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10 LOS TEXTOS EXPOSITIVOS

La finalidad de los textos expositivos es la de informar o transmitir conocimientos sobre algo. La función
del lenguaje que destaca en ellos es la representativa o referencial; por tanto, es el referente (tema o
realidad de que trata el mensaje) el elemento central de este tipo de textos.

Características generales de la exposición:

El rigor. Es lo que produce credibilidad y seriedad a un texto. Cuanto más rigor, más acreditado será el
texto y más respetado el autor. Es más riguroso el diccionario de la Real Academia Española (RAE) que
uno desconocido de internet. Siempre debemos, pues, guiarnos por el rigor y consultar fuentes
acreditadas.

La objetividad. Lo importante de estos textos es informar, no opinar. Aquí se trata de conocer un tema lo
más objetivamente posible y no el punto de vista del autor. Es importante, por tanto, que los datos estén
contrastados y sean verdaderos y las fuentes de información acreditadas, no dejando lugar a las
creencias, opiniones, intuiciones… que perjudican la objetividad del texto.

La precisión. Si la finalidad es la de informar debemos exponer las ideas con exactitud para evitar
diferentes interpretaciones de nuestros mensajes.

La claridad. ¿De qué nos serviría ser rigurosos, objetivos y precisos en nuestra exposición si esta resulta
incomprensible por su difícil y oscura expresión? Pues habría fallado en su principal función: la referencial
o representativa; es decir, la de informar objetivamente sobre una cuestión o tema.

Estructura de los textos expositivos

La forma más habitual de organizar los contenidos (estructura) de la exposición, es la que responde al
esquema de introducción, desarrollo y conclusión.

Introducción: aquí se anuncia y plantea el tema, a veces con una información curiosa o atractiva para
captar la atención del receptor, introduciendo así el asunto sobre el que se van a exponer las ideas.

Desarrollo: donde se proporciona la información , explicación, datos… necesarios para construir la


exposición. Es la parte más extensa del texto.

Conclusión: donde se pueden aportar las deducciones o la síntesis de lo expuesto en el apartado


anterior. Generalmente se concluye con un párrafo definitivo que cierre el texto (es decir que indique el
final del mismo) y que deje un recuerdo estimulante en el receptor.

Clases de textos expositivos:

Textos divulgativos: dirigidos a un receptor no especialista en el tema pero que se quiere informar sobre
el mismos. Será, pues, poco profundo, poco extenso, con una expresión más sencilla y menos técnica.

Textos especializados: dirigidos a receptores que ya conocen el tema con cierta profundidad. El
tratamiento del tema será más profundo y extenso, con una expresión más técnica y precisa.

Características lingüísticas de la exposición:

Vocabulario preciso y técnico (palabras monosémicas –de un solo significado-); oraciones breves y
simples con una puntuación rápida para que los conceptos queden claros y el lector no se pierda en
una maraña de oraciones subordinadas que dificultan la comprensión.

Los conectores. Es frecuente el uso de conjunciones y locuciones conjuntivas (unión de varias palabras
con valor de conjunción) como “a continuación”, “en consecuencia”, “porque”, “por tanto”… etc.
para ordenar las ideas y conceptos que que se desarrollan en una exposición.

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