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EL CATACLISMO DE DAMOCLES

La naturaleza autodestructiva de la humanidad es abrumadoramente


sorprendente. Pese a los avances tecnológicos, los logros científicos y los
progresos en el campo del conocimiento y el saber la humanidad se halla en
riesgo de extinción inminente y permanente, debido a su propia pericia y su gran
apego por las armas y la guerra. Incluso en épocas de paz la humanidad es
incapaz de dejar de construir armas y estas cada vez son más peligrosas, con el
poder de causar una aniquilación global de la vida.

No fue suficiente el horror y la miseria que produjeron las dos grandes guerras
que se vivieron en suelo europeo para que la comunidad de naciones pusiese un
alto al belicismo y al permanente deseo de poder y agresión.

Cada día se proyecta y ejecuta la construcción de una nueva arma y mientras


existen miles de voces que salen marchado por las calles en favor de la paz y en
contra de la guerra los líderes del mundo se encuentran en un campo de pruebas
para visibilizar el poder destructivo y la eficiencia de una nueva bomba que se
construye. Tal parece que los caciques mundiales se hallan complemente ciegos
o simplemente subestiman el riesgo de la amenaza nuclear. Múltiples cumbres,
acuerdos y convenciones se han hecho para discutir el tema de las armas de
destrucción masiva, los países poseedores de estos desquiciados instrumentos
de muerte se niegan rotundamente a desarmarse si su oponente no lo hace
también y así continua este juego maligno a la espera de su gran ebullición.
¿Llegará el día? ¿Ocurrirá la gran explosión? Eso es algo que nadie puede saber,
pero, si está claro el riesgo que significa la posesión de armas que pueden
provocar la desaparición parcial o absoluta de la vida en manos de naciones y
líderes volubles e incompetentes. Es triste pensar que la vida como la
conocemos puede solo desaparecer con presionar un botón.

BERNARDO JOSÉ COAVAS 13/02/2019


Ya García Márquez en 1986 es uno de los que advierte al mundo el peligro que
se cierne sobre sí mismo. Para este objetivo utiliza una conferencia en México
en donde se hallan representantes y líderes de naciones importantes. A su
intervención le llama el cataclismo de Damocles para comparar la ingenuidad y
la ambición de poder de este personaje griego con la época actual de la
humanidad que se debate entre el miedo y la seguridad que pueden brindar las
armas. Al igual que Damocles, la humanidad por sus interminables deseos de
poder se ha construido una enorme guillotina que pende de un fino hilo sobre
su cuello.

García Márquez tiene la pretensión de concientizar y comprometer a los


representantes de las naciones más importantes a que se opongan a la creación
masiva de armas nucleares. Su documento escrito va dirigido no solo a la
comunidad de naciones sino también al público en general, aquel que se
preocupa por la seguridad propia y la de sus hijos. Tiene la intención de
convencer a la humanidad de que vive sentado sobre una bomba de tiempo y de
que el riesgo de extinción es una fuerte posibilidad. Además, expresa a través
de datos y estadísticas la cantidad de dinero que los países invierten en la guerra
y la producción de armas, pudiendo perfectamente desviar esos recursos a la
población más necesitada de los distintos países del mundo.

Ver como miles de millones de personas sufren la pobreza, la miseria, la


enfermedad y la ausencia de asistencia escolar y e insuficiencia en salud es algo
realmente deprimente. La situación es dramática y aquellas naciones y
organismos internacionales que pueden solucionar la situación solo se
preocupan por invertir sus recursos y esfuerzos en la locura armamentista. Que
elocuente resulta la indolencia y la indiferencia de quienes podrían paliar un
poco las problemáticas mundiales ¿Qué le pasa a la humanidad? ¿Qué les

BERNARDO JOSÉ COAVAS 13/02/2019


sucede a los líderes? ¿De dónde nace ese afán de destruir? ¿Porque la ambición
y las ganas de prevalecer sobre los demás son más importantes que ocuparse de
los problemas que vive su propia especie? Y eso que García Márquez no incluye
en su discurso el daño que la sociedad ha provocado en la naturaleza, la cantidad
de especies extintas, la deforestación, la contaminación, el calentamiento global
etc. Así se podrían seguir enumerando los grandes logros de la humanidad,
quizá sería mejor para el resto de las especies y para la naturaleza que la
humanidad desapareciera así se tenga que pagar un alto precio por ello.

Desde la ética, aquel elemento que rige y juzga nuestras acciones, el que la
humanidad intente suicidarse resulta muy contradictorio. Se debe promover la
vida y sin embargo la muerte parece más seductora. El amor, la fraternidad, el
altruismo, la amistad son valores ajenos a la lógica del ser humano que solo se
agrede recurrentemente y que todo el tiempo se niega a socorrer a sus hermanos.
Prevalece el egoísmo y la ambición.

¿Cómo puede tener justificación la existencia de armas de destrucción masiva?


A menos que la humanidad se prepare para un enfrentamiento con un enemigo
extraterrestre o quizá que construya misiles para destruir asteroides que se
acercan a la tierra la creación de este tipo de armas no tiene ningún sustento.
Solo existen para determinar que nación prevalece por encima de otra.
Éticamente no se puede juzgar esta situación, aquí solo existe bestialidad e
irracionalidad absoluta.

García Márquez si aún viviese se encontraría pasmado y horrorizado por el


avance de la locura armamentística, en la década de los 80 aún se sentía con
fuerza el rastro de la guerra fría y los portadores de muerte que sobresalían eran
solo Estados Unidos y Rusia, hoy día existen varios países que portan estos
demenciales instrumentos, algunas en manos de líderes inestables y agresivos,

BERNARDO JOSÉ COAVAS 13/02/2019


algunas con el poder de destruir un país entero. “Que panorama tan triste y
desolador” expresaría García Márquez si aún estuviera vivo. Por fortuna ha
perecido y no puede presenciar esta barbarie.

Por último, solo cabe resaltar la valentía y la determinación que tuvo García
Márquez al atreverse a advertir a las naciones y al mundo sobre el peligro de las
armas y la guerra. Es admirable su deseo por ver un mundo en desarme y
solucionando sus verdaderas problemáticas. El desarme en aras de rearmar al
mundo con esperanza e ilusión por un mejor porvenir.

BERNARDO JOSÉ COAVAS 13/02/2019

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