Você está na página 1de 5

ANÁLISIS DE TEXTO

EL SOCIALISMO Y EL HOMBRE EN CUBA


Ernesto ‘che’ Guevara

Por

Santina Farías

Ernesto Guevara, argentino nacido en 1928, más conocido como Che Guevara fue
un médico de profesión que además ejerció como político, periodista y escritor. Participó
como ideólogo y comandante en la Revolución cubana (1953-1959) para luego participar
del gobierno en cargos de índole económico y diplomático. Luego de intentar extender la
lucha armada no sólo por América latina sino que incluso en África, fue asesinado a manos
del Ejército boliviano en colaboración con la CIA en 1967.
El texto presentado se encuadra en su viaje a la República del Congo en su afán de
extender el proceso revolucionario en forma armada, el cual resultó ser un fracaso total y
que él mismo reconocería a su regreso a América. Es una carta sin receptor definido pero
que menciona ‘los lectores uruguayos’. Busca esclarecer la formación y definición del
‘hombre’ en el proceso socialista que se estaba llevando a cabo en Cuba. Contiene una serie
de argumentos y reflexiones al respecto, teniendo como centro al individuo, “actor de ese
extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia
de ser único y miembro de la comunidad”.
Debemos hacer una salvedad primera antes de continuar y es la total ausencia de la
mujer en su texto (salvo una frase en donde menciona que deben ser parte del sacrificio
pero sin especificar tarea) , por lo que, a concepción de quien escribe, cuando Guevara se
refiere a “hombre” no lo debemos entender sólo como ser humano sino también como
género, planteando que analiza todo desde una perspectiva masculina del proceso
revolucionario, considerando que son ellos quienes participan directamente y son los
protagonistas, relegando a las mujeres a tareas domésticas o no confrontacionales al
momento de llevar a cabo las metas propuestas por el socialismo revolucionario.
Hecha la aclaración anterior, podemos ver que Guevara plantea dos momentos en el
proceso que se ha llevado a cabo durante los últimos 12 años (1953 – 1965) y reconoce que
en un primer momento todo ha dependido de la individualidad, con nombre y apellido, en
la lucha y enfrentamiento en la Sierra Maestra y respecto de sus capacidades – individuales
– dependerá el éxito o el fracaso del proceso. Además sitúa al individuo como protagonista
al momento de la denominada “proletarización del pensamiento” y es a través de esta
actitud lo que llevará a desarrollar el hombre del futuro.
Ahora bien, en un segundo momento del proceso, Guevara reconoce que aparece
una idea de lo colectivo, la denominada “masa” y que es la nueva protagonista de la
transformación social en camino al socialismo real y que deja fuera al individuo como
centro, transformándose el Estado en este nuevo partícipe importante. Es así como éste
ahora interpreta los deseos de la masa y los aplica, ordenando y estableciendo políticas para
el normal desarrollo de la revolución, siendo seguidos de forma disciplinada por el pueblo,
pero que de equivocarse – el Estado – la masa dejará de ser tan disciplinada y dejará de
seguir u obedecer las instrucciones entregadas.
Existe otro vicio para que el proceso, liderado por el Estado y sus cúpulas
gubernamentales tengan éxito y es la ‘contaminación’ en la que se encuentran las personas
producto del proceso capitalista al que han estado expuestos y han vivido durante todos
estos años. Es por esto que Guevara plantea la idea de educación como forma principal para
formar al denominado ‘hombre nuevo’, el cual, claramente, se encontrará fuera de la
enajenación capitalista, sin poseer aquel deseo intrínseco de la acumulación, la adquisición
de bienes materiales por la búsqueda de placer o realización personal sino más bien, se
encontrará con el deseo del trabajo colectivo, de la realización como grupo, comunidad, la
cual se educa y se recrea a través de la cultura y tiene a esta última como su forma de
felicidad y realización particular.
Como es la educación el medio para lograr esta meta, se propone que sea toda la
sociedad un gran conjunto que se convertirá en una gigantesca escuela, utilizando para esto
el aparato educativo estatal el cual traspasará la cultural general, la técnica e incluso la
ideología por medio del Ministerio de Educación y por supuesto, el mismo Partido.
Lamentablemente, reconoce Guevara, este proceso no es llevado adelante de la
misma forma por todos y existen grupos que él considera – de vanguardia – y otros que se
encuentran más retrasados y son estos, principalmente, de los que hay que preocuparse, ya
que no están trabajando por la revolución sino que se encuentran detenidos y se deben
educar e incluir en toda la maquinaria socialista revolucionaria.
El problema para que se lleve a cabo toda esta educación y creación del ‘hombre
nuevo’ es que estos se encuentran, como ya se dijo, ‘contaminados’ y aunque eduquemos a
quienes participan de la revolución, siempre tendrán el germen del capitalismo o en
palabras de Guevara, poseen ‘el pecado original’, por lo que se centra en la “arcilla
maleable” que posee la sociedad cubana: la juventud. Se considera que estos no sólo deben
ser educados de forma ‘completa’ sino que además deben reconocer el valor del trabajo,
siendo incluidos en tareas de orden diario y desde los primeros tiempos de su existencia.
Para finalizar, Guevara analiza nuevamente al individuo, pero esta vez para crear
conciencia de lo que le ha tocado vivir y que es su responsabilidad ser parte de la
revolución, ya que “sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio, conoce el
sacrificio”. Este individuo revolucionario tiene conciencia de lo que es necesario hacer, la
lucha por salir de la constante necesidad por obtener algo a cambio de una libertad total, la
cual se asocia a la cultura, el arte y la igualdad.
Concluye Guevara con algunos puntos esenciales de su pensamiento revolucionario
el cual incluye el derramamiento de sangre como forma o método de alcanzar la revolución
(considerándolo algo inevitable), la existencia de sacrificios particulares y colectivos, la
importancia de la juventud como masa maleable y sin ‘pecado original’ que se puede
convertir – a través de la educación – en este hombre nuevo y que asocia al verdadero
socialismo que se quiere instaurar en Cuba.
Todo lo anterior lo podemos ver no sólo como una simple carta o declaración de
ideales sino más bien como el establecimiento de una visión aplicada como política al
proceso revolucionario cubano y que tiene como esencia la idea de ‘renovar’ el
pensamiento y seguido de éste, del actuar de quienes participan de esta nueva sociedad
cubana. Sin mayor profundidad se observa que la idea de educar, sobre todo a las nuevas
generaciones es un proceso natural en revoluciones que buscan cambiar el funcionamiento
de la sociedad en sus diversos aspectos, tanto políticos, económicos, culturales, etc y se
convierten en un discurso repetitivo porque se tiene conciencia de que, sino se educa, el
cambio no se podrá realizar, producto de visiones enraizadas y costumbres o forma de
actuar que van en contra de lo que se quiere cambiar o renovar.
El modelo cubano fue influenciado por revoluciones y movimientos anteriores,
principalmente el acaecido en la Unión soviética y su cambio paradigmático desde aquella
sociedad agro-campesina liderada por una familia real a un nuevo modelo liderado por
organizaciones proletarias que convergen en un partido (comunista) y tienen normalmente
la figura de una persona como líder máximo de éste proceso. De esta forma, al igual que los
soviéticos, los cubanos buscaron cambiar la sociedad por una de tipo socialista con el ideal
de renovar a las personas, liberarlas de sus necesidades consumistas y de esa forma, ser
personas integrales y felices de actuar en comunidad y por el bien común.
Lamentablemente el ideal establecido por estos actores y su afán de transmitirlo a través del
mismo aparato del Estado y su educación formal e informal va en contra de esencias
humanas mucho más arraigadas que un simple modelo económico.
Guevara se equivoca al querer establecer la figura de un ‘hombre nuevo’ a través de
una educación, que en muchos casos se plantea como coercitiva, adscribiendo a un modelo
de ‘sacrificio’ de las personas por lograr el cambio ya que estas personas tienen, per se, una
necesidad infinita respecto de sus deseos y son contrarios a una idea de sacrificarse. La
individualidad está en la evolución humana y si somos seres gregarios es producto de una
necesidad de protección y sobrevivencia, pero al momento de una amenaza siempre ha
imperado el afán individual y el ‘sálvese quien pueda’, dejando de lado todo clamor
comunitario y de participación societal.
Además, se comete otro error al plantear esta idea del hombre nuevo: considerar
como ‘hombre’ a la figura de género masculino heterosexual capaz de tomar las armas y
participar del proceso revolucionario. De esta forma, se deja de lado a no sólo a las mujeres
como ente esencial en una sociedad, sino que además se restringe a participar a todo aquel
anciano, homosexual o persona que no cumpla con los cánones ‘perfeccionistas’ que
Guevera deja entrever. El niño o joven no es necesariamente partícipe de esta revolución,
sino que es parte del futuro, es aquel que será el hombre nuevo, pero en la actualidad se
reduce a ser educado y participar en la medida de lo que su educación le permita.
Ahora bien, estos vicios de discurso no son exclusivos de Guevara y de procesos
como el cubano sino que se encuentran por todas partes del mundo en cualquier momento
que se quiso lograr generar un cambio normalmente por la fuerza. Quienes no sostienen
armas o ‘corrompen la moral’ como se le atribuye al homosexual no pueden ser parte de un
grupo que busca ‘renovar’ la sociedad ya que, al igual que el capitalista, tiene una especie
de ‘pecado original’ que es muy difícil de corregir producto de sus vivencias y costumbres
tan arraigadas en su mente.
Cuando se excluye a un grupo tan importante de personas (mujeres, niños, ancianos,
enfermos, homosexuales, etc.) en el proceso revolucionario que busca ‘convertir’ la
sociedad y además se va contra la esencia individualista del ser humano, esto cae en la
utilización de la fuerza y el sacrificio humano ya no es particular sino más bien desde el
Estado y sus aparatos represivos quienes a través de la coerción (en sus distintas formas
conocidas) buscan mantener el control de la población y así sostener este nuevo modelo que
se busca instaurar. Hablamos entonces de una dictadura, la cual se instala y quiere utilizar
la educación para reproducir su ideal y convencer a las personas que es la forma ideal y
mejor de gobernar, que aquel individuo no es capaz de reconocer lo que es mejor para él y
es el Estado quien se encargará de enseñarle cómo debe vivir y qué considerar bueno o
malo, a pesar de la miseria en la que se puedan encontrar o lo infeliz que se sienta cada día
al despertar.
A pesar de todo lo anterior y los vicios de discurso que posee Guevara en el texto no
podemos juzgar su pensamiento desde una perspectiva contemporánea ya que las realidades
y el contexto no son el mismo, siendo esto un análisis realizado desde la actualidad pero sin
querer establecer reglas de conducta o formas de discurso correctas a la hora de querer
instaurar una nueva sociedad. El ‘che’ soñó un mundo distinto, correcto o incorrecto, eso
siempre será tema de debate y nacimiento de las más fuertes pasiones entre quienes
defienden o atacan a quien ideó, junto a otros, ‘un mundo mejor’.

Você também pode gostar