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Cada mañana nos levantamos y comenzamos nuestro día tomando decisiones “¿Qué
desayunaré”, “¿Qué ropa debo ponerme?” o “¿Qué ruta tomaré para el trabajo o escuela?”,
son pequeños cuestionamientos que requieren una acción de decisión, y para poder hacerlo
requerimos de un valor y un derecho llamado libertad, el cual la RAE define como: “facultad
natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es
responsable de sus actos”1. Esta facultad también la ejecutamos en acciones más
importantes como ¿Qué carrera elegir? O ¿con quién me casaré?, etc. Lo importante es
que tal libertad no es absoluta, es decir, aunque puedes elegir hacer entre una u otra cosa,
esta libertad tan valiosa para el ser humano, el sentir que nada lo ata y que es dueño y
señor de su destino y acciones, se topa con una pared de limitantes, ¿acaso hay límites
para la libertad? Así es, este límite es llamado responsabilidad, la cual es definida como
“capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las
consecuencias de un hecho realizado libremente”. 2 Alguien alguna vez dijo “con un gran
poder viene una gran responsabilidad” 3 ¡Y cuan gran poder es la libertad! El costo de ejercer
el libre albedrio, es también la autorregulación por medio de otros valores o facultades
naturales, la libertad significa responsabilidad. Estos límites son marcados por la propia
conciencia y los valores que cada uno consideremos parte de nuestra ética personal. Pero
existen otras regulaciones externas, las leyes, que plantean hasta qué punto tu libertad
atenta con la libertad de otra persona, o con el bienestar, etc. Es tan fácil como esto, tu
libremente decides pasarte un semáforo en rojo porque llevas prisa, al cruzar arroyas a una
persona. Nadie impidió que hicieras tal acción, fuiste libre para ejecutarla, sin embargo,
atentaste contra la vida de otro ser humano, automáticamente eres acreedor a una deuda
Como vemos, todo el actuar de un ser libre y consciente como lo es el hombre, está
regulado por otros valores naturales, que ayudan a crear un equilibrio moral y ético, así
como social y personal. Prácticamente no existe la libertad absoluta, porque ello atentaría
con el bienestar de los demás, la sociedad necesita regulaciones para subsistir y para
desarrollarse. Vivamos nuestra libertad con responsabilidad, y procuremos la justicia.