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PENSAMIENTO PEDAGOGICO DE MARIE POUSSEPIN

El Proyecto pedagógico y de caridad de la Hermana Poussepin, está


enmarcado muy cerca de Jesús, en su pedagogía, que no es otra que la
pedagogía del Amor. (1996 funda la comunidad, muere en 1744. Hermanas
de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen).

La moral es algo tan intrínseco del ser humano, que moldea su forma de ser,
es por ello que además de la ciencia, valores religiosos, éticos y culturales,
tenemos que tener la Moral como la casa sagrada de nuestros pensamientos,
de nuestra espiritualidad interior, mi propio yo. Mi verdad y única realidad ante
la vida.

Al igual que en la época de que la hermana Poussepin inicio su apostolado en


el siglo XVII, el mundo tenía una distribución similar; una dinámica continua de
mayor concentración de la gente en las ciudades que en el campo; es por ello
que igual que ayer, hoy se sigue educando no solo en lo individual, sino
también en lo social y ante todo se concibe al hombre como un sujeto histórico
capaz de promover proyectos alternativos impregnados en el evangelio
(Pedagogía del amor); esto nos lleva a responder desde la educación a las
necesidades del mundo actual que llevan a evidenciar la verdad, la libertad, la
justicia, la solidaridad, el respeto, la paz y el amor por la vida y otros
valores que favorezcan el desarrollo de la persona humana, ante la
imperante necesidad de formar líderes educadores que sean capaces de
intervenir su medio y unir tecnología, medios de comunicación, formación
académica, política, cultural, intelectual y social, con la trascendencia del ser y
con el fortalecimiento de actitudes y valores que le comprometan con una labor
formativa y transformadora, para llegar a formar líderes, políticos, económicos,
sociales, es decir, personas capaces de transformar la individualidad de las
personas con la comunidad.

En su época la hermana Poussepin se basó en el modelo de Jesucristo


manifestación viva de Dios, rescatando la dignidad de la mujer en su papel de
ama de casa discriminada por la sociedad; desde sus inicios ella plantea una
transformación de vida basada en la formación cristiana. Hay que destacar que
la hermana Marie Poussepin es una gran visionaria, porque fue capaz de
adelantarse a la época por muchas generaciones, ya que su enseñanza aún
tiene vigencia y no es de dudarlo que la tendrá por muchos años más, es por
ello que las enseñanzas de Maríe Poussepin las podemos comparar con la
palabra viva de Jesucristo que es vigente ayer, hoy y siempre, la obra de esta
gran mujer es un continuo diálogo entre el pasado y el presente, (siglos 17 y
21) su pensamiento pedagógico es una manera propia de pensar es “SER

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HACEDORES DE HOMBRES”, al igual que el evangelio de Cristo, pide
creatividad, riesgo, dinamismo y comunión. Cada religión nos enseña una
manera muy particular de interpretar la vida y nuestro universo, por ejemplo, la
religión católica piensa que el hombre fue creado a imagen y semejanza de
Dios, y no puede encontrar su plenitud sin la entrega sincera a los demás; la
dignidad, la igualdad, es “solidaridad dinámica y complementariedad”, además
de promover su libertad para que el hombre alcance una verdadera vida de
hijo y hermano con libre albedrio, por el cual se preocupa la iglesia, los obispos,
las encíclicas como expresión del papa; los documentos de Puebla, Santo
Domingo y Medellín, todos estos documentos expresan con claridad la misión
de la iglesia en la educación “La iglesia educa y humaniza cuando evangeliza”,
la educación bien sea formal o no formal, es un medio pastoral, propio de la
evangelización. La educación tiene cuatro pilares fundamentales del saber:
Humanización, integración y función crítica, ser agentes del cambio; al igual
que la hermana Poussepin aprendió del carisma de Fray Domingo Guzmán;
que dice que la educación no es solo una misión, sino una manera de SER y
de VIVIR. Es imposible enseñar la palabra, sin vivirla y llevarla a la comunidad;
es armonizar mis enseñanzas con las necesidades de la comunidad, una vida
con pasado, presente y futuro.

Otro legado de su enseñanza es que ha dejado una profunda huella en la


humanidad, cuando escribe “Los padres son los forjadores de la fe,
corresponde a los maestros continuar forjando estos principios de fe”.

La hermana Poussepin, desde muy joven le tocó ponerse al frente de la


industria familiar, pero ella misma había formado a su hermano para asumir
esta responsabilidad. Fe, seguimiento de Cristo y compromiso de vivir el
evangelio, paz, confianza, libertad y verdad, fueron los principios que inculcó a
su hermano, y a las personas que la conocieron. Ternura, compresión con la
juventud, amor al trabajo: “Haced siempre lo que podáis, jamás estéis de mal
humor y siempre estad dispuestos a hacer el bien, la verdadera caridad nos
conduce a la humanidad” , les enseñaba. La hermana Poussepin, fue urgida
por el espíritu, fue una gran pedagoga, también sostenía que nos e necesitaba
hacer grandes cátedras para enseñar, sino dejarse llevar por el espíritu de la
caridad, manejaba un lenguaje claro, preciso y firme para expresar
concretamente sus objetivos, tenía una gran prudencia, paciencia y además un
verdadero sentido social.

Escribió las reglas de la comunidad con un gran sentido de elevación espiritual


y delicadeza, discerniéndose a través de ellos gran seriedad en los consejos,
era una gran visionaria y tenía una vocación divina por la educación y por
cuidar a los enfermos, esa era su verdadera misión en la tierra. Les inculcaba
a sus hermanas que no fueran carga para nadie, que lograran subsistir por sus
propios medios, sus reglas no eran para cumplirlas por cumplir, sino que
estaban concebidas como un verdadero compromiso desde el interior hacia los

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demás develados por la inspiración divina para fomentar la educación
Cristiana. “ El hombre no es el mero hombre que se aprende de memoria, es
el que se da plenamente a los hombres”. A través de la oración, la buena
lectura y la caridad. El maestro debe ser testimonio, “no habléis, haz que te
miren, ten una manera propia para corregir, edificar, es mejor la dulzura que la
severidad, ser rápido a lento según la necesidad, conocer que remedios deben
emplearse en cada ocasión.”, el trabajo es la expresión de gratitud por lo
aprendido.

Finalmente podemos concluir que la enseñanza de la hermana Poussepin


sigue vigente; a pesar de que hoy el hombre es destruido por el afán de
realizarse a sí mismo, ha pedido el apoyo en el sentido trascendente y amoroso
de la vida, por el afán del poder, de la riqueza y el placer, este estado da
entrada libre a la violencia, el robo, la corrupción, el irrespeto y el vacío
existencial, la sociedad de consumo trae como consecuencia la idolatría del
ego, estos son consecuencia del amordazamiento a la verdad. Muy lindo el
aporte pedagógico de la hermana Poussepin, pero hoy las instituciones
educativas y los centros de salud que ella promovió con la insignia de la
caridad se han convertido en centros de captación capitalistas, se han dejado
picar el gusanillo de la productividad y los resultados económicos, y han dejado
de lado las enseñanzas de su fundadora. Casos muy concretos se viven en
nuestras universidades Católicas, que son de las más costosas de la ciudad,
dirigidas por particulares que buscan resultados económicos dejando de lado el
verdadero impacto social que podrían generar en la sociedad. Es cierto que
las enseñanzas están en la filosofía de los colegios que siguen sus principios,
pero es triste decirlo están en su filosofía, pero no en el corazón de los
docentes, de los médicos y de la enfermeras que laboran en sus instituciones.
Vale la pena rescatar que pese a sus deviaciones, estos centros si tienen un
sello deferente de buen trato que los hace más amigables, pero no totalmente
deseables. El sueño de una pedagogía ideal basada en las enseñanzas de
Cristo, se ve empañado por una sociedad de consumo, por un capitalismo
salvaje, que pide resultados y que a su vez se los exige a todos los que
intervienen en el proceso. Es un sistema viciado por el mundo global, por el
afán de seguir el ritmo acelerado de la modernidad, que no le permite hacer un
pare para reflexionar sobre las raíces del evangelio, porque la verdad sobre
Cristo se convierte en una mentira andante y una verdad amordazada. Es
decir se dice que se es Cristiano sin vivirlo de corazón, y además se frenan
para aceptar que creen en las enseñanzas de Cristo, por temor a la burla o al
rechazo.

Gracias hermana Poussepin por su gran aporte a la pedagogía Cristiana,


gracias por su caridad y amor. Porque al igual que la palabra de Cristo y su
pedagogía están un poco abandonadas, pero no han sido olvidadas,
simplemente el hombre no está dormido, está distraído por todos los placeres

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que le presenta el mundo actual, pero también es cierto que el hombre está
volviendo su mirada hacia la verdadera espiritualidad. Nuestros maestros
seguirán siendo la prolongación de una vida llena de Amor en Jesucristo y de
Proyección y verdadera entrega de conocimiento a la humanidad.

Queda una reflexión final: ¿Será posible que exista coherencia en los centros
de enseñanza católicos y cristianos entre lo que predican y .lo que practican?,
¿qué nos hace falta para lograr este estado ideal de comunicación?; ¿Será que
los Colegios y Escuelas de las Hermanas de la Presentación Marcan la
diferencia pedagógica, con respecto a los demás centros de enseñanza?.; ¿Es
viable un trato amable a la juventud como lo propone MARIE POUSSEPIN?..

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