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ESTRUCTURA DE LA TEORIA DEL DELITO

Las funciones de los sistemas teóricos del delito

El derecho penal (tiene la función política) contiene y limita el ejercicio de poder


punitivo de diferentes maneras, por ejemplo, mediante las declaraciones de
inconstitucionalidad de las leyes penales manifiestas y latentes, pero la más importante es
a través de la interpretación de las leyes penales manifiestas.
Como el poder punitivo, ejerce su violencia selectivamente, el derecho penal debe
operar como un dique de contención, mediante una contraselectivdad, filtrando las aguas
menos sucias y turbulentas, mediante un sistema de compuertas inteligentes.
Con aquellas leyes penales manifiestas que no sean inconstitucionales, el derecho
penal no puede cerrar el paso a poder punitivo por ellas habilitado, por los que debe
habilitarlos una vez que se hallan filtrado por el sistema de compuertas inteligentes que se
divide en dos:
La primera es la teoría del delito que es un sistema inteligente de filtros para
contener racionalmente las pulsiones del poder punitivo.
La segunda es la teoría de la responsabilidad penal de la agencia jurídica, que
vela porque el poder punitivo no sea ejercido de modo intolerablemente irracional.
La teoría del delito cumple la función práctica de clasificar de manera razonable
los caracteres para ofrecer un modelo de análisis que facilite la enseñanza del derecho y el
planteo y decisión de las resoluciones judiciales.
Lineamientos de la teoría del delito
Delito: es la conducta, típica, antijuridica y culpable. Es un juego de
valoraciones acerca de la acción humana que la pretensión del ejercicio del poder punitivo
debe superar para que los jueces habiliten su paso.
El esquema de casi todas las teorías del delito es estratificado. Va desde el género
o sustantivo del delito, que es la acción (conducta o acto son sinónimos), a los caracteres
específicos o adjetivos, que son la tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad, con
prelación lógica y sentido práctico.
Estratificada es la teoría o análisis del delito, pero no el delito, porque este es
siempre una conducta y esta es la que se adjetiva sucesivamente. Los adjetivos no
caracterizan la conducta sino al delito, se limitan a adjetivar la conducta para averiguar si
es delito.
Los sustantivos identifican entes cosas o elementos, con existencia material
o ideal;

Los adjetivos describen características de estos sustantivos.


Los interrogantes acerca del delito deben ser escalonados: en caso de ausencia de
conducta o sustantivo no puede preguntarse por los adjetivos; cuando existe conducta,
pero no hay tipicidad, no se pregunta por el resto de los adjetivos; verificada la tipicidad,
si la conducta típica está justificada, no hay injusto penal y no se pregunta por la
culpabilidad; si hay injusto penal debe verificarse la culpabilidad para afirman que estamos
en presencia de un delito.
*Una de las críticas de mayor importancia a la dogmática jurídica y la teoría del
delito no provee seguridad y previsibilidad en las decisiones. Sino que racionalizo el poder
punitivo y no cuestiono su función, y porque la pluralidad de teorías permite que haya
soluciones dispares y en forma arbitraria.
El poder punitivo selección personas y la conducta es un pretexto con el que opera,
pero el derecho penal debe asegurar que el ejercicio del poder punitivo se lleve a cabo sobre
la base de una acción.
Acción: es la conducta humana, voluntaria y exteriorizada (nullum crimen sine
conducta). Por ello se debe excluir toda pretensión del ejercicio del poder punitivo en los
siguientes casos:
No acción: por el color, por el género, por la nacionalidad, por la condición
social, por la edad, por la elección social, etc.
No humana: sobre cosas, animales, personas jurídicas, etc.

No voluntario: porque lo empujan, porque lo arrastran o lo arrojan, etc.


No exteriorizada: no se puede penar el pensamiento, sentimiento,
imaginación, etc., que no trasciende el mundo exterior (cogitationis poenam nemo
patitur). Ejemplo: una injuria es la expresión de un pensamiento que causa un
perjuicio a alguien, al igual que la crítica política, solo que el segundo no es punible
por prohibición constitucional.
Tipicidad: es el supuesto de hecho legal o fórmula legal que capta o (criminaliza) un
pragma conflictivo (o lesivo) de bienes jurídicos ajenos, y prohibido con relevancia penal.
Pragma conflicto: es la acción que se exterioriza en el mundo afectando por lesión
o por peligro un bien jurídico ajeno. Se deben excluir del ejercicio del poder
punitivo, conflictos insignificantes o acciones no conflictivas.
El tipo penal pretende filtrarse en forma irracional elastizandolos captando acciones que
no se adecuan a los tipos por no cumplir con los presupuestos conflictivos, por ejemplo,
pretenden que un apoderamiento de residuos de basura en la vía publica sea hurto.
Análisis de la tipicidad: es el análisis descriptivo y valorativo de la adecuación
de la acción al tipo (subsunción). En el plano valorativo se debe precisar si no esta
ante un tipo penal elástico, una novedad insólita o un aprovechamiento de las
contradicciones del legislador, por ello hay que rigidizar el tipo.
Antijuridicidad: tiene lugar cuando no exista un precepto permisivo para realizar la acción
típica, es decir no opera ninguna causa de justificación, como la legitima defensa, el estado
de necesidad o el ejercicio regular de un derecho en que la ley autorice la realización de la
conducta en determinada circunstancia.
Injusto penal: es la conducta típica (o ilícita) y antijuridica.
Tiene por objeto, descartar todo lo no puede ser considerado un conflicto con
relevancia penal.
Culpabilidad: es un juico de reproche personalizado en que al agente podía exigírsele un
comportamiento conforme a derecho (o uno no lesivo o menos lesivo) en el caso concreto.
El poder punitivo no puede habilitarse cuando no se le podía reprochar un
comportamiento conforme a derecho cuando:
1. Actuaba con la consciencia perturbada,
2. Estaba en error invencible sobre la antijuricidad,
3. Porque las circunstancias hacían que no sea razonable exigirle otra
conducta.
Tiene por objeto descartar la pretensión del ejercicio de poder punitivo cuando
razonablemente no se le puede reprochar al agente la producción del conflicto.

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