la Gestapo en Colombia y
que supuestamente pertenecía al staj'f de Hitler en Berlín’5.
F1 servicio de inteligencia británico no se cruzó de brazos:
en alguna ocasión pidió la cooperación de la embajada nortea­
mericana en la colocación subrepticia de documentos falsifica­
dos para hacer creer que la legación alemana era la causante de
lina manifestación ocurrida en Bogotá'6.
En diciembre de 1941, el canciller López de Mesa dijo al
embajador Braden que el ministro Dittler había dado su pala-
lúa de honor de que ningún alemán en Colombia participaba
en actividades subversivas. López de Mesa no creía mucho en
esas promesas, porque él mismo había amonestado a Dittler
dos veces por distribuir propaganda alemana entre el ejército
colombiano y Dittler continuaba haciéndolo37.
Entonces comenzaron las medidas contra los nacionales
del Eje. El decreto 281, dictado a finales de enero de 1942,
contempló la suspensión de las cartas de naturaleza de los
cviianjeros nacionalizados que estuvieran comprometidos en
tlclos contrarios al orden público; el gobierno deportó 50
i’Mranjeros sospechosos de ser nazis o fascistas y ordenó el
n n ie de los colegios alemanes. Y, como nota curiosa, el
ministro de Educación prohibió la fijación en las paredes de
M'tratos de mandatarios extranjeros, con excepción, por su­
puesto, del Papa’*.*3678

.15. FBI ;i Be ríe, agosto 7 de 1941, 862.20221/328, RG 59, NA.


36. DE a Berle, septiembre 5 de 1941, 856a.20/9, RG 59, NA.
37. Informe de Inteligencia Naval, diciembre 3 de 1941. 800.20221/52,
Hti 59, NA.
38. David Bushnell, E d u a r d o Sanios y la P o lític a deI Unen Vecino,
IVI\ IV42. (Bogotá; El Áncora Editores, 1984), p. 130.
1 92 Colombia Nazi

A c t iv id a d e s n a z is en S a n t a n d e r

¿De dónde provenía la información enviada por Braden al


Departamento de Estado? Una de las fuentes era el envío de
misiones secretas a investigar posibles actividades anti
americanas, nazis o fascistas. El siguiente relato de Vernon
Fluharty, tercer secretario de la embajada, sobre un viaje que
realizó a Bucaramanga en compañía de R.B. Miller del EBI,
ilustra la forma en que operaban los agentes norteamericanos
en el territorio nacional:

Nuestro primer encuentro con un elemento nazi ocu


rrió a la entrada a Tunja cuando paramos en el retén pata
la inspección de policía. El agente tomó los datos necesa
rios de nuestro automóvil y como yo conducía, me pre­
guntó el nombre. Cuando le respondí, pareció confundí
do y le expliqué que era un «nombre de gringo», dándole
a entender que era un nombre extranjero. Preguntó si cía
inglés y le contesté que era de origen irlandés. Luego
preguntó si hablábamos alemán. Ambos respondimos
negativamente. Entonces dijo Guien lag. Nos quedamo»
un momento, pero él no dijo una palabra más. Cuando
partimos dijo: A uf Wiedersehen (hasta la vista). Má»
tarde regresamos con el pretexto de preguntarle la me|o|
ruta hacia Bucaramanga, pero ya no estaba de turno. I !
agente encargado no accedió a darnos información. Sol
embargo, de regreso a Tunja, lo encontramos en la vi,i yj
lo recogimos. Su número era el 111. Este hombre dehci mi
ser investigado, ya que si no es de familia alemana ; i | m
rentemente está en suficiente contacto con los alemani'i
como para haber asimilado un buen acento y unas puní#
palabras. Ambos pensamos [Eluharty y Miller] que i1!
hombre sí hablaba alemán.
A nuestra llegada a Bucaramanga, primero fuimiM
al Hotel Rosedal. Mientras examinábamos las hahiljll
La guerra de la propaganda 193

dones, un joven bien parecido, alto, vestido de azul claro


y zapatos blancos estuvo muy atento a nuestra presencia.
Los cuartos no eran adecuados, asi que resolvimos hos­
pedarnos en el Hotel Príncipe. Allá notamos que unos 5 ó
6 alemanes se habían registrado la semana anterior. Dos
alemanes ocupaban la habitación siguiente a la nuestra.
Mientras cenábamos esa noche, por el rabillo del ojo, vi al
joven del Hotel Rosedal acompañado de otro joven «ario
puro». Se dirigieron al portero y señalaron en dirección
nuestra. El portero hizo una señal afirmativa con la
cabeza y los tres fueron a revisar el libro de registro de
huéspedes. Después de revisarlo, se fueron...” .

El informe concluía afirmando que la actividad nazi en


Nuntnnder era intensa y peligrosa, si bien los cargos más graves
mntenidos en el documento consistieron en que algunos ale-
lllimes controlaban las organizaciones comerciales y cívicas de
hucaramanga y en que la propaganda nazi se divulgaba oral­
mente.
I luharty y Miller nunca pudieron comprobar la identidad
til Lis intenciones de esos dos jóvenes de tipo «ario puro» que
ii|niientcmente los vigilaban. Eo que sí es evidente, 40 años
iletpués, es que el informe de 13 páginas tamaño oficio sobre
«lllvidades nazis en Santander no tuvo otra fuente que las
(*i».|>cchas, los rumores, las afirmaciones de los informantes y
lti<i delaciones de los cónsules, las cuales, a su vez, se basaban
>n Iucntes de parecida veracidad, que algunas veces se desva­
ina liui en la exageración y otras en el ridículo.
I os informes del cónsul de Cali, Arthur R. Williams,
mullí man estos asertos. Un día, cuando caminaba por las
'«lies de la ciudad, Williams se detuvo ante la vitrina de la
I llui'i ía Mundo. Allí quedó consternado con lo que vio. Dejé-
Miimli» que él mismo lo narre:

t'l llraden a SF„ octubre 31 de 1940. S21.00N/I09, RG 59. NA.


1 94 Colombia Nazi

Se exhibía un cartel donde aparece un cocodrilo


llamado Tecldy que ha mordido sangrientamente en un
brazo (Panamá) a una mujer desnuda (Colombia). lisie
cartel es, a mi manera de ver, de inspiración nazi, ya que
los alemanes se aprovechan del sentimiento anli
americano de algunos colombianos en relación con el
Canal. Llamé por teléfono al coronel Camilo Callejas,
Comandante de la Tercera Zona, e inmediatamente lii/u
retirar el cartel. La propaganda anti-americana que aca
ba de resurgir tiene inspiración nazi4".

En muchos casos se trataba de hechos triviales. Pero nocii


todos. En enero de 1942, el jefe del Departamento de Investiga*
ción de la Policía Nacional, Arturo Vallejo Sánchez, envió mi
informe al Director General de la Policía basado no en ruino!
res, sino en documentos y fotografías:

Ya hace algunos meses el suscrito, en compañía di'lj


señor Secretario del Ministerio de Relaciones Exterioii'w
pudo apoderarse de ciertos documentos de indisculihlíj
autenticidad, cuyo estudio nos brindó suficientes elemnul
tos para deducir sin vaguedades la verdad relativa a ln
referida organización [partido nazi]. Según tales doeitV
mentos, el partido Nacional Socialista de los Traba indo*
res está organizado en la forma como a continuación *»
detalla.
En Berlín funciona una oficina especial, denomina
da «La Organización del Extranjero», que dirige y mili
trola todas las actividades del partido fuera de Alcmailll
De esa jefatura emanan todas las instrucciones, órdeni *|
consignas indispensables para la cumplida actividad il*‘
los «Grupos Sociales» existentes en cada país. I .os »i nt||40

40. Williams a SE, octubre 15 de 1941), 821.00N/I67. RG 59. NA


La guerra de la propaganda 195

pos Sociales» tienen subordinados a los «Grupos Loca­


les» y estos a los «Puntos de Apoyo», de los cuales
dependen las «Células», en una organización similar a la
del partido comunista [...]
El grupo nacional colombiano del partido nacional­
socialista tenía su sede en Barranquilla hasta antes de la
ruptura de relaciones entre Colombia y los países totali­
tarios. Su jefe, desde antes de 1936, ha sido el señor Emil
Prufert y continúa siéndolo, aunque últimamente se ha
pretendido despistar a las autoridades haciendo circular
la especie de que el señor K.A. von Wahlert ha sido
nombrado en su reemplazo [...] Von Wahlert es el geren­
te de la Compañía Colombiana de Máquinas Pfaff y tiene
agentes en cada municipio de alguna importancia en el
país. Sus actividades han sido desde el reparto de propa­
ganda hasta la adquisición de un local destinado «a depó­
sitos», situado al pie de uno de los estribos del gran
puente de Girardot [... ]
El fundador ^el grupo de Bogotá fue Schlubach, y a
éste lo sucedió Grothe, quien fue a su vez reemplazado
por Schrocder, del Colegio Alemán (...] Ultimamente
K.G. Schmidt desempeña el cargo de agregado de prensa
de la Legación Alemana. Es hijo del célebre Schmidt,
hia/o derecho de Himmler, Jefe de la Gestapo en Alema­
nia".

I >r acuerdo con el informe de Vallejo Sánchez, había


ithhlén puntos de apoyo en Cartagena, Buenaventura, Mani-
ili i Harrancabermeja, Medellín y Pereira. Las cabezas del
MflMiin se reunían en Fusagasugá en la casa de campo de la
* Ama Kemmler, esposa de Otto Kemmler, antiguo gerente de
i Mast’ULI

II V.illcjo Sánchez a director de la Policía, enero 13 de 1942, AMRE.


I' Ih h lc m .
1 96 Colombia Nazi

Además de documentos sobre la organización del partido


Nacional-Socialista, los detectives de Vallejo Sánchez decomi
saron una serie de fotografías, algunas de las cuales se incluyen
en estt* libro. Sobre las reuniones que ellas mostraban, el .lele
del Departamento de Investigaciones escribió:

...Como espectáculo nada tiene que envidiar a las


ceremonias de Munich, Hamburgo o Colonia, pues las
rojas banderas ornadas con la cruz nazista sirven di
fondo lujoso a los uniformes pardos que llevan los agen
tes directos del militarismo germano. Y la presencia di
esos uniformes extraños, llevados en nuestro país a espal
das del Gobierno y con un menoscabo evidente de la
soberanía colombiana, está indicando que estamos al
frente de un problema al cual quizá no hemos hecho ......
con toda la eficacia de que podemos hacer uso con toda
derecho43.

Sin embargo, el Departamento de Estado no confiaba m


la eficiencia de las autoridades colombianas. Braden sen,dalo
a Washington que de los súbditos del Eje re sid en ciad o s .a
Colombia y sus simpatizantes, diez mil nombres eran so ga
chosos de actividades subversivas, cuya vigilancia dependí*
exclusivamente de los agentes norteamericanos puesto qm un
podían contar con la diligencia de los colombianos. A mnti
nuación, el embajador requería la presencia de un agcnit dd
FBI o del Departamento de Estado o del G-2 para supei \ cmi d
trabajo de inteligencia44.
Con los agentes del FBI, J. Edgar Hoovcr einiú I'"
códigos secretos que habrían de utilizarse en los inloi(in­
inteligencia. La clasificación del sospechoso en los iiilnitn*
debería aparecer así:

4.1. Ib íd e m .
44. Braden a D E , abril 17 de 1941. 862.20221/269, R< . v i U
Emil Pruefert, jefe del partido nazi en Colombia, ocupa el atril en una reunión del partido en Barranquilla.
Reunión en la sede del partido nazi. Barranquilla
Reunión del “ Punto de A poyo” del Caribe, Barranquilla.
R e u n ió n de l “ P u n t o de A p o y o ” , B a rr a n q u illa .

Juramento de fidelidad al Reich y al Führer.


Hi*'« en el Club Alemán de Barranquilla.
Entrada de las banderas: Partido Nacional Colombiano.

Marcha de las banderas, Barranquilla.


V;

¡«unión del partido en la sede de Barranquilla.


Otro aspecto del almuerzo en el Club.
í
Ceremonias rituales, Barranquilla.
Reunión nazi en Barranquilla.
asasszo jVn-án en Colombia. Wolfgang Dittler y su señora en el aeropuerto de Techo en Bo-
£ * Kjer^k^u. rs £3í ro <¿¿ ¡942. un mes después del rompimiento de rela-
¿ Par: Harbor.
La guerra de la propaganda 209

BAN: Believed Anti-N azi (se cree que es anti-nazi).


BAF: Believed Anti-Fascist (se cree que es anti­
fascista).
NI: Investigation has developedno Information indica-
tino political activity or views (la investigación desarrolla­
da no ha arrojado información que indique actividad u
opiniones políticas).
SD: Sorne Doubt (hay algunas dudas).
US: Under Suspicion (Bajo sospecha).
BN: Believed Nazi (se cree que es nazi).
KN: Known Nazi (Nazi reconocido).
BF: Believed Fascist (se cree que es fascista).
KF: Known Fascist (fascista reconocido).
BSL: British Statutory List (en la Lista Negra británi­
ca)45.

Braden estaba lleno de razones para sospechar de las


Minoridades colombianas, del ministro de Guerra hacia abajo.
■■No se puede tener confianza en agentes de inteligencia que
(liman 75 pesos al mes [...] cualquier información suministrada
ni ministro de Guerra, inmediatamente pasa al dominio públi-
m y ciertamente llega a los círculos nazis; dos agentes de
Inteligencia del Ministerio públicamente declararon serlo en
mi teatro de cine; el ministro de Guerra no nos informa sobre
Irt* investigaciones que nosotros mismos hemos propicia­
do ,,m4L
Además de la organización del partido Nacional Socialis-
Imhabía también una cierta actividad de coacción individual.
!•< dicha actividad da cuenta la barones-a Use von Birckholtz,
■i || iim i del ex-cónsul de Colombia en Dantzig. Ella formuló la
Mulliente denuncia ante Arturo Vallejo Sánchez:

n I III a Borle, abril 26 de 1941, 862.20221/272, RG 59. NA.


la 111 ocien a DE, abril I 7 de 1941, Endosure A. 862.20221/269, RG 59,
210 Colombia Nazi

El 30 de noviembre de 1940, en Bogotá, en la carrera


7 entre calles 16 y 17, a eso de las 10 de la mañana, un
hombre, aparentemente de nacionalidad alemana y a
quien yo no conocía en absoluto, me detuvo. Dijo más o
menos:
—Sabemos que su esposo está escribiendo para la
prensa. Le recomiendo que tenga cuidado. Escuche, sa
bemos que su familia está en Dantzig...
Di jo esto en un tono amenazante, como para asus
tarme. Cuando le pedí su nombre, no contestó, pero con
tinuó: Además, usted está haciendo (sic) explicaciones
desagradables sobre el Nacional-Socialismo. Cuando tei
mine la guerra nos entenderemos con usted. Esto con una
voz amenazante. Yo le di una respuesta clara y tinalmcnlc
le dije: Si no se va inmediatamente, llamo a un agente de
policía. Entonces desapareció entre la multitud, diciendo
que volvería a buscarme.
El individuo era delgado, entre 1.70 y 1.75 de aluna
pelo rubio. Edad entre 30 y 35 años47.

Vallejo Sánchez indicó que las señales particulares coiiu i


dían con las de O.H. Schmit, empleado de la legación Alema
na. «Parece que este señor acostumbra semejantes desplante*
como lo informó ya don Julián Ribón. Además, el incidan,
ocurrió cerca de la legación...48.
Lejos de la legación también se registraban hechos qiit
tendían a confirmar las inocultables sospechas del embaiadoi
norteamericano. Su cónsul en Barranquilla, Nelson Patk.rlrt
boro un informe sobre la captura de un alemán residente ai Ih
Costa a quien se le encontraron 34 revólveres escondidos n a l
refrigerador y un buen número de cartuchos enterrados ai »l

47. M em orándum de Vallejo Sánchez, diciembre 5 de 1940, AMMI


48. ¡biílcm.
La guerra de la propaganda 2 11

patio. «No se conoce el nombre del alemán, pero se sabe que


tiene un ojo de vidrio. Fue delatado y es posible que el delator
haya sido un judío a quien el ‘ojo de vidrio’ le debía 20
pesos»4''.

•I<> Pilik a DIZ, agosto 12 de 1940, X2I.00N/124, RG 59, NA.


11. Submarinos nazis vs.
goletas colombianas

h l escándalo de las pistas clandestinas armado por el presiden-


tc Roosevelt, amañado por .1. Edgar Hoover y respaldado por
el embajador Braden, desapareció de la mente de los colombia­
nos con la misma rapidez con que aparecieron y desaparecie-
lon las noticias sobre submarinos alemanes que operaban en el
Mar Caribe. La diferencia entre las pistas y los submarinos
consistió en que los sumergibles efectivamente rondaban las
npilas territoriales de Colombia, hundían barcos norteamen-
tiuios y destruyeron tres goletas de bandera colombiana. Ade­
más, el gobierno norteamericano abrigaba serios temores so­
bre el reaprovisionamiento de submarinos enemigos desde la
península de La Guajira.
Mientras Hitler afrontaba, en el tercer año de la guerra,
(Ulives derrotas en Europa, sus submarinos le dieron, en cam­
bín, victorias que parecían no tener fin. La campaña del Caribe
i* inició a finales de febrero de 1942, cuando el almirante Karl
I•ni iiitz, comandante de la flota submarina nazi, ordenó que
*m> unidades se concentraran en dos puntos vulnerables: Cura-
niii y Arriba, donde se refinaba medio millón de barriles de
|i*lióleo al día, y la isla de Trinidad, paso casi obligado de la
ihhrp,ación desde y hacia Suramérica. Durante varios meses
bu submarinos lograron su cometido de poner en peligro el
'Mllsporte marítimo en el Caribe. En febrero y marzo hundie-
"iu t| barcos; en abril y mayo, 41; y en junio y julio, 42. Se
hiHim a pique embarcaciones con un tonelaje bruto superior a
214 Colombia Nazi

las 500.000 toneladas, El Caribe y el Golfo de México m>


convirtieron en el coto de caza de los submarinos alemana,
que atacaban con insolencia a las naves y convoyes alíñelos',
Los primeros rumores sobre la presencia de los.subm.ul
nos alemanes llegaron varios meses antes de que los II bou!
zarparan hacia el Caribe. En abril de 1941, por ejemplo, ai nUi
desde Jamaica la noticia de que las autoridades brilúnnHI
tenían información acerca de dos lugares en Colombia dnml»
se efectuaba la entrega de combustible a los navegantes alciiiit
nes: Cabo Gallinas en La Guajira y Cabo Corrientes en *
Chocó. El agregado militar norteamericano, Cari Strong, liiltl
bien se enteró del supuesto abastecimiento a través de puilf
procedentes de los cuarteles del G-2 (inteligencia mililai 14»
Zona del Canal de Panamá.
El cónsul norteamericano en Riohacha, Terry B. SamM
afirmó que tenía buenas razones para creer que había de|ió|
tos de gasolina diesel escondidos en la península en caiilidiltl
superiores a las necesidades locales2.
Un mes más tarde, el agregado naval norteamericano
Caracas ordenó sobrevolar a baja altura la península 4»
Guajira. Su informe al Departamento de Estado revelo que
había rastros de ninguna estación de aprovisiona mu nltl
alemanes en el área1.
En enero de 1942, superando el ejemplo de su mli|M
Venezuela, el agregado naval en Bogotá, B.F. Johnson, .4
voló las costas entre Cartagena y la punta de 1 a <nia|lf|
escasos 300 metros de altura, con excelente visibilidad, >*
nando cuidadosamente cada bahía en busca de combuail 123

1. Samuel Eliot Morison, Hisiory afilie United States Naval <V<H


¡n World liar // (Boston: Littlc. Brown, 1951), 1. pp. 144 41
2. Agregado naval a SE, abril 1 de 1941,862.20221 /?K4 M<t >«
3. Agregado naval en Caracas a SE, mayo 1 de 1941, K<.1 '<•14
RG 59, NA.
Submarinos nazis vs. goletas colombianas 215

embarcaciones no autorizadas. Los resultados fueron total-


Mti'iite negativos4.
I os rumores sobre las visitas clandestinas de los submari­
nas tudescos a las costas colombianas, pese a que no pudieron
•*t comprobados en aquellos años, no f ueron gratuitos. Para
ittillc era un secreto la existencia de la poderosa y temible flota
le submarinos alemanes, y era lícito pensar que rondaran en
Ht«lilas del Canal de Panamá aun antes de que el almirante
••tn iuiz efectivamente pusiera en marcha sus unidades hacia
-In purte el mundo. Sólo después de la guerra se supo con
*tW/u que realmente navegaban por el Caribe desde febrero
b l'i'li
IVio ni siquiera los informes de la época sobre avista-
Milu tic submarinos, posteriores a esa fecha, pueden consi­
ntió' absolutamente ciertos. L1 26 de febrero de 1942 el
• -initlti Johnson practicó un nuevo reconocimiento aéreo,
H \»•/ desde Maracaibo hasta Barranquilla, a sólo 60 metros
•lililíti Concluyó que no había lugares costeros donde se
llHilli esconder suministros para submarinos, a no ser en
I "i casas de las aldeas de la región. Desde el aire y en toda
'■dit sólo pudo ver tres pequeñas embarcaciones que carga-
l'itli's en Puerto López, Guajira5.
I ii poderoso submarino alemán presuntamente pasó la
• il<I 9 de abril de 1942 en Bahía Honda, Guajira. De
itlu ton el testimonio de varias personas, consignado en
Mímenlo del FBI, el submarino entró sumergido a la
tulló a la superficie a poca distancia de Punta Cañón,
* |in sumamente fue rodeado por canoas cargadas con su­
ites empleados de la Concesión Salinas fueron,
i I III. Ios testigos presenciales de la visita del submari- I

I I Mlite del agregado naval, enero 13 de 1942, serie R—26-1942, OSS


l« ¡ 226, NA.
1 m m idel agregado naval, lebrero 27 de 1942, serie R 122-42, OSS
MS lUi 226, NA.
216 Colombia Nazi

no. que habría partido a la mañana siguiente. El F B I coneep


tuó que la actitud asumida por el ejército colombiano al negai
la visita del U-boot, constituía un pretexto ante la deficientr
vigilancia militar en la Guajira6.
I.a primera confirmación de que los alemanes operaban
en aguas territoriales colombianas se presentó a mediados ib
junio de 1942 cuando Ernesto Rui/ White, intendente de Sail
Andrés y Providencia, reveló que la embarcación en que via|it<
ba con destino a Cartagena había sido detenida por dos siih
marinos germanos. Rui/ White sostuvo que al parecerse trali»
ba de los mismos sumergibles que habían hundido a los bannl
norteamericanos Crysler y /.chore, cuyos sobrevivientes luo
ron rescatados y llevados a San Andrés7.

E l h u n d im ie n t o d e l Resolute

Sin embargo, el 23 de junio’de 1942 ocurrió un iMiitf


incidente que le mostró a Colombia la cara de la gueiiit »f
hundimiento del Resolute. una goleta de apenas 35 tonelaiM
causado por el ataque de un submarino alemán. La embiinf
ción había /.arpado de Cartagena el 6 de junio con pasar nitf
carga con destino al archipiélago de San Andrés y Pro\ ídem l| .
El 14 divisó dos botes salvavidas en que viajaban cinco ollilf
les y veinticinco marinos de nacionalidad inglesa, cuyos mivflj
habían sido hundidos. Al día siguiente un convoy noilniiiMl
cano recogió a los náufragos y se dirigió a Colón. I I R I
Resolute recogió del mar gran cantidad de cajas, nmiMf
tanques, salvavidas, algodón, así como tres cajas con *f m il
tos de aviación y la parte superior de un avión. Poi InlUÉ

6. H o o v e r a D o n o v a n , ju n io 19 d e 1 9 4 2 , O S S R e p o n IHUUil Mo fc
NA.
7. I il l iberal, ju n io IX d e 1942.
Submarinos nazis vs. goletas colombianas 217

brisa, la goleta ancló frente a la costa de Panamá, donde más


tarde acudió un barco norteamericano que recibió los elemen­
tos rescatados por la tripulación de la Resoluta. El día 22 volvió
la brisa y la embarcación enrumbó hacia Providencia.
El 23, cuando se encontraba a unas 35 millas de la isla, a
las 9 y media de la mañana (otra versión indica que fue a las 10
a in.), emergió a unos treinta metros de la goleta un submari­
no, ante lo cual el capitán Joseph Alvan McLean ordenó izar la
bandera colombiana. Un pasajero sobreviviente, Misad San-
taiia, personero de San Andrés, dijo que del submarino salió
un disparo dirigido contra el capitán que no logró hacer blan-
io f,| propio McLean aseguró después que dos tripulantes
Hubieron disparos mientras izaban la bandera. De acuerdo
Hill Santana, como las primeras ráfagas venían de estribor, el
Humero Ignacio Baker, el marinero Colbrook Archbold, el
Miniante del cocinero Clifford Grant v los pasajeros Tomás
Mu lé, su esposa Lucy Steele y su pequeño hijo Alberto, se
tllllginon a babor, donde se ocultaron colgándose de la borda
-I*- la goleta. Allí el submarino, que había dado la vuelta, los
■mu halló por la espalda, cayendo todos al maren medio de las
inaladas de la tripulación agresora.
Igual versión suministró McLean en cuanto al ataque por
'#rqialda, salvo en lo tocante a los tres pasajeros de apellido
Miolr Según McLean. quien resultó herido, Lucy Steele en el
g'iiiii i momento del ataque levantó a su hijo Alberto de año y
'lio para que lo vieran los oficiales del submarino, pero
' '‘Ih i hijo fueron ametrallados. Tomás Steele intentó resca-
* ul pequeño Alberto v corrió la misma suerte de su familia,
i' Ion murieron. En este y en un par de particulares más
'''•u n los recuentos de Santana y McLean pues según el
h'llaii, los Steele no estaban a babor cuando fueron ametra- I

I I submarino se acercó tanto a la goleta que McLean


' lió las conversaciones de la tripulación, en un idioma que
tnh'iidió y que aparentemente era alemán. McLean
218 Colombia Nazi

habría entendido si la tripulación hubiera hablado en inglés, la


lengua materna de los isleños. A unos quince metros de distan­
cia los alemanes lanzaron contra la Resoluie tres granadas de-
mano, que la destrozaron y provocaron su hundimiento en
cuestión de segundos.
La pasajera Doris Fox alcanzó a lanzar al agua el bote
salvavidas. Ella y los demás sobrevivientes permanecieron en
el mar nadando o aferrados al bote mientras el submarino din
vueltas alrededor durante una hora (diez minutos, según
McLean). No querían subir al bote por temor a ser ametralla
dos. Elerido. el marinero Manoah Hawkins nadó hacia el
submarino y pidió ayuda. Un oficial levantó la mano y le dijo
en inglés: No help.
A los sobrevivientes los salvó de morir un avión no idenli
ficado. Cuando los atacantes oyeron el ruido de los motores se
sumergieron y se dieron a la fuga. A remo llegaron a San
Andrés, a las seis y media de la tarde del 23 de junio de 1942, lo»
siguientes sobrevivientes: el capitán Joseph Alvan McLean, lo»
marineros Manoah Hawkins y James Newball, el contramae»
tre Carmen García, y los pasajeros Misael Santana y Don»
Fox. Salvo Newball, todos estaban heridos. El bote tenl*
treinta perforaciones, que ellos sellaron con pedazos de ropa
Murieron el cocinero Ignacio Baker, el marinero Col
brook Archbold, el ayudante de cocinero Cliflord Gran! v lo»
tres pasajeros de la familia Steele. Los doce ocupantes de lu
Resoluto eran colombianos, a excepción de Grant, natural (Id
Bluefields, Nicaragua8.

8. La v ersió n de S an tan a y el i n f o r m e o fic ia l del s e c r e t a r i o di ll


in ten d en cia c o rre n p u b lic a d o s en l.l Tiempo d e l 2 6 d e j u n i o d e 1 9 4 2 . I I u lillrt
de M cLean fu e d a d o a o fic ia le s navales n o rte a m e ric a n o s y co n sta i n H
i n f o r m e d e i n t e l i g e n c i a d e l D e c i m o q u i n t o D i s t r i t o N a v a l d e B a l b o a , / o ......Id
C a n a l , s e r i e 1 6 1 - 4 2 , f e c h a d o e l 13 d e j u l i o d e 1 9 4 2 , n ú m e r o d e c l a s i l u m l r t t
8 2 1 .8 5 7 /2 1 , R G 59, N A .
Submarinos nazis v¿\ goletas colombianas 219

La indignación del gobierno colombiano se manifestó en


la protesta oficial enviada al gobierno suizo, que por entonces
representaba los intereses colombianos ante el Reicli desde el
rompimiento de relaciones diplomáticas entre Alemania y
Colombia, ordenado por Santos un día después del ataque
japonés a Pearl Harbor. En la protesta, firmada por el Presi­
dente y el ministro López de Mesa, el gobierno colombiano
consideró que no existía «fin legítimo de guerra ni de ninguna
otra naturaleza que justificara la agresión»9. Con base en los
informes del secretario de la intendencia y del comandante de
la guarnición en el archipiélago que incriminaban a un subma­
rino alemán, se expidieron decretos para congelar las cuentas
bancarias de nacionales italianos, alemanes o japoneses y, lo
que fue más grave aún, se dispuso el traslado forzoso y por
tiempo indefinido al interior del país de los extranjeros de esos
tres países residentes en Atlántico, Bolívar, Magdalena, Valle,
Cauca y Nariño, en la costa Altántica del Departamento de
Antioquia y en los puertos sobre el río Magdalena. Se concede-
tia permiso excepcional para permanecer en zonas costeras
siempre y cuando distaran por lo menos 100 kilómetros de la
milla del mar10.

¿ U n m o n t a je d e lo s E s t a d o s U n id o s ?

La respuesta popular tampoco se hizo esperar. En Cali,


Itni ranquilla y Bogotá surgieron espontáneamente manifesta­
ciones antialemanas y los periódicos liberales condenaron ve­
hementemente el hecho como una cobarde agresión a la sobe-
liin ia nacional.
En cambio, la prensa conservadora, en particular la Rcvis-
lü Colombiana, co-dirigida por Alvaro Gómez Hurtado, no

9. Diario Oficial, j u l i o 2 7 d e 1 9 4 2 .
10. / ; / Tiempo, j u n i o 2 6 d e 1 9 4 2 .
220 Colombia Nazi

desaprovechó la oportunidad para emplazar al gobierno. Se


refirió al ataque a la goleta como una comedia montada por los
Estados Unidos para indisponer a la opinión pública colom­
biana contra Alemania. Según la revista, todas las característi
cas del hundimiento condenaban a Washington, pues Alema
nia no tenía interés en ametrallar a la mitad de la tripulación y
salvar la otra mitad, interés que sí tendría el gobierno nortea
mericano para que los sobrevivientes pudieran después dai
testimonio.
La revista no estuvo sola. A la par circularon versiones
escritas y verbales que coincidían con las transmisiones de la
radio de Berlín en cuanto a que la goleta Rcsolute había sido
atacada por fuerzas navales de una potencia distinta a Alema
nia. La Cancillería colombiana afirmó que el hundimiento
había sido causado por un submarino alemán y que pasados.' I
días de la entrega de la nota de protesta no se había recibido
ninguna explicación del Reich. /;'/ Siglo puso en duda la vetan
dad del comunicado oficial y sostuvo que el Reich efectiva
mente había contestado una nota cuyo tono ácido y rudo
impedía al gobierno su divulgación".
Un libro del profesor Jürgen Rohwer actual directoi di
la Biblioteca Militar de Stuttgart, publicado originalmente en
alemán años después de la guerra, puso fin a las versiones v
rumores que enfrentaron la opinión de los colombianos |»m
aquella época. El libro recogió, con base en los cuadernos di
bitácora de la flota submarina del Eje, todos los hundimiento*
registrados durante la 11 Guerra Mundial. Así, se supo qyc Itt
Rcsolute había sido hundida por el submarino U-172, ¡i U
grados, 15 minutos de latitud norte y a 80 grados, 30 inmuto*
de longitud oeste. El teniente Karl Emmermann, con minino
sas condecoraciones otorgadas por el Tercer Reich, comnmln
ba el submarino con una tripulación de 34 hombres a bordo I I1

1 1. L añe a SL . ag o sto 3 de 1942. 8 2 1 .8 5 7 /1 7 . R G 59, N A .


Submarinos nazis vs. goletas colombianas 2 21

mes anterior al ¡nsuceso de la goleta colombiana, Emmermann


había hundido en aguas del Caribe 7 barcos entre petroleros y
mercantes, con tonelaje promedio cien veces superior al de la
Resolute. Frente a la costa del Brasil y en el Atlántico Medio, el
teniente Emmerman, después de destruir el pequeño navio
colombiano, dio cuenta de doce barcos más12.
Finalmente, el U-172 fue derrotado en una batalla noctur­
na contra varios barcos de guerra norteamericanos y Emmer­
mann y sus hombres fueron rescatados por sus atacantes13.
Una vez establecido, con base en la certeza documental de
la bitácora del agresor, que la goleta se fue a pique por el fuego
proveniente de un sumergible alemán v que el ataque no se
debió a ningún montaje malintencionado por parte de los
Estados Unidos, surge otra cuestión. ¿Por qué habrían de
atacar los alemanes un blanco no sólo indefenso, sino casi
Insignificante desde el punto de vista de la estrategia militar?
I a Resolute era apenas una pequeña goleta que transportaba
Víveres y pasajeros entre el continente y el archipiélago y no
podía compararse ni lejanamente con los grandes mercantes ni
ron los poderosos barcos de guerra que constituían los objeti­
vos predilectos de la flota submarina de Eíitler. Secomprende-
tiu un ataque semejante si hubiera estado acompañado por
olios actos simultáneos o sucesivos de mayor entidad bélica
uinlra Colombia. Y es patente que esa escalada no se produjo.
Existen fundados elementos que apuntan a aclarar el
llimceso, no como una agresión deliberada y consciente de
Alemania contra Colombia, sino como un ajuste de cuentas
inlte el U-172 y James Rankin y Joseph Alvan McLean.
piopietario y capitán de la Resolute, respectivamente.

12. . l ü r g e n R ohvver, Axis Submarine Successes, 1939-1945 (A n n ap o -


li* N n v a l I n s t i t u t e P r e s s , 1983), p p . 9 9 - 1 0 5 y 305.
I t. S a m u e l E i l i o t M o r i s o n , History o f lite United States Naval Opera-
tM i in World War II. V o l. I, p p . 169-70.
222 Colombia Nazi

El Decimoquinto Distrito Naval del Departamento do


Marina de los Estados Unidos con sede en el puerto atlántico
de Balboa, interrogó a McLean, primero en Providencia v
luego en Panamá, a donde fue trasladado junto con dos sobre •
vivientes más para recibir tratamiento médico. De las declara
ciones de McLean y con base en pesquisas adicionales, el
Distrito Naval de Balboa consignó una serie de circunstancia»
en apoyo de su sospecha de que el hundimiento fue consecucii
cia de divergencias surgidas en anteriores contactos con sub
marinos alemanes:
a. La Resolutc era, hasta ese momento, la única goleta que
había sido atacada por un submarino, y el intento de aniquila!
a todo el pasaje no tenía antecedentes en la campaña submail !
na alemana en el Caribe.
b. Algunas pruebas acumuladas indicaban que desde 1‘) W
la Reso/ute había aprovisionado a los submarinos de petróleo y
otros suministros. Un antiguo empleado de Rankin declait'i
por escrito que en 1940 y comienzos de 1941 había participailií
en el reabastecimiento de unidades alemanas, si bien el Disti Mil
de Balboa no había logrado corroborar este dato.
c. Otra fuente, aunque de cuestionable confiabilidad, itld
ñaló que, contrariamente a las declaraciones del capitán, eiilCfl
McLean y un oficial del submarino se desarrolló una con ve imi
ción previa a la iniciación del fuego. El oficial habría pregunliil
do al capitán:
—¿Dónde está la cosa?
—¿Cuál cosa?, respondió el colombiano.
—La que le pagamos, insistió el alemán.
—No sé nada de esa maldita cosa.
d. El submarino se fue acercando hacia la Resolutc dc»il<
una cierta distancia, cuando habría podido sumergirse v cm 4
par sin ser observado14.

14 . I n f o r m e d e i n t e l i g e n c i a d e l D e c i m o q u i n t o D i s t r i t o N a v a l ilr I M i

b o a, ju lio 13 d e 1942, serie 161-42. 8 2 1 .8 5 7 /2 1 , R G 59, N A .


Submarinos nazis vs. goletas colombianas 223

En otras palabras, los submarinos usualmente atacan el


blanco con torpedos lanzados desde las profundidades del
mar. Lo que les da una ventaja bélica es precisamente su
capacidad de ocultarse y combatir sin ser vistos. Como el
11-172 disparó contra la goleta desde la superficie y a muy corta
distancia, es de suponer que ello obedeció a la necesidad de
hacer manifiesta su presencia y de demostrar al capitán quié­
nes eran los autores de una represalia originada casi induda­
blemente en un algún incumplimiento en el negocio de los
suministros.
Había razones adicionales para que la inteligencia nortea­
mericana creyera en el testimonio que incriminaba a James
Uankin, puesto que el nombre del isleño ocupaba un renglón
r» la Lista Negra antes del hundimiento de la goleta. Rankin
había sido incluido en la Lista acusado de contrabandista y por
ser cuñado de alemán Karl Regnier, que meses antes había sido
detenido en San Andrés y confinado a Bogotá15. Regnier se
suicidó en Bogotá el 30 de diciembre de 1943, lo que llevó a la
embajada norteamericana a recomendar su exclusión de la
I isla Negra, en la cual también él figuraba por ser miembro del
(muido nazi16.
Según el agregado naval en Bogotá, a raíz del hundimien­
to de la Resálate «muchos pensaron que tal vez Rankin había
líaicionado a los alemanes, los cuales creían que él estaba a
huido de la goleta en el momento del encuentro y por eso
Intentaron eliminar a todos los ocupantes». Rankin contrató
un abogado para que gestionara la remoción de su nombre de
la I ista y acusó a algunos contrabandistas del archipiélago de
haberlo denunciado por intrigas de negocios ante las autorida­
des norteamericanas. En cuanto a este punto, el agregado
lili val consideró que probablemente sí había rivalidades entreI

I S. I n f o r m e d e l a g r e g a d o n a v a l , a g o s t o 5 d e 1 9 4 2 , s e r i e R - 4 0 6 - 4 2 , O S S
h q im l 21694, R G 226, N A .
16. Benson a SE, e n e ro 22 d e 1944 , 7 4 0 .2 1 1 1 2 A /4 3 3 , R G 59, N A .
224 Colombia Nazi

contrabandistas proveedores de submarinos, pero que Rankin


no era, como quería hacer creer, inocente. La sugerencia del
agregado naval para obtener información sobre ese tipo de
actividades en el archipiélago, fue someterá los incriminados ¡i
una especie de careo17.

«Alvan flv to Colon»

Pese a que Rankin nunca reconoció la culpa y envejeció


afirmando que el hundimiento de la Resultac bajo el fuego
alemán obedeció a que la tripulación había salvado a los
náufragos de un avión norteamericano y rescatado uno de mío
motores18, todo indica que las investigaciones de la inteligencm
naval en esta ocasión no estuvieron descaminadas. Es más,
Rankin y McLean se convirtieron en personajes legendarios tlt
Providencia, y de sus aventuras con los alemanes surgiemii
composiciones musicales en ritmo de reggae. Una de ellas tim>
esta letra, que se transcribe en la escritura aproximada <ld
dialecto inglés de las islas:

Alvan fly lo Colon


in american airplin.
IVhen Rankin hear the plañe
him trembling like a leaf.
Manoah declaration
was speak and never lie.
Jamsie was so small
He hide behind the mast
Jamsie was so small*IX
.

1 7. I n f o r m e d e l a g r e g a d o n a v a l , s e p ti e m b r e 20 d e 1942, serie R 4 I') 11


O SS R e p o n 24262, R G 226, N A .
IX. M em orándum in te rn o del M R E , ju lio 27 d e 1942. A M K 1
Submarinos nazis v\y. goletas colombianas 225

he never get a hall.


And Nazi was tlic man
who cal ilie gemían hall.
And lineas wa.s ihe héroe who loase his car
Doris was ilie swimmer
she swam lo sa ve the resi.

Esta canción, de la cual existe más de una versión y que


Coincide con detalles contados por los sobrevivientes, podría
traducirse así:

. Uvan vuela a Colón


en un avión americano
cuando Rankin escucha el avión
tiembla como una hoja.
La declaración de Manoali
era hablar r no manir.
Jamsie era tan pequeño
que se escondió detrás del mástil
Jamsie era tan pequeño
que nunca recibió una bala.
Nazi fue el hombre
que se comió la bala alemana.
) lineas fue el héroe que perdió su oreja
Doris fue la nadadora
que nadó para salvar a los demás.I*1

I as andanzas de Rankin y su tripulación también pasaron


iloimar parte de la crónica oral y escrita de la isla. El antropó­
logo Peter J. Wilson, que vivió allí durante largos períodos
Nllte 1958 y 1961, recogió en un libro las historias coloridas de
t*,(locidos personajes de Providencia, entre ellos la de James
PHIlkm, que aparece en la obra bajo el seudónimo de Jenkins.
111 pisodio de los submarinos lo narra Wilson así:
226 Colombia Nazi

Los barcos de Jenkins le servían bien, aunque las


condiciones en que los mantenía mostraban lo poco que
le importaban. Uno de ellos, el Winlan, era su barco
bandera. De 75 toneladas y 65 años parecía como si se
fuera a ir a pique con el primer escollo marítimo que
encontrara. Pero su cubierta vieja y gris ocultaba mi
nuevo diesel Cummins que lo impulsaba, cuando era
necesario, hasta 18 nudos, suficiente para evadir las ve
tustas patrullas de las costas colombianas. El !f'iu ltiil
probablemente había contrabandeado más productos en
las aguas del Caribe que cualquier otro navio piralii
moderno. Los isleños contaban la historia de cómoda
rante la II Guerra Mundial, los barcos de Jenkins habían
traído barriles y barriles de petróleo; los enterraban en luí
playas y los sacaban periódicamente para llevarlos a
bordo y abastecer a los submarinos alemanes que esprín
ban sedientos fuera de los arrecifes. Mientras el abasln l
miento se llevaba a cabo, el capitán alemán bajalu n
tierra, se tomaba un trago con Jenkins y con el alcalde, \
pagaba una bonita suma por el combustible. Pocos din*
después, o tal vez aun el día siguiente, un buque noiim
mericano llegaba y anclaba fuera del arrecife. ¡El capiliilt
desembarcaba en la isla, se tomaba un trago con el ak ni
de y le preguntaba si había visto algún submarino ali
mán!19.

E l t u r n o d e la R o a m a r

El hundimiento de otras dos goletas colombianas di |iiiti


del incidente de la Reso/ule refuerza la tesis de que los siilmiiill
nos alemanes con el fuego de las ametralladoras—que i i o m i w
la fuerza de los torpedos que empleaban contra los mcicaiil* ■t

19 . P eter J . W ils o n , Oscar (New Y ork: R a n d o m H ouse, 1 9 7^ 1 |*


I i
84 80 76
228 Colombia Nazi

las naves de guerra—sólo buscaban resolver las desavenencias


con sus proveedores de combustible en el Caribe y da pie pata
pensar que ninguno de los tres casos haya tenido visos de
ataque militar contra la República de Colombia.
Fai la Memoria de Relaciones Exteriores, el ministro Ca i li o
Lozano y Lozano hizo referencia a un nuevo incidente ríe la
misma naturaleza. «La goleta Roamar desapareció en circuns
tancias de las cuales puede deducirse que su pérdida lúe ohm
también de un submarino alemán», escribió el ministro ante la
imposibilidad de obtener pruebas o detalles precisos sobre Mi
hundimiento, puesto que no quedaron vestigios ni sobrevivicn
tes del ataque2".
Como en el caso de la Resolute, fue después de la guena
cuando se confirmó, con base en los cuadernos de bitácora ilt
los submarinos alemanes en el Caribe, analizados por el proh
sor Roehwer, el triste ocaso de la embarcación. El 22 de julio di
1942 la goleta Roamar, de bandera colombiana y de 110 tonrla
das de desplazamiento, fue hundida por el U-505 al mando di
Alex-Olaf Loewe, que disparó contra la embarcación a I '
grados, 24 minutos de latitud norte y 81 grados, 28 minutosil*
longitud oeste2021.

E l t u r n o d e la R u b y

El hundimiento de la goleta Ruby. el 17 de noviemhie di


1943, en circunstancias parecidas a la Resolute, decidió «I
gobierno colombiano a declarar el «Estado de Beligeraiu ht
contra Alemania22.

20. Carlos Lozano y Lozano, M e m o r ia d e R e la c io n e s E s l c u m c\ IV il


(Bogotá: Imprenta Nacional, sin techa), p. L X X III.
21. .1Urgen Rohwer, A x is S u b m a r in o S u c c e s s e s , I V J V - I V 4 X p lio
22. I.a tlgura jurídica de Estado de Beligerancia no estaba conic 1111 a >L
en la Constitución Nacional, pero fue acuñada y aprobada por ma\oi i.h i»
Congreso de la República, debido a que Colombia no quería dcil.ii.ii U
Submarinos nazis \s. goletas colombianas 229

Laureano Gómez de nuevo puso en duda la versión del


(Hibierno de que la Ruby había sido destruida y sus pasajeros
muertos y heridos por un submarino alemán; por entonces, el
l'iesidente Alfonso López Pumarejo se encontraba en los Es-
•talos Unidos y Darío Echandía ocupaba temporalmente el
t III go.
La preocupación de Echandía ante la posición de Laurea­
no ( iómez no escapó a la atención del embajador norteameri-
mno. Este escribió el 27 de noviembre al Secretario de Estado
i oulell Eí ull urgiéndolo para que le fueran enviados loí resul-
f olos del análisis efectuado por las autoridades norteamerica-
inis en la Zona del Canal sobre los fragmentos de proyectiles
íMiaidos a los heridos, o recogidos por los sobrevivientes:
| Echandía] dijo que apreciaría mucho recibir información
ilrlmitiva de las autoridades norteamericanas en el Canal con
M'lui'ión a la investigación realizada sobre los fragmentos de
lio» descargas disparadas contra los sobrevivientes de la goleta
Nubv desde un supuesto submarino alemán. [Carlos] Lozano
ill»r que la actitud de Laureano Gómez es ‘increíble’ respecto a
I-* nacionalidad del submarino. Echandía manifestó que cual-
tjtlli i prueba que 1c podamos suministrar relacionada con la
Mili tonalidad del submarino, será de mucha ayuda»23.
1a respuesta provisional llegó del Decimoquinto Distrito
biunl en la Zona del Canal. De momento, todo lo que podían
*twiturar los oficiales norteamericanos era que ningún subma-
tllln de su país había navegado por el Caribe recientemente y
pi» el ejército y la marina de los Estados Unidos tenían orden

(MUIil ti Alemania en la medida en que los dos países estaban unidos por
!■ it *ies económicos y lazos afectivos. Según explicó entonces el presidente
Ikllfi I i hundía, el l-.stado de Beligerancia equivalía a la Guerra Defensiva o
1 nina Defensa.
M I ane a Sli. noviembre 27 de 1943, 740.001 I F:.W 1939/82060, RG
•< N A
230 Colombia Nazi

estricta de disparar únicamente contra submarinos y no conliu


otro tipo de naves24.
La respuesta definitiva la recibió Lañe el 17 de diciembtc,
exactamente un mes después del ataque, procedente del I >r
partamento de Estado:

Los fragmentos de las descargas disparadas pul el


submarino que hundió a la goleta Ruby fueron enviado*^
Washington para examen. Pero la identificación no lu»
posible debido a que eran partículas demasiado peqtw
ñas.
Esta es información estrictamente confidencial v vi
lo puede proceder en este asunto como se lo indiqiii' n(
Departamento. Sin embargo, no hay duda de la nacioM
lidad del submarino y el gobierno colombiano lo rulot
dió así en el momento en que declaró el «Estado di
Beligerancia». Aunque creemos que usted debe coimt
esta información creemos también que el asunto <!•
dejarse morir y que no es necesario dar ningún inloiiti*
ministro de Relaciones Exteriores y ciertamente nniMII
publicidad25.

La prohibición de informar al Canciller aparean niotf|


sólo pesaba sobre el embajador Lañe, pues Lozano y I o/»*W
meses después, al dejar el cargo, presentó al Congirso nfl
relación con datos precisos y detalles exactos sobre el mittlH
gio de la goleta Ruby, y dijo que entre sus fuentes se cuiiiiiln
las autoridades militares norteamericanas de la Zona «1*11j
nal. Así relató el Canciller el ataque alemán:

24. Ibiílcm.
25. DE a Lañe, diciembre 17 de 1943, 740.00] I EW 19 19 i ai* I
59. NA.
Submarinos nazis vs. goletas colombianas 2 31

El 17 de noviembre de 1943, hacia la una de la


mañana, una goleta colombiana denominada Rubby,
|,v/c] que hacía habitualmente el tráfico entre San Andrés
y Providencia y Cartagena, y que había zarpado de San
Andrés el 14, fue avistada por un submarino alemán y
atacada sin previo aviso a tiros de cañón, en un punto
situado a 120 millas náuticas de la ciudad de Colón [...]
I os agresores no sólo no hicieron el menor esfuerzo por
salvar a los tripulantes de la goleta, sino que los ametra­
llaron deliberadamente. A consecuencia de este nuevo
ataque murieron cuatro personas y quedaron heridas
siete, todas de nacionalidad colombiana. La goleta había
sido comprada en Caiman Brack, Islas Británicas [...] el
19 de enero de 1938 y matriculada en el puerto de San
Andrés bajo bandera colombiana. Desplazaba 39 tonela­
das netas y llevaba un cargamento efectivo de un poco
más de 30 toneladas. Se hundió completamente después
del cañoneo y las descargas de ametralladora. Los sobre­
vivientes lograron embarcarse en un «cayuco», sobre el
(Util flotaron en el mar hasta cuando encontraron el
tínico mercante, Orotava, que los auxilió y recogió el 19
de noviembre, y los condujo a Colón donde fueron hospi­
talizados [...] A algunos de los sobrevivientes les fueron
• n raídos fragmentos de sharpnel [ v/c. shrapnel: granada
de metralla] y otros pedazos de proyectiles, recogidos por
los sobrevivientes, fueron enviados para su examen a
llnlhoa.
Los náufragos relataron el incidente en declaracio­
nes tendidas ante las autoridades norteamericanas de la
/una del Canal y posteriormente ante nuestro Encargado
tic Negocios en Panamá, señor Rafael Rocha Schloss, con
tollas las formalidades legales. Declararon también ante
I I t Ymsul colombiano en Colón, señor J. Restrepo Jara-
ttllllo, de quien se recibieron en Bogotá las primeras
ilnla las sobre el hundimiento de la goleta. Y las informa-
232 Colombia Nazi

ciones anteriores, así como la procedencia del submari


no, fueron confirmadas por el Cuartel General del Distri
to Naval número 15, de los Estados Unidos, y por dichas
autoridades americanas del de la zona26278.

Que la goleta fue hundida por el U-516 al mando del


capitán Hans-Rutger Tillesen quedó comprobado por las
investigaciones del profesor Rohwer después de la guerra'
En ausencia de informes fidedignos sobre las causas de la
destrucción de los navios Racimar y Ruby, y no habiendo
indicios que señalen otra explicación, parece forzoso acogci la
fundamentada hipótesis que se ha venido exponiendo en este
capítulo. El origen de los ataques obedeció, como en el caso de
la Resolute, a las divergencias entre alemanes e isleños solar
reabastecimiento de los submarinos.
Samuel Eliot Morison, distinguido historiador naval
apuntó un lustro después de la guerra que la investigación de
rumores sobre el reaprovisionamiento de submarinos en Amé
rica Central fue una de las tareas más desesperantes que al ron
tó la marina de los Estados Unidos, por la abundancia di
informes según los cuales las goletas de la región llevaban
barriles de petróleo a los U-boot. Para Morison no era impío
bable que los descendientes de los bucaneros y los alemanci
residentes en el Caribe aprovisionaran a los submarinos’*,
Una historia oficial del servicio de inteligencia británico,
publicada cuarenta años después de la guerra con fundamento
en documentos secretos que únicamente sus autores pudiemn
examinar, señala que la red de abastecimiento de submarino*
que los ingleses y norteamericanos solamente pudieron des

26. Carlos Lozano y Lozano, M e m o ria d e R ela cio n es Exteriores. l'H l


pp. LXXI-LXXII.
2 7 . J ü r g e n R o h w e r , Axis Submarine Successes, 1939-1945, p . 17-1
28. Samuel Eliot Morison, llisloryoflhc lhtited States Naval Opeiali*•«■
in World War II, Vol. I, p. 150.
Submarinos nazis v.v. goletas colombianas 233

mantclar en junio de 1942 y que tenía su base en Honduras


Británica (hoy Belize), fue uno de los factores que permitió al
almirante Doenitz mantener una patrulla permanente de 10 a
15 U-boot entre Boston y Trinidad durante la primera mitad
de ese año. La razón era elemental. Los submarinos tenían un
radio de acción de entre 11 y 13.000 kilómetros y la distancia
entre sus bases en Europa y el Caribe no era inferior a 5.000
kilómetros, por lo cual el viaje de ida v vuelta consumía
fácilmente todo el combustible. Por supuesto, su misión en la
región exigía un consumo adicional de combustible, sin que
hubiera a la mano un solo país amigo de Alemania dispuesto a
acogerlos en sus puertos. Y el primer petrolero alemán dise­
ñado expresamente para reaprovisionar submarinos en alta
mar se dio al servicio sólo en abril de 1942, por lo cual es obvio
que sin una red local de abastecimiento las unidades germanas
habrían estado sometidas a serias limitaciones operativas29.

29. F.H. Ilinsley el. til., British Intclligencc in lite Seconil li'or/tl Ilar
(New York: Cambridge t Iniversity Press. 19X4). II, p. 229; Stanley E. Millón,
lltller’s S e a n 114/ in South America, p. 139.
o

12. López de Mesa y el antisemitismo

Jaime Jaramillo Arango, nombrado ministro plenipotenciario


de Colombia en Berlín, aún no había presentado credenciales
ante el Führer Adolf Hitler cuando sobrevino el incidente la
fría mañana del 10 de noviembre de 1938.
El 7 de noviembre Herschel Grynszpan, un joven judío
alemán de diez y siete años, llegó a la embajada alemana en
París y pidió hablar con el embajador. En su lugar, lo recibió
Ernst von Rath, tercer secretario de la misión. Grynszpan, que
buscaba vengar a su padre, uno de los 10.000 judíos deporta­
dos a Polonia días antes, disparó sobre von Rath y le causó la
muerte. Su intención era asesinar al embajador.
Lejos estaba de imaginar el joven judío que 48 horas
después su acción desencadenaría en Alemania ur.o de los
episodios más sanguinarios de la pre-guerra. Por lo menos 119
sinagogas fueron incendiadas, otras 76 totalmente destruidas,
7.500 negocios de judíos saqueados, 20.000 judíos detenidos y
36 asesinados, sin contar los casos de violaciones, en lo que la
historia recuerda como «La Noche de los Cristales Rotos»,
f ueron momentos de terror de los que difícilmente escapó
algún lugar de Alemania donde residieran judíos o tuvieran
éstos negocios o intereses comerciales. El valor de los vidrios
rotos se calculó en cinco millones de marcos.
El Ministerio de Propaganda del Reich hizo creer que los
actos vandálicos obedecieron a una reacción espontánea del
pueblo alemán. Sin embargo, documentos secretos encontra­
236 Colombia Nazi

dos después de la guerra revelaron que el jefe de ese Ministerio


Paul Josef Goebbels había dado instrucciones a Reinhard
Heydrich, número dos de la SS (que incluía a la Gestapo y al
Servicio de Seguridad) para que organizara el pogrom1.
Jaramillo Arango y otros funcionarios de la legación
colombiana fueron testigos de la persecución anti-semita que
se desató en Berlín. Dejemos que Jaramillo narre los hechos,
que terminaron con su renuncia ante la falta de apoyo del
Presidente Santos:

El día de las purgas vandálicas, al tener conocimicn


to de lo sucedido, salimos hacia las 10 de la mañana don
Rafael Rocha [secretario de la legación], el doctor llenan
Toro [anadié de la legación], la señorita de la ofieuiM
(mecano-taquígrafa e intérprete) y yo, a dar una vuelta
por el lugar de los acontecimientos; era muy natural qitr
tuviésemos curiosidad de ver con nuestros ojos los hoiin
res de que Berlín era teatro, simultáneamente con toda*
las demás ciudades de Alemania: destrozos, saquen-,
Sinagogas en llamas, casi linchamientos, cuadros que el
Dante no imaginó, como que los suplicios tienen el tell
namiento del siglo. Fuimos en mi automóvil.
Don Rafael Rocha y el doctor Hcnao, que son mu»
amigos de la fotografía, llevaban sus cámaras. Enalj'tt
nos sitios nos bajamos del carro a mirar de cerra I"'
escombros. De dos o tres ruinas tomaron ellos vi-a-i*
Ibamos marchando tranquilamente en nuestro velili iiltt
cuando súbitamente un carro blindado de la policía Huf
hizo señas de que paráramos. Nos detuvimos: en iu> ililf
de un segundo, como por arte de magia, nos vimos mili #
dos por un cordón de policías. Fue una sorpresa |MI|

I. William L. Shirer, The Rite and la ll ojthe Third Rcich (< no iintt^l
Fawcett Crest, 1960), pp. 580-83.
López de Mesa y el antisemitismo 237

nosotros, no sabíamos de qué se trataba. El Jefe que los


dirigía se acercó a nosotros y en términos altaneros e
imperativos nos ordenó que le entregáramos los aparatos
fotográficos; nos dijo que sacar fotografías referentes
a los hechos que pasaban era prohibido. Le observamos
que nosotros no lo sabíamos, ni nadie nos lo había dicho,
y que éramos diplomáticos como el carnet, la bandera y la
placa del carro lo atestiguaban. Nos respondió que nada
importaba, que inmediatamente teníamos que entregarle
las máquinas. En vista de su actitud insolente y del atro­
pello de que éramos víctimas nos negamos a satisfacerlo.
Entonces quiso entrarse a la fuerza a nuestro carro; le
pusimos el seguro a las puertas para impedírselo y se lo
impedimos. Un público de curiosos, que fue creciendo,
comenzó a rodearnos. Aquí las cosas, el Jefe de Policía
nos intimó que debíamos seguirlo al Comisariato; (sic) le
ordené al chofer no dar un solo paso; apenas muerto me
habrían hecho sufrir a mí, representante de Colombia,
esa vejación. Decidí pedirle a nuestra Secretaria se bajase
del carro y que llamara por un teléfono a la Sección de
Protocolo del Ministerio a comunicar lo que nos sucedía.
Ella llamó: de ahí le respondieron que la actitud de la
policía se debía a que sin duda no conocía las disposicio­
nes sobre prerrogativas diplomáticas, que inmediata­
mente ellos se comunicarían con el Comisariato más
próximo para ordenarles hicieran cesar la irregularidad,
que de no poderse comunicar fácilmente mandarían al
sitio uno de sus empleados.
Ni la orden llegó, ni el empleado tampoco. El tiempo
pasaba. Al fin conseguimos que el Jefe del escuadrón se
decidiera a ir con nosotros al Ministerio de Relaciones,
l o subimos al carro y seguimos. El le ordenó al pelotón
de policía que nos siguiera en el carro blindado. AI llegar
al Ministerio entró a él don Rafael Rocha. Don Rafael
les expuso los hechos como se habían pasado y les hizo de
238 Colombia Nazi

presente que para él ninguna importancia tenían las foto


grafías, que sólo por la forma como la policía había
procedido no se las había entregado. El Sub-Jefe del
Protocolo le pidió entonces que se las diese a él en un
pacto de caballeros. Don Rafael le observó que si el
Protocolo reconocía que la Policía había obrado mal, se
las entregaría sin más observación. Su interpelante le
respondió que él propiamente no podía censurarla, pul
que (sic) creía que en este caso excepcional había obrado
con derecho. Ante esta declaración, distinta a la que pm
teléfono le había hecho a la señorita otro de los funciona
rios, decidió don Rafael manifestarle que con pena no l<
era dado entregárselas, por la dignidad del cargo qnr
ocupaba como representante de otro país, y se despidió
de él»’.

Como lo ordenaban la lógica y el cargo, el ministro Juin


millo Arango pidió instrucciones cablegráficas directamente al
Presidente Santos en Bogotá. Veinticuatro horas más tai di
Santos transmitió su decisión: no valía la pena insistii en
guardar las fotografías, puesto que ello podría interpretara
como «deseo [de] conservar pruebas mortificantes, aiinqin
ello no justifica [el] atropello [que] ustedes nos relatan» II
Presidente consideró que era «preferible no adelantar nU
incidente».
El Ministerio de Relaciones del Reich informó a la Iqiii
ción que, debido a la actitud del ministro colombiano, rl
propio Hitler había resuelto posponer la presentación de i u
denciales de Jaramillo Arango prevista para el 15 de novicitt
bre de 1938. Jaramillo intercambió varios mensajes más comí
Presidente Santos, incluyendo uno en que Santos le ordenaba a

2. Jaramillo Arango a Santos, noviembre 12 de 1938. AMRI


López de Mesa y el antisemitismo 239

|ns funcionarios de la legación que permanecieran «discreta­


mente silenciosos»3.
La tímida decisión del Presidente Santos resultó incompa-
|iMe con la firmeza del ministro y de su secretario. Jaramillo
Arango y Rocha Schloss renunciaron al cargo, aunque el
Comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores
Informó solamente que los dos diplomáticos habían sido reti­
ñidos de la legación en Berlín.

Ju d ío s « d e d u d o s a m o r a lid a d »

Pero este intercambio de mensajes diplomáticos no sólo


silv¡ó para dejar una constancia clara del carácter conciliato-
llodel Presidente Santos. También puso en evidencia la políti-
tu discriminatoria del gobierno respecto a la migración judía a
i olotnbia. En uno de los cablegramas que Jaramillo Arango
miivíó al Presidente pedía instrucciones en cuanto a las solicitu­

des de asilo presentadas a la legación por algunos judíos.


Rogamos reflexionar cuidadosamente sobre los problemas
i|lic ello plantea pues podría tener como consecuencia inespe-
nula el que se nos endosase asilados obligándonos a traerlos a
I idombia o [a] ampararlos indefinidamente», respondió Bo-
#oli't\ Esta posición fue secundada por el Canciller López de
Mesa, quien dos meses después del incidente de Berlín alertó a
«u>. representantes en las capitales del mundo. De hecho, la
Milla-circular enviada por López de Mesa el 30 de enero de
I1) l‘) concretaba el contenido del mensaje del Presidente San-
lim a Jaramillo Arango:
«Considera el Gobierno que la cifra de cinco mil judíos
filialmente establecidos en Colombia,constituyen ( v/c)ya un

I. ibídent.
I Ibídent.
' ihidem.
240 Colombia Nazi

porcientaje (sic) imposible de superar, a pesar de los sentimien


tos humanitarios que naturalmente inclinan a la acogida bené­
vola de las minorías raciales hoy perseguidas», señalaba el
ministro.
«La anterior consideración, hace pues necesario, y en espc*
ra de una reglamentación más completa sobre la materia, qiii'
los cónsules bajo su jurisdicción OPONGAN TODAS LAS
TRABAS HUMANAMENTE POSIBLES A LA VISACION
DE NUEVOS PASAPORTES A ELEMENTOS JUDIOS, mu
establecer entre ellos distinciones privilegiadas por razón de mi
origen o nacionalidad»6.
El 3 de febrero de 1939, la valija diplomática trajo lii
«reglamentación más completa». «De lo que se trata ahorit
—se leía en el nuevo comunicado— ES DE IMPEDIR, I IAS
TA DONDE SEA HUMANAMENTE POSIBLE, QUE: I N
TREN A COLOMBIA JUDIOS RUMANOS, POLACOS
CHECOS, BULGAROS, RUSOS, ITALIANOS. Etc.»7.
López de Mesa consignó su pensamiento en la McmmU
Ministerial de 1940:

Debido a los movimientos políticos sucedida, m


Europa: la anexión de Austria a Alemania y la pciM'iii
ción violenta en ese país contra los judíos [...] los < miimi
lados de Colombia y de todas las naciones americanih •*
vieron asediados por los refugiados que querían lililí
los peligros que los amenazaban en su país |...| A lm
puertas de esos Consulados de Colombia en Alciihiuii
[...] acudían por millares gentes de todas clases: pmh *l
nales (dentistas, médicos, abogados, químicos, di » o
merciantes de toda índole, industriales menores, rh o

6. Caro a cónsules en Berlín. Hamburgo y Varsovia, encio III il» H’1


oficio AC/XI/25/39, AMRE.
7. Caro a cónsules en Berlín, Hamburgo y Varsovia, febii'iu '
AC/X1/32/39, AMRE.
Las prohibiciones del ministro
Luis López de Mesa, en lugar de
evitar la inmigración judía,,
produjeron el efecto contrario: el
tráfico de visas al mejor postor.

En noviembre de 1938 la policía


ulcmana pretendió confiscar a la
lltarza las cámaras fotográficas de
dos funcionarios diplomáticos
plttmbianos que habían retratado la
destrucción de sinagogas y
fMablecimientos judíos en Berlín.
Hllttc Jaramillo Arango, embajador
de Colombia, lo impidió y en
^prrsalia Hitler se negó a recibirle
lt» cartas credenciales. Jaramillo
aparece en una fotografía de
la época.
López de Mesa y el antisemitismo 243

sus papeles en regla y con todos los documentos que las


leyes colombianas exigían para la visación de pasaportes
extranjeros.
La mayoría de estos solicitantes, presuntos comer­
ciantes de dudosa moralidad y sin fortuna, asesorada de
expertos en cuestiones jurídicas, alegaban a nuestros
Cónsules que debido al Tratado de Amistad, Comercio y
Navegación de Colombia con Alemania... [Colombia no
podía] tener limitada su cuota de inmigración [,..J
Los cónsules colombianos se vieron, pues, en un
trance difícil y en muchas ocasiones tuvieron que otorgar
la visa pedida por la fuerza misma de las circunstancias
[-]
...Llegaban a nuestros puertos un sinnúmero de ex­
tranjeros, en tal grado de miseria, que según las comuni­
caciones de las autoridades aduaneras, carecían de los
centavos necesarios para el pago de timbres nacionales y
de transporte al lugar de su destino, aumentando en esta
forma el número de desocupados y del que se dedica a
negocios ilícitos o de ilícita operación. Con el ingenio que
caracteriza a ciertas razas, idearon los medios para burlar
la ley. Entidades judías de socorro pagaban con anticipa­
ción en las respectivas Administraciones de Aduana los
depósitos inmigratorios que la ley exige, sin que pudiera
impedírseles [...]
Hasta tal punto llegó el descontento del país, que en
las calles de algunas ciudades se vieron manifestaciones
organizadas cuyo grito de reclamo era «abajo los
ludios»8.

I I gobierno, con el fin de evitar que el país se viera


llHHlilado de esas gentes que forman una minoría inconve-*

* I ms López de Mesa, Memoria de Relaciones Exteriores. ¡940. (Bogo-


i Impirnta Banco de la República, sin lecha), pp. 160-62.
244 Colombia Nazi

niente para la nacionalidad y un estorbo para su desarrollo


económico» expidió a finales de septiembre de 1938 un decreto
para regular el ingreso de extranjeros910.
Entre otras limitaciones, este decreto prohibía a los cón
sules otorgar visas a personas que hubieran perdido su nació
nalidad de origen. Según López de Mesa, en las república»
americanas había «muchos elementos indeseables, en giaü
parte judíos» que se habían nacionalizado en esos pulse»,
cambiando su nacionalidad de origen, generalmente europea
«Así, pues, contenemos el sinnúmero de polacos, rumano»,
etc., nacionalizados en Estados Unidos, Bolivia y el Perú.qiin
de otra manera vendría a aumentar el gremio de comercia uto* J
e industriales menores de ninguna utilidad económica pam la
Nación»1".
También prohibía el decreto otorgar visas a quienes mi
frieran alguna limitación en el ejercicio de sus derechos en il<i
y políticos. Era el caso de los judíos a quienes el gobu mil
alemán expedía un pasaporte que sólo les permitía salo di*l
país, pero no regresar a él. Los cónsules colombianos mi
podían estampar visas en tales pasaportes, pues se tralah.i i|f
documentos expedidos a personas que habían sufrido el m nfj
te de un derecho civil.
Y, para no dejar ningún resquicio, también quedó pioli|l
bido expedir visas a quienes carecieran de nacionalidad |'i(fl
ejemplo, a los judíos que abandonaban Alemania con el iiiuiMf
de radicarse en el exterior. Ellos perdían la nacionalidad ti|i
mana y adquirían la condición de apatridas. Para di |nl ii(|
serlo, solicitaban la nacionalidad del país a donde eini|Oiihn(j
pero si ese país era Colombia, el decreto de López de Mi |
cerraba las puertas.
No obstante, las severas precauciones del c a m illei | u
impedir la entrada de las víctimas del Reich a ( oh nula,i il

9. ¡bul. p. 162.
10. Ibidem.
López de Mesa y el antisemitismo 245

(|iiedaron cortas ante el cerco inhumano del Fiihrer contra los


judíos. El 26 de noviembre de 1941, por decreto, Alemania
privó de la nacionalidad germana a los judios residenciados en
el exterior y a los que emigraran de Alemania. La posibilidad
de tener que conceder la nacionalidad colombiana a los judíos
residentes en el país que habían perdido la ciudadanía alemana
en virtud del decreto le quitaba el sueño a López de Mesa. Por
esa razón, el Canciller hizo saber al ministro alemán en Bogotá
!|lie Colombia no aceptaba el decreto del Reich11.

NI judíos pobres

I I criterio anti-semita del gobierno de Santos se inauguró


•IhmIc s u posesión. En 1938, el decreto 2383 había rebajado los
'(•pósitos inmigratorios «para las nacionalidades deseables»
*|(ir ciertamente no era la de los judíos, los cuales según López
Mesa tenían una «orientación parasitaria de la vida»12.
Ante la solicitud de la Unión Panamericana, antecesora
«le U <)EA, para que Colombia permitiera la entrada de refu-
íHiIns extranjeros de todas las nacionalidades, López de Mesa
pontlió que lo permitiría solamente si se trataba de «inmi-
*Mules de buena índole racial y moral»13
‘«ni embargo, las prohibiciones del Ministro, en lugar de
ñdrti ii Colombia eficazmente contra la inmigración judía,
hnliijrion el efecto contrario: con ellas floreció el tráfico de
c. vendidas al mejor postor. Hans Ungar, judío de naciona-
bil austríaca que llegó a Colombia en 1938, sufrió las conse-
i*tu tus «le la restricción a los inmigrantes: «Mis padres murie-
i* * ii campos de concentración alemanes porque no pude

MI I ó pez de Mesa. Memoria de Relaciones Exteriores, I942( Bogo-


iic.
llanco de la República, sin fecha), pp. XXXII-XXXIV.
Ki i i i h i I ii
‘ I lili I ó pez. de Mesa, Memoria de Relaciones Exteriores, ¡940, p. 19.
I |n|Hv de Mesa a Gabriel Turbay, octubre II de 1940, AMRE.
246 Colombia Nazi

conseguirles una visa colombiana. Me ofrecieron visas en ven­


ta pero costaban el equivalente de medio millón de pesos dr
hoy y yo no pude conseguirlos [...] El resultado de la especula
ción con las visas fue que las compraron quienes tenían dinero,
y esos eran los agiotistas que tanto temía López de Mesa. I n
general, los rechazados eran inmigrantes judíos absolutamenii'
calificados: hombres de ciencia, profesionales. Indudablemeit
te los argumentos de López de Mesa era típicamente na/is»,
recordó el señor Ungar, fundador de la conocida Libreilii
Central de Bogotá14.
El propio López de Mesa se lamentaba del torrente di
abogados contratados como intermediarios para gestiona i ItU
visas de los inmigrantes, y llegó a decir que en «ocasiones si*
descubrió que tantas lágrimas eran remuneradas»15.
La efectividad del decreto número 1723 del 23 de septietil
bre de 1938 sobre ingreso de extranjeros puede medirse poi ln*
siguientes cifras: en los cuatro meses anteriores a la prohibí
ción, los consulados colombianos en Alemania y en diez pahi *
europeos más, concedieron 1.190 visas. Por lo menos la imbuí
correspondían a extranjeros que no habrían tenido derecho <
ellas si se les hubiera aplicado el decreto que comenzó a rcp.ii i-l
5 de octubre. Por contraste, en noviembre, un mes despm ni*
entrada en vigencia la disposición, el consulado de B c i Ii i i #
duras penas expidió 6 visas16.
La necesidad de sobrevivir a las restricciones deI MinUIK
rio dio lugar a ciertas argucias, como el cambio de nomine
dijo, por ejemplo, que judíos de apellido Wolf lo tradiijcinMl
Lobo, su equivalente en español. Así lo registraban las n<
rías para luego pedir la revalidación de los pasaportes l>a|u()
nuevo nombre cristiano17.

14. Entrevista con Hans Ungar, diciembre 6 de 19X4.


15. Luis López de Mesa, Memoria de Relaciones Exteriores, /v/n )• H
16. Ibicl, p. 166.
17. Joaquín Quijano Mantilla, cónsul en Berlín, a MR1 . eni m 11lÉI
1940, AMRE.
López de Mesa y el antisemitismo 247

Pero el ministro López de Mesa no detentó el monopolio


de las sospechas contra los refugiados judíos, pues en el empe­
ño lo acompañaban otros funcionarios de la Cancillería. San-
liago López, encargado de negocios en Berlín en 1941, llegó a
sugerir que algunos judíos, a cambio de la licencia para salir de
Alemania, cumplían misiones secretas en el exteriora favor del
Reich, bajo órdenes de las organizaciones pro-germanas exis-
Icntes en el extranjero. El mismo funcionario proponía vigilar
no sólo a estos presuntos agentes nazis, sino también, a los
judíos anti-alemanes porque éstos, en su opinión, se encarga­
ban de alimentar la agitación interna contra la colonia alema­
na residente en el país18.
Y si en Berlín llovía, en Medellín relampagueaba. O, por
lo menos el Cónsul norteamericano Carlos C. Hall echaba
i hispas a causa del despliegue del semanario El Obrero Católico
i|tie, en primera plana y con nítida fotografía, afirmaba que
Itoosevelt era judío y masón. Fundado 15 años atrás, El Obre­
la Católico era el órgano oficial de la Acción Católica de la
Ahju¡diócesis de Medellín, con una circulación de 19.000 nú-
IIU'IOS e impreso en «La Defensa», editorial de propiedad de la
Ijllesia. Los avisos de la General Electric que aparecían en el
Wtuimario, aumentaron la irritación del cónsul19.
Colombia también fue escenario de manifestaciones anti-
« nulas de origen privado. El Movimiento Nacionalista Revo-
Imtima rio dejó caer sus hojas volantes en las calles de Bucara-
Muniga contra la «ola de judíos, polacos, rumanos, verdaderos
tKlnpiros que se chupan la sangre del pueblo bumangués». Los
«luques se debían a las actividades comerciales de los emigran-
(► », que eran acusados de vender a plazo con grandes recargos,
Uun comprar mercancías a los colombianos y de perjudicar a
In» (umerciantes locales. Era tan clara la simpatía del Movi-

|N Santiago López a MRE, octubre 19 de 1941, No. 122/4X68, AMRE.


|U Hall a SE. enero 30 de 1941, 800.20221/11, RG 59, NA.
248 Colombia Nazi

miento Nacionalista Revolucionario por la causa alemana que


su arenga remataba con la consigna de «¡Colombianos! Nn
olvidéis que fue Alemania el último país libre que reconoció ti
Panamá como República independiente»20.
La Unión Nacional Patriótica, también conocida como l.t
Unión Nazista Panamericana, con sede en Barranquilla, pío
pagaba el antisemitismo entre sus principios básicos v lildalm
de falsas las noticias periodísticas y programas radiales a nit
nazis refiriéndose a ellos como mentiras del judaismo intciiwl
cional.
Los inmigrantes que lograban penetrar la barrera de (lili
cultades oficiales no siempre encontraban el camino despiqn
do. Algunas veces, eran víctimas de las sospechas que destl#
Berlín propagaba Santiago López.
Merry Rosenberg-Versteeg, una de ellas, decidió contuil»
su triste historia a la socióloga y filántropa Eleanor Roosevcll
esposa del presidente norteamericano:

Querida señora:
La situación desesperada en que nos encontrailliH
no tiene justificación, pero me da el valor para escribid*'
Estoy casada con un judío alemán y en 1933, eiiaiuli»
Hitler llegó al poder, tuvimos que salir de Alemanni *
refugiarnos en Holanda, mi patria. Allá mi esposo eouM
guió trabajo, pero dos años después fue despedido poi **♦l
extranjero. Así que emigramos a Colombia donde Md
mos hace 6 años. Mi esposo, que es experto en labi n a* lúfl,
de locomotoras, no tuvo dificultades para conseguu IM
bajo en esta área inmediatamente. Pero ahora lo t o i n a i u i t
por alemán y fue despedido, a pesar de que es un |in!M
alemán refugiado.

20. Hoja volante, sin fecha, firmada por Joaquín Posada, inipn ,hrHW
tipografía Central, AMRE.
López de Mesa y el antisemitismo 249

Usted puede imaginar lo duro que nos resulta acep­


tar este destino y le ruego [ilegible] hacer lo posible
porque la gran influencia de su gobierno democrática no
permita estas injusticias. No es por nuestra suerte peí so­
nal solamente sino por la de todos los judíos refugiados.
Mi esposo lleva 6 años empleado de los Ferrocarriles
Nacionales v como no fue posible obtener su renuncia,
fue despedido; como él, otros mil refugiados sufrirán la
misma suerte.
Sería una tragedia espantosa si a nosotros, las prime­
ras víctimas de Hitler, enemigos irreconciliables del eje,
nos tratan como a nazis21.

Ni judíos ricos

El desafecto de López de Mesa por los judíos no sólo


vomprendía a los pequeños comerciantes que él asociaba siem-
|iic con la usura, sino que se extendía también a los grandes
tmpitalistas. Alfonso López Pumarejo, en cuyo primer gobier­
no I ópez de Mesa sirvió brevemente como ministro de Educa-
don. se interesó durante la administración Santos por la
l'i opuesta de un judío norteamericano que quería establecer en
<olombia una industria de papel de estaño. López Pumarejo
{lltlió a un amigo que sondeara a López de Mesa para saber si el
lubierno vería con buenos ojos la inversión, estimada en 200
mil dólares, así como la llegada al país de técnicos y adminis-
limlores extranjeros. El Canciller respondió que Colombia
Midi ia encantada de contar con los 200 mil dólares pero no con
l'i picsencia del industrial judío22.

.'I Curta de enero 27 de 1942, 821.4016/2, RCi 59, NA.


¡i, Mraden a SO, marzo 26 de 1941, 821.001 López, Alfonso/125,
ittlimire No. I, p. 2, RG 59, NA.
250 Colombia Nazi

El profesor López de Mesa, nacido en Don Matías, Antio-


quia, autodidacta antes de ingresar a la facultad de medicina
de la Universidad Nacional, escribió sobre biología, sociolo
gía, filología, historia, geografía, arte y aun economía. I I
ex-presidente Carlos Lleras Restrepo no escatimó elogios
cuando se celebró en 1984 el centenario del nacimiento de su
colega de gabinete en la administración Santos: «No sé »lc
ningún otro colombiano que haya cubierto tanto espacio inte­
lectual ni recorrido tan variadas zonas del conocimiento"'1.
Pero su estilo literario, que para sus contemporáneos em
motivo de admiración, al embajador norteamericano Sprmllc
Braden le pareció uno de los más difíciles con que se hubiem
topado jamás. Braden confesó en sus memorias que mmeit
logró reunir el coraje suficiente para leer los libros de López ilo1
Mesa, que el autor-le había obsequiado. En una ocasión, paru
verter a un inglés inteligible dos páginas de la pluma di’l
antioqueño debieron intervenir un traductor que trabajó cu
ello durante tres o cuatro días, dos funcionarios de la emba|in
da de los Estados Unidos y el propio embajador Braden, qlll
diccionario en mano tuvo que dedicar dos horas adicionales
documento.
Tenía López de Mesa la fama de profesor distraído. Him
den decía que era tan aterrizado como Don Quijote, un Dolí
Quijote rubio y sin barba, pero que cuando se lo propoilll
podía actuar con criterio práctico*24.
Braden no ahorró anécdotas para describir lo que é|
consideraba el temperamento desconcertante de López de Mw
sa. La presencia de misioneros protestantes norteamericaiuti
en Colombia25 provocó una airada reacción de parte de l||

, 23. l'.l Tiempo, octubre 14 de 19X4.


24. Spruille Braden, Diplomáis andDemagogues (New Rochellc, N \
Arlington House, 1971), p. 206.
25. En esa época llegaron a Santander, Valle y Cauca varios misinni ni
protestantes. Su presencia incomodó por igual a católicos rasos v h 1
López de Mesa y el antisemitismo 251

jerarquía católica y particularmente del arzobispo de Bogotá,


que llegó a redactar una pastoral decididamente antinorteame­
ricana. Fue por ello que Braden invitó a Bogotá a un obispo
católico de los Estados Unidos, para tratar de apaciguar la
desazón del episcopado colombiano. El obispo John F. O'Ha-
ra fue el primer prelado católico de esa nacionalidad y de ese
rango que llegó a Colombia. Cuando Braden lo acompañó a
una entrevista protolocaria con López de Mesa, el ministro de
Relaciones Exteriores inició la conversación con estas palabras
dirigidas a O’Hara: «Excelencia, quiero expresarle a usted mi
opinión. He analizado y estudiado mucho el asunto^y en mi
concepto la «doctrina de la Iglesia Católica es totalmente equi­
vocada». El obispo no se disgustó, pues el embajador le había
advertido que estaba a punto de conocer a un excéntrico.
I.ópez de Mesa y O’Hara discutieron durante media hora
sobre la actitud del Vaticano frente a Hitler y Mussolini.
Terminada esa discusión el Canciller apuntó que no había
agotado su arsenal y pasó a afirmar que la Iglesia católica en

jerarquía eclesiástica. La prédica protestante suscitó incidentes, la mayoría


tic ellos de carácter violento. Ln Silvia (Cauca), el cura párroco dedicó un
icrmón de la misa dominical a criticar severamente a los Estados Unidos y
•as misiones religiosas. La misa terminó en una manifestación de todo el
pueblo contra la política norteamericana en Colombia.
Peor que en el Cauca fue la protesta en Bucaramanga. Allí, en septiem­
bre de 1943, el asistente del obispo organizó una ruidosa manifestación
liintra las actividades de los misioneros. Participaron los jóvenes de los
(ttlegios católicos que marcharon por las principales calles de la ciudad
(litando consignas contra los Estados Unidos y apedrearon los templos y
lugares de reunión de los misioneros. Las señoras de la alta sociedad buman-
| (tiesa, precedidas por la esposa del gobernador, enviaron telegramas al
Nuncio Papal v al Presidente de la República señalando que la agresividad de
Ins misioneros protestantes estaba afectando las buenas relaciones de Co-
Imnbia con los Estados Unidos.
El ministro de Gobierno, Alberto Lleras Camargo, declaró que todas
tupidlas manifestaciones tenían un trasfondo político para crearle al gobier-
kAr-tCO CL LA RtPUSLfOi
IHWkxui Í kh Süs*» cU I* V 'r 'l L íilkUOTtCA LU13-ANGÍL Aí.ANGO
; a ■ •- ' > 5 fSffTO DE ADQUISICION
252 Colombia Nazi

los Estados Unidos también estaba totalmente equivocada.


Así que la discusión se prolongó por media hora más26.
El profesor era soltero pero no asceta, observa el enviado
norteamericano, que consigna el rumor según el cual López de

no dificultades con el Buen Vecino. El embajador Lañe se comunicó con el


Nuncio y por él supo que había un grupo abiertamente fanático en Santa miel
que exigía el retiro inmediato de los misioneros puesto que su presencm
violaba el artículo 1 del Concordato, el cual dispone que la religión católica
es la religión de Colombia y por lo tanto el gobierno nacional está obligado 11
defenderla y protegerla. El periódico /:/ Frente, de Bucaramanga estaba a ln
vanguardia del movimiento de defensa del catolicismo. La agitación aumen
tó de tono, a la par con las amenazas contra los misioneros. El embajadoi
norteamericano Arthur Bliss Lañe debió viajar a Bucaramanga paraentenu
se personalmente de los acontecimientos. En su informe a Washington,
relató que los responsables de la situación eran el obispo de Pamplona, dt
quien dependía la diócesis de Bucaramanga, el rector del colegio San Palio
Claver y los padres franciscanos, quienes, de acuerdo con el gobernado!
liberal Arturo Santos, eran controlados por la Falange española. El gobri
nador señaló a Lañe que detrás de los ataques religiosos se movía el partido
conservador interesado en crearle dificultades al gobierno liberal. También
encontró Lañe que los misioneros radicados en Bucaramanga no estabiut
exentos de culpa puesto que habían hecho imprimir un panfleto contra t'l
Papa en el cual lo comparaban con la Bestia del Apocalipsis. El concejo di
Bucaramanga aprobó una resolución de alabanza al Papa y de repudio luu ln
el irrespeto de «ciertos conferencistas extranjeros».
El malestar y los disturbios públicos se extendieron a Cali, Mani/alo v
Duitama. El Siglo difundió la historia de la Bestia del Apocalipsis, prole-,lú
por el irrespeto y dedicó varios artículos a exaltar la grandeza de Pió MI
El asunto se apaciguó cuando monseñor Emilio De Brigard, vicallu
apostólico de la Arquidiócesis de Bogotá, negó que la jerarquía católa il
tuviera algo que ver con la situación y admitió que la aparente agitación
religiosa ocultaba propósitos políticos. El Presidente López Pumarejo declinó
que su gobierno haría lo posible por protegerá los misioneros siempre y cuaiidn
éstos observaran la ley. (Lañe a Hull, septiembre 13 de 1943, 821.1103/.'I,
septiembre 29 de 1943, 821.1163/24; noviembre 9 de 1943, 310.1163///
noviembre 13 de 1943, 310.1163/79; noviembre 18 de 1943, 310.1163/Ht
diciembre 13 de 1943, 310.1168/91, RG 59, NA.)
26. Spruille Braden. Diplomáis and Demagogues. pp. 209-1 I.
López de Mesa y el antisemitismo 253

Mesa fue amante de una espía nazi. Con otra alemana tuvo, de
acuerdo con Braden, un hijo ilegítimo que llegó a ser capitán
del ejército colombiano y que tomó el apellido de su madre.
Sobre este capitán cuenta el embajador la siguiente anécdota:
Dos hijas del diplomático fueron un día a montar a caballo y se
encontraron con un grupo de oficiales colombianos, con quie­
nes se reunieron posteriormente en un restaurante para tomar
un aperitivo. Las dos hijas de Braden hablaban español sin
acento, pues su madre era chilena, y tal vez no conociendo bien
la identidad de las jóvenes, los oficiales fueron francos en
expresar sus ideas políticas. Estas eran abiertamente pro-nazis,
tal como lo relataron luego ellas a su padre. Uno de los ofi­
ciales era el hijo de López de Mesa27.
Lleras Restrepo coincidió en mencionar «la admiración
por la mujer» que sentía López de Mesa, e insinuó que algunos
de sus escritos líricos eran autobiográficos28.
¿Por qué un hombre de la erudición de López de Mesa
sentía tan marcada aversión hacia los judíos? No existe lamen­
tablemente una biografía definitiva de este político, psiquiatra
y polígrafo que se adentre en los orígenes de sus creencias. No
obstante, su posición frente a los judíos no es accidental, sino
que se enmarca dentro de las teorías raciales que expuso y
reiteró en varios de sus libros. Escrutinio Sociológico de la
Historia Colombiana, Disertación Sociológica y De cómo se ha
formado la Nación Colombiana, son obras en las cuales el autor
arrastra de capítulo en capítulo una concepción antropológica,
sociológica y cultural fundada casi exclusivamente sobre ele­
mentos étnicos. Para él, la hibridación racial causa confusión e
indeterminación en la fisiología y en la conducta del hombre
latinoamericano. Así lo describió el profesor: «El iberoameri­
cano es biológicamente débil... fácilmente fatigable... más em­

27. Ibid., pp. 206-7.


28. El Tiempo, octubre 14 de 1984.
254 Colombia Nazi

prendedor que resistente... más alborotado que interesado en


el conocimiento... más intuitivo y fantástico que inteligente...
salta de una vez a las cumbres... más emotivo que pasional..,
más vanidoso que generoso... inconstante, imprudente, impre­
visor e iluso... adicto al licor»20.
En contraste, López de Mesa consideraba a los alemanes
radicados en Chile «disciplinados, laboriosos, patriotas y, algo
muy importante para nuestro cruzamiento, fuertes [...] A
través de las generaciones persiste el temperamento ordenado
y organizador de su cepa madre»2930.
Las colonias judías en la Argentina, según López de Me.su,
«fueron regresando poco a poco a sus costumbres inveterada*
de asimilación de riqueza por el cambio y la usura, por rl
trueque y el truco, sin arraigar en las actividades de su prodm
ción y transformación, que constituyen las verdaderamenti1
eficaces para un pueblo joven. Y al correr de los años, lit
riqueza nacional argentina va pasando a los nuevos inmigum
tes con premura sorprendente»31.

También forero Benavides

El historiador Abelardo forero Benavides, durable poli


tico y parlamentario liberal, por entonces gobernador de ( mi
dinamarca, se cubrió con el mismo manto del ministro I opt»»
de Mesa. En agosto de 1943 negó la personería jurídica a lo
Asociación Israelita Montefiore, de Bogotá, una entidad doill
cada al culto religioso. Los argumentos del gobernadla iim

29. Luis López de Mesa, Disertación Sociológica (Medellín: I ilMulIfl


Bedout, 1970), pp. 410-11.
30. Ibid., p. 408.
31. Ibid., p. 407.
López de Mesa y el antisemitismo 255

ocultaban la discriminación de credo: «La religión judaica es


contraria a la moral cristiana», sentenció32.
La actitud de Forero Benavides tuvo eco en un alto fun­
cionario del servicio diplomático colombiano. Alberto Vargas
Nariño, consejero de la embajada de Colombia en Washing­
ton, opinó que esta era la forma como «un joven liberal
demuestra a la Iglesia Católica que tiene el respaldo del libera­
lismo»33.
Estas declaraciones provocaron el reclamo de James W.
Wise, representante del Congreso Judío Mundial en Washing­
ton, ante el embajador de Colombia Alberto Lleras Camargo:
«[Las declaraciones del doctor Forero Benavides] constituyen
un golpe moral para la causa judía, más fuerte que todos los
recibidos en los países europeos. Esta actitud proveniente de
un país liberal y con libertad de cultos como Colombia —
agregó Wise— es muy grave para la causa judía en toda
América»34.
Pero más grave aún para la causa judía en Colombia fue el
hecho de que los periódicos nacionales difícilmente se refirie­
ron a las atrocidades de los campos de concentración alema­
nes, o a la situación desesperada de los judíos en Europa. Así lo
recuerda Hans Ungar: «Aquí nunca se supo de los campos ni
ile la persecución contra los judíos. Si había rumores, los
alemanes los acallaban argumentando que se trataba de pro­
paganda judía y pro-americana»35.

32. La resolución está citada en un documento de agosto 10 de 1943,


K21.4016/3, RG 59, NA. El embajador Arthur Bliss Lañe informó a Was­
hington que la decisión de no conceder la personería jurídica a la Asociación
Umelita respondió más a la iniciativa del secretario de la gobernación,
Agustín Aljure. de origen árabe y contrario a la causa judía, que al propio
I mero Benavides. Sin embargo, fue el gobernador quien firmó la resolución.
Ver LEU a DE, octubre 5 de 1943, 821.4016/5, RG 59, NA.
33. EEU a DE,.octubre 5 de 1943, 821.4016/5, RG 59, NA.
34. Alberto Lleras a MRE, septiembre 22 de 1943, AMRE.
35. Entrevista con Hans Ungar, diciembre 6 de 1984.
13. ¿La amenaza amarilla?

Yuzo Takeshima era empleado de la compañía japonesa Kai-


gai Kogyo Co. que tenía negocios con América Latina. Este
japonés fuera de lo común se había dedicado al aprendizaje de
la lengua de García Márquez. Por esa razón conocía el espa­
ñol, suficiente español como para leer y traducir algunos
capítulos de la María que fueron publicados en una revista
universitaria japonesa a comienzos de la década de 1920. Tan­
to habló Takeshima de la belleza de los paisajes, de la fertilidad
de la tierra de Efraín y María, que 4 jóvenes cuyas edades osci­
laban entre los 18 y los 23 años, decidieron en 1923 cruzar el
Pacífico y establecerse en el Valle del Cauca.
Tres años después, el propio Takeshima llegó a Cali en­
viado por su empresa y por su gobierno con miras a crear una
colonia japonesa. Regresó al Japón para seleccionar inmigran­
tes que quisieran trabajar la tierra y también aprovechar la
subvención que ofrecía el Ministerio de Colonias del Japón, el
cual además costeaba el pasaje. En 1928, Takeshima llegó de
nuevo a Colombia para adquirir en la vereda del Jagual,
municipio de Corinto, departamento del Cauca, 96 hectáreas
de terreno para la colonia y 32 para él. Luego se dió a la tarea de
examinar y seleccionar a las familias japonesas que estaban
interesadas en trasladarse a América. Menos de un año más
tarde, en noviembre de 1929, hicieron su arribo los primeros
inmigrantes contratados por Takeshima y la Kaigai. Las pio­
neras fueron cinco familias compuestas por 25 personas; en
abril de 1930, las siguieron otras cinco con 34 miembros.
258 Colombia Nazi

Catorce familias más, con 105 personas desembarcaron el 20


de octubre de 1935'.
Ese día se reunieron en el puerto de Buenaventura varios
japoneses residentes en Cali y Bogotá y un representante de l;i
colonia agrícola japonesa de Corinto. Se habían dado cita para
recibir al nuevo grupo de inmigrantes que venía a engrosar la
colonia de connacionales ya establecidos y dedicados a la
agricultura. Durante el viaje en barco, los seguidores de Takes
hima vistieron sus trajes japoneses tradicionales, pero antes de
desembarcar en Buenaventura los cambiaron por vestidos
europeos. Se les notaba la incomodidad a los niños, a quienes
les hicieron estrenar zapatos. Estas precauciones tenían el
propósito de no herir la susceptibilidad de los colombianos
ante la llegada de caras nuevas. Los inmigrantes fueron lleva­
dos con todo sigilo del puerto a un tren especial que los
transportó a Cali12.
La necesidad de contratar mano de obra japonesa par#
destinarla a las empresas ferroviarias, agrícolas y fabriles luí
bía sido planteada en 1920 por la Sociedad de Agricultores di
Colombia en carta a los ministros de Agricultura y Relaciones
Exteriores. La solicitud se hizo en vista de la escasez de brazos
para la siembra y recolección de cosechas, especialmente «I*
café.
El general Rafael Reyes ofreció su colaboración puní
viajar a contratar agricultores japoneses dispuestos a aventii
rar en estas tierras3. El general Reyes nunca viajó al Japón,

1. Guillermo Ramos Núñez, Reseña histórica de la Colonia .laponruiih


Corinto-Cauca, Colombia (Palmira, Valle: Club Colombo-Japonés, |9Mi
pp. II, 31, 37-38, 41-42, 59.
2. Edwin McKee, «Japanese Activities along the West Coast ol ( nlniii
bia (1935-1942)», informe del agregado militar, SI-165, enero 13 de 194 i |>|>
8-9, 894.20221/49, RG 165. FRC.
3. El Tiempo febrero 25 de 1920; Despacho de la Legación ilr Im
Estados Unidos No. 285, febrero 26 de 1920, Microfilm, NA.
ttwísap'':

Colonia japonesa, Corinto, Cauca


260 Colombia Nazi

pero la idea continuó revoloteando en la mente del gobierno


hasta la estrepitosa derrota de la hegemonía conservadora en
1930.
Sin embargo, la Kaigai Kogyo hizo realidad el proyecto
naufragado en el mar de los escándalos políticos de la adminis­
tración Abadía Méndez. En 1935, la compañía, que se había
comprometido a conseguir los inmigrantes, estableció la ya
mencionada colonia de Corinto, municipio que en 1984 habría
de hacerse famoso por la firma de los acuerdos entre el gobier­
no de Belisario Betancur y el grupo guerrillero M-19. La
Kaigai Kogyo, dueña de la tierra, ayudó a los colonos a
sembrar arroz y café, los granos mejor remunerados en el
mercado pero también los más competidos entre los agriculto­
res colombianos.
El aumento de la colonia despertó el recelo de autoridades
y vecinos. En primer lugar, la posibilidad de establecerse algu
nos de ellos cerca del puerto de Buenaventura, considerado
punto estratégico para la soberanía nacional, originó la des
confianza de las autoridades militares. De otra parte, la com
petencia que los japoneses, de reconocida eficiencia en el que­
hacer agrícola, representaba para los agricultores regionales,
levantó entre estos últimos una ola de resentimiento contra los
recién llegados. Además, corría la especie de que los japoneses
en el Perú habían ayudado activamente en la guerra contui
Colombia. Con el fin de evitar la confrontación entre cultiva
dores japoneses y colombianos, la Kaigai ordenó a sus trabaja
dores dedicarse al cultivo del fríjol.
Ni siquiera así se evitó el conflicto. Los colombiano»
resentían el aislamiento de los extranjeros que insistían cu
conservar sus costumbres, modo de vestir, lengua, etc. I a
prensa ayudó a echar leña donde ya había fuego, como qm
emprendió una campaña anti-japonesa cuando un presumo
bote nipón fue capturado en el río San Juan tomando fotogiu
fías y elaborando mapas. La campaña sirvió para que la |>ir
sión de los agricultores llegara hasta el gobierno y para que esh
¿La amenaza amarilla? 261

tomara medidas contra los inmigrantes. El resultado fue que se


erigieron barreras alrededor de los asentamientos japoneses y
se descartó el plan de aumentar la colonia.
Sin embargo, entre 1929, fecha de la llegada del primer
grupo de japoneses agricultores a Colombia, y 1943, año en
que la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos
(OSS) realizó un censo, la colonia creció y también se convirtió,
según los agentes norteamericanos, en un foco potencialmente
peligroso para la seguridad del Canal. De acuerdo con la cifra
establecida por la OSS, en Colombia había 290 japoneses
radicados en el Valle y Cauca, 27 en Barranquilla, 10 en
Bogotá y 7 en Buenaventura4.

I n t e r v ie n e el F B I

Las versiones reiteradas de los colombianos de que los


campos de cultivo servían a la vez de pistas clandestinas de
aterrizaje, llegaron a oídos del cónsul norteamericano en Cali,
Arthur R. Williams. En consecuencia, se estableció una riguro­
sa vigilancia sobre la colonia de Corinto, si bien existían otras
dos más pequeñas, en Miranda, cerca a Corinto, con 131
miembros y en Santa Ana con sólo 5 personas registradas.
El propio Williams se mostró escéptico. Por ejemplo,
sobre Ramón Ramírez, uno de los informantes del consulado,
que constantemente traía frecuentes noticias sobre presuntas
actividades clandestinas de los japoneses, el cónsul advirtió a
Washington que no era confiable: «... Ramón Ramírez, es un
individuo que aprovecha la situación para hacerse pasar por
«migo del consulado e inclusive ha llegado a dar el nombre del
cónsul como referencia a sus asuntos personales. El, como otras

4. W. Langer, Director of Research and Analysis Branch a Bonsal, jefe


ilr la División de Repúblicas Americanas, abril 28 de 1943, 894.20210/220,
lt(¡ 59, NA.
262 Colombia Nazi

personas, se ofrecen de voluntarios para traer información


confidencial que estoy obligado a escuchar, así me aburra...»5.
Pese a las advertencias del cónsul, las afirmaciones de
Ramírez se abrieron camino hasta Washington. Braden trans­
mitió, sintetizada, la versión de Ramírez al Departamento de
Estado: a la finca de los japoneses llegaron muchas cajas desde
el sur, probablemente del Ecuador. Esas cajas contienen armas
y municiones y son almacenadas en la finca para posterior
distribución. Las armas serán utilizadas por los conservadores
en un intento de derrocar el gobierno liberal. Elay un radio
transmisor para comunicarse con otros centros clandestinos.
La antena no puede verse de día, pero de noche se izan antenas
telescópicas6.
En junio de 1941, Antonio C. Cosme, jefe de ventas de la
General Electric en Cali, visitó la finca de Jagual en busca de
indicios reveladores de alguna actividad pro-eje o anti­
americana, que confirmara la historia de Ramírez. Así descri­
bió Cosme los resultados de su misión:

En vista de los informes confidenciales de que los


japoneses entran cantidades de cajas grandes en sus ca­
miones, el 19 de enero fui por iniciativa propia a corrobo­
rar esos datos.
Pretendiendo ser un funcionario del gobierno asig­
nado para medir las aguas del río Jagual que pasa por el
lado norte de sus propiedades y que esta vez iba en viaje
de descanso pero al tiempo con el propósito de conocer el
lugar donde debía comenzar a medir, me introduje en las
fincas de los japoneses. Conocí al señor Yasujiro Kato, el

5. Nota adicional de Arthur R. Williams al Informe de Inteligencia del


Agregado Naval, enero 27 de 1941, X94.20221/25, RG 59, NA.
6. Lañe a DL, septiembre 4 de 1942, 894.20221/47, RG 59, NA.
¿La amenaza amarilla? 263

jefe de la colonia, quien muy cordialmente me mostró los


alrededores y me explicó su organización.
De acuerdo con la explicación, la tierra fue comprada
por una compañía japonesa... Hay 180 japoneses traba­
jándola bajo la supervisión de un jefe elegido por ellos
mismos por un período de un año. Actualmente tienen 17
tractores.
Tuve la oportunidad de inspeccionar el lugar y no
tengo nada de importancia que informar. La tierra está
sembrada de fríjol y algo de maíz y cualquiera podría
suponer que con pocas horas de trabajo, el terreno podría
convertirse en campo de aterrizaje7.

Diferentes eran las informaciones del FBI sobre los miem­


bros de la colonia japonesa y sus actividades. Del pionero
enamorado de la María, dijo el Bureau Federal de Investiga­
ciones: «Yuzo Takeshima tiene un almacén muy próspero en
Cali y comercia con los agricultores vecinos a la ciudad. Se cree
que es agente especial del gobierno japonés en el Valle del
Cauca y está encargado de proteger los intereses de los japone­
ses de la región. Es pro-nazi y la información obtenida afirma
que es muy amistoso con los jefes nazis. Se informó que asiste a
las reuniones pro-nazis en Cali y se mantiene en contacto con
los líderes nazis de mayor influencia».
Sobre Yasujiro (Jorge) Kato manifestó el FBI que se
mostraba particularmente interesado en La Lucha un semana­
rio pro-totalitario y de marcada tendencia anti-americana edi­
tado en Cali en aquellos años, al cual Kato acudía con regulari­
dad llevando las noticias de la colonia para que fueran
publicadas8.

7. Informe de Inteligencia Naval, enero 27 de 1941,894.20221/25, RG


59, NA.
8. Hoover a Berle, diciembre 12 de 1941, 894.20221/32, RG 59, NA.
264 Colombia Nazi

El Departamento de Investigación de la Policía Nacional


completó la descripción del jefe japonés del Jagual al agregar
que este era ingeniero con notorios conocimientos sobre avia­
ción, y que tenía grado de capitán, por lo cual los otros
miembros de la colonia acostumbraban saludarlo al estilo
militar.
Un memorándum enviado por el embajador en agosto de
1941 sobre la discutida peligrosidad de la colonia, informó que
el terreno era plano y muy firme, con suficiente espacio para
que por lo menos 6 aviones aterrizaran y decolaran simultá
neamente. Un observador afirmó, según el memorándum, que
los cultivos se podían remover rápidamente y convertir el
sembrado en un campo aéreo. El terreno tenía una extensión
de 4 kilómetros cuadrados y no era difícil convertir los sembra­
dos de fríjoles en pistas de aterrizaje, con ayuda de los tracto-
resy.
Seis meses después, el propio FBI contradecía los infoi
mes del embajador en Bogotá. Un agente del Buró Federal
de Investigaciones inspeccionó el área y reveló que los campo»
podían servir para aterrizaje pero no para decolaje. De toda»
maneras, el enviado especial no vio allí gasolina de avión ni
prueba de armas escondidas910.
Para agregar más ingredientes a la permanente contradi!
ción en las noticias sobre las presuntas actividades clandcstl
ñas de los sembradores de fríjol de Corinto, el nuevo embaía
dor Arthur Bliss Lañe, apenas transcurridos algunos meses d*
su llegada a Bogotá, informó a Washington que las misione»
militar y naval estaban convencidas de que las colonias japoiie
sas constituían un peligro definitivo para la defensa del ( 'anal
«Las colonias son los cuarteles y centros de espionaje japonés y
los agentes trabajan desde allí para toda Colombia y de ( o

9. Lañe a DE, septiembre 4 de 1942, 894.20221/47, RG 59, NA


10. Hoover a Berle, junio 9 de 1942, 894.20221/43, RG 59, NA
¿La amenaza amarilla? 265

lombia pasan a otros países latinoamericanos. La legación


británica está de acuerdo con esta apreciación y la recomenda­
ción de incluirlos a todos [los de Corinto y las demás colonias]
en la lista negra»11. Recomendación que ya se estaba cumplien­
do desde la implantación de la Lista Proclamada en 1941.
Pero las sospechas de actividades subversivas no recaían
exclusivamente sobre los agricultores de Corinto. El FBI si­
guió igualmente los pasos de los japoneses que se acercaban a
las costas colombianas. Así transmitió Hoover al Departa­
mento de Estado el temor de que submarinos del emperador
navegaban en aguas nacionales:

Se ha recibido información de que corren rumores


sobre submarinos del Eje que operan en la costa Pacífica
de Colombia, involucrados en desembarcar nacionales
del Eje, se cree que principalmente japoneses, completa­
mente armados y equipados para sostener una acción
guerrillera a lo largo de la Costa Pacífica. De acuerdo con
el informante, los rumores insisten en que el desembarco se
hace mediante botes salvavidas de caucho. La misma
versión también menciona que los desembarcos se hacen
con el fin de esconder armas y equipo para posible uso
posterior en caso de invasión y que los hombres regresan
a los submarinos.
Otros rumores que corren señalan que los japoneses
construyeron dos campos de aterrizaje a lo largo del río
Dagua en Colombia, cerca de Buenaventura. El infor­
mante indica que ambos campos están cuidadosamente
camuflados para impedir que sean detectados desde el
aire, y que están listos para ser utilizados1112.

11. Lañe a DE, septiembre 4 de 1942, 894.20221/47, RG 59, NA.


12. Hoover a Berle, mayo 30 de 1942, 894.20221/42, RG 59, NA.
266 Colombia Nazi

Confinamiento

Tratárase de rumores o hechos consumados, lo cierto fue


que en marzo de 1942 el gobierno colombiano prohibió a Ion
japoneses abandonar el área de Corinto y trasladarse a cual
quier otro lugar del país13. Posteriormente, los colonos que
eran reservistas del ejército japonés fueron remitidos al campo
de confinamiento de Fusagasugá14.
Para los japoneses residenciados en Colombia la guemt
no terminó con la espantosa explosión atómica de Hiroshima V
Nagasaki. Entre 1946 y 1947 circuló el rumor de que el gobio j
no procedería a expropiar las tierras de Jagual, Miranda i
Santa Ana. Para evitar posibles dificultades, los colonos v tii
dieron sus parcelas y la mayoría de ellos se radicaron en t|
Valle. Varios de los ancianos regresaron a Japón15.
Nunca se pudieron comprobar actividades clandestinas di
los japoneses de Corinto a favor del Eje. No obstanie, ll
sospecha indiscriminada hacia los nipones por parte del |pil
bierno norteamericano encuadra con la creencia que luitll
1944 tuvieron sus autoridades navales y militares. Estas triuUfl
que la principal amenaza al Canal de Panamá proviniem <M
Japón. Por esa razón se mantuvieron alerta a la prescnt ni ilj
submarinos o portaviones japoneses en la costa Pacífieii ■!«
Istmo16. Fue también esa sospecha la causa de que, sin cxti |»j
ción, todos los inmigrantes residenciados en Colombia I u p iH
incluidos en la Lista Negra.
Pero si bien a los colonos nunca se les comprobaron m til
de espionaje, el agregado militar norteamericano en ( oluitlW

13. Stanfield a DE, marzo 28 de 1942, 894.20221/41, R(¡ VI


14. Guillermo Ramos Núñez, Reseña histórica de ia Colonia lii/nti
de Corinio-Cauea, Colombia , p. 70.
15. Ibid.. p. 71.
16. Samuel Eliot Morison, Hislory o f the United States Nasal i'fl
tions in World War II (Boston: Little, Brown, 1951), Vol. I, p, M'J
¿La amenaza amarilla? 267

no abrigó ninguna duda sobre el verdadero propósito de los


viajes que a partir de 1935 realizaron diversos «geólogos» e
«ingenieros» japoneses a la costa pacífica. Se trataba en reali­
dad de numerosos oficiales navales o militares, que viajaban
con pasaporte diplomático u oficial, y que especialmente entre
1939 y comienzos de 1941, hicieron levantamientos topográfi­
cos, prepararon mapas e identificaron posibles lugares de
desembarco, todo ello bajo el pretexto de actividades comer­
ciales17.

P a r t id a d e lo s d ip lo m á t ic o s

El rompimiento de relaciones diplomáticas con el Japón,


anunciado por el Presidente Santos el 8 de diciembre de 1941,
un día después del ataque a Pearl Harbor, condujo natural­
mente a la partida de los diplomáticos nipones acreditados en
Bogotá. Se sospechó que ellos tratarían de llevar consigo un
pequeño y muy fino transmisor inalámbrico que operaba des­
de la sede de la legación en Bogotá. Alguien indujo a la policía
colombiana (¿tal vez el FBI?) a abrir secretamente durante el
trayecto ferroviario entre Cali y Buenaventura una de las cajas
que hacían parte del equipaje de los japoneses. El transmisor
flic sacado y reemplazado con piedras que tenían el mismo
peso que el aparato, para evitar sospechas. La Cancillería se
micro de este procedimiento poco diplomático y ordenó a la
policía que guardara el transmisor, al tiempo que comunicaba
«la legación española, encargada de los asuntos japoneses, y al
niibajador Yanai, que se encontraba en Nueva York, que la
policía colombiana tenía el transmisor en su poder.

17. Edwin McKee, «Japanese Activities along the West Coast of Co-
titmliia (1935-1942)», informe del agregado militar, SI-165, pp. 5-6, enero 13
1943, 894.20221/49, RG 165, FRC.
268 Colombia Nazi

Hubo, sin embargo, ciertas cosas que la policía no pudo


interceptar. Los diplomáticos que salieron por Buenaventura
llevaban corsets de caucho adheridos al cuerpo, con el fin de
ocultar documentos comprimidos que no podían colocar en sil
equipaje18.

L o s c a m p o s d e c o n f in a m ie n t o

Wilhelm Schlief llegó a Colombia en 1927. Era adminis­


trador agrícola y vino contratado por la empresa Hanseátiot
Wiese Stark para administrar la finca cafetera Las Nubes, eeivii
a la Sierra Nevada, en el departamento del Magdalena. 1u
Hanseática era una firma alemana dedicada básicamente ni
cultivo y exportación de café y a la importación de mercancía»
en general.
Wilhelm Schlief había conocido a Imgard, que despudi
sería su esposa, durante unas vacaciones en Alemania. I IU
llegó a Colombia, para quedarse, en 1936. La boda se efcclnrt
en el consulado alemán de Barranquilla. El matrimonio Sclilirl
vivió en Las Nubes hasta 1942, cuando tuvieron que abandoiiw
la hacienda porque había orden del gobierno colombiano il»
que todos los súbditos del Eje se retiraran de las costas, |ttl(
lo menos a 100 kilómetros de distancia. La medida olultfl
obligó a los Schlief a trasladarse a Bogotá. En el camino tuu I*
la capital, tuvieron que detenerse en Armenia para que I*
señora diera a luz a su primera hija. Durante los tres meses <|o«
duró la convalecencia, vivieron en la Hostería Alemana de e«n i
ciudad.
Sus bienes habían sido confiscados y la cuenta baiuuiH
congelada. Entonces, aceptando el consejo de la emha|ml((
española, representante de los intereses alemanes en el pals.lttlj

18. F B I a D o n o v a n , j u n i o 2 d e 1 9 4 2 . O S S R e p o r t N o . 1 7 1 0 5 , Id i
NA.
¿La amenaza amarilla? 269

Schlief decidieron trasladarse a El Recreo, un hotel de veraneo


cercano a Cachipay. El hotel, por pertenecer a un alemán,
también había sido confiscado por el gobierno y destinado a
servir de campo de confinamiento para los alemanes de pocos
recursos residenciados en Colombia. «Nos fuimos a vivir allá
porque no nos costaba mucho la vivienda. Además, podía­
mos retirar algún dinero del Banco de la República y con ese
fin, mi esposo, viajaba una vez al mes a Bogotá», recordó la
señora Schlief 44 años después:

La vida en Cachipay era alegre. Las labores domésti­


cas las repartíamos con las otras familias confinadas. La
familia Herbig, por ejemplo, que tenía cuatro niñas, se
encargaba de cocinar, nosotros de hacer el mercado;
recuerdo que dos huevos costaban cinco centavos y la
costilla de res era a sesenta y cinco centavos la libra. Los
hombres cultivaban la tierra y cortaban la leña para la
cocina. Pero, todo eso terminó cuando llegó la tropa de
alemanes solteros de la costa que bebían y se emborra­
chaban y hacían ruido. Las familias con niños nos trasla­
damos a Nuevo Cielo, otra finca también cercana a Cachi­
pay. De nuevo nos organizamos e inclusive, la señora
Pleus formó un kinder para los niños.

Aunque el confinamiento terminó en 1945, los Schlief


pnmanecieron en Nuevo Ciclo hasta 1946, porque «aún des­
pués de quedar libres, mi esposo no encontraba trabajo y no
Itmlamos a dónde ir. Los dueños de la finca Las Nubes habían
upiesado a Alemania y habían muerto durante la guerra».
Wilhlem Schlief murió en 1951. Comosu esposa noenten-
tllu ile leyes ni decretos, nunca reclamó nada al gobierno. Con
♦I tiempo y el trabajo, abrió una pensión que funcionó en
llojtotá hasta hace algunos años19.

19. Entrevista con Imgard Schlief, noviembre 26 de 1984.


270 Colombia Nazi

El campo de concentración de Cachipay, donde aún vi­


vían 50 alemanes, fue clausurado el 9 de agosto de 1945 y los
internos trasladados a Fusagasugá. Desde /:/ Tiempo, el co­
lumnista Calibán pidió que se les aplicara el mismo decreto de
perdón que regía para los presos políticos20.

E l g o b ie r n o a c c e d e a l c o n fin a m ie n t o

El 23 de marzo de 1944, después de resistir más de dos


años las presiones del embajador norteamericano en Bogotá,
el gobierno colombiano accedió a concentrara lossúbditosdcl
Eje que eran considerados peligrosos o sospechosos de activi­
dades subversivas. Las resoluciones que ordenaron la concen
tración de alemanes, italianos y japoneses fueron dictadas poi
el genera! Carlos Vanegas, director de la Policía Nacional, con
la asesoría de Alfonso Araújo y José Joaquín Caicedo Castill»,
ambos ex-directores de la misma institución. De acuerdo con
las mencionadas autoridades, el criterio para decidir quicnci
debían ser confinados se basó en las referencias personales qin
la policía tenía sobre las actividades de los nacionalesde paísr»
enemigos. La pertenencia a organizaciones políticas nazis, In
difusión de estas ideas, la distribución de propaganda, luí
actividades de espionaje, y en general/el grado de peligrosulmt
que pudieran representar para la seguridad nacional, fueron
decisivas en la elección21.
El modelo lo implantaron los Estados Unidos cuando cu
país entró a la guerra en diciembre de 1941 a raíz del ataqu»
japonés a Pearl Harbor. Entonces, el gobierno del presidrni*
Roosevelt ordenó el confinamiento de los diplomáticos alcnni
nes, japoneses e italianos. También entonces, comenzaron

20. Wilev a SE, septiembre 18 de 1945, 821.00/9-1845, RG 59, NA


21. El Siglo, marzo 24 de 1944.
¿La amenaza amarilla? 2 71

solicitudes para que el gobierno colombiano, que había roto


relaciones diplomáticas con los países del Eje en la misma
fecha y por el mismo motivo, siguiera el ejemplo.
La insistencia de los embajadores Braden y Lañe para que
los presidentes Santos, López y Echandía accedieran a tomar
la medida de confinar a los súbditos de esas naciones está
consignada en numerosos documentos. El último de ellos
evidencia y resume la presión de Washington ante el gobierno
colombiano para que accediera a sus deseos.

Einalmente, después de muchas demoras, el primer


grupo de alemanes fue confinado en Eusagasugá. Fueron
44 internos en este primer grupo y otro adicional será
concentrado al final del mes con otros enemigos de los
aliados [se refiere a italianos y japonesesj. No ha habido
más deportaciones pese a la presión continua de la emba­
jada por sacar a los más peligrosos a Panamá para entre­
garlos a las autoridades de la zona del Canal...22.

Por distintas razones —la estima personal que tanto Santos


como López tenían hacia muchos de los integrantes de la
colonia alemana, la incredulidad de las altas autoridades civi­
les colombianas sobre la peligrosidad de las actividades nazis y
la dificultad de destinar un lugar adecuado para el confina­
miento —la medida de concentrar a los enemigos de los aliados
se había postergado hasta la Semana Santa de 1944. Aunque
dicha medida se anunció oficialmente en noviembre de 1943
como respuesta al hundimiento de la goleta Resolute por un
submarino alemán, no había sido puesta en práctica. El recur­
so a la colombiana de no ceder a las presiones mediante la
evasiva, el aplazamiento y la postergación de las decisiones,
fue aplicado también en esta oportunidad. Por lo menos hasta

22. Lañe a SE, abril 1 de 1944, 821.00/1734, RG 59, NA.


272 Colombia Nazi

que las condiciones políticas internas se hicieron críticas y las


exigencias inaplazables.
Fue así como uno de los factores que obligaron a López
Pumarejo a hacer efectivas las normas relacionadas con el
internamiento de los nacionales del Eje estuvo directamente
ligado al progresivo debilitamiento de su gobierno. Ese factor
permitió al embajador norteamericano concretar sus exigen­
cias a cambio de apoyo en caso de nuevas tribulaciones. Cua­
tro días después de ocurrido el «Golpe de Pasto», Arthur Bliss
Lañe escribió a Washington: «Aproveché la oportunidad para
urgir al presidente para que tomara medidas decisivas contra
los súbditos del Eje y contra los contrabandistas de platino23.
Respondió que haría todo lo posible por cooperar con nos­
otros. Esta conversación, lo mismo que la sostenida con el
doctor Echandía la semana pasada, me indicó el deseo de
Colombia de hacer todo lo que esté en su poder para ayudar­
nos. Este deseo puede atribuirse, entre otras razones, a la
necesidad del gobierno colombiano de contar con nuestro
apoyo ante la posibilidad de futuros disturbios»24.

V e ra n e o fo rz o s o en F u s a g a s u g á

Aún así, la ejecución de la norma fue parcial en cuanto se


aplicó a un número muy reducido de personas. La primera
remisión de alemanes a Fusagasugá se efectuó el 23 de marzo

23. Los Estados Unidos monopolizaron la compra del platino colom


biano a partir de 1942 y durante el resto de la guerra. Algunos productores,
en lugar de venderlo al gobierno colombiano que lo exportaba a los Estados
Unidos, preferían comerciar con el Japón que pagaba un mejor precio. Otros
productores vendían el platino a Alemania por simpatías políticas. De allí
surgió el contrabando de este metal estratégico hacia las naciones del Eje,
actividad que fue perseguida por las autoridades norteamericanas en Colom
bia.
24. L a ñ e a S E , ju lio 14 d e 1 9 4 4 , 8 2 1 . 0 0 / 7 - 1 4 4 4 , R G 5 9 , N A .
Entrada del Hotel Sabaneta en 1943. Del hotel de veraneo, que era
propiedad de un español, aún quedan algunas ruinas.
V

En el campo de confinamiento de Fusagasugá los internos, que eran


sólo hombres, podían recibir la visita de sus familias. Debían pagar los
gastos de hotel y alimentación, que les eran descontados por el Banco de
la República, entidad que administraba en fideicomiso los bienes de los
súbditos del Eje.
Día de visita familiar al Hotel Sabaneta de Fusagasugá, uno de los lugares de confinamiento
para súbditos del Eje que los listados Unidos consideraban peligrosos para la seguridad
hemisférica.
¿La amenaza amarilla? 275

de 1944. Ese día, cuarenta y cuatro de ellos llegaron al hotel


Sabaneta que había sido seleccionado como lugar de confina­
miento. El boletín oficial explicaba el origen y el propósito de
la medida. También evidenciaba la falta de entusiasmó del
gobierno en llevarla a cabo:

En la tarde de hoy, un grupo de alemanes fue envia­


do al campo de confinamiento de Sabaneta en el munici­
pio de Fusagasugá. Al final de la semana y en los próxi­
mos días, nuevos grupos serán enviados al mismo sitio,
donde permanecerán los nacionales alemanes, sujetos a
un régimen de vigilancia v aislamiento.
En Colombia hay alrededor de 3.000 alemanes. Con
todo, el gobierno no toma las medidas de concentración,
aislamiento y vigilancia especial sino sobre un grupo que
no excede de 150 ciudadanos alemanes y colombianos
naturalizados de origen alemán.
Las causas de la concentración de estos súbditos
alemanes se explican como consecuencia del estado de
beligerancia en que se encuentra Colombia desde no­
viembre de 1943 y como una medida de precaución para
evitar que la seguridad nacional o la seguridad interna­
cional de los países aliados de Colombia en la guerra
contra el Eje, puedan sufrir, eventualmente, perjuicios
tomando base en las actividades de alemanes o de japone­
ses en territorio colombiano.
No se trata de ninguna medida de carácter penal,sino
simplemente de una medida de prevención del orden públi­
co nacional e internacional, aconsejada por las recomen­
daciones de sucesivas conferencias Panamericanas que
han recibido la aprobación de Colombia, y que compro­
meten, en consecuencia, su responsabilidad sobre la vigi­
lancia de las actividades de alemanes en el continente25.

25. El Siglo, m a r z o 24 d e 1944.


276 Colombia Nazi

El boletín oficial no informaba que los propios confina­


dos deberían pagar sus cuentas de hotel. Para los demás gastos,
el gobierno los autorizaba a retirar del Banco de la República
entre 300 y 400 pesos al mes de sus propias cuentas bancadas
congeladas26.
La inauguración de los campos de confinamiento no pasó
inadvertida para cierta fracción radical opuesta al régimen
liberal. En los días siguientes al confinamiento, «El padre
Félix Restrepo, rector de la Universidad Javeriana, ayudó a
escenificar una manifestación pro-franquista. Igualmente, se
organizaron protestas estudiantiles en honor de los nazis inter­
nados en Fusagasugá»27.
Así, pese a las protestas públicas y a las reservas oficiales,
75 alemanes fueron confinados en Cachipay y otros 150 en
Fusagasugá.
A diferencia de El Recreo, el hotel Sabaneta no fue conl'is
cado, sino solicitado a Joaquín Palou, ciudadano español
propietario del hotel, para que lo pusiera a disposición de estos
«veraneantes forzosos, gente adinerada, tranquila y muy prác
tica», como los definió Jorge Lombo, dueño de una de las
droguerías más antiguas de Fusagasugá28.
La llegada del primer grupo de detenidos la registró mimi
ciosamente el corresponsal de El Espectador en el municipio,
bajo el título de «Con Todas las Comodidades*Vivirán los
Nazis Concentrados en Fusagasugá»:

Ayer, a las tres y media de la tarde, llegó a la ciudad


gran parte de los alemanes enviados por la Dirección
Nacional de la Policía, para ser internados en el holrl
Sabaneta, mientras continúe la actual emergencia bclini

26. Entrevista con Gustavo Hollman Restrepo, noviembre 14 de I9M


27. OSS, R & A Report No. 2381, septiembre 7 de 1944, microfilm, IMi
59, NA.
28. Entrevista con Jorge Lombo, julio de 1984.
¿La amenaza amarilla? 277

Numeroso público, lleno de curiosidad y expectati­


va, presenció la llegada de los ciudadanos del Eje, la
mayoría de los cuales vino en carros particulares y sola­
mente unos pocos en un bus de la policía de la escuela
«General Santander».
En los momentos en que el bus hacía su entrada a la
plaza principal, un camarada de nombre Marco Tulio
Beltrán gritó indignado: «¡Abajo los nazis!» Inmediata­
mente el camarada fue detenido por orden del inspector
de policía y recluido en el cuartel respectivo, donde pasó
la noche.
El lugar destinado para el internamiento de los súb­
ditos alemanes es, como se sabe, el hotel Sabaneta, el que
ahora ha perdido, con tal motivo, su categoría de hotel
turístico, para convertirse en una especie de campo de
concentración, pleno de lujo y de comodidades. Y, en
efecto, dicho hotel tiene, además del edificio principal
con sus 40 habitaciones confortables, seis artísticos cha­
lets que se hallan diseminados pintorescamente en los
alrededores y con un cupo para cuatro personas cada
uno; una amplia y bella piscina, con su correspondiente
gimnasio; hermosos jardines convenientemente distribui­
dos en la considerable extensión que lo rodea; tiene,
además, cerca de dos mil metros de empedrado formando
senderos y avenidas, que constituyen su más típico ador­
no, y cuenta también con otro sector de habitaciones y
locales, los cuales han sido destinados exclusivamente
para el alojamiento de la guardia de policía en servicio
[...] Un pelotón, entre detectives y unidades de la policía,
forma la guarnición militar que los vigila29.

El aislamiento fue relativo. Como la orden de confina­


miento cobijaba únicamente a los hombres, muchas familias se

29. El Espectador, m a r z o 2 3 d e 1944.


278 Colombia Nazi

trasladaron a vivir en las cercanías del hotel. La novedad la


registró el mismo corresponsal, así:

Automáticamente con la llegada de los internados


subieron estratosféricamente los arriendos de las casas de
habitación, debido al pedido que han tenido por parte de
las familias alemanas que han venido con ellos y que
desean fijar aquí su residencia hasta cuando cese el conl'i-
namiento de los suyos. Se han llegado a arrendar casas de
un tipo corriente de 20 pesos mensuales, por 60 y 80 pesos
[...] Con todo, se cree que dicha alza de los arrendamicn
tos no podrá mantenerse, pues algunas familias alemanas
han manifestado su inconformidad por ella y su deseo de
permanecer más bien en los lugares de donde han vení
do30.

El quehacer cotidiano de los 150 alemanes, algunos japo


neses y varios italianos durante aquellos días de confinamicn
to, lo recordó María de Kohrs sin asomo de nostalgia pero culi
mucha precisión. Su esposo, Albert Kohrs, fue uno de ln»
detenidos en Fusagasugá:

Nosotros vivíamos en Barranquilla. Llegamos a lio


gotá cuando, en 1942, el gobierno ordenó a los alemanc»
abandonar las costas colombianas. A Fusagasugá fucinii
enviados únicamente los hombres, por allá en la Semaim
Santa de 1944. Había también italianos y japoneses. I
mujeres, si las finanzas familiares lo permitían, arreiulii
ban una casa en la cercanía; si no, tenían que busi ni
dónde vivir, en casas de amigos y parientes en Bogntil
Los hombres podían ir a dormir por las noches a su i n«m
si su esposa vivía cerca del hotel. De ida y regreso ln|
acompañaba un policía.

30. Ibidem .
¿La amenaza amarilla? 279

Nos habían confiscado todos los bienes, pero nos


permitían una pequeña suma para los gastos de bolsillo.
Durante el tiempo de confinamiento en el hotel Sabaneta,
los detenidos pagaron su estadía en el hotel, es decir, se la
descontaron de sus fondos congelados en los bancos.
Cuando fueron puestos en libertad y antes de devolverles
sus bienes, el gobierno se cobró también las indemniza­
ciones de guerra.
Viajar a los Estados Unidos fue una posibilidad que
tuvimos. Pero mi esposo, que había llegado a Orócuéen
1929, prefirió quedarse, porque ya había organizado aquí
su vida y su familia.
En Fusa vivíamos tranquilamente. Fuera de descan­
sar, jugar al bridge y charlar, no se hada mayor cosa. Lo
de Sabaneta y Cachipay fue una medida impuesta por los
norteamericanos que temían la posibilidad de espionaje.
A varios alemanes incluidos en la Lista Negra los obliga­
ron a salir del país e irse a los Estados Unidos. Fue la
medida que los norteamericanos tomaron para evitar el
espionaje aqui y para evitar que los alemanes volvieran a
alistarse en el ejército nazi.
También sucedieron cosas simpáticas. Como cuan­
do las señoras de Fusa se pusieron furiosas porque las
alemanas andaban de pantalones por el pueblo y escan­
dalizaban a la gente. Tuvo que intervenir el cura párroco
que finalmente tomó partido a favor de las alemanas,
porque decidió que las faldas las levantaba el viento y en
cambio los pantalones cubrían bien y sin peligro31.

Por lo demás, en Fusagasugá no funcionó correctamente


•■I lije Berlín-Roma-Tokio. Por el contrario, alemanes, italia­
nos y japoneses se discriminaban entre sí. No se entendían. ElI.

II. Entrevista con María de Kohrs, septiembre 6 de 1984.


280 Colombia Nazi

problema no era solamente la diferencia de idioma. Los alema­


nes, que eran clase alta en la sociedad colombiana, menospre­
ciaban a los japoneses, que eran agricultores, y a los italianos,
en su mayoría comerciantes32.

L a s n a v e s d e l d e s t ie r r o

En los Estados Unidos el tratamiento a los ciudadanos del


Eje fue distinto. No se aisló a los alemanes, con excepción de los
diplomáticos del Eje, llevados a un espléndido hotel construí
do en 1778 y especializado en atender a recién casados, I lie
Greenbrier Hotel en White Sulphur Springs, West Virginia,
donde el Departamento de Estado pagaba diez dólares diario»
por persona33. Los ciudadanos del Reich nacionalizados noi |
teamericanos fueron dejados en paz.
Existieron varios motivos para que la población alemana I
residente en los Estados Unidos no sufriera con las medidas il#
la guerra. El gran número de alemanes y descendientes de
alemanes fue uno de ellos, pues hizo imposible la labor disiii
minatoria entre alemanes y norteamericanos que, por lo de
más, racialmente son muy difíciles de diferenciar. La influi'll
cia política y económica de los alemanes también explica que el
gobierno norteamericano no se haya inquietado dura ule I»
guerra.
En cambio, la colonia japonesa, de menor tamaño, »#
convirtió en víctima propicia. Después del ataque a l'etiil
Harbor, todos los 120.000 japoneses residentes en la cmltj
pacífica de los Estados Unidos fueron obligados a puní» d#
bayoneta y fusil a abandonar sus casas y dirigirse a campo* «I#

32. Entrevista con Daniel León, antiguo asistente de la dircaió» ilif


Fondo de Estabilización, noviembre I de 1984.
33. Arnold M. Krammer, «In Splendid Isolation: Enemy Diplnmitlilj
World War 11», Prologue, Vol. 17, No. 1, Spring 1985, pp. 25-41
¿La amenaza amarilla? 28)

detención donde estuvieron recluidos sin juicio ni acusación


durante el resto de la guerra. Fue una remoción forzosa e
inconstitucional fundada en la presunta lealtad de todos los
japoneses —los nacidos en los Estados Unidos así como los
naturalizados— hacia su emperador33.
Pero las sospechas que no recayeron sobre los residentes
alemanes en los Estados Unidos se desbordaron hacia sus
compatriotas en América Latina. En abril de 1942, el Departa­
mento de Estado envió a su embajada en Lima —
probablemente también a Bogotá y Quito— el número estima­
do de los enemigos que debían ser removidos de las costas
latinoamericanas.
Para la misión fue destinado el Etolin, un vapor construi­
do en 1913, de propiedad de la Alaska Packers Association,
pero que por la época servía al gobierno norteamericano. La
lista de los pasajeros que debían abordarlo incluía extranjeros
icsidentes en Perú, Ecuador y Colombia.
Al zarpar de El Callao el 5 de abril de 1942, el Etolin
tiansportaba 173 alemanes, 141 japoneses y 11 italianos. En su
turso hacia el norte, estrenando una mano de pintura gris, el
viejo barco recogió 38 alemanes y 10 japoneses en Ecuador y
149 alemanes y 3 italianos en Colombia. Ninguno de los expe­
dicionarios forzosos estaba amparado por una visa norteame-
rleuna. El 20 de abril, cuando el vapor ancló en San Francisco,
los 525 hombres supieron por conducto de la inmigración que
•Miraban a ese país ilegalmente por carecer de visa y que por lo
Imito quedaban a merced de las autoridades. Siguiendo ins-
•inociones de Washington, los cónsules norteamericanos en
lm países de procedencia de los deportados no les habían
••pedido visas y les retuvieron sus pasaportes. En San Francis-
rii los extranjeros abordaron un tren especial de 18 vagones

t.V. John Tateishi, And Juslice for AH (New York: Random House,
l»M), pp. XIV, XVII.
282 Colombia Nazi

camino a un campamento en Kenedy, un pequeño pueblo tic


Texas, donde serían confinados hasta 1946.
Otro barco, el Acac/ia arribó a New Orleans en mayo de
1942. A los pasajeros del Acac/ia se sumaron luego los del
Shawnee, los del Frederick C. Johnson, los del Monterrey, los del
Aconcagua, los del Imperial, los del Madison y los del Cuba. I I
último viaje obligado de súbditos del Eje residentes en Perú,
Ecuador y Colombia se realizó en octubre de 1944. Salvo los
diplomáticos, los demás pasajeros tenían a Texas como desti
no inconmutable: los hombres iban a Kenedy y las familias ¡i
campamentos en Seagoville y Crystal City, pequeñas poblado
nes del estado34.

L a s s e p a r a c io n e s

Tal vez los mensajes de amor que a continuación se trans


criben pertenezcan al reino de la anécdota, pero ellos también
hicieron parte de esta historia. Las separaciones forzosas de
parejas y de matrimonios, causadas por las tribulaciones de !n
guerra, quedaron consignadas en los archivos junto a losado*
de gobierno y las negociaciones diplomáticas:

—Mayo 11 de 1942. Irma Rodríguez —Caracas.


Llegué a Bogotá ocho stop Diez marcho Buenavcn
tura para embarcar vapor rumbo Estados Efnidos. Din
riamente más lejos stop espérame paciencia stop volvcié
stop no olvidemos promesa stop. Recibe cariños, beso*
stop.
Omura.

34. C. Harvey Gardiner. Puwns in a Triangie o f Hale (Seattle itml


London: University of Washington Press, 1981), pp. 23-35, 42,67, 77,1'), UN
106-7.
¿La amenaza amarilla? 283

—A White Sulphur Springs, vía legación española:


Manifieste señor Martin de Colombia que el sábado
16 de mayo su esposa dio a luz una niña.
—Febrero 12 de 1943. Amanda Mejía —Pereira.
Parto Estados Unidos dos días stop preocupado
situación económica tuya. Mucho amor y fe en regreso
stop Ten conformidad stop Richard35.

35. AMRE.
14. Los nazis tras las revueltas

E l último día de agosto de 1941 se reunió a puerta cerrada en


Bogotá la comisión de defensa nacional del Senado para escu­
char una exposición del ministro de Guerra, José Joaquín
Castro Martínez, sobre la revuelta que un grupo de suboficia­
les del ejército y de ascensoristas de los edificios de la ciudad
habían planeado ejecutar a comienzos del mes.
A mediados de julio el gobernador de Cundinamarca
informó que por conducto del contralor departamental sabía
que se efectuaban reuniones de carácter sospechoso. El Depar­
tamento de Información del Estado Mayor General de las
f uerzas Militares, que contaba con seis oficiales permanentes
y que era el núcleo del servicio de inteligencia colombiano,
verificó que en las reuniones tomaban parte elementos civiles y
suboficiales del batallón de infantería Guardia Presidencial. El
Ministerio de Guerra preparó un plan de acción para el 6 de
Hjtosto con el fin de neutralizar a los conjurados. -Sin embargo,
los hechos obligaron a anticipar el plan. Por intermedio del
Huhernador, el informante hizo saber que dos civiles se daban
illa con un oficial en el propio Palacio Presidencial, hecho que
hic plenamente comprobado. Se trataba de un subteniente de
ImGuardia Presidencial.
Por otra parte, un oficial sorprendió en la oficina de detal
tli'l mismo batallón a dos suboficiales que corregían un mani-
llrslo subversivo firmado «El Batallón» y algunos otros pape­
les relacionados. De Chiquinquirá y Barranquilla se recibieron
286 Colombia Nazi

datos análogos, motivo por el cual el Ministerio ordenóacuai


telar todas las unidades militares.
Los suboficiales del batallón Guardia Presidencial, que
negaron inicialmente su responsabilidad, terminaron por con
fesar su participación en el complot cuando les fueron puesto*
de presente numerosos documentos que la policía había dccn
misado durante una serie de allanamientos. Entre los dócil
mentos se encontraron los estatutos del Partido Nacional ( o
lombiano, de inspiración totalitaria; un manifiesto subversivo,
la fórmula de juramento que se exigía a los miembros del
partido y una ficha numerada en la cual aparecía la inscripción
con firma auténtica de cada uno de los integrantes di' ln
organización.
Los dirigentes del partido eran civiles y el ministro no lo*
identificó. Sí dijo, en cambio, que entre ellos y los elemcnlo*
militares actuaban como enlace dos suboficiales reservislin,
uno de apellido Caicedo y otro llamado Francisco Pérez, ullill
Manratoco. Ambos estuvieron en Chiquinquirá, donde pío
movieron una reunión clandestina con el personal de siiholl
cíales del batallón Sucre para exponer los objetivos del nnnl
miento. A diferencia de lo sucedido en Bogotá, los subofii ul> *
reportaron el hecho al comandante, que posteriormenlc I"
comunicó al Ministerio.
Caicedo y Mamatoco intentaron además estableen mu
tacto con el personal de suboficiales del batallón de ferrocuiil
leros Mejía, acantonado en Girardot. El movimiento tambiiu
tuvo ramificaciones en Barranquilla, entre los suboficial^, dd
batallón de infantería Nariño y en el grupo de caballeiln I «
Popa. La participación de los suboficiales de Barranquillii "
dedujo de dos hechos: un suboficial confesó en parte su ai lun
ción y otro acusó a un teniente coronel de estarcompronn l!>lu
uno de los suboficiales del Guardia Presidencial involw nul
en el movimiento, había sido trasladado 24 días anlr* ild
batallón Nariño a Bogotá y comunicó a sus compatVin* ||
adelanto de los planes en la capital del Atlántico.
lil ministro de Guerra, José Joaquín Castro Martínez, en compañía del
embajador norteamericano Spruille Braden durante un desfile militar
en 1940.
288 Colombia Nazi

El complot contra el Presidente Santos empezó a gestarse


en mayo de 1941, eje acuerdo con cinco cuadernos encontrados
a un suboficial del Guardia Presidencial y que formaban un
diario detallado de las actividades del movimiento.
Hasta el momento en que el ministro acudió al Senado u
rendir su informe había once suboficiales sindicados, «con
pruebas fehacientes de su culpabilidad». Entre los «numerosos
elementos civiles» involucrados el ministro mencionó a los
ascensoristas de los edificios públicos y comerciales de Bogotá,
y aclaró que tres suboficiales de la escuela de artillería que
fueron invitados a complotarse, no le dieron importancia al
asunto porque fue un suboficial «poco serio y charlatán» quien
se los propuso.
Al ministro no le quedaba duda de que la revuelta perse­
guía «la implantación de un gobierno de carácter totalitario»
que buscaba la completa reforma de la Constitución, la abolí
ción de los partidos políticos, la eliminación de toda la oficial!*
dad del ejército, marina y aviación, el desconocimiento de Ion
tratados internacionales vigentes y la sustitución del patrón tlcl
oro por el intercambio de trueque.
Castro Martínez explicó a la comisión senatorial que cu
público se había negado a darle «mayor volumen» a los hecho»
con el fin de evitar la alarma1.
Efectivamente, el 4 de agosto, dos días después de ordeimi
la detención de 200 suboficiales, entre ellos los del Guanll»
Presidencial123, el ministro Castro Martínez indicó a la prenií
que, si bien estaba en curso una investigación contra elemcnlot
subversivos, los únicos detenidos eran un sargento retirado V
algunos civiles que, sin buen éxito, trataron de entrar en con­
tacto con los militares. Aclaró expresamente que ningún
miembro del ejército en servicio activo estaba detenido1,
1. Rollo 2953, ref. 2, fotogramas 140-48, microfilm, AMDN.
2. Informe del agregado naval, agosto 4 de 1941, serie R-245-I94I IU|
59, NA.
3. Braden a SE, agosto 4 de 1941, 800.20221/20, RG 59, NA.
Los nazis tras tas revueltas 289

El mismo 4 de agosto, Castro Martínez comunicó al


embajador Braden que la situación era «extremadamente gra­
ve», pero que él no quería ser alarmista. Negaba cualquier
conexión nazi de los suboficiales involucrados, pero reconocía
que en las casas de los civiles se había encontrado propaganda
alemana y sostenía que los ascensoristas ocupaban posiciones
estratégicas al tener el control de los ascensores de edificios y
casas comerciales en sitios claves4.
Uno de los ascensoristas dijo a un informante de la emba­
jada de los Estados Unidos que aunque los conspiradores
controlaban trece edificios en Bogotá, sólo había sido descu­
bierto el de la Compañía Colombiana de Seguros. Agregó que
la fotografía de Laureano Gómez colgaba de las paredes de los
lugares donde se reunían los conspiradores y que el jefe del
conservatismo sería el dictador una vez eliminado el gobier­
no5.
Un informe de la comisión de asuntos militares de la
Cámara de Representantes lamentó que la forma como Castro
Martínez adelantaba la investigación haría casi imposible des­
cubrir a los cabecillas del movimiento6. Braden compartía la
impresión de que la publicidad prematura que se le dio al
asunto —que fue de todas maneras escasa— permitió a los
conspiradores ocultar sus huellas7.
Si la investigación inicial se vio afectada por la publicidad
prematura, el proceso judicial posterior tampoco arrojó mayo­
res luces. El fiscal, por ser de familia conservadora, evadió su
responsabilidad y terminó por decir que el asunto escapaba a
la justicia ordinaria y competía a la militar. Esta a su vez ya
había mostrado su desgano a enfrentarse con Laureano Gó­
mez y con ciertos influyentes miembros conservadores del

4. Braden a SE, agosto 4 de 1941, 800.20221/21, RG 59, NA.


5. Braden a SE, agosto 13 de 1941, 800.20221/30, RG 59, NA.
6. ¡b íd e m .
7. Braden a SE, agosto 12 de 1941, 800.20221/27, RG 59. NA.
290 Colombia Nazi

ejército. Finalmente las averiguaciones se esfumaron en la


maraña del papeleo legalista8.
De todas maneras, el Presidente Santos había despreciarlo
el complot en su propio patio trasero calificando de «pobres
diablos» a los implicados9. Braden, lejos de identificarse con la
«timidez» del Presidente10*,consideraba que «Hitler está deses
perado por incrementar las actividades nazis hasta el punto de
provocar golpes de Estado con el fin de distraer la atención de
los Estados Finidos hacia los países suramericanos en lugar de
concentrarse en su ayuda a Inglaterra. La situación de Colom
bia no es estable y se cree que empeorará»".
Ya desde diciembre de 1940, José Umaña Bernal «proba
blemente uno de los lopistas más poderosos en el país», habla I
previsto la situación. Vernon Fluharty, tercer secretario de la
embajada, amigo y vecino del político y poeta, lo visitó mía
noche, enviado por Braden, con el fin explícito de sondeai m i
opinión: «Estoy absolutamente convencido de que habrá un
intento conservador-nazi de llegar al poder a través de un
golpe de Estado o revolución. No puedo darle datosconcrelm,
pero como político que sabe de lo que habla, le puedo decii qilt»
el asunto está en el ambiente y se habla mucho de ello entie luí
congresistas. Estamos convencidos de que el partido consen a
dor cuenta con la promesa de una ayuda nazi... nadie paiei'f
darse cuenta de lo difícil y peligrosa que es en este momenlo la
situación política», confió Elmaña a Eluharty. A mnnciii ilt*
conclusión. Braden escribió a finales de 1940 a sus supcium'l
en Washington: «La ineficiencia de los colombianos, la tlt'M
confianza de unos hacia otros v su incapacidad para guunlilf
secretos indican que habría muy poca posibilidad de éxito ill|

X. Braden a SI-:, diciembre 4 de 1941, 800.20221/45. R(¡ 59, NA


9. Braden a SE, agosto 12 de 1941, 800.20221/27. RCi 59, N \
10. Braden a SE. agosto 4 de 1941, 800.20221/21. RCi 59, N \
11. Braden a Duggan, septiembre 24 de 1941, 862.2022 I/AH 10 i
NA.
Los nazis tras las revueltas 2 91

revuelta dependiera de Gómez y sus seguidores. Pero bajo la


dirección de los alemanes, el pronóstico puede ser reservado.
De otra parte, creo que la intención de los nazis no es el golpe,
sino crear confusión y así distraernos a nosotros»12.
Un memorando interno del Departamento de Estado
fechado un año después parecía corroborar las apreciaciones
de Braden: «Más que en cualquier otro lugar de Suramérica,
en esta región las actividades del eje tienen preparación mili­
tar...»13.

R e v u e lta s e n e l g o b ie r n o d e L ó p e z

Si bien la administración Santos sufrió la amenaza de un


golpe de Estado de inspiración totalitaria, durante el gobierno
del Presidente Alfonso López Pumarejo las conspiraciones
florecieron casi silvestres. En julio de 1943, el FBI creía que la
posibilidad de derrocar al Presidente era inminente: Se han
recibido informes en los últimos días que indican que se planea
una revolución en Colombia. Se dice que el poder se tomará
por la vía del golpe de Estado al estilo de Argentina. El
presunto alzamiento está organizado por el partido conserva­
dor y se rumora que está apoyado por los alemanes. El movi­
miento responsable de la revolución se conoce como Organiza­
ción Nacional; está integrado por oficiales del ejército y la
marina, sacerdotes, abogados, prominentes personalidades y
una masa de seguidores de todas las clases sociales. El objeto
del movimiento es iniciar la revolución simultáneamente en
diferentes ciudades del país con el fin de establecer un régimen
totalitario similar al de Franco en España. De acuerdo con una
Miente, se cree que la Declaración de Beligerancia contra las

12. Braden a SE, diciembre 19 de 1940, 862.20221/193, RG 59, NA.


13. DE, diciembre 13 de 1941, 862.20221/419, RG 59, NA.
292 Colombia Nazi

naciones del Eje por parte del gobierno liberal y la huelga


general prevista para el 20 de julio, pueden ser ocasión para el
levantamiento. Se ha dicho que la señal para comenzar la
revuelta la dará una emisora de radio en Bogotá y la consigna
está arreglada. Quince minutos después de la señal, la revolu
ción comenzará14.
A finales de julio de 1943, J. Edgar Hoover surtió al
Departamento de Estado con datos más precisos transmitidos
desde Colombia por sus agentes: la presunta revuelta se anun
ciaría a través de La Voz de Colombia, «estrechamente vineu
lada con el órgano oficial del partido conservador, El Siglo. I V
acuerdo con una fuente confiable, se estableció que el líder del
movimiento en Barranquilla es el doctor Venancio Ferremt
Castaño, nazi confeso. Se ha informado que la revolución
comenzará durante la visita del presidente Medina, de Vene
zuela, que llegará a Colombia el 18 de julio de 1943. I >i
acuerdo con la fuente, durante los últimos 5 días, el Presidente
López ha ordenado el arresto en Bogotá de oficiales del ejcn i
to sospechosos de simpatías hacia el Eje y opiniones política*
conservadoras. Ha trascendido que los revolucionarios tienen
municiones y armas que incluyen 50 ametralladoras pesad.ii
11 ametralladoras livianas, 544.000 cartuchos de Mili
ametralladora y 900.000 cartuchos de fusil»15.
El arresto de los oficiales ordenado por el Presidí un
impuso una tregua a los conspiradores, pero no los desanimó
El grupo, reorganizado bajo el nombre de Acción Nacnnnil
Militar Católica, esperaba de nuevo la señal desde Bogotá pina
dar comienzo al alzamiento, preparado para el 3 de agosto il*
1943. Debían sintonizar la radio del ejército que opeiub.i m
banda de 25 metros. El plan comenzaría con el asesinato di !
general Vanegas Montero, comandante de la Brigada dr Ifi
Tranquilla. La muerte del general era imprescindible pañi >1

14. Hoover a Berle, agosto 19 de 1943, 821.00/152(1, RG 5'). NA


15. Hoover a Berle. julio 22 de 1943, 821.00/1510, RG 5'). N \
Los nazis tras las revueltas 293

éxito de la jornada. El coronel Luis Agudelo y el coronel


Camilo Torres debían permanecer en Barranquilla, mientras
otros oficiales con pequeños destacamentos serían enviados a
los municipios más grandes del departamento. El capitán Gus­
tavo Sierra Ochoa debería estar al comando del Distrito de
Sabanalarga.
Como los anteriores, el intento fracasó. Según el infor­
mante del FBI, la organización, que era excelente en Barran-
quilla, falló en Bogotá. La misma fuente dijo que la causa del
fracaso había sido una infidencia que permitió al gobierno
anticiparse y ordenar el traslado de los sospechosos. Así, el
coronel Agudelo, supuesto líder militar del levantamiento, fue
trasladado a Bucaramanga, el capitán Sierra a Turbo y el
coronel Willy Hollman a Uribia. La fuente aseguró que estos
líderes militares cooperaban con Silvio Villegas y su grupo en
Bogotá (Villegas era senador por Caldas y jefe de la corriente
anti-lopista) y que, reunidos en Bogotá, habían jurado instalar
un nuevo gobierno fuerte y justo. La fuente aseguró que Lau­
reano Gómez era uno de los miembros más radicales de la
organización.
Los primeros días de diciembre de 1943 sirvieron a los
principales miembros de la conspiración para sostener una
nueva reunión en el convento de El Carmen en Barranquilla,
ron el fin de reorganizar la conjura. Lúe entonces cuando
decidieron cambiar de nombre. El general Pizarro se encargó
de comunicar la noticia: por decisión de Bogotá, dejarían de
llamarse Acción Nacional Militar Católica y adoptarían el
lu mbre ue Legión Colombiana. Sus fundamentos serían:

—La religión católica.


—El antisemitismo.
—El nacionalismo.
—La lucha contra la corrupción política de los parti­
dos.
—El resurgimiento militar de la Gran Colombia.
294 Colombia Nazi

A continuación el general informó que después del triunfo


de la revolución se instalaría un «gobierno provisional totalita
rio». Sin embargo, de momento, el plan tendría que esperai
una próxima oportunidad. Las razones para posponer el al/a
miento eran varias:

1. La partida de López a los Estados Unidos, pues se


creía que no regresaría.
2. Las concesiones hechas al ejército: el aumento de lio
pas, los nuevos equipos y armamento norteamericano
que esperaban próximamente1617con los cuales el gobiei no
no se atrevería a oponerse a los deseos del ejército1 .

Mientras esperaba el arribo de las armas, la Legión ( o


lombiana decidió hacer un nuevo intento para derroca i id
Presidente López Pumarejo. Así informó el director del Mil al
Secretario de Estado las peripecias de los legionarios en mi
empeño de tumbar el gobierno: El jefe del movimiento en
Barranquilla, Venancio Ferreira, esperaba otra vezlaconveni
da señal de La Voz de Colombia, pero tenía la certeza de que ( I
alzamiento se produciría el 31 de diciembre de 1943 a la lioiit
del Te Deum, o temprano en la mañana del primero de enrío
cuando todo el mundo estuviera profdndamente dormido, I n
Barranquilla, el primer paso sería el corte de la energía; hn un
el ejército se tomaría el cuartel de la policía y se dedica 1 1»« >i
adoctrinar a sus miembros y ganarlos para la causa que V4
contaba con algunos detectives de la Policía Nacional, vano*
reservistas y civiles confiables. La Legión tenía espías en ln»
Fuerzas Armadas con la orden de avisar cualquier cambio **H
la distribución de las armas, en los campos de aviación yrnM
cuarteles del ejército y la policía. También había órdcnri ili

16. Se referían al equipo adquirido mediante el acuerdo de Pn •.l.iiMitl


Arriendo, firmado en 1942.
17. FBI a DF. marzo 6 de 1944, 821.00/1668, RG 59, NA.
Los nazis iras las revueltas 295

respetar la vida y ias propiedades de los extranjeros. Los


conspiradores confiaban en que si adoptaban esa medida,
contarían con el apoyo de los Estados Unidos después del
golpe. El 29 de diciembre llegó a Barranquilla el sacerdote
jesuíta Angel Ramírez, delegado de la Legión en Bogotá.
Almorzó con Ferreira y el capitán Carlos Rodríguez y convi­
nieron en aplazar el alzamiento para el 6 de enero de 1944.
Tampoco de produjo en esa fecha. La delación parecía
ensañarse en los revoltosos. Notificado el gobierno, se puso
alerta. De nuevo, los planes cambiaron. El 6 de febrero el
coronel Luis Agudelo llegó desde Bogotá con noticias frescas
para los conspiradores. De acuerdo con Agudelo, había tres
grupos, además de la Legión, que querían sumarse a la revuel­
ta:

— El ministro de Guerra, Gonzalo Restrepo.


—El ex-director de la Policía Nacional y ministro de
Hacienda, Alfonso Araújo.
—Carlos Arango Vélez y el general Eduardo Bonit-
to.

Agudelo agregó que el grupo de Laureano Gómez, la


Iglesia y la Academia Caro estaban con la Legión.
De esa manera, la visita del coronel a Barranquilla recu­
peró el entusiasmo v revivió la actividad. Las listas de los
miembros se actualizaron con teléfonos y direcciones, e inclu­
sive se adicionaron otros datos como la talla de vestido para
Incilitar uniformes en caso necesario. El primer objetivo no
sería la empresa de energía ni el cuartel de policía, sino el
edificio de teléfonos y la Gobernación. Del aeropuerto de
Soledad se encargaría Alfonso Cuéllar, co-piloto de Avianca,
nazi convencido.
El 9 de febrero, Laureano Gómez fue enviado a prisión en
Itogotá. Desde El Siglo había acusado al ministro de Gobier­
no Alberto Lleras Camargo de interferir en la investigación
296 Colombia Nazi

judicial relacionada con el asesinato de Mamatoco. La Legión


en Barranquilla interpretó el hecho como una provocación
oficial para obligarlos a ejecutar el plan prematuramente. Los
jefes legionarios decidieron que si el gobierno subestimaba su
fuerza, ellos le demostrarían que eran capaces de hacer estalla)
la revuelta un par de semanas más tarde.
La plana mayor de la Legión en Barranquilla citó a sus
seguidores a una manifestación en el parque de la Independen
cia el 10 de febrero a las cinco y media de la tarde para
protestar por el encarcelamiento de Laureano Gómez, pero ese
día el político había sido puesto en libertad. No obstante, los
conspiradores decidieron que allí esperarían la señal de La Voz
de Colombia. Nunca contaron con que a su llamado apenas
concurriría un puñado de gente que fue fácilmente dispersada
por la policía.
El día siguiente lo invirtió Ferreira en reclutar para el
movimiento a los conservadores importantes de Barranquilla
Contactó a Evaristo Sourdís (futuro candidato conservadoi a
la Presidencia de la República en 1970), quien rehusó adhe 1 11 al
grupo, en parte porque no creía en los métodos violentos, en
parte porque consideraba que el alzamiento no era orientado
por los conservadores tradicionales, sino por los nazis criollos
dentro y fuera del ejército; sin embargo, Ferreira logró cmn
prometer a Víctor Dugand, senador por el Atlántico, a Fian
cisco Carbonell y a Roberto Bobb, este último asociado eon
nazis confesos y activos.
El alzamiento se pospuso para el 17 de febrero de 1911
fecha en que se esperaba el arribo del Presidente López pune
dente de los Estados Unidos. Dos días antes, la fuente A avisó
a su contacto norteamericano que Ferreira había enviado lili
mensaje cifrado al jefe de la Legión en Santa Marta, avisándola
que el general Pizarro era un traidor que se proponía infoinnit
del complot al Presidente.
El 18 de febrero dos cables llegaron de la capital. Ambo*
urgían a Ferreira a cancelar el plan. De nuevo la Legión IiiiI'Ih
Los nazis tras las revueltas 297

sido delatada. Los avisos los firmaba «Lucía», que era el alias
de Lucio Pabón Núñez, representante conservador por Norte
de Santander.
El 19 de febrero de 1944 el Presidente López partió de
Barranquilla a Bogotá. Aunque se presumía que él y su comiti­
va viajarían en Avianca, a última hora López Pumarejo deci­
dió hacer el viaje en un avión militar, acompañado por su
ministro de Gobierno. El resto de la comitiva, incluida la nuera
del presidente, Cecilia Caballero de López Michelsen, abordó
el vuelo comercial. No hubo manifestaciones de ninguna natu­
raleza en el aeropuerto de Soledad.

C la v e s c e le s t ia le s

Pero la calma era aparente y los revoltosos tercos. Apenas


había llegado López a Bogotá cuando en Barranquilla se
recibían instrucciones para que los legionarios recuperaran su
viejo hábito de escuchar La Voz de Colombia todos los días, de
7a 8 de la mañana y de 8:30 a 10 de la noche. La hasta entonces
esquiva señal se daría en clave durante tres días consecutivos:

El primer día deberían escuchar el siguiente mensaje:


«El 9 de julio se obsequiará a la Virgen de Chiquinquirá,
la reina de Colombia, un cetro de oro por todos los
colombianos. Contribuya usted a este homenaje».
El segundo día, la confirmación de la clave se obten­
dría mediante el aviso: «Editorial Jotade le hace a usted
los mejores trabajos de imprenta, desde una tarjeta hasta
un libro. Necesita obreros competentes y honorables.
Teléfono 16-25».
El tercer día, los legionarios debían esperarel último
mensaje antes de dar comienzo al alzamiento: «El rosario
salvará a Colombia. Propague usted esta devoción y
298 Colombia Nazi

suscríbase a la revista ‘El Santísimo Rosario’. Apartado


aéreo 232 Bogotá».

Esta vez, los complotados habían decidido actuar sin


contar con el general Pizarro ni con el general Bonitto, es decir,
excluían de la nómina de revoltosos a los viejos generales,
porque creían que cada uno de ellos aspiraba a la Presidencia,
Eso sí, no actuarían sin antes asegurar la participación decisiva
de la oficialidad joven, en particular, la de la Fuerza Aérea
Quedaban también excluidos la mayoría de los civiles. Pero no
Laureano Gómez, quien sería consultado en calidad de «es
perto»; tampoco el alemán Max Groegel, especializado en
reconocer e identificar judíos. Con el fin de ganar el apoyo
popular, el día de la revuelta se permitiría el asalto y el pillaje n
los negocios judíos18.
Ea última noticia sobre el rosario de frustrados internos
de golpe la obtuvo el FBI en junio de 1944. A imagen v
semejanza de las anteriores, esta vez la conjura tenía tanto di
nazi como de celestial. La señal la daría la incansable Voz de
Colombia con el anuncio de un libro y la confirmación de lil
revuelta, insertada en un aviso comercial, respondería al inun
brede un santo. La fuente B nunca supo el nombre del santo ni
del libro19.
La conspiración fue descubierta y desbaratada y alguno*
legionarios fueron detenidos. El Xde septiembre, el embalado!
Lañe envió el siguiente comunicado a Washington: «El l’irsl
dente López, espontáneamente, ayer se refirió al asunto de los
consejos de guerra. Dijo que cerca de 67 casos han sido |ii/|ni
dos; algunos condenados a prisión y otros dados de ba|a dil
ejército [...]. También hay cargos contra la Voz de Colonilun
la estación de radio acusada de transmitir las señales pnili

18. FBI a Borle, marzo 6 de 1944 . 821.00/1668, RCi 59. NA


19. /hidcm.
Los nazis tras las revueltas 299

comenzar la revolución. El Presidente dijo que aunque el


movimiento estaba ampliamente infiltrado en el ejército, él
confiaba en que la situación estaba satisfactoriamente bajo
control»20.
Para su infortunio, el Presidente López Pumarejo estaba
lejos de la realidad. En lo que le quedaba de gobierno, las
conjuras y los conspiradores no le darían tregua. Entre estos
últimos se contaba su más encarnizado enemigo político: Lau­
reano Gómez.

L a u r e a n o G ó m e z y la p o lít ic a d e l B u e n V e c i n o

La verdad fue que El Siglo y Laureano Gómez, no dieron


respiro a los gobiernos de Santos y López. Según el embajador
Braden, cuando en 1940 el nombre de Alfonso López Pumare­
jo comenzó a considerarse seriamente para suceder a Eduardo
Santos, Laureano Gómez dijo en el Senado y desde Iü Siglo
que López sería asesinado si trataba de asumir la Presidencia y
que en tal caso, los conservadores comenzarían una guerra
civil que sería exitosa por contar con el apoyo de potencias
extranjeras, como sucedió en España212. El jefe conservador
también dio guerra al embajador y, de vez en cuando, le
produjo cierto escozor al Departamento de Estado. Sin embar­
go, por razones difíciles de precisar, Laureano Gómez y su
periódico nunca figuraron en la Lista Negra.
No por eso los agentes del gobierno norteamericano en
Bogotá lo perdieron de vista. Por el contrario, aunque su
nombre no ocupó un renglón en la Lista Proclamada, sí figuró
en la lista elaborada por la Oficina de Censura en Washing-
Ion O?.

20. t.ane a SL:„ septiembre 8 de 1944 , 821.00/9-844, RG 59. NA.


21. Braden a DE, octubre 3 de 1940, 821.00/1292, RG 59, NA.
22. Ollice of Censorship, a División of World Trade Intelligence, DE,
itgosto 8 de 1942, RG 59, NA.
300 Colombia Nazi

En el embajador Braden, Laureano Gómez encontró un


aguerrido antagonista. Fue Braden quien logró que el Departa
mentó de Estado se pronunciara para que las firmas nortéame
ricanas retiraran sus avisos de El Siglo, el cual «continua y
frecuentemente, con violencia, ataca a los Estados Unidos y
defiende los intereses nazis»23.
Los expertos de la oficina del Coordinador de Informa
ción coincidieron con la opinión del embajador: «El partido
conservador orientado por Laureano Gómez tiene una fuerte
tendencia totalitaria. El embajador Braden está convencido di­
que Gómez es subsidiado por el Reich. El partido tiene su
fuerte en los terratenientes y el clero, y se dice que está orgam
zando un golpe de Estado. Gómez está también identificado
con la Falange y en El Siglo le da amplia publicidad a las ideas
falangistas...»24.
Como puede verse, los hombres de Washington en Bogo
tá no ahorraron tinta para enviar sus conceptos sobre los
acontecimientos y las personalidades que en el momento ha
cían la historia de Colombia, aunque algunas veces las opimo
nes de ciertos funcionarios respondieran más a la ficción que a
la realidad y aún contradijeran los informes del embajador
Sobre Alfonso López Pumarejo, por ejemplo, escribió el apa­
gado militar Cari Strong: «Presidente de 1934 a 1938, es más
radical que Santos, un genio político pero inestable e imprede
cible. Está respaldado y respalda a los comunistas y posible
mente tiene afiliaciones nazis. Es el líder del movimiento polín
co más grande de Colombia».
Del Presidente Santos también se ocupó Strong: « lomo
posesión del cargo en 1938. Personalmente es un hombn
excelente, de gran integridad personal, con ideales muy altos

23. Braden a SE, agosto 16 de 1940. 821.00N/137, RG 59, N A


24. Coordinator of Information, Latin American Section. Repon No
34, marzo 27 de 1942, R & A Report 2367, RG 59, microfilm, NA.
Los nazis tras las revueltas 301

de acuerdo con los cuales vive, pero se le considera visionario y


débil. Sus seguidores se conocen como anti-lopistas. Son el ala
derecha del partido liberal, anti-comunistas, religiosos y en
considerable minoría»25.
Strong y Braden no se entendían. Según el embajador, el
agregado militar se daba demasiada importancia y considera­
ba, al igual que otros agregados en América Latina, que no era
necesario tener en cuenta la autoridad de los embajadores
norteamericanos26.
Sin embargo, de momento, el motivo de preocupación del
Departamento de Estado y de la embajada no era la inestabili­
dad de López, la debilidad de Santos, ni la prepotencia de
Strong, sino las simpatías totalitarias de Laureano Gómez. En
diciembre de 1940, anticipándose a la avalancha de revueltas
abortadas, Braden transmitió a Washington la información
obtenida del comandante Carlos Fallón, a cargo de la flotilla
naval del Putumayo. Según Fallón, Laureano Gómez en 1935
había planeado derrocar a López durante su primer gobierno.
La fuente de Fallón era confiable, como que se trataba de
Augusto Ramírez Moreno, uno de los jefes conservadores, que
abrigaba un profundo resentimiento contra Laureano Gómez,
razón por la cual había confiado a Fallón el plan revoluciona­
rio fraguado entre Laureano Gómez, el propio Ramírez More­
no y el general Amadeo Rodríguez; el golpe sería financiado
por Antonio Angel, uno de los hombres más ricos de Colom­
bia. La diferencia de opiniones entre Gómez, Ramírez y Rodrí­
guez había dado al traste con el complot.
Braden no abrigaba ninguna duda sobre la veracidad del
relato y menos aún sobre los objetivos políticos de Laureano
( iómez: «[él j sabe que no puede llegar al poder por la vía de las

25. Informe del agregado militar, enero 21 de 1941. 862.20221/27X, RG


,*». NA.
26. Spruille Braden, Diplomáis aml Demugogues, pp. 256-57.
I " •: i » •
302 Colombia Nazi

urnas, sino de la fuerza. Hay buenas razones para creer que


Gómez se entiende con los nazis para apoyarlo en un golpe de
Estado con hombres, armas, y tal vez, dinero. El comandante
de la guardia presidencial declaró que hay un serio peligro de
revolución a partir de enero, la lealtad del ejército no es sólida
y el gobierno está asustado. Sin embargo, Santos ridiculiza el
solo pensamiento del golpe y siempre reitera: ‘en Colombia
nunca pasa nada’ »27.
Nada decisivo en la vida política del país, es cierto. Pero si
en la del director de El Siglo. En diciembre de 1943, la Junta de
Seguridad Económica del gobierno de Roosevelt negó el
permiso de importación de 350 toneladas de papel periódico
solicitadas por el diario28. Ante esa dificultad y ante el retiro de
la publicidad, Laureano Gómez envió un emisario a Washing
ton para que explicara su posición y la de El Siglo. La condi
ción del Departamento de Estado para aceptarlo en el red i I de
los amigos de la democracia, era que cambiara la orientación
del periódico, cesara en sus ataques contra los Estados Unidos
y en su defensa de los intereses del Eje. Laureano Gome/ no
sólo aceptó la oferta, sino que la hizo efectiva también en / ti
Patria de Manizales, que se hacía eco de la posición añil*
americana impulsada ppr El Siglo. En pocas palabras, pióme
tió —promesa que difícilmente cumpliría— «cooperar con ti
gobierno de los Estados Unidos»29.
La interpretación que El Espectador dio a los hedió*
coincidió con la que el embajador Braden envió a Washington
El periódico señaló cómo el retiro de los avisos y el rechazo ilo
la solicitud de compra del papel había hecho cambiar la om il
tación de El Siglo en materia de política internacional I Ii

27. Braden a SE, diciembre 9 de 1940, X21.00/1304, RCi 59. N \


2X. El Espectador, diciembre 15 de 1943.
29. Keith a SE, marzo 29 de 1941. 821.00/1322, RG 59. NA
Los nazis tras Ias revueltas 303

1942 era pro-eje y en 1943 apoya a los Estados Unidos»,


apuntó el diario liberal30.
Ya desde 1941 Braden había prevenido al Departamento
de Estado sobre el eclecticismo de Laureano Gómez. En una
reunión social a la cual ambos acudieron, el director de El Siglo
prometió al embajador expresar desde su periódico su simpa­
tía por los Estados Unidos. Sin embargo, señaló Braden a
Washington, «no confío en la sinceridad de ese hombre»31.
El embajador no se equivocaba. En efecto, después de un
par de editoriales ponderando la personalidad de Braden,
Laureano Gómez continuó celebrando las victorias alemanas
en Europa. Al respecto, la embajada informó a Washington:
«El editorial de El Siglo del 23 de marzo elogió mi misión en
este país. Pero Laureano Gómez volverá a su anti­
americanismo cuando crea que le es beneficioso. Laureano,
como muchos colombianos, le obedecen al viento. Criticaba a
I litler hace algunos años e inclusive escribió un libro contra el
Eührer. El año pasado, se volvió pro-Hitler después de las
victorias alemanas. Ahora [con el retiro de la propaganda] le
duele el bolsillo y por eso apoya a los Estados Unidos». En el
mismo informe, el embajador relató otros detalles de su con­
versación con el senador conservador: «Le pregunté cómo
había construido el edificio de El Siglo. Respondió que ven­
diendo acciones en todo el país y con préstamos bancarios,
pero sin ninguna ayuda alemana. Le dije que un conservador
lesponsable aseguraba que los alemanes le habían prometido
apoyo si él decidía organizar la revolución. Laureano se turbó,
w puso furioso, respondió a tientas y dio muestras de tener una
conciencia culpable». A manera de conclusión, Braden escri­
bió: «...Laureano es un oportunista»32.

30. Lañe a St , diciembre 16 de 1943, 821.00/1640, RG 59, NA.


31. Braden a SP, marzo 26 de 1941, 821.00/1319, RG 59, NA.
32. Ibidem.
304 Colombia Nazi

Un oportunista que definitivamente irritaba a Braden. No


obstante, el embajador sabía que los Estados Unidos tenian el
sartén por el mango. «Mientras mantengamos nuestra posi­
ción dominante poliíica y económicamente dentro y alrededoi
del norte de Suramérica», tranquilizaba Braden al Secretario
de Estado, «no hay por qué tener miedo de que ningún gobiei
no colombiano se nos salga de las manos, así simpatice con los
nazis...»33.
Tal vez fue la dominación política y económica lo que
permitió que la crítica persistente y mordaz de El Siglo v di'
Laureano Gómez contra el gobierno y la política norteamen
cana en Colombia no significaran la inclusión del director ni su
periódico en la temible Lista Negra. Por lo demás, Eduardo
Santos y Carlos Lleras Restrepo en una ocasión disuadieron id
embajador Lañe de la idea de agregar los nombres de Gómez v
de El Siglo a la Lista Proclamada, si bien Lleras Reslrepo
pensaba que Gómez era pro-nazi3435.Su copartidario Lucio l’n
bón Núñez reconoce que él y Laureano Gómez, al igual qiit
otros conservadores, eran franquistas y anota que Gómez <u
puso «del lado del Eje, de los totalitarios, de los violentos, ni
contra de los aliados, de los demócratas, de Lrancia, de I si i»
dos Unidos, Inglaterra... porque él pensó que la guetin ln
ganaba el Eje y prácticamente la tuvo ganada; donde Lslnilo*
Unidos no se meta, la victoria era de Hitler y de Mussolun v
(sic) Hirohito. Y pensó que al ganar el Eje se d e n umluhuii
los regímenes llamados democráticos o aliados y por comí
guíente se derrumbaría el liberalismo en Colombia y nos lom
ba a los conservadores hacernos cargo del poder»33.

33. Braden a SE, agosto 13 de 1941. 800.20221/30, RC1 59, N \


34. Memorándum. DE, diciembre 30 de 1949, 821.00/13-3049, lo i ' <
NA.
35. Arturo Alape, El ¡logotazo (Bogotá: Círculo de Lectores, WOl |<
69.
Los nazis tras las revueltas 305

Ni siquiera fue incluido en la Lista cuando Colombia


firmó el acuerdo de Préstamo y Arriendo que incluía 16 millo­
nes de dólares para compra de armas y equipo militar.La venta
comprometía al ejército colombiano a mantener el orden pú­
blico y al gobierno a garantizar que el Canal de Panamá nunca
sería atacado desde Colombia. Fue entonces cuando Laureano
Gómez, ignorando las promesas hechas al embajador y la
coacción ejercida contra su periódico, escribió: «primero nos
quitan el Canal y ahora tenemos que pagar para defenderlo»36.

E l c e la d o r d e l C a n a l

Efectivamente, dentro del acuerdó de Préstamo y Arrien­


do, la administración Santos había solicitado 16 millones de
dólares a los Estados Unidos para la compra de armas y equipo
militar con el fin inmediato de satisfacer las expectativas del
ejército y, además, para colaborar con los Estados Unidos en
la vigilancia del Canal de Panamá. O, al menos, eso creyeron
Braden y el Secretario de Estado. En particular, el embajador
que insistió en las bondades del préstamo ante el Departamen­
to de Estado. Argumentos no le faltaron: «Cuando, como
personas, contratamos un celador para que vigile nuestras
casas, le suministramos armas adecuadas. De manera que si
esperamos que Colombia competentemente ayude en la defen­
sa del Canal, deberíamos ayudar a ese país, sin colocarlo en
situación embarazosa, financiando la compra en los Estados
Unidos de aviones militares y de equipo accesorio incluyendo
ametralladoras y munición», escribía Braden en su intento de
agilizar la firma del acuerdo de Préstamos y Arriendo (Lend-
I case). Y agregaba: «En vez de que nosotros nos encarguemos

3 6. D a v i d B ushnell, Eduardo Santos y la Eolítica del fíuen l'ecino,


IV.IN-I942 ( B o g o t á : El Á n c o r a E d i t o r e s , 1 9 8 4 ) , p. 4 4 .
306 Colombia Nazi

de toda la defensa aérea del Canal, sería más barato darle el


equipo a los colombianos. Ellos asumirían los gastos de man­
tenimiento y de personal y, lo que es más vital, Colombia
recibiría esta colaboración gratamente por tratarse de una
demostración de confianza»3738940.
Sin embargo, la continua amenaza de revuelta y los persis­
tentes rumores de golpe de Estado hicieron florecer la duda en
el espíritu del embajador, antes entusiasta defensor de la venta
de armas a Colombia: «Si es cierto que se produce un golpe de
Estado, los aviones y equipos caerían en manos enemigas. I lay
que medir los riesgos antes de hacer los envíos», sostuvo eu
carta al Secretario Hull3\
Pero mientras Laureano Gómez fustigaba con caustici­
dad el proyecto, y Braden sufría de duda metódica, el Presiden
te Santos insistía en el envío rápido de 10 guardacostas, de 60 a
80 aviones, 50 mil fusiles, municiones y demás equipo que le
permitiera elevar la fuerza pública de 11.000 hombres a poi lo
menos 15.000, o si fuera posible, duplicar esa cantidad3'’.
Si el Presidente Santos verdaderamente creía en brujas, es
decir, en una amenaza real del nacional socialismo en Colom
bia o contra el Canal, o si la urgencia de armas respondía másii
exigencias del ejército colombiano, fueron interrogantes que
no hallaron respuesta. Ante Braden sólo admitió que habla
decidido reemplazar el armamento europeo existente por aim
ricano, y así, Colombia sería independiente de la voluntad di
los dictadores europeos4".
Otra cosa pensaba el Secretario de Guerra Hemy I
Stimson, que no creía, ni remotamente, en que Hitler tuvieni
en la mira del fusil a América Latina y que la historia de U

37. Memorando de Braden. mayo 27 de 1940, 821.56/5-2740, Id i '9


NA.
38. Braden a SE, junio 21 de 1940, 810.20 Delense/6-2140, R( i 59, N \
39. Braden a SE, julio 10 de 1940.810.20 I7elen.se/7-1040. RCi 59, N 5
40. ' Ibiílem.
Los nazis iras las revueltas 307

Quinta Columna era un recurso bastante evidente para entre­


tener la atención de los Estados Unidos en lugar de concentrar­
la en la ayuda a Gran Bretaña. Además, en su opinión, con
armas o sin ellas, las naciones vecinas al Canal no estaban
capacitadas para defenderlo en caso de ataque de las fuerzas
del Eje. Esa misión correspondía, ineludiblemente, a los Esta­
dos Unidos. Las repúblicas americanas, según Stimson, sólo
necesitaban algunos fusiles para mantener el orden interno41.
Eos reparos no trascendieron. El mismo Braden, a última
hora, modificó de nuevo su opinión a favor del Presidente
Santos «[Colombia] no ha pretendido obtener de nosotros
erogaciones excesivas o injustas... sino que ha hecho un cálculo
cabal y conservador de cuáles son sus requerimientos milita­
res... [Nosotros] hemos obtenido todo lo que hemos solicitado
a este país... En esencia, si se hiciera un balance de lo que han
hecho los Estados Unidos y Colombia respectivamente, éste
mostraría que Colombia no ha regateado, sino que de todo
corazón ha apoyado nuestra política de tal manera que ello nos
coloca en deuda con este pais y no existe nación en Sur Améri­
ca que se haya mostrado más cooperadora»42.
En otras palabras, fue gracias a la colaboración intacha­
ble de Colombia con las exigencias del Departamento de Esta­
do. que los 16 millones de dólares fueron aprobados dentro del
acuerdo de Préstamo y Arriendo. Este lo firmaron el 17 de
marzo de 1942 Gabriel Turbay, embajador en Washington, y
Sumner Welles, sub-secretario de Estado43.

4!. Stetson Conn y Byron Fairchild, The Tramework of Ilemlsphere


Pífense (Washington D.C.: U.S. Government Printing Office, 1960), p. 214.
42. Braden a SE. m ar/o 6 de 1942. 821.20/197, NA.
43. l.a copia del contrato de Lend-Lease (Préstamo y Arriendo) fue
enviada al Ministerio de Relaciones Exteriores, ND-1024. AMRE.
308 Colombia Nazi

I n f lu e n c ia n a z i e n la s f u e r z a s a r m a d a s

Queda claro, entonces, que las exigencias de Washington


se debieron, en gran medida, al temor innegable y concreto de
los Estados Unidos frente a un ataque enemigo al Canal de
Panamá. Por esa razón, a pesar de la promesa del gobierno
colombiano de que cooperaría en la defensa de la zona, la
sombra de un presunto golpe de Estado hizo que Washington
mantuviera el ojo alerta ante la posible infiltración de ideas
totalitarias en las filas de las fuerzas armadas colombianas y el
oído presto a todo aquello que sonara a nacional socialismo
El tema estuvo presente continuamente en los informes de los
agentes norteamericanos, del embajador para abajo, aún antes
de que los Estados Unidos entraran al conflicto bélico.
En abril de 1941, Braden advertía a su jefe en el Departa
mentó de Estado: «En estas circunstancias, es evidente que
debemos tener en nuestras manos permanentemente cada de
talle de información posible con respecto a las actividadr»
totalitarias en Colombia. No podemos depender del gobierno
colombiano para obtenerla, por lo tanto, el trabajo d e b e m o s
hacerlo nosotros mismos. Lo que es más, debemos tener esta
información para pasarla a las autoridades colombianas com I
fin de requerir acción apropiada de su parte. Debemos, si en
posible, anticiparnos a todo acto subversivo o agresivo de los
nazis, especialmente porque si nos sorprendieran haciendo lii
siesta podría producirse una acción militar precipitada, con
daños duraderos a nuestra política del Buen Vecino y a Ion
principios de la solidaridad interamericana»44.
La misión fue puesta en manos del FBI, el cual se encai «ó
de elaborar estadísticas sobre la influencia de ideas totalilai lan
en las filas del ejército colombiano. Según los agentes drl
gobierno norteamericano, de 5 generales, 3 eran pro-na/is y )

4 4 . B r a d e n a S E , a b r i l 17 d e 1 9 4 1 . 8 6 2 . 2 0 2 2 1 / 2 6 9 , R G 5 9 , N A
Los nazis iras las revueltas 309

pro-americanos; de los 20 coroneles, 16 admiraban a Hitlery 4


a Roosevelt; de los 32 tenientes coroneles, 23 simpatizaban con
Alemania v 9 con los Estados Unidos, y así sucesivamente
ocurría con los mayores, capitanes, tenientes v sub-tenientes
para un total de 314 oficiales pro-nazis y 96 favorables a los
Estados Unidos. «Estas cifras nos parecen [al Departamento
de Estado] algo exageradas en la preponderancia de las simpa­
tías nazis y nos preguntamos si su agregado militar estará de
acuerdo con la información suministrada por el FBI... Sin
embargo, si las cifras son correctas, entonces hay razón para
preocuparse», concluía el informe45.
La preocupación del Departamento de Estado la alimen­
taba el agregado militar. Cari Strong, que insistía en la infiltra­
ción peligrosa y decisiva del nazismo en las Fuerzas Armadas
de Colombia46.
Paralela a la incertidumbre sobre la veracidad de los
datos, corría la confusión en los informes. Braden disentía de
las opiniones de Strong. Las contradicciones en que incurrían
las dos fuentes, una del Departamento de Estado y otra del
Departamento de Guerra, ya habían originado algunos recla­
mos del primero al embajador: «Estamos seguros de que el
Departamento de Guerra V nosotros nos entenderíamos mu­
cho mejor si los informes del Departamento de Guerra estuvie­
ran más acordes con lo que usted y el Departamento de Estado
consideran que es la situación real y la intepretación correcta
de los acontecimientos en Colombia»47.
¿Era cierta la influencia del Nacional Socialismo en las
fuerzas Armadas colombianas? En informe confidencial,
Ocho meses después de asumir la presidencia Alfonso López
('lunarejo, el teniente coronel M.J. Asensio, nuevo agregado

45. Duggan a Lañe, mayo 20 de 1942, 800.20221/76, RG 59, NA.


46. Strong a DE. abril 14 de 1942, 862.20221/493, RG 59, NA.
47. Duggan a Braden, enero 20 de 1942, 862.20221/459, RG 59. NA.
310 Colombia Nazi

militar de la embajada norteamericana en Bogotá, intentó


hacer luz donde reinaba la confusión. La discrepancia de
opiniones surgía —y ésta es una constante en este período— de
las fuentes. Asensio identificó parcialmente el fenómeno e
intentó aclararlo ante el Departamento de Estado:

Los informes han sido contradictorios, en primer


término, por el grado variable de confiabilidad de las
fuentes. Parece que muchos de los así llamados «infor
mantés» no basan sus informaciones sobre hechos, sino
más bien en prejuicios personales. En este sentido, algu
nos de los peores infractores son los «informantes paga
dos» de la Oficina de Investigación de la Policía Nacional
y resulta evidente en estos informes sobre sospechas de
influencia nazi en los oficiales de las Fuerzas Armadas
que la información fue recogida entre individuos inescni
pulosos, más interesados en presentar un informe incn
minatorio por dinero que en presentar hechos ciertos en
sus investigaciones...
En relación con las simpatías nazis dentro de la ■
Fuerzas Armadas de Colombia, hay un hecho imporlan
te, el cual es permanentemente subestimado o subvalom
do y es que el colombiano medio —sea civil o militai
por tradición es ligeramente anti-americano, con el
resultado de que muchos oficiales son erróneamente i la
sificádos como pro-nazis en opinión de los nortéame: n a
nos, solamente sobre la base de que esos oficiales paiei eil
no simpatizar con los Estados Unidos...48.

Aunque el coronel Asensio fue quien más se acercó a li


esencia del problema, no pudo evitar caer en el mismo eiml
que trataba de enmendar. Así escribió bajo el título de In

4 8 . A s e n s i o a D E , a b r i l 2 0 d e 1 9 4 3 , 8 6 2 . 2 0 2 2 1 / 6 3 7 , p. 2. R ( ¡ v i N
REFUBLIC OF COLOMBIA
NUMERICAL COMPARISON OF ARM Y O FFIC ER S
HAVING P R O -U S. AND PRO-NAZI TENDENCIES
PRO ­ PR O -
NAZI U. S. PERCENT
RANK TOTAL PRO-
m NAZI

Generala 3 2 5 60 *

Colonels 16 4 20 80 7.

Lieutenant
Colonels 23 9 32 71.8 7.

Majors 63 20 83 75.9 X

Captains 158 57 215 7 3 .4 %

Lieutenants 42 3 45 9 3 .3 7.

Lioutenants 1 10 901 n
'linde» 9
. ____ w

Una tabla elaborada por el FBI en 1942 sostenía que la mayoría de los oficiales del
ejército colombiano tenían simpatías nazis. Las cifras se refieren a generales,
coroneles, tenientes coroneles, mayores, capitanes, tenientes y subtenientes. El
Departamento de Estado consideraba que las cifras eran exageradas.
312 Colombia Nazi

fluencias Nazis y Actividades Subversivas en el Ejército Co­


lombiano»:

En relación con la difusión de las doctrinas nazis y la


diseminación de propaganda a favor del Eje entre las
Fuerzas Armadas de Colombia, es de anotar que los
principales avances parece que se han hecho entre el
personal de aquellos cuarteles del ejército localizados
dentro de las ciudades más grandes del país o cerca a
ellas. A este respecto, de acuerdo con las pruebas disponi­
bles, parece que las tropas de los cuarteles de Bogotá...
han recibido más «atención» que el personal de los nume­
rosos destacamentos del ejército dispersos por las orillas
de los ríos Putumayo, Caquetá, Amazonas,en la frontera
sur. Se encontró que en las Brigadas 2, 3, y 4 (Barranqui
lia, Cali y Medellín) hay más personal con simpatías nazis
que en las Brigadas 1, 5 y 6 (Tunja, Bucaramanga y
Florencia) [...] En el personal de las Brigadas 2 y 3
predominan los negros, mientras que en las otras hay
mayoría de indios y de «blancos colombianos». En Bogo
tá, la unidad del ejército que logró mayor notoriedad poi
sus así llamadas tendencias nazis fue la Escuela de Caba
Hería de Santa Ana en Usaquén [...] Muchos de los
oficiales de Caballería son hijos de familias conservado
ras ricas y prominentes, y no pocos supuestamente oblii
vieron sus nombramientos y ascensos a través de influcn
cias políticas411.

Braden, por su parte, se entretenía elaborando sus propias


estadísticas, que medían el grado de fogosidad del nacional
socialismo entre la colonia alemana en el país: «El 15C son49

49. Ib id., pp. 7 a 9.


Los nazis tras las revueltas 313

nazis fanáticos, el 30% nazis fuertes; el 50% nazis débiles y el


5% definitivamente anti-nazis»50.
La División de Inteligencia Militar esquematizó en cua­
dros la organización jerárquica del partido Nacional Socialista
de los Trabajadores en Colombia. La dirección militar supe­
rior la ejercía Emil Pruefert, compartida con Karl Regnier y
Gottfried Schmidt; en el cuadro del estado mayor encargado
de la dirección de operaciones estaban Braune, Boy51, Bock,
Heartel, Lutz y Thiel. Del estado mayor surgían ramificacio­
nes que iban desde el comando de la costa, el comando del
interior, el comando de infantería, los encargados de dar ins­
trucción permanente, instrucción semanal, preparación de re­
servas y comando aéreo hasta los cuadros de sanidad, tropas
motorizadas, de comunicaciones y gases explosivos. De acuer­
do con el informe del agregado militar norteamericano, Prue­
fert tenía facultades del Reich, recibía sus órdenes directamen­
te de Berlín y las transmitía a los agentes y organismos del
partido: casas comerciales alemanas, agentes consulares y
otros52.
La rigurosa vigilancia que Washington mantenía sobre
los alemanes sospechosos de profunda admiración por el Füh-
rer no se extendió con el mismo celo a los seguidores de
Mussolini. Excluyendo el hecho de que la colonia italiana en
buena parte figuró en la Lista Negra y de que algunos de sus
miembros fueron recluidos en los campos de confinamiento en
Fusagasugá y Cachipay, su organización política no pareció
preocupar a los agentes norteamericanos encargados de la

50. Braden a SE, abril 17de 1941,862.20221/269,enclosure III, RG 59,


NA.
51. El coronel Herbert Boy recibió la Cruz de Boyacá durante el
gobierno del presidente Olaya Herrera por sus valerosos servicios al país
durante la guerra contra el Perú.
52. División de Inteligencia Militar, marzo 30 de 1942,862.20221/520,
RG 59, NA.
314 Colombia Nazi

seguridad nacional de los Estados Unidos en Colombia: «Co­


mo se ha informado previamente, los fascistas italianos gozan
de escaso prestigio en Colombia y sus actividades no tienen
importancia. Por supuesto, los nombres del Premier Mussolini
y del Conde Ciano aparecen frecuentemente en los periódicos,
pero sólo como noticias de interés general... No se escucha
mayor cosa sobre actividades fascistas... en ningún lugar de la
república [...] Para sintetizar, la organización fascista es
insignificante y la conducta y las actividades de los jefes laséis
tas en Bogotá no han servido para hacer avanzar la causa

53. EEU a SE, marzo 18 de 1940, 800.20210/505, RG 59, NA


15. El golpe de Pasto

¿Sabía el presidente Alfonso López Pumarejo que sería captu­


rado en Pasto el 10 de julio de 1944?
Arthur Bliss Lañe, embajador de los Estados Unidos en
Bogotá, asegura que sí; que el propio presidente se lo confió
durante una recepción diplomática el 13 de julio. De acuerdo
con Lañe, López Pumarejo conocía de antemano los planes de
golpe de Estado y sabía también que todo el movimiento
subversivo giraba alrededor del cerebro de Laureano Gómez1.
Pero aun antes de la confidencia del Presidente, el embaja­
dor Lañe, que había presentado credenciales el 30 de abril de
1942, conocía las intenciones golpistas de un sector del ejérci­
to, aunque sin relacionarlas con las actividades clandestinas
del senador Gómez Castro. Así lo informó, en mensaje estric­
tamente confidencial a Washington, 9 días después de ocurri­
do el golpe de Pasto. El envío diplomático de Lañe, hasta hoy
inédito, constituye una interesante y minuciosa crónica,—rica
en detalles domésticos, de aquellos agitados días:

Hay algunas precisiones relacionadas con las prime­


ras noticias de la revuelta las cuales, aunque no eran lo
suficientemente importantes para telegrafiar, ahora co­
bran importancia en la medida en que arrojan una luz
sobre los antecedentes de lo acontecido.

I. Lañe a SL, julio 13 de 1944, 821.00/7-1344, RG 59. NA.


Colombia Nazi

El viernes 7 de julio un joven oficial cuyo nombre le


envié en mi carta del 24 de febrero, vino a verme, según
dijo, con el propósito de ofrecerse como voluntario en el
ejército de los Estados Unidos. Le respondí que haría lo
posible por ayudarlo. El joven me puso en considerable
aprieto al decirme que se preparaba una revuelta en el
ejército y que tendría lugar próximamente. No sabía con
exactitud si sería en uno o dos días, en una semana o un
mes, pero que, como fuera, existía dentro del ejército un
grupo muy insatisfecho con las condiciones existentes en
el país. Se refirió a la situación de pobreza de las masas y
al hecho de que el gobierno no hacía mucho por mejorar­
la. No criticó tanto al presidente López como al sistema
político responsable de las condiciones políticas y en
consecuencia de las sociales. Después, confesó que su
deseo de alistarse en el ejército de los Estados Unidos era
abandonar este país y no comprometerse en el movimien
to.
El 8 de julio, sin mencionar el nombre del oficial, le
dije al doctor Echandía que nosotros teníamos informa
ción sobre la existencia del complot. Le dije que esta
información provenía de la Costa Atlántica y de fuentes
cercanas al ejército en Bogotá. Como lo escribí en nn
telegrama 1196 del 8 de julio, el doctor Echandía no le din
importancia al asunto.
El domingo 9 de julio transcurrió tranquilamente
Jugué golf en la mañana en el Country Club, y allí me
encontré con varias personas cercanas al Presidente I ó
pez, incluyendo a César García Alvarez y a Alfonso
López Michelsen. Aunque conversé con ellos, ninguno sr
refirió a la posibilidad de alguna dificultad.
El lunes 10 de julio, cerca de las diez de la mañana, la
señora López llamó para preguntarme si podría recibida
en compañía de un amigo del Presidente esa misma tanlr
a las cuatro. Cuando la señora López envió sus saltillos a
El golpe de Pasto 317

Cornelia [esposa de Lañe], yo le dije que con gusto se los


daría si Cornelia no se encontrara ese día en Cali. La
señora López respondió que «Alfonso» saldría de Pasto
hacia Cali ese día y que lo llamaría por teléfono para
decirle que Cornelia estaba en Cali, porque sabía que a él
le gustaría mucho verla. A las 10:30 Milton Price, de la
Automatic Electric Company, me informó que tenía ins­
trucciones de no permitir ninguna llamada de larga dis­
tancia y que sólo tres funcionarios del gobierno tenían
autorización para transmitir mensajes: Darío Echandía,
Alberto Lleras Camargo y Alirio Gómez Picón, ministro
de Comunicaciones. Elay que hacer notar que el general
Miguel Neira no estaba incluido en ese grupo. Averigüé
en la All American Cables y supe que a ellos también les
habían dado las mismas instrucciones para que no deja­
ran enviar cables fuera del país.
Yo tenía una reunión con el embajador de Chile en
su oficina a las 12 del día y le comenté que estaba algo
preocupado por los pasos por tomar con respecto a las
comunicaciones. El dijo que acababa de escuchar que el
presidente López había sido capturado y que ésto era, por
supuesto, un «absurdo». Al salir de la embajada, el Agre­
gado Jurídico que me esperaba, me informó que el Jefe de
la Policía había confirmado que López había sido captu­
rado en Pasto.
Al regresar a mi oficina cerca de las 12:45, me dijeron
que había recibido una llamada del palacio presidencial.
Cuando devolví la llamada, en lugar de una secretaria
escuché la voz de un hombre que dijo «Darío Echandía».
Hasta el momento no se sabía por qué el Presidente
López había sido detenido, pero la idea de que tal vez los
revoltosos eran los anti-lopistas del partido liberal había
surgido entre algunas personas. Le pregunté al doctor
Echandía si deseaba hablar conmigo. Dijo que no, que
evidentemente había un mal entendido, ya que él había
Colombia Nazi

pedido comunicación con el Embajador de Colombia en


Washington y no con el embajador norteamericano en
Bogotá. Echandía no hizo ningún comentario ni vo lo
solicité.
Unos minutos más tarde, sin embargo, entró otra
llamada de Palacio. Era la señora López evidentemente
histérica. Dijo que «Alfonso» había sido capturado y, en
el mismo tono de voz pero como una queja, dijo que
Echandía se había instalado en Palacio. Me pidió que le
ayudara. Le respondí que estaba dispuesto a hacer torio
lo que estuviera a mi alcance, pero que no veía cómo
podía ayudarla ya que lo que ocurría era, indudablemen
te, un asunto interno. Mirando hacia atrás, ahora parece
que mi actitud hubiera sido insensible. Por supuesto que
sentí mucho la angustia de la señora López, pero hasta no
obtener más información yo no quería tomar ninguna deci
sión que pudiera indicarquenosotrostuviéramosalgoqur
ver con los hechos. Francamente, el tono de la señora 1 ó
pez al referirse al doctor Echandía me hizo cavilar.
El lunes por la tarde las cosas empezaron a aclara: se
El gobierno emitió decretos relacionados con la conduela
de Echandía y su toma del poder v declaraciones en
relación a los autores del complot. Entonces apaiaiú
obvio que la situación era militar más que política | |
Mientras esperaba el regreso del doctor López, sos
tuve una conversación con Alfonsito | López Michel sel 1 1
La historia contada por Alfonsito me fue confirmada pm
muchas otras fuentes en el gobierno. El viernes 7 de |ulin
se ofrecía un cocktail de despedida a Diego Suáre/ en <I
Jockey Club. El es un viejoamigodeCornelia... DiegoSuá
rez nos pidió reiteradamente que asistiéramos. Yo tenia ni
tenciones de ir a la fiesta, pero como esas reuniones aquí
nunca comienzan a tiempo, fui a la casa de Bill Dunn | |
Después de una hora me di cuenta de que tenia »mi
comida a las 9, así que decidí omitir la fiesta del Jo: U \
/:'/ golpe de Pasto 319

por lo cual estoy eternamente agradecido. Parece que en


el cocktail un número de jóvenes pertenecientes al parti­
do conservador se pasaron de tragos y comenzaron a
hacer apuestas sobre si el presidente López no sería ya
presidente después del domingo. Otros fueron aún más
indiscretos y afirmaron que el Presidente sería arrestado
en Pasto durante las maniobras militares. Esta informa­
ción fue, por supuesto, inmediatamente comunicada al
Presidente López, quien al momento envió por Alfonsito
y le pidió que con Cecilia [Caballero de López] se muda­
ran a Palacio sin decir una palabra a la señora López. El
Presidente, entonces, deliberadamente caminó hacia la
trampa. En mi opinión, esta es otra muestra de su gran
valor y también muestra su psicología, lo cual es igual a
decir que cuando alguien se pone en su camino, bien sea
políticamente o por la fuerza, «al diablo con él». Mi
sentimiento personal es que todo el incidente ha servido
para aumentar el prestigio de López, aunque, en mi
opinión, éste estaba bien en alto en el momento en que
partió hacia Pasto. No sólo favoreció al doctor López
sino, especialmente, al doctor Lchandía, quien en opi­
nión de todos realizó un estupendo trabajo. Si no hubiera
actuado con la rapidez y la decisión con que lo hizo el 10
de julio, indudablemente la capital se hubiera sumido en
pánico. Igualmente, el general Neira actuó con gran habi­
lidad y evitó que el movimiento se esparciera por todo el
ejército [...]
Lleras Camargo trabajó como un demonio durante
ésos tres días, emitiendo decretos y medidas de seguridad.
Una razón por la cual el complot falló, fue por falta de
organización; la otra fue que los hombres claves del go­
bierno — Lchandía, Neira y Lleras Camargo— trabajaron
conjuntamente para enderezar el enredo2.

2. L a ñ e a K e i t h , j u l i o 19 d e 1 9 4 4 . 8 2 1 . 0 0 / 7 - 1 4 4 4 , R G 5 9 , N A .
320 Colombia Nazi

Dos meses después de los sucesos de Pasto, la OSS prepa­


ró su propia versión de los hechos. Según ésta, el fallido golpe
contra López Pumarejo nada tenía que ver con «el asunto
interno» de que hablaba el embajador Lañe. Por el contrario,
los hombres que lo ejecutaron estaban inspirados en el nazis
mo y el peronismo con generoso respaldo del partido conser­
vador. En consecuencia, si el movimiento era producto de la
organización nazi, entonces el atentado contra el Presidente
colombiano también agredía los intereses norteamericanos en
esta nación y el resto del continente.
Textualmente los agentes del gobierno norteamericano
vieron la situación así: «En Pasto, el teniente general Diógenes
Gil, líder de la insurrección y supuesto miembro de América
Alerta, una organización secreta orientada por el Vico
presidente argentino Juan Domingo Perón, detuvo al Prest
dente López. La revuelta de Pasto es la primera en 44 años en la
que parte del ejército se levanta contra un gobierno. Fue, sin
embargo, el sexto intento revolucionario conspiratorio cuntía
el gobierno del Presidente Alfonso López en menos de un año v
representa la culminación de un período de 2 años de lucha pot
el poder por parte de influyentes conservadores y elementos
simpatizantes del Eje contra López para asumir el gobierno"'
En el desenvolvimiento de la política interna, la OSS no
andaba tan desorientada. Sus informes dibujaron con pin i
sión las líneas que enmarcaban el conflicto partidista, el cmtl
menos de un lustro después, reventaría en años de pavoioMi
violencia conservadora:

El Presidente está firmemente comprometido con 1 1


política exterior de los Estados Unidos. A s . . p o n <!<
este país a principios de íebicio, con la incertidumhic «I*

3. O.S.S., R & A report No. 23X1, septiembre 7 de 1944, miciohlin tu I


59, NA.
El golpe de Pasto 32 1

si reasumiría la Presidencia, la agitación conservadora se


reanudó creando numerosos desórdenes y una atmósfera
propicia para abrirle el camino a un conflicto civil. El
partido liberal, sin embargo, ignoró el peligro que ame­
nazaba su propia existencia y alimentado por ambiciones
políticas personales, continuó desprestigiando al gobier­
no.
El partido conservador está compuesto por la aristo­
cracia terrateniente y un ala particularmente terca de la
Iglesia, muy a la derecha del Vaticano y su política social.
El partido conservador está dirigido por Laureano
Góme,z, de quien hace rato se sospecha que recibe ayuda
nazi y quien trabaja con el agente de la Falange, Luis
Roldán.
El escándalo de Mamatoco (asesinato a manos de la
policía de un boxeador corrupto, editor de un periódico),
las prácticas inescrupulosas de algunos funcionarios del
gobierno y los negocios oscuros de uno de los hijos del
presidente, se convirtieron en cuenta de cobro de la opo­
sición.
A ello siguió el arresto de Laureano Gómez durante
72 horas [acusado de calumnia porel ministro de Gobier­
no, Alberto Lleras], que le sirvió para auto-proclamarse
héroe y mártir de un gobierno corrupto y para que desde
las columnas de su periódico El Siglo llamara a sus segui­
dores a una guerra civil»4. También para que desde pri­
sión el «héroe y mártir» declarara: «Cuando los asesinos,
los ladrones y los mentirosos están en el gobierno, el
único lugar para mí en el país, es la cárcel»5.

4
• . Ibídem.
5. L a ñ e a D E , f e b r e r o 10 d e 1 9 4 4 . 8 2 1 . 0 0 / 1 6 6 6 , R G 5 9 , N A .
322 Colombia Nazi

Laureano, el instigador

¿Quiénes y cuántos fueron los conspiradores que durante


casi dos días capturaron al Presidente y pusieron en aprietos al
gobierno en Bogotá, Bucaramanga e Ibagué?
El Presidente López le confió a Lañe que en el episodio
había participado un número de militares mucho más grande
de lo que se creyó originalmente, entre ellos, por lo menos 40
oficiales y un número aun indeterminado de sargentos y cabos.
Pero, so,bre todo, López reiteró a Lañe su certeza de que
Laureano Gómez, había sido el instigador de la conspiración'’.
Motivos no le faltaban. El jefe de la Casa Militar de
Palacio, mayor Hernando Rojas Martínez, dio la razón al
Presidente. Rojas Martínez había sido removido de su cargo en
el Palacio de la Carrera a raíz de un incidente con Fernando
López Michelsen, uno de los hijos del Presidente. Probable
mente animado por esa circunstancia, durante una reunión
social en casa del general Luis Lelipe Camargo, Laureano
Gómez llamó aparte al mayor Rojas con el fin de insistí ríe
sobre la necesidad de un golpe de cuartel en el cual el ejército
tomaría la dirección del país para acabar con la descomposi
ción oficial. El ex-jefe de la Casa Militar consideró que la
actitud de Laureano había tenido «una acusada y subversiva
finalidad política»67.
Los militares implicados fueron enviados a prisión; los
civiles buscaron refugio en embajadas extranjeras. Desde el
primer momento, el Departamento de Estado advirtió a Lañe
que su política no era la de conceder asilo a refugiados polín
eos8.

6. Lañe a SE, julio 14 de 1944. 821.00/7-1444. RC 59. NA.


7. Rojas Martínez a Espinel, octubre 18 de 1944, rollo 2959, reí I
fotograma 20, microfilm, AMDN.
8. DE a Lañe, julio 13 de 1944, 821.00/7-1344, RG 59, NA.
El golpe de Pasto 323

Lejos de pensar en la embajada norteamericana, Laurea­


no Gómez recurrió al embajador de Brasil, quien relató a Lañe
cómo «la tarde del martes, 11 de julio, dos señoras, tal vez
familiares o amigas de Laureano Gómez, llamaron a la emba­
jada para preguntar si allí le darían asilo al senador. El embaja­
dor respondió que primero debía pedir instrucciones y autori­
zación. La tarde del 12 de julio, el propio Laureano Gómez
apareció en la embajada solicitando asilo. El embajador se
mostró reacio. Entonces, Gómez respondió que aunque el
embajador bien podía expulsarlo, él abandonaría la embajada
pero bajo protesta. Gómez indicó que buscaba asilo por moti­
vos políticos y agregó que él, por supuesto, no era un crimi­
nal». Con esos argumentos, venció la resistencia del embaja­
dor y consiguió asilo9.
El 12 de julio, el juez cuarto del circuito de Bogotá ordenó
el arresto de Laureano Gómez cuando él ya se hallaba bajo
protección de un gobierno foráneo. La policía no pudo cum­
plir la orden.
Otros involucrados tomaron distintos rumbos. Francisco
Plata Bermúdez, co-editor de El Siglo, a quien se le había visto
en Barranquilla arengando a los miembros de la Legión Co­
lombiana; Emilia Pardo Umaña, columnista de ese periódico y
laureanista furibunda; y Jaime Uribe Holguín, directivo de
El Siglo, se refugiaron en la embajada del Ecuador10. A ellos,
miembros del comité editorial de El Siglo, se Ies acusó de
distribuir una hoja volante que claramente incitaba a la ciuda­
danía a sumarse a los revoltosos, mientras el presidente López
permanecía detenido en Pasto: «¡LA REVOLUCION AVAN­
ZA! DOMINA ELTOL1MA. LOS SANTANDERES, NARI-
ÑO Y CAUCA. FALSAS INFORMACIONES DEL GO­
BIERNO. GIL A LA CABEZA DE 15.000 HOMBRES. EL

9. Lañe a DE. julio 14 de 1944. 821.00/7-1444, RG 59, NA.


10. Agregado jurídico a DL, julio 20 de 1944, 821.00/7-2044, RG 59,
NA.
324 Colombia Nazi

GOBIERNO LE ENTREGA ARMAS A LOS COMUNES


TAS»>".
También el hijo de Laureano, Alvaro Gómez Hurtado,
buscó asilo en la embajada ecuatoriana. De sus andanzas
políticas se supo que durante los meses anteriores al golpe de
Pasto había estado trabajando activamente con los líderes
revoltosos en Barranquilla y otras ciudades de la costa1 12.

Un presidente «imaginativo y penetrante»

El primer gobierno de Alfonso López Pumarejo (19.1-1


1938) es recordado por las reformas sociales, políticas, econó
micas y constitucionales que puso en marcha. El segundo
mandato (1942-1945) se caracterizó, en cambio, por escanda
los y sobresaltos de distinta naturaleza.
Sobre la primera administración López Pumarejo, ( ieini
do Molina escribió:

De tantas administraciones públicas como liemu*


tenido y que constituyen el polvo de la historia, sólo mu»**
pocas sobreviven. Entre estas, y en uno de los primcim.
planos, la que presidió Alfonso López Pumarejo ruin
1934 y 1938. Ese burgués libre de prejuicios, imaginamii
y penetrante, tenía una personalidad fuera de serie qu* I*
permitía ir contra el orden corriente de las cosas. AMoli­
mos algunas de esas posturas que le dieron un aire un om
fundible:
Formado como banquero y experto en los negot lut
del café, cuando todo el mundo esperaba que en la niiulil

11. Lañe a DE, julio 17 de 1944, 821.00/7-1744, RG 59, NA


12. Agregado jurídico a DE, julio 17 de 1944, 8 2 1.00/7-17-1-1 M• i "
NA.
£7 golpe de Pasto 325

rez se comportara como un hombre sin más resortes


vitales que los de la actividad económica, López se impu­
so como un asombroso agitador de ideas, para difundir
las cuales llegó a tener una prosa de una inesperada y
soberana eficacia.
Enemigo en su juventud de los adalides liberales de
las guerras domésticas y por tanto de todo lo que tuviera
sabor de caudillismo, él acabo siendo un conductor civil
que despertaba en las muchedumbres la misma pásión y
fervor de los grandes conductores armados.
El despreocupado socio de tertulias y de clubes,
amigo de desconcertar a los oyentes con los recursos de su
imaginación, se comportó al frente de su partido y del
Estado con una admirable seriedad.
El hombre de mundo, de escasos contactos con los
claustros y los libros, fue el gobernante de este siglo que
demostró más interés por la cultura en todos sus aspec­
tos. Bastaría anotar en este punto, que a él le corresponde
el mérito de haber sido el organizador de la Universidad
Nacional en este siglo [...]
Y para que no quedaran dudas acerca de su ser
recóndito, mientras el político ordinario se conservatiza
al llegar a las posiciones supremas, López se fue radicali­
zando hasta el punto de que durante su primer mandato
se enfrentó a su clase v a ratos era él el más expresivo
vocero de los insumisos e inconformes1

Gerardo Molina considera que, en su segundo gobierno,


I ópez fue un López nuevo, difícilmente identificable con el
untcrior, inclinado a la reconciliación con los conservadores,
nielado del caudillismo hegemónico y expuesto al asedio cons-

I V Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia, de 19L5 a la


iHli Itn ión del líenle Nacional (Bogotá: Tercer Mundo, 1978). p. I 1-12.
326 Colombia Nazi

tante de la oposición implacable que agitaba Laureano Ció


mez14.
Para la embajada norteamericana en Bogotá, Laureano
Gómez actuaba inspirado en las doctrinas nazis, trabajaba con
un agente de la Falange Española y dirigía un periódico — I I
Siglo— en el cual la legación alemana había realizado una
inversión secreta15.
Gómez y El Siglo capitalizaron a su favor el escándalo
ocasionado por la muerte de Mamatoco.
El 14 de julio de 1943 en las horas de la noche murió
asesinado en Bogotá el boxeador negro Francisco A. Pérez,
más conocido por el alias de Mamatoco. Había nacido en el
corregimiento de Mamatoco, municipio de Santa Marta, la
capital del Magdalena. Carecía de ocupación permanente y en
los meses anteriores a su muerte se dedicaba a publicar un
periódico llamado La Vo: del Pueblo, destinado principa linen
te a divulgar las quejas del personal subalterno de la Policía
Nacional contra sus superiores y contra la institución |>m
malas condiciones de trabajo y bajos sueldos.
A mediados de 1941, Mamatoco participó en un frustiadu
golpe de cuartel de elementos del batallón Guardia Presidí n
cial contra el Presidente Eduardo Santos (ver capítulo aun
rior). Poco antes del asesinato, el boxeador negro estaba »>ip«i
nizando con un puñado de civiles y de miembros de la Poln la
otro plan subversivo para derrocar el gobierno de Alimón
López Pumarejo. Por esa razón, las autoridades lo mantenían
bajo vigilancia y lograron infiltrar informantes en sus leiiiuu
nes.
El Siglo hizo famosa la pregunta ¿por qué mataron a Mu
matoco? Y desde entonces se ha insinuado insistentemente qii*
el asesinato de Mamatoco fue un crimen oficial. Los c o i i m i w i

14. Ibiil.. pp. 146. 151.


15. Hoover a Berle, marzo 14 de 1941. 862.20221/221. K(l vi M
El golpe de Pasto 327

dores aseguraban que la orden de eliminarlo provino del Pala­


cio de la Carrera, sede del gobierno. El Presidente López Puma-
rejo comunicó al embajador de los Estados Unidos que la poli­
cía había asesinado a Mamatoco por su cuenta y riesgo. Según
López «La policía había recibido orden de arresta rio [a Mama-
toco] pero esas órdenes no se cumplieron el día en que fueron
emitidas. Al día siguiente la policía, de una manera ‘imbécil’,en
lugar de arrestara Mamatoco, lo asesinó. El presidente dijo que
el asunto había alcanzado proporciones escandalosas y que él
había decidido hacer una ‘barrida’ en la policía»16.
El 18 de diciembre de 1945 el «Caso Mamatoco» quedó
cerrado por decisión de la Corte Suprema de Justicia. La
responsabilidad recayó sobre 4 oficiales de policía. La Corte
absolvió como cómplices del asesinato al Presidente López y a
su familia, a su secretario privado y al ex-director de la Policía
Nacional. Días antes, Laureano Gómez había regresado de su
exilio en Quito, y había sido recibido por el Congreso de la
República con una moción de bienvenida aprobada unánime­
mente. El Siglo también festejó jubiloso el regreso de su direc­
tor con la noticia sobre el fallo del «Caso Mamatoco» sólo que
para ese periódico la absolución de la Corte obedecía a órdenes
directas del Palacio de la Carrera17.

I n r b a y , e l m e fis t ó f e le s

Los ataques reiterados de El Siglo no sólo especulaban


acerca de la eliminación del púgil. Los negocios del hijo del
Presidente también ocuparon primeras planas. La Handel fue
lema recurrente de editorialistas y columnistas del diario con­
servador. Se acusaba a Alfonso López Michelsen de negocia­

la. Lañe a SE. septiembre 2 de 1943, 821.00/1518, RG 59, NA.


17. Wiley a DE, diciembre 21 de 1945, 821.00/12-2145, RG 59, NA.
328 Colombia Nazi

ciones incompatibles o indelicadas en relación con la Handel,


una firma holandesa propietaria de buena parte de las acciones
de la Cervecería Bavaria.
Pero aparte del director de El Siglo, también algunos
liberales tenían en la mirilla al Presidente. Gabriel Turbay,
embajador en Washington, era uno de los interesados en
aumentar los desvelos y el desprestigio de López Pumarejo.
Una conversación telefónica entre Eduardo Santos y su her­
mano Enrique (Calibán), interceptada por la Oficina de Cen­
sura en Nueva York y notificada al Departamento de Estado,
puso en evidencia la participación solapada del embajadoi
contra el gobierno del cual era parte y también reveló el
conocimiento que los dos hermanos Santos poseían sobre las
acusaciones próximas a debatirse en el Senado sobre el caso de
la Handel. La conversación entre el expresidente, entonces
huésped del hotel Waldorf Astoria en Nueva York, y Calibán.
que lo llamaba desde Bogotá, fue grabada en octubre de 19*1 '
En ella Eduardo y Enrique se referían a la difícil situación
en que se encontraba López Pumarejo a causa del escándalo de
la Handel, tal vez el que más contribuiría a desmorona) m i
prestigio. La llamada de 8 minutos ilustra la «clase de juego
que estaban jugando» los liberales opositores del gobierno. 1 a
conversación fue sintetizada como sigue:

Enrique dijo que Eduardo Caballero [Calderón | su


bía que en 1938 el Presidente López había hecho un líalo
con la Handel, pero lo había mantenido en secreto. Alio
ra piensa revelar la historia para quitara López del mcilni
(diciendo que López tenía todo el negocio planeado) mil
un documento que revela que el 50 por ciento d< la
ganancia sería para López. Enrique dijo queseaimnilH
un escándalo terrible ya que Turbay tiene planeado di
nunciarlo mañana, haciendo de López y Lleras las vlill
mas. La actitud de [Gabriel] Turbay en el a s n i l l o i<«
tiránica (dijo Enrique), Eduardo estaba sorprendido dr
El golpe de Pasto 329

que semejante cosa fuera a suceder y anotó que Carlos


Lleras lo llamaría al día siguiente. Enrique dijo que había
hablado con Callos Lleras, quien deseaba que Eduardo
Santos estuviera [presente] para lo que estaba por suce­
der. [Enrique] agregó que todo estaba contra Lleras y
López. Eduardo quiso saber si Echandía se haría cargo
[del gobierno | pero Enrique no lo creía así y dijo que
Echandía podría renunciar. Eduardo no creía que Echan-
día renunciaría y anotó que López lo había llamado para
pedirle que regresara a Colombia inmediatamente. Enri­
que dijo que la denuncia sería publicada mañana y que él
no podía interferir aunque quisiera, que no sabía qué
hacer. Eduardo quiso saber cuándo se había llevado a
cabo la negociación del petróleo. Enrique le informó que
había sido en 1938. Enrique dijo que esto no lo conocía la
opinión pública. Eduardo le aconsejó que lo mantuviera
en secreto por el tiempo que pudiera.
Eduardo dijo que él pensaba que López iba a renun­
ciar v que López le había dicho que tenía un problema
muy serio. Enrique señaló que además de los problemas
políticos tenía a su esposa muy enferma de cáncer. Eduar­
do declaró que Turbay estaba haciendo el papel de Mefis-
tófeles en todo esto y preguntó si Caballero estaba con
Turbay. Enrique respondió que Caballero, Turbay y José
Umaya [s/cj están trabajando juntos y que él no veía la
forma de detener el plan. Eduardo declaró: «El diablo se
va a llevar a López, al gobierno, al partido liberal y todo
lo demás». Le dijo a Enrique que se asegurara de que
Carlos Lleras lo llamara a las nueve de la mañana ya que
él estaría en el hotel hasta las doce1*.18

18. La conversación fue grabada el 29 de octubre de 1943. Oficina de


Vusura a DE, octubre 30 de 1943, 821.00/1608, RG 59, NA.
330 Colombia Nazi

Horas antes de la llamada de Enrique Santos a Nueva


York, el Presidente López había hablado telefónicamente con
Eduardo Santos. López urgió al ex-presidente a regresar a
Colombia puesto que «sucedían cosas que podían desembocar
en importantes cambios políticos»19.
La llamada también fue interceptada por la censura que
operó en los Estados Unidos durante la guerra:

Santos estaba sorprendido porque creía que la situa­


ción en Colombia se había calmado. López dijo que se las
había arreglado con éxito para controlar la situación
hasta el momento, pero que había algunos factores que
no había dominado aún y la oposición se estaba aprove
chanclo de ellos para crear problemas políticos y que
Santos no tenía idea de la clase de juego que estaban
jugando. Santos se mostró asombrado ante esto. Lope/
explicó que Carlos Lleras había propuesto un plan nació
nal preliminar que había tenido un éxito tremendo en la
zona de la Costa, con muy buena acogida entre las masas
y considerable inquietud entre los políticos. López di|o
que existía un ángulo personal en el asunto que lo prcoi u
paba profundamente y necesitaba a Santos urgentenn un
porque «la situación es amarga». Santos respondió qin
«lo que me preocupa es lo que usted me dijo, que ■«
trataba de un asunto personal, porque no sólo por el bu n
de nuestra amistad sino por el bienestar del país, nu
parece que es un asunto extremadamente serio». I ópc/t
con voz sorprendida, preguntó: «¿Ya alguien le contó tlt
qué se trata?» Santos le aseguró que «nadie lo hahlii
hecho y que Jaime (?) nada le había dicho respecto a eso»
López anotó que se trataba de un asunto muy conll
dencial y muy serio y luego agregó que se trataba de iiltfii

19. Ib h lc rn .
El golpe de Pasto 33 1

«implacable». Dijo que iba a hablar con Carlos Viera


[j /c, debe ser Lleras] y si las cosas se calmaban, llamaría a
Santos otra vez al día siguiente. Santos le pidió a López
que le dijera a Carlos Lleras que lo llamara y que estaría
en el hotel toda la mañana. Le ofreció a López toda la
ayuda que pudiera darle.
(Durante la mayor parte de la conversación la voz de
López demostraba una considerable emoción, preocupa­
ción y ansiedad. Santos parecía mas bien frío y no tan
sorprendido como dijo que estaba)20.

No se sabe si Santos se percató de la interceptación de sus


llamadas, pero sí se conoce su solicitud al Departamento de
Estado para que le evitaran las demoras que venía experimen­
tando cuando tomaba el teléfono para comunicarse con Bogo­
tá. Las operadoras le formulaban, como era de rigor en esa
época de guerra, muchas preguntas: quién era,a quién llamaba
y cuál era el tema de la conversación. Gerald Keith, anterior­
mente encargado de negocios en la embajada en Bogotá y
luego funcionario del Departamento de Estado en Washing­
ton, recomendó a la Oficina de Censura que hiciera lo posible
por ahorrarle demoras al ex-mandatario colombiano, pero
otro funcionario de mayor jerarquía conceptuó que los em­
pleados de la censura en la central telefónica de Nueva York no
podían conocer a todas las personalidades que merecían algu­
na deferencia de parte del gobierno de los Estados Unidos y
que las llamadas se agilizarían si a Santos lo nombraran en
algún cargo público colombiano en Nueva York para que las
operadoras supieran que se trataba de una llamada oficial21.
En los debates sobre el negocio de las acciones de la
I landel que incriminaba al hijo del Presidente nunca se men­

20. Ibídem.
21. Keith a Bonsal y Yates, enero 4 de 1943, 821.001 Santos, Liduar-
iln/78: B.L. a Gordon, enero 7 de 1942 (.v/c), 821.001 Santos, Eduardo/78.
332 Colombia Nazi

cionó el nombre de Gabriel Turbay, y el tema sólo ahora


podría dar comienzo a una polémica.

El acoso final

Después del golpe de Pasto, el nombre de Laureano Gó­


mez fue públicamente asociado con el nazismo en Colombia.
En un discurso transmitido por la radio, Eduardo Santos
atribuyó la crisis política a la penetración de las doctrinas
nazi-fascistas que «han florecido ante la indiferencia de quie­
nes creen en los ideales democráticos pero se olvidan de defen­
derlos diariamente». En el mismo discurso, el expresidente se
refirió al «jefe de la. oposición nazi de quien el gobierno no ha
recibido críticas razonables, sino ataques calumniosos»2223.
La ausencia del «jefe de la oposición nazi» en el Ecuadoi
no significó tranquilidad para el país. Pese a que desde el 10de
julio los colombianos estaban regidos por el «Estado de Sitio»,
las conspiraciones laureanistas y los ataques del grupo libeial
santista no daban respiro. Desde La Razón, Juan Lozano v
Lozano, que en anteriores oportunidades había defendido
vehementemente al joven López Michelsen (en alguna ocasión
afirmó que el Dreyfus de la historia colombiana era Alfonso
López Michelsen y que él [Lozano y Lozano] sería su Zola)'1,
ahora le pedía cuentas al ministro de Gobierno Lleras Camal
go por permitir la formación de milicias populares organiza
das por la Confederación de Trabajadores de Colombia pata
mantener el orden constitucional24.
La negativa del Presidente de levantar el Estado de Sil ni
que quería aprovechar para legislar por decreto activó di

22. Lañe a DE, julio 24 de 1944. 821.00/7-2444, RG 59, NA.


23. Daniels a DE, diciembre 7 de 1944, 821.00/12-744, RG 59, NA
24. Ihidem.
El guipe de Pasto 333

nuevo la oposición santista; en particular, porque López Pu-


marejo quería, valiéndose del Estado de Sitio, expedir algunas
leyes de reformas sociales que encontraban dificultades en el
Congreso. Santos en cambio, aunque estaba de acuerdo con la
necesidad de las reformas, se oponía a que estas fueran aproba­
das a través de decretos ejecutivos.
El lü de marzo de 1945 el propio Presidente Eópez Puma-
rejo descubrió una nueva conspiración, la cual el embajador
Wilev, en sus informes, llamó la «Conspiración del Organo».
El 11 de marzo, atendiendo una invitación del Presidente a su
casa campestre, Wiley escuchó de sus labios cómo habían
sucedido los acontecimientos. Asi los transmitió a Washing­
ton:

...En el curso de la conversación qpe duró varias


horas, el Presidente relató, con la precisión del detalle, los
sucesos del atentado subversivo descubierto el 10 de mar­
zo cuando fue hallada en el trifolio del órgano de la
Catedral en Bogotá, una cantidad de explosivos.
El Presidente me dijo que con base en una informa­
ción que había recibido se puso en contacto con el obispo
De Brigard muy temprano en la mañana del 10. Le pidió
al obispo que acompañara al ministro de Gobierno a la
catedral. El obispo accedió inmediatamente. El Presiden­
te instruyó entonces al doctor Rocha para que recogiera
al obispo y fueran inmediatamente a la catedral. El Presi­
dente me explicó que como el gobierno estaba participan­
do en ciertos trabajos de restauración en la catedral, la
solicitud hecha al obispo era perfectamente natural. Al
llegar a la catedral, Rocha le dijo al obispo que los
ingenieros estaban preocupados por alguna cosa que
había en el trifol io del órgano. Hubo alguna dificultad en
conseguir las llaves para abrir la puerta. Finalmente en­
traron y el doctor Rocha reveló, ante la consternación del
obispo, la existencia de los explosivos, muchos de ellos
334 Colombia Nazi

envueltos en copias de El Siglo fechadas el 7 y el 8 de


marzo de 1945.
Estos explosivos, continuó el Presidente, habían si­
do introducidos a la catedral desde el convento de los
Hermanos Cristianos que está comunicado con la cate­
dral por una puerta. Un sacerdote fue arrestado.
El Presidente dijo que este movimiento de oposición
estaba formado por parte del clero y el cuerpo de oficiales
del ejército y que el sentimiento de oposición estaba
inspirado en un agudo temor a la penetración comunista
en Colombia. También se ha presentado mucha agitación
alrededor de la «penetración» de los misioneros protes­
tantes que parecen ser el segundo «peligro» después del
comunismo.
Luego el Presidente empezó a atacar vehemente­
mente al ala derecha de su propio partido, que se oponía a
su política social en todo el país, denunciándola como
«bolchevisante».
La mañana del 10 el Nuncio Apostólico acudió al
Presidente y le contó una larga historia sobre los peligros
comunista y protestante. Acerca de los comunistas, el
Presidente respondió que no creía que existiera en Co
lombia en el presente [ese peligro]. En cuanto a los pro
testantes, el Nuncio debía hablar conmigo.
En la carta pastoral del 1I de marzo, el arzobispo
(Ismael Perdomo] expresó dolorosa sorpresa ante el ui
minal atentado y el sacrilegio cometido en la catccli.il s
dijo que se reservaba el derecho de imponer las sancione',
canónicas a quienes fueran encontrados culpables, I I
coronel Buenaventura, jefe de la guardia presidencial se
refirió al arzobispo como a un santo que no inteileiln
para nada en los asuntos políticos del país25.

25. Wiley a Sli, marzo 12de 1945, 82I.OO/3-1245, pp. 1-3, R(.V» NA
El golpe de Pasto 335

Un día después, la prensa confirmó que la «Conspiración


del Organo» sobrepasaba el descubrimiento inicial que habían
hecho el ministro de Gobierno y el obispo De Brigard. Más
bombas y explosivos fueron hallados en varios establecimien­
tos religiosos y casas de familias conservadoras. El número de
detenidos redondeaba los cincuenta. Entre ellos figuraron 3
coroneles retirados y Manuel Mudero, reconocido como líder
de la Legión Colombiana, organización pro-nazi con sede en
Barranquilla. Seis sacerdotes fueron arrestados en Bogotá,
Cúcuta y Pasto, incluidos tres Hermanos Cristianos, uno de
ellos, el organista de la catedral, Regito Giovanetti, fascista y
falangista confeso. /;'/ Liberal hizo notar que las bombas en­
contradas en la catedral eran de la misma fabricación de
aquella utilizada por Adolfo Guisa Mateus, el Hermano Cris­
tiano que murió cuando intentaba asesinar al juez que ordenó
la captura de Laureano Gómez. Sin embargo, el único político
conservador conocido y detenido en Cúcuta fue Lucio Rabón
Núñez, representante por el Norte de Santander26.
El Siglo no desaprovechó la ocasión para agregar más
ingredientes a la olla de los descalabros oficiales. Aumentó las
cifras de los detenidos a 150, acusó al gobierno de arbitrario y
lo denunció por violar el concordato y por incurriren presunta
persecución religiosa2728. El gobierno procedió a imponer la
censura de prensa que, según el representante de la United
Press en Bogotá, «fue extremadamente severa»21*.
El desorden público, finalmente, fue controlado. Pero no
por eso el Presidente López conoció la paz. La idea de derro­
carlo siguió rondando la cabeza de la oposición conservadora.
El 31 de mayo, día del Corpus Christi. se descubrió un nuevo

26. Wiley a SIZ, marzo 13 de 1945, 821.00/3-1245, pp. 1-3. RG 59. NA.
I I número de clasificación es igual al anterior documento y lúe enviado a
Washington el mismo día, pero es un informe complementario diferente.
27. El Siglo, marzo 12, 13 y 14 de 1945.
28. Wiley a SLi. marzo 13 de 1945, 821.00/3-1245, p. 3, RG 59, NA.
336 Colombia Nazi

intento de golpe, y de nuevo se ordenaron varios arrestos en


Bogotá y Medellín. Fue suministrada información oficial en el
sentido de que los detenidos eran elementos pertenecientes a
los mismos grupos involucrados en el Golpe de Pasto y en la
Conspiración del Organo del 10 de marzo29. De acuerdo con
un informe secreto del departamento de Marina, la Legión
Colombiana era la fuente donde se nutría el movimiento sub­
versivo, el cual «parece estar directamente dirigido contra el
Presidente con planes para asesinarlo»30.
La inestabilidad política que vivió el país en aquel mo­
mento en que coincidencialmente desaparecía el peligro de la
Alemania nazi ante la victoria aliada, la describió Wiley al
departamento de Estado no sin cierta alarma: «La situación
parece calmada aunque se suspendieron las telecomunicacio­
nes y las emisoras de radio y está prohibido transmitir o dai
cualquier información sobre los movimientos subversivos, ex­
cepto aquella contenida en los comunicados oficiales. El moví
miento estaba bien planeado con armas traídas de contraban
do por visitantes que se hicieron pasar por «damas muy
distinguidas» que no podían ser «ofendidas con la requisa
habitual». El partido comunista pidió acción fuerte contra los
«criminales sediciosos», cárcel para Laureano Gómez v la
clausura de /:'/ Siglo»31.
A mediados de junio, Wiley envió a Washington un inloi
me basado en una conversación personal con el Prcsidciili'
López. En el informe, clasificado top secret, Wiley señaló que
había pasado la tarde con el Presidente, que estaba muy depn

29. Wiley a SE, junio 2 de 1945. 821.00/6-245, RG 59. NA.


30. Departamento de Marina a D E ,junio2de 1945, 821.00/6-24V Hit
59. NA. Con el mismo número de clasificación del documento nnlrii'U
enviado el mismo día. pero por el Departamento de Marina.
31. Wiley a SE, junio 2 de 1945, 821.00/6-245, RG 59. NA. Con imhhI
número de clasificación y fecha pero en documento diferente di luí iIh
anteriores.
El golpe de Pasto 337

mido y nervioso y que admitió que la situación del país era


grave. Wiley le respondió, intentando animarlo, que esas cons­
piraciones eran más ridiculas que serias, pero el Presidente
insistió en que el país se estaba desintegrando. «Creo que hay
gente poderosa y seria que está financiando el movimiento
subversivo», aseguró el mandatario al embajador... «López
cree que Laureano Gómez inició la conspiración y ahora tiene
miedo porque se le está saliendo de las manos. El Presidente
está muy preocupado y decepcionado por la afirmación de
Laureano Gómez, quien le aseguró que muchos industriales
prominentes que declaran su lealtad al gobierno, a sus espaldas
financian la conspiración. Sin embargo, lo que más le dolió al
Presidente fue la información de la policía relacionada con
Julio Arbolero, casado con una sobrina huérfana de la se­
ñora López, a quien siempre se trató como miembro de la
familia. Arbolero ofreció acceso a Palacio con el fin de facilitar
el asesinato del Presidente.
«Desafortunadamente el apoyo del Presidente es el parti­
do comunista (que a él no le gusta) el cual ha dicho que si algo
le ocurre, Laureano Gómez y sus seguidores lo pagarán con
sus vidas. El informe del cónsul Triolo, de Medellín, tiende a
confirmar que realmente existe el compromiso de los indus­
triales conservadores con la conspiración. Sin embargo, todo
parece indicar que se trata de una franja de fanáticos del clero,
el ejército y el partido conservador»32. «Laureano Gómez se
parece en cualidades y características a Herr Hugenberg, quien
acabó con el partido conservador alemán y abrió las puertas a
llitler», agregó el embajador al día siguiente de su entrevista
con López33.
En realidad, la situación no podía ser peor para el Presi­
dente López Pumarejo. Estaba virtualmente acosado por la

32. Wiley a SE. junio 8 de 1945. 821.00/6-845, RG 59. NA.


33. Wiley a SE, junio 9 de 1945, 821.00/6-945. RG 59, NA.
338 Colombia Nazi

virulenta oposición de Laureano Gómez, de quien el embaja­


dor completó la descripción cuando escribió: «Indudablemen­
te Laureano Gómez ha estado comprometido a distancia en
muchos de estos movimientos subversivos. Se sabe que ha
expresado admiración por los métodos de los dictadores euro­
peos y no sería adverso a asumir el poder si alguno de sus
complots tiene éxito. Su mayor interés, sin embargo, en esas
actividades subversivas ha sido uno: utilizar cualquier método
concebible para hacer insostenible la posición del gobierno.
Como dijo el Presidente López, ahora Gómez siente que la ola
conspiratoria se le salió de las manos»34.
Y si Laureano no reparaba en los métodos para atacarlo,
el propio partido liberal tampoco facilitaba las cosas al Presi
dente. La renuncia del ex-presidente Santos al Directorio Libo
ral Nacional marcó la caída del Liberalismo en el poder. <•! I
Directorio no funciona y López está solo», anotaba Wiley a
Washington35.
Finalmente, Alfonso López Pumarejo presentó renuncia
de su cargo ante el Congreso el 3 de agosto de 1945. El mismo
día, a las tres de la tarde, asumió la presidencia Alberto Lleta*!
Camargo. Las siguientes elecciones las ganaría el consérvalo,
mo con Mariano Ospina Pérez.
En mayo de 1945, Alemania capituló ante las fuer/a»
aliadas. Wiley, optimista y sin poder prever el período seut
brado de atrocidades que ya entonces se incubaba, desculo*'*
para el Departamento de Estado la forma como los colomhm
nos habían celebrado el acontecimiento: «La reacción poi lo
victoria fue espontánea y entusiasta. Se declaró una lird>*
nacional de tres días, banderas de las Naciones Unidas fu< hoi
desplegadas en los edificios y se ofició un Te Deum cu lo
catedral. Como Colombia no estuvo nunca formalmeiiir ni

34. Wiley a DE, julio 7 de 1945, 821.00/7-745, RG 59. NA.


35. Wiley a DE, julio 10 de 1945, 821.00/7-1045, RG 59, NA
El golpe de Pasto 339

guerra con Japón y no le ha prestado mucha atención a la


guerra en el Pacífico, el sentimiento general es que, para efec­
tos prácticos. Colombia entró en la era de la paz»16.
Algunos años más tarde, esa misma Colombia, que según
el embajador norteamericano había entrado «en la era de la
paz”, contaba por millares los muertos de la violencia.

¡6. Wiley a Db, mayo 30 de 1945, 821.00/5-3045. RC¡ 59. NA.


Postdata
Cuando ya el manuscrito de este libro había entrado a la
imprenta, conocimos nuevos documentos relacionados con el
hundimiento de las goletas Resolute, Roamar y Rubv.
Se trata de los kriegstagebücher o diarios de guerra de 810
de los 889 submarinos alemanes que operaron durante la Se­
gunda Guerra Mundial en diferentes mares. Los diarios fueron
capturados en 1945 por los aliados en el castillo de Tambach
cerca de la localidad alemana de Coburg y pasaron a manos del
almirantazgo británico, que determinó microfilmarlos. En 1955
todos los documentos originales de la marina germana fueron
devueltos a Alemania y depositados en un archivo militar en
Friburgo, y a partir de 1978 los diarios de guerra contenidos en
147 rollos de microfilm quedaron a disposición de los investiga­
dores en los Archivos Nacionales de Washington D.C.
Sin embargo, por la manera desordenada como fueron
microfilmados, los diarios eran de muy difícil consulta. Para
subsanar esta deficiencia, los Archivos Nacionales publicaron
en 1985 una guía de 263 páginas organizada submarino por
submarino que permite examinar en instantes las anotaciones
del comandante para una fecha determinada.
Fue esta guía1la que nos condu jo a las anotaciones corres­
pondientes a las fechas del hundimiento de las tres goletas. Hay
allí algunas sorpresas.

1. Cuides lo lite Microfilmed Records o f ihe Germán Navy, 1R50-I945


No. 2, Records Relating to U-Boat Warfare, 1939-1945, (Washington. D.C.;
National Archives and Records Administration, 1985).
342 Colombia Nazi

En el caso de la Rcsolute, en tanto que los sobrevivientes


señalaron que el U-172 emergió en horas de la mañana del 23
de junio de 1942 (véase p. 217), el comandante anotó en el
diario de guerra que la goleta fue avistada a las 4 de la tarde y
que se hundió a las 6 y 16 p.m.
La anotación dice textualmente:

“Goleta de dos mástiles a la vista, con velas enrolladas,


pequeño velero de carga sin bandera y sin señal de neutra­
lidad. Después de los primeros disparos de 2 cm. coloca
una bandera, no se puede apagar. Se comunica en la onda
de 600 m., por lo tanto seguimos disparando. Le dimos
cerca. No se ve nada de la tripulación. Tamaño aproxima
do 50 toneladas brutas. Dos hombres de color nadan en el
agua. Bandera desteñida, posiblemente de Ecuador o Ve
nezuela.
Botamos granadas de mano contra la pared de la cubierta,
el velero se hunde inmediatamente. 6-8 hombres salen a
flote, se habían mantenido bajo cubierta, todos son de
color.

En cuanto a la goleta Roamar, el diario de guerra del


U-505 señala que 22 disparos la hundieron a la 1 y 35 de la la ule
del 22 de julio de 1942, con tiempo bueno, vientos alisios en
calma y muy buena visibilidad. Según el diario, el hundimiento
se debió a que la goleta no se detuvo pese a los disparos de
advertencia del submarino1.
El fin de la Ruby se tenía por ocurrido el 17 de noviembie
de 1943 (véase p. 231) a la una de la madrugada. El diario de23

2. Diario de guerra del U-172, junio 23 de 1942, PG 30159, NA ........


film Publication T1022, rollo 2X85, RG 242. Agradecemos a Liese de <i.m U
por la traducción.
3. Diario de guerra del U-505, julio 22 de 1942, PG 30542/3. I lo "
rollo 3065, RG 242.
íatum «ityofcc befl CrlcJ, ©inb, ©citet,
u»t> eccflaufl, lüclcudjítmg, SidjUgtdl S o rfo r im n if f í
Itjririi bet i’uft, ÍRonbtdjeln uiro.

? .6 .
25o k P r ü t ung a t auc h en
312 k A u fg a ta u c k t.
6o o k Qu KB 8 2 2 6
71o k rw . 110° 2 lias t s c k u n a r l n S i c k t , z u g a d r a k t ,
k l a i n a r i ' r a o k t a a g l a r oku* i l a g g a u . K a u t r a l i r
t á t a a b z a íc k a n . S a t z t n a c k dan. a r a ta n SqkU aaan
2 c * a ln a F la g g a , n l c k t a u s z u a a c k a n . S a c d a t
a u í 6oo a V a l i a in f o lg t - d a s s a n w e it c r ^ a s c k o s s a n
I n o l a Nitha g a g a n g a n . V o n B a a a t z u n g n l c k t » z u
s a l t a n , ó r b íi e a tw u 5 0 B r t . Z w a i ¿ ' a r d i d a
s c h w ia a a n l a W a s s e r . F l a g g e v a r b l i c k a n , *
i í d g l i c n k a i t B q u ad o r o d a r V u n a z u a la . H and-
g r a n a t a n n a b a n d i a B o rd w a n d „ a w o r l‘e n , S a g l a r
816 k Qu BB 8 2 5 4 s i n k t s u f o r t . 6 - 8 ila n n s c n w l iu ie n a u í , d i a s l c k
u n t a r D aclc a u f g e k u l t e n k a t t a n , a l i a s F a r b i g a .
W a it a r a a r a c n K u r» 1 7 0 ° .
B57 h Qu BB 8 2 5 7 - A lara! F l u g b o o t r w . 2 0 0 ° lta A n f l a u g , 4 - 5 o o o a
koMuat a u s d a a h a r r s c h a n d a n D u n s t p l d t z l i c k
k v r a u s . S i c k t a tw a 6 ooo a . 4 F i l a d o » a u f A - 6o
and A #4o a . K alna w a s a n tlic k a n A u a í a l l a , b
Bota ba n l a ^ a n l a K i a l w a s a a r , d í a B a t z t a n b a l d a d
atw as n a b a r .
Ooo k Qu BB 8 2 5 7 U n te rw g e sara a rsc h a u f A -5o a , S ick tv e r-
s c h l a c k t e r u n g d u r c h fíeg an b cian . Kur» 9 0 ° .
25 o k A u í'g a ta u c h t, S i c k t let bassar. D iaalg a K iaa.
Kura 1 7 0 ° .

4 .6 . K a r i b i e c k a » !>íaer
n o r d l .C o lo n
Ooo k Qu BB 8 2 6 2 Kain W a f í e n a l n s a t z .
O 5 , S e e g . 4 - 5 , c7
s a n r k o n a Diinung,
d lasig a, a lt t le r a
S ick t.
157 k Qu BB 8 29 1 A lara! F lu g z au g rw . 1 50°, 6000 a , kock-
í'lk a g e n é u b e r d aa D u n a t.
212 k A u fg e ta u c h t.
356 k F .T . B lngang1 "B aaaraann", a i t A bblckt a in v a r-
• taridan .
H i n k a l ta n d e n H u c l c a a r s c u a n g a t r a t a n .
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• B u CKVctcmú. <■ »i»L á»i K.i>n«bfn . >■ «nr»c'.mi!j..rn

Anotación en el diario de guerra del U-172 sobre el hundimiento de la gole­


ta Resolute el 23 de junio de 1942.
344 Colombia Nazi

guerra del comandante Tillesen no contiene, sin embargo,


constancia de un ataque en esa fecha. El hundimiento de la
goleta quedó inscrito en el diario del día siguiente, 18 de
noviembre, a las 5 y 26 a.m.4.
Con todo, el mayor interés de los diarios de guerra reside
en lo que callan. No hay una sola palabra sobre las causas de
los ataques a las goletas colombianas. Ello nos llevó a consul­
tar la opinión de Timothy Mulligan, experto de los Archivos
Nacionales y quien como autor de la guía ya citada tuvo que
estudiar todos los diarios de guerra de los U-boot. Para Mulli­
gan es altamente improbable que los submarinos alemanes
hayan tenido contactos en el Caribe para el aprovisionamiento
de combustible. Se trata en su concepto de versiones fantasio­
sas porque los submarinos no podían arriesgarse a salir a la
superficie en una zona donde la superioridad bélica del enemi
go era indiscutida. Además, sostiene Mulligan, los submarinos
no requerían abastecimientos clandestinos de combustible
porque lo recibían de submarinos tanques o de los que regresa
ban a sus bases y sólo utilizarían el necesario para Ilegal a
puerto.
¿Cómo explicar entonces los hundimientos de tres inofen
sivas goletas mercantes y de pasajeros? Mulligan cree que
simplemente se atravesaron en el camino de tres submarinos v
por eso fueron atacadas. Es decir, los submarinos hundían
todo navio que encontraran a su paso, ya fuera un convoy dr
barcos mercantes, una goleta o un pesquero insignificante
La tesis de Mulligan insinúa que no es necesario buscui
una explicación a los naufragios de las goletas c o l o m b i a n a s
Ciertamente sus opiniones están avaladas porsu expci n n
cia como experto en archivos navales alemanes, y por clines
necesario consignarla aquí. Contradice la expuesta poi e-,l•
libro, que apunta a explicar los hundimientos —partieulai

4. D iario de guerra del U-516. nov. 18 de 1943, P G 30554/4. I HUÍ


rollo 3068, R G 242.
Posdala 345

mente el de la Resolute— como un ajuste de cuentas por


desacuerdos en el negocio de los suministros de combustibles.
Esta hipótesis está sustentada en los documentos de la inteli­
gencia naval norteamericana de la época, en los testimonios de
los sobrevivientes, en las leyendas que se tejieron en San An­
drés y Providencia y en la historia del servicio de inteligencia
británico. Esta última, publicada en 1984, ratifica la existencia
de una red de abastecimiento de submarinos en el mar Caribe.
De otro lado, los diarios de guerra son bastante breves. El
ataque a la Roamar sólo ocupa 37 palabras, por ejemplo, y tal
vez Mulligan supone que si no se anotó nada más es porque el
submarino atacó un blanco anónimo. En abono de su plantea­
miento se impone afirmar que la referencia a una bandera
ecuatoriana o venezolana en el caso de la Resolute indicaría que
los alemanes no sabían a quién estaban atacando. Podría
argumentarse que si el ataque constituía una retaliación contra
el dueño de la goleta no cabría la duda sobre la nacionalidad de
la nave, aunque la bandera colombiana sea bastante similar a
la de los dos países vecinos.
¿Quién está más cerca de la verdad? Es imposible dar una
respuesta categórica y concluyente y el tema sigue enmarcado
en el mar de las hipótesis.

S.G.
A.D.
Anexo 1
Departamento de Guerra
Washington

Junio 9 de 1942
Honorable
Secretario de Estado

Estimado señor secretario:

He tomado nota, con interés, de su carta del 28 de mayo,


relacionada con las recientes conversaciones sostenidas entre
el embajador de los Estados Unidos en Bogotá y el Presidente
de Colombia y su Ministro de Guerra. Del examen de su carta
y de la serie de paráfrasis de los telegramas canjeados entre su
Departamento y el embajador en Colombia, deduzco que su
Departamento está satisfecho de que actualmente existe un
«acuerdo de caballeros» entre los Estados Unidos y Colombia.
El significado de este acuerdo consiste en que las fuerzas
terrestres, navales y aéreas del Ejército y de la Marina de los
Estados Unidos poseen amplia autorización para operar en o
sobre territorio colombiano y en o sobre aguas territoriales
colombianas sin previo permiso especial, en caso de presentar­
se urgente necesidad de ello, y siempre y cuando se dé notifica­
ción de tal acción por parte del General Andrews al General
López en Panamá.
348 Colombia Nazi

Este acuerdo se considera totalmente satisfactorio como


fórmula para facilitar una acción pronta de parte del General
Andrews cuando surja la necesidad. A este efecto se notificará
al General Andrews.

Atentamente,
Henry L. Stimson
Secretario de Guerra
Anexo 2
Memorándum de la conversación entre el Presidente electo
López, de Colombia, y el subsecretario de Estado Welles en
la dirección arriba anotada el 24 de julio de 1942 de 6 a 7
p.m. El embajador Lañe también estuvo presente en la
entrevista.

1. El Sr. Welles se refirió al acuerdo verbal que actual­


mente tenemos con el Presidente Santos para permitir, en caso
de emergencia, que las fuerzas de los Estados Unidos entren a
territorio colombiano y a aguas territoriales colombianas y
expresó la esperanza de que este acuerdo pueda seguir existien­
do en el gobierno del Dr. López. El Sr. Welles dijo que el Sr.
Lañe le había explicado ampliamente a él las opiniones del Dr.
López y añadió que deseamos acatar los deseos del Presidente
electo en cuanto a la forma en que deba ejecutarse el acuerdo.
El Dr. López explicó entonces que, a diferencia de los presi­
dentes Olaya Herrera y Santos, él prefería depositar su con­
fianza en el Congreso y en la Nación para que llegado el caso él
pudiera afirmar que había consultado al Congreso, o al menos
a la Comisión de Relaciones Exteriores. Expresó la convicción
de que el pueblo colombiano, sin distingos de partido, apoya
con entusiasmo la actual política de colaboración con los
Estados Unidos, pero con el fin de evitar posibles futuras
críticas a su gobierno y a los Estados Unidos él preferiría
contar bien con facultades otorgadas por el Congreso para
350 Colombia Nazi

adoptar medidas de emergencia o bien con un acuerdo infor­


mal con la Comisión de Asuntos Exteriores para tomar las
medidas que el Presidente Santos había tomado a solicitud
nuestra. El Sr. Welles preguntó si podía considerarse que el
actual acuerdo con el Presidente Santos seguiría en vigencia
hasta que se llegara a un nuevo convenio con el gobierno del
Dr. López. El Presidente electo respondió afirmativamente.
2. El Dr. López dijo que había estado un poco preocupa­
do por la situación de los observadores militares y navales
asignados a algunos de los consulados norteamericanos en
Colombia. Oficialmente se trataba de asistentes de los cónsules
pero en términos generales este subterfugio era materia de
conocimiento público. El Sr. Lañe dijo que el Ejército y la
Marina preferirían actuar abiertamente del modo que deseara
el Gobierno de Colombia. El acuerdo actual sobre este punto
fue hecho entre el Presidente Santos y el embajador Braden. El
Sr. Welles hizo entonces énfasis en que las actividades de todos
los representantes de otros departamentos del Gobierno de los
Estados Unidos deberían ser conocidas por el embajador nor­
teamericano y deberían estar bajo su control; además, el Sr.
Lañe debe mantener completamente informado al Gobierno
colombiano sobre tales actividades. El Sr. Welles también
especificó que toda la información obtenida por nuestros
agentes debe ser puesta a disposición del Gobierno colombia­
no; que después de la posesión deben suministrarse al Dr.
López los nombres de todos los agentes; y que todos los
agentes deben cooperar con las autoridades colombianas en la
forma en que indique el Dr. López. El Sr. Welles aseguró al Dr.
López que nuestras actividades sólo tenían un objetivo: la
defensa del hemisferio.
3. El Sr. Welles dijo que acabábamos de recibir una
solicitud del General Andrews para tratar de obtener el permi­
so del Gobierno colombiano para establecer una base en Co­
lombia, en el Caribe, con el fin de reabastecer y prestar mante­
nimiento a botes PBY. El Sr. Lañe dijo que había
Anexo 2 351

recomendado al Sr. Bonsal que no se hiciera gestión alguna


sino después de la posesión del Dr. López, pues podría presen­
tarse una impresión infortunada si se tomara alguna medida
durante los últimos días restantes de la administración del
Presidente Santos. El Sr. Welles solicitó luego que se le pidie­
ran al General Andrews, a su paso por Panamá, los detalles del
proyecto con el fin de discutirlos con el Dr. López después de la
posesión. El Dr. López di jo que un proyecto de esta importan­
cia debía discutirse con el Congreso para mitigar posibles
críticas. De nuevo resaltó su total apoyo a nuestros objetivos
pero para que su apoyo fuera el más práctico, deseaba que
fuera del todo constitucional y con el consejo y el consenti­
miento de los representantes del pueblo. El Sr. Welles observó
que tal procedimiento era totalmente acorde con los principios
democráticos y que se daba cuenta de la sabiduría del punto de
vista del Dr. López.

A.B.L.

New York, julio 25 de 1942.


Anexo 3
Departamento de Estado

Washington, febrero 19 de 1943

Dr. Alfonso López M.


Hotel Drake
Chicago

Acabo de enterarme con profundo pesar del malentendi­


do que se ha presentado en relación con su visita a los Estados
Unidos. He tratado el asunto con el Jefe de la División de
Relaciones Culturales del Departamento, Dr. Charles Thom­
son, quien se encontraba ausente en el momento de su llegada a
Washington y comprobé que deberían haberse hecho prepara­
tivos formales para que su visita transcurriera exactamente
como las de otros colombianos distinguidos que han visitado
los Estados Unidos por invitación del Departamento. El Dr.
Thomson lo llamará por teléfono mañana a nombre mío.
Lamento de veras que se haya presentado este malentendido.
Con mis mejores saludos personales.

Surnner Welles
Subsecretario de Estado
Anexo 4
Departamento de Estado
Memorándum de Conversación

Fecha: 2-21-43

Asunto: Gira de Conferencias del señor López en los Estados


Unidos.
Participantes: señor Alfonso López Michelson [v/'c] (por teléfo­
no de larga distancia desde el Hotel Drake. (Chicago)
Sr. Charles A. Thomson. RC.
Copias a: Embajador Lañe en Bogotá

El sábado no tuve éxito en comunicarme con el Sr. López,


pero el domingo a las 10:30 de la mañana hice contacto con él.
Hice referencia al telegrama que el Sr. Welles le había
dirigido y expresé el pesar del Sr. Welles y el mío propio por
cualquier malentendido que pudiera haberse presentado en
relación con su viaje a los Estados Unidos. Afirmé que el Sr.
Welles había insistido en que se le ofrecieran las mismas facili­
dades conferidas a otros colombianos distinguidos, especial­
mente a Jorge Zalamea. Mencioné el prestigio del señor López
como intelectual, el sacrificio que había hecho con el fin de
realizar el viaje y el importante servicio que estaba prestando al
entendimiento interamericano. Añadí que habíamos recibido
informes favorables de varias universidades sobre las confe-
356 Colombia Nazi

rencias que él había dictado. Dije también que el Sr. Welles


había estado en contacto con su padre en cuanto a todo el
asunto.
El Sr. López respondió que la cuestión financiera era
secundaria para él; y procedió a indicar que lo que lo había
fastidiado había sido (1) que aparentemente se le colocó en la
posición de un conferencista profesional de quien se esperaba
que tratara las condiciones financieras de su conferencia con
las universidades; y (2) que había habido una demora en
obtener respuesta de las universidades (creo que el primer
punto se basa en una pregunta que le hizo Brown University; y
el segundo en una demora en la respuesta de la Universidad de
California dado que la carta del Departamento fue dirigida al
Dr. Priestley, quien estaba gravemente enfermo. El Sr. López
también informó que había cuestionado el procedimiento por
el cual la «prioridad» para su viaje en ferrocarril fue solicitada
por la embajada colombiana y no por el Departamento. I e
pregunté por sus planes para el resto de su viaje y dijo que
partiría de Chicago a San Francisco el miércoles 24 de lebrel o
y que los preparativos para ese trayecto se habían hecho a
satisfacción. No estaba seguro si necesitaría nuestra asistencia
en el viaje en tren de San Francisco a Los Angeles pero nos
avisaría si deseaba ayuda.
En relación con las finanzas dijo que había conversado
con Herschel Brickell en relación con su viaje. Reiteró la
afirmación de que el Sr. Brickell había invitado a la Univera
dad Nacional a designar un profesor que sería enviado a los
Estados Unidos. Cuando su nombre fue escogido, dijo que
había acordado con el Sr. Brickell que este Gobicrm......
correría con los gastos de su viaje de ida y regreso en avión a luí
Estados Unidos, ni con los gastos de estadía mientras reeihln
tratamiento médico, sino únicamente durante el período de mi
gira de conferencias en las universidades. Le dije que lia i iamuí
los ajustes financieros en un todo de acuerdo con su comer,a
Anexo 4 357

ción con el Sr. Brickell v que le escribiría a San Francisco para


confirmar los detalles de nuestra conversación.
El Sr. López desarrolló la primera parte de la conversa­
ción con un cierto grado de dignidad reverencial, pero su tono
se hizo algo más cordial hacia el final de nuestra charla.
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WHITEHEAD. Don. The FBI Storv (New York: Random House,
1956).

Memorias ministeriales

Periódicos:
El Tiempo
El Espectador
La Razón
El Liberal
El Siglo
Indice Analítico

Abho, S r „ T ito , 102, 103 Banco Alemán Antioqueño, 30, 31,


Abreu y Jiménez de Pruna, Nicola- 37, 118, 122, 142, 165
sa, 22, 23, 24, 27 Banco Ambrosiano, 157
Abwehr, 39, 4 1 .42 Banco Francés e Italiano para la
Acadia, 282 América del Sur, 159, 160,
Aconcagua, 282 161, 163
Agencia Central de Inteligencia Banco Sudameris, 160
(C IA ), 4 5 ,4 7 Banque de Paris et des Pays Bas, 161
Agudelo Luis, 293, 295 Barrios T ru jillo , José M aría, 24, 26
Aljure, Agustín, 255 Bauer, Peter Paul von, 165, 171,
A ll American Cables, 317 173, 175
Allende, Salvador, 61 Belmonte Pabón, Elias, 52
Alzate Avendaño, Gilberto, 24, Beltrán, Marco Tubo, 277
25, 119 Berrío, Pedro Justo, 122
Am dur, S .A ., 48, 120 Bibolotti, Ermenegildo, 125
Andón, Abrahant George, 125 Bischoff, Johannes, 36
Andrade, Ida, 124 Birckholtz, Use von, 209
Andrade, José Arturo, 118 Blass, George, 37
Andrews, Frank M ., 75, 76, 84, 96 Bobb, Roberto, 296
Anilinas Alemanas Ltd a., 118 Bock, 313
Appen, Albert Ju liu s von, 37 Bock, Fedor von, 144
Arango Vélez, Carlos, 295 Bohlen, Ludwig von, 16
Araújo, Alfonso, 83, 84, 142, Bonfante Pupo, M arco, 116
270, 295 Bonitto, Eduardo, 295, 298
Arco, 170, 173, 174 Bov, Herbert, 165, 167, 169, 171,
Archbold, Colbrook, 217, 218 173,187,313
Asensio, M .J., 309, 310 Braden, Spruille, 46, 51, 53, 61, 64,
Automatic Electric Com pany, 317 65, 68, 70, 73, 75, 114, 120,
Avianca, 72, 73, 173, 175, 186, 145, 174, 179, 182, 184, 186;
295, 297 189, 192, 208, 209, 213, 250,
252, 262, 271, 289, 291, 300,
ll.ik e r, Ignacio, 218 309
llanca Commerciale Italiana, 161 Brando, Francesco, 125
362 Colombia Nazi

Braune, 313 Correa, Jacobo, 165


Brett. George, H ., 96 Cortissoz, Ernesto, 165
Breucr-Moller & Cía. Sucesores, 31 Cosme, Antonio C ., 262
B ritis h S e c u ritv C o o rd in a tio n Crvsler, 216
(B S C ), 45, 51, 52 Cuba, 282
Buítrago, Miguel A ., 119, 120 Cuéllar, Alfonso, 295

C ab allero de López Michelsen, C e­ D ann er, H arían, 48


cilia, 297, 319 De la Vega, José, 43, 109, 115,
Caballero Calderón, Eduardo, 328, 118, 134
329 Del C o rral, M artín, 174
Caicedo C astilla, José Joaquín, 145, Densford, Charles F ., 135, 136
270 Derungs, Domingo, 101, 102,
Caicedo, 286 103, 105
Callejas, Cam ilo, 195 D ittler, Wolfgang, 178-81, 191
Callender, Harold, 1 15
Doenitz, K a rl, 213, 215, 233
C alvi, Roberto, 157, 159
Donovan, W illiam , 45
Camargo, Luis Felipe, 322
Dreher, Boris, 37
C anaris, W ilhelm , 39
Droguería Alemana, 125
Caputo & C ía ., 125
Dugand, Víctor, 296
Carbonell, Francisco, 296
Dunn, B ill, 318
Cárdenas, Enrique, 57, 58
C aro , Ernesto, 185
Casa Helda, 118, 123 Eb neter M uller, José, 122
Castro M artínez, José Joaquín, 43, Echandíu, D arío, 26, 92, 94, 95, 96,
56, 184, 186, 187, 285 138, 151, 229, 271, 316, 317,
Cervecería Bavaria, 328 319, 329
C h urchill, Winston, 40, 44, 45, 52, Em iliani Rom án, Raimundo, 114
104, 178 Emmerman, K a rl, 220, 221
C IA (ver Agencia Central de Inteli­ Enchima Yusamaga, Hisayoshi, 121
gencia) Escallón, Rafael, 26
Ciano, Galeazzo, 314 Eskildsen, M ary, 14, 15
Cifuentes y Gutiérrez, Alfonso, 24 Espinel, Domingo, 96
Colom bian Petroleum Com pany, Espinosa V ., Rafael, 55-59
101 Elolin, 281
Compañía Colombiana de Coloran­
tes, 148 Fa b er, Ernesto Otto, 101-104
Compañía Colombiana de M áqui­ Fabricato, 121
nas Pía IT, 155, 179, 195 Fallón, C arlos, 301
Compañía Nacional de Tabaco, 121 Federación Nacional de Cafeteros,
Compañía Colombiana de Seguros, 141, 145, 147
289 Ferreira Castaño, Venancio. 29.’,
Concesión Salinas, 215 294, 296
Confederación de Trabajadores de Ferro, Estanislao, 25
Colom bia, 332 Flórez, Pedro Ju lio , 123
Indice Analítico 363

Fluhartv, Vernon, 192, 193, 290 Held, Adolf, 165


Fondo de Estabilización, 141 Henao Toro, 236
Forero Benavides, Abelardo, 254, 1lerbig, 269
255 Hernández Ruis. Luis A., 31, 144
Fox, Doris, 218 Hertzhauser, Fritz, 191
Franco, Francisco, 181, 291 Heyck, Karl, 35
Franklin National Bank, 158 Heydrich, Reinhard, 236
Frederick C. Johnson. 282 Hirohito, 304
Hitler, Adolfo, 13, 14, 39, 40, 55,
G aitán, Jorge E., 151 179, 181, 235, 238, 251, 290,
García F., Carlos Luis, 124 303, 304, 306, 309, 337
García, Carmen, 218 Hoffman, Hans, 173
García Alvarez, César, 316 Hollman, Willy, 293
General Electric, 247, 262 Hoover, J. Edgar, 43, 46, 47, 146,
Gestapo (Geheime Staatspolizei), 189, 208, 213, 265,
39, 179, 191, 195, 235 Hosie, Stuart, 165
Giasi, Domingo, 124 Hugenberg, 337
Gieseken. Luis, 165 Hull. Cordell, 62, 64, 70, 74, 75, 94,
Gil, Diógenes, 320, 323 137, 151, 172, 182, 184, 229,
Giovanetti, Regito, 335 306
Goebbels, Paul Josef, 236 Humeres Solar, María, 61
Gómez Picón. Alirio, 317
Gómez Hurtado, Alvaro, 219, 324 I. G. Farben Industrie, 186
Gómez, Laureano, 10, 56, 109, 115, Imperial, 282
118, 181, 182, 186, 229, 289, Incocol (Internacional Comercial
291, 293, 295, 296, 298, 299. Colombiana Ltda.), 28
300, 302, 303, 304, 305, 306, Industria Química Colombiana, 148
315, 321, 322, 323, 326, 327, Ingles, H.C., 83
335, 336, 338 Instituto BehringdeTerapéutica Ex­
Gómez, Naranjo, Pedro A,, 123 perimental Ltda. 148
González Fernández, Alberto, 130 Instituto de Fomento Industrial, 141
González Toledo, Felipe, 26 Istituto per le Opere di Religione
Grant, Clifford, 217, 218 (IOR), 157, 158
Groegel, Max, 298
Grynszpan, Herschel, 235 Jaramillo Sánchez, Alberto, 83
Guani, Alberto, 95 Jaramillo Isaza, Carlos, 58
Guisa Mateus, Adolfo, 335 Jaramillo Arango, Jaime, 235-237,
Guzmán, Rufino, 126 239
Johannsen, Bruno, 37
Hall, Carlos C„ 247 Johnson, B.F., 214, 215
Handel, 327, 328, 331
Hanseatica Wiese Stark, 268 Kaigai Kogyo Co., 257, 260
Harders, Hans J., 32 Kato, Yasujiro, 262, 263
Hawkins, Manoah, 218 Keith, Gerald, 62, 98, 99, 331
Heartel, 313 Kemmler, Otto, 196
364 Colombia Nazi

Klotz, Hans, 144, 145, 147 López, Pablo Emilio, 75-80


Kohrs, Alberto, 278 López Michelsen, Pedro, 83
Kohrs, María de, 278 López, Santiago, 247
Krammer, Werner, 165 Lotero, Leónidas, 116
Krogh, Herald, 37 Lozano y Lozano, Carlos, 228-230
Kuehl, Hermann, 166, 171, 173 Lozano y Lozano, Juan, 332
Lufthansa, 171
Laboratorios Román, 111-116 Lutz, 313
Lahrius, Hans, 37
Lañe, Arthur Bliss, 23, 75,82,83,91, Lleras Camargo, Alberto, 153, 154,
92, 94, 98, 99, 118, 130, 131, 255, 295, 317, 319, 321, 332,
135, 137, 142, 147, 230, 255, 338
264, 271, 272, 315, 322, 323 Lleras Restrepo, Carlos, 150, 151,
Lañe, Cornelia, 317 250, 253, 304, 329-331
Lati (Linee Aeree Trascontinentali
Italiane), 15, 42 NI adison, 282
Labore, 216 Maglione, Luigi, 163
Lemaitre Román, Eduardo, 114 Malagodi y Cavin, 162
Linee Aeree Trascontinentali Italia- Mamatoco, 286, 296, 321, 326, 327
ne (ver Lati) Marcinkus, Paul C., 157
Lóewe, Alex-Olaf, 228 Marmolería Italiana, 125
Loewis, Patrick von, 146 Márquez, Eurípides, 96
Lombo, Jorge, 276 Mayer, Carlos, 123
Londoño y Londoño, Fernando, 43, McKee, Edwin, 13
119 McLean, Joseph Alvan, 217222,224
López Michelsen, Alfonso, 98, 99, Mejía, Amanda, 283
143-148, 316, 318, 327, 332 Mellenthin, Hans von, 143, 144, 140
López Pumarejo, Alfonso, 26, 58, 148
170, 171, 229, 249, 271 Merck Colombia S.A., 154
— (y pactos secretos), 68-71 Milks, Harold K., 13
— 80-99 Miller, R.B., 192, 193,
— (y lista Negra), 131, 143, Molina, Gerardo, 324, 325
146, 151, 152, 154 Monterrey, 282
— (y revueltas), 291,292, 294, Montesino, 83
296-299, 301,309 Morgan, Thomas, 172
— (y golpe en Pasto), 315-320, Morison, Samuel Eliot, 232
322-325,327-331,333,335, Muccio, John J., 83
336, 338 Mudero, Manuel, 335
López Michelsen, Fernando, 322 Mussolini, Benito, 125, 159, IHI
Fópez de Mesa, Luis, 10, 43,63, 109, 251, 304, 313, 314
126-129, 138, 145, 178, 180,
183, 185, 186, 193, 219, 239, Neira, Miguel, 317, 319
240, 244-247, 249-254 Newball, James, 218
López Pumarejo, Miguel, 123, 164 Nicolaus, Georg, 29-34
Indice Analítico 365

Nogara, Bernardino, 159, 161-163 Q uijano Mantilla, Joaquín, 136


Nogara y Lento, 162 Química Baver Wesckott v Cía.,
Noguera, Aristidcs, 165 148-154
Química Schering Colombiana, 148.
154
Oakley, R. Kenneth, 114, 116, 117 Quintero Díaz, Rito, 25
Ocampo Negrete, Pacífico, 116
O’Hara John F., 251
O K W ( O b e r k o m m a n d o der
Wehrmacht), 39 Ramírez, Angel, 295
Olava Herrera, Enrique, 69, 165, Ramírez Moreno, Augusto, 301
169,171,313 Ramírez, Ramón, 261, 262
Orotava, 231 Randolph, N., 62-67
Osorio I,¡zarazo, J.A., 59 Rankin. Joseph, 221-225
Ospina Pérez, Mariano, 338 Rath, Eric, 51
Othmer, Waldemar, 36 Ratli, Ernst von, 235
Overgaard, Pete, 104 Regnier, Karl. 223, 313
Reso tute, 10, 144, 155. 216-218, 220,
Pabón Núñez, Lucio, 297, 304, 335 221-224, 226, 227, 232, 271
Palacios, Rafael, 165 Restrepo, Eduardo, 121
Paley, William S., 63 Restrepo, Félix, 276
Palón, Joaquín, 276 Restrepo, Gonzalo, 80, 295
Pan American Airways, 72, 166-175 Restrepo Jaramillo, J., 231
Papen, Franz von, 29 Reyes, Rafael, 258
Pardo Umaña, Emilia, 323 Ribón, Julián, 21 1
Park, Nelson, 210 Richels, Kurt. 120
Patton, G., 104 Riefkohl, F.C., 64-67
Pennzoil, 179 Riegner, Hans E.. 191
Peña Espinosa, Manuel Vicente, 117 Roamar, 155, 228, 232
Perdomo, Ismael, 334 Rocha, Antonio, 151
Pérez, Francisco, 286, 326 Rocha Rafael, 231, 236, 237, 239
Perón, Juan Domingo, 320 Rockefeller, Nelson A., 107
Piedrahita M., Guillermo, 126 Rodríguez, Amadeo, 301
Pilgrim, Walter, 124 Rodríguez, Carlos, 295
Pittman, Thomas V., 48 Rodríguez, Irma, 282
Pizarro, 293, 296, 298 Rohwer, Jiirgen, 220. 228, 232
Plantex S.A., 128-146 Roggeman, Karl, 37
Plata Bermúdez, Francisco, 323 Rojas Martínez, Hernando, 322
Plunkctt, Quenton, 48 Roldan Calle & Cía., 126
Poensgen, Oscar, 37 Román Vélez. Henrique, 111, 114,
l’orter, Russell, 184 116, 117
l’rice, Milton, 317 Román, Manuel, 111
Prieto, Rodrigo, 125 Román Vélez, Rafael, 111,114
Profima S.A., 161 Roosevelt, Eleanor, 248
Prufert, Emil, 195 313 Roosevelt, Franklin Delano, 40-45,
366 Colombia Nazi

52, 62, 64, 82, 84, 114, 186- Sierra Ochoa, Gustavo, 293
188, 213, 270, 302, 309 Sindona, Michele, 159
Rosenberg-Versteeg, Mary, 248 Singer, 50
Royo. Emilio, 138 Sociedad Colombo-Alemana de
Transportes Aéreos
Saco, 170-174 (ver Scadta),
Salzmann y Cía., 22 Socony Vaeuum, 74
Sanders, Terry B., 214 Soto del Corral, Jorge, 83
Santana, Misael, 217-218 Sourdis, Evaristo, 296
Santos, Eduardo, 46, 61, 63-73, 75- Spitzer, Johnny, 101
79, 82, 83, 93, 219, 267, 271, SS (Schutzstaffel), 37, 236
304, 306, 307 Stagg, 51, 52, 53
— (y Lista Negra), 109 114- Steele, Alberto, 217
116, 129, 132, 137, 138, 151 Stecle, Lucy, 217
— (y Scadta), 170-174, 177, Steele, Tomás, 217
181-185, 187 Stephenson, William, 44, 45, 46, 52
— (y judíos), 238, 239, 245, Sterling Products Inc., 149, 151, 154
249, 250 Stimson, Henry L., 76, 306
— (y revueltas), 288, 290, 291, Strong, Cari, 190, 214, 300, 301,309
299-302 Suárez, Diego, 318
— (y golpe en Pasto), 326, Sydney Ross Co., 151
328-333, 338
Santos Montejo, Enrique, 120, 151,
270, 328, 329 Takeshima, Yuzo, 257, 263
Sanz de Santamaría, Carlos, 27, 153, Thiel, 313
154 Thompson, Edgar K., 46
Tietjen, Alberto, 165, 166
Scadta, 165-173
Schleebrügge, Karl von, 29 Tillesen, Hans-Rutger, 232
Schlief, Imgard, 268, 269 Torres, Camilo, 293
Schlief, Wilhelm, 268, 269 Transmares, 37
Trilladora del Tolima, 143, 144. 141
Schlubach, Jürgen, 179, 195
Schmidt, Gottl'ried, 313 Trillos, Domingo, 123
Schmidt, K.G., 195 Triolo, 337
Trippe, Juan, 168170, 172
Schmit, O.H., 210
Schnurbusch, Guillermo, 166, 171, Tropical Oil Company, 74
173 Traman, Harry, 155
Schwartau Eskildsen. Heriberto, 13- Turbay, Gabriel, 94, 123, DI, IU
134, 137, 160, 307, 328,
28, 119
Schwartau, Use, 15 332
Schwartau, Juan, 15, 23, 24
Sebold, William, 33,34 U m aña Bernal, José, 290, 129
Serventi, Giovanni. 163, 164 Umca, 26, 27
Shawnee, 282 litigar, Hans, 245, 255
Shedd, William E., 83 UrabáMedellín Central AimMV»
Siegert, Christian, 122 Inc. (ver Umca)
BIBLIOTECA LUIS ANGEL ARANGO - B DE LA H
I IN

2 9004 01113315 3
Indice Analítico 367

Uribe Holguín, Jaime, 323 W ahlert, K. A. von, 195


Urdaneta Arbeláez, Roberto, 69, 70 Welles, Sumner, 91,92, 99, 105, 106
307
Wessels, Bernhard, 123
Valencia, Guillermo León, I56, 178 Wilev, John C„ 152-154, 333, 336-
Va lie jo Sánchez, Arturo, 124, 184, 338
194-210 Williams, Arthur R„ 193, 261
Vanegas, Carlos, 270 Wilson. Peter J., 225
Van Voorhis, Daniel, 67, 68, 70 Wise, James W., 255
Vargas Nariño, Alberto, 255
Vargas Montero, 292 Yanai, 267
Villa, Pancho. 45
Villegas, Silvio, 119, 293 Zawadzky, Jorge, 128
Vogel, Max, 31, 32-34 Zengotita, Juan de, 120, 122, 123
La segunda edición de la presente obra,
se terminó de imprimir en el mes de oc­
tubre de 1986 en los talleres de Edito­
rial Presencia El texto se levantó en
los talleres de Servigraphic Ltda., Bo­
gotá, en caracteres Médium Times
11/13 y la impresión se realizó sobre
papel Propal marfil de 70 grs.

f e rp e )
V d e cobm biQ

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