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Liliana Márquez Escoto

Control de lectura 2. Cipolla, Carlo, Historia económica de la Europa preindustrial,


Madrid, Alianza Editorial, 1981, pp. 13- 73.

En este capítulo acerca de la demanda, el autor propone dos condiciones necesarias en


su interior: La población y la necesidad.

La primera de ellas es relacionada con los censos históricos, cosa bastante


problemática ya que el conteo de una población en un territorio determinado es
relativamente reciente aunque siempre fue –utilizando el complicado término- necesario
para saber la cantidad de personas que podrían trabajar en relación con las que nacían o
habían fallecido.

La condición de necesidad, propone como un adjetivo calificativo más que un


sustantivo, ya que lo necesario va más allá de satisfacer las necesidades fisiológicas y
engloba el tamaño de la población considerando su estructura (sexo, edad, ocupación),
el aspecto geofísico y sociocultural. Propone que para que una necesidad sea
considerada demanda efectiva un deseo y un poder de compra le soportan detrás.

El poder de compra estará determinado por el nivel y distribución de la renta así


como de la estructura de los precios. La renta está determinada por la participación en el
proceso productivo porque la renta de una sola persona convierte en demanda efectiva
los deseos de la familia que sostiene, así sea esta unipersonal. El problema está en que la
participación en dicho proceso es desigual ya que puede ganarse o transferirse, aspectos
que generan una desigual distribución de la riqueza y la renta. El que una renta se gane
con trabajo presupone que este puede ser o ha sido remunerado o en especie, mientras
que la transferencia de una renta implica una forma voluntaria en términos de
donaciones o caridad e involuntaria en términos de impuestos, asalto, saqueo o rescate.

En general, la demanda efectiva considera 6 tipos de demanda que intersectan:

Bienes de consumo Interior


Servicios Público
Bienes de capital Exterior

El autor procede con un cúmulo de ejemplos para explicar que la demanda privada
sobre los bienes de consumo puede ser considerada primordial y coincide con Tortella
en tanto que “Cuánto más baja sea la renta, mayor será el porcentaje gastado en
alimentos” Por lo que ciertos alimentos al no poder ser obtenidos por toda la población
todo el tiempo, adquieren un valor simbólico que acompaña las fiestas y actividades
comunales, así como el vestido. Así bien los servicios en el nivel interior de la demanda
se incrementan en los estratos más altos que costean mayor cantidad de trabajos
manuales al interior de las grandes propiedades debido a lo precario de los salarios en
los que estos no representan más del 2% de la renta total.

Una vez que hemos restad a la renta los bienes de consumo y los servicios
deberíamos obtener un residuo para el ahorro pero explica que la cultura del ahorro
depende de distintas variables y se ha modificado a lo largo del tiempo, tendiendo más
a la tesaurización que a la inversión por condiciones de desarrollo de las instituciones y
garantías del estado.

Esto afectará directamente a la demanda pública que se compone de la renta de


poderes públicos (que vienen de impuestos), deseos del poder y comunidad que
representa (guerra y defensa, administración civil, corte y festividades) y la estructura
de precios considerando la relación entre el gasto público y la renta nacional.

Finalmente la demanda exterior que considera intercambios de bienes y servicios


hoy denominados comercio exterior que considera los valores de importación y
exportación en relación con la renta nacional.

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