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rivensioas TecNoLoaca, Burga, M., & Flores Galindo, A. (1991). Apogeo y crisis de la Repdblica Aristocrdtica. Lima: Rikchay Perd. Segunda Parte Capitulo 1: El Estado oligérquico, pp. 84 -90 Este materiales para uso académico exclusiva de los alumnos de la Universidad Tecnolégica del Perd. Su reproduccién y distribucién més allé de estos fines est prohibida, de acuerdo al Decreto Legislative N° 822. EL ESTADO OLIGARQUICO La ligargufa fue una clase social numéricamente reducida, compuesta por ‘un conjunto de familias cuyo poder reposaba en la propiedad dle la Vierrs (raseo inevitable), las propiedades mineras, el gran comercio de imnportacion~exporti- cidn y la banes, Esta diversificacién de actividades torna mds evidente el escaso interés que —salvo excepciones— tuvieron por las empresas industriales. La oli sgarquia se constituy® como parte de un pafs dependiente, con un mereado esca Samente desarrollado y desempetiando el pupel de nexo entre el pais y las metro- polis imperialistas (Inglaterra y Estados Unidos prineipalmente). Pero serfs erro- feo pensar a la oligarcufa slo con criterios de orden econdinico: “Hasta 1930, mas 0 menos, exist/a un veto en algunss familias para quienes no tenfan otra 1 dencial que su dinero.-.” (1), Aunque los orfuenes de las familias oligarquicas, fen la mayorfa de los casos, se remontaban apenas a lu época del guano, la pert encia a la clase se definfa ademis por el apellido, lazos We parentesco. cierto es- {ilo de vida; en otras palabras, a lo que serfa criterios estrictos de “clase” se afa- fan ott0s de tipo “estamental”, como rezago y herencia de la colonia, Durante las dos primeras déeadas dol siglo XX, con la exéepeion del gobicr- no de Billinghurst y. en cierta manera, del perfodo de Benavides, la oligarqufa ejereié directamente el poder politico. Este ejercicio se caracteriz6, como lo ha sefalado Francois Bowrricaud, por una fuerte tendencia a monopolizar el po- der con Ja consiguiente neutralizaci6n de las capas medias y la marginacién casi completa de les clases populares. Uno de los instrumentos empleados para este propdsito fue el Partido Civil, Estrictamente no fue un partido politico en el sen ido moderno y masivo del término; se confundié con un efrculo de ainigos © con el Club Nacional, Por eso describir sus componentes es describir la propia ligarquéa. Jorge Basidre anota que “. .. pertenecfan a este partido los erandes propietarios urbanos, los grandes hacendados provhictores de azticar y algodén, fos hombres de negocios présperas, los abogados con los bufetes mas famosos. Jos meédieos de mayor clientela, los catedréticos, en suma, la mayor parte ds ta gente 2 la que habia ido bien en la vida, La clase dirigente se componta de caba- {leros de la ciudad, algunos de ellos vinculados al campo, alyo asi como la criolla ‘adaptacién dlel’gentleman inglés. Hactan vida intensa de club, residfan en casas amobladas con lujoses muebles del estilo imperio y abundantes cn alfombras y ccortinajes; desarrollaben una vida propia de un tiempo en que no se amaba el aire libre y se vestfa chaqué negro y pantalones redondos fabricados por los sastres: franceses de la capital, Vivian en un mundo feliz integrado por matrimonios en- 84 tre pequefos grupos familiares: los companeros de juegos infantiles eran luego camaradas en el colegio y en la Universidad, las citedras de ésta en las ciencias jurfdicas y en las disciplinas literarias, historicas o filosbficas podian serles adju- ddicadas més o menos fécilmente”. (2) El Estado que constituyé la oligarquia-se caracieriz6, en primer lugar, por tun débil desarrollo de’ sus aparatos administrativos, La sociedad politica se en= contré en cierta medida atrofiada, Esta es la razén por la cual resulta sobrevalo- rada la funcién de los periéuicos o de los ofganismos gremiales como la Céma~ ta de Comercio (fundada en 1888), a Sociedad Nacional de Industrias (1895), la Sociedad Nacional de Mineria (1896), la Sociedad Nacional Agraria (1896) 0 la ‘Asociacion de Ganaderos del Perd (1915), Resulta una consecuencia natural que la burocracia civil sea poco numerosa: en 1909 Joaquin Capelo anotaba que en Lima, sede de la administracion central, apenas figuraban quinientos empleados publicos. (3) Solo en apariencia el Estado oligérquico fiie un Estado nacional.Es preciso tener en cuenta la fuerte fragmentacién regional que todavfa a principios del si- ‘lo XX segufa caracterizando a la sociedad peruana, Esta fragmentacion regional afectd al bloque oligézquico hasta el punto de poder distinguir con bastante clari- dad @ las familias oligirquicas de Is costa norte, vinculadas directamente a la ca- fia de azitear (Aspéllaga, Pardo, Piedra), de las que se habfan originado en la sic~ tra central y combinaban las actividades mineras con la ganader{a ovina (Fernan- ini, Olavegoya, Valladares), 0 de aquellas otras cuya historia marché paralela- mente con el comercio lanero en el sur peruano (Forga, Gibson, Ricketts). El ‘grupo més proximo a una dimensién nacional fue el de la oligarqu(a nortena, que diversificd sus actividades hasta alcanzar una magnitud que sobrepasaba a ia re- si6n pero que sin embargo esto no impidi6 que se les denominara los “barones del azdcer", en clara alusién a sus hdbitos casi sefloriales, y terminaron siendo si- nénimo de oligarqufa, En cambio otros, como los grandes comerciantes y hacen- dados de Arequipa, ejercieron su hegemionfa s6lo —con la excepcién de la fami- lia Gibson— en la escale regional: Arequipa, Puno, Cusco y en menor medida ‘Apurimae (4), Pero incluso este grupo a fines de los aflos 20, como en el caso menefonado de los Ricketts, cuando entran en contacto con las textilerfas lime- fias comienzan a adquirir una dimensi6n mds nacional 5 El otro obstéculo para que el estado oligirquico alcanzara una dimensi6n nacional proventa de las mismas haciendas. Los linderos dé las haciendas eran también los limites de su poder. Se permitfan, toleraban y fomentaben formas de poder local. La propiedad de la tierra en una localidad implicaba el ejercicio del poder politica, y esto ocurria no slo en los lugares apartados. Todavia en 1929 el diario La Prensa denunciaba que *.. . en todo el Peri los hacendados se muestran inclinados a mirar como cosa propia los caminos, Unos pretenden cobrar peaje y otros se sienten sefiores feudales y obligan a los viajeros a que re- eben previamente su venia antes de quitar las tranqueras que siempre ponen en os linderos del fundo (....). Pero es en el valle de Chicama sobre todo donde el cierre de caminos llega a si méximo. El que iba de Salaverry @ Pacasmayo sin sus correspondientes cartas de, presentaci6n (....) se vets precisado practicamente @ as dar la vuelta a fodo el valle" (5). Tal vez el cronista citado exagere, pero por en tonces se denuneié que los eaminos de Ia hacienda Chiclin hadian side clausura- dos y que iguaimente se hab{an puesto dificultades para el trinsito por las ha- cciendas La Vita y Pucald (Lambayeque). Resulte evidente que la foudalidad, y de manera espeeifica el pamonalismo, obstaculizaba fz conforinacion de una’sociedad nacional, Pero igual efecto tu= Vieron los enclaves mineros y petroleros. porque al articuiarse directamente con tl mercado externo, desurrollaron una relativa autosuficiencia (la mercantil de la Cerro de Pasco o el comercio libre de Casa Grande por el Puerto de Malabrigo) y ‘ademés una cierte autonomfa politica casi completa en el campamento de Talara ‘gue fancionaba como si fuera parte integrante del territorio nerteamericano, En fa socieda! oligdriuica el poder polftico apareefa privatizado y monopo- Iizado por un eanjunto de familias, por lo que resulta tal vez imprescindible ilus- trar esta caracterfstica con el ejemplo de uns de elas: la familia Aspillaga, pro- picteria de la hacienda Cayaltf, cuya superficie pasaba lus 11,000 has. dedicauas asi en una tereera parte al cultive de la eafia de azficar. Fue cabeza de esta fami- lia Antero Aspillaga, personaje cuya biorafia trasciende los marcos locales y al- eanca una dimension nacional, Antero Aspfllaga habfa nacido en 1849 en la Localidad de Pisco donde su fa- imilia comprarfa después Ja hacienda slgodonera Palto. Fstudid en Lima en el co- legio francés de Loisseaw y Fontaine. Temnpranamente supo compartir Ia condue~ jon de una hacienda con la vida politica, En 1888, como Ministro de Hacienda el gobierno ue Andrés A, Caceres y junto con Lord Donoughmere (representan- de Miguel P. Grace), establecié jas bases definitivas del discutido Contrato Grace que en 1889 descmboed en la eélebre Peruvian Corporation, El mismo ato y ocupando el mismo cargo, promovié la liquidaci6m del billete fiscal que abun- dantemente hasia sido eiitido durante la yierra con Chile, La actuacion de An- {ero Aspillage 2n estas dos gestiones de gobierno nos muestran con gran claridad su perfil oligrquico: bondadosa entrega del pafs a las empresas extranjeras a tra- vvés del Contrato Grace y medida antipopular con la anulacién del billete fiscal Luego fue dinutado por Chiclayo, en 1892 senador por Liina, leganda a ser pro- sidente de la cimara, Hue reelegide como senador en 1895, 1902, 1903, 1909, 1910. Este Gitmo afo fue también Alcalde de Lima y jefaturd el Partido Civil. Ln 1912 fue eindidato a la Presidencia de 1a Repiiblica pero termind siendo de- Hrotado por Billinghurst: volvio a ser candidato en 1919 y tampoco tuvo éxito porque fue derrotado esta vez por Logufa, Siguid siendo presidente del Partido Civil, Un ato antes, en 1918, haba fundado el diario La Ley. Sin embarx, tos contiictos politicos’ que se. dieron durante el oncenio fo obligaron a marchar al exilio, al igual que 4osé de la Riva Agioro o Guillermo Lira (propietario de la ha Gicnda Pamputlanca en el valle cle Tambo), En 1923 Antero Aspillaga estaba cn Chile, de donde marché a otros paises. No pudo ver el fin vel oncenio: fallecié cen digiembre ce, 1927, y con esa muerte (erming una de las biograffas mas repre~ sontativas del nundo olizirquico. Una trayestoria evidentemente mis exitosa fue la de José Pardo y Barreda, nieto del povta Felipe Pardo y Aliaga, hijo de Manuel Pardo, fundador del Parti- 86 do Civil y #residente de la Repiiblica entre 1872 y 1876. Los Pardo llegaron al pais hacia fines del siglo XVIII y formaron parte de la burocracia colonial. Alian- ‘as matrimonisles los vincularon con la vieja aristocracia, como los Osma 0 Lava~ Ile, pero la fortuna de Ia familia debe remontarse sélo al perfodo de los consigna- tarios del xuano. Fue entonces que los Pardo adquirieron la hacienda Tumén, en el departamente de Lambayeque. José Pardo y Barreda naci6 en Madrid en 1864. Realiz6 sus estudios en el Instituto’ de Lima y prosiguio en la Universidad de San Marcos, donde obtuvo el titulo de abogado. Ingres6 en la carrera diplomatica como secretario de Ia Lega~ cidn pervana en Espafia (1888), Antes de terminar el siglo regres al pafs para Gedicorse durante algunos aos a la administraci6n de Tumén. La familia —repi- tiendo otras trayectorias~ diversified sus intereses promoviendo la urbanizacion de Lima y legando a incursionar en !as actividades industriales con la fabrica de tojidos La Victoria, Pardo terratenionte y empresario, fue también catedratico en la Universidad de San Marcos, llegando a ocupar en 1914 el rectorado do esa ca~ sa de ostudios. Afios antes habfa sido Ministro de Relaciones Exteriores (1903). Pero la culminacién de su carrera politica fue ocupar la Presidencia de la Repit blica en 1904-1908 y 1915-1919. En su segundo perfodo fue depuesto por el olpe de estado que ditigié Augusto B, Lesuia. Como tantos otros personajes de la Repiblica Aristocratica, se fue a Europa donde permanecerfa alo largo de vein ticineo afios, abandonando por completo la vida publica y viviendo a costa de las rentas de Tuman y otras empresas. La actuacién politica dle Pardo tuvo rasyos hepdticos que en su momento fueron denunciados por la implacable critica de Gonzilec Praca: “Un José Pardo y Barreda en la presidencia, un Enrique de ta Riva Agiiero en Ia jefatura del gabinete, un Felipe de Osma y Pardo en la Corte Suprema, un Pedro de Osma y Pardo en Ia alcaldia municipal, un José Antonio de Lavalle y Pardo en una fiscalia, anuncia a un Felipe Pardo y Barreda en la Le- gacion en Estados Unidos, a un Juan Pardo y Barreda en el congreso y a todos os domés Pardo, de Lavalle, de Osma y de la Riva Agiero donde quepan”. (6) ‘A la par que los Aspillaga desarrollaban su carrera politica, como en el caso de tos Pardo, la fortuna familiar habfa logrado diversificarse. Los Aspillaga te- fnfan acciones mineras, acciones petroleras, inversiones urbanas en Lima (en Bre- a y Cocharcas), intereses en el Banco Internacional y en la negociacién Carts io en convivencia con Ia Grace. figuraban en dos compafifas de seguros, en la Compaifa Nacional de Recaudacion y en la Compania Administradora del Gua- no, finalmente no pudieron dejar de contar con un “Stud”, £1 poder politico nacional de Ia familia permiti6 asentar su poder local, que resultaba imprescindible para la marcha de la hacienda Cayaltf. El control sobre Prefecturas y Subprefecturas, a la vez que protegia a la hacienda de cualquier amenaza externa, era necesario por ejemplo para enganchar trabajadores. El po- der local, 1a grivatizacion del poder pablico, fue en general el sustento politico de la sociedad oligérquica. Pasaremos a explicario, La combinacion de dos elementos define 2 las relaciones existentes entre el estado y las clases.subalternas: la dictadura y el consenso, Una democracia es 87 nds solida en la medida en que sean ms amplias sus bases consensuales. En el Estado Oligérquico, por cl contrario, hubo wna hipertrofia peculiar de los eleme tos dictatoriales, es decir, de la imposicién, de Ia violencia de clase. La oligarquia no desarrollo un programa politico, no cont6 con un proyecto fen tormo al cual aglutinar a las otras clases, por eso tampoco se preocupd por Constituir un grupo orgénico de intelectuales que ayudaran a su dominacion de clase. Si bien la oligarqufa no omitié monopolizar le vida universitaria o el perio dismo, no mostr6 tampoco mayor entusiasmo por los intelectuales, casi como si ignorara su rol de profesionales de la ideologta, legando en algunos casos a una profunda incomprensibn, como ocurrié con Riva-Aylero, Todo esto guarda di- Feeta relacién con la carencia de un sustrato cultural comin entre la oligarquia y las clases subalternas: mientras los oligareas se expresaban en espaol, conocfan olras lenguas modernas (inglés o francés), se educaban en Europa o en colexios feuropeos, las clases populares segufan siendo mayoriteriamente ind{genas, ports- Goras de una tradicion cultural diferente que era ignorada o menospreciaa por la clase dominante. Ni siquiera en muchos easos~ tenfan una lengua en comin o que tornaba bastante diffcil la constituciOn de un consenso alrededor Ue ta oli- sarquia, A lo anterior debemos aiadir que como en los tiempos colonisles, tuvo que continuar desempefando su funcién cohesionadora del evificio social. El etistianismo fue uno de esos pocos nexos que comunicaba a Ia oligarqufa con cl pueblo; y la Iglesia, junto con el ejército, continuaba siendo una de las pocas instituciones que funcionaban a escala de todo el pa’s. Persistfan --ha setalado Busadre— expresiones de la religiosidad popular como el Seior de los Mi (Lima), el Sehor de los Temblores (Cusco), el Sehor de Luren (Ica). el Sefior de Locumba (Moquegua), la Virgen de Ia Candelaria de Cayma (Arequipa) ete. Indudablemente, el cristianisio ile las clases populares, especialmente en el Ambito rural, no se caracteriz6 por su ortodoxia, lo cue invitaba al desconciesto dz mas de una autoridad, como un Prefecto de Apurimac para el ean en 1890 no era admisible que la religion catélica se mezclara con otras tradiciones, “pero To sensible es que la mayor parte dc los curas lejos de afearlas con su palabra y evitarlas con st influencia y autoridad de parrocos, las fomentan o permanecen indiferentes ante esa corriente de degradaci6n, porque quitadas ellas y depurado el culto, ven que se pierde el motivo dc un buen negocio y tienen a los ignorantes fn la erronea y ridicula persuacion de que esis manifestaciones son agradables a Ia divinidad” (7). No entraremos a discutir silo fueron 0 no, lo cierto es que este cristignismo, a peser de todos sus componentes indfgenas, fue uno de los pocos medios de cjetcicio del consenso: ayudo a estructurar el paternalismo y a difundir fentre las clases subalternas, una concepci6n pesimista y resignads de is sociedad y de Ia vida, Recordando los afios iniciales de este siglo, un trabajador de le ae- tual cooperativa Tumén resumio su biograffa y Ia de sus companeros con la si guiente frase: “éramos una ficha sin valor”, entablando de esta manera una com- paracion con las “ichas”, moneda de circulacién interna en la hacienda o valle. En 1928 el personal eclesiéstico en el Peri sumeba més de 3,000 personas 88 entre curas y monias (8). En Lima funcionaban colegios religiosos como Revo- ‘eta, Inmaculade, Maristas, La Salle, Villa Marfa, reclutando alumnos de situa- mt acomodada, Las posiciones eclesidsticas conservadoras ~-predominantes en hquel entonces~ se expresaron er: la revista El amigo del clero donile algunos articulos reivindicaban tuna salvacion individual ofrecfan al catolicismo como s6- Tido baluarte ante las eventuales amenazas del socialistmo o cl comunismo e in- sluso mostraron tempranas simpatfas por Mussolini y el fascismo (1923), que aitos después desarrollarta el ultramontano Riva Agitero en la revista de la Unk versidad Catoliea, ‘Aunque en el Estado oligirquico predomind la violencia, los aparatos re- presivos estabun escasamente desarrollados. En 1918 a gendarmeris @ nivel na- ional apenas estaba compucsta por algo mis de 1,000 servidores (9). La Guardia Civil recién seria creada durante el oncenio, Los grandes levantamientos indige- nas, por esta razén, tuvieron «ue ser reprimidos directamente por el Ejéreito. Ocurrid entonees que la violencia fue implementada a través del controf que ejer- cieron los oligarcas y gamonalés en y desde sus propias haciendas. En la relaci6r tentre oligargufa y clases subalternas ocupé un lugar decssivo, como nexo, el ea monalismo. De esta manera se producia una division de trabajo sobre la que he Hamado la atenci6n Orlando Plaza— segiin la cual el control y la represion, la relacion directa y muchas veces conflictiva con cl campesinado recags en los zamonales. En el caso del gamonalismo al eriterio de clase se anadia la distin- Eidn étnica. en los pueblos de provincia muchos gamonales integraban el grupo le los “mistis®, de los “sefiores” niticamente diferencizdos de los indios. Aun- jgue, como veremos en un préximo capitulo, esta situacién admitfa excepciones y Variantes. Recordemos el caso peculiar de los “gamonal:s indios”. FL paternalismo, al que luego nos referiremos al tratar de la mentalidad oli- gérquicd. se irradié también a las ciudades, paso de la hacienda a las nuevas fé- brieas, y en estas empresas caracterizadas por una escasa tecnificacién se intro- lujeron también lus relaciones personales rigiendo el comportamiento de patro- nes y trabajadores. EI dominio de la oligarqufa sobre la sociedad lleg6 a funcionar gracias a la composici6n heteroxénea de las clases populares. Se trataba de grupos poco de~ puiraJos, de una masa “indiferenciada de clase” como argumenta Sinesio Lopez, onde ei urtesanado se encontraba en un lento proceso-de descomposivién, em- pezaban los signos de una diferenciacién campesina y aparecfan los primeros hnicleos obreros desperdigados en las minas, los campamentos petroleros o las fabricas. La geograffa contribufa a la fragmentacion de las clases populares. Se afad{a también las difere jionales y étnicas (entre quechuas y aymaras por ejemplo). Estas divisiones fueron fomentadas por los oligarcas y los gamona- les cuando querfan retener a los trabajadores de sus haciondas al interior de uni dades relativamente autosuficientes, impidiendo fos contactos con el exterior 0 vinculaciones con otros trabajauores. Lo que puede terminer de diferenciar a la oligarqufa de una burpueste clési- cca es que la primera no tuvo el propésito Ue claborar un “proyecto nacional”, ces decir, de clevar sus intereses particulares a una categorfa gencral, presentin- 89 dolos como si encarnaran también los intereses de Ias otras clases y on funcién de tesa finalidad realizar algunas concesiones 0 incorporar otros elementos, sabien- {do ceder en lo secundaria, Lejos de buscar la incorporacién de otras clases socia- tes 2 su proyecto, la oligarqufa se propuso mantener marginadas a las grandes masas, de lo cual una muestra es la persistente exclusion de los analfabetos de {a vida politica. El resultado fue el débil consenso ue la oligarquia y el escaso de- sarrollo de la sociedad politica, Dicho en otras palabras: el Estado fue erigido ‘casi en exclusive provecho de la clase dominante. La oligarqufa, en sintesis, no fue una clase dirigente. Primero, porque siem- pre se mantuvo dependiente del capital imperialista. segundo, porque no pudo Silicular a otras clages en torno a sus objetivos; teeero, porue carécfa de wn 943 trato cultural comin con las clases populares, La oligaryuia se resignd simp mente a su rol de clase dominante, a respaldarse bésicamente en la violencia to explica, como conclusidn, el escaso interés por los intelectuales, el menospre- cio con que muchos de ellos eran vistos, y la pobreza de la vida cultural perua- nna a pesar del apogeo oligirquico. 90

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