La ideología de género es el término empleado por el autor para hacer referencia
una serie de comportamientos, que este considera antinaturales y que atentan
contra las costumbres y principios básicos sobre los cuales se sustentan las tradiciones y reglas humanas y biológicas. El autor, menciona que la ideología de género nace en la llamada época de la posmodernidad, en la que es una moda hablar de la muerte de las ideologías, es decir, dar de baja aquel sistema de creencias que se sustentaba en la defensa de costumbres o conceptos que se consideraban la verdad absoluta sin cuestionamiento.
Habiendo entonces el autor hecho una introducción al concepto, nos transporta a
las implicaciones culturales de esta ideología. Según el autor, el problema principal de la ideología de género es que esta se sustenta en muchos supuestos que no pueden ser comprobados, y que al contrario de los postulados que critican que sí tienen un sustento técnico, tan fundamentales como lo es la biología y demás postulados de carácter científico que durante siglos han buscado explicar las razones que han llevado al ser humano a ser lo que hoy es. Sin embargo, el autor no se detiene solo en las discusiones fundamentadas en materia biológica, sino que menciona los errores en los que la ideología de género, intencionalmente cae, y es que, según el autor, las personas que promulgan y practican la ideología de género, mediante el idioma, quieren inducir ideas falsas. El ejemplo más claro reside en la palabra para denominar las características sexuales que determina el sexo de la persona. Los ideólogos de esta ideología manifiestan que sexo y género son palabras distintas y engloban por tanto conceptos diferentes, acorde a esta idea, el género es un concepto cultural que responde a imposiciones hechas por las figuras de poder hetero-patriarcales hacia las minorías que decían sentirse no representadas por el sexo que a su cuerpo tratan de imponerle a través de dogmas. En este sentido, el autor es muy enfático y vehemente cuando asegura que aquello es una estrategia idiomática errada que es utilizada para justificar esa realidad desalineada a la que se acogen los partícipes de esta ideología. El autor es contundente, el género y sexo, son en definición lo mismo, un precepto biológico, no una idea basada en eufemismos y poesía posmoderna. El autor, de manera amplia, expande hacia nosotros una generosa bibliografía en la que consulta desde la perspectiva de la ideología de género, el como funciona, el como piensa y el como se ampara a través de la Constitución Política del 91 como la norma fundamental que respalda su sistema de creencias, para posteriormente desmentirlas o cuestionarlas con también amplia bibliografía o astucia interpretativa de la norma que menciona la supuesta protección a esos derechos en los que se ampara la ideología de género. Para el autor, la ideología de género, no es más que una moda que llega en un momento de extrema debilidad de las costumbres y su aplicación y sola presencia representa un peligro para la estabilidad de la sociedad, ya que el autor considera que esto puede llegar a trascender planos que terminen no solo dañando la cultura, sino al Estado como institución al verse doblegado antes las irracionales demandas de las personas que acobijados en esta ideología se ponen en la tarea de interpretar las normas aplicando el contenido vacío de la mencionada.