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!!!La Virgen María es nuestro puente entre el Cielo y la Tierra!!!

Seguramente, algunas veces nos hemos visto en la necesidad de atravesar a pie


un barranco profundo, teniendo que abrir el camino y sin ninguna ayuda.

Al final, cuando conseguimos llegar hasta lo más profundo de la hondonada,


después de haber vencido la espesa de vegetación y logramos ver el riachuelo,
nos sentimos aliviado.

Al atravesar la pequeña corriente de agua, nos damos cuenta que hasta aquí solo
habíamos bajado y ahora comenzara el verdadero esfuerzo de nuestra caminata:
Tenemos que subir toda la cuesta.

A causa del cansancio y de lo empinado del terreno, con frecuencia resbalamos


con riesgo de caer al abismo…

Y como si esto fuera poco, durante el camino, los mosquitos nos hacen la vida
imposible acosándonos sin descanso…

… aun así, podremos cantar victoria si en medio de la caminata nos libramos de


encontrar alguna serpiente amenazadora…

Cuando, por fin, después de amargos esfuerzos, conseguimos llegar a la nota,


exclamamos:

¡Qué bueno sería que construyeran un puente, así nos evitaríamos todas estas
penas!

Dios, en su infinita misericordia, creo un verdadero puente entre la tierra y el cielo.

Si, él pensó en darnos un puente para facilitar nuestra subida hasta el trono divino
y que nos evitara tantas desventuras, cansancios y angustias que continuamente
nos rodean en el profundo “barranco” de la vida.

¡Este puente de misericordia celestial es la misma Madre de Dios, María


Santísima!

Debemos tener siempre presente que el creador quiso venir hasta nosotros por
medio de una mujer; así el escogió a María por Madre suya.

Nuestro Señor Jesucristo quiere, que para ir hasta EL, usemos el mismo puente
que el cruzo para venir hasta nosotros.
Si, Dios quiso poner en el mundo, en América y en nuestra querida Guatemala un
verdadero puente que acortara la distancia abismal que existe entre la gloria del
cielo y esta tierra de exilio.

Este es el fundamento básico de la devoción Mariana... tan sencillo y tan profundo


a la vez. Al mismo tiempo que está al alcance de un niño, deja sin palabras a los
mayores sabios y estudiosos.

Aquellas que no van hasta Dios, a través del puente de la misericordia divina,
tendrán que atravesar el arduo y oscuro “barranco de la vida” y sufrir todos sus
desengaños y amarguras.

Allí encontraran muchos peligros… tendrán que enfrentar los mosquitos de las
tentaciones que los atacaran sin cesar con su aguijón indamente.

Mientras tanto, la sombra de la serpiente, que es el mismo maligno, los perseguirá


con sus acechanzas, traicioneras detrás de cada curva del camino, debajo de un
tronco o detrás de una piedra, nunca lo podrán saber…

Ante tanto peligro, ¿Por qué despreciar el puente divino que Dios nos ha tendido?

Deberíamos darle gracias, de rodillas, por habernos, dado tan buena y dulce
intercesora delante de EL, que hace muchísimo más cortas las distancias infinitas
entre el creador y sus pobres criaturas.

Gracias a la bondad de Dios, tenemos una madre, ella es nuestro puente.

Siempre que veamos la imagen de María Santísima debemos pensar: Ella es mi


defensora, y mí abogada en las causas más desesperadas; Ella es mi dulce
Madre del Cielo.

Si me acojo a ella con plena confianza, me sacara del apuro más negro, del hoyo
más profundo y de la pena más amarga.

!!Ella nunca me abandonará!!

De esta manera, siempre que sienta el abatimiento por el peso de las cruces de la
vida, podrá verla y entregarle con plena confianza, todos sus problemas, angustias
y necesidades.

Para finalizar repitan conmigo:

Acordaos ¡Oh Piadosísima Virgen María! Que jamas se ha oído decir, que ninguno
de los que han acudido a vuestra protección, implorando, vuestra asistencia y
reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado por vos. Animado con esta
confianza, a vos acudo ¡Oh Madre Virgen de las Vírgenes! Y gimiendo bajo el
peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana.
¡No desatendáis, oh Madre de Dios mis suplicas! Ante bien, inclinad a ellas
vuestros oídos y atended las favorablemente.

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios recrea en tan
graciosa belleza, a ti celestial Princesa ¡Virgen sagrada María! Yo te ofrezco
noche y día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión y no me dejes Madre
mía Amén.
Queridos Hermanos y Hermanas:

Ya estamos, muy cerca de la fiesta de las fiestas ¡LA NAVIDAD!

¿Ya se han preparado para este gran acontecimiento?

Naturalmente no les estoy preguntando si ya han hecho la larga lista de las cosas
que tiene pendiente, ni tampoco, ni tampoco si han pensado en los regalos que le
darán a cada uno, mucho menos me refiero a todo lo que tienen al comprar,
mucho menos aun si ya está preparando los detallas para la cena…

Mi pregunta tiene un sentido totalmente diferente: ¡ya le están preparando la cuna


la niño Jesús en lo más profundo del corazón?

Hoy quiero invitarles a que unamos nuestros esfuerzos al de los verdaderos


católicos que no permitimos que se paganice la fiesta del Nacimiento de Jesús en
el portal de Belén.

Si, cada año que pasa, la figura del Niño Dios, de la Virgen Madre y de Patriarca
San José, dan un paso atrás en su presencia en el corazón de innumerables
guatemaltecos.

Seguramente estarán de acuerdo conmigo que otras personas se entrometen en


el camino a la puerta de Belén, con más fuerza que los prepotentes tropas del
emperador Augusto.

De ninguna manera podemos olvidarnos que el mayor regalo que ha recibido la


humanidad en toda su historia, ha sido el nacimiento del Dios hecho hombre; él
vino hasta nosotros para consolarnos y llenarnos de Fe y de Fortaleza.

Es un Amor infinito el que mueve a Dios a hacerse un niño pequeñito para


acompañarnos en nuestros sufrimientos…

… La imaginación humana se queda corta a la hora de pensar en un regalo más


grande que el mismo Dios Eterno, Omnipotente; se haga tan pequeño, tan pobre y
que haya participado en todo de nuestros dolores, hasta morir después de un
suplicio atroz.

San Agustín nos enseña que Dios se hizo hombre para que los hombres nos
hiciéramos dioses, él se hizo carne y así no abrió las puertas del cielo. Por medio
de él nuestras faltas fueron perdonadas, y se nos abrió un enorme manantial de
gracias para nuestro bien.
Todo eso y mucho más lo hizo el amor de este niño que nació en una gruta en
Belén.

¡Por eso tenemos razones de sobras para celebrar!

Debemos recordar que el niño Jesús apareció entre los hombres en un momento
que era realmente desesperado.

El imperio Romano en medio de sus pompas y de su gloria imponía al mundo


entero una ley sin Dios, sin moral y por lo tanto sin misericordia.

La violencia era la ley suprema: simplemente las legiones del imperio


conquistaban los países que no se sometían y todos aquellos que eran capturados
en la guerra eran vendidos como viles esclavos.

Era tal cual, en el mercado al lado de gallinas, terneros y cerdos; estaba el lugar
para los prisioneros en la reciente conquista. Allí eran vendidos al que diera mejor
precio por ellos, sin ningún escrúpulo, despachando mujeres y niños de una
familia a compradores de diferentes confines del imperio…

¡En medio de la violenta ley del más fuerte, nació el Amor y la Esperanza!

Por eso la noche de Navidad, es un momento lleno de bellos sentimientos de paz,


alegría y confianza.

Todos sabemos muy bien que los días de hoy vienen cargados de negras nubes y
que pesadas preocupaciones nos desbordan constantemente.

En estos momentos recordemos que hace más de 2,000 años en circunstancias


dramáticas el niño Dios nació de la Virgen Madre trayendo el Amor y Perdón al
mundo.

En estos momentos son muchas las crisis en curso, ocupando no apenas el


Noticiario, sino interfiriendo cada vez más en nuestras propias vidas.

Bajo un prisma puramente humano, nos sentimos abandonados y todo parece


perdido, pero para quien tiene fé, debe tener certeza que cuanto mayor sea la
crisis, más bella será la época histórica posterior a ella.

El momento en que recordamos el nacimiento del Niño Jesús, debe aumentar


nuestra confianza de que caminamos para una era de cristianas bellezas
inimaginables y que a pesar de las dramáticas crisis actuales en que nos
encontramos.
Hoy más que nunca debemos tener confianza en la oración que trajo el niño Jesús
a la tierra nos traerá la anhelada Paz para nuestros corazones y para nuestros
conturbados días en que vivimos.

Que la virgen María nos alcance del niño Jesús inmensas gracias de consolación
para ustedes, hermanos y hermanas, para toda su familia en esta navidad y en el
año que se avecina este lleno de bendiciones de Jesucristo nuestro señor voz
intermedio de María Santísima que lo trajo entre Nosotros.

Que la paz de Dios este con todos ustedes.

Feliz Noche

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