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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

COLEGIO DE HISTORIA Y ESTUDIOS DE HUMANIDADES

TIERRAS FRONTERIZAS: GUERRA Y DIPLOMACIA EN EL SUDESTE DEL NUEVO


REINO DE LEÓN 1670-1748

TESIS
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO
EN HISTORIA Y ESTUDIOS DE HUMANIDADES

PRESENTA
NELSON JOFRAK RODRÍGUEZ CÁZAREZ

ASESOR
DR. ALBERTO BARRERA-ENDERLE
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

SAN NICOLÁS DE LOS GARZA, NUEVO LEÓN JUNIO DE 2016


En memoria del Mtro. Antonio Peña Guajardo, quien en vida fue tutor en esta
carrera tan exigente, pero a la vez fue un amigo incondicional.

(1974-2014)

2
AGRADECIMIENTOS
A mi familia que durante toda la carrera e incluso después continuaron
apoyándome para finalizar esta disertación. Mi padre Antonio Rodríguez Castillo
quien fue mi primer ejemplo a seguir en la vida, ya que su rectitud, seriedad y
compromiso son sus más grandes virtudes que me inculco desde la infancia. Mi
madre Martha Elena Cazares Reyes, la mujer que trae equilibrio al hogar y
primera impulsora para que me inclinase siempre a estudiar. A mis hermanos,
William “Leela” con quien nunca me puedo enojar aunque se lo merezca, debido a
su humor tan peculiar que termina quebrando mi seriedad en una carcajada; y
Antonio de Jesús “Fat Boy” el cachorro de la familia, más que dolores de cabeza
que me dio, le admiro su fortaleza en las decisiones más difíciles en la vida.

Un agradecimiento especial a mi asesor el Dr. Alberto Barrera-Enderle por


su paciencia en las correcciones, especialmente en la redacción ya que aún de
tener viviendo casi seis años en Monterrey, es fecha que no se me quita el mal
hábito de escribir pensando en inglés. Todas las asesorías, tienen un fruto en esta
tesis. Fue un proceso de un año y medio en el cual me apoyó en todos los
aspectos académicos. A mis lectores, el Dr. Luis A. García- García, por la facilidad
de lecturas especializadas, orientación para la localización de archivos en Texas y
su tiempo para las pláticas de mis inquietudes académicas. Lo espero para una
segunda carne asada en Texas. Gracias a ambos doctores, debido a que me
brindaron su apoyo académico pero a la vez su amistad y su confianza. Al Dr.
Carlos Manuel Valdés, de quien aprendí demasiado en este ciclo, su experiencia
me brindó un nuevo panorama. Por sus consejos, palabras de aliento y por ver en
mí un potencial académico.

A mi bisabuelo Aurelio Cazares Nájera (1910-2012), un hombre de campo y


la persona más amable y generosa que jamás he conocido. Su historia sobre
petroglifos en el ejido Cerro Prieto (Linares, NL) fue una historia que ha pasado en
la familia hasta la fecha de hoy. Preguntaban siempre los menores ¿Por qué esas
piedras tienen “dibujitos”? y la respuesta era que así escribía la gente de antes,
nuestros antepasados. Mi abuelo José Cazares Arévalo, quien hasta la fecha

3
continua dándome catedra de la historia de su vida, sentarme por las tardes y
escuchar tantas vivencias es de mi deleite. Mi abuela Montserrat Reyes Sandoval,
espero no defraudarla nunca ya que no es fácil ser el nieto consentido.

A la familia Cazares Reyes, originaria de Linares desde el siglo XVIII. En la


familia las tradiciones se cuidan, se celan y se heredan. Las visitas a ejidos, ex
haciendas, ranchos, las sierras, los cerros, entre otros lugares me ayudaron a
comprender mejor la historia del sudeste de Nuevo León. Hoy he saldado parte de
la deuda que tiene la familia con la región.

Al Seminario de Historia Colonial y a sus miembros que me ayudaron con


recomendaciones de autores, archivos e ideas. Al Mtro. Antonio Peña ( †), Mtro.

Jacobo Castillo, Emir Rodríguez, Mijael Belard, Samanta Ibarra, Diana Gutiérrez,
Valeria García y Manuel Hernández.

Por último a la persona que es mi pilar central, en quien confió ciegamente


y sé que estará ahí, sin importar el lugar y la hora.

Linares, Nuevo León (junio 2016)

4
ÍNDICE

Dedicatoria 2

Agradecimientos 3

7
Introducción

PRIMERA PARTE

ZONAS FRONTERIZAS DEL MÉXICO COLONIAL:


DELIMITANTES Y EXPANSIONES, SIGLOS XVI-XVIII

I. La organización del espacio y la construcción de regiones: 22


cuatro modelos para su reestructuración
II. Nómadas: espacio y sustento a través de las fronteras 36
naturales durante el Nuevo Reino de León (1600-1750)

SEGUNDA PARTE

NUEVO REINO DE LEÓN: UNA EXPANSIÓN GRADUAL ANTE


LAS FRONTERAS NATURALES 1600-1670

III. Indios de guerra: encasillamiento, confederación y 50


diplomacia
IV. Escolteros: instrumento bélico y centinelas del sureste 64
V. Janambres: contienda y resistencia en una frontera 76
cercada
VI. Agentes de hostilidad para la guerra viva: haciendas 84
trashumantes, internas y congregas 1600-1670

5
TERCERA PARTE

ZONA DE CONTACTO: COEXISTENCIA Y GUERRA ENTRE EL


NUEVO REINO DE LEÓN Y LOS ESPACIOS CHICHIMECAS

VII. El Sureste: el retroceso fronterizo y el primer intento por


95
la divisoria baluarte 1670-1686
VIII. Las Guerras: cero negociación y fracaso inminente 1687- 108
1702
IX. Frontera Circular: el primer dispositivo de defensa en el 119
Valle de San Cristóbal 1703-1709

CUARTA PARTE

SAN FELIPE DE LINARES: TIERRAS FRONTERIZAS

X. Divisoria Baluarte: guerra de alta intensidad y la 139


conformación de las relaciones político-militares 1709-
1723
XI. Tierra fronteriza: espacio de guerra y negociación 1724-
157
1735
XII. Reorganización geopolítica: pre-colonización del Seno 170
Mexicano 1736-1748

Conclusiones 189

Bibliografía 197

6
INTRODUCCIÓN
[…] la guerra ocasionada justa, trae consigo la
paz; y la paz imprudentemente concedida […] es
para que siempre haya guerra […]

Fray Francisco de Ribera (13 de Noviembre de 1632)

El día tres de noviembre de 1711, el sargento mayor, Sebastián de Villegas


Cumplido manifestaba el panorama que se vivía en el sudeste del Nuevo Reino de
León. La descripción que ofrecía de la frontera era deplorable y sin esperanzas
para los pocos vecinos. Las haciendas trashumantes solo desgastaban las
relaciones con los indios bárbaros, el comercio decaía, el número de muertes y
robos de ganado se incrementaba y la poca población restante había resistido
gracias a su capital: el humano y el económico. En la donación de su hacienda de
Nuestra Señora de la Soledad, se dio la iniciativa de la fundación de la tercera villa
en todo el Nuevo Reino de León. San Felipe de Linares buscaba ser la solución a
los problemas enraizados desde el siglo XVII en la región sudeste.

La carta de donación para la fundación de la villa de Linares en 1711, deja


al desnudo las debilidades de las instituciones de la frontera. Esto se debió a que
durante la primera mitad del siglo XVII el gobierno neoleonés se enfocó al espacio
norte por la minería. En 1579, con Luis de Carvajal, se fundó el Nuevo Reino de
León como jurisdicción independiente de la Nueva España y en 1625 se
restablecieron con Martin de Zavala.1 Es durante el mandato del gobernador
Martin de Zavala que el territorio se expandió a través de distintas instituciones. El
norte por medio de villas, reales y presidios; en cambio en el sur las misiones
mantuvieron mayor peso junto las haciendas trashumantes como las de cría
interna. Para 1670, el norte se distinguía por tener a la ciudad de Monterrey como
centro político del Nuevo Reino de León; dos villas con sus respectivos presidios
(San Gregorio de Cerralvo y San Juan Bautista de Cadereyta); los valles de las

1
Philip W. Powell, La Guerra Chichimeca (1550-1600), Trad. Juan José Utrilla, (México: Fondo de Cultura
Económica, 1996) 180. Luis de Carbajal y de la Cueva recuperaría las villas perdidas en la guerra chichimeca
en el territorio del Panuco y espacios colindantes, como recompensa pasarían a la jurisdicción del Nuevo
Reino de León. En un inicio se visualizó como un espacio independiente, pero no logro consolidarse en el
lapso de los 8 años.

7
Salinas y de Santiago del Guajuco; y el pueblo de indios-misión de Santa Teresa
de Alamillo o Álamo.

El sur del Nuevo Reino de León contaba con distintos valles que estaban
poblados con pueblos de indios-misiones y haciendas. El valle de Río Blanco tuvo
a las misiones de Santa María de los Ángeles de Río Blanco, San José de Río
Blanco y con un pueblo llamado Pablillo; en el valle de San Antonio estuvieron las
misiones de San Antonio de los Llanos y San Bernandino; en el valle de
Labradores solamente se contó con puestos como el de Labradores o de los
Pastores; el valle de San Cristóbal con las misiones de San Cristóbal de los
Gualaguises y San Buenaventura de la Tamaolipa; y el valle del Pilón con
haciendas (véase mapa I).

Durante los dos primeros tercios del siglo XVII, el sur se caracterizó por su
avanzada misional, a comparación del norte, donde ya contaban con villas y
presidios. El general Fernando Sánchez de Zamora describió en su crónica a las
primeras misiones entre 1637 y 1666. Los valles del Pilón y San Cristóbal estaban
bajo la jurisdicción de la villa de Cadereyta. En cambio los valles de Labradores y
San Antonio ante la jurisdicción de la alcaldía mayor de Río Blanco en el valle del
mismo nombre.2 Dichas misiones fueron abriendo paso entre los espacios de los
nómadas. Es importante recalcar que la presencia franciscana en la región fue la
única y no hubo cabida para otras órdenes religiosas.

2
Fernando Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco y conversión de sus naturales, hecha por los
religiosos de nuestro seráfico padre San Francisco, de la provincia de Zacatecas,” en Historia de Nuevo León
con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo XVII por el Cap. Alonso de
León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora, Ed. Israel Cavazos Garza, (Monterrey: R.
Ayuntamiento de Monterrey 83-85, 1985).

8
Mapa I. Jurisdicción del Nuevo Reino de León en 1670. Elaboración propia.

En ese lapso de tiempo de poblamiento a través de misiones y haciendas,


los conflictos con las distintas naciones del área no se dieron a esperar. Las
correrías en la región se dieron tanto en haciendas y caminos. La guerra era una
de baja intensidad, pero es en 1673 que todo cambio para la región sudeste del
Nuevo Reino de León. En esta fecha en adelante es cuando se plantearon
distintas soluciones para resolver las problemáticas fronterizas.

En la presente tesis sostengo que San Felipe de Linares fue fundado para
organizar los espacios fronterizos del sudeste en el Nuevo Reino de León. Durante
el siglo XVII y durante la primera década del XVIII la falta de instituciones provocó
una crisis en la frontera. De esta manera debido a la ineficacia de las misiones y la

9
nula participación de los presidios, tuvieron que ser sustituidos por la villa de
españoles. En 1712 San Felipe de Linares comenzó a reestructurar la frontera a
través de la guerra y la diplomacia. Esto fue posible gracias a la participación de
distintos agentes coloniales: militares y misioneros. San Felipe de Linares resultó
ser un proyecto fructífero pre colonizador del Seno Mexicano para 1735: primero
través de la guerra reduciendo la intensidad de los conflictos bélicos, segundo con
la diplomacia logró pactar con las naciones más belicosas (pamoranos y
janambres) y finalmente fue pieza indispensable del proyecto de colonia del Nuevo
Santander.

Los estudios analíticos del área del Nuevo Reino de León son escasos.
Ejemplos como las obras de Antonio Peña Guajardo, Carlos Manuel Valdés
Dávila, Alberto Barrera-Enderle, Luis A. García-García, Sean F. McEnroe, Raúl
García Flores entre otros, se distinguen por mantener un alto nivel de análisis
teórico e interpretación documental.3 Por lo general dichos trabajos van orientados
a finales de la colonia, a generalizar la perspectiva sobre ese territorio o

3
Antonio Peña Guajardo, La economía novohispana y la elite local del Nuevo Reino de León en la primera
mitad del siglo XVIII (Monterrey: Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León, 2005) y “La cría de
ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo Reino de León,” XIV Congreso
Internacional de Historia Agraria, Sesión C. 3. (2013), consultado 19 de septiembre de 2014.
http://seha.info/congresos/articulos/CD3.%20Pe%C3%B1a.pdf; Carlos M. Valdés Dávila, La gente del
mezquite: Los nómadas del Noreste en la colonia (Tlalpan: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social/Instituto Nacional Indigenista, 1995); Alberto Barrera-Enderle, Contrabando y
liberalismo. La transformación de la cultura política en las Provincias Internas de Oriente, 1808-1821 (Irvine:
University of California, Irvine, 2013) y “Contrabandear la frontera. Relaciones comerciales clandestinas en la
frontera noreste de la Nueva España, 1808-1821,” Fronteras de la Historia 20, no. 1, (Enero-Junio 2015),
consultado 5 de julio de 2015: 44-69.
http://kt.micrositios.net/action.php?kt_path_info=ktcore.actions.document.view&fDocumentId=19042&for
ceopen; Luis A. García-García, A medieval frontier. Warfare and military culture in Texas and northeastern
Mexico (1686-1845) (Dallas: Southern Methodist University, 2015); Sean F. McEnroe, From Colonony to
Nationhood in Mexico. Laying the Foundations, 1560-1840 (New York: Cambridge University Press, 2012), “A
sleeping army: the military origins of Interethnic civic structures on Mexico’s colonial frontier” Ethnohistory
59, no.1 (Winter 2012): 109-139 y “Sites of diplomacy, violence and refuge: topography and negotiation in
the mountains of New Spain,” The Americas 69, No. 2, (October 2012): 179-202; y Raúl García Flores, ¡Puro
mitote! La música, el canto y la danza entre los chichimecas del Noreste (Monterrey: Fondo Editorial Nuevo
León, 1993), Población, familia y calidad en San Felipe de Linares (1760-1810) (San Nicolás de los Garza:
Universidad Autónoma de Nuevo León, 1998) y “Morbilidad y vulnerabilidad en una epidemia de viruela:
Nuevo Reino de León, 1798,” Relaciones. Estudios de historia y sociedad XXIX, no. 114, (Primavera 2008),
consultado 1 de abril de 2014: 45-75.
http://www.colmich.edu.mx/relaciones25/files/revistas/114/pdf/originales/03.Secci+%A6nTem+%EDtica-
45-75.pdf.

10
explícitamente la zona norte. Los trabajos descriptivos de Eugenio del Hoyo o
Israel Cavazos Garza ofrecen datos que orientan a las investigaciones
académicas pero la mayoría se centra a la ciudad de Monterrey, dejando a un lado
la periferia y estableciendo generalizaciones obsoletas.4

La división entre lo analítico y lo descriptivo, ayuda a todo investigador a


diferenciar entre información bruta y dura a lo metodológico y teórico. Trabajos
como los de Eugenio del Hoyo e Israel Cavazos Garza, son obras básicamente
descriptivas. Dichos trabajos son notorios por el uso de títulos con cargas
subjetivas y por sesgar al indio bárbaro. Otra limitante de estas obras es su
escaso conocimiento de otras regiones de Nuevo León distintas a la capital. Por lo
general, sus obras se especializan en Monterrey aunque pretendieran abarcar
todo el Nuevo Reino de León. Por ejemplo, en el trabajo de Eugenio del Hoyo
titulado Historia del Nuevo Reino de León 1577-1723, la región sudeste no tiene
importancia, e incluso contiene un capítulo titulado Medio siglo de inercia (1664-
1715) en el cual la interpretación carece de profundidad, especialmente en el área
sudeste pues la perspectiva parte desde el centro político de la provincia. También
es notorio el engrandecimiento de personajes como Martín de Zavala o Francisco
de Barbadillo, denotando una forma de escribir historia que aún se limitaba a
narrar las acciones de grandes personajes y cuya ausencia significaría, para los
autores, una falta de progreso u organización.5

Existen pocos estudios serios sobre la región del sudeste de Nuevo León
(Valle del Pilón, Valle de San Cristóbal y Valle de San Antonio). El valle del Pilón
cuenta con trabajos como: José A. Olvera Sandoval con Montemorelos: reino del
piloncillo y de naranjos, es un modesto trabajo monográfico y toca

4
Eugenio del Hoyo Cabrera, Señores de ganado. Nuevo Reino de León, siglo XVII (Monterrey: Gobierno del
Estado, AGENL, 1987), “La verdad sobre la villa de Cerralvo,” Humanitas, No. 3 (1962), consultado 20 de
noviembre de 2014: 361-375. http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020080994/1020080994.PDF, Historia del
Nuevo Reino de León 1577-1723 (México: ITSEM / Fondo Editorial Nuevo León, 2005); e Israel Garza Cavazos,
"El licenciado Francisco de Barbadillo Vitoria, pacificador y fundador de pueblos," Humanitas, no. 4 (1963):
375-396, y Nuevo León y la colonización del Nuevo Santander (Monterrey: Sección 21 del SNTE, 1994).
5
Martin de Zavala falleció en 1664 y Francisco de Barbadillo llego a la región en 1715.

11
superficialmente al antiguo valle del Pilón.6 Pedro Gómez Danés con Las misiones
de Purificación y Concepción, hace una crítica a la historiografía regional
enfocándose a las misiones de Nuestra Señora de Concepción y Purificación de
Nazas. Su trabajo es rescatable por la precisión de datos sobre las misiones y sus
vecinos muy útiles para futuras investigaciones.7

Sean F. McEnroe aborda los tres espacios de investigación, pero su interés de


estudio son las antiguas misiones y pueblo de indios tlaxcaltecas.8 Su aportación
radica en que fue de los primeros trabajos que hablan desde la academia sobre
dicho espacio y al dejar a un lado la interpretación fuera del área de estudio en los
distintos valles e incluso en ciertas ocasiones dándoles más importancia a los
mismos tlaxcaltecas. El autor le resta participación a la villa de San Felipe de
Linares (en algunos casos, por ejemplo, se enfoca a las relaciones entre
tlaxcaltecas y Francisco de Barbadillo). Una de las críticas a este trabajo consiste
en considerar que las propuestas de Barbadillo se basaron en proyectos ya en
proceso: el gobernador Mier y Torre (1713) con la compañía volante de escolteros
y el fray Juan de Lozada (1713-14) con la fundación y repoblamiento de misiones
con indios de la Tamaolipa. Externo a esto, San Felipe se solicitó como petición en
1711 y su fundación fue al año siguiente, las propuestas para mejorar las
relaciones interétnicas en la frontera sudeste difirieron de las propuestas dadas
por McEnroe.

Para el espacio del valle de San Antonio se cuenta con el trabajo de Ana G.
Arreola Meneses, Poblamiento y conformación espacial del sur del Nuevo Reino
de León: los valles ganaderos del Río Blanco y San Antonio de los Llanos, siglos
XVII-XVIII. El trabajo se centra en los modelos de poblamiento y brinda un

6
José A. Olvera Sandoval, “Montemorelos: reino del piloncillo y de naranjos,” en Nuevo León a través de sus
municipios Tomo III, Coord. César Morado Macías (NA: Grupo Editorial Milenio/D.R. Agencia Promotora de
Publicaciones S.A. de C.V., 2010), 256-285.
7
Pedro Gómez Danés, Las misiones de Purificación y Concepción (San Nicolás de los Garza: Facultad de
Filosofía y Letras/Universidad Autónoma de Nuevo León, 1995).
8
McEnroe, From Colonony to Nationhood, 44-49, 75-83. “A sleeping army,” 109-139.

12
panorama nuevo ante la visión de la historiografía del siglo XX. 9 Arreola Meneses
de en claro que es la familia Sánchez de Zamora la que estructuró los valles
sureños, con lo cual pone en duda la efectividad las políticas de Martin de Zavala.
Este espacio cuenta con más investigaciones o es tratado parcialmente siendo
parte de la colonia del Nuevo Santander, por investigadores como Patricia Osante,
Fernando Olvera Charles, Catherine Andrews y Jesús Hernández Jaimes.10

Finalmente, el valle de San Cristóbal ha sido tratado tanto por cronistas


como por académicos. Los primeros han estudiado el área así sea Hualahuises o
Linares por separado, encasillándose en un espacio y desvinculándose de lo
exterior. En otros casos parece que se da un salto de la historia del Nuevo Reino
de León desde la capital a la colonia del Nuevo Santander. Esto minimiza la
participación del valle de San Cristóbal y específicamente de San Felipe de
Linares. Con tan solo revisar la temporalidad del trabajo presente (1670-1748) y el
espacio, basta para ver los desaciertos de la visión de los cronistas. Pareciera que
desde la muerte de Martin de Zavala (1664) a la llegada de Francisco de
Barbadillo (1715) el sudeste se mantuvo sin cambios o sucesos relevantes. Sin
embargo la documentación brinda una visión distinta, ya que es un proceso que
involucra instituciones, tanto coloniales como los nómadas.

De manera específica, San Felipe de Linares, ha sido objeto de


investigaciones por parte de Armando Leal Ríos quien brinda toda una gama de

9
Ana G. Arreola Meneses, Poblamiento y conformación espacial del sur del Nuevo Reino de León: los valles
ganaderos del Río Blanco y San Antonio de los Llanos, siglos XVII-XVIII (México, D.F.: Universidad Nacional
Autónoma de México, 2014).
10
Patricia Osante, Orígenes del Nuevo Santander 1748-1772 (México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma
de México/Instituto de Investigaciones Históricas UNAM/Universidad Autónoma de Tamaulipas, 2003);
Fernando Olvera Charles, La resistencia nativa en el centro-sur de Nuevo Santander, 1780-1796. Política de
frontera de guerra y estrategias de rechazo indígena a la colonización (San Luis Potosí: El Colegio de San Luis,
A.C., 2010); y Catherine Andrews, & Jesús Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander a Tamaulipas. Génesis y
construcción de un estado periférico mexicano 1770-1825 (México: Universidad Autónoma de
Tamaulipas/Gobierno del Estado de Tamaulipas, 2012). El valle de San Antonio pasar a ser la villa de Hoyos
del Nuevo Santander en la década de 1750. De esta manera el valle de San Antonio tiene menos estudios a
comparación de la villa de Hoyos.

13
datos brutos y un análisis modesto cerrándose al espacio del municipio. 11 Raúl
García Flores es de los primeros académicos en brindar aportaciones para la
época colonial con su tesis de licenciatura y después en diversos artículos. En su
investigación titulada Población, familia y calidad en San Felipe de Linares (1760-
1810 abarca la segunda mitad del siglo XVIII enfocándose en la demografía y en
los modelos de poblamiento. Su aprovechamiento del archivo parroquial de
Linares enriquece la indagación hecha en los años noventa del siglo pasado.

Desde la postura de esta disertación es necesario dejar en claro ciertos


puntos: primero la falta de interés del área sudeste por la academia, y en su
mayoría han sido trabajados realizados fuera de la academia, por lo que siempre
son descriptivos que analíticos. Segundo, el enfoque centralista de estudiar
Monterrey y desde dicho espacio tratar de comprender la periferia o generalizar
todo un espacio que mantuvo sus propias instituciones; tercero, no se cuenta con
un trabajo que se enfoque desde los estudios fronterizos para el área de estudio y
la temporalidad.

Las crónicas de la colonia son fuentes que necesitan ser analizadas


críticamente, debido a que brindan una visión del “pacificador” pero
independientemente ayudan al investigador, ya que una revisión completa (en
muchos casos entre líneas) lleva a una mejor interpretación de los hechos
históricos. Esto siempre y cuando sea en conjunto con documentación de distintos
archivos, para contrastar o validar lo que se dijo en dichos siglos del XVII y XVIII.
Las distintas crónicas por militares o misioneros brindaron su visión del conflicto
en el Nuevo Reino de León, pero también el tipo de relaciones interculturales que
mantuvieron con las distintas naciones en la frontera.

Los distintos archivos consultados enriquecen esta disertación. Los distintos


archivos y fondos fueron: Archivo Histórico de Monterrey (AHM) con los fondos de
Ramo Civil y Protocolos; Archivo General de la Nación (AGN) con Indiferentes

11
Armando Leal Ríos, Linares ayer 1712 hoy 1985: Monografía (Linares: NA, 1984) y “Linares: primera sede
episcopal de Nuevo León” en Nuevo León a través de sus municipios Tomo III, Coord. César Morado Macías
(NA: Grupo Editorial Milenio/D.R. Agencia Promotora de Publicaciones S.A. de C.V., 2010), 10-51.

14
Virreinales, Indios, Historia, Reales Cedulas y Reales Cedulas Duplicados; Archivo
Histórico Nacional del Instituto de Antropología e Historia (AHNIAH) con Serie
Monterrey; Benson Latin American Collection (BLAC) de la Universidad de Texas
en Austin con el fondo Pablo Salce Arredondo Collection; y The Dolph Briscoe
Center for American History (DBCAH) de la Universidad de Texas en Austin con
los fondos Archivo General de Indias, Archivo General de la Nación-México y
Archivo de San Francisco el Grande. De estos archivos mencionados, los últimos
terceros tienen colecciones especializadas. En el caso del (AHNIAH) enfocado a
Monterrey, mientras BLAC con su fondo de Salce Arredondo es sobre Linares y
por ultimo DBCAH en sus tres fondos consultados abarca solo lo relacionado a el
noreste del México colonial.

CONCEPTOS UTILIZADOS EN ESTA INVESTIGACIÓN


Por no contar con antecedentes bibliográficos para esta investigación y
mucho menos por la tradición de “Borderlands Studies” o como se conoce en Chile
Estudios Fronterizos para esta región es necesario familiarizar al lector con
autores y conceptos. Philip W. Powell en su obra La Guerra Chichimeca (1550-
1600), implementa el uso de distintas instituciones en el México colonial: misión,
presidio, villas defensivas, etc. En dicha obra se explica la avanzada hacia el
norte, la colonización e implementación de los distintos actores históricos.12 De
igual manera David J. Weber deja en claro su postura que la frontera ya no se
visualiza como la delimitación entre barbarie y civilización. Al contrario, es la
interacción entre dos culturas las cuales están en constante coexistencia. A través
del medio físico en el que se desenvuelven las relaciones culturales se desarrollan
diferentes dinámicas dependiendo del tiempo y espacio.13

Zona de contacto o middle ground es un concepto acuñado por Richard


White. Es un espacio neutral intermedio en el que diversas culturas, pobladores de

12
Powell, La Guerra Chichimeca.
13
David J. Weber, “Turner, the Boltonians, and the Borderlands,” The American Historical Review 91, no. 1
(1986): 66-81.

15
distintas naciones y múltiples etnias apátridas entablaron un sinfín de relaciones
sin importar los orígenes culturales de cada uno.14

Autores como Christophe Giudicelli y Guillaume Boccara manejan los


conceptos de dispositivos de control/poder o modalidad de encasillamiento es una
idea en la cual a través de distintos modelos de sujeción se logra instalar a los
nómadas en ciertas áreas y se usan en las zonas de la periferia. De esta manera
se puede catalogar a las misiones, presidios o haciendas como dispositivos de
control. Por lo tanto se insertan en la fuerza de trabajo del sistema colonial.15

El concepto de frontera natural es manejado con algunas variantes por


Cynthia Radding, Chantal Caillavet y Sean F. McEnroe.16 La utilización de esta
idea muestra que la geografía juega un papel importante al crear zonas de refugio
y fortificaciones naturales usadas por los nómadas. Estas fronteras naturales
favorecieron a los nómadas y existieron tanto en Norte América como Sur
América.

Guillaume Boccara maneja el criterio de etnogénesis para explicar los


cambios en las sociedades reche-mapuche entre los siglos XVI-XVIII. Es un
proceso de cambio de entidad sociocultural, en el cual se adoptó una nueva

14
Barrera-Enderle, “Contrabandear la frontera,” 44-69. Barrera cita a Richard White y su obra The Middle
Ground: Indians, Empires, and Republics in the Great Lake Region, 1650-1815.; y Guillaume Boccara,
“Antropología política en los márgenes del Nuevo Mundo. Categorías coloniales, tipologías antropológicas y
producción de la diferencia” en Fronteras movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales
en las fronteras americanas, Ed. Christophe Giudicelli (México: El Colegio de Michoacán/Centro de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos, CEMCA, 2010): 124-128.
15
Christophe Giudicelli, “Encasillar la frontera. Clasificaciones coloniales y disciplinamiento del espacio en el
área diaguito-calchaquí (S. XVI-XVII),” Anuario IEHS no. 22 (2007), consultado 10 de junio de 2014: 161-201.
https://nuevomundo.revues.org/56802; y Guillaume Boccara, “Notas acerca de los dispositivos de poder en
la sociedad colonial-fronteriza, la resistencia y la transculturación de los reche-mapuches del Centro-Sur de
Chile (XVI-XVIII),” Revista de Indias 56, no. 208, (1996): consultado 2 de enero de 2015: 660-695.
http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/download/803/873 y “El poder
creador: tipos de poder y estrategias de sujeción en la frontera sur de Chile en la época colonial,” Anuario de
Estudios Americanos 56, no. 1 (1999): consultado 15 de enero de 2015: 65-94.
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/view/288/293.
16
Cynthia Radding, Landscapes of power and identity. Comparative histories in the Sonoran desert and the
forests of Amazonia from Colony to Republic (Durham & London: Duke University Press, 2005): 162-195;
Chantal Caillavet, “El proceso colonial de invención de las fronteras: tiempo, espacio, culturas,” en Fronteras
movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales en las fronteras americanas, Ed. Christophe
Giudicelli (México: El Colegio de Michoacán/Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, CEMCA,
2010): 59-82; McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202.

16
estructura social e identidad que poco tiene que ver con su origen. 17 De esta forma
a través de los siglos señalados la sociedad reche desaparece para en los siglos
posteriores terminar siendo denominado como mapuche. Todo a través de
distintos factores, al contacto con el colonizador y adhesión de otras parcialidades.

DIVISIÓN DE LOS CAPÍTULOS


Esta investigación cuenta con cuatro capítulos. Su respectivo tercer y
cuarto capítulos se basan en los Estudios Fronterizos, pero de igual manera se
complementa con otras especialidades. La temporalidad abarca desde 1670-1748
mientras la espacialidad son los valles del sudeste del Nuevo Reino de León pues
en este periodo se logró identificar la necesidad de dispositivos de control por
parte del sistema colonial. A su vez, las distintas naciones de nómadas lograron
estructurar instituciones para contrarrestar el expansionismo fronterizo. De esta
manera existieron periodos de guerra, paz y una mezcla no bien definida con sus
ciertas peculiaridades.

El primer capítulo se titula “Zonas fronterizas del México colonial:


delimitantes y expansiones, siglos XVI-XVIII” y pretende ofrecer un panorama para
explicar el expansionismo fronterizo desde la conquista en 1521. De manera
general se tratan distintas obras para entender las divisiones territoriales y se
complementan los Estudios Fronterizos con los Modelos de Poblamiento. Así,
ofrezco un concepto para delimitar espacios y estudiarlos a través de distintas
fases. De igual manera se intenta reconstruir el espacio y el uso que le dieron los
nómadas, explicando su arraigo y conexión con la naturaleza y para lograr esto y
explicar los fenómenos de la frontera. Es necesario mostrar los dos lados de la
moneda, pues de no hacerlo el presente estudio se limitaría a la visión de los
Modelos de Poblamiento donde se analizaría simplemente, la construcción de un
espacio interno y no a través de las relaciones interétnicas entre varios espacios.

El segundo capítulo de esta investigación se titula “Nuevo Reino de León:


una expansión gradual ante las fronteras naturales (1600-1670)” y tiene cuatro
17
Guillaume Boccara, “Etnogénesis mapuche: resistencia y restructuración entre los indígenas del centro-sur
del Chile (siglos XVI-XVIII),” Hispanic American History Review 79, no. 3 (Aug. 1999), consultado 11 de marzo
de 2015: 425-461. https://muse.jhu.edu/article/12303 y “Antropología política en los márgenes,” 121-122.

17
apartados respectivamente delimitando sus actores sociales e históricos y la
problemática de la Guerra Viva. Primero se analiza a los indios de guerra desde
tres aspectos, el encasillamiento, la guerra y la diplomacia. Es necesario brindar
una descripción de la organización, las tácticas de guerra, sus instituciones y
agentes que implementaron en la frontera para comprender el tipo de relaciones
que se dieron con los espacios coloniales. Posteriormente, se analiza a los
“escolteros”, personajes poco estudiados y soló mencionados secundariamente en
la bibliografía reciente. En el norte del Nuevo Reino de León no resaltaron. En
cambio, en el sudeste fueron parte de una de las instituciones de mayor auge: la
hacienda. En el tercer apartado se estudia a la nación janambre, tan particular y
única en su región. Este grupo sobresalió por su afán expansionista, uso de
agentes e instituciones pero con una organización que creaba terror tanto en los
colonizadores como en las naciones de indios. A través de estos tres grupos se ve
la visión de una frontera frágil, porosa y la cual es transitada por individuos de
ambos espacios. La Guerra Viva tiene que ser reinterpretada una vez más, no
cayendo en la visión del siglo XX. Para esto, identifico los factores del conflicto en
los distintos valles y se le otorga una distinción entre guerra de baja y alta
intensidad.

El tercer y cuarto capítulo son las secciones principales de esta


investigación. El tercer apartado se titula “Zona de contacto: coexistencia y guerra
entre el Nuevo Reino de León y los espacios chichimecas” y tiene el objetivo de
demostrar la intención por parte de las jurisdicciones de los valles de fundar una
villa de españoles o, como lo denomino, divisoria baluarte. Durante el último tercio
del siglo XVII el valle de San Antonio busco la divisoria baluarte para reorganizar
la frontera y sus espacios colindantes. En los inicios del siglo XVIII, otro valle
busco la misma implementación, así es como el valle del Pilón fracasó como
segunda opción por la estructuración territorial del sudeste. Fueron múltiples los
factores externos e internos que impidieron la consolidación del sudeste. Ante los
fracasos anteriores, en el valle de San Cristóbal se optó por una frontera circular
con lo que se logró poner en orden la jurisdicción, reducir la violencia fronteriza y
ser el prototipo de la anhelada divisoria baluarte.

18
El último capítulo, “San Felipe de Linares: tierras fronterizas”, se analiza
cómo el valle de San Cristóbal logró poner en marcha un modelo que defino como
divisoria baluarte. Desde 1690 hasta 1712 la frontera circular estuvo en marcha y
es en 1712 que a través de un proyecto privado y en medio de la guerra de (1709-
1715), se fundó San Felipe Linares. En 1729 comenzó una pacificación a través
de la diplomacia en todo el sudeste del Nuevo Reino de León. La villa de Linares
logró consolidar la frontera negociando con las múltiples naciones. Esto tomó
hasta 1735 aproximadamente, momento en el que comenzaron a idearse los
distintos proyectos para colonizar el Seno Mexicano. La importancia de Linares
como modelo de pre colonización y pacificación del Seno Mexicano se vio
reflejado en el magno proyecto de colonia del Nuevo Santander. La nueva colonia
tomó ventajas ya logradas por el espacio de Linares. Esto deja en claro, que el
Nuevo Santander no fue quien implementó el modelo de villa de españoles, sino
simplemente se benefició de lo ya comenzado en Linares e impulsó un proyecto a
grande escala basándose en lo que le tomó al Nuevo Reino de León consolidar en
un lapso de casi ochenta años.

19
PRIMERA PARTE

ZONAS FRONTERIZAS DEL MÉXICO COLONIAL: DELIMITANTES Y


EXPANSIONES, SIGLOS XVI-XVIII

20
La intención de este capítulo es caracterizar al Nuevo Reino de León en el
contexto de las teorías de frontera y poblamiento; de igual manera se busca
recrear un planteamiento similar para el espacio que ocupa el natural en el Nuevo
Reino de León. 18

En primer lugar, se ofrece una restructuración para trabajar la frontera y el


poblamiento en general; lo cual nos lleva a defender nuestra postura sobre la
frontera circular y la divisoria baluarte del área noreste, específicamente en el
sudeste del Nuevo Reino de León. Los conceptos que se proponen en este trabajo
son: Modelo de Reestructuracion Territorial Poblacional (fase I- demarcador, fase
II- forjador fronterizo, fase III- de contorno, fase IV- de asentamiento); sistema
espacial (espacios controlados, casi controlados y no controlados); frontera
circular y divisoria baluarte.

En segundo lugar, se explica lo que significó el espacio y el sustento para el


natural antes y durante la llegada del colonizador. Empleando los conceptos de
prácticas de apropiación del espacio simbólicas y productivas se puede ver como
los espacios chichimecas se vieron afectados por la expansión de la frontera
española.19 Esto los ligó a ciertos espacios y los ayudó a afrontar la colonización.

18
En este capítulo usaremos el término “natural” como referencia para los pobladores originales de las
tierras en el Nuevo Reino de León. Sin caer en las categorías de barbaros, salvajes, entre otros que han sido
reproducidos por la historiografía regional por mencionar algunos ejemplos. Después se usaran el de “indio
fronterizo”, “indio apostata”, “Indio gentil” e “indios de guerra” respectivamente y se explicaran
concretamente.
19
En este capítulo se explicara lo que denomino espacio chichimeca.

21
I- LA ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO Y LA CONSTRUCCIÓN DE
REGIONES: CUATRO MODELOS PARA SU REESTRUCTURACIÓN
El estudio de la frontera y los modelos de poblamiento es sumamente importante
para la comprensión del dominio geopolítico español; y la pérdida de control
territorial y movilidad espacial del natural, durante la época colonial. Las
representaciones de la frontera variaban, pero el espacio en disputa siempre
estuvo sujeto a la connotación de la guerra. De igual manera, tanto para el
colonizador como para el natural, la colonización significó la disputa para la
organización del espacio, donde el español apelaba por una construcción de
regiones que sustentara su avanzada dando como resultado una limitación
espacial para el tránsito del natural y sus prácticas prehispánicas vinculadas a
temporadas.20 Los dos bandos (colonial y chichimeca) compartieron las mismas
características en donde los espacios controlados, no controlados o poco
dominados eran requeridos a través de la guerra; por un control de la región y de
sus recursos; y fuentes de sustento.21 Sin embargo se dio una coexistencia donde
la negociación y la paz fueron etapas de tolerancia.

De acuerdo con Christophe Giudicelli, la modalidad de “encasillamiento”, se


refiere a un espacio donde el dominio español tuvo la facultad de reorganizar a los
grupos indígenas, creando clasificaciones en los sitios delimitados entre grupos
indígenas, atribuyendo un lugar y un papel propio dentro de la economía. 22 Según
Nicolás Ellison el manejo del espacio puede verse desde la perspectiva del
“natural”. Si la modalidad de encasillamiento de Giudicelli es la estrategia del
Estado para la anexión de espacios resistentes a través de sus dispositivos de
dominación y control, los conceptos usados por Ellison dan un giro total al estudio

20
Sara Ortelli, “Poblamiento, frontera y desierto la configuración de un espacio regional en el centro-norte
del Septentrión novohispano,” Antítesis 4, no. 8 (jul/dic 2011): 493-514. Ortelli maneja dos conceptos los
cuales son apropiados para este trabajo. El primero es el de “organización del espacio” el cual vemos una
similitud con el concepto de frontera. El segundo es el de “construcción de regiones” cual en nuestra
perspectiva es el uso de modelos de poblamiento.
21
Ortelli, “Poblamiento, frontera y desierto,” 493-514. En los siguientes capítulos serán tres conceptos que
manejaremos, espacios controlados o coloniales, casi controlados y espacios chichimecas. Creemos son más
funcionales ante las necesidades del área de estudio.
22
Giudicelli, “Encasillar la frontera,” 161-201. Ejemplos de dispositivos de control, dominación o poder:
frente militar-agrícola, frente misionero, fuertes militares, reducciones, etc.

22
de la organización espacial. Algunos de ellos son las prácticas de apropiación del
espacio simbólicas (cosmovisión y percepción ambiental) y productivas (prácticas
agrícolas principalmente) por mencionar algunos en su investigación.23 Dichos
términos son necesarios y fundamentales para la comprensión por ambos bandos
y la reconstrucción de una frontera en expansión de forma objetiva.
Independientemente que las prácticas de apropiación del espacio productivas van
ligadas a las actividades agrícolas, vemos una conexión de apropiación de
espacios en el aspecto de la práctica de recolección de frutos por temporadas.

La frontera nace como una organización del espacio, la cual es delimitada y


sustentada por la construcción de regiones a través del poblamiento. De esta
manera una región manifiesta ciertas características que son fundamentales para
el proceso de expansionismo de distintas áreas. La propuesta para reestructurar
espacios se basa en cuatro fases: modelo demarcador, modelo forjador fronterizo,
modelo de contorno (tipos de frontera) y modelo de asentamiento (modelos de
poblamiento) (véase diagrama 1.1). Cada fase define el siguiente modelo a
emplear por lo que es una propuesta para trabajar espacios de una manera
coordinada. La frontera tuvo un uso específico, el cual se desarrolló desde el
proceso de pacificación con la entrada de colonos y conquistadores otomíes a la
Gran Chichimeca, a diferencia de la apropiación (conquista) de ciudades-estado
de las civilizaciones Mesoamericanas.24 David Weber comenta que la frontera ya
no se visualiza como la delimitación entre barbarie y civilización. Al contrario, es la
interacción entre dos culturas las cuales están en constante coexistencia. A través
del medio físico en el que se desenvuelven las relaciones culturales se desarrollan
diferentes dinámicas dependiendo del tiempo y espacio.25

23
Nicolas Ellison, “Cambios agro-ecológicos y percepción ambiental en la región Totonaca de Huehuetla, Pue
(Kgoyom),” Ponencia presentada en el congreso de la Sociedad Mexicana de Antropología, agosto de 2001.
Consultado 30 de junio de 2014. http://nuevomundo.revues.org/302
24
Alonso Guerrero Galván, “La expansión hacia el Septentrión Novohispano: El caso otomí del códice Martin
del Toro,” en Cultura Novohispana. Estudios sobre arte, educación e historia, Coord. (s). Ma. Isabel Terán
Elizondo y Marcelino Cuesta Alonso (México: Universidad Autónoma de Zacatecas, 2006), 107-111. Powell,
La Guerra Chichimeca, 83-84.
25
Weber, “Turner, the Boltonians,” 66-81. Guerrero Galván, “La expansión hacia el Septentrión,” 107-111.
Powell, La Guerra Chichimeca, 83-84.

23
Las categorías de centro y periferia complementan esta investigación
(ejemplos como el Nuevo Reino de León fue la periferia de la Nueva España, pero
también como San Felipe de Linares fue la periferia de la ciudad de Monterrey).
Con la entrada de los colonizadores, el centro se transformó en un espacio cultural
que introdujo a los modelos europeos y los moldeó para su aplicación. Estos
modelos fueron desde el sistema de ley, los arquetipos de ocupación de la tierra y
sus instituciones sociales, económicas, políticas y culturales. La periferia es más
que un fragmento de la articulación del sistema del centro, pues en realidad
representa su propio sistema a menor escala.26 La periferia tanto como el centro,
estructuraron sistemas complejos politicos, sociales, culturales y económicos con
el paso del tiempo. Autores como David Weber, Christophe Giudicelli, Hal Langfur,
entre otros manejan estos conceptos de centro, periferia y frontera.27

Fase I: el modelo demarcador fue establecido desde antes de la llegada de


los españoles. Las líneas divisoras (geográficas y culturales) entre las diferentes
culturas prehispánicas quedan delimitadas en tres bloques, desde una visión
actual se tomaran los términos de Mesoamérica, Oasisamérica y Aridoamérica.28
De esta manera quedan conformados los modelos de demarcación los cuales
serán la base de la organización de espacios (frontera, centro y periferia) y la
construcción de regiones (instituciones económicas, políticas, militares y/o
religiosa).

26
Amy Turner Bushnell & Jack P. Greene, “Peripheries, centers, and the construction of early modern
American empires. An introduction,” en Negotiated empires: centers and peripheries in the Americas, 1500-
1820, Eds. Christine Daniels y Michael V. Kennedy (New York; London: Routledge, 2002) 1-14.
27
Consulte las obras: “The forbidden lands. Colonial identity, frontier violence, and the persistence of
Brazil’s eastern Indians, 1750-1830”, “The Comanche Empire”, “Bárbaros: Spaniards and their savages in the
age of enlightenment” y “Fronteras Movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales en las
fronteras americanas”.
28
David C. Wright Carr, La conquista del Bajío y los orígenes de San Miguel de Allende (México: Editorial de la
Universidad del Valle de México/Fondo de Cultura Económica, 1991) 9. Powell, La Guerra Chichimeca, 20.
Felipe Castro Gutiérrez, “La colonización del pasado: Pénjamo y la memoria del poblamiento de las fronteras
novohispanas,” Fronteras de la Historia 11, (2006), consultado 10 de enero de 2015: 121-151.
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83301104. Castro en este artículo denomina fronteras
mesoamericanas a la división con Aridoamérica y Oasisamérica. Serge Gruzinski, La colonización de lo
imaginario. Sociedades indígenas y occidentalización en el México español. Siglos XVI-XVIII, Trad. Jorge
Ferreiro (México: Fondo de Cultura Económica, 1991) 15. Gruzinski usa el término de frontera chichimeca,
para distinguir Mesoamérica y la zona norte. Valdés Dávila, La gente del mezquite, 40.

24
Fase II: cada bloque desarrolla un modelo forjador fronterizo, por lo que se
manejan tres, la conquista, la pacificación y la reducción-exterminio. El primer
modelo forjador fue la conquista para Mesoamérica y Oasisamérica; después
evolucionó y se adecuó en Aridoamérica. En el bloque de Aridoamérica es notoria
la adaptación de la pacificación a la conquista; cuya última transformación es de
pacificación a la reducción-exterminio en la zona Noreste. Es necesario tener en
cuenta que cada transformación nace ante las exigencias y particularidades de
cada demarcación y como complemento evolutivo.

Diagrama 1.1
Modelo de Reestructuracion Territorial Poblacional .

Fuente: Elaboración propia.

Cada modelo demarcador tiene una lista de características que los


diferencian o asemejan. Las zonas fronterizas por compartir un mismo espacio,
desarrollan una serie de asimilaciones interculturales: naciones chichimecas de

25
Aridoamérica y las civilizaciones de Mesoamérica.29 Esto desaparece entre más
se avanza hacia “tierra adentro” en Aridoamérica. La conquista en el territorio
mesoamericano fue rápida y concreta a comparación del espacio colindante en
Aridoamérica.30

Dentro de Mesoamérica es notable la frontera forjada ante la conquista, en


donde como su nombre lo dice se toman regiones a través del uso militar y
reforzado por el religioso; aprovechando los sistemas políticos y económicos
estructurados de sus sociedades. Los factores o características que le dieron una
garantía al español fueron: el modo militar con alianzas indígenas, el
aprovechamiento de las redes de caminos y pueblos, el sistema social, político,
religioso y de tributo (económico). Luis García comenta que el uso de estrategias
militares, las negociaciones y la experiencia de la Reconquista, fueron la clave
para la conquista del norte de África, las Islas Canarias, el Caribe y América.31

Además la primera conquista era reforzada con una segunda: la religión fue
el aparato perfecto de dominación ante la población indígena. Es necesario
recalcar que la introducción de la religión, no fue aceptada durante las primeras
décadas. Existieron diferentes estrategias las cuales los nahuas, incas, entre otros
grupos implementaron para conservar sus prácticas religiosas.

29
Con similitudes nos referimos a ideas abstractas, prácticas religiosas, sistema político, sedentarismo,
incipiente agricultura, organización social, juego ritual de pelota, etc. Giudicelli, “Encasillar la frontera,” 161-
201. Christophe Giudicelli comenta que una nación indígena debería en principio recubrir el mismo campo
semántico y representar la existencia de un grupo de individuos unidos por los mismos criterios de
nacimiento, de territorio y de lengua. Sin embargo hay una diferencia que constituye una verdadera
divisoria de aguas entre esos dos tipos de naciones: al contrario de las del Viejo Mundo, cuya definición
radicaba en la existencia de un cierto grado de organización política autónoma (provincia, señorío, reino o
incluso ciudad) las naciones indígenas nacen en la heteronomía más completa y absoluta. Son al mismo
tiempo la expresión y la materialización del poder colonial. La segmentación del mundo indígena por las
instancias coloniales tiene un efecto propiamente “creador”: su propósito no es reproducir una realidad
observada sino integrarla en un espacio cuadriculado. De ahí que ciertos nombres de naciones hasta
cambien de depositarios con el tiempo y las vicisitudes de la convivencia colonial, sin que eso constituya
ninguna contradicción respecto de la primitiva clasificación, en la medida en que el criterio vertebral de
dicha clasificación tiene poco muy poco que ver con la identidad del grupo que encasilla. Valdés Dávila, La
gente del mezquite, 55. Valdés Dávila comenta desde el aspecto cultural el nombre calificativo de nación,
para el español resulto uno administrativo mientras para el indio significo identidad y conciencia.
30
Castro Gutiérrez, “La colonización del pasado,” 121-151.
31
García-García, A medieval frontier, 26-28, 30-35.

26
En el área andina vemos que movimientos religiosos fueron los que
brindaron la resistencia al cristianismo. Durante la segunda mitad del siglo XVI, los
taquiongos (mensajeros de los dioses) comenzaron a predicar el Taki Onqoy, que
establecía la ruptura con los colonizadores y sus prácticas religiosas. Los dioses
andinos que en un inicio fueron vencidos por el dios cristiano, regresarían a
recuperar lo que les pertenecía. Se buscaba eliminar a los colonizadores a través
de epidemias y la guerra y para lograr el objetivo se necesitaba restablecer las
antiguas prácticas religiosas prehispánicas con el fin de fortalecer a los dioses.32
De esta manera los indios convertidos al cristianismo, regresaban a las zonas
periféricas a pedir el perdón de los dioses andinos y sumarse a la revuelta. Para
finales del siglo XVI, dicha práctica estaba en desuso y nuevas formas de
resistencia fueron dándose en la región.

Desde la realización de rituales en zonas alejadas de la poblaciones, redes


de espías, los ancianos jugaron un papel a través desde lo oral, mientras los
sacerdotes (tonalpouhque) a través de la lectura de los calendarios (caso de los
nahuas). Pero con el paso de nuevas generaciones de cristianos, la entrada de la
Inquisición episcopal, oleadas epidémicas debilitaron las sociedades indígenas y
las persecuciones violentas; es que comenzó a decaer la resistencia religiosa para
aceptar la nueva religión y la dominación colonial.33 Finalmente el indígena se
adaptó (andino y mesoamericano) al sistema español y a la implementación de
leyes a su favor.

La población mesoamericana y andina no modificó del todo su sistema ante


la llegada del español, simplemente se cambió el beneficiario de los tributos. 34 Por
consecuencia en Oasisamérica, en donde existió un sistema no tan complejo y
estructurado como en Mesoamérica, fue de gran ayuda para encajar dentro de la
conquista con sociedades sedentarias o semisedentarias. Esto no quiere decir que
32
Steve J. Stern, Peru’s Indian peoples and the challenge of Spanish conquest: Humanga to 1640 (Madison:
University of Wisconsin Press, 1993) 51-67. Kenneth Mills, Idolatry and its enemies. Colonial Andean religion
and extirpation, 1640-1750 (Princeton: Princeton University Press, 1997) 19-20.
33
Gruzinski, La colonización de lo imaginario, 23-28, 62-63, 68-69. Marina Zuloaga Rada, La conquista
negociada: guarangas, autoridades locales e imperio en Huaylas, Perú (1532-1610) (Lima: Instituto de
Estudios Peruanos/Instituto Francés de Estudios Andinos, 2012) 108-111.
34
Gruzinski, La colonización de lo imaginario, 33-42.

27
el proceso fuese de idéntico, pero gracias a ciertas características llegó a forjarse
un modelo similar en la región dependiente de las relaciones económicas, políticas
y culturales.35

La pacificación fue el proceso que siguió en la expansión de la frontera.


Esta comenzó a delimitar la línea divisora de Aridoamérica, sus características son
diferentes y las que brindaron una evolución en el tratamiento del tema de frontera
y poblamiento. Esto nos da pie para reafirmar que los españoles tomaron como
frontera, la establecida y conformada por las civilizaciones mesoamericanas.36 Sus
características fueron el haberse establecido en una zona geográfica particular,
tener jefes de nación, ningún sistema político, religioso, social o económico
estructurado que diera similitud a los demás bloques demarcadores.37

La conquista terminó en un fracaso rotundo; en primera instancia no se


tuvieron conquistas de espacios. En cambio, la pacificación consistió en crear un
espacio controlado y a través de la colonización como primera fase mantener una
nueva línea divisora. La colonización tuvo un efecto a mediano plazo: la creación
de rutas de intercambio. De esta manera se activó la economía con diferentes
espacios controlados y con redes de intercambio con regiones externas, a través
de la minera, ganadería, comercio, etc. La expansión de la frontera hacia el norte
se dio con el descubrimiento de minas de plata, por lo que a partir de 1550
comenzó una colonización masiva por parte de españoles, mesoamericanos y
chichimecas aliados. Esto creó un estado de guerra entre los colonizadores y los
chichimecas de la región, un conflicto armado que duró un lapso no mayor de
cincuenta años.38 La pacificación y la colonización fueron las nuevas herramientas
en la organización del sistema espacial.

35
Samuel Truett, Fugitive Landscapes: The Forgotten History of the U.S.-Mexico Borderlands (New Heaven
and London: Yale University Press, 2006) 18-20.
36
Castro Gutiérrez, “La colonización del pasado,” 121-151.
37
Powell, La Guerra Chichimeca, 58. Al hacerse la comparación con otros modelos, nos referimos que no
eran aptos para la incorporación al sistema español y sedentarismo desde la visión del colonizador.
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.
38
John Tutino, Making a New World. Founding Capitalism in the Bajío and Spanish North America (New
Haven: Yale University Press, 2011) 74, 80-86. Scarlett O’Phelan Gody, Un siglo de rebeliones anticoloniales.
Perú y Bolivia 1700-1783 (Lima: Instituto de Estudios Peruanos/Instituto Francés de Estudios Andinos, 2012)

28
La segunda fase dentro de Aridoamérica fue la reducción-exterminio
implementada en el área Noreste, a través de políticas radicales de esclavitud, la
colonización y la “guerra viva”. Las naciones pertenecientes a la región Noreste se
caracterizaban por un modelo de economía de apropiación, una organización en
micro-grupos (agrupaciones familiares o la alianza circunstancial de ellas),
seminómadas estacionales, ser animistas y tener aspectos del totemismo. 39 Eran
nómadas que cambiaban de zona frecuentemente en busca de alimentos y de
acuerdo a las estaciones del año; su economía basada en actividades de pesca,
recolección y caza. Dentro del modelo español los nómadas no encajaban, pues
no tenían nada que tributar y su belicosidad fue un problema a grande escala ante
la protección de sus espacios. Como resultado de la pacificación continúo la
colonización, pero el uso de distintos dispositivos de control moldearon las
relaciones interétnicas. Dichos dispositivos fueron las congregas y las haciendas
trashumante, por lo que fueron devastadoras para el natural: provocaron la guerra
viva, una reducción forzada e ineficaz en misiones y un exterminio del natural en
términos biológicos (epidemias y guerras) como culturales durante los siglos XVI-
XVIII.40

31-46. Hace una explicación sobre la minería y su desarrollo económico en el Perú, enfocándose al Potosí.
Deja en claro su modelo basado en el de Carlos Sempat y la minería como foco poblacional.
39
García Flores, “¡Puro mitote!,” 22. Jesús G. Ramírez Almaraz, Naturaleza y cultura entre los indígenas
nómadas cazadores-recolectores del noreste de México (Monterrey: Universidad de Monterrey/Centro de
Estudios Históricos UDEM/Universidad Autónoma de Nuevo León, 2011) 12-13, 67-68 & 128-130. Alonso de
León, “Relación y discurso del descubrimiento, población y pacificación de este Nuevo Reino de León;
temperamento y calidad de la tierra,” en Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas,
Texas y Nuevo México, escrita en el siglo XVII por el Cap. Alonso de León, Juan Bautista Chapa y el Gral.
Fernando Sánchez de Zamora, Ed. Israel Cavazos Garza, (Monterrey: R. Ayuntamiento de Monterrey 83-85,
1985) 8-9, 27-28.
40
Archivo General de la Nación (en adelante AGN), RC, vol. 20, exp. 73, f. 182-189. The Dolph Briscoe Center
for American History-Archivo General de Indias-2Q148-Vol. 89 (en adelante DBCAH-AGI). La guerra viva se
puede dividir en dos etapas: la primera que abarca de finales del siglo XVI hasta 1750 y una segunda de 1750
hasta el siglo XIX en la región. En el siguiente capítulo se explicara detalladamente. Boccara, “Etnogénesis
mapuche,” 425-461. La etnogénesis mapuche se traduce por el surgimiento de una nueva entidad
sociocultural cuya estructura social e identidad poco tienen que ver con las de los grupos de su origen (los
reche centrales). En el caso del Nuevo Reino de León, los indios que se integraban al sistema colonial,
pasaron por un proceso de etnogenesis cual con el tiempo modifico y transformo súbditos de la corona. Es
una forma de pérdida de identidad individual por la implementación de una colectiva. Esto es el exterminio
cultural que sufrieron los indios del Noreste.

29
El problema surge al modificarse las características de los nuevos espacios
a los que intentan adherir los españoles. La zona Noreste mantenía un sistema de
organización espacial al cual tanto religiosos como militares les fue de difícil
acceso sin embargo no imposible.41 Es importante recalcar que en el caso del
Nuevo Reino de León, se reprodujo una percepción de espacios controlados y no
controlados. Para entender esto se tiene que tomar en cuenta que las etnias se
dividían en cuatro grupos coahuiltecos, guachichiles, tamaulipecos y janambres
(véase mapa 1.1) y que estas estaban divididas en micro grupos, a diferencia de la
zona centro de Aridoamérica donde la fragmentación de rancherías era menor.42

Mientras la guerra chichimeca se caracterizó por el número específico de


naciones conformadas y sus alianzas, sucedió lo contrario para la guerra viva.
Primero el conflicto bélico de la guerra viva no se tiene que visualizar como la
guerra del Mixtón o la guerra chichimeca. Estos fueron conflictos superiores en
número de hombres, abastecimientos, poniéndole fin a las etapas de armas en
lapsos cortos o medianos de tiempo. El nombre de guerra viva ha sido
implementado de una manera general por la historiografía regional, donde tratan
de encasillar un conflicto bélico en la región. En realidad, fueron múltiples ataques
simultáneos, por diferentes frentes, a través de grupos pequeños de naturales y
las alianzas fueron notorias en ciertos casos especiales. No se seguía una causa
como eje rector como las implementadas en las otras guerras. Se puede rescatar
del documento que el uso del término no es para describir un conflicto definitivo,
sino una situación de alerta en general, una frontera que estuvo en constante
transformación, en guerra y paz, asediada por diferentes naciones representando
distintos intereses o hasta cierto grado creando treguas con los españoles.

41
García Flores, “¡Puro mitote!,” 15. La zona Noreste es una de las divisiones utilizada por García Flores. Las
cuales pertenecen a la región de Aridoamérica: Noreste, Occidente, Norte y Sierra Gorda. Podría agregarse
una quinta que sería la Pacifico, tomando territorios como las Californias y parte de Sinaloa.
42
García Flores, “¡Puro mitote!,” 22 Una clasificación que abarca los nombres dados como: tribus, bandas,
rancherías o naciones. Se puede visualizar al neoleonés que encasillaba en naciones a los grupos nómadas
para hablar del natural o para un lugar habitacional se le denominaba ranchería. Otros nombres eran los de
“indio fronterizo” usado en los siglos XVII-XVIII para referirse a los indios del este y de “indio del norte” los
cuales su nombre describen su origen de procedencia cruzando “arriba del río Grande”. Dentro de la
espacialidad de la “Guerra Chichimeca” estas fueron las naciones que participaron en el conflicto: zacatecos,
guachichiles, tepehuanes, pames, guamares, tepeques y cazacanes.

30
No fue el mismo conflicto de finales del siglo XVI hasta la primera mitad del
siglo XVIII con chichimecas de la región que el de las incursiones de lipanes y
comanches de finales del XVIII y durante el siglo XIX. Por lo que durante la
primera etapa son notorios los múltiples levantamientos en la región, sin ningún
eje rector en materia de confederación. Es notorio ver como respuesta de los
indios fronterizos los ataques a centros poblados, haciendas y caravanas de
ganado, pues la colonización comenzaba a reducir su espacio de tránsito. Algunas
confederaciones se dieron, pero no tuvieron el impacto a comparación de otras
regiones. Esto cambia en la segunda etapa con los lipanes y comanches, los
cuales mantenían una organización concreta, haciendo incursiones de robo de
ganado o cautiverio.43

Las villas que se fundaron fueron pocas y en largos lapsos de tiempo,


mientras las haciendas, ranchos y labores fueron en periodos más inmediatos.
Suele pensarse que entre más se avanzaba en el control de espacios a través de
los dispositivos de control, se generaba una frontera como división de civilización y
barbarie, seguridad y peligro, lo habitable y lo no habitable ante la perspectiva
colonizadora. De hecho se desarrolló una seguridad espacial circular y privada
que dependió de cada hacendado y que no generó una frontera de protección en
todo el reino. De esta manera los espacios controlados y casi controlados solían
ser penetrados por incursiones de “indios del norte” o “indios fronterizos”. Los
espacios chichimecas fueron dominados por los naturales por tener un amplio
conocimiento del sistema espacial: geografía y fronteras naturales.44

La hacienda se convirtió en el pilar de delimitación absoluta de la “frontera


de guerra”. Es notorio el primer paso con la erección de haciendas, ranchos,
labores y estancias (agrícolas, ganaderas o mixtas) derivando en la disputa del
control de espacios. Por lo que se transformó en la base de futuros asentamientos

43
Brayan DeLay, War of a thousand deserts. Indians raids and the U.S. – Mexican war (New Haven: Yale
University Press, 2009) 56-60. David B. Adams, “Embattled Borderland: Northern Nuevo León and the Indios
Barbaros 1686-1870” The Southwestern Historical Quarterly 95, no. 2, (Oct 1991) 205-220.
44
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v. Radding, Landscapes of power, 162-195. En su quinto capítulo se enfoca a
la similitud de poder político otorgado por la geografía a ciertos espacios como el desierto sonorense o los
bosques amazónicos.

31
en la región creando una división político-administrativa con mayor solidez y
cercana con otros espacios secundarios (véase el cuadro 1.1).45 Es necesario
recalcar que la hacienda no es la forma antecedente de toda división política-
administrativa, pero si el agente facilitador en algunos casos. Las categorías
político-administrativas son: alcaldía mayor con autoridad en villas, valles (podían
contar con reales de mina o presidios); y complejos de misión y pueblo de indios.
Los valles se convirtieron en el espacio de asentamiento de misiones, haciendas,
labores y estancias; tomando la frontera circular como el desarrollo principal de
una protección individualista y la categoría de alcaldía mayor para coordinar
espacios secundarios en la jurisdicción.46

Otra característica fue la fundación de villas con el fin de crear una defensa
en la región, diferente a otras regiones. Un ejemplo es cómo en la Nueva España,
la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya mantuvieron diferentes posturas políticas y
militares para la contención de una frontera segura, mientras en el Nuevo Reino
de León los presidios y las misiones no fueron la solución con mejor efectividad y
si un complemento en el tratamiento del conflicto. Cuando se da la transición
hacia la “divisoria baluarte” nacen las villas defensivas, las cuales no siempre
cumplieron sus objetivos. El primer intento para la fundación de una villa y que
resultó un fracaso inminente fue San Mateo del Pilón en 1701. 47 No cumplió sus
objetivos defensivos por lo que fue remplazada en un lapso no menor de once
años por la villa de San Felipe de Linares.48 La villa tuvo que ser trasladada cinco
leguas al sureste por conflictos de tierras y agua con la misión de San Cristóbal de
los Gualaguises en 1715 y por petición de la junta general de guerra de la ciudad
de México como punto defensivo de la región.49

Fase III: En el modelo de contorno, primero es necesario considerar la


frontera colonizadora como la base que mantiene toda una estructura de avance
45
Peña Guajardo, La economía novohispana, 35-37. Peña Guajardo hace una descripción de la división
política-administrativa.
46
Un ejemplo es como el valle de San Antonio coordina la jurisdicción a través de la alcaldía mayor, pero no
es autónoma pues es dependiente del valle de Río Blanco.
47
AGN, RCD, vol. 38, f. 27-30.
48
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.
49
AGN, RCD, vol. 38, f. 192v-201v.

32
en los espacios. Es necesario identificar los diferentes tipos de frontera que van
adaptándose por región. Para el Nuevo Reino de León, se identifican dos grupos
con sus respectivas características.

El primer grupo es el de avanzada y con el cual se pueden visualizar las


fronteras tradicionales como la misional, militar y ganadera. Se presentaron en
diferentes regiones, como en las Californias, la Nueva Vizcaya y Zacatecas.50

El segundo grupo es el de resistencia, en el cual tenemos los presidios, la


frontera circular y la divisoria baluarte para identificar fenómenos dados en la
región. Es importante recalcar que las fronteras son inmóviles, por lo cual no se
expanden por el contrario tienen objetivos de protección de espacios controlados o
casi controlados y como bases de operaciones militares o de diplomacia en el
caso la divisoria baluarte.

La frontera circular fue a la que pertenecieron las haciendas, ranchos


agrícolas, estancias, etc. Sólo controlaron un perímetro a la redonda de la
propiedad y su seguridad es sustentada con capital económico y humano del
hacendado. Es particular, no manifiesta cambios a grande escala y no se
entrelaza con otros espacios secundarios. Las haciendas jugaron un papel
importante en el Nuevo Reino de León como colonización primaria y enclaves de
comunicación para las redes económicas. La divisoria baluarte, nace como un
frente a problemas mayores de incursiones de naturales, en este caso tiene las
características de un presidio siendo una villa. Pasando de hacienda a villa para
pacificar o controlar ciertos espacios chichimecas, delimitar un defensa en la
región de máxima seguridad y concluir con la adaptación un modelo de
poblamiento al concluir sus objetivos a mediano plazo. Fue escenario de
diplomacia, negociaciones o guerra dependiendo de las circunstancias de sus
actores, el tiempo y el espacio.

De manera general, todo quedó conformado por un sistema espacial en


donde se desarrollaron los espacios (controlados, casi controlados y espacios

50
Powell, La Guerra Chichimeca, 25.

33
chichimecas) y las redes de comunicación e intercambio. La composición de los
espacios controlados fueron villas, haciendas, valles, etc.; de los casi controlados
fueron las haciendas y algunos centros poblados con mayor peligro por colindar
con espacios chichimecas como sierras y cerros. Todo conformó una jurisdicción
en donde la frontera circular tuvo dos variantes; una como protección de
haciendas, estancias (ganaderas, agrícolas o mixtas) y labores siendo espacios
secundarios sujetos a los espacios principales (villa, valle, ciudad o real de minas).
La segunda es la villa como cabeza de una jurisdicción que organiza a los
espacios secundarios (véase cuadro 1.1). Pasando por último a la divisoria
baluarte, aquí una villa toma la protección de una región como punto de base de
operaciones militares y económicas, sobrepasando jurisdicciones y a través del
financiamiento de hacendados y militares. De esta manera la hacienda se
convierte en la punta de lanza de la pacificación y reformador del espacio a través
de sus diferentes transformaciones.

Cuadro 1.1
Modalidades del sistema espacial

Fuente: Elaboración propia.

34
Fase IV: Algunos de los modelos de asentamiento dentro de los siglos XVI-
XVIII que dieron un sustento a la organización espacial fueron; en Guanajuato
(Bajío, San Miguel de Allende) las estancias ganaderas y agrícolas; 51 en
Zacatecas (zona centro) los asentamientos mineros y presidios;52 en la Nueva
Vizcaya y Nueva Extremadura (Coahuila y parte sur de Texas) las misiones y
presidios;53 en la Nueva Vizcaya los asentamientos mineros, las estancias
agrícolas y ganaderas;54 en el Noroeste (Sinaloa, Sonora, Californias y Arizona)
las misiones;55 en el Nuevo Santander (Tamaulipas y parte sur de Texas) el
proyecto de colonia;56 y en el Nuevo Reino de León se destacaría un modelo de
haciendas.57

Independientemente de los resultados de cada modelo de poblamiento, la


propuesta está estructurada a grandes rasgos. Es indispensable considerar que
cada región mantuvo características que se desarrollaron en espacios específicos
conformando un mismo sistema espacial. De esta manera diversos espacios

51
Consulte las obras de David C. Wright Carr: “La conquista del Bajío y los orígenes de San Miguel de
Allende”, “Conquistadores otomíes en la Guerra Chichimeca: dos documentos en el Archivo General de la
Nación” y la obra de John Tutino: “Making a New World. Founding Capitalism in the Bajío and Spanish North
America”.
52
Consulte las obras de Philip W. Powell: “La Guerra Chichimeca (1550-1600)” y “Capitán mestizo: Miguel
Caldera y la frontera norteña. La pacificación de los chichimecas (1548-1597)”. También la obra de Carlos
Sempat Assadourian: “Zacatecas. Conquista y transformación de la frontera en el siglo XVI. Minas de plata,
guerra y evangelización”.
53
Consulte la obra de Cecilia Sheridan Prieto: “Anónimos y desterrados. La contienda por el “sitio que
llaman de Quauyla”, siglos XVII-XVIII” y “El “yugo suave del evangelio”. Las misiones franciscanas de Río
Grande en el periodo colonial”. También las obras de Gabriel Martínez-Serna: “Vineyards in the desert: the
Jesuits and the rise and decline of an Indian town in New Spain’s Northeastern borderlands”, “Viñedos e
indios de desierto: fundación, auge y secularización de una misión jesuita en la frontera noreste de la Nueva
España” y su artículo “Jesuit Missionaries, Indians Polities, and Environmental Transformation in the Lagoon
March of Northeastern New Spain”.
54
Consulte los artículos de Salvador Álvarez: “Colonización agrícola y colonización minera: la región de
Chihuahua durante la primera mitad del siglo XVIII”, “El pueblo de indios en la frontera septentrional
novohispana”, “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador, latifundista y capitán de guerra de la frontera
norte” y “Nuevos latifundios, viejos latifundios y poblamiento del territorio. La estructura agraria de
Chihuahua de la colonia a finales del siglo XIX”.
55
Consulte la obra de Sergio Ortega Noriega: “un ensayo de historia regional. El noroeste de México 1530-
1880”. También las obras de Ignacio del Rio: “El noroeste del México colonial: Estudios históricos sobre
Sonora, Sinaloa y Baja California” y “Conquista y aculturación en la California Jesuítica 1697-1768”.
56
Consulte las obras de Patricia Osante: “Orígenes del Nuevo Santander 1748-1772”, “Poblar el Septentrión.
I Las ideas y propuestas del Marqués de Altamira 1742-1753” y “Poblar el Septentrión II. “.
57
Consulte la obra de Valentina Garza: “Poblamiento y Colonización en el Noreste Novohispano: Siglos XVI y
XVII”. Es la propuesta de modelo de poblamiento que se da en la región y que se explicara a grandes rasgos
en los siguientes capítulos.

35
dependieron de las características geográficas, relaciones con los naturales, la
creación de mercados y sus redes de intercambio. San Felipe de Linares,
represento una anomalía a los modelos tradicionales de frontera y poblamiento.
Este modelo no fue el único de todas las regiones, pero si el primero en dar
continuidad al propósito de su fundación dentro del Nuevo Reino de León.

II- NÓMADAS: ESPACIO Y SUSTENTO A TRAVÉS DE LAS FRONTERAS


NATURALES DURANTE EL NUEVO REINO DE LEÓN (1600-1750)
A diferencia de la organización del espacio del colonizador, para el natural era en
sí un espacio controlado con absoluta libertad transitoria. W. Taylor establece el
término “nomadismo enclaustrado” por lo que los grupos estaban atados a un
territorio tradicional de recursos mediantes su dependencia hacia las fuentes de
agua locales.58 Este concepto es aplicable para el área de Coahuila, pero por la
escasez de agua en ciertas áreas de Nuevo León, el natural estableció rutas
migratorias de reconocimiento de suministros locales de agua y frutos en zonas
específicas por temporadas. Aunque fueron varios los mecanismos de
sobrevivencia los que se establecieron, esto puede aplicarse estacionalmente, a
través de las prácticas de apropiación de espacio simbólicas (cosmovisión y
percepción ambiental) y productivas (prácticas agrícolas).

De esta manera los espacios chichimecas, pertenecían a un mismo sistema


espacial donde diferentes naciones guerreaban por sus recursos.59 Después ese
conflicto se transformaría en uno, entre los colonizadores y los naturales. Por un
lado el español a través de la colonización, redes de caminos y el intercambio
colombino afectaron los espacios chichimecas en el cual el natural mantenía un
control absoluto; 60 mientras por el lado del natural si en un inicio tuvieron el control

58
Walter W. Taylor, “Archaic Cultures Adjacent to the Northeastern Frontier of Mesoamerica in
Archaeological Frontiers and External Connections” en Handbook of Middle American Indians, ed. G. F.
Ekholm y G. F. Willey, 59-94. Handbook of Middle American Indians 4, ed. Robert Wauchope. (Austin:
University of Texas Press, 1966) 64.
59
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 34. Espacio chichimeca o espacio no controlado
concepto que uso para definir el área de control estacional o permanente del natural.
60
Alfred W. Crosby, “Gran historia como historia ambiental,” Relaciones 136, (otoño 2011), consultado 2 de
noviembre de 2014: 21-39. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13729711003.

36
de la región, poco a poco fueron perdiendo espacios ante los colonizadores. El
agua fue un delimitante espacial de sobrevivencia, el cual fue un motivo de
conflicto en ciertos casos por no generalizar. Arqueológicamente se ha
comprobado el establecimiento estacional en zonas con una disposición lineal o
marginal a los afluentes fluviales por su potencial biótico explotable.61

Primero con las prácticas de apropiación del espacio simbólicas podemos


hacer una diferenciación. Pues se dividieron en la cosmovisión y la percepción
ambiental. Por miles de años los naturales mantuvieron una estrecha relación con
su entorno, donde lograron desarrollar tradiciones prehispánicas las cuales se
fueron heredando generación tras generación. Estas tradiciones implicaron desde
el uso de espacios con fines mágico-religiosos hasta el uso de mitotes en sus
distintas modalidades. Además su conocimiento se plasmó en petrografías y
pictografías en toda la región Noreste.

Segundo, algunos ejemplos de apropiación del espacio simbolico son:


rituales de lluvia en Boca de Potrerillos;62 entierros en la cueva de la zona de
Derrumbes y en la cueva Ahumada;63 el uso de abrigos rocosos con fines de
habitación, refugio o centro ritual llamados “cuicillos” en Cañada Alardin;64 el uso
de bases astronómicas plasmadas en cuentas para la orientación ante cacería y
su uso de suministros estacionales en Boca de Potrerillos y la cuenta de La
Mula;65 y el arte rupestre como delimitador territorial y base de espacios sagrados
estacionales con fines de sobrevivencia en El Muerto y Berbechos por solo

61
Moisés Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León y el Noreste (Monterrey: Universidad Autónoma
de Nuevo León, 1999) 54. Araceli Rivera Estrada, Arqueología en el sur de Nuevo León (Monterrey: Archivo
General del Estado de Nuevo León, 1997) 17.
62
Jon L. Olson, “Un sitio de petroglifos en el noreste de México,” en Boca de Potrerillos, eds. Moisés Valadez
Moreno y Ernestina Lozano de Salas (Monterrey: Universidad Autónoma de Nuevo León/Museo “Bernabé
de las Casas”, 1998) 79.
63
Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León, 116. Araceli Rivera Estrada, Panorama general de la
arqueología en el sur de Nuevo León: Cueva de la Zona de Derrumbes (Monterrey: Archivo General del
Estado de Nuevo León, 1995) 12-17.
64
Rivera Estrada, Arqueología en el sur, 17, 32-33. “Cerámica prehispánica en el sur de Nuevo León” Revista
de Humanidades: Tecnológico de Monterrey, no. 13, (2002), consultado 20 de diciembre de 2014: 227-238.
http://www.redalyc.org/pdf/384/38401311.pdf.
65
William B. Murray, “Conteo y observación del cielo en Boca de Potrerillos: huellas de una antigua
tradición,” en Boca de Potrerillos, Eds. Moisés Valadez Moreno y Ernestina Lozano de Salas (Monterrey:
Universidad Autónoma de Nuevo León/Museo “Bernabé de las Casas”, 1998) 50.

37
mencionar algunos. Dichos espacios fueron ejemplos de que fueron apropiados
por diferentes grupos a lo largo del tiempo hasta la llegada del colonizador.66 Jon
Olson comenta que es posible que el año 1600 sea la ruptura de Boca de
Potrerillos con las tradiciones prehispánicas o una discontinuidad ante el
expansionismo de la frontera con poblaciones como Monterrey y Saltillo. Por lo
que es probable que esa misma frontera al expandirse de igual manera fue
afectando los demás espacios chichimecas donde se ejecutaban esas tradiciones
prehispánicas en la región.

Por lo tanto el natural controlaba un sistema espacial (basado en espacios


chichimecas), el cual el colonizador se apoderaría con el paso de los años.67
Dejando en claro que eran espacios casi controlados los que obtenían los
neoleoneses, los espacios controlados no fueron tan frecuentes dentro del Nuevo
Reino de León. A diferencia del espacio controlado del colonizador, el natural
mantuvo determinadamente un control estacional. Esto facilitó al español obtener
a través de medios legales las mercedes de tierra y el uso de agua.68
Restructurando la planificación de repartimiento de la tierra y el uso de agua en la
región. Los naturales estaban en constante movimiento dependiendo de las
estaciones del año, pues era lo que les proveía de un sustento alimenticio. Tanto
la caza como la pesca, fueron importantes actividades dentro de su economía de
apropiación;69 definiendo su control territorial ante otras naciones. Su espacio
estacional dependía de los nichos ecológicos, por lo que solía ser por temporadas
cortas. Un sistema espacial delimitado por los naturales o las naciones, fue
conformado por varios espacios chichimecas con distintos micro-grupos en
constante transición.

66
Araceli Rivera Estrada, “Valle de Conchos, Nuevo León. Estructuración del Paisaje Cazador-Recolector
Mediante la Grafica Rupestre” IFRAO 2013 Proceedings, American Indian Rock Art 40, American Rock Art
Research Association, (2013) 871-904.
67
Espacios controlados, casi controlados y no controlados (espacios chichimecas) véase cuadro 1.1.
68
Peña Guajardo, “La economía novohispana,” 27.
69
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 24. Alonso de León describe que las pieles y las puntas
de flechas son usadas como moneda para la compra de peyote para los mitotes. Jesús G. Ramírez Almaraz,
“Tras el rastro del cazador. Algunas evidencias arqueológicas e históricas de los antiguos indígenas de Nuevo
León y Coahuila” Noreste. Historia, Historiografía y Ciencias Sociales I, no. I, (Enero-Junio 2009) 29-70.

38
Mapa 1.1
División territorial chichimeca

Elaboración propia.

Existieron espacios chichimecas los cuales incluso después de la


independencia continuaban siendo fronteras en constante conflicto. Cambiaron los
actores, pero el problema fue el mismo a través de la colonia y los primeros años
independientes. Los nómadas de la región mantenían una organización no estatal,
por lo que su fragmentación social creó problemas a los colonizadores en el
momento de integrarlos a los dispositivos de control. No tenían cabida dentro del
sistema económico español, no aceptaban reducirse a la vida sedentaria dentro de

39
pueblos. Esto fue un problema para los misioneros como para los colonizadores
de la región.70

Finalmente, otro aspecto que se tiene que resaltar, es la evolución del uso
de la geografía de los espacios chichimecas. Las sierras se convirtieron en el uso
predilecto de los naturales ante la llegada de los colonizadores, modificaron los
espacios casi controlados (su área de tránsito originaria); para trasladarse a
espacios controlados apoyándose en la naturaleza. En un principio el conjunto
familiar se integró por ocho a diez individuos. En caso de estado bélico, la
congregación principal del natural fue la ranchería, con un número promedio de
quince chozas y formadas en hileras o en media luna.71 A los costados contaban
con dos chozas fortaleciendo la protección, cumpliendo la función de centinelas y
manejando el control de acceso. En tiempos de paz, solían existir varios conjuntos
familiares los cuales tenían una movilidad transitoria individual la cual se
respetaban espacios de otras rancherías, solo podían traspasarlos si contaban
con un debido permiso y consentimiento.

Los espacios chichimecas fueron las sierras, los cerros o cavidades rocosas
entre otras áreas de suministro de subsistencia.72 Esas sierras y cerros fueron las
fronteras naturales que dividieron estos espacios chichimecas de los espacios
coloniales. En el momento de expandirse la colonización, se fueron reduciendo los
espacios chichimecas y transformando dichas sierras o cerros en fortificaciones
internas de uso exclusivo del natural. Ese vínculo con la naturaleza que para el
español era nada más que barbarie, fue el mejor aliado de los naturales durante la
“guerra viva”. Pues es necesario retomar que tanto las clasificaciones de los
“chichimecas” eran basadas en prejuicios de los españoles para la justificación

70
Valdés Dávila, La gente del mezquite, 23.
71
Valdés Dávila, La gente del mezquite, 18. En esta investigación le otorgo dos usos a la palabra ranchería,
primero como congregación principal en épocas de guerra y segundo el asentamiento temporal de micro-
grupos de cazadores-recolectores.
72
García Flores, “¡Puro mitote!,” 48. Ellison, “Cambios agro-ecológicos”. Rivera Estrada, “Valle de Conchos,
Nuevo León,” 871-904. Ramírez Almaraz, “Tras el rastro del cazador,” 29-70.

40
bélica y la esclavitud.73 Estas modalidades de encasillamiento eran clasificaciones
basadas en nombres dados a los naturales (dejando a un lado que todos eran
llamados chichimecas, indios gentiles o apostatas) hasta el grado de reducirlos en
pueblos de indios integrados a la vida civilizada.74 La solución del colonizador, fue
encasillarlos tanto con nombres peyorativos como en dispositivos de control; entre
más avanzó “tierra adentro” fue realizando un panorama complejo y vasto de
culturas. Los espacios chichimecas se modificaron al tener contacto con el sistema
colonial: pasando del uso mágico-religioso (practicas prehispánicas) hacia uno de
estado bélico y de refugio. Los espacios no controlados tomaron ventaja de la
geografía en dos aspectos: como frontera natural entre los espacios chichimecas y
los coloniales; y como fortificaciones naturales ante las etapas en conflicto.

Las prácticas de apropiación productivas van ligadas a la agricultura.


Primero teóricos como Olson argumentan que Boca de Potrerillos fue un área de
irrigación de cultivos a pequeña escala incorporada a su economía de apropiación.
Sus petrografías representan los rituales de lluvia, los cuales pudieron estar
vinculados por temporadas y siguiendo una tradición de años cual se fue
reproduciendo con el tiempo. Una posibilidad planteada es la necesidad de lluvia
para irrigar plantíos de maíz de primavera en las riberas del arroyo. 75 De esta
manera es catalogada dentro de la agricultura incipiente, como la desarrollada en
la región sureste, dado en algunos casos con los rayados del sur y siendo una
muy primitiva.76

Independientemente de la agricultura incipiente de algunos casos de la


región. En este estudio se propone la apropiación estacional de suministros
locales como dispositivo de demarcación territorial. De esta manera espacios
chichimecas donde por temporadas brindaron así fueran frutos, agua o una
cacería fructífera describen la función principal del concepto. Diferentes teóricos

73
Karoline Cook, “Muslims and Chichimeca in New Spain: The Debates over Just War and Slavery” Anuario
de Estudios Americanos 70, no. 1 (enero-junio 2013), consultado 17 de enero de 2015: 15-38.
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/viewFile/587/590.
74
Giudicelli, “Encasillar la frontera,” 161-201.
75
Olson, “Un sitio de petroglifos,” 69.
76
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 30.

41
han comentado a través de sus investigaciones que las petrografías y las
pictografías suelen representar estas prácticas. W. Murray nos comenta que las
cuentas de la Mula y en Boca de Potrerillos pueden representar elementos de un
sistema de navegación terrestre, este conocimiento habría permitido a un grupo de
cazadores-recolectores orientarse en el tiempo y espacio y aumentar sus
posibilidades de sobrevivir, al planear oportunamente sus movimientos hacia
recursos temporales específicos.77 Esto demarcó un territorio con recursos
naturales explotados por el nómada.

Araceli Rivera Estrada comenta que se dio un espacio sagrado, ocupado y


denominado (simbólica y culturalmente) durante la época prehistórica en la región
central de Nuevo León, por grupos recolectores y cazadores (avanzados o
complejos) en forma cíclica, durante un largo periodo de tiempo, en vista de
asegurar su reproducción y satisfacer sus necesidades vitales, que eran a la vez
materiales y también simbólicas (correspondientes a su realidad material e
imaginaria).78 De esta manera no se descarta que existieran más espacios
similares (los descritos por Murray o Estrada) y con el mismo mecanismo
implementado de apropiación estacional de suministros locales en la región.

Una causa que originó la Guerra Chichimeca, fue la entrada del ganado
mayor y menor (en el Bajío) desde 1550 en adelante, pues modificó el
medioambiente del natural. Reduciendo el sustento alimenticio de los chichimecas
y sus presas. La forma de resistir al invasor (españoles, mesoamericanos y su
vasto ganado) fue la modificación de la cacería y la obtención de bienes. Comenzó
la caza de ganado y el asalto por comida y ropa de las caravanas que transitaban
sus tierras.79

Con la introducción del ganado mayor y menor comenzó una apropiación y


transformación de los ecosistemas los cuales iniciaron a delimitar los espacios

77
Murray, “Conteo y observación del cielo,” 52.
78
Rivera Estrada, “Valle de Conchos, Nuevo León,” 871-904. El enfoque principal viene desde la cultura
material indígena: vestigios de carácter material –habitacional, asentamientos, arquitectura, lítica y de
carácter ritual– y representaciones rupestres. Conceptos que se desarrollan y utilizan son el de paisaje,
identidad y agencia.
79
Tutino, Making a New World, 80.

42
chichimecas. El natural y sus presas perdieron abastecimientos alimenticios con
las transformaciones ambientales. El estudio de J. Almaraz explica la función de
la cacería y cómo evoluciona con la llegada de ganados a la región.80 El natural,
no tiene la necesidad de esperar temporadas para la cacería, con la falta de
noción de propiedad privada, el ganado es un animal fácil de obtener ante sus
necesidades de suministros alimenticios. Si en un inicio todo fue estacional para la
obtención de suministros; el venado de cola blanca es remplazado por el ganado
mayor y menor modificando su dieta. Por lo que fue normal atacar ranchos y
caravanas que trasladaban el ganado trashumante durante el siglo XVII y
haciendas de cría de ganado interno durante el siglo XVIII. Lo que no cambió fue
la necesidad del agua y la recolección, por lo que podemos visualizar distintos
factores entre los dos grupos de actores para el inicio constante de un estado
bélico.

Es importante recalcar, que la coexistencia entre el colonizador y el natural


significaron periodos de paz y guerra. Pues el natural, no buscaba el exterminio
del colonizador, pues los múltiples ataques a las haciendas solo era robo de
ganado y en muchos casos no asesinaban a los colonizadores. Cuando las
negociaciones se concretaban se vivían tiempos de paz, pues los beneficios
otorgados para ambos bandos eran de mayor interés. Pero estos periodos
también se vieron afectados por la ruptura de estos acuerdos, desde el uso de las
congregas, malos tratos con pastores o las entradas por “piezas” para la fuerza de
trabajo de ciertos oficios. Creando movilizaciones que en muchos casos que
fueron catalogadas de guerra, conflictos y violencia encasillándose dentro de la
guerra viva. En algunos casos indios congregados se retiraron a las sierras, las
cuales representaban una zona de protección, alistándose en las incursiones de
los indios de guerra que nunca se redujeron a los pueblos o misiones. Sean F.
McEnroe comenta que los conflictos fueron inevitables, pues el traslado de ganado
dependía de las temperaturas del año y su alimentación en los pastizales; esto

80
Ramírez Almaraz, “Tras el rastro del cazador,” 29-70.

43
representaba una lejanía de los centros poblados, con consecuencias como el
robo de ganado y choques violentos.81

Con la entrada de los colonizadores se fue modificando el hábitat del


natural. Se modificaron los espacios chichimecas con la creación de villas,
haciendas, estancias (agrícolas, ganaderas o mixtas), labores y por las redes de
comunicación e intercambio. Esta primera fase fue modificando la región a través
de espacios en transformación, de espacios chichimecas a espacios casi
controlados o controlados. Pues el cambio no fue inmediato, tomó demasiadas
décadas al colonizador crear una ruta ganadera segura que conectara a la ciudad
de Monterrey y las misiones del sur. La minería en el norte y partes del sur y el
intento de una ruta de comercio Monterrey-Tampico, fueron otros factores de
alteración de espacios.82 De esta manera el natural pierde movilidad espacial por
la colonización en la región.

La guerra viva fue el conflicto que se dio por la avanzada de la frontera,


pues los colonizadores se apropiaban de “piezas”, espacios y sus recursos; es
importante recalcar que el natural mantenía un derecho tradicional de apropiación
de sus frutos y del agua (como movilidad limitada ante la escasez).83 La
coexistencia entre el natural y el colonizador se delimita en ciertos aspectos donde
suelen compartir una misma región, pero diferentes espacios y en algunos casos
están entrelazados. Dicha coexistencia fue temporal o permanente dependiendo
los tratos, si se respetaban o se rompían. De igual manera hablamos que existió
un mestizaje cultural y biológico, dejando a un lado las leyendas de un reino de
raíces puras y españolas. En donde el “hombre blanco” fue el forjador indiscutible
de la región, cuando en realidad fue una participación en conjunto entre españoles
quienes provenían de la Nueva España o España; los indios laboríos o naboríos

81
McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202.
82
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 83-85, 101-104.
83
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 46. Nombre otorgado a los naturales capturados para
el mercado de esclavos. García Flores, “¡Puro mitote!,” 22.

44
los cuales eran colonos pertenecientes a las culturas mesoamericanas;84 los
indios ladinos o gañanes son los que mantienen raíces chichimecas con una
crianza española;85 los mestizos tanto la mezcla entre españoles e indios laboríos
como con indios ladinos;86 negros esclavos traídos desde la Nueva España y
mulatos libres que a través de las generaciones fueron obteniendo su libertad.87
Sin restarle merito a ninguno, cada uno fue pieza clave en la expansión de la
frontera.

El último punto visualizado dentro de la perdida de espacios para el natural


es la reducción y exterminio en el ámbito biológico. 88 Las epidemias fueron armas
letales en contra del natural, el cual no contaba con las defensas y los anticuerpos
para poder resistir la viruela.89 Las cuales fueron el engrane dentro de la
maquinaria de reducción y exterminio desde lo biológico, debilitando y reformando
espacios bajo la batuta del colonizador. Los europeos a través de los siglos
desarrollaron defensas para dichas epidemias, a través de un costo mortal
netamente elevado de su población y por la convivencia con animales
domesticados. Juan Bautista Chapa en sus crónicas hace hincapié que en un
lapso de veinte y cinco años se contabilizaron 330 naciones que fueron colindando
con la frontera del Nuevo Reino de León, lo importante es la seguridad en afirmar

84
José M. Hurtado Galves, “Esclavitud y esclavismo durante la Nueva España” Nómadas - Revista Crítica de
Ciencias Sociales y Jurídicas 13 (2006), consultado 20 de noviembre de 2014.
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/13/jmhgalves.html.
85
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 14-15, 23, 26-28 & 72-74.
86
Juan Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino de León de 1650-1690, ed. Israel Cavazos Garza (Monterrey:
Gobierno del Estado de Nuevo Leon, 1990) 74.
87
Benson Latin American Collection. Pablo Salce Arredondo Collection Caja II, #66 (en adelante BLAC-PSAC).
88
García Flores, “Morbilidad y vulnerabilidad,” 45-75. En la investigación de García Flores, comenta que para
finales del siglo XVIII, los indígenas desarrollaron anticuerpos en los casi trecientos años de contacto con la
viruela. Como aclaración, el conteo que realiza es en pueblo de indios y quienes lograban sobrevivir a través
de tratamientos o buen trato. Los naturales que no estaban dentro del sistema colonial no contaron con
dichos tratamientos y esto crea una especulación de que tan devastadora fue la viruela en la región en los
siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII.
89
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 93. De León comento se dio una viruela que duro de
finales de 1647 a principios de 1648, con un estimado de quinientas muertes en todo el reino. Entre los
afectados fueron los habitantes en general. Puede tomarse como hipótesis que muchos de los infectados en
las zonas pobladas, al regresar a sus rancherías o tierra adentro expandieron la epidemia desapareciendo
rancherías completas. Primero devastando rancherías lejanas, pero posiblemente creando los primeros
anticuerpos para futuras generaciones sustentando una hipótesis del trabajo de Raúl García Flores.
Creándose anticuerpos a través del contacto con la enfermedad desde las primeras relaciones interétnicas.

45
que en los años venideros sería necesario agregar más naciones, pues la mayoría
sería consumida por las epidemias. Dejando en claro que las epidemias,
devastaban las naciones, al grado de exterminarlas por sus pocas defensas. 90 De
esta manera se visualiza el espacio chichimeca, los factores para la perdida de
territorios y su vinculación con ciertas áreas; todo conformado dentro de un mismo
sistema espacial. La viruela logró devastar a las naciones que no contaban con
anticuerpos o no contaron con un tratamiento indicado.

La etnogénesis como se comentó anteriormente, fue un proceso de cambio


de entidad sociocultural, en donde se adoptó una nueva estructura social e
identidad que poco tiene que ver con su origen. 91 En el ámbito sociocultural
surgieron dos identidades nuevas provenientes de una misma raíz. Los indios que
se integraron al sistema colonial obtuvieron una nueva identidad modificando
ciertas conductas, es decir, ser cristianos, dominar el castellano, comprender la
cultura del neoleonés, entre otros aspectos. El estatus de “bárbaro” desaparecía
para concebir el de “cristiano”. De esta manera los indios que se mantuvieron en
los espacios chichimecas, de igual manera sufrieron una transformación
sociocultural al contacto con los colonizadores. Asimilaron una identidad de
resistencia a comparación de su contraparte los indios auxiliares. Fue un proceso
que duró décadas, el cual se forjó ante la coexistencia interétnica.

90
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 117-120.
91
Boccara, “Etnogénesis mapuche,” 425-461

46
CONCLUSIONES
Podemos rescatar el implemento de una restructuración para el uso de la frontera
y el poblamiento, pues se logra percibir algunas propuestas mal empleadas. En el
documento aún se manejaba como conquistador, poco a poco se fue agregando la
palabra pacificador o pacificación. De esta manera la pacificación y colonización
son fundamentales en este estudio, sin quitarle mérito a la reducción-exterminio o
como lo manejan algunos historiadores la etnogénesis. Esta transformación de la
identidad al momento de convertirse en súbditos del sistema colonial, el hecho del
contacto con los neoleoneses modifico ciertas conductas en los indios tanto
sociales como culturales. Es importante comprender estas diferencias, pues
ayudan a delimitar las áreas de estudio y en este caso con la implementación de la
hacienda como institución y la divisoria baluarte, entre otros factores que ayudaron
a crear una jurisdicción de coexistencia. Por lo que se puede ver como se
manejaba el espacio y el poblamiento durante la colonia.

Finalmente dicho capítulo, se trata de dejar en claro cómo visualizaba el


nómada su espacio y lo relacionaba a ciertas prácticas. Los espacios chichimecas
siempre se vieron defendidos por las fronteras naturales, esas sierras, cerros o
lomeríos. La relación con la naturaleza, les brindó un conocimiento del que carecía
el colonizador, y se convertiría en su ventaja en tiempos de conflictos tanto
aislados como en la guerra. De igual manera las relaciones interétnicas se fueron
dando con algunas naciones, mientras otras decidieron nunca ser parte de la
jurisdicción colonial. La identidad del natural, al integrarse a la cultura occidental
fue desapareciendo y adoptando una nueva. Pues era la única manera de poder
incluirlos a la vida sedentaria y las prácticas agrícolas. En contraparte, los que no
se asimilaron al sistema colonial, obtuvieron una nueva identidad sociocultural,
pues asimilaron lo necesario para crear una resistencia a los dispositivos de
control de los agentes coloniales. Esto deja en claro el camino de este estudio, no
sólo adoptando conceptos y teorías; sino proponiendo una en específica para el
área de estudio.

47
SEGUNDA PARTE

NUEVO REINO DE LEÓN: UNA EXPANSIÓN GRADUAL ANTE


LAS FRONTERAS NATURALES (1600-1670)

48
Este capítulo posibilitará conocer de qué manera se delimitaron los actores y
factores del conflicto bélico para 1670. En el primer apartado, es imprescindible
conocer el tipo de guerra que usaron los indios, tanto militar como
diplomáticamente. Además, conocer las estrategias implementadas en todo el
Nuevo Reino de León ayudan a comprender el tipo de relaciones interétnicas: el
mitote fungió como una institución igual de sólida que las coloniales. Otro aspecto
interesante a trata es su relación con la naturaleza que permitió convertir ciertos
espacios en zonas de refugio por ser fronteras naturales.

En el segundo apartado se retoma la figura del “escoltero”, quien ejerció en


la tarea de protección del ganado trashumante y como asalariado en la región en
la defensa de las haciendas.92 El tercer apartado se enfoca en los janambres, un
caso particular y bastante interesante por el modo de su organización político-
militar. Aunque esta investigación tiene un enfoque breve que llega hasta 1748, no
deja de lado los aspectos que los llevaron a dominar las llanuras colindantes a los
espacios coloniales. El último apartado se enfoca en la función de la hacienda
trashumante e interna como modelo de poblamiento determinante en la región y
como agente facilitador de la expansión de la frontera, se maneja también el cómo
las haciendas y sus congregas se convirtieron en factor de la guerra viva,
brindando una explicación a través de la documentación del proceso de conflicto
en la región y las características que lo insertaron en la larga temporalidad.

92
En adelante no se usaran comillas para referirse al escoltero. En el segundo apartado se explicara la
función de dicho actor histórico.

49
III- INDIOS DE GUERRA: ENCASILLAMIENTO, CONFEDERACIÓN Y
DIPLOMACIA
Los “indios de guerra” fue la distinción para todos los individuos pertenecientes a
las naciones en constante conflicto con el sistema colonial. Pero dentro del
encasillamiento que se les otorgaba, existían subdivisiones para identificarlos
tanto en el ámbito geográfico como social. Los “chichimecos gentiles y apóstatas”
eran las dos clasificaciones para su identificación inmediata.93 Los gentiles fueron
los que nunca se redujeron a la vida sedentaria y no contaban con los
sacramentos cristianos; mientras los apóstatas eran los que se reducían a los
pueblos de indios, misiones o congregas (antes de desaparecer) convirtiéndose en
cristianos, pero que después regresaban a sus antiguas costumbres y vida
seminómada. Desde el aspecto geográfico, los “indios fronterizos” representaban
las naciones que colindaban con la frontera Este y Sureste y los “indios del norte”
su nombre describe su ubicación de procedencia.94

Los indios fronterizos fueron llamados de tal manera durante los siglos XVII-
XVIII por los neoleoneses ante el proceso expansionista fronterizo. Es un nombre
peyorativo pues dicha denominación los señalaba como indios que vivían en un
constante estado bélico. La frontera represento una zona de peligro la mayoría del
tiempo. Los indios del norte se ubicaron al norte de la villa de Cerralvo a principios
del siglo XVII, conforme se fue dando la avanzada hacia la “banda norte” nuevas
poblaciones extendieron la frontera adhiriendo o rechazando naciones. A finales
del siglo XVII se dieron las primeras expediciones por parte del general Alonso de
León desde el Nuevo Reino de León cruzando el “Río Bravo”, en ciertas ocasiones
con el fin de encontrar indios del norte que atacaron las poblaciones, en otros
casos por encontrar poblaciones de colonos franceses o con el fin de reconocer el
territorio para futuros proyectos de expansión.

93
McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202. McEnroe en vez de usar la palabra gentil, usa la de bárbaro para
la diferenciación.
94
En adelante no se usaran comillas para referirse a indios de guerra, indios apóstatas y gentiles, indio
fronterizos e indios del norte.

50
Una característica de los indios de guerra, fue el uso de confederaciones.
Gracias a este rasgo distintivo, los indios del norte se beneficiaban del
conocimiento geográfico que poseían los unidos fronterizos. Los términos de indio
fronterizo e indio del norte les son dados a cualquier nación perteneciente a
cualquiera de las cuatro etnias o grupos de la región Noreste. Solo se les
diferenciaba por su ubicación geográfica y aspectos fisionómicos.

Las agrupaciones que se distribuyeron en la región de estudio fueron los


coahuiltecos (grupos del norte), los grupos de la Sierra Madre (janambres,
pizones, etc.), los grupos de Tamaulipas (contetunas, tagualilos, etc.) y por último
los guachichiles.95 Divididos en micro-grupos por toda la zona en diferentes
naciones y rancherías.96 Cada nación empleaba una lengua que se implementaba
sobre cada territorio bajo control estacional de la etnia. Tal vez con sus variantes,
pero manteniendo una raíz, un tronco común, los cual contradice a los cronistas
neoleoneses en cuyos textos se denota su displicencia al considerar a estas
lenguas como salvajes, brutas y enemigas de lo civilizado.

Es necesario recalcar que los indios auxiliares que acompañaron a los


neoleoneses no fueron solo los indios laboríos o naboríos que llegaron de la
Nueva España o sus zonas aledañas, sino también los ladinos o gañanes que en
muchos casos eran de distintas naciones de la región como tacuanama, cataara,
pamorano, entre otras.97 Esto nos habla de una coexistencia que se forjó con
algunas naciones que aceptaron el cristianismo y ser reducidos en pueblos de
indios (rancherías en un inicio) y misiones. En ocasiones sirvieron como fuerza
militar, como los cataaras, por ejemplo, que realizaron varias expediciones junto a
los neoleoneses en las cercanías de la villa de Cerralvo debido a que su ranchería

95
Los guachichiles a diferencia de los demás grupos, mantuvo una consolidación más concreta. Un ejemplo
los coahuiltecos, que se fragmentaron en micro-grupos los cuales transitaban un territorio dominado por
variantes de una misma lengua.
96
Usaremos el término de nación para distinguir las parcialidades de una etnia la cual catalogamos en micro-
grupos. Mientras ranchería es usada como el asentamiento estacional que mantienen en diferentes
espacios.
97
Archivo Histórico de Monterrey (en adelante AHM), Civil, vol. 32, exp. 1, f. 227-228 no. 155. Indios
auxiliares que proporcionaron sus armas y caballos para los conflictos armados, eran recompensados con
mercedes de tierra. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 82-83.

51
se encontraba a escasas tres leguas de distancia.98 Fue un beneficio mutuo, en
donde tanto neoleoneses como auxiliares tomaban ventaja de sus acuerdos de
paz. La aportación fue ser fuerza militar, intérpretes y guías, a cambio el beneficio
fue la entrega de ropa, comida, sacramentos cristianos, un lugar donde ubicarse,
ganado menor y mayor y la incorporación a la fuerza de trabajo (agricultores,
pastores, etc.).99 McEnroe comenta un caso de colaboración de los indios
pamoranos a través de su capitán Juan Botello en el que apoyaron a los
neoleoneses en sus expediciones a las salinas, otorgándoles protección fuera de
la jurisdicción colonial.100 La diferencia entre los cataaras y pamoranos, fue que los
primeros se integraron al sistema español asimilándolo, a comparación del
segundo grupo que se mantenía en sus espacios chichimecas. La negociación y
diplomacia implementada fue con base en sus intereses y necesidades.

Las naciones que más guerra dieron durante la expansión de la frontera


fueron los janambres, pelones, borrados, alazapas, pamoranos pues fueron los
que lograban confederar naciones menores a sus causas bélicas. En un inicio, con
la llegada de Martin de Zavala, comenzó a visualizarse un estado de guerra viva,
ante la problemática bélica se les ofreció la paz a las naciones en conflicto, con lo
que se les abasteció con todo lo necesario. Dichas treguas no duraron más que
algunos años, fueron estacionarias para volver a levantarse en armas. La compra
de paz a través de beneficios legales y económicos fue una política que se
implementó por diferentes gobernadores y religiosos durante la colonia, pues era
preferible atraerlos a la paz y reducción, que hacer la guerra en múltiples frentes.
Muchos de estas naciones pactaron la paz por determinado tiempo o por
completo, por lo que llegaron a comprender mejor a los neoleoneses.

98
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 87.
99
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 81, 96. Araceli Rivera Estrada, “Monogramas Rupestres
Misioneros en la Zona Serrana Meridional: La Muralla, Galeana, Nuevo León,” IFRAO 2013 Proceedings,
American Indian Rock Art 40, American Rock Art Research Association, (2013) 905-918. Métodos
implementados por los franciscanos en el proceso de evangelización de los nómadas. Estos sacramentos
cristianos fueron un beneficio para algunos indios auxiliares, mientras no fueron asimilados del todo por los
indios fronterizos.
100
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.

52
Las incursiones implementadas por los indios de guerra fueron tres: “las
periféricas”, que se basaban en hostilidades, robo de ganado menor y mayor y
asesinatos de neoleoneses, todo efectuándose en un área alrededor de la periferia
de las haciendas, principalmente;101 “centros poblados”, en donde la acción
ejecutada fueron ataques a misiones, villas, reales de minas, valles etc.;102 y “las
desestabilizadoras”, fueron atracos y asesinatos en las vías de comunicación y de
intercambio económico de la región, afectando tanto interregional como
intrarregionalmente.103 Dichas incursiones fueron implementadas como respuesta
al expansionismo fronterizo, es decir, con el fin detener la expansión colonizadora
la cual reducía su movilidad espacial y apropiación de recursos. Era de suponerse
que la guerra rauda, simultánea y descentralizada resulto ser el talón de Aquiles
para los colonizadores de la región. Con incursiones raudas de escuadras
asechaban las haciendas o centros poblados, eran ataques simultáneos y la
descentralización de un comando a nivel regional (solo confederaciones de
ciertas naciones) hizo que los neoleoneses no pudieran pactar una tregua más
que simbólica en algunas ocasiones.

En la guerra, tanto el indio fronterizo como el indio del norte lograron resistir
a la expansión colonial gracias a dos factores: a) conocimiento geográfico y b) uso
de la guerra.

a) Conocimiento geográfico: la apropiación del espacio simbólico


(cosmovisión y percepción ambiental) y productivo (prácticas agrícolas). 104 La
cosmovisión y percepción ambiental se implementó dentro de un radio en el cual
los nómadas mantuvieron una visión no generalizada pero si similar en sus

101
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 50-52, 59, 81. Archivo Histórico del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (en adelante AHINAH), serie Monterrey, r.8, exp. 58. AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.
102
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 64-67, 85-89. Bautista Chapa, Historia del Nuevo
Reino, 66-67. AGN, RCD, vol. 38, f. 17-18. AGN, RCD, 38, f. 16-17.
103
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 87-89. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 62,
67, 88, 90-91. AGN, RCD, vol. 38, f. 143v-144v. AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.
104
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 40-41, 50-53, 59.

53
tradiciones prehispánicas.105 Dichas tradiciones fueron perdiéndose a fines del
siglo XVI con el poblamiento y expansionismo fronterizo.

Mapa 2.1

Correrías de los indios siglos XVII-XVIII

Elaboración propia.

Su cosmovisión y percepción ambiental les benefició en la guerra, ya que


conocían atajos entre las sierras que transitaban a la perfección. El uso de esas
sierras y cerros como fortificaciones, delimitaron las fronteras naturales, donde
trasladaban sus botines (ganado, prisioneros y mercancías); el uso de caballo fue
nulo; se tenían los mitotes y creaban las confederaciones político-militares. El uso
de los espacios cambió, pues en un inicio por miles de años fueron

105
Significados de petroglifos y pictografías en la región. Ejemplos como la lluvia, la cacería, mitotes, entre
otros.

54
exclusivamente para los rituales mágicos (petición de lluvias, cacería, entierros,
mitotes, rutas migratorias tradicionales una parada o estación de temporada) para
asegurar suministros de agua y alimentos;106 después el rol cambió conforme
evolucionaron las relaciones interétnicas. De esta manera se dio una apropiación
de espacios como sierras y cerros (Sierra Madre, Tamaolipa, Papagayos,
Picachos, etc.) donde tuvieron a favor parajes intransitables y “bocas
impenetrables” para los colonizadores. McEnroe visualiza estos espacios como
refugios y zonas de seguridad (véase mapa 2.1).107

La apropiación del espacio productivo (agrícola) a la vez fue importante y


una causa de los conflictos bélicos en la región según la postura de esta
investigación. Primero su conexión con la naturaleza ante la recolección,
localización de suministros locales de caza, agua y ciertas prácticas agrícolas se
reflejan en todas sus pictografías y petroglifos. Un ejemplo es la loma del Muerto y
Berbechos, donde se brindaron dispositivos específicos que ayudaron a sobrevivir
generaciones de nómadas cazadores-recolectores. Araceli Rivera comenta que el
arte rupestre puede haber actuado como un símbolo de poder así como un
marcador territorial y contando con una profunda conciencia del paisaje; por lo que
la ejecución de ciertas figuras zoomorfas puede haber resaltado y sustentado
estrategias cazadoras a largo plazo. Estas estrategias se basaban en la necesidad
de organizar y controlar recursos alimentarios en un territorio de caza limitado o
definido y formaron parte de un amplio espectro de actividad integrada en un
patrón estacional de movimiento antes de la introducción de la agricultura.108

106
Olson, “Un sitio de petroglifos,” 79. Moisés Valadez Moreno, Solveig A. Turpin y Herbert H. Eling, “Boca
de Potrerillos: evidencia arqueológica y paleoambiental del desarrollo indígena en Nuevo León,” en Boca de
Potrerillos, Eds. Moisés Valadez Moreno y Ernestina Lozano de Salas (Monterrey: Universidad Autónoma de
Nuevo León/Museo “Bernabé de las Casas”, 1998) 30. Rivera Estrada, Panorama general de la arqueología,
12-17; Arqueología en el sur, 17, 32-33. Murray, “Conteo y observación del cielo,” 52.
107
McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202.
108
Rivera Estrada, “Valle de Conchos, Nuevo León,” 871-904. Olson, “Un sitio de petroglifos,” 69. En el caso
de Boca de Potrerillos, es un espacio el cual es marginal ante la agricultura por su ubicación semidesértica.
Lo importante de esta zona es que teóricos como Jon L. Olson comentan que los petroglifos del área de
estudio representan la lluvia, por lo que sostiene que existe la posibilidad de estar relacionados con la
irrigación de cultivos a pequeña escala, incorporados a las economías de caza y recolección de los grupos
nómadas como parte de la transición de la recolección a la producción limitada de alimentos. Prácticamente

55
b) Uso de la guerra: Alonso de León realizó una descripción de las armas
en el uso de la guerra. Estudios arqueológicos de Moisés Valadez lo sustentan,
asegurando los siguientes detalles; arcos de una altura entre 1.60 a 1.70 m en
promedio y cuerdas realizadas por fibra de lechuguilla; las flechas se distinguían
por tres elementos constitutivos desde astas hechas en carrizo, plumas que
servían como timón y la anteasta elaboradas sobre varas endurecidas al fuego; la
punta de la flecha mantenía una forma de ancla con lengüetas, describe una punta
de proyectil con muescas laterales, aletas y pedúnculo; el batidor que tenía la
función de antebracera protectora ante la cuerda al tirar, siendo cuero de coyote o
algún otro animal; el bifacial enmangado cual era un arma blanca de dos filos y se
guardaba en los dobleces del batidor. Los indios de la región, fueron reconocidos
por ser “diestros flecheros” por su manejo del arco a la hora de cazar y en la
misma guerra viva.109

La condición física los caracterizó a los nómadas, debido a que podían


trasladarse a largas distancias.110 Lograban transitar las sierras y cerros a una
velocidad superior que los neoleoneses. En comparación cuando se daba
combate en la sierra y a pie contra los colonizadores, mantenían una ventaja por
ser “tan agiles”. Durante ataques a algunas haciendas o centros poblados, en
muchos casos los indios eran parte de las congregas. Lo que sorprendía a los
hacendados en caso de descubrirlos o reconocerlos, eran las largas distancias
que recorrían en una noche al cometer los ataques en conjunto con indios del
norte o fronterizos. Los neoleoneses hablan de distancias que son hasta de siete
leguas en casos nocturnos o de quince a veinte leguas durante un día completo.

Los indios de la región manejaban tácticas de guerrilla. Primero se hacían


incursiones raudas en haciendas, hurtando ganado, las vidas de los habitantes (en
algunos casos y también toma de prisioneros) y finalizaban quemando el área de
ataque. Su movilidad era en escuadras que podían ser de veinte a cincuenta

se habla de una agricultura primitiva, incipiente y estacional; sustentada por suministros locales de agua y la
cual se pudo desarrollar en la zona de Boca de Potrerillos y muy posiblemente en otras áreas de la región.
109
Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León, 194-195. Valdés Dávila, “La gente del mezquite,” 120.
110
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 86. Valdés Dávila, “La gente del mezquite,” 116. de León, “Relación y
discurso del descubrimiento,” 88. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 46.

56
hombres (algunos cronistas llegan a mencionar setenta).111 Segundo, gracias a la
rapidez y organización de sus correrías, esto creaba una respuesta lenta por
parte de los colonos para ejecutar acciones contraofensivas. En dado caso que los
neoleoneses formaran una compañía volante provisional era casi imposible
localizarlos por la separación después de la repartición del botín; y si se lograba el
objetivo el espacio controlado por el natural era de difícil acceso para los caballos
y eran en zonas rocosas empinadas que servían de fortificaciones naturales.112
Zonas estratégicas para las trincheras, el uso de arco y el uso de rocas, lajas o
peñas; pues lo que se hacía era dejarlas caer desde lo más alto y con una
adhesión de proyectiles de largo alcance. Estas fortificaciones naturales, en caso
de caer en manos de los colonizadores, representaban una pérdida total para el
indio fronterizo e indio del norte. En caso de no lograr llegar a estas fortificaciones,
después de las incursiones hechas, solían pelear hasta la muerte, sabían
terminarían ahorcados o de esclavos. Antes de morir, hacían el mayor daño
posible, hiriendo caballos y colonizadores.113

Los indios del norte usaron con menor frecuencia las fortificaciones
naturales; solo se utilizaron dichos espacios como una vía de escape ante
persecuciones de excursiones de neoleoneses. Las escuadras de indios
provenían de las cercanías del Río Bravo (podría ser antes del río o pasándolo),
es decir, era el punto de salida y regreso de sus correrías. La guerra en sierras
escabrosas y extendidas, con el complemento de tácticas de guerrilla y sus
habilidades bélicas, les otorgaron el respeto de colonizadores y comparaciones
como al “hacer sus alevosías no hay soldados de Flandes más diestros”, por ser
“diestros flecheros”, naciones “muy guerreras”, “tan ladinos y astutos, y con el
ánimo y valor de los españoles, han experimentado sus trazas” y “Y cogiéndolos al
vivo, hoy se valen de ellos y hacen lo que jamás han hecho, aun siendo en

111
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 54, 67, 83.
112
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 86. de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 88, 113. Bautista
Chapa, Historia del Nuevo Reino, 40-41,50-51, 53, 85.
113
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 38.

57
doblado número y haciendo, como hacen, entre ellos, capitanes y caudillos de
más valor”.114

También existieron confederaciones entre los indios del norte y los


fronterizos, en las que gracias al conocimiento geográfico se pactaban alianzas.115
Así los indios del norte aprovechaban el conocimiento de los indios fronterizos y
realizaban incursiones; después se retiraban a sus respectivas rancherías o
congregas (en caso de estar integrados en una). Estos ataques eran simultáneos
en toda la región y difíciles de predecir. Como mencionamos anteriormente, la falta
de una autoridad central entre los indios hacía difícil crear treguas o exterminar el
problema. Tomando en cuenta, que entre más avanzaba la frontera imaginaria del
neoleonés, se extendía a la zona periferia las acciones de agresión por parte de
los indios fronterizos como respuesta a una limitación de movilidad y sustento de
recursos.

La diplomacia solía ser solicitada tanto por colonizadores como por los
mismos indios de guerra después de un estado de agresión, ya fuera aislado (robo
de caballos o ganado en porciones menores) o de una agresión confederada. Se
mandaban emisarios, intérpretes y se implementaban los protocolos para llegar a
una negociación. McEnroe divide en tres etapas los procesos de diplomacia,
primero existe la negociación, en donde estos grupos aún quedan fuera del
sistema colonial pero aportan protección y ayuda en las distintas actividades
económicas; segundo el momento en que naciones o fracciones se integran bajo
el mando de su capitán a los pueblos de indios y se incorporaran al sistema
colonial; y por último el momento en que se asimila por completo el nómada al
sedentarismo, se convierte en parte fundamental desde el plano de lo militar, lo
político y lo económico. Lograron incorporar tan bien las prácticas culturales hasta
el punto de reproducirlas, que solicitaron los mismos beneficios que tlaxcaltecas

114
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 68, 85, 91, 95, 105.
115
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 66-67.

58
amparándose bajo el sistema español y de hecho se hicieron comunes las
solicitudes a través de los méritos políticos y militares.116

El capitán Alonso de León describió la guerra y sus contrarios de esta


manera:

“En este estado están las cosas metidas en una cruel guerra, hoy, veinte de agosto
(1648); y como no es gente que no guarda en la campaña, no hay fuerzas humanas, sin
disposición divina, que los venzan; porque por los montes tienen sus comidas; la ropa no
les estorba; cuanto topan, matan; no hay rio crecido que les ataje; quince y veinte leguas
andan en un día. Las sierras, montes y barrancas son para ellos mejor, que los llanos para
los españoles. Tienen de costumbre andar uno o dos detrás de la compañía, siempre,
siendo como estos, ladinos; con que van más seguros y avisan la derecera que llevan. Un
cuarto de legua de donde han de dormir, suelen hacer la lumbre, y dejan algún palo
ardiendo, para divertir”117

Por último, algunas tácticas que se implementaron en diferentes áreas y


circunstancias fueron: ataques nocturnos, solían prender fuego a las casas y
haciendas. Esto amplificaba su visión y puntería al momento de tirar de sus arcos
y la oscuridad los ayudaba evadir disparos por armas de fuego; 118 El uso de
alaridos o gritos para desorientar a sus enemigos al atacar zonas pobladas. Dicha
práctica creaba una psicosis en la población colonial aunque no se efectuarán las
incursiones nómadas;119 El desestabilizar al colonizador ante la pérdida del
ganado caballar, fue una propuesta del “indio Cabrito” en 1651. El uso del caballo
representaba una desventaja para los indios, por lo cual al hurtar el ganado
caballar los neoleoneses quedarían indefensos. Así, se fortificó la idea de una
igualdad en el terreno de batalla, pues el caballo brindo una ventaja al colonizador
116
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.
117
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 113-114.
118
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 44, 59. Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río
Blanco,” 236.
119
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 38, 58. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 44,
50. Luis A. García García, Guerra y frontera. El Ejercito del Norte entre 1855-1858 (Monterrey: Archivo
General del Estado de Nuevo León, 2006) 89. Luis Medina Peña, Los barbaros del Norte. Guardia nacional y
política en Nuevo León, siglo XIX (México, D.F.: Fondo de Cultura Económica/Centro de Investigación y
Docencia Económicas, 2014) 132. Esta práctica fue implementada en el Ejercito del Norte durante sus
batallas, suelen referirse al estilo de guerra comanche. Puede asumirse por ser los grupos recientes con los
que se tuvo guerra, pero dentro de las peleas de los nómadas de la colonia fue una práctica implementada
durante la “Guerra Viva” por parte del natural.

59
militarmente. El impacto fue la posibilidad de ofrecer un sustento alimenticio a los
indios, creando una baja poblacional ante el abandono de haciendas, propagando
una psicosis en el resto de la población y disminuyendo la defensa en la región.120

El uso de espías no era exclusivo de los indios (esta táctica también fue
implementada por los colonizadores), de esta manera se refleja la transferencia de
información a través de indios congregados hacia el exterior. En algunos casos
salían con la excusa de visitar familiares o del exterior se mandaban a ciertos
agentes a recolectar reportes a los centros poblados y en casos mayores existían
amplias redes de comunicación que los colonizadores catalogaron de intentos de
levantamientos.121 Los indios ladinos jugaron el papel de emisarios por hablar el
castellano y los indios que fungieron de doble agente, ya que solicitaban la tregua
en algunos casos, antes o durante los conflictos armados. En ocasiones fue
forzada la tregua ante la derrota y los que jugaron el papel de doble agente fueron
aquellos que vivían en congregas y en paz. Dichos indios ayudaron a los
colonizadores en sus expediciones contra otras naciones pero mantenían redes de
comunicación. Un ejemplo los indios boboles quienes bajo el mando del caudillo
Ambrosio de Cepeda por hablar las lenguas del norte, participaron en el conflicto
contra los cacaxtles (indios del norte) pasando el río bravo y que años después
serian acusados de conspiradores contra la corona.122

El uso de caballo fue nulo, son pocos los casos donde se le atribuya al
indio. Ejemplos como: que se divisó un indio a caballo que “salía a explorar la
tierra” o “vieron salir del monte un indio blanquiando a caballo”. Un caso en Río
Blanco en 1720, fue que “llegaron andar a caballos, dichos indios, entre las casas,
que se oían sonar los estribos y, se presume, eran las sillas que se llevaron
cuando mataron a los soldados que les iban a quitar las cabras que se

120
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 114. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 45, 50,
66, 93.
121
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 43, 52, 91. de León, “Relación y discurso del descubrimiento,”
66,108.
122
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 68-69, 84-85,

60
llevaban”.123 Seguramente eran indios ladinos, los que aprendieron a montar a
caballo por su coexistencia con los neoleoneses y se habían retirado a los
espacios chichimecas durante los lapsos de confrontación. Puede ser posible, que
no se adoptara el caballo dentro de la guerra, por ser una región montañosa y de
acceso nulo en las sierras. Esto es lo que les llego a brindar una ventaja militar
ante el colonizador en los espacios no controlados.

Los indios que pactaban o se integraban al sistema colonial prestaban sus


servicios para ser guía de excursiones de los neoleoneses. El objetivo en algunos
casos fue: pérdida de abastecimientos, la mayoría escapaba en las noches
desubicándolos o con el fin de una emboscada;124 en los reales, solían enviar un
indio arrastrándose en las noches, el cual disparaba ciertos proyectiles con el fin
de herir o matar soldados. Al momento de salir a buscarlo no lo encontraban por
estar escondido entre “matorralillos o zanjón grande” y después del alboroto se
retiraban de la misma manera. Si los reales eran a campo abierto y llevaban indios
guías, solían asesinarlos en medio de la noche. La muerte del guía representaba
el final de las excursiones por la falta de conocimiento geográfico; 125 y el uso de la
religión, el ser cristianos les daba un estatuto de no bárbaros, eran vistos bien ante
los ojos de los neoleoneses. Esta coexistencia ayudó al indio a conocer a los
españoles, ser espías, caudillos, asesores y el puente entre las dos culturas.
Contaban con crianza entre los neoleoneses, dominaban el castellano, el náhuatl y
su lengua materna, muy posiblemente armamento español y uso de caballo. Se
dieron casos de indios que recrearon estrategias, invitando a los españoles a
visitar zonas donde se aparecía la virgen María o Cristo, de esta manera llevaban
de tres en tres a sus víctimas (españoles) donde los emboscaban.126

Los rituales de guerra son fascinantes pues revelan una ideología y una
cosmovisión ajena al colonizador. Son pocos los casos documentados, pero desde
123
AGN. IV, AM, caja. 555, exp. 1, f. 10v-11. de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 72-73, 112,
115. Se conocen casos de indios ladinos que usaban caballo y armamento español, como Guajuco, Colmillo,
Pinole por mencionas algunos.
124
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 83.
125
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 38.
126
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 106. de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 40. Bautista
Chapa, Historia del Nuevo Reino, 84.

61
la descripción densa de Clifford Geertz podemos hacer una interpretación que nos
acerque más a dichas prácticas.127 Breves acontecimientos como: un capitán de la
nación icaura brindando un soplo en el corazón de cada guerrero para infundirles
valor antes de la batalla, nos habla de un código de guerra, un procedimiento y
una necesidad de seguridad;128 otro ejemplo es el de una anciana tocando una
flauta animando a los cacaxtles en un conflicto armado y subiendo la moral de los
guerreros que se veían cercados por escuadras de españoles, tlaxcaltecos e
indios auxiliares;129 algunas naciones retiraban el cuero cabelludo de los vencidos
y lo llevaban con ellos como trofeo para danzar en los mitotes;130 los janambres
practicaron la “caza de cabezas”, en donde recolectaban las cabezas de sus
víctimas y adversarios muertos y festejaban en los mitotes.131 Una práctica similar
la mencionó Alonso de León con los tepehuanes, quienes asesinaban,
desnudaban y decapitaban a sus rivales esto impactaba a los contrincantes. Estas
tácticas fueron psicológicas en donde dejaron claro lo que les pasaría a sus rivales
y todo que trasgrediera sus espacios nómadas; otro ejemplo es cuando un niño
nacía con algún defecto físico notable (lo que era en brazos o piernas), la madre lo
enterraba de inmediato dándole muerte, el infanticidio fungió como filtro de fines
bélicos.132

El uso del mitote como institución respondió ante los dispositivos de poder
implementados por los agentes coloniales. En primera instancia antes de la
llegada del colonizador, el mitote tuvo diferentes funciones y diversos motivos
como fueron: acontecimientos importantes para un determinado grupo; hacer las

127
Clifford Geertz, Conocimiento local. Ensayos sobre la interpretación la interpretación de las culturas
(Barcelona: Paidós, 1994) 18-40. En la Parte I, se enfoca a la descripción densa como teoría interpretativa de
la cultura. Los ejemplos mencionados, brindan una nueva visión sobre los nómadas que se puede reconstruir
revisando arduamente entre líneas de las crónicas o documentos de la colonia.
128
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 45.
129
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 69.
130
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 38, 88.
131
Guy Stresser-Pean, San Antonio Nogalar: La Sierra de Tamaulipas y la frontera Noreste de Mesoamérica
(México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social/El Colegio de San
Luis/Universidad Autónoma de Tamaulipas/Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos,
2000) 591
132
Valdés Dávila, La gente del mezquite, 63, 77, 113, 118. Valdés Dávila comenta que una sociedad de
cazadores es una de guerreros y que el infanticidio femenino era más que una posibilidad y respondía a una
estrategia de sobrevivencia.

62
paces o la guerra a otros grupos de naturales en disputa por recursos; alcanzar la
victoria en alguna batalla o el fallecimiento de algún pariente o persona afín. 133 Los
motivos se catalogan en los de tipo: festejo, bélico, ritual-ceremonial y fúnebres.

Al contacto con el colonizador, el mitote evolucionó ante los cambios


generados por la nueva coexistencia entre los dos grupos. Sean F. McEnroe
comenta que los mitotes eran grandes asambleas de bandas de indios con
propósitos políticos y de rituales.134 Autores hablan de ciertas características e
incluso del mitote como institución, pero ninguno brinda una descripción concreta,
por lo que la propuesta es la siguiente: El mitote se convirtió en una institución
político-militar, en el máximo articulador de la guerra, donde naciones con una
mayor solidez bélica lograron confederaciones con pequeñas naciones en la
región.135 Haciendo invitaciones a las naciones amigas o enemigas, para
convencerlos a través de oradores políticos de que su agencia cuenta con la
solidez para lograr los objetivos planteados. Estos fueron desde el hurto de cargas
de harina, maíz, ganados mayores y menores para la subsistencia; robo de ropa,
cotas, arcabuces y algunos casos toma de prisioneros; y hacer la guerra a los
agentes coloniales y liberar espacios para la movilidad y recolección de recursos.
De esta manera las naciones con los mejores oradores y guerreros, lograban
integrar hombres a sus filas y reforzar sus incursiones en la región. Carlos M.
Valdés comenta que un líder debía tener características como el ser generoso,
buen orador y conciliador.136 Las naciones de menor rango, vieron en esas
instituciones la oportunidad de participar y lograr obtener parte del botín para
abastecer la subsistencia de sus naciones.

133
Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León, 207. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 42.
134
McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202.
135
Para información sobre el mitote consulte: Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino; Valdés Dávila, “La
gente del mezquite,”; Valadez Moreno, La arqueología de Nuevo León; de León, “Relación y discurso del
descubrimiento,”; José Arlegui, Crónica de la provincia de N. S. P. S. Francisco de Zacatecas (México:
Reimpresa por Cumplido, 1851); McEnroe “Sites of diplomacy,” 179-202; y Ramírez Almaraz, Naturaleza y
cultura entre los indígenas. AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86. Este documento es de los
mejores que relata la estructura político-militar con la que contaban las naciones de indios.
136
Valdés Dávila, La gente del mezquite, 118.

63
De igual manera fue la vía para la diplomacia y negociación. Algunos
neoleoneses llegaron a utilizar dichos protocolos con los indios de guerra. El llevar
una flecha sin punta, representaba la intención de búsqueda de paz. 137 Estas
reuniones se podían llevar tanto en el centro político del reino como en los
espacios chichimecas y sus fronteras naturales. Dicha práctica se llevaba en entre
las naciones en conflicto buscando arreglos pacíficos a través del casamiento,
rituales y el intercambio de mujeres y algunos casos de hombres, garantizando
alianzas para facilitar los mitotes.

La contienda rauda, descentralizada y simultánea se reflejó a través de la


pacificación y colonización del Nuevo Reino de León. Las incursiones nómadas se
implementaron en la zona fronteriza atacando haciendas y labores pero de igual
manera en centros poblados y la misma ciudad de Monterrey. Dejando en claro
que incluso el centro de poder político de la región siempre estuvo bajo peligro de
incursiones. Esto no quiere decir no existieran tiempos donde la coexistencia de
estas dos contrapartes se mantuvieran en paz, a través de la diplomacia. En
ocasiones, esta paz se quebraba cuando los indos de guerra cazaban ganado,
esto significo para los neoleoneses abigeato: Las diferencias culturales provocaron
mal entendidos que llegaron a convertirse en choques violentos. Los motivos de la
guerra viva se reflejaron en los dos bandos, por lo que se pudo aprender a
negociar y a utilizar la diplomacia con fines pacíficos. McEnroe comenta la
diplomacia fue la continuación de la guerra.138

IV- ESCOLTEROS: INSTRUMENTO BELICO Y CENTINELAS DEL


SUDESTE
Desde la fundación del Nuevo Reino de León su defensa se convirtió en un
problema. En un inicio no se pudo lograr la seguridad de los centros poblados
dentro de la jurisdicción colonial: por la ineficiencia de sus instituciones. A finales
de la primera mitad del siglo XVI comenzó a complementarse con diferentes

137
Valdés Dávila, “La gente del mezquite,” 63. McEnroe, “Sites of diplomacy,” 179-202.
138
McEnroe, “Sites of diplomacy,” 179-202.

64
dispositivos de control la periferia. El presidio, la milicia vecinal y la hacienda,
fueron estas tres instancias que mantuvieron a raya la frontera.

Es hasta 1652 que Martin de Zavala solicitó dos presidios para el Nuevo
Reino de León, uno en la villa de Cadereyta con ocho soldados y un capitán y el
segundo en la Villa de Cerralvo con doce soldados y un capitán.139 Para 1735 el
presidio de Cadereyta fue reubicado en el real de Boca de Leones, pero la
cantidad era de veinte soldados y un capitán para la región.140 Por lo que la
defensa de la región estuvo en manos de sus habitantes desde 1596, dejando en
claro que en algunos casos se mandaron compañías desde la ciudad de
Zacatecas para la protección de la incipiente ciudad de Monterrey por parte del
gobernador en turno Agustín de Zavala.141

Son periodos de paz, negociación y enfrentamientos violentos los que


consolidaron al Nuevo Reino de León, por lo que el presidio tanto en teoría y ya
puesto en práctica fungió un papel importante. En 1600 llegaron a Monterrey “seis
soldados de presidio” con el padre Cebrián de Acevedo, entre 1622 a 1626 fue
resguardada por una compañía de Zacatecas, a cargo del capitán Hernando
Huarte de la Concha. El gobernador Martin de Zavala mantuvo por tres años una
escuadra de veinte y cuatro soldados asalariados y caballos para funciones de la
guerra.142 Esta fase de protección termino con la petición de los dos presidios en
1652 al virrey en turno. En 1626 se fundó la población de San Gregorio de
Cerralvo y en el valle de San Juan, se fundó en 1637, la villa de San Juan de
Bautista de Cadereyta.143 Estas dos villas se convirtieron en la protección norte y
este del centro político del Nuevo Reino de León. El presidio fue un complemento
defensivo y ofensivo dentro de la seguridad regional. Los soldados presídiales
contaban con otras tareas como reconocimiento del territorio y crear vías de
comunicación.
139
BLAC. PSAC. Caja II, #5
140
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 79-81, 96-98.
141
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 74-77. De León, habla de un presidio anterior en la
ciudad de Monterrey, pero parece ser que lo que denomina en si es la estancia de las compañías en la
ciudad, creando una seguridad similar a la de un presidio en teoría.
142
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 81. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 47.
143
Cerralvo: Real de minas 1626, villa 1630 y presidio 1652. Cadereyta: Villa 1637 y presidio 1652.

65
En 1736 el soldado de presidio contaba con un armamento de escopeta
corta, espada, media luna, cuchillo, cuera y adarga. Cada presidio albergaba
armas, municiones y seis caballos. En el informe de 1736 del gobernador Josseph
Fernández de Jáuregui comentó que siempre fue prioridad entre sus antecesores
el armamento descrito.144 La diferencia del gobierno de Fernández de Jáuregui
(1731-1740), fue que el presidio de Cadereyta se reubico en Boca de Leones en
1728. El principal motivo fue la expansión de la banda norte como consecuencia
de la incipiente consolidación de la frontera sudeste a partir de 1715.

Además de los presidios, el colonizador contaba con milicias vecinales las


cuales se implementaban a través de las revistas por centros poblacionales y sus
jurisdicciones.145 Las revistas se efectuaban una vez al año, su fin eran la de hacer
una lista con el tipo de armas tanto ofensivas como defensivas que poseía cada
habitante. Su principal función era la de defender a toda costa la jurisdicción en la
que vivían, retrasando las incursiones nómadas y esperando refuerzos de los
presidios o la creación de compañías volantes con escolteros en el sur. Mientras
los soldados de presidio efectuaban compañías volantes en búsqueda de las
escuadras de indios en las zonas fronterizas y los alrededores de las sierras, en
algunos casos los habitantes participaron en ellas.146 Estas se conformaban de
españoles, mestizos, mulatos, indios auxiliares, etc. Como se comentó en un
inicio, esto fue un complemento, pues por si solas las milicias vecinales no eran
efectivas. No contaban con el capital para la creación de cuerpos móviles, ni el
tiempo para invertirlo en largos periodos sin algún tipo de paga. Esto significaría el
descuido del espacio principal, la defensa a su centro poblacional y su patrimonio.

En las haciendas la seguridad era particular y privada, el capital económico


y humano corría por cuenta del apoderado. De esta manera la hacienda a través

144
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 79-81. Algo que no concuerdan algunos casos, por lo que se puede
asumir fueron contados los gobernadores que si mantuvieron en óptimas condiciones los presidios y a sus
soldados. En los siguientes capítulos se explicara la función del presidio y sus soldados.
145
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, Pág. 67. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 43. El 24 de Marzo fue una
fecha usada al menos hasta 1690, pero no posteriormente.
146
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 59. David B. Adams, “At the Lion’s Mouth: San Miguel de
Aguayo in the Defense of Nuevo León, 1686-1841” Colonial Latin American Historical Review 19, (Sumer
2000) 325-346.

66
de sus escolteros mantenía un perfil de defensa privado y autónomo a la corona.
Primero brindándolo a los rebaños que salían a pastar o eran movilizados a
grandes distancias y en segundo plano a la hacienda. En 1634 llegaron al puesto
de Papagayos, una cuadrilla de carros y dos mil cabezas de ganado menor siendo
propiedad del gobernador.147 Mencionan que por escolta tenían al sargento mayor
Jacinto García, además también lo asistían Agustín de Urquiza, Juan Baptista de
Aldape y un “indizuelo pastor”. Tuvieron una emboscada, donde solo el sargento
mayor García logro escapar.

En 1635 con la entrada del ganado trashumante se necesitaba una


protección por ser un viaje desde la Nueva España hasta el Nuevo Reino de León.
En teoría era lo necesario, pero no siempre fue puesto en práctica. El primer
conflicto janambre (1673-1674) dejo al desnudo la falta de escolteros en la región
sudeste y la poca efectividad del presidio como dispositivo de control.

A finales de 1649 fue necesario la implementación de escoltas por los


ataques recibidos en las haciendas de ovejas en la jurisdicción de la villa de
Cadereyta. Los pastores solicitaron una defensa para los rebaños que tenían que
mantener estables hasta la próxima salida. Por ejemplo el 2 de marzo de 1650 la
hacienda de Agustín de Trejo, contaba con “dos soldados de escolta, con toda
prevención de armas” (Antonio de Aguilar y Diego de Treviño) y un indio pastor.
Mientras las escoltas dormían, durante la noche escucharon voces por lo que
salieron a dar una vuelta alrededor del ganado. Al percatarse que no había peligro
alguno, desensillaron, se desarmaron y se alistaron para dormir, los indios
fronterizos se acercaban arrastrándose, primero flecharon al pastor, acorralaron a
los escoltas y los flecharon de igual manera. Antonio de Aguilar recibió un proyectil
en la boca del estómago la cual llegó hasta “el espinazo” y de Treviño se abrió
paso entre los contrarios con un disparo de arcabuz recibiendo siete impactos de
flecha.148 La jurisdicción contaba con cuatro compañías, una a cargo del capitán
Francisco Ramírez, otra a cargo del alférez Tomas García, una tercera del caudillo

147
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 87.
148
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 114-115.

67
Diego de Solís y la cuarta del alférez Joseph de la Garza. 149 Al momento de llegar
al lugar del atraco, quisieron seguir el rastro, pero solo consiguieron divisar que ya
estaban dentro de su espacio de seguridad, en la sierra de Papagayos.

Mapa 2.2
Sur del Nuevo Reino de León en 1670.

Elaboración propia.

En los casos anteriores ya se contaban con escoltas para la protección del


ganado y la hacienda. En 1634 el número era menor, comparado al pequeño
aumento después de 1649. Es probable que los primeros escolteros fueron los
vecinos de la misma jurisdicción, implementando sus servicios en las haciendas

149
La palabra caudillo se refiere a un indio auxiliar.

68
internas.150 Después de 1635 comenzó la apertura para el ganado trashumante en
la jurisdicción de Cadereyta. De esta manera en 1649-1650 las escoltas se
implementaron por temporadas y por el hecho de una psicosis colectiva (ser
atacados por las naciones nómadas). Con la instalación de los presidios en 1652,
se detuvo el auge de la necesidad de escoltas, pues se vio limitado con la
presencia de soldados presídiales. Esto fue el factor por el cual fungió un papel
con más protagonismo en la zona sur y sudeste del Nuevo Reino de León a finales
del siglo XVII y la primera mitad del XVIII. Esta nueva oleada de escolteros, fueron
ajenos a la jurisdicción y primordialmente mulatos y lobos.

Esto tiene una explicación, el escoltero se convirtió en pieza clave por dos
razones: primero, el presidio no fue trasladándose conforme fue dándose el
expansionismo fronterizo en la zona sudeste, lo conveniente hubiese sido que
fuera simultánea (véase mapa 2.2). Con las fundaciones de nuevos centros
poblaciones al sur y sudeste, el presidio de Cadereyta se mantuvo inmóvil y no
logró brindar protección a dichas áreas.151 Por lo tanto, la protección del área
recayó en los vecinos y pastores, y las haciendas mantuvieron a los escolteros
quienes eran soldados asalariados. De esta manera la alcaldía mayor era el
espacio principal y las haciendas complementaban los espacios secundarios. Así
se podía tener una mejor coordinación en la protección y en los momentos de
formar compañías volantes.

Con el primer conflicto janambre se demostró la vulnerabilidad de dicha


frontera por lo que el valle de San Antonio fue despoblado en 1674. La
consecuencia fue que el gobernador Nicolás de Azcárraga ordenó cerrar el camino
de Río Blanco con dirección al valle de San Antonio, por el peligro que
representaba por ser una frontera en constante conflicto, ya que en el lapso que
se le dio uso, los ganados nunca contaron con escolteros para la defensa. 152 De
esta manera quedaron obligadas las haciendas a no usar el camino de Río Blanco
para llegar al valle de San Antonio el 19 de enero de 1674. Es importante dejar en

150
Adelante se explicara con detalle la función de una hacienda interna.
151
DBCAH-AGNM-2Q203-467 Provincias Internas Vol. 29, pág. 115-120.
152
AHM, C, vol. 11, exp. 2.

69
claro que el valle de San Antonio fue despoblado parcialmente o completamente
en tres ocasiones por los constantes conflictos de la región.153 El 15 de marzo de
1694 se permitió la entrada de las haciendas trashumantes al valle de San
Antonio, siempre y cuando se entrara con escolteros.154 El 13 de marzo de 1696
en el valle de San Cristóbal, un nuevo auto del gobernador Juan Pérez Merino fue
implementado: se les solicitaba a los mayordomos implementaran escoltas en la
haciendas.155 El uso de escolteros en los valles sureños fue una necesidad para
finales del siglo XVII.

En la villa de Valles, en la provincia de la Huasteca en 1682 el alcalde


mayor Pedro Ignacio Méndez, comentaba al virrey que el gasto de las escoltas
tenía que correr por parte de los hacendados.156 En el caso del Nuevo Reino de
León, los hacendados pagaban las escoltas, pero cuando eran conflictos que
requirieran más hombres el gobernador los brindaba. En 1735 el gobernador José
Jáuregui menciono que dicha práctica era costumbre, pero que si los habitantes
de la jurisdicción brindaban protección se les pagara.157 La presencia de escoltas
en las zonas más alejadas de las dos jurisdicciones, nos habla que al igual que el
Nuevo Reino de León, la provincia de la Huasteca y la de Rio Verde vivieron y se
enteraron de los conflictos con los indios fronterizos en los pastizales.

A principios del siglo XVIII se pueden ver que las haciendas en San Antonio
de los Llanos comenzaron a tener estos hombres dedicados a la defensa. 158
Mientras que en el valle de San Cristóbal su número no creció a comparación del
valle de San Antonio. En 1711 el sargento mayor Sebastián de Villegas Cumplido
comentaba que el valle de San Cristóbal se defendía a consta de su capital
económico y humano. Alegando que la mayoría eran “bagos” pertenecientes a las
haciendas trashumantes que al ver el peligro cambiaban de agostaderos.159

153
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pag. 87.
154
AGN, RDC, vol. 38, f. 5v-7v. El gobernador Juan Pérez de Merino comentaba que el valle de San Antonio
era el peor de todos los valles del Nuevo Reino de León.
155
AHM, C, vol. 23, exp. 5, f. 3-4 no.2.
156
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 502
157
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 103-104.
158
AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86.
159
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.

70
Durante la guerra de 1709-1715 el gobernador de Mier y Torre solicito la creación
de una compañía volante formada por escolteros, la mayoría pertenecía a las
haciendas de San Antonio.

El escoltero fue elemento de las campañas militares convocadas por la


junta de guerra y de las compañías volantes durante la primera mitad del siglo
XVIII. El anexo de escolteros a los conflictos dependía de la disposición de los
hacendados quienes decidían si participaban en las acciones conjuntas. Existieron
disputas por el control de los escolteros, especialmente en tiempos de conflictos
bélicos prolongados como los del 1709-1715. El gobernador Francisco de Mier y
Torre en 1713 solicito treinta y seis escolteros de las haciendas trashumantes y a
cada hacendado cincuenta pesos anuales para la formación de una compañía
volante. Esto no se concretó, pues dicho cuerpo móvil saldría del área de
protección de las haciendas. Los hacendados requirieron: que el costo no solo se
les atribuyera a ellos sino también a los vecinos; el control absoluto para
asignación de escuadras; y el lugar de resguardo. Con Francisco de Barbadillo y
Victoria en 1715 se obligó a los hacendados a sustentar económicamente una
compañía volante de 70 escolteros.160 Así se creó un cuerpo móvil especializado
en patrullar la frontera a cargo de militares con un alto conocimiento de la periferia
y sus zonas aledañas. Fue una medida drástica ante los conflictos en la región
sudeste, años después el mismo De Barbadillo y Victoria pidió nuevamente otro
cuerpo móvil con las mismas características el cual fue rechazado por la Junta de
Guerra de la Ciudad de México.

La compañía volante se catalogaba como una agrupación de militares,


“vecinos”, escolteros o/e indios auxiliares. La función era rastrear, identificar y
eliminar o neutralizar al enemigo; recuperar ganado mayor y menor, mercancías o
prisioneros; y la toma de prisioneros para ser mandados a la ciudad de Zacatecas
o reales cercanos. Estas movilizaciones eran “tierra adentro”, encabezadas por los
militares con mayor experiencia y con los bastimentos necesarios.

160
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, Págs. 25-29.

71
Las compañías volantes se dividían en diferentes categorías según el
criterio de este trabajo: a) compañías particulares que eran solicitadas por
hacendados de la región con el fin de hacer “entradas” por los estragos
ocasionados por los indios fronterizos y obtener congregas;161 b) compañías
mixtas que eran lideradas por los hombres de cargo militar y económico
sobresalientes de la región. Esto obedecía un mando central y era resultado de la
“junta de guerra”;162 y c) compañía central que era dirigida por el gobernador en
turno, desde lo militar o políticamente, cuando las amenazas sobrepasaban la
normalidad establecida.163 En sus distintas modalidades estas compañías fueron
la reacción ante las múltiples problemáticas que enfrentaba la región en tiempos
de conflictos.

Dentro de estas compañías volantes el papel del indio auxiliar fue crucial.
Solía desempeñarse como espía que se infiltraba en las naciones alzadas y
brindaba la información necesaria para neutralizar o eliminar las incursiones de
nómadas.164 También fungía como intérprete y emisario entre las naciones; y
teniendo sus propios cuerpos móviles o compañías volantes de naturales o
tlaxcaltecas.165

La “junta de guerra” fue el máximo articulador bélico del sistema colonial y


empleado por el gobernador y un consejo de militares de alto rango. En estas
juntas se organizaban campañas militares, compuestas por un número de dos a
cuatro compañías volantes con los hombres más experimentados en la guerra.
Estas campañas tomaban lapsos de un mes hasta seis meses para concretarse y
cumplir sus objetivos. Incluso dentro de las campañas, compañías volantes de
Saltillo se llegaron a unir. También existieron desde las que se conformaban solo

161
AGN, RCD, vol. 38, f. 143v-144v. AGN, RCD, vol. 38, f. 173v-175. La mayoría de las causas de dichas
incursiones de indios fronterizos fue provocada por los hacendados, obteniendo motivos y las vías legales
para poder hacer sus entradas a las rancherías. Estas se solicitaron al menos hasta 1715.
162
AGN, RCD, vol. 38, f. 58-58v. DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, Págs. 27-28. de León, “Relación y discurso del
descubrimiento,” 87-89. Los responsables tenían cargos militares y eran los dueños de las haciendas.
163
AHM, C, vol. 11, exp. 2. AGN, H, vol. 30, exp. 15. AHM, C, vol. 17, exp. 14. Gobernadores como Nicolás de
Azcárraga, Cuervo de Valdés y José Fernández de Jáuregui.
164
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 40-41, 50, 59,
165
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 62-63, 68-69.

72
de españoles hasta las de tlaxcaltecas y otras integradas por indios naturales del
área con sus respectivos caudillos o capitanes.

Un ejemplo de la junta de guerra, es la campaña que se realiza entre 1663-


1664 contra los cacaxtles, nación de “indios del norte” localizados a más de
setenta leguas al norte de la ciudad de Monterrey. A cargo del sargento mayor
Juan de la Garza, la ciudad de Saltillo mandó de su parte dos compañías volantes,
una de tlaxcaltecas y una de españoles para unirse a la campaña. Con más de
cien hombres, ochocientos caballos, ochenta cargas de harina, “mucho bizcocho”
y pertrechos, su campaña duró cinco meses (de octubre a marzo). El resultado
final fue neutralizar a la nación cacaxtle, primero a través del cerco de su
ranchería, eliminando hasta cien indios en el conflicto y tomando como prisioneros
a ciento veinticinco cacaxtles de todas las edades y género. Fueron llevados a la
ciudad de Monterrey donde el castigo fue ser expulsados del reino y mandados a
la ciudad de Zacatecas.166

Los hombres dedicados a ser escolta comienzan a tener un peso mayor


durante la primera mitad del siglo XVIII. A diferencia del soldado de presidio que
su paga era de 200 pesos anuales en 1727, el escoltero recibía 150 pesos por una
similitud de las actividades.167 En 1713 tenían sueldos entre 125 y 150 pesos
anuales dependiendo la hacienda. La ventaja fue que mientras el soldado de
presidio no podía ser empleado en otras actividades –pastoreo, agricultura, etc.-,
el escoltero sí era implementado en las actividades presídiales. Estas tareas
consistían en la defensa de las haciendas y de los ganados y ser parte de las
acciones ofensivas y defensivas en caso de ser solicitados por las compañías
volantes. Es importante recalcar que el papel de escolta individualmente era una
defensa poco efectiva. Su fuerte era cuando se creaban cuerpos móviles para la
recaptura de ganado robado o dentro de las compañías volantes. Un ejemplo es
que una hacienda contaba por lo general con un espacio entre 7 y 8 leguas de
territorio, las cuales se dividían en vaciadas de a 3,000 cabezas. 168 En caso de

166
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 62-63.
167
BLAC-PSAC, Caja II, #24.
168
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, Pág. 25. Una legua representa un área de 6,680 metros cuadrados.

73
incursiones de los indios fronterizos, al momento de llegar a socorrer era
demasiado tarde por las largas distancias, los incendios provocados y en algunos
casos las bajas de pastores.

En el “Reglamento para todos los presidios de las Provincias Internas” se le


dedican tres ordenanzas al Nuevo Reino de León donde incluían la participación
de los escolteros. Fue formulado por el brigadier Pedro de Rivera y fueron las
ordenanzas 175, 176 y 177 las que solicitaban en conjunto a soldados presídiales
y escoltas para los trabajos de seguridad.169 La ordenanza 175 hacia responsable
al gobernador en turno de hacer cumplir lo especificado en materia de seguridad
de la zona sudeste; la 176, especificaba que los soldados de presidio de Cerralvo
se trasladarían a la zona entre la Villa de Linares y San Antonio de los Llanos
donde se unirían a su unidad los escolteros de las haciendas trashumantes. Cada
hacienda debería integrar dos escoltas con armamento, el gasto correría a cargo
de los hacendados y sería en el mes de noviembre. El fin era la protección de la
villa de Linares, las haciendas trashumantes que pastaban en la inmediaciones del
Valle de San Antonio y a la sierra Tamaolipa; y la 177, especificaba que los
soldados presídiales regresarían a Cerralvo en mayo y cada año se pondrían en
acción dichas maniobras.

Un acontecimiento que involucro a los escolteros fue un conflicto el cual se


dio en el “Cañón de Santa Rosa”. A través del tiempo se le nombro de distintas
maneras al camino usado por pastores (Pablillo a San Felipe de Linares). En 1636
se le denomino “Paso de los Pastores” por ser una de las principales rutas de
conexión hacia el norte. También fue llamado la “Boca del Comercio”, pues tendría
lógica desde la perspectiva económica que se tenía con la entrada del ganado
trashumante. Por último fue nombrado como “Cañón de Santa Rosa” y según se
amerita al acontecimiento de un conflicto entre indios fronterizos y escolteros.
Pues se adjudica a la invocación de la Santa de Lima hecha por un escoltero, el
cual sobrevivió gracias a su protección; en dicha refriega en el siglo XVIII y le

169
DBCAH-AGI-2Q146-Vol. 81, Pág. 178-179. Reglamento para todos los presidios de las Provincias Internas
de 1729

74
otorgo dicho nombre.170 El hecho que haya sido un hombre de escolta el que le
otorgara el nombre y fuera el último sin cambio alguno hasta tiempos presentes,
nos habla que dicho acontecimiento fue relevante para los escoltas. Ayudando a
identificar un área de peligro, donde futuras escoltas continuarían transitando
dicho camino y confiando en la protección divina, para su seguridad y sus
encargos.

Los escoltas fueron “negros, lobos, coyotes, mulatos y otros mixtos”,


quienes se encargaron de la protección de haciendas en los valles de San
Cristóbal, del Pilón y San Antonio de los Llanos.171 Cada hacendado contaba de 3
a 6 escolteros en sus propiedades al mando de un mayordomo. La lenta reacción
de los soldados de presido por las largas distancias entre estos valles y los
presidios, empujó a los escolteros ser parte de las primeras compañías volantes
creadas por los militares y hacendados del sudeste a finales del siglo XVII y
durante la primera mitad del siglo XVIII. Es la razón la cual el sudeste nunca contó
con la institución del presidio. Las haciendas trashumantes a través de sus
escolteros llenaron el vacío de poder dejado por los soldados presídiales a partir
de la segunda mitad del siglo XVII en los valles ganaderos. Con la fundación del
Nuevo Santander, su protagonismo se vio opacado una vez más como sucedió un
siglo antes cuando se fundaron los presidios de Cadereyta y Cerralvo en el norte.
Es importante recalcar que en los primeros años del Nuevo Santander, los nuevos
colonos tuvieron que aprender de los hombres de frontera a cómo afrontar la
guerra viva en dichos espacios.172

El escoltero fue pieza clave en toda la maquinaria de la expansión y sostén


de la frontera en la primera mitad del siglo XVIII. Al menos en teoría así se
planteaba en las estrategias del gobernador Fernández de Jáuregui para la
década de 1740. Fueron los soldados llamados ante las compañías volantes y las
campañas militares. Desde la entrada del ganado trashumante el papel del

170
Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 14.
171
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, págs. 25-26.
172
Los hombres de frontera fueron, pastores, escolteros, indios auxiliares, milicianos, militares y soldados de
presidio o cualquier individuo apto para la guerra.

75
escoltero fue vital para las funciones defensivas y ofensivas. Escoltaban los
ganados, cuidaban las haciendas y fungían como elementos proporcionados por
los hacendados ante las juntas de guerra.

V- JANAMBRES: CONTIENDA Y RESISTENCIA EN UNA FRONTERA


CERCADA
Los janambres se caracterizaron por ser distintos a los demás indios de guerra,
tanto a los del norte como los fronterizos. Su apariencia, su idioma y su forma de
hacer la guerra los diferenciaban de las demás naciones. Al menos desde el
Nuevo Reino de León, en 1600 ya eran mencionados por las crónicas del capitán
Alonso de León. Aunque tal vez desde la provincia de la Huasteca se tenga
documentación del siglo XVI por la conquista implementada en esa área y cual
llegaría ser frontera con las naciones chichimecas. Estos indios siempre
estuvieron activos en el hurto de ganado, pero también participaron en escenarios
bélicos que llevaron a saqueos, incendios y la despoblación de sus áreas
colindantes en el Nuevo Reino de León y las provincias de la Huasteca y Rio
Verde.

Los janambres en un tiempo fueron confundidos con los pisones, pero la


documentación habla de que fueron enemigos. La confusión se da porque los
janambres usaban como escondite espacios de los pisones entre otras naciones
después de los conflictos con los colonos. La documentación los tilda de los
mejores guerreros entre las demás naciones, pues naciones como mariguanes,
simariguanes, carimariguanes y pasitas del norte solicitaban la reducción a cambio
de protección ante dichos indios. Existe la posibilidad que sea un grupo tardío
ajeno al área y que haya llegado del oeste.173

Es importante recalcar, que los janambres mantuvieron un control espacial


por donde fue el camino del Nuevo Reino de León hacia la provincia de la
Huasteca, por el lado izquierdo la sierra madre oriental y por el lado derecho las

173
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 508, 531-536.

76
sierras de las Tamaolipas (véase el mapa 2.3).174 De esta manera cada viaje hacia
Tampico, significaba atravesar territorio janambre por ser la única vía de
comunicación. Por lo que se puede suponer que en sus viajes el capitán Antonio
Rodríguez en 1600, el capitán Joseph de Treviño en 1609 y el sargento mayor
Jacinto García de Sepúlveda en 1633 debieron a ver tenido contacto con los
janambres.175 En 1747 José de Escandón comentaba que las vías de
comunicación se veían interrumpidas por los janambres, desde la Sierra Madre
con la costa y desde el Nuevo Reino de León con la provincia de la Huasteca.176

La primera referencia escrita sobre los janambres se encuentra en las


crónicas de Alonso de León quien realizó un tercer viaje en 1645.177 En este viaje,
los janambres atacaron las dos veces que transitó su territorio de León. Es hasta
1666 que el capitán Fernando Sánchez de Zamora, hace la diferenciación entre
las naciones conocidas y los janambres. Lo que comentó fue que eran “gente
nueva y de otra nación y distinta lengua, que son los janambres; gente blanca y no
tan rayados como los borrados”.178 Se sabe que los janambres tenían un lenguaje
distinto a las demás naciones, pues entre las demás existía un bilingüismo el cual
no compartían. En ese mismo año cae el fortín de Tanchipa en la provincia de la
Huasteca, donde posiblemente pudieron haber participado en las acciones bélicas
los janambres. Es factible, pues su control espacial colindaba con el Nuevo Reino
de León desde la zona oeste, con las provincias de Río Verde y la Huasteca al
sur.

En 1673 se da el primer conflicto janambre a gran escala, al menos en el


Nuevo Reino de León.179 En este conflicto hacen una confederación con los
guaripas y atacan la misión de San Antonio de los Llanos y su jurisdicción. El

174
En el Nuevo Reino de León se le denominó sierra de la Tamaolipa al espacio colindante al valle de San
Cristóbal, mientras para la provincial de la Huasteca la nombro como sierra de la Tamaolipa la Nueva. La
provincial de la Huasteca ya contaba con la sierra de la Tamaolipa la Vieja, un espacio fronterizo desde el
siglo XVI.
175
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 83-84.
176
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 586
177
de León, “Relación y discurso del descubrimiento,” 101-103.
178
Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,” 231-232.
179
Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,” 234-241. El conflicto dura aproximadamente desde
el 13 de diciembre de 1673 hasta junio de 1674.

77
resultado fue de cuarenta y ocho pastores asesinados, robo de ganado y el
despoblamiento del valle. Es importante recalcar que los janambres solo
participaron en la primera revuelta y después se retiraron a sus espacios
chichimecas. El conflicto lo continuaron los guaripas y otras naciones; pero el puro
hecho de que en sus crónicas Sánchez de Zamora le dedicara al título de su
apartado “rebelión de los indios janambres”; podemos considerar que sin su
participación no se hubiese concretado los fines bélicos que dieron como resultado
el despoblamiento del valle de San Antonio de los Llanos en 1674.

En la tradición oral resaltaban sus coaliciones, el miedo infundido ante las


demás naciones y la destreza para la guerra. Conservaban el recuerdo de una
gloriosa batalla la cual era de tiempos lejanos, en donde gracias a una
confederación con los pisones lograron derrotar a una alianza de doce naciones.
También mantenían la anécdota de un antepasado, quien fue un jefe supremo que
en los conflictos era tanta su fuerza, que arrojaba sobre sus enemigos los
cadáveres de todo a los que aniquilaba en combate.180

Su experiencia en conflictos los caracterizó por ser los mejores guerreros.


Despreciaban a las naciones semisedentaria o sedentarias (las naciones del sur,
pues con las naciones del norte no tuvieron conflicto). Sus áreas de control fueron
las llanuras que se localizaban entre la sierra Madre Oriental y las sierras de las
Tamaolipas. Solían pelear en combate cuerpo a cuerpo (algo inusual de las
naciones colindantes a la provincia de la Huasteca) y fueron catalogados maestros
de las emboscadas y de ataques rápidos. Fundieron un terror psicológico al
decapitar a sus adversarios, tanto en la población en general como en soldados.
Su armamento consistía en: arco, flechas, batidor y cuchillo de mano de doble filo.
Por último su población para la primera mitad del siglo XVIII fue estimaba en un
aproximado 2,400 entre toda su área de control y dividida entre rancherías: cada
una con su respectivo capitán los cuales estaban al mando de un jefe supremo en
casos de guerra.181

180
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 590.
181
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 588-590.

78
Mapa 2.3
Jurisdicción Janamabre entre 1690-1748

Elaboración propia.182

En el año de 1681 se considera que los janambres fueron parte del saqueo
en San Juan de la Laja y para 1682 nuevamente crearon confederaciones y
atacaron los centros poblacionales de la provincia de la Huasteca. El alcalde
mayor de Guadalcazar, Juan Gutiérrez comentó que dichos ataques se dirigieron
a Tanguachin, Salto del Agua y Puerto de los Papagayos. También que los indios
congregados de las misiones de Jaumave, Santa Clara y Monte Alberne se
sublevaron y se unieron a los janambres.183

En los documentos, en los cuales no son mencionados los janambres bajo


esta denominación, pero se puede deducir por la geografía que se habla de ellos.
Especialmente cuando el espacio de descripción es de la villa de San Felipe de

182
Algunos datos provienen de los mapas realizados por Guy Stresser-Pean en “La Sierra de Tamaulipas y la
frontera Noreste de Mesoamérica” y por Guilhem Olivier en “Viaje a la Huasteca con Guy Stresser-Pean”.
183
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 502, 585-586.

79
Linares y la sierra Tamaolipa hasta el sur pasando el valle San Antonio de los
Llanos.184 Al menos esta área colindó con el Nuevo Reino de León y fue espacio
janambre durante los siglos XVII y XVIII.

Entre 1687 y 1690 se da el segundo conflicto janambre en el Nuevo Reino


de León.185 En dicho conflicto participó el gobernador Cuervo de Valdés. Los
conflictos se dieron en la periferia de San Antonio de los Llanos, donde el robo de
ganado fue el motivo principal para que una escuadra de hombres saliera a
perseguir a los janambres. Debido a que murieron nueve colonos en la sierra de
Tamaolipa, se activó una contraofensiva desde la capital. El gobernador Francisco
Cuervo de Valdés salió al frente, con el presidio de Cerralvo y su alcalde mayor y
capitán de presidio Juan Núñez de Carvajal.186 Hombres de otras jurisdicciones
participaron en la refriega contra los janambres, ejemplo como Sebastián Villegas
Cumplido y José González de Quintanilla quienes se les otorgan mercedes de
tierra por sus méritos en el conflicto contra dichos indios.187

Este último inconveniente continuó, ya que los janambres no pactaban la


tregua. En 1689 continuaron con sus acciones bélicas, robando ganado,
asesinado pastores, quemando casas y obligando a despoblar algunos vecinos. El
gobernador Pedro Fernández de la Ventosa, tomo ciertas acciones militares en
contra de los janambres, e incluso al ver que no se solucionaba el conflicto solicito
una tregua.188 Los janambres rechazaron constantemente las negociaciones
implementadas desde el sistema colonial. De esta manera se implementó la
política de cero negociación, logrando a través de fines bélicos el despoblamiento
de las misiones a finales del siglo XVII: San Bernandino, San Antonio de los
Llanos y San Buenaventura de la Tamaolipa. San Antonio y San Cristóbal de los
Gualguises volverían a integrarse a la estructura colonial como dispositivos de

184
DBCAH-AGNM-2Q201-456, pág. 10-12. Diario y derrotero del brigadier Pedro de Rivera. DBCAH-AGI-
2Q146-Vol. 81, Pág. 178-179. Reglamento para todos los presidios de las Provincias Internas de 1729.
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.
185
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 203-204.
186
AHM, C, vol. 17, exp. 14.
187
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 95-96 no. 47.
188
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 223-225. Estas acciones fueron la creación de compañías
volantes y castigos para los responsables.

80
control caducos.189 Estos conflictos perduraron, fue necesario que el gobernador
se retirara, dejando al general Fernando Sánchez de Zamora al cargo del conflicto.
Esto fue una acción para mantener a raya militarmente la frontera, pues la
diplomacia no logro concretarse. Ante esto los años siguientes quedaron
enclaustrados en un panorama de guerra de baja intensidad.

Entre 1694-1696 se pueden ver autos del gobernador Juan Pérez Merino
solicitando a los mayordomos escolteros para la defensa de las haciendas. A
causa de muertes de mayordomos, pastores y robo de ganado por incursiones
janambres e indios de la Tamaolipa.190 Esto habla de que independientemente, la
guerra de alta intensidad cedió paso a una de baja intensidad. Es el resultado de
la política de cero negociaciones de los janambres ante los neoleoneses. Los
choques violentos de menor escala continuaron, fueron efectivos en el sentido que
creaban una psicosis colectiva y mantenían en estado de alerta a los neoleoneses.
Esto beneficio a los janambres, que vieron a sus enemigos paralizados, sin
expansiones territoriales y creando una desesperación por entablar negociaciones.
Los janambres otorgaron una paz endeble cuando se veían sitiados, fue una
estrategia para ganar tiempo y que fue implementada por un largo periodo. En el
momento que regresaban a sus espacios de control se desvanecía lo pactado.

En 1702-1703 el tercer conflicto janambre tomó protagonismo una vez más


en jurisdicciones del Nuevo Reino de León. En este caso fueron repelidos por el
capitán Sebastián de Villegas Cumplido y el gobernador Francisco Báez Treviño
en las fronteras del valle de San Cristóbal colindante con la sierra de la
Tamaolipa.191 El capitán de Villegas Cumplido se unió al gobernador con una
compañía volante proveniente de San Antonio de los Llanos y San Cristóbal de los
Gualaguises. Los janambres cometían correrías en las periferias de la frontera
este del Nuevo Reino de León y después regresaban a las llanuras entre las
sierras Madre Oriental, la Tamaolipa Vieja y de la Tamaolipa. En estas correrías

189
San Cristóbal de los Gualaguises a diferencia de San Antonio, fue quemada como San Buenaventura de la
Tamaolipa.
190
AGN, RDC, vol. 38, f. 5v-7v. AHM, C, vol. 23, exp. 5, f. 3-4 no.2.
191
1703 revista de armas por el capitán Sebastián de Villegas Cumplido, AHM, C, vol. 26-a, exp.14, civ. 26 a
014. Documento transcrito en Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 18-19. AHM, C, vol. 26 a, exp. 3, f. 7.

81
muchos de los capitanes de escuadras de los janambres fueron capturados o
murieron en los choques violentos contra los neoleoneses. Ejemplos como:
Pajarito, Chepillo, Nicolás e incluso aliados de otras naciones como Matías capitán
salinero. A través de sus declaraciones, se da cuenta de su estructura militar, el
uso del mitote y las estrategias de resistencia.192 Jean-Loup Amselle en su
investigación sobre la deconstrucción de la etnia comenta que el movimiento de
absorción se da con grupos más grandes integrando individuos, segmentos,
linajes, clanes, etc.193 Los janambres como grupo dominante de su área, logró
poner en marcha dicho mecanismo. Esto fuera solo para correrías específicas o a
través de vínculos familiares.

Escandón le atribuyó a los janambres el último ataque que sufrió el pueblo


de Tamaolipa en 1706 que perteneció a los indios olives y que los obligó a
despoblar. Prácticamente la avanzada que llevaba la frontera de la provincia de la
Huasteca, que se ubicaría en la sierra de la Tamaolipa Vieja, se redujo a tres
etapas. La primera mencionada en 1706, la segunda sería una fundación al sur
llamada Tancasneque en 1718 y la tercera que sería aún más al sur llamada San
José en 1728 la cual los obligó a pedir protección a la jurisdicción de Tampico. En
las siguientes despoblaciones se atribuyeron constantes ataques de indios pasitas
del sur confederados con los janambres.194 Se puede interpretar que los
janambres a través de confederaciones lograron conservar su territorio y obtener
botines, así fuera en la frontera con el Nuevo Reino de León o al sur con las
provincias de Río Verde y la Huasteca. Por lo general los janambres incursionaban
hacia las dos provincias y el Nuevo Reino de León; ya fuera por confederaciones
con otras naciones o de manera individual, atacando haciendas, centros
poblacionales y rutas de intercambio económico.

192
AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86.
193
Jean-Loup Amselle, “De la deconstrucción de la etnia a la conexión de las culturas: un itinerario
intelectual,” en Fronteras movedizas. Clasificaciones coloniales y dinámicas socioculturales en las fronteras
americanas, Ed. Christophe Giudicelli (México: El Colegio de Michoacan/Centro de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos, CEMCA, 2010): 39.
194
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 527-529.

82
En el caso de San Antonio de los Llanos se despobló en tres ocasiones; fue
área donde hostilizaron los janambres desde su primer conflicto en 1673 hasta su
paz pactada en 1732. Hacia 1709 ya estaban en operaciones de nuevo en la zona
periférica de San Antonio de los Llanos y eran los inicios de la guerra de 1709-
1715.195 Entre 1710 a 1714 ya eran vistos como peligro para el Valle de San
Antonio, pues les adjudicaban tener asolado todo dicho valle. 196 No es por nada,
que dicho valle fuera catalogado como el peor de todos en 1694 y solo se
permitiera su entrada con escolteros.197 Para 1732 dicha nación ya había pactado
la paz: de esta manera no se integraron al sistema colonial (no se bautizaron o
congregaron en pueblos de indios) y sus espacios se mantuvieron intactos. 198
Desde dicho pacto los janambres no resaltaron en los siguientes conflictos al
menos los ligados al Nuevo Reino de León, mientras con la fundación de la
colonia del Nuevo Santander comenzaría una nueva ola de violencia en la nueva
jurisdicción en 1748.

Se puede observar que, se mantuvieron activamente tanto en los conflictos


con la frontera del Nuevo Reino de León como con la provincia de la Huasteca.
Los janambres lograron confederar naciones a sus operaciones bélicas, las cuales
consistieron en atacar haciendas, centros poblacionales y despoblarlos a través de
múltiples ataques. Gracias a esto los janambres o sus aliados poco a poco
recuperaron territorio, creando bases de operaciones y redes solidas de robo. Esto
fue una respuesta ante la expansión de las haciendas y el poblamiento dentro de
su territorio. Desde la segunda mitad del siglo XVII los janambres comenzaron una
expansión hacia el sur de sus espacios. Prácticamente quedaron encasillados por
los espacios coloniales por el sur y el oeste, desatando múltiples choques
violentos en la periferia. Para 1748 esto se transformó en un conflicto aún más

195
AHM, C, vol. 36, exp. 14. AHM, C, vol. 32, exp. 1, f. 19-21 no. 10.
196
AGN, RCD, vol. 38, f. 91-91v. AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v. AGN, RCD, vol. 38, f. 137-137v. AGN, RCD,
vol. 38, f. 137v-139. AGN, RCD, vol. 38, f. 139-139v.
197
AGN, RCD, vol. 38, f. 5v-7v.
198
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 87. AGN, I, vol. 132, exp. 132, f. 131r-132r. En 1673 es su primer
despoblamiento; 1688 se le puede atribuir el segundo en pocas cantidades; en 1689 se vuelve a despoblar
en grandes cantidades, en 1693 se solicita se vuelva a poblar; y entre 1709-1715 se da el tercer
despoblamiento en grandes cantidades.

83
grave con la fundación del Nuevo Santander. José de Escandón comentaría al
virrey, que era la única nación que se mantenía a pie de guerra.

VI- AGENTES DE HOSTILIDAD PARA LA GUERRA VIVA: HACIENDAS


TRASHUMANTES, INTERNAS Y CONGREGAS 1600-1670
Para adentrarse a finales del siglo XVII y comprender la situación del Nuevo Reino
de León, es necesario analizar una serie de acontecimientos históricos que se
fueron dando en la región. Como la hacienda fungió un papel importante como
modelo de poblamiento y agente facilitador para la expansión de la frontera. No es
novedad el saber que la expansión fue gradual ante las fronteras naturales. Fue a
lapsos largos que se fue dando el poblamiento a través de sus diferentes etapas.

La hacienda fue consolidando pequeños espacios por distintos motivos, a


través de sus diferentes modelos. Las haciendas trashumantes, conocidas como
“haciendas lanares, de pelo o cabrio” prácticamente, describen sus funciones
dichas descripciones.199 Estas haciendas funcionaban de noviembre a mayo,
cuando se introducía el ganado menor a los valles de la región y su finalidad era la
trasquila y la venta de carne de primales.

Las haciendas contaban con mayordomo, pastores, escolteros, apaceros,


gañanes, bacieros y sirvientes.200 Las haciendas internas por llamarlas de esta
manera, para diferenciarlas tenían distintas ocupaciones, eran permanentes y en
su mayoría eran mixtas.201 Se complementaban entre agricultura, cría de ganado
mayor y menor. También se dieron exclusivamente para complementar la
actividad minera, la cual no fue tan productiva a comparación de Parral,
Sombrerete o Zacatecas.

En la banda norte, la minería fue la principal atracción económica, en


algunos casos se encontraron vetas en el valle de Río Blanco. La ruta ganadera
se consolido en los espacios sureños del Nuevo Reino de León. También se

199
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, pág. 20-21.
200
Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 16.
201
Haciendas locales y sus dueños estaban establecidos en la región.

84
hicieron varios intentos por establecer un corredor comercial con Tampico. Desde
1635 comenzaron a instalarse haciendas ganaderas (trashumantes e internas) en
la región, las cuales comenzaron a ubicarse en los valles del Pilón, Río Blanco,
San Antonio y San Cristóbal. Esto ayudó agilizar el poblamiento y el
expansionismo fronterizo así fuese imaginario. Dicha frontera se encontraba en
constante cambio ante las nuevas fundaciones de haciendas, por ser utilizadas
por lapsos de seis a ocho meses por el pastoreo o por el mismo abandono de
ellas por las incursiones de las escuadras de indios.

Para 1670 existió un buen número de haciendas ganaderas en la región, las


cuales fueron poblando en un lapso de treinta y cinco años los valles del Pilón, Río
Blanco, San Cristóbal y San Antonio. Ese mismo año comenzaron los múltiples
conflictos con los indios fronterizos, hay que dejar claro que existieron periodos
tanto bélicos como de tregua, todo como producto de una coexistencia entre dos
culturas. Las haciendas comenzaron a delimitar los espacios adyacentes, esto
ayudo con el lapso del tiempo a fundar valles y los centros poblacionales con
distinción de alcaldía mayor. En la mayoría de los casos, primero se asentaron
haciendas, dando paso a la creación de valles e instalando alcaldías mayores que
se encargaron de los espacios principales y secundarios.

Al momento de contar con una alcaldía mayor, se dividían las jurisdicciones,


las tareas de protección a las haciendas y el manejo de sus recursos. Un ejemplo
es como la villa de Cadereyta mantuvo bajo su jurisdicción al valle de San
Cristóbal, por lo que si se presentaban ataques de indios fronterizos la
responsabilidad recaía en su espacio principal. Al fundarse nuevas villas como
San Felipe de Linares se creaba una nueva jurisdicción, por lo tanto se reducía el
control geopolítico de la villa de Cadereyta para otorgárselo a la nueva alcaldía
mayor. Estas nuevas responsabilidades, también traían consigo ventajas para los
neoleoneses: el reparto de fuerza de trabajo a través de las congregas y la
explotación de recursos. De igual manera, cada centro poblacional reproducía las
mismas tareas ante las haciendas en su entorno.

85
El número de presidios no fue abundante por el alto costo que representaba
su manutención. Las misiones fueron incipientes y no lograron sus objetivos en la
reducción por lo que fueron despobladas temporal o definitivamente. La minería no
represento una ganancia similar a otras regiones como Zacatecas o Sombrerete
donde su producción articuló la economía en sus respectivas áreas. Con la
ganadería trashumante se comenzó a impulsar la economía, por lo que para la
segunda mitad del siglo XVIII la ganadería de cría interna, pasaría a ser el eje
articulador de la economía regional.202

Las congregas duraron hasta el año de 1715 con la abolición por parte de
Francisco Barbadillo y Victoria. En teoría estaban prohibidas desde antes pero eso
no fue impedimento para que continuasen ejerciéndose. Los “vecinos españoles”
recibían el título de protectores, esto les garantizaba se les repartiera rancherías
de indios y se emplearan en sus casas, labores, haciendas o “demás granjerías”.
A cambio, los indios recibían comida y vestuario, se suponía que la instrucción
cristiana era parte, pero nunca se llevó a cabo. Algunos protectores vieron en
dichas rancherías la posibilidad de incrementar su capital, por lo que los rentaban
o vendían como esclavos.203 Eran vistos como propiedad, muchos compraban
licencias al gobernador en turno para poder traspasar, permutar o vender a los
indios. Esto era individualmente o incluidos en ventas de propiedades como
labores o haciendas. Al realizarse estas ventas se separaban familias, al venderse
los hijos, madres, padres o parientes.204 En las peticiones de congregas para
adherirlas a las haciendas, siempre se tomó como base el hacerlos cristianos y
sedentarios. En los casos cuando se aceptaban las peticiones de los hacendados,
siempre se verificaba que contara con el capital para vestirlos, alimentarlos y

202
Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo
Reino de León,” 1-25. Peña Guajardo la ubica en la primera mitad del siglo XVIII, pero para ser comienza a
consolidarse a principios de la segunda mitad del siglo XVIII.
203
Rocío González Maíz, Desamortización y propiedad de las elites en el Noreste mexicano, 1850-1870
(México: Fondo Editorial de Nuevo León/Facultad de Filosofía y Letras/Universidad Autónoma de Nuevo
León, 2011) 25.
204
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, págs. 23-24. AGN, RC, vol. 20, exp. 73, f. 182-189. En este documento de
1685 se menciona el tema de las congregas, una diferencia es que los adultos no se pueden vender y solo los
menores.

86
pagarles su jornada. El problema era en la práctica, cuando se dejaba a un lado el
aspecto legal y simplemente se explotaban.

Para evitar gastos en comida y generar un ahorro, se enviaban a los padres


de cada núcleo familiar a practicar la recolección en las temporadas de “frutas
silvestres”. Las mujeres y los hijos permanecían en las labores o haciendas como
aval de su reintegración para continuar con sus tareas. Así mismo muchos no
regresaban, pues las largas jornadas y el convencimiento de los indios “gentiles y
apostatas” con quienes tenían contacto en los montes, fueron los principales
factores para que desertaran de los espacios coloniales. Así al reducirse la fuerza
de trabajo en las haciendas, se incrementaban las filas de los indios de guerra
para las incursiones.205

Por el conocimiento de la ubicación de las poblaciones, las casas, las


haciendas, las rancherías, las labores y sus rutas de tráfico; fue que dichos
desertores se convirtieron en capitanes de incursiones al mando de los indios
gentiles. Estos ataques raudos se enfocaban en “robo, muertes, incendios y todo
género de atrocidades”. Como medida de los hacendados para prevenir fugas,
hicieron uso de “prisiones y encierros” en sus respectivas propiedades. Esto creo
un incremento de fugas y un equivalente en “insultos y hostilidades” por parte de
los indios de guerra.206 Por lo que el principal motivo fue mantener la región en
estado de alerta ante los constantes choques violentos que se daban
interétnicamente.

Las relaciones interétnicas fueron importantes. En periodos de paz muchos


indios ladinos comprendieron mejor el sistema colonial. Ya no se visualizaba
desde el exterior, consiguieron asimilar oficios y prácticas culturales, que en los
tiempos de guerra supieron apreciar sus aliados gentiles. Estas ventajas fueron
desde convertirse al cristianismo, los distintos oficios de vaquero, pastor, soldado,
agricultor, entre otros y creando redes de comunicación y espionaje. De igual
manera, el colonizador tomó preeminencia de los beneficios de tener buenas

205
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, págs. 24-25.
206
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, Págs. 22-25.

87
relaciones con los indios reducidos. Estos participaron en las compañías volantes,
las milicias vecinales o en campañas militares como resultado al haber solicitado
la paz o aceptarla.

Por último se dio la guerra viva en la región. Aquí se tomará el concepto tal
y como aparece en los documentos y no basado en cómo se da en la
historiografía regional. Luis Medina la califica como aquellos lugares donde aún se
daban los choques armados entre neoleoneses e indígenas.207 Para la
investigación, el uso de este concepto es el de un espacio con constantes
choques violentos, de baja y alta intensidad. La confederación de algunas
naciones logró desarticular las jurisdicciones económicamente provocando el
despoblamiento. El colonizador no logró hacer pactos de paz más que con
algunas naciones de indios, la rapidez de los ataques de las distintas naciones
desestabilizó la coordinación colonial y la falta de un mando central entre los
indios apostatas y gentiles creo una serie de enfrentamientos por diferentes
frentes en la región. Chantal Caillavet comenta que en el sur del imperio español
las mismas circunstancias históricas de la conquista y colonización influyeron de
modo duradero sobre la participación y recomposición de los grupos autóctonos:
es el caso, en zonas de encarnizada resistencia a los españoles, de la
implantación alógena de “fronteras de guerra” que desplazan a la población y la
inducen a fragmentarse, a reagruparse de modo distinto, a ocupar espacios
nuevos, a implantarse en zonas de refugio.208

La guerra viva no fue un fenómeno único de la región, al sur del imperio


español, en el reino de Chile en Arauco se dio una similitud de los hechos. Es
importante resaltar un escenario similar a lo que vivió el Nuevo Reino de León
durante su conformación jurisdiccional.209

207
Medina Peña, Los barbaros del Norte, 82.
208
Caillavet, “El proceso colonial,” 77.
209
Se pueden consultar estos trabajos de investigación: Álvaro Jara- Guerra y Sociedad en Chile: La
transformación de la guerra de Arauco y la esclavitud de los indios; Lorenzo Santiago y Rodolfo Urbina- La
política de poblaciones en Chile durante el siglo XVIII; Sergio Villalobos- Vida fronteriza en la Araucanía: el
mito de la guerra de Arauco; y Guillaume Boccara- El poder creador: tipos de poder y estrategias de sujeción
en la frontera sur de Chile en la época colonial. El Reino de Chile durante el siglo XVI y XVII, paso por una

88
En el Nuevo Reino de León desde que se implementaron las entradas
esclavistas durante la segunda mitad del siglo XVI, la región comenzó a
desgastare interétnicamente. Como consecuencia se fortaleció la desconfianza y
dañaron las relaciones entre los espacios coloniales y los de resistencia. Durante
los primeros treinta años del siglo XVII fueron de constante robo de ganados,
asecho y ataques raudos tanto en centros poblacionales como en las haciendas
de la periferia. Esto no quiere decir, que los neoleoneses dejaron sus prácticas
esclavistas, al contrario siguieron efectuándose en la región. En 1632 todo cambio
con el “Requerimiento del cabildo de la ciudad de Monterrey al gobernador Martin
de Zavala” en el cual se sugirió el nuevo modelo de hacer la guerra
implementando políticas radicales contra el “indio alzado”.210 Lo implementado fue

“Los indios de mayor edad mueran por sus culpas, o que, por lo menos, se les
quite la mano derecha y desoque de los pies, y las mujeres y muchachos, de cinco hasta
veinte y cinco años, salgan fuera de este dicho reino por el tiempo que S.S. viere y juzgare,
que, como más dóciles, se puede arraigar en ellos la costumbre de los españoles y perder
ellos el mal natural de sus padres; pues fuera de este dicho reino, consiguieran el útil de
ser criados en vendrán a ser cristianos. Lo cual en esta ciudad, ni en la dicha villa de
Cerralvo, no se puede conseguir, porque, por mucha guarda que en ellos se pone, se

serie de acontecimientos que años posteriores se reflejarían en nuestra área de estudio. Hablamos de un
espacio en donde la pacificación y la colonización fueron necesarias; la minería no fue fructífera y la que se
dio, se vio afectada por los constantes conflictos con los indios de los contornos; la economía se articuló con
la ganadería menor (la mayor también se dio) y surtieron su capital de Perú con la derivación de los
productos; mantuvieron un sistema jurídico que los proporciono de mano de obra (esclavitud y trabajo
forzoso a raíz de la Guerra de Arauco); la ayuda de indios auxiliares; dispositivos de poder: expedición
guerrera, encomienda, la esclavitud, el fuerte y el requerimiento. Hal Langfur, The forbidden lands. Colonial
identity, frontier violence, and the persistence of Brazil’s eastern Indians, 1750-1830 (Stanford: Stanford
University Press, 2006) 21-23, 30-31. En el Brasil colonial, de igual manera tuvieron que lidiar con estos
constantes encuentros violentos, pues la finalidad era apoderarse de los espacios. La región fue Sertão
Oriental y su principal fuente de riqueza fue la minería con extracción de oro, diamantes y esmeraldas. Pero
la avanzada portuguesa en su proceso de dominar espacios, se transformó en choques violentos que
terminaron en un conflicto armado en 1808. Los botocudos, puris y pataxos ejercieron una guerra de
guerrillas, buscando refugio en las zonas boscosas de la frontera de Minas Gerais. Langfur comenta que fue
una guerra donde se dieron encuentros violentos, por largos periodos de tiempo y que en ciertas ocasiones
fueron a gran escala sus conflictos.
210
García-García, A medieval frontier, 89-90. Carlos Sempat Assadourian, Zacatecas: conquista y
transformación de la frontera en el siglo XVI. Minas de plata, guerra y evangelización (Ciudad de México: El
Colegio de México, 2008) 59. Durante la guerra chichimeca se usó la guerra defensiva y la guerra ofensiva.
Una era como respuesta ante los ataques mientras la segunda fue la creación de cuerpos móviles para hacer
excursiones en los espacios de los nómadas.

89
vuelven, como tan cercanos a su tierra, y dan razón de todo lo que han visto y oído a los
españoles”211

El gobernador Martin de Zavala, antes de poner en practica dichas políticas,


primero recurrió al fray Francisco de Ribera y después al consejo de franciscanos
de la ciudad de San Luis Potosí en donde se aprobó la “guerra justa” contra los
naturales. Independientemente de las políticas implementadas, también se optó
por la “compra de paz” la cual fue utilizada durante la “guerra chichimeca” y ayudó
a pacificar la región con el lapso de los años. Esto brindo ciertos resultados, en
donde capitanes o caudillos de naciones, la aceptaron y se integraron al sistema
colonial. De igual manera, muchos al poco tiempo rompieron la paz, se retiraron a
las sierras, confederaron naciones y continuaron sus incursiones.

La guerra viva fue un obstáculo para el sistema colonial que intentaba


pacificar la región. Cuando se sosegaba o negociaba algún espacio chichimeca,
era normal que se estuvieran realizando incursiones nómadas en otras zonas
fronterizas. Los indios del norte realizaban incursiones tanto como los indios
fronterizos del este. El problema se agudizo cuando los conflictos eran múltiples
en distintos puntos de la región. Al no contar con un comando central fue difícil
pactar con las naciones para sofocar todas las incursiones, pero también fue un
temor el que llegase a coordinarse una alianza entre los indios del norte y los
fronterizos. Este fue el tipo de conflicto que se vivió durante la colonia en los siglos
XVII y XVIII.

211
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 89-92.

90
CONCLUSIONES
El expansionismo fronterizo no fue fructífero pues nunca logro pasar de la sierra
de la Tamaolipa y las llanuras janambres. Desde los inicios de la primera mitad del
siglo XVII la frontera se quedó inmóvil, a veces retrocedía y después recuperaba
los espacios perdidos pero nunca logro pasar las fronteras naturales. Dichos
espacios fueron usados por las naciones en los momentos de confrontación que
vivieron las dos culturas. Las tácticas, su uso como fortificación y el conocimiento
geográfico beneficiaron a los indios de guerra en sus contiendas. Esto les ayudo a
mantener el control territorial por un lapso de cien años deteniendo la expansión
colonial.

Entre los actores, se observan a los indios de guerra, los escolteros y los
janambres. El énfasis sobre ellos, se debe a que mantuvieron en constante estado
de hostilidad los espacios fronterizos. Desde la entrada de las haciendas
trashumantes al sudeste hasta los múltiples conflictos que se dieron. La compra
de paz fue usada, por lo que la tranquilidad se dio de forma pausada en algunos
valles. Las haciendas trashumantes por su interés de expandir sus espacios de
control, quebrantaron los pactos de paz y esto creo los primeros conflictos
armados. La guerra viva fue un sinónimo del deterioro de las relaciones
interétnicas. Este es el panorama que se comenzara a vivir después de 1670 en
los valles sureños por el afán del avance colonial.

91
TERCERA PARTE

ZONA DE CONTACTO: COEXISTENCIA Y GUERRA ENTRE


EL NUEVO REINO DE LEÓN Y LOS ESPACIOS
CHICHIMECAS

92
Este capítulo se divide en tres apartados: el inicial se enfoca en los
primeros intentos por establecer una “divisoria baluarte” en el valle de San Antonio
entre 1685-1686; el siguiente apartado se enfoca en el segundo intento realizado
en el valle del Pilón entre 1701-1702; y por último, una sección que se encarga del
estudio de la dinámica del valle de San Cristóbal en la que la frontera circular
funcionó como primer paso de transición hacia la villa defensiva (divisoria
baluarte).

De esta manera, en el primer apartado se explica la forma como en el valle


de San Antonio, entre 1670-1685, se comenzó a visualizar la implantación de una
villa defensiva que cumpliera con ciertos criterios de guerra y negociación. Fueron
distintos factores los que hicieron que dicha fundación nunca se concluyera en su
primer intento, desde la guerra viva y el tipo de relaciones interétnicas
condicionadas por el modelo de poblamiento. Después, se busca explicar un
segundo intento en el valle del Pilón, entre 1686-1702, por erigir una villa de
españoles. Se toma en cuenta, para esta sección que, no obstante este intento los
constantes conflictos en los valles sureños, sus distintos modelos de poblamiento
y la negativa de negociación generaron un estado de psicosis y guerra en las
jurisdicciones. El fin de una villa con características de presidio era lo deseado;
pero la teoría estuvo muy alejada de la realidad por lo que no habría tenido sentido
su implementación en dicho valle.

Por último, este estudio se enfocó al valle de San Cristóbal en el periodo


comprendido entre 1702-1708. La elección de esta temporalidad obedece a que
se observa un mecanismo utilizado para dar paso a la divisoria baluarte. La
implementación de la “frontera circular” fue común en los distintos valles sureños,
sin embargo las diferencias de modelos de poblamiento favoreció al de San
Cristóbal. De esta manera, los factores principales fueron la ubicación geográfica y
la figura de autoridad en un individuo que representaba los poderes económicos,
políticos y militares de la jurisdicción. La separación de periodos para cada valle
no significo el descuido de ellos porque en realidad si se logran percibir distintos

93
factores que forjaron los espacios en conflicto y la implantación de una divisoria
baluarte.

94
VI – EL SURESTE: EL RETROCESO FRONTERIZO Y EL PRIMER
INTENTO POR LA DIVISORIA BALUARTE (1670-1685)
El sureste comenzó a tener la atención del gobierno cuando los ataques a las vías
de comunicación, haciendas y ganados se comenzaron a multiplicar. La hacienda
de Matehuala, ubicada en los límites del sur con la provincia de Charcas, era la
delimitación territorial entre dichas jurisdicciones y la entrada de los ganados
trashumantes a la región. En 1671, la nación tetecora (indios del norte) atacaron
una recua de Antonio Méndez, quien venía en compañía del licenciado Diego
Álvarez, presbítero domiciliario del pueblo de Huichapan de la Nueva España, y
que contaba con una hacienda de ovejas en la jurisdicción. Se perdieron
mercancías, mulas y la muerte de un español y un indio laborío. El ataque se dio
en la parte trasera de la recua, por lo que Antonio Méndez al ir al frente pudo
escapar y dar aviso de lo sucedido en el puesto de Río Blanco. El capitán
Fernando Sánchez de Zamora salió con algunos soldados al lugar del acecho
donde solo encontró la mercancía destrozada (práctica común de los indios al no
poder llevar el resto del botín) y los cuerpos de los difuntos.212

En el mismo año se atacó otra recua del capitán Miguel de Escamilla, que
provenía del Valle de San Antonio con cargas de maíz. En este caso fueron indios
fronterizos de la sierra de Tamaolipa, los que interceptaron la recua y la asaltaron.
De Escamilla logro escaparse y dar aviso al capitán Alonso de León, quien con
una compañía volante salió a resolver el atraco.213 Se puede ver que tanto en las
incursiones de los indios del norte como en la de los indios fronterizos, cada
jurisdicción empleaba a sus militares para resolver los atracos. En los valles de
Río Blanco y San Antonio era el capitán Sánchez de Zamora mientras en los del
Pilón y San Cristóbal el capitán Alonso de León en estos casos. La división entre
las jurisdicciones era la Sierra Madre Oriental y su conexión con el cañón de Santa
Rosa y el camino de San Cristóbal a San Antonio.

Fue durante el mandato del gobernador Nicolás de Azcárraga que el valle


de San Antonio se covirtiò en escenario de uno de los conflictos que motivaron la

212
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 107.
213
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 107.

95
reducción de la frontera. Dicho valle contaba en su jurisdicción con las misiones de
San Antonio de los Llanos y San Bernandino, administradas por religiosos de San
Francisco; y estaba habitada por población española, mestiza, indios laboríos y
chichimecas; y contaba con labores, estancias y haciendas de ganado
trashumante. Dicha frontera no llevaba ni la década de haberse establecido en el
sureste del Nuevo Reino de León para cuando se dio su retroceso. 214 El sur lo
conformaba el valle de Río Blanco (sus misiones de Santa María de los Ángeles y
San José de Río Blanco) y el valle de San Antonio (sus misiones de San Antonio
de los Llanos y Bernandino).

La entrada de ganado trashumante generaba un poblamiento necesario en


la nueva frontera de San Antonio, por lo que las haciendas mantuvieron el perfil de
centinelas en dicha avanzada.215 La coexistencia entre neoleoneses y los indios
fronterizos fue fructífera durante la expansión de la frontera, así fuera a través de
los primeros contactos misionales, después con la inserción como fuerza de
trabajo en las encomiendas para haciendas y otros oficios, e incluso a través de
buenas relaciones como el apadrinar caciques, otorgándoles bienes materiales de
poco valor y ganado a cambio de una paz pactada de cero agresión. 216 Esto
resultó preferible, ya que las primeras relaciones con los indios fronterizos
ocurrieron con la entrada de los misioneros y, posteriormente se dio la entrada de
haciendas ganaderas. Para entonces, los indios ya se habían integrado a la fuerza
de trabajo y no representaban un peligro para la frontera sino todo lo contrario
pues se convertieron en indios auxiliares. Además, omo una forma de continuar
con la paz, las haciendas que colindaron con la frontera, prefirieron otorgar bienes
materiales y ganado, pues esto significaba una inversión menor con grandes
beneficios. Con esto se demuestra el modo en que dichas prácticas lograron

214
Valle de San Antonio se establece en 1666, su misión de San Antonio de los Llanos en el mismo año y en
1667 la misión de San Bernandino.
215
Salvador Álvarez, “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador, latifundista y capitán de guerra de la
frontera norte” Revista de Indias LXX, no. 248, (2010), consultado 22 de noviembre de 2014: 101-126.
http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadeindias/article/view/703/774. En la Nueva Vizcaya,
se dio una expansión territorial a través de las haciendas agrícolas en la segunda mitad del siglo XVII.
Logrando consolidar los espacios, la hacienda juega un papel importante como modelo de poblamiento.
216
Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,” 239.

96
tranquilizar las tensiones entre los dos bandos, aunque esto no quiere decir que
no se realizaran incursiones de indios para robar ganado. Desde su fundación en
1666 y hasta 1673, las negociaciones de paz fueron fructíferas a pesar de que los
robos y hostilidades continuaron aunque sin gran repercusión.

El 13 de diciembre de 1673 tuvo lugar el primer conflicto con los indios


janambres. El atraco fue planeado en reuniones secretas entre una confederación
de janambres e indios de la nación guaripa. Cualiteguache, quien fue un indio
ladino, pasó de las congregas de Monterrey a la sierra de la Tamaolipa y, llegó a
la reducción de la misión de San Antonio. Su calidad de indio ladino criado entre
los neoloneses y la ventaja de un bilingüismo, funcionaron como pieza clave en el
conocimiento del sistema colonial desde su interior. A través del mitote, la
confederación de naciones se logró consolidar, los janambres mantenían el status
de nación de guerra y los guaripas, al mando del cacique Mariman, formaron parte
de la liga. Los guaripas por ser belicosos e indios auxiliares eran de absoluta
confianza para los colonizadores, pues aseguraban dicha nacion y los janambres
estaban en conflicto, por lo que no visualizaron una alianza.

Con un número de seiscientos indios entre sus filas, divididos entre


escuadras, tomaron sitio del valle. Las escuadras acecharon dos haciendas de
ganado menor. La primera de don Martin Pérez Romo, vecino de Querétaro, que
era administrada por su mayordomo Gabriel Candelas y la segunda administrada
por Rodrigo de Adame; su dueña, de Querétaro también. El resultado de esta
refriega fue de treinta y ocho pastores asesinados, un botín de cincuenta mil
cabezas de ganado menor (ovejas y carneros) y cuatrocientas cabezas de ganado
mayor (caballos y mulas). Al finalizar, los janambres tomaron parte del botín
retirándose hacia el sureste, mientras que los guaripas se retiraron a la sierra
Tamaolipa y un tercer grupo que muy probablemente no participó en el ataque de
las haciendas fue el de Mariman.217 Los objetivos fueron claros y concretos. A
corta distancia se encontraban dos ranchos y no fueron objeto del ataque. Estos,

217
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 109-110. Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,”
236-237.

97
al contar en su mayoría con mujeres y niños, hubieran sido un blanco fácil, un
sinónimo de una débil defensa pero con escasas ganancias.

El teniente Diego de Hinojosa, quien se encargaba de la seguridad, fue a


revisar los atracos de las haciendas. Al corroborar lo sucedido, decidió regresar a
su hogar, para tomar las riendas del problema. En un intento de recuperar el
ganado a corta distancia, dejó encargados de dicha tarea a los mayordomos y
pastores; y de la defensa de ellos al cacique Mariman. En realidad Mariman, sólo
revisaba que se tomara el tiempo necesario para sacar el ganado hurtado e
insertarlo en los espacios chichimecas. Prácticamente lo planeado por Hinojosa
fue un error; días después su hogar fue incendiado por los indios y cayó como
presa mortal a consecuencia del primer proyectil lanzado en el sitio. Su esposa
también fue herida en la refriega. Con la noticia de la muerte de Hinojosa,
inmediatamente los indios congregados despoblaron por miedo a represalias o
acusaciones de los colonos. Esto creó una incertidumbre entre los pobladores
restantes, la psicosis estuvo al orden del día y mientras tanto Mariman se retiraba
a la Tamaolipa con su escuadra.

Al neutralizarse el comando central del valle, el mayordomo Gabriel


Candelas fue quien dio aviso de lo sucedido al capitán Alonso de León, quien de
inmediato informó al gobernador y formó una compañía volante dirigiéndose a
interceptarlos antes de su llegada a la Sierra de la Tamaolipa. Lo único que se
pudo recuperar fueron quince mil cabezas de ganado menor y veinte de ganado
mayor. La mayoría ya estaba dentro de los espacios chichimecas y representaba
un peligro mayor. La sierra de la Tamaolipa representó una base de operaciones
importante para los indios fronterizos. Las largas distancias siempre jugaron un
papel crucial dentro de las comunicaciones, por lo que en algunos casos lograban
escapar las escuadras y en el momento de llegar a su base de operaciones era
imposible recuperar lo hurtado o hace valer la ley. Estos botines representaban un
sustento alimenticio para las naciones confederadas y fortalecieron los vínculos de
la guerra.

98
Las tácticas para evadir la repercusión ante una compañía volante que
saliera desde el Valle de San Antonio, fue dejar escuadras de indios fronterizos
con el objetivo de dar tiempo para la introducción del botín hacia su base de
operaciones. Por lo que toda población de la periferia hacia el interior del valle fue
atacada y quemada. La única defensa fue que la gente se congregara en el real
del valle bajo el mando del capitán y seis soldados en lo que tenían respuesta del
gobierno. Una estimación es que las primeras haciendas atacadas (ganado
trashumante) fueron las que representaban mayor ganancia, pero aún quedaron
haciendas en toda la periferia del valle. De esta manera las escuadras que
estaban acechando toda hacienda recolectaron un segundo botín. Algo con lo que
no contó el segundo grupo de escuadras fue la intercepción del gobernador con
dos compañías volantes (ochenta soldados en total). 218 Fue en la boca de San
Marcos donde se pudo sólo recuperar cuatro mil cabezas de ganado menor
(carneros) y veinte y dos cabezas de ganado mayor (caballos); con un saldo de
ochos indios fronterizos muertos, un soldado herido y otro de gravedad.

Se tomaron dos días en regresar desde la boca de San Marcos al valle de


San Antonio. Por lo que al día siguiente, ya asegurado el ganado y la población en
el real con una defensa de más de ciento y treinta soldados, de los cuales cinco
hombres a caballo (suponiendo eran las cabezas de compañías volantes) entre
ellos el capitán Alonso de León y el mismo gobernador Nicolás de Azcárraga. La
escuadra de indios fronterizos que intentaron acechar no logró su objetivo, pues
su capitán fue estocado por el capitán de León ante sus miradas. No fue una
victoria para los neoleoneses, vieron su ineficacia ante la buena coordinación de la
confederación de las naciones.219 El gobernador de Azcárraga tomó la decisión de
despoblar el valle de San Antonio por varias razones como: en primer instancia,
los indios fronterizos mantuvieron el control de la guerra con la implementación de
múltiples incursiones, la confederación logro su objetivo a corto plazo el
desestabilizar los cimientos del valle; consecutivamente, desde la estructura

218
AHM, C, vol. 11, exp. 2.
219
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 109-110.

99
colonial no se logró mantener una guerra por su alto costo y por la lejanía entre los
presidios y los valles ganaderos del sudeste.

Como resolución final a la problemática, se le ordenó a Fernando Sánchez


de Zamora que despoblara los valles sureños. La respuesta de Sánchez fue la
petición de continuar con la defensa, argumentando que en el primer conflicto se
encontraba enfermo y no participó. De esta manera sólo el valle de Río Blanco fue
el único espacio que se mantuvo a raya, mientras que San Antonio, fue
despoblado en su totalidad. Esto afectó la economía por una parte, llevando a la
ruina a varios hacendados quienes se reubicaron en los valles del Pilón o en real
del Río Blanco. Este despoblamiento de San Antonio provocó un retroceso en la
expansión fronteriza. Las haciendas fungieron como limitantes de la frontera,
como resultado de la guerra quedaron repletas con cosechas y pertenencias. La
falta de mulas o caballos fue un impedimento para trasladar todos los bienes de
cada habitante. Se creó un escenario de inseguridad, el cual calificaría de los
peores valles al de San Antonio para finales del siglo XVII.

El conflicto no terminó con sólo el despoblamiento del valle de San Antonio.


A inicios el año de 1674 el gobernador y las escuadras de soldados se retiraron,
dejando la frontera en manos de Sánchez de Zamora. Un segundo intento de
incursión normada desde la Tamaolipa hacia Río Blanco no se dio esperar. La
diferencia al conflicto pasado, fue que Sánchez de Zamora mantuvo el control de
las operaciones. Era un hombre de la frontera y sabía el tipo de guerra que
implementaban sus adversarios. Las estrategias que usó fueron mantener un
espía quien le avisaba de los sucesos relacionado a la Tamaolipa, centinelas que
servían de protección de la frontera y la organización de los vecinos de Río
Blanco. El 15 de febrero, Río Blanco recibió una incursión de los indios fronterizos
y fue durante la madrugada que se realizó el ataque: los indios sólo dispararon
proyectiles usando como camuflaje la oscuridad y a la vez, evitaban ser divisados
por los encargados de los arcabuces y escopetas. Para no ser presas de los
disparos se escondieron detrás de la troje y algunos jacales. Sumándole los
alaridos que en muchos casos lograban desorientar a los colonizadores; al no

100
lograr su objetivo durante el lapso nocturno al amanecer se retiraron con un botín
menor hacia la Tamaolipa; la contraofensiva de Sánchez de Zamora fue la
creación de una compañía volante la cual los persiguió hasta su base de
operaciones. La respuesta de los indios fue recibirlos con el uso de lajas o piedras
dejándolas caer desde lo alto de la sierra. Se estimó un número superior de
setenta y seis indios, los cuales escaparon por las faldas de la Tamaolipa y atajos.
Este fue el final de dicha incursión desde la Tamaoilpa, los hurtos continuaron
pero a menor escala en la región y siguieron comprometiendo tanto a pastores
como a mayordomos.220 Al final se recuperó el ganado hurtado con algunas bajas
y en cambio los novecientos cabritos en estaca fueron aniquilados.

El 24 de marzo terminó el conflicto, con la ayuda del padre Juan Caballero


como intermediario entre los dos bandos. Sin dejar a lado que por el miedo de una
nueva incursión de los indios fronterizos, los indios bocalos abandonaron los
centros poblados de Río Blanco, entre las preparaciones para la defensa se
extraviaron cuatrocientos cabritos en estaca, pero se entablaron diálogos con los
borrados para llegar a la paz. Es importante recalcar que en el primer conflicto
fueron janambres y guaripas, mientras en el segundo y tercero fueron borrados y
miembros de los bocalos. Unos abrieron punta mientras los últimos, al no lograr
sus objetivos, aceptaron las negociaciones, lo cual no significó un acto de
represalia para ningún miembro de su nación. Los janambres nunca entablaron
ningún tipo de negociación, esto es lo que los diferenció por un largo periodo de
tiempo, al menos hasta 1732 cuando se aceptaron los pactos de no agresión.

La causa del conflicto de 1673-1674 se redujo a las malas relaciones de un


mayordomo con los nómadas, esto creó un estado de hostilidad y terminó en un
conflicto de alta intensidad. Los indios recurrían al mitote para definir sus
movimientos, los fines que tendrían y visualizar la información obtenida. Fue en
conjunto entre indios apóstatas y gentiles que se dieron estas incursiones. El valle
de Río Blanco logró mantenerse gracias a la defensa que implementó Sánchez de
Zamora y la diplomacia del padre Caballero. Por una parte el despoblamiento de

220
Sánchez de Zamora, “Descubrimiento del Río Blanco,” 237-239.

101
San Antonio fue rápido, mientras que el de Río Blanco se mantuvo por un lapso de
cuatro meses. Este motivo pudo a ver sido crucial para aceptar las negociaciones
por parte de los indios en conflicto y desbaratar la confederación. La diplomacia
fue aceptada, los indios apóstatas (bocalos y guaripas) aceptaron regresar a sus
pueblos de indios, no se les castigaría y se invitaba a las naciones gentiles se
redujeran. También esto nos habla de la importancia de los janambres en el
conflicto, pues fue un duro golpe para los neoleoneses y conocieron el poder tanto
político como militar con el que contaban. No por nada en los despoblamientos
tanto parciales o por completos de San Antonio los janambres siempre fueron
actores principales.221

Como consecuencia quedó prohibido en 1674 usar el camino de Río Blanco


para entrar al valle de San Antonio, por el peligro que representaba y por no contar
con la defensa necesaria. Así el gobernador Nicolás de Azcárraga ordenó que las
haciendas trashumantes no usaran dicho camino y pastizales.222 Acusaba a
mayordomos y sirvientes de tener malas relaciones con los indios, no contar con
los escolteros necesarios y ser una zona no pacificada. Todo aquel que
desobedeciera el auto del gobernador sería multado con 500 pesos. 223 Las malas
relaciones se pueden ejemplificar por parte de los hombres de las haciendas en el
robo de hijos de los indios, el dejar de entregar ganado y la violencia ejercida para
cancelar los pactos ya establecidos. Estas acciones generaron un estado de
hostilidad, en un inicio los indios sólo robaban pocas cabezas de ganado; pero
entre más se deterioraron las relaciones interétnicas dio paso a una confederación
con objetivos definidos y ejerciéndose a través de una contienda a grande escala.

Esto no impidió que se continuaran solicitando mercedes de tierra, pero se


otorgaban a quienes obtuvieran el capital para crear una defensa. Fernando
Sánchez de Zamora se benefició de dichos procesos en los cuales se le otorgaron
vastas extensiones en múltiples ocasiones. Con el tiempo lograron restablecer el

221
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 87.
222
Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo
Reino de León,” 1-25. La ganadería llego al Nuevo Reino de León en 1635 a través de haciendas
trashumantes a los valles sureños de la jurisdicción.
223
AHM, C, vol. 11, exp. 2.

102
poblamiento una vez más en el valle de San Antonio. Al menos para antes de
1683 ya estaba de nuevo bajo la batuta colonizadora. Por lo que se puede estimar
un restablecimiento de las relaciones interétnicas a través de negociaciones de
paz. Pero cada jurisdicción manejaba distintos problemas, pues mientras las
haciendas trashumantes deterioraban sus relaciones a través de distintas causas,
en el valle del Pilón era notorio el proceso de congrega con mayor fuerza que el
sur. Por lo que no es de sorprenderse que al año siguiente, en 1675, se tenga una
campaña contra los borrados ubicados en la sierra de la Tamaolipa. Muchas de
las peticiones de mercedes de indios eran de nación borrados provenientes de
dicha sierra o sus alrededores.224

Cada vez que se organizaba una compañía volante, se formaban dos


grupos, uno dedicado a la contienda contra el enemigo y el segundo a la
protección de cada jurisdicción. Un ejemplo es el de 1675 en la refriega contra los
borrados donde queda especificado la prohibición de salida o entrada de los
vecinos de las poblaciones en lo que durara la campaña. Dejando a los vecinos
encargados de la protección de su jurisdicción, mientras otra fracción se integraba
a la compañía volante con destino a la sierra Tamaolipa. Lo que suministraban los
militares y vecinos para la campaña eran armas, maíz, chocolate, pólvora,
caballos, entre otros abastimientos.225 Este tipo de batallas a menor escala hablan
de la solidez de la frontera de San Cristóbal a diferencia de San Antonio. También
es importante ver como la sierra Tamaolipa fue frontera y fortificación natural de
diferentes naciones. Los usuarios de los campos de batalla eran nuevos pero la
guerra era antigua.

Otra forma de reducir la violencia generada fue la implementación de


misiones y pueblos de indios. A través de la religión se intentó la reducción de los
indios fronterizos a la paz. No sólo los misioneros buscaban la evangelización,
para crear dichos pueblos, fue una política implementada por los gobernadores la
compra de paz. Todo funcionaba a través de una lógica sencilla, al ofrecerles la

224
AHM, C, vol. 11, exp. 21.
225
AHM, C, vol. 13, exp. 3, f. 9-10.

103
paz era menor la inversión de capital económico insertada, que invertir en una
guerra que llevaba desde las primeras fundaciones a finales del siglo XVI. Era
preferible otorgarles ropa, comida, sacramentos cristianos, un lugar donde
ubicarse, ganado menor y mayor y la incorporación a la fuerza de trabajo que
atender diferentes levantamientos en la región lo que representaba gastos
mayores para el reino. Las villas de españoles también se consideraron por
religiosos, políticos y militares de la región con dos propósitos; la creación de
fundaciones defensivas para la implementación de una divisoria baluarte para el
resguardo de la frontera y una división jurisdiccional que ayudaría a coordinar y
negociar los espacios secundarios eficazmente.

Se puede ver que en la petición del obispo de Guadalajara en 1683 se


analizaba la fundación de una villa de españoles en la periferia de la misión de
San Antonio de los Llanos. Su erección conformaría una avanzada de la frontera y
población defensiva. El obispo asegura que los “indios bárbaros” han dejado sus
actos hostiles y solicitaban el bautismo.226 Ese sería el primer intento por parte de
la capital en conjunto con el poder eclesiástico de crear un nuevo poder
jurisdiccional. Dicha acción no se conformó por varias razones, desde un nuevo
informe en donde se describe el estado precario de las misiones, el aumento de
las hostilidades con los indios fronterizos y el despoblamiento parcial por segunda
vez de San Antonio de los Llanos. Desde 1674 hasta 1683 los niveles de choques
violentos fueron reducidos, los atracos eran de cantidades menores y no
perjudicaban al poblamiento ni las relaciones interétnicas a un nivel mayor. Por lo
que se puede deducir que los mayordomos de las haciendas respetaron las
negociaciones en ocasiones y se mantuvieron al margen por cortos periodos de
tiempo.

La reducción terminó en un rotundo fracaso, la evangelización para 1685


era lamentable ante los ojos de los misioneros. Fueron dos factores los que
conllevaron a dicho estado. Primero, las congregas, desde la época del
gobernador Martin de Zavala, fueron dañinas para las relaciones interétnicas, pues

226
AGN, RC, vol. 19, exp. 143, f. 313-315.

104
no era lo mismo vivir en las haciendas que en los pueblos de indios o misiones.
Los indios encomendados eran cazados a través de contingentes de soldados,
insertados en las haciendas en épocas de cosechas y después liberados a los
montes. De esta manera el hacendado no gastaba en alimento y no suministraba
los sacramentos cristianos. La venta de adultos estaba prohibida, por lo que era
común vender a los menores de edad o simplemente mandarlos fuera del Nuevo
Reino de León.227

Las misiones y pueblos de indios fueron un caso contrario, en donde se


fundaban con indios encomendados por resultar un lugar con beneficios. No
sufrían la esclavitud, tenían alimento y contaban con la protección de los
misioneros. Las misiones perdieron fuerza cuando los hacendados sacaban a los
indios para trabajar en sus cosechas a la fuerza. Las misiones dejaron de ser
lugares seguros creando un descenso demográfico y las fugas se incrementaron
en las haciendas.228 Los antecedentes fueron en 1672 de la reina al obispo de la
Nueva Galicia, donde solicitaba fuera a través de la evangelización la reducción de
los indios de guerra. Beneficios que se les otorgarían serian “se congreguen en
pueblos, con su iglesia, cabildos y casas para sus familias, dándole tierras para su
labranza y sementeras… y ofreciéndoles que no pagaran tributo en diez años”. 229
Dicha ordenanza nunca se aplicó fue letra muerta, la encomienda desapareció en
los documentos para dar vida a la congrega continuando con las mismas prácticas
esclavistas.

Existieron casos especiales como la misión de San Buenaventura de la


Tamaolipa. Los indios preferían esta misión, por la cercanía a la sierra de la
Tamaolipa. La negociación en el valle de San Cristóbal se dio en temporadas, un
ejemplo es el de dos capitanes de distintas naciones de la sierra (seguramente
borrados) fueron a visitar al obispo de Guadalajara. Se tiene que recordar que los
borrados aparecen en las peticiones de congregas, estuvieron en conflicto en

227
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89, págs. 22-25. McEnroe, From Colonony to Nationhood, 45.
228
AGN, RC, vol. 20, exp. 73, f. 182-189.
229
1672 carta de la reina gobernadora al obispo de la Nueva Galicia, Biblioteca de la Universidad de Austin,
TX. W.B.S. No. 1409. Documento transcrito en Eugenio del Hoyo. (1963). Indios, frailes y encomenderos en
el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 115-117.

105
distintas ocasiones, se redujeron a misiones y pueblos de indios y ahora una vez
más negociaban. Aceptaron la reducción una vez más, pero solicitaban cesaran
las entradas y fuera respetado el pacto. Independientemente, no se cumplió el
trato planteado, podemos ver que se comienza a entablar la diplomacia un arma
más de la guerra. Los janambres no implementarían la diplomacia durante el resto
del siglo XVII a diferencia de sus vecinos de la sierra de la Tamaolipa.

Como segundo factor, los franciscanos (a diferencia de los jesuitas) no


dominaban la lengua de los indios donde intentaban evangelizar. 230 El uso de
intérpretes o el rápido aprendizaje del español a través de los indios auxiliares y
ladinos tuvieron más peso en las relaciones interétnicas. En mucho de los casos
dominaban el náhuatl, pero era ajena a la región. Otro aspecto negativo fue que
los misioneros no se quedaban establecidos en una sola misión. En muchos casos
ni siquiera llegaron a asistir las misiones o sólo alquilaban a los congregados
como fuerza de trabajo.231 Algunas misiones como la de San Antonio o la de
Agualeguas no contaban con misioneros, creando relaciones interétnicas
incompletas y desmantelando las posibilidades de reducción. La propuesta por
parte del obispado para reactivar las misiones y las haciendas con fuerza de
trabajo consistía en: a) tener un misionero encargado de las congregas que se
otorgasen, heredaran o fuera por depósito, además de ver que se cumpliesen las
normas de calidad (buen trato, alimento y sacramentos); b) en caso de entradas
cada compañía volante se lleve un misionero para atraerlos a través de “amor,
agasajo y los abriguen y reparen en las misiones”; c) los hacendados sólo podían
solicitarlos en tiempos de cosecha, pues también ocupan trabajar las tierras de la
misiones y sus pueblos; d) en caso de violar los acuerdos algún hacendado se le
retiraba la congrega y no podía solicitar ninguna otra; e) en caso de que los indios
encomendados hubieran aceptado vivir en las haciendas se nombraba a un

230
José G. Martínez Serna, Viñedos e indios del desierto: Fundación, auge y secularización de una misión
jesuita en la frontera noreste de la Nueva España (Monterrey: Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo
León, 2014) 30.
231
1684 testimonios contra frailes misioneros en el Nuevo Reino de León. Fray Francisco de Ayeta: carta al
rey sobre las misiones del norte, rarísimo impreso sin lugar ni fecha de edición. Documento transcrito en
Eugenio del Hoyo. (1963). Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs.
124-132.

106
español encargado de enseñar la doctrina cristiana con sueldo por parte del
obispo de Guadalajara.232 Estas propuestas no lograron consolidarse y en la
década de 1690 las misiones sufrirían una reducción en su número a causa de los
choques violentos. La aculturación a través de las misiones no logró concretarse
en la zona centro y sur del Nuevo Reino de León durante la segunda mitad del
siglo XVII.

Las misiones para entonces fueron las de María de los Ángeles, San
Antonio de los Llanos, San Bernandino, San Pablo de Labradores, San Cristóbal
de los Gualaguises, San Buenaventura de la Tamaolipa, San Nicolás de
Agualeguas y Santa Teresa del Alamillo. Es importante resaltar que en este
documento se habla de las misiones que se fundaron pero también que las
mismas desaparecieron. Los motivos fueron múltiples, desde problemas por
agua, hostilidades con naciones y por órdenes del gobernador.233 Dentro de la
zona de conflicto sólo estaban cinco. Bajo jurisdicción de la alcaldía mayor de Río
Blanco estaban Santa María de los Ángeles, San Antonio de los Llanos, San
Bernandino; y bajo Cadereyta se encontraban las de San Cristóbal de los
Gualaguises y San Buenaventura de la Tamaolipa.

El conflicto contra los janambres contaba con sólo trece años de haber
concluido. En 1674 se consolidó la reducción de una fracción de la confederación
como opción final. Aun en 1683 se hacia la petición para fundar una villa de
españoles con el fin de defender la frontera. Los motivos fueron que los indios
llevaban tiempo solicitando el bautizo y dejando, simultáneamente, la vida
salvaje.234 Las misiones fueron un intento de consolidar la frontera, el siguiente
paso fue la fundación de una divisoria baluarte. En 1688, Alonso Ruiz de Ocon, en
su petición de mercedes de tierra, comenta que se trasladó de la ciudad de
Querétaro al valle de San Antonio. El motivo fue que en 1686 se tenía
contemplado, junto al general Sánchez de Zamora, la fundación de una “villa o

232
AGN, RC, vol. 20, exp. 73, f. 182-189.
233
San Antonio de los Llanos y San Bernandino en 1673 son abandonadas, San Bernandino en 1689 es
incendiada y nunca se vuelve a poblar, San José de Río Blanco quedo desarticulada al menos en 1677 como
misión y Santa Teresa de Alamillo por problemas de agua en 1672.
234
AGN, RC, vol. 19, exp. 143, f. 313-315.

107
pueblo de vecinos españoles” en los límites de San Antonio.235 Dicha villa no se
fundó, pues para 1685 tras el informe del obispo de Guadalajara del estado de las
misiones y en 1686 con el segundo conflicto janambre se cancelaron los planes. El
primer intento por consolidar la seguridad o entablar la diplomacia fue un fracaso.
La política de los janambres fue simple y concreta: cero diplomacia.

VII- LAS GUERRAS: CERO NEGOCIACIÓN Y FRACASO INMINENTE


(1686-1702)
En el mes de febrero de 1687, se dio otro de los tantos robos de ganado en el
valle de San Antonio. Indios de la sierra Tamaolipa dieron muerte algunos
pastores y tomaron ganado consigo. Por lo que se formó una compañía volante
para salir a la búsqueda del ganado. Solo se pudo recuperar una parte, pues el
resto ya había sido introducido por una cañada de la sierra. Lo interesante de
dicha escuadra es que entraron a espacios chichimecas, por lo que dejaron el
caballo y se adentraron a pie. Este cuerpo móvil estaba compuesto por indios
auxiliares y doce soldados de a caballo con su respectivo capitán. Los que
invadieron el espacio de la sierra Tamaolipa fueron diez soldados. Fueron
recibidos con la primera táctica de defensa, el lanzamiento de piedras rodantes.
Con dicha acción murieron nueve soldados y uno quedó herido al recibir un
impacto por la espalda. Esos proyectiles fueron el final de la expedición. El
sobreviviente fue retirado por indios auxiliares, llevado con los dos soldados
restantes y trasladado de emergencia a San Antonio.236

Las reacciones por las bajas en el cuerpo móvil se reflejaron en sus


habitantes y en la actitud del gobernador Francisco Cuervo de Valdés. Esta
confrontación fue inicio del segundo conflicto janambre a grande escala. En los
habitantes provocó un pánico y en algunos casos el abandono del valle de San
Antonio y por parte del gobernador la creación de un cuerpo móvil a su cargo para

235
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 115-116 no. 59. Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador
de la economía colonial en el Nuevo Reino de León,” 1-25. AHM, C, vol. 29, exp. 7, f. 33-35. En este
documento se le otorga el título de ciudad por el gobernador Gregorio Salinas de Varona en 1706, pero no
dura ni un año y parece ser más un título simbólico por sus años al pie de la lucha en la guerra viva.
236
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 203-204.

108
la defensa del sudeste.237 El gobernador hizo revista de armas en Cerralvo, para
ver quienes se quedarían a defender la villa en el tiempo que los soldados de
presido estuvieran fuera de la jurisdicción. Se prohibió estrictamente la salida de
sus habitantes so pena de aplicar una multa de 200 pesos a quien incurriera en
dicha falta.238 Esto puede interpretarse como una prevención para evitar fuga de
información entre los indios apóstatas y gentiles y una fortificación de la villa. La
formación de estas escuadras de soldados se conformaba por varias
jurisdicciones, por lo que es normal ver hombres como Juan Núñez de Carbajal
alcalde mayor y capitán de presidio de Cerralvo y el alférez Sebastián Villegas de
Cumplido de la jurisdicción de Cadereyta.

Estos tipos de conflicto eran comunes en las provincias de Río Verde y de


la Huasteca. En 1682 Pedro Ignacio Méndez alcalde mayor de Valles comentaba
que los ataques al norte de la provincia de la Huasteca eran esporádicos y sin
gran impacto. Se dedicaban a robar caballos sin importancia, que sus flechas no
lograban atravesar un escudo de cuero crudo y finalmente que una cuadrilla
compuesta por unos cuantos hombres bastaba para derrotarlos sin sufrir alguna
baja. Su propuesta ante tal situación fue la de permitir a sus colonos defender la
frontera. Respondiendo a las incursiones, mediante represalias limitadas y
acompañados por soldados e indios auxiliares o la segunda propuesta era la de
mantener presidios aislados defendiendo la frontera. De esta manera se
mantendría a raya a los agresores y se ahorraría capital por no ser grandes
expediciones.239

Esa provincia contaba con tres presidios y desde su fundación mantenían el


mismo número de hombres y tipo de armas (1570 a 1682). Dentro de las
jurisdicciones de Panuco, Tampico y Valles se encontraban localizados los
presidios. De esta manera Tamos en 1609 cinco soldados, Tanchipa en 1666
cuatro soldados y Valles en 1682 ocho soldados. El armamento consistía en cotas

237
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 114 no. 58. AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 115-116 no. 59. En esta petición de
Mercedes hecha por Alonso Ruiz de Ocon, comenta que por la muerte de su hijo en el conflicto contra los
janambres en Octubre de 1686 despobló el valle de San Antonio.
238
AHM, C, vol. 17, exp. 14.
239
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 501.

109
de malla o cuero, escudos, arcabuces, a veces pistolas y caballos con armaduras
de cuero.240 Las prevenciones del alcalde mayor de Valles fueron implementadas
y no dieron los frutos deseados.

Primero, el tipo de armamento que caracterizó a los indios colindantes fue


uno precario, sus flechas no lograban atravesar escudos o armaduras de caballo
de cuero pues sus puntas eran de madera y no contaban con el puñal de doble
filo. Segundo, al contacto con los janambres esto cambió, su armamento fue muy
similar al que usaban los nómadas en el Nuevo Reino de León. Los janambres, a
finales del siglo XVII, se expandían al sur, al grado de colindar con las pequeñas
naciones que estaban en conflicto con los colonizadores. Por lo que crearon
confederaciones con muchas de estas bandas, incluso lazos familiares. Tercero,
el territorio janambre se expandió al grado de dominar un espacio basto, donde
colindaba con el Nuevo Reino de León, la provincia de Río Verde y de la
Huasteca. El bajo número de soldados de presidio confirma que lo que comentaba
el alcalde mayor Pedro Ignacio Méndez en parte era verdad: no se necesitaban
grandes guarniciones para pequeños choques entre colonizadores y nómadas, sin
embargo esto cambió con la llegada de los janambres y su forma de hacer la
guerra.

La frontera ante estos tipos de ataques se mantenía inestable en el sureste


del Nuevo Reino de León y el norte de las provincias de Río Verde y de la
Huasteca. Es cierto que el proceso de fundaciones de alcaldías mayores, misiones
y pueblos de indios fue a través de un paso lento y a grandes distancias que las
separaban. Dentro de las jurisdicciones se encontraban las haciendas. Éstas
jugaron un papel importante en el proceso de futuras fundaciones y en materia
económica, fueron las primeras centinelas de la frontera, pero eso no dio los
resultados esperados más que marcar una línea divisora imaginaria en constante
movimiento. Este cambio de frontera se dio con fundaciones de haciendas pero
también con el abandono de otras.

240
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 582.

110
El conflicto no sólo era parte de la zona sureste del Nuevo Reino de León.
La misma capital, la ciudad de Monterrey, atendía otros conflictos en la banda
norte, como el robo de ganado tanto menor como mayor por parte indios apóstatas
pertenecientes a las villas cercanas a Monterrey.241 A pesar de los continuos
conflictos entre los colonizadores y los indios fronterizos, los abusos continuaron
en la zona sur del reino. Las misiones del Nuevo Reino de León y de la provincia
de Río Verde, denunciaron a través del fray Martin Herrán los abusos cometidos
por parte de los hacendados.

Una causa de los constantes conflictos en el noreste lo describe el fray


Martin Herrán. Para el caso del sudeste del Nuevo Reino de León y al norte de la
provincia de Río Verde. Sus puntos destacables son: (1) las hacendados a través
de sus sirvientes en su afán de obtener más tierras para sus ganados invadían los
espacios de los nómadas y de los pueblos de indios; (2) el impedimento de la
siembra a los pueblos de indios y el hurto de mujeres e hijas “haciendo con ellas lo
que contraviene a la ley de dios”; (3) la captura tanto de indios de paz como de
guerra para ser vendidos en la ciudades de México, Puebla, Querétaro y otras
partes; y (4) por último los espacios afectados eran el sureste del “Reyno de León,
Tierradentro, Guadalcaxar y por la Huasteca, hasta Rioberde y que en todas
solizitan sus dueños lo más despoblado para los ganados”.242

Este fue el escenario que se vivió en el sureste. Las pésimas relaciones de


mayordomos, escolteros y pastores con los indios de paz y guerra, solo
recrudecían el panorama en múltiples conflictos. En la cuarta expedición hacia la
bahía del Espíritu Santo del general Alonso de León, el 27 de marzo de 1689,
simultáneamente se desataron ataques a gran escala en el valle de San Antonio.
Aquí los janambres se confederaron con los indios apóstatas de San Antonio.
Mataron dos pastores y quemaron haciendas. Este tipo de ataques representaban
más violencia obligando el despoblamiento de algunos vecinos afectados como en
1687. El gobernador Pedro Fernández de la Ventosa salió a reparar los atracos,

241
AHINAH, serie Monterrey, r.8, exp. 58.
242
DBCAH-AGNM-2Q200-453 Misiones, vol. 21, p. 1, 1623-1810. Págs. 52-59.

111
pero al momento de su llegada únicamente se pudo capturar una parte de la
confederación. La mayoría estaban seguros en la sierra Tamaolipa o en las
llanuras de los janambres. Esto no detuvo que continuaran haciendo excursiones
para localizar y apresar los responsables de los ataques. Resultando ser jornadas
poco fructíferas y demasiado costosas.

Al ver que la vía armada no daba resultados, se intentó negociar con las
fracciones. La negociación no fue una vía para la confederación janambre, por lo
que fue rechazada y se mantuvieron al margen del conflicto. La solución fue la
creación de una compañía volante que se mantuviera en la región mientras
lograban castigar o negociar. El encargado fue el sargento mayor Carlos Cantú,
vecino del valle del Pilón. Sus jornadas tuvieron más éxito, ya que lograron
capturar veinte sospechosos, los identificados fueron ahorcados y el resto
mandados a cumplir sentencia en haciendas de Mazapil y Bonanza. Meses
después escaparían y se reincorporarían a sus fracciones.

Existe una diferencia, entre una guerra de baja intensidad y de alta


intensidad. La de menor escala fue a través el robo de ganado y el asesinato de
pastores; mientras en la de mayor escala la confederación efectuaba ataques a
centros poblados como misiones, robos de ganado en grandes cantidades y la
quema de haciendas y cultivos. El valle de San Antonio y San Cristóbal vivían una
guerra de alta intensidad. Como respuesta al rechazo de las negociaciones y la
compañía volante del sargento mayor Carlos Cantú; la confederación atacó los
centros poblados próximos a sus espacios. Por lo que las misiones fueron
invadidas, incendiadas y sufrieron robo de ganado. La misión de San
Buenaventura de la Tamaolipa, fue incendiada y desapareció permanentemente;
la de San Antonio de los Llanos y San Bernandino fueron despobladas y la de San
Cristóbal sufrió constantes ataques al grado de ser casi despoblada. Como
precaución mandaron entre tres y cuatro soldados del presidio de Cadereyta a
cuidar la misión de San Cristóbal. Se especificó que los pastores no fueran a
pastar al valle de San Cristóbal por el peligro que representaba la cercanía de la

112
sierra de la Tamaolipa.243 Estos soldados fueron retirados con la entrada del
alférez Sebastián de Villegas Cumplido en 1691, quien a través de su capital
económico y humano mantuvo la frontera.

Desde el valle de Río Blanco el general Fernando Sánchez de Zamora


intentó desbaratar la confederación pero le fue imposible lograrlo. Por la
continuación del conflicto fue necesaria por segunda ocasión la presencia del
gobernador Fernández de la Ventosa. Por lo que se formó una compañía volante
de sesenta soldados y salió a principios de septiembre. Llegando al valle de San
Antonio, su primera acción fue mandar espías a recolectar información en los
espacios chichimecas, esto fue mientras esperaban la llegada de otro cuerpo
móvil de quince soldados a cargo del general Sánchez de Zamora. Salieron
cuarenta y cuatro soldados para emboscar rancherías, donde capturaron diez y
ocho de todas edades.244

En una de las emboscadas sucedió que:

“Yendo corriendo a un indio que se iba a meter en un monte, en cuya compañía


iba una hija suya; viendo este que ya lo iban alcazando los soldados; estando ya muy
cercano al monte; reconociendo que, aunque se podía escapar, no lo podía hacer su hija
(seria ella de edad de ocho o nueve años); le tiro un flechazo en los pechos; y ella,
poniendo la mano hacia aquella parte, cuando vido la acción del padre, se la atravesó con
la flecha, y le entro, aunque al solayo, como cuatro dedos en el pecho izquierdo. El indio
tuvo lugar de ganar el monte, aunque herido ya, y ella fue traída con los demás. Se tuvo
cuidado de curarla y en cuatro o cinco días mejoro de las heridas. Al gobernador le parecio
soltar la presa, por ver si con esta franqueza, y haberles dado a los indios sayal, frezadillas y
otras cosas, los conmovia a que sus compañeros se bajasen de paz; prometiéndoles, por
medio de estos que se soltaron, que los recibirían con todo cariño. Que ni estas ni otras
diligiencias bastaron para conseguirla…”245

Los intentos de negociación por parte del gobernador no tuvieron resultados


favorables. Primero su estrategia consistía en la captura de indios en rancherías,

243
AHM, C, vol. 25, exp. 3, leg. 2. DBCAH, AGI-2Q145, vol. 74, pág. 3. El Obispo de Guadalajara entre 1697-
1699 en su visita hace énfasis en las misiones del sur, mencionando solo a las de Río Blanco y San Antonio.
244
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 223-225.
245
Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 224-225.

113
al apresarlos su intención era mandarlos como símbolo de negociación, al
otorgarles obsequios y a manera de acto de buena fe, les brindaba la libertad. La
política implementada por la confederación fue cero negociaciones, ya que tanto
en la sierra Tamaolipa o como en los llanos de los janambres se llevó a cabo. El
caso del padre atravesando a su hija de una flecha nos habla de la realidad que
vivían los indios de guerra. Sabían que una captura significaba (en el caso de los
adultos), la muerte o ser mandados como esclavos a ciudades como México,
Querétaro o Puebla, mientras los jóvenes eran integrados a congregas con fines
de trabajo forzado. Esto se puede interpretar como una forma en la que el indio
prefería ver morir a su hija, a que fuera una esclava más. Muchas de las prácticas
culturales tienen un significado distinto al dado por los colonizadores, un ejemplo
es cuando nacía un infante con malformaciones en los brazos o piernas se le daba
muerte. Ya que un hombre no sería apto para la caza y la guerra, especialmente
cuando su cultura se regía por la violencia. Mientras para el colonizador, desde su
visión católica no era más que un acto de “barbarie”.

Otro ejemplo donde se negó la posibilidad de entablar negociaciones fue en


los espacios de la sierra Tamaolipa. Domingo Conde protector del pueblo de
indios de San Cristóbal de los Gualaguises, con su yerno y un indio auxiliar
llamado Juan Bellaco asistieron a las orillas de la sierra. Conde confiaba en poder
crear alguna tregua, pues una fracción de los indios de guerra asistía como mano
de obra en temporadas en San Cristóbal. Tal vez en congregas o a través de un
pacto de paz. Al bajar una escuadra a recibirlos, Domingo Conde se acercó a
ellos, por lo que le dieron muerte al instante. Su yerno y Juan Bellaco regresaron a
dar la noticia de lo sucedido. De esta manera distintos espacios chichimecas
demostraban que las negociaciones no tendrían sentido por su sólida postura ante
el conflicto. Otro aspecto que se tiene que resaltar es que las misiones no lograron
reducir estos espacios. En 1685, los frailes intentaron resolver los problemas de
las misiones, pueblos de indios y las congregas, se puede asumir que resulto en
un fracaso: fray Martin Herrán denunciaría esos mismos inconvenientes cuatro
años después.

114
Para 1689 se mandó sancionar a los involucrados de tales actos, ya que
ciertas prácticas fueron las que generaron los conflictos años recientes y el
abandono de misiones. El temor de una gran rebelión en conjunto de indios
apóstatas y gentiles era lo que predecía el fray Martin Herrán. Su experiencia en
Río Verde le daría la razón años después. En 1694, el gobernador Juan Pérez de
Merino le comentaba al virrey conde de Galve, que el valle de San Antonio no
encontraba dentro de una zona de seguridad. Los constantes ataques que habían
sufrido las haciendas trashumantes y de cría interna fueron un sinónimo de
inestabilidad en la frontera. En su visita comentó que dos pastores fueron
asesinados, el peligro que representaba introducir nuevas haciendas que
colindarían con los espacios de la sierra Tamaolipa cada vez se agravaba. Una
solución para minimizar la violencia en la frontera fue la solicitud de “escolteros”
para el cuidado del ganado en el Valle de San Antonio por los constantes
ataques.246 En noviembre de 1695, se volvió a solicitar escolteros a través de un
nuevo auto del gobernador. Los conflictos continuaron, el 12 de Marzo de 1696,
fue el tercer auto del gobernador, solicitando escolteros para las haciendas
trashumantes en el valle de San Cristóbal. Dichos valles continuaron sufriendo
robos de ganado y algunas muertes de pastores a manos de los indios de la
Tamaolipa y Malinche.247 El capitán Pajarito junto con una escuadra de janambres
entre otras naciones eran los responsables de los atracos en esas áreas. Los
janambres hicieron correrías tanto en el valle de San Antonio como en el de San
Cristóbal. La paz parecía no darse por ningún motivo y las compañías volantes
fueron demandadas y enviadas solo cuando se trató de una guerra de alta
intensidad. Cuando se trataba de robos menores quienes se encargaban de los
atracos fueron los mismos vecinos y los escolteros. Cada valle contaba con un
registro de escolteros por hacienda, con el fin de conocer el capital humano y de
armas para las compañías volantes.

En 1696 el gobernador mandó una compañía de “arcabuceros de a caballo”


bajo el mando del capitán José de Ochoa. Fue un cuerpo móvil de treinta soldados

246
AGN, RCD, vol. 38, f. 5v-7v.
247
AHM, C, vol. 23, exp. 5, f. 3-4 no. 2.

115
convocados desde Monterrey y Cadereyta. Su objetivo era castigar a los
janambres y los borrados ubicados en las sierras de la Malinche y de la
Tamaolipa. Todo a causa del asesinato de Miguel Jiménez en el mes de junio (fue
confirmado vecino de San Antonio). El capitán Sánchez de Zamora de igual
manera argumentó el peligro que corrían las jurisdicciones fronterizas y la
necesidad del apoyo de la capital.248 La respuesta por parte de los nómadas fue
rápida, la misión de San Cristóbal fue incendiada.249 San Antonio de los Llanos
solía estar en constante conflicto, por temporadas recuperaba espacios y se
poblaba mientras en otras ocasiones perdía lo logrado. Desde 1673 hasta 1696 su
valle fue despoblado por completo o parcialmente durante los lapsos de choques
violentos. El valle de San Cristóbal no volvería a sufrir ataques semejantes como
los del valle de San Antonio. Es durante 1691 hasta 1701 que la guerra continuó
en una modalidad de baja intensidad, solo en 1696 volvió simultáneamente a la
alta intensidad.

De cierta manera el general Sánchez de Zamora se había convertido en el


brazo fuerte de la región sudeste. Tomando el control militar, político y económico
en los valles bajo su jurisdicción. Es común ver en los cambios de alcaldes
mayores de cada gobernador, que se le deja continuar en el cargo por ser el
hombre que más experiencia tiene en la región sudeste. El problema se
representaba en el valle de San Antonio y el de San Cristóbal. Ante la negativa de
negociaciones con los janambres y sus confederaciones, fue necesaria la creación
de una villa defensiva, con características de presidio y que fungiera también
como centro de negociación en la frontera. El primer intento de una villa en San
Antonio en 1684-1686 fracasó por los constantes choques que se dieron. El
segundo intento sería destinado dentro del valle del Pilón. Cadereyta mantenía
dentro de su jurisdicción a los valles del Pilón y San Cristóbal, por lo que le era
imposible poder asistirlos a la brevedad posible. Por lo que se tomó la decisión de
delegar la justicia a través del otorgamiento del título de capitán a guerra de las
fronteras de San Cristóbal en 1695.

248
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 98-99 no. 48.
249
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138-v.

116
Mapa 3.1
Zona sur del Nuevo Reino de León en 1700

Elaboración propia.

Años después se solicitaría una villa con el objetivo antes planteado. Es en


1701 que se intenta por parte de doce familias fundar la villa en tierras de la
hacienda de Nuestra Señora de la Soledad (véase mapa 3.1). La solicitud fue
hecha por el gobernador Juan Francisco Vergara Mendoza; los sargentos mayores
Carlos Cantú, Alonso de León, Nicolás de Medina Cortes; y los capitanes Cipriano
García de Pruneda, Miguel de León, Mateo de León y Diego de Peñalosa.250 En
1702 fray Felipe Galindo en su carta de apoyo, mencionó el nombre de la
fundación llamándola villa del Santísimo Sacramento. La postura de Galindo era la
necesidad fundar una villa de españoles, ya que se necesitaba fortalecer la

250
Sin Autor, Testimonio de los documentos relativos a la fundación de la ciudad de Montemorelos, antes
Valle del Pilón, del Estado de Nuevo León y Coahuila (Monterrey: Imprenta del Gobierno, 1863) 1-20.

117
frontera y reducir los ataques de los indios de guerra.251 Nunca se logró concretar,
por lo que años después sólo se estructuró un nuevo valle llamado de la Mota. La
primera alcaldía mayor de San Mateo del Pilón fue hasta 1718 y conservó su
estatus de valle.252

La necesidad por la divisoria baluarte en la región, alentaba los intentos de


fundaciones en diferentes jurisdicciones. El problema, desde mi punto de vista, es
que la fundación de la villa tendría el mismo problema que el presidio de
Cadereyta. Primero, el presidio era una reproducción a menor escala de las
ciudades amurallas, fortalezas medievales o murallas de pólvora por mencionar
algunos nombres; estas instituciones se implementaron en zonas fronterizas y de
uso defensivo como el norte de África o Italia.253 De esta manera el presidio tomo
esa estructura defensiva en la periferia, convirtiéndose en un dispositivo de control
de la frontera. Chistophe Giudicelli los denomina fuertes militares para la zona sur
del imperio español.254 Segundo, las largas distancias no ayudaban a coordinar los
espacios secundarios (valles sureños); como respuesta ante la guerra de alta
intensidad se mandaban cuerpos móviles para pacificar la región pero terminaría
siendo una respuesta ineficaz por consumir tiempo y capital; la fundación
necesitaría estar ubicada en la frontera, siendo imposible ya que el valle de San
Cristóbal era el que colindaba con los espacios de la Tamaolipa y no el valle del
Pilón. Por último, la protección quedaría al mando del valle de San Cristóbal en
caso de guerras de baja intensidad. Esta jurisdicción ya contaba con un capitán a
guerra para el manejo político desde 1695 (implementado por Antonio Leal de

251
AGN, RCD, vol. 38, f. 27-30.
252
BLAC-PSAC, Caja II, # 14. Olvera Sandoval, “Montemorelos: reino del piloncillo,” 278. Olvera Sandoval
comenta es en 1730, pero en el juramento de alcaldes mayores y tenientes de 1718 San Mateo del Pilón
cuenta con la alcaldía mayor a cargo de Manuel Ángel de Robles y Manuel García de la Riva. McEnroe, From
Colony to Nationhood, 48. McEnroe comenta que la fundación se concretó en inicios del siglo XVIII, pero en
el AHM no se encuentra documento que valide esto.
253
Félix Benito, “Reflexiones sobre la ciudad amurallada” en Ciudades y fortalezas del siglo XVII. Cartografía
española y americana en la Biblioteca Nacional del Perú, Eds. Ramón Gutiérrez y Félix Benito (Lima:
Biblioteca Nacional del Perú/Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana, 2014) 20. García-
García, “A medieval frontier,” 28-29.
254
Giudicelli, “Encasillar la frontera,” 161-201.

118
León alcalde y capitán de presido de San Juan Bautista de Cadereyta). 255 No tenía
sentido la fundación de una villa en el Pilón que tendría la misma problemática de
Cadereyta: largas distancias y un gasto innecesario en capital económico y
humano, debido a que el valle de San Cristóbal ya contaba con un capitán a
guerra “del valle y frontera” quien coordinaba las funciones político-militares. Esto
explica porque se sustituyó al presidio en las jurisdicciones sureñas en la segunda
mitad del siglo XVII. Fueron las haciendas las que, a través de sus hombres
experimentados en la frontera, llenaron el vacío de poder que dejaron el presidio y
consecuentemente la misión. Aun así la hacienda no fue suficiente para
estructurar los espacios sureños, por lo que buscaron la erección de una divisoria
baluarte para consolidar el proyecto colonizador.

Ante la práctica de cero diplomacia por parte de los janambres, el poder


político, militar y eclesiástico colonial buscaron la manera de poder contener
dichos ataques. La única opción era la fundación de una villa de españoles en la
frontera (divisoria baluarte) donde se ejerciera la guerra y la diplomacia. Otras
naciones o indios apóstatas al ver los beneficios que se les otorgarían se reducían
nuevamente a la vida de pueblo de indios o simplemente continuaban en sus
espacios chichimecas pero después de pactar la paz. Para los janambres esto no
representaba un problema, ya que las confederaciones que se hacían eran tanto
con indios congregados en el Nuevo Reino de León y las Provincias de Río Verde
y la Huasteca. Este era el panorama político-militar que se vivió a principios del
siglo XVIII en el sudeste.

VIII- FRONTERA CIRCULAR: EL PRIMER DISPOSITIVO DE DEFENSA


EN EL VALLE DE SAN CRISTOBAL (1703-1708)
La ciudad de Monterrey no contaba con los recursos para atender tantos conflictos
en su región. En los mismos años se mantenía un conflicto con la confederación
de cenizos y alazapas que tenían su base de operaciones en la Sierra Papagayos.

255
AHM, C, vol. 23, exp. 1, f. 34-35 no. 18. Israel Cavazos Garza, Cedulario autobiográfico de pobladores y
conquistadores de Nuevo León, Tomo II (Monterrey: Biblioteca de Nuevo León, 1964) 30. Cavazos en su
trabajo de descripción de pobladores, las peticiones de mercedes por méritos de guerra en los distintos
valles son notorias.

119
El hecho que a inicios del siglo XVIII se mandara una petición desde Monterrey de
ayuda a la junta general en la ciudad de México, la cual solicitaba cincuenta
“arcabuces de rastrillo” y “cuatro quintales de pólvora” para la defensa de la capital
del Nuevo Reino de León desnudo las necesidades militares. Por lo que el virrey
José Sarmiento de Valladares hace mandamiento al gobernador de Coahuila para
verificar el estado en que se encontraba la situación en la ciudad de Monterrey. 256
En pocas palabras quería verificar el peligro que representaba la confederación
cenizo-alazapa y si era necesaria la petición de armamento solicitada.

Para 1701 el virrey José Sarmiento de Valladares hace mandamiento al


gobernador (del Nuevo Reino de León) Juan de Vergara por el mal uso de los
soldados de presidio. Los empleaba en otros oficios como vaqueros, muleros,
cabreros, chivateros, carneros, guarda de presos, correos y pescadores. Mientras
la protección estaba descuidada y los conflictos seguían a la orden del día.
Alegando que los soldados de presidio necesitaban estar listos para cualquier
acción defensiva u ofensiva en la región. Otra queja es que no se les daba su
sueldo para comprar armas y caballos, pues se les pagaba con artículos de
tienda.257 Esto pudo contribuir a la petición hecha hace tres años de armas y
pólvora por parte del cabildo de Monterrey al virrey en tiempos del gobernador
Juan Pérez Merino. La capital del Nuevo Reino de León sufría riesgos de
invasiones por parte de confederaciones de indios del norte. El centro político
contaba con dos presidios que le brindaban protección, una milicia vecinal y la
cercanía de Saltillo como brazo auxiliar.

De esta manera las responsabilidades en la zona fronteriza caían sobre los


hombres que hicieron de la guerra un modo de vida. Prácticamente en toda la
extensión de la palabra fueron los “señores de la guerra”. Estos hombres fueron la
autoridad política y militar durante la segunda mitad del siglo XVII y principios del
XVIII en el sur y sudeste del Nuevo Reino de León. Sebastián Villegas Cumplido
(valle de San Cristóbal) y Fernando Sánchez de Zamora (valles de Río Blanco, de

256
AGN, RCD, vol. 38, f. 18-18v. AGN, RCD, vol. 38, f. 17-18. AGN, RCD, vol. 38, f. 16-17. AGN, RCD, vol. 38, f.
18v-19.
257
AGN, RCD, vol. 38, f. 26.

120
San Antonio y de San Pablo) fueron los encargados de dichas jurisdicciones
Véase el mapa 3.2). Mantenían los cargos militares, eran hacendados y sus
intereses estaban de por medio, por lo que contenían a raya la frontera con su
capital económico y humano. Luis García comenta que en los asentamientos
fronterizos durante la época colonial, los mandos políticos y militares se
concentraron bajo una sola figura de autoridad.258

Mapa 3.2
Jurisdicciones de la zona sur del Nuevo Reino de León en 1710.

Elaboración propia.259

Fernando Sánchez de Zamora arribó en 1659 y pacificó el valle de Río


Blanco y después en 1666 al valle de San Antonio. La familia Sánchez de Zamora
mantuvo un control político y militar en la jurisdicción de la alcaldía mayor de Río
Blanco. El general Fernando Sánchez de Zamora fue alcalde mayor entre 1659-
1697; su hijo, el sargento mayor Fernando Sánchez de Zamora, fue alcalde mayor
entre 1697-1719; el capitán Fernando Sánchez de Zamora (nieto) fue alcalde

258
García-García, “A medieval frontier,” 63. Álvarez, “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador,
latifundista y capitán de guerra de la frontera norte,” 101-126. Un ejemplo de la consolidación de poder
militar es el caso del nombramiento de teniente de gobernador a De Santa Cruz por el virrey, por mantener
a cuesta suya la frontera norte de Chihuahua durante la primera mitad del siglo XVIII. Olvera Charles, La
resistencia nativa, 146-147. Argumenta cotos de poder en hacendados, con títulos políticos y militares en las
fronteras. Con la función de mantener el control fronterizo, protección a las poblaciones y combatir a los
indios.
259
Algunos datos se toman de Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial”.

121
mayor entre 1720-1741 y por último el capitán Fernando Sánchez de Zamora
(bisnieto) teniente de alcalde mayor de 1742-1746.260 Estuvieron presentes en los
choques violentos de baja y alta intensidad que se dieron en las jurisdicciones.
Dentro de los objetivos del general Fernando Sánchez de Zamora estuvo fundar
una villa de españoles en el valle de San Antonio, la cual nunca se concretó por
los constantes conflictos. La implementación de una divisoria baluarte siempre
estuvo presente hasta tiempos del gobernador José de Jáuregui. Para fundar una
villa se requería cierto capital económico, pero ofrecía ventajas, como acceder a
los títulos políticos y militares.

Sebastián de Villegas Cumplido llegó al Nuevo Reino de León en 1685 y un


año después era parte de la primera expedición a la Bahía del Espíritu Santo
comandada por el general Alonso de León261. Estaba integrado a la compañía de
Cadereyta junto con militares de familias con una larga historia en la región como
los de León y Cantú. Ese mismo año contrajo matrimonio con Anastasia Cantú
Treviño, viuda de Tomas de León. Con título de alférez de 1686 hasta 1695 en los
múltiples choques violentos en sus distintas modalidades tanto de baja como alta
intensidad.262 En 1687 participaba en el segundo conflicto janambre bajo el mando
del gobernador Francisco Cuervo de Valdés. Hacia 1690 aún se encontraba en el
valle del Pilón en la hacienda de San José y para 1691 ya se había trasladado al
valle de San Cristóbal a la hacienda de nuestra señora de la Soledad. Con su
llegada en 1691 se retiran los cuatro soldados de presidios que defendían la
misión de San Cristóbal, pues de Villegas con su capital económico y humano
costeó la defensa. En su testamento mencionó a ver aportados soldados y más de
150 caballos.263 En 1695 se le otorgó el título de capitán a guerra para encargarse
de los asuntos políticos y militares en dicho valle (San Cristóbal continuaba

260
Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial,” 118-120. Peña Guajardo, “La economía
novohispana,” 85-86.
261
De León, Alonso “Derrotero, diario y demarcación de la primera expedición del general Alonso de León”
en Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo
XVII por el Cap. Alonso de León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez de Zamora, Ed. Israel
Cavazos Garza, (Monterrey: R. Ayuntamiento de Monterrey 83-85, 1985) 194-202.
262
AHM, C, vol. 21, exp. 8, f. 1-2.
263
AHM, C, vol. 22, exp. 15, f. 1-14. AHM, C, vol. 25, exp. 3, leg. 2.

122
estando bajo jurisdicción de la villa de Cadereyta). En 1696 ya era el encargado de
tomar lista de los escolteros y tipo de armamento con los que contaban las
haciendas trashumantes en el valle de San Cristóbal.264 Sebastián de Villegas
contaba con el poder militar, político y económico para poder mantener a raya la
frontera a su costa.265 Fue fiador de dos gobernadores con la suma de mil pesos
en oro común, el primero en 1703 con Francisco Báez Treviño quien en ese
mismo año le otorgó el cargo de sargento mayor y el segundo en 1718 con Juan
Ignacio Flores Mogollón.266

El 26 de noviembre de 1702, Domingo Sánchez de Campos informó al


alcalde mayor Fernando Sánchez de Zamora (Río Blanco) que le robaron “los
indios janambres ducientas cabezas [de su] baciada principal”. Comentando que
sus escolteros recuperaron el ganado en la boca de San Marcos. La carta de
Sánchez de Campos, vecino de San Antonio, al alcalde mayor Sánchez de
Zamora, no era solo para comentar el robo, sino contarle se estaba formando una
confederación entre las rancherías.267 Su objetivo era el robo de ganados y
asesinato de pastores. De esta manera solo esperaba respuesta para que se
determinaran las acciones a tomar. El capitán Fernando Sánchez de Zamora dio
como respuesta la creación de un cuerpo móvil conformado por militares y vecinos
con experiencia en la guerra contra los janambres. Comenta haber dado la paz a
los janambres en un pasado, pero la tregua pactada con las confederaciones o
sus fracciones siempre fue producto por verse sitiados o derrotados en su
momento.268 Independientemente de los conflictos o treguas parciales los
janambres mantenían a sus propios espías en los espacios coloniales.

264
AHM, C, vol. 23, exp, 1, f. 34-35 no. 18.
265
AHM, P, vol. 9 -1709-1712, exp. 1, f. 428-429 no. 152. AHM, P, vol. 9 – 1709-1712, exp. 1, f. 143-144 no.
38. AHM, P, vol. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 264-265 no. 130. AHM, P, vol. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 258-259 no.
126. AHM, P, vol. 6 -1695-1699, exp. 1, f. 44-45 no. 25. Dentro del poder económico destacan otorgar
arrendamientos, hacer donaciones para capillas, préstamos a pueblos de indios tlaxcaltecos, ser fiador en
arrendamientos, compra de esclavos de raza negra, etc.
266
AHM, AC, vol. 002, exp. 1703/002. AHM, AC, vol. 002, exp. 1718/004. Forma de encontrarse en el archivo
antes de ser digitalizado. Peña Guajardo, “La economía novohispana,” 83.
267
AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86.
268
Estos janambres eran los que estaban próximos a las haciendas, no fungían como congregados pero
asimilaban la cultura colonial. Esta hipótesis se formula ante dos aspectos: primero no he localizado

123
El mayordomo Domingo Sánchez de Ocampo, ya había sufrido atentados
en su hacienda por lo que pedía refuerzos para poder contener a los janambres y
sus aliados. Comenta que en la primavera de 1702 fue cercado en su casa por el
capitán salinero Matías y su escuadra. La estructura político-militar janambre no se
limitaba a las confederaciones a través de los mitotes. Otra forma fue la vía
particular entre congregados que brindaban apoyo a los indios gentiles. De esta
manera un capitán contaba con acceso a las haciendas, donde mantenía núcleos
de apoyo: información de contiendas militares de los hacendados y hombres para
correrías ya planificadas. Esto se pactaba en los mitotes los cuales fungieron
como juntas y convocaciones de guerra. Antes de una incursión solían hacer
barricadas como cerco y como respuesta de contraofensiva si los perseguían.
También se contó con invitaciones personales de capitanes a caudillos (indios
auxiliares) para que con su gente a asistieran a los mitotes y se confederaran. Un
ejemplo de los agentes con los que contaba la estructura político-militar fue Matías
un capitán salinero. Proveniente de la frontera de la Huasteca, tenía experiencia
en la guerra de guerrilla y el uso del caballo. Mantuvo vínculos familiares con los
janambres y fungió como delegado ante otras naciones, congregas y caudillos. Ya
que se le puede estimar al menos entre seis a nueve meses operando para los
janambres a la fecha de su captura.

El 27 de noviembre, Sánchez de Zamora mandó un cuerpo móvil al valle


de San Antonio y como resultado se apresaron varios capitanes por sorpresa. A
través de Miguel Saldaña, intérprete en lengua náhuatl y janambre, se les hizo
declaración el 28 de noviembre. Chepillo, indio janambre, comentó que tenían
planeada una confederación, por lo que fueron a buscar peyote para el mitote al
puesto de Sandi. El robo de ganado al alférez Domingo Sánchez de Ocampo era
parte del botín destinado para la reunión con las demás fracciones. Al momento de
pasar la boca de Marcos, se reunirían las naciones cercanas a comer y

congregas de janambres otorgadas a hacendados y segundo la documentación parece describir a los


capitanes janambres, que coexistían con los españoles, pero independientemente apoyaban a su nación. Se
puede revisar congregas en Eugenio del Hoyo. (1985). Esclavitud y encomiendas de indios en el Nuevo Reino
de León. Siglos XVII y XVIII y Silvio Zavala. (1992). Entradas, congregas y encomiendas de indios en el Nuevo
Reino de León.

124
organizarse. El objetivo era la hacienda del mayordomo Sánchez de Campo; todo
se realizaría a través de la entrada de varias escuadras el 29 de noviembre. El
segundo en declarar fue Matías, capitán salinero, ratificando lo antes mencionado
por Chepillo. Comentaba que los janambres contaban que los españoles de esta
frontera eran valientes y que era motivo suficiente para darles guerra. Asegurando
a ver liderado ataques en la provincia de la Huasteca, también haber llamado para
una confederación a las naciones janambres, tamaulipecos, malincheños y boca
prietas en distintas ocasiones. Por último, fue Nicolás, de nación janambre y
ladino, quien comentó que en un inicio no se concretó la alianza, pero por las
relaciones familiares se terminó aceptando. El capitán concluyó pidiendo perdón a
dios, pues dice conocer de él y que sabe será condenado a muerte. Los motivos
que movían a los janambres y su confederación eran concretos: robar caballada y
dar guerra. La hacienda del mayordomo Sánchez de Campo invadía sus espacios
y vengar a Pajarito quien en conflictos anteriores fue abatido.269

El documento anterior nos muestra aspectos importantes del conflicto en la


frontera. La organización para el mitote, las alianzas entre naciones a través de los
vínculos familiares y el uso de indios apóstatas con conocimiento de haciendas.
Una reconstrucción del mitote se puede hacer gracias al interrogatorio de los
capitanes apresados. Un grupo se encargaba de suministrar peyote, por lo
llegaban a conseguirlo en los valles de Río Blanco y Mateguala. Un segundo
grupo de robar ganado de las haciendas y el tercero de hacer la invitación a las
rancherías cercanas. La finalidad del mitote, consistió en reunir las rancherías
(congregadas, apostatas y gentiles) en un lugar y fecha especifico. Llevar peyote y
ganado, fueron acciones de cordialidad para los capitanes de las distintas
rancherías, debido a que fue un incentivo de lo que la confederación les podría
proporcionar. Durante este lapso, oradores janambres persuadieron a los
capitanes a que se unieran a su estructura político-militar: planteaban sus
correrías y ganancias materiales. El botín de guerra fue el ganado, ya que
usualmente es mencionado se incendiaban los sembradíos. Se plantearon
múltiples entradas de escuadras de indios, para evitar se coordinaran los agentes
269
AHM, P, v. 7 -1700-1704, exp. 1, f. 166-171 no. 86.

125
de los espacios coloniales. Los lazos familiares fueron de gran importancia, debido
a que se vieron obligados a confederarse en las incursiones. Otros indios que
conformaron las ligas, fueron los congregados que sirvieron de espías y reservas
para conflictos de alta intensidad, mientras otras rancherías apoyaban en las
correrías como escuadras secundarias (véase diagrama 3.1). A inicios del siglo
XVIII la confederación de los capitanes Chepillo, Matías y Nicolás fue
desarticulada, pero durante la guerra de 1709-1715 las confederaciones janambre
tuvieron éxito azotando el sudeste.

Diagrama 3.1.
Estructura político-militar de los janambres.

Elaboración propia.

En 1703 se comenzaron a dar choques violentos de alta intensidad por lo


que fue necesario salir a campaña. El auto del gobernador Báez Treviño sobre
prevención de armas fue una respuesta ante la guerra viva de la región. El 27 de
junio mandó a los encomenderos y protectores de congregas de indios estuviesen
listos con armas y caballos para la contraofensiva. Las áreas especificadas en

126
estado de alerta fueron el valle de San Antonio, la sierra Tamaolipa, la sierra
Papagayos y el valle de las Salinas.270 El gobernador comentó que era necesaria
la revista de armas, debido a que tiempo atrás soldados de presidio y caballos por
no ir con el armamento indicado fueron aniquilados. El gobernador Francisco Báez
Treviño, a cargo de una compañía volante, llegó al valle de San Cristóbal donde lo
esperaba el capitán Sebastián de Villegas Cumplido con un cuerpo móvil
compuesto con veinte y nueve hombres. Esta escuadra auxiliar se componía por
hombres de San Cristóbal y San Antonio (véase diagrama 3.1). Fernando Sánchez
de Zamora no tenía los hombres suficientes para defender su frontera. No sería la
última vez que la jurisdicción de San Cristóbal defendería a San Antonio. El 25 de
julio el capitán De Villegas implementó una revista de vecinos con sus armas:
cota, arcabuz, espada, adarga, pólvora, cartuchos y caballos con peto. 271 La
campaña contra los janambres fue exitosa a corto plazo, pero en realidad solo
sería el inicio de una larga guerra de alta intensidad. Las peticiones de tierras,
congregas y vejaciones continuaban, el combustible perfecto para las llamaradas
de la guerra.

Los motivos fueron tanto internos como externos. Los internos se


adjudicaban a las congregas, que eran un problema general del Nuevo Reino de
León y de la provincia de Coahuila. Primero, los gobernadores brindaban licencias
a particulares con el fin de hacer entradas y capturar “indios barbaros” para
servirse de ellos como esclavos.272 Ya se tenían investigaciones por parte de la
Nueva España desde 1700 para la abolición del uso de las congregas y el castigo
de todo implicado. Estas entradas a los espacios chichimecas alteraban las
relaciones, creando resentimiento y sumando hombres a las filas de los indios
gentiles. Este problema se identificaba en las haciendas internas de los valles del
Pilón y San Cristóbal. Segundo, las relaciones entre los nómadas y los sirvientes
de las haciendas trashumantes. Mayordomos, pastores y escolteros fueron los
principales causantes de las rupturas en las negociaciones desde finales del siglo

270
AHM, C, v. 27, exp. 10, f. 42-43 no. 36.
271
1703 revista de armas por el capitán Sebastián de Villegas Cumplido, AHM, C, vol. 26-a, exp.14, civ. 26 a
014. Documento transcrito en Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 18-19.
272
DBCAH-AGNM-2Q187-vol. 299, P. 1-390. Págs. 269-270. DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89. Págs. 22-25.

127
XVII y principios del XVIII. Las haciendas pastaban en los espacios controlados
por los indios gentiles; vejaban e injuriaban a los indios de robos falsos (hurtos que
ellos mismos realizaban); y herían, mataban o capturaban piezas para su venta.273

Cuadro 3.1
Relación de vecinos de San Cristóbal y San Antonio alistados para la
contienda contra los janambres e indios de la sierra Tamaolipa

Elaboración propia.

Por su parte, entre los motivos externos destacan los choques violentos por
parte de los indios gentiles y apóstatas. Primero en una escala de baja intensidad,
donde se hacían constantes hostilidades, muertes, incendios y robos de todo
género. Después en una escala de alta intensidad se hacían ataques por
confederaciones de naciones a pueblos, haciendas y misiones. Solo basta
recordar que para finales del siglo XVII las misiones de San Bernandino, San
Buenaventura de la Tamaolipa y San Cristóbal de los Gualaguises fueron

273
DBCAH-AGI-2Q148-Vol. 89. Págs. 25-28. AHM, C, vol. 32, exp. 1, f. 19-21 no. 10. Caillavet, “El proceso
colonial,” 76. Los intentos de penetración y los proyectos de colonización de las zonas tropicales tanto al
este y oeste de los Andes septentrionales son mucho más tardío y hasta en ocasiones en albores a fines del
siglo XX.

128
incendiadas.274 El valle de San Antonio sufrió múltiples despoblamientos y solo la
misión de San Cristóbal fue reactivada de nuevo. Las relaciones fueron tensas por
un lapso largo de tiempo. El espacio chichimeca desde las fronteras naturales de
la sierra Tamaolipa y las llanuras janambres hasta la costa del seno mexicano era
considerado un

“bolsón de tierra, no solo abrigo de muchísimas naciones de indios barbaros


gentiles patriotas de aquel suelo, sino reptacula y asilo de los infinitos, que sacundiendo el
suave yugo de la religión sus confinantes, y fronterizas, los cuales preocupados
obstinadamente de un implacable odio a los españoles, y a la religión, han enduercido mas
los corazones del gentilismo, poniendo en dificultad su reducción, que llego a convertirse
en imposible”275

Otras áreas del Nuevo Reino de León se mantenían en constantes


relaciones de hostilidad, un ejemplo fue la banda norte con los indios pelones y del
norte.276 El sistema colonial a través de sus instituciones y agentes no logró
estructurar espacios en el sudeste del Nuevo Reino de León. La política de cero
diplomacias por parte de los janambres fue efectiva, debido a que desde 1673 la
frontera colonial se vio inmovilizada, neutralizada y en algunos casos reducida. La
guerra fue la única vía ante la falta de negociaciones al menos en los valles de
San Antonio y San Cristóbal por ciertas temporadas. Esta área fue una zona de
contacto, ya que no solo la guerra rigió la frontera sino también la diplomacia. El
conflicto continuó en la zona periférica del Nuevo Reino de León: banda norte y
área sudeste.

Desde su entrada en 1705, el gobernador, Gregorio de Salinas Varona


hasta su salida en 1707, dedicó gran parte de su gobierno a mantener el control
del valle de San Antonio. En conjunto con el alcalde mayor de Río Blanco trabajó

274
AGN, PI, vol. 163, exp. 8, f. 297v. En 1706 el gobernador Salinas Varona hace mención en recuperar los
adornos de las misiones de San Bernandino y San Buenaventura robados por los indios de guerra. Leal Ríos,
Linares ayer 1712, 17.
275
DBCAH-AGNM-2Q2011-512 Provincias Internas Vol. 172, 1742-1756. Págs. 53-54. Sempat Assadourian,
Zacatecas: conquista y transformación, 95. En la guerra chichimeca el Gran Tunal represento un área
intransitable por los españoles por el peligro que representaba tanto por los nómadas como por la misma
geografía. La sierra de la Tamaolipa (y sus espacios colindantes) y las llanuras janambres se pueden
considerar espacios similares.
276
AGN, RCD, vol. 38, f. 31-32v. AHM, C, vol. 27, exp. 10, f. 34 no. 28.

129
para contener a los janambres y demás indios de guerra que asolaban la frontera.
En el valle de San Cristóbal los choques violentos se redujeron, a diferencia del
valle de San Antonio, donde incrementaron.277 Los janambres continuaron activos,
pero su atención cambió a la frontera de la provincia de la Huasteca. 278

Una de sus medidas para reducir las tensiones fue

“Propúsose y determinose que ningún protector de congregación de indios que


vaya por su gente a la tierra donde vive la gente de su congregación, sea osado a dar golpe
a la gente ajena, quitarles sus hijos y pagar con ellos sus soldados y el que lo tal hiciese, se
le saque doscientos pesos de lo más bien parado de sus bienes, para la destinación a que
se aplicaren y pierda la congregación y no pueda obtener otra y debajo de la mesma pena,
no venda criatura alguna de la suya ni pague con ella sus soldados”279

Regresando al ámbito local de los valles de San Cristóbal y San Antonio


podemos identificar ciertos factores que lograron consolidar una frontera y
desarticular otra en ámbitos de guerra y negociación. Primero, desde 1673 el valle
de San Antonio sufrió despoblamientos tanto parciales como completos por parte
de sus habitantes. Esto fue producto de las malas relaciones que se dieron entre
neoleoneses y las naciones colindantes con dicho valle. Como mencionamos
anteriormente cada valle contaba con una autoridad tanto militar como política,
también representaban un poder económico que los hacia viables para la defensa
de la frontera a su costa. Segundo y por consecuencia, la familia Sánchez
Zamora permaneció en la alcaldía mayor por un periodo casi de cien años. 280 En
los juramentos de alcaldes mayores de cada gobernador, podemos ver que el
general Fernando Sánchez de Zamora, se le deja en el puesto por ser el hombre
con más experiencia de la jurisdicción para combatir o negociar con los indios
gentiles y apóstatas. Después de su muerte en 1697, su hijo “El mozo”, mantiene
el cargo y será pieza clave en el aspecto geopolítico de Río Blanco.

277
AGN, RCD, vol. 38, f. 60.
278
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 527-529.
279
AHM, AC, vol. 002, exp. 1705/008. Forma de encontrarse en el archivo antes de ser digitalizado.
280
Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial,” 120. En su tesis de licenciatura muestra en un
diagrama el linaje de la Familia Sánchez de Zamora: 1659-1746. Especificando el hijo sucesor en el cargo de
alcalde mayor.

130
Independientemente de la autoridad personificada en los Sánchez, no lograron
consolidar San Antonio de los Llanos con una villa de españoles por lo que no fue
susceptible a ser un espacio controlado. Esto no significó que se detuvieran
solicitando mercedes de tierras tanto para haciendas trashumantes como internas.

Mapa 3.3
Frontera circular en acción brindando protección a la misión de San Cristóbal de
los Gualahuises

Elaboración propia.

En el caso del valle de San Cristóbal se maneja una dinámica distinta ante
el valle de San Antonio. Los únicos ataques registrados fueron antes de 1690 con
los incendios de las misiones de San Cristóbal de los Gualaguises y San
Buenaventura de la Tamaolipa. Solo la primera misión siguió activa mientras que
el espacio de la segunda fue otorgado para las fundaciones de haciendas. Con la
entrada de Sebastián de Villegas Cumplido en 1691, primero como alférez y
después como capitán a guerra del valle y frontera de San Cristóbal en 1695 se
fortaleció la jurisdicción: militar y geopolíticamente. La rápida respuesta en 1703
con un cuerpo móvil para apoyar al gobernador Báez Treviño en contra de los

131
janambres, demostraría su destreza en las tareas que se le otorgaron desde la
jurisdicción principal de Cadereyta. No pasarían dos años cuando ya tendría el
cargo de sargento mayor y protector del pueblo de indios de San Cristóbal. En un
lapso de diez años logró imponerse en la región obteniendo cargos militares,
políticos y aumentando su caudal a través de otorgamientos de mercedes de tierra
y congregas. La principal estrategia fue la implementación de la frontera circular
como primer paso en la defensa ante la falta de negociación. De esta manera
cada hacienda mantenía su defensa representando un espacio secundario, a
través de su capital económico y humano. La hacienda de nuestra señora de la
Soledad perteneciente a Villegas Cumplido representó el espacio principal que
coordinó los demás espacios secundarios: para las revistas en la jurisdicción y la
creación de compañías volantes. Salvador Álvarez comenta que para el caso de la
Nueva Vizcaya las grandes haciendas latifundistas fungieron siempre como las
principales protectoras de los viandantes que atravesaban por sus tierras.
Llamándolas haciendas-presidio ubicadas en regiones como Durango, valle de
San Bartolomé y la zona norte de Chihuahua.281 A diferencia de la Nueva Vizcaya,
en el valle de San Cristóbal las haciendas lograron crear una muralla imaginaria
para la protección del ganado trashumante y del pueblo de indios y misión de San
Cristóbal de los Gualaguises; su extensión territorial era menor en comparación y
compartía espacios con haciendas trashumantes; fungió como un primer
dispositivo de defensa y es transitoria para la divisoria baluarte (véase mapa 3.3).

Esto solo se logró ante los pocos resultados de las misiones, ya que fueron
éstas las que abrieron paso en los espacios chichimecas desde la segunda mitad
del siglo XVII. Fueron los espacios de negociación que misioneros usaron para la
reducción y fundación de pueblos de indios. Ante el fracaso del presidio y la
misión, la hacienda se fortifica al principio del siglo XVIII transformándose en el
principal dispositivo de defensa ante la falta de negociación. Esta frontera circular
solo es transitoria, dado que su finalidad es la divisoria baluarte (villa defensiva)

281
Álvarez, “Manuel San Juan de Santa Cruz: gobernador, latifundista y capitán de guerra de la frontera
norte,” 101-126. “La hacienda-presidio en el Camino Real de Tierra Adentro en el siglo XVII” Transición 22
(Durango, Agosto 1999): 48-71.

132
donde sus funciones serán múltiples desde lo militar-político, un espacio de
negociación y será complementada por las antiguas instituciones decadentes
(presidio y misión). Fue un espacio de operaciones que implementó la guerra con
el uso de soldados presídiales y la formación de compañías volantes, pero a la
vez, contaría con la diplomacia de misioneros, creando así negociaciones con los
espacios chichimecas.

San Antonio contó con la frontera circular de igual manera, pero por contar
en su mayoría con haciendas trashumantes en su jurisdicción, el uso del escoltero
terminó exclusivamente en manos del mayordomo o el hacendado. Esto limito a
toda figura de autoridad político-militar en el dicho valle. En pocas palabras
fracaso la coordinación entre espacios secundarios con su espacio principal. San
Antonio de los Llanos siempre fue una jurisdicción inestable ante la falta de
negociación de los janambres, mientras en San Cristóbal se logró mantener lapsos
de tregua con los indios de la sierra Tamaolipa. Los intentos de fundación de una
villa, tanto en el valle de San Antonio a finales del siglo XVII y en el valle del Pilón
a principios del siglo XVIII, hablan de la necesidad de consolidar la región a través
de un espacio principal que fungiera como zona de negociación o maniobras
militares. Mientras el primer valle fue imposible por los constantes conflictos con
los janambres, el segundo había sido rebasado por una frontera que intentaba
estructurar. Una divisoria baluarte en el valle del Pilón, tendría el mismo peso que
el presidio de Cadereyta. En 1728, Pedro de Rivera comentó sobre su visita que
no era necesario el presidio de Cadereyta porque no cumplía con los objetivos de
protección del área sudeste.282 De la misma manera, lo viable hubiese sido el
traslado del presidio a San Cristóbal o la fundación de una villa defensiva desde el
inicio. No fue sino hasta la llegada de Villegas Cumplido que el valle comenzó a
estabilizarse y de ser tomado como zona estratégica en la década de 1710.

Se ha mencionado el papel del escoltero, pero como se comentó su


presencia fue necesaria desde finales del siglo XVII en el valle de San Antonio.

282
DBCAH-AGNM-2Q203-467 Provincias Internas, vol. 29. Pedro Rivera, Visita of New Spain 1728-1729.
Págs. 115-123.

133
Distintos gobernadores tuvieron que implementar autos para el uso obligatorio de
escolteros por el peligro que representaban los janambres e indios de la
Tamaolipa en los valles ganaderos. Es hasta 1713, que el gobernador Mier y
Torre, comenzó a visualizarlos para formar una compañía volante. La finalidad era
que estuvieran bajo las órdenes del gobernador, constituyendo un grupo de
hombres de la frontera especializado en el patrullaje y la guerra contra los indios y
como requisito final fueran subsidiados por los hacendados. En 1709, comenzó la
guerra de alta intensidad en la región, los documentos fechados en estos años
muestran las pésimas relaciones entre los indios de guerra y los neoleoneses.
Independientemente de los intentos de los pasados gobernadores en el ámbito de
guerra o diplomacia, nunca fueron fructíferos y solo fue un problema que no se
solucionó, sino uno que fue creciendo hasta salirse de las manos de los siguientes
gobernadores después de Cipriano García de Pruneda.

134
CONCLUSIONES
Entre 1670 y 1702 el sistema colonial intentó por todas las vías posibles la
fundación de una villa defensiv,rimero, en el valle de San Antonio.el primer
conflicto janambre en 1673-1674 demostró lo frágil de sus cimentos político-
militares. En la década de los ochenta se intentó crear una villa de españoles para
evitar el acontecimiento de 1673. Los constantes ataques de los janambres no
permitieron la consolidación de una nueva fundación. El valle no contaba con la
estructura para forjar una frontera que se rigiera por la guerra y la diplomacia. A
principios del siglo XVIII el valle del Pilón buscó la vía para una divisoria baluarte.
Por segunda vez los intentos consolidar la frontera sudeste se vieron opacados
por una frontera inestable, con actores en constante conflicto y por la falta de
diplomacia.

Las misiones fueron la punta de lanza en la segunda mitad del siglo XVII,
pero hacia 1685 estaban en decadencia y en 1690 habían desaparecido la mitad
de ellas por las incursiones de los indios de guerra. Esta institución no logró
mantenerse al margen de las necesidades tanto por factores externos como
internos. El presidio de igual manera no fue efectivo en dicha área, ya que las
largas distancias fueron el principal motivo de su ineficacia. Como resultado nunca
logró asegurar los espacios sureños, debido a que la frontera había sobrepasado
su jurisdicción durante la mitad del siglo XVII. Las instituciones caducas no
lograron abastecer las nuevas exigencias de una frontera en constante
transformación.

El valle de San Antonio intentó complementar su defensa con los cuerpos


móviles de escolteros. La falta de negociación con los janambres fue el principal
factor que procreo espacios casi controlados condicionados por la guerra. El valle
de San Cristóbal de igual manera contó con dichas escoltas, la diferencia radicó
en el menor número de haciendas. Algo que benefició al segundo valle, fue que
los borrados por lapsos de tiempo negociaron treguas temporales. La sierra de la
Tamaolipa, Meza Prieta, el Jabalí, y las llanuras janambres fueron espacios fuera
del sistema colonial: fronteras naturales dominadas por los nómadas. Estas bases

135
de operaciones dirigieron sus incursiones a los valles ganaderos. El valle de San
Antonio fue el más afectado por colindar con los janambres y que sus haciendas
fueron presa de los borrados. En el valle de San Cristóbal, las incursiones
janambres fueron menos a comparación a las implementadas por los borrados.

La frontera circular fue el primer paso como dispositivo de defensa. El valle


de San Cristóbal logró organizarse bajo la batuta del sargento mayor Sebastián de
Villegas Cumplido. Desde su entrada en 1691 logró estructurar la seguridad a
través de su capital económico y humano. Dicho dispositivo no logró consolidarse
en el valle de San Antonio. El número mayor de escolteros y su inaccesibilidad por
parte de los hacendados o mayordomos para las tareas de defensa, entorpecieron
el progreso de la frontera circular. Es hasta después de 1713 que los escolteros
serán ideados para compañías volantes por el gobernador en turno. De esta
manera el valle de San Cristóbal se convirtió en el espacio indicado para la
fundación de una divisoria baluarte. El conflicto entre 1709-1715 será hincapié
para la fundación de la villa defensiva, ya que será el único valle con una
estructura político-militar en proceso de consolidación.

136
CUARTA PARTE

SAN FELIPE DE LINARES: TIERRAS FRONTERIZAS

137
El siguiente capítulo se divide en tres apartados, los cuales explican las funciones
de la divisoria baluarte en la región. El primer apartado abarca la temporalidad de
1709-1723, periodo en el que se da el paso de frontera circular a divisoria baluarte
con la fundación de San Felipe de Linares. Y cómo se convierte en un espacio de
guerra ante la falta de negociación y sus cambios de alta a baja intensidad en la
guerra entre 1709-1715.

El segundo apartado comprende los años de 1724 a 1735 y explica cómo


pasó de ser un espacio de guerra a uno de diplomacia. Esto significó mantener el
área bajo la categoría de baja intensidad en la guerra por dicho periodo. El
proceso de la diplomacia que se manejó desde 1729 y comenzó a dar resultados
en 1732 en adelante. Es importante recalcar esto no significó el fin de la guerra, al
contrario, ésta continuó pero ahora las campañas y compañías volantes fueron
para evitar guerras de alta intensidad en la región sudeste.

El tercer apartado se ocupa del periodo 1736-1748; periodo inmediato a la


fundación de la Colonia del Nuevo Santander. San Antonio y Linares fueron
espacios fronterizos, por lo que jugaron un rol importante en la fundación, pero
mientras el primero se desarticuló y desapareció, el segundo fue un bastión en
todos los aspectos. San Antonio terminó agregado al proyecto de colonia, Linares
jugó un papel distinto gracias que fue un espacio de guerra y diplomacia en las
últimas décadas. Sus diferencias delimitaron el proyecto en la región sudeste.

138
X- DIVISORIA BALUARTE: GUERRA DE ALTA INTENSIDAD Y
CONFORMACIÓN DE LAS RELACIONES POLÍTICO-MILITARES (1709-
1723)
La defensa circular aplicada en el valle de San Cristóbal, fue el primer paso por la
consolidación político y militar. No fue inmediato su cambio a una divisoria
baluarte, pero demostró ser efectiva convirtiéndose en un espacio de guerra entre
1691-1711. Entre 1709 y 1715, el Nuevo Reino de León pasó por una guerra de
alta intensidad que sacudió todas sus instituciones en la región. La poca
efectividad de misiones y presidios, cedieron el lugar a la divisoria baluarte, una
fundación estratégicamente ubicada en el sudeste y con funciones operacionales:
militares y diplomáticas. La frontera del Nuevo Reino de León se vio detenida
desde 1673 mientras la de la Provincia de la Huasteca se redujo de igual manera
a principios del siglo XVIII. El Seno Mexicano se convirtió en un espacio
chichimeca, rodeado de fronteras naturales como las Sierras de las Tamaolipas
(Nueva y Vieja) y otros cerros; que fueron áreas de confrontación en su anhelo de
tránsito y de pastizales por los colonizadores y hacendados.

El Seno Mexicano ofrecía bastos espacios de pastizales, salineras, minas y


mano de obra para las congregas. Tanto la provincia de la Huasteca y el Nuevo
Reino de León buscaron o intentaron adherir espacios a sus jurisdicciones para
beneficiarse. El conflicto de 1709-1715 involucró a dicho reino y provincia que
rodeaban el Seno Mexicano. Los conflictos desde 1673 fueron resultado de estos
intentos de expandir la frontera y obtener recursos. Este estudio se enfoca en la
frontera sudeste del Nuevo Reino de León, a sus estrategias dentro de la guerra y
negociación como respuesta a las tensiones interétnicas.

La provincia de la Huasteca, en el mismo lapso de tiempo, se vio reducido


su espacio con la despoblación de Tanguachin, La Laja, Palmillas, Jaumave,
Santa Rosa, Monte Alberne y Santa Clara entre otros.283 En el caso del Nuevo
Reino de León, fueron las misiones de San Bernandino y San Buenaventura de la
Tamaolipa. Esto nos habla de una organización entre las naciones, como

283
DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, págs. 19-20.

139
resultado de estrategias, alianzas y reparto botines de guerra. La resistencia de
las naciones en sus distintas modalidades fue efectiva en algunos casos, mientras
en otros solo durante un lapso corto de tiempo. Los janambres lograron conservar
su territorio intacto, mientras ciertas parcialidades en el área fronteriza
mantuvieron una tregua. Ésta se veía interrumpida si el jefe supremo de todas las
naciones janambres decidía entrar en guerra. Un poco al norte, fuera del espacio
janambre, estuvieron naciones de borrados y pamoranos. La sierra de la
Tamaolipa representó su base de operaciones durante la segunda mitad del siglo
XVII y la primera del XVIII.

De esta manera las jurisdicciones de San Antonio y San Cristóbal


implementaron distintos dispositivos de control para la guerra viva y la negociación
a través de los señores de la guerra. Retomando el valle de San Cristóbal
mencionamos al sargento mayor Sebastián de Villegas Cumplido como pieza
clave. En 1709, el conflicto que llevaba años volvió a intensificarse pero la escala
del problema fue superior a los anteriores. El escenario de esta guerra se dividió
en distintos espacios: el valle de San Antonio, las sierras de la Tamaolipa,
Malinche, Papagayos y la banda norte.284 Los janambres, borrados, pelones y
alazapas se distinguieron en sus espacios como las naciones con mayor
capacidad militar. Los colonizadores temieron la confederación de estas naciones,
por lo que evitaron que establecieran comunicación entre sí. Fueron conflictos
aislados e independientes, pero con un enemigo en común: el sistema colonial.
Los janambres infestaban el valle de San Antonio y los borrados desde la sierra de
la Tamaolipa ejecutaban sus operaciones.

En el valle de San Antonio nuevos espacios para haciendas trashumantes y


las malas relaciones interétnicas recrudecieron el panorama en 1709.285 Un
ejemplo es la petición de extensión de tierras para pastizales por el capitán Pedro
Tagle Villegas en 1705, esto se dio a través de su mayordomo Manuel Díaz
Guerrero. Alegando tener dos ranchos ovejeros y la necesidad de “treinta sitios de

284
AGN, RCD, vol. 38, f. 91-91v.
285
DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, pág. 25.

140
ganado menor, quince de mayor de tierra, con ocho caballerías de pan para llevar,
con su saca de agua en el puerto”.286 El inconveniente fue que el espacio
solicitado pertenecía a los janambres por colindar con la sierra de la Tamaolipa
Vieja.287 En 1709 Manuel Díaz Guerrero, Felipe de Zamarripa y otros cinco
empleados murieron en un ataque janambre en las haciendas.288 En un año los
janambres representaron un peligro de alto nivel y que crecía con el tiempo.

Los borrados integrados en una confederación (indios apostatas y gentiles)


optaron por la vía del conflicto en 1710. Esto fue producto de las congregas, ya
que desde 1630 se rastrean las peticiones por parte de los hacendados, pero es
en la década de 1650 que aumentan las entradas por “piezas”. Estas se
identificaron como traspasos, renuncias y licencias. Los lugares de origen de
solicitud en un inicio fueron el valle del Pilón y sus alrededores, a finales del siglo
XVII y principios del XVIII ya se mencionan en los documentos la sierra de la
Tamaolipa.289 En pocas palabras entre más se expandió la colonización, se fueron
solicitando rancherías para congregarlas como fuerza de trabajo y un efecto entre
las naciones nómadas fue la expulsión de sus territorios. Los borrados participaron
en muchos de los conflictos de baja intensidad en la región, pero de igual manera
se hicieron notar en los de alta intensidad por sus vínculos con los janambres u
otras naciones.

Ante tal situación fue natural que el año de 1710 fuera fulminante, como una
olla a presión al calentarse poco a poco fue soltando vapor al grado de
simplemente explotar. Ese vapor ocasional fueron los constantes choques
violentos; la explosión, el conflicto más feroz que vivió el Nuevo Reino de León.
286
AHM, C, vol. 32, exp. 11.
287
Los janambres mantuvieron un control territorial a través de la cacería y la recolección.
288
AHM, C, vol. 36, exp. 14.
289
Ascensión Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo
Reino de León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” Anuario de Estudios Americanos 67, no. 1,
(enero-junio 2010), consultado 19 de febrero de 2015: 209-237.
http://estudiosamericanos.revistas.csic.es/index.php/estudiosamericanos/article/view/337/342. AHM, C,
vol. 23, exp. 1, f. 64-65 no. 32. AHM, C, vol. 3, exp. 33, f. 3. AHM, C, vol. 11, exp. 17. AHM, C, vol. 18, exp. 14,
f. 18-19. 1697 Fragmento de la carta del señor arzobispo de Guadalajara doctor don fray Felipe Galindo
Chávez y Pineda en que da cuenta el rey varios asuntos, AGI, Audiencia de Guadalajara, 67-5-13.
Documento transcrito en Eugenio del Hoyo. (1963). Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de
León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 139-140.

141
Los borrados lograron mantenerse al margen del conflicto, debido a que contaban
con espías. Los indios usaban la excusa de salir a visitar a los parientes a los
montes y aprovechaban para informar de toda acción militar planteada por el
gobernador. El estatus de cristiano les ofreció una confianza entre los
colonizadores y en caso de ser aprendidos en correrías una reducción en penas.

Los choques violentos fueron frecuentes, incluso el 23 de septiembre de


1710 se aprobaron las operaciones recomendadas por el gobernador Francisco
Mier y Torre. Se implementó una campaña a través de tres compañías volantes.
Los objetivos fueron: a) el valle de San Antonio contra los janambres; b) las sierras
de la Tamaolipa y Malinche contra los borrados para evitar una confederación con
los janambres; c) la sierra de Papagayos contra los pelones y; d) la reducción a
pueblos de los alazapas en la banda norte.

Por lo anterior, los valles de San Antonio y San Cristóbal se vieron


involucrados como espacios fronterizos. Las redes de espías con las que
contaban los indios de guerra llegaban hasta la ciudad de Monterrey. La
información siempre fue un arma de prevención y de implementación de tácticas
de guerrilla. Gracias al uso de espías de las naciones al pie de guerra lograban
evadir las maniobras militares del gobernador. Esto representaba un gasto al
Nuevo Reino de León y a los vecinos involucrados. Por lo que no fue de
asombrarse años después se solicitara apoyo de las haciendas trashumantes. El
uso de espías lo denunció el gobernador Francisco Mier y Torre, años después el
gobernador Joseph Fernández de Jáuregui, aunque dicha práctica ya era
comentada por Alonso de León durante la primera mitad del siglo XVII.290

Durante el lapso de la guerra, se comenzaron a ofrecer distintas vías para


poner fin a los conflictos en las periferias del Nuevo Reino de León. No fue la
primera vez que distintas naciones incursionaron en los espacios coloniales, tanto

290
AGN, RCD, vol. 38, f.91-91v. DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 22-23. 1709 Quejas de indios y relaciones
de sus servicios, AHM, Ramo Civil, Vol. 35, leg. 8, ex. 11. Eugenio del Hoyo, Eugenio. (1963). Indios, frailes y
encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 151-154. En la banda norte la situación
no era distinta, los tobosos asolaban los espacios de la provincia de Coahuila y la frontera con el Nuevo
Reino de León. Un año después muchas de las naciones alazapas apostatas y gentiles fueron los objetivos
del gobernador Mier y Torre.

142
por la banda norte como por los valles sureños. La guerra se recrudeció con las
confederaciones de indios apóstatas y gentiles en toda la zona periférica. Las
escuadras de indios comenzaron a sembrar la muerte por donde cometían sus
correrías, transformando los espacios controlados en zonas de alto riesgo y con
esto la generación de una psicosis colectiva. De esta manera se argumenta que
una solución fue la fundación de una villa defensiva en la división de los espacios
coloniales y los chichimecas, en pocas palabras en los espacios casi controlados
donde se ubicaban los pastizales, las haciendas internas y trashumantes.

La defensa de la frontera en el valle de San Cristóbal recayó desde 1691 en


el sargento mayor Sebastián de Villegas Cumplido. La frontera circular, demostró
ser una defensa eficaz pero no solida ante los constantes ataques en la
jurisdicción. Esto dio paso a la divisoria baluarte, el 3 de Noviembre de 1711, el
sargento mayor De Villegas Cumplido entrego carta de donación de su hacienda
Nuestra Señora de la Soledad para la fundación de una villa con características de
“presidio”. Los intentos anteriores por establecer una villa defensiva fueron fallidos
en los valles de San Antonio y del Pilón. De Villegas comentaba que era necesaria
dicha villa, ya que el valle de San Cristóbal se encontraba en peligro de
despoblarse por los constantes ataques y que “con los pocos vecinos arrimados,
[había] resistido esta frontera a costa de [sus] armas y Hacienda”. También que
las incursiones provenían de las sierras de la Tamaolipa, Malinche, Diente,
Bercebut, Meza Prieta, Jabali y las llanuras de los janambres. Otro aspecto fue
que los vecinos de dicha frontera solo estaban por temporadas por ser haciendas
trashumantes y a causa de los constantes ataques ellos solo trasladaban sus
ganados a otros agostaderos. Culpaba a las haciendas trashumantes de ser parte
del problema por las malas relaciones de sus sirvientes con los nómadas y que no
brindaban ningún tipo de solución.291

Los beneficios que aportaría una villa en el valle de San Cristóbal serian:
primero como presidio una mejor defensa, debido a que las sierras se

291
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v. Leal Ríos, Linares ayer 1712, 21. Leal Ríos muestra el fragmento de algún
documento o publicación en una cita sin clasificación, con la fecha de 6 de Octubre de 1711. Brindando las
mismas características que comento el sargento mayor Sebastián de Villegas Cumplido.

143
encontraban entre diez y doce leguas de distancia. Las correrías tanto en los
espacios coloniales como en los caminos, afectaban el comercio y la seguridad.
Las escuadras de indios usaron las salidas de las bocas de San Antonio y Santa
Rosa para efectuar sus atracos (tres leguas de distancia del valle de San
Cristóbal).292 La frontera circular a través del sargento de Villegas Cumplido logró
estructurar la frontera en un lapso de veinte años (1691-1711). Las haciendas
trashumantes fueron menos en el valle de San Cristóbal, por lo que no dependió
de ellas para la defensa de la periferia, en cambio en San Antonio fueron mayoría
y solo se ponían a las órdenes de los mayordomos. Las instituciones caducas del
presidio y la misión, se vieron opacadas con la llegada de la divisoria baluarte. San
Felipe de Linares comenzó a regular la guerra y la negociaciones como el principal
dispositivo de control o poder en la región.

Algo que caracterizó al valle de San Cristóbal fue la política de sus


pobladores. Por ejemplo, se otorgaron mercedes de tierra a distintos individuos
que no poblaron el valle inmediatamente. En algunos casos, los individuos que
recibían esas mercedes se debían a sus méritos de guerra o los de sus
ascendentes. Se tenía un motivo del porqué no se habitaban dichos terrenos el
cual era mantener la paz. Un ejemplo es en 1684 Nicolás Gallardo solicitaba unas
mercedes de tierra que eran de Nicolás López Prieto. Gallardo argumentaba que
dichas tierras nunca les dieron uso y las necesitaba para sus ganados. López
Prieto explicó el por qué no les había dado uso, diciendo que su contrario pedía
“con aspiración de sentencia de los muchos esquilmos que saca de este reino con
daño y perjuicio general en él, causando alteración de los indios chichimecas por
estar dicho agostadero en su propia tierra”.293 López Prieto sabía que no era un
espacio pacificado, el riesgo de ocasionar un conflicto o conmoción muy probable
y quien terminaba resolviendo el problema eran sus vecinos y no los mayordomos
de las haciendas trashumantes. Otro punto que presentó en su argumento, fue
que Francisco de Estrada mayordomo de la hacienda de Gallardo mató de un

292
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v.
293
1684 querella por mercedes de tierras en el valle de San Cristóbal entre Nicolás López Prieto y Nicolás
Gallardo, AHM, Ramo Civil, Vol. 2, fs. 1037-1056. Documento trascrito parcialmente en Leal Ríos, “Linares:
primera sede,” 17-18.

144
arcabuzazo a un indio sacristán del pueblo de San Cristóbal. El indio se llamaba
Diego, según el protector Juan de la Mancha no tenía culpa alguna y por lo que
solicitaba testimonio para enjuiciarlo. Este conflicto por las tierras en el valle de
San Cristóbal duro desde 1684 hasta 1690. La dinámica para expandir los
espacios coloniales en el sudeste, consistió en pacificar la periferia a través de
misiones y pueblos de indios. Las congregas y haciendas trashumantes
entorpecieron las relaciones interétnicas, pero con la decadencia de las misiones
el problema se agravo después de 1685.

Como resultado de las compañías volantes implementadas por el


gobernador Mier y Torre en 1710, los resultados no se dieron esperar. En las
refriegas se capturaron a tres capitanes janambres: Juanillo “El Pajarito”, Pancho
“El Cañero” y Andrecillo. El gobernador, estaba convencido que la paz que dieron
fue falsa, siendo solo respuesta al ser sitiados ante la operación implementada.
Después de tomar la declaración, solo Juanillo no fue ejecutado. En febrero de
1712, esa fue la respuesta que el gobernador le mando al virrey duque de Linares.

El gobernador Mier y Torre, no solo comentaba la reducción de los


janambres, sino también logros en la banda norte con la reducción de trescientos
indios (apóstatas y gentiles).294 En estas operaciones las compañías volantes
llevaban la orden de negociar en primera instancia. En caso de fallar la diplomacia,
la segunda opción era hacer la guerra. De esta manera la negociación fue un
producto ante la derrota en los conflictos, al menos el gobernador en turno así lo
veía y fue la razón de la ejecución de los capitanes janambres. La paz brindada
solo era el resultado por ser sitiados, por lo que probablemente escaparían y se
reincorporarían después a sus escuadras. La negociación nunca fue una opción
para los janambres, ya habían demostrado su política ante los conflictos. La
respuesta janambre fue intensificar sus incursiones en el valle de San Antonio.

En el mismo año de 1712 un factor externo alteró la guerra viva. El obispo


de Guadalajara, Diego Camacho, instituyó las misiones en curatos. De esta
manera los misioneros fueron cambiados por clérigos en todo el Nuevo Reino de
294
AGN, RCD, vol. 38, f. 137-137v. AGN, RCD, vol. 38, f. 137v-139.

145
León.295 La respuesta de los indios cristianos fue tajante, abandonar los espacios
coloniales para trasladarse a sus espacios chichimecas. De esta manera las
sierras, cerros, mesetas fueron habitadas por los indios apostatas y fortaleciendo a
los gentiles. Si en un inicio las redes de espías fueron pieza clave para las
incursiones de los indios gentiles (fue gracias a los indios apostatas que
escapaban de las congregas que comprendieron el sistema colonial
detalladamente), ahora con la retirada hacia sus espacios representaba un peligro
que se vio reflejado en la guerra. En el pasado las misiones fungieron como
espacios seguros contra las congregas, al desaparecer éstas también se
desvaneció cierta protección que se les brindó.

Los janambres respondieron con una confederación con naciones


malincheros y serranos. Estas naciones tenían poco de haber sido reducidas, pero
como era esperase la paz pactada fue producto de la derrota y no por una
negociación de igualdad por los dos bandos. Los janambres aprovecharon la
coyuntura y respondieron con un levantamiento y regresando a sus espacios
chichimecas. Se comentó que como resultado se creó una confederación de
veintidós naciones. Ésta se conformó de indios apóstatas que desertaron de las
haciendas con indios gentiles.296 Éste fue el escenario de inseguridad que vivió
por primera vez la jurisdicción del Nuevo Reino de León en todas sus periferias.
Un ejemplo que intensificó la guerra de alta intensidad y la integración de
congregas a confederaciones, fue que las misiones sufrieron un cambio secular en
1712. Se argumentó la decadencia en las misiones, ya que San Cristóbal de los
Gualaguises contaba con un número aproximado de doce y San Antonio de los
Llanos solo con tres habitantes.297 El año de 1712 fue el punto más crítico en el
ámbito de guerra, las negociaciones parecieron no ser fructíferas ante ningún
medio, con la desaparición de las misiones (último bastión de protección de los
indios) y la continuación de las congregas todo intento se deterioraba.

295
Arlegui, Crónica de la provincia, 108-109.
296
AGN, RCD, vol. 38, f. 142-143v.
297
1712 Autos de visita al Nuevo Reino de León del obispo de Guadalajara don Diego Camacho y Ávila, W.B.
S. Collection No. 1411 Biblioteca de la Universidad de Texas en Austin. Documento transcrito en Eugenio del
Hoyo. (1963). Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 168-169.

146
El gobernador Mier y Torre no vio las negociaciones como una opción, su
experiencia le hizo dudar ante la paz pactada por la derrota. En cambio, ideó un
plan adicional a las compañías volantes que ya estaban en acción. Por primera los
escolteros fueron considerados plenamente para crear un cuerpo móvil para el
patrullaje de la frontera. La petición consistió en treinta y seis escolteros, para que
recorrieran las sesenta leguas de frontera de la sierra de la Tamaolipa, desde la
Punta de la Gloria en el sur hasta la sierra Papagayos en el norte. Se pidió esta
compañía fuera costeada por las haciendas trashumantes, las cuales pagarían
cincuenta pesos anuales para el sustento. Esta estrategia era la indicada por una
simple razón, los escolteros eran hombres de frontera, acostumbrados a una
guerra no convencional y conocedores de la geografía.

El problema no fue resuelto, los vecinos de las zonas fronterizas estaban


exentos de alcabalas, pero carecían del armamento necesario para la guerra. Las
peticiones fueron desde fundaciones de nuevos presidios y municiones de guerra
a costa de la Real Hacienda. Esto ayudaría a implementar rondines para impedir
la comunicación entre los indios congregados y los gentiles y apóstatas. Una
implementación fue “que no anduviesen a caballo, ni con armas y se aprendiesen
los que se hallasen en deshoras”.298 El inconveniente fue la negación de las
haciendas trashumantes, no prestaron sus escolteros y mucho menos pagaron los
cincuenta pesos anuales. El 20 de diciembre la Junta General de la ciudad de
México informo, que el gobernador no contaba con la autoridad para formar dicha
compañía, ni emplear a los escolteros de las haciendas trashumantes, hacer
capturas indios o continuar extrayéndolos de sus espacios. Los presidios o el
armamento tampoco fueron concedidos, sin embargo se ordenó que los
mayordomos, pastores y escolteros evitaran hostilidades con las naciones para no
agravar la guerra. La situación empeoraba por lo que se le exigió al gobernador
Francisco Mier y Torre que buscara la negociación basándose en las leyes del
título de guerra.

298
AGN, RCD, vol. 38, f. 173v-175.

147
El 16 de abril de 1714, el gobernador Mier y Torre informó que puso en
marcha lo solicitado por la Junta General. Se mandó al sargento mayor Francisco
Báez Treviño con religiosos para ofrecer la negociación. Por lo que mandaron
cinco delegados indios con las propuestas y para saber las demandas. Este
intento de diplomacia terminó en un fracaso, cuatro de los delegados fueron
asesinados y con esto se dejó en claro que un convenio no era una opción. Ante
dicha situación, el gobernador insistió una vez más en la compañía volante
conformada por escolteros. Es necesario dejar en claro que los soldados de
presidio y las milicias vecinales estaban activas en modo de defensa. El problema
era que las milicias vecinales entre más avanzo la guerra se reducían las opciones
para costearlo. Esto lo sabían las naciones, pues las correrías eran por distintos
frentes y más frecuentes. Atacando, retirándose a sus espacios y mientras
entraban salían otras escuadras de indios de guerra.

El gobernador acusaba a las haciendas trashumantes de ser responsables


de las hostilidades. Años atrás el sargento mayor, Sebastián de Villegas, comentó
lo mismo para el valle de San Cristóbal. Los hacendados pagaban sueldos de
entre 125 y 150 pesos a sus escolteros, por lo que el gobernador comentaba que
agregar 50 pesos más era necesario para mantener el costo de la compañía
volante.299 En esta ocasión los hacendados pusieron sus condiciones para
contribuir con dicho cuerpo móvil. Solicitaron el financiamiento fuera también
dividido entre los vecinos que les arrendaban las tierras, el control no estaría bajo
el gobernador y si ante los mayordomos y hacendados, ellos asignarían las
escuadras y parajes de los resguardos. Entre más se entorpecían las soluciones,
la guerra continuaba en el Nuevo Reino de León.

Durante el mismo lapso de tiempo, religiosos buscaron las vías para


desbaratar las confederaciones a través de la diplomacia y reducirlos a la vida
cristiana. El fray José Diez solicito una misión con el nombre de San Juan de
Linares en la frontera, por ser un espacio para la reducción de indios tanto

299
DBCAH-AGI-2Q148-vol. 89. Pág. 26.

148
apostatas como gentiles.300 Los frailes Juan Lozada y Tomas Paramo se
adentraron a la sierra Tamaolipa donde se sabía estaban los indios apostatas de
las antiguas misiones y sus aliados gentiles. Estos frailes recibieron flechas en
señal de paz, pero no bajaron por la desconfianza de las hostilidades. 301 Por lo
que fueron bien recibidos en la sierra de la Tamaolipa, de esta manera
comenzaron las negociaciones. Les ofrecieron la creación de pueblos con tierra y
agua, en un inicio los resultados no fueron inmediatos por el resentimiento hacia
las antiguas congregas. Estos frailes buscaron que la diplomacia se concretara, ya
que permanecieron entre los indios, donde dormían y comían entre ellos. 302
Cuando solicitaron ayuda al virrey duque de Linares para consolidar su proyecto,
ya contaban con una estructura y un grado de avance. El proyecto misionero fue el
tercer en postularse, después de la villa defensiva y el cuerpo móvil de escolteros.

Una descripción del conflicto seria la siguiente:

“Estas providencias tan extravagantes demuestran con la más clara


evidencia la ninguna luz con que se conducían aquellos primeros pobladores del Nuevo
Reyno de León. Sus decantadas congregas estaban del todo abiertas, y sin los pertrechos,
que debían ser oportunos para el logro de sus fines; sus casas eran las más de paja muy
mal construidas como se ven aun hoy en el día la mayor parte; su número era demasiado
reducido respecto del cuantioso de los gentiles; lo espacioso de las llanadas, y lo áspero
de las sierras de aquel país era infinitamente más conocido por los indios que allí nacían y
vagaban, que por los españoles que solo podían gobernarse por las luces que los mismos
indios les comunicaban; sus armas eran pocas, malas y manejadas con impericia. Y con
todo esto aún insistían aquellos protectores en sostener sus congregas, y en querer rebatir
la fuerza con la fuerza.”303

El virrey duque de Linares envió al licenciado Francisco de Barbadillo y


Victoria para solucionar los inconvenientes en el Nuevo Reino de León. El alcalde

300
AGN, RCD, vol. 38, f. 182-182v.
301
AHM, AC, vol. 002, exp. 1715/005.
302
Arlegui, Crónica de la provincia, 109-110.
303
Vicente Santa María, “Relación histórica de la colonia del Nuevo Santander y costa del Seno Mexicano,”
en Estado general de las fundaciones hechas por D. José de Escandón en la colonia del Nuevo Santander
costa del seno mexicano; documentos originales que contienen la inspección de la provincia efectuada por el
capitán de dragones don José Tienda de Cuervo, el informe del mismo al virrey y un apéndice con la relación
histórica del Nuevo Santander por Fr. Vicente Santa María, Ed. Rafael López (México: Talleres Gráficos
Nacionales, 1929) 218.

149
de corte, De Barbadillo y Victoria, no solo contó con el apoyo del virrey en turno,
sino que también del marqués de Valero, su sucesor. Los indios que aceptaron las
negociaciones mandaron una flecha en señal de paz, tomó un estimado de dos
meses concretar la fecha, el lugar del tratado fue la Ciénega de Justo Pérez
Cañamar (cercano a la sierra Tamaolipa). Cuando los indios apóstatas y gentiles
aceptaban en sus espacios a los delegados de los espacios coloniales, solicitaron
asistieran sin armas y sin soldados (el caso del fraile Juan de Lozada y el capitán
Juan Guerra fueron los intermediarios). Las implementaciones por parte del
sistema colonial fueron: la creación de una compañía volante de setenta
escolteros financiada por los hacendados;304 la desarticulación de las congregas,
la implementación de nuevas misiones y repoblamiento de las antiguas; 305 y la
libre elección de trabajo con paga por jornal (al hombre tres y a la mujer dos reales
diarios).306 Los indios, al haber sido congregados en el pasado, conocían bien los
espacios y solicitaron los que consideraron convenientes. De esta manera
representantes tanto de los espacios coloniales como de los espacios chichimecas
vieron en sus análogos la figura que representaba autoridad ante sus distintos
sistemas político-militares. Francisco de Barbadillo y Victoria, el fraile Juan de
Lozada y el capitán Juan Guerra fueron los delegados del sistema colonial
mientras los distintos capitanes de las naciones de indios fueron los de la sierra de
la Tamaolipa.

El resultado final fue la creación de tres misiones: la primera, a una legua


de distancia de la ciudad de Monterrey, nombrada Nuestra Señora de Guadalupe;
las dos restantes en el valle del Pilón. Sus nombres fueron Nuestra Señora de la
Concepción y de la Purificación.307 Una estrategia para reforzar las misiones, fue
la de implementar familias tlaxcaltecas como modelo para asimilar la cultura
colonial. Estas familias eran provenientes de los pueblos de Saltillo y del Venado.
Mientras en las sierras otra fracción que negoció no se integró a los pueblo, pero a

304
DBCAH-AGI-2Q148-vol. 89. Pág. 26. Un escoltero recibiría un sueldo de 300 y el capitán 700 pesos
anuales. La suma final sería de 22,000 pesos a cargos de los hacendados.
305
Arlegui, Crónica de la provincia, 110-113.
306
AGN, RCD, vol. 38, f. 192v-201v.
307
Fray José Arlegui comenta una cuarta misión fundada en el valle de Mateguala entre 1716-1718.

150
cambio de una tregua solicitaron “vestidos de sayal, tabaco y otras menudencias,
que es el modo de arraigarse y asegurarse la paz y para conseguir como queda
capitulado que toda su gente se estén quietos”.308

La fundación de la villa de San Felipe de Linares fue avalada por la Junta


General de Guerra el 22 de agosto de 1714 a cargo del virrey duque de Linares.309
Fue un complemento defensivo ajeno a las iniciativas de Francisco de Barbadillo,
y a pesar de ello apoyo constantemente y creó fuertes lazos a través de su estadía
en la jurisdicción. La erección de Linares obtuvo la función de espacio principal y
articulador de espacios secundarios (valles, haciendas, misiones). La entrada De
Barbadillo es considerada como el inicio de la pacificación del Nuevo Reino de
León. Según gracias a sus acciones implementadas y acatadas, pero en realidad
esta fue un producto de los hombres de la frontera. Existieron varias quejas en
contra de los gobernadores Báez Treviño y Flores Mogollón, por obstaculizar los
avances De Barbadillo.310 Los impedimentos que recalcó de Barbadillo fueron: que
los gobernadores creaban conflictos con las nuevas misiones y pueblos, y
lograban sus objetivos por contar con el apoyo de los hacendados locales.
Ejemplos como: el mandar ejecutar, extraer “piezas” para la venta y despojar a los
indios de sus tierras recién adquiridas. Estas quejas provenían desde antes de la
implementaciones realizadas por el alcalde de la Real Sala del Crimen de la Real
Audiencia.311 La rivalidad de los gobernadores entorpecieron los avances logrados
por de Barbadillo, creando resentimiento entre los indios que aceptaron la
reducción y con amenazas de despoblamiento.

Otro inconveniente fueron las quejas que los vecinos implementaron contra
el alcalde De Barbadillo. Tacharon a fray Juan de Lozada y al capitán de guerra
Juan Guerra inexperimentados en los ámbitos político-militares. Estos hombres
fueron los únicos en los que se apoyó el alcalde, lo que creó un disgusto en los
308
AGN, H, vol. 30, exp. 12.
309
Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo Reino de
León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237. El 10 de Abril de 1712 se toma como fecha de
fundación, pero en realidad la función inicial fue ser la defensa del valle de San Cristóbal. No es hasta 1715
que se traslada a su ubicación actual (Linares, N.L.).
310
Gobernadores desde 1710 hasta 1719.
311
AGN, RCD, vol. 38, f. 179v-182. AGN, RCD, vol. 38, f. 192v-201v. Arlegui, Crónica de la provincia, 112-113.

151
vecinos del reino. Argumentaban que la reducción fue un fracaso, que la guerra
continuaba y el despojo que sufrieron algunos vecinos españoles de sus
haciendas.312 Las quejas crearon un conflicto por el control político entre De
Barbadillo y el gobernador Báez Treviño (apoyado por los vecinos). Este fue el
panorama a nivel regional, el cual se reflejó en sus jurisdicciones planteando
distintas soluciones. Los choques violentos no pararon, solo se redujeron
momentáneamente en los años posteriores. Las provincias de la Huasteca y Río
Verde también se vieron afectadas por dicha guerra (1709-1715), ya que fue un
conflicto que afecto el noreste del México colonial. Los janambres se mantuvieron
activos en las correrías que implementaban en las fronteras de los distintos
espacios fronterizos.

Mientras los conflictos continuaban tanto en el ámbito político interno como


en los espacios coloniales contra los espacios chichimecas a través de sus
distintos actores, la villa de San Felipe de Linares se mantuvo como la divisoria
baluarte que se necesitó desde la segunda mitad del siglo XVII. Las ordenanzas
De Barbadillo no erradicaron la guerra, pero lograron debilitarla. Incluso en 1715,
la ciudad de Monterrey se vio asechada por posibles levantamientos internos de la
misión de Guadalupe.313 Las acciones de los gobernadores Mier y Torre (1710 a
1714), Báez Treviño (1714 a 1718) y Flores Mogollón (1718 a 1719) se
complementaron en esa reducción, gracias a las estrategias implementadas con
Linares. En el valle de San Antonio, los janambres se mantuvieron activos. Las
negociaciones duraron poco tiempo en el valle de San Cristóbal, ya que los
pamoranos mantenían escuadras de indios activas. Estos indios de la sierra de la
Tamaolipa asesinaron a tres pastores a través de sus correrías, sim embargo
otras fracciones buscaron la reducción en los pueblos de indios.314

312
AHM, AC, vol. 002, exp. 1715/005.
313
AHM, AC, vol. 002, exp. 1715/005. 1715 Francisco de Barbadillo y Victoria: ordenanzas para el régimen de
los pueblos de indios en el Nuevo Reino de León, manuscrito original en la W. B. Stephens Collection No.
1410 Biblioteca de la Universidad de Texas en Austin. Documento transcrito en Eugenio del Hoyo. (1963).
Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 171-195.
314
AGN, RCD, vol. 38, f. 225v-231. AGN, RCD, vol. 38, f. 223v-224. Los pamoranos se convertirían junto a los
janambres de las naciones con mayor fuerza bélica en la frontera.

152
La historiografía del siglo XX considero que las fundaciones de las misiones
y la abolición de las congregas como el fin de la guerra de 1709-1715 en el Nuevo
Reino de León. Esta interpretación se basó más en la descripción que en un
análisis arduo por parte de cronistas como Israel Cavazos o Eugenio del Hoyo
entre otros.315 La documentación me lleva a una interpretación distinta, la cual en
realidad fue solo una reducción del nivel de violencia. La guerra continuó, pero
pasó de una modalidad de alta a una de baja intensidad dependiendo la
jurisdicción. Los problemas en el valle de San Antonio y de San Cristóbal
permanecieron, las haciendas trashumantes siempre fueron focos de agresión
contras las naciones gentiles. Durante la segunda mitad del siglo XVII y la primera
del XVIII, los mayordomos, pastores y escolteros fueron la raíz de los problemas
en dichos valles. Por ejemplo, en 1711, el sargento mayor Sebastián de Villegas, y
el gobernador Báez Treviño, en 1713, culparon a las haciendas de ser parte del
problema. José de Escandón en 1749 comento que las haciendas trashumantes
pactaban la paz a través de la entrega de ganado y productos. Los conflictos
armados en la frontera hicieron recapacitar a los sirvientes de las haciendas
trashumantes con el tiempo.316

Tras la fundación de la villa de San Felipe de Linares en 1712, el impacto


en los valles de San Cristóbal y San Antonio no se hizo esperar. En 1713, el
alcalde mayor Sebastián de Villegas afirmó en su testamento estar en campaña y
estableció que, en caso de fallecer, su hacienda no fuera dividida debido a que
estaba tan solo a diez leguas de distancia de la sierra de la Tamaolipa.317 En 1715
fue trasladada a su ubicación actual, pero por ser una zona de alto riesgo debido a
su cercanía con la sierra de la Tamaulipas se solicitó la poblaran entre cincuenta a
sesenta vecinos provenientes de las jurisdicciones de la Mota, del Pilón y San
Cristóbal.318 Francisco de Barbadillo en su decreto sobre la villa de Linares tocó
puntos interesantes sobre los beneficios de dicha fundación. Dejando en claro a
315
Algunos ejemplos trabajos como Eugenio del Hoyo “Historia del Nuevo Reino de León 1577-1723” y “La
verdad sobre la villa de Cerralvo”; y Israel Cavazos “El licenciado Francisco de Barbadillo Vitoria, pacificador y
fundador de pueblos” y “Nuevo León y la colonización del Nuevo Santander”.
316
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 502.
317
AHM, P, vol. 10 -1713-1716-, f. 57-60 no. 22. AHM, P, vol. 10 -1713-1716-, f. 125-126 no. 68.
318
Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 25.

153
los vecinos que su traslado a la villa representaba un peligro por su ubicación y
comentado: “era escencial que se haga una villa populosa, así para la seguridad
de los mismos habitadores como para que sirva de freno a la invasión de los
indios enemigos y para recurso de todo lo necesario”.319 Linares se convirtió en la
única villa de la zona sur, teniendo una distancia de veinte y cuatro leguas de la
villa de Cadereyta. Desde 1636 con Cadereyta hasta 1712 no se había fundado
otra villa en todo el Nuevo Reino de León (véase cuadro 4.1).320

De esta manera tanto la villa de San Felipe de Linares, al igual que la hacienda de
Nuestra Señora del Rosario (entre otras haciendas), fungieron como dispositivos
de control contra las incursiones.321 Los caminos obtuvieron mejor seguridad, los
espacios cercanos contaron con una nueva jurisdicción, fue un área de
negociación o guerra.322 De esta manera tanto clérigos como políticos hicieron uso
de la nueva plataforma geopolítica. Las antiguas instituciones (presidio y misión)
habían fallado en el pasado; la divisoria baluarte, en cambio, se convirtió en el
principal dispositivo de poder.323 La frontera circular fue el primer paso, ya que
coordino las acciones militares el valle de San Cristóbal, con la fundación de
Linares se reorganizaron las jurisdicciones sureñas con la pacificación. La
respuesta a la guerra fue inmediata tanto para la sierra de la Tamaolipa como para

319
1715 decreto de la villa de San Felipe de Linares por Francisco de Barbadillo y Victoria, AHM, Ramo Civil,
vol. 38, leg. 1, doc. 40. Documento transcrito en Leal Ríos, “Linares: primera sede,” 26.
320
BLAC-PSAC, Caja II, #14.
321
Leal Ríos, Linares ayer 1712, 25. Agostaderos de la Compañía de Jesús del Colegio de Santiago de
Querétaro, de Juan Primo (vecino de San Miguel el Grande) y Francisco Gómez de Caravallal esto en 1715.
Comenta la última hacienda conto con 26 a 27 sitios de ganado mayor.
322
Miguel León Gómez, Paños e Hidalguía. Encomenderos y sociedad colonial peruana, Huánuco 1540-1640
(Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2002) 42. La ciudad León de Huánuco, fue fundada en la frontera este
del virreinato peruano, estructurándose en base a una sociedad de encomenderos. Su ubicación fue
estratégicamente la indicada para realizar expediciones de conquista y reconocimiento de espacios en la
selva. Esto es un ejemplo de una fundación en los límites fronterizos.
323
AHM, P, vol. 10 -1713-1716, f. 109-110v no. 57. AHM, P, vol. 10 – 1713-1716, f. 80 no. 39. AHM, P, vol. 10
-1713-1716-, f. 140-141 no. 78. Soldados de presidio solicitando pago para armas, caballos y pertrechos para
la guerra que enfrentan con los indios fronterizos. La primera solicitud viene del 26 de Octubre de 1713. La
segunda del 14 de Febrero de 1714, la tercera de 25 de Agosto de 1714

154
las llanuras janambres, algo que Cadereyta o el valle de San Mateo del Pilón no
lograron por motivos ya mencionados.324

Cuadro 4.1
Juramento de alcaldes mayores y tenientes al gobernador Flores Mogollón en
1718.

Elaboración propia.

Desde el regreso del alcalde De Barbadillo a la ciudad de México en 1716,


todos sus avances fueron ignorados por los vecinos del Nuevo Reino de León.325

324
Entre 1716 y 1718 se comienza a llamar de tal manera, en 1718 ya cuenta con alcaldía mayor pero
continua siendo valle. También ya está desarticulado dando vida al valle de la Mota.

155
La compañía volante se desarticuló por la falta de pago de los hacendados; los
colonizadores se vieron hostiles con los indios congregados provocando su salida
hacia los espacios chichimecas y como respuesta aumentaron las incursiones
nómadas hacía los espacios coloniales. De esta manera, los valles de San
Cristóbal y San Antonio se vieron afectados de nuevo debido al aumento de las
tensiones interétnicas. En 1718 el gobernador Flores Mogollón solicitó 100
arcabuces, cuatro quintales de pólvora, 600 caballos, el aumento de presidios con
50 plazas y 4,000 pesos para sostener una nueva campaña.326 La compañía
volante se conformaría con los hombres con mayor experiencia en la guerra de la
jurisdicción.

El gobernador implementó autos con el fin de una revisión de escolteros


por jurisdicción en las alcaldías mayores de Cadereyta (valles de San Mateo del
Pilón y de la Mota), Río Blanco (valle de San Antonio) y Linares (valle de San
Cristóbal). Esto fue para asesorarse con que contaba cada hacienda trashumante
para la defensa: número de escolteros y armas.327 Un caso que muestra la
efectividad de San Felipe de Linares fue cuando los indios pisones atacaron el
valle de Río Blanco. Se conformó una compañía con apoyo de Cadereyta, valle de
San Mateo del Pilón y Linares, cada uno aporto ocho soldados juntando 32
hombres y 25 indios auxiliares para proteger la jurisdicción en peligro. La petición
del gobernador Flores Mogollón se rechazó, e incluso De Barbadillo propuso de
nuevo la compañía volante a cargo de los hacendados, la cual también fue
rechazada por la Junta de Guerra. La respuesta en 1719 fue mandar por segunda
ocasión a De Barbadillo para aplicar la diplomacia la región, pero esta vez seria
con el título de gobernador. El gobierno De Barbadillo resulto ser uno de
negociaciones, la guerra paso a una de baja intensidad la cual continuó activa.

San Felipe de Linares comenzó a tomar peso en la región, su importancia


en la guerra de 1709-1715, su aportación en expediciones como la de 1718 al

325
Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo Reino de
León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237.
326
Santa María, “Relación histórica de la colonia,” 236-237. DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, pág. 30.
327
AHM, C, vol. 45, exp. 16, f. 17-18.

156
valle de Río Blanco y San Antonio, pero también sobresalió por ser la plataforma
para la negociación. La intención de reactivar la institución de la congrega siempre
fue añorada por distintos personajes como el gobernador Flores Mogollón, Ladrón
de Guevara entre otros. Fray Juan de Lozada comprendió rápido dos factores: que
era el espacio indicado de diplomacia entre dos culturas en constante conflicto y
que la congrega no podía ser reactivada por lo que ésta representó para los
indios, es decir, era un obstáculo en las negociaciones. El tiempo se encargaría de
mostrar que San Felipe de Linares resaltaría en la época colonial por ese y
muchos aspectos más.

XI- TIERRA FRONTERIZA: ESPACIO DE GUERRA Y DIPLOMACIA


(1724-1735)
Con la entrada como gobernador de Luis García de Pruneda en 1723 y después
con la de Juan José de Arraiga y Brambila entre 1723-1725, el Nuevo Reino de
León vivió una época de tensiones. De Arraiga en cartas fechadas el 10 de Agosto
y 12 de Septiembre describió una frontera llena de insultos, muertes y robos
ejecutados por los indios apóstatas y gentiles. También organizó varias campañas
a su costa, su estrategia ofreció en primera instancia la diplomacia, sin embargo
los indios de guerra la rechazaron, por lo que el gobernador emprendió 40
campañas de las cuales solo 18 fueron exitosas.328 Estas campañas demostraron
que las jurisdicciones seguían en una guerra de baja intensidad y la poca
efectividad ejercida en la frontera. Con entrada del gobernador De Barbadillo
(1719-1721) se apreció una reducción en el nivel de la violencia, la periferia
continuó siendo un lugar de choques violentos de baja intensidad. En el corto
lapso del gobernador García de Pruneda, existieron quejas por no haber
movilizado campañas, ni cuerpos móviles o algo similar para la detención de las
incursiones nómadas. Por el contrario, se le acusó de tolerar los atracos mientras
no fueran a sus propiedades, ya que los indios reconocían el símbolo de su hierro.
Entre 1725-1730 fue gobernador Pedro de Sarabia Cortes, quien tampoco escapó

328
Ascensión Baeza Martin, “Pulso entre poderes en el Nuevo Reino de León, 1723-1731: el gobernador
Arraiga y el regidor García de Pruneda,” Antítesis 4, no. 8 (julio-diciembre 2011), consultado 19 de enero de
2015: 501-524. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=193321417006.

157
a la critica que tanto él, como los demás gobernadores, solo hicieron la guerra
ofensiva para exterminar a los indios y despoblar sus pueblos para apoderarse de
las tierras.329

Los valles sureños se vieron afectados una vez más con robos en los
caminos del Pilón o de Santa Rosa. Aunque eran a menor escala, los ataques de
los indios por lo general eran contra los ganados, especialmente el caballar con el
fin de debilitar militarmente a los colonizadores. Entre 1722-1724 se requirió un
presidio en el real de Boca de Leones, al menos así lo mencionó el gobernador de
Barbadillo al virrey en turno.330 El brigadier Pedro de Rivera ante observaciones y
como recomendación final el presidio no se concretó sino años después, sin
embargo solo fue trasladado de Cadereyta a la nueva ubicación. La banda norte
requirió del fuerte militar por ser una zona de minería en comparación con el
sudeste, que ya contaba con una villa y escolteros de complemento. Durante ese
mismo lapso de tiempo, el brigadier Pedro de Rivera comenzaba sus informes
sobre los presidios de tierra adentro.331 En el informe final De Rivera, en 1728,
comentó:

“La villa de San Juan de Cadereyta, se compone de crecido vecindario,


suficientisimo para hacer la guerra defensiva a los indios que aquella tierra
insultan, por ser competente para ello el número, que hay en él, de hombre de
armas, que en llegado caso, pueden manejarlas esta citvada esta villa, en un
paraje que dista de siete leguas a la parte del este, de la ciudad de Monterrey,
capital de aquel reino, y por la del sudeste están las poblaciones del Pilón, San
Cristóbal, Linares (que también es villa), San Antonio y Río Blanco, que las habitan
bastantes vecinos, a que se agrega el número de los que componen las pastorias
de ganado menor, que por aquellas inmediaciones asisten y están estas
poblaciones colocadas entre la dicha villa de Cadereyta y la sierra de Tamaolipa,
que es donde asisten los indios que hostilizan aquel reino, de cuya noticia se
evidencia que dichas poblaciones y pastorias hacen frontera a Cadereyta que es
lugar donde existe el presidio de este nombre el cual en su creación se hallaba
destituido de las poblaciones que por la parte del sudeste, que ha quedado en la

329
Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector general de indios del Nuevo Reino de
León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237.
330
DBCAH, AGI-2Q146, vol. 81, págs. 74-77.
331
BLAC-PSAC, caja II, #15.

158
retaguardia de todas dicho presidio, sirviéndole de frontera las referidas
poblaciones que tienen delante de su situación para su defensa, de que se deduce
ser ninguna la que pueden hacer el capitán y ocho soldados de que el presidio de
que hablo se compone, pues cuando a estos llegue la noticia de que insultan el
país los indios enemigos, ya los vecinos, y pastores, que tienen en la vanguardia, o
habrán padecido el quebranto o castigado a los insultores, como lo practican, para
lo que los dichos vecinos están siempre armados, y las pastorias mantienen
escoltas de hombres asalariados, que hacen continuamente la guardia para el
mayor seguro de ellas.

Esta es la situación en que se halla plantado el presidio de Cadereyta, estas las


defensas que aquella tierra tiene, y estas las razones por que discurria yo, ser
inecesarios aquel capitán y ocho soldados, que lo guarnecen favoreciendo a este
dictamen el que jamás los indios pensaran insultar aquella villa, a causa de que
como nunca emprenden facción alguna donde saben que existe número de gente
que se les oponga, constándoles esto en la de que trato debe considerarse aquel
vecindario libre de invasiones, sin temer otra molestia que la general de que les
roben alguna caballada, la que evitaran guardándose así mismos, con lo que me
parece quedan bastantemente convencido el hecho de que no deva existir dicho
presidio en el sitio en que se halla, por que el principal motivo que el rey tiene para
mandar, que las poblaciones se erijan en villas, nombrándoles oficiales de
republica que las gobierne, es el de que el número de vecinos que las poblare, sea
competente guarnición que las defienda…” 332

San Felipe de Linares fungió como espacio principal durante distintas


etapas. Su fundación fue el resultado de una guerra de alta intensidad en el Nuevo
Reino de León. Primero, la frontera circular fue un éxito, ya que logró coordinar los
espacios secundarios (haciendas) a través de un espacio principal (haciendas De
Villegas): Las ventajas fueron que se fortaleció el poblamiento de la jurisdicción, la
guerra y la diplomacia. Las fronteras del Nuevo Reino de León se vieron
asechadas, sin embargo en el sudeste en 1712 se fundó San Felipe de Linares.
Consecuentemente, tanto Sebastián de Villegas Cumplido (a través de su
donación de sus haciendas de Nuestra Señora de la Soledad y Nuestra Señora
del Rosario) como la Junta de Guerra de la Ciudad de México vieron en ese

332
DBCAH, AGNM-2Q203, 467 Provincias Internas, vol. 29, págs. 115-116.

159
espacio una ventaja geográfica tanto militar como de diplomacia.333 Un ejemplo de
la importancia fue que De Villegas no vivió en la villa de San Felipe de Linares
(1712-1715) al contrario permaneció en su hacienda del Potrero, donde
administraba la guerra por su cercanía a la sierra de la Tamaolipa. 334 Finalmente,
La guerra comenzó a dar un nuevo giro, las políticas de De Barbadillo y Victoria en
1715 a 1716 se implementaron desde Linares para tomar efecto en los valles
sureños. Después de 1715 la guerra no concluyó, solo se redujo su intensidad por
periodos de tiempo. Ejemplos como: durante el gobierno De Barbadillo (1719-
1723) canceló el puesto de protector general de indios asumiendo el cargo y con
la paga que fue de 700 pesos solicitó armamento para poder hacer frente a los
conflictos; y su sucesor de Arraiga y Brambila (1723-1725), en un lapso de dos
años, organizó cuarenta campañas de las cuales solo dieciocho fueron
efectivas.335

Los janambres desde la segunda mitad del siglo XVII mantuvieron


acechado el valle de San Antonio, se vieron involucrados en otros conflictos al sur
de su espacio de dominio. Esto no significó desaparecieran las correrías hacia
San Antonio, pero si se redujeron, a diferencia de lo que ocurrió en la provincia de
la Huasteca.336 Dicha provincia se encontraba en guerra por la pérdida de
espacios cada vez más recurrentes. Primero en 1706 lograron despoblar a los
indios olives a través de incursiones de escuadras el pueblo de Tamaolipa,
(durante el conflicto de 1709-1715 se redujo su impacto de correrías en el Nuevo
Reino de León). En 1718, la segunda fundación en desaparecer es la de

333
AGN, RCD, vol. 38, f. 116-138v. AGN, RCD, vol. 38, f. 192v-201v. AGN, Historia, Vol. 30, exp. 13.
334
Durante el tiempo de 1712 hasta 1715 la villa estuvo en su primera fundación que fue la hacienda de
Nuestra Señora de la Soledad, en 1715 la villa se muda a la segunda hacienda De Villegas a la del Potrero.
335
Baeza Martin, “Pulso entre poderes en el Nuevo Reino de León, 1723-1731: el gobernador Arraiga y el
regidor García de Pruneda,” 501-524. Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de protector
general de indios del Nuevo Reino de León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237.
336
1726 Sobre la situación de los tlaxcaltecas en los pueblos y misiones fundadas por el licenciado
Barbadillo, AHM, Ramo Civil, vol. LIII, leg. 26, ex. 4. Documento transcrito en Eugenio del Hoyo. (1963).
Indios, frailes y encomenderos en el Nuevo Reino de León. Siglos XVII y XVIII. Págs. 204-212. El documento
habla de cómo la misión de San Antonio aun continua siendo hostigada con correrías de janambres.

160
Tancasneque y en 1728 la tercera: San José, obligando a sus pobladores pedir
protección en la jurisdicción de Tampico.337

Los conflictos con los indios de guerra continuaron en los valles de San
Antonio y San Cristóbal. A diferencia de décadas anteriores, las poblaciones y sus
vecinos no sufrieron el mismo impacto que en las guerras de alta intensidad. Las
pérdidas fueron capital humano y en lo económico sumas importantes de ganado,
ejemplos aproximados como 1673-1674 entre 30,000 y 32,000 y 1709-1714 más
de 40,000 posiblemente hasta las 50,000 cabezas de ganado. 338 Estas
características no se volverían a ver durante el resto de la primera mitad del siglo
XVIII en la región sudeste. Como resultado de la guerra después de 1715 entraron
a invernar al Nuevo Reino de León anualmente 26 haciendas lanares con una
saca de 40,000 primales pero para 1726 se redujo el número de haciendas y su
saca llegaba a 16,000 es hasta 1738 que la cantidad no bajaba de 50,000
primales.339 Antonio Peña comenta que durante la primera mitad del siglo XVIII la
ganadería trashumante se redujo mientras la ganadería de cría interna comenzó a
incrementarse.340 Durante el gobierno De Barbadillo, la compañía volante
encargada de las operaciones en la zona sudeste estuvo a cargo del sargento
mayor Sebastián de Villegas Cumplido.341 No es sorpresa fuera el indicado, era el
hombre con más experiencia para dicha tarea, pues en 1691 con su entrada al
valle de San Cristóbal se retiraron a los soldados de presidio, las incursiones

337
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 527-529.
338
AHM, C, vol. 22, exp. 52, f. 20. Bautista Chapa, Historia del Nuevo Reino, 109-110. Sánchez de Zamora,
“Descubrimiento del Río Blanco,” 234-241. DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, pág. 25. En el conflicto de 1973-74 se
estima una pérdida de 40,000, pero en realidad fue menor la cifra si se resta el ganado recuperado.
339
José Fernández de Jáuregui, “Descripción del Nuevo Reino de León (1735-1740),” en Serie: Historia 1, Eds.
Malcom D.Mclean, y Eugenio del Hoyo (Monterrey: Publicaciones del Instituto Tecnológico y de Estudios
Superiores de Monterrey, 1963) 81. DBCAH, AGI-2Q148, vol. 89, pág. 21. DBCAH, AGI-2Q145, vol. 74, pág. 4.
El Obispo de Guadalajara en 1699 comenta que contaban con un promedio de veinte y seis haciendas
trashumantes.
340
Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador de la economía colonial en el Nuevo
Reino de León,” 1-25. El inconveniente es que lo identifica tempranamente, cuando el cambio parece ser a
principios de la segunda mitad del siglo XVIII. Es una hipótesis, la cual necesita ser estudiada con mayor
profundidad, pero no queda duda que para finales del siglo XVIII Linares es una importante zona ganadera
de cría interna.
341
AGN, H, vol. 30, exp. 15. David A. Cossío, Historia de Nuevo León. Evolución política y social, (Monterrey:
Talleres Linotipográficos de J. Cantú Leal, 1925-1926) 67. AHM, RC, vol. 64, exp. 21, f. 3.

161
nómadas se redujeron a costa de su caudal y para 1702 se le adjudico el aumento
poblacional.342

Al dejarse a un lado el aspecto militar y económico, la diplomacia fue


ejercida con mayor solidez. Si en el ámbito militar Sebastián de Villegas fungió
dicho papel (en un inicio después lo retomarían los siguientes alcaldes mayores) la
diplomacia recayó en fray Juan de Lozada. En 1715 fue pieza primordial en las
negociaciones con las naciones de la sierra de la Tamaolipa logrando la reducción
para la fundación y repoblamiento de misiones (véase mapa 4.1).343 Era
presidente del convento de Monterrey y calificador del Santo Oficio, en 1715 se le
otorgó el título de comisario de las misiones del Nuevo Reino de León, en 1718 ya
era encargado de la iglesia de Linares, cargo que desempeñaría hasta 1745.344 Su
experiencia lo convirtió en el hombre indicado para entablar la diplomacia.
McEnroe comenta que el más importante efecto a largo plazo de las alianzas
interculturales fue la evolución de los pueblos fronterizos cuyas micro-geografía y
las jerarquías sociales a largo reflejaron los términos de principios de alianzas.345

En 1729 el gobernador Pedro Saravia organizó cuatro compañías volantes


para sitiar la Sierra de la Tamaolipa. El fraile Juan de Lozada fue solicitado para
dicha operación por ser uno de los hombres con mayor conocimiento en esas
áreas. Acamparon en el paraje llamado la Salada, desde donde se mandó
exploradores para revisar el estado de los enemigos, por lo que afirmaron estar
desproveídos y vulnerables a un ataque sorpresa. La refriega no fue un éxito
rotundo, la información dada había sido incompleta por lo que solo se pudo abatir
algunos indios y capturar algunas mujeres indias. Entre dichas indias estaba
Anastasia quien era ladina. El mismo padre De Lozada la había casado con
Nicolás (alias “El Pajarito”) en la misión de San Cristóbal de los Gualaguises. Fue
por De Lozada, que Anastasia no fue trasladada a la ciudad de Monterrey, por lo
que le dieron la libertad y se quedó en la villa de Linares. Anastasia fue la pieza

342
AHM, C, vol. 22, exp. 15, f. 1-14. AHM, C, vol. 25, exp. 3, leg. 2.
343
AGN, H, vol. 30, exp. 12.
344
AGN, H, vol. 30, exp. 14.
345
McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.

162
clave para comenzar a entablar las negociaciones, con el pasar de los meses su
esposo Nicolás entabló comunicación con De Lozada.346 Nicolás se convirtió en el
intermediario con otros capitanes de la sierra de la Tamaolipa, ofreciéndoles el
indulto y ninguna agresión por parte del gobernador. Esta primera etapa de
negociaciones fue validada por el alcalde de la villa de Linares. Fue un proceso
que involucró distintos gobernadores desde 1729 hasta 1732. El alcalde mayor de
Linares fue el capitán Pedro García Guerra, al que los gobernadores en turno le
solicitaron apoyara a el fraile Juan de Lozada. De esta manera las antiguas
instituciones como el presidio y la misión, volvieron a retomar fuerza en un espacio
ajeno a través de sus agentes (militares y misioneros). Uno representó la guerra
otro la diplomacia, pero todo fue factible por estar en la divisoria baluarte próxima
a los espacios chichimecas.

Las naciones que comenzaron a pactar, fueron introduciendo sus familias a


Linares, los cabecillas regresaban a la sierra pero dejaban a sus parientes como
símbolo de confianza y tregua. Estas entradas eran para seguir con el ofrecimiento
de entablar negociaciones, cada vez más hacia adentro de los espacios
chichimecas, pasando la frontera natural de la sierra de la Tamaolipa. De esta
manera es como llegaron los inicios de las relaciones entre el fraile De Lozada y el
indio general Juan Botello. Dicho indio contaba con un estimado de veinte y seis
naciones bajo su mando. Sus correrías habían llegado hasta el valle de las Salinas
en tiempos anteriores.347 El uso de intermediarios que fueran indios ladinos, fue
apreciado por los dos bandos quienes los usaban para ofrecer y ceder en las
negociaciones. Así fue tanto salían de Linares delegados como de los espacios
chichimecas de la Barra. Uno de los mensajes fue el siguiente:

346
Juliana Barr, Peace came in the form of a woman. Indians and Spaniards in the Texas Borderlands (Chapel
Hill: The University of North Carolina Press/The William P. Clements Center for Southwest Studies, Southern
Methodist University, 2007) 1, 10-13, 247-286. Barr comenta la figura de la mujer represento en Texas la paz
y las alianzas interétnicas, pero también como esa falta de mujeres para dicha acción entre los españoles fue
su punto débil para comenzar a negociar. En el caso de Linares, la figura de Anastasia fue el primer
acercamiento entre los dos espacios en constante confrontación. Anastasia por ser una india ladina
simbolizaba el puente entre dos mundos, dos culturas y dos realidades muy ajenas. McEnroe, “A sleeping
army,” 109-139. McEnroe comenta que Anastasia era esposa o mujer de Pedro Botello, pero el archivo
AGN, H, vol. 30, exp. 12-15, escrito por Juan de Lozada deja en claro no es así.
347
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 96.

163
“yo el indio peor que tiene este Reyno yo soy la causa de que los mios hayan hecho tantas
muertes, y robos de obejas, caballadas y mulas, ya estoy arto de ver a los mios revolcarse
en su sangre, y lo mismo a los españoles, ya basta de hacer daño, ya no mas, dile al padre
Lozada, y al señor alcalde mayor Don Pedro Garcia Guerra, que venga, que empeño mi
palabra de cumplir la paz”.348

Los delegados del fraile de Lozada regresaron a Linares, acompañados de


delegados de distintas naciones. Por lo que De Lozada convoco al alcalde mayor,
Pedro García, y a su compadre, Pedro José de Valle (quien sería alcalde de 1743-
1746). Así es como salió el fraile Juan de Lozada y el alcalde mayor Pedro García
acompañados de diez y seis capitanes de distintas naciones a Monterrey para
entrevistarse con el gobernador en turno, José Fernández de Jáuregui quien había
tomado posesión del cargo en 1731. A petición De Lozada se realizó una Junta de
Guerra con los militares con mayor experiencia y también los modernos, los
últimos cuatro exgobernadores con el objetivo final de la pacificación de la sierra
colindante con los espacios de Linares. Los que asistieron por petición del
gobernador fueron Luis García de Pruneda, Pedro de Elizondo, Pedro de la
Barrera, Miguel Cantú (exgobernadores), el alcalde mayor del Guajuco Juan
Guerra, los capitanes Andrés Guerra, José Treviño y Diego de la Mancha, los
alcaldes ordinarios de Monterrey Gabriel de la Garza y José García Guerra, el
reverendo padre presidente del convento de Monterrey, el fray Pedro de Aparicio,
el sargento mayor Francisco Sánchez de Robles y por último a José de Hoyos y
Salazar.349

Con la tregua de las naciones, la cual aún estaba en trámite desde 1729,
De Lozada intento llevar a cabo toda una serie de estrategias: a) buscaba reducir
a Pedro Botello y a las supuestas veintiséis naciones de indios bajo su mando. b)
la escasez de sal en la jurisdicción, era otro motivo, se tenía pactado con la nación
de pintos para ir y recolectarla y c) solicitó una compañía volante de cuarenta
soldados para asistir las entradas por sal, ubicándola en Linares.

348
AGN, H, vol. 30, exp. 15.
349
AGN, H, vol. 30, exp. 15.

164
Mapa 4.1
Divisoria Baluarte funciones operacionales (1715 en adelante): militares y
diplomáticas

Elaboración propia.

Un ejemplo del progreso de diplomacia aplicada se dio en el único ataque


registrado desde 1729 en el rancho de la Petaca en su agostadero llamado la
Pamona. El alcalde mayor Pedro García de Guerra salió a resolver el atraco con
una compañía volante, pero no logró alcanzarlos, por lo que la misión fue otorgada
a los indios gentiles y apostatas que habían pactado la paz. Dichos indios entraron
a los espacios de la sierra, recuperaron lo robado y capturaron a los responsables.
De esta manera demostraron su lealtad al pacto ideado y que se integraban al
sistema colonial. Algo similar nos describe Philip W. Powell a finales del siglo XVI,
en los últimos años de la “Guerra Chichimeca”. Cuando los indios que recién
habían pactado la paz, se ofrecían y encargaban de salir a castigar a los

165
agresores por su conocimiento de la zona.350 No es por nada extraño, que estos
indios salieran como unidades nuevas de respuesta, pues conocían la sierra de la
Tamaolipa y sus alrededores, eran los indicados para estos tipos de trabajo.

El gobernador De Fernández, no continúo con lo pactado en la junta previa,


por lo que la compañía nunca llegó a Linares. En 1732 las negociaciones se
habían entablado entre los espacios fronterizos de Linares y la dicha sierra. Esto
tomó desde 1729, fueron varias las ocasiones para formalizar las peticiones de los
dos bandos. Como espacio de diplomacia, Pedro Botello asistió a Linares directo a
la iglesia con una fracción de sus hombres a petición del padre De Lozada.
Aceptando llegar a un acuerdo, el cual sería tanto para el como para sus naciones.
El general Pedro Botello ante el padre Juan de Lozada y el alcalde mayor
Francisco Peña comento:

“Señor capitan aquí tienes a tus pies a el indio Pedro Botello, el malo; yo soy la causa de
que los mios hayan hecho tantos robos de caballos, obejas, mulas y que hayan ejecutado
tantas muerte, ellos no tienen la culpa, sino yo, por lo que vengo a rogarte por amor de
Dios, me des la paz en nombre del Rey, para mi y todas las naciones que govierno, si me la

das la cumpliré con los mios y sino aquí esta mi cabezaque lo pague” 351.

En ese momento el alcalde mayor de Linares, Francisco Peña, como autoridad,


validó la paz y se comprometió al indulto. Debe destacarse que Botello conocía las
instituciones coloniales, sabía quién era la máxima autoridad y manejaba el uso de
la doctrina cristiana. No era ajeno al sistema colonial, el cual supo usar en su
discurso para pactar la paz. Ya mencionaba no quería morir sin confesarse como
el indio Caballo. El uso de dichas herramientas en la diplomacia, le ayudaron a
consolidar su empresa. De esta manera tanto el sistema colonial como los
espacios chichimecas, sabían quiénes eran sus máximas autoridades, las

350
Powell, La Guerra Chichimeca, 176. Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 84. Un caso de
tantos similar sucede después en 1777 en la colonia del Nuevo Santander, el uso de indios para las mismas
maniobras militares por parte de los colonizadores.
351
AGN, H, vol. 30, exp. 15.

166
jerarquías, la forma de hacer negociaciones o incluso la guerra. Sabían que más
allá de Linares existían otros centros políticos e incluso un gobernador. 352

De inmediato fue avisado el gobernador Fernández, quien solicitó al


general Botello en la capital para una entrevista. En un inicio De Lozada se negó,
por desconfiar del gobernador, ya que en la última junta no cumplió con lo
prometido. El temor no estaba de más, si por alguna razón se quebrantaba la paz
pactada que tanto tiempo tardo en consolidarse, sería el inicio de una guerra
inevitable. No obstante la incertidumbre del fraile, Botello finalmente acudió a
reafirmar la paz a Monterrey. Únicamente solicitó un caballo para trasladarse de la
periferia al centro político. La llegada del general y sus capitanes más aguerridos
de la Tamaolipa a la capital, fue un buen augurio para la estabilidad de la región.
Un ejemplo peculiar es que Botello estando en Monterrey fue avisó de una traición
orquestada por el gobernador, por lo que escapó y fue capturado en el rancho de
los cabezones. Después de haberse aclarado el mal entendido, se mandó poner al
susodicho informante en la picota. Botello mismo contó con el honor de azotarlo.
Esto brindó un claro ejemplo de la lealtad de lo tratado entre las dos esferas de
máximo poder, entre el espacio colonial del Nuevo Reino de León y los espacios
chichimecas detrás de la sierra de la Tamaolipa. Pedro Botello en 1732 tenía
cincuenta y seis años, contaba con el cargo de general y el control de veintiséis
naciones. Durante la guerra de alta intensidad de 1709-1715 en su comienzo tenia
treinta y cinco años, en los conflictos de 1702 contaba con veintisiete años y los de
1690 se puede suponer tendría los quince años. Si Botello estuvo presente al
menos en los últimos conflictos de alta intensidad que se dieron, es normal que
para 1729 ya fuera general de un vasto número de naciones.

El gobernador De Fernández reconoció la paz ofrecida y dada por De


Lozada. El mismo gobernador fue a Linares acompañando a Botello y su gente.
Los beneficios fueron varios, los colonizadores tuvieron acceso a las salinas y a
mano de trabajo. Su incorporación a los espacios coloniales no fue inmediata, sino

352
Algunos autores que manejan la cultura de honor basada en la guerra son James F. Brooks, Captives and
cousions. Slavery, kinship, and community in the southwest borderlands (Chapel Hill and London: University
of North Carolina, 2002) y McEnroe, “A sleeping army,” 109-139.

167
que fue un proceso de confianza ante todo. Primero, pactando la paz, brindando
su fuerza de trabajo y ayuda para transitar hacia las salinas en pocas palabras ser
escoltados. Segundo, dependiendo de cada capitán, es que se fueron
incorporando las naciones al sistema colonial. Finalmente, los productos que se
les ofrecieron fueron desde vestido, tabaco hasta ganado.353 Linares fue el
espacio donde cerraron el pacto en primera instancia y el próximo rector en
distintas materias económicas.

Aunque en el valle de San Antonio se implementó la misma secuencia de


diplomacia, ésta no fue fructífera en comparación del valle de San Cristóbal. Se
tenían dos capitanes con sus respectivas naciones en la misión de San Antonio de
los Llanos. Una de malincheros a cargo de Juan Díaz y la otra de borrados de
Juan de Mata. El problema, fue que el capitán Juan Díaz, se enteró de una traición
por parte de los españoles por lo que se levantó en armas. Aquí lo interesante es
que es un suceso que pasó en 1733, el gobernador Fernández de Jáuregui en el
1736 y el fraile de Lozada en 1733 comentan que los janambres ya están de paz
desde 1732.354 Pero los janambres no se incorporaron al valle de San Antonio,
continuaban en las llanuras y mantenían el control absoluto. Parece que dicha paz
solo fue una tregua, con beneficios mutuos y respetando jurisdicciones. 355
Comento esto porque, como respuesta al levantamiento de la nación de Juan
Díaz, se integró un cuerpo móvil a cargo del gobernador Fernández. Comentando
De Lozada que los janambres apoyarían al gobernador si fuese necesario. Una
hipótesis, es que al ver los janambres que la sierra de la Tamaolipa comenzó a
pactar negociaciones, después Pedro Botello lo hicieron de igual manera, influyó
en la decisión de asimilar el mismo proceso pero con garantías de ante mano. El
valle de San Antonio fue la zona donde se entregó más ganado por los
mayordomos y pastores para mantener la tregua pactada. Independientemente, de

353
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 502. Baeza Martin, “Presión e intereses en torno al cargo de
protector general de indios del Nuevo Reino de León: el caso de Nicolás de Villalobos, 1714-1734,” 209-237.
AGN, Historia, Vol. 30, exp. 12. José Antonio Portillo Valadez, Huellas franciscanas en el noreste Novo
Hispano (Monterrey: Secretaria de Educación Pública/Indautor, 2007) 75. En la misión de San Cristóbal se les
entregaba carne, maíz y tabaco.
354
AGN, H, vol. 30, exp. 15.
355
AGN, H, vol. 30, exp. 16.

168
la paz otorgada, el gobernador Fernández fue consiente que si por cualquier error
se quebrantaba lo estipulado, las correrías comenzarían de nuevo, ya que no se
hallaban integrados al sistema colonial y continuaban en sus espacios de control.
Los janambres pactaron una contención mutua, sin invasión de espacios, sin
embargo no un control absoluto de la frontera.356

Otro ejemplo de la importancia de las negociaciones pactadas, fue la que se


dio en Linares. José Martin, un indio, capitán de una nación, mandó a su gente a
la sierra y para quedarse el a investigar por qué lo quería el alcalde mayor
quebrantar lo pactado. Como he dicho, los intérpretes fueron una pieza clave en
dichas negociaciones, por lo que el capitán José utilizó uno para su propósito.
José Martin se entrevistó con el padre De Lozada, sin embargo el fraile comentó
que era un malentendido. Por la mañana, el alcalde mayor Pedro García Guerra
fue a buscar al capitán, lo encontró con su esposa y su intérprete, pero esta vez
armado con arco y flechas. Comenzaron a resolver el inconveniente, el alcalde
García Guerra le aseguró no preparaba una compañía volante para atacarlos, por
lo que el capitán José se comprometió a ir a la sierra a evitar que se alzaran las
naciones.357 Los indios disponían de estrategias de igual manera, como forma de
prevención José ya se encontraba armado (algo que no era común dentro de la
villa). Como cabecilla de su nación mandó a esta a un lugar seguro y mientras el
negociaba la continuidad de los convenios o la restitución de la guerra, las
naciones se organizaban en la sierra. Es importante recalcar que las
negociaciones continuaron hasta 1735, Juan de Lozada aún era el pilar para los
tratados en la frontera y los efectos positivos seguían dándose. La diplomacia se
convirtió en una extremidad más de las acciones bélicas, pero cada nación fue
distinta al tratarse los beneficios para ambos bandos. La etnogénesis no fue
instantánea entre las distintas naciones que aceptaron la tregua. En algunos casos
tardo generaciones la asimilación de la cultura colonial.

356
Es necesaria una investigación sobre los janambres, pero no solo la visión regional desde el Nuevo Reino
de León o de las provincias de la Huasteca o Rio Verde, sino una investigación desde la etnohistoria y los
estudios fronterizos para estudiar tan interesante grupo nómada de manera más amplia.
357
AGN, H, vol. 30, exp. 15.

169
XII- REORGANIZACIÓN GEOPOLÍTICA: PRE-COLONIZACIÓN DEL SENO
MEXICANO (1736-1748)
En 1736 el gobernador Joseph Fernández de Jáuregui hizo una descripción
general del Nuevo Reino de León. De esta manera se puedo hacer una recreación
del aspecto geopolítico y militar de la región sur y sudeste. El inventario que hace
sobre los presidios, permite conocer el tipo de armas con el que contaban los
soldados: “armas municiones y peltrecho cada vno, seis cavallos, su escopeta
corta, espada, media luna, cuchillo, cuera, y adarga”.358 Este tipo de armamento
es con el que contaban en los presidios del norte. Contrastándolo con lo que
empleaban los vecinos de la villa de San Felipe de Linares en 1740, tome el caso
de Valerio Matías Cantú quien contaba con “silla [vaquera] de… caballo, escopeta,
espuelas, cojinillos, armas y freno…maya”.359 Este tipo de armamento fue común
entre los vecinos sin grado militar, con pocas propiedades y sin poder político.
Aunque fuera básico el tipo de armas, esto no impedía que dentro de las
compañías volantes fueran hombres que propugnaran los conflictos armados. Un
ejemplo es que Cantú, comentó en su testamento que Sebastián Hernández le
debía el restante de nueve pesos y cuatro reales de una maya que le perdió.
Cuando un alcalde formaba una compañía volante, los que contaban con mayor
capacidad para sustentar la guerra eran figuras que podían alcanzar cierta
importancia local y se valían de eso para peticiones de mercedes la mayoría de
los casos.

En 1735 la villa de Linares volvió a sufrir correrías, pero estas catalogadas


dentro de guerra de baja intensidad. Era un escenario lejano en comparación a los
antiguos conflictos de 1673-1674, 1686-1692, 1702-1704 o el peor de todos de
1709-1715. Los daños eran menores, ejemplos como: robo de caballos, de maíz o
el haber matado una res. De esta manera, el alcalde mayor, José Fajardo de
Quintanilla, se mantuvo por más de veinte días con una compañía volante
resguardando la frontera. Este cuerpo móvil se conformó con quince milicianos,
seis soldados del presidio de Cerralvo y el resto vecinos de Linares. La principal

358
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 80.
359
BLAC, PSAC, caja II, no. 35.

170
función de los soldados de presidio era mantener sin bajas a pastores o ganados
cuando volvían a entrar a finales de año a los valles. 360 En caso de ser solicitados
por el alcalde mayor, se mantenían bajo sus órdenes en excursiones especiales.
Otro valle que se veía con algunos problemas fue el de Labradores, por lo que el
gobernador mando una compañía volante de veinte y cuatro hombres. Ignacio
Guerra fue el encargado de dicho cuerpo, con un pago de dos pesos por día,
equipándolo con lo necesario y media arroba de pólvora. 361 Estos ejemplos de dos
compañías volantes, ayudan a identificar ciertas diferencias. Una se conformaba a
través del capital privado (del gobernador) y mientras en Linares recaía sobre su
alcalde mayor. Esto nos habla que en la villa de Linares continuaban
coordinándose efectivamente e independientemente así fuera para la guerra o la
diplomacia. Linares fue catalogada por el virrey Juan Antonio Vizarrón como “villa,
fuerte y muro inexpugnable” ante su eficacia en la frontera.362

Continuando en agosto, los conflictos se agravaron en un aspecto


específico: el aumento de muertes en las áreas colindantes de Linares. En
Labradores mataron a veintitrés vecinos, debido a esto las prioridades fueron:
evitar los indios continuaran con sus hostilidades, la confederación de más
naciones y que Linares fuera objeto de ataques desde el interior del Nuevo Reino
de León. La estrategia implementada por el gobernador fue sutil, ya que mando
una compañía volante (con veinte soldados a Labradores) para incorporarse a los
hombres de Ignacio Guerra. El alcalde mayor de Río Blanco, organizó un nuevo
cuerpo móvil para apoyar, también ver la posibilidad cuantos hombres de la
jurisdicción de Labradores y Río Blanco se incorporarían voluntariamente. Desde
el Guajuco se mandaron diez soldados que se pusieron al cargo del alcalde mayor
de la villa de Linares.363 De esta manera se reforzaba la defensa en Linares; y se
cercó desde Labradores y Río Blanco el Pablillo (puesto de los indios de guerra).

360
DBCAH, AGI-2Q146, vol. 81, págs. 178-179. En las ordenanzas de Pedro de Rivera para el Nuevo Reino de
León la numero 176 específica la función de los soldados de presidio para asistir las entradas de ganados
trashumantes. Lo importante es que mientras esperaban en los meses de Octubre-Noviembre se unían a las
operaciones militares del alcalde mayor de Linares en turno.
361
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 107-109.
362
AHM, RC, vol. 64, exp. 21, fs. 3-4.
363
BLAC, PSAC, caja # 28.

171
Linares representó un punto estratégico, que no podía perderse. Prueba de ello
fue la dedicación en su defensa que se dio durante el gobierno de Fernández.
Perder Linares era sinónimo de una grieta en una embarcación; poco a poco se
comenzaría a infiltrar el agua que hundiría el barco y eso no se podía permitir. Por
lo que fue necesario continuar con la diplomacia. Ese mismo año el fray Juan de
Lozada continuaba con su pacificación agregando naciones borradas.364 Mientras
por un lado se reforzaba la defensa evitando la guerra de alta intensidad, por el
otro se continuaba con las negociaciones para evitar la conformación de
confederaciones que quebrantaran el equilibrio de paz. Era necesario sacrificar
algunos peones como Labradores a través de la guerra defensiva y la diplomacia,
antes que perder Linares una pieza clave en el ajedrez colonial.

Para marzo de 1736, el gobernador tomó la batuta del problema, desde la


villa de San Felipe de Linares. Comentando que se dieron siete muertes por parte
de las naciones en guerra, cuatro en la hacienda de Manuel de la Canal, dos en la
de Joseph Cristóbal Avendaño y uno en la de la sagrada Compañía de Jesús de
Querétaro. A un mes se dio otro caso en el valle de San Antonio con la escuadra
de la nación de borrados al mando del capitán Juan de la Cruz que hicieron
incursiones asesinando a tres sirvientes de haciendas.365 Dicha nación alego la
paz otorgada se había quebrantado y por ello reanudaron las correrías.
Mantuvieron espías en el valle de San Antonio durante las noches para ejecutar
con precisión sus incursiones. Las paces fueron dadas a varios capitanes de
nación borrados entre ellos Joseph Martin, Santiago, Nicolás; al general Juan
Botello de nación pamorano; esto es por mencionar algunos, mientras otros
capitanes como Pascual y Juan Diego quebrantaron las negociaciones. 366 Dichos
capitanes estuvieron sin hacer correrías, la diferencia fue que ellos no se
integraron a los espacios coloniales como los capitanes anteriores. Mientras unos
asimilaban con una mayor rapidez la cultura del enemigo, una segunda parte se
retenía en sus espacios chichimecas resistiéndola. De esta manera las naciones

364
García Flores, “Población, familia y calidad,” 33.
365
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 109-112.
366
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, pág. 90.

172
que continuaban en las sierras (Sierra Madre Oriental o Sierra de la Tamaolipa)
lograron tomar ventaja de la geografía, ya que fue más sencillo poner en práctica
de nuevo correrías o confederaciones al cancelarse los convenios. Muchas
naciones que se integraron al sistema colonial optaron por poblaciones en la
frontera por la cercanía de sus espacios. Sin generalizar, algunas naciones aun en
los espacios de la Tamaolipa no quebrantaban lo pactado, siempre y cuando no
fueran obligados a bautizarse ni ser congregados en pueblos de indios.

La guerra de 1709-1715 creó conciencia en el Nuevo Reino de León,


debido a que fueron más precavidos en todos sus aspectos tanto militares como
diplomáticos. Esto les permitió tener solo pérdidas mínimas desde 1715 hasta
1736. Las haciendas limitaban sus espacios de pastoreo, las operaciones militares
solo se ejecutaban cuando eran necesarias (siendo la mayoría casos defensivos)
y la importancia de mantener los convenios vigentes con la mayoría de las
naciones era primordial (por algo no se les obligo a bautizarse o vivir en pueblos
de indios). Fue preferible una guerra de baja intensidad a una de alta
intensidad.367 De igual manera el gobernador Fernández de Jáuregui se mantuvo
al margen en dicho aspecto, siendo el mismo el que llevaba las riendas de las
operaciones en Linares. El problema no fue ahora la sierra de la Tamaolipa, la
base de operaciones era la sierra Madre Oriental. Las correrías tenían la facilidad
de salir tanto al norte o sur. El gobernador vio necesario una campaña militar
(cuatro meses, cien hombres e indios auxiliares), no por el peligro que corrían en
lo presente, sino para evitar las naciones de paz se confederaran y se viviera una
guerra de alta intensidad.368 A su regreso a Monterrey, se mantuvo informado a
través del alcalde mayor de Linares. La importancia de dicha villa en las
operaciones de la región sur y sudeste fue vital por ser un espacio de guerra o
diplomacia como se venía demostrando.

367
Esto es lo que se conocerá en la historiografía regional como “guerra viva” incluso hasta la primera mitad
del siglo XIX. El problema es que englobaban todo el panorama, como si los 365 días del año la sociedad
viviera una guerra de alta intensidad, cuando la documentación demuestra lo contrario. Existieron
momentos de diplomacia, donde las relaciones interétnicas se estrecharon y se vivieron periodos de paz.
368
Dicha campaña en 1733 y 1736 fue financiada por el gobierno, por lo que no duro más que un mes y
medio -la de 1733- sin lograr los objetivos planteados.

173
La petición que el gobernador de Fernández enviara entre 1735 y 1736 al
virrey se basó en seis puntos considerados claves para la colonización del Seno
Mexicano: 1) la fundación de una nueva villa de españoles (divisoria baluarte) en
el valle de San Antonio; 2) permiso para declarar la guerra ofensiva cuando el
gobernador lo creyera conveniente, con una petición de piezas de campaña, un
artillero y municiones que se alojarían en Monterrey; 3) traer por las armas a los
indios apóstatas que se alejan de las misiones y pueblos de indios; 4) todo indio
que solicitara la paz y la quebrantara seria castigado aunque fuera cristiano y
trasladado a la ciudad de Querétaro; 5) Acciones conjuntas con el gobernador de
Coaguila para defender la región de los tobosos; y 6) paga para todo vecino que
se enlistara en las campañas militares y compañías volantes por parte de las
haciendas trashumantes.369

El último punto criticó una práctica que llevaba décadas aplicándose en la


región sudeste. La cual era mandar de otros valles, villas o la capital hombres para
conformar las compañías volantes para auxiliar a las haciendas trashumantes del
sudeste. Durante las guerras de alta intensidad en la segunda mitad del siglo XVII
y principios del XVIII el apoyo desde la capital fue en lo económico y humano. De
esta manera todo aquel que se incorporaba a la guerra defensiva no recibía un
salario. Por el hecho de ser zonas fronterizas estaban exentos de impuestos de
alcabalas, a cambio partían a la guerra a su costa y dichas acciones se convertían
en méritos para las peticiones de mercedes. Las haciendas ya contaban con la
protección de los escolteros en los valles de San Antonio y San Cristóbal. Con un
menor número de escoltas en San Cristóbal a comparación de San Antonio. La
fundación de Linares organizó la región político-militarmente a comparación de la
deficiente estructura de San Antonio. Por eso la necesidad de querer fundar una
villa en San Antonio con las mismas características que Linares. De esta manera
se deduce el por qué no se avalaron varios puntos solicitados por el gobernador.

Una forma de mantener estable la frontera fue a través del poblamiento.


Durante el mismo año de 1736, el gobernador Fernández de Jáuregui otorgó

369
DBCAH, AGI-2Q147, vol. 82, págs. 101-105.

174
diligencias de solares en Linares.370 En 1715 se pedía un promedio de cincuenta a
sesenta vecinos para fortalecer la frontera a más de veinte años el cambio había
sido fructífero. No solo para el espacio de Linares, sino también para la misión y
pueblo de indios de San Cristóbal de los Gualaguises. Mientras las antiguas
misiones fundadas por el exgobernador Francisco de Barbadillo estaban en un
lamentable estado. No fueron las misiones de 1715 las que redujeron los choques
violentos, sino la diplomacia como medio de pacificación. Esto fue posible por el
espacio que representó Linares, estratégicamente en aspectos militares o
políticos. En el lapso de veinte años, Linares comenzó a poblarse, los solares
entregados en un inicio a los primeros pobladores, después fueron vendidos a
nuevas personas. Después de la pacificación de la región (1732-1735), la
atracción poblacional fue mayor por las distintas dinámicas económicas. Por lo
que es común ver en la lista de 1736: primeros pobladores y descendencia,
primeros pobladores ausentes y los pobladores que compraron (véase cuadro
4.2).371 Los vecinos se conformaron desde españoles, mestizos, castizos, indios y
mulatos. Mientras la zona rural (haciendas, labores, etc.) continuaba firme con las
propiedades de hacendados locales y las entradas de las haciendas
trashumantes.

Para 1736 se comenzó a reestructurar la frontera con distintos proyectos de


colonización. La paz pactada de 1732 fue un buen augurio y el cual se necesitaba
aprovechar. Esto se debe a que desde 1685 se comenzaron a darse expediciones
a la Bahía del Espíritu Santo. Primero para verificar los rumores de posibles
asentamientos franceses y el segundo expandir la colonización para evitar la
pérdida del territorio ante los estados europeos.372 La provincia de Texas, de
Coahuila, de la Huasteca y el Nuevo Reino de León encasillaron al Seno Mexicano

370
León Gómez, Paños e Hidalguía, 167-168. León Gómez comenta la importancia del poblamiento, en la
ciudad de Huánuco al emigrar los encomenderos a Lima, se temía sufrir ataques por parte de los “infieles
caribes de guerra” por colindar con sus espacios. El capitán Andrés de Deza estructuro todo un plan tanto
político como militar para solucionar el inconveniente.
371
AHM, RC, vol. 64, exp. 21, f. 1-167.
372
Cecilia Sheridan, El “yugo suave del evangelio”: las misiones franciscanas de Río Grande en el periodo
colonial (Saltillo: Centro de Estudios Sociales y Humanísticos, A. C., 1999) 12.

175
con el tiempo, convirtiéndolo en un espacio cual era necesario poblar durante la
primera mitad del siglo XVIII.

Cuadro 4.2
Primeros pobladores desde 1715 y nuevos vecinos hasta 1736.

Continua.

176
Elaboración propia.

En 1685 fue la primera expedición que se dio hacia la Bahía del Espíritu
Santo. Durante el resto del siglo XVII, la mayoría de las expediciones estuvieron a
cargo del general Alonso de León. El conocimiento que se tuvo del espacio de la
banda norte fue escaso, pero a través de distintas excursiones se fue identificando
geográficamente. El principal temor fue que los franceses colonizaran dicho
territorio. Es en 1689 que se estableció un proyecto de colonización para el

177
denominado espacio “provincia de Texas”.373 Para finales del siglo XVII la
presencia francesa era dada por un hecho o al menos dentro del imaginario
político. El gobernador de Coahuila, Francisco Cuervo y Valdés en su petición de
soldados presídiales, hace mención que “los enemigos de la Evropa la
ynfestan”.374 De esta manera el Seno Mexicano fue quedando cercado ante los
espacios coloniales y se convirtió en prioridad durante el siglo XVIII.

La intención de poblar el Seno Mexicano la tuvieron distintos políticos,


militares, misioneros, mineros y ganaderos de las distintas jurisdicciones. Por
ejemplo: Benito Antonio de Castañeda en 1718 realizó una expedición desde la
Huasteca en busca de minerales. Un segundo intento fallido de expedición ocurrió
en 1726, es importante mencionar que dichas excursiones fueron privadas. En el
mismo lapso de tiempo el alcalde mayor de Panuco y Tampico organizó un
proyecto de colonización que resultó en el pueblo de San Antonio en 1727.375 Ya
mencionamos la avanzada misional desde Río Blanco en la segunda mitad del
siglo XVII con las misiones de San Antonio de los Llanos y San Bernandino. De
igual manera la entrada de haciendas trashumantes en el área comenzó a
fortalecer estos espacios franciscanos. La entrada fue Matehuala-Río Blanco-San
Antonio desde la provincia de Charcas. Dentro del Nuevo Reino de León se contó
con tres vías de comunicación que fueron el de Pilón Chico, de Santa Rosa y de
San Antonio (Río Blanco-San Antonio-San Cristóbal).

Los beneficios buscados por las expediciones fueron meramente


económicos; espacios para la ganadería, la minería y el comercio (salinas). Otro
factor fue el avance francés desde la Florida; fue necesario impulsar empresas
privadas para la colonización del espacio desde 1685 en adelante. Primero de
reconocimiento del Seno Mexicano para evitar la entrada de estados europeos y
segundo para poblar a través de la atracción económica.376 Otro aspecto a

373
Varios Autores, “Primeras Exploraciones y Poblamiento de Texas (1686-1694)” en Serie: Historia 6, Ed.
Lino Gómez Canedo (Monterrey: Publicaciones del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey, 1968) 119-126.
374
DBCAH, AGI-2Q145, vol. 72, pág. 5.
375
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 74-76.
376
Olvera Charles, La resistencia nativa, 38-39. Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 19.

178
considerar fue que las provincias de la Huasteca y Rio Verde sufrieron el mismo
efecto que el valle de San Antonio por ser áreas fronterizas. No lograron expandir
la frontera, espacios ganados eran espacios en disputa que terminaban por
despoblarse o vivir acechados ante la guerra viva. Los janambres mantuvieron a
raya sus dominios, no permitieron que su terruño fuera invadido, lo defendieron a
través de la guerra y la diplomacia. Por algo fueron considerados los mejores
guerreros incluso después de la fundación del Nuevo Santander. Un ejemplo: San
Antonio desde 1673 no logró consolidarse ni expandirse y los poblados de indios
olives (pertenecientes a la provincia de la Huasteca) fueron reducidos hasta pedir
protección en Tampico.377

Fueron tres proyectos a grande escala que se ofrecieron para la


colonización del Seno Mexicano antes que el de José de Escandón. El primero en
1736 a cargo del gobernador del Nuevo Reino de León, José Fernández, al que ya
mencionamos y no fue aceptado en todos sus puntos. El segundo de Narciso
Barquín y Montecuesta, ex alcalde de la villa de Valles, quien solicitó: grado
militar, 4,000 pesos por cuatro años, 14,000 pesos para la paga de 50 soldados,
misioneros, uso de salinas y la creación de presidios. El tercero a cargo de
Antonio Ladrón de Guevara, un militar que se encargó de las fronteras del Nuevo
Reino de León desde 1730. En 1738 solicitó: título de gobernador; vecinos del
Nuevo Reino de León para poblar villas, misiones y presidios; la exención de
impuestos, la otorgación de congregas y tierras; y un porcentaje de las salinas.378
Estos proyectos fueron rechazados por la Junta General de Guerra y Hacienda por
representar un gasto a la Real Hacienda.

En 1738 el gobernador Fernández de Jáuregui reestructuró el


financiamiento de la campaña militar. Los cambios fueron significativos en muchos
casos, primero al ver que las campañas pasadas (1733-1736) no fueron fructíferas
por su breve duracion, se buscó el financiamiento privado. Ahora cada hacendado
(hacienda trashumante) brindaría a tres escolteros equipados, mientras los

377
Stresser-Pean, San Antonio Nogalar, 527-529. En 1706, 1718 y 1728 fueron fechas claves donde a través
de la guerra viva y las confederaciones lograron detener y reducir la avanzada de la Huasteca.
378
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 98-99.

179
hacendados locales solo brindarían dos soldados. Esto solo se tendría efecto en
los valles del Pilón, San Antonio y la villa de Linares. De esta manera se buscó
tener un elevado capital humano listo para campañas de cuatro a seis meses. Otro
aspecto fue que de zonas específicas (valles de Pesquería Grande, Labradores y
Río Blanco, real de Boca de Leones, villa de Cerralvo) no se solicitarían hombres
para las milicias vecinales. Los espacios identificados como zonas de peligro
fueron la Sierra Madre, Tamaolipa, Malinche, Gloria, Jabalí, Diente y Cerro del
Aire y parajes inmediatos. Los cautivos se convertirían en botín de guerra siempre
y cuando fueran mujeres, ancianos y menores de edad. A los indios de guerra se
les apresaría con colleras y serían enviados a los obrajes de Querétaro.

Para dicho año, la estructura colonial se modificó creando enemistades


entre vecinos y el sistema de gobierno. Desde 1715 los neoleoneses ya no
gozaban de las congregas; para la fundación de misiones se entregaron vastas
extensiones de tierra y por último la exención del alcabala por ser zona fronteriza
se les quitó en la década de 1730. Antes se tenían motivos para participar en la
guerra, ahora los vecinos solicitaban un salario o algo similar. En un pasado los
hacendados locales aportaban hasta dos soldados para las acciones bélicas. En
las haciendas trashumantes se prohibió que sus escolteros participaran en las
campañas. Cuando en el pasado fueron parte esencial como 1715 en casos
especiales. Ante estos cambios, el gobernador solicitó lo anterior mencionado para
poder obtener el capital tanto humano como económico para la conformación de la
defensa. Como se ha afirmado, dichas campañas no estaban destinadas a desatar
un conflicto a grande escala sino a evitar se concretaran confederaciones y se
viviera una guerra de alta intensidad.

En 1740 las diferencias entre las jurisdicciones del valle de San Antonio y la
villa de Linares eran evidentes. San Antonio contaba con diez españoles, tres
mestizos y tres indios; su misión la componían veinte y un indios entre tlaxcaltecas
y guachichiles, también contaba con un numero de doce indios chichimecas. En el
caso de Linares eran veinte españoles, catorce mulatos y siete indios; la misión de

180
San Cristóbal mantenía siete indios tlaxcaltecas, veinte y cuatro chichimecas.379
Por un lado el aspecto poblacional denotaba la ventaja de Linares, e incluso de
igual manera en las cifras de sínodos que se registraban por las misiones o
curatos. Mientras San Antonio registraba anualmente 300 pesos, Linares recibía
800 pesos.380 Incluso agregando los 250 de Río Blanco, los 200 de Labradores y
los 300 de San Antonio no lograban igualar la cifra de Linares (agregando el
estimado de San Cristóbal sobrepasaba los 1,100 pesos). El gobernador hizo
hincapié en lo siguiente:

“En la expresión que en cada partido he hecho de los vecinos no se incluyen los hijos de
familia, ni los sirvientes que muchos de los vecinos tienen algunos, ni tampoco he comprehendido
los Mayordomos de ovejas, ni sirvientes de ellas, assi por serlo como por que avitan en los
campos, y todos los años salen a tierra fuera, a trasquila, no siendo corto el numero de Jente que
en todas ellas ay, pero de dichos vecinos se puede y debe hacer cargo que la tersia parte se
hallaran con Armas y Cavallos, por que los demás por su cortedad no las adquieren”. 381

Como menciona la cita anterior, el conteo no abarcó toda la jurisdicción de


Linares, Raúl García Flores para 1741 estima 427 habitantes y en un periodo de
casi veinte años calcula los 2,300 habitantes.382 La población fue en acenso al
menos desde la fundación en 1712, logrando crear un espacio fructífero para la
guerra en caso de fracasar la diplomacia. Uno de los objetivos en la fundación fue
de tener una población como autodefensa, la denominación de villa defensiva, en
1715 se estimaban entre 50 a 60 habitantes para 1741 había logrado un
incremento significativo que era sinónimo de hombres destinados a las compañías
volantes. Los escolteros complementaron la defensa en las haciendas
trashumantes e internas, sin embargo en algunas ocasiones fueron parte de las

379
Fernández de Jáuregui, “Descripción del Nuevo Reino,” 89-90. En 1738 una epidemia de matlasagua (tifo
o tabardillo) asecho la entidad el gobernador comenta que más de cincuenta indios entre tlaxcaltecos y
chichimecas fallecieron.
380
Portillo Valadez, Huellas franciscanas en el noreste, 77. Comenta cifras entre 348 a 360 pesos anuales. El
autor comenta le reducción del monto, sin especificar, pero es posible sea cuando se incorpora a la
jurisdicción de Linares entre 1712-1715.
381
Fernández de Jáuregui, “Descripción del Nuevo Reino,” 95.
382
García Flores, “Población, familia y calidad,” 40.

181
compañías volantes.383 Este excedente de población se vio atraído por el proyecto
de colonia del Nuevo Santander, ya que los beneficios que obtendrían fueron los
que en la década de 1730 les arrebataron en la frontera.

La guerra de baja intensidad continuó con el pasar de los años, pero


gracias a las campañas realizadas desde 1733 por el gobernador Fernández se
logró mantener dicho nivel. A través de la diplomacia, Linares logró en 1732
reducir las correrías de varias naciones y la violencia a lo largo de las
jurisdicciones del sudeste. En 1735 en menor medida se continuaba con las
negociaciones, un caso es el de la anciana borrada Andrea y sus familiares que
aceptaron la paz.384 La defensa implementada en dicha villa consistió en los
soldados presídiales, escolteros y los milicianos (milicias vecinales) coordinados
por el alcalde mayor. En San Antonio de igual manera el alcalde o algún
mayordomo organizaron los cuerpos móviles para la recaptura de ganado robado
por las escuadras de indios. Estas compañías volantes se conformaron de
pastores, sirvientes y escolteros de las haciendas trashumantes.385 La propuesta
de campaña del gobernador en turno se enfocó en una guerra preventiva más que
en una que se desencadenara de alta intensidad. Muchas naciones continuaron
de paz, no faltando a su palabra, se les respeto en sus espacios chichimecas pues
varias naciones no se incorporaron a los espacios coloniales.

Un ejemplo de la inestabilidad que diferenció a las jurisdicciones es la visita


a misiones que realizo fray Juan de Lozada en 1739. Mientras la jurisdicción de
Linares se mantenía autosuficiente, las vinculadas a Río Blanco no contaban con
la misma estabilidad. Fray de Lozada no visito Labradores, Río Blanco ni San
Antonio por distintos factores, pero dejo en claro la falta de seguridad. En el caso
de Labradores comentó “no poder pasar a ella por el corto tiempo y fragosidad del
camino” en cambio Río Blanco y San Antonio fue distinto alegando “el riesgo de
que hay de indios infieles, desde la villa de San Felipe de Linares hasta dicha

383
García Flores, “Población, familia y calidad,” 73. Un ejemplo: Juan Bejarano, mulato y escoltero del
rancho de la Barranca, muerto por los indios de guerra en 1733.
384
García Flores, “Población, familia y calidad,” 33.
385
Fernández de Jáuregui, “Descripción del Nuevo Reino,” 96-97.

182
conversión [San Antonio] y la inopia de escolta por la grande seca que en aquel
reino se experimenta” y “no ser posible pasar a aquella [Río Blanco], por el riesgo
de indios y grande seca que se experimenta”.386

Aquí es donde nos enfocaremos en la parte final de este trabajo. Para


finales de la primera mitad del siglo XVIII, distintos aspectos consolidaron un
espacio y desarticularon otro. De esta manera Linares y San Antonio por ser
tierras fronterizas, jugaron un papel importante dentro del sistema interno del
Nuevo Reino de León, de igual manera como espacios coloniales que colindaron
con el Seno Mexicano.

Internamente San Antonio fue una jurisdicción que desde su fundación en


1666 no logró consolidarse ni político y ni militarmente. En cambio, en el ámbito
económico gozó de un mayor número de haciendas trashumantes que su vecino
Linares. Tan solo en el proyecto de campaña del gobernador Fernández se
estiman 17 haciendas.387 Al nunca lograr la fundación de una divisoria baluarte
(1686-1748) su autonomía se fue reduciendo al grado de quedar desarticulado el
valle con la creación de la colonia del Nuevo Santander. La mayoría de los
propietarios eran ajenos al Nuevo Reino de León, por lo que apoyaron a Escandón
y su empresa. Aun en 1739 San Antonio era visto como un área de peligro de
“indios infieles” y quienes se adentraban eran las haciendas trashumantes. Una
posibilidad de la desarticulación del valle de San Antonio, consiste en dos
aspectos meramente económicos. Primero durante un lapso entre 1666-1746 los
Sánchez de Zamora adquirieron bastas propiedades gracias a sus cargos políticos
y militares. Después fueron vendiendo las mercedes adquiridas a los hacendados
que requerían dichos espacios para sus ganados. Con el tiempo los hacendados
fueron solicitando más sitios o los rentaban por temporadas. Por ejemplo, en 1705,

386
Juan Lozada, Cuaderno de visitas de los conventos y misiones del Nuevo Reino de León (Mayo 1739) en
Serie Historia: 11, Ed. Eugenio del Hoyo (Monterrey: Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de
Monterrey, 1970) 3, 12-13. La visita fue en el mes de mayo, era cuando las haciendas trashumantes se
retiraban del Nuevo Reino de León. La mayoría de la población en los valles de San Antonio y Río Blanco
pertenecieron a dichas haciendas. La sequía de igual manera hizo las haciendas trashumantes regresaran
antes a sus lugares de origen. Esto significó una defensa pobre en los valles y un mayor riesgo de ser víctima
de correrías.
387
Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial,” 137.

183
Antonio Tangle de Villegas solicitó más sitios para una segunda hacienda en los
espacios janambres.388 Segundo, estos propietarios buscaban expandir sus tierras
por lo que el proyecto de Escandón garantizo lo que San Antonio no pudo hacer
desde 1666.389 En primera instancia aseguraron la reducción de perdida de
ganado con una seguridad dada por las fundaciones de villas en el Nuevo
Santander y segundo esto represento una inversión segura con grandes
ganancias a comparación con la frágil defensa de San Antonio.

A diferencia de San Antonio, Linares, se consolidó en 1712 durante una de


las épocas de guerra de alta intensidad. Su transformación estructuró un espacio
de guerra y diplomacia que quedo definido entre 1712-1728 ante distintos factores.
Primero, ante la guerra se mantuvo firme a través de sus alcaldes mayores
quienes coordinaron la jurisdicción político-miliarmente. La frontera circular y su
paso a la divisoria baluarte desde 1690 (con la llegada de Sebastián de Villegas
Cumplido) en adelante fueron estructurando las tierras fronterizas en un inicio en
San Cristóbal y después en la frontera este. La guerra fue parte esencial de la
construcción regional, al igual que la diplomacia como continuación de dichos
conflictos. Es hasta 1729 que con fray de Lozada que comenzó la diplomacia, la
cual negocio con distintas naciones desde la sierra de la Tamaolipa hasta las
llanuras janambres. Estas acciones pacificaron ciertos espacios, logrando en
algunos casos adherir naciones al sistema colonial mientras otras continuaron en
sus rancherías alejadas pero en paz. El Nuevo Reino de León ante dicha
pacificación, buscó la manera de continuar con la avanzada así fuera por
proyectos privados o financiados por la corona. Estos avances diplomáticos fueron
aprovechados por personajes como Antonio Ladrón de Guevara quien desde
Linares creo una ruta hasta la Barra para el comercio de sal, el mismo De
Escandón años después en su proyecto de colonia, al pactar con los capitanes
que se encontraban de paz desde 1732 con Linares o Roque de la Barrera quien

388
Arreola Meneses, “Poblamiento y conformación espacial,” 118-129. AHM, C, vol. 32, exp. 11.
389
Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 22, 111. Los autores del libro, comentan que
existieron escolteros, pero su participación fue menor comparada a la de los militares y milicianos. Los
segundos lograron defender la región, cual era la función de los escolteros a finales del XVII y durante la
primera mitad del siglo XVIII en los valles del sudeste del Nuevo Reino de Loen.

184
fue proveedor y pagador de la Compañía de Soldados de las nuevas poblaciones
de la colonia del Nuevo Santander. 390 Linares aportó hombres para la población,
fue zona estratégica en comunicaciones y sus habitantes apoyaron en distintos
aspectos.

Este espacio fungió como bastión para la pre colonización del Seno
Mexicano mientras San Antonio fue un complemento dentro de la estructura
territorial adhiriéndose con el tiempo al Nuevo Santander. Su espacio colindante
estaba pacificado, funcionó como ruta de comercio hacia la Barra y su ubicación
facilitó la entrada al Seno Mexicano. Linares sustituyó el antiguo sistema de
presidios y misiones, por la divisoria baluarte (villa de españoles), siendo el primer
espacio en realizarlo en el Nuevo Reino de León y mucho antes que se aplicara
como modelo a grande escala en el Nuevo Santander. Osante además de Olvera
Charles, Andrews y Hernández Jaimes afirman que dicho modelo fue pionero en la
colonia del Nuevo Santander.391 En el Nuevo Santander fueron grandes
poblaciones las que se instalaron en las villas, sin embargo en Linares solo la falta
de población se convirtió en la desventaja desde su fundación. La población del
Nuevo Santander tuvo que aprender de los hombres de frontera del Nuevo Reino
de León a cómo hacer la guerra y a perfeccionarla.392 Un objetivo de Linares fue
ser coordinada por militares y a través del complemento de un cabildo, mientras
esto no fue similar en el Nuevo Santander por la falta de los segundos y con el
tiempo solo se implementó medio cabildo; algo que tuvieron en común fue que el
poblamiento de la villa proporcionaría hombres para una autodefensa y que fueron
proyectos desde el ámbito privado.393 Esta respuesta fue imprescindible por los
constantes choques violentos de la región y la falta de negociación en ciertas

390
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 85. Olvera Charles, La resistencia nativa, 28-29.
391
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 146. Olvera Charles, La resistencia nativa, 42-43. Catherine y
Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 12-13.
392
José H. Sánchez García, Crónica del Nuevo Santander, prólogo de Candelario Reyes Flores (Ciudad
Victoria: Instituto de Investigaciones Históricas/Universidad Autónoma de Tamaulipas, 1990) 75-77.
393
Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 42-44. García-García, “A medieval frontier,” 62.
García-García comenta que las estrategias aplicadas en la zona de la periferia fueron: una reproducción de lo
que se aplicó en la Reconquista, el uso de militares en la frontera, el uso de presidios, pueblos defensivos,
alianzas con los nativos, etc. Esto se consolido en la figura del colonizador con la autoridad tanto política
como militar y los recursos económicos para poner en marcha proyectos privados.

185
áreas; con el fin de colonizar, estructurar y obtener ventaja de los recursos
naturales.

La jurisdicción de Linares, externamente significó la reducción de


incursiones de escuadras de indios a la frontera. Con la fundación del Nuevo
Santander, fue un sinónimo de expansión desde la perspectiva territorial, ya que
Linares cedió su categoría como tierra fronteriza. Algunos beneficios que Linares
obtendría con la fundación del Nuevo Santander fueron: una reducción casi por
completa de los inconvenientes, ya que estos pasarían a una nueva jurisdicción
ajena y Linares solo apoyaría en ocasiones especiales; poder concentrarse en
aspectos económicos, debido a que después contara con su propia feria y cría de
ganado interno; y por último un aumento demográfico que en el último tercio del
siglo se asimilaría a la población de la capital.394 El comercio logró hacerse con
una reducción de riesgo, desde el sudeste al ámbito regional. Linares se convirtió
en un enclave para el Nuevo Santander, como antes lo había sido para el Seno
Mexicano. Le tomó al Nuevo Reino de León consolidar la frontera sudeste en un
aproximado de casi 90 años (desde 1670), a través de distintos fracasos y
circunstancias en los valles sureños. El Nuevo Santander implemento en corto
plazo su modelo de colonia a través de las villas de españoles o lo que
personalmente llamo divisoria baluarte, mientras al Nuevo Reino de León le tomó
décadas estructurar una institución que sustituyera a las decadentes del presidio y
misión. Linares, en pocas palabras, se convirtió en un espacio de guerra y
diplomacia para enfrentar las adversidades por ser tierra fronteriza.

394
Osante, Orígenes del Nuevo Santander, 82. García Flores, “Población, familia y calidad,” 40. Es importante
mencionar que durante la década de 1760 la población se redujo por la migración al Nuevo Santander; Leal
Ríos, “Linares: primera sede,” 26; y Peña Guajardo, “La cría de ganado menor como eje articulador de la
economía colonial en el Nuevo Reino de León,” 1-25. Peña Guajardo comenta que la mayor parte del
incremento poblacional se consolido gracias a la ganadería como posible modelo de poblamiento. Algo que
no aplica en la villa de San Felipe de Linares por sus peculiares características, dejando a un lado las
instituciones del presidio, misión y la hacienda trashumante. Lo que sí se puede decir, es que décadas
después se adoptó la ganadería como principal modelo económico. Fernández de Jáuregui, “Descripción del
Nuevo Reino,” 81. Catherine y Hernández Jaimes, Del Nuevo Santander, 58. Contar con una feria, fue
símbolo de una articulación económica y en el noreste solo existieron la de Saltillo y Linares. El puro hecho
que Linares contara con su feria, sustenta la hipótesis de una económica emergente, ya que otras
poblaciones como Monterrey, Cadereyta, Cerralvo o Lampazos no lograron estructurarse económicamente.
Monterrey durante la colonia fue la casa del gobernador y el centro político.

186
CONCLUSIONES
En 1748 Linares dejó de ser tierra fronteriza con la fundación del Nuevo
Santander. Desde antes de su fundación, los valles sureños (San Antonio, del
Pilón y San Cristóbal) siempre estuvieron en constante confrontación con las
naciones de la sierra de la Tamaolipa y en cierta medida con las llanuras
janambres. Las estructuras político-militares de las distintas naciones de indios les
otorgaron una ventaja en la frontera durante la segunda mitad del siglo XVII y la
primera década del siglo XVIII. Es con la fundación de una divisoria baluarte que
comenzó a estructurarse la frontera sudeste del Nuevo Reino de León. Linares
representó una solución a la falta de una estructura que sustituyera las antiguas
instituciones obsoletas del siglo XVII. Así es como la misión y el presidio, son
implementados en la divisoria baluarte a través de sus agentes tanto militares
como misioneros.

Desde la guerra de alta intensidad de 1709-1715, Linares representó un


espacio de que logró minimizar la intensidad de la guerra gracias a la compañía
volante bajo el cargo de Sebastián de Villegas y después con la diplomacia de
Juan de Lozada. Las misiones fundadas por Francisco de Barbadillo, solo lograron
minimizar la violencia, pero tras un par de décadas se convirtieron en espacios sin
uso e ineficaces. En cambio Linares, a través de los años, fue consolidándose
política y militarmente. Esto fue primero a través de la guerra desde 1712-1729 (en
las modalidades de alta y baja intensidad). De 1729 en adelante comenzó la
diplomacia, como extensión de las acciones bélicas pero a través del dialogo e
intercambio de beneficios mutuos. Esto se consolidó entre 1732-1735, pero no
dejó de ser primordial en la región, Linares representó la punta de lanza que abrió
brecha en el Seno Mexicano para le interacción de dos culturas. Creando un
puente entre el diálogo y futuros proyectos de expansión económica y poblacional.

En 1735-1736 la guerra de baja intensidad continuó y seguía mostrando su


cruel realidad, las diferencias entre las naciones de guerra y el sistema colonial.
Pero las dinámicas para solucionar el inconveniente fueron distintas. En vez de
desatar una guerra de alta intensidad, se optó por desbaratar los pequeños

187
levantamientos en distintas zonas, resguardando Linares por representar la mejor
carta de la partida y continuar con la pacificación a través de negociaciones. Era
preferible este tipo de medios a vivir una guerra de alta intensidad en la cual solo
se desgastaría la sociedad y la economía sin obtener resultados que beneficiaran
al sistema colonial. De esta manera no se alteraba el orden social ni la inversión
económica a través de las haciendas trashumantes y las nacientes de cría interna.
Esto contradice la afirmación de Patricia Osante, al considerar al Nuevo Santander
como el primer modelo que sustituye a las misiones y presidios. Lo que vemos en
el Nuevo Santander es lo que se implementó en Linares pero a gran escala y que
fue perfeccionándose con el devenir de los años. El futuro de Linares y la región
durante la segunda mitad del siglo XVIII es objeto de estudiarse, pero eso es otra
historia para otra investigación.

188
CONCLUSIONES
En esta investigación se analizó el espacio del sudeste del Nuevo Reino de León
entre los años de 1670-1748. El enfoque empleado es el de Estudios Fronterizos
(utilizado usualmente en Chile o Francia) o también conocido como Borderlands
Studies en la tradición estadounidense. Lamentablemente son escasos los
trabajos de dicha corriente en México. Otra especialidad que ayudó a
complementar y comprender el espacio interno fue el estudio de Modelos de
Poblamiento de la escuela mexicana.

El interés por estudiar dicho espacio durante ese periodo histórico surge
cuando me percaté de la escasez de investigaciones recientes sobre la periferia
de Nuevo León; casi todos los estudios actuales se limitan al centro político del
Monterrey colonial. En realidad los estudios coloniales sobre Nuevo León son
escasos; más aún lo son aquellos que se enfocan a la periferia de esta provincia y
contados son aquellos que lo hacen desde los estudios fronterizos.

Esta es una investigación que parte prácticamente desde cero: las referencias
bibliográficas para la región sudeste fueron escasas o bien, o se hallaban fuera del
ámbito académico y aportaban más bien datos descriptivos y locales que
interpretaciones o teorizaciones historiográficas. La búsqueda en distintos archivos
enriqueció esta investigación y ayudaron a comprender la posición del espacio
estudiado en aspectos locales y en ámbitos regionales. Para comprender mejor la
frontera, fue necesario analizar la guerra viva y la diplomacia. De tal manera
espacios, actores y sus instituciones fueron vitales para darle forma a esta tesis.

Estos cuatro capítulos me permitieron adentrarme en la problemática y


estructuración geopolítica de la región. El estudio de la estructuración territorial fue
necesario para adentrarse en el espacio y tiempo de esta investigación. De esta
manera se analizaron los espacios fronterizos, tanto coloniales como chichimecas;
se estudió el tipo de instituciones empleadas: las misiones, los presidios, los
pueblos de indios, entre otros. De igual manera, se estudió cómo los nómadas
usaron las sierras, el uso de guerrilla o la política a manera de aspectos de
defensa y ofensiva. Consecuente se analizaron los actores de mayor importancia,

189
esto no quiere decir los demás no la tuvieron, pero han sido trabajados por
especialistas. Militares y misioneros ya han sido objeto de estudio.

Como se vio, los indios de guerra, los escolteros y los janambres


mantuvieron una organización político-militar que funcionó entre 1670-1748. La
guerra viva transformó la frontera y su impacto en el intercambio interétnico. Ante
sus distintas modalidades de conflicto también la diplomacia fue parte de estas
relaciones, de ahí que los últimos apartados de esta investigación se enfocaran en
la necesidad de la implementación de la divisoria baluarte. Con el tiempo, los
distintos valles buscaron reorganizar sus espacios y la región a través de dicha
institución, pero la guerra y la diplomacia no favorecieron siempre a estos
espacios. Como menciona David Weber, esto siempre dependió del espacio y
tiempo de los distintos grupos para concretar sus objetivos y relaciones culturales,
en este caso como sucedió en el sudeste del Nuevo Reino de León.395

La tesis buscó ofrecer nuevas herramientas y perspectivas de investigación


en varios aspectos. En primer lugar, se ofreció un modelo, sencillo pero útil, que
permite estudiar los distintos espacios coloniales y sus fenómenos en la frontera:
de esta manera se logró insertar la región sudeste en un modelo de poblamiento.
Para lograr esto, fueron necesarias tanto la visión del colonizador, como la del
nómada y la de las instituciones y prácticas culturales de este último. Es un
complemento de espacios controlados, casi controlados y no controlados desde
ambas perspectivas, donde compartieron sólo los periféricos (casi controlados). El
uso de conceptos como “frontera circular” y “divisoria baluarte” permitió
comprender el espacio sudeste, que se caracterizó por la falta de presidios, villas y
la decadencia de las misiones.

En segundo lugar, esta investigación otorgó un lugar a los espacios


nómadas, con sus instituciones y sus agentes. Las prácticas de guerra y el tipo de
encasillamiento que llegaron a vivir en lo cultural como lo social y la diplomacia
fueron clave de esta investigación. Mi visión del mitote, difiere de lo conocido
hasta el momento. Las crónicas de la colonia y la documentación en los distintos
395
Weber, “Turner, the Boltonians,” 66-81.

190
archivos reforzaron mi postura ante dicha institución nómada. La denominación de
junta, asamblea o mitote, siempre se concretó en una serie de pasos para la
creación de confederaciones entre distintas naciones. Su evolución va a diferir del
siglo XVII y el XVIII casos como los que se dan con las naciones del norte a los
janambres en el sudeste.

Los janambres ejercieron una guerra, es hasta 1732 que aceptan


oficialmente la paz, ya que desde 1673 mantuvieron una política de cero
diplomacia. Fue a través de sus instituciones y agentes, que lograron una
expansión a finales del XVII y un control político-militar en la primera mitad del
XVIII. Los janambres han sido solo actores secundarios en estudios relacionados
al Nuevo Santander, donde son tomados en cuenta solo después de la segunda
mitad del siglo XVIII. En cambio en el Nuevo Reino de León son mencionados en
una crónica de Sánchez de Zamora en el último tercio del siglo XVII. Este estudio
pretendió complementar lo poco hallado en fuentes secundarias y fuentes
primarias, para dar una nueva visión que considere a los janambres como objeto
de estudio y no como elemento accesorio. La estructura político-militar de los
janambres, su expansionismo, su desprecio por lo sedentario, el miedo infundido
en otras naciones y su cultura cazadora-recolectora les brindó amplias ventajas
en la guerra y en la diplomacia, razón fundamental del porqué el valle de San
Antonio no logró estructurarse político-militarmente.

Otro punto que ha referido esta tesis ha sido el relacionado a los escolteros,
hombres que a través de las haciendas llenaron el vacío del presidio y de sus
soldados. Fueron una especie de seguridad privada, y que a la par, participaba en
excursiones para la recuperación de ganado robado. En casos especiales,
llegaron a ser parte de grandes campañas militares o hasta de compañías móviles
especializadas en el patrullaje de la frontera en los momentos de mayor tensión.
Gobernadores como Fernández de Jáuregui vieron en ellos un fuerte potencial
militar en casos de campañas militares y los integraron a sus filas. Esto fue
comprensible ya que las largas distancias entre los presidios y los valles del
sudeste, hicieron ineficaz la comunicación y protección del área. Fueron parte de

191
los hombres de la frontera, quienes se especializaron en combatir a las naciones
de indios en tiempos de guerra. De esta manera, fueron sustituidos por los
escoltleros. Con la fundación del Nuevo Santander, el uso del escoltero continuó,
ya que los hombres que hicieron de su cultura la guerra fueron los que enseñaron
a los recién llegados a las nuevas tierras fronterizas. Los escolteros dejaron de ser
parte esencial para la organización defensiva durante la segunda mitad del siglo
XVIII y su participación en conflictos se redujo a algunas escaramuzas. El tema de
los escolteros tiene que ser estudiado con profundidad, especialmente en el área
sudeste, donde tuvieron mayor peso.

La guerra viva, como concepto acuñado en siglo XX, es obsoleto y no


ayuda a identificar el verdadero conflicto en la región. En su lugar, preferí medir la
guerra por sus niveles de intensidad. Esto nos hace posible ver que la guerra fue
parte de la cultura en ambos espacios, tanto en el del colonizador como en el del
chichimeca. Sin embargo, esto no impidió que se establecieran relaciones
interculturales y comerciales. Incluso, aprender de la cultura de la contraparte fue
necesario para sobrevivir en la frontera. Los misioneros, hacendados, militares y
escolteros pronto comprendieron que era preferible la entrega de tabaco, ganado y
mercancías baratas para evitar las perdidas ante conflictos de alta intensidad. De
igual manera los nómadas, vieron oportunidades para integrarse en los espacios
coloniales y tomar ventajas de ello, mientras otros aceptaron la paz, continuando
viviendo en sus espacios y colaborando comercial y militarmente. Los beneficios
fueron mutuos tanto para los agentes coloniales como para los nómadas en sus
distintos espacios. Pensar en la guerra viva como un conflicto de a diario, es
cerrarse a posibilidad de la comprensión de las relaciones económico-culturales
de los dos lados de la frontera imaginaria.

El objetivo principal de las jurisdicciones fue estructurar el sudeste a través


de una divisoria baluarte. El valle de San Antonio nunca logró consolidarse como
la cabeza del sudeste, a pesar de haberlo intentado durante toda la segunda mitad
del siglo XVII y durante el XVIII, por lo que fue absorbido por los espacios del
Nuevo Santander. Los hacendados ausentistas vieron una mejor estabilidad de

192
sus intereses en la región al consolidarse este último territorio. Esto permite
entender el por qué se integraron éstos al nuevo espacio y porque nada pudo
impedir dicha adhesión: la mayoría eran hacendados ausentistas o vecinos que
apoyaron la fundación de una villa de españoles. Al colindar con los janambres fue
imposible avanzar y atravesar sus espacios pues estos últimos personajes
fungieron como el mayor impedimento de consolidación y expansión para el
sistema colonial. Su política de cero diplomacia fue un problema recurrente.

El valle de Pilón experimentó una situación similar en la guerra, pero se


benefició con pactos de paz temporales que dieron los borrados de la sierra de la
Tamaolipa. El inconveniente de dicho valle fue el estar sobrepasado
jurisdiccionalmente por el valle de San Cristóbal, ya que la meta era un espacio
que funcionara teóricamente como presidio en la frontera. Las largas distancias de
los presidios del norte fueron un impedimento para la protección de los valles
ganaderos del sur. El valle de Pilón represento los mismos inconvenientes por dos
motivos: las largas distancias para llegar a San Antonio y no estar ubicado en la
zona de conflicto. Los espacios coloniales no lograron sobrepasar las fronteras
naturales del Seno Mexicano por contar con una estructura débil y frágil en la
periferia: las llanuras janambres y las sierras de las Tamaolipas (nueva y vieja).

El valle de San Cristóbal comenzó a estructurarse desde 1690 al utilizar la


frontera circular para la protección de espacios, y la misión de San Cristóbal. Esta
estrategia fue efectiva pues los ataques en el valle se redujeron a comparación al
espacio de San Antonio. Durante el conflicto de 1709-1715 se fundó San Felipe de
Linares, lo que consolidó el espacio a través de una divisoria baluarte. La
decadencia de las misiones en 1685 y la lejanía de los presidios dieron lugar a la
necesidad de una nueva institución. Así es como San Felipe de Linares en un
lapso de no mayor de veinticinco años afianzó la periferia sudeste.

San Felipe de Linares apuntaló el sudeste en diferentes lapsos de tiempo.


Durante 1712-1728 fue esencial en la guerra (1709-1715) como punto fijo político-
militar. Francisco de Barbadillo utilizó dicho espacio para llevar el control de su
pacificación, con la fundación de nuevas misiones y repoblación de las antiguas.

193
El proyecto de Barbadillo y Victoria sólo redujo la intensidad del conflicto
momentáneamente pues con los años la mayoría de familias en las misiones
fueron tlaxcaltecas, y los chichimecas reducidos no eran superiores en número. Se
puede inferir que Linares fue la punta de lanza para una pacificación mejor
consolidada en la región debido a que, teóricamente, fungió como un presidio
durante los conflictos de alta y baja intensidad a cargo del sargento mayor
Sebastián de Villegas Cumplido y después con los siguientes alcaldes mayores.
De Villegas Cumplido consolidó la divisoria baluarte como un proyecto privado con
el apoyo de distintos hacendados y colaboradores. Fue quien organizó el espacio
político y militarmente desde 1690 hasta 1717 e incluso se encargó de la
compañía volante creada por Barbadillo especializada para vigilar la frontera. No
es gratuito el hecho de que quien llevo las cuentas de hombres por haciendas y
armamento haya sido Sebastián de Villegas: su contacto con hacendados en la
región le hizo el hombre indicado para dicha tarea.

La diplomacia se logró gracias a fray Juan de Lozada, entre los años de


1729 a 1735. Este religioso pacificó los espacios de la sierra de la Tamaolipa e
incluso a las llanuras janambres. Distintas naciones aceptaron la paz, unas se
integraron al sistema colonial, otras permanecieron en sus espacios. Durante y
aún después se dieron algunos conflictos de baja intensidad e incluso varios de
estos lograron pasar al siguiente nivel por lapsos cortos de tiempo. La diplomacia
se implementaba por un lado, mientras que por el otro se desbaratara todo tipo de
levantamiento, confederación o similares en la región. El objetivo principal era
evitar un conflicto como el de 1709-1715. Fue una estrategia que dio resultados, al
grado que para 1736 las peticiones emanadas desde distintas jurisdicciones del
sistema colonial para colonizar el Seno Mexicano no cesaban. Juan de Lozada fue
de los principales diplomáticos en el proyecto de Francisco de Barbadillo en 1715.
Tanto de Lozada como de Villegas fueron hombres que conocieron la región, sus
problemáticas y las vías de solución. Antes de la llegada de Barbadillo y Victoria,
cada uno trabajaba en su propio proyecto independiente, de Villegas en la
fundación de San Felipe de Linares y de Lozada en los espacios de la Tamaolipa.
De Barbadillo no fue el gran “pacificador”, como se ha considerado, sino un

194
hombre que tomó ventaja de los dos distintos proyectos para trabajar su itinerario.
De esta manera actores históricos como Sebastián de Villegas Cumplido o Juan
de Lozada quedaron bajo la sombra Francisco de Barbadillo, aunque fueron ellos
los principales “pacificadores” de la región sudeste.

El poblamiento de San Felipe de Linares se incrementó hasta llegar a


consolidarse en una autodefensa. Fue de los principales objetivos de la fundación
en 1712, en cambio las misiones fundadas por De Barbadillo no cumplieron con su
objetivo a largo plazo. San Felipe de Linares fue la primera villa defensiva en
fundarse en el siglo XVIII en el Nuevo Reino de León, ya que la última había sido
la de Cadereyta en la primera mitad del siglo XVII. Los agentes coloniales vieron
en ese espacio el avance para la pre colonización del Seno Mexicano: primero,
reduciendo la intensidad de la guerra, después con la diplomacia mezclada con un
control de conflictos en la región para, consecuentemente, pasar a los proyectos
de colonización. El gobernador Fernández de Jáuregui en sus informes tanto al
virrey como el rey sugería la colonización aprovechando la pacificación
establecida en la periferia de Linares.

El proyecto de colonia de José de Escandón fue sólo una continuación de lo


iniciado en San Felipe de Linares. Esta postura contradice autores que ven al
Nuevo Santander como el primer proyecto en el cual se remplaza a la misión y al
presidio por villas de españoles. Patricia Osante en su trabajo de Orígenes del
Nuevo Santander 1748-1772 comentó que el proyecto del Nuevo Santander fue el
primero en su tipo, y en donde las misiones o presidios perdieron protagonismo.
Después, autores como Fernando Olvera Charles, Catherine Andrews y Jesús
Hernández Jaimes continuaron reproduciendo dicha hipótesis. Esto podría tener
dos razones: la primera es que no contaron con un referente académico de dicho
espacio pues la mayoría de las investigaciones eran de tipo descriptivo. La falta de
investigación en el Nuevo Reino de León, especialmente en su periferia ha
provocado que varios académicos caigan en errores comunes o verdades poco
acertadas; y aunado a este par de situaciones, se sigue trabajando sobre una
hipótesis que separa zonas de contacto cuyo estudio es inexacto, como es el caso

195
de los análisis hechos por Patricia Osante en la década de los noventa del siglo
pasado. Como he demostrado, San Felipe de Linares fue el primer espacio en
reemplazar al presidio y la misión ante distintos factores, a través de la guerra y
diplomacia en la frontera del sudeste y por ultimo como motor principal de la pre
colonización del Seno Mexicano. Aseguro esto pues José de Escandón negoció
con las naciones que habían pactado la paz en 1732 con los espacios de San
Felipe de Linares. Su entrada fue a un espacio pacificado y negociado a través de
un estimado de ochenta años. El proyecto de San Felipe de Linares o de divisoria
baluarte como espacio de guerra o diplomacia y después como pre colonizador
fue esencial para la estructuración de los espacios fronterizos y para el Nuevo
Reino de León.

Considero que esta investigación sea la puerta de entrada para las


siguientes indagaciones del área sudeste. La necesidad de nuevas generaciones
de investigadores que ofrezcan las interpretaciones de las lagunas históricas de la
región es una realidad tajante. Mi interpretación del sudeste a través de la escuela
de estudios fronterizos está lejos de ser la única y de ser irrefutable, pero pretende
ayudar a comprender ese pasado tan oscuro y desconocido para académicos
como para la sociedad en general. San Felipe de Linares recobrará, al menos en
este trabajo, su importancia histórica, la cual se opacó con los trabajos de la
colonia del Nuevo Santander.

196
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ARCHIVOS Y COLECCIONES DE MANUSCRITOS

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Serie Monterrey (SM)

Archivo Histórico de Monterrey (AHM)

Protocolos (P)

Ramo Civil (RC)

Archivo General de la Nación (AGN)

Indiferentes Virreinales (IV)

Indios (I)

Historia (H)

Reales Cedulas (RC)

Reales Cedulas Duplicados (RCD)

Benson Latin American Collection, University of Texas, Austin, TX (BLAC)

Pablo Salce Arredondo Collection (PSAC)

The Dolph Briscoe Center for American Studies, University of Texas, Austin, TX (DBCAS)

Archivo General de Indias (AGI)

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