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20MSU0074U
EVALUACIÓN EDUCATIVA
AHUITZOLTH AQUINO
ESTUDIANTE
LICENCIATURA
________________________
GRADO Y GRUPO
_____________
Mayo de 2019
CRITERIOS DE EVALUACIÓN
Participación 25%
Trabajos 25%
Examen 50%
Niveles
Criterio Sobresaliente Satisfactorio Aceptable No evaluable
Contenido de Explica de forma Describe de Menciona
las puntual y concreta manera aspectos
participaciones. aspectos generalizada relacionados con
relacionados con aspectos el tema tratado.
el tema tratado. relacionados con
el tema tratado. No cumple
4 puntos 3 puntos 2 puntos con los
Respeto. Demuestra Demuestra poco Denota nulo elementos
respeto en sus respeto en sus respeto en sus solicitados
intervenciones intervenciones, intervenciones o
utilizando lenguaje utilizando lenguaje no utiliza
incluyente y incluyente. lenguaje
asertivo. incluyente, ni
asertivo.
Ponderación. 3 2 1
Bibliografía. Las fuentes de Las fuentes de Las fuentes de
información consultadas información consultadas información carecen de
son de carácter son de carácter rigor científico.
científico. científico. Se omite dar crédito a
Se hace uso de citas En la mayoría de los las ideas ajenas.
que dan crédito a las casos se omite dar No incluye apartado de
ideas ajenas. crédito a las ideas referencias.
El ensayo incluye ajenas.
apartado de referencias. El ensayo incluye
apartado de referencias.
Ponderación. 2 1 .5
Ortografía y redacción Utiliza oraciones claras Utiliza oraciones claras No utiliza oraciones
y estructuradas. y estructuradas. claras y estructuradas.
No presenta errores Presenta de uno a cinco Presenta más de cinco
gramaticales u errores gramaticales u errores gramaticales u
ortográficos. ortográficos. ortográficos.
Ponderación. 2 1 .5
5
Tema 1. Constitución y problemática del campo de la evaluación.
6
Para tratar de delimitar un poco la significación del término se presentan
algunas concepciones de autores que han trabajado sobre el tema de la evaluación
en el ámbito escolar, lo cual permitirá asumir una posición frente al concepto.
7
permanente con la mirada puesta en el futuro, para que contribuya a
mejorar los procesos de formación de los alumnos. De esta manera la
evaluación se convierte en un elemento dinamizador y regulador del
proceso pedagógico”.
Bibliografía.
ÁLVAREZ DE ZAYAS, Carlos, y GONZÁLEZ AGUDELO, Elvia (2003): Lecciones de
didáctica general. Bogotá, Cooperativa Editorial Magisterio.
BERTONI, Alicia, et al. (1997): Evaluación, nuevos significados para una práctica
compleja. Colección Triángulos pedagógicos, Editorial Norma.
8
CROOKS, Terence J. (1988): “The Impact of Classroom Evaluation Practices on
Students”, en The Review of Educational Research, vol. 58, n.º 4, pp. 438-481.
9
1.1.1. Orígenes de la evaluación.
Período del realismo. En los años 60, en los Estados Unidos, la evaluación
se comienza a profesionalizar y, a raíz de ese fenómeno, en educación se plantea la
necesidad de elaborar nuevos proyectos para el desarrollo del currículo;
10
especialmente, en ciencias y matemática. Crombach recomienda que se
reconceptualice la evaluación "como un proceso consistente en recoger y formalizar
información que pueda ayudar a quienes elaboran los currículos" (Rama, 1989, p.
38). En la clasificación de Guba y Lincoln (1989), este periodo aparece después de
1957 y se le denomina “tercera generación: de juicio”. Este se caracteriza por “los
esfuerzos para enriquecer los juicios, en donde el evaluador asume el papel de juez,
aunque mantiene el de técnico, así como también las funciones descriptivas…”
(Dobles, 1996, p. 81).
Bibliografía
11
1.1.2. Evolución conceptual de evaluación.
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introduce el término al amparo de un estudio que trata de examinar la efectividad de
ciertos currículos innovadores y las estrategias que los desarrollan. De esta manera,
el concepto de evaluación surge asociado a la valoración de los objetivos que se
pretenden alcanzar en los programas. Específicamente, Tyler incorpora el concepto
en los siguientes términos:
Para llevar a cabo este proceso, identifica ocho fases de trabajo muy
concretas:
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evaluativa educacional americana y, por tanto, se procedió a identificar los objetivos
de comportamiento de cada proyecto, seleccionar o desarrollar los instrumentos
adecuados para valorar el trabajo del estudiantado, aplicar dichos instrumentos y
luego comparar los resultados con los objetivos enunciados en cada proyecto. No
obstante, pronto se evidenció la inutilidad del procedimiento seguido y concluyeron
necesario una definición de evaluación más amplia que permitiera proponer
evaluaciones que ayudaran a los educadores(as) administrar y perfeccionar los
programas. Así, comienza a proponerse la evaluación como “un proceso mediante el
cual se proporciona información útil para la toma de decisiones” (Stufflebeam, 1995,
179). A partir de este planteamiento, se genera un modelo de evaluación,
denominado el modelo CIPP –contexto, entrada, proceso, producto–, un modelo de
evaluación de programas que reposa en una concepción de la evaluación que no se
limita a determinar si los objetivos del programa han sido alcanzados, ya que
incorpora la evaluación del contexto como ayuda para la designación de las metas,
la evaluación de entrada como ayuda para dar forma a las propuestas, la evaluación
del proceso como guía de su realización y, por último, la evaluación del producto
refleja la posibilidad de valorar, interpretar y juzgar los logros de los programas.
14
1.1.3. Concepto, tipología y objetivos.
Concepto de evaluación.
15
Tipología
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especialmente en su fase de aplicación práctica. Conviene, a pesar de ello, hacer la
distinción clara entre las dos funciones, porque hay situaciones en las que se aplican
en su sentido más estricto y con todas las consecuencias que en todas las fases tiene
cada una de ellas, por un lado, y porque la selección de una u otra para aplicar en la
enseñanza es determinante de todo el proceso interno de funcionamiento que se
organice en las aulas.
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Antes de continuar con la lectura, piensa por lo
menos en 5 ejemplos donde la evaluación
sumativa pueda ser aplicable.
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en los momentos señalados como finales de etapa o en otras situaciones de
evaluación en que resulte apropiada por sus virtualidades.
Este planteamiento implica que hay que realizar la evaluación a lo largo del
proceso, de forma paralela y simultánea a la actividad que se lleva a cabo y que se
está valorando -nunca situada exclusivamente al final, como mera comprobación de
resultados-. Así, en concreto, teniendo datos y valoraciones permanentes acerca de
los aprendizajes que va realizando el alumno y su modo particular de hacerlo (ritmo;
estilo, inconvenientes, etc.), en el momento en que surge una disfunción o especial
dificultad es posible poner los medios didácticos adecuados para que pueda superarla
sin inconvenientes mayores. Del mismo modo, es fácil detectar los tipos de
actividades o situaciones educativas que favorecen su aprendizaje, para potenciarlas
con ese alumno y favorecer así, su formación más idónea. Como sus efectos son
permanentes, puesto que las decisiones se toman también de forma continua,
permite una acción reguladora entre el proceso de enseñanza y el proceso de
aprendizaje, de manera que no sea exclusivamente el alumno el que deba adaptarse
al sistema educativo que se le impone, sino que también ese sistema educativo se
adecúe a las personas que atiende y por las cuales tiene sentido, y éstas desarrollen
así sus capacidades totales al máximo.
Dicho de otro modo: mientras que la evaluación sumativa debe asegurar que
el producto evaluado responde a las características del sistema, la evaluación
formativa debe garantizar que los medios de ese sistema son adecuados a las
características de los implicados en el proceso evaluado. La función reguladora que
toda evaluación posee se pone aquí de manifiesto en sentido inverso: en el primer
caso, es la persona la que debe ajustarse al sistema, y en el segundo es el sistema
el que debe adaptarse a la persona.
Este ajuste de procesos puede darse por un rasgo importante que interviene
en la misma definición de evaluación formativa: su carácter de continuidad. Es decir,
la evaluación formativa debe ser continua para poder llevar a cabo su función. Un
19
esquema de su posible aplicación aparece en la figura 3. Como se ve, supone una
reflexión constante sobre el quehacer docente, planteándose siempre cómo se está
produciendo el proceso de enseñanza y aprendizaje, si va funcionando como estaba
previsto, si es necesario modificar las propuestas -total o parcialmente- o si es positivo
continuar como se previó, etc.
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Antes de continuar con la lectura, elabora un cuadro
comparativo entre la evaluación sumativa y la formativa
donde resaltes por lo menos 5 diferencias entre cada una de
ellas.
Cuadro comparativo.
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La evaluación según su norma tipo
Evaluación nomotética
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colegios, y, mientras en el Colegio A eran alumnos "sobresalientes" por sus
calificaciones anteriores, en el Colegio B eran solamente "aprobados". (figura 4).
Colegio A Colegio B
Alumno/a Calificación Calificación Alumno/a Calificación Calificación
estándar profesor estándar profesor
Alumno X 5 8 Alumno C 5 4
Alumno Y 5 9 Alumno D 5 3
Alumno Z 5 10 Alumno E 5 5
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conducta bien definido" (1980,147-148). El mismo autor señala que lo fundamental
en la evaluación criterial se basa en:
24
planteamientos iniciales cuando se considere imprescindible, lo cual no obsta, como
digo, para que en cada objetivo se identifiquen los criterios de evaluación más
apropiados, que sean válidos como referentes equilibrados y homogéneos en la
emisión de juicios de valor para la valoración formativa y estimuladora del alumnado.
Evaluación idiográfica
Cuando el referente evaluador son las capacidades que el alumno posee y sus
posibilidades de desarrollo en función de sus circunstancias particulares, es decir, un
referente absolutamente interno a la propia persona evaluada, la evaluación se
denomina idiográfica. El realizarla supone la valoración psicopedagógica inicial de
esas capacidades y posibilidades del alumno o alumna, y la estimación de los
aprendizajes que puede alcanzar a lo largo de un periodo de tiempo determinado (un
curso, un ciclo). De acuerdo con esa valoración y estimación realizadas, el alumno va
siendo evaluado durante su proceso e, igualmente, se valora el rendimiento final
alcanzado. Si éstos coinciden, al menos, con lo estimado, se considera el rendimiento
satisfactorio; de lo contrario, el rendimiento sería insatisfactorio, si bien puede estar
ocasionado por diversas causas, incluso ajenas a la voluntad del alumno evaluado.
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mediante una profesión adecuada que le permita salir adelante -siempre que sea
posible- y a través de la cual se realice y se sienta feliz. El título, en estos casos, suele
importar más a la familia que al alumno, y no debe significar nada para que tenga
lugar el desarrollo máximo de las capacidades del adolescente evaluado.
De acuerdo con los momentos en que se aplique la evaluación, ésta puede ser
inicial, procesual o final.
Evaluación inicial
a) Cuando un alumno llega por primera vez a un centro, bien para comenzar su
escolaridad, bien para continuarla. En el primer caso, será necesario realizar
una amplia captura de datos para precisar del mejor modo las características
de todo tipo del alumno (personales, familiares, sociales, etc.). Esta primera
evaluación tiene una función eminentemente diagnóstica, pues servirá para
conocer a ese alumno y poder adaptar al máximo, desde el primer momento,
la actuación del profesor y del centro a sus peculiaridades. En el segundo caso,
es de suponer que el alumno aporte su expediente escolar, de manera que la
evaluación inicial estaría en función de los datos ya poseídos y de los que
falten para completar los necesarios en el nuevo centro. Para cualquiera de
las dos situaciones se cuenta, habitualmente, con registros diversos -oficiales
y particulares de cada centro- en los que anotar los datos recogidos (Knapp,
R.H.: 1983).
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b) Cuando se comienza un proceso de aprendizaje concreto, como puede ser el
trabajo con una unidad didáctica. En esta situación la evaluación inicial
resultará útil para detectar las ideas previas que el alumnado posee en relación
con el tema que se va a tratar. Igualmente, se pondrán de manifiesto las
actitudes hacia la temática -en su caso- y el mayor o menor dominio de los
procedimientos que van a ser necesarios para su desarrollo. Los medios para
conseguir estos datos son variados: un coloquio, un debate, la realización de
unos trabajos preparatorios ..., pueden ser idóneos para su obtención. A partir
de la información conseguida, se adaptará convenientemente el principio de la
unidad didáctica programada, para adecuarla a los conocimientos generales
del grupo. Mediante el desarrollo oportuno se intentará que todos alcancen los
objetivos básicos e imprescindibles para poder seguir adelante en el proceso
de aprendizaje subsiguiente. En algunos casos, incluso, habrá que posponer
una unidad concreta o, si no es determinante en ese curso o ciclo, deberá
aplazarse hasta otro curso posterior en el que los alumnos tengan la madurez
o los conocimientos suficientes para poder asimilar los nuevos contenidos y
alcanzar los objetivos propuestos en ella.
Sin una evaluación inicial falta el conocimiento previo que es preciso poseer
de una persona en pleno desarrollo para poder adecuar la enseñanza a sus
condiciones de aprendizaje, y cumplir de esta forma la función reguladora que hemos
asignado a la evaluación.
Evaluación procesual.
El plazo de tiempo en el que se realizará estará marcado por los objetivos que
hayamos señalado para esta evaluación. Puede referirse al tiempo que dura el
desarrollo de una unidad didáctica (una semana, quince días, 6/8 horas, etc.), a un
periodo trimestral de aprendizajes, anual, bianual (un ciclo completo de dos años) ...
Estará en función del tipo de aprendizajes que se evalúen (las actitudes es preciso
valorarlas en plazos amplios; lo contrario es imposible y, por lo tanto, absolutamente
superficial) y, además, hay que tener en cuenta que, desde esta perspectiva, se
superpondrán unas y otras evaluaciones procesuales: la de objetivos que implican
asunción de actitudes a lo largo de un curso, con la de objetivos que suponen la
adquisición de conceptos o del dominio de procedimientos, durante quince días o un
mes. Ambas son evaluaciones procesuales, cuyos resultados permanentes se van
anotando en los registros preparados para ello.
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dificultades presentadas por sus alumnos. Aparece un "error" que no usará para
sancionar ni para calificar negativamente, sino que será útil para detectar el problema
de aprendizaje que ha puesto de manifiesto; se resuelve mediante la adecuación de
unas determinadas actividades o las explicaciones oportunas y se continúa el proceso
de aprendizaje. Con este modo de actuar, será más fácil que la mayoría de los
alumnos y alumnas lleguen a alcanzar los objetivos básicos propuestos para todos.
Si el profesorado no posee estos datos hasta que ha transcurrido un mes, la
oportunidad de subsanar las dificultades presentadas, que así es relativamente
sencillo brindar a los alumnos, se hace prácticamente imposible. Cuando se ofrece,
ya suele ser tarde: el alumno ha perdido el interés o no puede combinar varios
aprendizajes simultáneos para continuar al mismo ritmo del grupo.
Evaluación final.
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a) En relación con los objetivos y los criterios de evaluación establecidos para la
unidad didáctica, el final del trimestre, curso o ciclo, de manera que se
determine la situación de cada alumno en relación con los aprendizajes que
institucionalmente se encuentran establecidos para ser conseguidos por todo
estudiante al que haya que dar un título que avale su superación. Se tratará
en este caso, por lo tanto, de una evaluación nomotética criterial.
c) En relación con los resultados alcanzados por el resto del grupo o, incluso, del
conjunto del grupo en comparación con otros grupos de alumnos del mismo
curso o ciclo en el centro o de distintos centros. En este caso se estará llevando
a cabo una evaluación nomotética normativa que, si bien creo que no debería
llegar al alumno o grupo particular, sí puede resultar interesante e ilustrativa
para el profesorado y para el centro, pues le sirve de referente para conocer
su situación y valorar la calidad educativa que está ofreciendo a su comunidad.
Por último, sólo quiero hacer la observación de que evaluación final no tiene por
qué coincidir con "examen", "control" ..., o prueba semejante. Si el profesor considera
que no posee datos suficientes para valorar lo conseguido por sus alumnos, puede
realizar un trabajo o prueba donde lo constate fehacientemente. Pero si dispone de
bastante información como para valorar con seguridad los aprendizajes alcanzados,
la evaluación final constituirá un análisis y reflexión sobre los datos obtenidos, que
llevarán a la formulación de la valoración correspondiente. Téngase en cuenta,
además, que algunos de los objetivos educativos nunca van a poder comprobarse en
una situación puntual como es la del tradicional examen: los relacionados con el
desarrollo social, actitudinal, afectivo ..., los relativos a comunicación oral ..., deben
evaluarse procesualmente y, como resultado de esa valoración continua, emitir el
resultado final acerca del rendimiento logrado por el alumno.
De acuerdo con las personas que en cada caso realizan la evaluación, se dan
procesos de autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación.
Autoevaluación
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Al tratar la autoevaluación en el terreno profesional, hay que considerar la
conveniencia, primeramente, de introducir su práctica de modo habitual entre los
alumnos y alumnas. Con diferentes grados de complejidad, según las edades a las
que nos refiramos, el alumnado es perfectamente capaz de valorar su propia labor y
el grado de satisfacción que le produce. Simplemente hay que darle pautas para que
lo haga con seriedad y con corrección -no arbitrariamente ni por juego-, y que sepa
la influencia que su juicio va a tener en la valoración global que se realice
posteriormente sobre su actuación y progresos. Al comenzar el desarrollo de una
unidad didáctica, se facilitará a los alumnos
la información detallada acerca de los aspectos que deben autoevaluar, para que
puedan autoobservarse y examinar su trabajo continuo y, así, llegar a conclusiones
rigurosas al final de! proceso. Esta orientación del docente es importante -
imprescindible- también para evitar la excesiva influencia de la subjetividad en la
propia evaluación, mucho más frecuente cuanto más inmadura es la persona que la
realiza.
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upo de actividades, de un programa ..., será el resultado de una valoración de la teoría
y práctica anteriores con ellos.
Coevaluación
Son diferentes los caminos mediante los cuales llevar a cabo la coevaluación,
pero es importante tener en cuenta que, si no hay costumbre en el grupo de realizar
prácticas de este tipo, debe comenzarse por valorar exclusivamente lo positivo. Las
deficiencias o dificultades surgidas las valorará el profesor. No se debe olvidar que
los alumnos tienen la misma visión o percepción de "para qué se evalúa" que muchos
profesores y que la sociedad en general, y que habitualmente esta valoración se
realiza para resaltar lo negativo, lo mal hecho, para sancionar; para "reprobar". Y eso
es lo que hacen ellos en cuanto tienen oportunidad: decir lo que han hecho mall os
otros, con lo cual los efectos de la coevaluación pueden convertirse en la disgregación
del grupo y el rechazo de todos contra todos. Hay experiencias muy negativas esta
práctica y, por ello, hay que tomar todas las precauciones necesarias.
¿Es interesante? Sí. Sin duda alguna. Pero se dan dos situaciones claras, con
fases intermedias entre una y otra:
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caso contrario, es mejor no introducir nuevas prácticas que pueden redundar
negativamente en el proceso educativo. En esta segunda situación que
planteamos es donde resulta preferible comenzar evaluando aspectos
positivos del trabajo, de manera. que no se dé pie a que surja alguna actitud
negativa que deteriore la práctica comenzada.
Heteroevaluación.
Consideraciones finales.
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evaluadores -en este caso- sea posible y aplicarlos en los momentos del camino en
que resulten útiles para superar una situación.
Enseñar puede ser fácil. Lo difícil es enseñar bien. Enjuiciar a alguien puede
hacerse apresuradamente, pero evaluar a una persona o un proceso educativo
completo es una tarea seria y compleja. El denominado "fracaso escolar" esconde un
número de personas concretas que se han malogrado desde el punto de vista
educativo. ¿Qué agricultor se sentiría satisfecho si todos los años se le malograra el
30, 40 o 50% de su cosecha? ¿Qué fábrica podría permitirse el lujo de desechar el
30, 40 o 50% de su producción? Ya ha quedado dicho: descalificar o reprobar es fácil;
reorientar, reenseñar para que alguien aprenda lo que antes no aprendió excluye ser
un docente repetitivo -casi mecánico-; exige ser flexible e innovador, creativo,
evaluador, conocedor de que muchos y distintos caminos conducen a la misma
Roma. El conocimiento, las destrezas, las actitudes no son algo que se posee o no
se posee, sino un hacerse, desarrollarse, conformarse permanentemente, aunque
también un olvidarse, perderse, bloquearse o inhibirse. El sujeto que aprende no es
una computadora a la que se debe instalar un programa, sino un ser inteligente que
se debe formar para que pueda ser libre y asuma ser responsable. Justamente para
ser libres y responsables es preciso poder y saber evaluar, de manera que algo que
también tiene que enseñar el docente a sus alumnos -como antes quedó señalado-
es a evaluar y evaluarse; por eso la autoevaluación y coevaluación son básicas y
constitutivas de una educación que pretende procesos libres, auténticos,
comprometidos e innovadores. Conocer, juzgar, valorar ..., son palabras sucesivas
33
en un proceso educativo en el que el sujeto madura equilibradamente para saber,
saber hacer y saber ser con los otros.
OBJETIVOS DE LA EVALUACIÓN
De acuerdo con lo expuesto hasta ahora, los objetivos que permite perseguir
la aplicación de un modelo evaluador cualitativo, formativo y continuo, adaptado
convenientemente a los procesos de enseñanza y aprendizaje, no se limitan ya a
comprobar lo aprendido por el alumnado cada cierto tiempo, sino que amplían sus
expectativas y posibilidades y cubren un campo más extenso, más completo, pues la
evaluación se incorpora, desde el principio, al camino del aprender y enseñar, y
ofrece, en consecuencia, mayores aportaciones y apoyos al conjunto del proceso que
transcurre. En concreto, los objetivos que pretende la evaluación, considerando el
concepto adoptado para la misma y las diferentes perspectivas comentadas en su
tipología, serán:
34
Bibliografía
35
1.2. Las funciones educativas de la evaluación.
36
obedece a un conjunto de valores e intereses; responde a determinados propósitos,
políticas e ideologías, explícita o implícitamente planteados en el currículo (Martínez,
2010a).
El concepto de poder
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Popkewitz (1994) sostiene que, en la sociología del conocimiento escolar, el poder se
ha venido abordando generalmente como una cuestión estructural. La premisa central
es que la sociedad contiene ciertos grupos, intereses sociales y fuerzas que se han
formado históricamente y cuyas prácticas dominan y reprimen a otros grupos. El
poder es algo que la gente puede poseer, y tal posesión puede ser redistribuida entre
los grupos sociales; lo cual explica el término soberanía.
38
Los espacios escolares generan relaciones que distinguen con absoluta
claridad quién es quién en el proceso educativo. Como bien lo señala Mario Méndez
(2010), se establece las diferencias entre quién sabe y quién no sabe, quién canoniza
una forma de producción de saberes y quién debe aceptar tal canonización, quién da
órdenes y quién las obedece, quién controla y quién es controlado, quién evalúa y
quién es evaluado, quién dicta y quién toma el dictado, quién pide la palabra y quién
la cede, quién disciplina y quién es disciplinado, quién orienta y quién es orientado,
quién facilita y quién es facilitado. Se establece la diferencia entre quién tiene el poder
y quién no lo tiene. Es decir, se establece la diferencia entre docente y discente.
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al evaluando por el evaluador, por la escuela y por el currículo. Negociar o consensuar
–democratizar– la evaluación con el alumno implica ceder –perder– el poder implícito
que la evaluación trae consigo. Tampoco es una actividad participativa en el sentido
que los participantes tienen roles bien definidos que raramente se intercambian. El
estudiante participa únicamente en la evaluación como sujeto de evaluación. De ahí
que las prácticas de autoevaluación y coevaluación no encuentren cabida en este
esquema, no sólo porque el alumno no sabe cómo evaluar (por lo cual su nota es
inválida), sino también porque carece de la legitimación que le da el profesor.
40
Pero la evaluación también se expresa como dominio, imposición y autoridad.
Como lo expresa Gimeno Sacristán (Gimeno Sacristán y Pérez Gómez, 2000), la
evaluación asumida como un medio de control se refleja en la actitud de algunos
profesores de imponerla, por la forma de realizarla, por la potestad de corregir
respuestas interpretables, por el hecho que sus resultados pueden discutirse o no, se
convierten con demasiada facilidad en instrumentos para potenciar el dominio sobre
las personas. Ese control también se refleja en la capacidad de repartir el tiempo, en
la asignación de tareas, en la decisión sobre el paso de unas actividades a otras, en
la posesión de criterios para decidir qué trabajo es “correcto” y cuál no, en la
determinación de la “conducta aceptable”, en la libertad de movimiento dentro del
espacio escolar, etc.
41
El poder del examen
42
Aunque la evaluación del aprendizaje y sus resultados debería incidir
grandemente en la toma de decisiones pedagógicas a fin de mejorar el aprendizaje y
todo el proceso educativo, lo cual raramente sucede, sí incide para determinar y
estructurar las relaciones entre aquéllos que tienen el poder que les da la evaluación
y aquéllos que no lo tienen. En todo el entramado de la cultura institucional y la cultura
docente prevalecen las relaciones asimétricas a favor del profesor y en detrimento
del evaluando. En general, en su práctica educativa y evaluativa autocrática usa el
poder que le da la evaluación para controlar, dominar, someter, imponer, coaccionar,
inhibir en todos los aspectos del comportamiento del estudiante. Usa la evaluación
para imponer su autoridad.
Conclusión
43
desde formas inocentes, pero a menudo por medio de amenazas y sanciones,
convirtiéndose el poder en fuerza y coerción.
Bibliografía
Bourdieu, P. (1983). Campo del poder y campo intelectual. Buenos Aires, Folios.
Bourdieu, P. (2003). El oficio de científico. Barcelona: Anagrama.
Freire, P. (1998). Politics and education. UCLA Latin American studies; v. 83. Los
Angeles: UCLA Latin American Center Publications
44
Martínez, N. (2010a). Aproximación a la cultura de evaluación. Diá-logos 6, 7-19.
Martínez, N. (2010b). Evaluación de los aprendizajes en la educación virtual: más allá
de la certeza objetiva. Diá-logos 5, 23-32.
Niño, L.; Perafán, A. y Carrillo, L. (s, f.). La evaluación: ¿instrumento de poder o acción
cultural? Red Académica, Universidad Pedagógica Nacional.
45
1994),la investigación-acción(Elliott, J.: 1990, 1993), etc., que permitan
planteamientos eminentemente cualitativos, ajustados a las facetas humanas que se
van a valorar precisamente porque utilizan técnicas procedentes del campo de la
antropología, apropiadas a estos tipos de investigaciones y evaluaciones.
¿Somos subjetivos al evaluar? Parece que podemos asegurar que sí. Que lo
somos en cualquier orden de cosas en que actuemos. Al evaluar al alumnado,
también aparecerá una cierta tendencia subjetiva en el momento de emitir nuestros
juicios. ¿Es negativa la subjetividad? En principio, no. En muchas ocasiones
precisamente lo que le pedimos a un evaluador es su opinión, su valoración en
función de su propia ideología y de los conocimientos que posee, para después
tamizarla desde nuestra óptica y aplicar unas u otras soluciones obtenidas por
diferentes vías. Como expresa perfectamente F. Tonucci en la ilustración número 5,
el profesor o la profesora van a evaluar mejor al alumno que más se aproxime a los
valores propios y a los valores del entorno, todo lo cual desembocará en los objetivos
que el docente se proponga conseguir con sus alumnos, es decir, el modelo de
persona que considera más adecuado en función de la sociedad en que está y de su
propia forma de ser. Con la mejor voluntad e intención de formar personas idóneas
para el medio social en que se insertarán a medio plazo.
46
Ahora bien, resulta obvio que no es aceptable una evaluación de alumnos
donde la subjetividad se ponga de manifiesto de manera tan evidente y, por lo tanto,
que la valoración de un profesor pueda llegar a condicionar el proceso de aprendizaje
de un alumno, para bien o para mal. Es, como digo, un planteamiento inadmisible.
47
1.5. Evaluación y calidad educativa.
No obstante, hay que reconocer que el término calidad está lejos de poseer un
significado unánimemente aceptado, pese a la existencia de esa preocupación
generalizada por la mejora cualitativa de la educación y a los intentos realizados por
diversos organismos internacionales por conceptualizarlo y definirlo. A este respecto,
hay que recordar que en un informe elaborado por la OCDE a mediados de los
ochenta se incluía una afirmación que sigue siendo ampliamente compartida: "En
realidad, calidad significa cosas diferentes para distintos observadores y grupos de
interés; no todos comparten las mismas percepciones de las prioridades para un
cambio", razón por la cual "no es extraño que resulten a menudo controvertidas las
afirmaciones acerca de la calidad de la educación" (OCDE, 1991:21,39). Desde un
punto de vista aún más crítico pero inspirado en los mismos supuestos, algunos
autores atribuyen un carácter eminentemente propagandístico al término, destacando
su ambigüedad e indefinición y subrayando el uso interesado que dichas
características permiten: "Igualdad de oportunidades, eficiencia, eficacia y, en la
actualidad, calidad de la educación, han sido banderas educativas que han orientado
48
la política del sector en las últimas décadas. El rasgo común de esas banderas es la
amplitud de sus objetivos y la indefinición de sus elementos constitutivos. Por ello, la
calidad de la educación conlleva una alta dosis de ambigüedad, lo que ha facilitado
su rápida adopción por los distintos agentes sociales, pues cada uno la llena con su
propio contenido e intenta orientarla hacia sus particulares objetivos" (Alvarez-
Tostado, 1989:3).
49
sistema educativo guarda estrecha relación con la calidad de sus unidades
constitutivas, no se pueden identificar sin más ambas acepciones. Por lo tanto, no
puede realizarse un análisis coherente acerca de la calidad de la educación sin
especificar en qué nivel de la realidad nos situamos.
50
quepa sin duda reclamar una actualización del concepto de rendimiento de la
educación que a veces subyace bajo este enfoque, no se debe negar la vigencia de
esta aproximación a la valoración de la calidad. De hecho, cuando los profesores
evalúan a sus alumnos, cuando los servicios de inspección evalúan a los centros
docentes o cuando un organismo o agencia evalúa el sistema educativo, adoptan en
buena medida esta perspectiva.
51
sociales ha llamado la atención sobre la pertinencia de los objetivos y los logros de la
educación. No se trata sólo de asegurar la eficacia educativa, sino de preguntarse
acerca del sentido, relevancia y adecuación de los objetivos propuestos y de los
logros conseguidos, planteando cuestiones tales como la del valor añadido por las
instituciones educativas. Por otra parte, al considerar como criterio de calidad la
satisfacción de las expectativas creadas y de los participantes en la tarea educativa,
ha subrayado la necesidad de incluir dicha satisfacción entre las dimensiones a
considerar.
52
vez más, nuestra vida está cruzada por procesos evaluativos. Por eso sentimos que,
en diversos terrenos, estamos rindiendo examen:
Prueba:
1. s. f. Acción y resultado de probar
2. Razón, testimonio u otro medio con que se pretende probar la verdad o falsedad
de una cosa
3. Indicio o muestra que se da de alguna cosa
4. Ensayo o puesta en práctica de una cosa
5. Cantidad pequeña de una cosa que se destina para examinarla
6. Acción o situación difícil o peligrosa
7. Examen o ejercicio para demostrar los conocimientos o aptitudes
Probar:
1. v. tr. Examinar las cualidades de una persona o una cosa
2. v. tr. y prnl. Examinar si una cosa se ajusta a otra
La evaluación -por medio de una prueba o algún otro tipo de instrumento- produce
una cierta información. Una evaluación se propone probar, comprobar algo relativo a
las cualidades esperadas de una persona o una cosa. Como la prueba tiene el fin de
demostrar la bondad o la calidad de algo, también tiene un fin moral: demostrar que
alguien o algo e probo. Evaluar es fijar o establecer el valor social de una cosa o
persona en función de una situación de examen y de una prueba. Se puede valora
los conocimientos de un alumno, su obediencia; se puede valorar el precio fijado a un
inmueble o el costo de oportunidad de realizar una inversión. Evaluar es un acto de
sopesar, medir, estimar. Y el resultado de una evaluación suele ser una calificación:
Calificar:
1. v. tr. Determinar o expresar las cualidades o aptitudes de una persona o una cosa
53
2. Determinar la calificación de un examen o ejercicio
3. Dar prestigio o buena fama a una persona o una cosa
4. v. prnl. Mostrar una persona su nobleza, su condición o sus cualidades
Acreditar:
1. adj. Que tiene crédito o buena reputación, fama
2. Se aplica a la persona autorizada para representar a su país, empresa o
agrupación, o para ejercer una profesión determinada
1. v. tr. y prnl. Demostrar que algo es cierto
2. Dar o adquirir fama o reputación
3. Designar o asegurar que una persona o cosa es lo que representa o parece.
4. v. tr. Proveer a una persona de los documentos que la facultan para desempeñar
una misión.
Promoción:
1. s. f. Acción de promover
2. Conjunto de personas que obtienen un grado, empleo o título al mismo tiempo
3. Campaña para dar a conocer o incitar a la compra de un producto
4. Ascenso o mejora de las condiciones de vida, de productividad, intelectuales o de
otro orden.
. adj. Que promociona
1. v. tr. y prnl. Hacer que una persona tenga un nivel profesional o cultural superior
al que tenía
Promover:
1. v. tr. Activar o impulsar la realización de una cosa
2. Ascender a una persona a una categoría o cargo superior al que tenía
54
que toma una decisión. No por casualidad la evaluación escolar se relaciona muy a
menudo con el poder de premiar, castigar o vigilar.
¿Qué es evaluar?
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55
«modelos clásicos». Casi todos los modelos pertenecientes al mismo, en su mayoría,
estarían encuadrados en la órbita empírico-racionalista y conductista. Manejan datos
numéricos y los analizan, usualmente, a través de procesos estadísticos.
Modelos clásicos
Modelo de Tyler
56
(llamada «tyleriana»), que, con el apoyo y desarrollo del conductismo, se ha instalado
fuertemente tanto en los sistemas de enseñanza como en las mentes de muchos
profesores. Su propio concepto de educación como proceso complejo e intrincado
que va desde la formulación de objetivos, tan claramente como sea posible, hasta la
asunción de decisiones sobre los cambios y mejoras necesarios en el curriculum,
confiere a la evaluación un carácter dinamizador de los procesos de aprendizaje.
57
Modelo de evaluación de Adams.
58
La cuarta etapa implica la recogida de los datos, para lo que habría de
determinarse qué aspectos son susceptibles de puntuación, cuáles las unidades de
medida a utilizar, etc. Además, se deben utilizar aquellos instrumentos de recogida
de información más adecuados a la naturaleza de los propios datos: tests,
grabaciones en vídeo, grabaciones en audio, observaciones sistematizadas de
acuerdo con determinadas plantillas en unidades de tiempo, como las sugeridas por
Flanders (1970), etc.
A esta etapa, continúa la síntesis de todos los datos obtenidos para permitir
una adecuada interpretación de los mismos. Con esto finalizaría el proceso.
59
Por ello, los diferentes estadios que habrán de seguir los programas de
evaluación serían: la descripción de aquellos comportamientos que puedan
identificarse con los objetivos perseguidos; la creación y el uso de instrumentos de
recogida de la información pertinente para saber si se producen, o no, dichos
cambios; el establecimiento de las necesarias estrategias que permitan sintetizar e
interpretar la información disponible; y la toma de decisiones para mejorar el
curriculum de acuerdo al significado de las interpretaciones realizadas.
Más adelante (págs. 424 y ss.), esta misma autora define con mayor precisión
el modelo de proceso evaluativo que propone. En primer lugar, habrá que preguntarse
acerca de cuáles son los objetivos en que se sustenta el curriculum y qué conductas
son las que muestran que se han conseguido dichos comportamientos. La segunda
fase trataría de responder a cuestiones relacionadas con cuáles serían las
condiciones, naturales o controladas, en las que los alumnos podrían expresar mejor
sus habilidades. La tercera referiría al establecimiento de criterios relacionados con
la cantidad, calidad, madurez, etc. En la cuarta habríamos de preguntarnos sobre
cuáles son, y cómo se identificarían, los factores que influyen en la consecución de
los objetivos. Por último, el estadio final, lo dedicaríamos a valorar las implicaciones
que de los resultados pudiéramos extraer tanto respecto de los objetivos planteados,
como de la enseñanza en general.
60
herramientas apropiadas. Eso hace, según Taba, que la enseñanza acabe
orientándose preferentemente hacia lo que sí puede ser evaluado, en detrimento de
aquellos otros aspectos que, aun siendo valiosos, se descuidan en la evaluación.
61
«Unidad del juicio evaluativo». También afecta a la validez de la evaluación. El
principal problema se plantea en la traslación de objetivos generales a específicos,
para posibilitar el análisis de las conductas que los componen. Sin embargo, como la
conducta es algo global, después tendremos que realizar un proceso inverso, de
síntesis, tal que permita integrar estas conductas parciales en aquella más amplia
que se pretendía evaluar. En estos procesos de análisis y de síntesis cobra una
especial relevancia la propia naturaleza del proyecto curricular, y la de los
estudiantes, especialmente referida a la condición social de los mismos, ya que puede
influir significativamente en las diferencias observadas tanto entre los grupos de
alumnos, como entre los propios individuos.
62
En el proceso de evaluación se deben conjugar tanto los datos obtenidos a través de
las mediciones como los recabados de las observaciones, según puede apreciarse
en la figura 9.
Los primeros otorgarán una mayor objetividad, así como la facilidad que
entraña el manejo de datos numéricos para su análisis y para la posterior emisión de
calificaciones. Los derivados de las observaciones, eminentemente cualitativos,
servirán para la evaluación; aunque representarán mayores dificultades para calificar.
Figura 10. Ciclo propuesto por Carreño para poder realizar proposiciones de
carácter operativo.
63
la del tiempo efectivamente disponible o registrado en los planes, sabremos si los
programas son realistas y factibles o ambiciosos e irrealizables.” (pág. 32)
64
Modelo de evaluación de Metfessel y Michael
Tal vez lo más destacado de estos autores (1967, págs. 931 y ss.) sea la
importancia que dan a los estadios primero -tratando de implicar en el desarrollo del
programa a todos los participantes- cuarto y quinto de su diseño, con la utilización de
múltiples criterios de medida para determinar hasta qué punto se han conseguido los
objetivos. Véase la figura 12. Si bien, deberíamos de recapacitar acerca de la
realización periódica de medidas en diferentes intervalos de tiempo, que afectaría
directamente al criterio de «continuidad» especificado por Taba (véase la figura 13)
y, por lo tanto, a la recogida de información de todo el dominio expresado con los
objetivos.
65
valor de dichos objetivos, censurándolos e incluso rechazándolos abiertamente si
atentan contra la dignidad de las personas.
66
Figura 14. Evaluación comparativa
Son diseños de evaluación en los que las conclusiones de los evaluadores son
determinantes a la hora de decidir sobre la bondad de una intervención o de un
programa educativo. Digamos que la mayor parte de responsabilidad compete a la
figura del evaluador que como «experto» emite «juicios» que serán decisivos a la
hora de mantenerlo, modificarlo o anularlo.
Para ello, unos diseños hacen mayor hincapié en unos atributos, que se toman
como criterios de la evaluación que pueden ser inherentes al propio programa. Otros,
sin embargo, agudizan el peso que ofrecen a los efectos que producen. Los criterios
intrínsecos estarían asociados a cualidades del objeto evaluado: color, peso, etc. En
nuestro caso atenderían más a las características internas de un programa de
67
enseñanza. Los extrínsecos, por el contrario, se centrarían más en los efectos
producidos o en la funcionalidad directa del objeto de evaluación, como ya hemos
apreciado en el caso de la evaluación retributiva.
Modelo de acreditación
Con anterioridad a la propia evaluación (Popham, op. cit., pág. 34 y 35), los
evaluadores definían los criterios en los que ésta se basaría. De acuerdo con dichos
criterios se les pedían a los participantes que redactaran un informe acerca de su
propio funcionamiento -autoevaluación-, hecho que generalmente era muy bien
recibido entre éstos ya que les permitía realizar una profunda reflexión sobre su labor.
Con todos estos datos, llamados «de proceso» porque se consideraba que las
condiciones en las que se desenvuelven los currículos influirían decisivamente en el
desarrollo y calidad de los programas educativos, se emitía un juicio por los expertos
otorgándoles, o no, la conveniencia de nuevas inversiones para su aplicación o
mantenimiento.
68
Figura 15. Modelo de acreditación.
Hoy en día, son los «indicadores educativos» los que, con su expansión y
desarrollo, están ocupando este decisivo papel. Tal vez podamos considerar como
los primeros antecedentes los modelos CSE de Alkin, el denominado PPBS
(Sistemas de Planificación, Programación y Presupuesto) descrito por Rivlin (1971,
69
pág. 3) como el proceso sistemático para ir obteniendo información substancial a
medida que se toman las decisiones, y el CIPP, de Stufflebeam y Guba.
Nosotros, siguiendo a Popham (op. cit., págs. 43 y ss), sólo vamos a presentar
dentro de esta categoría los dos modelos que consideramos más relevantes por la
influencia que han podido ejercer en este ámbito: el modelo CIPP y el CSE.
El modelo CIPP
70
Figura 16. Tipos de decisiones y situaciones que se toman según el modelo.
71
Figura 17. Tipos de evaluación según el modelo CIPP
72
Figura 18. Tipos de evaluación
El modelo CSE
El modelo CSE tiene sentido cuando hay que decidir entre la adopción, mejora
o extinción, de un programa educativo que ya está experimentado. Consta de cinco
estadios que van desde la determinación de los objetivos necesarios para conseguir
el perfeccionamiento del programa, a la evaluación de los resultados finales. Véase
la figura 19.
73
Figura 19. El modelo CSE
Para lo cual, en primer lugar, se trata de establecer el nivel real de eficacia del
programa y sus posibilidades de mejora. Así, el primer estadio está enfocado de cara
a la determinación de los objetivos que nos propondremos a partir del contraste entre
el nivel de ejecución real de los alumnos que siguen el programa educativo y el nivel
de ejecución teórico (el deseado o perseguido tras la correcta aplicación de ese
mismo programa). Los objetivos obtenidos como resultado de las diferencias entre
ambos niveles, real y teórico, representan lo que el modelo llama «necesidades
educativas». Véase la figura 20.
74
Figura 20. Estadio 1° del modelo CSE
75
El tercer estadio trata de detectar, valorar y hacer las modificaciones oportunas
para que durante la ejecución del programa seleccionado en la fase anterior se
minimicen las posibles diferencias entre lo planificado y su desarrollo real (evaluación
de los procesos). Como consecuencia de estos nuevos ajustes, fruto de una continua
interacción, se obtendría lo que hemos denominado «plan ajustado». Véase la figura
22.
El
estadio 4.º evalúa hasta qué punto se están consiguiendo los objetivos propuestos,
no sólo de una manera global, sino también de una manera más específica: en qué
grado cada uno de los componentes curriculares está coadyuvando a esa
consecución. En el caso de detectarse diferencias en los productos respecto de los
esperados, según se vayan produciendo, el evaluador propondrá las modificaciones
oportunas del programa para adecuarlo a lo planificado. De esta manera se obtendría
lo que hemos llamado «plan reajustado». Véase la figura 23. El último estadio trata
de evaluar los resultados finales del programa. En el caso de alcanzarse las metas
planificadas el programa será adoptado y conservado. Por el contrario, si no se logran
los objetivos propuestos y el costo no es excesivo, se pueden establecer
El estadio 4.º evalúa hasta qué punto se están consiguiendo los objetivos
propuestos, no sólo de una manera global, sino también de una manera más
específica: en qué grado cada uno de los componentes curriculares está
coadyuvando a esa consecución. En el caso de detectarse diferencias en los
productos respecto de los esperados, según se vayan produciendo, el evaluador
propondrá las modificaciones oportunas del programa para adecuarlo a lo planificado.
76
De esta manera se obtendría lo que hemos llamado «plan reajustado». Véase la
figura 24.
77
Figura 25. Estadio 5° del modelo CSE
Modelos alternativos
En nuestro caso sería el propio profesor el experto que juzga los procesos
educativos, comprendiéndolos profundamente y como fruto de esta comprensión es
capaz de describirlos, interpretarlos y valorarlos respetando el desarrollo natural de
la enseñanza.
78
La interpretación se realiza a la luz de la teoría y de la práctica, de modo tal
que ambas dimensiones se vean mutuamente enriquecidas.
79
Figura 26. Evaluación libre de metas.
80
Figura 27. Modus operandi
Evaluación comunicativa
Nos hemos fijado en este modelo, propuesto por Jesús Rul Gargallo (1994,
1995), dada la frescura que introduce dentro del debate, siempre abierto, acerca de
la evaluación. Para este autor, “hay evaluación si a través de la experiencia y de la
comunicación se produce aprendizaje valorativo, con repercusiones individuales y
colectivas, basado en datos e información objetivada.” (Pág. 70). Considera a la
valoración como una dimensión subjetiva sobre un objeto realizada a priori y la
diferencia de la evaluación en que ésta es una actividad objetiva con una finalidad
explicativa realizada a posteriori. Pero desde nuestra visión, es la importancia que le
ofrece a la comunicación humana, con todo lo que ello conlleva, el aspecto más
destacable como diferenciación característica respecto a otros modelos.
81
Dentro de su concepción de evaluación, sintetiza toda una serie de factores -
véase la figura 28- que, sin duda alguna, influyen y la condicionan, como son: la
dependencia respecto a la situación en la que se desarrolla, al contexto, la cultura,
los valores (axiología), la subjetividad-objetividad, la sistematización en la recogida y
tratamiento de la información, la facilitación para poder tomar decisiones y que éstas
repercutan en los fines (teleología) de la evaluación, de tal manera que conlleve al
perfeccionamiento. Es, por tanto, el suyo, un modelo interpretativo y sistemático que
se centra en su dimensión objetiva: “evaluar es la atribución de valores intersubjetivos
a un objeto como resultado de operaciones subjetivo-objetivas de tratamiento de
datos y de información rigurosa en un contexto específico en relación con finalidades
de conocimiento, toma de decisiones, optimización y desarrollo humano, individual y
colectivo. “(Pág. 73).
Evaluación iluminativa
Sus autores, Parlett y Hamilton (1972, 1976), rompen con la tradición empírico-
racionalista para trasladar al campo de la evaluación educativa los métodos de trabajo
propios de la investigación antropológica. El estudio holístico que proponen debe
abarcar desde el análisis pormenorizado del contexto en el que los individuos
intervienen, para descubrir la existencia de múltiples realidades que interactúan,
asumidas o no por la colectividad, a los resultados, destacando de modo especial los
procesos. Precisamente ésta es la causa de su desdén hacia las pruebas
82
psicométricas y de basarse en una metodología cualitativa, observacional, flexible de
acuerdo con el momento de la investigación y del contexto -con sus propios
condicionantes psicosociales-, negociada con los implicados, centrándose y
profundizando progresivamente en aquellos aspectos más significativos de los que
en ese «escenario» tienen lugar.
Evaluación respondiente
Pero tal vez lo más interesante de Stake no sea el cuidadoso aspecto técnico
que le confiere a su modelo de evaluación, sino la filosofía que encierra. Stake
considera que la evaluación, para que sea tal, ha de responder a los intereses y
necesidades de quienes la patrocinan (la administración, generalmente) y de aquellos
que están implicados en ella (alumnos, padres, profesores, etc.) de acuerdo con el
nivel de conocimientos de cada uno. La manera de «responder» adecuadamente a
las distintas, y a veces opuestas necesidades, está en recoger las diferentes visiones
de cada sector. Esto le confiere al modelo un avance ético respecto de otros además
de, por vez primera, un carácter ciertamente democrático.
83
Figura 29. Evaluación respondiente.
84
Como podemos advertir en la figura anterior, la competencia (c) emerge de la
intersección entre los conocimientos factuales y declarativos (saber conocer),
habilidades y destrezas (saber hacer), y actitudes y valores (saber ser).
85
Técnicas e instrumentos para evaluar
86
Técnicas para la evaluación de las competencias
Observación
Entrevista
87
Las entrevistas no estructuradas, como indica su nombre, no poseen
estructura alguna, y solamente se cuenta con una serie de temas, aspectos o asuntos
bastante abiertos, que se tratarán mediante una amplia conversación.
88
Encuesta
La encuesta tiene una clara ventaja, porque cuando no podemos realizar una
observación directa por cuestiones de contexto, o cuando tenemos muchos alumnos
a los que debemos evaluar, esta se convierte en un valioso recurso. Además, es la
metodología más adecuada para recabar opiniones, creencias e incluso actitudes,
porque, si bien los encuestados quizá no digan lo que realmente piensan, al menos
manifestarán lo que quieren que se sepa de ellos, por lo que es un estupendo
instrumento para obtener información de una gran cantidad de sujetos.
Existen dos tipos de encuestas: las descriptivas y las explicativas. Las primeras
solamente tienen la intención de conocer aspectos de la población encuestada, en
tanto que las segundas buscan encontrar variables que tengan relación con el
fenómeno a explicar. Por ejemplo, cuando pretendemos determinar los factores
asociados con la reprobación, esta técnica resulta muy útil.
Test
La palabra inglesa test es a la vez sustantivo y verbo, y significa prueba
(probar), examen (examinar), ensayo (ensayar), análisis (analizar), comprobación
(comprobar); pero también significa una vía de descubrimiento a través de
cuestionamientos o mediante la práctica de actividades que alguien realiza.
Portafolios
89
El portafolio es una estrategia de aprendizaje, docencia y evaluación, por
medio de la cual los estudiantes sistematizan las principales evidencias que
demuestran su aprendizaje de competencias a lo largo de cierto periodo, junto con la
autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación de dichas evidencias.
90
Fuente: Tobón, Pimienta y García (2010). Secuencias didácticas: aprendizaje y
evaluación de competencias, p. 168.
Para evaluar el portafolio, también es conveniente contar con una guía, que
puede ser estructurada o no, y que incluye los aspectos a evaluar que se hayan
acordado al inicio del ciclo o periodo donde se utiliza este recurso.
Los portafolios son un método importante, puesto que sirven al mismo tiempo
como una herramienta para la enseñanza y la evaluación.
Entre las cuestiones que podemos tomar en cuenta a la hora de evaluar los portafolios
se encuentran las siguientes:
• Presentación de una carátula inicial que comunique una idea del objetivo del mismo.
• Breve introducción del estudiante, en la que exprese sus intenciones, logros y
dificultades durante el desarrollo de sus competencias.
• Estructura del portafolio: división por unidades, capítulos, etcétera.
• Contenido del portafolio. Es importante ser lo más exhaustivo posible en la
presentación de los productos de aprendizaje del estudiante (videograbaciones,
ensayos, proyectos, reportes, tareas, fotografías, resultados de experimentos,
etcétera) y los productos del profesor (presentaciones en PowerPoint, apuntes) que
han contribuido a ese aprendizaje.
• Conclusiones acerca del periodo evaluado, las cuales podrían contener una
reflexión acerca de la actuación tanto del estudiante mismo, como del profesor
durante el periodo en cuestión.
91
1. Diseñar una tabla de especificaciones.
a) Competencias a evaluar.
b) Criterios/indicadores.
c) Número de sesiones.
d) Peso relativo.
e) Porcentaje ponderado.
Númer
Competenc Criterio Númer Peso Porcent
o de
ias a s/ o de relativ aje
reactiv
evaluar indicador sesiones o pondera
os
es do
Presenta un a) Introducció 2 4 1 2
proyecto de n 2
investigació b) Área
n de
etnográfica indag
ación
92
en c) Preguntas 3 3 1 3
educación. 8
generador
as
d) Método 4 2 2 6
• Participan 8
tes
• Escenario
• Procedimi
ento
e) 6 1 4 7
Procedimi 0
ento para
el análisis
de la
informació
n
f) 1 1 1
Conclusione
5
s/
recomendac
iones
g) Referencias 1 1 1
17 1 2
0 0
0
93
2. Distribuir los reactivos atendiendo a los niveles de dominio.
94
determinar las causas de esos resultados contribuirá a mejorar
tanto el proceso como la evaluación misma.
95
amplios que la suma de programas y proyectos. En un plan nacional se indica, por
ejemplo, la tasa de crecimiento de la economía que se desea alcanzar, el nivel de
educación propuesto, etc. Todo esto debería estar enmarcado en un "proyecto
nacional" que constituye (en el caso de existir) una definición de lo que se quiere
como país. En otras palabras, el plan es el parámetro técnico-político dentro del cual
se enmarcan los programas y proyectos. Un programa, en sentido amplio, hace
referencia a un conjunto organizado, coherente e integrado de actividades, servicios
o procesos expresados en un conjunto de proyectos relacionados o coordinados entre
sí y que son de similar naturaleza. Un plan está constituido por un conjunto de
programas.
96
Para aclarar estos crecientes grados de concreción y especificidad y el alcance
de cada uno de estos términos, podemos ilustrarlos con los dos ejemplos siguientes.
Plan de servicios sociales; programa de infancia y familia (como uno de los
programas del plan); proyecto: realizar un campamento de verano; actividad:
realizar una excursión; tarea: preparar la ropa y calzado adecuados.
97
El proyecto debe ser evaluado en forma permanente, confrontando el trabajo
realizado con el proyectado y analizando también el proceso de realización. También
debe ser analizado el resultado final de él, en términos del impacto que este significó
para su comunidad educativa.
Ejemplo:
Tema: Drogas
98
• Algunos documentos especializados en el tema nos indican la disminución en
el promedio de edad de inicio en el consumo de droga.
Una vez cumplidos estos pasos usted habrá identificado una laguna, un
desacuerdo, una interrogante concreta que le permitirá finalmente formular un
problema preciso.
99
• Confirmar si se dispone de suficiente información a la cual se pueda tener
acceso.
• Asegurarse de que el problema sea novedoso, de actualidad y que represente
una verdadera contribución a la comunidad educativa del establecimiento y al
cumplimiento de su misión educativa.
• Revisar información suficiente sobre el problema antes de tomar la decisión de
elegirlo definitivamente.
• Analizar que sea factible de ser solucionado.
• Verificar que no sea demasiado amplio e indeterminado ni demasiado
restringido.
Una vez seleccionado el problema es necesario plantearlo como tal. Pero ¿Qué es
plantear un problema? ¿Cómo se hace un buen planteamiento de un problema?
• Delimitación
Este paso consiste en circunscribir el problema a un medio o espacio
100
geográfico, a un ámbito determinado, a un grupo humano y a un período de
tiempo.
Partiremos del supuesto que un profesor está interesado en trabajar en el área del
Lenguaje, especialmente en lexicología.
Antes esta situación preocupante, surge la inquietud de proponer alguna solución que
permita provocar cambios importantes en el lenguaje expresivo de los alumnos.
Para poder determinar cuáles son los aspectos fundamentales que componen esta
temática y qué aspectos comprenden el problema se procede a descomponer el
problema y analizarlo.
101
• Tiempo: Período lectivo 2001-2002.
Formular los objetivos es determinar los posibles resultados que se van a obtener
para dar respuesta al problema. Para ello es necesario tener en cuenta lo siguiente:
102
4. Justificación del proyecto
La justificación es una descripción más o menos amplia que responde a las siguientes
cuestiones:
Ejemplo:
Tema: Matemáticas: Cinemática
5. Análisis de la solución
Una vez que un problema ha sido planteado, enunciado, justificado y que sus
objetivos han sido plenamente identificados, es necesario plantearse las posibles
soluciones del problema.
103
Se entiende por posible solución cualquier proposición, supuesto o predicción que se
basa, bien en los conocimientos ya existentes, o bien en hechos nuevos y reales, o
en unos y otros. Estas son las tres fuentes de una solución.
Las soluciones surgen como una tentativa del investigador para resolver el problema
que le preocupa, y por lo mismo las soluciones tienen una función claramente
orientadora del proceso de investigación, pues, nos indican el camino que hemos
debido seguir en la solución del problema.
104
7. Especificación de los recursos humanos, materiales y económicos
Ejemplo:
Tema: Pueblos indígenas
105
7.2 Recursos Materiales
Ejemplo:
Tema: Ecología
8. Evaluación
106
Una distinción que puede ayudar a la realización de la evaluación es reconocer
los diferentes momentos de la evaluación, según la finalidad:
Siempre hay que considerar que la evaluación debe permitir mirar los logros, pero
también debe plantearse como un proceso de aprendizaje, en tanto ponen en
evidencia el cumplimiento o no de las actividades que se están desarrollando,
permitiendo reorientar su ejecución.
El Objeto de Evaluación
Una de las primeras cosas que hay que tener claras es el objeto de evaluación. Con
esto estamos indicando lo que se desea evaluar. En este caso, es la innovación
educativa que se ha estado planificando. Pero, en otras circunstancias, puede ser un
medio instruccional, un software educativo, un plan de estudio, etc.
107
En esta matriz, se ha identificado primeramente el objeto de evaluación que es "Sitio
Web Educativo". Dado que algo bastante amplio, se ha procedido a analizar los
aspectos que interesa evaluar a partir de ese objeto. Entonces se ha llegado a las
dimensiones: pedagógicas, de contenido, de producción y tecnológica. Puede ser que
otro evaluador tenga otros enfoques u quiera darle un énfasis distinto a la evaluación,
por tanto las dimensiones serán diferentes. Estas dimensiones siguen siendo amplias
y una manera de aclararlas, es especificando indicadores de cada una de ellas. Estos
indicadores pueden ser cualitativos o cuantitativos, dependiendo de lo que se espera
evaluar.
Una vez definido qué se va a evaluar se hace necesario elegir o elaborar los
instrumentos y procedimientos que permitirán recoger información que posibiliten
evaluar el objeto de evaluación, medios instruccionales o el curso apoyado con
tecnología. De esta manera se podrá identificar la capacidad que tiene el medio y/o
el curso diseñado de promover aprendizajes de calidad en el alumno, en el sentido
de ser pertinentes, trascendentes, significativos.
108
Observación
Pruebas: Pre/postests
Para testar con más detalle lo que los alumnos aprenden, es importante conocer lo
que ellos debieran ser capaces de hacer al final y lo que no debieran ser capaces de
hacer al comienzo, i.e. hay preguntas pre y post que muestren puntajes de mejoría,
aislando así lo que se ha aprendido por el programa. Este es un pre/postest estándar.
Tiene que ser construido a partir de un objetivo bien definido. El pre/postest será más
informativo mientras más elaborado sea. Varias preguntas son mejores que una sola.
Entrevistas
Una entrevista no estructurada debiera usar preguntas tales como: puede usted
decirme acerca de su experiencia de aprendizaje, hay formas de cómo pudiera ser
mejorado, que tenia de bueno, que tenia de malo y así seguir con otras preguntas
que piden más detalle o ejemplos de generalizaciones hechas.
109
9. Informe final
El paso final del proyecto será la redacción del informe, el cual debe ser realizado
con claridad y objetividad.
110