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Universidad Alberto Hurtado

Facultad de Ciencias Sociales


Carrera de Sociología
Curso Metodología de la Investigación Cualitativa I

Rejas, Salud, Poder y Disciplina:

Particularidades y conflictos en la relación entre funcionarios de


la salud y pacientes en el Hospital Penitenciario de Santiago.

Profesor: Carolina Stefoni.


Ayudante: Carolina Trivelli.
Estudiantes: Valentina Garrido
Rodrigo Pereira
Hugo Sir
Jorge Valdebenito

-24 de Noviembre de 2008-


 Índice:

Introducción:………………………………………………………..…Pág. 03.

Marco Teórico:………………………………………………………....Pág. 06.

Descripción y Análisis de la Información:………………………..Pág. 12

Capítulo I…………………………………………………….Pág. 13

Capítulo II……………………………………………………Pág. 15

Capítulo III……………………………………………………Pág. 18

Capítulo IV……………………………………………………Pág. 26

Conclusiones Generales:………………………………………… Pág. 36

Bibliografía:……………………………………………………….….Pág. 38

2
 Introducción:

Esta investigación tiene como objeto de estudio las particularidades y conflictos


que emergen de la relación asimétrica de poder1 entre los funcionarios de la salud y
pacientes (FS-P) al interior del hospital de la penitenciaría de Santiago (HP).
La relevancia social de la investigación cobra sentido a la hora de evaluar la manera en
que el sistema de salud, entendiéndolo como un espacio que se concibe a sí mismo
con una ética particular y exclusiva, puede adquirir usos ajenos al sistema mismo y en
particular, una relación conflictiva en la utilización de mecanismos correctivos.2
Conflictiva por la posibilidad de confundir la necesidad de estos por una situación
médica, con utilizaciones propias del sistema penal al que este hospital pertenece. Lo
anterior nos enlaza directamente con las temáticas de la Biopolítica3, siendo
precisamente ese complejo entrecruzamiento entre saber biológico y poder político, lo
que otorga la relevancia a nuestra investigación, ya que al observarlo a través de un
caso concreto, esperamos poder indagar y mostrar las formas en las cuales el saber
científico puede adquirir un uso político a través del control social de poblaciones
completas.
Por otro lado, la relevancia investigativa está dada, en un comienzo, por la
escasa bibliografía que se encuentra disponible en diversas bases de datos y fuentes
de información sociológica4, lo cual nos llama bastante la atención, pues es sintomático
de la casi inexistente exploración y desarrollo empírico que los temas asociados a la
biopolítica tienen en las ciencias sociales nacionales e internacionales. Y luego, como
una aproximación concreta a una forma de control social que se extiende a través de
una sociedad como la nuestra.
En esta investigación proponemos ofrecer un primer acercamiento empírico y
sistemático a la materia con el fin de conminar el desarrollo de investigaciones
posteriores y generar discusión entorno al tema. De esta manera, tras la
conceptualización y operacionalización de la variable teórica, que en este caso es el
1 Esta afirmación a simple vista podría parecer un apriorismo, pero será adecuadamente argumentada y
desarrollada en el marco teórico.
2 En el curso de la investigación nos proponemos describir cuales son estos mecanismos y de qué manera operan.
3 Concepto que será desarrollado más adelante.
4 Razón por la cual por el momento es poco viable vincularla a literatura específica. Más no lo es así en un
sentido teórico, como bien lo veremos en el marco teórico.
3
Poder, describiremos y analizaremos los usos que se le otorgan a este en las
relaciones entre FS-P en el HP.
En este sentido la pregunta que dirigirá nuestra investigación será: ¿Qué es lo
particular del ejercicio de poder en la relación funcionario de la salud-paciente al interior
del Hospital Penitenciario? Esta pregunta incluye, las singularidades de la relación
misma y, a la vez, del uso que pudiera existir, pues se pregunta por el ejercicio, es
decir, por todo el ciclo que contiene a una relación de poder, como la existente entre
FS-P.

Objetivos generales :
○ Cualitativo:
● Describir, analizar y comprender la forma en que es utilizada la asimetría de poder,
existente en la relación funcionarios de la salud y pacientes al interior del hospital
penitenciario de Santiago.
● Describir y comprender las distintas categorías que operan en la relación entre los
funcionarios de la salud y los pacientes (FS-P) al interior del hospital penitenciario
de Santiago.

○ Cuantitativo:
 Caracterizar las particularidades de la relación asimétrica de poder entre FS-P,
dentro de hospital penitenciario.

 Objetivos específicos:
o Cualitativo:
 Dilucidar qué prácticas y discursos son característicos del uso de la asimetría de
poder en la relación entre funcionarios de la salud y pacientes (FS-P) dentro del
hospital penitenciario.
 Explorar las distintas categorías que influyen en las particularidades y conflictos en
la relación FS-P en el hospital penitenciario de Santiago.

4
○ Cuantitativo:

 Examinar la influencia de la distinción profesional en los usos de la relación


asimétrica de poder entre FS-P.
 Caracterizar el nivel de compromiso que los profesionales de la salud tienen en la
modificación de la conducta criminal con el fin de lograr la reinserción social del reo-
paciente.

Nuestra investigación será articulada entorno a un diseño temporal sincrónico


o transversal, y se analizarán las prácticas desarrolladas al interior del HP en un
período de aproximadamente tres meses.
Así, tomando en cuenta que las prácticas sociales constantemente se ven
modificadas por los significados simbólicos, los contextos sociales y la historicidad de la
acción social, es que esta investigación se encuentra pensada desde un paradigma
interpretativo-constructivista.5 Este paradigma, a nuestro juicio, permite otorgar una
profundidad y riqueza heurística que otros enfoques tienden a limitar en tanto
privilegian las estrategias metodológicas de diseño cuantitativo. De esta forma, la
búsqueda del sentido de elementos simbólicos significativos y que constituyen las
formas de interacción en diversos espacios, nos aportarán una riqueza informativa que
proporcionará un nivel de comprensión holístico, al tomar en cuenta el comportamiento
y significado que estas prácticas tienen para la población penal, así como también,
para los funcionarios de la salud.
Nuestra muestra intentó recoger la variabilidad de la población estudiada,
para este fin se diseñó una encuesta, se aplicaron los cuestionarios y luego se
entrevistó a cada uno/a de aquellos/as profesionales, que accedieron a responder.
Además, dado lo reducido que es el personal total del HP estimamos que la muestra es
altamente representativa del total de la población. A ella se llegó gracias a un efecto
5 Quizás alguien podría argumentar que el empleo de técnicas cuantitativas de recolección de información y el
establecimiento de hipótesis y relaciones causales (que también se encontrarán presentes en el informe final de
esta investigación) que explican este fenómeno social, manifiesta cierto grado de filiación con el paradigma post-
positivista, pero a nuestro juicio aquello es mera casualidad puesto que en esta investigación los así llamados
“datos duros” sólo vienen a desarrollar y complementar una perspectiva que se concentra en encontrar la
significación y construcción socio-cultural de una realidad social compleja y poco descrita por las ciencias
sociales nacionales.
5
bola de nieve que surgió por nuestra Key Keeper la Señora Mónica Carrasco,
enfermera jefe del hospital y el doctor director del hospital, Nahamán Yurié. Nuestra
investigación se constituyó básicamente por medio de entrevistas, por lo que cada una
de ellas constituye una entrevista en profundidad.
No nos fue posible acceder a los datos exactos de la población de los
funcionarios del hospital, pero gracias a la etnografía podemos intuir que es bastante
reducida, por lo que se nos hace muy razonable descartar la aplicación de métodos
probabilísticos para la construcción de la muestra, precisamente, porque ante la
heterogeneidad que impera entre el personal de la salud, no es viable homologar las
funciones de un médico a las de una enfermera, o las de esta última a las de un
paramédico. Constituyendo la no respuesta voluntaria, el único criterio para no aplicar
la encuesta a alguien de la población.

 Marco Teórico:

Esencialmente, la discusión teórica más importante que debemos plantear es la


que refiere al concepto de poder. Examinaremos las concepciones de Foucault y
Weber principalmente, pasando también por Arendt, para así llegar a una definición
propia que nos sea útil y tratable en nuestro proyecto de investigación.
En el sentido que nos es conveniente utilizar algunas apreciaciones de Foucault,
excluye (de momentos al menos), e insistimos con esto, la pregunta específica por la
cristalización de los discursos de poder en estructuras arquitectónicas particulares6,
esto fundamentalmente por dos razones: 1) el hospital penitenciario por sus
condiciones extremadamente particulares, estaría sujeto a dos formas arquitectónicas
diferentes (no necesariamente contrapuestas), la carcelaria (necesidad de vigilar,
controlar, etc.) y, por otra parte, la hospitalaria (circulación del aire, de los pacientes,
sectorización, control del contagio, etc.) y 2) por temas prácticos y metodológicos que
nos harían dificultoso trabajar el poder desde esta concepción, es decir, como espacios
de poder (arquitectura) (Albano, 2005, p. 62). Esto solamente es una adecuación
práctica según nuestros objetivos, unidades de análisis y posibilidades, de todas
maneras, no afecta el grueso de la investigación pues la pregunta se centra en la
6 En la línea del panóptico.
6
relación y en lo que los Funcionarios de la Salud, puedan encontrar de relevante en la
infraestructura, para efectos de esa relación, no tanto en un análisis histórico-
arquitectónico de la cristalización del poder en el Hospital Penitenciario.
Por tanto, debemos entender, por un lado, que todo el trato que se le da a los
pacientes, en cuanto personas privadas de libertad, se enmarca, desde este pensador,
en un proceso general que denomina biopoder. Para comprender esto hay que situarse
en un traslado que hace Foucault desde el disciplinamiento (estrictamente aplicado al
sujeto, al cuerpo del sujeto) a una “tecnología de la seguridad biológica” (Albano, 2005,
p.58) cuyo objeto son poblaciones, conjuntos de individuos, particularizados,
diferenciados, por la articulación de saber biológico y política. Sin embargo, el mismo
pensador deja claro que los mecanismos de seguridad no reemplazan la disciplina, sino
que la hacen funcionar, la articulan de una manera singular (Foucault, 2006).
Tenemos entonces que la disciplina se enmarca dentro de esta tecnología más
global del biopoder entendido como el poder que quedaría ligado intrínsecamente a la
vida en sentido amplio, por tanto, para nuestro trabajo puntual, microsocial, nos
interesaría más lo que tiene que ver con el disciplinamiento o, más estrictamente, con
lo que Foucault denomina “Anatomía Política” en Vigilar y Castigar, utilizado “para
designar las marcas que deja impresa la aplicación disciplinaria, y a cuyo arreglo, es
capaz de modelar un anatomía corporal puesta al servicio de ciertas operaciones,
ejercicios, y técnicas orientadas a la rapidez y a la eficacia” (Albano, 2005, p. 58). El
estudio entonces se trataría “del 'cuerpo político' como conjunto de los elementos
materiales y de las técnicas que sirven de armas, de relevos, de vías de comunicación
y de puntos de apoyo a las relaciones de poder y de saber que cercan los cuerpos
humanos y los dominan haciendo de ellos unos objetos de saber.” (Foucault, 2002a, p.
28). Ciertamente, el poder constituye a la sociedad y a los sujetos, pero éste no puede
existir, para Foucault, en ausencia de un discurso. De ahí el carácter fundamental que
tendrán las entrevistas para nuestra investigación, desde donde podremos reconstruir
una forma de comprensión compartida que nos permitirá interpretar cómo se conforma
la relación entre funcionarios de la salud y las PPL.

7
Nos encontramos ahora en un nivel medio de abstracción, el problema de ese
disciplinamiento del cuerpo, de esa utilización práctica y discursiva, por parte de
relaciones de poder y saber es lo que nos interesa mostrar, es decir, ¿cómo
efectivamente se ejerce el poder en sujetos, insertos en la compleja red que se instala
entre salud y punición? El problema central que nos queda es la manera de detectar
eso sincrónicamente, sin un estudio longitudinal que nos permita hacer comparaciones,
ver flujos, traslados de signos, etc. Antes de pasar al desarrollo de esto, la concepción
de Foucault (claramente difícil de aplicar) nos aporta algo más. El médico, así como el
gendarme, la enfermera o cualquier otro integrante de esta red, no es una persona
completamente consciente de los códigos que actualiza, sino que es atravesado por el
poder que ejerce.7 En este sentido: “El poder en la vigilancia jerarquizada de las
disciplinas no se tiene como se tiene una cosa, no se transfiere como una propiedad;
funciona como una maquinaria” (Foucault, 2000, p.182), es profundamente interesante,
el hecho que como lo señala en la “Voluntad de Saber”, las relaciones de poder serían
intencionales y no-subjetivas (Foucault, 2002b).

Como habíamos señalado en un comienzo, tomaremos la noción de Weber, con


el fin de poder ir acercándonos hacia una concepción de poder que se haga más
fácilmente observable, cuantificable, descriptible y analizable. Este sociólogo, nos
entrega una visión más estrecha de lo que es el poder, ligada más con la acción de
sujetos individuales, es decir, entendido como: “probabilidad de imponer la propia
voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que
sea el fundamento de esa probabilidad” (Weber, 1974, p. 43). A pesar que no tiene la
dificultad de apreciar el poder como un juego de relaciones, discursos, prácticas, etc. la
definición Weberiana es de todas maneras difícil de manejar, es un tanto amorfa, por
esto el mismo pensador cristalizaría la relación de poder en lo que llama dominación, y
corresponde a la “[probabilidad de] encontrar obediencia a un mandato de determinado
contenido entre personas dadas” (Weber, 1974, p. 43). Aquí el énfasis está puesto
específicamente en la obediencia, que supone por tanto la asimetría de poder, es decir,
7La cuestión del poder como constitutivo del sujeto, no podría ser tocada más que tangencialmente a lo largo de la
investigación.
8
quien tiene la capacidad de dominar en un momento específico, es producto de una
asimetría de poder determinada. Así el disciplinamiento en Weber será la probabilidad
de alcanzar una obediencia constante para un “mandato por parte de un conjuntos de
personas que […] sea pronta, simple y automática” (Weber, 1974, p. 43). Esto nos
otorga una dimensión del poder que es la más simple de dar cuenta en primera
instancia y que constituye una de las dimensiones que serán desarrolladas más
adelante, cuando demos cuenta de nuestra propia conceptualización de poder.

Por otra parte, Arendt nos obliga a recordar el carácter relacional del poder, en
un sentido un tanto distinto al foucaltiano. Y a pesar que su definición es más apropiada
para otras formas de apreciar el poder, como poder político, por ejemplo, nos ayuda
con una precaución metodológica que nos parece fundamental. Noción de reciprocidad
en la conformación del poder, que para Arendt diferencia este último de la violencia: “La
imposición de una voluntad sobre otra, es violencia.”(Águila, 1997, p.31). El poder es
social, la violencia es anti-social pues “el poder siempre requiere de mucha gente, (y) la
violencia puede prescindir de ella.”. (Arendt, 1970, p.39) Por tanto, si el funcionario
tiene poder no es sobre la persona privada de libertad (o más estrictamente para
nosotros no es solamente sobre), sino que se constituye en una reciprocidad. Para
dejar esto más claro, la diferencia central con Foucault se presenta en la centralidad
que para esta concepción tiene el sujeto o, mejor aún, las relaciones intersubjetivas,
por sobre esa concepción de maquinaria o de conducción de conductas. Habla más
inmediatamente de la relación, de ahí que sea una precaución metodológica ante estas
dos grandes nociones.
Ahora bien, para llegar a una definición operativa del poder, debemos situarnos
en un punto específico de la “maquinaria” que articularía el poder, es decir, intentar
detener la circulación de éste, sin perder de vista que no agotamos la naturaleza misma
del fenómeno, sino que simplemente hacemos el examen de un intervalo dentro de los
muchos juegos de relaciones, estrategias y reglas de enunciado, que participan en
distintos niveles de la “maquinaria”. En específico significa no olvidar que todo cuanto
podamos apreciar, registrar y analizar no agota su significado en sí mismo, sino que

9
pertenece a una dinámica más general que nosotros hemos entendido desde Foucault
como Biopoder o Biopolítica, que hace referencia (dicho de manera muy esquemática y
somera) a la regulación de poblaciones entendido el ser humano como especie, por
tanto, ubicando la vida misma8 en el centro de la política (articulación saber biológico-
poder político).
Para este efecto, entonces, entenderemos poder como: Capacidad material y/o
discursiva, que tiene un sujeto o grupo de sujetos, de imponer, prohibir o
producir prácticas y/o discursos, sobre otros individuos. Con esta definición
queremos tratar de ser exhaustivos en cuanto a varias cosas de gran relevancia.
Primero, que el poder no se agota con la dominación, por esto no sólo impone o
prohíbe, sino que también “produce” y en cuanto producto de una relación, no puede
ser nunca totalmente predicho, hay espacio para la incertidumbre que liga esto con un
alejamiento de esa visión jurídica-política del poder como algo solamente opresor.
Segundo, la inclusión de una dimensión material, no significa volver a confundir poder y
violencia9, sino que nos permite ligar el momento del análisis con algo que sobrepasa a
los individuos, que está incardinado en prácticas o, incluso, formas arquitectónicas
determinadas. Tercero, el entenderlo como una “capacidad” está unido a las
necesidades propias de un estudio sincrónico como el que nos proponemos realizar y,
por tanto, a pesar de la existencia de un contexto que recubre y coordina estrategias
generales de poder que exceden por mucho a un individuo particular, no es sino este
sujeto concreto quien actualiza, enuncia, propone, practica, etc. determinadas
relaciones de poder y el conjunto de prácticas y discursos que las componen.
Por último, de esta conceptualización se desprenden más o menos claramente
tres dimensiones, que desarrollaremos más adelante: 1) Poder como dominación, que
se liga con la definición de Weber de ese concepto y a la vez con lo que se pueda notar
como “capacidad material”, es decir, las prácticas y la obediencia a aquellas; 2) Poder
como medicalización del cuerpo, es decir, el trato del cuerpo como objeto científico, la

8 Sobre el concepto ver: Agamben, Giorgio (2003) Homo Sacer, Valencia, Pre-Textos. El concepto preciso usado
por Agamben es el de nuda vida.
9 Debemos ser enfáticos, con diferenciar el poder de la violencia, para nuestros efectos y según los autores
utilizados, el poder desaparece precisamente ahí donde, no pudiendo accionar sobre las conductas de los otros, se
recurre a la coacción física.
10
forma del diagnóstico, las recomendaciones de tratamiento, etc.; 3) Poder como
modificación de la conducta, hace relación con la capacidad de “producción” que
hemos otorgado al poder.

Más allá de la discusión teórica sobre el concepto del poder, debemos


detenernos en otros dos conceptos que surgen tanto en la revisión de bibliografía,
como en el transcurso de la investigación misma. Los conceptos de Control Social y de
Reinserción Social han sido fundamentales para la comprensión de la problemática que
se desarrolla en el nivel de la cárcel y, por tanto, esencial para descubrir la compleja
imbricación que se produce en una unidad hospitalaria, que es la única en Sudamérica
que se encuentra efectivamente en el interior de una penitenciaria.10 Debemos dejar en
claro que estos conceptos no se operacionalizarán, pues no nos interesa medirlos, pero
si nos son útiles para comprender las respuestas entregadas, por las personas
estudiadas. En cierto sentido, funcionan como piso que permite problematizar
respuestas y ubicarlas dentro de un espacio teórico válido.
Así, la noción de Control Social, podemos apreciar que es un problema que ha
preocupado a la sociología desde sus orígenes, podemos hacer un recorrido desde
Durkheim hasta Luhmann y apreciar que el concepto vuelve constantemente a la órbita
de los estudios sociológicos, sobre todo como lo señala Bergalli, “como una metáfora
para el pensamiento pragmático en torno a la moralidad y la solidaridad social en
tiempos de aguda tensión social” (Bergalli, 1998). Así, como bien pudimos notar en un
artículo de Markowitz, llamado “Psychiatric hospital capacity, homelessnes, and crimes
and arrest rates” (Markowitz, 2006), el control social hace referencia a una
preocupación por la capacidad para, en primer lugar, evitar o luego controlar y aislar
comportamientos que perturben el orden normal11 de la comunidad y que puedan
debilitar los lazos de cohesión social. De ahí entonces, la pregunta por el control social,
debido al rol que cumplirían los funcionarios de la salud dentro de esa institución
carcelaria, institución insigne de aquel control. Es fundamental entonces, en el sentido

10 Esto en palabras del propio director del hospital, que además dijo que en otras unidades penales existían
enfermerías menores solamente.
11 “Normal” es usado aquí en un sentido parecido al que le otorga Durkheim en el suicidio, es decir, como los
comportamientos más típicos, sin que necesariamente se incorpore un juicio de valor.
11
de problematizar el concepto con los mismo funcionarios, como una noción que nos
ayuda a precisar la dimensión de poder como modificación de la conducta, y nos
enmarca en la pregunta por el control social, abordándola desde una perspectiva
microsocial, en las relaciones interpersonales y en la construcción de discurso de los
funcionarios de la salud del Hospital Penitenciario.
Asimismo, un concepto que se relaciona directamente con el anterior y que
también es fundamental como plataforma de entendimiento de los conflictos que se dan
dentro del hospital penitenciario, es el de Reinserción Social. Esta es una noción
bastante ambigua y que es usada generalmente, como las lecturas realizadas nos
sugieren, de manera bastante laxa, sin embargo, si hay algo de común en la utilización
del concepto es el carácter de revertir, enmendar o corregir una conducta o hábito
desviado, es decir que se aparta de la norma, en otras palabras, se trata justamente de
ejercer el control social sobre individuos determinados, que por sus características
(delincuencia, violencia, drogadicción, etc.) ponen en riesgo con su presencia la
cohesión de la comunidad.12 En general el proceso de Reinserción Social, se presenta
con diferentes aristas y preocupaciones de distintas índole, que afectan tanto a la
persona que quiere reinsertarse, como a su ambiente familiar y a las relaciones
sociales que posee en general. Esto podemos apreciarlo en alguno de los objetivos que
presenta el programa de reinserción social formulado por el Área de Servicios Sociales
(ASS) de la Diputación de Huelva (España) que señala para las atenciones que tendría
programa de reinserción:
“Estas atenciones pretenden:
* Aumentar la autonomía de la persona o familia
* Aumentar su seguridad
* Mejorar el equilibrio personal y/o familiar
* Potenciar las relaciones sociales” (ASS, 1999. p. 64)”

Acá podemos apreciar el carácter integral que tendría la reinserción social, por lo

12 Ver por ejemplo: Flores, M. (2004) El Estado y las ONGs en la Reinserción Social. Disponible en formato digital
en:
http://www.undp.un.hn/PDF/gobernabilidad/El%20Estado%20y%20las%20ONGs%20en%20la%20Rehabilitaci
on%20y%20la%20insercion%20social%20de%20los%20jovenes.pdf
12
cual, la pregunta que nos hacemos concierne al carácter problemático que podrían
tener los diversos grados de compenetración de los funcionarios de la salud con la
reinserción social, puesto que este es un proceso que los excede y que no está
normado de manera clara, así entonces los límites se hacen difusos y la labor médica
puede perder su especifidad. En definitiva, es esta situación poco clara la que hace
necesaria la pregunta por la reinserción social. Nuevamente debemos dejar en claro
que no se tiene por objetivo medir, sino que surge como un concepto relevante para la
comprensión cabal de la investigación misma.
Por último, debemos manifestar que, sobre todo este último concepto, surge a
raíz del transcurso de la investigación, por lo que su significación acabada será fruto de
los resultados de nuestro trabajo.

Descripción y análisis de la información

Capítulo I- Hospital Penitenciario como Organización.

Cabe destacar en este apartado que la administración del Hospital Penitenciario


no depende directamente del Ministerio de Salud a diferencia del resto de los
hospitales públicos del país, sino del Ministerio de Justicia, lo que es visto como un
problema por parte de algunos funcionarios ya que señalan que esta situación es
germen de burocracia. Esta situación, estará reflejada en lo que es la primera
dimensión de este apartado: Problemas administrativos del Hospital.

Los problemas de recursos del Hospital fue un tema recurrente en los


testimonios de los entrevistados, dando cuenta de las deficiencias en cuanto a
indumentaria, personal, infraestructura, y hacinamiento entre otras. Esto será agrupado
en la segunda dimensión: problemas de recursos del Hospital Penitenciario, que
contará con dos subdimensiones: Problemas infraestructurales [espacios,
hacinamiento, indumentaria] y Problemas de Recursos Humanos [falta de personal].

Entre los problemas administrativos del Hospital se observa que no son muy
diferentes de lo que puede sufrir cualquier institución pública, contándose como
indicadores la intromisión de la política, la burocracia, los cambios sólo en época de
13
elecciones, la dependencia al Ministerio de Justicia y el “papeleo” que ello implica,
además de que dicho servicio público enfatiza los recursos en Gendarmería, en la
contratación de nuevos gendarmes y refinamiento de las cárceles propiamente tales, y
no en el área salud de las mismas.

Es así como a las dificultades de índole infraestructural, refiriéndose a los pocos


avances en esa área, se debían a la mala administración, a la burocracia, o a la
dependencia del Ministerio de Justicia.

La gran mayoría de los entrevistados [aproximadamente un 85%] enfatizó en


problemas de infraestructura y de personal, esto tiene básicamente dos explicaciones.
La primera refiere al hacinamiento, la falta de camas, la falta de indumentaria, como el
que el hospital no tiene entre otras cosas Scanner, y la imposibilidad de efectuar
exámenes dentro del mismo, lo cual ocasiona el traslado de los pacientes a otros
recintos hospitalarios, acrecentando así las posibilidades de fuga y poniendo en riesgo
la seguridad de algunos funcionarios, por lo que se hace necesario el acompañamiento
de gendarmes en este tipo de tareas. La seguridad y las dificultades en los ejercicios
de los tratamientos médicos son situaciones que esquematizan, entre otras, la
particular situación de trabajar en un Hospital Penitenciario.

La sensación de inseguridad es un fenómeno que acapara aproximadamente un 75%


de los testimonios, por lo que se destaca dentro de las particularidades del hospital, sin
embargo, su surgimiento no es espontáneo, y perfectamente se le puede atribuir a
falencias administrativas del recinto.

Los inconvenientes en el tratamiento de los pacientes pueden ser atribuidos a muchas


causas, entre las que se destaca el tipo de paciente y las carencias estructurales. A
pesar de esto, la segunda razón potencia la primera, ya que el reo en calidad de
paciente al ver sus posibilidades de mejoría reducidas por motivos que escapan de sus
manos, no hacen más que aumentar su riesgo al dificultar la labor médica. A esto se
suma la demora en la toma de decisiones en cuanto a los procedimientos, derivada de
la condición de estar sujetos a la penitenciaría y lo que ello implica, como la lentitud de
los procedimientos legales.
14
A pesar de la carencia de recursos humanos, se visualiza el que los funcionarios han
dado una solución parcial a la situación, desarrollándose así la polifuncionalidad de los
trabajadores con respecto a tareas que pueden ser ejercidas por cualquier funcionario
a pesar de que no sean propias de su labor, por tanto se destaca la buena sincronía
que hay en los empleados, debido a que la mayoría de ellos llevan mucho tiempo
desempeñándose en el Hospital, y que por otra parte los turnos al ser largos, se ven
obligados a convivir mucho tiempo con sus compañeros, por lo que las malas
relaciones entre ellos sólo ocasionarían más problemas. Sinónimo de esto es la
homogeneidad en las opiniones respecto a cómo mejorar el recinto, todos coinciden en
una mayor inversión dirigida a indumentaria, infraestructura y personal.
Con respecto a las variables de análisis [género, profesión y motivación] la única que
genera diferencia es la profesión, ya que género y motivación no arrojan ningún
resultado distinto, todos los funcionarios destacan mismas características respectos al
HP. Tan sólo empleados altamente calificados, médicos propiamente tales, destacan
los problemas administrativos del Hospital. Esto se debe, y se ve respaldado en los
testimonios, a que ellos realizan labores en diferentes instituciones, tanto del sector
privado como público, y al ser sus exigencias en cuanto a condiciones laborales
mayores que la del resto de los funcionarios [turnos, indumentario, infraestructura,
personal, etc.] destacan que la raíz de las dificultades del HP residen la mala o
burocrática gestión administrativa del mismo, señalando la dependencia al Ministerio de
Justicia entre otras.

Capítulo II. Singularidad del trabajo en el Hospital Penitenciario.


Para realizar el análisis de este capítulo, nos hemos centrado en tres variables
principales: género, profesión y motivaciones; asimismo para llevar el análisis a una
mayor profundidad, nos centraremos también en las respuestas sobre el tipo de
paciente atendido, la calidad del ambiente laboral, el trabajo como opción, la diferencia
con otras instituciones de la salud en cuanto a percepción laboral y los riesgos del
trabajo en el HP.
En primer lugar, se presenta una diferencia en cuanto al interés en las preguntas
15
y el énfasis en las respuestas entre los técnicos paramédicos y el resto de los
funcionarios, donde los primeros enfatizan en la buena calidad en el ambiente laboral,
sus motivaciones para trabajar ahí, y las diferencias con otros hospitales en cuanto a
la percepción laboral, a sus carencias en cuanto a infraestructura, etc. Sin embargo las
respuestas del otro grupo, refieren con mayor énfasis a las características del tipo de
paciente y a las diferencias del trabajo en el hospital penitenciario y otras instituciones
de la salud, tanto pública como privada. Estas diferencias podrían corresponder a la
permanencia en el hospital, pues los técnicos paramédicos, junto con las enfermeras,
son quienes permanecen mayor tiempo en el hospital, y la carencia de mejores y más
residencias les afecta a diario; mientras, el segundo grupo, permanece menor tiempo
en la institución, por tanto las deficiencias del lugar de trabajo, los afectan con menor
intensidad.
La particularidad del trabajo está dada principalmente en el tipo de paciente,
definido como un paciente ganancial, que está en la constante búsqueda de obtener
algún tipo de beneficio por parte del FS, una paciente irrespetuoso y peligroso. Sin
embargo, encontramos respuestas atípicas, que sostienen que el paciente es una
persona respetuosa, que no presenta diferencias mayores con otros tipos de pacientes.
Observamos entonces que, en general, el FS describe al paciente como un sujeto
particular, destacando sus cualidades negativas.
Por otro lado, el riesgo que implica pertenecer a esta institución, esta expresado
principalmente en la falta de seguridad que experimentan los FS, dentro y fuera de sus
horas de trabajo. Se menciona además, un alto uso de agresiones de tipo verbal por
parte del paciente, los FS ven como una costumbre de sus pacientes, la falta de
respeto, rebeldía y bajo control. Teniendo en cuenta estos riesgos presentes a la hora
de trabajar en el HP, los entrevistados nos dieron a conocer algunas diferencias que
se pueden rescatar en comparación con Hospitales Públicos o Privados, donde la
diferencia más reiterada, corresponde a la infraestructura del lugar, la demora de los
exámenes, la diferenciación de poder entre el médico y el paciente (jerarquía), falta de
personal, y por consecuencia, la polifuncionalidad de sus funcionarios. Sin duda lo más
destacado corresponde a la falta de espacio, donde los más afectados son nuevamente

16
enfermeros y técnicos paramédicos.
En general, el FS tiene el control absoluto sobre la condición médica del
paciente, esto es una diferencia con respecto a otras instituciones de la salud, pues en
las otras, es el paciente el que determina libremente si ha de ir o no a un Hospital, si se
toma o no los exámenes, y si se somete a un tratamiento médico, mientras que en el
HP, al paciente no le corresponde libertad alguna sobre su tratamiento médico y ha de
generarse una dependencia absoluta.
Otro punto importante es la falta de personal que reclaman los mismos FS del
HP, pues, consecuencia de ello, las jornadas laborales son extensas y sobrecargadas,
lo que produce una “polifuncionalidad”,(aprendizaje mutuo) es decir, los trabajadores se
desempeñan tanto en las funciones que les competen como en aquellas que pueden
corresponder a distintas áreas de trabajo dentro del HP. Sin embargo, este término, no
es visto sólo de una manera positiva. Hay quienes se refieren a él en forma negativa y
que genera una ambiente tenso, pues muchos deben realizar labores que no les
corresponden, producto de la falta de personal, lo que se ve incrementado por las
carencias físicas del HP, que producen un hacinamiento generalizado (tanto para los
pacientes como para los funcionarios).
Muchas de las motivaciones de los FS para trabajar en el HP, responden a una
estabilidad laboral, un sueldo superior al que podrían obtener en el Servicio de Salud
Pública o Privada (esto exclusivamente en el caso de los Técnicos Paramédicos, que
corresponden a poco menos de la mitad de nuestra muestra).
Por otro lado, la particularidad del trabajo puede ser analizada desde el punto de
vista de la calidad del ambiente laboral, en cuanto a esta variable se observa en
general, una buena percepción por parte de los FS, con respecto a su entorno laboral,
su grupo de trabajo, e incluso su remuneración. Se sostiene que se genera una
complementariedad en el equipo de trabajo. Existen casos, dentro del equipo de los
funcionarios de la salud, en que su percepción con respecto al ambiente laboral, es
diametralmente opuesta. Tal es el caso de uno de los FS, que sostiene que existe un
mal manejo institucional respecto al HP. “mal manejo institucional… muchos trepadores
políticos, sobre todo ahora que vienen las elecciones. (…) la gente se siente

17
insegura”13.
A modo de conclusión, podemos sostener que existen notables diferencias en
las respuestas a la entrevista, y que dependen, en parte, del género, la profesión, y las
motivaciones de los FS. De esta forma, manifestamos que en general, los FS de
género femenino, parecen sentirse más amenazadas e indefensas en tanto al riesgo
que presenta el trabajar en contacto directo con PPL, donde muchas de ellas sostienen
que existe una importante falta de seguridad, dentro del HP. Sin embargo al analizar la
frecuencia con que recurren a los gendarmes, nos damos cuenta que no se presentan
mayores diferencias por género, e incluso son los hombres quienes requieren
mayoritariamente a personal de seguridad.
En cuanto a la variable profesión, la diferencia más destacada es la razón por la
cual el FS se encuentra trabajando para las dependencias del HP, donde son aquellos
FS con título profesional, quienes se desarrollan en la institución por motivos más
sociales, personales, e incluso religiosos, mientras que la mayoría de los FS con título
técnico, se encuentran trabajando en el HP, netamente por motivos económicos y
beneficios laborales, que no podrían encontrar en otra institución relacionada con la
salud.
Por otro lado, la variable motivación está íntimamente relacionada con la variable
analizada anteriormente, pues son aquellos con título técnico quienes presentan una
motivación de tipo económico, mientras que aquellos con título profesional, muestran
una motivación de tipo social y personal.

Capítulo III.- Del comportamiento de los pacientes o el límite superior.

Al realizar el seguimiento de las opiniones manifestadas por los distintos


entrevistados, hemos podido percatarnos de algo que podríamos denominar tres fases,
en torno a las cuales, se mueven los comportamientos de los pacientes y las
reacciones de los funcionarios de la salud. Estos cortes que hemos realizado, tienen
como referencia el límite en donde la conducta del paciente, sobrepasa la capacidad de
acción del funcionario y es necesario recurrir a la ayuda de gendarmería, este por tanto

13 Ibíd. Folio 11. Odontólogo.


18
sería el límite, desde donde se pueden desprender comportamientos: a) Pre- liminares;
b) Liminares; c) Pos- liminares.
Terminaremos, con algunas conclusiones generales que se han podido extraer
del análisis de los diversos apartados, que se presentarán al finalizar este capítulo (d).
Debemos remarcar que en el análisis de cada punto, se efectuarán las
diferenciaciones que correspondan en cuanto a género, posición laboral, y
motivaciones para ingresar al trabajo. Lo cual será retomado en las conclusiones, como
puntos que arrojan luces en el análisis, para lograr una comprensión cabal de la
manera en que se ejerce el poder en la relación de los funcionarios con sus pacientes y
las diferencias internas que se dan, considerando las variables mencionadas.

a) Etapa pre-liminar:
La llegada, el acercamiento del personal médico, a los pacientes no se da desde
el vacío, tiene un piso amplio y macizo de indicaciones, tanto sobre lo que puede
acontecer en la relación, como sobre una calidad diferente de los pacientes-reos14. Así,
una noción que aparaece con frecuencia, se refiere a la forma de ser de los reos, éstos
son vistos como “gananciales”, queriendo decir con esto que son personas que están
en constante búsqueda de conseguir algún tipo de beneficio personal. Esta percepción
se da con una frecuencia bastante similar en hombres y mujeres, en ese sentido
podemos decir que la experiencia de tener que enfrentarse al paciente se da de una
manera similar en ambos géneros. En otras palabras, la actitud de los funcionarios
frente a los pacientes no estaría mayormente diferenciada a priori por un asunto de
género.
Sin embargo, en donde encontramos una diferencia significativa en cuanto a
este primer punto (es decir, el paciente de actitud ganancial), es en la relación con el
tipo de cargo ejercido. Así, ninguno de los cuatro médicos (incluyendo al odontólogo),
manifiesta la inquietud por esta actitud ganancial de los pacientes. Podemos aventurar
ya acá una diferencia importante en el trato que parecen tener los médicos y el resto de
los funcionarios con los pacientes.
Existe también una opinión generalizada sobre el “buen comportamiento.” Esta
14 Ver entrevista folio 7 en anexos.
19
percepción es incluso más extendida que la “actitud ganancial”, esto pues atravieza,
tanto a los hombres como a las mujeres, los distintos cargos, y las diferentes
motivaciones para ingresar al trabajo. Se ve reflejado en que todas las respuestas a la
pregunta por el comportamiento de los pacientes, señalan un buen comportamiento, o
un trato de respeto mutuo, claramente con excepciones que serán analizadas en las
posteriores secciones de este capítulo. En el caso de las mujeres, es más común un
trato de respeto, cuando han logrado establecerse, probablemente por un sistema
interno a la unidad penal, como nos fue comentado fuera de entrevistas, en donde se
penaliza por parte de otros internos el mal trato a las mujeres. Esto se ve reforzado si
se compara una pregunta de la dimensión de Encausamiento de la Conducta15 y el
género, ante la pregunta por la hostilidad de la relación, las mujeres se muestran
menos propensas a responder que la relación no se vuelve hostil:

En líneas generales, el trato en la etapa denominada “pre-liminar”, se intenta


mantener bajo los parámetros comunes a toda atención médica, intentando que ni el
tipo de paciente, ni la infrestructura no completamente adecuada, afecte a la labor
médica realizada. “Si a ellos les duele la muela, a ellos les duele la muela (...) ¿por qué
tú tienes que hacer la diferencia por que él es una persona privada de libertad (PPL)?
(M., Técnico Paramédico)16 Esto, representa un anhelo compartido por la mayoría de
los entrevistados, la idea de realizar la atención al paciente, sin hacer reparos en su
condición particular, sin embargo, por otro lado se encuentra la limitación insoslayable
que tiene esta intencionalidad, debido a las condiciones que diferencian el Hospital
Penitenciario de otros recintos de salud.17 Entonces, podemos ver cómo a pesar del
intento de normalizar lo más posible la relación que se tiene con los pacientes en
calidad de reos, las circunstancias no lo permiten.
Por último, debemos agregar que el comportamiento se mantiene dentro de los
límites de un trato médico normal, bajo la posibilidad constante de que, en caso de salir
de ese límite, “la guardia”, es decir, el personal de gendarmería podrá acudir a remediar
la situación. Imposibilidad, entonces, a pesar de la voluntad, de sustraerse a la
15 Pregunta: ¿Se vuelve conflictiva la relación con el paciente durante su trato?.
16 Ver entrevista folio 6.
17 Ver sobre todo entrevista folio 2.
20
situación particular y si nos apresuramos un poco, incapacidad fáctica o, al menos,
gran dificultad para concebir en líneas generales la atención, como un atención normal.
En este mismo sentido, encontramos la siempre patente eventualidad de que una la
relación exceda el dominio del campo médico.

b) Etapa Liminar
Esta es probablemente la etapa más compleja en la relación entre los
funcionarios de la salud y los pacientes, puesto que se da entre que se comienza a
presentar una actitud que interfiera con el procedimiento médico común y la decisión de
llamar a gendarmería, o bien, el reestablecimiento del control acudir a ésta. En la
mayoría de los casos, sin embargo, los funcionarios prefieren un “conducto regular”,
especialmente entre comillas, pues no se trata de un reglamento que lo establezca,
sino más bien se trata del sentido común y la experiencia, lo que lo instaura. “Ante una
situación de riesgo el paramédico avisa a la enfermera, si no se puede controlar se da
aviso al doctor, que de no poder controlar la situación llama a un gendarme, (...) queda
en manos de Gendarmería.” Sin embargo, a pesar de que los médicos son
mencionados en este “conducto regular”, en las entrevistas realizadas a ellos18 esta
etapa liminar aparece mucho más minimizada, o al menos presenta bastante
diferencias, el paciente aparece menos riesgoso en sus actitudes que en su condición
mismo de enfermo, y se presentan problemas por la presencia de Gendarmería y la
delimitación de las funciones. De esta manera, hay una diferencia con la percepción del
resto de los funcionarios de la salud, con respecto a esta etapa, en donde, se aprecia
una mayor sensación de inseguridad en cargos de menor jerarquía. Es en este punto,
donde la aparición de Gendarmería es posterior, o inexistente, donde queremos
detenernos, para examinar esta dificultad exclusiva del Hospital Penitenciario. En ese
espacio difuso, existiría la posibilidad de endurecer el trato, cayendo fuera de la
intención de manter una relación médica típica.
Sobre este mismo espacio de riesgo sin la presencia de gendarmería, no es
posible atribuir directamente la variable género a la forma de actitud, pues no es
18 Nuevamente se incluye a C., odontólogo.
21
posible rastrear información concluyente al respecto ni en las entrevistas, ni en las
encuestas pues ante la pregunta por la solicitud a Gendarmería19, en la respuesta
moda (69%) se divide en un 31% en mujeres y en un 37% para hombres, no siendo
una diferencia concluyente.
Ahora, en el mismo sentido de este punto será interesante analizar dos
situaciones por separado que se encuentran ilustrativamente en este espacio que
hemos denominado liminar. i) Roles; ii) Alta Disciplinaria.
i) Roles:
En la búsqueda del equilibrio, entre una atención “normal” a los pacientes y la
inevitable necesidad de seguridad que requiere el personal de salud, para desarrollar
sus tareas, se produce un espacio difuso en donde se pueden producir confusiones con
respecto a los roles asignados, tanto al personal “verde” como a los “blancos”. Es
significativo, que los dos entrevistados que mencionan más enfáticamente el problema
de los roles, excluyan tajantemente dentro de sus motivaciones para ingresar al
Hospital Penitenciario, el factor dinero, si bien, B. (matrona, folio 3) lo hace por su
marcado compromiso social y C. (odontólogo, folio 11) lo indica por el simple hecho de
que fuera podría ganar incluso más dinero. La ausencia del factor dinero, puede
significar la posibilidad de tener un razonamiento más crítico respecto a este punto en
específico, que afecta directamente la normalidad con la que se pretende desarrollar la
labor de salud. Podemos percatarnos entonces de la complejidad de esta situación
liminar, pues no es solamente en el trato de los pacientes en donde se produce esta
situación difusa, sino que se dan también a nivel de decisiones técnicas.20 Aquello se
puede presentar como una problemática más general, en donde, se encuentran en
oposición dos maneras distintas de gobernar las conductas posibles, en otras palabras,
las decisiones de orden médico que se relacionan estrictamente con la manifestación
positiva de un poder, que tiene su fundamento en el saber científico, se ve enfrentado,
problematizado, puesto en duda en su conveniencia por la manera coactiva de hacer
cumplir la disciplina.21

19 ¿Con qué frecuencia recurre a los gendarmes cuando está tratando a los pacientes?
20 Ver entrevista folio 11.
21 Volveremos a este punto en las conclusiones del capítulo. Se relaciona a la vez, con la temática de la biopolítica
enunciada en el marco teórico.
22
ii) Alta Disciplinaria:
Este segundo escenario, es nuevamente un espacio particularmente conflictivo.
Puesto que el alta disciplinaria es, precisamente, otra manera de hacer frente a las
situaciones riesgosas, evitando el llamado a los elementos extra-médicos. Por tanto, la
aplicación de esta medida explicita las prácticas liminares y la situación de conflicto que
se da al interior de las relaciones entre funcionarios de la salud y pacientes al interior
del sistema penitenciario.
Por supuesto, el Alta Disciplinaria, está subordinada a las posibilidades médicas
de ser dado de alta, en ese sentido N., médico cirujano, es claro cuando dice que
“primero [el interno] debe estar en condiciones de ser dado de alta (...) si tiene que
estar hospitalizado, lo va a estar, pero pueden acortarse los tiempos de
hospitalización”22. Esta práctica, adquiere todo su significado, como muestra de la
imposibilidad de llevar una atención normal, y como forma de canalizar las situaciones
riesgosas sin la utilización de Gendarmería.
En ese sentido es una manera de resolver estas situaciones riesgosas, por la
propia vía médica, es decir, se genera un procedimiento que es capaz de procesar este
tipo de problemáticas sin tener que acudir a instancias ubicadas en el exterior de las
prácticas de salud. Se produce acá, una particularidad en las relaciones médicas al
interior del sistema penitenciario.
Debemos hacer algunos alcances a este respecto, ya que es cierto que el Alta
Disciplinaria no existe solamente dentro del Hospital Penitenciaria, sino que es incluso,
parte de un proyecto de ley que regula los derechos y deberes de los pacientes en
general,23 no obstante, debemos insistir en que la mirada a este punto se hace desde la
articulación general con las etapas de la relación que hemos establecido, de ahí su
particularidad y su comprensión como una adecuación general de la práctica médica a
la situación particular del Hospital Penitenciaro.24

22 Ver entrevista folio 13.


23 Se puede conseguir información al respecto en:
http://www.bcn.cl/carpeta_temas_profundidad/temas_profundidad.2007-08-
31.1359994059/area_subtitulos.2007-09-03.9550362036#el-estado-del-proyecto
24 Esta reflexión será retomada en las conclusiones del capítulo.
23
c) Etapa Pos-liminar:
Esta fase se relaciona con la experiencia de ver sobrepasado el límite en que el
personal médico siente que puede hacerse cargo de la situación, sin la necesidad de
llamar a la guardia y la toma de la decisión de llamarla. Al acudir gendarmería, aparece
en la mayoría de los relatos, sin presentarse ninguna diferencia significativa entre los
entrevistados, una retirada estratégica para dejar que el gendarme cumpla su rol, que
por lo general, se ve como quien castiga, quien impone la disciplina mediante la
coacción física. Es necesario comprender que, salvo contadas ocasiones25 como el Alta
Disciplinaria, aparece una marcada delimitación de los roles entre verdes y blancos.
Pero, profundizando un poco más, es de gran importancia observar, como se
construye un discurso más o menos general, ante la aparición de esta fuerza externa al
ejercicio de la medicina. Es como si la aparición, la actuación de gendarmería,
expulsara o hiciera desaparecer al funcionario de salud, de la relación con el paciente.
Hay un desconocimiento de lo que acontece después por parte del funcionario, sin
embargo, se sabe que “algo” acontece, de hecho, haberle dicho eso al gendarme es
visto como una acusación intencional.26 En otras palabras, la función del FS caduca
inmediatamente ante el requerimiento del gendarme. Esto claro, no quita la existencia
de los problemas mencionados en el apartado anterior, 27 pero nos ayuda a visualizar
con mayor claridad el límite que establecíamos al separar este capítulo. Precisamente
ahí donde el personal de salud se ve impotente, la presencia de gendarmería es
requerida y fundamental para lograr el reestablecimiento de la normalidad. Tenemos,
entonces, la constitución de características particulares, fundamentalmente, ese
espacio liminar del apartado anterior y poseemos también, este que es el límite
superior del ejercicio del poder médico, al menos en lo que respecta a nuestra
investigación.
Dos puntos que agregar, en torno a ese límite superior, que se grafica con la
aparición de un gendarme, por un lado la presencia como intromisión, que veíamos en

25 Ver apartado anterior.


26 Otra situación ilustrativa puede encontrarse en la entrevista de folio 8.
27 Específicamente en “roles”.
24
el apartado anterior28 y, por otro, la presencia como expulsión, como límite superior, fin
del poder que ostenta el saber, necesidad de la coacción para recuperar el trato
normal.

d) Conclusiones:
Desarrollaremos aquí conclusiones sobre el capítulo III. En primer lugar, se debe
rescatar el intento constante por evadir la especificidad del medio. Intento que, no
obstante las voluntades, tropieza con la realidad, que se ve enfrentado constantemente
a la constatación de sus particularidades, derivando en las relaciones que hemos
denominadas liminares y que, en el fondo, intentan graficar ese lugar donde el personal
médico, se ve enfrentado a situaciones ajenas a su saber, que modifican el proceder
común y que requieren en ciertos casos de la presencia de elementos externos a la
disciplina médica. Así, el comportamiento de los pacientes y los funcionarios de salud
en una etapa pre-liminar fluctúa en torno a la normalidad de una relación en un
ambiente particular, de ahí que la mayoría de las respuestas sobre la conducta,
indiquen que es un trato respetuoso, bueno, es decir, no diferente al que podría darse
en cualquier otra institución de salud.
Sin embargo, los problemas aparecen inevitablemente y eso queda claro en el
segundo apartado (b), donde aparecen situaciones limítrofes para las funciones de la
medicina. Ahora bien, dentro de este punto es significativo recalcar lo que tienen en
común dos situaciones que fueron detalladas y que aparecen como contrapuestas en
algún sentido. Por un lado, la posible confusión de roles y, por otro, el alta disciplinaria,
ambas situaciones son maneras de decantar el conflicto que se produce en la etapa
liminar, la primera puede prestarse para que personal de salud realice funciones que no
le correspondan en el sentido de aplicar sanciones29, mientras que la segunda
corresponde más bien, a una manera de salvar el conflicto con métodos integrados a la
disciplina médica. No obstante, mantienen en común esa necesidad de decantar la
situación peligrosa, conflictiva, inadecuada, etc. sin tener que recurrir a elementos
ajenos, de ahí que este punto sea una particularidad de las relaciones médicas al
28 Ibíd.
29 Debemos volver a insistir en este punto como potencial, pues a raíz de los testimonios no podemos relatar una
experiencia directa, sino sólo la posibilidad que arrojan algunos relatos al respecto.
25
interior del sistema penitenciario. Constituyen mecanismos que los funcionarios del
hospital, deben manejar, deben calcular cuándo, cómo, bajo qué tipo de presiones,
ante cuáles posibles consecuencias, es menester utilizarlos.
Es precisamente en este punto del poder, donde nos detendremos para finalizar
el capítulo. En el tercer apartado (c), mencionábamos cómo desaparecía la presencia
de los funcionarios de la salud, al traspasar el límite que establecimos y al verse
obligados a recurrir a gendarmería. Esto puede ligarse con un aspecto más abstracto,
esto es la forma en que se ejercería efectivamente el poder que tienen los funcionarios
de salud, poder que como hemos dicho, se fundamenta en su posición privilegiada con
respecto al saber, es decir, examinando el hecho que existe este punto en donde los
funcionarios se alejan de la relación, depositan el control en gendarmería, que impone
coactivamente la disciplina a los internos, nos da a conocer el fin del poder del
funcionario de salud. Es una manifestación empírica de la diferencia radical de poder y
violencia, ya que ahí donde ya resulta imposible gobernar la conducta de los pacientes
debido solamente a su condición de funcionario de salud, se debe recurrir a
gendarmería que gracias a la potestad que posee de aplicar violencia, reestablece la
condición privilegiada de los profesionales de la salud. Aquí, resulta un punto
fundamentalmente conflictivo, ya que se ve desaparecer el poder, y a la vez, se aprecia
la posibilidad de su reestablecimiento, de una vuelta a las posiciones tradicionales, a la
asimetría de poder predicha, fundamentada ya no solamente en el saber, sino que
sustentada en la violencia, claro, no ejercida por los propios funcionarios, sino que por
quienes ostentan ese derecho, o al menos, esa facultad, sin que sea reñida con una
ética profesional. Pero el punto, teóricamente relevante es que en el gobierno de la
población penal, al parecer no basta la asimetría que se produce por el diferencial de
conocimiento, para mantener las relaciones en el sentido conveniente para el mismo
tratamiento, o en otras palabras, para las tácticas acostumbradas a nivel de la
sociedad, sino que debe reforzarse con la utilización de un elemento completamente
ajeno a la medicina, es decir, la coacción física en estado puro. El poder médico parece
insuficiente frente a la condiciones particulares de la población penal, debe recurrir a
una cara oculta, ante la cual retrocede y se esconde, la que incluso genera un poco de

26
vergüenza o reticencia, en ese intento constante por mantener las relaciones dentro de
los límites acostumbrados, y en la creación de mecanismos que soslayan la utilización
de estos elementos externos. Debe recurrir a la violencia para recuperar las posiciones
en la jerarquía de poder, que de otras formas desembocarían en una revuelta, en un
motín, en otras palabras en la subversión de las formas comunes de la asimetría.
Antes de terminar con el capítulo, debemos aclarar que lo anterior no significa un
enjuiciamiento a esas prácticas, sino que es una reflexión teórica, no podemos
discernir, tampoco es de nuestro interés si debe o no intervenir gendarmería,
simplemente la descripción y la comprensión de fenómeno nos indican este punto de
gran relevancia para los objetivos propuestos y para el enlace teórico que pretendemos
completar en las conclusiones generales.

Capítulo IV-. Funcionarios y Pacientes; Ciencia, relaciones y percepciones:

En este apartado nos abocaremos a describir e interpretar la forma en la cual los


FS conciben su labor en el hospital; cómo ella les aporta conocimiento científico
relevante en su desempeño hospitalario y las percepciones que construyen respecto a
si mismos y sus pacientes, poniendo en cada una de estas dimensiones, un especial
énfasis en las diferencias y/o similitudes que pueden emerger de acuerdo a las
variables género, profesión y motivaciones que incitan la acción social, si el caso así lo
permite.

 La reinserción social: ¿Labor de la sociedad o de la ciencia?

De acuerdo a las entrevistas nos fue posible visualizar que la reinserción social
es una temática que pareciera cobrar una baja relevancia para los FS, pues sólo es
mencionada por dos funcionarios; el Sr. A.C (Técnico Paramédico) y el Sr. E
(Kinesiólogo). Las funcionarias no se refieren al tema y éste emerge en dos disciplinas
un tanto disímiles.

Bastante ilustrativas resultan las opiniones del Sr. A.C. Él no se siente parte de
un proceso de reinserción social pero no por falta de interés, sino que adscribe esas

27
razones a las condiciones en las cuales se desarrolla la relación con el paciente.
Evidenciamos en sus palabras una intencionalidad que se encuentra truncada y
condicionada por factores estructurales, tales como el tiempo de duración de los
tratamientos, y a un nivel más profundo, la necesidad básica de todo hospital de
racionalizar y maximizar los tiempos de atención para así evitar la congestión o el
colapso de sus servicios. Observamos también que la frase “Igual hay internos que
han estado muy graves, se han recuperado y han tomado conciencia de que la
delincuencia no es el camino, pero son super pocos.” Nos muestra por un lado, cómo
las patologías de los pacientes generan o podrían generar en ellos ciertos efectos re-
socializadores en algunos casos, y por otro, que es latente en este funcionario el
interés por generar cambios en la conducta delictual pero que esta se remite a casos
aislados y específicos. Cabe destacar que en el discurso del Sr. A.C. en ningún
momento se hace una alusión explícita al rol que la ciencia juega en la reinserción
social del paciente. No ocurrirá lo mismo con el Señor E., que manifestará:

“Yo creo que lo que tiene que dar la ciencia es la técnica desde el punto
de vista medico que requiera el paciente, ir resolviendo esos temas que nos
corresponde.30 Ahora, habrán otros temas que les corresponderán a otros,
insertarlos en la vida social, qué se yo, en fin, pero lo mío es fundamentalmente
eso”.

Para él, la ciencia aparece como una técnica. Un instrumento que materializa
funciones que se encuentran claramente delimitadas de acuerdo a roles predefinidos
por su posición misma en la estructura del hospital. No vemos en sus palabras una
intencionalidad por situar la ciencia en un campo ajeno a lo propiamente clínico.
Notables son sus palabras “esos temas que nos corresponden” pues dan cuenta de un
involucramiento con el paciente que no escapa de los márgenes propiamente formales
de atención médica que el hospital exige a todos sus funcionarios. La reinserción social
en ese sentido emerge como “la labor de otros”, de sujetos con competencias distintas
a las ciencias médicas. Y que tienen una capacidad de juicio que de acuerdo a las
palabras de este señor, sería de alguno ajena a la medicina. Empero, cuando le
preguntamos si la ciencia contribuye en algo a la reinserción social del paciente, éste

30 Las cursivas son utilizadas para relevar la importancia de dicha frase.


28
manifestó que sí, pero nuevamente desde el campo de lo fisiológico31:

Vemos en sus palabras, la existencia de un compromiso con el paciente que se


manifiesta en la posibilidad de brindarle atención médica, no en reformar una conducta
que a los ojos de la sociedad es “inaceptable”, pues para ello, él estima necesario
recurrir a ciertas disciplinas de las ciencias sociales y la psiquiatría. Lo que al mismo
tiempo, demuestra un intención clara por separar la ciencia médica, (que de acuerdo a
este razonamiento aparecería como carente de un juicio respecto a la conducta
criminal) de los juicios sobre la criminalidad que puedan emitir distintas ciencias cuyo
campo sea el de “lo social”.

Posiblemente estas diferencias respecto al papel de la ciencia en la reinserción


social del paciente que se encuentran en los testimonios del Sr. El y el Sr. A.C, podrían
explicarse por las profesiones de ambos. Sabemos que existen diferencias sustantivas
en la formación profesional de un Kinesiólogo y un técnico paramédico y ellas se
sustentan principalmente en las diferentes instituciones en las cuales se formaron, (un
instituto técnico-profesional v/s una universidad), la cantidad de años de formación (en
promedio 2-3 v/s 5) y el contacto directo con la ciencia (El primero es formado sólo para
aplicar técnicas, el segundo está capacitado para realizar investigación científica), por
lo cual, el contacto directo con la ciencia que experimenta el Sr. E, probablemente incita
a que éste le otorgue un papel más importante en su discurso y se empeñe en
diferenciarla del rol que, a su juicio, debe cumplir la sociedad en la reinserción social
del paciente.

Nos llama bastante la atención que este tipo de reflexiones no se encuentren


presentes en otros FS como médicos, enfermeros u otros funcionarios. Sólo a modo
hipotético, podemos afirmar que si seguimos y extrapolamos el razonamiento del Sr. E.
frente a otros FS, probablemente a mayor nivel educacional mayor es la valoración que
se otorga la ciencia no como un agente re socializador, sino que como un instrumento
netamente clínico. Sin embargo, al momento de contrastar estos testimonios con los
datos que arrojó el cuestionario, nos damos

31 Ver anexos, entrevista folio 12.


29
 Tabla Nº3 .- “Tabla de contingencia; Pregunta Nº12 V/S Profesión.”

Fuente: Elaboración Propia

cuenta que la relación es realmente inversa. Son precisamente estos funcionarios


quienes otorgan una mayor valoración al papel de la ciencia como agente
resocializador de la conducta criminal. A continuación ofrecemos una tabla de
contingencia que retrata adecuadamente esta proposición:

 Los pacientes como objeto de conocimiento.

30
Ya bien observamos que la reinserción social es una materia que se encuentra
escasamente tematizada por los FS. No así lo serán las experiencias
adquiridas por estos a un nivel tanto profesional como vivencial en su
tratamiento con los pacientes, y nos encontraremos con que estos últimos,
aportarán a los FS diversas formas de conocimiento científico y experiencial,
las cuales transforman y moldean la relación que se da en el HP. Para ello,
hemos clasificado los testimonios de las 13 entrevistas en tres categorías; los
que aportan información relevante para la vida y experiencia personal de los
funcionarios de la salud (Vivencial); los que entregan información científica y
procedimental importante para la labor profesional de los FS (científico-
profesional), y por último, los casos en los cuales no se considera que la
relación otorga un conocimiento relevante (No adquiere).

o Vivencial:

En este grupo nos encontramos con tres testimonios; todos de mujeres,


que son técnico-paramédicas y que aluden a las diversas experiencias de vida
que recogen de su relación con los pacientes en el HP. El caso de la señora
M.N, resulta bastante interesante, pues ella da cuenta de que el nivel de
experiencias de vida que es posible adquirir en el trato con los pacientes, se
manifiesta en diversos niveles.

En primer lugar, destacará que se aprende el coa32, lo cual demuestra de


algún modo, una diferencia sustancial entre los pacientes y los FS. Hablan con
un registro lingüístico distinto. Un dialecto diferente que se articula por la
experiencia de vida que estos individuos conocen en el recinto penitenciario,
donde generan diversos códigos para encriptar su lenguaje y así evitar ser
descubiertos por los gendarmes cuando se encuentran planeando asuntos
ilícitos. Probablemente, aprender el coa, emerge como una necesidad
elemental de los FS para alcanzar una mayor empatía con los pacientes y
poder comunicar adecuadamente los procedimientos clínicos que le efectuarán.

Pero aún más atractivo que esto será que, en segundo lugar, según M.N
32 Dialecto informal con el cual se suele asociar el lenguaje y ciertas expresiones de la población penal.
Fuente: Elaboración Propia.

31
los internos: “también le enseñan a uno cómo protegerse de robos, porque
lugares no caminar, etc. (Y) son agradecidos, entonces dan consejos.” Vemos
en esta frase, algo a lo cual pocos FS se han referido; al modo en el cual los
pacientes manifiestan su agradecimiento e intentan, de acuerdo a sus medios,
retribuir la atención médica que han recibido de parte de los FS. Observamos
cómo se socializan técnicas para evitar ser víctima de asaltos o robos, lo que
de cierta manera, da cuenta también de la existencia de redes de contactos y
organizaciones criminales al interior de la población penal, de las cuales las
fuerzas de seguridad pública no han informado a la sociedad civil, seguramente
por desconocimiento y falta de un grado de confianza que sólo es viable en un
intercambio de servicios como bien vemos en la relación FS-P.

Las técnico-paramédicas T.F. y N.C., insistirán en que es viable conocer


la experiencia de vida de los reos y en la posibilidad de establecer lazos
significativos con ellos. Nos llama bastante la atención que no exista en los
comentarios de los hombres, alusiones a la adquisición de un tipo de
conocimiento que es vivencial, y que ello además sólo se manifieste entre
técnico-paramédicas. Seguramente y de acuerdo ha lo que hemos podido
observar con la etnografía, sólo este tipo de profesionales puede alcanzar un
mayor grado de involucramiento con sus pacientes, debido a que son pasan
mayor tiempo junto a ellos y les brindan los cuidados más básicos33 .

Científico-Profesional:

Esta es la clase de comentarios que más emergió en las entrevistas. Lo


encontramos en hombres y mujeres de distintas profesiones. Y se observa un
cierto grado de consenso en que el tratamiento con los pacientes del HP a nivel
clínico es bastante a típico, pues nos encontramos con pacientes que
manifiestan patologías o lesiones complejas con promedios de recuperación
sorprendentes para los mismos FS. Esos casos les aportan una información
relevante para su formación profesional y, ciertamente, hacen del paciente un
objeto de conocimiento en base a lo particular de su situación médica ya que
aparentemente esto es sólo posible en un hospital de estas características.

33 De hecho, en los testimonios que hemos observado, es recurrente la queja de este tipo de FS respecto
a la poli funcionalidad que se exige de ellos en el HP.

32
Encontramos en aquellos comentarios, alusiones a la exacerbación de las
patologías, lo cual aporta una gran cantidad de conocimiento relevante ya que
demanda competencias mayores de los FS, y es algo que prácticamente sólo
se da en este hospital dadas sus condiciones estructurales y el tipo de
paciente.De acuerdo con esto, la mayoría de los FS coincidirán en que la
buena salud de los pacientes es algo fortuito y hasta casi folclórico.

Es importante destacar también, la existencia de situaciones en las que


la adquisición de conocimientos relevantes en la labor profesional, permitirá al
FS legitimar su posición y, por extensión, su asimetría de poder respecto al
paciente. Tal es el caso del ya citado Técnico-Paramédico A.C. Para él es
importante la adquisición de conocimiento en su labor clínica:

“…porque tenemos que demostrarles a los internos cuales son


nuestros procedimientos y que sabemos lo que hacemos. Lo que pasa
es que ellos son personas muy esquivas, sobre todo con la gente nueva
que llega a trabajar al hospital y pueden llegar a tener reacciones super
poco favorables con estas personas.”

Acá vemos cómo la adquisición de conocimiento científico y una clara


presentación de los procedimientos a los pacientes, funcionan como recursos
de protección frente a posibles agresiones de parte de los internos. Hay una
voluntad en este tipo de profesional por legitimar lo que se está haciendo, a
diferencia de otros profesionales como los odontólogos o médicos, en los
cuales no se aprecia este tipo de comentarios, porque al parecer, su posición
ya se encuentra totalmente legitimada por la población penal. Por último,
observamos que este discurso encuentra su asidero también en la posibilidad
de actualizar los conocimientos científicos del FS a través del tratamiento de
casos clínicos complejos.

o No Adquiere:

En este grupo aparecen los comentarios de los FS, que consideran que en su
relación con los pacientes no emerge conocimiento relevante alguno. Es el

33
caso aislado del técnico paramédico M..M.C34, que, respecto a la pregunta ¿Adquiere
conocimiento relevante en su labor profesional? Expresó: “Eh… bueno lo que pasa es
que eso es para las personas que son… nuevas, yo ya llevo 17 años trabajando, así
que conocimiento relevante ya no hay. Porque para uno ya es como rutina”.
Ciertamente, la expresión “Rutina” da cuenta de una integración tal con su trabajo, que
el trato con los pacientes ya no emerge como algo novedoso, muy por el contrario, se
convierte en una acción autómata y pierde la fuerza heurística que tiene para la
mayoría de los otros FS en el HP.

 Percepciones y construcciones: Lo que los FS dicen de sus pacientes y


sobre si mismos.

Ahora que ya han sido introducidos los elementos necesarios para comprender
las formas de conocimiento que emergen en la relación entre FS-P en el HP, sólo nos
queda rastrear cómo esos conocimientos van configurando discursos que circulan
entorno a los pacientes; a sus cuerpos y mentes, y las percepciones que los
funcionarios de la salud tienen respecto a la condición social de ellos y sobre si mismos
como trabajadores de un entorno laboral bastante particular.

En ese sentido, al analizar los testimonios recogidos en las entrevistas nos


podremos dar cuenta que dichos discursos operan en distintos niveles; Produciendo
sujetos disciplinarios35 y de alguna manera, delimitando las formas en las cuales se
desarrolla la relación entre FS-P en el HP. Además, veremos cómo en este punto
surgen básicamente cuatro construcciones sobre el paciente que se entremezclan y
excluyen.

La primera de ellas adscribe a los pacientes una visión socialmente imputable y


la clasificaremos como Visión Ganancial-Negativa, la segunda, por el contrario,
destacará que la relación es de gran cordialidad y respeto, pero con la salvedad que
34 Razón por lo cual, por el momento no nos detendremos mayoritariamente en este tipo de comentarios.
35 Temática que se desarrollará en mayor profundad más tarde, pues se encuentra íntimamente relacionada al
concepto de Biopolítica.
34
ello funciona de ese modo sólo cuando el sustento de esa relación es la empatía
(Visión Empático-Positiva) La tercera, se enfocará en los problemas sociales y la
historia de vida que envuelve a los pacientes, los que los hará aparecer como un “otro”
distinto, ajeno, marginal y excluido (Visión Marginalidad-Otredad). Y la última, no
establecerá alguna distinción respecto al paciente y sólo lidiará con éste de acuerdo a
los protocolos científicos que exige la profesión, evitando establecer juicio valorativo
alguno sobre la condición. (Visión Científico-Neutral).

Conclusiones del Capítulo IV:

Sin lugar a dudas, no podríamos entender las particularidades y conflictos de la


relación que emerge entre FS-P al interior del HP, si no consideramos dentro de
nuestro análisis, la vital función que la ciencia cumple en las diversas modalidades y
formas que adquiere el poder. En ese sentido, notaremos tras este análisis que el
poder no solamente es el elemento constitutivo de la asimetría de poder que
caracteriza la relación FS-P en tanto produce sujetos susceptibles a prácticas y
discursos que intentan, por un lado, convertirlo en el objeto de las técnicas y
procedimientos clínicos, y por otro, introyectar un tipo de disciplina con el propósito de
encausar su conducta y cuerpo. Sino que mientras éste (el poder) se articula de forma
indisociable de un saber científico que lo legitima, al generar un tipo de
“sistematología” o casuística. Que se refiere a la posibilidad de llevar un expediente
detallado y continuado de la atención al paciente; analizar su desarrollo clínico y
observar las intervenciones que se le han realizado con el paso de los años. Acá bien
se observa, que los discursos que los FS tejen sobre los pacientes, se van cristalizando
en productos concretos, que delimitan a priori el modo en el cual se desenvuelve la
relación entre FS-P.

De esta manera, este apartado nos indica que el poder no sólo produce sujetos,
sino que también artefactos mediante los cuales mantiene a estos sujetos dentro de
regímenes disciplinarios, es decir, produce tecnologías del poder que al ser solamente
viables en un hospital de estas características, transforman la relación entre FS-P en
algo particular y muchas veces conflictivo. La posibilidad de establecer una

35
sistematología aparece también ante nosotros como un ejercicio sistemático de poder
que establece un vínculo claro con la Biopolítica36 y en particular con el Examen37.
Siguiendo a Foucault (2000) evidenciamos que el examen hace entrar también la
individualidad en un campo documental. Constituye un archivo minucioso, que instala a
los sujetos (en este caso los pacientes) en un campo de vigilancia al situarlos en una
red de escritura y documentos que lo captan e inmovilizan en el tiempo. Vemos cómo al
examen le acompaña un sistema de registro intenso y de acumulación documental
conformando un tipo de Escritura disciplinaria por medio de pequeñas técnicas de
notación, registro y constitución de expedientes que han permitido el desbloqueo
epistemológico del sujeto disciplinado a las ciencias médicas, que imbuidas del poder
que emana de su saber, garantizan su posición asimétrica gracias a un acceso total e
inmediato al sujeto.

 Conclusiones Generales:

Retomando las conclusiones parciales de los diversos capítulos es posible llegar


a algunas generales, así como a conjeturas, preguntas que han quedado abiertas a
raíz de nuestra investigación.
En primer lugar, debemos detenernos en las particularidades que posee la
relación de asimetría de poder existente entre los funcionarios de la salud y los
pacientes, al interior del lugar de nuestra investigación. Al respecto, podemos notar
como el ambiente de encierro otorga una especificidad al trato FS-P, esto no solamente
debido a las repercusiones personales que pudiera acarrear para los partícipes de la
relación, sino que por la posibilidad de llevar un registro mucho más acabado, un
seguimiento especial a ciertas patologías y a los casos poco frecuentes que se dan en
mayor cantidad dentro de la población penal, que en la población general. Esto
posibilita un acercamiento hacia el cuerpo de los reclusos, como objeto de
conocimiento privilegiado, constituyendo una experiencia de aprendizaje

36 Para la definición de este concepto, consultar marco teórico.


37 De acuerdo a Foucault (2000) podemos entender por Examen, un procedimiento mediante el cual se combinan
las técnicas de vigilancia jerarquizada y la sanción Normalizadora. Es una mirada Normalizadora, una vigilancia que
permite calificar, clasificar, y castigar. (Para más detalles, consultar marco teórico).
36
profundamente significativa en el desarrollo profesional de los funcionarios. Así, el
control sistemático de la historia clínica y conductual de los pacientes, la posibilidad de
un seguimiento acabado y la casuística,38 constituyen los primeros usos particulares de
la relación entre FS-P. Esto se ve reflejado en una tecnología de poder propia del HP,
es decir, la instrumentalización de la casuística, lo cual puede delimitar a prori el modo
en cual se desenvuelve la relación entre FS-P.39
Luego, al respecto de las especificidades debemos volver a tratar el tema tocado
en el capítulo III, esto es, la aparición del fin del poder médico y la necesidad de recurrir
a la violencia, al control de Gendarmería. Esto es particularmente interesante, puesto
que como vimos en el párrafo anterior, existe una tecnología que produce y sustenta el
poder, emanado de un saber privilegiado, sin embargo, también apreciamos el punto en
que éste se ve sobrepasado por las condiciones del HP. A la vez, lo anterior nos enlaza
de dos maneras con la biopolítica. 1) La articulación de una tecnología particular,
dentro del amplio espectro del examen y 2) La forma en que se ejerce el control social
dentro del HP, lo cual gracias a las diferencias que posee con el ejercicio en la
población general, nos orienta en su comprensión. Así, en base a las anteriores
conclusiones podemos llegar a plantearnos algunas interrogantes: ¿es, efectivamente,
el poder médico una forma de fuerte sujeción política? De ser así, el hecho de que
cuando acaba la capacidad de reproducción del poder médico, cuando pierde su
efectividad, cuando se vuelve impotente y necesita del control de Gendarmería, sería
una muestra empírica de la necesidad del disciplinamiento para el ejercicio de la
medicina, una especie de fotografía privilegiada de la conjunción de saber científico y
poder político. En ese sentido, ¿podemos considerar que el mero hecho del ejercicio de
la medicina (y la llamada necesaria a Gendarmería), forma parte de la normalización
del reo? ¿Es entonces, esa particularidad de la que hablamos, esa condición anormal
de la práctica médica, aquel recurso a la violencia, una revelación de un punto ciego de
las ciencias médicas?
Nuestra investigación, por exploratoria no puede dar respuestas exhaustivas a
las interrogantes, pero pretende haber abierto una puerta al dar a conocer las

38 Es decir, los casos poco usuales que se presentan.


39 Para más detalle, ver capítulo 4.
37
particularidades del ejercicio del poder médico, al interior de un espacio de reclusión.
Las cuales pueden ser tomadas para una auto-reflexión de parte de los funcionarios de
la salud del HP, así como para futuras investigaciones que pretendan hacer una crítica
más profunda al ejercicio de la medicina hoy en día y su rol dentro de la sujeción de los
individuos.
Sobre lo mismo, debemos hacer una breve reflexión sobre el nivel de
compromiso que sienten los funcionarios de la salud, en la reinserción social 40 de los
pacientes-reos. Al respecto, podemos señalar que debido a las preguntas de la
encuesta realizada que se relacionaban con este tema, apreciamos que en las
preguntas que refieren a la posibilidad de comprometerse, así como a las ser parte del
proceso de reinserción, la mayor cantidad de respuestas señalan estar en conocimiento
de su rol en aquel proceso, sin embargo, cuando se consulta por la participación de la
ciencia médica en general, las respuestas se alejan de una visión favorable. Así,
podríamos darnos cuenta que una reflexión sobre el rol mismo de la medicina no se
está realizando, ni a nivel del hospital en particular, ni a nivel de la sociedad en general.
Y por tanto, aquella particularidad que se puede apreciar en la relación FS-P al interior
del HP, sigue quedando a la sombra, invisible incluso para aquellos que interactúan en
aquella relación. Sin embargo, esta pregunta no puede estar ausente, ¿es posible, tan
sólo imaginar, una medicina desembarazada de sus aspectos políticos, de su rol de
regeneración física y moral del pueblo?

40 Reinserción es posible entenderla a raíz de las entrevista, como un regeneración del individuo, es decir, el
abandono total de las prácticas “desviadas” para la vida en sociedad. De ahí, que muchos de los entrevistados
crea imposible aquella reinserción social.
38
Bibliografía:
1. Albano, S. (2005) Michel Foucault: Glosario de Aplicaciones, Buenos
Aires, Quadrata.
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3. Del Águila, R. (1997) “La política: el poder y la legitimidad”, en Del
Águila, R. (ed.) Manual de Ciencia Política. Madrid: Editorial Trotta. pp.
21-34
4. Área de Servicios Sociales Diputación de Huelva (1999) Programa
de Convivencia y Reinserción Social. España: Excma. Diputación
Provincial de Huelva. Disponible en:
http://www.diphuelva.es/asp/Servicios_Sociales/Publicaciones/pdf/csr1
.pdf
5. Arendt, H. (1970). Sobre la violencia. México: Editorial Joaquín Mortiz.
6. Bergalli, R. (1998) ¿De cuál derecho y de qué control social se
habla? Disponible en: http://www.ub.es/penal/control.htm
7. Canales, M. (2006) Metodologías de la Investigación Social.
Introducción a los oficios.
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10. Foucault, M. (1992) “Curso del 14 de enero de 1976”, en Microfísica
del Poder. Madrid: La Pisqueta, pp. 139-52
11. Foucault, M. (2006) Seguridad, territorio, poblacion: Curso en el
Collège de France: 1977-1978, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica.
12. Foucault, M. (2002a) Vigilar y Castigar: Nacimiento de la Prisión,
Buenos Aires, Siglo XXI Editores.
13. Foucault, M. (2002b) Historia de la Sexualidad I: La Voluntad de
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14. Flores, M. (2004) El Estado y las ONGs en la Reinserción Social.

39
Disponible en formato digital en:
http://www.undp.un.hn/PDF/gobernabilidad/El%20Estado%20y%20las%20ONGs%20en
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15. Goffman, E. (1961), Asylums. Essays on the Social Situation of
Mental Patients and Other Inmates (trad. española, Internados.
Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales,
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17. Tarrés, M. L. (2004) “Observar, escuchar y comprender. Sobre la
tradición cualitativa en la investigación social.” FLACSO-México.
18. Weber, Max (1974) Economía y Sociedad (2a. ed.). México: Fondo de
la Cultura Económica.

40
Para la edición que se entregará al hospital se ha decidido hacerlo sin los
anexos, con el fin de resguardar el anonimato de las personas que accedieron a
dar sus opiniones en las diferentes entrevistas.
Por tanto, ante cualquier duda dirigirse a los siguientes mails:
Jorge Valdebenito: jorsh.rt@hotmail.com
Valentina Garrido: turry14@hotmail.com
Rodrigo Pereira: tapingo@hotmail.com
Hugo Sir: hsir14@hotmail.com

Muchas gracias, por toda la colaboración.

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