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Lizeth Alexandra Aguirre Varon

1955101

RESUMEN

UN CLARO EN LA SELVA: DE SANTA MÓNICA A MACONDO.

Los pasos perdidos, de Carpentier marca un viraje decisivo en la historia de la


literatura latinoamericana; es la ficción del Archivo fundadora. Es un texto en el que se
incluyen y analizan todas las modalidades narrativas importantes en América Latina hasta
el momento en el que se publicó, como una especie de memoria activa.

La escritura está vinculada con la fundación de ciudades y el castigo. Es aquí donde


se halla el origen de la novela moderna.

La escritura se inicia en la urbe con la necesidad de establecer un orden en la


sociedad y de disciplinar en el sentido punitivo. Por esto, se sentía la necesidad de escribir
sobre la ejecución de Nicasio.

Así como el narrador descubre que es incapaz de cambiar su pasado y empezar de


nuevo, el libro, al buscar una narrativa nueva y original, debe contener todas las anteriores
y, al volverse Archivo, regresar a la más fundacional de esas modalidades. Lo que se
encuentra es una variedad de principios en el origen, el más poderoso de los cuales es el
discurso de la ley.

Si la novela de Carpentier es la aficción del Archivo fundadora, la de García


Márquez es la arquetípica. Por este motivo, el Archivo como mito constituye su núcleo.

II
La novela latinoamericana parece obsesionada con la historia y los mitos
latinoamericanos. La lista de novelas que tratan estos temas es realmente larga.

Dado que los mitos tratan primordialmente de los orígenes, es entendible el interés
en los mitos y la historia de Latinoamérica. La historia de Latinoamérica siempre ha
ofrecido no sólo ser nueva sino diferente. Además, la novela parece darse al mismo tiempo
que la historia.

La literatura latinoamericana es a la narrativa latinoamericana lo que los temas


épicos a la literatura española: una constante cuyo modo de aparición puede variar pero que
rara vez está ausente.

Al preservar la idea de Freedman sobre la noción de orígenes múltiples para la


literatura, se tendría en consideración que el único denominador común es la cualidad
mimética del texto novelístico; no de una realidad dada, sino de un discurso dado que ya ha
“reflejado” la realidad.

Al no tener forma propia, la novela generalmente asume la de un documento dado,


al que se le ha otorgado la capacidad de vehicular la “verdad” —es decir, el poder— en
momentos determinados de la historia.

Las primeras narrativas Latinoamericanas están determinadas por el problema de la


legitimidad, tal y como ésta era otorgada por los documentos expedidos por el Estado
moderno. En España, los documentos que la novela imitaba eran legales. La historia
temprana de América, así como sus primeras ficciones, fueron escritas según los moldes de
la retórica notarial.

En el siglo XIX la narrativa asume la forma de un nuevo discurso: la mentalidad


científica que se expresa en el lenguaje de los viajeros que recorrieron el continente
escribiendo sobre naturaleza y sobre ellos mismos. La exploración científica trajo consigo
el segundo descubrimiento de América y los naturalistas viajeros fueron los nuevos
cronistas.

La capacidad para describir la verdad, no se debe al método científico como al


fundamento ideológico que los cimienta. La “mente” que analiza y clasifica se hace
presente por medio de convenciones retóricas del diario de viaje. Esta novela moderna
aprovecha un tipo distinto de mediación: la antropología. Donde el conocimiento se aloja
en el discurso científico cuyos objetivos son el lenguaje y el mito.

La antropología es una de las vías a través de las cuales la cultura occidental perfila
y define indirectamente su propia identidad cultural.

El Archivo es un mito moderno basado en una forma antigua del comienzo. El mito
moderno revela la relación entre el conocimiento y el poder. El Archivo se remonta a los
orígenes de la narrativa latinoamericana porque regresa al discurso del derecho, al lenguaje
de la ley.

III

La combinación de elementos míticos con la historia latinoamericana en Cien años


de soledad revela el deseo de fundar un mito latinoamericano, así como el de cancelar la
mediación antropológica, porque de ese modo el relato global pasa de metarrelato analítico
a narración mítica. Al poner la historia de América Latina en el mismo plano que los relatos
míticos, se convierte en una especie de mito.

El mito representa el origen. La historia latinoamericana se narra en el lenguaje del


mito porque siempre se concibe como la historia del otro, una historia forjada por el
incesto, el tabú y el acto fundador de dar nombre.

Los característico del Archivo es: 1) la presencia de elementos mediadores previos a


la historia a través de los cuales se narraron documentos jurídicos de la época colonial o
científicos del siglo XIX; 2) la existencia de un historiador interno que lee los textos, los
interpreta y los escribe; y 3) la presencia de un manuscrito inconcluso que el historiador
interno trata de completar.

El Archivo representa la escritura, la literatura, una acumulación de textos que no es


una mera pila sino un arché, una memoria implacable que desarticula las ficciones del mito,
la literatura e incluso de la historia. De tal modo, el orden que prevalece en el Archivo no es
el de una mera cronología, sino el de la escritura; un proceso lineal de cancelaciones y
sustituciones, de interrupciones e intervalos.
La escritura aparece como una actividad escatológica en el sentido de que trata del
final. No obstante, la escritura es también el comienzo en lo que respecta a que nada existe
en el texto hasta que no está escrito. De tal forma, el Archivo no es tanto una acumulación
de textos sino el proceso mediante el cual se escriben textos. No es estrictamente lineal,
pues la continuidad y la discontinuidad permanecen unidas en precaria alianza.

El Archivo es un depósito de documentos jurídicos que contiene los orígenes de la


historia latinoamericana, así como una institución específicamente hispánica creada al
mismo tiempo que se conquistaba el Nuevo Mundo. El Archivo y la novela aparecen al
mismo tiempo y forman parte del mismo discurso del estado moderno. América Latina,
como la novela, se creó en el Archivo.

IV

El poder, el secreto y la ley están en el origen del Archivo; en su forma más


concreta, era la estructura en la que se alojaban quienes administraban la ley, sus lectores,
sus magistrados; era el edificio que encerraba el poder de mandar. Archivo no sólo indica
que algo se guarda, sino que algo es secreto, está codificado y encerrado. El misterio del
Archivo, su prestigio, se convierte en parte funcional de la fundación de Estado Moderno y
en figura clave de las narrativas que se generan en su interior.

Como el Archivo, la novela atesora saber. Como el Archivo, ese saber es del origen,
es decir, del vínculo de su propia escritura con el poder que lo hace posible, por
consiguiente, con la posibilidad misma de conocimiento. Los Archivos guardan los secretos
del Estado; las novelas guardan los secretos de la cultura, y el secreto de esos secretos.

La narrativa en general, la novela en particular, pueden ser la manera en la que se


conserva el estado fugitivo del enunciado, un Contra-archivo para lo efímero y marginal.
La novela otorga a la negatividad del Archivo una forma de ser fantasmagórica, que
representa únicamente el poder mismo del Archivo para diferenciar.

El Archivo no canoniza, porque la primera ley del Archivo es una negación, un


corte que organiza y dispersa. La verdad del Archivo, el secreto de su secreto, es que no
contiene ninguna verdad.
Lo más significativo de la novela, o aun de la prosa narrativa en general, es que su
punto de partida es la negación de la literatura. La novela continúa existiendo si una poética
porque el principio más importante de su poética es no tener ninguna.

El primero y definitorio conjunto de circunstancias que determinó el surgimiento de


dicha narrativa fue el desarrollo de España y sus colonias de un Estado moderno, y la
formación de un sistema jurídico para sustentarlo mediante el control de los individuos, con
la anunciación de un contrato mimético, que tiene la forma de un acto jurídico. El objeto de
ese contrato mimético será violado, conforme la novela o la narrativa asuma nuevas formas,
mas no su estructura básica.

América Latina sigue siendo una cultura de abogados, así como una cultura cuyas
creencias sobre sí misma están frecuentemente coloreadas por la ciencia y la antropología,
la absorbente preocupación por el tema de la identidad cultural, la creencia siempre
presente de la singularidad de América Latina y su influencia en todo. Estas formas de
discurso desempeñan un papel muy importante en la narrativa, y no al revés. Tampoco cabe
duda de que la antropología y la ciencia, como existían entonces, estaban presentes en las
narrativas latinoamericanas desde el periodo colonial. Pero ni la antropología ni la ciencia
se volvieron disciplinas per se sino hasta después, y tampoco adquirieron, sino hasta mucho
tiempo después, una posición hegemónica en relación con el descubrimiento y
diseminación de la verdad.

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