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Las distocias óseas o del canal óseo, junto con lasanomalías del canal blando y tumores previos,
están incluidasdentro de las distocias del canal del parto. Cuando hablamosde distocia ósea nos
referimos a las alteracionesde la pelvis en su tamaño, forma o inclinación, que clínicamentepueden
ocasionar un parto lento o una progresiónanómala que termine por provocar una desproporción pélvico-
cefálica en una paciente con buena dinámica. Sinembargo, en este último concepto interviene también el
tamaño,actitud y posición del polo fetal, ya que pueden existirpelvis anormales pero con fetos pequeños
y bien flexionadosen el que el parto pueda, aunque lento, producirsepor vía vaginal y viceversa, pelvis
absolutamente normalespodrían ser insuficientes ante fetos macrosómicos o deflexionados.Por tanto el
diagnóstico de distocia ósea, salvoen las pelvis claramente estenóticas, puede ser difícil y enmuchas
ocasiones imposible de determinar con certeza yaque intervienen otras causas como el motor y el objeto
delparto.
Salvo excepciones muy puntuales, cualquier tipo depelvis puede, en principio, permitir el parto
por vía vaginal,por lo que éste no debería dejar de intentarse por causapélvica. En la actualidad el
concepto de parto lento es dinámico,siendo necesario valorar las alteraciones en cadamomento y
periodos del parto, para así poder diagnosticarlas causas que lo producen y adoptar la conducta
obstétricamás adecuada.
En función de las características del estrecho superior,de la pelvis media y del estrecho inferior,
Caldwell yMoloyelaboraron en 1933 una clasificación de los distintostipos de pelvis que todavía sigue
vigente. Esta clasificaciónsólo valora parámetros morfológicos, a pesar deque las dimensiones de la
pelvis son un factor más determinante que la morfología en cuanto a la progresióndel parto. Así, una
pelvis ginecoide óptima puede ser inadecuadapara el parto por vía vaginal, si los diámetrospélvicos
están muy disminuídos (pelvis regularmente estrecha).
En ambas clasificaciones los distintos tipos de pelvisque describen en su forma pura son poco
frecuentes, siendo mucho más habituales las formas mixtas, en las que eltipo pélvico que las define es la
morfología de su estrecho superior.Clasificación de Caldwell y MoloyEn esta clasificación se definen
cuatro tipos de pelvis:ginecoide, androide, antropoide y platipeloide.
Pelvis ginecoide
La pelvis ginecoide es el prototipo de pelvis femenina y,como tal, con respecto a ella se comparan los
otros tipos de pelvis.
El conjugado obstétrico, que es el menor diámetro anteroposteriorpor el que tiene que pasar la cabeza
del niño al cruzar el estrecho superior, no se puede medir con losdedos, pero mediante el conjugado
diagonal se puede hacer un cálculo indirecto de su medida. A la distancia entreel promontorio y el borde
inferior de la sínfisis del pubis se le han de restar de 1 a 1.5cm para obtener la medida delconjugado
obstétrico.
Sus característicasdiferenciales respecto a los otros tipos de pelvisson las siguientes (Figura 1):
Tipo androide
La morfología de este tipo de pelvis recuerda a la de lapelvis masculina. Entre un 15 y un 20% de las
mujeres tienen este tipo de pelvis. Sus características son las siguientes(Figura 2):
Tipo platipeloide
Este tipo de pelvis solamente se encuentra en un 5%de las mujeres. Se caracteriza por (Figura 4):
– disminución de los diámetros anteroposteriores, por loque el estrecho superior tiene forma de
óvalo transversal.
– el segmento anterior y posterior son anchos y cortos.
Pelvis dolicopélica: En este tipo de pelvis el diámetro transverso del estrechosuperior es menor que el
conjugado obstétrico.
Pelvis mesatipélica: El diámetro transverso del estrecho superior es igual ohasta 1cm mayor que el
conjugado obstétrico.
Pelvis braquipélicaEl diámetro transverso del estrecho superior es entre 1y 3 cm mayor que el conjugado
obstétrico.
Pelivisplatipélica: El diámetro transverso del estrecho superior es más de3 cm mayor que el conjugado
obstétrico.
Etiología
El peso de las causas que se describen clásicamentede distocia ósea (raquitismo, osteomalacia,
tuberculosis, poliomielitis, luxación congénita de cadera) ha ido disminuyendoprogresivamente con la
aparición de tratamientosprofilácticos y curativos adecuados para ellas. Esto no hasupuesto una
disminución en su incidencia debido al aumento de los traumatismos secundarios a accidentes detráfico,
que hoy en día constituyen la causa más frecuentede fracturas y deformidades pelvianas.
Diagnóstico
Para la aproximación diagnóstica de una anomalía pélvicase ha de recurrir a la anamnesis, la exploración
física y a las pruebas de imagen.
Anamnesis
La anamnesis debe orientarse hacia la búsqueda deantecedentes personales de partos largos,
instrumentales o cesáreas, y de los posibles agentes causales de anomalíaspélvicas ya comentados.
Exploración física
A parte de la exploración física de la pelvis, hay datosque nos pueden hacer sospechar la existencia de
una estenosis pélvica como son la talla inferior a los 150cm, unaescoliosis marcada o cualquier otra
malformación de la columna vertebral.Otro dato que nos puede sugerir la existencia de unaanomalía
pélvica es la existencia de cualquier desviación morfológica del rombo de Michaelis(Figura 5). Este, en
unamujer con pelvis normal, es un cuadrilátero con forma romboidal y de lados iguales. Se sitúa en la
región sacra ysus límites serían: la apófisis espinosa de la 5ª vértebra lumbar como vértice superior, el
punto superior del surcointerglúteo como vértice inferior y las espinas ilíacas posterosuperiorescomo
vértices laterales. Se estudia con losmúsculos glúteos contraídos, en bipedestación y dirigiendo una luz
lateralmente hacia la zona sacra.
Figura 5.
– diámetro biespinoso: es la distancia que separa las dosespinas ilíacas anterosuperiores y suele ser
de 24- 26cm (Figura 6).
– diámetro bicrestal: es la distancia entre los dos puntosnmás separados de las crestas ilíacas y su
medida media
– es de 26-28cm (Figura 6).
– diámetro bitrocantéreo: es la distancia entre el trocánter mayor de cada uno de los fémures y su
medida median suele estar entre los 30 y los 32cm (Figura 6).
– conjugado externo o conjugado de Baudelocque: se corresponde con la distancia entre la apófisis
espinosa de la 5ª vértebra lumbar y el borde superior de la sínfisis del pubis (Figura 7). La media
de esta distancia está entre los 20 y los 22cm, y cuando es inferior a 18cm debe sospecharse la
existencia de una estenosis pélvica.
En relación con el estrecho superior, como vimos antes, el conjugado obstétrico no puede medirse
directamente, por lo que se recurre al cálculo de su medida mediante el conjugado diagonal (Figura 8),
restándole a éste 1,5 o 2cm en función de la inclinación de la sínfisis del pubis. Si el conjugado
obstétrico es mayor de 10cm podemos suponer que el estrecho superior tiene un tamaño adecuado para
un parto por vía vaginal.
Continuando con la exploración, también es muy útil intentar valorar toda la superficie anterior del
sacro, ya que puede aportar información indirecta a cerca de los diámetros del estrecho medio e inferior
de la pelvis. Así, en las no estenóticas normalmente sólo se suelen apreciar las tres últimas vértebras
sacras sin hacer presión sobre el perineo, mientras que en las pelvis estenóticas se puede apreciar la
totalidad de las vértebras sacras con facilidad. Así mismo y para valorar el plano medio de la pelvis se
intentará estimar la distancia entre las dos espinas ciáticas, que son fácilmente identificables mediante
tacto vaginal.
En cuanto a la medición de las dimensiones del estrecho inferior de la pelvis la forma más directa de
exploraciónfísica del mismo es la colocación de un puño cerrado contra el perineo entre las
tuberosidades isquiáticas, despuésde haber medido el ancho del puño. Si se estima que la distancia entre
las tuberosidades es superior a 8cm se considera que el estrecho inferior es adecuado para un parto por
vía vaginal.
A la altura del estrecho inferior también ha de valorarse la amplitud del ángulo de la arcada subpubiana
y si se estima que éste es inferior a los 90º puede orientarnos hacia una pelvis estrecha.
Pruebas de imagen
Las mediciones de la pelvis se pueden realizar mediante rayos X o resonancia magnética.
Pronóstico
En función de las medidas estimadas para el estrecho superior, plano medio y estrecho inferior de la
pelvis, existe una mayor o menor probabilidad de que el parto pueda finalizarse por vía vaginal.
A nivel del estrecho superior se establecen tres grados de pelvis estenóticas en función de la medida de
su diámetro anteroposterior (conjugado obstétrico):
– Grado I: el conjugado obstétrico está entre 9,5 y 10cm. En estas pelvis el parto por vía vaginal
es viable, por lo que ha de intentarse una prueba de parto.
– Grado II: el conjugado obstétrico tiene medidas entre 8,5 y 9,5cm. Estas son pelvis dudosas y
aunque ha de realizarse prueba de parto, muchas acabarán en cesárea.
– Grado III: el conjugado obstétrico es inferior a 8,5cm y la indicación es la realización de una
cesárea. Este tipo de pelvis se llaman también pelvis quirúrgicas.
Las estenosis del plano mediode la pelvis en conjunto son más frecuentes que las del plano superior. Es
frecuente que el parto finalice con la realización de fórceps medio o cesárea. La estenosis pélvica a este
nivel es la causa más frecuente de detención de la cabeza fetal en transversa.
La estenosis del estrecho inferiorsuele acompañarse de la del plano medio. Aunque la realización de
una episiotomía mediolateral amplia puede mejorar el pronóstico en estos casos, éste depende realmente
de las dimensiones del triángulo posterior y del diámetro intertuberositario.
La pelvis ginecoide tiene la morfología adecuada para la correcta evolución de un parto por vía
vaginal. La presentación se introduce en el estrecho superior de manera que coincida el diámetro
transversal o uno de los diámetros oblicuos con la sutura sagital, rotando a occipitopúbica a medida que
evoluciona el parto.
En el caso de que exista una estenosis pélvica este patrón de evolución del parto sufrirá
modificaciones en función de los requerimientos de cada nivel de la pelvis.La estenosis pélvica ocurre
cuando existe un estrecha- miento significativo de uno o más de los diámetros internos de la pelvis ósea.
Estenosis del estrecho superior. Puede existir una disminución del diámetro anteroposterior, como
ocurre en la pelvis platipeloide, o del transversal, como es el caso de la pelvis androide y antropoide.
– Disminución del diámetro anteroposterior (platipeloide). La cabeza consigue entrar en la pelvis por
deflexión de la misma, haciendo coincidir el diámetro transverso con el diámetro bitemporal (8cm), en
vez del biparietal (9,5cm). Además, es frecuente que se observe asinclitismo y acabalgamiento de los
parietales, con lo que se disminuye el diámetro transverso de la presentación en 0,5cm. La evolución de
un parto con asinclitismo anterior o de Naegle(Figura 10), en el que el parietal anterior es el punto más
bajo en la pelvis, suele ser favorable.
– Disminución del diámetro transverso (androide y antropoide). La cabeza se orienta según el diámetro
anteroposterior de la pelvis o con el oblicuo más próximo al anteroposterior. Esta es la causa de las
posiciones anteroposteriores elevadas. En las pelvis antropoides, en las que el segmento anterior, a pesar
de ser estrecho, es menos estrecho de lo que lo es en las androides, el encajamiento puede realizarse en
occipitopúbica y el descenso realizarse en anteroposterior y con ausencia de rotación. También en estas
pelvis el encajamiento puede realizarse en occipitosacra. En el caso de las pelvis androides, por la
estrechez marcada del segmento anterior, el encajamiento solamente puede hacerse en posterior, el
descenso suele ser también sin rotación y, aunque el parto vía vaginal es poco posible, si ocurre, es en
occipitosacra y con un expulsivo muy prolongado.
Estenosis del plano medio. Las estenosis a esta altura afectan tanto a los diámetros transversos como
anteroposteriores. En el diámetro transverso está implicada la distancia entre las espinas ciáticas, y en el
diámetro anteroposterior la mayor o menor curvatura del sacro, así como la inclinación hacia delante o
hacia atrás del mismo haciendo que aumente o disminuya este diámetro.
En las pelvis platipeloides la presentación llegará al plano medio en transversa, siéndole difícil la
rotación, por lo que frecuentemente la presentación se detendrá en transversa.
En las pelvis androides la presentación llegará al plano medio en posterior y en la mayoría de los casos
se detendrá, en otros, intentará rotar a anterior sin conseguirlo, quedándose la cabeza bloqueada en III
plano con la sutura sagital en transversa-posterior.
A la vista de lo expuesto, es frecuente que en las pelvis con estenosis del plano medio la presentación se
detenga con la sutura sagital en transversa, entre el II y el III plano de Hodge, lo que tendrá importantes
implicaciones en cuanto a la conducta obstétrica a seguir.
Sospecharemos que existe estenosis a esta altura de la pelvis cuando el parto progresa con normalidad
hasta el expulsivo, momento en el que se detiene el descenso de la presentación y no hay rotación
interna. Aunque, si se acompaña de estenosis del estrecho superior, lo que ocurre con mfrecuencia, el
parto ya desde su inicio es lento y tedioso.
En función de las características del parto para los distintos tipos de estenosis, cada tipo de pelvis tiene
un patrón de parto que difiere del patrón asociado a la pelvis ginecoide.
– Pelvis androide. Es la menos óptima para una progresión favorable del parto. Si la presentación
consigue encajarse lo suele hacer en occipitoposterior. Es muy frecuente que el parto se bloquee en
occipitotransversa o en occipitoposterior por la morfología infundibuliforme del trayecto de este tipo de
pelvis. Si no se bloquea, la evolución del parto es en occipitoposterior, debido a la estenosis del estrecho
inferior.
Del grado de estenosis pélvica y de la duración del parto dependerá la severidad de las complicaciones.
Anomalías de la dilatación cervical. Si la presentación fetal se detiene a nivel del estrecho superior, es
más probable la ruptura precoz de membranas, debido a que toda la fuerza ejercida por el útero se
concentra en la porción de membranas que está sobre el cuello dilatado. Tras la ruptura de las
membranas y sin el efecto de presión de la presentación ni del líquido amniótico sobre el cuello y el
segmento inferior uterinos, la efectividad de las contracciones disminuye y la dilatación puede
estancarse.
Alteraciones de la dinámica uterina. Secundariamente al déficit de presión del polo cefálico sobre el
cuello y el segmento inferior, se inhibe el reflejo de Ferguson-Harris, con lo que aparecen hipodinamias
y el consiguiente retraso en la dilatación.
La aparición de hiperdinamias también es un fenómeno frecuente como mecanismo compensatorio para
vencer el obstáculo que supone la estenosis pélvica. Así mismo, una hiperdinamia mantenida puede dar
lugar a una hipodinamia secundaria por agotamiento del útero.
Fístulas por necrosis. Por compresión de partes blandas entre la cabeza fetal y la pelvis ósea se
producen necrosis de órganos adyacentes, que desencadenan la aparición de fístulas vesicovaginales,
vesicovesicales orectovaginales días después del parto.
Otras complicaciones: infección intraparto (por rotura prolongada de membranas), prolapso de cordón
umbilical, prolapso del brazo fetal, sufrimiento fetal.
CONDUCTA OBSTÉTRICA
Las anomalías pélvicas (del canal óseo) se asocian con un aumento en la frecuencia de
alteraciones en la presentación, posición, actitud y rotación fetal. Estas alteraciones del canal óseo
suelen modificar las diferentes fases del parto, prolongando o deteniendo la fase activa y/o la fase de
descenso. En este último caso, y siempre que la gestante tenga una dinámica correcta, nos
encontraríamos ante una desproporción pélvico-cefálica.
Ante un parto de estas características debemos descartar tanto alteraciones del canal del parto
(óseo y blando) como del objeto del parto (tamaño, actitud, presentación, posición y defectos
congénitos), o bien una combinación de ambas.
Para valorar estas anomalías es imprescindible una exploración pélvica y abdominal correcta y su
transcripción pormenorizada en el partograma. Tendremos en cuenta, aparte de la macrosomía fetal o la
deflexión y asinclitismo de la cabeza, el acortamiento del diámetro conjugado diagonal, el arco púbico
estrecho, el diámetro biisquiático inferior a 8cm, las espinas ciáticas prominentes, el sacro plano, el
cérvix edematoso, la falta de apoyo de la cabeza en el cuello, el caputsuccedaneum y el acabalgamiento
de parietales entre otros signos de anomalía ósea y/o desproporciónpélvico-cefálica. Asimismo
valoraremos otros datos que podrían hacernos pensar en una distocia ósea como la existencia de pujos
antes de la dilatación completa o la aparición de frecuentes deceleraciones precoces.
Ante la sospecha previa al parto de alteraciones de la pélvis ósea, se preferirá la puesta en marcha
espontánea del parto a la inducción, sobre todo ante Bishop desfavorables.
El diagnóstico precoz de la anormalidad en el curso del parto debe seguirse de una conducta obstétrica
adecuada, dado que el no realizarlo puede provocar importantes repercusiones psicológicas sobre la
madre, deshidratación e infección, hipoxia fetal, rotura uterina y mayor riesgo operatorio materno-fetal.
Tras la evaluación clínica y después de constatar una progresión anómala se debe valorar la
actitud obstétrica más adecuada. En caso de diagnosticar una clara desproporción pélvico-cefálica por
estenosis pélvica absoluta (conjugado obstétrico inferior a 9 cm) se procederá a la realización de una
cesárea. Si por el contrario solo es una sospecha de desproporción pélvico-cefálica, se procederá a
constatar las características de la dinámica uterina y en caso de que exista una hipodinamia se
administrará oxitocina según las pautas de la ACGO, administrada en bomba y con dosis que se elevan
progresivamente cada 15-20 minutos, desde 1mU/minuto hasta un máximo de 40-42 mU/minuto. Así
mismo se cambiará de posición a decúbito lateral izquierdo, se administrará la analgesia oportuna, se
hidratará adecuadamente y se procederá a la amniorrexis artificial si no se había realizado con
anterioridad. Si pasadas tres horas no ha habido cambios favorables se procederá a la realización de una
cesárea.
Si la paciente pasa a paritorio (barras) los pujos no deben superar la hora. Es necesario un buen
control médico tanto de la madre (TA, temperatura, glucemias, dinámica correcta, estado físico y
emocional), como del feto (cardiotocografía interna, valoración del líquido amniótico e incluso pH si
fuese necesario). En todo caso la prueba de parto siempre debe realizarse en las cercanías de los
quirófanos por si se requiriese realizar una extracción fetal urgente.
En el momento en que se llega a dilatación completa (final de la fase activa e inicio del
expulsivo) se producirá el descenso y rotación interna de la cabeza para continuar con la deflexión,
expulsión y rotación externa. En este periodo podemos observar en ocasiones cómo la cabeza fetal se
mantiene sobre el estrecho superior y ni siquiera desciende.
Si esto ocurre con buena dinámica y durante un tiempo prudencial (no más de 30 minutos) se
procederá a realizar una cesárea por desproporción pélvico-cefálica. Si la cabeza desciende pero no llega
a superar el III plano de Hodge después de un tiempo no superior a una hora y con buena dinámica
(pujos) se procederá asimismo a la realización de cesárea. Si la cabeza desciende, aunque sea
lentamente, y supera las espinas ciáticas se procederá a la realización de fórceps si el expulsivo se
prolonga o se dejará evolucionar espontáneamente si el descenso prosigue adecuadamente.
La realización de forceps medio con cabeza encajada y el punto guía ligeramente por debajo
delIII plano de Hodge, es quizás uno de los momentos más delicados que tiene la obstetricia actual
debido a que un error en el diagnóstico en la altura de la presentación puede ocasionar graves
alteraciones fetales (rotura de calota craneal, hemorragias cerebrales, parálisis cerebral etc.) si nos
empeñamos en terminar el parto con fórceps, amén de desgarros y hemorragias puerperales en la
paciente.
Es preferible en los casos límite (supuesto III plano, sutura sagital en transversa,
caputsuccedaneum o dificultad en valorar adecuadamente la situación de las fontanelas) la realización de
una cesárea de más, que la posibilidad de un verdadero desastre obstétrico. En estos casos límite y si el
obstetra es muy experto se podría realizar un fórceps en quirófano traccionando cuidadosamente y si no
se produce el descenso adecuado realizar la cesárea.