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La ética como elemento esencial de la ciudadanía.

Las sociedades cambian, y junto con esos cambios surgen nuevas necesidades, nuevos

restos de carácter políticos, económicos, jurídicos, etc., esas necesidades y retos que presentan

las actuales sociedades van enfocadas entorno a la práctica de una ciudadanía cimentada en la

ética. En este sentido, a continuación, se tocará el tema de ética y ciudadanía visto como dos

elementos que deben fusionarse para lograr una transformación social que permita desarraigar la

corrupción que predomina en el siglo XXI. La importancia de este tema radica en que a partir de

estos dos elementos es que se construye sociedad; en la medida en que haya claridad respecto a

la condición de ciudadano, lo que esto representa y el papel fundamental que juega la ética

respecto al ejercicio de la ciudadanía, se lograrán corregir muchos errores que surgen de la

práctica ciudadana separada de la ética, como es el caso de la corrupción, la violencia. El tema

se abordará inicialmente aclarando la diferencia entre ética y ciudadanía, y a la vez estableciendo

en que punto una depende de la otra. También se mencionarán algunas precisiones históricas de

ambos elementos. Así mismo, otro aspecto importante respecto a este tópico en el que vale la

pena enfocarse es la educación; se analizará como la educación aporta a la construcción de una

ciudadanía ética y de que manera esta impacta en la política y la democracia. Por último, a

manera de reflexión se presentará una conclusión.

Para entrar en materia y hacer el contraste entre la ciudadanía y ética, se debe precisar

sobre el concepto de cada una. La ética es una rama de la filosofía de naturaleza normativa que

estudia la conducta humana en relación con el bien y el mal y la moral. Mientras que la

ciudadanía es la posición de la que goza una persona dentro de un Estado, y de la cual se

desprenden un conjunto de deberes y derechos direccionados a la edificación de dicho Estado.


En la actualidad se ha hablado en demasiadas ocasiones que para ejercer la ciudadanía de

una manera idónea debe estar ligada a la ética. Esto nos dice entonces que sin ética no hay

ciudadanía, siendo así, ¿Por qué es dependiente la ciudadanía de la ética? La ciudadanía se pone

en práctica con acciones pequeñas, desde decidir por quien votaré en las próximas elecciones,

hasta financiar los gastos del Estado, a través de los impuestos. Generalmente, el conjunto de

derechos y deberes que implica la condición de ciudadano, se encuentran consignados en la

Constitución de cada Estado, sin embargo, no basta con positivizarlos, pues ¿de que sirve que en

el ordenamiento jurídico se establezcan, si en realidad, la mentalidad de cada persona no está

encaminada a cumplir dichos deberes ni a exigir los derechos que les otorga la ciudadanía? He

aquí donde entra a jugar un papel fundamental la ética. Debe haber una reflexión frente a la

posición que se tiene dentro del Estado, y los deberes y derechos que esta implica, para que de

esta manera haya una convicción de que lo beneficioso es adecuar los comportamientos de

acuerdo a esa condición de ciudadano y, de hecho, esa convicción se materializará a través de la

moral. Es decir, si se pone en marcha una ciudadanía basada en la ética, hay más posibilidad de

que esas pequeñas acciones como elegir representante político, responsabilizarse del cuidado del

medio ambiente, pagar impuestos y demás, se hagan a conciencia y actúen en virtud a esto.

La ciudadanía se originó hace muchos años. “Aunque el concepto de ciudadanía se

relaciona habitualmente con el ámbito de la modernidad, su nacimiento se produjo realmente

mucho antes, concretamente hace unos 2.500 años, en la época de la Grecia clásica”. (Horrach,

2009, p.1). Sin embargo, este concepto con el paso de la historia, ha avanzado de tal manera que

en la actualidad es más justa, pues mientras que anteriormente la condición de ciudadano era

muy restringida y excluyente, hoy en día es más inclusiva pues no distingue sexo, condición

socio-económica, etc. Por otro lado, la ética también ha sufrido cambios a través de la historia,
hoy en día se habla de una ética basada en la libertad, que permita hacer el proceso de

transformación interna, diferenciando lo perjudicial y lo beneficioso, de tal manera que ninguna

otra persona intervenga en dicho proceso. Es decir, que cada quien cree su propia ética sin

manipulación de otras personas, y que en virtud a esta establezca autónomamente valores y

comportamientos responsables e integrales.

Uno de los elementos que ayuda en la construcción de la ciudadanía ética, es la

educación, vista no solo como la que se imparte desde la academia, sino la que se brinda en el

hogar y la autoeducación. En primer lugar, vale la pena hacerse la pregunta ¿Cómo desde la

academia se puede fortalecer la ciudadanía ética a través de la educación? Tanto en los colegios

como en las universidades, se deben abrir espacios de civismo que permita desarrollar el sentido

crítico, y a la vez, crear ética en los estudiantes. Por ejemplo, algo que se ha venido

desarrollando desde hace tiempo en los colegios son las jornadas electivas, en donde se insta al

estudiantado a elegir representantes, incentivando la participación democrática y a conciencia.

Desde la familia también se construye ética ciudadana, con los valores y el ejemplo que los

padres inculcan en sus hijos. Así mismo, desde la autoeducación se puede robustecer este

aspecto, pero ¿de que manera se autoeduca un individuo? La autoeducación consiste en educarse

a uno mismo, discerniendo que información del exterior es la que hay que asimilar pues coincide

con principios éticos, de esta forma, se evaden los conocimientos que no aportan al correcto

ejercicio de la ciudadanía.

Una adecuada formación de ciudadanía ética desde la educación podría dar como

resultado cambios positivos al Estado. “Una política basada en la igualdad y la democracia;

desarrollo social; autonomía y autogobierno; intelectualidad que valore el patriotismo, la justicia,

la equidad, la constitucionalidad y la democracia” (Rodríguez, 2014, p.3). Lo que se busca es


que, a través del fortalecimiento de la ciudadanía ética, se pueda consolidar un Estado que

cumpla con fines democráticos.

En fin, la sociedad actual necesita que los ciudadanos desempeñen su rol de acuerdo a

una ética que genere un bien común. No es aceptable una práctica de la ciudadanía desvinculado

de la ética, pues las necesidades actuales exigen que se construya Estado desde la ciudadanía

ética.
Webgrafía

 http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-73722014000400009

 http://www.revistafactotum.com/revista/f_6/articulos/Factotum_6_1_JA_Horrach.pdf

 https://www.lasalle.edu.co/wcm/connect/827abdb9-801c-4d76-8911-

20dccfc16b95/Ciudadan%C3%ADa+%C3%89tica+y+Pol%C3%ADtica.pdf?MOD=AJP

ERES&CVID=lVY2gAz&CVID=lVY2gAz&CVID=lVY2gAz&CVID=lVY2gAz

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