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Reinos y Pactos
Profesor Samuel Rénihan
Curso de la teología del pacto
Seminario William Carey: Córdoba, Argentina
Marzo 2014
Introducción .........................................................................................................1
I. Reinos y Pactos ................................................................................. 2
1. ¿Qué es un reino? .........................................................................................2
2. ¿Qué es un pacto?.........................................................................................3
a. La definición de un pacto ................................................................................................. 3
b. El material y la forma de un pacto ................................................................................... 5
c. La cabeza federal de un pacto ........................................................................................... 7
3. ¿Cuál es la función de un pacto? ..............................................................8
a. Los pactos gobiernan a reinos........................................................................................... 8
b. Reinos, pactos, reyes, y herencias ..................................................................................... 9
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Introducción
La teología de los pactos es un tema muy importante en el estudio de las escrituras. ¿Pero,
por qué? ¿Por qué sería tan importante el estudio de los pactos bíblicos? Pues, podemos
decir que todas las cosas en las escrituras son importantes, y los pactos constituyen una
parte de las escrituras, entonces son importantes. Pero, en comparación a las otras
doctrinas o los otros elementos de las escrituras, ¿por qué son importantes los pactos?
Durante este curso quiero que ustedes piensen en esta pregunta académica y elocuente:
“¿Y qué?” Es decir que nuestro propósito no es solamente estudiar y entender los pactos
de las escrituras sino nuestro propósito también es investigar cómo el estudio de los
pactos se conecta a otros temas y partes del estudio de la teología.
Tenemos que recordar que la biblia es más que un manual de doctrina y práctica.
Hace unas semanas estuve hablando con un no creyente quien hablaba de religiosos y no
religiosos. En su mente dividía a todos en estos dos grupos. Y me pareció que para él un
religioso era alguien que vivía su vida conforme a un programa de reglas. Nos vestimos
así, hablamos así, y hacemos estas cosas. Lo absurdo de su perspectiva era de un lado que
su opinión de sí mismo era que no era religioso, que evitaba la carga de las reglas de
religión. La verdad es que tiene sus propias reglas, reglas inventadas por su naturaleza
pecaminosa. Y de otro lado lo absurdo de su perspectiva se vio en que su idea de religión
era completamente separada de la historia. Es decir que su idea de religión fue una lista
de reglas y nada más, sin cualquiera mención de eventos y hechos históricos. Entonces,
hermanos y hermanas, nosotros también tenemos que recordarnos a nosotros mismos
que la biblia es más que un manual de doctrina y práctica. Es un libro que nos cuenta una
historia. Y nuestras doctrinas y prácticas provienen de aquella historia. Entonces les
pregunto, ¿tiene la biblia un argumento o una trama? ¿Tiene la biblia una narrativa o una
historia? Claro que sí. ¿Pero cómo podemos seguir la narrativa de las escrituras por medio
de 66 libros? Les digo que si entendemos los pactos bíblicos nos ayudará a entender la
narrativa y la teología de la biblia. Por eso repito lo que dije al principio, que la teología
de los pactos es un tema muy importante en el estudio de las escrituras.
Entonces, en esta clase, nuestro enfoque será los pactos de la biblia. ¿Y cuáles son
los pactos bíblicos? Hay varios pactos. Y con tantos pactos con diferentes nombres, etc.,
puede ser difícil mantener una idea de cómo cada parte contribuye a la estructura
completa. Por eso, vamos a enfocarnos no solamente en los pactos de las escrituras pero
también los reinos de las escrituras. Y estas dos cosas, pactos y reinos, son estrechamente
relacionadas. Entonces, cómo pueden ver en sus bosquejos, nuestra primera sección se
titula “Reinos y Pactos.”
Y en esta sección vamos a estar haciendo algunas preguntas muy sencillas que nos
van a ayudar a tener un entendimiento de los pactos en general. Y este entendimiento
básico será el fundamento o la plataforma sobre lo cual podremos construir y edificar las
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siguientes secciones. Nos será útil no solamente porque es bíblico, pero también porque
con una estructura como se ve en el bosquejo, es más fácil acordarse de tres reinos y los
pactos que acompañan cada reino que acordarse de todos los pactos en un listado.
Empecemos, entonces, con nuestra primera sección, Reinos y Pactos, y la primera
pregunta, ¿qué es un reino?
I. Reinos y Pactos
1. ¿Qué es un reino?
Un reino es un espacio de autoridad o soberanía. Es decir que un reino significa que
dentro de un espacio alguien está gobernando o reinando. Un reino, entonces es un
espacio con un rey. Es un espacio de autoridad o soberanía. Esta definición es muy
sencilla y un poco abstracta. No nos dice mucho. Entonces si queremos saber más en
cuanto a un reino, tenemos que investigar el rey del reino. ¿Cuál es el espacio que
pertenece al rey? ¿Cuáles son los mandamientos del rey y cuáles son los beneficios
prometidos por el rey? La identidad del reino depende del rey. Entonces, si queremos
llegar a una definición de un reino específico, la única cosa que es necesario hacer es
investigar el rey del reino.
¿Quién es el rey sobre todas las cosas? ¿Quién es el soberano sobre toda creación?
Dios es rey sobre toda creación. Por lo tanto, toda la creación es su reino. Le pertenece a
Dios y existe bajo su autoridad y dominio. Necesito un voluntario para leer Salmo 24:1-
2. Dice, “De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. 2 Porque
él la fundó sobre los mares, Y la afirmó sobre los ríos.” Y otro voluntario para leer Daniel
4:34-35. Dice, “34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón
me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo
dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. 35 Todos los habitantes de la tierra
son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los
habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?”
Durante su tiempo, Nabucodonosor era el rey más poderoso en el mundo bíblico.
Pero cuando le fue devuelta su razón, se dio cuenta de que Dios es el rey verdadero, el
rey sobre todas las cosas. Dijo, “él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los
habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” Entonces
Dios es el rey sobre todas las cosas y todas las cosas existen dentro de su autoridad y
soberanía. Dios puede hacer lo que quiere, requerir lo que quiere, y prometer lo que
quiere. No hay nada afuera de su control.
Sin embargo, en adición a su propio reino sobre todas las cosas, en la historia del
mundo Dios ha establecido reinos particulares en la tierra. Todos estos reinos provienen
de Dios, le pertenecen a Dios, y son responsables ante Dios. Hay tres reinos específicos
que serán el enfoque de nuestro estudio, y son: el reino de creación, el reino de Israel, y
el reino de Cristo. Y cada pacto en las escrituras pertenece a uno de estos reinos.
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El pacto Davídico
Y cada uno de estos reinos depende del rey del reino. Por ejemplo, el reino de
creación depende de Adán. El reino de Israel depende de los reyes davídicos. Y el reino
de Cristo depende de Cristo. La identidad del reino depende de la identidad del rey. Y
cada reino tiene un papel muy importante en la progresión y el cumplimiento del plan
de Dios para el mundo. ¿Y cuál es su plan? Pablo nos dice en Efesios 1:9-10 que “el
misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,”
es…“10 reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los
tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” La palabra griega
(ἀνακεφαλαιώσασθαι) que se traduce “reunir,” significa “llevar a algo a un punto
elevado o crítico.” Y Pablo nos dice que todas las cosas serán llevadas a su punto crítico,
es decir a su consumación, en Cristo. Entonces, el plan de Dios para todo el mundo y toda
la historia es construir y edificar su reino final en que Cristo reina sobre todas las cosas.
Para resumir, un reino es un espacio de soberanía o autoridad. Y la identidad de
un reino depende del rey del reino. Dios es rey sobre todas las cosas entonces toda la
creación es su reino. Además, Dios ha establecido reinos particulares en el mundo, y hay
tres que vamos a estudiar, el reino de creación, el reino de Israel, y el reino de Cristo. Y
estos reinos no son desconectados. No tienen destinos separados. Cada uno de los reinos
de Dios tiene un papel que contribuye al plan final de Dios para consumir todas las cosas
en Cristo.
Entonces, si un reino depende de lo que le pertenece al rey, y lo que el rey requiere
de su pueblo y lo que les promete a ellos, ¿cuál es, creen ustedes, que negocia tales cosas
y condiciones? La respuesta es, un pacto. Voy a explicar esto mientras continuamos.
Entonces vamos ahora a la segunda pregunta, “¿qué es un pacto?”
2. ¿Qué es un pacto?
Para contestar la pregunta, qué es un pacto, vamos a hablar de cuatro cosas: la definición
de un pacto, el material y la forma de un pacto, y la cabeza federal de un pacto.
a. La definición de un pacto
Para definir a un pacto, tenemos que usar una definición que puede representar a la
diversidad de sus usos en las escrituras. Entonces, la definición que vamos a usar es que
un pacto es un compromiso sancionado. Lo esencial de esta definición se ve en la palabra
“compromiso.” Esto incluye la idea de obligación. En un pacto, dos partidos se obligan
uno al otro. Se comprometen, uno al otro. Pero, un pacto es más que un compromiso o
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una obligación. Un pacto tiene sanciones que garantizan que ambos partidos actuarán
conforme al compromiso, o conforme al pacto. Y si violan el pacto, habrá consecuencias.
Entonces si me dices, “te voy a llamar mañana,” tenemos un acuerdo. Te has obligado a
mí. Pero nuestro acuerdo no es un pacto porque no hay consecuencias. Si no me llamas a
tiempo, no me llamas. No voy a castigarte. Por eso un pacto es un compromiso
sancionado. En un pacto, si no mantienes o respetas las condiciones, hay consecuencias.
Por eso un pacto siempre tiene sanciones.
Esta definición es útil porque el tipo de pacto depende de las obligaciones de los
partidos. Diferentes obligaciones entre los dos partidos producen diferentes pactos.
Hablaremos más de esto en un momento. Antes de continuar, es importante que
reconocemos que en nuestro estudio estamos hablando de los pactos entre Dios y los
hombres. No estamos hablando de los pactos entre varios reyes en el antiguo testamento.
Estamos hablando de pactos divinos.
Y es importante decir esto porque en un pacto entre Dios y los hombres, aunque
hay dos partidos, los dos partidos no son iguales. Entonces, todos los pactos son mutuos
porque hay dos partidos. Pero los partidos no son iguales. ¿Cómo puede un hombre estar
en un nivel igual a Dios? No puede ser. Además los pactos no son opcionales. Dios nunca
dice, “esto es mi pacto, lo tomas o lo dejas.” Dios impone sus pactos soberanamente. Y
esto significa que Dios decide lo que prometerá y lo que requerirá.
Sin embargo, es importante evitar la idea que ya que los pactos son impuestos por
Dios y ya que son mandatorios, son entonces malos u opresivos. Al contrario, cada pacto
entre Dios y los hombres proviene de la beneficencia de Dios y tiene el propósito de
bendecir a los hombres. Por ejemplo, Dios le prometió a Adán vida eterna. Le prometió a
Noé que el mundo será estable. Le prometió a Abraham muchas bendiciones. Les
prometió a los Israelitas una vida prosperada en Canaán. Le prometió a David un trono
eterno. Y nos prometió a nosotros el perdón de pecados en el nuevo pacto. Entonces, los
pactos son impuestos soberanamente y no tenemos el derecho de rechazar un pacto, pero
esto no indica ni una gota de opresión por la parte de Dios hacia nosotros.
Entonces hemos dado una definición a un pacto, es un compromiso sancionado. Y
hemos notado que un pacto es mutuo, tiene dos partidos, pero no son iguales. También
hemos notado que los pactos son impuestos soberanamente y tienen el propósito de
bendecir a los hombres.
La última cosa que quiero decir bajo la definición de un pacto es que Dios siempre
interactúa con los hombres por medio de pactos. No hay ni un hombre ni una mujer en
toda la historia del mundo que no ha sido un participante en un pacto con el Creador del
universo. Dios es más allá que nosotros de una forma que es imposible que nosotros
pudiéramos pedir cualquiera cosa de Dios y pensar que lo merecemos. Es imposible que
una criatura puede merecer algo de Dios. Entonces, ¿cómo podemos cruzar el vacío y
separación entre nosotros y Dios? Pues, Dios cruza el vacío y soberanamente
condesciende para tratar con los hombres. Y hace esto por medio de pactos. Dios dice,
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“yo seré Dios a ti para hacer tal cosa, y serás mi confederado para hacer tal cosa, y si
alguien viola el pacto, estas son las sanciones.” Un pacto es un compromiso sancionado.
Los diferentes tipos de obligaciones o compromisos producen diferentes pactos. Y esto
nos lleva al segundo punto, el material y la forma de un pacto.
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obras? Claro que sí. Por eso tiene sanciones contra el confederado. Todo depende de las
obras del confederado.
A diferencia de un pacto basado en leyes, es un pacto establecido en promesas. Y
esto se llama un pacto de gracia. En un pacto de gracia, para disfrutar las bendiciones del
pacto, la única cosa que tienes que hacer es recibirlas. Es un pacto de gracia porque Dios
promete bendiciones gratuitamente, es decir, sin la necesidad de ganar o merecerlas. Son
dones. Dios dice, “Yo le prometo esto, y tú lo recibirás.” Entonces la promesa es la
material con la cual el pacto es establecido. Pero una promesa en sí no es un pacto. Una
promesa es una promesa y nada más. Una promesa se convierte en un pacto cuando hay
sanciones para garantizar las promesas.
En un pacto de obras, las sanciones se dirigen al confederado que tiene que
guardar las condiciones. Pero, si Dios promete las promesas, y si las sanciones garantizan
la entrega o el reparto de las promesas, ¿a quién aplican las sanciones? Aplican a Dios
mismo. En un pacto de gracia, los recipientes de las promesas y las bendiciones no son
amenazados. Las sanciones no aplican a los recipientes. Es decir que en un pacto de
gracia, Dios promete de sí mismo que cumplirá su promesa. ¿Y puede Dios mentir o fallar
en sus promesas? No. Entonces un pacto de gracia no puede ser violado ni por Dios ni
por los recipientes de sus promesas.
¿Hablan las escrituras de esto? Quiero demostrar la fundación bíblica para esta
distinción entre un pacto de obras y un pacto de gracia. Vayan conmigo a Romanos 4:4-
5. Pablo está hablando de la justificación, y está dividiendo entre dos maneras de intentar
obtenerla. De un lado, puedes obrar para ganar según una deuda, o puedes recibir una
promesa gratuitamente. Pero los dos son opuestos. Dice, “4 Pero al que obra, no se le
cuenta el salario como gracia, sino como deuda; 5 mas al que no obra, sino cree en aquel
que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.” Y en capítulo 5:12-21 Pablo hace el
mismo argumento por medio de un contraste entre un don de gracia y la maldición de
desobediencia. También dice en capítulo 11:6, “6 Y si por gracia, ya no es por obras; de
otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la
obra ya no es obra.” Y en Gálatas 3:18, dice “18 Si la herencia es por la ley, ya no es por la
promesa.” Entonces, usando estas escrituras, podemos argumentar confiadamente que o
ganas un premio por obras y deuda o recibes un don por gracia.
Para ayudarles a entender esto, he puesto una tabla en sus bosquejos que
demuestra las diferencias entre un pacto de obras y un pacto de gracia.
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Entonces, de la misma forma que hay muchos anillos hechos con diferentes
materiales, así también hay varios pactos hechos con diferentes materiales. Hay pactos
de obras y pactos de gracia. En un pacto de obras, las sanciones amenazan el confederado
que tiene que ganar el premio. Si no cumple las condiciones, será castigado. En un pacto
de gracia, las sanciones amenazan a Dios quien no nos puede fallar. Recibimos la promesa
y heredamos la bendición. Sigamos a la tercera parte de nuestra investigación de qué es
un pacto, la cabeza federal de un pacto.
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herencia, en él. Por medio de Cristo, por medio de un individuo, tenemos una herencia.
Ahora, Hebreos 9:15. Dice, “15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que
interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer
pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.” Por medio del mediador
del nuevo pacto, recibamos la promesa de la herencia eterna. Aquí tenemos una conexión
muy clara entre un pacto y una herencia. Nuestra herencia proviene de Cristo, el
Mediador del nuevo pacto.
Finalmente, vayan conmigo a Lucas 22:29. Dice, “29 Yo, pues, os asigno un reino,
como mi Padre me lo asignó a mí.” Tristemente, esta traducción es insuficiente. La
palabra que aquí se traduce con “asignar” también puede significar “pactar.” Y en el
contexto de la santa cena, un contexto lleno del lenguaje y el concepto del pacto, sería
mejor traducirlo, “Yo, pues, os pacto un reino, como mi Padre me lo pactó a mí.” Y con
todas las escrituras que hemos estudiado acerca de cómo Dios establece y gobierna a sus
reinos por medio de pactos, nuestra traducción tiene sentido, ¿verdad? Y cuán rico es oír
nuestro Señor diciéndonos en la santa cena que nos ha pactado un reino. Es la misma
verdad que Hebreos 9:15 que recibimos la promesa de la herencia por medio del
Mediador del nuevo pacto. Y es la misma verdad que Efesios 1:11 que nos dice que en él
tenemos una herencia. Cuál el rey, tal también su pueblo. Si le pertenece a Cristo,
pertenece a nosotros, porque Dios pactó con Cristo, le dio una herencia, y nosotros por
medio de él somos coherederos, como dice Pablo, con Cristo.
En la idea de herencia, entonces, vemos todos nuestros argumentos juntos. Dios
establece sus reinos por medio de sus pactos. Los pactos determinan los reyes, su
herencia, su membresía, etc. Y nuestro estudio tendrá la estructura de tres reinos y los
pactos que les pertenecen.
El reino de creación El reino de Israel El reino de Cristo
El pacto de obras El pacto Abrahámico El pacto de redención
El pacto Davídico
En conclusión, entonces, hemos estudiado muchas cosas acerca de los pactos y los
reinos de las escrituras. Pero todo esto es importante y necesario para nuestro estudio de
los pactos bíblicos. Hemos visto que un reino es un espacio de autoridad. Y la identidad
del reino depende de la identidad del rey del reino. También hemos aprendido que un
pacto es un compromiso sancionado. Hay diferentes tipos de pactos porque algunos son
establecidos con leyes, otros con promesas. Y Dios siempre pacta con una cabeza federal
quién representa a un pueblo. Dios usa sus pactos para establecer reinos con reyes. Y la
forma del reino depende de lo que los pactos requieren. El pacto dice quién es el rey,
dónde está el reino, las leyes, las bendiciones, etc. Dios establece y gobierna sus reinos
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por sus pactos. Y la idea de herencia nos demuestra todo esto porque los israelitas
heredaron el reino de Israel por medio del pacto con Abrahám, Salomón heredó el reino
de Israel por medio del pacto con David, y nosotros heredamos el reino de Dios por
medio del nuevo pacto, por medio de Cristo.
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1. El pacto de obras
Para entender el pacto de obras, es necesario distinguir entre el estado natural de Adán,
y el estado federal de Adán. ¿Por qué es importante esta distinción? Es importante porque
un pacto es un compromiso sancionado. Un partido se compromete a otro partido o los
dos partidos se comprometen unos a otros. Pero, por naturaleza, ¿es el Dios del universo
obligado a nosotros? Claro que no. Es el Creador. No nos necesita, ni nos debe nada. Al
contrario nosotros somos obligados por naturaleza a obedecer y adorarle a Dios. Entonces
si el pacto de obras incluye promesas de Dios a Adán, tales cosas son sobrenaturales, es
decir que son adiciones al estado natural del hombre. Por eso distinguimos entre el estado
natural y el estado federal de Adán. Sigamos entonces y hablaremos del estado natural
de Adán.
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Y Salmo 8 confirma esto. Este salmo es un comentario sobre la creación del mundo.
Entonces esto es la biblia interpretando a la biblia. Y después de declarar la gloria de Dios
como creador, el Salmista dice en versículos 3-8, “3 Cuando veo tus cielos, obra de tus
dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, 4 Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas
de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites? 5 Le has hecho poco menor que
los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra. 6 Le hiciste señorear sobre las obras de
tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies: 7 Ovejas y bueyes, todo ello, Y asimismo
las bestias del campo, 8 Las aves de los cielos y los peces del mar; Todo cuanto pasa por
los senderos del mar.” Aquí tenemos el lenguaje de realeza. Adán fue coronado, y Dios
le hizo señorear. Entonces, por naturaleza, creado en la imagen de Dios, Adán era un rey
bajo Dios.
Dije que también la imagen de Dios indica paternidad. Es decir que indica que
Dios es nuestro Padre, y Adán y nosotros somos los hijos de Dios. Digo esto porque en
Génesis 5:3 dice, “3 Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza,
conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.” Son las mismas palabras que vimos en
Génesis 1:26. Y Lucas 3:38 confirma esta interpretación porque en la genealogía de Jesús
le llama a Adán, hijo de Dios.
Entonces, en su estado natural, Adán era bueno, un hombre justo, santo, y racional,
coronado por Dios y un hijo de Dios. Y todo esto proviene de la imagen de Dios. Si Adán
era un rey, tiene un reino, ¿verdad? La identidad del reino depende de la identidad del
rey. Pero lo que le pertenece al rey depende del pacto. Sigamos entonces al estado federal
de Adán.
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Dios manifiesta su gloria. ¿Sabían que Edén era un tabernáculo? Es decir que era un lugar
dónde Dios manifestaba su presencia y su gloria en una manera especial.
Hay otros detalles de la descripción de Edén que nos dicen que era un sitio de la
presencia de Dios. Por ejemplo, estaba situada en una loma, en una posición elevada.
¿Cómo sabemos esto? Sabemos esto porque había ríos fluyendo del huerto. Versículo 10
dice, “10 Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.”
El agua fluye de arriba para abajo. Dios frecuentemente reveló su gloria y presencia en
lugares elevados como Sinaí y Jerusalén. Y en el nuevo testamento somos ciudadanos de
la Jerusalén de arriba.
Otro elemento que indica que Edén era un tabernáculo es la presencia de metales
y piedras preciosas. Así era el tabernáculo en el desierto, el templo en Jerusalén, el
pectoral de Aarón, y la descripción del cielo en el apocalipsis de Juan. Es decir que las
escrituras regularmente describen los santuarios de Dios y los obreros dentro de ellos con
metales y piedras preciosos.
Además los árboles son evidencia de lo mismo. El tabernáculo en el desierto tenía
candeleros en la forma de árboles y Juan menciona el árbol de vida en Apocalipsis 22. Lo
que estamos viendo es que la biblia es un libro entero que repite símbolos con significados
similares. Y en este caso estamos viendo detalles de Génesis 2 que corresponden a los
elementos de los tabernáculos de Dios en otras partes de las escrituras.
Y por lo tanto concluimos que Edén era un lugar especial, no solamente porque
era un huerto pero sobre todo porque Dios manifestaba su presencia allá. Y por lo tanto
el hecho que Dios le puso a Adán en el huerto es importante. Y noten, que Dios le ha
otorgado a Adán un espacio particular. Estamos empezando a ver un reino.
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Todos mueren en Adán. Es nuestro representante. Y en versículo 47-49 dice, “47 El primer
hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. 48 Cual
el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. 49
Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del
celestial.” Cual el rey, tales también del rey.
¿Y qué? Esto es muy importante. Si estás en Adán, si traes su imagen, morirás en
pecado. Si estás en Cristo, si traes su imagen, vivirás para siempre. El evangelio depende
de estas verdades. No es un sistema de teología abstracto e impráctico sino es la fuente
de toda nuestra religión. Adán era una cabeza federal. Entonces tenemos un espacio,
Edén. Tenemos una cabeza federal, un rey con la responsabilidad de dominar y señorear.
Está desarrollando el reino. Sigamos.
Israel. 10 Y constituirás a Aarón y a sus hijos para que ejerzan su sacerdocio; y el extraño
que se acercare, morirá.”
La frase “desempeñen el encargo de él” y la frase “servir en el ministerio” son
iguales a las palabras que se usan en Génesis 2:15. Y así Aarón fue constituido a su
sacerdocio. ¿Y la conclusión? “Y el extraño que se acercare, morirá.”
Adán tenía el mismo trabajo. Dentro de los cinco libros de Moisés los únicos
lugares dónde estos dos verbos ocurren juntos son estos dos pasajes, Génesis 2 y
Números 3. Adán fue encargado con la responsabilidad de llenar la tierra con su
descendencia, y esto sería cumplido empezando en el huerto de Edén dónde Adán tenía
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que guardar el santuario de Dios de toda impureza o intrusión. Dios le obligó a una ley
de obediencia.
Hemos hablado de las cosas que Dios le mandó a Adán positivamente, es decir,
las cosas que debe hacer. Pero su ley de obediencia también incluía prohibiciones. Dios
le dijo en Génesis 2:16-17, “16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol
del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás;
porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”
Entonces, Adán era un rey, creado en la imagen de Dios, puesto en Edén, y
nominado cabeza federal. Y era un sacerdote encargado con la protección del santuario
de Dios. Pero también era un profeta. Para ser un profeta, ¿qué fue necesario? Fue
necesario recibir revelación de Dios mismo. Y el deber del profeta es guardar la pureza
de la palabra de Dios. Adán recibió revelación de Dios y fue necesario guardar la
obediencia de ella. Adán debe haber protegido a Eva de la serpiente. Fue su
responsabilidad guardar los mandamientos de Dios. Y el Diablo les atacó específicamente
por medio de dudar la palabra de Dios. Dijo, “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de
todo árbol del huerto?...No moriréis.” Hablaremos más de esto en otra sección.
Dios le obligó a una ley de obediencia. Sigamos a la cuarta cosa.
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tiene el significado de vida eterna por todas las escrituras. Y por lo tanto decimos que
Dios le dios a Adán una promesa de vida eterna.
Es importante notar aquí que la única manera en que Adán podría merecer algo
de Dios es por medio de un pacto. Como criatura, Adán fue obligado a obedecerle a Dios.
Pero Dios no fue obligado a dar cualquiera cosa a Adán. Entonces la obediencia de Adán
habría merecido vida eterna no porque su obediencia era digna de vida eterna, sino
porque le agradó a Dios pactarla así a Adán.
El reino sigue desarrollando. Hay un espacio, una cabeza federal, una ley de
obediencia, y una promesa de vida eterna. Si Adán desobedece, el árbol de la ciencia del
bien y del mal le amenaza con muerte. Si Adán obedece, el árbol de vida le promete vida.
Pero un pacto es un compromiso sancionado. Sigamos a la quinta parte.
En nuestra tabla acerca del material y la forma de un pacto, ¿cuál de los dos tipos
de pactos es esto?
Material: Respuesta o reacción: Sanción: Forma:
Ley Obediencia Confederado Pacto de obras
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entero y perfecto bajo Dios. Habría sido un paraíso global. Todo dependía de la
obediencia de Adán y su obediencia dependía de esta prueba.
Es difícil imaginar cómo habría sido si Adán hubiera obedecido porque vivimos
en un mundo manchado y destruido por el pecado. Pero el pacto de obras fue una
bendición de Dios porque fue una oportunidad para perfección y vida para siempre, en
comunión abierta y perfecta con Dios. El estado natural y el estado federal de Adán eran
gloriosos. Por eso su caída es tan terrible. Vamos a concluir nuestro estudio hablando del
estado caído.
Lección 3: El estado caído y el pacto noéico
c. El estado caído
Hemos hablado del estado natural del hombre y el estado federal. Y esa distinción fue
importante porque un estudio de las acciones de Dios para con Adán en comparación con
su condición natural produce el pacto de obras. Entonces lo que quiero demostrar ahora
es que la maldición del pacto de obras cambió permanentemente el estado natural del
hombre. Y por lo tanto, cualquier pacto después de la caída tiene que tomar en cuenta esa
realidad. Vamos a cubrir dos puntos breves, la maldición del pacto y la abrogación del
pacto.
Pero como hemos dicho, la maldición del pacto le afectó en su ser. Al caer, el pecado
empezó a gobernar el hombre. En lugar de obedecer la ley de Dios, el hombre viola la ley
de Dios. En lugar de adorar y servir a Dios, los hombres adoraron y sirvieron a ellos
mismos. Y esto se ve en el homicidio de Abel por Caín. Se ve también en Génesis 6:5
dónde dice, “5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que
todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el
mal.” Y todas las escrituras están llenas de argumentos que el hombre, en su ser, en su
naturaleza es pecaminoso. El pecado le afectó en todo su ser. Entonces el hombre ahora
es incapaz de agradarle a Dios. Es incapaz de hacer cualquiera cosa para merecer vida
eterna.
Hemos dicho que la única manera en que Adán podría merecer vida eterna es por
medio del pacto de Dios. Y ahora, es incapaz de cumplir el pacto, de hecho, el pacto
mismo le prohíbe de esto, entonces el hombre es completamente y totalmente incapaz de
merecer, ganar, u obtener salvación para sí mismo. Es literalmente imposible. Y es así
para todos los hombres porque Adán era la cabeza federal de todos los hombres. Pablo
dijo en Romanos 5:12, “12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y
por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron.” Somos, por naturaleza, pecadores dignos de muerte eterna y condenación
justa.
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2. El pacto Noéico
Dios establece y gobierna sus reinos por medio de sus pactos. Y después de la caída de
Adán, el reino de creación era un reino de pecado y rebelión. Era un reino bajo maldición,
la maldición de su pacto, el pacto de obras. Pero Dios era misericordioso, y en lugar de
destruir a la raza humana inmediatamente, Dios tuvo paciencia y les dio a Adán y Eva
esperanza en la promesa de la simiente de la mujer que destruiría la maldición de pecado
por medio de una conquista sobre el diablo.
Entonces, si la promesa de la simiente es la esperanza del mundo, y si Dios no puede
mentir, es decir que tiene que cumplir su promesa, el mundo no puede ser destruido
antes del nacimiento de la simiente. Sin embargo, la narrativa de Génesis nos cuenta que
los hombres descendieron más y más en su pecaminosidad. Leamos en Génesis 6:5-7.
Dice, “5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo
designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6 Y
se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. 7 Y dijo
Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre
hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.”
Esto es el contexto en que Dios establece su pacto con Noé. Dios va a destruir todo el
mundo.
Quiero hablar de cuatro seis cosas bajo este punto, empezando con una promesa de
protección.
por dentro y por fuera. 15 Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del
arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura. 16 Una ventana harás al
arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del
arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero. 17 Y he aquí que yo traigo un diluvio
de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del
cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. 18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás
en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19 Y de todo lo que
vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo;
macho y hembra serán. 20 De las aves según su especie, y de las bestias según su especie,
de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para
que tengan vida. 21 Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá
de sustento para ti y para ellos. 22 Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le
mandó.”
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Entonces, el pacto de Dios con Noé incluye una promesa de protección. Dios le
dice que trae diluvio para destruir toda carne, y todo lo que hay en la tierra morirá, mas
estableceré mis pacto contigo y entrarás en el arca. Los demás morirán, pero tú entrarás
en el arca. Y dice en versículo 19 que los animales que entran entrarán para tener vida
con él. Y durante el diluvio, dice que Dios se acordó de Noé y por eso decrecían las aguas
del diluvio. Es decir que Dios cumplió su promesa y protegió a Noé y su familia en el
arca. Sigamos a la segunda parte del pacto, una promesa de preservación.
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y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne. 16 Estará el arco en las nubes, y
lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne
que hay sobre la tierra. 17 Dijo, pues, Dios a Noé: Ésta es la señal del pacto que he
establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra.”
¿Quiénes son los confederados? Sobre todo, Noé es la cabeza federal porque Dios
tramita el pacto con él y por medio de él. Pero por medio de Noé, el pacto es entre Dios
y todo ser viviente. Es un pacto común, un pacto de preservación. Y el arco es el símbolo
de esa preservación comuna.
El arco también es un símbolo de la sanción del pacto. Los símbolos del pacto
frecuentemente contribuyen a las sanciones del pacto. Por ejemplo, el árbol en el huerto
fue un símbolo y amenaza a Adán. También aquí el arco es una amenaza, pero no a
nosotros. Teólogos han notado que el arco es una herramienta de guerra. Pero, ¿a quién
está apuntado? A Dios, no a nosotros. Y en un pacto de gracia, ¿a quién aplican las
sanciones? A Dios mismo. Entonces, el arco es un recuerdo para nosotros que Dios ha
jurado de sí mismo, no destruir la tierra por medio de un diluvio. Sigamos a la tercera
parte del pacto, un mandato de construcción.
c. Un mandato de construcción
El reino de creación es gobernado por el pacto de obras. Pero ahora Dios está añadiendo
otro pacto al reino. El pacto de obras pertenece a todos los hombres e incluye todo el
mundo. También el pacto noéico pertenece a todos los hombres e incluye todo el mundo.
El pacto Noéico ni cancela ni anula el pacto de obras sino que refrena su maldición para
un tiempo. Es importante reconocer las diferencias y las relaciones entre estos dos pactos.
Interactúan mutuamente como los dos pactos que gobiernan el reino de creación. Y este
pacto no ofrece vida eterna. El pacto de obras sí, pero el pacto noéico no.
Entonces, en un reino estabilizado y preservado, Dios le dio a Noé un mandato de
construcción. Le da el mandato de Adán, pero conformado a un mundo después de la
caída. Le dice, en capítulo 9:1-10, “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad
y multiplicaos, y llenad la tierra. 2 El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo
animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra,
y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. 3 Todo lo que se mueve y
vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado
todo. 4 Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis. 5 Porque ciertamente
demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal la demandaré, y de
mano del hombre; de mano del varón su hermano demandaré la vida del hombre. 6 El
que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a
imagen de Dios es hecho el hombre. 7 Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread
abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella. 8 Y habló Dios a Noé y a sus hijos con
él, diciendo: 9 He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros
descendientes después de vosotros; 10 y con todo ser viviente que está con vosotros; aves,
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animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del
arca hasta todo animal de la tierra.”
Dios le dio a Adán un mandate de llenar la tierra, pero con el propósito de
establecer un reino de justicia perfecta. Ahora, Noé tiene que hacer lo mismo, pero no
para el mismo propósito porque no hay una promesa que sigue esta obediencia. Si
recuerdan, hay dos tipos de pactos: pactos de obras y pactos de gracia. En un pacto de
obras, hay que obrar para ganar una promesa. En un pacto de gracia, Dios hace una
promesa y luego establece leyes. Aquí estamos viendo un pacto de gracia, aunque
comuna. Dios protege y preserva el mundo, y así requiere ciertas cosas de Noé y todos
los hombres. Es decir que no tenemos que guardar este pacto para que Dios nos preserve.
Al contrario, Dios nos va a preservar y por eso tenemos varias responsabilidades.
Material: Respuesta o reacción: Sanción: Forma:
Ley Obediencia Confederado Pacto de obras
Promesa Recepción Dios Pacto de gracia
En este pacto, Dios requiere de Noé que continúa engendrando hijos para llenar la
tierra. Noé debe construir una ciudad, o una cultura, o una sociedad. Es un mandato de
construcción y desarrollo. Es un reino. Sigamos a la cuarta parte del pacto, un mandato
de retribución.
d. Un mandato de retribución
Acabamos de decir que este pacto requiere ciertas cosas debido a que Dios nos ha hecho
promesas. Y hemos visto que esto incluía un mandato de construcción, es decir un
mandato de construir una sociedad, una población, una cultura, un reino. Pero todos los
reinos de la tierra son responsables ante Dios. Y Dios nos dice claramente que la raza
humana tiene responsabilidades antes Dios. En particular, hay un mandato de
retribución. Dice en versículo 6, “6 El que derramare sangre de hombre, por el hombre su
sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.” Debe haber justicia
retributiva en las sociedades de los hombres. Nuestra relación vertical con Dios informa
nuestra relación horizontal con los hombres. Somos hechos en la imagen de Dios por lo
tanto no podemos derramar la sangre de otra persona injustamente. Y si lo hacemos,
merecemos muerte. Retribución significa balance y equilibrio. Tomaste una vida, has
perdido tu vida.
Y en la sociedad esto es muy importante porque el homicidio es completamente
opuesto al mandato universal de llenar la tierra. Si debemos engendrar hijos y
multiplicar, ¿cómo podemos estar matándonos unos a otros? Por lo tanto, en cada
sociedad humana, las cuales son partes del reino de creación y son responsable ante Dios,
hay autoridad legítima que debe perseguir y castigar los que matan a sus prójimos. Los
gobiernos son legítimos, y el castigo de malhechores es uno de sus responsabilidades.
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e. Un símbolo de destrucción
Obviamente, el diluvio es un símbolo de destrucción porque por medio del diluvio, Dios
destruyó al mundo antiguo. Pero en los evangelios Jesús usó el diluvio para decir que era
un símbolo de la destrucción final del mundo. Dijo, en Mateo 24:38-39, “38 Porque como
en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en
casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no entendieron hasta que vino
el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.”
El propósito de la comparación es que nadie puede escapar o evitar el juicio de
Dios. Todos deben saber esto, pero el diluvio es un recuerdo fuerte del poder de Dios
para juzgar y destruir. Y también nos recuerda de la verdadera pecaminosidad de los
hombres hasta hoy en día. El mundo cree que no habrá venganza, no habrá juicio. Y están
comiendo, bebiendo, casándose, etc. No entendieron hasta que vino el diluvio. Por lo
tanto debe haber urgencia en nuestra predicación del evangelio. Sí, Dios preservará al
mundo, pero no para siempre. Está preservando el mundo hasta la segunda venido de
Cristo y no sabemos cuándo vendrá. El diluvio, entonces, es un símbolo de destrucción
que todos deben entender porque tiene significado para el presente. El pacto noéico
también es un símbolo de salvación.
f. Un símbolo de salvación
En 1 Pedro 3:20-22, Pedro nos dice que “en los días de Noé, ocho fueron salvados por
agua,” es decir, por el arca. Y nos dice, “21 El bautismo que corresponde a esto ahora nos
salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena
conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo, 22 quien habiendo subido al cielo
está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.”
La conexión entre los dos es que la única salvación que hay proviene de Dios. Y
afuera de lo que Dios provee como salvación no hay esperanza. La única manera de
escapar el diluvio fue el arca cuya construcción fue mandada por Dios con detalles
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3. Conclusión
En conclusión de esta sección, el reino de creación, hemos ya estudiado muchas cosas.
Dios establece y gobierna sus reinos por medio de sus pactos. Y el pacto de obras fue un
camino a la vida eterna para Adán. Dios le preparó con todo lo necesario para cumplir
las condiciones del pacto pero Adán rebeló contra Dios y cayó en el pecado. Por eso, Adán
fue expulsado de Edén, expulsado del santuario de Dios, expulsado del árbol de vida, y
condenado a la muerte. Su reino ahora es un reino rebelde, un reino condenado, pero
sigue responsable a Dios.
En su misericordia, Dios protegió a Noé y su familia en el diluvio y le encargó con
un nuevo mandato de construcción en el mundo preservado. Todos los seres humanos
son miembros de estos pactos entonces todos los hombres tienen la responsabilidad de
vivir en sociedades de paz que son constituidas por familias. Debe haber gobiernos que
protegen los que guardan la ley y persiguen los que la violan. Este pacto ni promete ni
provee salvación, y los hombres siguen pecaminosos, pero son capaces de guardar este
pacto porque son capaces de establecer justicia y tener familias. Sin embargo, tristemente,
normalmente los hombres hacen lo opuesto.
Por medio del pacto de obras, todos los hombres son condenados a la muerte
eterna, pero Dios proveerá la simiente de Eva para deshacer las obras del diablo y para
dar vida a los muertos. El diluvio y el pacto noéico contribuyen a la progresión de esta
promesa por medio de estabilizar al mundo y por medio de ser símbolos de destrucción
y salvación. Sobre todo, la esperanza del mundo no se encuentra ni en el reino de
creación, ni en el pacto de obras ni en el pacto noéico. La esperanza del mundo se
encuentra en otro rey del otro reino con otro pacto.
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1. El pacto Abrahámico
El pacto Abrahámico se desarrolla sobre tres capítulos en Génesis. Vamos a estudiar cada
uno de estos capítulos para ver cómo Dios trató con Abrahám por medio de un pacto.
Vamos a usar tres secciones para describir los tres capítulos, entonces empecemos con la
iniciación del pacto.
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Hay tres cosas específicas que quiero identificar dentro de estos versículos. La primera es
la cabeza federal. Dios le nombró a Abram una cabeza federal.
i. La cabeza federal
Noten versículo dos. Dice, “2 Y haré de ti una nación grande.” Una nación grande vendrá
de Abrahám. Este pueblo será su pueblo, sus descendientes. Y noten versículo siete. Dice,
“A tu descendencia daré esta tierra.” ¿A quiénes pertenece la tierra de Canaán? A los
descendientes de Abram. Entonces estamos viendo las primeras partes de un pacto. Hay
un individuo por quién Dios está pactando algo. Es decir que es una cabeza federal. Y la
membresía del pacto depende de esta cabeza federal, Abram. Si eres de Abram, eres un
miembro del pacto.
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En la iniciación del pacto con Abram, estamos viendo el inicio de un reino. Hay un
espacio específico, Canaán. Hay una cabeza federal, Abram. Hay un pueblo para llenar
la tierra, los descendientes de Abram. Sigamos a la confirmación del pacto, otro paso en
el desarrollo del pacto Abrahámico.
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i. Las promesas
En versículo cinco, Dios confirma a Abram, que cumplirá su promesa de una
descendencia. Le dice, “5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las
estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.” Y en versículo siete
Dios confirma que cumplirá su promesa de la tierra de Canaán. Le dice, “ 7 Y le dijo: Yo
soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra.” Pero
Abram quiere más confirmación. Entonces le dice a Jehová, “8 Señor Jehová, ¿en qué
conoceré que la he de heredar?”
Lo que sucede después de esta pregunta es muy importante e interesante. Es una
ceremonia de la ratificación de un pacto. Vamos a hablar de esto en un momento. Pero
noten que en el pacto que Dios está haciendo, le jura de nuevo a Abram en versículo 13,
“13 Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será
oprimida cuatrocientos años. 14 Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y
después de esto saldrán con gran riqueza. 15 Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás
sepultado en buena vejez. 16 Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha
llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”
Entonces aunque las promesas serán cumplidas, su cumplimiento no será
inmediato, ni será sin dificultad. Habrá por lo menos 400 años de esclavitud entre el
anuncio de las promesas y el cumplimiento de las promesas. Pero, esto no cambia el
hecho que Dios está confirmando sus promesas a Abram. Dice en versículo 18-21, “18 En
aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra.”
Los descendientes de Abram heredarán la tierra, sin duda. Y esto fue el pacto que Dios
hizo con Abram. Lo inició en Génesis 12, ahora está confirmando las promesas. Pero su
confirmación proviene no solamente de una repetición de ellas pero también de la
ceremonia de ratificación. Hablemos, entonces de las sanciones del pacto.
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sangre fluyendo de las mitades. Y al hacer eso, Dios le jura a Abram que sus
descendientes heredarán la tierra después de 400 años. Y en versículo 17, dice, “17 Y
sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha
de fuego que pasaba por entre los animales divididos. 18 En aquel día hizo Jehová un
pacto con Abram.” Dios mismo aparece por medio de una teofanía y pasa por entre los
animales divididos. Entonces, Dios mismo está cargando sobre sí las sanciones del pacto.
Dios está diciendo, lo mismo sea hecho a mí si no guardo el pacto. Es decir que la única
manera en que los descendientes de Abram no heredarán la tierra de Canaán es si Dios
no cumple su promesa. Y si Dios no cumple la promesa, entonces la maldición caerá sobre
él. Pero Dios es perfecto, verdadero, y fiel. También es inmortal entonces esto significa
que el juramento de Dios es invencible.
Esta ceremonia es una confirmación de las promesas de Génesis 12. Es un pacto
entre Dios y Abram y sus descendientes en él. Y las sanciones del pacto le están
amenazando a Dios mismo, y no a Abram. El pueblo de Abram será un reino en Canaán.
Sigamos a la tercera parte de este pacto, en Génesis 17.
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pacto entre mí y vosotros. 12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre
vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a
cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. 13 Debe ser circuncidado el nacido en tu
casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo.
14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella
que contiene la promesa de uno que bendecirá al mundo, y claro que esto es el evangelio,
y claro que Abraham lo creó y fue justificado por la fe, pero es una cosa pactar que el
Cristo nacerá de tu familia y es otra cosa pactar perdón de pecados por medio de él.
También las promesas de este pacto son terrenales, no eternas. Y uno puede violar este
pacto, uno puede ser cortado de sus promesas y su herencia. Recuerden estas cosas
porque son importantes y seguiremos hablando de ellos.
Pero por medio de este pacto Dios está estableciendo un reino, y por medio del
pacto gobernará el reino. El pacto ha nombrado y designado la cabeza federal, su pueblo,
su herencia, su dominio, la ley del reino, y más.
Lección 5: El reino de Israel y el pacto Sinaítico
2. El pacto Sinaítico
En esta lección vamos a hablar del pacto Sinaítico. Y vamos a dividir nuestro estudio en
tres partes, la fuente del pacto, la forma del pacto, y la función del pacto. El pacto
Sinaítico significa el pacto por el cual Dios estableció su gobierno del reino de Israel en la
tierra de Canaán.
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tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. 6 Y vosotros me seréis un
reino de sacerdotes, y gente santa. Éstas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. 7
Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y expuso en presencia de ellos
todas estas palabras que Jehová le había mandado. 8 Y todo el pueblo respondió a una, y
dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del
pueblo.”
¿Qué podemos tomar de estos versículos? Podemos ver que Dios les está
recordando de su liberación por medio del éxodo. Y les está diciendo que va a hacer un
pacto con ellos el cual, si lo guardan, causará que sean un tesoro especial sobre todos los
pueblos de la tierra. Y serán un reino de sacerdotes, es decir un reino de individuos
dedicados en santidad a Jehová. Y cuando el pueblo oyó, respondió, “todo lo que Jehová
ha dicho, haremos.”
Entonces, usando nuestra tabla, ¿cuál de los dos tipos de pactos crees que es esto?
Es un pacto de obras, ¿verdad? Y si es un pacto de obras, debe haber una ley o un sistema
de leyes que negocia o tramita la obediencia debida a Dios. ¿Y qué viene en el siguiente
capítulo? La ley, los diez mandamientos.
El pacto Sinaítico consiste en los diez mandamientos y las leyes ceremoniales y
judiciales. Después de los diez mandamientos, Dios le dio a Moisés muchas otras leyes.
Al concluir esta conferencia en que Dios le dio a Moisés la ley del pacto, Moisés descendió
del monte, y leamos en Éxodo 24:3-8. Dice, “3 Y Moisés vino y contó al pueblo todas las
palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo:
Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho. 4 Y Moisés escribió todas las palabras
de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas,
según las doce tribus de Israel. 5 Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron
holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová. 6 Y Moisés tomó la mitad de la
sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar. 7 Y tomó
el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que
Jehová ha dicho, y obedeceremos. 8 Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el
pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas
estas cosas.”
Dios les está obligando o comprometiendo por medio de darles leyes que tienen
que guardar para permanecer en las bendiciones del pacto. Y el pueblo de Israel está
jurando, comprometiendo, de su parte que obedecerán todas las cosas que Jehová les ha
dicho.
Pero, pronto adoraron a un ídolo, ¿verdad? Adoraron al becerro de oro. Violaron
el pacto. Y Dios les castigaba. Muchos murieron. Y Dios les dio la ley de nuevo. En Éxodo
34:27-28, dijo, “27 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a
estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel. 28 Y él estuvo allí con Jehová cuarenta
días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del
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pacto, los diez mandamientos.” ¿Cuáles son las palabras del pacto? En particular, los diez
mandamientos, pero también las otras leyes.
Entonces, lo que estamos haciendo en esta sección es determinando si Dios
estableció el pacto Sinaítico con Israel como un pacto de gracia, prometiéndoles
bendiciones sin obediencia, o como un pacto de obras, exigiendo obediencia a la ley para
recibir bendiciones. ¿Cuál es? Es un pacto de obras establecido sobre la ley de Dios, los
diez mandamientos y las leyes ceremoniales y judiciales. Para confirmar esto, Sigamos a
la respuesta del pueblo.
Si Dios ha establecido este pacto con leyes, los Israelitas han prometido obediencia,
y Dios les ha amenazado con sanciones, ¿qué tipo de pacto es esto? Es un pacto de obras.
Pero es un pacto de obras diferente al pacto de obras en Edén. El pacto de obras en Edén
controlaba vida en Edén y prometía vida eterna. Este pacto controla vida en Canaán y
promete vida bendita en Canaán, no vida eterna.
Entonces, la ley de Moisés, el pacto Sinaítico, es un pacto de obras y es un
desarrollo de la ley de circuncisión y el pacto Abrahámico. ¿Quiénes son los partidos en
el pacto Abrahámico? Dios, Abraham, y los descendientes de Abraham. ¿Cuál es la
promesa más básica de aquel pacto? La tierra de Canaán. ¿Quiénes son los partidos en el
pacto Sinaítico? Dios, y los descendientes de Abraham. ¿Qué controla el pacto Sinaítico?
Controla la vida de los Israelitas en Canaán. Ahora vamos a hablar de la función del
pacto.
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sacerdocio. Todo esto proviene de los mandamientos de Dios. Dios le dios a Moisés las
instrucciones para la construcción del tabernáculo, para la consagración de Aarón y sus
hijos, y para la manera en que deben cumplir sus responsabilidades en el tabernáculo.
Pueden ver un ejemplo de esto en Éxodo 40:12-16 dónde Dios le da a Moisés las
instrucciones para la consagración de Aarón para el sumo sacerdocio. Entonces, el pacto
gobierna el sacerdocio.
Jehová su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para
ponerlos por obra; 20 para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del
mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus
hijos, en medio de Israel.”
El rey debe ser sujeto a la ley de Dios. Esto es algo muy interesante porque en la
cultura de su época, y la mayoría de las culturas del mundo, el rey crea la ley. El rey es
la ley. Pero en este caso, el rey y su reino son sujetos a la ley de Dios. Y el rey tiene que
hacer su propia copia de la ley para aprenderla y guardarla. Hablaremos más de esto en
el pacto Davídico, pero noten sobre todo que el pacto está gobernando la realeza. Dios
establece y gobierna sus reinos por medio de sus pactos.
Dios les ha prometido la herencia de Canaán. Y esto sucederá sin duda porque Dios juró
de sí mismo y pasó por los animales significando que cumplirá su promesa. Pero, los
Israelitas pueden perder su herencia. Entrarán en Canaán. Pero ¿permanecerán en
Canaán? Esto es lo que el pacto Sinaítico controla. Les gobierna en cada aspecto de su
sociedad, culto y cultura. Y si guardan los mandamientos de Dios serán benditos. Si no
los guardan, serán destruidos y exiliados. Y en Deuteronomio 28, Dios les dijo de
antemano, que serán infieles, y por su infidelidad, Dios los destruirá por medio de
naciones ajenas. Pero en capítulo 30 les promete que si se arrepientan en su exilio Dios
los regresará y los juntará de nuevo en la tierra.
¿Y la conclusión del pacto Sinaítico? Se encuentra en Deuteronomio 30:19-20. Dice,
“ A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto
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delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que
vivas tú y tu descendencia; 20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole
a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la
tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.”
El pacto Sinaítico es un desarrollo del pacto Abrahámico. No cancela ni anula el
pacto Abrahámico sino que gobierna los descendientes de Abraham en la tierra de
Canaán. Y por medio del pacto, Dios puso delante de los Israelitas la vida y la muerte, la
bendición y la maldición.
Antes de concluir esta lección acerca del pacto Sinaítico, quizás has pensado
¿dónde está la cabeza federal? Y es una buena pregunta. La primera cosa que podemos
decir es que de una forma la cabeza federal de los Israelitas es Abraham. Por medio de él
ellos son herederos de la tierra de Canaán y por eso son miembros del pacto Sinaítico.
Pero aunque los dos pactos son conectados, son distintos. Y la ausencia de una cabeza
federal es uno de los elementos más importantes en la historia de Israel. Los Israelitas se
dan cuenta de que no pueden guardar el pacto. Y por eso hay una necesidad para alguien
que lo guardará por ellos. Es decir que hay una necesidad para un rey. Y después de la
conquista, durante la época de los jueces, ¿cuál es el refrán? “Y no había rey en Israel.”
La necesidad para un rey quien guardará la ley para el pueblo nos llevará al pacto
Davídico en la siguiente lección.
Lección 6: El reino de Israel y el pacto davídico
3. El pacto Davídico
El pacto davídico es un pacto muy importante por dos razones sencillas. Primero, es el
pacto en que todo el reino de Israel llega a su cumplimento o realización. Bajo David y
Salomón Israel estaba a la cumbre de su gloria. Segundo, este pacto tiene la suerte de ser
el último pacto antes del nuevo pacto. Entonces veremos más claridad y más
cumplimiento en este pacto que los otros pactos. Para dar una estructura a esta lección,
vamos a cubrir cuatro puntos, el primero será el contexto del pacto.
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tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales
habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel. 8 Pero murió
Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. 9 Y lo sepultaron en su
heredad en Timnat-sera, en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. 10 Y toda
aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra
generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.” La siguiente
generación no conocía a Jehová.
Dice, “11 Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y
sirvieron a los baales. 12 Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de
la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en
sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. 13 Y dejaron a Jehová,
y adoraron a Baal y a Astarot. 14 Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los
entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en mano de sus
enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos. 15 Por dondequiera
que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y
como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción.” Entonces Dios les está
castigando por su infidelidad. No pueden gozar de las bendiciones Abrahámicas porque
no están guardando el pacto Sinaítico. Sigamos leyendo.
“16 Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban; 17
pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales
adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a
los mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así. 18 Y cuando Jehová les levantaba
jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de
aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia por sus gemidos a causa de los que
los oprimían y afligían. 19 Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se
corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose
delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino. 20 Y la ira de
Jehová se encendió contra Israel, y dijo: Por cuanto este pueblo traspasa mi pacto que
ordené a sus padres, y no obedece a mi voz, 21 tampoco yo volveré más a arrojar de delante
de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando murió; 22 para probar con ellas
a Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo siguieron
sus padres.”
Entonces el problema es el pacto Sinaítico, o los que no guardan el pacto Sinaítico.
Por eso necesitan jueces para ser líderes y para, de una forma, guardar la ley para ellos.
Sin embargo, los jueces son insuficientes. Surgen y salen. Se levantan y se mueren. Y las
tribus son desunidas. Y la pregunta es, “¿seguirán el camino de Jehová o no?” Y el último
versículo del libro es esto: “25 En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que
bien le parecía” (Jueces 21:25).
Entonces el contexto del pacto davídico, es decir la situación en que Dios hizo su
pacto con David, es la insuficiencia del pueblo y la insuficiencia de los jueces cuya
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Esto es el pacto Davídico. ¿Cuáles son las condiciones del pacto entonces? Primero,
el rey tiene que guardar el santuario de Dios.
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i. Un trono establecido
En Salmo 89:3-4, dice, “3 Hice pacto con mi escogido; Juré a David mi siervo, diciendo: 4
Para siempre confirmaré tu descendencia, Y edificaré tu trono por todas las
generaciones.” Si estabas pensando antes que no había pacto con David porque no se
encuentra la palabra “pacto” en II Samuel 7, esto debe mostrar que no es necesario usar
el nombre de algo para describir la cosa. Es así en Génesis 2 y el pacto de obras. Pero en
estos versículos vemos que una parte de las promesas o las bendiciones del pacto
Davídico es que Dios establecerá y edificará el trono de David. En II Samuel 7 Dios le
había dicho a David, “16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu
rostro, y tu trono será estable eternamente.” Salmo 89 es un comentario sobre esto. Es
decir que la biblia está interpretando a la biblia, diciendo que esto es un pacto.
Se puede encontrar el mismo tema en Salmo 132:11-12. Dice, “11 En verdad juró
Jehová a David, Y no se retractará de ello: De tu descendencia pondré sobre tu trono. 12
Si tus hijos guardaren mi pacto, Y mi testimonio que yo les enseñaré, Sus hijos también
se sentarán sobre tu trono para siempre.” Un trono establecido para siempre será una
parte de las bendiciones del pacto Davídico.
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delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti
varón en el trono de Israel.” Es decir que si el rey davídico guarda la ley, entonces tendrá
reposo y prosperidad en Canaán. Todas las bendiciones prometidas a Abraham y
protegidos por el pacto Sinaítico se concentran en el rey. Y si el rey guarda la ley, todos
tendrán reposo y prosperidad. Cual el rey, tal también su pueblo. Y como hemos visto, la
historia de los reyes es una historia de obediencia y bendición y desobediencia y
maldición.
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Cuando Dios quitó su presencia de Israel, pronto fue destruido por las naciones.
Y fueron hechos esclavos en otra nación en otra tierra. Comparen la gloria de David y
Salomón y la gloria del pacto Davídico con la derrota y exilio de Israel. Esto afectó mucho
a las mentes de los Israelitas. Vayan conmigo a Salmo 89. Hemos leído varios versículos
de este salmo en que el Salmista está hablando mucho de las promesas de Dios para con
David. Esas promesas formaban toda la esperanza de la nación porqué el rey era la nación
en sí. Entonces cuando Israel entró en exilio, estaban pensando, ¿cómo puede ser que
estamos en exilio cuando Dios hizo un pacto con David? ¿Dónde está la fidelidad de
Dios?
Noten versículos 36-37. Es un sumario de las promesas a David “ 36 Su
descendencia será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí. 37 Como la luna
será firme para siempre, Y como un testigo fiel en el cielo.” Y la siguiente sección, es una
inversión completa. Dice, “38 Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido, Y te has
airado con él. 39 Rompiste el pacto de tu siervo; Has profanado su corona hasta la tierra.”
Saltamos a versículo 49. El salmista está hablando del juicio de Dios contra la casa de
David y la nación. Luego dice, “49 Señor, ¿dónde están tus antiguas misericordias, Que
juraste a David por tu verdad? 50 Señor, acuérdate del oprobio de tus siervos; Oprobio de
muchos pueblos, que llevo en mi seno. 51 Porque tus enemigos, oh Jehová, han
deshonrado, Porque tus enemigos han deshonrado los pasos de tu ungido. 52 Bendito sea
Jehová para siempre.”
¿Dónde están tus antiguas misericordias, que juraste a David por tu verdad? Esto
es la pregunta del corazón de la nación de Israel. ¿Qué sucedió? Pues, los reyes eran
infieles, y Dios les juzgó y los expulsó de la tierra de Canaán. Y en vez de los hijos de
Abraham multiplicándose y viviendo en Canaán, están muriendo y siendo esclavizados.
Dios cumplió su pacto con Abraham y las escrituras notaron esto. Y el pacto Sinaítico les
está juzgando por medio del pacto Davídico porque los reyes, las cabezas federales de la
nación, eran infieles.
La última cosa que quiero decir bajo la sección de las sanciones del pacto es que si
usamos nuestra tabla para analizar este pacto, veremos que es muy similar al pacto
Abrahámico. En el pacto Abrahámico Dios juró que cumpliría su promesa a Abraham,
pero esto incluyó la posibilidad de la infidelidad de individuos o grupos dentro de sus
descendientes. Aquí también, Dios establecerá el trono de David, sin duda, pero si un rey
es infiel, será castigado y el trono no será suyo. Entonces, ya que las sanciones aplican
sobre todo al rey, y ya que este pacto es tan conectado al pacto Sinaítico, podemos decir
que el pacto davídico es un pacto de obras. Pero debemos recordar que no es un pacto
como en el huerto dónde cualquier fracaso viola el pacto. El rey puede hacer sacrificios y
puede reformar la adoración de Jehová. Pero como vimos en el tiempo de Josías, aún esto
no parará el castigo y el juicio de Dios. Si desobedecen, serán destruidos, pero no para
siempre.
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4. Conclusión
En conclusión, hemos terminado nuestro estudio del reino de Israel y sus pactos. Dios
establece y gobierna sus reinos por medio de sus pactos. Y el reino de Israel demuestra
esta verdad muy claramente. El reino de Israel no es el reino de creación. No pertenece a
todos los hombres sino a los descendientes de Abraham. No pertenece a todo el mundo
sino a la tierra de Canaán. Un pacto es un compromiso sancionado. Todos estos pactos
incluyen obligaciones entre dos partidos. Los dos partidos se comprometen unos a otros.
Y siempre hay sanciones que garantizan la participación de los dos partidos. Cumplirán
sus deberes, o serán castigados.
Hay mucho más que podríamos decir, pero mi deseo es que por medio de nuestro
estudio del reino de Israel y los pactos que lo gobierna tendrás un entendimiento más
rico de la historia, la narrativa, y la teología del antiguo testamento. Y ojalá que esto les
dé un método de ordenar y arreglar en sus mentes los detalles grandes y los detalles
pequeños. Si entiendes la relación entre el reino y los pactos, entenderás la historia de
Israel.
Por ejemplo, es más fácil entender los libros de los reyes y las crónicas si
entendemos por qué Dios actúa en la manera en que actúa. Las acciones de Dios
corresponden a los pactos que Dios hizo con Israel. Es más fácil entender los salmos
porque los salmos contienen alabanzas a Dios por su salvación a Israel. Pero también
contienen muchas lamentaciones en que los Israelitas están pidiéndole misericordia de
Dios y están preguntando, ¿cómo, Dios, cumplirás tus promesas a nosotros? Y es más
fácil entender los profetas. De un lado los profetas fueron enviados por Dios a Israel para
llamar la atención del pueblo por sus pecados diciendo que si no se arrepintieran y
volvieran a Jehová serían destruidos. Entonces los profetas son como abogados de Dios
que usan el pacto Sinaítico para acusarles a los Israelitas y mostrar su culpabilidad.
Pero los profetas también tenían el papel de hablar del futuro. Y hablaron de un
nuevo pacto, y un rey davídico quién sufrirá por el pueblo. Hablaron de perdón de
pecados. Hablaron de alguien que los redimiría de sus transgresiones. Y por medio de
sus mensajes, toda la esperanza de Israel se concentró en el deseo y la necesidad de un
rey davídico quién guardaría la ley de Dios y restauraría la relación entre Dios y su
pueblo. Pero lo que los Israelitas no entendían era que la manera en que Dios proveería
salvación no sería conforme a sus esperanzas. Sería más allá que su entendimiento. Lo
que nunca habían pensado fue que Dios mismo vendría a su pueblo y moriría.
Quiero terminar leyendo Jeremías 31:31-34. E imaginen que son Israelitas que
tienen miedo del juicio de Dios que está cayendo sobre la nación, y no saben cómo Dios
rescatará al pueblo. Dice, “31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré
nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con
sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos
invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero éste es el
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pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en
su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo:
Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado.”
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a Jesús pero también proveyó un contexto en que su misión tendría sentido y sería
comprensible y legible.
Pero lo que vamos a ver es que el reino de Israel y el reino de Cristo son dos reinos
diferentes establecidos por pactos diferentes. Sigamos entonces al pacto de redención.
1. El pacto de redención
El antiguo testamento nos da la idea que hay algo más allá que lo que está sucediendo.
Nos da la idea que hay dos niveles, un nivel terrenal y otro nivel celestial. Vayan conmigo
a Hebreos 11:8-10. Dice, “8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar
que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 9 Por la fe habitó como
extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y
Jacob, coherederos de la misma promesa; 10 porque esperaba la ciudad que tiene
fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Abraham entendía por la fe que
había algo más allá que Canaán. Esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo
arquitecto y constructor es Dios. Había un nivel terrenal que representaba el nivel
celestial.
Y vayan conmigo a Juan 6:32-33. Dice, “32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os
digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. 33
Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.” El pan en el
desierto fue una lección para los judíos. Les dios una imagen para preparar sus corazones
para el nacimiento del mesías. Jesús es el pan verdadero. Hay otros ejemplos de esto. “ 14
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre
sea levantado.” El antiguo testamento predicó de antemano el nacimiento y la misión del
mesías, de Cristo. El nivel terrenal representaba el nivel celestial.
Pero hay partes del antiguo testamento que hablan con más claridad acerca de
Jesús. Claro que hay analogías entre el antiguo testamento y el nuevo testamento que nos
enseñan acerca de Cristo y su misión. Pero también hay pasajes que anuncian a Cristo
claramente. Vayan conmigo a Isaías 42:1-7. Jehová dice, “1 He aquí mi siervo, yo le
sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi
Espíritu; él traerá justicia a las naciones. 2 No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las
calles. 3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la
verdad traerá justicia. 4 No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra
justicia; y las costas esperarán su ley. 5 Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el
que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo
que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: 6 Yo Jehová te he llamado en
justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz
de las naciones, 7 para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los
presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas.” Jehová tiene un Siervo
protegido y amado sobre el cual Jehová ha puesto su Espíritu, es decir que lo ungió, y él
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traerá justicia a las naciones. Y en versículo 7, Jehová dice que le pondrá por pacto al
pueblo. Jehová está hablando a su Siervo.
Ahora vayan conmigo a Isaías 49:8-9. Dice, “8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable
te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para
que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; 9 para que digas a los presos:
Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en
todas las alturas tendrán sus pastos.” Jehová promete de nuevo que le dará al Siervo por
pacto al pueblo. ¿Qué significan estas cosas? Lo voy a explicar, pero noten que Jehová
está comprometiéndose al Siervo prometiendo protección, bendición, y éxito. Pero
también está obligándole al Siervo a una misión de liberación, sufrimiento, obediencia, y
justicia. Jehová se compromete al Siervo, y el Siervo se compromete a Jehová.
Ahora, vayan conmigo a Isaías 50:4-9. Dice, “4 Jehová el Señor me dio lengua de
sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana,
despertará mi oído para que oiga como los sabios. 5 Jehová el Señor me abrió el oído, y
yo no fui rebelde, ni me volví atrás. 6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que
me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.” El Siervo mismo
está hablando, diciendo que obedeció los mandamientos de Jehová. No fue rebelde, ni se
volvió atrás. Sufrió en obediencia. ¿Y por qué fue tan obediente? Dice, “7 Porque Jehová
el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un
pedernal, y sé que no seré avergonzado. 8 Cercano está de mí el que me salva; ¿quién
contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí.
9 He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que
todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla.”
Las escrituras, en Isaías, muchos años antes del nacimiento de Jesucristo, nos
dieron una ventana a la mente de Cristo Jesús y una ventana a la relación entre él y su
Padre. Cristo fue obediente en su misión porque el Padre le había prometido éxito y
protección. ¿Qué estamos viendo, entonces, en esta ventana? Estamos viendo un pacto.
Había un pacto entre Dios el Padre y Dios el Hijo.” Y esto pacto se llama el pacto de
redención. En el pacto de redención las tres personas de la santa trinidad pactaron entre
sí para redimir un pueblo específico de los hijos de Adán. Para estudiar este pacto vamos
a hablar de los confederados y los compromisos.
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dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A
pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor. 20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se
sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Y comenzó a decirles: Hoy
se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” El siervo de Jehová es Jesús. Jehová
es el Padre. Y el Padre puso su Espíritu sobre Jesús. Y estos tres forman los confederados
del pacto de redención.
Un pacto es un compromiso sancionado. Los partidos o las partes o los
confederados se comprometen entre sí. Entonces es importante que investiguemos el
papel de cada parte del pacto. Y vamos a hacer esto por medio de estudiar los
compromisos del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Empecemos, con los compromisos
del Padre.
tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” El Padre le
dio un mandamiento al Hijo para morir por un pueblo. Y en versículos 27-30, Dice “27 Mis
ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida eterna; y no
perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor
que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30 Yo y el Padre uno
somos.” ¿Quiénes son los que le pertenecen al Hijo? Los que el Padre le dio. Entonces, si
el Padre le dio al Hijo un pueblo, el hijo es una cabeza federal.
Salmo 2:6-11. Dice, “6 Pero yo he puesto mi rey Sobre Sion, mi santo monte. 7 Yo publicaré
el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. 8 Pídeme, y te daré
por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra. 9 Los
quebrantarás con vara de hierro; Como vasija de alfarero los desmenuzarás. 10 Ahora,
pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. 11 Servid a
Jehová con temor, Y alegraos con temblor. 12 Honrad al Hijo, para que no se enoje, y
perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que
en él confían.”
¿Cuál es el decreto que Jehová dijo? “Mi hijo eres tú.” Y del hijo Jehová dice, “He
puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte.” Y el Hijo será heredero de las naciones, es
decir que todo el mundo le pertenece. El Hijo será rey de todas las cosas. Y su reino
proviene de lo que el Padre le otorgó.
También vayan conmigo a Salmo 110:1-7. Dice, “Jehová dijo a mi Señor: Siéntate
a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 2 Jehová enviará
desde Sion la vara de tu poder; Domina en medio de tus enemigos. 3 Tu pueblo se te
ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, En la hermosura de la santidad. Desde el
seno de la aurora Tienes tú el rocío de tu juventud. 4 Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú
eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec. 5 El Señor está a tu diestra;
Quebrantará a los reyes en el día de su ira. 6 Juzgará entre las naciones, Las llenará de
cadáveres; Quebrantará las cabezas en muchas tierras. 7 Del arroyo beberá en el camino,
Por lo cual levantará la cabeza.” Jehová juró al Hijo que será un sacerdote para siempre.
El Padre le puso al Hijo en este puesto. Le dio un sacerdocio eterno por medio del pacto
de redención.
Finalmente, El Padre le hizo al Hijo un profeta. En Juan 17:4-5, Jesús le dice al
Padre, “4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. 5
Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes
que el mundo fuese.” Y luego en 7-8 dice, “7 Ahora han conocido que todas las cosas que
me has dado, proceden de ti; 8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las
recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me
enviaste.” El Padre le dio palabras al Hijo, y el Hijo los anunció fielmente. También en su
bautismo, una voz del cielo dijo, “7 Éste es mi Hijo amado; a él oíd.”
Entonces el Padre le dio al Hijo una misión. El Hijo era una cabeza federal, un rey,
un sacerdote, y un profeta. Y todo esto proviene del pacto de redención. Los confederados
están comprometiéndose con un propósito. El Padre le dio al hijo una misión bastante
difícil. Pero el Hijo no es un mero hombre. Es Dios. Y vamos a ver que el Hijo era
perfectamente fiel en todo su trabajo.
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cumple todos los pactos anteriores. Adán fue tentado por el Diablo y falló. Jesús fue
tentado por el Diablo y triunfó. Noé salvó a su familia por medio del juicio de Dios.
Jesucristo salvó a su pueblo por medio del juicio de Dios. Dios le prometió a Abrahám un
reino lleno de su pueblo. El Padre le prometió al Hijo un reino universal lleno de su
pueblo. Dios les dio a los Israelitas un pacto de obediencia perfecta junto con un sistema
de perdón y sustitución. Jesucristo guardó la ley perfectamente y se murió como un
sustituto por su pueblo. Dios le pactó a David un trono eterno para el hijo que cumpla el
pacto perfectamente. Y Jesucristo, el hijo de David, el hijo de Judá, el hijo de Abrahám, el
hijo de Noé, el hijo de Adán, el hijo de Dios, nuestro Jesucristo, es el segundo Adán, el
último Adán, el Adán que necesitamos. Y por medio de su obediencia perfecta, por medio
de su cumplimento del pacto de redención, verá linaje, vivirá por largos días, y verá el
fruto de la aflicción de su alma.
En este contexto podemos y debemos entender las palabras de Jesús en Getsemaní.
Dijo, “ diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad,
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Jesús dijo en Mateo 12:27-28, “27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién
los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 28 Pero si yo por el Espíritu
de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.”
Todos los milagros hechos por Jesús fueron hechos por el Espíritu de Dios. Y en Juan
3:34, “34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu
por medida.” Y en Hebreos 9:14 dice “mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo
sin mancha a Dios.”
Entonces el Espíritu estaba involucrado en la encarnación, el ministerio de Jesús,
y su sustitución. No había nada que hizo Jesús sin el Espíritu Santo. El Espíritu se
comprometió al Padre y al Hijo para garantizar que se cumpliese el pacto. Y así la santa
y bendita trinidad logró nuestra redención.
El pacto de redención fue hecho en la eternidad. Antes de los tiempos de los siglos,
antes de la fundación del mundo, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo pactaron entre sí
para redimir a una porción de los hijos de Adán. Y la historia de las escrituras es la historia
de la progresión del cumplimiento de este pacto. El reino de Adán está en cenizas y
condena a sus miembros. Dios estabilizó al reino de Adán prometiendo que no juzgaría
al mundo con agua. Y estableció un reino con los descendientes de Abrahám para que
todo el mundo podría entender la misión de su Hijo. Había la promesa de su nacimiento,
y la ley de su obediencia claramente escrita. Había un sistema de sacrificios y un rey
gobernando al pueblo. Pero también todo esto predicó de antemano otro reino
establecido por otros pactos, un reino eterno con un pacto eterno guardado por un rey
eterno. Y, como dice Pablo en Gálatas 4:4-5 “4 Cuando vino el cumplimiento del tiempo,
Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.”
Quiero terminar esta sección leyendo de Efesios 1:3-12 dónde Pablo nos habla de
cómo lo que Dios había planeado antes de la fundación lo cumplió, revelando su gloria
por medio de Cristo. Dice, “3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos
escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha
delante de él, 5 en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6 para alabanza de la gloria de
su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7 en quien tenemos redención por su
sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8 que hizo sobreabundar
para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9 dándonos a conocer el misterio de su
voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10 de reunir todas
las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están
en los cielos, como las que están en la tierra. 11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo
sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio
de su voluntad, 12 a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que
primeramente esperábamos en Cristo.”
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2. El nuevo pacto
Tenemos 66 libros en nuestras biblias. Y cada uno de estos libros tiene el mismo autor
divino, Dios. Y todos los libros de la biblia contribuyen a la historia de las obras de Dios
en el mundo y las consecuencias que provienen de lo que Dios ha hecho. Y al centro de
toda la biblia, está Jesucristo. Las escrituras nos dicen en II Corintios 1:20 que “20 todas
las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén.” Y al inicio de esta clase dijimos que el
plan de Dios para todo el mundo y toda la historia es construir y edificar su reino final
en que Cristo reina sobre todas las cosas. Su plan es llevar a un punto final, una
consumación, todas las cosas en Cristo Jesús. Por lo tanto, en esta sección del nuevo pacto
vamos a ver el cumplimiento y la consumación de todos los planes de Dios en Cristo
Jesús. Y quiero dividir esta lección en cuatro partes. Y vamos a empezar hablando de la
debilidad de los pactos anteriores.
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federal del nuevo pacto. Y la superioridad del nuevo pacto proviene de él, nuestro rey,
sumo sacerdote, y profeta, nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
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se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las
cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte. 6 Pero ahora tanto mejor
ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores
promesas.” La perfección del nuevo pacto proviene de la perfección de Jesucristo. Y la
eternidad de sus promesas depende de la eternidad de Jesús. Tenemos la garantía que
nuestros pecados serán perdonados para siempre porque Jesucristo nuestro sacerdote
vive para siempre. Entonces si puedes matar a la segunda persona de la trinidad, puedes
deshacer el nuevo pacto. No puede ser.
Jesús es un profeta superior. Vayan conmigo a Hebreos 1:1-4. Dice, “1 Dios,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por
los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó
heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor
de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la
palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio
de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 hecho tanto superior a
los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.”
Dios habló indirectamente por medio de los profetas, en muchas maneras y
muchos tiempos. Pero en Jesucristo, Dios mismo nos habla. No es un profeta humano
como los otros profetas. Es Dios y es hombre. ¿De cuál profeta se puede decir que es el
heredero de todo, el por quien asimismo hizo el universo, etc? No hay nadie como Jesús.
Jesús es un mediador superior. Un mediador es un intermedio. Intenta reconciliar
a dos partidos. O negocia la relación entre dos partidos. Moisés era un mediador entre
los Israelitas y Dios, pero era pecaminoso, mortal, e imperfecto. Jesús es perfecto y eterno,
obviamente. Pero Jesucristo es, en sí mismo, los partidos del pacto. Es divino. Es humano.
Jesucristo es el mediador perfecto. Puede simpatizar con nosotros porque fue tentado
como nosotros pero sin pecar. Y también nos puede presentar al Padre sin mancha porque
es el Hijo de Dios.
La superioridad del nuevo pacto proviene completamente de la superioridad de
Jesucristo. Es decir que la superioridad del nuevo pacto proviene de la superioridad de
su cabeza federal. Cual el rey, tales también del rey. Y el punto principal de lo que
venimos diciendo es que tenemos tal rey. Sigamos a la superioridad de las promesas.
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Por lo tanto si las promesas del nuevo pacto se resumen en vida nueva y la vida
eterna, ¿cuáles son? Hay varias. Usando Jeremías 31, citado en Hebreos 8, las promesas
incluyen: perdón de pecados, conociendo a Dios, y la ley de Dios escrita en el corazón. Y
las escrituras desarrollan esas promesas. Por ejemplo, en Ezequiel 11:19-20 dice, “19 Y les
daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de
piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, 20 para que anden en mis
ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos
por Dios.” Y leímos en Isaías 53 que por medio del sufrimiento de Jesús recibimos más
que perdón de pecados, somos constituidos justos por su obediencia.
Para vivir en la consumación, en la nueva creación, hay que ser una nueva criatura,
hay que ser perfectamente obediente, y hay que tener un nuevo cuerpo, es decir que hay
que ser resucitado como Jesús. Vayan conmigo a 1 Corintios 15:45-49. Dice, “45 Así
también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán,
espíritu vivificante. 46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del
cielo. 48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los
celestiales. 49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la
imagen del celestial.”
El nuevo pacto promete nueva vida y vida eterna. Y lo que el Padre mandó al Hijo,
el Hijo cumplió. Y lo que el Hijo ganó el Espíritu lleva a cabo. El Espíritu nos regenera. El
Espíritu nos une a Cristo. Y el Espíritu nos santifica. Por eso el Espíritu es de un lado las
primicias de la nueva creación y de otro lado las arras de nuestra herencia. Pablo dice en
Romanos 8:22-23, “22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con
dolores de parto hasta ahora; 23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que
tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros
mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.” Y dice en Efesios 1:13-
14, “13 En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
14 que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para
alabanza de su gloria.”
La superioridad del nuevo pacto proviene de Cristo y sus promesas. No hay otro
pacto como este pacto. Por medio de Cristo somos bendecidos con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales. Pero, ¿cómo obtenemos participación en esas
promesas? Sobre todo por medio de la regeneración del Espíritu. ¿Pero qué nos da el
Espíritu cuando nos regenera? Nos da fe salvadora, y por la fe en Cristo, unidos con él,
somos los recipientes de perdón de pecados, justificación, santificación, preservación, y
la promesa de resurrección. Y este pacto provee lo que requiere. Es decir que los hombres
por naturaleza no tienen fe, ni tienen el poder de creer. Están muertos en sus pecados.
Pero la proclamación del pacto, la proclamación del evangelio, acompañado por el
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Espíritu regenera a los elegidos y les da fe. La fe es por el oír, y el oír por la palabra de
Dios.
Por lo tanto, el nuevo anuncia al mundo una salvación gratis y abierta. Y dice,
“Confía en Cristo para el perdón de pecados.” Y podemos pensar, “pero los hombres no
son capaces de creer de sí mismos,” y es la verdad, pero el nuevo pacto no es como el
viejo pacto. El viejo pacto mandó pero no proveyó ayuda o poder para obedecer. El nuevo
pacto manda que todos crean y promete dar el poder, la fe, a todos los elegidos. Entonces
podemos declarar al mundo con confianza que “11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que
en él creyere, no será avergonzado. 12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues
el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; 13 porque todo
aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Las promesas del nuevo pacto son superiores. Y son gratis porque Cristo las ganó
para nosotros. Gloria a Cristo.
Lección 9: El nuevo pacto y el reino de Cristo
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sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.” El viejo pacto
era débil. No era capaz de limpiar la conciencia.
“5 Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me
preparaste cuerpo. 6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. 7 Entonces
dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está
escrito de mí. 8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el
pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), 9 y diciendo
luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para
establecer esto último.” Cristo vino con un cuerpo conforme a la voluntad del Padre,
como vimos en el pacto de redención para establecer perdón verdadero, no holocaustos
sino obediencia perfecta y sustitución. ¿Y qué proviene de esta obediencia y sustitución?
“10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de
Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día
ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar
los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por
los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que
sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los santificados. 15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo;
porque después de haber dicho: 16 Éste es el pacto que haré con ellos Después de aquellos
días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 17
añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 18 Pues donde hay
remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.” ¿Dónde están las sanciones? La
perfección no tiene necesidad de amenazas, ya que es perfección.
“19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la
sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto
es, de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos
con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala
conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”
Hermanos, Cristo Jesús nos ha llevado al lugar santísimo, nos ha hechos los hijos
de Dios, coherederos con él. Nos ha dado su Espíritu. Y él llevó las sanciones sobre sí para
que seamos nosotros justicia de Dios en él. El nuevo pacto es superior a los pactos
anteriores. Es perfecto porque Cristo es perfecto.
Si recuerdan nuestra tabla que usamos en la primera lección acerca del material y
forma de un pacto, ¿cuál tipo de pacto es el nuevo pacto? ¿Recibimos una promesa o
guardamos una ley? ¿Hacemos para vivir o vivimos para hacer? ¿Merecemos o
recibimos?
Promesa Recepción Dios Pacto de gracia
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i. El bautismo
El bautismo es un símbolo de muerte y nueva vida. Es un símbolo de nueva creación y el
poder del Espíritu. Pablo dice en Romanos 6:3-10, “3 ¿O no sabéis que todos los que
hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque
somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como
Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en
vida nueva. 5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte,
así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre
fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de
que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo,
Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para
Dios vive.”
Entonces, para nosotros, el bautismo significa “yo soy una nueva criatura y yo
confío en Cristo Jesús mi Señor y Salvador. Soy un hijo de Dios regenerado por el Espíritu
y yo seré resucitado en el postrer día tan seguramente cómo Jesús resucitó de los
muertos.” Y las únicas personas que son dignos de este sacramento precioso son los que
dicen “mis pecados son perdonado por la sangre del pacto y abandonando al mundo y
mi vida vieja yo soy un hijo de Dios y un seguidor de Cristo.” El bautismo es el rito
iniciación en el reino de Cristo y por eso les pertenece a todos los hijos recién nacidos de
Dios.
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pacto, el pacto de gracia, nosotros entramos en el mismo reino. El pacto gobierna al reino.
Entonces para ser miembro del reino, hay que ser miembro del pacto. Los dos son iguales.
En Apocalipsis 5:9-10, los cuatro seres y los 24 ancianos dijeron de Jesús, “Digno
eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos
has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10 y nos has hecho para
nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” Sería mejor traducirlo,
“Nos has hecho para nuestro Dios un reino, y sacerdotes.” El sacrificio de Cristo nos
constituyó un reino. El pacto establece y gobierna al reino.
Y este reino es el reino de los cielos. Es el reino celestial. No es un reino terrenal.
Cómo dijo Jesús, es un reino que no es de este mundo. Y Jesús dijo en Juan 3 que para ver
y entrar en el reino hay que nacer de nuevo. Y Pablo nos dijo en I Corintios 15 que la
carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, y luego nos habló de la resurrección
y cómo seremos como Cristo. Asimismo, en el nuevo pacto, recibimos nueva vida y vida
eterna. Recibimos un boleto al paraíso.
Hemos hablado de dos niveles, un nivel terrenal y otro celestial. Este mundo es
destinado para la destrucción. Y el arco permanece en el cielo para recordarnos que si no
entramos en el nuevo arca, Jesucristo, seremos destruidos. Si no tenemos un lugar en el
reino celestial, pereceremos en este reino terrenal. Y el reino de Cristo es celestial. Es un
nuevo reino de una nueva creación.
Pero uno de los misterios profundos y maravillosos del reino de Cristo es que aquí
en esta tierra el reino de los cielos se manifiesta en tiempo y espacio en la iglesia de Cristo.
La iglesia es el reino de Cristo. ¿Qué es una iglesia? La palabra misma significa “una
asamblea.” Y nos reunimos semanalmente porque somos un nuevo pueblo, la familia de
Dios. Y en la iglesia los hijos de Dios nacen de nuevo, oyen el evangelio del reino,
participan en los sacramentos del reino, y allí, como dice el autor a los Hebreos, gustamos
los poderes del siglo venidero. Participamos en la gloria del futuro en el presente en la
iglesia, en el reino de Cristo.
En la iglesia, el reino de Cristo, el pueblo del nuevo Jerusalén se prepara para el
nuevo Jerusalén. Oímos a Cristo hablando a nosotros en la predicación. Oramos a nuestro
Padre. Alabamos al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Y practicamos la disciplina de la
biblia.
Si uno entra el reino por medio del pacto, es decir que somos ciudadanos del reino
de Cristo porque somos los miembros del pacto de Cristo, y si esto significa que los
miembros del pacto y del reino son los elegidos, los regenerados, los creyentes, entonces
no podemos permitir que alguien entre en la membresía de la iglesia sin arrepentimiento
y fe. Y si son miembros y practican el pecado, sin arrepentimiento, es nuestro deber
echarles fuera de la iglesia. La santidad del reino y nuestra fidelidad a Cristo son más
importantes que nuestras relaciones humanas. Debemos hacer todo lo posible para
restaurar al hermano. Pero si no se arrepienta, es nuestro deber disciplinarlo.
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Señor, nuestro Salvador. Y nuestro marido nos dice, “Ciertamente vengo en breve.” Y
nosotros decimos, “Amén; sí, ven, Señor Jesús.”
Hay muchas cosas más que me gustaría decir acerca de la relación entre el reino
de Cristo y sus pactos. Pero no hay tiempo para todo esto. Recuerden, sin embargo, “Yo,
pues, os pacto un reino, como mi Padre me lo pactó a mí.” Y este reino es la iglesia, un
anticipo de nuestra herencia futura y eterna.
4. Conclusión
En conclusión, ¿Y qué? Dios mediante, la importancia de esas doctrinas en el estudio y la
aplicación de la teología será obvia. Pero piensen en estas cosas conmigo.
¿Por qué somos calvinistas? ¿Porque hemos impuesto un sistema de lógica sobre
las escrituras? ¿Por qué creemos que el pecado les afecta a los hombres en todo su ser y
por eso no son capaces ni de creer ni de hacer algo que merece el favor de Dios? Porque
de un lado son condenados y culpables en Adán desde su nacimiento. Nacen bajo Adán
en el pacto de obras. Y de otro lado, nadie puede ganar la vida eterna si Dios no se lo
pacta. El Padre la pactó aún a Jesucristo en el pacto de redención. Entonces no podemos
escoger lo que haremos y lo que Dios nos debe. Es absurdo.
¿Por qué creemos en elección incondicional? Porque antes de la fundación del
mundo, el Padre prometió un pueblo al Hijo en el pacto de redención y Jesucristo mismo
nos dijo en Juan 17 que el Padre le dio un pueblo, el pueblo vendrá a él, y ninguno será
perdido. Y el Padre no escogió los buenos, porque no hay buenos ni justos, ni aun uno.
Dios escogió según su sabiduría perfecta.
¿Por qué creemos en la expiación limitada? Porque Cristo ganó lo que ganó en la
cruz por medio del pacto de redención. El valor de su sacrificio es definido por el pacto.
Así cómo la obediencia de Adán habría merecido la vida eterna por su pacto, también
Jesús ganó la redención del pueblo que el Padre le había dado en su pacto.
¿Por qué creemos en la gracia irresistible? Porque si el Padre le dio al Hijo un
pueblo, y si el Hijo ganó la redención de este pueblo, y si el Espíritu Santo regenera a este
pueblo, es decir si el trino Dios está involucrado intencionalmente en la redención de los
elegidos, dime cómo un ser humano puede frustrar, oponer, o parar la mano poderosa
del Dios altísimo.
¿Por qué creemos en la perseverancia de los santos? Porqué si tú puedes deshacer
el nuevo pacto, si tú puedes deshacer el sacerdocio perfecto de Jesús, garantizado por un
juramento del Padre y acompañado por el poder de una vida indestructible, renunciaré
a la fe cristiana. La confianza del cristiano proviene de la perfección de Cristo. La
seguridad del cristiano proviene de la perfección de Cristo. Pactos incluyen juramentos
y promesas. Entonces si Dios puede mentir, el pueblo del nuevo pacto puede perecer
eternamente. “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo
el justo.” Y en la corte de mi conciencia, cuando mi corazón y el diablo me reprenden,
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voy a llamar a Cristo, cada vez, para vindicarme porque es mi cabeza federal, es mi rey,
mi sumo sacerdote, mi profeta.
¿Por qué creemos que Israel ya no es el pueblo de Dios? Porque son viejos,
violados, y quitados. El propósito del reino de Israel fue preservar el linaje de Adán hasta
el nacimiento de su simiente. Al nacer, Cristo estableció un nuevo reino con un nuevo
pacto. Y los judíos no querían aceptar que su reino no tenía nada que ver con raza,
sociedad, o cultura. También no querían aceptar que uno puede creer para salvación.
Dijeron que es necesario guardar la ley y ser circuncidado. Y así cambiaron el pacto de
gracia por un pacto de obras. Y por eso los apóstoles antes de la ascensión de Cristo no
entendían el reino. Jesús pasó mucho tiempo con ellos, “hablándoles acerca del reino de
Dios.” Y le preguntaron, “¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” “7 Y les dijo: No
os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis
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como su Dios. 4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni
habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”
Quiero terminar leyendo Romanos 8:1-39.
La palabra de Dios nos dice, “1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la
muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al
pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no
andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne
piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la
ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a
Dios. 9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu
de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si
Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el
espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos
a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 12 Así que, hermanos,
deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís
conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne,
viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El
Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos,
también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. 18 Pues tengo por
cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera
que en nosotros ha de manifestarse. 19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el
aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sujetada a
vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Porque sabemos que toda la creación gime a una,
y a una está con dolores de parto hasta ahora; 23 y no sólo ella, sino que también nosotros
mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de
nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. 24 Porque en
esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que
alguno ve, ¿a qué esperarlo? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo
aguardamos. 26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
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hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la
intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. 28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y
a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. 31
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no
escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará
también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos
muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. 37 Antes, en todas
estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual
estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni
lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos
podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Amén, a Dios sea la gloria.
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