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DOS

Un enfoque histórico e institucional del desarrollo


económico caribeño

LLOYD 8EST Y l<ARI POLANYI LEVITT

Nuestra profunda insatisfacción con el fracaso de las políticas de indus­


trialización de la posguerra para reducir el desempleo, elaboradas en el
ensayo Ocho, devino en la motivación inicial para buscar un modelo eco­
nómico apropiado para el análisis de una economía caribeña típica. Una
década de crecimiento económico fuerte en Jamaica, en los años de 1960,
no provocó el incremento del empleo. En nuestra opinión, el punto débil
de la estrategia, sus debilidades básicas, estaban en el enfoque teórico de
los hacedores de política. Ni los modelos de crecimiento keynesianos, ni el
modelo ricardiano de dos sectores desarrollado por Lewis sobre la trans­
ferencia del empleo excedente desde un sector capitalista de subsistencia
fueron considerados apropiados para analizar el tipo de economía predo­
minante en la región caribeña. En el momento en que comenzamos nuestro
trabajo, estos dos enfoques dominaban el campo del pensamiento sobre el
desarrollo. Las doctrinas sobresalientes se basaban en un modelo diseñado
desde la experiencia histórica de los países industrializados del Atlántico
N orle, dotados con mecanismos internos de crecimiento autosustentado.
En ausencia de un elevado nivel de ahorros, generados domésticamente,
de inversión y de espíritu empresarial, los requerimientos que faltaban
para el crecimiento fueron importados al Caribe.
La política económica inspiradora de esos principios fue seguida con
gran vigor por el gobierno de Puerto Rico, pero también lo fue con una per­
sistencia considerable, por los gobiernos de Jamaica, Trinidad y Tobago,
Surinam y Barbados, así como por el gobierno cubano entre 1952 y 1957. La
mejor exposición en el caso de este tipo de industria!\zación por invita­
ción puede encontrarse en dos célebres ensayos de Arthur Lewis, publicados
7
juntos por la Comisión Caribeña bajo el título: Industrial Development in La economía caribeña
the Caribbean.1 La econo�ía caribeña es única. El Car
ibe fue el lugar donde el cap1.ta1
Esa política económica le prestó poca atención a las diferencias geo­ metropolitano estableció la producción
. de mater1·as pn·mas para vender
gráficas, históricas y culturales de las diversas sociedades que emergían en 1os m�rcados mundial es con trabajo esclavo' el cual devi·no, .
mo' un bIe� comerci· a1. En un abrir y cerr en s1, mis -
del colonialismo, fueron tratadas de forma simplista como regiones «subde­ ar de ojos, llevaron al Caribe
sarrolladas» o «atrasadas». Desde aquel momento, incluso la distinción .
':Pr�capitahsta» un campesinado del
tipo encontrado en Asia E urop o
entre países «desarrollados» y «en desarrollo» ha sido marginada. Los paí­ Afnca. Las economías caribeñas no
. son , y nunca han sido ' �con omias �
ses en desarrollo son considerados como esencialmente similares a los «duales'"· desde sus iruc · · ·10s, constituyero
. . . n la creación de los aventureros
países desarrollados, sólo que más pobres. La corriente económica acadé­ mvers10�1stas me�ropolitanos y del
trabajo forzado de los esclavos. En
este se tido, la sociedad fue construi
mica principal se ha tornado más carente de contenido institucional, aun­
� ;� �
co o ua. Desd su fundación, las economí
da para servir a los propósitos d 1
que su reclamo de aplicación universal está, cada vez más, perdiendo �
o e as operac10nes de ultramar de una
. emp
��
as caribeñas fueron el resul a
resa integrada' cuyo control
credibilidad. , mo se �allaba loca
ulti
En la indagación de enfoques alternativos, existe una apreciación emer­ lizado en la metrópoli.
De aqm se d duce, que nuestra definici
ón geográfica de Caribe incluye
gente de la enorme importancia de las especificidades históricas. Las todas �quellas �areas en, alrededor y
instituciones y los legados históricos han ocupado un papel crítico en el �� ; nec do en l s últimos cuatrocientos cinc
.?
cerca del mar Caribe
uenta años, baj�
h
?:7nfl::�:;�
diseño y la implementación de políticas. Insistimos en que la economía � a� anta 10n azucare�a y de su característica cultura
está, en todo momento, sostenida por las instituciones y la cultura de cual­ - s c1al : y modo de or a­
mzac10n y econom1 _ ca. Esto incl
quier sociedad dada. La verdadera fuente de la capacidad creativa de un � �
u�anas (mglesa, francesa y holandesa),
uye todas las islas caribeñas asf
el nordeste de Brasil parle de
pueblo y de su capacidad para la actividad económica autosustentada no as a:_eas costeras de Venez ela, Colombi '
1:1 a y América Central y re . ones
puede encontrarse en la esfera económica, sino en la social, la cultural y la surenas de los Estados Umdos. Esta
política. En este sentido, el desarrollo es, en su esencia, un proceso desde �
da or �agley com la América de plan �
es, sustancialmente' el área efim ._
o
? tación.2 •C:
«dentro». Las políticas que conduzcan a la transformación económica y bviamente, existen grandes diferencias Q)
.o
_ en la experiencia histórica
social deben tener en cuenta los constreñimientos dejados por el legado de estas area s. No es nuestra intención en este mom
.
qmera �� ma er aproximada, la hist ento esboza . . .¡ij
u
histórico, social y político.
En las pequeñas economías, abiertas, los límites entre las economías f i; �
lantac10�. � s bien, estamos interesa

oria económica de la Amé i ; : �:
dos en explorar la influencia de los .E
o
V

nacionales e internacionales son permeables y la distinción entre macro y e?ados h1stoncos comunes de la plantaci 'º
e:
ón en la estructura Y coroporta­
miento ?e las economías caribeñas cont o
V
microeconomía deviene problemática. En este sentido, nuestro trabajo se
anticipa a las investigaciones posteriores sobre las implicaciones del pre­
e�?n m a � { �t emporáneas. En lo que si e la
ant�ción es tratada como un tipo idea

l, haciendo a r�c­
Q)
_Q
c1on e as erencias de las e�onomías de plantación específic
dominio de las corporaciones multinacionales (MNC, por sus siglas en .
Las relaciones entre las periferias de plan as. �:rJ
inglés) en los flujos internacionales de bienes, servicios y finanzas. � �
defi · da por no a mst
n:n �
· . . tación Y las metr,opolis fiueron
ituc10nales de los acuerdos de comerci
o mercan-
"O

t1·1I· � as, o cu.'.'11 s rvió para asegurar -¡¡;


"O

� cia la metropoh.� 3 En el período de loslasisttran sferencia de un excedente
emas de política colonial explí­
lii
e:
o
1 William Arthur Lewis, Industrial Development in the Caribbean (Port-of-Spaín: c1 os, estas regl s f�eron, a la larga, ¡:;
·::;¡
� impuestas por el poder militar y
Caribbean Commission, • 1951). naval de la metropoh. ....
·¡;
* Conocida también como Royal Commission y Moyne Commission, su nombre 111
oficial fue West India Royal Commission, 1938-1939; se designó para .!:
Metodología de la Q)
investigar las condiciones económicas y sociales qt'� provocaron los disturbios historia razonada
Ningún t�abªJ�· 8
que desde el año anterior sacudían violentamente .todas las islas de la región. se:io
· puede proceder sin ·¡:
En el reporte, contentivo de las conclusiones del trabajo de la comisión -Report
-

expe . �cia canbena pueda ser desc
un marco t0órico en el cual la
rita específicamente su búsqueda se E
....111

of the West India Royal Commission, 1954-, se reconoce que la causa de las conVI IO en nuestra preocupación prin
revueltas se debió al agravamiento de las condiciones de vida de los pueblos cipal. El criteri� que ha guiado Q)
::;¡
0-
tras el impacto de la gran depresión de 1929 a 1933 y el retorno forzado de ..2
miles de trabajadores que habían emigrado a Panamá, Costa Rica y Cuba. 2 Charles Wagley, «Plantat e:
ion-America·. A Cult :re .
•SPhere», i� Car ibbe an
Q),
La recomendación más importante fue que era necesaria una profunda Studies:ASymposium ed i .
. VeraRub·m (Seattle.· Umvers1ty
e:
transformación para lograr la reorganización del sector agrícola con la cual 1960) 3-13.
,
ofW ashingtonPress, :::>
mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y conseguir la disminución 3 Para una definici
ón del excedente en los roo ,
delos de econonua de plantació
8 de la emigración del campo a la ciudad. (N. de las T.). véase el acápite 4.5 del ensa n,
yo Cuatro.
9
nuestros esfuerzos por construir un modelo que fuera real, relevante y ciclas de la observación, «estas generalizaciones acerca de la realidad y su
útil se derivó de la opinión de que la política económica en la región debe organización en un marco abstracto, de presuntas interrelacion s, re­ �
encaminarse hacia los logros de la transformación estructural. Hemos .
quieren de especificación y verificación. Ellas constituyen la «teona» en
considerado, por lo tanto, que esto es esencial para identificar las relacio­ la investigación». 7
nes que impiden el ajuste de las economías caribeñas en la forma asumida Esta es la metodología subyacente en nuestro enfoque. Aquí se encon­
generalmente por las teorías micro y macroeconómicas del crecimiento. trará la razón para la prioridad que le otorgamos a la formulación de m1
Nuestro trabajo pertenece a la tradición del enfoque estructural his­ conjunto de hipótesis asociadas al mecanismo que regula el funciona­
tórico iniciado por Raúl Prebish, Celso Furtado, Osvaldo Sunkel y otros en miento de la economía caribeña. Creemos, como Myrdal, que «no hurgar
América Latina; Harold Innis en Canadá y Gunnar Myrdal, Hollis Chenezy, firmemente en estas realidades invita a la distorsión en la investigación y
Dudley Seers y otros en los países metropolitanos.4 Algunos de estos es­ a las fallas en la planificación». 8
critores retomaron la dimensión histórica del análisis económico; otros Nuestro trabajo se halla circunscrito en el método de la historia razona­
enfatizaron en la necesidad de crear una tipología de las economías y da. El enfoque que adoptamos nos sugirió que una vez que la parte hecha,
construir modelos específicos para cada una, pero todos ellos se orientaron el agente activo o la firma dominante, ha sido identificada y analizada
al estudio de la naturaleza de la relación entre el crecimiento y el cambio como un órgano del movimiento económico en su específica situación na­
estructural. Nuestras mayores deudas, sin embargo, son sin dudas, con tural, social, cultural y política, varias consideraciones interesantes, tal
Dudley Seers,5 cuyas obras «Mechanism of an Open Petroleum Economy» vez lecciones, son sugeridas por ellas mismas.
y «Accounting Framework for Primazy Producers», contribuyeron direc­
tamente con nuestro trabajo, y con William Demas, cuyo texto Economics El legado de la plantación
of Development in Sm all Countries with Special Reference to the La tesis central de nuestro trabajo consiste en que la economía caribeña
Caribbean constituye la primera explicación exhaustiva de las carac­ ha sufrido pequeños cambios estructurales desde el establecimiento de la
terísticas estructurales de la economía caribeña.6 Era nuestra esperan­ plantación esclavista hace alrededor de trescientos años. Con ello, queremos
za que la continua discusión de ideas y el trabajo constante de nuestros decir que el carácter del proceso económico de la región no parece haber
colegas en la University of the West Indies (UWI) formaran una teoría de sido significativamente alterado desde el establecimiento de las primeras
la economía caribeña que pudiera guiar la política económica y social plantaciones azucareras en el siglo XVII. Ni las modificaciones que a través
hacia la solución de los problemas de desempleo, desigualdad de ingresos, del tiempo se le han realizado a las instituciones originales, ni las nuevas
exclusión económica y social y de la perenne dependencia de la asistencia instituciones que de vez en cuando han sido incorporadas a la economía,
externa. han aliviado su dependencia de los imperativos externos. La economía man­
El Caribe es afortunado por la disponibilidad de una rica oferta de ma­ tiene, como siempre ha ocurrido, una respuesta pasiva a la demanda y la
teriales estadísticos y numerosos estudios, informes y planes de desarrollo inversión externas, casi en exclusivo de fuentes metropolitanas.
emprendidos por los gobiernos coloniales, las agencias internacionales, Sugerimos que el legado de la plantación representa una dotación de
las universidades y los gobiernos nacionales. No afrontamos carencia de mecanismos de ajuste económico que privan a la región de su dinámica
materiales empíricos y descriptivos, y mucho más se generó desde el ini­ interna. Más específicamente, incorpora comportamientos de generación y
cio de nuestra colaboración. disponibilidad de ingresos que van contra la transformación económica. A
� Pero sin un marco teórico relevante, las estadísticas no pueden hablar
> pesar de los cambios reales en la economía y del crecimiento significativo
UJ
__¡ en una agenda de transformación económica. Como ha apuntado Myrdal, la en el transcurso del tiempo, las características esenciales de la economía
teoría no es más que un conjunto correlacionado de cuestiones concer­ de plantación original aún persisten.

o nientes a la realidad social en estudio. Ello plantea una agenda de inves­
·

Por esta razón, hemos designado a la plantación esclavista como la insti­


a_
a:: tigación. La teoría siempre tiene su función esern;ial en relación con la tución económica original y tradicional que conduce la economía. La ex­
� investigación que aún debe realizarse. La teoría nos lleva a hacernos presión contemporánea de este tipo de sector de plantación adopta la forma
>-
1-
V"J
preguntas importantes. Aunque las hipótesis sor eneralizaciones indu-
\g de las operaciones de ultramar de las empresas asentadas en la metrópoli,
UJ
co ya sea en agricultura, hidrocarburos, bauxita o turismo. Como en el caso
;
!2 de la plantación esclavista, donde el plantador está subordinado al co­
o 4 Para las referencias de estos autores, véase la Bibliografía seleccionada.
...J
__¡ 5 Dudley Seers, «Mechanism of an Open Petroleum Economy», Social and merciante asentado en la metrópoli, las decisiones que conciernen a la
Economic Studies 13, no. 2 (1964), 233-242.
6 William Demas, Economics of Deuelopment in Small Countries. .. (Montreal:
1 Gunnar Myrdal, Asian Drama, vol. 1 (New York: Random House, 1 968 ), 24-25.
10 McGill-Queens University Press, 1965).
8 Ihíd., 26. 11
inversión, la tecnología, la comercialización y los precios se toman en la y social que extinga el legado de la plantación, el cual ªP:1rece �á� elabo­
casa matriz de la empresa. rado en el ensayo Ocho de este estudio. La caractenstica , prmc1pal del
El enfoque para modelar la economía caribeña contemporánea fue una modelo IV es el cambio de locus en la toma de decisiones de los agentes
aproximación sucesiva, que comenzó por la plantación esclavista como el económicos externos respecto a los domésticos. Ello requiere el control
locus de la producción de la empresa metropolitana que elabora materias efectivo del Estado sobre la asignación de los recursos naturales y hu­
primas exclusivamente para la venta y la reventa en los mercados metro­ manos en interés del bienestar de todos los sectores de la población.
politanos. Nos abstraemos de la experiencia histórica de las economías de Mientras que la presentación plenamente desarrollada d� la ec�nomía
plantación esclavista específicas para construir un tipo ideal de economía de plantación (modelo I) está contenida en es�e �ol�en, fmmos mcapa­
.
de plantación pura (modelo I). La fase temprana y formativa de la econo­ ces de continuar el análisis más allá, hacia el significativo caso de la econo­
mía de plantación pertenecé al período del viejo mercantilismo que co­ mía de plantación modificada (modelo II). Tampoco fuimos capaces de
menzó con la exploración y colonización europeas a finales del siglo xv, y formalizar el funcionamiento de la economía contemporánea como una
terminó después de su rechazo por las colonias americanas y del subsi­ economía de plantación ampliamente modificada (modelo III), más allá
guiente desmantelamiento de las estructuras británicas exclusivistas de de la detallada articulación apropiada de la actividad de los sectores
las leyes de los granos, leyes de navegación, y de los impuestos a la madera institucional, industrial y de actividad económica, en forma de uz:i marco
y al azúcar a mediados del siglo XIX. contable como el que se presenta en este volumen en el ensayo Cmc?.
.
La emancipación constituyó una modificación significativa de la eco­ El énfasis del marco contable está en el cambio dentro de la contmm­
nomía de plantación pura . El trabajo asalariado en el sector de plantación dad estructural. Como tal, éste identifica el legado de las estructuras
y la creación de un sector doméstico que producía para los mercados do­ que vienen del pasado y las modificaciones i�t::o?ucidas a lo largo el ?
méstico y de exportación, formaron la génesis de una economía nacional tiempo. La estructura de la producción está d1VId1da en tres categonas
emergente (modelo II). Esta fase se inició con la adopción del libre comer­ de sectores productivos principales. o
cio por Gran Bretaña. El comercio rompió los estrechos confines del viejo El sector exportador tradicional continúa dominando la econo�1,a. •C
Q/
, ..o
mercantilismo. Varias décadas de relativo laissez {aire fueron seguidas Este constituye la herencia de la fundación de la economía de planta�1?n ·;::
_ . ro
como se modificó en el transcurso del tiempo. El sector domestico tradiczo­ u
por la concentración industrial de trusts, cartels, monopolios, rivalidad o
nal y el nuevo sector dinámico son las �a�e gorías q�e aparecieron en los u
imperialista y guerra. El cierre del período data de la caída de los precios . .E
de las materias primas y el colapso de la economía mundial en la década dos períodos subsiguientes en los que d1VId1mos la h1stona _ econo��ca
_ _ del 'º
e
Caribe. Cada una de estas tres categorías está compuesta por actiVIdades o
de 1930. u
Cll
El advenimiento del trabajo sindicalizado y del Estado comprometido económicas que comparten características institucionales com1:111e�. No obs­ _Q
con las políticas de industrialización, constituyeron la modificación am­ tante esta clasificación es en alguna medida un asunto de cnteno, donde g
pliada de mayor significación (modelo III). El período comenzó con la des­ una ;ctividad tiene características de más de una categoría principal. ro

"'O
composición del orden económico y político a finales de la década de 1930, El intento por construir la continuidad y el cambio estructm:ales en �l
. a;
incluido el intervalo de la Segunda Guerra Mundial, y se extiende hasta modelo, sin adoptar la sobresimplificación de los sectores y l�s tipos msti­ "'O
. "'iii
la disolución del sistema político colonial y el establecimiento de nuevos tucionales puros, implica que en la distribución de las actiVIdades entre e
o
Estados nacionales en el Caribe en las décadas de 1960 y 1970. El capital de nuestros tres grupos de sectores principales empleamos, de h�c�o, n� un�,
cartera privado, específico de un momento anterior, se tornó menos im­ sino tres criterios. Aparecen períodos de entrada, caractensticas msti­
·

·,¡::¡

portante que la inversión extranjera directa y la asistencia al desarrollo tucionales y actividad industrial. .f
Q/
multilateral y bilateral. El incremento de las MNC replicó algunos de los 8
;::
rasgos de las compañías de comercio del viejo mercantilismo. 9 Comerciantes y plantadores 'º
·

, t;
Nosotros también concebimos un modelo IV -que debió ser el Lo que se postula en todas las variantes de nuestro modelo es el vmculo :e
«antimodelo»-focalizado en el objetivo de una transformación económica de la periferia, por su naturaleza, con la metróp��- El ��culo puede haber
. g
sido logrado, en primer lugar, por la colomzac10n pohtica; p�ro es man­
_
.[
9 Para una discusión del nuevo mercantilismo, véase Kari Polanyi Levitt,
tenido por las operaciones de las instituciones econ?�1cas do�maz:ites. �
e
«Canada, Economic Dependence and Political Disintegration», New World La incapacidad crónica del sistema de plantac1on para d1vers1ficar la :::>
Quarterly 4, no. 2 (1968): 59-139. Véase, también, W.A. Williams, The Contours actividad económica está explicada por cuatro patrones de conducta del
o(American History (Chicago: Quadrangle Books, 1966) y Kari Polanyi Levitt, que toma la decisión primaria en la periferia, definido genéric�ente como
Silent Surrender, the Multinational Corporation in Ganada (Toronto: Macmillan,
el plantador. La primera, es la ambigüedad alrededor de la residencia _ del 13
12 1970, reeditado Montreal: McGill-Queens University Press, 2003).
obligacio­
plantador, qui�1: no tiene intereses permanentes en el país. Él puede ha­ da de la metrópoli -alimentos importados y suministros, otras
son elevad os, una
nes metropolitanas incluido el servicio de la deuda-
c�r extensas v sit�s a la periferia, pero su residencia se halla, en princi­ (por ejemplo , deterior o
: disminución del precio de las exportaciones básicas
p10, en la metro_Poh. Ello explica la preferencia del plantador por la moneda una severa contrac ción de los
, �i; el te�e una mentalidad de enriquecimiento rápida, un de los términos de intercambio) resulta en
de l� metropo ciona­
� beneficios del plantador. Mientras que en los libros de texto conven
honzonte de tiempo tipicamente corto, una carencia de liquidez crónica y bajan los precios , en las econo­
les la firma reduce la producción cuando
un endeuda�iento progresivo con el acreedor de la metrópoli, genérica­ satisfacer
mías de plantación la producción puede ser aumentada para
mente defimdo como el comerciante. Estos patrones de conducta persis­ pueden ser forzad as a invo­
pagos externos. Las economías de la periferia
ten hasta hoy en los sectores élites -privado y público- del Caribe. Un ra en los merca dos mundi ales
lucrarse en una competencia empobrecedo
segundo ra�g d� la economía de plantación es la precaria posición del las o miner ales, o bien por
� saturados, ya sea por materias primas agríco
plantador vis-a-vis con el comerciante metropolitano. La incalculabilidad produ cidos con trabaj o asa-
productos manufacturados de exportación
que res�lta de la división del excedente entre el plantador y el comercian­
lariado barato.
te proviene de la subordinación del primero a la posición de control del en el sentido
En resumen, la periferia es un precio aceptante, no sólo
segundo den�r� de la empresa económica integrada. El comerciante ade­ o ningú n contro l sobre los
obvio en el que los productores tienen poco
lantaba summistros, extendía el crédito y se encargaba de la venta final. los precio s de compr a de sus
precios de venta de sus exportaciones, o
De este modo, estaba en posición de recuperar sus costos y demandar su tante en el que la asigna ción
importaciones, sino en el sentido más impor
parte del excedente, dejando al plantador cargar con todos los riesgos de s mund iales, que se corres ­
interna de los recursos la determinan los precio
l empre�a. La parte del excedente del plantador era un residuo, que deve­ de recurs os y la acumu la­
� ponden a los requerimientos de la asignación
ma neg�t�vo en ca�o d� pérdidas. Ello ilustra el hecho de que quien toma a de los precios
ción en los centros metropolitanos. La estructura intern
las decis�on �s prmcipales en las economías de plantación no es ni el s extern a o mundial.
de la periferia se deriva de la estructura de precio
empresano m el capitalista de una firma, como se describe en los libros de esenci al de la continuidad o
Este patrón de precios sugiere la indicación •C
texto de Economía. En el caso de una MNC que opera en el sector de los ías de la perife ria. Donde <ll
de la propensión a la exportación de las econow _o
·¡:
recursos nat�rales de la periferia, el Estado -ya sea como socio en una o costo de oportu nidad ro
esas indicaciones esenciales adquieren un elevad u
e�presa conjunta o como cobrador de rentas- se encuentra en una posi­ cio intern aciona l puede o
como materias primas de exportación, el comer .u
c10n algo parecida a la del plantador. Donde la producción para el sector s recursos. Estos E
privar a los productores locales del acceso a sus propio º
exportador la acomete una subsidiaria de una MNC, la fijación de precios y dispon ibilida d de recur­ '
e
precios ni son apropiados para las necesidades o
del producto y, _por ende, la rentabilidad de la operación y los impuestos ión. La sobrev ivenci a de una u
sos, ni para el nivel de ingresos de la poblac <ll
deben estar sujetos a negociación entre el Estado y la MNC. áticam ente subva lora la produc­ _Q
estructura de precios que perpetua y sistem
Un tercer rasgo de la economía de plantación es la capacidad del planta­ tico, da cuent a del fracas o e....
ción dirigida en exclusivo al consumo domés ro
dor P3:ª posponer el ajuste de circunstancias desfavorables por el consumo adopt ar el desarr ollo tecno­ Vl
de las fuerzas productivas de la periferia para <ll
-o
de capital_ humano. En el pasado histórico, el plantador podía sobreexplotar cción, el empleo y el
lógico y empresarial, elevar la productividad, la produ -¡¡;
-o
Y s bahmentar a los esclavos, quienes constituían su principal activo de
� ingreso en los sectores domésticos. -¡;;
capital en la periferia. Los costos para mantener el capital humano intac­ está destinada e
La economía de plantación como ha sido descrita aquí, o
·o
to eran aplazables. Si extendemos el análisis desde del plantador hasta a la divers ificaci ón y la trans­ :J
I= a explicar la persistencia de la resistencia ....
> las cla�es de hoY_, el ajuste se consigue al costo de reducir el capital huma­ de las econo mías caribe ñas por ·¡:;
V>
....J
w
formación que ha marcado la experiencia e
no, social y ambiental.
:;:: más de tres siglos. <ll
z El cuarto rasgo se relaciona con la incapacidad crónica para diversifi­ tir al lector: «que el 8
Aquí puede ser pertinente seguir a Myrdal al adver

a..
car Y lograr una transformación económica Cuando las condiciones son fa­
texto no esté salpicado de preguntas que marqu en; pero que, por conve­
·¡:

vorables, no hay límite para la expansión; cuando las condiciones son Vl
....

Ello no debe oscu­


�>-
desfavorables, no hay recursos para la transformación. En economía, como
niencia, esté escrito con amplitud de forma
recer el papel y la función de las generalizac
explic
iones
ativa.
conten idas en él».1º
E
<ll
:J
en todos los asuntos humanos, el resultado a largo plazo es consecuencia CT
que abre

ce ?
de una � e de d�sion� a corto plazo. En todo momento, en la economía de
Nuestro trabajo está realizado en el mism o espíritu. Creem
obstá
os
culos a la
.2
e
<ll
verda deros
� el camino a un examen más cuidadoso de los e
plantac10n, la asignac10n de recursos es siempre una función del poder forma ción en el Carib e .
� industrialización, la di versificación y la trans :::::>
....J de �ompra de los productos básicos de exportación en los mercados metro­
politanos. La producción doméstica no tiene precio.
El �nculo entre el corto y el largo plazos está dado por la decisión de

l
10
15
. Myrdal, Asian Drama, 24-25.
14 mvers10n del plantador. Debido a que los gastos denominados en la mone-

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