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Introducción
Objetivos generales
Objetivos específicos
Esta tecnología fue estudiada en el antiguo Egipto, pero solo logró materializarse
durante el desarrollo de la civilización griega. Entre 1480 y 1510 en plena época
renacentista, Leonardo Da Vinci esbozó sus primeros diseños de una máquina
voladora, propulsada por un tornillo giratorio o rotor helicoidal de gran tamaño.
A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX la curiosidad del ser humano y sus ganas
por volar generaron una carrera por la innovación sin precedentes. Alberto Santos
Dumont y los hermanos Wilbur y Orvile Wright compitieron intelectualmente por
realizar el primer vuelo del hombre en un artefacto más pesado que el aire y con
propulsión propia. Fueron los dos últimos los que redefinieron el diseño de la hélice
para la aviación. Los Wright descartaron la vieja idea de que las hélices de los
aviones deberían basarse en tornillos, reinterpretaron los principios básicos y
postularon que el diseño de la hélice debería asemejarse más al perfil aerodinámico
de un plano. Así como los planos generan sustentación a través del aire por su perfil
específico, las palas de la hélice también lo hacen, pero sobre un eje distinto
convirtiendo esa sustentación en empuje. Los hermanos estadounidenses
generaron en sus hélices una marcada torsión desde la raíz hasta la punta de las
palas buscando un empuje de aire mucho más homogéneo.
Para entender cómo una hélice mueve una aeronave a través del aire, es necesario
mirarla desde una perspectiva aerodinámica más que mecánica. Existen dos tipos
de movimiento asociados con las palas de la hélice, encadenado el uno al otro:
movimiento rotacional y movimiento hacia adelante. El movimiento rotacional lo
genera el motor con sus componentes obligando a la hélice a girar, por ejemplo las
hélices de paso fijo giran a las mismas revoluciones por minuto que el cigüeñal del
motor por su conexión directa. El movimiento hacia adelante, es un efecto
aerodinámico generado por la morfología o perfil de las palas al momento del giro.
Cuando un álabe se mueve hacia abajo, se mueve simultáneamente hacia adelante.
Las palas de la hélice presentan una variación angular o torsión desde su raíz hasta
la punta, el motivo de este diseño es para garantizar la sustentación o empuje
uniforme desde el centro hasta la punta de la hélice. A medida que la pala gira, hay
una diferencia en la velocidad real en las diversas porciones de la pala. La punta se
desplaza más rápidamente que la parte más cercana al centro, porque recorre una
mayor distancia que su raíz en el mismo periodo de tiempo. Al generar la torsión a
lo largo de la pala se busca que la velocidad de la raíz corresponda con la velocidad
de la punta y así garantizar sustentación uniforme en toda la longitud de la pala. Un
álabe de una hélice recta o diseñada con el mismo ángulo de incidencia en toda su
longitud sería ineficiente porque a medida que aumenta la velocidad aerodinámica
en vuelo, la porción cerca del centro o raíz tendrían un ángulo de ataque negativo,
mientras que la punta de la pala estaría en pérdida.
Las hélices cuyas palas no pueden variar su ángulo de incidencia, se conocen como
hélices de paso fijo. La posición de los álabes es establecida por el diseñador de la
aeronave y no presenta ninguna variación posible, es inmodificable.
Cada fase de un vuelo (ascenso, crucero y descenso) se ve afectada por diferentes
características aerodinámicas y la hélice de paso fijo al no poderse modificar
sacrifica rendimiento dependiendo de la fase a la que se enfrente. Una hélice de
paso fijo alcanza el mejor rendimiento solo en una determinada combinación de
velocidad/rpm y se utiliza cuando es necesario cumplir con un diseño de bajo peso,
simplicidad, menor mantenimiento y bajo costo.
La hélice está generalmente montada sobre un eje, que puede ser una extensión
del cigüeñal del motor. En este caso, las rpm de la hélice serían las mismas que las
rpm del cigüeñal. En algunos motores, la hélice está montada sobre un eje
engranado al cigüeñal del motor. En este tipo, las rpm de la hélice son diferentes a
las del motor.
Las rom están reguladas por el acelerador, que controla el flujo de combustible al
motor. En una altitud dad, cuanto mayor es la lectura del tacómetro, mayor es la
potencia de salida del motor.
CAPITULO 4
Está claro que la hélice funciona en términos aerodinámicos como los planos de un
avión, pero en un eje vertical rotatorio. Lo que para los planos se define como
sustentación equivale al empuje para las palas de la hélice.
Los álabes se diseñan con una torsión desde la raíz hasta la punta para garantizar
un empuje homogéneo a lo largo de toda la hélice.
En el sistema de paso fijo siempre existirá un sacrificio de rendimiento en alguna
fase del vuelo, pues por diseño del fabricante la hélice solo será eficiente en un
determinado momento (ascenso o crucero) y no se podrá adaptar a las diferentes
condiciones o etapas.
Las primeras hélices de paso variable estaban pensadas para ser ajustadas en
tierra, antes de encender el motor y tan solo ofrecían dos alternativas opuestas sin
puntos intermedios: paso bajo o paso alto.
Las hélices de velocidad constante son ideales para alcanzar un mayor rendimiento,
pues a diferencia del sistema fijo, el piloto tiene la capacidad de modificar el ángulo
de las palas según las exigencias del vuelo, se controlan las rpm’s del motor con el
paso de la hélice y no con la potencia como se presenta en el sistema de paso fijo.