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La neurociencia (en sus diferentes ramas) se ha convertido en una de las disciplinas más diná-
micas en cuanto a su desarrollo y, al mismo tiempo, en una de las que más interés despierta en
el arte de enseñar y aprender, lo cual ya ha generado un cambio de paradigmas.
Hoy tenemos certezas (porque se ha logrado ver mediante resonancia magnética funcional lo
que ocurre en el cerebro de un individuo mientras piensa, lee o realiza una actividad), que no
sólo el entorno en el que aprendemos, sino también las neuronas que intervienen en los pro-
cesos mentales superiores están involucradas. Por lo tanto, es imprescindible profundizar las
investigaciones para entender cómo aprendemos y, paralelamente, cómo debemos transmiti-
dos los conocimientos para que sean aprehendidos.
Este último punto es muy importante, dado que durante años de experiencia como estudiante,
y luego como catedrático, he comprobado que la información transmitida en forma exclusiva-
mente oral, típica de los centros académicos tradicionales, deja huellas muy débiles en la me-
moria de largo plazo. Por eso muchos alumnos no pueden recordar lo que en algún momento
supieron muy bien.
¿Cómo hacer para enseñar mejor? ¿Cómo hacer para aprender mejor? ¿Cómo actúan los me-
canismos cerebrales que intervienen cuando incorporamos nueva información, la procesamos
y memorizamos?
Para responder estas preguntas, y como punto de partida, es necesario saber qué son las neu-
rociencias y, a la luz de lo que ellas generan, adquirir conocimientos básicos sobre el cerebro.
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¿Qué son las neurociencias?
En una primera aproximación, podemos definir-
las como las ciencias que estudian la estructura y
funcionamiento del sistema nervioso humano y
cómo sus diferentes elementos se relacionan
entre sí para crear y constituir la base biológica
de la cognición, las emociones y la conducta.
El siguiente cuadro permitirá tener una visión más abarcativa sobre el campo de acción de
esta disciplina.
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Los mecanismos neurobiológicos responsables de la cognición: por ejemplo, los relaciona-
dos con la atención, la memoria, el aprendizaje, la creatividad, la motivación.
Los mecanismos neurobiológicos que subyacen a las emociones.
La estructura y funcionamiento de redes neuronales complejas, por ejemplo, las del habla.
La conciencia y los mecanismos no conscientes.
Esta diversidad temática es enunciativa (no taxativa) y ha dado lugar a las diferentes ramas en
las que se ha especializado la neurociencia. En neuroaprendizaje y neuroeducación, las co-
rrientes de mayor aporte son las neurociencias cognitiva, afectiva y social.
Estas investigaciones han permitido comprobar que todas las capacidades mentales superiores
tienen una compleja estructura subyacente. Las neurociencias cognitivas mejoran la compren-
sión de estas capacidades, delineando los procesos componentes y especificando la forma en
que éstos interactúan.
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Neurociencia afectiva: es una de las ramas más modernas y se ocupa del estudio de la relación
entre el cerebro y las emociones. Tuvo su origen en el descubrimiento de la existencia de una
intrincada red de conexiones neuronales que vinculan los pensamientos con los sentimientos.
Esta corriente, que tiene como pionero a Richard Davidson1, abrió un campo de estudios com-
pletamente nuevo en la comunidad científica. En el ámbito de la neuroeducación, sus hallazgos
son fundamentales, dado que permitieron corroborar que la información persiste durante
muchos años en la memoria cuando se la incorpora con un componente emocional asociado.
Neurociencia social: estudia cómo el cerebro dirige el comportamiento social y, a su vez, cómo
la actividad social influye sobre éste. En neuroeducación, uno de los temas más estudiados de
esta rama tiene que ver con el comportamiento de las neuronas espejo debido a su participa-
ción en el aprendizaje por imitación.
Neurociencia celular: analiza las propiedades características de las neuronas, por ejemplo,
cómo difieren en sus funciones, como influyen unas sobre otras, cómo se conectan entre sí,
etcétera.
Neurociencia de los sistemas: analiza los mecanismos cerebrales que, al interactuar, generan
circuitos que configuran determinados sistemas. En otros términos, cómo las agrupaciones de
neuronas llevan a cabo una función determinada, por ejemplo, el sistema visual, el sistema
auditivo o el sistema motor.
Neurociencia conductual: analiza cómo funcionan juntos los sistemas neurales para producir
determinadas conductas, por ejemplo, qué sistemas intervienen en el mecanismo de la memo-
ria, del aprendizaje, de la conducta sexual, etcétera.
1
Davidson, Richard. Director del Laboratory for Affective Neuroscience y del W.M. Keck Laboratory for Functional
Brain Imaging and Behavior. Catedrático en las facultades de psicología y medicina de la University of Wisconsin,
Estados Unidos.
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Neurociencia básica. Aplicaciones
Muchos de los temas que aborda la neurociencia básica son
de enorme importancia para la neuroeducación.
Debido a que el cerebro extrae parte de la información que captamos a través de los sentidos y
desecha el resto (y en este proceso son de suma importancia las características personales de
quien observa y su experiencia previa), nuestras percepciones difieren cualitativamente de las
propiedades físicas de los estímulos que ingresan a través de nuestros sentidos y también de
las percepciones de los demás.
De este modo, cada ser humano construye la realidad en función de lo que su cerebro percibe
e interioriza, y a ello se debe que un mismo fenómeno puede ser percibido de forma distinta
por diferentes personas.
Por ejemplo, si en una asignatura de la carrera de Sociología se estudia a Karl Marx y Adam
Smith, los alumnos que simpaticen con el marxismo serán más receptivos, retendrán la infor-
mación con mayor facilidad y se sentirán motivados para seguir investigando sobre este autor.
Lo mismo puede ocurrir con quienes adhieran al pensamiento liberal en Economía, que segu-
ramente estarán más fascinados por conocer al escocés, de hecho, Smith es uno de los mayo-
res exponentes de la economía clásica universal.
En estos casos, puede resultar fascinante que el educador genere un espacio de discusión y
debate entre los alumnos, dado que «escuchar» al que piensa diferente es sumamente enri-
quecedor, no solo para aprender, sino también para tener una mente ágil y activa.
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El sistema cerebral. Estructura anatómica y funcional
El sistema nervioso del organismo tiene dos grandes subdivisiones: el sistema nervioso central
y el sistema nervioso periférico.
El sistema nervioso periférico (SNP) incluye todas las partes del sistema nervioso diferentes
del encéfalo2y la médula espinal. Está compuesto por una red ramificada de nervios conforma-
da por fibras aferentes (que envían señales al cerebro) y eferentes (que envían señales desde el
cerebro hasta la periferia o un centro de procesamiento inferior).
El sistema nervioso central, conocido como «el cerebro del cerebro» es una estructura neuro-
nal bilateral y casi simétrica que involucra varias zonas: la médula espinal, el bulbo raquídeo, la
protuberancia, el cerebelo, el cerebro medio, el diencéfalo, los hemisferios cerebrales y el
córtex cerebral (que abarca a ambos hemisferios).
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El encéfalo es la parte del SNC contenida en el cráneo que consta del cerebro, cerebelo, tronco cerebral y retinas.
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Unidad Mente – Cerebro
Si bien las discusiones sobre este gran tema que es la relación mente-cerebro parecen no tener
fin, ya no hay dudas de que la mente tiene una base física y que esa base es el cerebro. Por
ejemplo, el monismo propone a la mente como función del cerebro y no como una entidad
separada de él. Actualmente predomina una visión biopsicosocial del sujeto humano en la que
esos aspectos son indisolubles.
Cada hemisferio se ocupa básicamente de los procesos sensoriales y motores del lado opuesto
o contralateral del cuerpo y trabajan en forma conjunta. Para el pleno desarrollo de la inteli-
gencia, ambos deben actuar de manera armónica y equilibrada, complementándose en sus
funciones. El conocimiento sobre el funcionamiento de los hemisferios cerebrales ha avanzado
lo suficiente como para ayudarnos a trabajar sobre nuestros puntos débiles, generando de
este modo una gran optimización de nuestros recursos mentales.
Las neuronas son las células más importantes para las funciones exclusivas del cerebro: perci-
ben los cambios del entorno, comunican estos cambios a otras neuronas y ordenan las res-
puestas corporales a estas sensaciones.
La glía contribuye a las funciones cerebrales aislando, suministrando apoyo y nutriendo a las
neuronas vecinas. Desempeña una función de cohesión, de desarrollo del sistema nervioso, y
algunos científicos creen que tiene algún papel en la sincronización de la actividad eléctrica
dentro del cerebro.
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Neuronas y glía3 son, en realidad, categorías amplias. Dentro de cada grupo, existen numero-
sos tipos de células que se diferencian por su estructura, química y función. En el cerebro hu-
mano existen más de diez mil millones de neuronas y la glía supera en diez veces este número.
Las sinapsis son las conexiones que se establecen entre neuronas. Cada neurona puede tener,
como media, mil sinapsis o contactos con otras. En el cerebro puede haber de diez a cien billo-
nes de sinapsis que funcionan como computadoras diminutas que registran, en forma de im-
pulsos eléctricos, las señales que reciben.
La información que recibimos del mundo exterior es captada a través de nuestro sistema sen-
sorial: vista, oído, tacto, gusto y olfato. Cada uno de estos sentidos presenta numerosas sub-
modalidades a partir de las cuales se forman nuestras percepciones sobre cada aspecto de la
realidad.
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Glía es un término que procede del griego glía, que significa sustancia viscosa.
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Procesamiento consciente – no consciente
Hoy se sabe que la mente humana funciona a distintos niveles. Somos plenamente conscientes
de algunos procesos y, al mismo tiempo, “no conscientes” de muchos otros. Posiblemente,
uno de nuestros principales errores sea considerar que el pensamiento no consciente es una
modalidad inferior, cuando es exactamente al revés.
Por otra parte, la neurociencia ha corroborado que más del 90% de las decisiones de las per-
sonas están originadas en motivaciones no conscientes.
Las zonas del cerebro de la racionalidad no pueden funcionar aisladas de las zonas de regula-
ción biológica-emocional.
Sin embargo, el sistema emocional (la zona más antigua del cerebro) es la primera fuerza que
actúa sobre los procesos mentales, por lo tanto, es la que determina la calidad del aprendizaje.
Neurociencia cognitiva
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Memoria
Mecanismos de atención
Los sistemas atencionales en el cerebro son tres: el sistema atencional anterior, el posterior y
el ascendente. Cada uno de ellos está encargado de focalizar, desviar, sostener (mantener en
el tiempo) y activar la atención (vigilia) respectivamente.
Se trata de uno de los temas más estudiados por la neuroeducación debido a que sin atención
no hay aprendizaje, y si no hay aprendizaje, no existen memorias de conocimientos adquiridos.
Aprendizaje y cognición
Las neurociencias cognitivas tratan de explicar cómo se constituyen los significados y cómo se
aprenden nuevos conceptos y nuevas habilidades, incluyendo entre estas últimas no sólo las
de procedimientos sencillos, como conducir un coche, sino también las más complejas, como
la toma de decisiones, la resolución de problemas matemáticos o la capacidad para compren-
der y elaborar textos.
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Neurociencia afectiva
La emoción es la función más utilizada de la mente. Sin emociones, habría grandes dificultades
para que las personas pudieran aprender y desempeñarse eficazmente en todos los ámbitos
de su vida, incluido el laboral.
Hay dos científicos contemporáneos que han hecho aportes muy interesantes para conocer los
mecanismos del cerebro emocional: Antonio Damasio4 y Joseph LeDoux.
Damasio descubrió que, ante determinados daños cerebrales que desconectaban a los indivi-
duos con sus emociones, las decisiones que tomaban eran «desastrosas» aun cuando no había
disminuido su cociente intelectual ni las habilidades cognitivas. Le Doux5 realizó un gran aporte
para conocer el circuito cerebral de las emociones.
Desarrollo de inteligencia
Las neurociencias han comprobado que el cerebro es un órgano que cuenta con partes dife-
renciadas y que cada una de nuestras capacidades, como percibir las formas, aprender a mon-
tar en bicicleta o recordar los conceptos de los libros que leímos, están vinculadas con redes
neuronales concretas.
Basándose en datos empíricos que revelan que los sistemas nerviosos difieren en la velocidad
y eficacia con que reciben, procesan y emiten información, hay quienes opinan que estas ca-
racterísticas podrían explicar por qué algunas personas son más inteligentes que otras. De
momento, todo parece indicar que, cuanto más aprendamos sobre el funcionamiento del ce-
rebro, más posibilidades tendremos de encontrar el camino que nos permita desarrollar nues-
tra inteligencia.
4
Damasio, Antonio R. (1999), El Error de Descartes: La Razón de las Emociones, Madrid, Andrés Bello.
5
Le Doux, Joseph (1999), El cerebro emocional, Barcelona, Planeta.
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MÉTODOS DE EXPLORACIÓN DEL CEREBRO
El desarrollo de equipos que permiten observar el cerebro por dentro o medir las reacciones
del sistema nervioso a través de diferentes dispositivos es sorprendente y avanza a pasos agi-
gantados. Los siguientes, son algunos de los equipos, técnicas y metodologías que se utilizan
en la actualidad:
Resonancia Magnética Funcional por imágenes (fMRI): esta técnica se basa en la alineación de
partículas atómicas en los tejidos del cerebro, bombardeadas con ondas de radio. Las partícu-
las emiten distintas señales según el tipo de tejido del que se trate. Mediante un software, la
información se convierte en una imagen tridimensional, que conocemos con el nombre de
tomografía computarizada.
Cada exploración (que permite ver cómo y dónde se activa el cerebro ante cada estímulo
mientras éste trabaja) se denomina escán.
Tomografía óptica funcional difusa (TOFD): debido a que la fMRI exige que las personas que
participan de los experimentos permanezcan dentro de un aparato de dimensiones estrechas,
los científicos están comenzando a utilizar esta nueva técnica debido a que les permite movili-
zarse durante la sesión, más aún, lo que se busca es avanzar hasta el punto en que se puedan
hacer mediciones fuera del ámbito artificial que se crea en un laboratorio.
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Electroencefalograma: mide las ondas cerebrales que indican los cambios según el tipo de
actividad cerebral que se esté generando. La estimulación consiste en la aplicación de peque-
ñas descargas de corriente a través de electrodos. Como el cerebro funciona mediante señales
eléctricas transmitidas desde las neuronas de una zona hacia las neuronas de otra zona, estos
experimentos reproducen artificialmente los efectos del flujo de información natural.
El Neurofeedback brinda información sobre la actividad eléctrica del cerebro. Diversos estu-
dios científicos han logrado describir correlaciones firmes entre la actividad eléctrica evaluada
por el Neurofeedback y estudios funcionales como el PET y fMRI.
SPECT y PET: El SPECT (o tomografía por emisión de fotón único, por sus siglas en inglés) se
incluye dentro de los métodos de diagnóstico por imágenes funcionales. La resolución y locali-
zación son de menor precisión que cuando se utiliza el PET y la fMRI, al igual que su costo.
El PET (o tomografía por emisión de positrones, por sus siglas en inglés) provee una mayor
resolución. Es posible indicar la realización de diversas tareas cognitivas y estudiar «en vivo» la
respuesta del cerebro a determinados estímulos.
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Sobre el autor
Generador de un enfoque multidisciplinario de las ciencias que aporta a una nueva escuela de
pensamiento, es autor de libros que formaron a varias generaciones de alumnos, empresarios
y ejecutivos, entre ellos: Neurociencia para tu vida (Editorial Granica, 2016), Manual de Entre-
namiento Cerebral (Editorial Granica, 2016), Mejora tu memoria (Planeta, España, 2015), Mejo-
ra tu agilidad mental en una semana (Planeta, España, 2015), Neuromanagement (Granica,
Buenos Aires, 2014), Cómo funciona tu Cerebro (Planeta, España, 2013), Neuroventas (Grani-
ca, Argentina, 2013), Sácale partido a tu cerebro (Gestión 2000, España, en 2011 y Granica,
Argentina, en 2012), Tu cerebro lo es todo (Plataforma Editorial, Madrid, 2012 -en col.), Neu-
romarketing en acción (Granica, Argentina, 2011 y Gestión 2000 (Planeta), en 2009), Neuro-
management (Granica, 2008), Venta Inteligente (Puerto Norte-Sur, España, 2007), Neuromar-
keting, neuroeconomía y negocios (Puerto Norte-Sur, España, 2006.
Esta trayectoria está avalada por una sólida formación académica: es Doctor en Ciencias, Mas-
ter en Psicobiología del Comportamiento y en Neurociencias Cognitivas, Máster en Economía,
Licenciado en Administración de Empresas, Contador Público, Licenciado en Cooperativismo,
Practicioner y Máster en Programación Neurolingüística, posgraduado en PINE: Psiconeuroin-
munoendocrinología y Trainer en rediseño conductual.
Es director del Instituto Braidot de Formación, que cuenta con su propio centro de entrena-
miento cerebral, Braidot Brain Gym. En el ámbito empresarial, actúa como director de
Neurosciences International Network.
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