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Si tuviera que escribir una breve historia de la ética destacaría, sobre todo, cuatro momentos
fundacionales. Esos cuatro momentos los constituyen: la ética griega, particularmente la
aristotélica; las éticas helenísticas y de la antigüedad tardía, en especial el estoicismo (aunque
en relación dialéctica, en las tramas finales de la antigüedad, con el gnosticismo y el incipiente
neoplatonismo); las éticas específicamente modernas, particularmente la que deriva del gran
"giro copernicano" de la filosofía crítica (Kant), que es parcialmente contestada por la ética
hegeliana, fundada en el concepto de inter-subjetividad; y las corrientes éticas que se encuadran
dentro del gran "giro lingüístico" de la filosofía contemporánea, y en especial las que aparecen
esbozadas en los escritos de Wittgenstein.
Ética Estoica. El mérito de la ética del Pórtico estriba en sustentarla, por vez primera, en un
concepto clarificado en relación a lo humano. Los estoicos no definen al hombre en referencia
al marco clauso de las instituciones griegas o de la ciudad-estado, con su diferenciación entre
"libres" y "esclavos". El hombre ya no es para los estoicos una "animal político", como en
Aristóteles (donde la polis hace referencia de modo restrictivo a la ciudad-estado), sino que se
define como "ciudadano del mundo" y como "animal ecuménico" (Crisipo). El restrictivo antiguo
concepto griego de polis queda, pues, sustituido por la cosmo-polis o la oikumene. Y en ella,
todo agente, por el solo hecho de ser humano, aparece cualificado como posible agente ético
(sea cual sea su posición sociológica, sea la de esclavo o la de emperador). En el segundo
momento, por tanto, se descubre la base en la cual puede inspirarse lo ético, que es la condición
humana, o lo humano como condición y naturaleza de carácter universal. 3 La gran corriente
agnóstica rebate y contesta el determinismo fatalista y resignado de la ética estoica en la
antigüedad tardía, la cual asume las mismas premisas ecuménicas del estoicismo, pero
extrayendo de ellas unas consecuencias inversas. En lugar de propiciar una conciencia y un
sentido de pertenencia a ese ámbito ecuménico que constituye el mundo, y la consiguiente
definición del sabio como "ciudadano del mundo" y "cosmopolita", el gnosticismo alienta la
conciencia y el sentimiento de radical extranjería en relación a un mundo que se supone falt de
racionalidad y carente de significación divina. A ese mundo se lo conceptúa como "pura
vaciedad". El gnosticismo propicia una conciencia de enajenación y extranjería respecto del
mundo en razón de hallar ser enmarcado dentro de un Límite que lo escinde y separa de la
trascendencia divina (conceptuada por los gnósticos valentinianos como la plenitud o el
pleróma). Con Plotino y el neoplatonismo se alcanza una mediación entre estas figuras de la
antigüedad tardía. Frente a una orientación como la gnóstica que no propicia ninguna ética,
reformula la doctrina clásica de las virtudes como condición de felicidad o buena vida. Pero las
reflexiona de un modo radicalmente anti-clásico: no son virtudes armonizables con la polis. Son
más bien hitos de la "purificación" del alma que posibilita su "conversión": su giro en dirección
a las hipóstasis supremas de la Inteligencia y la Unidad, que culminan en la unión y trascendencia
mística. Esta reflexión de Plotino inaugura la subordinación medieval de la ética a esa
trascendencia (mística) que puede, luego, perseguirse en los grandes movimientos místicos,
espirituales y filosófico-teológicos de la edad media (tanto cristiana como islámica y judía).