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T: Adorémosle.
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4. Mirar con los ojos de la fe.
"No mirar nada sino con los ojos de la fe..." nos pide De La Salle.
En los tiempos de cuestionamiento escuché a un Hermano -hoy ya no lo es-
impugnar la fe, arguyendo que la fe es el recurso fácil para justificar todo. Cuán
equivocado estaba. Por un lado la fe es un don y por otro no es recurso alienador
como él argumentaba. Si hiciéramos un diagrama de toda la realidad de nuestra
vida, me imagino que Dios lo abarcaría todo. En algo tenía razón el de la anécdota,
la fe está en todo, no como recurso fácil para justificar sino como "sal" que da
significado a toda la vida.
Poco importa trapear, lavar platos o ser brillante conferencista... lo que importa es
que al hacerlo caminemos por el camino que Dios quiere, que en este caminar,
abiertos a la fe, encontremos a Dios.
Qué vacío llegar al fin de la vida sin fe. John Hilton, psicólogo, realizó un estudio
sobre el apoyo y consuelo de la fe al morir. Llegó a la conclusión de que en la
proporción en que la persona ha integrado la fe en su vida cotidiana, se siente
apoyada y consolada al morir. La fe es un don pero un don que se acepta, se utiliza
y se desarrolla.
Recuerdo a un joven universitario de Ciudad Obregón. Todo lo cuestionaba, todo lo
ponía en tela de duda, Tenía la némesis de Dios, pero se declaraba ateo.
Curiosamente, no faltaba nunca a una conferencia sobre religión. Había mal
digerido a Nietzsche. Terminé por no tomarlo en cuenta, pero un día me preguntó:
"Usted cree que un día yo encontraré a Dios?" Y le respondí: "No. Dios te encontrará
a ti".
Como decía Pascal, el viaje al interior de nosotros mismos es tan profundo y tan
oscuro, que sólo podemos realizarlo acompañados de Dios.
De La Salle inspiradamente nos recuerda que los medios para profundizar en la fe
son la presencia de Dios, la oración y la Biblia. En un tiempo en que la Biblia no
estaba tan difundida como en nuestros días, pedía que el Hermano la llevara
físicamente consigo "para no pasar ningún día sin leer en ella". Al iniciar el
Noviciado, con la sotana y el crucifijo se nos regalaba un "nuevo testamento" en
edición pequeña y muy bien encuadernado. Duraba para toda la vida y la
llevábamos al cinto como un monedero. Recuerdo muy bien cuando, chiquillo de
Primero de Secundaria, teniendo por titular al Hno. Mariano Ramírez, a la hora del
catecismo, se abrió el saco cruzado, vi que sacaba un bulto y creí que era una
pistola... "Ahora si está enojado" pensé... pero no, era para leernos un pasaje del
Nuevo Testamento. Luego esto se volvió rutina para nosotros.
La Biblia no es mágica, pero como palabra de Dios es eficaz. Tengo una alumna en
la universidad, Alina. Ella es cristiana y su Biblia está siempre en su mochila, lista
para orar con ella. Pues bien, al descubrirlo le pedí que nos leyera un pasaje al inicio
de la clase y eran las oraciones más inspiradas. EI ejemplo cundió. Cuando en otra
ocasión pedí a Alina que nos leyera un pasaje, aparecieron otras Biblias, ahora, en
manos de alumnos católicos. El corazón se me llenó de alegría.
Me ha llamado mucho la atención una expresión muy arraigada de nuestra gente
del Norte, "Dios es grande" dicen. Es esta una manifestación de fe, ya inculturada.
Por ejemplo, afirman sin casi pensarlo: "Tuve un accidente, pero Dios es grande..."
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y así salpican constantemente su vida con esta expresión. La fe alcanza todos los
momentos de su existencia.
Pero la fe no es "cafiaspirina" que quita el dolor. Los filósofos nos hablan del dolor
existencial, de la angustia de ser hombres. Podemos vivir con dudas, podemos vivir
con miedos y ser hombres de fe. Más aún sin tomarla como cafiaspirina, "si las
penas con pan son menos".
El dolor, los miedos, las angustias, encuentran salida positiva en la fe. Recordemos
cómo Jeremías reprocha a Yavé "¿Profeta?. No. No hiciste de mí un profeta. Hiciste
un tonto de mi". Te aseguro que en la vida, más de una vez me he sentido como
Jeremías. "¿Para qué acepté venir a este lugar? ¿Como pude haber aceptado esta
responsabilidad? ¿Me necesitaban? Mentira, me utilizan..." son los demonios y los
momentos negros de cualquier vida. En el silencio y la paz interior que da la fe,
terminas concluyendo: "Podría estar en mil lugares y haciendo mil cosas, pero Dios,
hoy, me quiere aquí". iQué seguridad aporta la fe!
La fe, con el tiempo, llega a ser parte constituyente de nosotros mismos, pero como
no es mágica, algunas veces se empolva o pierde su luz. Como todo don, hay que
cultivarlo. Te propongo cuatro prácticas y algunos "consejos amorosos" para
mejorarla y aquilatarla:
1a. Práctica: Sé amigo de ti mismo, no tu crítico despiadado. Con el correr de la vida
tendemos a reprocharnos, a agriarnos, ser exclusivamente críticos de nosotros
mismos. Olvidamos que somos criaturas de Dios, productos de su amor. ¿Te has
fijado que los amigos acentúan nuestras cualidades mientras los enemigos nos
juzgan y condenan?
Tip amoroso:
Haz una lista de las cosas que te gustan de ti mismo. Léela al menos cada semana
y cada semana aumenta tu lista con una cualidad. Haz otra lista de las cosas que
te desagradan de ti mismo y proponte borrar una, progresivamente.
Pregúntate cada semana sobe tus necesidades básicas ¿Duermo lo suficiente,
como sanamente, hago suficiente ejercicio, tengo algunos momentos de relajación,
vivo momentos de tranquilidad? No se puede construir una vida de fe robusta si no
hay autoestima.
2a. Práctica. "Sé amo de ti mismo, no un acusador". Dios colocó al hombre "como
amo y señor del universo". Pero primero tiene que ser amo de sí mismo. No eres
amo si no aceptas la responsabilidad total de tu vida. Siempre culpamos al mundo
externo, a los "otros", al clima, de nuestro proceder. Los acusadores pasan la
responsabilidad de su vida y acción a los factores externos. Sólo quien es dueño de
su vida puede, en la fe, entregarla a Dios.
Ti amoroso:
Sólo por el día de hoy, en la tarde o por la noche, en la soledad de tu cuarto y de tu
persona pregúntate ¿Qué cosas no me salieron bien hoy? ¿Por qué? ¿Asistí a la
oración? ¿Conviví con mis Hermanos? Si tus respuestas son ajenas a ti no estas
siendo dueño de ti mismo. Tu fe se debilita. No eres "dueño y señor de tu vida" y
por lo tanto, tampoco Dios tiene cabida en ella.
3a. Práctica: "Comparte, no aguantes". Las cosas que compartimos con los demás
no nos lastiman. Las cosas que guardamos en nuestro interior, enconan. Se infectan
como una astilla que se hunde en nuestra carne. John Berryman dice que "estamos
enfermos en la medida en que guardamos
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secretos". Con una personalidad enferma, enfermiza o amargada no se puede vivir
de la fe porque Dios es persona y trasladamos a él los sentimientos enfermizos que
abrigamos hacia otras personas.
Tip amoroso:
Busca al buen samaritano que cure tus heridas. Ve y busca a una persona confiable
con quien puedas desahogarte. No busques al amigote, porque sólo reforzará tus
sentimientos negativos. Dale una palmada o estrecha la mano de quien crees que
te ofendió. Relativiza los detalles negativos. Un detalle no puede, no debe amargar
tu vida.
4a. Práctica: "Haz de la oración una parte central de tu vida". El primero y principal
de los ejercicios diarios nos dice el Fundador. ¿Recuerdas aquel viejo canto de los
cursillistas? "Él y yo, mayoría aplastante" decía... La vida es difícil, muy difícil si la
queremos vivir en solitario. Con la oración, la vida se entreteje con Dios. Ya no soy
yo, yo, yo... ya somos, nosotros, nosotros. La oración aporta poder, paz, serenidad,
ilusión. Como Moisés salimos de ella luminosos y transformados. Imposible vivir una
vida de fe sin oración sustancial.
Tip amoroso:
Respóndete, con sinceridad, estas preguntas: ¿Dejo la oración fácilmente? ¿Hay
ocupaciones que justifico. que me impiden estar y hacer oración?
¿Cuántas veces en mi día me he "parado" y he hecho un oración porque siento la
necesidad del Amigo y no porque "es la hora de..."? ¿De veras, la oración, la
Eucaristía para mí son lo más importante de mi día? ¿y los fines de semana... mi
oración se debilita o aprovecho para hacer una oración
un poco más larga y tranquila?
Conclusión
Como ves, lo de "no mirar nada sino con los ojos de la fe", lo de vivir el espíritu de
fe, no es algo etéreo o alejado de nuestras vidas, es algo que vive y palpita en
nuestra vida común y corriente. Con razón el Fundador afirma que "quien no lo tiene
o lo ha perdido se considere como miembro muerto de la comunidad". Claro que
para vivir la fe y de la fe cuentan los factores de personalidad, la sensibilidad
personal, las circunstancias. Eso hace que los santos sean tan variados, pero todos
ellos, hombres de profunda espiritualidad, así sea el sencillo Francisco de Asís, que
recorre los caminos haciendo oración con las "criaturas" o un Tomás Moro, político
y ministro de la Reina, que se santifica en un campo minado por la corrupción y el
afán de placer. Ni hablar de los santos más cercanos a nosotros. Todos tan
semejantes y todos tan diferentes. Un simple y apocado Muciano que se alza a los
altares y un académico que esconde títulos y distinciones como Miguel... ¿y tú?
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LA METODOLOGÍA DEL VER JUZGAR- ACTUAR-REVISAR-CELEBRAR
La larga experiencia educadora de la Iglesia ha generado, por la iniciativa del Card. Cardijn
para la Juventud Obrera Católica de Bélgica, en la primera mitad de este siglo, la ya clásica
metodología del "ver-juzgar-actuar".
De ella, decía el Papa Juan XXIII: "es muy oportuno que se invite a los jóvenes
frecuentemente a reflexionar sobre estas tres fases y a llevarlas a la práctica, en cuanto sea
posible. Así los conocimientos aprendidos y asimilados no quedan en ellos como ideas
abstractas, sino que los capacitan prácticamente para llevar a la realidad concreta los
principios y directivas sociales".
El ver juzgar-actuar surgió como una metodología para la acción transformadora de los
cristianos en sus ambientes y para la superación del divorcio entre la fe y la vida. La Iglesia
Latinoamericana la asumió en Medellín, cuyos documentos siguen exactamente los tres
momentos propuestos. Lo mismo sucedió en Puebla. Santo Domingo la reasumió
explícitamente para la Pastoral Juvenil (cfr SD 1 19), y siguiendo la propuesta del Primer
Congreso Latinoamericano de Jóvenes de Cochabamba, le incorporó dos nuevos
momentos: el "revisar" y el "celebrar". Desde sus inicios, la Pastoral Juvenil Latinoamericana
reconoció en ella la metodología que mejor respondía a las condiciones y exigencias de sus
opciones pedagógicas, y la asumió creativamente. A medida que la fue poniendo en práctica
en diversidad de grupos, situaciones y momentos históricos, fueron apareciendo variantes,
adaptaciones, inclusiones, enriquecimientos de todo tipo, hasta llegar al momento actual
en que es posible reconocer.
Muchos métodos que han surgido directamente de ella y que articulan en pasos concretos
sus intuiciones fundamentales de partir de la realidad, iluminarla desde la fe, proponer una
actitud de conversión y un compromiso transformador, revisarlo y celebrarlo. Más que una
metodología, el ver juzgar-actuar-revisar-celebrar es hoy un estilo de vida y una
espiritualidad, que vive y celebra el descubrimiento de la presencia de Dios en la historia, la
actitud de conversión personal continua y el compromiso para
la transformación de la realidad.
a) VER
Es el momento de toma de conciencia de la realidad. Es partir
de los hechos concretos de la vida cotidiana para no caer en
suposiciones ni abstracciones y buscar sus causas, los conflictos
presentes que generan y las consecuencias que se pueden
prever para el futuro. Esta mirada permite una visión más amplia, profunda y global que
motivará más adelante a realizar acciones transformadoras orientadas a atacar las raíces de
los problemas. Sin pretender ser exhaustivos, puede ser útil a veces, utilizar alguno de los
instrumentos de conocimiento de la realidad que proponen las ciencias sociales. Hay que
tener en cuenta asimismo que ninguna mirada de la realidad es neutra: siempre están
presentes en ella presupuestos teóricos inspirados en criterios, valores, ideologías, etc.
b) JUZGAR
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Es el momento de analizar los hechos de la realidad a la luz de
la fe y de la vida, del mensaje de Jesús y de su Iglesia, para
descubrir lo que está ayudando o impidiendo a las personas
alcanzar su liberación integral, llegar a vivir como hermanos y
construir una sociedad de acuerdo al proyecto de Dios.
Es el momento de preguntarse qué dicen la Palabra de Dios y
los documentos de la Iglesia y dejar que cuestionen la situación
analizada y los presupuestos teóricos que condicionaron la
mirada del momento anterior. Juzgar ayuda a tomar
conciencia del pecado personal presente en la vida de cada
uno y del pecado social presente en las estructuras injustas de la sociedad. Juzgar exige un
conocimiento cada vez más profundo del mensaje cristiano, un ambiente de oración, un
diálogo profundo con Jesucristo presente en la vida de los cristianos y en la vida sacramental
de la Iglesia, una purificación cada vez mayor del egoísmo y una explicitación de las razones
fundamentales que animan la fe. Es un momento privilegiado, pues en él se sitúa lo
específicamente cristiano de esta propuesta metodológica.
c) ACTUAR
Es el momento de concretizar en una acción transformadora lo que se ha comprendido
acerca de la realidad (ver) y lo que se ha descubierto del plan de Dios sobre ella (juzgar). Es
el momento de la práctica nueva y del compromiso. El Actuar impide que la reflexión quede
en lo abstracto. Se debe estar atento para que lo que se
proponga realizar no sea fruto de intuiciones momentáneas o
decisiones voluntaristas, sino fruto maduro de la reflexión
realizada. La acción transformadora es ante todo una acción
liberadora. Parte de las necesidades de las personas y busca
atacar las raíces del problema. Hace participar a otros. No queda
reducida sólo a la esfera de lo personal sino que procura incidir
realmente en la realidad social. Es un proceso lento, y exige
mucha paciencia. Ser agente transformador es ser fermento en
la masa, es hacer de la propia vida un testimonio de fe de la
presencia de Jesucristo en la vida y en la historia y una vivencia
comprometida de su seguimiento. Es colaborar activamente en la construcción de la
Civilización del Amor.
d) REVISAR
Es el momento de la evaluación. Es tomar conciencia hoy de lo realizado ayer para mejorar
la acción que se realizará mañana. Puesto que la realidad es dinámica, la evaluación
enriquece y perfecciona la misma visión de la realidad y, al mismo tiempo, sugiere acciones
nuevas más profundas, críticas y realistas.
Se trata de verificar el grado de cumplimiento de los objetivos y la forma de asumir las
responsabilidades, de evaluar el proceso, de preguntarse por las consecuencias de las
acciones que se están realizando y de encontrar formas para afianzar los logros, superar las
dificultades y continuar avanzando.
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La evaluación valoriza las conquistas alcanzadas, permite experimentar alegría por el
camino recorrido, hace consciente el crecimiento de las personas y pone en común las
experiencias vividas por los jóvenes que compartieron el mismo compromiso. Este es un
momento muy importante de la metodología, muchas veces olvidado o dejado de lado. Sin
él no se pueden alcanzar los frutos esperados. Sin evaluación, la acción deja de ser
transformadora, no se valoran los logros ni se aprende de los errores, no se estimulan
nuevas acciones, el grupo se detiene y muere.
e) CELEBRAR
La percepción de conjunto de todo el proceso: el
descubrimiento del Dios de la vida en la realidad
personal y social (ver), el encuentro con él en la Palabra
(juzgar) y el compromiso por la transformación de la
realidad (actuar), lleva a la celebración gratuita y
agradecida de la experiencia vivida. Para el cristiano, la
fe y la vida están integrados; por eso hay que celebrar
las victorias, los logros y fracasos, las alegrías y tristezas,
las angustias y esperanzas, la vida del grupo, la
penitencia y la conversión, la unión y la organización.
Celebrando la vida concreta se reconoce la presencia de Dios liberador haciendo historia
con su pueblo. El Celebrar revela y alimenta la dimensión litúrgica y sacramental de la
realidad (ver), del discernimiento de la voluntad de Dios (juzgar) y del compromiso
transformador (actuar). La celebración fortalece la fe y pone al grupo y a sus miembros en
contacto directo con el Misterio central del cristianismo: la pasión, muerte y resurrección
de Jesucristo.
https://pastoraldejuventud.files.wordpress.com/2008/09/la_metodologia.pdf
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CANCIÓN DEL PROFETA
http://www.obispadogchu.org.ar/cancionero/11vocacionales/244CanciondelProfeta.htm
RE MI LA
Tú me llamas, Señor,
SOL FA# Sim
y me quieres mandar
RE SI7 Mim
a llevar tu Palabra
RE LA7
por tierra y por mar,
RE MI LA
pero yo no podré
SOL FA# Sim
anunciar tu Verdad,
RE Mim RE
porque soy como un niño
LA7 RE
que no sabe hablar.
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DIOS NECESITA DE LOS HOMBRES
http://musicatolica.me/cancionerocatolico/Song/1458/DIOS%20NECESITA%20DE%20LOS%20HOMBRES.html
C Am C7 F C
DIOS NECESITA LOS HOMBRES, DIOS NECESITA DE MI,
G G7 C Dm G7 C
YO SOY LA ÚNICA BIBLIA QUE LEE LA GENTE TODAVÍA.
C Dm G C
Dios no tiene manos y se sirve de mis manos
G7
para hacer su trabajo de cada día.
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Lectio Divina, 5 de septiembre del 2019
“JESÚS SE SENTÓ Y ENSEÑABA A LA GENTE DESDE LA BARCA”
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Con esta bella imagen de la barca, el Señor nos habla de los elementos
necesarios para un auténtico seguimiento de Jesús.
1) Jesús provoca una situación absurda. Él sabe muy bien que la pesca
se hace de noche y no de día. Pero, en nombre de Jesús, Pedro echa las
redes de día en el mismo sitio en que no había pescado nada de noche. Y
las redes se rompían de la gran cantidad de peces. ¿Qué pretende el
Señor? Que nos fiemos de su Palabra.
3) Jesús le quita el miedo. ¡No tengas miedo! El que está con Jesús no
tiene miedo a nada ni a nadie.
Los mismos demonios confesaban que Jesús era el ‘Hijo de Dios’, pero
como los doctores de la Ley y los malos fariseos no tenían la capacidad
de asombrarse, estaban cerrados en su autosuficiencia, en su soberbia.
Pedro reconoce que Jesús es el Mesías, pero confiesa que es un pecador.
Los demonios llegan a decir la verdad sobre él. Mientras que los doctores
de la Ley si bien dicen es inteligente, es un rabino capaz, hace milagros,
no dicen somos soberbios, somos autosuficientes, somos pecadores. La
incapacidad de reconocerse pecadores les aleja de la verdadera confesión
de Jesucristo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 3 de septiembre de 2015, en
Santa Marta).
5.- Propósito. Durante todo el día pensaré quién es ese Jesús que me ha
llamado. ¿Sé valorar lo que llevo entre manos? ¿Caigo en la cuenta de lo
maravilloso que es trabajar con Jesús?
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6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le
respondo con mi oración.
https://www.iglesiaenaragon.com/lectio-divina-5-de-septiembre-de-2019
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