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CRISIS
Estudio del libro De Jueces Y Rut
Por Carlos H. Marroquín Vélez
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CONTENIDO
Introducción
LECCIÓN No. 1 “DEJARON A JEHOVÁ, Y ADORARON A BAAL”
LECCIÓN No. 2 “Y JEHOVÁ LES LEVANTO UN LIBERTADOR”
LECCIÓN No. 3 “EN MANO DE MUJER VENDERÁ JEHOVÁ A SISARA”
LECCIÓN No. 4 “EL ESPÍRITU DE JEHOVÁ VINO SOBRE GEDEÓN”
LECCIÓN No. 5 “Y ELIGIERON A ABIMELEC POR REY”
LECCIÓN No. 6 “Y EL ESPÍRITU DE JEHOVÁ VINO SOBRE JEFE”
LECCIÓN No. 7 “TOLA, JAIR, IBZÁN, ELÓN Y ABDÓN”
LECCIÓN No. 8 “NAZAREO A DIOS DESDE SU NACIMIENTO”
LECCIÓN No. 9 “JEHOVÁ YA SE HABÍA APARTADO DE ÉL”
LECCIÓN No. 10 “TOMASTEIS MIS DIOSES QUE YO HICE”
LECCIÓN No. 11 “JAMÁS SE HA HECHO NI VISTO TAL COSA”
LECCIÓN No. 12 “TU PUEBLO SERÁ MI PUEBLO, Y TU DIOS MI DIOS”
LECCIÓN No. 13 “SEAS ILUSTRE EN EFRATA Y SEAS DE RENOMBRE EN
BELÉN”
El libro de los Jueces deriva su nombre del término usado para describir las
actividades de sus personajes líderes. Estos hombres (y por supuesto, Débora) poseían
cualidades destacadas de liderazgo que eran consideradas como un resultado del
Espíritu de Dios quien venía sobre ellos. La evidencia más espectacular de esta
posesión, y por lo tanto, la que posiblemente se recordaría más por la posteridad, era la
destrucción del yugo de un opresor. Otras cualidades asumían prominencia cuando la
emergencia nacional terminaba, y quienes manifestaban esos dones eran respetados y
buscados por aquellos que tenían necesidad de consejo o mediación.
Un tema que surge inevitablemente es el del carácter de algunos de los líderes que
Dios levantaba como jueces. Vistos desde la perspectiva del Nuevo Testamento y la
moral cristiana, algunos de los jueces nos parecen muy lejos de las normas de la piedad
y la vida santa. A ello podemos responder que vivieron en tiempos difíciles, cuando la
enseñanza de la Ley estaba muy descuidada.
Hubo ocasiones en que los jueces no eran dignos de encomio: Gedeón, en el proceso
de librar a la nación, aprovechó la oportunidad para arreglar una disputa sangrienta, Jue.
8:18-21; Jefté aparece como un oportunista con un escaso conocimiento de los
requerimientos del Señor; mientras que algunas de las hazañas de Sansón a menudo han
sido comparadas con meras bromas pesadas. Estos hechos en sí son importantes como
evidencia de la decadencia moral y espiritual de aquella época.
Hay un ciclo repetitivo que ocurre hasta los primeros cinco jueces:
1. Los hijos de Israel hacían lo que era malo a los ojos del Señor.
2. El Señor los entregaba en manos de un opresor.
3. En su angustia ellos clamaban al Señor.
4. El Señor levantaba a un libertador.
Este ciclo cesa después de Jue. 16:31, pues, desde el tiempo de Abimelec en adelante,
la tierra de Israel ya no recupera su paz, la liberación es menos completa. Jefté falla
donde Gedeón había tenido éxito al evitar la guerra civil. Sansón ya no efectuó una
liberación real de los filisteos.
El último líder del período de los jueces fue Samuel, pero su vida ejemplar ya no se
incluye en el Libro de los Jueces, sino se relata ampliamente en los libros llamados I
y II Samuel. Él, además de ejercer el cargo de magistrado, fue profeta y, al igual que
Sansón, participó en librar a la nación del dominio de los filisteos.
Como de costumbre, toda lección debe tener una aplicación a la vida personal y a la
vida de la Iglesia en el tiempo presente, para confirmar que el mensaje de la Palabra de
Dios es siempre actual para los problemas del hombre en cualquier época. Se sugiere
tomar tiempo para responder a las preguntas al final de cada lección.
El Libro de los Jueces revela las bajezas a las que la naturaleza humana puede
descender cuando se olvida de su Creador y Salvador. Sin embargo, esperamos que en
medio de los tristes relatos descritos en él, los hermanos puedan hallar hermosas
lecciones de la fidelidad, de la paciencia, de la provisión y del amor de Dios, así como
otras enseñanzas aplicables a la vida espiritual en nuestros días.
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
Dios pudo haber eliminado a los cananeos por medio de catástrofes naturales,
plagas, enfermedades u otros medios; en vez de ellos usó a los mismos israelitas
como instrumento de su ira, para enseñarles una lección objetiva de lo que les
acontece a quienes se degeneran. Sin embargo, los hijos de Israel no aprendieron
bien la lección.
V. 10. La tribu de Judá tomó la ciudad de Hebrón donde estaban (y están hasta
hoy) la tumba de los patriarcas de Israel y sus esposas: Abraham y Sara, Isaac y
Rebeca, Jacob y Lea, Gén. 49:31-33; 50:13-14. Hebrón está actualmente en
poder de los árabes palestinos, es un foco constante de conflictos y objeto de las
noticias.
Recordemos que los espías que Moisés había enviado a reconocer la tierra de
Canaán creyeron que era imposible tomarla, “excepto “Caleb hijo de Jefone
cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová”, Núm.
32:12. Caleb era descendiente de Cenaz, y éste de Esaú (o Edom). Los
cenezeos, que eran nómadas, estaban asociados con la tribu de Judá.
Vs. 11-15. Caleb ofreció a su hija Acsa al que tomara la ciudad de Quiriat-
sefer. El que lo logró fue Otoniel, su sobrino, quien más tarde sería el primer
juez.
Vs. 16-18. Los hijos de Jetro, suegro de Moisés (llamado en otras partes
Hobab y Reuel), eran nómadas asociados con los madianitas y con los
amalecitas, y habitaban entre los de Judá. Las tribus de Judá y Simeón
conquistaron a los cananeos al desierto de Neguev en el sur.
V. 19. Los de Judá derrotaron a los que vivían en las montañas, pero no a los
que vivían en las llanuras, quienes poseían carros con ruedas herradas.
V. 21. Aunque Jerusalén había sido ocupada temporalmente por Judá (v. 8),
los de Benjamín no pudieron desalojar de allí a los jebuseos definitivamente.
Vs. 22-26. Un heteo (o hitita) habitante de Bet-el, fue descubierto por los que
espiaban la ciudad para tomarla. Le ofrecieron dejarlo ir a él y a su familia a
cambio de mostrarles la entrada a la ciudad. El hombre lo hizo y pudo escapar,
mientras los de la casa de José (Efraín y Manasés) tomaron la ciudad. Los heteos
eran restos del desaparecido imperio hitita, que en su tiempo de esplendor había
abarcado Asia Menor (hoy Turquía) y Siria, entre 1800 y 1200 a. C.
V. 34. Los de Dan no tenían posesión, pues los amorreos (talvez acosados
también por los filisteos) no los dejaban descender a los llanos. Más adelante
fueron también expulsados de las colinas y tuvieron que buscar tierras más al
norte.
Vs. 16-19. Con todo, Dios era movido a misericordia y les levantaba
libertadores. Pero los israelitas no escuchaban su dirección espiritual y, después
de ser liberados de sus opresores, volvían a servir a los baales. Un rasgo terrible
de esta desobediencia era que cada vez era peor: “se corrompían más que sus
padres”.
Vs. 3-5. Las naciones dejadas sin conquistar fueron: los filisteos, los
cananeos, los sidonios, los heveos, los heteos, los amorreos, los ferezeos y los
jebuseos.
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
Mostrar la paciencia y la misericordia de Dios cuando su pueblo se arrepiente y clama a
Él por ayuda.
A. INTRODUCCIÓN
Se presentan aquí los tres primeros jueces: Otoniel, que liberó a los hijos de
Israel del rey de Mesopotamia; Aod, que los libró del rey de Moab; y Samgar,
que los libró de los filisteos. El ciclo de pecado, opresión, arrepentimiento y
liberación, se repite en los vs. 7 y 12.
Las imágenes de Asera o Astarté (en plural Astarot), eran pilares de madera,
que substituían formalmente al árbol sagrado representando el elemento
femenino en la depravada religión de Canaán.
V. 13. ¿Quiénes eran esos pueblos vecinos que Eglón guió en contra de Israel?
Moab, al este del Mar Muerto, se había convertido en un reino unos 50 años
antes de la llegada de los israelitas a la Tierra Prometida, al igual que Amón, al
noroeste de Moab. (Sus territorios son hoy parte del reino de Jordania, ver
mapa).
Los moabitas eran descendientes de Moab, el hijo del incesto de Lot con su
hija mayor; y los amonitas, descendientes de Ben-ammi, el hijo del incesto de
Lot con su hija menor Génesis 19:31-38.
Amalec era un pueblo nómada asociado con los edomitas, los descendientes
de Edom (Esaú), que habitaban al sur de Judá y del Mar Muerto (ver mapa). Los
amalecitas posiblemente eran los más enconados enemigos de Israel, al que
habían atacado durante su peregrinación por el desierto, Ex. 17:8-16.
Vs. 15-16. El libertador esta vez fue Aod, descendiente de Gera, de la tribu de
Benjamín. Los israelitas usaron la estratagema de enviarle a Eglón un presente,
mientras Aod preparó un puñal de un codo de largo (unos 45 cm.), de dos filos.
Vs. 17-22. El presente fue entregado y los emisarios israelitas retornaron. Pero
Aod, después de pasar los ídolos, que posiblemente marcaban los límites del
territorio dominado por el enemigo, regresó para darle a Eglón un supuesto
mensaje secreto de Dios. Para escucharlo, el rey despidió a sus siervos y a su
corte. Ya solos, se le acercó Aod a Eglón, quien se puso de pie para oír el
mensaje. Aod acuchilló a Eglón sorpresivamente y lo mató, la descripción de lo
cual es muy grotesca.
Vs. 23-27. Los siervos pensaban: “Sin duda él cubre sus pies en la sala de
verano”, eufemismo que significaba que talvez hacía sus necesidades
fisiológicas en privado. Al hallar al rey muerto hubo una gran confusión, y,
mientras tanto, Aod logró escapar, pasó de nuevo por los ídolos y se puso a
salvo. Aprovechando el desconcierto, Aod tocó el cuerno para llamar a los
israelitas a la guerra y éstos derrotaron a los invasores. No escapó ninguno de los
diez mil guerreros enemigos.
V. 31. La historia del juez Samgar hijo de Anat, es muy corta, se relata en un
solo versículo. No se dice antes que los israelitas hayan pecado, ni se menciona
una opresión filistea, ni su duración, ni cuántos años reposó la tierra después de
la victoria de Samgar. Este se menciona en el Canto de Débora (cap. 5:6), y es
muy probable que su hazaña aislada haya tenido lugar mientras Aod aún vivía.
Su arma fue una aguijada o aguijón, utilizado para hacer caminar a los bueyes.
El hecho de que Aod haya fabricado su propio cuchillo, que Samgar haya
utilizada una aguijada y Sansón (más adelante) haya empleado una quijada de
asno como arma, puede indicar que los filisteos ya estaban aplicando su política
con los pueblos súbditos de no permitirles ni armas ni instrumentos de metal (I
Sam. 13:19-22).
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
Enfatizar que Dios también usa a las mujeres santas y valientes, como Débora, para
guiar y librar a su pueblo.
Vs. 7-10. Dios le dijo a Barac, a través de Débora, que Él atraería a Sísara al
arroyo de Cisón, con sus hombres y sus carros de guerra para entregarlo en sus
manos. Pero, a pesar del mensaje de que vencería, Barac puso como condición
que la jueza lo acompañara. ¿Qué confianza tenía Barac en Débora para poner
como condición que él participaría si ella lo acompañaba? ¿Pensaba que ella
garantizaría la bendición de Dios? ¿O que ella merecía el respeto del pueblo y
podía ejercer autoridad sobre él? Débora le hizo saber a Barac que la gloria de la
victoria sería para una mujer, en cuyas manos Dios entregaría a Sísara. Así
pues, la profetiza y jueza acompañó al líder y a los diez mil hombres.
Vs. 12-14. Al saber Sísara que Barac ya había subido al MonteTabor, reunió a
todos sus hombres y sus carros de guerra. Débora repitió a Barac que ese día
Dios le entregaría a los cananeos en su mano. Entonces él descendió del monte
para la batalla. Jueces 5:4, 5, 20 y 21, indican que una lluvia torrencial, fuera de
estación, impidió el desplazamiento efectivo de los carros de guerra de Sísara.
Débora posiblemente ordenó a Barac que atacara, cuando vio que una tormenta
se aproximaba. En Cap. 5:21, se dice que el torrente de Cisón también creció y
arrastró a muchos de los enemigos.
V. 15. Y, como fue profetizado, Jehová derrotó a las fuerzas de Sísara, quien
abandonó su carro para huir a pie.
Vs. 6-7. Los caminos principales estaban desiertos, porque la gente usaba los
atajos escondidos para evitar ser molestados por los cananeos, mientras que las
aldeas y la agricultura habían decaído. Todo esto ocurrió hasta que Débora
cumplió con su papel histórico como jueza, como profetiza y como madre de
Israel.
Vs. 9-11. Débora exaltó la participación decidida de los jefes: ancianos y jueces.
Instaba a los viajeros a testificar de la paz que ahora había para movilizarse y
conversar en los lugares de reunión: los abrevaderos, o pozos, sin oír ya más el
ruido de los arqueros. Ahora se podía cantar de la victoria en los pueblos.
V. 16-17. Este es un reclamo para las tribus de Rubén, Galaad, Dan y Aser por
no haber acudido a ayudar a sus hermanos.
Vs. 20-22. Dios había movilizado los elementos naturales para derrotar a los
cananeos: la lluvia y la creciente de Cisón barrieron con ellos y sus carros.
Vs. 23-27. Se maldijo a la tribu de Meroz por no haber auxiliado a Israel, que
aquí se tomó como no haber ayudado al mismo Dios. Mientras, Débora bendijo
a Jael.
Vs. 28-30. Mientras la madre de Sísara esperaba ansiosa a su hijo, ella misma y
sus damas pensaban que el capitán y sus soldados estarían repartiéndose el botín:
las ricas ropas y hasta las doncellas vencidas. Esto justifica la acción de Jael al
matar a Sísara, para evitar ser parte del botín y convertirse en una esclava
concubina.
V. 31, Débora concluyó con una oración por que los enemigos de Dios
perecieran, mientras que los que lo amaban resplandecieran como el sol.
PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
V. 11. El juez escogido esta vez fue Gedéon, hijo de Joás, descendiente de
Abiezer de la tribu de Manasés, cuya heredad estaba al oriente del Jordán. Fue
llamado mientras limpiaba su escaso trigo en el lagar: un hoyo labrado en la
roca, donde se pisoteaban las uvas para extraer el vino, esto describe bien la
opresión de Madián.
Vs. 12-16. El ángel de Jehová le dijo: “Jehová está contigo, varón esforzado y
valiente”. Al preguntarle Gedeón por qué sufrían opresión y desamparo, Dios le
aseguró que él salvaría a Israel con Su divina ayuda. Gedeón insistió en que no
tenía medios para hacerlo, que su familia era pobre y él era el menor de ella.
Dios le reiteró que estaría con él y que derrotaría a los invasores como a un solo
hombre.
Vs. 28-32. Por la mañana, cuando los de la ciudad vieron lo ocurrido con el
altar de Baal y la imagen de Asera, pronto averiguaron que el culpable era
Gedeón y demandaron a Joás, el custodio de los ídolos, que su hijo fuera
ejecutado. La respuesta de Joás muestra que talvez comenzaba su restauración
espiritual. Les dice que si Baal era dios él mismo debía defenderse de quien
había derribado su altar.
Vs. 33-35. Cuando los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente
acamparon en el valle de Jezreel, Gedeón fue investido con el poder de Dios.
Tocó el cuerno y los de su familia se le unieron, lo cual evidencia que la valiente
acción de Gedeón contra los ídolos no había causado división entre sus
parientes. Convocó a los de Manasés y éstos se le unieron, y luego también a los
de Zabulón y los de Neftalí. No se atrevió a llamar a Efraín porque talvez se
sentía indigno de pedir a la tribu más fuerte que se pusiera bajo su mando,
siendo él de una tribu menos poderosa. Esta omisión sería causa de un reclamo
después.
Vs. 36-40. Gedeón todavía le demanda a Dios más prueba de que él era el
llamado a librar a Israel: dejaría un cuero de oveja a la intemperie y la señal sería
que amaneciera empapado y seca toda la tierra alrededor. Dios se lo concedió.
Temiendo incurrir en la ira de Dios, le pide aun otra prueba: dejaría de nuevo el
vellón a la intemperie y la señal sería que amaneciera seco y húmeda la tierra.
De nuevo la paciencia divina le confirmó su llamado. La fe no es un salto a
ciegas; la fe ve las posibilidades y las consecuencias. La fe en el Nuevo
Testamento se basa en los hechos del Evangelio, Juan 20:31; la fe viene por oír
la Palabra de Dios, Rom. 10:17.
Vs. 8-9. Gedeón tomó provisiones y, además, cántaros y trompetas hechas con
cuernos de carneros o reses. Por la noche Dios le ordenó que atacara,
aseverándole nuevamente que le entregaría al enemigo en sus manos.
Vs. 10-15. Dios mostró una vez más su gran paciencia a Gedeón. Le dijo que
para asegurarse que vencería, descendiera con su siervo hasta el campamento
enemigo. Allí escuchó a uno de los invasores contarle a su compañero un sueño:
un enorme pan de cebada rodó hasta el campamento de Madián y derribó una
tienda de campaña, símbolo de los nómadas. El compañero pronto interpretó el
sueño: el pan era la espada de Gedeón en cuyas manos Dios había entregado a
los madianitas. Cuando Gedeón escuchó esto de boca de los paganos, se dio
cuenta que Dios le había hablado aun usando a los invasores. Abrumado por la
bondad y paciencia del Señor, allí mismo lo adoró: su corazón fue elevado en fe
y se postró ante la majestad de Dios, quien pacientemente le había prometido su
ayuda. Con esta seguridad se dispuso a guiar a su pueblo hacia la victoria.
Vs. 19-25. Al cambio de centinelas, a media noche, los israelitas sonaron las
trompetas, quebraron los cántaros y tomaron sus antorchas gritando: “¡Por la
espada de Jehová y de Gedeón!”. Los que dormían despertaron repentinamente
y, al ver a los guardias relevados moviéndose entre ellos, los tomaron como sus
enemigos. La confusión fue tanta que comenzaron a matarse entre sí y a huir
despavoridos, mientras los hijos de Israel los alumbraban. Luego los
persiguieron, mientras Gedeón pidió a los de Efraín que bloquearan su huida
tomando los vados de los ríos que cruzarían. Así lo hicieron y capturaron a dos
de los príncipes de Madián.
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
Alertar a los cristianos para que no se olviden de la Palabra de Dios y sus enseñanzas,
porque pueden ser seducidos por engañadores a través de sus falsas enseñanzas.
Vs. 22-23. Al pedirle los israelitas a Gedeón que reinara sobre ellos e iniciara
una dinastía, éste se rehusó diciéndoles que Jehová seguiría señoreando, que la
teocracia debía continuar. Sin embargo, él vivió su vida gozando de ciertos
privilegios.
Vs. 24-27. Gedeón pidió una contribución de oro del botín que traían sus
hombres, con el cual hizo un efod, posiblemente una réplica de oro de una de las
vestimentas sacerdotales. Así se originó un culto con elementos de la religión
cananea, pues “todo Israel se prostituyó” y “fue tropezadero a Gedeón y a su
casa”.
Al morir Gedeón, Israel dejó a Dios otra vez y se prostituyó tras Baal-berit.
También olvidaron su agradecimiento al juez que los había liberado y a su
familia.
Vs. 4-5. Los de Siquem aun le proveyeron setenta ciclos de plata (1.7 libras)
del templo de Baal-berit, con los que contrató a malhechores que le ayudaron a
matar a sus hermanos de padre que vivían en Ofra. Sólo logró escapar Jotam el
menor.
Vs. 8-21. Jotam recitó una parábola (una ilustración de una historia con una
lección moral) diciendo que personas más dignas no habían aceptado reinar
sobre Israel, pero que la más indigna sí lo había demandado. No se condena
tener un rey, sino que alguien indigno como Abimelec lo sea. Los hijos de
Gedeón, incluyendo a Jotam, habrían sido una elección más deseable, aunque no
se dice allí claramente.
Jotam les dice finalmente, que si habían actuado bien al elegir a Abimelec y
habían agradecido a Gedeón por exponer su vida al librarlos de Madián, que
disfrutaran de su rey y él de sus súbditos. Pero que si no, que saliera fuego de
Abimelec contra Siquem y Milo, y que de éstas saliera fuego para consumir a su
rey.
Vs. 28-29. Los de Siquem siguieron a Gaal, quien había llegado con sus
hermanos a Siquem retando la autoridad del rey e instando a la gente a
sublevarse.
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
Mostrar una vez más que a lo desechado del mundo escogió Dios para realizar sus
propósitos, porque Él puede capacitarlo debidamente.
Vs. 11-15. Dios les reclamó que cuando fueron oprimidos por los egipcios,
amorreos, amonitas, filisteos, sidonios, amalecitas y moabitas, Él los había
librado, pero luego lo habían dejado por seguir a dioses ajenos. Por ello dijo:
“Yo no os libraré más”. Los mandó que clamaran a los dioses que habían
elegido para que éstos los libraran en tiempos de angustia. Los israelitas
reconocieron su pecado: “Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te
parezca; sólo te rogamos que nos libres en este día”.
Vs. 17-18. Amón se preparó para la guerra y asimismo lo hizo Israel. Los de
Galaad dijeron que quien empezara la batalla contra los amonitas sería su
caudillo.
Vs. 4-11. Jefté parece haber ganado algún renombre por su fuerza y valor,
pues, al invadirlos los amonitas, los ancianos lo llamaron para que los guiara en
la batalla. Jefté les echó en cara que lo habían echado y que ahora lo llamaban
porque lo necesitaban. Cuando ellos le reiteraron que sí lo necesitaban, Jefté
aceptó capitanearlos a cambio de ser su caudillo al cesar la guerra. Los ancianos
aceptaron, él fue su caudillo y les habló invocando a Jehová, el Dios de Israel y
Dios del Pacto.
Vs. 14-18. Jefté respondió que Israel no había tomado tierras de Moab y
Amón, sino había pedido permiso para cruzar por sus territorios y, al negárselo
sus reyes, se había quedado en Cades. Más tarde, al avanzar hacia el norte, evitó
entrar en ellas.
Vs. 19-22. Jefté le recordó también, que cuando Israel pidió permiso al rey de
los amorreos para pasar por su tierra, éste no sólo se lo negó sino lo atacó. Por
ello Dios había entregado a los amorreos en manos de Israel y éste había tomado
sus tierras.
Vs. 23-26. ¿Por qué quería Amón tomar lo que Dios le había entregado a
Israel? Jefté irónicamente le pregunta si Amón no haría también lo mismo
tomando y defendiendo lo que su dios Quemos le diera (si este dios falso
pudiera dar algo). Balac, rey de Moab, no había querido atacar a Israel, ¿por qué
sí quería hacerlo el rey de Amón ahora? Israel había poseído las tierras de los
amorreos por trescientos años ya, ¿por qué no las habían recuperado antes?
Vs. 32-33. Jehová entregó a los amonitas en manos de Israel: veinte ciudades
fueron tomadas y les causó grandes estragos.
Vs. 34-36. Al regresar Jefté a su casa, salió su única hija a recibirlo con
panderos y danzas. Al verla él, se angustió por el voto imprudente que había
hecho, pero ella misma lo animó a cumplir su promesa pues había obtenido la
victoria.
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
Enseñar que temer a otros seres espirituales, en vez de sólo temer a Jehová, el Dios de la
Biblia, es ofenderlo a Él.
A. INTRODUCCIÓN
Ya que las breves historias de estos cinco jueces nos dejan suficiente tiempo,
se incluye aquí una consideración sobre un problema que afecta a los cristianos.
Es una muy difícil tarea convencer a los que así creen, de que un acto físico o
material no hará que ocurra después algo bueno o algo malo. Si uno les explica
que para que esto suceda debe haber un ser o seres inteligentes que vigilen sus
actos, conecten la causa y hagan que ocurra una consecuencia buena o mala, es
muy difícil convencerlos. Generalmente puede en ellos más el temor que la
lógica, y responden ingenua o tontamente que “no hay que creer, ni dejar de
creer”.
Si creen en las diversas supersticiones, eso implica que también creen en que
hay un ser o seres que conectan los hechos, por ejemplo: romper un espejo
(causa) y tener siete años de mala suerte (consecuencia). Un espejo es un cuerpo
material que no piensa ni decide. Por ello, sin darse cuenta, los supersticiosos
están creyendo que algo o alguien conecta las dos cosas. Ese ser, por supuesto,
no es el Dios de la Biblia, ni sus santos ángeles que cumplen sólo lo que es Su
voluntad. Jehová, el único Dios del Universo, no trata a sus criaturas en esa
forma; Él no está pendiente de todos esos actos que la gente teme hacer porque
pueden traerles malas consecuencias.
(A veces no hemos pecado y nuestro corazón está en paz con Dios, pero Él en
su soberanía nos manda pruebas para que testifiquemos de nuestra fe y
paciencia ante el mundo, o para que aprendamos nuevas lecciones espirituales y
nos acerquemos más a Él. Cuando Dios ya ha cumplido su propósito en
nosotros, nos restaura a sus bendiciones. Pero es Él quien tiene siempre el
control de todo en tiempos de bendición y de aflicción).
El cristiano que vive en temor de males por parte de los brujos, de los
demonios, o de otras fuentes que él ni siquiera puede identificar, no ha entendido
lo que es el Evangelio de Cristo, ni conoce las Sagradas Escrituras. Temerlos es
reconocer que tienen poder para tocarnos y al hacer cosas para evitarlo, equivale
a honrarlos.
¡Cuidado con esas prácticas que pretenden sacar demonios de los creyentes!
Un creyente en Cristo tiene al Espíritu de Dios morando en él y no puede ser
habitado a la vez por un demonio. En Juan 14:16-17 Jesús promete: “Y yo
rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le
ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará
en vosotros”.
Quienes practican todo esto son guiados o poseídos por los demonios y a los
cristianos les está prohibido consultarlos.
Los cristianos debemos aprender a confiar todos los aspectos de nuestra vida a
Dios nuestro Creador y Salvador. Cualquier desvío de esto será castigado
duramente. Recordemos la advertencia de Dios a Israel: “por estas
abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto
serás delante de Jehová tu Dios”,
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
V. 1. Una vez más “Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos
de Jehová”. Esta vez, el azote les vino por parte de sus vecinos del sur: los
filisteos.
Vs. 4-5. Se le prohibió tomar vino, sidra y comer cosas inmundas. El niño
tampoco debería hacerlo, pues sería un nazareo como se estipulaba en Núm. 6:1-
21. El voto de nazareato incluía abstenerse de beber licor, de comer productos de
la vid, de alimentos inmundos, de acercarse a cuerpos muertos y de rasurarse el
cabello. Era voluntario y temporal, pero a Sansón se le impuso de por vida y aun
antes de nacer.
Vs. 6-7. La esposa de Manoa le dijo a éste que un ángel de Dios, “temible en
gran manera”, se le había aparecido. No le había preguntado su nombre, ni él lo
había dicho tampoco. Le contó también del voto de nazareo de su hijo por toda
la vida.
Vs. 8-14. Manoa oró a Dios que se les apareciera el ángel otra vez para
decirles qué hacer con el niño. Cuando se le apareció a la mujer de nuevo en el
campo, ella corrió a buscar a su esposo. Manoa le preguntó si él era el mismo y
el ángel respondió que sí; y al inquirir sobre cómo criar al niño, el ángel les
repitió las reglas del nazareo.
Vs. 22-23. Al darse cuenta de que habían visto una “teofanía”, o revelación
visible de la deidad en forma angelical, Manoa pensó que morirían, recordando
Ex. 33:20. Pero su mujer, quien ya había visto antes al ángel, sabiamente razonó
que si Dios hubiera querido matarlos, no les hubiera anunciado el nacimiento del
niño ni abría aceptado el holocausto.
V. 24. Nació el niño nació y fue llamado Sansón; creció y fue bendecido por
Jehová.
V. 25. Este versículo es una introducción de las hazañas que luego realizaría.
Vs. 1-3. En Timnat, Sansón se sintió atraído por una filistea y, al regresar a
casa, pidió a sus padres que hicieran los arreglos para tomarla como su esposa.
La ley prohibía a los israelitas casarse con gentiles, Ex. 34:15-16; Deut. 7:3. Al
aconsejarle sus padres que buscara esposa entre las hijas de Israel, él insistió y
les rogó que obtuvieran a la filistea para él.
Los únicos incircuncisos en la región eran los filisteos. Los demás pueblos
vecinos sí practicaban la circuncisión, pues descendían de Abraham o de su
familia: los moabitas y los amonitas descendían de Lot; los edomitas descendían
de Esaú (Edom), nieto de Abraham; los madianitas descendían de Madián, hijo
de Abraham y Cetura. Entre éstos era un rito de iniciación a la pubertad o
prematrimonial. En Egipto lo practicaban los sacerdotes y altos oficiales del
gobierno. Sólo en Israel era la circuncisión el símbolo del pacto entre Jehová y
su pueblo.
Vs. 5-6. Cuando Sansón y sus padres fueron a Timnat, el joven se apartó un
tanto de ellos y un león lo atacó. “El Espíritu de Jehová vino sobre Sansón” y
con sólo sus manos despedazó a la fiera. Posiblemente los filisteos ya habían
aplicado su política de confiscar todas las armas a los israelitas. Del incidente no
dijo nada a sus padres.
Vs. 7-9. Sansón habló a la mujer filistea y ésta le agradó. Días después, al ir a
juntarse con ella, vio que en el cuerpo muerto del león, había un panal. Al
aproximarse a un cuerpo muerto, tuvo en poco su voto del nazareato. Comió
miel y les dio a sus padres, pero no les dijo de dónde lo había sacado, talvez para
evitar ser reprendido por su acción.
Vs. 10-11. Según la costumbre, Sansón hizo un banquete de bodas. Era quizá
un tipo de matrimonio inferior al matrimonio normal en Israel, en el cual la
esposa, una viuda o divorciada, continuaba viviendo en la casa de sus padres y el
esposo la visitaba con frecuencia trayéndole presentes. Lo practicaban algunos
pueblos en la región. Los treinta compañeros que los filisteos llamaron para estar
con Sansón, o eran guardaespaldas para protegerlos del ataque de merodeadores
buscando un fácil botín, o eran seguridad para protegerse de cualquier ataque del
mismo Sansón.
Vs. 14-15. Una copla contenía el acertijo y los jóvenes no pudieron resolverlo
en los primeros tres días. Entonces amenazaron a la novia con quemarla a ella y
a la casa de su padre, para que les descubriera la solución.
Vs. 16-18. Con lágrimas ella trató de obtener el secreto de Sansón, pero éste
se excusó diciendo que no lo había confiado ni a sus padres. Al fin, por medio
de más lágrimas, obtuvo la respuesta y la declaró a sus amigos. Así, antes de
concluir el séptimo día los filisteos dieron la solución al acertijo.
Vs. 19-20. Dios llenó a Sansón con su poder y en Ascalón mató a treinta
hombres para pagar la apuesta. Luego, enojado y frustrado, se fue a la casa de
su padre. El suegro, ofendido porque Sansón había hecho llorar a la novia,
porque había provocado amenazas de muerte sobre su familia, y porque se había
ido enojado y sin consumar el matrimonio, anuló éste y dio a su hija al mejor
amigo de Sansón.
Las películas y novelas los presentan con nombres, como amigos, como
personas comunes y corrientes que no infunden reverencia, con defectos, que a
veces no se comportan de acuerdo con la moral cristiana, cumplen con sus
supuestas misiones y desaparecen. Esta clase de ángeles están confundiendo a
muchos. El fin de esta enseñanza de la Nueva Era es que las personas se
familiaricen con los ángeles, pero no los santos ángeles de Dios, sino los ángeles
caídos. ¡Cuidado!
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
A. INTRODUCCIÓN
Vs. 4-5. Cazó 300 zorras, amarró las colas de cada pareja y una antorcha a
cada una. Luego las soltó entre el trigo ya cosechado, y por los trigales, las vides
y los olivares.
Vs. 6-8. Al descubrir que había sido Sansón enojado por la acción de su
suegro de darle su esposa a otro, los filisteos quemaron a la mujer y a su padre,
considerando que éste había actuado apresuradamente. Aunque la mujer había
escapado de morir quemada con su padre al averiguar la respuesta al acertijo,
Jue. 14:15, finalmente murió así. Esto provocó de nuevo la ira de Sansón, quien
se vengó causándoles otra gran mortandad. Luego se refugió en una caverna.
Vs. 11-13.Tres mil de Judá fueron a la cueva de Etán a reclamar a Sansón por
causarles problemas con los filisteos. El se excusó diciendo que sólo había
hecho lo mismo que aquellos. Al decirle que iban para capturarlo y entregarlo,
Sansón los hizo jurar que no lo matarían. Se dejó amarrar con lazos nuevos y
bajó con ellos.
V. 15. Con una quijada de asno fresca aún, mató a mil filisteos, mientras los
de Judá sólo fueron testigos de la masacre. Ni esa nueva derrota de los filisteos
movió a los de Judá a pelear para librarse de ellos.
Vs. 16-17. Sansón recitó una copla para celebrar su hazaña, y para recordarla
llamó aquel lugar “Cerro de la quijada”.
Vs. 18-19. Luego, cuando moría de gran sed, oró a Dios por agua para
calmarla. Su queja nos recuerda la de Elías cuando huía de Jezabel.
Milagrosamente Dios le abrió un vertiente en el cual Sansón bebió y recobró el
ánimo.
V. 20. Sansón juzgó a Israel veinte años. Su obra estuvo alejada de funciones
judiciales, y sus hazañas las realizó sólo él, en el área de Dan y Judá dominada
por los filisteos. Posiblemente fue contemporáneo de Abimelec y Jefté, sin haber
tenido contacto con ellos.
V. 1. Sansón fue a Gaza, la ciudad filistea más al sur y se juntó con una
prostituta.
Vs. 2-3. Como su fama infundía temor, lo acecharon toda la noche a la puerta
de la ciudad esperando el amanecer para matarlo. Pero a medianoche, cuando
talvez ya habían descuidado la guardia, Sansón se levantó, arrancó las puertas de
la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, y las llevó hasta la cumbre de un
monte.
E. SANSÓN Y SU ROMANCE CON DALILA (Jueces 16:4-22)
Vs. 4-5. Sansón se enamoró de Dalila, otra filistea. Los príncipes de las cinco
ciudades filisteas le ofrecieron pagarle mucho dinero para que averiguara la
fuente de su gran fuerza y cómo podrían amarrarlo y dominarlo.
Vs. 6-9. Ella procedió a cumplir con su misión y le preguntó a Sansón cómo
podrían dominarlo. El la engañó diciéndole que con siete juncos verdes. Cuando
ella lo amarró con siete juncos verdes, y le gritó que los filisteos lo atacaban,
Sansón rompió los juncos con facilidad.
Vs. 13-14. Al insistir ella, él la engañó por tercera vez diciéndole que tejiera
siete mechones de su largo pelo con tela, y las clavara al suelo con una estaca.
Sansón logró zafarse otra vez.
V. 18. Dalila llamó a los príncipes de los filisteos y éstos trajeron el dinero.
Luego hizo que Sansón se durmiera sobre sus rodillas y llamó a un hombre para
que lo rapara. Al grito de alarma de ella, Sansón despertó esperando escapar
nuevamente, pero ya Jehová se había apartado de él.
Debe aclararse que no fue meramente el acto de cortarle el pelo lo que debilitó
a Sansón, sino el haber roto su voto al revelar que el símbolo de éste era su
cabello largo, a sabiendas de que le sería cortado y perdería así la bendición de
Dios para él.
V. 21. Sansón fue capturado; le sacaron los ojos y lo llevaron a Gaza. Allí lo
encarcelaron, fue encadenado y obligado a moler grano en un molino de piedra,
el cual era un trabajo humillante hecho generalmente por las mujeres.
V. 28-30. Sansón oró a Dios como talvez nunca antes en su vida, llamándolo
con sus varios nombres en hebreo: Adonai, Yahweh, Elohim. Le pidió ayuda
para vengarse de los filisteos por haberle sacado los ojos. El restaurar
arrepentido su comunión con Dios le devolvió su fuerza, no el hecho de que le
creciera el cabello de nuevo. Sansón ejerció toda su fuerza para derribar las dos
columnas principales, mientras gritaba: “Muera yo con los filisteos”. La casa se
desplomó y mató así a todos, que eran más que los que había matado hasta
entonces.
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
A. INTRODUCCIÓN
Al desaparecer el dinero, ella dijo que había dedicado la plata a Dios para
hacer una imagen tallada a nombre de su hijo, esperando que así le fuera
devuelto todo y para realzar más el pecado del robo, ya que el dinero dedicado a
Dios no podía desviarse para otro fin. Sin embargo, cuando Micaía le devolvió
el dinero, ella sólo tomó doscientos ciclos -un quinto- y lo dio a un fundidor para
que hiciera una imagen. Posiblemente se trataba de una imagen de madera
recubierta con plata, la cual fue puesta en casa de Micaía.
Hacer imágenes estaba prohibido por la Ley (Ex. 20:3, 24; Deut. 4:16). La fe
de Israel excluía toda imagen.
Vs. 5-6. Tuvo así Micaía un templo de dioses. Hizo un efod y terafines (dioses
domésticos) los cuales estaban asociados con la adivinación.
Vs. 8-11. Este levita había salido de Belén para ir adonde pudiera hallar
ocupación y suficiente sustento. Así llegó a Efraín, a casa de Micaía ante quien
se identificó. Micaía lo invitó a quedarse allí, diciéndole que sería como su
padre y sacerdote (en su labor religiosa), y como un hijo (al darle lo necesario),
pues le ofreció salario, hospedaje, ropa y comida.
V. 13. Ahora se sentía más satisfecho por tener un verdadero levita como
sacerdote.
Vs. 8-10. Al volver a sus hermanos, les informaron y les aconsejaron subir y
poseer a Lais. Dijeron que Dios les había entregado una tierra con buena
provisión de todo lo necesario para vivir.
Vs. 15-20. Al llegar los cinco exploradores se robaron los ídolos y el efod,
mientras los seiscientos hombres armados montaban guardia. Al preguntar el
sacerdote qué hacían, le mandaron que se callara y que se fuera él también con
ellos para servirles, pues era mejor ser sacerdote de una tribu, que ser sacerdote
de una sola familia. Con tal oferta el levita se alegró y se marchó con ellos.
Vs. 21-26. Mientras los de Dan proseguían su camino, los vecinos de Micaía
se juntaron y fueron tras aquéllos gritándoles. Cuando los de Dan preguntaron a
Micaía qué pasaba, éste respondió: “Tomasteis mis dioses que yo hice”. Los
emigrantes lo amenazaron diciéndole que no insistiera, pues los más impulsivos
podrían matarlo a él y a su familia, por lo cual Micaía tuvo miedo y regresó
humillado a su casa.
Vs. 27-29. Los de Dan tomaron Lais, mataron a sus habitantes y quemaron la
ciudad. Luego la reedificaron, le dieron el nuevo nombre de Dan y la habitaron.
En el futuro, para referirse a todo el territorio de Israel, de norte a sur, se diría:
“desde Dan hasta Beerseba”, Jue. 20:1.
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
Mostrar cuán bajo puede caer el hombre cuando se olvida de Dios y de sus leyes, y
cuánto mal causa el pecado a la paz social.
Vs. 4-9. El suegro también le dio la bienvenida con gozo, pensando que la
desgracia de su separación ya no caería sobre él. Después de tres días, al
disponerse el levita a regresar a casa con su mujer, el suegro amablemente lo
convenció para que se quedara un día más y así lo hizo. Al quinto día, ya tarde,
el suegro le sugirió que se quedara otro día más, pero el levita ya no accedió y
partió con su mujer y su siervo.
V. 29. El levita partió el cadáver en doce pedazos y los envió por todo Israel,
por medio de mensajeros que posiblemente llevaban el encargo de contar acerca
del horrendo crimen y decir: “Considerad esto, tomad consejo y hablad”.
Quienes veían aquel macabro mensaje decían: “Jamás se ha hecho ni visto tal
cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto
hasta hoy”, aludiendo al Éxodo como el gran evento que había dado origen a la
nación de Israel.
Vs. 29-48. Los de Israel sufrieron aún unas treinta bajas antes de usar una
estratagema efectiva, con la cual consiguieron matar a veinticinco mil hombres
de Benjamín, e hicieron que seiscientos hombres se atrincheraran en la peña de
Rimón por cuatro meses. Mientras continuaron con su acto de ajusticiamiento:
quemaron las ciudades de Benjamín, mataron a sus hombres, las bestias y todo
lo que hallaron.
Vs. 23-25. Los hijos de Benjamín lo hicieron así. Secuestraron a las chicas
que danzaban, reedificaron sus ciudades y las habitaron. Los demás volvieron a
su casa.
Hay que admitir que en medio de tanta maldad y sangre, se distinguen algunos
rasgos de misericordia, solidaridad y consideración, al recurrir a soluciones algo
extrañas, y hasta cómicas para nosotros, para restaurar a la tribu de Benjamín.
El Libro de los Jueces termina con la observación de que “no había rey en
Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”.
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Mostrar cómo Dios torna las situaciones negativas en bendición para sus hijos”; y cómo
el testimonio y el amor de una suegra puede ganar a su nuera para Dios.
A. INTRODUCCIÓN
1. El autor. La tradición judía atribuye tanto el Libro de los Jueces como el Libro
de Rut, a Samuel, el último de los jueces. P. A. Verhoeft cree que el autor es otro
que vivió durante el esplendor del reinado de David, por la forma en que se
refiere a él y a su genealogía en Rut 4:17-22; y a la época de los jueces como un
tiempo ya pasado.
2. Época. Rut 1:1 dice que esta historia ocurrió “en los días que gobernaban los
jueces” en Israel, posiblemente en tiempos de Gedeón, durante un período de
unos diez años.
3. Propósito del libro. En Rut 4:17-22 vemos que su fin es trazar la genealogía
de David, cuya dinastía, establecida por Dios, sería perpetuada para siempre en
su descendiente nuestro Señor Jesucristo. Además, muestra cómo una mujer
gentil se convirtió en uno de los antepasados de nuestro Señor.
Vs. 3-5. Frank Boyd, en su libro “Estudios sobre el Antiguo Testamento”, cita
esta opinión: “Si lo que él –Elimelec- hizo era correcto, todo Belén debía haber
hecho lo mismo. Pero este hombre trata, en sus propias fuerzas y separándose
en forma egoísta de sus compatriotas, de cambiar los designios de la divina
providencia. El hambre había sido ordenada como un castigo disciplinario; pero
en vez de arrepentirse, él busca evadirlo marchándose a una tierra extraña”.
Boyd cree que los resultados trágicos de aquella decisión errónea fue que los
hijos desobedecieron la Ley al casarse con mujeres gentiles, Rut 4 y Deut. 7:1-3;
y que los tres varones murieran dejando a tres viudas sin descendencia. Al
decidir Noemí volver sola a Belén, dijo: “la mano de Jehová ha salido contra
mí”.
Vs. 6-7. Cuando Noemí decidió regresar, porque Dios ya había visitado a su
pueblo y el hambre ya había pasado, sus nueras decidieron acompañarla. ¿Qué
habían visto estas moabitas en la actitud de Noemí que determinaron dejar su
tierra para irse con ella hasta Belén?
Vs. 11-18 Noemí trató de persuadir a sus nueras para que regresaran. Logró
convencer a Orfa. Pero cuando le dijo a Rut que Orfa ya se había vuelto “a su
pueblo y a sus dioses”, Rut expresó su decisión y una respuesta que se ha vuelto
clásica: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque adondequiera que
tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y
tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga
Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotras dos”.
Vs. 8-9. Booz dijo personalmente a Rut que ya no fuera a otro campo a
espigar; que se hiciera acompañar de su criadas; que había dado orden para que
no fuera molestada; y que podría tomar del agua de sus siervos.
Vs. 10-12. Al preguntar ella la razón para tantas bondades, él respondió que
sabía ya de todo su servicio a Noemí, y que por acompañarla había dejado a sus
padres y su tierra. Le dijo: “Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea
cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a
refugiarte”.
Vs. 13-17. Rut expresó su humildad al decir a Booz: “no soy ni como una de
tus siervas”. Los favores de Booz para ella continuaron: la invitó a comer y aun
ordenó que le permitieran tomar de las gavillas sin ningún estorbo.
V. 17. En la narración vemos que Rut era una mujer trabajadora y diligente:
“Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y
fue como un efa de cebada” (lo que puede caber en unos diez galones). El
mayordomo ya había dicho, v. 7: “está desde por la mañana hasta ahora, sin
descansar ni un por un momento”.
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PROPÓSITO DE LA LECCIÓN
Enseñar cómo una joven gentil que se acogió al amparo del Dios de Israel, tuvo la
bendición de ser incluida en el linaje del Señor Jesucristo.
Vs. 2-4. Sería la noche cuando Booz aventaría el trigo –separar el grano de la
paja. Rut debería bañarse, perfumarse, vestirse en forma presentable y esperar
hasta que Booz hubiera comido y se hubiera acostado. El siguiente paso sería
llegar hasta su lecho, descubrir sus pies y acostarse allí.
Esta ley del levirato se detalla en Deut. 25:5,6: “Cuando hermanos habitaren
juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se
casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su
mujer, y hará con ella parentesco. Y el primogénito que ella diere a luz sucederá
en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de éste no sea borrado
de Israel”.
Cuando Booz se dio cuenta de que alguien estaba a sus pies y que era Rut la
moabita, quien le pidió extender su manto sobre ella, comprendió que ella
demandaba el cumplimiento de sus obligaciones para comprar la propiedad de
Elimelec y para levantar familia para su difunto esposo Mahlón, vs. 8-9.
V. 12. Sin embargo, aunque apreciaba a Rut, era un hombre apegado a la Ley;
él sabía y declaró sinceramente que había alguien que era pariente más cercano y
tenía derechos antes que él. Esta es otra faceta de la nobleza de un hombre que
debe servir de ejemplo para los novios de hoy, quienes no deben guiarse
apresuradamente sólo por las aparentes circunstancias y buenas oportunidades,
sino deben esperar por mayores pruebas y confirmación de parte de Dios.
Cuando un noviazgo es guiado por el sabio plan y la provisión de Dios, no debe
haber prisas indebidas, sino reposo, confianza y seguridad por parte de los
novios.
Vs. 14-17. Booz le aconsejó que descansara a sus pies aquella noche. De
madrugada, y también por consejo de él, Rut se levantó y se fue para evitar un
escándalo. Tras recibir un buen obsequio de cebada en su manto, regresó a dar
las nuevas a Noemí.
V. 18. La anciana aseguró a Rut que aquel noble varón era tan responsable,
que ese mismo día, sin demora, iría a resolver todo el asunto.
Vs. 2-6. Booz se cuidó también de tener a diez ancianos de la ciudad para que
actuaran como testigos. Declaró a su pariente el asunto que deseaba resolver, a
lo cual éste respondió muy resuelto: “Yo redimiré”. Pero cuando Booz le declaró
la segunda parte de sus obligaciones: “debes tomar también a Rut la moabita,
mujer del difunto, para que restaures el nombre del muerto sobre su posesión”,
el pariente se rehusó. Su excusa fue: “no sea que dañe mi heredad”. ¿Qué quiso
decir con ello?
Vs. 7-8. Era costumbre dar un zapato a otra persona como símbolo de que
cedía a ésta los derechos de posesión. El zapato simbolizaba lo que alguien
realmente poseía, disfrutaba y movía a voluntad hacia donde deseaba. El
entregarlo a otro era ceder el derecho de que alguien gozaba para que otro lo
disfrutara. Así, el pariente dio el zapato a Booz, cediéndole todos sus derechos.
Vs. 9-10. Booz adquirió el derecho de poseer todo lo que había sido de los
tres difuntos, ante testigos. Además, adquirió el derecho de casarse con Rut, de
levantar familia al difunto esposo de ésta y conservar así su memoria entre su
pueblo.
Sí que fueron ilustres Booz y Rut. C.I. Scofield dice que Rut es un tipo de la
Iglesia, como la esposa gentil de Cristo, quien es el betlemita capaz de redimir a
la dulce mujer gentil que se acogió bajo las alas del Dios de Israel, y fue
rescatada para ser elevada a la calidad de esposa. Booz y Rut son dignos
ancestros en el linaje a través del cual Jesús vino a este mundo.
Vs. 14-16. En su vejez Noemí se gozó con un bebé pariente al que sirvió de
aya. Este niño, llamado Obed, fue el abuelo de David. Y de nuevo las mujeres
de Belén exaltaron el amor y el valor que Rut tenía para Noemí, diciéndole: “tu
nuera, que te ama... es de más valor para ti que siete hijos”.
Vs. 18-22. Aquí se presenta la genealogía del Rey David, con lo cual concluye
este breve pero hermoso Libro de Rut.
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http://www.institutoalma.org/CorazonYVida/Jue-idx.html
2/1/2007 14:12:08
cuáqueros