Você está na página 1de 18

MAESTRIA EN DESARROLLO SUSTENTABLE 2018-2019

MONOGRAFÍA I

INFORMACION DEL ALUMNO:

Nombre y Apellido del alumno:

Alessandra de Sá Barassi

Materia:

9250: Paradigma, Epistemología y Pedagogía del Ambiente y la Sustentabilidad

Producto:
Monografía 1

Título:
Paradigma, Epistemología y Pedagogía del Ambiente y la Sustentabilidad:
El Ambiente está intrínseco en nosotros y la Sustentabilidad necesita ser un valor.

Fecha:
29 julio 2018

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 1


Índice:

1. Introducción.………………………………………....……………………………...02

2. Epistemología ambiental: cuando no entendemos que el ambiente está intrínseco en


nosotros ..………………………………………………………………………………04

3. Paradigma de la sustentabilidad. De la teoría a la acción…………………………...07

4 Los rasgos de una pedagogía nueva, hacia una conciencia ambiental global………..09

5. Sustentabilidad y Consumo: los límites naturales para el crecimiento existen……..10

6. Aproximación al Proyecto. La planificación territorial como herramienta hacia un


desarrollo más sustentable………………......……………..…………………………..13

7. Últimas Consideraciones……………………………………………………………15

8. Referencias…………………………………………………………….....................17

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 2


1. Introducción:

Hace mucho que la humanidad dejó de percibirse como parte del tema ambiental.
El Ambiente viene siendo tratado como una “entidad”, a parte de los sucesos económicos,
destacado de los acontecimientos sociopolíticos y, lo peor de todo, desarticulado de los
saberes históricos culturales de los pueblos ancestrales de quienes descendemos.
No hay como cambiar esta cultura del Hombre apartado a la Naturaleza, sin que
haya una búsqueda por redefinir los valores de la sociedad actual. En el término
medioambiente, la palabra “medio”, que debiera significar el entorno, el locus en donde
estamos inseridos, ahora más bien toma sentido de “mitad”, ya que el ambiente no está
entendido como una totalidad de la cual una serie de componentes hacen parte.
Muchas culturas lidiaron mejor con el concepto de una integralidad ambiental, de
la cual todo lo que está entre cielo y tierra es parte. Pero no la sociedad contemporánea.
Esta estuvo mucho tiempo dedicada exclusivamente a la producción y al crecimiento
económico y ahora lucha por resolver el gran reto de la escasez de recursos naturales y
del exceso de impactos de la presencia humana en la Tierra.
El desafío es grande. Será necesario usar todo el potencial adaptativo de la especie
humana, con creatividad y obstinación rumbo a una nueva cultura ambiental capaz de
promover el tan deseado desarrollo sustentable.
Con tanta desigualdad social y con la cultura del consumo desenfrenado, es cierto
que implementar una cultura de sustentabilidad por veces pueda parecer algo utópico, o
simplemente una meta imposible de ser alcanzada. Pero a la vez, la historia de la
evolución humana ya nos mostró hechos impensables, con mucho menos tecnología y
saber científico de lo que tenemos ahora. De manera que para eso sirven las utopías, para
movernos hacia lo inimaginable.
Ya estamos conscientes de que todo lo que pasa en el norte, tiene reflejo en el sur.
En tiempos de mundo globalizado y de muchas injusticias socio-ambientales hay que
tener muy claro cuál es el concepto de desarrollo que queremos adoptar. De manera que
la epistemología del ambiente y la sustentabilidad necesitan estar en constante evolución.
Y este es el debate que se propone a seguir, esperando proporcionar una lectura fácil, pero
que a la vez contribuya para una reflexión crítica del lector.

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 3


2. Epistemología ambiental: cuando no entendemos que el ambiente está intrínseco
en nosotros.

Para empezar, una pregunta simple: ¿Somos todos parte del medio ambiente?
Sí. La respuesta parece obvia. De hecho muchas culturas indígenas y precolombinas
supieron mantener una relación harmónica con el ambiente del cual eran parte, en un ciclo
cerrado de producción y recuperación de recursos de la naturaleza. Pero lamentablemente
no todas las civilizaciones se han comportado con esta consciencia.
A lo largo de la Historia las percepciones del hombre hacia su entorno fueron
cambiando y prácticas y conocimientos ancestrales se perdieron. Hoy, con los modelos
económicos vigentes, son pocas las culturas que no tratan el tema ambiental como un
asunto exógeno. Y solo se pueden comprender estos cambios de comportamiento de la
sociedad contemporánea, en donde el hombre pasó a vivir destacado de su contexto
natural, conociendo un poco la trayectoria del ambientalismo.
En la perspectiva del mundo occidental, un buen recorte cronológico sería
empezar por la era Medieval, que en sus más de diez siglos de vigencia se configuró como
la última manifestación de sociedad intuitiva, previa a la sociedad cientificista. Cuando
aún no se conocía el cartesianismo, el conocimiento más bien se originaba en la
observación del cosmos y en una mística empírica. Y pese el hecho de estar apoyado en
conceptos intangibles, el conocer tenía un carácter holístico, bastante más cercano a la
comprensión de integralidad que el tema ambiental requiere. (PESCI et al, 2002).
Había en este entonces una inconsciencia consciente de la relación entre lo
material y lo espiritual. Había una contradictoria libertad en el pensamiento y una rara
comprensión de la conectividad de las cosas, aún que por una creencia descomprometida
en la omnipresencia de la intervención divina. La curiosidad del conocer era más vivida
que la necesidad del saber. Y como lo resume lindamente Rubén Pesci: “Los pájaros
podían ser dioses y los dioses pájaros. El agua bendecir, así como curar la sed.”
Con el salto a la era del saber y los avances tecnológicos vino también el olvido a
todo lo que no es tangible. Ya en el siglo XIX, emerge una organización social
esencialmente productivista. Y en respuesta a la industrialización, surgen los primeros
estudios sobre como mitigar impactos ambientales. Sin embargo, aquí cabe un primer
paréntesis (la motivación primaria de tales estudios era más que nada controlar la polución
industrial y garantizar la oferta de recursos naturales para mantener un alto volumen de
producción).

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 4


Otra motivación (genuina, pero tampoco tan noble) para investir en debates sobre
el medio ambiente, fue el miedo profundo a la escasez de alimentos y de recursos, que
los tiempos de guerra les hicieron probar al norte del mundo a meados del siglo XX.
Aunque que no se supiera todavía la dimensión y la complejidad del problema ambiental,
el modelo económico basado en el consumo, en el capital y en la apropiación
desgobernada de los recursos naturales ya se manifestaba como un factor clave para el
aumento colosal de impactos.
Con el auge de la corrida espacial, en el año 1969, se presenta al mundo el Planeta
Azul. ¡La humanidad se depara con la primera foto de la Tierra! La publicación
“Primavera Silenciosa” de Rachel Carson expone una correlación entre la salud humana
y la naturaleza, trayendo a luz el problema crecente del uso de agro tóxicos. Finalmente,
la sociedad contemporánea reconoce la unidad y fragilidad del planeta y vuelve a
sensibilizarse con la necesidad de preservación. La visión ambiental pasa a tener
visibilidad global (ONU Brasil, 2018).
Pareciera que surgía un suspiro de lucidez hacia la comprensión de la materia
ambiental. Aunque varios conceptos todavía no eran claros, o permaneciesen en
construcción, varias naciones empezaban a organizarse en conferencias mundiales por el
medio ambiente. Y en el año 1987 se publica, en Estocolmo, el celebrado documento
intitulado Nuestro Futuro Común, conocido como el “Informe Brundtland”, en lo cual se
presenta por primera vez el concepto de “desarrollo sustentable”.
El problema es que más de cuatro décadas después, si bien es cierto que mucho se
ha avanzado en el área del conocimiento y diagnóstico sobre los impactos de la ocupación
humana en la Tierra, en el campo de la acción no se ha hecho mucho. No se ha avanzado
ni en el ritmo esperado, menos en el ritmo necesario para que la permanencia del hombre
en el Planeta se mantenga por varias generaciones más.
Nosotros, los brillantes vivientes del joven siglo XXI, transbordados de saber
tecnológico, todavía no ponemos en práctica una búsqueda más consistente por un vivir
en simbiosis con la naturaleza. El escenario es de cambios climáticos profundos, fruto de
la deforestación y de la constante emisión de gases invernaderos (dicho de manera bien
simplista), que en realidad son un reflejo del comportamiento negligente de una sociedad
de consumo, basada en intereses individuales y en la flexibilización de la ética.
Sin embargo, no hay como negar que los grandes encuentros mundiales como la
Conferencia de Estocolmo, Eco 92, Rio +10 y más recientemente la Cop 21 de Paris han
ejercido un papel importante en el ámbito de la concientización colectiva y resultaron en

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 5


algunos compromisos importantes para la disminución de impactos ambientales. Pero, el
núcleo del problema sigue latente: no es posible proteger el ambiente en un contexto de
profunda desvaloración de la condición humana y de sus saberes histórico-culturales.
Términos clave comúnmente repetidos como “ecología” y “sustentabilidad”
todavía carecen de un sentido más amplio y de una constante evaluación epistemológica
hacia una reflexión profunda de como el ser humano se comporta como parte del ambiente
y cuál es su papel como individuo y como sujeto activo dentro de esta totalidad.
“El ambiente no es la ecología, sino la complejidad del mundo; es un saber sobre
las formas de apropiación del mundo y de la naturaleza a través de las relaciones de poder
que se han inscrito en las formas dominantes de conocimiento” (Leff, 2006). Así que es
necesario una comprensión mayor de la interdisciplinariedad que compone las complejas
relaciones intrínsecas entre humanidad y naturaleza.
Si por un lado, los tiempos actuales de conectividad y globalización parecieran
generar un potencial infinito de interrelaciones, por el otro la sociedad está cada vez más
fragmentada. El modelo de desarrollo instaurado “de apropiación de la naturaleza basado
en la simplificación del ambiente, y en la exclusión de la sociedad de su entorno”
(Casasola & Sada, 2007) colapsó y ya no sirve para proyectar un futuro, ni tampoco hablar
de desarrollo sustentable.
Al Hombre contemporáneo le falta reducir su presunción cartesiana y reconocer
su pequeñez delante la fuerza de la naturaleza. Y el tema ambiental debe volver a ser
tratado como una materia endógena a la sociedad, como lo hacen muy bien tantas
comunidades tradicionales indígenas. Un escenario de desarrollo sustentable no puede
detenerse en contemplar solamente lo “ambientalmente amigable”, sino que debe
incorporar todas las relaciones sociales en tiempo y espacio en sí mismas, recuperando
incluso el concepto de participación ciudadana en su sentido más verdadero.
Aquí cabe aclarar que no se trata de la práctica de una ciudadanía pasiva, cuya
representación se manifiesta solo en el instante del voto. Tratase del ciudadano como
autor de las decisiones en su comunidad, munido y fortalecido por los saberes históricos
de su cultura de origen, en una sociedad interactiva “donde los conciudadanos comparten
ideas y se complementan en acciones para llegar a ellas.” (Pesci et al, 2007).
Lo que se necesita ahora es recuperar el sentido de integralidad de las cosas, en
donde las partes del tejido social y natural no formen un mosaico inconexo, más sean
partes de un todo conciso.

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 6


3. Paradigma de la sustentabilidad. De la teoría a la acción.

Muy bien. ¡Así que somos partes del ambiente, deseamos el desarrollo sustentable
y estamos conscientes de que es necesario investir en tecnologías limpias, controlar
emisiones de gases invernaderos y proteger la naturaleza con toda su biodiversidad!
Pareciera que por fin el discurso está robusto y bien consistente, si no fuera por
un pequeño detalle: todavía no se pudo concretarlo. Y la pregunta ahora es: ¿Cómo?
Para esto no hay respuesta definitiva, o consolidada. ¡El gran reto es como
implementar la mudanza! Y aquí no se está hablando de un cambio modesto, sino que de
un cambio monumental de comportamientos y de valores individuales y colectivos.
Además, no se puede dejar de mencionar la necesidad urgente de una distribución más
justa de los recursos naturales y financieros, de manera compatible con la capacidad
productiva y de conservación de cada localidad.
¿Estamos dispuestos a cambiar de modelos económicos? ¿Queremos eliminar el
mito de que la calidad de vida está vinculada a la acumulación de riquezas? Mientras la
distribución de recursos sea desigual en el mundo y la ética sea siempre flexibilizada en
favor de los intereses de las grandes naciones, de las gigantes multinacionales y de
industrias poderosas, la respuesta a estas preguntas es un sonoro: ¡No!
Como lo define muy bien José Eli da Veiga, sustentabilidad es la legitimación de
un nuevo valor en donde el quiebre de paradigma está en desvincular la calidad de vida
del materialismo del siglo XX (Veiga, 2010). Por lo tanto sí, es necesario construir un
nuevo modelo de economía más humano. Ya que fomentar eternamente el aumento de
las relaciones de producción y consumo, como sinónimo de progreso, es totalmente
insustentable. Así como estimular el crecimiento económico como fuerza motriz de la
humanidad nos llevará a la decadencia como especie.
Existen diferentes corrientes de definición para la palabra “sustentabilidad” y en
los países de lengua hispana está además el conflicto semántico con el término
“sostenibilidad” (que en teoría es divergente del primero, ya que supone la existencia de
una fuerza sostenedora). Sin embargo, no pretendo dedicar mucha discusión a estas
diferencias conceptuales, una vez que creo más importante destacar el carácter de futuro
que todas las teorías le parecen atribuir a lo “sustentable”.
Lo “sustentable” pura y simplemente tendría un carácter de permanencia, de
garantía de continuidad hacia un futuro con potencialidades iguales, o mejores, para las

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 7


próximas generaciones. ¿Pero de que potencialidades estamos hablando? ¿Ofertas de
capital? ¿Recursos naturales? ¿Protección al Planeta?
El planeta prescinde de nuestra ayuda para “salvarlo”. De hecho, si los pronósticos
de la cosmología están correctos, en billones de años el Planeta tenderá a deshacerse en
polvo (y sinceramente no sé si nosotros tendremos alguna injerencia sobre eso). En
realidad, lo que se plantea como desarrollo sustentable es un cambio de visión sobre lo
que es bienestar y una búsqueda por evitar la extinción de la especie humana y de las
formas de vida presentes en la Biosfera en un período muy breve de tiempo.
Hay mucho que se pensar sobre cuál es el modelo que queremos replicar para
futuras generaciones. ¿Qué hacer, cuando los seis más grandes billonarios de Brasil
concentran más capital que la mitad más pobre de la población de aquel país (Revista Isto
é Dinheiro, 2018)? Definitivamente es necesario un cambio. Y una cosa es cierta: los
estándares de vida y de consumo de países dichos desarrollados no son replicables, menos
pasibles de ser adoptados como ideal de prosperidad para toda la populación del Planeta.
El ideal de prosperidad más tiene que ver con una lista bien larga de factores,
como: disminuir la inequidad social; detener la ocupación territorial desenfrenada; revisar
los procesos productivos; reducir las necesidades de consumo; aprender a reutilizar
recursos naturales; garantizar buenas condiciones de salud y recuperar la identidad y
cultura de los pueblos.
Tenemos que aprender a sacar provecho de la conectividad, la diversidad y del
rescate de los saberes histórico-culturales y utilizar este potencial incalculable para la
construcción de una nueva cultura ambiental. Estoy segura que es posible.
Si evaluamos el proceso evolutivo de la humanidad, nos damos cuenta de que el
deseo por reducir las injusticias e inequidades sociales es inherente a nuestra especie.
Estuvo representado sea por el fin de las sociedades esclavistas y la decadencia de los
sistemas monárquicos, sea por el reconocimiento a los derechos de los trabajadores y las
conquistas sociales fruto de las revoluciones liberales de los siglos XVII y XVIII.
Por lo tanto, la buena noticia es que la evolución de la especie humana tiende a
seguir caminando en esta búsqueda incesante por equilibrio y equidad. Pero, solo será
posible transformar los valores de la sociedad actual persistiendo en una reevaluación
constante de los padrones de consumo e internalizando un nuevo concepto de desarrollo
y bienestar.

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 8


4 Los rasgos de una pedagogía nueva, hacia una conciencia ambiental global.

De acuerdo a Kelmam (2010) el desarrollo humano depende de cómo las


sociedades se organizan en una determinada cultura, entendiéndose por cultura el
conjunto de signos que organizan nuestras funciones psicológicas. Y para obtener
transformaciones en estas funciones psicológicas, cada individuo necesita acceder a
componentes internos y externos que permitan recalificar signos, con base en su propio
contexto familiar, escolar e social.
Aquí quisiera detenerme: en el contexto familiar, escolar y social en que estamos
insertos. La ruptura del paradigma de la sustentabilidad está en un cambio de valores en
todas estas dimensiones de la sociedad, de manera que la conciencia ambiental pueda ser
interiorizada globalmente. ¿Cómo trabajar la educación ambiental sin que los docentes
hagan una reflexión sobre la complejidad del tema? ¿De qué sirve la enseñanza de la
protección de la naturaleza, destacada de la conciencia de que es necesario proteger
conjuntamente la dignidad humana?
Ya el mundo digital, acelerado, con un millón de estímulos audiovisuales (incluso
con experiencias 3d y sensoriales) les exige a los docentes trabajar la creatividad, con
metodologías dinámicas que mantengan la motivación de los estudiantes. Pero no se trata
de mejorar solo el aparato de herramientas pedagógicas, es necesario un constante
estímulo al pensamiento crítico.
Parafraseando a Freire (1974), la educación bancaria, depositaria de
conocimiento, de nada nos sirve. Tampoco si acepta más el concepto de educación
unilateral con una relación dominante profesor-alumno, sino que ya está más que
comprobado que el aprendizaje se da de manera esférica, en los 360º, en todas las
relaciones de la red educacional: profesor-alumno, alumno-profesor, alunmo-alunmo,
alumno-familia, profesor-profesor y familia-escuela.
Así que es necesario partir para la construcción colaborativa del saber. Lo que a
primera vista pudiera parecer un “complicador”, visto por su otra cara puede ser en
realidad un “facilitador” del cambio de valores de la sociedad contemporánea. El proceso
colaborativo de educación es un camino poderoso para romper paradigmas y puede
cumplir un rol fundamental para internalizar la sustentabilidad como un valor. En la
efervescencia intelectual de la escuela y en la curiosidad del aprendiz hay un combustible
muy potente que no se debiera desperdiciar.

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 9


5. Sustentabilidad y Consumo: los límites naturales para el crecimiento existen.

¿Somos más felices cuando consumimos más?


El deseo por tener algo (lo que sea) es una epidemia que se ha agravado
mundialmente. El marketing perverso de la felicidad contenida en una bebida azucarada
y el ideal de reino encantado de príncipes y princesas en cuentos y juguetes al estilo “Walt
Disney World” han generado una expectativa muy equivocada de satisfacción, bienestar
y prosperidad.
¿Y qué decir de los sistemas de hotel “All Inclusive” y de los tamaño “King Sise”
de los alimentos (nada sanos) que menos aportan para nutrirnos, que para dejarnos
obesos? ¿Qué decir del Fast Fashion con su nuevos modelos a cada estación que solo
contribuyen para diseminar el concepto de desechable y obsolescente? Sin hablar del
apetito descontrolado por un nuevo tipo artificial de manzana (ahora de metal, con
pantalla HD 5’’, a precio de oro).
Bajo la visión de los grandes filósofos de la historia no seremos más felices
comprando más, comendo más, ni tampoco endeudándonos más. De acuerdo a Platón
somos más felices cuando hay justicia. Y según Aristóteles justo es aquel que obedece
leyes y se contenta con su parte (PENNA, 1998). Así que no hay como dejar de hacer la
analogía en lo que se entendía como justicia social tiempos atrás y el concepto más
moderno de sustentabilidad que buscamos ahora.
En este momento de escasez de recursos del Planeta es necesario entender que el
“contentarse con su parte” propuesto por Aristóteles, en mucho se asemeja a disminuir
tasas de crecimiento, mejorar la distribución de recursos naturales y las condiciones de
habitabilidad y salud en el mundo. Ya que los índices de desigualdad son aterrantes.
El 30% de la populación mundial no dispone de agua potable y el 60% no cuenta
con saneamiento básico (UN, 2017). Sin hablar del tema hambre, en donde los índices
son todavía más chocantes. En Yemen el 70% de la populación tienen hambre severa,
seguido por Sudán del Sur con 45%, Siria y Líbano con 33% y por lo menos más cuatro
naciones con índices por sobre los 25%. Solo en Latino América, en el año de 2016, cerca
de 42 millones de personas sufrían con el problema de escasez alimentaria de acuerdo al
Informe del Estado de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Mundo. (FAO et al,
2017).
Los límites naturales de explotación de recursos existen. No podemos ignorarlos.
Pero lo curioso es que ya rompimos muchas barreras del conocimiento. La eficiencia del

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 10


agro negocio y la producción mundial de alimentos nunca fue tan grande, pero persiste la
mala distribución. Así como las energías solar, eólica y geotérmica también nunca fueran
tan avanzadas, pero siguen reprimidas por el lobby del oro negro. Donde se concluye que
no se hará nada con todo este saber mientras la búsqueda por equilibrio, equidad y por
una economía de bajo consumo no sea un valor de la sociedad.
Por otro lado, no se puede esperar ingenuamente un cambio de valores circense y
espectacular del día a la noche. La humanidad tampoco está dispuesta a dar marcha atrás
y renunciar a su Tablet, a su auto (o a un buen bife de chorizo). De manera que hay que
madurar lo que se espera de un desarrollo sustentable y quizás apostar más en productos
biodegradables, agricultura y pecuaria de bajo impacto y energías renovables.
Lo que sí, no es más tiempo de crecer en modo irresponsable. Al contrario, es
tiempo de empezar a desvincular la palabra desarrollo de la palabra crecimiento. Ya que
el desarrollo puede estar contenido en la estabilidad social, o quizás en un decrecer
responsable.
Sin embargo, existe una serie de entusiastas del crecimiento verde. Y varias
propuestas de modelos de economía como el Ecocapitalismo y el Ecosocialismo vienen
siendo defendidas como el camino correcto a seguir. Por un lado el Ecocapitalismo
sostiene la tesis que el crecimiento económico sí es compatible con la conservación de la
naturaleza, a través de cadenas productivas menos impactantes.
Por otro lado, el Ecosocialismo, fusión entre marxismo y ecología, es contra la
lógica expansiva, pero también tiende a hacer de las fuerzas productivas el vector que le
da impulso al progreso (LOWY, 2004). En mi visión, más allá del tema izquierda o derecha,
ambos modelos se apoyan de alguna manera en crecer y en relaciones de consumo.
Honestamente, todavía no estoy muy convencida de que uno u otro sea el camino ideal.
Estoy más inclinada en concordar con el economista inglés, Tim Jackson, que
cuestiona el crecimiento como forma de superar inequidades. Según él, el investir en
cadenas productivas de bajo carbono no resulta en sustentabilidad, ya que la búsqueda
por niveles infinitos de satisfacción hace que las personas vuelvan a investir el ahorro en
otros productos, alimentando el flujo continuo de consumo de la economía circular.
Jackson propone una economía con otra finalidad que el consumo, en donde las
inversiones sirvan para costear la calidad de vida. Defiende la idea de que empresas con
fines socio-ambiéntales pueden destinar parte de las ganancias de su operación para
financiar un estilo de vida más sano y creativo, con inversiones en parques, plazas, teatros
y en la protección de los activos ecológicos. Puede sonar muy utópico, pero en realidad,

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 11


ya existen empresas que lo hacen, caso del sitio web de búsqueda Ecosia, que destina el
80% de sus ganancias para proyectos de conservación. (JACKSON, 2010)
De todas maneras, independiente del modelo económico más adecuado para un
ideal de sociedad sustentable, no se puede atribuir toda la responsabilidad por un cambio
de comportamiento a la perversidad de la economía. Hay que reconocer la cuota de
responsabilidad que le cabe a cada individuo sobre los productos que compra, las
elecciones que hace y sobretodo los riesgos que asume. El consumo consciente es un tema
que también necesita ser debatido.
El ideal sería que todo productor, en todos los sectores, tuviera la responsabilidad
y el compromiso por adoptar procesos productivos limpios y sanos. Y que los derechos y
condiciones de salud de todos trabajadores estuviesen garantizados. Pero
lamentablemente en la práctica no es así. Por eso es tan importante que el individuo ejerza
también un papel de regulador de las funciones sociales, en un ejercicio pleno de la
ciudadanía.
Somos responsables (o irresponsables) cuando elegimos productos
contaminantes, cuando elegimos productos cuyo proceso productivo involucra trabajo
esclavo, o cuando optamos por la compra de productos con origen en contrabando o
contravención. Así que hay evitar el error de delegar la responsabilidad por un desarrollo
sustentable y por la protección ambiental solamente a las dimensiones política y
económica de la sociedad, hay que tener claro, sobretodo, que todos somos responsables.

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 12


6. Aproximación al Proyecto. La planificación territorial como herramienta hacia
un desarrollo más sustentable.

Proyecto: lat. projectus,us 'acción de lanzar para adelante'(DICIO, 2018).


También se encuentran en varios diccionarios otras definiciones para la palabra
proyecto, como: propósito; intención; idea provisoria; plan de futuro. Me gusta
exactamente esta: plan de futuro. ¿Cuál sería el plan de futuro que nos puede llevar a la
sustentabilidad como sociedad y especie? Claramente no tengo la respuesta, pero creo en
el plan como herramienta inductora de un futuro mejor.
En general, las discusiones políticas tienden a mirar el tema desarrollo y
sustentabilidad puramente en la dimensión de la economía. Efectivamente existen un
arsenal de teorías económicas y algunas incluso fueron mencionadas a lo largo de este
texto. Pero la dimensión territorial de la sustentabilidad es algo que no puede ser olvidado,
ni siquiera menospreciado. Planificar la expansión territorial, (o hasta mismo, la
contención de la expansión territorial) puede ser un camino muy interesante a seguir.
Algunos de los más graves problemas sociales están relacionados a las
concentraciones urbanas y a la mala distribución de servicios de salud, saneamiento,
acceso a educación y oportunidades laborales. Asociado a esto está el problema de la
movilidad urbana, la contaminación del aire, las epidemias y la violencia. ¿Por qué
entonces no hacer el intento de contener estos males en localidades pequeñas, en donde
los niveles de conflictos sociales todavía son reversibles? ¿Revertir todo lo que estos
problemas significan en costos para la sociedad no sería también un modo de favorecer a
la economía?
Creo que sí. Creo que hay ahí un instrumento poderoso de recuperación de la
dignidad social y, por consecuencia, de la conquista del bienestar. Obviamente la
planificación de algo no es un ejercicio simple, ya que hay que cuidar para no perder la
esencia de la espontaneidad (en su dimensión libre, orgánica y mágica, inherente al
transcurrir natural de las cosas), pero tampoco se puede perder de vista el foco de hacia
dónde se quiere llegar.
¿Cómo hacerlo?
Bien, no tengo la pretensión de presentar una receta hecha, un queque de
soluciones para los problemas urbanos. ¡Menos todavía para los problemas de la
humanidad! Pero sí creo en propuestas que más tienen que ver con aprender, que con
enseñar, a como las personas pueden vivir de manera más digna. En mi visión eso se hace
con un trabajo intenso de observación de los comportamientos y de las vocaciones

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 13


naturales de cada territorio, para a partir de ahí construir lineamentos de sustentabilidad
local.
Sí, creo mucho en la “localidad” y en el rescate de la identidad de cada
agrupamiento humano. ¡Somos diferentes! ¡No es sin razón que tenemos diferentes
colores de piel, diferentes pelos, diferentes instintos y saberes, como todos los otros
animales del planeta! Somos lo que comemos, el calor que sentimos, los gustos que
conocimos y somos sobretodo un reflejo del ambiente en que estamos, tal cual los osos
polares y pardos.
Tenemos que volver a reconocer localmente los alimentos, las vestimentas y las
costumbres que son adecuadas al nuestro bienvivir en harmonía con la naturaleza. Pero
eso no se hace de manera tan simple. Claramente es más difícil contornar problemas de
las megalópolis modernas, que tratar de evitarlos empezando por las escalas más
pequeñas.
Y volviendo al carácter integral y holístico que el tema ambiental debe tener,
juntamente con el tema territorial, hay que se pensar los temas educacional y laboral de
los agrupamientos humanos, hacia situaciones más autónomas de existencia. Ahí cabe
destacar la necesidad de un carácter holístico e interdisciplinario de acciones.
El proyectar un futuro más sustentable, bajo el concepto integrado de justicia
socio-ambiental, debe por lo tanto contemplar soluciones sistémicas. Soluciones que
favorezcan el diálogo social, que permitan la práctica de la ciudadanía y que promuevan
el desarrollo humano a través del acceso a la capacitación y a oportunidades laborales en
unidades autónomas, independientes de los grandes centros urbanos.

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 14


7. Últimas Consideraciones

Vivimos un momento excepcional de la humanidad, en que el saber científico nos


permite hacer uso de tecnologías renovables, generar procesos productivos de bajo
carbono, transportarnos en vehículos verdes y maravillarnos con “el internet de las cosas”.
Todo eso es fruto de nuestra creatividad y del trabajo arduo de varias
generaciones, pero son estrategias de bienvivir con un abordaje extremadamente
cientificista. Es necesario más. En una dimensión más humana, es necesario un cambio
profundo de valores. Y en una dimensión más divina, es necesario percibir y recuperar la
magia de la vida.
Como especie conquistamos en los últimos siglos avanzos increíbles, entre ellos
un espectacular aumento de la expectativa de vida. Pero como individuos no estamos
proporcionalmente más sanos, ni más felices. El materialismo nos está quitando partes
importantes de la nuestra esencia. Nuestra intuición, nuestra capacidad de tener empatía,
nuestra percepción hacia lo que transciende la ciencia y más bien tiene que ver con el
alma.
Para eso, reconocernos como parte del ambiente es fundamental. La búsqueda por
un rescate de la integralidad del ambiente debe seguir siendo parte de las propuestas para
una sociedad sustentable: más humana, más conectada, participativa y en simbiosis con
la naturaleza.
Somos todos vecinos en un mismo planeta, que nos acoge y nos nutre. Y en este
sentido es bello que la globalización exista. Pero que exista en lo que es la
democratización del acceso a la diversidad de paisajes, de la ciencia y de las culturas, en
un intercambio transformador de ideas y saberes.
Paradoxalmente es necesario un esfuerzo para que el mundo globalizado no
signifique la masificación de soluciones, presuntamente universales, ni tampoco la
supresión de la identidad de cada pueblo. Es necesario respetar la línea tenue entre
colaboración e intervencionismo.
Discúlpeme caro lector, pero también hacen parte de mis últimas consideraciones
un listado de preguntas, sobre las cuales no tuve la madurez (o quizás el talento) en
contestar. Pero estoy segura que, aun así, hay que dejarlas registradas como un ejercicio
de reflexión: ¿El crecimiento es inevitable? ¿La única forma de alcanzar desarrollo es por
las vías de la economía de mercado? ¿Es posible tener sustentabilidad en una sociedad

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 15


esencialmente productivista? ¿Qué pasaría se todas los pobres tuviesen acceso a una
mejor condición de salud, trabajo y poder de compra, sin un cambio de valores?
Y finalmente la pregunta más importante: ¿Tenemos la capacidad, como especie, de
encontrar caminos que nos lleven a una sociedad sustentable, más justa y sobretodo más
feliz? Para esta última sí creo que tengo respuesta, porque se trata de tener fe en la
humanidad. Y esto, en mi condición de humanista siempre se va a mantener.
Tenemos mucho potencial para aprender y enseñar nuevos caminos. Llegamos en
donde estamos (como evolución de la especie) gracias a nuestra extraordinaria capacidad
de organizarnos y protegernos socialmente. De transmitir saberes a través de los tiempos.
De educarnos y transformarnos continuamente en seres mejores y más humanos. Sí,
tenemos límites naturales para el crecimiento en el plano físico, pero en el plano de las
ideas nuestro potencial para el desarrollo es infinito.
Entre todo eso, creo que un buen comienzo, hacia una nueva cultura ambiental, es
el reconocimiento del medioambiente como una trama de la cual todas las relaciones
humanas, sociopolíticas e histórico-culturales, también hacen parte y deben coexistir en
simbiosis con la naturaleza. Conscientes de eso, nos falta ahora empezar a trabajar un
nuevo concepto de desarrollo, menos vinculado al capital, y más bien direccionado para
las potencialidades humanas.

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 16


Referencias:

ABNT. Associação Brasileira De Normas Técnicas - ABNT. NBR 10520. Informação e


documentação - Citações em documentos - Apresentação. El autor, 2002.
Disponible en: www.abnt.org.br

ABNT. Associação Brasileira De Normas Técnicas - ABNT. NBR 6023. Informação e


documentação - Referências - Elaboração. El autor, 2002.
Disponible en: www.abnt.org.br

BRASIL, Entenda o conceito de 'Justiça Social' - Governo do Brasil.


Online. 2017. Acceso en 20/07/18. Disponible en:
http://www.brasil.gov.br/editoria/meio-ambiente/2010/01/justica-social

CASASOLA, P.M. & SADA, S.G. Prólogo. In: PESCI, R et al. Proyectar La
Sustentabilidad. Enfoque y Metodología de FLACAM para Proyectos de Sustentabilidad.
Colección Sustentable. Vol. 2. 1a ed. - La Plata: Editorial CEPA, 2007. Prólogo, p. 9-11.

FAO; FIDA; OMS; PMA & UNICEF. El estado de la seguridad alimentaria y la


nutrición en el mundo 2017. Fomentando la resiliencia en aras de la paz y la seguridad
alimentaria. Roma, FAO. 2017. Disponible en:
http://www.fao.org/americas/noticias/ver/pt/c/1037691/

FREIRE, P. Pedagogia do Oprimido. 1a ed. – Rio de Janeiro, Ed. Paz e Terra, 1974.

JACKSON, T. Reality Doses for the Economy. TED TALK Online. 2010. Acceso en
26/07/18. Disponible en:
https://www.ted.com/talks/tim_jackson_s_economic_reality_check?language=pt-br

KELMAN, C.A; Desenvolvimento humano e singularidade na perspectiva histórico-


cultural. In: MACIEL, D.A; BARBATO.S. Desenvolvimento Humano, Educação e
Inclusão Escolar.2ª ED. Brasília: UnB, 2010, Capítulo1, p. 11-24.

LEFF, E. Aventuras de la Epistemología Ambiental: de la articulación de ciencias


al diálogo de saberes. Ensayo. México. Ed. Siglo XXI. 2006.

LOWY, M. ¿Qué es el Ecosocialismo? Online. Acceso en 27/07/18. Disponible en:


http://www.minea.gob.ve/wp-content/uploads/2017/08/Qu%C3%A9-es-el-
Ecosocialismo.pdf

MANZONI, R.J. A desigualdade nossa de cada dia. In: Revista Isto é Dinheiro. Online.
Acceso en en 20/07/18. Disponible en:
https://www.istoedinheiro.com.br/a-desigualdade-nossa-de-cada-dia/

PENNA A. G. Considerações Sobre a Teoria da Justiça Social


Revista EMERJ, Vol.1, n.1, 1998. Online. Acceso en 24/07/18. . Disponible en:
http://www.emerj.tjrj.jus.br/revistaemerj_online/edicoes/revista01/revista01_171.pdf

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 17


PESCI, R.; PEREZ, J.H.; PESCI, L. De la Prepotencia a la Levedad. FLACAM
Paradigma y pedagogía para la sustentabilidad. Colección Sustentable. Vol. 2. 1a ed. - La
Plata: Ed. CEPA, 2002.

______________________________. Proyectar La Sustentabilidad. Enfoque y


Metodología de FLACAM para Proyectos de Sustentabilidad. Colección Sustentable.
Vol. 2. 1a ed. - La Plata: Ed. CEPA, 2007.

UNITED NATIONS. Water Global Analysis and Assessment of Sanitation and


Drinking”- GLAAS 2017 Report. World Health Organization. Online. 2017. Acceso en
en 20/07/18. Disponible en:
http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/254999/9789241512190-
eng.pdf;jsessionid=57AF613141D83A2DEA5946F31DC5EA9D?sequence=1

VEIGA, J. E. da. Sustentabilidade: a legitimação de um novo valor. São Paulo, SP. Ed.
SENAC, 2010.

Maestría en Desarrollo Sustentable 2018-19 | Monografía I – Alessandra Barassi 18

Você também pode gostar