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deben ser controladas, ante la invención de las máquinas cuya posesión exige
capitalisma moderna.
para ganarse la vida. Este gradual proceso de subordinación del trabajo a los
designios del capital se consolida en el curso del siglo pasado con el afianzamiento
referencia con que el trabajador urbano podría sentir su existencia como algo
aniquilar.
acumulación privada.
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al control de la energía que provee la naturaleza se suma al carro sin freno del
progreso.
progreso.
exaltación del progreso, y por otro una visión cosifante del trabajo. Es una noción
servidumbre.
máximo atomizador.
Tal vez sea precisamente esta tensión la que hace del trabajo un fenómeno
Sin duda las condiciones materiales y sociales en que el trabajo se ejecuta pueden
Lo humano del trabajo reside, entre otras cosas, en esta tensión y contradicción,
en esta elasticidad que lo lleva a ser el mejor y el peor amigo del hombre
países.
impacto de los vínculos con el mundo externo sobre el desarrollo económico era
insignificante.
Durante la baja edad media europea, entre los siglos XI y XV, el desarrollo del
acumulación de capital.
El incipiente desarrollo económico de Europa planteó, por primera vez, una de las
Oriente.
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La presencia de los europeos en Africa, Asia y el Nuevo mundo integró, por primera
Nada semejante ocurría en el resto del mundo. De este modo, se comenzó a abrir la
brecha entre el desarrollo y el subdesarrollo, y a sentar las bases del reparto del
en las sociedades europeos y el reparto del poder dentro del continente decidieron
Desde principios del siglo XVI la historia de Europa comenzó a ser historia
mundial.
En el transcurso de los tres siglos del P.O.E.M. todas las civilizaciones quedaron
potencias atlánticas.
global
1. Oriente y Africa
2. Nuevo Mundo
3. Estados Unidos
En resumen, durante el transcurso de los tres siglos del P.O.E.M. emergió por
rpiera vez el dilema del desarrollo en un sistema global. Parte de Europa y las
Europa se convirtió así en el polo articulador del emergente orden mundial y logró
menos profunda en los asuntos internos de los países pero sin modificar sus
sociedades.
endógenos de transformación, el resto del mundo no logró resolver con éxito del
Cuando convergieron los factores tangibles del poder con los intangibles surgieron
Las informaciones, como los capitales y las mercancías, atraviesan las frontersa.
cultura de masas.
De las ruinas de las sociedades modernas y sus instituciones salen por un lado
retorno a la comunidad.
Lo que hay que percibir no es una mutación acelerada de las conductas sino la
ha vuelto múltiple.
primarios.
derrumban como los estados nacionales, por un lado invadidos por la cultura de
Gobernar un país consiste hoy, ante todo, en hacer que su organización económica y
social sea compatible con las exigencias del sistema económico internacional, en
tanto las normas sociales se debilitan y las instituciones se vuelven cada vez más
organizaciones voluntarias.
Plantea que los seres humanos ya vivimos juntos en una sociedad globalizada, que invade
en todas partes la vida privada y publica de la mayoría de las personas. Pero eso no quiere decir
que pertenezcamos a la misma sociedad o a la misma cultura, pues lo característico de los
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se forman actores que quieren ser reconocidos como sujetos. Efectivamente, en el mundo
globalizado no tiene que ser el vacío lo que reina.
Esta expresión de libertad del sujeto personal que defiende Touraine se opone a la vez a
los imperativos de la economía globalizada y al orden impuesto por los comunitarismos. Opone
un principio absoluto de libertad y justicia a quienes hablan en nombre de una racionalidad
económica o de una identidad cultural. Por eso el autor dice que es más ética que política,
porque en vez de lanzarse a una conquista se opone a una invasión, resiste desde una afirmación
de si, de la diversidad (como reconocimiento de los derechos sociales y culturales de las
minorías) y de la solidaridad; desde el sostenimiento de la dignidad de la persona, el derecho de
cada uno a ser sujeto y a que lo reconozcan como tal. La democracia así entendida debería ser
protectora de garantías, de libertades, diversidad y dignidad de los seres humanos que, más que
ciudadanos, son individuos que defienden su derecho a ser sujetos. De este modo, la base de
una nueva cultura política mundial está constituida por dos pilares: conciencia del sujeto y
conciencia de la totalidad concreta de la que formamos parte.
Al faltar una definición del adversario (el poder ya no es el de los empleadores sino el de
las grandes redes financieras, se hace inasible y dificulta el conflicto), los actores sociales no se
constituyen más que por una afirmación positiva: la de un deseo de existencia responsable y
feliz. La acción colectiva que parte del sujeto personal está más dirigida hacia sí misma y hacia
un esfuerzo de subjetivación que hacia una guerra en pos de la destrucción de un adversario.
Pero para que se formen nuevos actores sociales es necesario que se reconozca primero la
existencia de un nuevo tipo de sociedad. Si la ideología que hoy domina presenta al mundo
como un conjunto de flujos incontrolables en permanente transformación, lo que lleva a juzgar
imposible la construcción de toda acción transformadora, la acción colectiva, por el contrario, se
basa en la voluntad de cada individuo, grupo o nación de actuar sobre os hechos económicos,
construir y transformar su identidad e integración y defender su ideal de solidaridad. También es
indispensable que los intelectuales no continúen aferrándose a las categorías de pensamiento y
acción de una sociedad desaparecida, para que se reduzca el defasaje entre la nueva cultura
política en formación y los marcos ideológicos y partidarios de la vida política. Es urgente que
propongan una representación del mundo, de sus cambios y de los actores que pueden poner en
marcha una transformación de las tendencias espontáneas de afirmación del sujeto en verdadera
acción política. Por ahora, parece que las prácticas están adelantadas a las teorías.
Pero la base está en el sujeto personal y su libertad. Sin él no hay comunicación
interpersonal e intercultural posible. Se trata de combinar una experiencia vivida particular con
la acción racional para dar al individuo su libertad creadora. Se trata de una redefinición del
sujeto, de los movimientos sociales y de la política. Se trata de refundar una modernidad en base
a la comunicación de individuos y colectividades que son a la vez semejantes y diferentes.