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TOMADO DE : http://dtp.bligoo.cl/content/view/1145499/Shirley-Grundy-y-su-forma-de-
ver-el-curriculum.html
Grundy señala que el currículum no es un concepto o un plan diseñado para seguir pautas,
sino que es una construcción cultural que se constituye en una forma de organizar un
conjunto de prácticas educativas humanas. En ese sentido, no existiría un currículum “a
priori” sino que más bien existen creencias, relaciones sociales y contextos en donde se
llevan a cabo estas prácticas.
Para comprender esta noción de “currículum”, Grundy toma la teoría de los intereses
cognitivos de Jurgen Habermas en donde está muy presente el concepto del hombre y del
mundo. Para Habermas el interés del ser humano se orienta al placer que permite que la
especie se reproduzca. Para crear las condiciones para ello, es necesario utilizar la
racionalidad, de ahí que señala que el interés fundamental de la especie humana es el
interés por racionalidad “la preservación de la vida se enraiza en la vida organizada ante el
conocimiento, así como por la acción” (Grundy p. 25).
Habermas parte de la postura que la especie humana se orienta hacia el placer,
entendiéndose a la acción como racionalidad. Es interesante analizar la forma en que esa
racionalidad se manifiesta, la cual, por otra parte, determinará lo que un grupo social defina
y considere como conocimiento.
Este interés puro por la razón se expresa en la forma de tres tipos de intereses constitutivos
de dichos conocimientos y la acción experimentada, ya que saber y acción no son
independientes ni autosuficientes, sino que interactúan permanentemente.
Los intereses técnico, práctico y emancipador, representan los tres tipos de ciencia
mediante los cuales se organiza el saber. El técnico, incluido en las ciencias empírico-
analíticas; el práctico, en las ciencias histórico-hermeneúticas y el emancipador, en las
ciencias críticas.
“Un currículum emancipador tenderá a la libertad en una serie de niveles. Ante todo en el
nivel de la conciencia, los sujetos que participan en la experiencia educativa llegarán a saber
teóricamente y en término de su propia existencia cuándo las proposiciones representan
perspectivas deformadas del mundo… En el nivel de la práctica, el currículum emancipador
implicará a los participantes en el encuentro educativo, tanto profesor como alumno, en
una acción que trate de cambiar las estructuras en las que se produce el aprendizaje y que
limitan la libertad de modos con frecuencia desconocidos” (Grundy p. 39)
La Teoría prescribe, organiza, determina, orienta y controla, los docentes diestros aplican
estas teoría y comprueban los logros a través de sus acercamientos con los objetivos
previstos. No hay participación de los docentes ni de los alumnos en los sistemas de
evaluación.
Luego de las relaciones que establece Grundy entre las nociones Aristotélicas y los intereses
técnicos, prácticos y emancipadores de Habermas, el autor se posiciona desde el punto de
vista de la emancipación para realizar una análisis sobre el nexo que posee este término con
la postura de Habermas. En ese sentido, para Grundy el currículum emancipador es
totalmente incompatible con el técnico, pero compatible a su vez con el práctico. Se trataría
de un desarrollo anterior, aunque no necesariamente se dé naturalmente.
Para desarrollar este punto Grundy se hace parte de los postulados de Paulo Freire quien
desarrolló su trabajo principalmente en alfabetización de adultos. Este programa incluía 3
principios fundamentales: que los aprendices deben ser participantes activos en su
aprendizaje; que la experiencia de este aprendizaje debe resultar significativa para el
estudiante; y que el aprendizaje debe estar orientado en sentido crítico.
Desde este punto de vista, los estudiantes y el profesor son protagonistas en el aula,
participando de manera activa en el aprendizaje y en la construcción del conocimiento.
Desde esta perspectiva no tiene sentido hablar de la enseñanza sin aprendizaje y viceversa,
la pedagogía emancipadora, por tanto, ha de incluir en su significado el acto de enseñanza-
aprendizaje.
Otro aspecto que destaca Grundy, citando a Freire es que el modelo emancipador extrae su
significación de sus comienzos y no de sus fines, permitiendo la negociación entre alumnos y
profesores que conlleva reflexiones profundas y sistemáticas que están comprometidas con
el acto pedagógico.
“El profesor deja de ser meramente quien enseña para ser el mismo enseñado en el diálogo
con los alumnos, quienes a su vez, mientras son enseñados, también enseñan… Cada
hombre enseña al otro, con la mediación del mundo, de los objetos cognoscibles que el
profesor “posee” en la educación masificada” (freire, 1972b, pág. 53)
Se llega así el punto máximo del interés emancipador: la crítica. Así como en el técnico es la
destreza y en el práctico el juicio, la crítica es la mediación que conduce al conocimiento y a
las acciones considerables como verdaderas.
La "comunidad crítica" está formada por un conjunto de sujetos que se sienten parte de
cuestiones comunes, cuyas preocupaciones similares les permiten la interacción, a través de
la solidaridad y con la firme convicción de generar aprendizajes con los demás. En este tipo
de contexto es posible la reflexión crítica, la crítica dialéctica de los valores propios y
significativos.
Se trata de una mediación entre la teoría y la práctica, ya que la ideología opera a través de
las prácticas y a través de las ideas que informan las acciones.
El saber por lo tanto, es una construcción social, los participantes son activos en la
construcción de su propio conocimiento y esto los obliga a reflexionar críticamente, a fin de
distinguir el saber "natural" y el "cultural".
Para finalizar estas reflexiones cabe mencionar que la visión del currículum como algo no
acabado sino como una estructura creativa, generadora y generante de prácticas nos lleva
reconocer defectos de muchas concepciones teóricas.
Esto es, por cierto, posible. Pero la pregunta que surge es: ¿será ésta una manera
conveniente de tratar esa cuestión? Si las cuestiones vinculadas al currículum han adquirido
la fundamental importancia que tienen en las ciencias de la educación, ello no tiene relación
con su precisión técnica sino que, por el contrario, tiene que ver justamente con las
características de imprecisión del concepto. Más aún, lleva a pensar que la fuerza de la idea
conceptual de currículum tiene su raíz en su presunta ambigüedad, o mejor dicho en su
amplitud de mira. Esta amplitud de mira es la que ha permitido sus cambios, y que en los
últimos años se hubieran incorporado aspectos anteriormente no contemplados,
estableciendo así una muy clara diferencia con concepciones anteriores.