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¿Tenemos en Latinoamérica una forma de filosofar distinta a la de

los europeos?
Luis Fernández

Según el Universalismo filosófico, existe una forma única de ver o explicar el


mundo. Desde este punto de vista las especificidades de lo que se consideraría una
filosofía latinoamericana estarían fuera de la verdad.

Sin embargo, Juan Bautista Alberdi afirma:


“No hay, pues, una filosofía universal… Cada país, cada época
y cada filósofo ha tenido una filosofía peculiar, que ha cundido
más o menos, porque cada país, cada época y cada escuela ha
dado soluciones distintas a los problemas del espíritu humano”
(Zea, 1977)

Para Hegel, con respecto al pensamiento americano:


Lo que hasta ahora acontece aquí, no es más que el eco del viejo mundo y el
reflejo de una ajena vida. (Hegel, 1997)

El pensador José Gaos, cuestiona si en verdad es necesaria la existencia de


una filosofía latinoamericana, luego de que la humanidad ha desarrollado múltiples
cantidades de textos filosóficos asiáticos o europeos, en los cuales es muy probable
que se encuentren tratadas las mismas problemáticas que esta “nueva filosofía
latinoamericana” pretende tratar.

Considero que cada escritor, escribe para su época. Y que a pesar de que
las preguntas a las que pretenda dar respuesta sean universales, es posible
identificar la forma de expresar su pensamiento, de una manera particular. Por eso
en estos párrafos me propongo buscar características singulares del pensamiento
latinoamericano, en sus manifestaciones culturales.
Según Rodolfo Kusch, existen dos formas de tratar la filosofía, la primera
desde la manera tradicional que se ha heredado de Europa, y la segunda desde
una forma particular que, con respecto a Latinoamérica, podemos apreciar en su
cotidianeidad. Es entonces desde la cotidianeidad, donde para Kusch, podemos
encontrar una especificidad en el pensar latinoamericano.

Si la cultura del europeo ha primado la categoría del ser, la indígena


está anclada en el estar, más respetuosa con la realidad. (Beorlegui,
2004)

Es fácil caer en el error de juzgar las culturas originarias, desde el


pensamiento europeo. Pensar que la forma de ver el mundo desde la filosofía
esparcida por Europa es la única es irrespetuoso.

Por ejemplo, el concepto de bienestar que hemos heredado, proveniente de


la vivencia en ciudad, nos podría llevar a negar las riquezas autóctonas cotidianas
del vivir de nuestros pueblos aborígenes.

Una muestra de ello es que, para las culturas tradicionales Bribri- Cabécar
de Talamanca en Costa rica, el espacio del “ña” (suciedad), representado por el
servicio sanitario, debe estar fuera del espacio habitable, por lo que ellos
construyen casetas fuera del espacio habitacional para sus servicios sanitarios.

Sin embargo, cuando se han realizado donaciones, o los llamados bonos de


vivienda a algunas de estas poblaciones, esta característica cultural cotidiana ha
sido ignorada muchas veces, por lo cual las familias aborígenes han tenido que
crear un espacio para la cocina, fuera de la casa.

¿Es o no, esta, una forma de vivir y de pensar distinta, pero a su vez válida?
Tal vez esta costumbre preservó a nuestros aborígenes de algunas enfermedades.
Si hubiéramos intentado comprender estas y otras manifestaciones cotidianas de
nuestros pueblos, hubiéramos podido respetarlas, preservarlas y hasta aprender
de ellas, reconociendo en estas, toda una sabiduría cotidiana.

Es interesante este término sabiduría cotidiana, pues pareciera que ahí radica una
de las mayores diferencias entre el pensamiento europeo y el de nuestros pueblos
originarios. El europeo ha necesitado primero los pensamientos abstractos para llegar a lo
artístico, el latinoamericano por el contrario, va de lo vivo y concreto para de ahí, extraer su
forma de pensar. En otras palabras, el latinoamericano no hace tanto una filosofía teórica,
como una sabiduría práctica.

Por ello, es valioso el volver la mirada a las raíces del pensamiento


latinoamericano, sobre todo hacia la cultura Náhuatl, en la cual su sabiduría no
solamente es considerada como una verdadera pre-filosofía, sino que es a su vez,
un verdadero arte, ya que dicho pensamiento se manifiesta a través de cantos y
poemas.

…el gran error del latinoamericano ha sido no aceptar su propia


realidad desde la pretensión de querer ser otra cosa. Por eso ha
buscado encarnar identidades foráneas, olvidándose de ser lo que
él es, identidad encerrada en parte en su pasado histórico.
(Beorlegui, 2004)

Es además una sabiduría que se encuentra incluso hoy presente, en la


cotidianeidad de nuestro rico idioma, de nuestros sabrosos y autóctonos productos,
a pesar de que muchas veces no nos damos cuenta de ello; productos como el
aguacate, el atole, o el zapote, son productos de los cuales tantas veces hemos
escuchado y hasta comido, pero que talvez pocas veces hemos “sabido saborear su
verdadero sabor”.

Etimológicamente, las palabras saber y sabor provienen de la raíz


latina sapere, que significa tanto degustar, saborear, como entender. Sapentia,
entonces es traducida como sabiduría, osea saborear los conocimientos del mundo.

Dice Adelle Davis:


“Somos mucho más de lo que comemos, sin embargo, lo que
comemos nos puede ayudar a ser mucho más de lo que somos”

Podemos en Latinoamérica por tanto, saborear el mundo desde su propia


cultura y manera de pensar, la cual como he dicho antes, tiene raíces tan antiguas
como la lengua Náhuatl, una lengua tan colorida y rica como “el zapote”, “el
aguacate”, “el pinol” o “el atole”, productos que no sólo están en nuestros platillos,
sino que también, en nuestra sabiduría popular. Por ello afirmar que tenemos una
forma propia de filosofar no es como dice el conocido y autóctono refrán: querer
"Dar atole con el dedo" (AIH, 1965), sino más bien es un hecho que se manifiesta
en nuestra cotidianeidad.

Bibliografía
AIH. (1965). Huellas del náhuatl en el castellano de México. Bar-Lewaw.

Beorlegui, C. (2004). Historia del pensamiento filosófico latinoamericano. Bilbao: Universidad de


Deusto.

Hegel, G. (1997). Lecciones sobre la filosofía de la historia universal. T. I Trad. José Gaos. Barcelona:
Altaya.

Zea, L. (1977). Filososfía Latinoamericana. México: Siglo XXI.

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