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LA DEONTOLOGIA EN LA PRACTICA DOCENTE

MERY ESTER CRESPO ESCORCIA

EDILSA MERCEDES RODRIGUEZ

La sociedad colombiana y todas Las estructuras que la sustentan se encuentran


sumergidas en una crisis que está planteada a todo nivel. La escuela como parte
esencial de ella no escapa a esta realidad. Diferentes sectores plantean que
esta diversidad de crisis se podría abordar desde un punto de vista educativo ya
que si se educa en valores las actitudes de las nuevas generaciones puede
cambiar sustancialmente. En este proceso el papel del docente es determinante
por ser él quien tiene en sus manos el más valioso capital de que dispone un
país: los niños y niñas, adolescentes y jóvenes en general.

El docente de hoy no puede eludir la responsabilidad que tiene ante una


sociedad que afronta cambios en diversos aspectos y que ve en la familia y la
escuela las instituciones que pueden aportar soluciones desde un punto de vista
educativo a esta realidad, si bien estas acciones son a largo plazo para algunos,
son inevitablemente necesarias asumir con prontitud para evitar que se
derrumbe lo que por siglos se construyó con la voluntad y el esfuerzo de
generaciones enteras.

La importancia de la labor del maestro radica en que puede transformar


transcendentalmente la sociedad ya que su ideal es el perfeccionamiento tanto
de ésta como del hombre. El docente debe ser consciente de su rol, su tarea
principal es educar a sus alumnos en forma integral, transmitir conocimientos de
calidad, estimular el desarrollo físico, emocional, intelectual, social de cada niño y
joven que tiene en sus manos, pero su gran desafío es buscar su crecimiento
personal, profesional .Un maestro educado es garantía para que los procesos de

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enseñanzas sean de calidad y cumplan con la función de ser agente de cambio
en el mundo de hoy.

La deontología profesional y en el caso particular de la docencia hace referencia


al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían la actividad
pedagógica. Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los
docentes en el desempeño de su actividad y que se debe recopilar en los
llamados códigos deontológicos. Actualmente casi todas las profesiones han
desarrollado sus propios códigos con el fin de explicitar la dimensión
estrictamente moral de una profesión, aquellos comportamientos exigibles a unos
profesionales, aunque no estén delimitados jurídicamente. Hoy
desafortunadamente no se hace referencia al término deontología, sino que se
sigue relacionando está con la ética o con la moral.

Enmarcado en este contexto la deontología juega un papel decisivo en la labor


docente, entendiéndose ésta como la teoría de los deberes particulares propios
de su profesión o de una situación en particular que deba afrontar.La actuación
profesional del docente tiene unos destinatarios centrales, que son los
estudiantes. Son ellos quienes justifican su profesión y por tanto es lógico que
exista un código profesional que regule su accionar, que señale los compromisos
y deberes relativos a su acción pedagógica .Si bien no se puede olvidar que los
hijos son responsabilidad de sus padres y tutores, los docentes también tienen
obligaciones profesionales hacia ellos, que resultan ser complementarias de las
anteriores

La actuación del maestro no se desarrolla en el vacío, sino en unas instituciones,


los centros escolares, y en compañía de otros colegas. Hacia unos y otros hay
obligaciones que se deben cumplir y que deben servir de base para llevar a cabo
un buen ejercicio profesional.

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El conocimiento y buen uso del Código Deontológico docente es clave en el
éxito del maestro no sólo como persona, sino también como el profesional que
desempeña funciones en una sociedad en la que cualquier manera de pensar o
actuar influirá directa o indirectamente en ella. Es urgente que los docentes
conozcan y practiquen los principios y los valores éticos y morales de su
profesión con miras a desarrollar actitudes y comportamientos cónsonos con la
dignidad humana y el respeto por la sociedad y el país.

Se hace necesario, privilegiar a la educación como práctica social, pensando así


en un proyecto para una sociedad mejor. A partir de esta interpretación hay que
hablar de la formación del educando en cualquier área profesional y la
capacitación del docente en aras de conformar un todo sistémico en los procesos
formadores. De lo anterior se da lectura que la praxis deontológica-pedagógica
obliga al docente a educar en valores éticos a los educandos pero también a
que éste asuma con responsabilidad su labor, evitando acciones que atenten
contra la ética y moral.

De lo anterior se da lectura que la praxis deontológica-pedagógica obliga a educar


en valores éticos. A nivel superior, por su parte, el currículo tiene materias
relacionadas con ética y deontología, que se cursan en casi todas las carreras con
el fin de permitir al docente desarrollar esta prioridad social y personal, dando así
su propio aporte, a la consolidación ética y moral de la dignidad humana que se
practica en el ejercicio profesional, cumpliendo con esto los deberes y derechos
insertos en los códigos de deontología profesional.

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Desafortunadamente en la actualidad la deontología no hace parte de la
cotidianidad de muchos profesionales y docentes que ven solo en la docencia
estabilidad laboral y económica, olvidándose que más que profesión ser maestro
es una vocación con funciones sociales indelegables e impostergables. La
situación se agrava más, cuando el sistema actual de selección de ingreso al
ejercicio docente permite que profesiones de diferentes carreras, entren a
ejercer sus funciones sin tener conocimientos de pedagogía y didáctica
esenciales para un buen desempeño laboral en este campo.

La deontología permite referirse a una serie de principios o códigos de acuerdo a


los cuales debe vivir y realizarse el individuo. En el caso particular de los docentes
es el conjunto de reglas o normas que rigen la conducta del maestro dentro y fuera
del aula, es por esto que el maestro debe entender que como educador del Siglo
XXI es responsable de su autoformación, autoaprendizaje, pero también que
tiene normas éticas y morales que debe cumplir, porque su labor es a seres
humanos que ven en el maestro un modelo a seguir.

Es urgente definir el código deontológico que rija a la docencia de acuerdo a las


exigencias del momento histórico que vivimos. Que el maestro participe
activamente en su creación, darle mayor difusión, que el docente se apropie
de ellos y los practique. Las situaciones de crisis necesitan acciones rápidas, y el
momento que vivimos así lo indica. La escuela cambia si en primer lugar el
maestro adopta nuevas actitudes, este es el inicio, el punto de partida y Colombia
pide a gritos este cambio. ¿Por qué ir postergándolo indefinidamente? Aquí radica
el gran reto del maestro de hoy.

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