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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA

FACULTAD CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA PRIMARIA
ADIGNATURA EDUCACIÓN INCLUSIVA

EL ABORDAJE DE LAS NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES: UN PARADIGMA EN EVOLUCIÓN

Documento elaborado por la docente Martha Lucía Garzón Osorio (2012)

El concepto y el tipo de educación que debe recibir la población con discapacidad se ha transformado a lo largo
de la historia. En esta evolución han surgido cinco paradigmas que se sitúan en diferentes corrientes económicas,
políticas y de organización social, propios del momento histórico: el paradigma de la exclusión, el proteccionista,
el rehabilitador, el integracionista y el inclusionista, cada uno de los cuales responde a los diversos modelos de
atención. Es importante anotar que estos paradigmas no se han dado en forma lineal, con un principio y fin
claramente delimitado, pues en sus prácticas cotidianas coexisten componentes de cada uno.

1. PARADIGMA DE LA EXCLUSIÓN - MODELO DEL EXTERMINIO


El proceso de exclusión, está representado en la muerte, abandono y marginación del medio familiar, escolar y
social y de las regiones donde vivían. Una de las referencias más antiguas con respecto a la discapacidad, se ubica
en siglos X – IX A.C, las leyes de la sociedad espartana, no permitía miembros de complexión frágil y los recién
nacidos con signos de debilidad o algún tipo de malformación eran lanzados desde las cumbres del Monte
Taigeto, lugar donde los Espartanos celebraban sus famosas fiestas dionisíacas, en honor a Dionisio, dios del
campo.

Más tarde, durante la Edad Media (edad media S. VI-SXV) La Discapacidad era atribuida a causas sobrenaturales,
producto de la posesión demoníaca y de otros espíritus infernales, se le asociaba al mal; los discapacitados eran
sometidos a prácticas exorcistas, y en algunos casos eran asesinados, quemados en la hoguera o encerrados.
Más adelante y gracias a la influencia de la iglesia, se concibió la discapacidad como una consecuencia divina, el
nacimiento de una persona con discapacidad era entendido como un castigo de Dios, producto del pecado, frente
al cual habría que resignarse, así, eran mantenidos ocultos.

Las prácticas eugenésicas: A finales del siglo XIX y hasta aproximadamente mediados del XX la alarma eugenésica
proporcionó una visión de que las personas con discapacidad, destruirían el vigor de la especie humana, al
considerarlos inferiores. Algunas prácticas eugenésicas fueron:
- Alexander Graham Bell a partir de investigaciones sobre sordera, concluyó que era hereditaria y recomendó
la prohibición del matrimonio con sordos, y advirtió que los colegios para sordos podrían considerarse como
lugares de cría de una raza humana sorda, a pesar de que él mismo estaba casado con una sorda.
- Se promulgaron leyes sobre la prohibición de casarse a cualquiera que fuese «epiléptico, imbécil o débil
mental» y forzar la esterilización de los enfermos mentales con el fin de evitar la «transmisión de estas
enfermedades» a la siguiente generación. (Unos 45.000 enfermos mentales fueron esterilizados
forzosamente.)
- Durante los años 1930 y 1940, el régimen nazi esterilizó forzosamente a cientos de miles de personas a los
que consideraba mental y físicamente «no aptos», además, de matar decenas de miles de discapacitados
oficiales mediante programas obligatorios de «eutanasia».
- El nazismo, además, envió personas con discapacidad a la cámara de gas y las utilizó en “experimentos
científicos”, los cuales hoy día siguen sin considerarse crímenes de guerra, deuda innegable que la
humanidad tiene aún con este grupo de población.
- La legalización del aborto en situaciones donde se comprueba que el feto presenta malformaciones
¿práctica eugenésica?

2. PARADIGMA PROTECCIONISTA - MODELO TRADICIONAL

2.1. El asilo como forma de redención. Durante el renacimiento (Siglo XVI), las prácticas de exterminio
evolucionan hacia ciertos estilos de redención, de tal manera que a las personas con discapacidad se les permite
“vivir”, pero son asumidas como objetos de caridad, pues son dolientes y pobres portadores de los males de la
sociedad. De forma invariable, el destino para aquellas que lograban sobrevivir y llegar a la etapa adulta era la
feria, el círculo de bufones, la mendicidad o el asilo de la Iglesia. (Bautista, 1993; Astorga, 2003. Referenciado
por Aguilar, 2004).

El asilo como una forma de redención solo evitaba la muerte, la población con discapacidad era ingresada en
orfanatos, manicomios, prisiones, leprosarios y cualquier otro tipo de institución, sin recibir ningún tipo de
atención específica. Al terminarse la peste bubónica, devastadora pandemia que asoló Europa en el siglo XIV, los
leprosarios fueron abandonados por quienes le sobrevivieron y los asilos se convirtieron en morada de
mendigos, de todos los que se consideraban la escoria de la sociedad y, de aquellas personas que ayer fueron
llamadas monstruos, imbéciles, dementes, débiles mentales, diferentes, locos, entre otras. Con el pasar del
tiempo estas instituciones fueron disminuyendo su posibilidad de cuidado oportuno y necesario, por lo que
aparecieron el hacinamiento y problemas de recursos para la limpieza y alimentación.

2.2. La institucionalización. Posteriormente, los asilos pasan a manos del Estado, surgen los hospitales reales y
se crean las condiciones para que con la llegada de la Ilustración (Siglo XVII), se les asigne un nuevo puesto a las
personas con discapacidad que en aquella época eran denominados “inútiles”: convirtiéndolos en sujetos de
asistencia. Después de muchos años de internalización; los estados se empiezan a interesar por separar las
poblaciones de acuerdo a sus diferencias y necesidades, pero todavía de manera institucionalizada, es por ello
que Foucault denomina esta época como, la época del encerramiento. Surgen entonces, a finales del siglo XVIII,
las instituciones especializadas en el déficit, nacen allí las instituciones de los ciegos, sordos y de retardo mental,
con el fin de brindar una orientación asistencial y un tratamiento más humano hacia las personas con
discapacidad, situación que se ve influenciada por acontecimientos como la Revolución Francesa de 1789. Se da
entonces, la práctica de la institucionalización especializada, de modo específico, siendo considerada de alguna
forma como el inicio de la Educación Especial.

Durante este período, la sociedad hace conciencia respecto a la necesidad de atender a estas personas, aunque
a esta atención en un principio se le dé un carácter más asistencial que educativo. El análisis de las acciones que
se llevaron a cabo en ese momento indica la presencia de concepciones acerca de la necesidad de proteger a la
“persona normal” de las que no lo eran: las personas con discapacidad solo podrían traer daños y perjuicios a
la sociedad. Por eso, la consigna en esta época era proteger a la sociedad de estas personas, para lo cual
construyeron centros especializados para ubicarlos fuera de las ciudades, donde no molestaran, ni se vieran. Si
bien esas prácticas se amparan en la idea que esos centros eran un entorno más adecuado para ellos, en la
realidad, el resultado de esta concepción se traduce en la misma práctica: a la persona con discapacidad se le
separa, se le segrega y se le discrimina por ser considerados como seres perturbados y perturbadores,
antisociales y obsesos sexuales.

2.3. Sujetos de estudio. A mediados del siglo XIX, se observan dos corrientes diferenciadas, la que sigue
proporcionando un tratamiento médico-asistencial en los centros especializados mencionados previamente, y
por otra, la que se apoya en la línea educativa iniciada por Itard, basada en una pedagogía curativa y
rehabilitadora consolidada después por Seguin1 (Sánchez, 2002). A Jean Itard se le atribuye un abordaje
innovador para la época, distinto al médico-patológico, imperante en aquel momento. Mediante su trabajo con
el niño salvaje de Averyon (1800-1806), plantea la posibilidad de aprendizaje de las personas deficientes, al
reconocer la modificabilidad de la conducta, marcando así los principios de la educación sensorial y del estudio
individual de cada caso.

El rápido progreso económico y social en la Europa de finales del siglo XIX planteó la necesidad de evaluar las
capacidades y conocimientos de los individuos en contextos educativos, gracias a ello la persona con
discapacidad pasa de ser un sujeto de asistencia a un sujeto de estudio psico-médico-pedagógico, lo cual
influenció de manera relevante la visión de la educación de las personas con necesidades educativas especiales.
Aparece la terminología niños y niñas idiotas, retrasados/as, torpes, educables, superdotados, con inteligencia
superior y genios en el entorno de quienes intentaban medir la inteligencia, a través de la psicometría. En 1905
el gobierno francés encargó a dos psicólogos, Binet y Simón que desarrollaren un método para separar a los
alumnos con dificultades de aprendizaje de los demás niños. En 1916 estas escalas fueron traducidas al inglés y
adaptadas por Lewis Therman, con el nombre de Escala Stanford-Binet, y se convirtió en el baremo que permite
comparar todas las demás escalas de inteligencia. El resultado de todo esto fue la aparición de una medida única,
el “cociente de inteligencia” o “CI” y las herramientas relacionadas con él se convirtieron en los instrumentos
principales para determinar las diferencias intelectuales que existen entre los seres humanos.

2.4. Los centros de Educación Especial. El nacimiento de la educación especial se debe situar a mediados del
siglo XIX y su consolidación durante las tres primeras partes del siglo XX. Pero según Soto Builes (2005) para
hablar de la educación especial se debe retomar a Rosseau quien en su obra "El Emilio de la educación" (1762)
da una mirada al estudiante como ser humano y centro de todo interés educativo. Este enfoque permitiría la
consideración del niño con limitaciones, como sujeto susceptible de ser educado, esta postura sienta las bases
para que se produzcan los primeros intentos de educación de los niños con discapacidad cognitiva,
especialmente.

En las propuestas de atención para esta población se comienza entonces a perfilar una concepción más de tipo
médico-educativa, cuyo fin último fue lograr el rendimiento y eficacia en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En ese contexto, toma fuerza la idea de que la necesidad de establecer una agrupación homogénea de alumnos
con capacidades y deficiencias semejantes, así como la especialización de la enseñanza en función de dichas
características; ya para Grau (1998, 20)”este modelo supone la creación de centros diferentes para cada tipo de
deficiencia, donde se desarrolla una enseñanza especializada en cuanto profesores, recursos, instalaciones, etc.”
Modelo que sigue teniendo vigencia en muchos países, incluido el nuestro.

3. PARADIGMA DE REHABILITACIÓN - MODELO MÉDICO

3.1. La discapacidad como problema individual. Este modelo, propio del siglo XX, se insinúa entre las dos
guerras mundiales, pero se consolida después de la Segunda Guerra Mundial. Se caracteriza por admitir que la
discapacidad se localiza en el individuo, ya que es en su deficiencia (física, mental o sensorial) y en su “falta de
destreza” donde se ubica básicamente el origen de sus dificultades. Desde esta perspectiva, se hace necesaria la
“intervención” de un equipo de especialistas en Medicina, Terapia Física y Ocupacional, Psicología, Trabajo
Social, Educación Especial, otros, quienes diseñarán un proceso rehabilitador para dar respuesta al problema, el
cual será valorado de acuerdo con el grado de destrezas funcionales alcanzadas o recuperadas, y utilizando el
criterio de si la persona con discapacidad logra ser ubicada en un empleo remunerado. Por ello los gobiernos
invierten en el desarrollo de técnicas y medios de tratamiento para que estas personas retomen su vida diaria.

1 Seguin (1812-1880) e Itard (1774-1838) junto con Pinel (1745-1826) y Esquirol (1772-1840), se interesaron en identificar y explicar
las enfermedades mentales como realidades diferenciadas de otras alteraciones, proponiendo tratamientos y respuestas desde una
orientación médico-pedagógica.
Las acciones que propicia este modelo son remediales, buscan la adaptación del individuo a su medio ambiente,
se centran en la persona y posteriormente aparece el concepto de rehabilitación.

El modelo médico considera la discapacidad como un problema de la persona directamente causado por una
enfermedad, trauma o condición de salud, que requiere de cuidados médicos prestados en forma de tratamiento
individual por profesionales, encaminado a conseguir la cura, una mejor adaptación de la persona o un cambio
de su conducta. Para lograrlo la atención en salud se considera primordial, lo que provoca como respuesta
política principal, la reforma de los sistemas de salud.

3.2. El paradigma rehabilitador y la educación especial. Se inicia un nuevo período en el que la Educación
Especial aparece estrechamente vinculada a la Psicología y a la Pedagogía, gracias a la divulgación de los trabajos
psicométricos de Binet-Simón y a la apertura de los primeros centros de reeducación para delincuentes juveniles,
y a la fundación de los primeros centros de orientación infantil dirigidos por educadores, médicos y psicólogos
que trabajan en equipo. (Sánchez, 2002).

El aporte de los estudios psicológicos acerca de la modificabilidad y educabilidad de los “deficientes”, se


consolida en los centros de educación especial como respuesta educativa propia, permeando lo organizativo,
didáctico y legal. Además, la búsqueda de la Educación Especial de una fundamentación científica en la
Psicología (educativa y experimental), es usada para la clasificación y comprensión de las deficiencias, así como
de los modelos de aprendizaje para orientar su trabajo2. (Arnaiz 1988, Sánchez 2001).
La visión de la educación especial desde una perspectiva biomédica ha tenido las siguientes consecuencias:
 La persona no tiene un déficit, sino que es un deficiente3.
 Se parte de una concepción fragmentada del ser humano (morfológica, anatómica u psicológica), asumiendo
e identificando a la persona con la patología (ciego, sordos, etc.)
 La Intervención se centra en el déficit. La atención se centra en las zonas o aspectos dañados, respondiendo,
lo que supone la práctica de técnicas rehabilitadoras y terapias reparadoras centradas en la deficiencia.
 Al centrarse en la deficiencia, se obvia el componente social de la persona. Hay un abandono del desarrollo
social y se pondera el tratamiento y la terapia, adoptando respuestas especializadas que suelen llevar al
aislamiento y a la desintegración social.
 Se focaliza en las diferencias individuales. Se lleva a tales extremos la individualidad del ser que lo
interpersonal se diluye ante el peso de la diferencia; lo normal y anormal toman relevancia.
 Lo singular y lo particular son la base para la toma de decisiones. A partir de una concepción diagnóstica
diferencial se enfatizan las peculiaridades individuales en lugar de enfatizar su diversidad dentro de lo
común.

4. PARADIGMA INTEGRACIONISTA

4.1. Modelo de la autonomía personal. En las décadas de 1950 a 1970, surge la preocupación social por los
niños que se atienden en instituciones especiales, debido a: la negativa de las familias a enviar sus hijos a
escuelas especiales, reclamando el derecho de asistir a escuelas regulares; la investigación sobre los efectos de
la educación segregada; los cuestionamientos ideológicos que las sociedades occidentales realizan sobre los
derechos humanos; la participación decidida de las propias personas con discapacidad, quienes empiezan a
gestar el movimiento de vida independiente; y, el fracaso de los centros de educación especial, ya que no
siempre lograron la meta de formar adultos capaces de desenvolverse de manera autónoma en la vida y de
insertarse en la sociedad. (Blanco, 2003). La integración tiene sus orígenes en el concepto de normalización,
entendido según Bautista (1993:26), como la posibilidad de que la persona con discapacidad desarrolle un tipo
de vida tan normal como sea posible. Desde una perspectiva ideológica la integración es un importante paso en

2 Con base en esta concepción es que se empieza a utilizar los llamados “planes remediales”, que todavía ciertos profesionales en algunos
ámbitos educativos siguen utilizando.
3 Aún hoy día es común escuchar referencias como: es un Down, un psicótico y otras, obviando la condición de persona.
la valoración positiva de las diferencias humanas, significa que dicha población forme parte de la sociedad a la
que pertenecen y defiende su escolarización conjunta con estudiantes “normales”.
El paradigma integracionista se gesta en el modelo de autonomía personal dado en Estados Unidos como
producto del movimiento de vida independiente, el cual se enmarca en la lucha por los derechos de la población
negra y el auge del movimiento feminista. Al respecto, Astorga (2000) afirma que esta tendencia es un producto
indirecto del e regreso de una cantidad importante de combatientes afectados física, sensorial o mentalmente
de la guerra de Vietnam. En este enfoque el problema, ya no es la deficiencia y falta de destreza, ni el objetivo
final que hay que atacar, sino la situación de dependencia ante los demás. Ratzka, citado por Astorga (2000,7),
define este modelo como una filosofía y un movimiento de personas con discapacidades, que trabaja por la
igualdad de oportunidades, el respeto a sí mismo, la autodeterminación, la autonomía y la posibilidad de estar a
cargo de sus propias vidas en el ámbito personal, familiar, educativo, laboral y social.

En 1978 se presenta por primera vez en el Reino Unido, el término necesidades educativas especiales con el
propósito de analizar y revisar alternativas a la situación de la educación especial de ese momento,
planteamiento a partir del cual se recomienda desterrar el lenguaje y las prácticas centradas en las deficiencias.
Desde esta perspectiva el objeto de la educación especial se relaciona con una situación de aprendizaje y no a
una condición definida por la naturaleza del “desorden” que conduce al etiquetamiento, la categorización y la
segregación.

4.2. Modelo de los Derechos Humanos. En 1.980 la Organización Mundial de la Salud OMS, haciendo énfasis en
el déficit establece la “Clasificación Internacional de la deficiencia, discapacidad y la minusvalía- CIDDM”. En la
cual la Deficiencia (Enfermedad), la Discapacidad (restricción o ausencia debida a una deficiencia); y, la
Minusvalía (situación desventajosa consecuencia de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide
el desempeño de un papel normal).
A partir de entonces y hasta la década del 90 se hace manifiesto que las leyes, políticas, planes, servicios y
estructuras de la comunidad deben adaptarse, planificarse y organizarse de tal manera que se garantice acceso
libre y en condiciones de igualdad a toda la población. Supone el respeto por la diversidad y el reconocimiento
de diferentes capacidades y necesidades para las personas con discapacidad; lo que implica que sean reconocidas
como sujetos de derecho, que su atención se base en principios de solidaridad y participación y que cuenten con
el acceso a servicios integrados.

A pesar del enfoque del respeto a los derechos humanos, es innegable que, desde las prácticas integracionistas,
muchas personas con discapacidad han sido segregadas de las acciones cotidianas, percibiéndolas como
“inferiores” o diferentes; perpetuándose en las distintas esferas (política, social, educativa) la discapacidad como
una “categoría” que excluye y segrega. A partir de los servicios y recursos de la integración educativa, es posible
constatar situaciones que caracterizan esas prácticas, como el “sacar” estudiantes de sus clases para ser
atendidos individualmente por el “docente especialista integrador”, o bien el crear nuevas etiquetas como
“alumno integrado” para referirse a los alumnos que han pasado de un servicio de educación especial a un aula
regular.

5. PARADIGMA INCLUSIONISTA

5.1. Modelo Social. En la década de los noventa se considera a la discapacidad como un problema de origen
social y como un asunto centrado en la completa integración de las personas en la sociedad. La discapacidad no
es un atributo de la persona, sino un complicado conjunto de condiciones, muchas de las cuales son creadas por
el contexto y entorno social. Por lo tanto, la atención del problema requiere la intervención social y es
responsabilidad de la sociedad hacer las modificaciones ambientales necesarias para que la participación plena
de las personas con discapacidad sea posible en las estructuras regulares del entramado social.

5.2. Modelo biopsicosocial (ecológico) Para la década del 2.000, La Organización Mundial de la Salud –OMS-,
propone un modelo “biopsicosocial” basado en la integración de los modelos médico y social, el cual proporciona
una visión coherente de las diferentes dimensiones del individuo y del entorno desde una perspectiva biológica,
individual y social. En la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud –CIF-,
(CIDDM-2/2001) promulgada por la OMS en el 2001, se establece que discapacidad es un término genérico que
tiene su origen en la alteración de la condición de salud del individuo e incluye: deficiencia o alteración en las
funciones fisiológicas o estructuras corporales (Nivel corporal), limitación o dificultades en la capacidad de
realizar actividades limitándola o impidiéndole ejecutarlas en forma independiente (Nivel individual) y restricción
en la participación de actividades que son vitales para el desarrollo de la persona (Nivel social) tales como:
relacionarse con otras personas, estudiar, trabajar, recrearse, entre otras. La discapacidad representa las
alteraciones en el funcionamiento del ser humano considerando que esta es producto de la interacción del
individuo con el entorno en el que vive y se desarrolla.

Las deficiencias pueden ser temporales requiriéndose únicamente una ayuda médica igualmente temporal, o
permanentes, manteniéndose estáticas o progresar con el tiempo deteriorando cada vez más las condiciones de
la persona. Tanto las temporales como permanentes pueden ser leves, moderadas o severas.

Las barreras u obstáculos al igual que los apoyos o facilitadores forman parte de los Factores Contextuales,
jugando un papel fundamental en la discapacidad, debido a que pueden afectar positiva o negativamente la
condición del individuo que la posee. Estos factores pueden ser:

- Ambientales: Estos son factores externos al individuo y corresponden al ambiente físico, social y actitudinal
en el que éste vive y desarrolla su vida.
- Personales: Estos son factores internos al individuo, y forman parte de sus características y estilo de vida,
como son: sexo, raza, edad, estilos de vida, hábitos, educación, experiencias de la vida, otros.

La discapacidad puede considerarse como una experiencia de vida que cada persona que la tiene, la vive en
forma diferente. Esta depende no solo de la deficiencia o de la limitación que presente en la realización de una
actividad; sino que además está determinada por las barreras u obstáculos o los facilitadores o apoyos que la
persona con una discapacidad encuentra en su contexto y que finalmente son los que determinan el grado de
participación que esta pueda tener en su entorno.

La nueva concepción de la discapacidad centrada en el entorno y lo social, es tremendamente aplicable para


entender que las dificultades educativas de un estudiante no pueden ser explicadas simplemente por su
condición de discapacidad, sino que por el contrario son las características del sistema educativo en sí mismo
(planes de estudio inapropiados, formación de docentes inadecuada, instalaciones inaccesibles, inexistencia de
apoyos) las que están creando "barreras para el aprendizaje y la participación" de estos y posiblemente de otros
estudiantes. (Aguilar, 2003).

Alteración en la
condición de salud

Limitación en la Restricción en la
Deficiencia
actividad participación

Problemas que la persona con


Alteraciones significativas o Dificultades que el individuo
una condición de salud puede
pérdida de funciones o con deficiencia tiene en la
experimentar para participar en
estructuras corporales realización de actividades
situaciones vitales para él

Factores Factores contextuales Factores


ambientales Barreras y Facilitadores personales

Fuente: Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF). OMS, 2001.

BIBLIOGRAFIA

 AGUILAR MONTOYA, Gilda. Del Exterminio a la Educación Inclusiva: Una visión desde la discapacidad. En: V
Congreso Educativo Internacional: De la educación tradicional a la educación inclusiva. Santiago de Chile:
Departamento de Educación Especial / Ministerio de Educación Pública. 2004.
www.discapacidaduruguay.org/noticias.asp
 MARTÍNEZ-ARIAS, R (1995). Psicometría: Teoría de los tests psicológicos y educativos. Síntesis Capitulo 1.
Madrid: Universidad de Granada. www.ugr.es/~andreito/tema2.doc

 MUÑOZ MASINI, Claudia. Integración social de personas con discapacidad: Evolución histórica de la
discapacidad, concepto de discapacidad y nuevo enfoque CIF. Santiago de Chile: Universidad de Chile.
www.cfg.uchile.cl
 RODRÍGUEZ, Isabel y otros. Los alumnos sobredotados. Castilla: Universidad de Castilla –La Mancha. 2006.
http://www.uclm.es/profesorado/Ricardo/AlumnosEE/Sobredotados_2006EdP.doc
 SOTO, Builes Norelly y otros. Módulo Diplomado en Educación para la Diversidad. Universidad de
Manizales, Facultad de Educación, 2005.

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