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Germán
Sánchez
Otero
DEPÓSITO LEGAL:
ISBN:
RIF:
José Martí
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«Un día pasa, pero un momento no», dice una máxima india.
Entre el 2 de diciembre de 2002 y el 3 de febrero de 2003 fluye-
ron en Venezuela sesenta y tres días que configuran un momento
singular de la historia de ese país: el llamado golpe petrolero, uno
de los procesos políticos más complejos vividos por cualquier re-
volución en el mundo, de enseñanzas perdurables y diversas.
Ese segundo intento para derrotar la Revolución Bolivariana,
luego de fracasar la asonada del 11 de abril, tuvo igual desenlace:
el pueblo ganó otro laurel que le permitiría tener el mando de
la estratégica industria petrolera, base de la economía nacional y
principal instrumento de la conspiración contra el gobierno boli-
variano hasta aquella fecha.
Este libro se inicia con el mensaje que trasladara Chávez al
pueblo en la madrugada del 14 de abril de 2002, cuando reasume
la presidencia en Miraflores. Nuestra evocación busca tejer las
complejas dinámicas políticas y conspirativas que ocurren desde
el despegue hasta el fracaso de la conjura fascista –el 3 de febrero
de 2003–, cuyo nudo gordiano es el sabotaje petrolero. Y también
descorremos el telón para mirar de cerca la epopeya que muchos
creían imposible: reactivar Petróleos de Venezuela S. A. (Pdvsa)
en apenas dos meses.
Al igual que en nuestro reciente libro Abril sin censura, trata-
mos de involucrar a los lectores en la trama real, ofreciéndoles
. . II . .
. . III . .
. . IV . .
En ningún país del mundo la empresa estatal petrolera se había
paralizado dañada por los propios directivos y gerentes. ¿Cómo
explicar la existencia de una capa elitista tan antinacional y de
inclinaciones fascistas en la industria petrolera venezolana?
Al cabo de un siglo de haber comenzado a explotar su rique-
za petrolera en 1902, Venezuela no había utilizado esa poderosa
influencia en beneficio del desarrollo integral de la sociedad. Du-
rante casi cuatro décadas del pasado siglo (desde los años treinta
hasta los sesenta) fue el mayor exportador de oro negro del mun-
do e incluso después se ha mantenido entre los primeros.
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Hugo Chávez
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formal. Que esta tragedia que nos ha ocurrido a todos sirva para
fortalecernos, para debatir, para solucionar, para ser más eficien-
tes, para tener un compromiso mucho más firme».
El siguiente paso que da el primer mandatario es constituir
la comisión presidencial coordinadora del diálogo y el debate
nacional. El 28 de abril esta se reúne en Miraflores, bajo la con-
ducción de José Vicente Rangel, quien es nombrado coordinador
general y pronto sería designado vicepresidente ejecutivo.
Al final, Chávez sorprende a todos con un inusual breve dis-
curso, en el que expone tres ideas centrales:
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Entre los golpistas citados a la asamblea está el general Manuel
Rosendo, cuya cara parece más redonda y cebada sin careta.
Declara que el 10 de abril uno de sus ayudantes había escucha-
do una conversación entre José Vicente Rangel y el alcalde de
Caracas Freddy Bernal, en la que ambos hablaron de movilizar
los círculos bolivarianos para enfrentar con violencia la marcha
opositora del 11 de abril. Según el informante, escuchó a Ran-
gel decir: «Nuestra gente debe estar armada con piedras, palos y
cuchillos». También alude a una reunión en Miraflores del Alto
Mando Militar y el Presidente, celebrada el 7 de abril, en la que
participara el fiscal general Isaías Rodríguez como asesor. Ro-
sendo asegura que delante del fiscal se habló de desplegar esas
«organizaciones violentas» para contrarrestar la huelga que se
iniciaría el 9 de abril.
Rangel y el fiscal no demoran en desmentir el embuste de Ro-
sendo, tan grueso como su pesado cuerpo.
La infamia sirve para desatar una furibunda campaña oposi-
tora, cuyo propósito es exigir la renuncia de Rangel e Isaías y se-
guir satanizando los círculos bolivarianos. Frente a ello, Chávez
realiza varios pronunciamientos en defensa y promoción de esas
organizaciones populares que crecían como espuma, orientadas
en forma directa por el verbo del líder. «Si estás de acuerdo con
esta revolución organiza un círculo bolivariano. Es mentira que
son hordas asesinas», decía.
En el caso del fiscal, los voceros de la contrarrevolución insis-
ten en que el compromiso suyo con Chávez haría que no procesa-
ra las denuncias que venían haciéndose por abogados y políticos
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rada consigna «se va, se va» y el hecho de que todos los oradores
pidieran la renuncia del Presidente hacen suponer a los incautos
que el tiempo en la cálida Maracaibo se había congelado.
La respuesta del pueblo bolivariano a los actos de la oposición
en junio es una gran concentración en Maracay, denominada Ope-
ración Rescate de la Constitución. Elías Jaua, director de Política
del Movimiento V República (MVR), asegura en su discurso que el
pueblo continuaría en la calle hasta que se derrotara la conspira-
ción de manera cívica y pacífica, y reafirma el compromiso de los
bolivarianos «con la paz, la revolución, la democracia participativa
y el liderazgo del Presidente». Los chavistas también realizan con-
centraciones durante junio y julio en Caracas y otras ciudades del
interior y permanecen en vigilia para impedir que los adversarios
se movilicen hasta Miraflores. «¡No pasarán!», dicen resueltos.
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Al finalizar agosto, cuatro meses después del golpe, salvo los héroes
bolivarianos de Puente Llaguno –acusados injustamente–, no hay
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El rechazo de la oposición a la comisión presidencial para el
diálogo y la urgencia en evitar que los sectores más irracionales
de aquella empujaran al país hacia un laberinto, motivaron que
Chávez buscara un actor internacional que pudiera servir de faci-
litador de las conversaciones entre el gobierno y sus adversarios.
Casi un mes después que el expresidente de Estados Unidos
Jimmy Carter visitara Cuba el 12 de mayo, tuve ocasión de hablar
en Miraflores con Chávez. Quería actualizarse en nuestra versión
sobre la parálisis del suministro de petróleo de Pdvsa a Cuba, que
venía ocurriendo debido a las maniobras de varios gerentes de esa
empresa desde el 15 de abril. Percibo a Chávez molesto, y orienta a
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Los meses finales del año fueron cada vez más intensos. Todos los
sectores de la oposición daban muestras de que era posible derro-
tar a Chávez en poco tiempo. Aunque continuaran las diferencias
y conflictos entre ellos, la embajada de Estados Unidos les hace
comprender cuatro ideas básicas:
1. Chávez no va a renunciar solo con presiones políticas;
2. es necesario planificar las acciones, no desesperarse y tener
una dirección unificada y una propuesta de gobierno concertada
previamente;
3. la maniobra principal debe ser un paro nacional que incluya
el sector petrolero, para desestabilizar a tal extremo el país que
Chávez acepte renunciar y adelantar las elecciones o las fuerzas
armadas se lo exijan cuando todo sea ingobernable;
4. si no renuncia y no lo destituyen los militares, el objetivo
es derrotarlo en las urnas antes de marzo de 2003, una vez que se
logre la bancarrota económica y el caos, y la mayoría de la gente
quiera que él se vaya al percibir que la única salida a la crisis es
un gobierno apoyado por los sectores económicos, la gerencia de
Pdvsa y Estados Unidos.
El 11 de septiembre sectores fascistas de la clase media del
este de Caracas realizan una acción de calle que divide a la oposi-
ción: «el trancazo».
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Chávez quiso neutralizar a los empresarios que decidieran sumar-
se al paro. El 7 de septiembre declara que había ordenado preparar
un decreto «para aquellos empresarios golpistas que están cerran-
do sus empresas». Aunque no explica los alcances del decreto, de-
fiende que los trabajadores tomaran el control de las industrias
que fueran cerradas por sus dueños. Tales declaraciones provocan
reacciones furibundas de los presidentes de Fedecámaras y de la
CTV y de varios dirigentes opositores. Todos afirman que tal de-
creto sería inconstitucional por irrespetar la propiedad privada.
Carlos Ortega lo expresa así: «Viola el artículo 116 de la Constitu-
ción y marca el mismo rumbo de la política económica de Cuba».
Dos días después, la ministra del trabajo María Cristina Iglesias
aclara que el posible decreto para controlar las empresas en caso
de paro estará siempre ceñido al marco constitucional y legal vigen-
te. Dos semanas más tarde, la procuradora general de la República,
Marisol Plaza, dice que el Ejecutivo aplicaría mano dura contra los
empresarios que decidan sumarse al paro, al que califica de ilegal.
Sobre el decreto anunciado por Chávez, la procuradora dice que fa-
cilitaría una solución «en algún caso aislado de algún patrón que
esté en una crisis económica». Afirma además que permitiría que
esa empresa no realice despidos masivos y establecer mecanismos
de conexión con los trabajadores para mantener la producción.
Al respecto, mi amigo el embajador me comenta vía telefónica:
«En verdad yo entendí que el Presidente quería hacer un decreto
para intervenir las empresas que actuaran contra los intereses de
la nación; ese es un derecho constitucional y puede ser de im-
periosa necesidad para derrotar el plan desestabilizador». Luego
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A pesar de los esfuerzos de Alí Rodríguez para estabilizar la situa-
ción interna en Pdvsa y lograr mayor eficiencia, la actividad cons-
pirativa allí no cesa. Por ejemplo, resulta usual el envío de correos
electrónicos para convocar a las movilizaciones contra el gobierno
y el empleo en ellos de consignas contrarrevolucionarias.
Hasta el 21 de octubre –día del paro por doce horas– los ge-
rentes comprometidos en la conjura actúan de manera taimada.
En esa fecha comienzan a cumplir con formas más abiertas su
desempeño en el plan contrarrevolucionario. Lo primero que los
marca es su apoyo al paro de ese día.
Juan Fernández –un joven espigado y de cara rosada– se con-
vierte en el principal vocero de los gerentes petroleros. Dice: «Antes
que empleados de Pdvsa, somos ciudadanos de este país, ampara-
dos por la Constitución para manifestar libremente en apoyo a una
consulta electoral inmediata». La coartada había sido bien montada.
El ensayo del 21 de octubre prueba que en Pdvsa la mayor par-
te de los gerentes de la nómina ejecutiva y mayor están sumados
a la idea de sacar a Chávez del poder. En Caracas deja de trabajar
el 80 por ciento de ellos, mientras que en las áreas productivas no
asiste entre el 50 y el 80 por ciento.
Las acciones dentro de las sedes principales de Pdvsa en Cara-
cas se orientan a mantener activo el ambiente de protesta. Ocurren
marchas internas, que luego salen a las calles adyacentes, asam-
bleas generales y reuniones de gerencias. También se define la
organización para actuar en el paro por parte de cada gerencia y
por piso. Algunas son grabadas por el personal de La Campiña
y manos bolivarianas envían esos registros a Gustavo Pérez Issa.
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Con el transcurso de los días disminuye la asistencia del público a
la plaza de Altamira. Al cumplirse el primer mes, el 22 de noviem-
bre, con ciento dieciséis militares incorporados –casi todos involu-
crados en el golpe y algunos retirados– deciden conmemorar el ani-
versario con una larga jornada para avivar la llamita. Primero una
misa y un rosario, después foro-debates donde le dan la palabra
por diez minutos a cada militar y para animar lanzan al aire globos
y fuegos artificiales. En ese ambiente de regocijo Medina Gómez
proclama henchido: «No es posible otro resultado que la victoria».
El 18 de noviembre ocurre una aparente crisis en las relacio-
nes entre los uniformados de Altamira y el sector civil de la opo-
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El 1ro. de octubre estalla un conflicto dentro de la Policía Me-
tropolitana –adscripta a la Alcaldía Mayor de Caracas– debido a
una huelga de sus miembros. Ello provoca el descontrol de los
mandos sobre la principal fuerza policiaca de la capital, con diez
mil efectivos.
Esta peligrosa situación hizo que el 16 de noviembre el pre-
sidente Chávez decidiera intervenir la Policía Metropolitana con
fuerzas de la Guardia Nacional y el Ejército, bajo la dirección del
jefe de la guarnición de Caracas, el general García Carneiro. El
operativo es impecable y no hay violencia. Sin embargo, desata la
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Pese al aumento del precio del petróleo –logrado sobre todo por
el liderazgo de Chávez en la OPEP– y los esfuerzos del gobier-
no para estimular el crecimiento, la situación económica, lastrada
por graves problemas creados en la IV República, se degradó bas-
tante después del golpe de abril debido a la inestabilidad política
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Ninguna circunstancia inhibe el buen humor de Chávez. Una no-
che de octubre, en su oficina de Miraflores me narra el cuento
«La nube negra», que los adversarios quisieron usar contra él y
ocurrió a la inversa. Con su gracia proverbial y aunque tenía ronca
la voz, pude disfrutarlo a mis anchas y reafirmar que el gracejo es
para él savia de vida.
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PARTE DE GUERRA
3 DE DICIEMBRE
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PARTE DE GUERRA
5 DE DICIEMBRE
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Chávez pone énfasis en esta idea, que es crucial: «No nos en-
gañemos a nosotros mismos, las únicas variantes son revolución o
fascismo, paz revolucionaria o guerra contrarrevolucionaria. Para
ello el único camino es profundizar la revolución con apego a la
Constitución».
Evalúa con realismo la situación que se viene encima y conclu-
ye que no es posible evitar esa embestida, pero sí derrotarla. Es
necesario prepararnos para todo, dice, incluso para otro intento
de golpe; si les fallan sus variantes violentas y la maniobra de un
referendo consultivo, optarán por un referendo revocatorio. Va-
mos a hacer como Ezequiel Zamora en la batalla de Santa Inés:
que el enemigo mueva todas sus fuerzas, no importa cuánto avan-
ce; vamos a llevarlo hasta nuestra última línea de defensa y allí
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PARTE DE GUERRA
6 DE DICIEMBRE
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Mi amigo el embajador me invita a almorzar veinticuatro horas
después de la masacre de Altamira.
—Escojamos un restaurante discreto del oeste, después nos
ponemos de acuerdo –me dice en adelanto de sus intenciones y
bastante tenso.
Esperé tres días en realizar el encuentro, hasta que la alarma
roja devino amarilla. Cuando llegué él me esperaba sentado en
una mesa apartada. Tenía la servilleta en forma de babero sobre
la corbata y al verlo le digo en broma:
—Oye, eso es típico de los gordos.
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El 7 de diciembre en la noche el presidente Chávez cita a Rafael Ra-
mírez al Palacio para comer juntos y hablar sobre la situación petro-
lera, antes de pronunciar su discurso en la concentración popular que
ardía frente a Miraflores. Cuando Rafael entra al salón de espera ve
que se encuentra también allí el presidente de la Cámara Petrolera
y miembro de la junta directiva de Pdvsa, Hugo Hernández Rafalli.
«¿Qué hace este infiltrado aquí?», se pregunta Rafael al recordar el
historial del oportunista empresario zuliano. «¿Quién lo llamó», sigue
preocupado mientras observa al gordo comiéndose unos tequeños
sentado a dos metros de distancia suya, cerca de la pequeña capilla
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PARTE DE GUERRA
8 DE DICIEMBRE
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Y entretanto se desarrolla la guerra en los diversos escenarios,
¿qué sucede en la Mesa de Negociaciones?
Facilitador del diálogo, el secretario general de la OEA decide
instalarse sin tiempo definido en el hotel Meliá Caracas y estirar
al máximo su paciencia y habilidades. Es la primera vez que se
ausenta tanto tiempo de su oficina en Washington.
Hombre metódico, todos los días va al gimnasio. Posee un
rostro hierático y la cadencia de su voz es monótona. También
practica tenis y es coleccionista de pinturas. En esos días del paro,
se le oía hablar con satisfacción sobre una obra del pintor cinético
venezolano Carlos Cruz Diez, que recién había adquirido –decía–
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PARTE DE GUERRA
9 DE DICIEMBRE
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PARTE DE GUERRA
10 DE DICIEMBRE
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—Yo no sé, pero seguro que deben estar comiéndose los hí-
gados…
Los cacerolazos más conspicuos de la oposición se producen
en las urbanizaciones de los pudientes. En Caracas se destacan
Prados del Este, Altamira, Los Palos Grandes, El Cafetal y Chuao,
entre otras. Los chavistas se explayan en todos los barrios popu-
lares como El Valle, Catia, La Vega, San Juan. En algunos sitios
intermedios, donde habitan ciudadanos de ambos bandos, se pro-
ducen ruidos más estrepitosos y pugnas por conquistar los espa-
cios en los cuales concentrarse cada noche.
En los primeros días de diciembre surgen reglas tácitas. Por
ejemplo, en las urbanizaciones los cacerolazos comienzan a las
ocho de la noche, mientras que en las parroquias populares se
inician dos horas más tarde.
La masacre de Altamira y la campaña desatada por los diri-
gentes opositores exacerban al máximo las pasiones. Los oposi-
tores inician desde entonces la modalidad de la guarimba: grupos
de vecinos se desplazan en las noches a pie cerca de sus residen-
cias, con sus instrumentos sonoros, banderas y pancartas, para
expresar sus consignas contra Chávez y asediar sin contempla-
ción las viviendas donde viven simpatizantes de la revolución. Si
estos intentan atacarlos solo tienen que refugiarse en la guarim-
ba: su casa.
Cada noche la guarimba de mi vecindario se detiene en la calle
Cocorote, frente a nuestra residencia oficial, que el embajador an-
terior le puso un nombre bien cubano, «La Habanera», sin sospe-
char que el siguiente morador y su esposa serían pinareños, razón
por la cual aceptaron gustosos esa identidad.
La Habanera fue incluida en el itinerario nocturno de los gua-
rimberos del barrio, que no fallaron en su puntual visita durante
más de sesenta lunas.
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Una vez detenidos los buques, la producción de crudo, las dos prin-
cipales refinerías y la producción de gas doméstico, se arrecia la
campaña para acrecentar las compras nerviosas que acentúen la
escasez de combustible. Esta ciertamente existe debido al sabotaje
realizado a los sistemas automatizados de los grandes depósitos
distribuidores mayoristas y a la parálisis de cientos de camiones
cisternas.
En condiciones normales, en el país se mueven dos mil gando-
las. Para el 10 de diciembre no llegaban a mil. Más del 50 por ciento
de las estaciones de servicio, como promedio, quedan sin combus-
tible y se inicia una etapa de colas kilométricas en casi todas partes,
con alivio o agudización en unos u otros estados, hasta alcanzar su
peor momento en la segunda quincena de diciembre. Lo mismo
sucede con el gas doméstico envasado; en el caso de Maracaibo,
un sabotaje paraliza varios días la distribución del gas por tubería.
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PARTE DE GUERRA
11 DE DICIEMBRE
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El 11 de diciembre Chávez se deja ver por la prensa en Miraflores.
Recorre distendido los jardines del palacio e incluso habla por te-
léfono con trabajadores de Pdvsa, quienes le reportan sus faenas,
señal inequívoca de que encaran el sabotaje.
Su imagen me alegra. Se ve laxo, seguro de sí. Su intención es obvia.
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Ese mismo día el diputado Darío Vivas, avalado por sus colegas
Nicolás Maduro, Cilia Flores y Reinaldo García y dos concejales del
municipio de Libertador, presenta un documento en la Fiscalía don-
de acusa a Carlos Ortega y Carlos Fernández de conspiración contra
la República e identifica nueve delitos. Esta denuncia la formulan a
solicitud de los ciudadanos que se congregan frente a La Campiña.
Son las primeras banderillas en el lomo de los desaforados.
Al respecto de los poderes plenos que se le otorgaron al pre-
sidente de Pdvsa, el ministro Rafael Ramírez, en el tono sosegado
y firme que lo caracteriza, declara: «Tenemos el marco legal ade-
cuado y la necesidad de enfrentar el sabotaje y reiteramos que el
gobierno va a ejecutar todas las acciones necesarias para restable-
cer la normalidad [...]. Anunciaremos medidas específicas contra
los gerentes que abiertamente han atentado contra la industria».
Y en pocas horas Alí informa que habían sido separados Juan
Fernández, Horacio Medina, Edgar Quijano y Edgar Paredes, cua-
tro de los principales cabecillas de la «conspiración encorbatada».
Los caballitos de Troya recibían los primeros flechazos éticos.
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PARTE DE GUERRA
12 DE DICIEMBRE
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«¿Será que también vamos a hacer cola para que nos entierren?»,
dice con humor cáustico a un periodista que reporta los sucesos.
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El 12 de diciembre Shapiro vuelve a conversar con Gaviria y culpa
al gobierno y a la oposición de posiciones intransigentes: «Más
que nunca es imprescindible que las dos partes se pongan de
acuerdo». El espigado Shapiro se ha convertido en un actor del
diálogo negociador. El gobierno hace mutis.
Esa noche del 12 de diciembre llega a Caracas el subsecreta-
rio adjunto para el hemisferio occidental, Thomas Shannon, quien
prioriza una visita a Gaviria en el hotel. Viaja también a reunirse
con Shapiro y con líderes de la oposición y el gobierno: «Esta visita
muestra una preocupación que existe en Washington [...]. Tenemos
la buena voluntad de ayudar a buscar una salida pacífica, democrá-
tica, constitucional y electoral a un conflicto político que realmente
ha paralizado al país y que nos tiene a todos preocupados».
—Otra vez el golpista Medina Gómez interpreta el papel del
duro –le digo a mi esposa, al leer temprano en la mañana una en-
trevista del general «alzado» en Altamira.
—Es un Pinochet trasnochado –comenta ella cuando la lee.
Medina revela supuestas diferencias con algunos sectores ci-
viles de la oposición:
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Mover los buques petroleros deviene cada vez más decisivo para
derrotar a los golpistas. Son como una especie de tapón que es
necesario quitar para liberar espacio en los tanques, que permita
reactivar los pozos y las exportaciones de crudos; además, para
derrotar la maniobra de dejar sin gasolina ni gas al país.
El día 11 zarpa un buque-tanque ruso desde Lagunillas, en Ma-
racaibo, con 329 000 barriles de crudo rumbo a Estados Unidos.
Al día siguiente viaja desde el estado de Anzoátegui hacia Estados
Unidos el barco venezolano Josefa Camejo con 550 000 barriles de
crudo, y se prepara otro, de bandera griega.
El ministro Ramírez explica en cadena nacional que en los úl-
timos tres días han salido dos millones de barriles de crudo hacia
el exterior y que el proceso de recuperación avanza bien. Observo
a Rafael cansado, con falta de sueño, y sin embargo, transmite un
ánimo tranquilo y seguro, en contraste con la información tortuo-
sa y la imagen cargada de rencor que dan los voceros opositores.
Durante una reunión que sostienen el 12 de diciembre Alí Ro-
dríguez y el ministro Ramírez con el cuerpo diplomático –en la
que estuve presente– explican los pormenores del sabotaje.
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PARTE DE GUERRA
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PARTE DE GUERRA
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PARTE DE GUERRA
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PARTE DE GUERRA
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PARTE DE GUERRA
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PARTES DE GUERRA
26-31 DE DICIEMBRE
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En los partes de guerra de los últimos días del año los prin-
cipales voceros de la contrarrevolución se esmeran para dar la
impresión de que el plan terminaría de manera exitosa. Ellos sien-
ten cada vez más los contrataques de la revolución. Perciben que
aumentan las críticas y las insatisfacciones entre sus propias filas,
en especial en muchos empresarios medios, y también por parte
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de los más pudientes. No ven luz al final del prolongado paro, que
ya les ha traído consecuencias desastrosas para sus negocios.
Se acrecienta la escasez de gasolina, con su secuela de inmen-
sas colas, y lo mismo ocurre con las bombonas de gas para coci-
nar. A pesar de las decenas de miles de toneladas de alimentos
que el gobierno importa y de la entrada directa de mercancías
colombianas por la frontera, hay dificultad y especulación con
algunos productos esenciales como la harina para hacer arepas,
arroz, leche en polvo y enlatados, además de cervezas y refrescos.
Para mantener la calentura en sus filas, los jefes de la contrarre-
volución inventan minimarchas simultáneas en Caracas y en otras
ciudades como Maracaibo, Valencia y Barquisimeto.
El pueblo bolivariano sigue movilizado. Intensifica sus accio-
nes para reactivar Pdvsa y avanza en todos los escenarios. El 27 de
diciembre, en Careneros, en el estado de Miranda, Chávez pro-
nuncia un importante discurso en ocasión de condecorar a más
de ochenta trabajadores y gerentes petroleros, a la tripulación del
Pilín León y a varios militares. Allí anuncia: «Hemos sobrepasado
la situación más crítica y estamos en franca mejoría».
Chávez adelanta el significado estratégico que tendría el con-
trol real de Pdvsa por el Estado, al poderse «usar como una de
las armas más poderosas para derrocar el hambre, el atraso, la
miseria y darle a Venezuela una libertad plena política, económica
e igualdad social».
Finalmente, en su programa Aló Presidente del 29 de diciem-
bre, exige a Fiscalía y al poder judicial que procedan según el có-
digo penal y castiguen a los traidores a la patria:
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Por primera vez, al igual que sus amigos, José Luis evoca en voz
alta el tema ante un colectivo. Sus palabras fluyen en cascada:
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Rasquín envía al abogado del CRP y este aduce que no tiene vali-
dez el nombramiento. Rasquín vuelve a ser citado y se presenta.
Tampoco acepta.
—Oye, Iván, cómo te vas a meter en esto si toda tu vida lo que
has sido es un operador –le dice con aire de superioridad.
—Tú estas equivocado, vale, no conoces realmente mi trayec-
toria. Quien hizo todo esto mucho antes de tú estar sentado ahí fui
yo, tú entonces eras un chamo –dice Iván molesto y Rasquín sigue
insistiendo en tono agresivo que él no va a entregar el cargo, hasta
que los militares deciden llevárselo detenido. Procede el coronel
de la Guardia Nacional Dionisio Pérez Leal, quien de manera res-
petuosa y con sus brazos detrás le pide que abandone el edificio y
lo acompañe a la sede del destacamento 44.
Ese lunes a las diez de la mañana, lo primero que hace Iván es
comenzar a saber con quiénes podía contar. En ese instante mira
aquella lujosa oficina que tanto él conocía, y la percibe distinta.
No hay nadie: está completamente solo. Piensa en la pregunta que
le hizo Chela: «¿Papi, tú estás seguro de que vas a poder arrancar
eso?». Y en su respuesta, luego de darle un beso: «No te preocu-
pes, mi vida, seguro que la arranco».
Sin perder un minuto Iván comienza a hacer contactos con las
personas que más o menos él cree seguras. En ese instante llegan
a la oficina dos gerentes, uno de los cuales considera como un
hijo. Los invita a sentarse.
—¿Ustedes me acompañan? –les pregunta directo.
Y uno de ellos responde:
—No, Iván, nosotros no te acompañamos en eso, más bien lo
que queremos preguntarte es cómo te vas a comprometer con un
gobierno que es comunista.
Y al verlos partir, Iván imagina sus cerebros llenos de cucara-
chas y discurre: «Yo he podido… yo no tenía necesidad… porque a
la chiquita soy un hombre jubilado, un hombre de sesenta y dos
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jubilados, para sumar a todos los que fuera posible encontrar con
un nivel de compromiso. Iván le comenta: «Aquí no hay que ave-
riguar mucho por qué lo botaron –salvo un delito grave–, aquí hay
guerra; que lo botaron porque se robó un tornillo o un galón de
pintura, nada, ven para acá que tengo flor…».
Así incorporan a muchos, por ejemplo, a José Benítez, un ex-
perimentado jubilado de la planta de Amuay, que estaba en el
oriente, y se trajo de allí otras cincuenta personas y a Antonio
Latuff, también jubilado, que a los setenta años fue un ejemplo
medular en la reactivación de la refinería.
Iván cuenta desde el primer momento con el eficaz apoyo de
las fuerzas armadas y también de la gobernación. Y a los pocos
días el pueblo agolpado fuera de las instalaciones se convierte en
el principal guardián y el mejor estímulo.
Hasta el 30 de marzo Iván hace llamados por radio a todos
los que abandonaron su labor. Una parte se presenta, pero él sa-
bía antes a quién podía darle el chance. Les dice: «Mi oficina está
abierta, yo sé que hay muchos confundidos, vengan, que yo les
aseguro su seguridad». Y así incorporan a varios cientos de la nó-
mina contractual y suman a nuevos operarios, que su hija Ivonne
les ayudó a localizar.
Todos los cuadros altos y medios se prestaron para el inmoral
sabotaje. Conocían el peligro de lo que hacían. Fueron cómplices
de un plan que pudo haber tenido bajas humanas, si no hubiera
sido por la concepción que prevaleció: «Arranque seguro», el lema
de Iván, y su frase preferida: «Sin prisa pero sin pausa».
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Emiliano Urbano y Pablo Urbano se parecen tanto físicamente
como en su vocación laboral: ambos trabajan en los muelles de
Guaraguao, en Anzoátegui. De recias figuras y con algo más de
treinta y cinco años de edad, la sangre les hierve al darse cuenta
de que casi han quedado solos en el muelle y los barcos no en-
tran ni salen por el boicot de los gerentes golpistas. Sin embargo,
lo que asemeja más a estos hermanos morochos es su firme po-
sición bolivariana, que demuestran con creces durante el golpe
petrolero.
Cinco meses antes, Emiliano fue uno de los forjadores de un
movimiento que integró a todos los factores progresistas de Pdvsa
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Desde los primeros días del paro en Puerto La Cruz y en todas los
demás sitios petroleros del estado de Anzoátegui, el pueblo boli-
variano se enfrentó sin cesar a los gerentes golpistas y a los gru-
pos opositores. Pronto toman el control del acceso a la refinería
de Puerto La Cruz, de la sede principal de Pdvsa en esta ciudad, y
de la entrada a los muelles. También logran dominar las instala-
ciones del gas en Anaco e impiden, con ayuda de varios trabaja-
dores procedentes del estado de Bolívar, que fuera interrumpido
el suministro de esa energía a las industrias básicas en Guayana.
Una batalla campal en calles, plazas y redomas.
Xiomaris Salazar es una mujer joven, de 33 años, piel blanca
y ojos inquietos, a tono con su enérgico cuerpo que se mueve a la
velocidad de sus efervescentes palabras. Es una fémina de acción,
sincera, directa y combativa, que dirige las movilizaciones de los
grupos bolivarianos en coordinación con el alcalde de Puerto La
Cruz, Nelson Moreno. También mantiene estrechos vínculos con
algunos mandos militares del estado y los patriotas de Pdvsa que
actúan dentro de las instalaciones. Además, obtiene informacio-
nes sobre los adversarios, procedentes de ciertos policías del go-
bernador David de Lima, quien había desertado durante el golpe
de abril y ahora apoya a las huestes opositoras.
Ella, al igual que los demás luchadores populares, sabe que la
bronca es endemoniada y sin cuartel. Tiene tres hijos menores –de
diez, ocho y cinco años– y aunque los deja acompañados de una
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La campaña contra Cuba también se recrudece en enero. Durante
todo el día 9, los canales golpistas repiten cada treinta minutos
consignas anticubanas, en una pieza suscrita por la Coordinadora
Democrática. Entre los tres objetivos con los que se convoca la
marcha de los empleados bancarios, se afirma que uno de ellos es
«impedir el regalo de nuestro patrimonio más importante a Cuba».
Sin demora, la cancillería cubana emite una larga declaración,
desmintiendo las calumnias con argumentos y datos que mues-
tran los nexos mutuamente ventajosos de las relaciones entre am-
bos países, y exalta de forma detallada la colaboración cubana en
el área de la salud y el deporte.
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Asesorada por el gobierno de Estados Unidos, desde los prime-
ros días de enero la oposición despliega una profusa campaña de
promoción del «sí» a favor del referendo consultivo, que el CNE
había aprobado realizar el 2 de febrero. A la vez, dirigentes boliva-
rianos presentan varios amparos al Tribunal Supremo de Justicia
para que lo anule por inconstitucional. Hay incertidumbre en am-
bos bandos sobre la posible decisión de ese órgano.
De todos modos, los opositores en su desespero deciden lle-
nar las pantallas e inundar los periódicos de propaganda electo-
ral. Esfuman –como un conejo del mágico sombrero– el énfasis
en la renuncia del Presidente. Ahora colocan en primer plano el
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T R E S ¶ Había tres grupos: uno, los que tenían miedo; dos, los
jalabolas, que le hacían caso al jefe porque era el que siempre
dirigía las situaciones y los evaluaba; y tres, los radicales, que
sí sabían lo que estaba sucediendo y definitivamente querían
que se cayera el gobierno. No había inocentes, todo el mundo
sabía lo que hacía, todo el mundo conocía lo que estaba
pasando. LUIS ZUQUI
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FÁBULA ¶
Cogió un loco la manta
de menear un avispero
y las avispas, molestas,
se lo comieron entero.
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Quiso el destino que me encontrara en Caracas en esos días de
agosto, dándole los últimos toques al presente libro. La tarde del
viernes, el ministro Ramírez me había citado para dialogar sobre
el texto en la mañana siguiente. Cuando desperté el sábado, pron-
to supe del suceso en Amuay y que desde la madrugada Ramírez
estaba en Paraguaná al frente de las acciones de los trabajadores
y gerentes de Petróleos de Venezuela.
Sacudido por la noticia, decidí ofrendar un íntimo homenaje a
las víctimas del único modo que me era dable: terminando cuanto
antes esta obra.
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da–. Amuay es otra batalla que les vamos a ganar, allí están los tra-
bajadores de la refinería, el pueblo de Falcón, los bomberos, los ge-
rentes, los militares, la gobernadora, los ministros, el vicepresidente,
todos, en una pelea contra el fuego y los demonios que pretenden
en vano controlar otra vez Pdvsa y entregarla a las transnacionales.
Por el camino, Chávez no cesa de hacer llamadas a varios je-
fes que se encuentran en Amuay. Habla con el general Miguel
Rodríguez Torres, jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia
Nacional. «Óyeme bien, investiga a fondo, escucha y valora to-
das las opiniones. Incluso aunque parezcan descabelladas», dice
concentrado en sus palabras, y concluye: «Hay que evaluar todas
las hipótesis sobre la causa que provocó esa extraña explosión».
Acompañé al Presidente en el recorrido que hizo en la zona
del siniestro dentro de la refinería y en varias poblaciones circun-
dantes. Pude apreciar el fervor de la multitud en las calles y casas
por donde él pasaba.
En varias ocasiones se detuvo para hablar con la gente, es-
cucharlos y tocarles la piel. Observé con suma atención los ros-
tros de los trabajadores, bomberos y gerentes de la refinería y
de muchas otras personas, entre ellas, algunas de las víctimas o
familiares de estas: «Es preminente y conmovedor el respeto y la
admiración por Chávez», ratifiqué en mi mente.
Mientras veía el remolino humano tan espontáneo y hermoso,
razono: «Ese nexo es el principal soporte de la Revolución Boliva-
riana». Y en ese instante le escucho decir a una mujer que carga un
bebé y va rauda hacia el líder a saludarlo:
—A Chávez sí lo queremos en Paraguaná, pero que no se atre-
va a venir por aquí «el mejunche» o ningún otro dirigente de la
oposición.
—Ni lo pienses, vale, ellos hablan por la televisión pero aquí
saben que no pueden ni acercarse… –dice un hombre de piel bron-
ceada que camina agitado en la misma dirección.
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sus privilegios en este país. Están ahí atrás con esas matri-
ces de crear miedo, de crear zozobra, de crear una situación
de angustia de cara a las elecciones. Y tratan de cabalgar
para obtener beneficios políticos de una situación, que re-
conociendo que ha sido un evento catastrófico, en particu-
lar el caso de Amuay, marca una diferencia abismal en lo
que ha sido la respuesta de este gobierno en comparación
con cualquier otro gobierno en situaciones como estas.
JVR: Una precisión, Rafael. Si este proceso tiene po-
derosos enemigos y hay la disposición de acabar con él
por parte de sus adversarios a como dé lugar, está demos-
trado históricamente –el golpe del 11 de abril, el paro-sa-
botaje de la industria petrolera, las guarimbas, los milita-
res traidores en la plaza de Altamira, etcétera– que uno
de los blancos de los objetivos preferidos es la industria
petrolera y mucho más la refinería más grande del mun-
do, Amuay. Esto me lleva a preguntarte: ¿Se investiga la
hipótesis del sabotaje? Porque mucha gente piensa que un
objetivo como Amuay puede ser saboteado en cualquier
momento y además estas palabras que se ponen a circu-
lar, esas evasivas, esa ambigüedad, llena de sospechas a
mucha gente. Porque así como se pide que se investigue
si ha habido fallas en el mantenimiento, hay que plantear
también el problema del sabotaje.
RR: Nosotros no queremos evadir ninguna responsa-
bilidad, pero sin lugar a duda no podemos ser ingenuos y
aquí tenemos que investigar todo, tenemos que investigar
todos los elementos. Porque nosotros sabemos, no es que
nuestra industria petrolera esté sujeta a amenaza, es que
ha sido atacada permanentemente en el sabotaje petrole-
ro, se ha convertido en un objetivo de los enemigos, no
solo de nuestro Presidente: enemigos del país completo.
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ENTREVISTAS A OBREROS
Y GERENTES DEL SECTOR PETROLERO
BA RI NAS
Ricardo Coronado
C A RA CAS
Asdrúbal Chávez
Geomar Infante
José Ramón Arias
Josefina Salazar
Julio González
Ower Manrique
Yaritza Días (Tarima
de La Campiña)
MI RA ND A (I NTE V E P)
Argenis Rodríguez
Orlando Chacín
ORI ENTE
Aquiles Bermúdez
Celestino Ruiz
Douglas Ávila
Eulogio del Pino
Gustavo Ramos
Juan Salazar
Julio Alemán
Justino Salazar
Luis Pereira
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Luis Zuqui
Marco P. Bracamonte
Noel Matos
Pablo Urbano
Xiomaris Salazar
P A RA G UA N Á
Fernando José Padrón
Filpo Semeco
Francisco Montero
Frank Yaraure
Iván Hernández
Ivette Hernández
Jesús Luongo
Z ULI A
Carlos López
Dennis Ramos
Edgar Villegas
Elías Martínez
Eudo Araújo
Félix Rodríguez
Jhonny Senior
Jimi Vílchez
José Luis Parada
Kamal Elchiniti
Larry Linares
María Albornoz
Mario Gómez
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Ramón Parra
Romel Valdez
Rómulo Carreño
Virginia Mares
Vivian Argüello
ENTREVISTAS DIVERSAS
PRENSA
Últimas Noticias. Abril de 2002-15 de febrero de 2003.
El Universal. Abril de 2002-15 de febrero de 2003.
El Nacional. Abril de 2002-15 de febrero de 2003.
Panorama. Diciembre de 2002-enero de 2003.
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TELEVISIÓN
Selección de informaciones, entrevistas y spots de los canales na-
cionales Venezolana de Televisión, Venevisión, Radio Caracas Tele-
visión, Globovisión, Televén y Meridiano Televisión. Suministrada
por Rubén Hernández, Gustavo Arreaza y Ruy Márquez, del mate-
rial que usaron para su documental Concierto para delinquir.
Además, se emplearon diversas referencias que aparecen en
una cronología y selección de información sobre el tema, elabora-
da por Ruy Márquez, productor general de Ámbito Pro.
TEXTOS IMPRESOS
ALONZO FIGUEROA, ROBERTO: Testimonios del paro petrolero
2002-2003, Gerencia de Asuntos Públicos de Pdvsa Gas,
Anzoátegui, 2006.
ASAMBLEA NACIONAL: Venezuela 1999-2005. Memoria de una
Revolución, memoria documental, CD, Caracas, 2006.
BRITTO GARCÍA, LUIS: Investigación de unos medios fuera de toda
sospecha, Venezolana de Televisión, Caracas, 2003.
CHÁVEZ FRÍAS, HUGO RAFAEL: Selección de discursos, años
1999-2005, Ediciones de la Presidencia de la República,
Caracas, 2005.
COLECTIVO DE AUTORES: Pdvsa y el golpe, Editorial Fuentes,
Caracas, 2003.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Imprenta
Nacional, Caracas, 2001.
DIARIO PANORAMA: Así nació la nueva Pdvsa (folleto),
Maracaibo, 2009.
FRENTE SOCIALISTA DE TRABAJADORES PETROLEROS:
Documentos del sabotaje contra la industria petrolera (folleto),
Caracas, s/f.
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TEXTOS DIGITALES
«Acuerdo entre la representación del gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela y la Coordinadora Democrática»,
en http://www.analítica.com, Caracas, 23 de mayo de 2003.
Consultado el 28 de julio de 2012.
BRACCI, LUIGINO: «Cronología del paro petrolero», en http://
www.yvkeradiomundial.com.ve, 1ro. de diciembre de 2008.
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«Conflictos de baja intensidad», en http://www.aporrealos.com/
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de 2012.
«Coordinadora Democrática», en http://es.wikipedia.erg/index.
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PÉREZ, RICARDO: «Objetivos nacionales y extranjeros del paro
petrolero en Venezuela», en http://www.roberttexto.com,
Maracay, 21 de junio de 2006. Consultado el 6 de junio
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RANGEL, ORLANDO: «Entrevista a Jesús Farías, Agencia
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RODRÍGUEZ, FÉLIX: «2 de diciembre de 2002: paro petrolero»,
en http://www.aporrea.org, 1ro. de diciembre de 2009.
Consultado el 6 de mayo de 2012.
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1 Pórtico
19 Reajustes: 14-30 de abril
51 Espinas: mayo
63 Interludio: junio-agosto
83 Vísperas: septiembre-noviembre
117 Esgrima: diciembre
207 Fin de año
211 Pdvsa: la justa crucial
257 Ofensiva bolivariana: enero
281 Memorias
297 Epílogo: Amuay
317 Bibliografía