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Título: Adopción: la importancia de una lectura de lo singular como punto de apoyo del
interés superior del niño
Autor: Muñoz Genestoux, Rosalía
Publicado en: RDF 2018II, 09/04/2018, 175
Cita Online: AP/DOC/150/2018
(*)
I. Introducción
El análisis del presente caso es un puntapié para repensar algunas cuestiones del instituto de la adopción a
más de dos años de vigencia del Código Civil y Comercial de la Nación.
Sin lugar a dudas, en el análisis de las diferentes controversias que pudieran plantearse en la aplicación de la
norma, no debemos dejar de entender cuáles fueron las motivaciones para establecerlas de ese modo y cuáles las
vías excepcionales para hacer efectivo, en este caso, el derecho del niño a vivir y desarrollarse con la familia
que lo alojó y lo ahijó.
Tal como expondré más adelante, los requisitos establecidos en el Código Civil y Comercial de la Nación a
los adoptantes tienen por objeto regular uno de los aspectos de la adopción, instituto por demás complejo.
De esta manera, los arts. 611 y el 634 prevén, en el primer caso, la posibilidad de que "La transgresión de la
prohibición habilita al juez a separar al niño transitoria o definitivamente de su pretenso guardador, excepto..."
y, en el segundo, la nulidad absoluta del acto.
Es en el análisis constitucionalconvencional donde estas reglas pueden verse flexibilizadas o, como en el
caso, suplidas en pos de garantizar al niño su superior interés.
II. Plataforma fáctica
El fallo objeto de comentario tiene lugar ante la presentación que realizó el matrimonio de H. R. T. y G. T.,
donde promovieron demanda de adopción plena del niño B. J. S., de 6 años de edad, nacido en la ciudad de
Rosario. Cabe destacar que este matrimonio ya tenía, de fecha 30/11/2016, en autos "T. H. R. y otros s/ guarda",
la guarda con fines de adopción del niño y, una vez cumplido el plazo total de ella, solicitaron la adopción.
Señala la jueza de trámite del Tribunal Colegiado de Familia Nº 7 de Rosario, Dra. Andrea Mariel Brunetti,
que la historia de B. junto a esta familia comienza años atrás, a sus diez meses de vida, momento en el que es
acogido por los pretensos adoptantes a través del sistema de protección integral ley 12.967, ante la grave
situación de vulnerabilidad en la que el niño se encontraba.
En el desarrollo del fallo se deja constancia de que, si bien se procuró la vinculación de B. con su
progenitora, esta fue infructuosa, así como también el intento de ubicar familia ampliada que pueda ocuparse del
cuidado del niño.
Se señalan cumplidos tanto la edad mínima para ser adoptantes como la diferencia de edad exigida por la ley
sustantiva entre ellos y el adoptando, art. 599 del Cód. Civ. y Com., así como la acreditación de la residencia
permanente en el país de los actores (art. 600 del Cód. Civ. y Com.).
Por otro lado, señala la magistrada que "respecto de la exigencia de la norma del art. 600 inc. b]) en cuanto a
encontrarse inscritos los solicitantes en el Registro de Adoptantes, merece un detenido análisis".
En efecto, el matrimonio no pudo, durante el período en el que acogía a B., realizar la inscripción en el
Registro. La inscripción no se pudo efectivizar dado que "la particular circunstancia por la cual los actores
asumieron el cuidado de B. hace cinco años atrás, por decisión del propio Estado a través de su Poder Ejecutivo,
motivó la negativa del Registro respectivo órgano también perteneciente al Poder Ejecutivo a cumplimentar con
la manda judicial de inscripción al mismo por parte de los referidos".
En atención a ello se realiza una extensa argumentación a favor de otorgar la adopción con carácter de plena
y manteniendo el vínculo con su hermano S., considerando inaplicables literalmente al caso los arts. 600, inc. b);
611, in fine, y 634, inc. h).
Entendiendo la sentenciante que las constancias obrantes en autos —informes periódicos en los distintos
expedientes, entrevistas con el matrimonio y con B., etc.— son suficientes elementos para considerar al
matrimonio en condiciones de hacerse cargo del cuidado del niño.
III. Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos. Acerca de los requisitos que deben
cumplimentar los pretensos adoptantes
Tal como se señala en la sentencia, el Código Civil y Comercial, en su art. 594, define a la adopción como
"una institución jurídica que tiene por objeto proteger el derecho de niños, niñas y adolescentes a vivir y
desarrollarse en una familia que le procure los cuidados tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y
materiales, cuando éstos no le pueden ser proporcionados por su familia de origen". Es decir, la institución de la
adopción fue instaurada en pos de habilitar que los niños, niñas o adolescentes que carecían de una familia —
que pueda por diversos motivos cuidarlos, educarlos y procurar su desarrollo integral— puedan tener una.
Dice al respecto el Dr. Raffo que "...este posicionamiento fija las bases de toda la construcción normativa
sobre la adopción: 1) que es un derecho de los niños y las niñas; 2) que está constituido por la protección y los
cuidados especiales brindados por una familia distinta a la de origen; y 3) que solo procede cuando su grupo
primario no puede garantizarlos" (1).
De este modo, al regular el instituto de la adopción, el Código Civil y Comercial estableció como uno de los
requisitos de la/s personas adoptantes, en el art. 600, que se encuentren inscriptas en el Registro.
La ley 25.854 crea el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA) (2), que
depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con el objetivo de conformar una red de registros de
aspirantes a guarda con fines adoptivos que se encuentra integrada por los distintos registros provinciales (art. 1º
del dec. 1328/2009).
El art. 7º de la citada norma expone que la inscripción se realiza en el "Libro de Aspirantes" ante los
profesionales idóneos del organismo designado por cada jurisdicción correspondiente a su domicilio. En su inc.
c) establece como parte de los datos mínimos del legajo "evaluaciones jurídica, médica, psicológica y socio
ambiental de los postulantes y su núcleo familiar inmediato". Tal como observamos, el Registro hace más que
recabar los datos de los pretensos adoptantes: exige y realiza distintas evaluaciones de ellos.
En este sentido, cuando las personas no realizan la inscripción en el Registro, tampoco se cumple con las
evaluaciones correspondientes. Es por ello que en el fallo en análisis la jueza manda realizar una evaluación al
equipo interdisciplinario del juzgado interviniente para determinar la idoneidad de los adoptantes.
Señala acertadamente la Dra. Mariela González de Vicel: "No cabe duda alguna de que el Código privilegia
como método de selección al que prevé la participación del Registro de Adoptantes". Esto queda demostrado, tal
como hemos citado con anterioridad, no solo en el art. 613, sino también en el inc. h) del art. 600, el inc. h) del
art. 634 (nulidad absoluta). Agrega la jurista: "...sino así también del inc. c) del art. 609 que dispone que en la
sentencia de declaración de situación de adoptabilidad debe disponerse la remisión del o los legajos
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seleccionados por el Registro de Adoptantes y el organismo administrativo que corresponda..." (3).
Cabe aquí hacer algunas consideraciones. Consta en la sentencia que el matrimonio de H. R. T. y G. T.
pretendió en un momento inscribirse en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines de Adopción,
siendo esto negado por el organismo en base a que informa la directora del Registro que este "no acompaña los
procesos de vinculación preexistentes y que se den dentro del marco de regularización de vínculos y/o
regularización de situaciones de hecho, como así tampoco realiza evaluaciones psicosocioambientales a los
aspirantes que actúen dentro de él, ya que estas vinculaciones fueron autorizadas y/o realizadas por fuera de la
órbita de la competencia y actuación de este organismo...".
Entonces observamos una incongruencia del mismo Poder Ejecutivo, el que, por un lado, y a raíz de la
situación de vulnerabilidad vivida por B. en su familia de origen, opta por la separación del niño del núcleo
familiar y su alojamiento con una familia de acogimiento —familia que, estimo, fue evaluada en forma positiva,
para desarrollar tan importante rol en la vida del niño— y luego se niega, no solo a inscribirla, sino también a
evaluarla al momento en que solicitaron la guarda con fines de adopción.
Otro punto a considerar es cuál fue el objetivo del legislador al imponer como requisito la inscripción en el
Registro. A todas luces, el objetivo de la inscripción no tiene un fin meramente registral. Tal como lo hemos
adelantado, la inscripción debe ser completada con las evaluaciones pertinentes, toda vez que el/la juez/a debe
elegir a los mejores padres/madres adoptivos/as que pueda para ese/a niño/a y eso se puede dar únicamente
sometiéndose a la evaluación realizada por profesionales capacitados para tal fin.
En esta línea, la doctrina señaló que "la sola inscripción es insuficiente para discernir la guarda para
adopción; que es necesario que a la registración e inscripción le siga la evaluación por los equipos técnicos; que
se cumplan los requisitos administrativos y que el organismo lo apruebe" (4).
Por otro lado, no debe eludirse que en el Código Civil y Comercial se procuró evitar las "guardas de hecho"
que años más tarde se intentaba regularizar, habiendo el/la niño/a —protagonista del proceso de adopción—
generado un vínculo afectivo profundo con quienes lo/la cuidaron a lo largo del tiempo.
Es dable destacar que el caso que nos convoca no responde a una "guarda de hecho" en el sentido del art.
611, Cód. Civ. y Com. Si bien el vínculo que ostentan se inició en 2012, ello fue a partir de una medida
excepcional, ley 12.967, es decir, el Estado controló y dispuso que los pretensos adoptantes tenían aptitud para
cuidarlo y alojarlo a los 10 meses de edad. Más aún, durante los años subsiguientes, excluyendo el intento de
alojarlo junto a la familia con la que residía su hermano, no consta que se haya intentado que el niño tenga otra
familia.
En otras palabras, el Poder Ejecutivo fue quien dispuso, ya sea por acción u omisión, la permanencia de B.
junto al matrimonio que hoy requiere se otorgue la adopción. La Dirección Provincial de Niñez sostuvo, por la
particular historia de B., al niño en dicha familia, razón por la cual no se puede hoy desconocer que el "tiempo"
genera, profundiza y consolida lazos afectivos.
Es preciso señalar que en un caso similar se decidió en distinto sentido, considerando que, de ser otorgada la
adopción sin la previa inscripción, implicaría nulidad absoluta. El a quo resolvió "declarar la
inconstitucionalidad del tercer párrafo del art. 611, inc. b) del art. 600 e inc. h) del art. 634 del Cód. Civ. y Com.
por resultar contrario al primer apartado del art. 3º de la Convención sobre los Derechos del Niño, en relación a
su apartado segundo primera parte y con el primer apartado del art. 8º y el primero del art. 21 del mismo cuerpo
normativo..." (5).
IV. Algunas particularidades del sistema de protección integral en Santa Fe
En 2009 se sanciona la ley 12.967, Ley de Promoción y Protección Integral de los Derechos de las Niñas, los
Niños y Adolescentes de Santa Fe, reglamentada por dec. 1069 de 2010. Dicha norma sufrió modificaciones a
fines del 2011 con la sanción de la ley 13.0237. Demás está decir la fuerte influencia que la Convención sobre
los Derechos del Niño tuvo en aquel momento a nivel nacional con la ley 26.061 y en algunas regiones con las
leyes provinciales.
El objetivo está dispuesto en su art. 1º: "promoción y protección integral de los derechos y garantías de las
niñas, niños y adolescentes que se encuentran en el territorio de la provincia".
Asimismo, la ley establece la creación del Sistema de Promoción y Protección Integral de los Derechos de
Niñas, Niños y Adolescentes. Dicho sistema está conformado por los organismos públicos y las organizaciones
no gubernamentales (6).
El sistema está conformado por dos niveles, un primer nivel encargado de actuar en momentos de amenaza,
urgencia o vulneración de derechos. Tiene a su cargo, en general, las medidas de protección integral. Entre los
organismos que lo componen podemos señalar los Servicios Locales de Promoción y Protección de Derechos
(7).
En un segundo nivel destacamos la asistencia jurídica a servicios locales para la intervención y el diseño de
programas. Así también para adoptar y aplicar medidas de protección excepcional. Forman parte de este nivel la
Dirección Provincial y la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia.
De esta Subsecretaría depende el Programa Familias Solidarias. El acogimiento familiar brinda alojamiento
a niños, niñas y adolescentes en ámbitos familiares alternativos para que gocen de atención, protección y
cuidados, evitando la institucionalización, cuando se encuentran carentes de cuidados parentales, respetando su
identidad y facilitando su revinculación o búsqueda de una familia definitiva. Este régimen es de carácter
transitorio y, según se informa en la página web de la provincia, "siempre cesa".
El acogimiento familiar se dispone por resolución administrativa de la Dirección Provincial de Niñez y
Adolescencia (8) conforme a los principios y disposiciones que establece la ley provincial 12.967.
Tal como observamos, en el presente caso el niño permaneció un extenso período de su vida junto a la
familia de acogimiento, todo ello en conocimiento y con la intervención de quienes dispusieron la medida, es
decir, del Estado provincial. Incluso podría señalar que la familia cumplió con los objetivos pautados, dado que,
tal como surge de la sentencia, favoreció el vínculo con su hermano S. y brindó la información sobre su origen
biológico.
Es decir que quienes conforman el sistema de promoción y protección de niños, niñas y adolescentes
avalaron la permanencia del niño con el grupo familiar.
Cabe destacar el fundamental papel que cumplen a partir de sancionado el Código Civil y Comercial los
Servicios de Promoción y Protección de Derechos Provinciales y/o las Defensorías Zonales en la Ciudad de
Buenos Aires y por ello es que hoy son partícipes de los procesos de adopción.
Remarca la Dra. Herrera: "La reforma es realista. Sabe que una gran cantidad de situaciones que podrían dar
lugar a la adopción provienen de una intervención previa en el marco del llamado 'Sistema de Protección
Integral de Derechos de Niños y Adolescentes' que regula la ley 26.061. Se trata de una normativa central y
básica en todo lo referido a los derechos humanos de niños y adolescentes y por lo tanto, tratándose de la
regulación de una figura como la adopción directamente vinculada a la protección de este grupo social, la
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interacción entre ambas normativas es ineludible" (9).
V. El principio de la socioafectividad
Ya desde hace algún tiempo se habla en nuestro país del término "socioafectividad", concepto traído del
derecho brasilero, país en el que se ha desarrollado previamente, siendo que en la actualidad, en palabras de
Aída Kemelmajer de Carlucci citadas en la sentencia en análisis: "se ha trasladado a otros ordenamientos en los
que ya se comienza a hablar del 'parentesco social afectivo', para reflejar la relación que surge entre personas
que, sin ser parientes, se comportan entre ellos a modo y semejanza..." (10).
María Berenice Dias, jurista brasilera dijo: "la filiación socioafectiva resulta de la libre voluntad de asumir
las funciones parentales. El vínculo de parentesco se identifica a favor de quien el hijo considera ser su padre,
aquel que asume las responsabilidades resultantes del poder familiar. La posesión de estado, como realidad
sociológica y afectiva, puede mostrarse tanto en situaciones donde está presente la filiación biológica, como en
aquéllas en que la voluntad y el afecto son los únicos elementos. Y para eso el ejemplo más evidente es la
adopción" (11).
En una reciente sentencia del Juzgado de Familia Nº 1 de Esquel (12) que ahondó en la socioafectividad
como elemento relevante para el dictado de la sentencia, se expuso: "En su ensayo 'Socioafectividad e infancia
¿De lo clásico a lo extravagante?' la Dra. Marisa Herrera plantea que 'la socioafectividad constituye un elemento
central, determinante y en casos definitorio para la resolución de varios de los problemas más acuciantes y
complejos que aquejan al campo de los derechos de la infancia y adolescencia', quitando del cono de sombra a
este principio que ilumina al aspecto dinámico de la identidad, aquel que se forja con la cotidianeidad y no
siempre con sustrato biológico".
Ninguna duda cabe en relación al vínculo que los accionantes sostienen con B. que este concepto bien podría
y debiera aplicarse a este caso en concreto, más aún si tenemos en cuenta que el niño transcurrió su primera
infancia al cuidado de este matrimonio, quienes no solo le brindaron lo necesario desde el aspecto económico,
sino que en una primera instancia procuraron mejorar su estado de salud y posteriormente lo incluyeron en su
dinámica familiar, dándole un trato semejante al de su hijo biológico.
Es que es justamente en estos casos donde debemos ampliar la mirada y observar la "historia" que este niño
construyó a partir de su inclusión como miembro de esta familia, situación que no solo lo modificó a él sino
también a quienes hoy pretenden su adopción, generándose de este modo un nuevo grupo familiar.
Nos parece interesante establecer una reflexión relativa a uno de los objetivos y esfuerzos del trabajo sobre
los derechos del niño, sino a su esencia misma o quizá a su propia definición: del niño como sujeto de derecho.
Y que, acorde a la postura con que se encare cualquier acción, intervención y/o decisión sobre la vida de dicho
sujeto, se desprenderá una serie de consecuencias.
El plantearnos al niño como sujeto nos pone en el camino de considerar que no es un mero receptor, sino
que tiene una capacidad de respuesta y una iniciativa propia. Y sobre todo en materia afectiva, donde sobran
ejemplos de la autonomía del afecto más allá de los factores biológicos muchas veces, tan férreamente
enfatizados desde paradigmas anteriores.
En todo caso, cuando de adopción se trata, existen procesos subjetivos que implican una reciprocidad entre
los sujetos involucrados. No obstante que al niño/a hay que considerarlo como un sujeto en estructuración,
él/ella es capaz de dar una respuesta a la voluntad o deseo de aquel que pretende "adoptarlo" como "hijo". Hace
falta entender que el/la niño/a también realiza un acto de adopción de quien es su "padre" y/o "madre". Se
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configura de esta manera una reciprocidad, un ida y vuelta, un intercambio que empiezan a delinear cuestiones
tan importantes como la identidad misma; perfilan una historia que empieza a inscribirse de una manera muy
distinta si la comparáramos con las realidades donde las funciones parentales están deterioradas o ausentes.
Con lo cual ignorar o subvalorar estos procesos que se dan en la singularidad de cada vínculo, es decir, más
allá de las formulaciones abstractas propias de las normas, en lo concreto de cada caso, equivaldría, en cierto
sentido, a soslayar los mismos principios que se pretende tener como referencia y como fundamento de la
defensa de los derechos del niño.
Además, si bien podríamos describir la figura del acogimiento como una suerte de "suplencia" de las
funciones parentales que el niño ha dejado de recibir por parte de sus vínculos de origen, el ejercicio concreto de
estas últimas, si, como es deseable, están adecuadas a las necesidades del niño y orientadas a sostener de manera
positiva los procesos de estructuración, no podrían establecerse de manera "superficial", no pueden darse en el
contexto de un fingimiento, un "como si", puesto que los actos humanizantes que deben aportar quienes se
ubican en funciones parentales involucran compromisos afectivos reales. Y planteamos todo esto sin apartarnos
del eje del interés superior del niño: es pensando en las dificultades para garantizar la construcción de un marco
en el cual sea factible el despliegue de esos procesos de humanización —que coinciden en gran medida con los
enunciados en el catálogo de derechos— que resulta ineludible el cuidar, proteger y cultivar todo aquello que
haya podido esbozarse y en muchos casos instalarse con la legitimidad propia del intercambio afectivo.
En el caso en cuestión, leemos muchos datos que sugieren una saludable reciprocidad afectiva, propicia a la
satisfacción de los derechos y necesidades del niño, además del cumplimiento de toda una serie de preceptos,
siempre que desde lo institucional no hubieren sido obturados para su concreción.
No es un dato menor el intento que hicieron de juntar a ambos hermanos con una sola familia, situación que
fracasó por el intenso vínculo que había forjado con quienes solicitan su adopción y con los restantes miembros
de la familia.
También es destacable, desde mi punto de vista, que la familia haya informado al niño acerca de su origen
biológico, garantizando de este modo su derecho a la identidad, como así también que hayan propiciado y
facilitado las visitas con su hermano S.
VI. El interés superior del niño por sobre la inscripción en el Registro de Adoptantes
El interés superior del niño se halla reconocido en el art. 3º.1, CDN; en el art. 3º, ley 26.061; art. 4º, ley
12.967; art. 595, inc. a); art. 706, inc. c), Cód. Civ. y Com.
Es justamente en el art. 595 del Cód. Civ. y Com. donde se establecen los principios que rigen la adopción,
esta es una importante incorporación del Código Civil y Comercial, que arroja luz para interpretar todo el
instituto.
Dice la doctrina: "Se trata de seis principios con un punto en común entre todos ellos: están diagramados
desde el niño y hacia el entorno adulto, y ello en función del primero de ellos —'a. el interés superior del
niño...'— que es la base del sistema jurídico que regula los derechos de la infancia, un principio general de
derecho, y que implica priorizar los derechos titularizados por los niños y niñas ante cualquier confrontación
con los de los adultos que pueda perjudicarlos" (13).
Que los principios estén diagramados desde los niños y hacia los adultos es fundamental para corroborar lo
ya dicho en innumerables oportunidades por la doctrina, pero aun complejo de asimilar por todas las partes
intervinientes respecto del objeto de la adopción, que no es otra cosa que proporcionarle a un/a niño/a o
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adolescente que no puede ser cuidado por su familia de origen una familia.
Claro está que en ese objetivo no debe perderse de vista el cumplir con la ley; entonces, en el caso en
concreto no debemos apartarnos necesariamente de la letra del Código Civil y Comercial, toda vez que en el
título preliminar dispone el marco convencionalconstitucional para entender el caso con una mirada en tal
sentido.
Señala Marisa Herrera: "Algunos autores sostienen, con acierto, que habrá que estar a la situación fáctica y
afectiva que se presente en cada caso para resolver si hacer lugar o rechazar el pedido de guarda para adopción a
favor de una persona con quien el niño/a ya ha forjado vínculos afectivos de manera genuina: es decir, no a
sabiendas de violar la ley que establece un proceso propio y un registro para la selección de pretensos
adoptantes aptos para llevar adelante una función tan importante como lo es ser cuidadores principales de un
niño" (14).
Dijo la CIDH (15) en el resonado fallo "Fornerón": "Toda decisión estatal, social o familiar que involucre
alguna limitación al ejercicio de cualquier derecho de un niño o niña, debe tomar en cuenta el interés superior
del niño y ajustarse rigurosamente a las disposiciones que rigen esta materia".
VII. Palabras finales
Tal como he expuesto a lo largo del presente comentario, se pueden destacar varios puntos notables en la
sentencia que analizamos.
En un primer lugar, el exhaustivo análisis que realizó la magistrada, pudiendo vincular el derecho aplicable
al caso en concreto y de este modo justificar su decisión en la valoración de la mejor opción para B.
Por otro lado, la necesidad de comprender la situación no solo del niño sino de la familia en su conjunto,
dado que, tal como consta en el fallo, no habría otra alternativa de convivencia superadora de la situación actual.
En este sentido, garantizar el interés superior de B. tiene que ver con apartarse de la letra estricta de la ley y
con una mirada convencionalconstitucional considerar que el requisito de la inscripción en el Registro de
Adoptantes no puede significar un obstáculo para el pleno desarrollo del niño en un contexto de cuidado y amor.
Es decir, no puede aplicarse la norma que busca evitar las entregas directas de niños en detrimento de los
derechos de quien se supone se pretenden garantizar.
Tal como se ha expuesto, es el sistema de protección de niños quien debe revisar a futuro los plazos y
modalidad en los que incluye a un/a niño/a en una familia de acogimiento, atento a la facilidad con que una
familia puede comprometerse con la historia del/la niño/a una vez transcurridos los años, difícilmente se pueda
desarticular el vínculo que forjaron. Podríamos preguntarnos también por qué intentarlo. ¿Cuáles son las
opciones convivenciales para el niño?
Finalmente, considero apropiado en esta ocasión apartarnos de lo normado en el art. 600, inc. b), en procura
del interés superior de B.
Sin embargo, con el objeto de que la excepción no se configure en regla, creo pertinente que se instruya a los
servicios de promoción y protección de derechos de las provincias para que evalúen los tiempos y el modo en el
que transitaran los/as niños/as y adolescentes su vida en las familias de acogimiento.
(*) Abogada. Especialista en Derecho de Familia (UBA). Letrada en la Unidad de Letrados de Personas
Menores de Edad. Art. 22 Ley 26.657 de la Defensoría General de la Nación. Docente en la materia Derecho de
Familia y Sucesiones, UBA.
(1) RAFFO, Pablo, "Los procesos de guarda y adopción en el Código Civil y Comercial de la Nación", RDF
73121.
(2) Fuente: www.jus.gob.ar/registroaspirantesconfinesadoptivos/registrosdelarepublica
argentina.aspx.
(3) GONZÁLEZ DE VICEL, Mariela, "Entrega directa: otro caso de convalidación judicial", RDF 2017
VI183.
(4) HERRERA, Marisa — CARAMELO, Gustavo — PICASSO, Sebastián, "Código Civil y Comercial de
la Nación comentado", Ed. Infojus, Buenos Aires, 2015, 1ª ed., t. II, p. 387.
(5) Juzg. Familia y Penal de Menores Villaguay, Entre Ríos, 02/02/2017, "Adopción. Inconstitucionalidad
arts. 600, 611 y 634 Cód. Civ. y Com.", en www.colectivoderechofamilia.com/fapcialjuzfliaypenalde
menoresvillaguayentreriosadopcioninconstitucionalidadarts600611y634ccyc., compulsado el día
04/02/2018.
(6) Ver www.santafe.gob.ar/index.php/web/content/download/128706/636174/file/Guia%20del%20Sistema
%20de%20Protecci%C3%B3n%20de%20Derechos%20de%20Ni%C3%B1ez,%20Adolescencia%20y
%20Familia.PDF. Compulsado el 06/02/2018.
(7) Se puede ampliar en RODRÍGUEZ ITURBURU, Mariana, en FERNÁNDEZ, Silvia (dir.), "Tratado de
derechos de niños, niñas y adolescentes", Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2015, t. II, p. 2052.
(8) Ver www.santafe.gov.ar/index.php/web/content/view/full/118554, compulsado 05/02/2018.
(9) HERRERA, Marisa en www.mpd.jusentrerios.gov.ar/2015/11/26/eldecalogodelaadopcionalaluz
delareformadelcodigocivilpormarisaherrera2/, compulsado el 04/02/2018.
(10) KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, "Las nuevas realidades familiares en el Código Civil y
Comercial argentino de 2014", LA LEY del 08/10/2014.
(11) DIAS, Maria B., "Diversidade sexual e direito homoafetivo", Revista Dos Tribunais, Sao Paulo, 2011,
en HERRERA, Marisa, La noción de socioafectividad como elemento "rupturista" del derecho de familia
contemporáneo, RDF 6673.
(12) Juzg de Familia Nº 1 Esquel, 28/06/2017 "A. C. O. y otra s/ adopción de V., L.".
(13) HERRERA, Marisa CARAMELO, Gustavo PICASSO, Sebastián, "Código...", ob. cit., p. 367.
(14) HERRERA, Marisa, "Manual de derecho de las familias", Ed. AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2015, p.
586.
(15) CIDH, "Fornerón e Hija c. Argentina", sentencia del 27/04/2012.