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Introducción

La música colonial iberoamericana es la música que se escuchó en América


hispana durante los siglos XVI al XVIII y comienzos del XIX. El repertorio era
principalmente de dos tipos: música secular (de la vida cotidiana y no asociada
a los ritos religiosos) y música religiosa, siendo esta última de la cual se
conservan mayor cantidad de manuscritos",

En nuestro país tenemos mucha suerte, porque hay grupos que la han rescatado
y la interpretan en la actualidad utilizando incluso los instrumentos propios de la
época
La Colonia
La música popular en el periodo colonial y durante el proceso de independencia
estaba influenciada por la iglesia y por las bandas militares, pues en el país había
pocos instrumentos y pocos lugares donde aprender a tocar un instrumento.
Durante los siglos XVII y XVIII la organización musical española se hizo presente
en todo el continente Americano con rigor y uniformidad. Esta organización, regia
también para el repertorio musical que había de ser interpretado en el Reino de
Chile. Sin embargo, unos pocos entre los más adinerados, podían costear el lujo
de los instrumentos y la música europea, aun así, la música no era una prioridad
para las élites de la época.

Durante este período de tiempo se desatacaron un conjunto de compositores


coloniales, la mayoría de ellos provenientes de los distintos virreinatos -
especialmente del Perú- o directamente venidos desde España o Italia. Todos
ellos ejercían su actividad como compositores independientes o bien como
maestros de capilla en las diversas iglesias de las órdenes religiosas asentadas
en el país, especialmente en el templo mayor de Chile, la catedral de Santiago.
El fin último de la composición y recreación de la música fue la evangelización
de los naturales, aprovechándose para ello las festividades religiosas, que
acrecentaban la dominación ideológica, particularmente en aquellas zonas
donde peregrinaban decenas de misioneros provenientes de diversas partes de
Europa.

La Catedral de Santiago fue la institución más importante del que hacer musical
de la época. Además de coros, contaba con dos organistas, un grupo de
cantantes y los instrumentistas que formaban la orquesta de la Catedral. Esta
orquesta participaba, además, en actos oficiales cívicos de la ciudad cuando
eran requeridos. De hecho, en esta época, buena parte de los músicos están
ligados a la catedral de Santiago, o a conventos religiosos.

En el caso de Chile, uno de los ejemplos más relevantes de rescate de música


colonial ha sido el movimiento de interpretación de música antigua, que ha
logrado mantener un creciente interés por interpretar la música de los
antepasados hispanoamericanos y europeos, considerando de forma respetuosa
las condiciones históricas e instrumentos utilizados en esos períodos. Gracias a
ello y a la acción de los musicólogos, se ha perpetuado una preocupación que
se inició en el siglo XIX y que perdura hasta hoy.
Instrumentos

A comienzos del siglo XVIII en Chile se tocaban clavicordio, Espineta, Violín,


Castañuelas, Pandereta, Guitarra y Arpa. Solo las dos últimas se fabricaban en
Chile. A mediados del mismo siglo, Llegaron de Lima los Salterios y, a fines de
éste, los primeros pianos.

Además de unos cuantos pianos, al comenzar del siglo XIX existían en Chile
entre 50 y 60 clavecines, algunas espinetas, 20 a 30 arpas, y una innumerable
cantidad de guitarras.
Esta música, llamada a veces música antigua de Iberoamérica o música virreinal, es hoy
considerada uno de los más importantes legados dejados por el proceso de colonización
y sincretismo ocurrido entre estas dos culturas, convirtiéndose en un hito fundamental
de la memoria y el patrimonio cultural americano, revivido en cada interpretación
musical de un repertorio que se ha mantenido latente por siglos.

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