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Pierre Abélard o Pierre Abailard , Petrus Abelardus en latín, Pedro Abelardo en español o simplemente

Abelardo.

Nació en 1179, Bretaña. Fue un filósofo, teólogo, poeta y monje francés.

A los 37 es profesor de lógica y teología en Paris. Allí conoció a Eloisa en 1116, cuando ella tenía tan solo
17 años.

Murió en el año 1145.

Héloise d´ Argenteuil en francés. Nacida alrededor de 1092 y falleció en 1164. Fue una intelectual de la
literatura, escritora, filósofa y religiosa, por ello era una gran conocedora de la biblia. Conocía a Aristóteles,
Platón, Ciceron y a San Agustín.

Su amplio conocimiento, pasión por la reflexión y el análisis le permitieron establecer una profunda
relación con Pedro Abelardo.

A la edad de 17 años abandona el monasterio Santa Genoveva , puesto que su tío Fulberto consideraba
que la educación que le habían impartido había dado frutos. Se la lleva a Paris y la instala en su casa a
espera de poder casarla convenientemente. Encontrarle un marido noble y con dinero. Abelardo era un
hombre célebre por su cultura y belleza. Por ello Fuberto acepta hospedarlo en su casa, para luego darle
clases de lógica a Eloisa.

Eloisa no resistió la fascinación intelectual hacia Abelardo. Desencadenándose una incontrolable pasión, la
cual los acompañaría a lo largo de sus vidas. De su relación nace un niño, Astrolabio. Para reparar el error
Abelardo se casa secretamente con Eloisa. Más tarde la abandona ya que decide tomar los hábitos y Elosia
presionada por él, contra su voluntad a entrar como religiosa al monasterio donde había sido educada.
Astrolabio fue criado por una hermana de Abelardo.

Después de 11 años sin verse, Eloisa llega a leer una carta de Abelardo conocida con el título de “Historia
de mis calamidades”, y le escribe. Los dos retoman las relaciones, primero epistolarmente y luego
personalmente. Abelardo abandona finalmente abandona a Eloisa y después de varias vicisitudes, entre
ellas una condena por herejía. Muere Cluny en 1142, el cuerpo es enviado a Eloisa, que lo sepulta. A su
muerte 1164 también Eloisa es sepultada allí.
La carta aborda los siguientes temas: El amor pasional, trágico y prohibido, el poder de la iglesia católica,
los designios de Dios, el pecado, a lujuria, la codicia, la venganza, los matrimonios concertados y el amor
aún después de la muerte.

La historia de Eloisa y Abelardo es una trágica historia de amor, que sucedió en Paris en el siglo XIII. Un
amor intelectual, trovadoresco y pasional, que sobrepaso los estándares de la época. Maestro y dispula se
entregaron física y espiritualmente en un amor secreto y prohibido.

Luego de cruzar sus miradas, surge una atracción que los uniría a lo largo de sus vidas.

Por una decisión episcopal Abelardo fue expulsado del sitio donde residía, y toma la decisión de
hospedarse en la casa del canónigo Fulberto, allí vivía su sobrina Eloisa. Abelardo no desconocía el
potencial y conocimiento de la muchacha, por ello más tarde le brinda clases para que siga desarrollando
su nivel intelectual cada vez más. De esta forma comienza esta historia de amor, la cual marcaria por
completo la historia de ambos. Un amor ardiente, conflictivo, colmado de sufrimiento y la desdicha. En una
época donde los profesores, filósofos doctos debían ser célibes y entregarse por completo a Dios.

Eloisa en su naturaleza rebelde totalmente fascinada y seducida por Abelardo decide jurarle amor eterno,
él sería su único Dios por la eternidad. En cambio Abelardo si bien esta preso por la pasión que siente por
Eloisa, prevalecerá el designio de Dios y su intelectualismo.

En el proceso de este amor desenfrenado él se autoflagelará, ya que se siente culpable ante Dios. También
descargará sobre Eloisa la culpa el pecado. Aún así en Eloisa continúa creciendo este amor, siendo cada
vez más fuerte, se casaron en secreto y como producto de este amor traen al mundo un hijo, que se
llamará Astrolabio. El pequeño fue encomendado a la hermana de Abelardo.

En venganza a todo esto Fulberto como castigo decide mandar a castrar a Abelardo. Para Abelardo la
castración significaba un castigo divino y decide rendir cuentas a Dios, consagrándose por entero a él.
También el enamorado sugiere a Eloisa que tome los hábitos para remendar todos los daños causados por
su amor. La muchacha toma este consejo y lo sigue fielmente en su decisión, así que ingresa al convento
donde fue educada.

Una vez separados, él como sacerdote y ella como monja, comienzan a enviarse cartas mutuamente.

Fueron varias las cartas que los enamorados se enviaron, nosotras vamos a trabajar con la primer carta de
Eloisa a Abelardo. Ella le escribe de la siguiente manera:

…“A su dueño, más aún, a su padre; a su esposo, más aún, a su hermano. De su sierva, o mejor, de su hija;
de su esposa, o mejor, de su hermana. A Abelardo, Eloísa”…

Eloísa idolatra a Abelardo siendo para ella un todo, padre, hermano, esposo, señor. Al correr de sus vidas
ésto significo él para ella. Padre porque fue su maestro espiritual y consejero, hermano por ser ambos hijos
de Dios, esposo porque se unieron en sacramento nupcial y señor porque era su “dueño”. Varias veces en
la carta Eloísa afirma que Abelardo es su dueño: … “Dueño tanto de mi cuerpo como de mi voluntad”…

Era tanta la pasión que Eloísa sentía por él que había sido capaz de renunciar a todo con tal de someterse a
él.
En la carta ella describe las adversidades que Abelardo tuvo que enfrentar. Cada día esperaba noticias de
su amante esposo, con la esperanza de ser partícipe de sus penas y alegrías. Mediante las cartas ella se
siente cerca de él:

… “Jamás recibo una carta tuya que no me haga sentir que estamos juntos nuevamente”…

Eloísa siente que Abelardo está en deuda con ella y sus hermanas, por marcharse y no escribirles. Vive
sumergida en el recuerdo de cada construcción, de cada creación de Abelardo.

En cuanto a los castigos que Eloísa consideraba que Abelardo padeció. Éste los veía como castigos divinos y
quería que ella lo entendiera del mismo modo.

Para Eloísa era tan grande la pérdida y la miserable fortuna que consideraba traición la decisión de
Abelardo. Él era la causa de su dolor:

… “Porque si solo tú eres la causa del dolor, solo tú tienes el don del consuelo”…

Abelardo vive éste amor torturante y pecaminoso como algo que lo separa de Dios. Ya que el pecado es
cualquier acción, sentimiento o pensamiento que vaya en contra de las normas de Dios.

En la Edad Media la iglesia católica tubo un rol decisivo y las acciones de la gente se hallaban
estrechamente ligadas a las normas religiosas. Las formas de pensar de los nobles estaban influenciadas
por los principios y creencias de la iglesia cristiana. Por lo tanto se creó una mentalidad medieval basada en
los preceptos religiosos.

… “Y de ningún modo deja de estimarse mercancía aquella que elige casarse con el más rico que con el
pobre”…

En esta época era muy común el matrimonio concertado, por lo que debía pasar Eloísa si no se hubiese
revelado ante su destino, ya que su tío la quería casar con alguien por interés económico, para heredar los
dotes de su familia.

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